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Venezuela: Escuelas municipales crean estrategias para formar a los niños desde cada uno de sus hogares

América del Sur/Venezuela/05-04-2020/Autor(a) y Fuente: diariodelosandes.com

En vista de la situación que ha ocasionado la presencia de la pandemia Covid-19 a nivel mundial, y en la que cada uno de los ciudadanos debe permanecer en sus hogares por resguardo y protección, la alcaldía capitalina crea estrategias con los docentes municipales para continuar con la educación de los niños y niñas de San Cristóbal.

Por ende, el alcalde Gustavo Delgado en conjunto con la dirección de educación municipal, establecieron de acuerdo al nivel de estudio continuar con el segundo lapso de los niños de las ocho escuelas municipales, promoviendo de esta manera la formación permanente a pesar de las dificultades.

Informó Rosmary Escalona directora de Educación municipal, que cada uno de los docentes creó un plan a distancia, que se lleva a cabo a través del envío digital de cada una de las actividades diarias, para que los niños con apoyo de cada uno de sus padres lo realicen desde sus casas.

–Lo que queremos es que los pequeños de la casa continúen formándose, además que se cumple con el sistema de evaluación, por lo que sus representantes deben cumplir a diario con el envío de material audiovisual (fotos y vídeos) para que cada docente puede realizar la respectiva evaluación antes de finalizar este lapso escolar en el mes de abril—dijo Escalona.

Finalmente, la profesora Escalona hizo hincapié que quedándonos en casa podemos continuar formando a los niños y niñas, por lo que agradeció la receptividad y el compromiso que han demostrado los padres y representantes, en la disposición y en el amor que colocan en cada uno de sus niños, lo cual se ve reflejado a diario en las distintas actividades enviadas a los docentes.

Fuente e Imagen: https://diariodelosandes.com/site/escuelas-municipales-crean-estrategias-para-formar-a-los-ninos-desde-cada-uno-de-sus-hogares/

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Pedagogías emergentes para el confinamiento: episodio cero

Por: Educación 3.0

Más de 10 millones de estudiantes se han visto forzados a aprender desde sus hogares y miles de docentes están trabajando desde sus casas. Por eso, para Fernando Trujillo, profesor de la Universidad de Granada y miembro de Conecta13, es el momento de hablar de pedagogías emergentes. En este artículo introduce el nuevo proyecto en el que se ha embarcado: una revisión crítica de estas metodologías que publicaremos en EDUCACIÓN 3.0 y que contará con la colaboración de los participantes del Máster en Innovación Educativa de la Universidad Carlos III.

En un texto de 2012, Jordi Adell y Linda Castañeda definían las pedagogías emergentes como “el conjunto de enfoques e ideas pedagógicas, todavía no bien sistematizadas, que surgen alrededor del uso de las TIC en educación y que intentan aprovechar todo su potencial comunicativo, informacional, colaborativo, interactivo, creativo e innovador en el marco de una nueva cultura del aprendizaje”. A continuación analizaban los rasgos de estas pedagogías emergentes y mencionaban, entre otros, que las pedagogías emergentes siguen un modelo de “innovación abierta del usuario” porque, entre otras cuestiones, “el modelo de innovación abierta del usuario se ajusta mucho mejor a lo que sucede en educación que los modelos de innovación centrada en los productores y las teorías de difusión de la innovación “arriba-abajo”.

Es tiempo de pedagogías emergentes

En este sentido, este tiempo de confinamiento es también un tiempo de pedagogías emergentes. Más de diez millones de estudiantes se han visto forzados a aprender desde sus hogares y muchos miles de docentes están trabajando, también desde sus casas, con mucho tesón y con sus propios recursos, para proporcionarles las mejores oportunidades de aprendizaje posibles dadas las circunstancias.

En este contexto, muchos docentes están realizando la transición desde una escolarización presencial a una enseñanza a distancia a través de las TIC mientras se preguntan, al mismo tiempo, o bien cómo transferir su metodología de enseñanza a un entorno diferente o bien cómo enseñar de una manera distinta para un contexto distinto. Sin lugar a dudas, este es el reto más importante al cual se ha enfrentado nuestro sistema educativo y nuestro profesorado en nuestra historia reciente: de las respuestas que encontremos no solo depende el aprendizaje de nuestros estudiantes durante el confinamiento, sino también el sentido último de este curso escolar o incluso el futuro de nuestro sistema educativo, que no puede olvidar esta experiencia una vez que el confinamiento haya acabado.

pedagogías emergentes

Desde esta perspectiva, a lo largo de los próximos días un grupo de profesionales, participantes en el Máster en Innovación Educativa de la Universidad Carlos III, hemos decidido convertir nuestro trabajo en el módulo sobre Pedagogías Emergentes en una experiencia abierta de aprendizaje-servicio. Así, hemos confeccionado un listado de propuestas educativas emergentes, hemos buscado información de calidad sobre ellas en revistas científicas, hemos detectado ejemplos válidos de estas propuestas y nos comprometemos a pensar cómo podemos transferir y usar esas “pedagogías emergentes” en estos tiempos de confinamiento.

Obviamente, nuestra propuesta no implica aceptación alguna por parte de nadie. No pretendemos imponer ninguna forma de enseñar ni tampoco queremos enseñar nada a nadie: el profesorado en nuestro país tienen experiencia suficiente para saber cómo responder al reto actual. Nuestro único objetivo es ofrecer nuestra reflexión sobre pedagogías emergentes de manera abierta para enriquecer el debate acerca de cómo enseñar en estos tiempos excepcionales que estamos viviendo. Si algo de lo que decimos sirve de ayuda o da que pensar, nos alegraremos. Si no es así, cualquier opinión sobre las propuestas pedagógicas que comentaremos será bienvenida. La discrepancia y la disidencia nos hacen avanzar a veces más que un acuerdo que no se ha sometido a crítica.

Así pues, comenzamos aquí nuestra revisión crítica de las pedagogías emergentes para el confinamiento con la esperanza de que la reflexión pedagógica sea tan fructífera y duradera como breve sea el confinamiento.

Referencias: Adell, J. y Castañeda, L. (2012). Tecnologías emergentes, ¿pedagogías emergentes? En J. Hernández, M. Pennesi, D. Sobrino y A. Vázquez (coord.). Tendencias emergentes en educación con TIC. Barcelona: Asociación Espiral, Educación y Tecnología. págs. 13-32. ISBN: 978-84-616-0448-7. Disponible en https://digitum.um.es/digitum/handle/10201/29916.

Este artículo forma parte de un proyecto de aprendizaje-servicio coordinado por el profesor Fernando Trujillo Sáez y Conecta13 dentro del Máster en Innovación Educativa de la Universidad Carlos III, la Fundación Estudio y la Institución Libre de Enseñanza.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/pedagogias-emergentes-para-confinamiento-episodio-cero/

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Jaume Carbonell: Y cuando vuelvan a clase ¿qué?

  • En este regreso habría que considerar medidas excepcionales, como las promociones automáticas de curso, el aprobado general en la universidad -no sería la primera vez que pasaba- o la supresión de las pruebas de selectividad, dando por buena la nota media del bachillerato.

Escuela en casa

Me acuerdo, de ello hace ya un par de décadas, que tuve ocasión de hacer un par de reportajes a fondo sobre esta modalidad educativa, muy minoritaria en nuestro país, pero bastante extendida en otros lugares como Estados Unidos. La visita suscitó enormes debates sobre la legalidad de esta iniciativa: sobre si se garantiza el derecho no a la escolarización, por supuesto, pero si a la educación. Otro interrogante que se planteaba en el reportaje era el de hasta qué punto estos niños y niñas compensaban este encierro solitario con otras formas de socialización en el tiempo extraescolar y de ocio.

Pero no es esto lo que hoy me viene a la memoria sino quiénes eran estos educadores y cómo organizaban el proceso de enseñanza. La tipología de estas y otras familias respondía a un perfil muy definido: personas de clase media, con estudios y un apreciable nivel cultural, que ya entonces ejercían el teletrabajo o se dedicaban a tareas relacionadas con el ámbito artístico y artesanal. Vaya, que la pareja podía combinar perfectamente su trabajo con el acompañamiento educativo intensivo. Además, disponían de amplios y amables espacios tanto interiores como exteriores. Me sorprendió el ambiente relajado, cómo estos niños podían trabajar con autonomía, la cantidad de recursos de que disponían y cómo se movían por distintos espacios: ahora tomaban un libro de la biblioteca y se ponían a leer, en otro momento comentaban un documental sobre la naturaleza, hacían ciencia en la cocina u observaban las temperaturas y los cambios del tiempo e, incluso, colaboraban en algún trabajo artesanal del padre o de la madre.

¿Sería posible esta educación en hogares de cuarenta o cincuenta metros cuadrados, donde apenas penetran los rayos de luz y sin ningún espacio exterior, y donde a veces conviven tres generaciones o donde niños o adolescentes están a cargo de un solo miembro familiar? En viviendas sin conectividad ni con un solo libro. Y con madres y padres sin apenas estudios, que durante el curso las pasan canutas para ayudar a sus hijos en los deberes y tareas escolares, sin capacidad ni recursos, con dificultades insalvables para ejercer el teletrabajo, cuando disponen de esta posibilidad, o que son despedidos temporalmente con la ansiedad e incerteza que los vuelvan a contratar cuando termine esta pandemia.

Pienso estos días en esta amplia diversidad de familias: en cómo las pertenecientes a las clases medias -donde pesa tanto o más el nivel cultural que la posición económica- se reinventan creativamente con esta extraordinaria lluvia de ofertas culturales y escolares tecnológicas virtuales -muchas de gran calidad- a las que ya están acostumbrados, aunque ahora se disparen exponencialmente y con carácter gratuito. Y pienso en las familias trabajadoras, sobre todo en las que padecen la pobreza y la exclusión social o la bordean, para quienes el coronavirus no hace sino visibilizar e intensificar aún más sus habituales situaciones de sufrimiento, vulnerabilidad y desigualdad: esta depende con frecuencia del código postal. Si, la desigualdad va por barrios y se acrecienta en épocas de crisis, epidemias y otras desgracias colectivas. Llueve sobre mojado.

Un retorno a las aulas lento y distinto

Algunos estudios muestran que la brecha en el rendimiento educativo crece durante las vacaciones de verano, debido a que las niñas y niños de clase media y alta participan en actividades culturales y lúdicas más estimulantes que la infancia de la pobreza, con la pertinente intervención, acompañamiento y ayuda familiar. Muy probablemente también esto sucederá cuando el alumnado vuelva a sus centros.

¿Cuándo y cómo será este regreso? Mi ignorancia y la imprevisibilidad no me autoriza a decir nada al respecto. Pero sí pienso que es recomendable rebajar la presión sobre lo que conviene recuperar para compensar el tiempo perdido y sobre las evaluaciones. A las criaturas y jóvenes, y a sus madres y padres, se les han pedido muchos sacrificios, con bastante sufrimiento y con medidas excepcionales. También en este retorno cabría considerar medidas excepcionales, tales como las promociones automáticas de curso, el aprobado general en la universidad -no sería la primera vez que ocurre- o la supresión de las pruebas de selectividad, dando por buena la nota media del bachillerato. La lista de propuestas es larga y se presta a todo tipo de adaptaciones e interpretaciones. En cualquier caso, no es el momento de volver a las rutinas convencionales en situaciones normales, porque la normalidad se ha roto por los cuatro costados.

¿Qué se me antoja como prioritario? Atender con la máxima ternura y eficiencia tres de las funciones que, históricamente y en la actualidad, cumplen las mejores escuelas renovadoras para atender al alumnado tras acontecimientos especialmente dolorosos: el cuidado, la conversación y la solidaridad. Lo primero es la acogida del alumnado, un acto de celebración acompañada de abrazos y de aproximaciones demasiado tiempo reprimidas, mediante un: ¿Cómo os encontráis? colectivo, y un “¿Cómo estás”, individual, porque las vivencias han sido distintas. Y, tras la acogida, la conversación, en círculo, abierta, libre y espontánea, con mucha escucha, respetando los silencios. Dentro del aula, y si puede ser en el patio o dando un paseo o en pleno bosque, tanto mejor. Es el momento de expresar y compartir miedos, angustias, estados de ánimo, tensiones, incertidumbres, sus momentos felices y los más duros. Y un montón de experiencias vividas. De que cada persona cuente su tiempo subjetivado. De generar empatía y estrechar vínculos.

Y, claro está, es el momento de las preguntas, de interrogarse, siempre en función de cada tramo educativo, qué ha ocurrido, por qué ha ocurrido, si las medidas que se han tomado eran las más adecuadas, qué consecuencias ha tenido, cómo han actuado tanto las administraciones como la ciudadanía, cuáles son las necesidades básicas y cuáles las prescindibles respecto al consumo, cómo se han gestionado los conflictos, qué hemos aprendido en todos los sentidos, y qué horizontes de futuro se abren. Especialmente interesante, más allá de las estadísticas del dolor, es visualizar las iniciativas solidarias y de ayuda mutua que han surgido durante estos días, poniendo el foco en aquellas nuevas que puedan promoverse como colectividad, en las que el alumnado puede participar, activando la colaboración y ayuda mutua.

Los nuevos hábitos obligados del confinamiento han creado nuevas formas de vida, con cotidianidades familiares más próximas, saludables, ralentizadas y humanizadas -no siempre, porque ya he dicho que las situaciones son variopintas y algunas quizá se han convertido en un infierno-, con una disminución extrema de la contaminación.
Hay dos libros que, a tenor del confinamiento, he releído parcialmente, porque me parecen extraordinariamente oportunos, ahora más que nunca: Elogio de la lentitud de Carl Honoré, y Elogio de la educación lenta de Joan Domènech. Dos obras hermosas y complementarias que ponen el foco en la tensión entre el cronos -la obsesión por la celeridad, la medición y la urgencia- y el kairós, otro modelo de vida que apuesta por la pausa, la reflexión y la vivencia intensa del presente, que trata de resistir a la presión que ejerce ya desde la primera infancia el consumo veloz y precoz de una oferta sobrecargada de estímulos, contenidos, oportunidades y bienes de todo tipo. Es el movimiento slow que logra liberar el tiempo secuestrado y que nos recuerda, por ejemplo, que en educación, menos es más, que hay que devolver tiempo a la infancia o que tenemos que repensar el tiempo de las relaciones entre las personas adultas y la infancia y adolescencia.

Reforzar el Estado del Bienestar, las redes de solidaridad y la cohesión del profesorado

Me viene también a la memoria el espléndido documental de Ken Loach El espíritu del 45, que cuenta cómo en Gran Bretaña, tras la emergencia generada al término de la II Guerra Mundial, el Partido Laborista puso todo su empeño para salir de la pobreza y alumbrar una sociedad más justa y fraternal. Fue el nacimiento del Estado del Bienestar, con la nacionalización de algunos servicios públicos básicos. Otros países europeos, sobre todo los nórdicos, bajo la estela de la socialdemocracia, siguieron por esta senda. Eran años en que el capitalismo keynesiano de rostro humano priorizaba la acción del Estado y amortiguaba las embestidas del mercado. En la década de los 80 este sistema empieza a agrietarse, de modo más brusco o ralentizado, con la irrupción del neoliberalismo que campa a sus anchas con una consigna inequívoca: más mercado y menos Estado.

En España, donde todo llega tarde y con menos energía, también disfrutamos de las mieles del Estado del Bienestar con una sanidad pública más que digna, pero todo se vino abajo con la cadena de privatizaciones que empezaron a imponerse en algunas comunidades autónomas a modo experimental y que fueron permeando el conjunto del Estado, con procesos de privatización incontrolados y vergonzantes en sanidad, educación y servicios sociales. La estocada final la dieron los recortes en estos ámbitos, que aún no se han revertido. Por eso, la sanidad no puede atender a tantos enfermos y, ya antes del coronavirus, las listas de espera se eternizaban, por no hablar de una salud mental colapsada: lo estuvo tras la crisis y a buen seguro que volverá a estarlo tras la pandemia. Por eso muchos servicios sociales autonómicos y municipales, carentes de personal, están saturados. Y por eso se acrecientan en la educación los procesos de segregación y exclusión social, sin recursos para atender la tan cacareada atención a la diversidad y la educación inclusiva, y con una enseñanza universitaria encarecida que pone en serias dificultades a los estudiantes más precarios para proseguir sus estudios. Hace ya tiempo que la movilidad y el ascensor social se han detenido.

No estamos ni salimos de una guerra como en el caso de Gran Bretaña, pero sí de una situación de emergencia en la que esta pandemia nos ha mostrado la fragilidad del actual sistema capitalista. Sí, claro está, se arbitrarán medidas de choque social, más o menos adecuadas y de menor o mayor magnitud, pero puede que estas medidas coyunturales sean, a la larga, del todo insuficientes. Porque son las estructuras del Estado las que hay que cambiar, con un creciente protagonismo y mayor intervención sobre el sector privado -incluidas algunas nacionalizaciones- para que la brecha de la desigualdad no se acreciente, para no consolidar esta nueva clase social del precariado y, en definitiva, para poder atender con recursos y solidez, los derechos sociales de toda la ciudadanía, en tiempos excepcionales o no. Porque el COVID-19 puede ser solo la chispa de una crisis económica estructural largamente anunciada.

Pero a la necesaria soberanía democrática del Estado cabe añadir la no menos imprescindible fortaleza de la sociedad civil y de los movimientos sociales a través de las redes de fraternidad y solidaridad. Ya existen en muchas ciudades, barrios y pueblos. Luchan por la emancipación de la mujer, contra el cambio climático, para enriquecer el capital cultural de toda la población, para atender a los colectivos más vulnerables, para abrir nuevos espacios de participación y empoderamiento social y para mejorar las condiciones de vida de cada persona y de su entorno cotidiano.

Durante estos días se suceden nuevas muestras de solidaridad, homenajeando al personal sanitario desde los balcones, convertidos en el espacio más emblemático de comunicación, fiesta, música y resistencia; creando redes de apoyo para las personas más aisladas y necesitadas; activando la creatividad para confeccionar mascarillas o emprender múltiples iniciativas, con pequeños detalles como el de algunas floristerías que, para evitar que las flores se marchiten hacen ramos de flores y los dejan a la entrada de las casas. Los pequeños detalles también son poderosos. Sería bueno que este poso solidario trascendiera tras la pandemia y generara nuevas redes de solidaridad estables o alimentara a las ya existentes.

¿Y qué decir de la educación? ¿Qué lecciones estamos aprendiendo estos días? ¿Cómo vivirá el profesorado el coronavirus y la pospandemia? Puede que también la situación les ayude a estrechar sus relaciones, a cuidarse y a cohesionarse como colectivo. Una cohesión necesaria para afrontar nuevos y viejos retos, como el de garantizar el derecho a la educación -no el de la mera escolarización- a toda la población, comprometiendo tanto los poderes públicos como a los diversos agentes educativos y sociales para que las actividades extraescolares, el acceso al mundo de la cultura y del ocio más creativo y humanizado estén al alcance de todas las infancias y adolescencias. Para que, en situaciones cotidianas habituales y excepcionales, todos y todas puedan disfrutar de las mismas oportunidades.

Un deseo final: que el árbol del coronavirus, de raíces profundas y ramas que se extienden hasta el infinito, no nos impida ver el bosque donde habitan tantos seres humanos ignorados, discriminados y sometidos a todo tipo de privaciones: Inmigrantes y refugiados, mujeres amenazadas y maltratadas, el creciente precariado, las personas mayores desatendidas en sus hogares, la infancia excluida de la pobreza o la juventud sin futuro.

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Educación en Casa: El primer bachiller con discapacidad se graduó en Oruro

América del Sur/ Bolivia / 20.05.2019/ Fuente: abyayala.tv.bo.

 

El 2018 un joven de la ciudad de Oruro logró terminar el colegio gracias al programa “Educación en Casa”, constituyéndose en el primer bachiller con discapacidad en el marco de este programa.  Había logrado estudiar hasta el 5to de secundaria, cuando comenzó a presentar un problema por la flacidez de sus músculos, por lo que tuvo que abandonar sus estudios, según informó el viceministro de Educación Alternativa, Noel Aguirre.

El viceministro Aguirre, destacó que los maestros se inscriben a este programa de manera voluntaria, hasta la fecha se cuenta con alrededor de 250 maestros que brindan clases a domicilio. El programa “Educación en Casa” permitirá continuar con sus estudios a 900 personas con discapacidad grave y muy grave en esta gestión.

Fuente de la noticia: http://abyayala.tv.bo/index.php/2019/05/15/educacion-en-casa-el-primer-bachiller-con-discapacidad-se-graduo-en-oruro/

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En Sudafrica: La educación en casa es una alternativa viable.

Africa/Sudafrica/mg.co.za/Louise Schoonwinkel

Desde su legalización en Sudáfrica en 1996, la educación en el hogar ha estado en un camino de crecimiento constante. Según el censo de 2011, había 56 857 niños escolarizados en casa. Recientes estimaciones no verificadas han puesto este número en 100 000.

Como el mayor proveedor de educación en el hogar del país, Impaq tenía solo 400 alumnos en 2002. 
Este número aumentó a 16 000 en 2018 y se espera que supere los 18 000 en 2019.

Este crecimiento se ha producido en el contexto de un panorama educativo cambiante.

Tradicionalmente, la educación en el hogar ha apelado a una variedad de necesidades, desde atletas infantiles profesionales que tienen horarios de entrenamiento exigentes hasta familias que viajan regularmente. También es para los niños que viven lejos de las escuelas, como en las zonas agrícolas remotas.

Pero se está convirtiendo en una alternativa viable para los padres que luchan para que sus hijos sean colocados en escuelas, donde la alta demanda ha llevado a espacios limitados e incluso al hacinamiento.

El departamento de educación básica está trabajando arduamente para abordar estos problemas, pero la educación en el hogar puede ayudar a aliviar esta demanda en nuestro sistema escolar.

Lo que es importante tener en cuenta es que los alumnos que se unen a proveedores de planes de estudios como Impaq siguen el mismo plan de estudios y la Declaración de política de evaluación que sus compañeros de la escuela. También están sujetos a los organismos examinadores supervisados ​​por Umalusi, como el Instituto de Evaluación Integral de Sudáfrica y la Junta de Examen Independiente. Debido a esto, un alumno educado en el hogar puede regresar a una escuela tradicional en cualquier momento.

Para los padres que están considerando educar a sus hijos en el hogar, es fundamental considerar varios factores que pueden hacer que tal esfuerzo funcione.

La primera es que los padres deben estar preparados para asumir una mayor responsabilidad por las necesidades de aprendizaje diarias de sus hijos.

Es importante utilizar un proveedor que proporcione un cronograma y una estructura de lo que se debe hacer y cuándo.

También se proporcionarán libros, incluidas las evaluaciones que deben completarse con el niño.

Los padres también obtienen guías de facilitador detalladas, que les dicen cómo enseñar una materia.

Es esencial que los niños educados en el hogar practiquen los conceptos que están aprendiendo. Si un niño está haciendo esto, se hará evidente muy rápidamente si hay un concepto que el niño no está entendiendo.

A muchos padres les resulta más fácil enseñar un programa de estudios de grados tempranos como el grado 1, pero a medida que los niños avanzan más alto en los grados, estos padres generalmente buscan la ayuda de un tutor. Hay cientos de tutores en todo el país y son independientes de los proveedores de educación en el hogar.

Aunque los tutores ofrecen una mayor asistencia, es importante recordar que los padres deben asumir la responsabilidad de la educación del niño hasta el grado 9. Esto significa que el tutor está allí para recibir apoyo adicional, pero no puede hacerse responsable de todo.

Según la ley, un padre debe registrar al niño en el departamento de educación.

Hacer educación en el hogar tampoco significa que un niño se pierda actividades sociales y de integración cruciales. De hecho, la educación en el hogar puede aumentar esto porque los niños pueden tener más tiempo para participar en varias actividades extracurriculares e interactuar con una variedad de compañeros. Por ejemplo, hay comunidades de educación en el hogar que organizan deportes y otras actividades como el debate. Incluso hay despedidas matriciales.

Con todo, la educación en el hogar puede ser una experiencia enriquecedora para padres e hijos, pero requiere un cambio de mentalidad.

Antes de dar el salto, tanto el padre como el niño deben estar listos para asumir las responsabilidades que conlleva este tipo de aprendizaje.

Louise Schoonwinkel es la gerente general de Impaq, una subsidiaria del Grupo FutureLearn

Fuente: https://mg.co.za/article/2019-03-01-00-home-education-is-a-viable-alternative

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España: ¿Debe permitirse la educación en casa?

Europa/ España/ Por: Isaías La Fuente/ Fuente: cadenaser.com.

¿Es legal educar a un hijo en casa, al margen del sistema de enseñanza? El Tribunal de Estrasburgo ha avalado a Alemania en su disputa con unos padres a los que retiró parte de la autoridad parental para escolarizar a los hijos, que estaban siendo educados en casa. En realidad el Tribunal no dice que la escolarización tradicional sea la obligatoria, lo que sostiene es que el Estado tiene poder para imponerla. Así que la cuestión queda donde estaba. En algunos países como Alemania la educación en casa seguirá siendo ilegal, en otros como el Reino Unido, legal, y en España, alegal.

Quienes la defienden esgrimen la libertad de los padres, el bienestar de sus hijos y la calidad de la educación que, en el hogar, puede personalizarse al máximo.Quienes defienden la escolarización tradicional ponen en valor la socialización de los pequeños, la homologación de los conocimientos adquiridos como factor de igualdad, la responsabilidad del Estado y su eficacia: la educación obligatoria y pública ha sido un factor determinante para el desarrollo personal y social. De momento, los primeros son minoría, mientras la tendencia general suele ser la contraria: ampliar la escolarización pública. Pero me temo que el debate no ha hecho más que empezar.

 

Fuente de la noticia: https://cadenaser.com/programa/2019/01/11/la_ventana/1547220819_348833.html

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