Por: Daniel Comin
La atención educativa al alumno con autismo es un reto en todos los sentidos. No es fácil, requiere de esfuerzo continuado por parte del docente, obliga a recapacitar y a reflexionar sobre todo lo que se pensaba era correcto. Nos hace replantear casi todo lo que nos dijeron sobre técnicas educativas. Pero, y siempre hay un pero, conseguir que un alumno con autismo progrese adecuadamente, hará que todos nuestros otros alumnos aumenten su rendimiento ¡Increíble, verdad!
Y es que, para todo docente, los retos deben ser un acicate, algo que excite hasta la última neurona. No es simple el tener que cambiar nuestra estructura mental de técnicas educativas, el rehacer todo nuestro modelo, ese que pensábamos que funcionaba tan bien, y empezar a plantearnos el ¿y si lo estuve haciendo mal desde el principio?
La docencia es algo maravilloso, es quizá uno de los trabajos que más satisfacciones pueden dar a un profesional. Pero a su vez, y aunque muchos no lo crean, es una profesión extremadamente difícil. El docente se enfrenta a diario a mil y un desafíos. Muchos los impone el propio sistema educativo, que por norma general es el gran enemigo de los alumnos y los educadores. Son sistemas creados por políticos basados en dogmas y que pretenden diseñar planes fantásticos que normalmente acaban siendo un desastre, aunque afortunadamente para el responsable político, siempre podemos culpar al docente del fallo del sistema. A veces, hasta tendrán razón. Cosas de la estadística.
Como en cualquier otra profesión habrá excelentes, buenos, normales, mediocres y malos profesionales. Pero la docencia requiere de cierto nivel vocacional, sea este previo o sobrevenido ¡Y ojo a las vocaciones sobrevenidas! Quizá alguien acabó en la docencia de rebote, pero no era consciente de lo emocionante que es enseñar, si tienen un colega con ese perfil, quizá sea una buena idea ayudarle a descubrir esa pasión. Y a los docentes que les apasiona su trabajo, quizá el sistema se empeñe en ponérselo todo bien difícil. No importa, hay que ser inmunes al desaliento, el resultado merece la pena.
Pero, ¿y cómo abordo el reto de unos alumnos a los que no entiendo y para los que nadie me formó? Pues aquí van algunas idea y recomendaciones sobre los aspectos más importantes a conocer sobre el alumno con autismo, indistintamente de si tiene altas capacidades o si requiere de mucho apoyo, de si tiene 5 años o 16.
¿Qué aspectos son los que generan mayores problemas para el alumno con autismo?
LA COMUNICACIÓN
Está fuertemente afectada, en casos de niños pre-verbales quizá su nivel de compresión del lenguaje verbal sea muy bajo. A pesar de que alguien les haya dicho que en realidad el niño lo entiende todo, la probabilidad de que esto sea cierto, es muy baja. Para entender los déficits comunicativos haremos un breve repaso a las carencias y sugerencias para resolverlas.
Niños pre-verbales:
Los apoyos visuales son básicos, su capacidad de comprender el lenguaje verbal puede estar afectada, el lenguaje es algo rápido y que requiere de un proceso instantáneo. Imaginen que ustedes están en un pequeño pueblo del Pakistán, donde sólo hablan urdu, idioma del que usted no tiene ni idea, para entenderse necesitará usar gestos, dibujos, expresión gestual, etcétera. Bien, pues esto es lo mismo. Imagine que su alumno no habla español, así que deberá dar esos apoyos para que exista una comunicación funcional, es decir, el niño entiende su petición y usted la suya.
Pueden crear secuencias temporales visuales, que son una forma de explicar qué va a suceder a continuación, o qué esperamos que el niño haga. Si realizamos una asamblea al inicio del día, pongamos ese apoyo visual al niño, donde le explicamos qué vamos a llevar a cabo y qué sucederá después, de esa forma no solo explicamos qué pasa ahora, estamos anticipando al niño qué sucederá después. Usemos esos refuerzos visuales de forma que el niño pueda tener tiempo para procesar la información ¿Recuerdan su estancia en el pueblo de Pakistán? Seguramente para explicar cualquier cosa todo les llevó más tiempo que si hubieran dominado el urdu. Tengan paciencia. Además tienen un recurso de apoyo estupendo en el aula ¡los otros niños! Ellos pueden ser un factor determinante, además será una vía fantástica de establecer lazos sociales, algo que veremos más adelante.
Demos apoyos puntuales a lo largo del día, a veces, si requerimos de un momento de silencio, quizá un sencillo post-it con una cara silenciosa sea más que suficiente (apenas nos llevará 10 segundos realizarlo), estos aspectos de dar estructura, anticipar, apoyar la acción presente y futura nos serán tremendamente útiles. Vale, nos obliga a preparar el material de forma previa en muchos casos, pero es nuestro trabajo, y ¡ojo!, les puede resultar muy útil para generalizar contenidos para todos los alumnos.
Pueden crear un calendario para el aula, donde aparezcan las actividades del día. Paneles informativos, etcétera, pero ojo a la saturación, no se trata de crear los relieves de la tumba de Tutankamon, un exceso de información también puede ser contraproducente. El uso de TEACCH como metodología para el aula da buenos resultados y ayuda a estructurar también los espacios.
Niños y adolescentes con buen desempeño verbal:
Aunque parezca mentira, los apoyos visuales les van a seguir siendo útiles, no importa si son capaces de tener un discurso verbal perfecto, la probabilidad de que tengan un mal proceso de instrucciones verbales es muy, pero que muy elevada.
Cuando el alumno con autismo no atiende adecuadamente, o nos da una respuesta inadecuada, no es porque nos estén desafiando, probablemente nuestra petición estuvo mal formulada. Hay un aspecto importante, la literalidad. Deben contender con ella a todos los niveles.
Se puede dar el caso que entremos en el aula y los alumnos estén revolucionados. Damos la orden verbal del tipo “¡Chicos, silencio, siéntense que la clase va a empezar!”, y todos los alumnos hacen caso menos uno, que sigue dando vueltas y saltos por clase, obviamente nos va a desestabilizar nuevamente el aula. Muchos pueden pensar que es una conducta desafiante. Bien, rebobinemos. Entramos nuevamente en clase, sabemos que Carlos tiene autismo, nos dirigimos a él, lo tomamos por los hombros, lo paramos, y decimos “Carlos, préstame atención, la clase va a empezar, debes sentarte y preparar tu material” y a continuación decimos al resto “¡Chicos, el resto lo mismo, siéntense que empieza la clase!”. Algo tan sencillo como esto puede generar grandes cambios. A su vez podemos apoyarlo con el post-it del momento, o con un material que ya tenemos preparado.
Es importante poner bien los enunciados en las pruebas que realicemos ¿recuerdan los problemas de la literalidad del lenguaje? Pues si le damos un par de vueltas a los enunciados, seguramente mejoraremos la capacidad de comprensión de todos nuestros alumnos. Docentes que han realizado estos pequeños cambios metodológicos ven como estas modificaciones impactan de forma positiva en TODOS sus alumnos.
LOS DESÓRDENES SENSORIALES
El autismo tiene un fuerte componente sensorial, cada niño puede ser distinto, pero será raro el niño con autismo que no presente algún tipo de desorden sensorial. Estos pueden ser auditivos (con hipersensibilidad), táctiles (no se dejan tocar), visuales, propioceptivos (problemas de percepción corporal) o vestibulares (inseguridad gravitacional). Y pueden presentarse de forma independiente o combinados. Los problemas sensoriales van a impactar de mil formas diferentes. Desde un mal control postural, impulsividad (No confundir con hiperactividad), inatención (No confundir con déficit de atención), excitación y nerviosismo,…, de tal forma que pueden hacer que la estancia del niño en el aula sea muy compleja para él, y por extensión para todos los demás. Entender los desordenes sensoriales en el autismo es fundamental, básico, imprescindible. Quizá no podamos resolverlos, para eso están los especialistas en integración sensorial, pero sí podemos hacer pequeños cambios en la rutina que nos ayuden un poco a mejorar el bienestar del niño.
Tienen muchas información sobre los aspectos sensoriales aqui. Es una buena idea compartir información con los terapeutas del niño, ellos nos pueden dar trucos y pautas en función de las necesidades específicas del niño. Pero hay algunas ideas generales que nos pueden ser útiles con casi todos.
La hipersensibilidad al sonido es bastante frecuente, vemos como el niño se tapa los oídos y lo más normal es que a partir de ese momento esté bastante nervioso. Podemos usar apoyos visuales para que el propio niño nos advierta de que hay mucho ruido y que eso le molesta, quizá al principio al niño le cueste asociar ese exceso de ruido con el apoyo visual, pero con un poco de paciencia lo conseguiremos. Cuando veamos que está demasiado saturado, podemos buscar un lugar más tranquilo donde tenga tiempo a “reponerse” sensorialmente, también podemos hacer que cambien la sirena o timbre de aviso por música, es algo realmente sencillo. Podemos usar unos auriculares a modo de “tapón” auditivo, o sencillamente unos sencillos tapones, conseguimos reducir el nivel del sonido que el niño percibe. Usen su creatividad, hay muchas opciones que podemos usar.
Cuando el niño se muestra inquieto y movido, puede ser porque sencillamente necesita moverse, ya sea para relajarse, o porque sus sensaciones corporales están alteradas, y requiere de esa ubicación espacial. Podemos o bien, darle un espacio físico y de tiempo, o incluso proponerle actividades que le obliguen a moverse. Con lo cual podemos matar dos pájaros de un tiro.
Muchas veces se sientan mal, tienen un mal control postural, quizá usar un balón como los que se usan para hacer ejercicio puede ser de ayuda, incluso para su impulsividad motora. O utilizar otro tipo de sillas (esto último suele ser complicado en un colegio público por aquello de los presupuestos).
FUNCIÓN EJECUTIVA
En el autismo, y también en el TDAH, las funciones ejecutivas presentan fuertes déficits. Es importante conocer en profundidad todo lo relacionado con las mismas y las técnicas educativas existentes para reforzar este déficit. Y ¡ojo! No importa si es de alto o bajo funcionamiento, el problema está en todos los casos. En mayor o menor medida. Y nuevamente, si establecemos trabajos en el aula para mejorar la función ejecutiva, TODOS los alumnos se van a beneficiar.
Pueden usar modelos de aprendizaje colaborativo, de forma que, combinado con apoyos visuales y la fuerza del grupo, mejorar estas carencias. El trabajo en grupo bien organizado siempre es una buena idea.
Pueden apoyarse en el servicio de orientación educativa para que les suministren material y metodología, que la hay y mucha.
ESTADOS EMOCIONALES
Cada día adquiere más y más relevancia todo lo relacionado con la educación emocional, y obviamente, los alumnos con autismo no son una excepción. Un modelo educativo que contienda adecuadamente con los aspectos emocionales del alumno va a ser muy adecuado también para el alumno con autismo.
Es muy habitual que el alumno con autismo sufra de aislamiento social por parte de sus compañeros. El uso de sociogramas nos va a ser muy útil, incluso para detectar casos de niños que puedan estar en una situación social similar. En algunos centros educativos esto es algo que forma parte de la rutina diaria, en otros jamás los han hecho. Pues son extremadamente útiles, el costo en tiempo es muy bajo y el económico puede ser cero. Disponer de estos mapas de relaciones de los alumnos nos va a dar una poderosa herramienta para el aprendizaje social. Y no solo de los alumnos con autismo.
La sensación de fracaso del alumno con autismo es algo muy habitual, más de o que debiera. Es importante reforzar la autoestima del alumno. Pero ojo, si ponemos al alumno al fondo de la clase y pensamos que se va a esforzar para recuperar puestos, quizá acabe el curso en el fondo de la clase. En muchos casos estos alumnos requieren de un continuo apoyo emocional, de creer firmemente en ellos. Da igual si sacan un 3 o un 10 en un examen, lo importante es valorar el esfuerzo que el alumno lleva a cabo. El sistema de evaluación es tremendo, evalúa la capacidad de un alumno por cuanta información pudo retener para superar un examen, si al otro día la olvidó toda da igual. Aquí es donde nuevamente el docente marca la diferencia ¡Márquenla! No piensen que el alumno no se esfuerza porque no quiere, a veces sencillamente no tienen ni la motivación ni el motivo. Habrá pues que darle ambas. No podemos permitir que el alumno no desee acceder a situaciones de aprendizaje significativo por el mero hecho de que su estado anímico es malo. Tengan fe en ellos, crean en ellos.
También hay que ser cuidadoso con la sobre-exigencia, si pedimos algo imposible para el alumno en un momento determinado, podemos inducir un modelo de indefensión aprendida, incluso de forma inconsciente. Creer en ellos es básico, pero conocerlos para que adquieran conocimientos a su ritmo y en base a sus capacidades también.
Todos estos aspectos frenan la interacción social del alumno con autismo, el resto de compañeros no le entienden, con lo cual creamos un efecto adverso para ambos. Por una parte, no damos herramientas de comunicación al alumno con autismo, y por la otra, no explicamos al resto de alumnos que su compañero requiere de cierto apoyo en el proceso de comunicación que acaba impactando en la sociabilidad. Los compañeros son un elemento de gran calidad en el proceso educativo del alumno con autismo, pero él lo es a la vez en la educación en valores del resto de compañeros. Hagan un trabajo de doble vía, expliquen a sus alumnos la dificultad comunicativa y de interacción social, a continuación provean a todos de herramientas, y ¡voila! ya lo tienen, acaban de conseguir que todos los alumnos del aula se conviertan en un apoyo real, ese que el sistema educativo no le pone por nadie sabe qué motivo económico o legal. Y eso, también es educar. Enseñar a los alumnos la importancia de la solidaridad, de aceptar la diversidad, de que vean como su compañero, por el hecho de ser diferente, no es mejor ni peor.
Otro aspecto que tiene que lidiarse es el de la etiqueta. Estas son muy útiles para muchas cosas, pero no deben usarse ni como estigma ni como excusa. Alumnos que directamente se escudan en “Es que tengo autismo” para justificar todo. Y por ahí tampoco hay que pasar. Las etiquetas deben usarse como una herramienta más de trabajo, no como un justificador, y ni siquiera excusen al niño cuando haga algo mal con lo de “es que tiene autismo”, como si tener autismo justificase todo. Si hizo algo mal analicen el por qué, quizá no lo entendió bien, por tanto la culpa no es achacable al autismo, sino a la metodología que estamos utilizando. Cuando algo falle, que esto pasa siempre, no busquen culpables a quien responsabilizar, busquen soluciones, que las hay. De la misma forma esto es extensible a alumnos con TDAH por ejemplo, o con cualquier otra diferencia. No permitan nunca que la diferencia del alumno sirva para justificar nada. Puede que el autismo complique las cosas al alumno, eso no se pone en duda, pero si lo hacemos bien, al final, si hemos hecho bien el trabajo, veremos como somos capaces de sacar otro tipo de conclusiones bien distintas. No somos perfectos, nadie lo es, pero somos capaces de buscar la mejora continuada.
El alumno con autismo no desea fastidiarle el día, ni el de sus compañeros, aunque quizá lo acabe haciendo. Pero en vez de culpar al niño de esa situación, quizá debamos ahondar un poco más en las emociones del alumno. Todo tiene siempre un por qué.
LA FAMILIA – EL DOCENTE – EL COLEGIO
Aunque a alguno le chirríe esto, pues hay que contender con ello también. A veces uno de los problemas escolares del niño con autismo es su propio entorno. O bien su familia, o bien el docente o bien el colegio en sí, o todos a la vez. No es que sean todos unos sádicos malvados, es que a veces, bien por desconocimiento, o bien por omisión, nos dejamos llevar por nuestros propios estados emocionales. Es importantísimo que exista una buena comunicación y coordinación, entre la familia y el colegio. El uso de agendas nos ayudará mucho en el quehacer diario, es una forma también de que podamos transmitir información relevante entre casa y el colegio y viceversa. Por ejemplo, si el niño durmió mal, o ese día va más nervioso de lo habitual al colegio, si tenemos esa información nos va a ayudar a adecuar un poco las primeras actividades del niño, de forma que no contribuyamos a ponerlo más nervioso. Y al revés, si el niño tuvo un día complicado en el colegio, esa información les vendrá muy bien a mamá y a papá, para que ese día las actividades de después del colegio sea más relajantes.
De igual forma, compartir información con los terapeutas del niño nos va a ser de gran ayuda, ellos son especialistas en autismo, y nos podrán dar mil y un trucos. E igualmente, compartan información con la familia, ellos son los mayores especialistas del mundo en su hijo.
Todos tienen la misma misión, que es conseguir que el niño sea feliz y que adquiera nuevos conocimientos y competencias, por tanto, ¡hablen entre ustedes!
COROLARIO
Es fundamental partir de la premisa de que el alumno puede conseguirlo. No pongamos límites nunca, nunca pensemos que debido al autismo el alumno tiene unas limitaciones insalvables. Ya sea con niños pequeños o con adolescentes, siempre podrán dar más de lo que pensamos. No hagamos evaluaciones previas basadas quizá en prejuicios. Si el alumno no consigue cumplir las metas que establecimos para él, no lo culpemos a él. Quizá o le pusimos metas imposibles, o no supimos guiarle para alcanzar esas metas. No somos perfectos, podemos equivocarnos, pero lo terrible es equivocarse de forma sostenida en lo mismo.
El sistema educativo no se lo pone fácil a nadie, pero no pidamos que sea el alumno el que lo resuelva, es responsabilidad del docente también, formar parte de ese cambio. Una vez me dijo una maestra que sus compañeros le echaron en cara que todos sus alumnos aprobaban, y pensaron que era muy blanda en vez de pensar que a lo mejor era excepcional. Y sin embargo, por el motivo que fuera, al siguiente curso los otros profesores se esforzaron más, también debemos dar ejemplo, y no solo a nuestros alumnos.
Todo docente tiene una serie de derechos que deben ser respetados, pero sus alumnos también tienen derechos, en muchas ocasiones esto puede que se olvide; recordar a diario que la función del educador, es algo más que lo que el sistema nos dice, es básico.
Usen todos los medios posibles, a veces lo imposible se convierte en realidad. Y no dejen de formarse, la formación continuada es básica. Se supone que esa formación debe darla el propio sistema educativo, hagan fuerza para que esto sea realidad. Si creen que uno de sus alumnos necesita determinados apoyos y no los tiene, y si nadie les está haciendo caso, sean honestos, díganselo a la familia, la familia puede tener mucha más fuerza en la exigencias de los apoyos que el propio docente.
Si por alguna razón se sienten que las situación les supera, ¡no se preocupen! Todos pasamos por el Síndrome del incompetente en un momento u otro. Recuerden la segunda ley de Clarke: La única manera de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá, hacia lo imposible.
Fuente: http://autismodiario.org/2016/06/29/entendiendo-al-alumno-autismo/