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El rol del entrenamiento docente para una educación inclusiva

Por: Paola Villafuerte


Nuevo reporte de la UNESCO resalta la importancia de preparar a las profesoras y profesores para la implementación del aprendizaje equitativo en el aula.

Los períodos de crisis suelen acentuar las grietas de desigualdad que están presentes en nuestros círculos sociales. Ocurre ahora en el sistema educativo, donde la pandemia ha tenido repercusiones delicadas en el balance equitativo del aprendizaje. Desde la diversidad de género, familias, nacionalidades, religiones, discapacidades y lenguajes de nuestros estudiantes, las instituciones deben asegurarse de ofrecer métodos de docencia que aseguren aulas inclusivas.

La UNESCO explica que una educación con estas características significa que “todos los estudiantes, sin importar quiénes sean, pueden aprender juntos en la misma escuela”. Conceptos como este se tornan trascendentales a la hora de ofrecer una currícula de calidad que aborde contextos sociales distintos, como para los miles de estudiantes que no cuentan con una red a internet eficaz o para quienes el apoyo de tutores no es una opción disponible.

El artículo, Teaching, Learning and Inclusive Education: The Challenge of Teachers’ Training for Inclusion, menciona que esta pluralidad de circunstancias “requiere una atención educativa adecuada, […] por lo que se debe volver hacia la diversidad como tema clave para la educación de todos los estudiantes”.

Un aprendizaje de este tipo necesita profesoras y profesores capaces de identificar estos elementos para, a partir de ahí, ofrecer un rango abierto de opciones educativas para cada alumno. Esta preparación requiere de instituciones dispuestas a ofrecer un entrenamiento constante y retroalimentación valiosa que permita integrar nuevas habilidades pedagógicas al salón de clases.

“Si no se adoptan medidas urgentes y no se incrementan las inversiones, la crisis del aprendizaje podría convertirse en una catástrofe educativa”, explica la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay, en el comunicado donde se afirma que “para reforzar la resiliencia del profesorado en tiempos de crisis, todos los docentes deberían adquirir las competencias digitales y pedagógicas necesarias para enseñar a distancia”.

El papel de la formación docente en la educación inclusiva

A pesar de lo indispensable que es la formación docente, expertos aseguran que entre directivos instituciones de países de ingreso medio y alto, se dedica menos de la cuarta parte del tiempo a tareas y reuniones relacionadas con los planes de estudio y la docencia. La Hoja informativa sobre el Día Mundial de los Docentes 2020, informa que el porcentaje más alto se registra en Shanghái (China), con un 27 %, y el más bajo en los Países Bajos, con un 11 %. Además, se conoce que son pocos los casos en los que a los profesores de estos países se les otorgue un mentor.

Recordemos que estos y muchos otros países se comprometieron en el 2015 a la Agenda  2030 impulsada por las Naciones Unidas, que establece en su cuarto ODS (objetivo de desarrollo sostenible) asegurar sistemas de educación inclusivos. Aunque se han logrado culminar algunos objetivos, aún hay un largo camino por recorrer. Si las instituciones desean hacerle frente a la brecha equitativa que se ha aventajado durante la crisis sanitaria de este año, es primordial secundar sistemas que sean un soporte sólido para nuestras profesoras y profesores.

“Si no se adoptan medidas urgentes y no se incrementan las inversiones, la crisis del aprendizaje podría convertirse en una catástrofe educativa”.

El pasado 5 de octubre, la UNESCO publicó el nuevo documento ‘Enseñanza inclusiva: preparar a todos los docentes para enseñar a todos los alumnos’. Aquí se afirma que sólo cuatro de 10 países tienen políticas que aseguren una capacitación a sus docentes en materia de inclusión, por lo que se exhorta a los directivos acoplarse a medidas necesarias para avanzar en estos índices.

Además, dentro de aquellas instituciones donde sí existen estas políticas, suele no mencionarse a profundidad el tipo de prácticas que se llevan a cabo para asegurar un aprendizaje equitativo: el análisis realizado para el Informe de seguimiento de la educación en el mundo 2020 basado en PEER afirma que sólo un tercio del 10 % de los países mencionados anteriormente, cuentan con recursos informativos sobre este entrenamiento.

Este seguimiento es incluso menos accesible en aquellos países donde muchos docentes no han recibido ni siquiera un entrenamiento básico. Es bajo estas circunstancias que otros factores menoscaban aún más el rendimiento de las y los profesores.

En Madagascar, por ejemplo, se afirma que la proporción de alumnos por docente es de 240:1. Un hacinamiento en las aulas de tal grado no permite un acercamiento personal y hace aún más difícil la unión en el aula. “La elevada proporción de alumnos por docente calificado, que da lugar a clases con gran número de alumnos, disminuye  la capacidad de  los docentes al reducir el tiempo dedicado a cada alumno”, explica el documento de la UNESCO.

Por otro lado, la inclusión educativa en las instituciones no debería reducirse a un número limitado de entrenamientos especializados en uno o dos grupos estudiantiles particulares, sino acoplarse como un fundamento docente. Incluso cuando esta herramienta suele enfocarse en abordar el aprendizaje de alumnos con discapacidad, se afirma que “los estigmas persistentes, el diseño escolar poco propicio y la falta de formación docente y materiales de aprendizaje adecuados sobre educación inclusiva dificultan aún más su acceso a la escuela y al aprendizaje”.

No obstante, la UNESCO hace una mención pertinente a los avances realizados para la implementación de políticas y programas educativos centrados en la equidad e identidad de género. En países latinoamericanos como Chile, Colombia y Ecuador se han elaborado contenidos transversales de esta materia dentro de sus políticas para el entrenamiento docente.

Mecanismos de apoyo

Un desarrollo como el anterior es sólo posible si los cuerpos de profesoras y profesores cuentan con un respaldo activo de directivos e instituciones. Los marcos jurídicos y normativos que las integran deben ser cimentadas en un apoyo pedagógico inclusivo. Además, es imperativo que las aulas estén equipadas con material de aprendizaje diversificado para las necesidades de los estudiantes.

El mismo documento mencionado hace hincapié en el rol crucial que ejercen los auxiliares docentes, directores y coordinadores para su desarrollo profesional. Su colaboración dentro de un ambiente educativo que propicie la inclusión también en estas áreas representa una herramienta unificadora para el mismo tipo de clima que se desea trasladar al aula.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/entrenamiento-docente-educacion-inclusiva

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España: ‘Quererla es crearla’, una campaña por la educación inclusiva

Europa/España/Octubre 2020/eldiariodelaeducacion.com

  • En la víspera del comienzo de la tramitación parlamentaria de la Lomloe, un colectivo anónimo ha comenzado una campaña para reivindicar la necesaria apuesta por la inclusión en la futura ley.

nte el próximo trámite parlamentario de la LOMLOE el jueves 15 de este mismo mes, el surgimiento de esta campaña quiere ser un recordatorio público de que, pese a la necesidad de inversión y el enorme esfuerzo que va a
requerir por parte de todos los sectores implicados, la nueva ley no puede desaprovechar la oportunidad de iniciar un proceso irrevocable que garantice la presencia, participación y aprendizaje de todo el alumnado sin segregación de ningún tipo».

Así termina el comunicado de prensa enviado esta mañana desde la campaña ‘Quererla es crearla’, organizada por un grupo anónimo que intenta influir en la concienciación de que la inclusión de personas con discapacidad en el sistema educativo es un imperativo con el que la sociedad debe comprometerse.

Para ejemplificarlo, han realizado un vídeo en el que el grupo repasa algunas de las injusticias y luchas por la consecución de diferentes derechos de colectivos a lo largo de la historia. Desde los generados para terminar con la esclavitud y la segregación racial, los relativos a la igualdad entre hombres y mujeres, los derechos laborales de la clase trabajadora o los referidos a la infancia.

En el caso de las personas con discapacidad y la lucha contra la segregación educativa y social, el colectivo asegura que «no surge de un idealismo infundado, sino que se asienta en el derecho internacional, y particularmente en el artículo 24 de la Convención de los Derechos de Personas con Discapacidad».

Un texto que fue suscrito por España en 2008 y cuya primera década como parte del ordenamiento jurídico se celebró con la «condena» por el incumplimiento sistemático del mandato a la educación inclusiva. Algo que, hace pocas semanas, volvió a ocurrir con el caso concreto de Rubén, un joven que tras 10 años de litigio con las administraciones ha visto reconocidos sus derechos.

Más allá del vídeo, se ha puesto en marcha una web en la que el colectivo recoge información y documentación útiles para, según fuentes de la organización, «ser una herramienta útil para aquellas personas o colectivos que estén en lugares en los que se pueda disputar el derecho a la educación inclusiva».

En sus secciones puede encontrarse bibliografía en relación a la inclusión de personas con discapacidad en los entornos educativos, así como referencias a la legislación, nacional e internacional, vinculada a este asunto.

En la creación del colectivo y la campaña han participado «familias, profesionales de la educación y de la investigación educativa de toda España» que han preferido mantenerse en el anonimato para «evitar los prejuicios o conflictos más relacionados con organismos que con ideas».

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/10/14/quererla-es-crearla-una-campana-por-la-educacion-inclusiva/
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Entrevista a Verónica López Leiva: “La inclusión transforma la creencia sobre quiénes pensamos que son los niños más educables”

Entrevista/América del sur/Chile/eldiariolaeducacion.com

Faltan 10 años para que se agoten los plazos para el cumplimiento de los objetivos de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas y hay países, como Chile, que aún tienen deberes por hacer, por ejemplo, en materia de educación inclusiva. El avance en este desafío es, precisamente, el motor que mueve desde hace cuatro años el Centro de Investigación para la Educación Inclusiva. Mediante el trabajo colaborativo de distintas universidades, el proyecto estudia las lógicas de inclusión y exclusión en el sistema educativo chileno “a través de un enfoque transdisciplinario”, en palabras de su directora Verónica López Leiva. Psicóloga de profesión, López encabeza un equipo de más de una docena de investigadores dedicados a analizar las prácticas que facilitan y obstaculizan el desarrollo de una educación inclusiva en todos los niveles.

El concepto de inclusión con el que trabajan desde el Centro de Investigación abarca un enfoque muy amplio. ¿En qué se basa?

El trasfondo teórico tiene que ver con la reconceptualización en las ciencias sociales del concepto de la otredad y la diferencia, no solo respecto a la situación de personas con discapacidad, sino también en otros ámbitos como la identidad de género, las minorías étnicas, etc. Sin embargo, es cierto que referentes teóricos importantes vienen del campo de los estudios de la discapacidad que señalan que no es la persona quien tiene una discapacidad, sino que la discapacitamos.

¿Cómo se pueden trabajar estos ámbitos desde la escuela?

Desde sus inicios y desde su función social, en nuestros países, que tienen una historia de independencia, la escuela ha intentado hacer patria, a través de un enfoque con fines muy nacionalistas, para generar una mini sociedad, una mini patria dentro de la comunidad. Es decir, reproducir el papel del Estado a través de la escuela y, generalmente, el Estado es más excluyente que inclusivo. Por eso, primero la escuela fue solo para niños –niños de la elite–. Eso ha ido cambiando en el mundo. En Chile, por ejemplo, este año celebramos el centenario de la primera Ley de Educación Obligatoria para la enseñanza de 1º a 4º básico [de los 6 a los 10 años].

¿En qué punto está Chile, respecto a otros países de América Latina, en la inclusión escolar de niños y niñas de pueblos originarios, discapacidad o diversidad sexual?

Si lo miramos en términos de cobertura, Chile tiene muy buenos números porque más del 90% de los niños está escolarizado. Pero dentro del 10% que falta están sobre todo aquellos con discapacidad, de origen étnico en situación de ruralidad, etc. Alrededor de la mitad de los niños con discapacidad se escolarizan en escuelas regulares o especiales hasta 8º básico [14 años]. Pero menos de un 10% de los estudiantes con discapacidad ingresa luego a la educación media [14 a 18 años], aunque esta es obligatoria. El último estudio de discapacidad que salió en Chile señala que un estudiante con discapacidad del estrato socioeconómico más alto tiene un nivel de escolaridad y rendimiento más alto que una persona sin discapacidad del estrato más bajo. En este país todo está muy marcado por la desigualdad socioeconómica. Este carácter altamente segregador y excluyente de la sociedad chilena se replica en la escuela.

¿Qué obstáculos han identificado para la inclusión en el modelo educativo chileno?

Hay tres nudos críticos a partir de los cuales hemos definido nuevas líneas de investigación y hacemos incidencia en el desarrollo de políticas públicas. Uno es la lógica de la rendición de cuentas [a través de pruebas]. Hay un problema respecto a cómo definimos la calidad de la educación porque se hace mediante un examen estandarizado a nivel nacional que se realiza anualmente, conocido como Sistema de Medición de la Calidad de la Educación (Simce). La prueba define unas áreas estratégicas que suelen ser lenguaje y matemáticas, que se transforman en áreas de riesgo: si te va mal pierdes mucho y si te va bien ganas mucho. Eso hace que dejes fuera el resto de áreas y a los niños que les va peor en las estratégicas. Este es un factor importante de exclusión y segregación.

¿Y los otros dos?

El segundo es un sistema de financiamiento basado en la lógica de voucher, una financiación no basada en la educación, sino en un sistema de subvención a demanda que acaba tratando a los padres como clientes. En Chile, las escuelas no reciben financiamiento por ser escuelas, necesitan tener niños y que estos asistan regularmente para que el Estado les entregue dinero. Ahora, con la pandemia, el Ministerio de Educación insiste en el retorno a los colegios y, si bien hay algunos argumentos que son ciertos, como la importancia de la presencialidad, uno se pregunta si eso no tiene que ver con el sistema de financiamiento, porque en la medida que las escuelas no tienen niños asistiendo no reciben la subvención, que son una de las puntas de las anclas del sistema educativo neoliberal. El tercero es confundir la integración con la inclusión, es decir, pensar que la inclusión tiene que ver con niños diferentes a mi hijo pueden entrar [a ser parte de un colegio], pero que se las arreglen solos. Eso es integración, porque la inclusión –como constructo político– aboga por la transformación de los sistemas educativos: transforma los currículums, la gestión, la organización, las prácticas pedagógicas y la creencia sobre quiénes pensamos que son los niños más educables.

Hay centros educativos que optan por separar al alumnado que convive con una discapacidad, o a niños, niñas y niñes trans, por ejemplo. ¿Es posible trabajar con un enfoque inclusivo desde ahí?

Esta discusión tan propia del mundo de la discapacidad, hoy se traslada al mundo trans y a otros. Por ejemplo, a pesar de que en Chile tenemos nueve etnias reconocidas, oficialmente, no está considerado un país plurinacional. No se reconoce más que la lengua española y eso tiene efectos respecto a la educación multicultural porque el Estado no obliga a aprender las lenguas de estas etnias. Algunas escuelas en el sur, como en La Araucanía, dicen tener proyectos educativos interculturales pero, en realidad, son escuelas con una mayoría de niños mapuche. Al final, lo que termina produciéndose es una segregación porque los niños están en un contexto donde, socialmente, sus pares son iguales a ellos. La inclusión tiene que ver con la gestión de la heterogeneidad: de credo, identidad de género, visión política, origen étnico, etc. Es cierto que este niño puede estar victimizado, ser víctima de bullying o incluso intentar un suicidio, pero es el dilema de siempre. Por ejemplo, en el caso de las escuelas que atienden solo estudiantes que conviven con una discapacidad o que se definen e identifican como trans. Ahí se plantea la discusión entre el deber del Estado y el bien común de la sociedad versus el interés de los padres y lo que es mejor para ese niño o niña.

¿Qué han observado en materia de educación inclusiva durante esta pandemia y en el contexto de la emergencia sanitaria que aún atravesamos?

En relación a la inclusión educativa en contexto de pandemia han sido muy evidentes las diferencias que se producen por la brecha digital. Entre el 80 y el 90% de los estudiantes con niveles socioeconómicos más altos del sector oriente [más acomodado] de Santiago tienen acceso a un ordenador con buena conexión a Internet; en cambio, en el sector poniente [más vulnerable] eso no llega al 30%. Los niños no tienen ordenador, ni buena cobertura en algunos sectores. Hay otros países como Paraguay, Uruguay o Argentina que están trabajando para disminuir esa brecha digital de forma rápida y en Chile esto no ha ocurrido. Uno hubiera esperado más para disminuir la brecha digital de forma más rápida.

Fuente e imagen tomadas de: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/10/08/la-inclusion-transforma-la-creencia-sobre-quienes-pensamos-que-son-los-ninos-mas-educables/

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La ONU vuelva a «sentenciar» a España por no llevar a cabo la educación inclusiva

El despropósito ha sido la nota general en los últimos diez años en la vida de Rubén Calleja y de sus padres, Lucía Loma y Alejandro Calleja. Llevan una década batallando con las administraciones, tanto educativa como judicial, para que el Estado se haga responsable de la educación en un centro ordinario de este joven de 21 años.

La última etapa de este viaje la pasaron cuando Rubén fue matriculado en un centro de educación especial para realizar un ciclo formativo de FP. La familia, tras años de lucha, recurrió y exigió a la Administración que el chico pudiera realizar estos estudios en un centro ordinario.

Durante la visita del Comité de la ONU que hace seguimiento de la implantación en los estados de la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad que dio lugar a la «sentencia» que aseguraba que España inclumple sistemáticamente el derecho a la educación inclusiva, comenta Alejandro Calleja que se les abrió la puerta a la posibilidad de denunciar la situación a la que se han visto sometidos en los últimos 10 años.

En el momento en el que Rubén comenzó el 4º año de educación primaria empezaron, también, los problemas. Coincidiendo con un cambio de tutor en su grupo. Han pasado los últimos años entre tribunales de distinto orden intentando que la Consejería de Educación de Castilla y León matriculase al joven en centros ordinarios y mantuviese los apoyos necesarios. La batalla ha sido tal que esta familia ha llegado a verse denunciada por abandono familiar, algo que critica duramente el Comité de Naciones Unidas, al exigir la escolarización en un centro ordinario.

El dictamen

Alejandro Calleja define el proceso en el que han estado metidos hasta ahora y que culmina con este dictamen, como un juicio. Ellos, el joven y sus padres, han sido la parte denunciante. El Estado, la denunciada. Y después de muchas idas y vueltas de respuestas de cada cual a los requerimientos del Comité (el juez en este caso), por fin parece haber un final.

La ONU le da un plazo de seis meses a España para responder a las conclusiones y recomendaciones que les lanzan. La primera, indemnizar a la familia, además de asumir todas las costas de los juicios por los que han pasado en desde 2010. Y no son pocos.

Pero no solo. No es la parte económica la que más preocupa a Alejandro, que atiende a este medio por teléfono. Para este padre, primero está la esperanza de ser una llamada de atención a las administraciones educativas para que tomen nota de que la inclusión ha de hacerse o si no, hay consecuencias. Es básico que se tomen las medidas necesarias para que sea efectiva, empezando porque el texto de la ley presentada por el Ministerio de Educación en el Congreso se deshaga del artículo 74 que da carta de naturaleza a la existencia de centros de educación especial y aulas específicas. Algo que ya denunciara el Comité en el año 2018.

En cualquier caso, el dictamen asegura que el Estado tiene obligación de indemnizar a la familia, así como de garantizar que Rubén podrá acudir a un centro ordinario para cursar sus estudios de FP. También está obligado a investigar los malos tratos y discriminaciones que la familia ha denunciado en varias ocasiones ante la Fiscalía de Menores de Castilla y León y «asegurar que se depuren responsabilidades a todos los niveles».

El Comité también «castiga» al Estado obligando a reconocer públicamente «la violación de los derechos del niño Rubén (sic) a una educación inclusiva y a una vida libre de violencia y discriminación, así como la violación de los derechos de sus padres al haber sido acusados penalmente de manera indebida por el delito de abandono del menor, lo que conllevó consecuencias morales y económicas».

Finalmente, condena a España a «publicar el presente dictamen y distribuirlo ampliamente, en formatos accesibles, a fin de que llegue a todos los sectores de la población».

Además de esto, también se lanzan una serie de recomendaciones como son la modificación de la legislación actualmente vigente para que se «elimine toda segregación educativa de estudiantes con discapacidad, tanto en las escuelas de educación especial como en las unidades especializadas dentro de las escuelas ordinarias».

También que formule una política integral de educación inclusiva acompañada de estrategias para promover una cultura de inclusión en la enseñanza general; «adopte medidas para considerar la educación inclusiva como un derecho y que todos los estudiantes con discapacidad tengan el derecho de acceso a las oportunidades de aprendizaje inclusivo en el sistema de enseñanza general»; que se elimine «totalmente el modelo médico de la discapacidad y definir claramente la inclusión plena de todos los estudiantes con discapacidad y sus objetivos específicos en cada nivel de enseñanza».

Desde el Ministerio de Educación aseguran que el Estado, tanto Gobierno como comunidades autónomas, «debe actuar para que no haya ni un solo caso de persona que quiera escolarizarse en el sistema ordinario y no pueda hacerlo porque no existan los recursos necesarios». E insisten, a pesar de las recomendaciones del Comité de la ONU, en que «eso es lo que propone la Lomloe». A pesar de esta declaración, dicho texto legal sigue dando cabida, por un lado, a la existencia y escolarización en centros de educación especial, así como da carta de naturaleza a que sigan existiendo aulas específicas dentro de los centros ordinarios. Ambas posibilidades son consideradas por el Comité como una doble vía que segrega al alumnado, es decir, contrarias a la inclusión educativa.

Historia de un despropósito

El tutor de Rubén comenzó a plantear problemas para que el chico estuviera en su aula y comenzó a insistir a la familia con la necesidad de que lo matriculasen en un centro de educación especial. En aquel momento el niño estaba matriculado en el colegio público Antonio González de Lama, en León. Hasta entonces Rubén había contado con el apoyo en el aula de una asistente técnico educativa.

Esto ocurría en septiembre de 2009. En diciembre se realizó un informe prisocpedagógico que aseguraba que el chico tenía un “trastorno por déficit de atención y comportamiento perturbador” y a partir de enero, el centro educativo solicitó la intervención del Equipo Especifico de Conducta, de modo que una trabajadora social comenzó a hacer seguimiento del caso y a dar pautas a la familia y al centro educativo.

En septiembre de ese 2010 comenzó 5º de primaria, con un nuevo tutor. Hasta octubre no contó con la asistente técnico educativa que había tenido hasta la fecha ya que, dice el dictamen de la ONU, «el tutor Z. no lo consideró necesario». Tras la insistencia de la familia, la técnico pudo acceder al aula aunque, insiste el organismo internacional, «el tutor mantuvo una actitud negativa hacia el asistente y no colaboró con ella».

Además de estos hecho, y de que la familia aseguró que varios docentes se mostraron reacios a que Rubén siguiera en el colegio, la dirección del centro no tómo ninguna medida al respecto.

En diciembre de 2010 la trabajadora social realizó una evaluación positiva de Rubén en todas las áreas (sensorial, de motricidad, de autonomía personal, de comunicación y de habilidades específicas), y recomendó el cambio de centro a uno de similares características por las dinámicas que se habían impuesto alrededor de su permanencia en el colegio. Ese mismo mes se realizó un dictamen de escolarización, sin consentimiento de la familia, en el que se hablaba de «brotes psicóticos», «comportamiento perturbador» y retraso evolutivo «asociado al síndrome de Down». «Dicha terminología -dice el dictamen de la ONU- es más propia de la psicología clínica que de un informe psicopedagógico y, por su especialidad, las autoras del mismo no estaban capacitadas para efectuar esas apreciaciones».

En marzo de 2011 se realiza un nuevo dictamen. Los padres de Rubén mostraron su disconformidad con el primero, entre otras cosas porque no recogía las situaciones de maltrato sufridas por el menor en el centro. Situaciones que tampoco aparecían en este segundo y que empujaron, de nuevo, a la famlia a plasmar su disconformidad. El documento pedía la escolarización en un centro de educación especial.

En el mes de mayo, Alejandro y Lucía acudieron a la Fiscalía de Menores de León para denunciar un caso de maltrato y discriminación contra Rubén durante los cursos  2009-2010 y 2010-2011. La Fiscalía archivó la denuncia y en junio la Dirección Provincial de Educación autorizó la escolarización en un centro de educación especial.

En septiembre (2011), los padres interpusieron un recurso por el procedimiento especial de derechos fundamentales ante el juzgado de León. Querían impugnar la decisión de matrícula en el centro especial porque se estaban vulnerando el derecho a la igualdad en relación al derecho a la educación (artículos 14 y 27 de la Constitución) y el derecho a la integridad moral de Rubén (artículo 15). En junio de 2012 el juzgado desestimó el recurso.

En setiembre de ese año, los padres recurrieron ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León. Solicitaron la anulación de la sentencia anterior y exigieron el derecho de Rubén a estar en un centro ordinario. Alegaron que el tribunal no había tenido en cuenta, entre otras cosas, las situaciones de maltrato, la incongruencia entre el dictamen psicopedagógico de escolarización y el de la trabajadora social y que había hecho caso omiso al informe de un psicólogo clínico que aseguraba que los problemas de conducta del chaval tenían relación con «la falta de apoyo educativo y al contexto discriminatorio y de hostilidad sufridos por Rubén». En marzo de 2013, de nuevo, el tribunal desestimó el recurso de la familia.

A pesar de las complicaciones para los padres de Rubén, insistieron. En abril acudieron al Tribunal Constitucional para recurrir la sentencia del Superior de Justicia. Un nuevo rechazo en marzo de 2014. Y en mayo de 2013, además, denunciaron, de nuevo, ante la Fiscalía la discriminación y los abusos y aportaban nuevas pruebas recogidas en la sentencia del Tribunal Superior de Justicia: dos madres de compañeros de Rubén hablaron en aquel entonces de amenazas sufridas por el niño de boca de su tutor. En octubre, la Fiscalía insistió en mantener archivada esta causa.

Para rizar el rizo de una batalla judicial que parecía no tener fin, la Fiscalía Provincial de León denunció la decisión de la familia de Rubén de no escolarizarlo en el centro de educación especial al que lo enviaron desde la Dirección Provincial de Educación. Pretendía condenarlos por «abandono familiar». Mientras se decidía la cuestión, el juzgado exigió una fianza de 2.400 euros a la madre y otros tantos al padre. Fueron absueltos en abril de 2015.

Mientras tanto, la familia acudió al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para que se pronunciase sobre la posibilidad de una violación del artículo 14 del Convención Europea de los Derechos Humanos y que se condenase al Estado a abonar a la familia la suma de 100.000 euros en concepto de daños morales. El Tribunal declaró inadmisible la demanda.

Hasta hace unos días. Cuando la familia conoció el fallo del Comité de la ONU. Dicho Comité había conocido de primera mano su caso cuando realizaba la investigación que terminaría en la condena a España en 2018 por violar sistemáticamente el derecho a la educación inclusiva.

Según cuenta Alejandro Calleja, «nos abrieron la puerta» a esta nueva vía de denuncia. No dudaron en cruzarla. Con el dictamen en la mano, y aunque el Estado tenga ahora seis meses para contestar por escrito, este padre, reconocido junto a su mujer, por la Unesco por su defensa del derecho a la educación inclusiva, espera «que sirva de ejemplo» a otras administraciones, tanto de justicia como educativas. Si no se sigue la senda inclusiva, «hay consecuencias».

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/09/21/la-onu-vuelva-a-sentenciar-a-espana-por-no-llevar-a-cabo-la-educacion-inclusiva/

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El dictamen de la ONU sobre la inclusión en España tendrá escaso impacto en la Lomloe

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

  • A pesar de que algunos ven en este dictamen un nuevo «varapalo moral» a la actuación de España en relación a la educación inclusiva, su impacto en el posible futuro desarrollo de la ley de educación parece menor.

«Como jurista me siento avergonzado». Juan Rodríguez Zapatero, abogado de cabecera de quienes defienden la inclusión educativa, es tajante. La situación vivida por Rubén Calleja desde 2009 (mal trato recibido por parte de su profesorado en primaria, escolarización en un centro de educación especial a pesar de la negativa de sus padres, o el hecho de ver a estos sentados ante el juez acusados de abandono familiar) y sus padres, Lucía Loma y Alejandro Calleja, ha sido el detonante del último dictamen de la ONU en el que se vuelve a criticar con dureza al Estado por sus (escasas) políticas educativas de inclusión.

Rodríguez Zapatero cree que el dictamen tiene una lectura política, moral: «Un claro varapalo que confirma y reitera que el Estado sigue sin cumplir» lo que dice la Convención de Derechos de las Personas con Discapacidad. En la línea, recuerda, del informe que en 2018 señalaba el incumplimiento sistemático de ese documento, ratificado por España en 2008. Rememora el abogado, además, el artículo 96 de la Constitución que dice: «Los tratados internacionales válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en España, formarán parte del ordenamiento interno».

Pero, a pesar de llevar ya dos tirones de oreja por parte del Comité de la ONU que vigila el cumplimiento de la Convención, parece que un cambio legislativo en la línea de apostar rápidamente por una única vía ordinaria de educación, no va a llegar con la Lomloe.

Joan Mena, portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, en la Comisión de Educación, asegura que están trabajando junto al grupo socialista y al Ministerio de Educación en las enmiendas a la Lomloe que, si no hay nuevas prórrogas, comenzaría hoy el plazo de tramitación de enmiendas parciales, después de 13 prórrogas desde el 31 de marzo.

El portavoz de la formación morada asegura que trabajan para que se garantice el derecho de cualquier familia a escolarizar a sus hijos e hijas en centros ordinarios si así lo desean. Un primer paso, afirma, hacia la inclusción educativa.

La eliminación de la doble vía con centros especiales y aulas específicas en centros ordinarios no entra hoy por hoy en la órbita ni del Ministerio de Educación ni de los dos partidos que conforman el Gobierno. Mucho menos en la de la oposición, con el PP a la cabeza, que ha participado de esta discusión siendo la defensora del derecho de las familias a elegir centro educativo, en principio, cuando este es de educación especial (mayoritariamente concertados).

Mena asegura que el escenario del sistema único de escolarización es el que les gustaría pero hoy no parece posible.

Para Alejandro Tiana, secretario de Estado de Educación, ya desde la LOE de 2006 ha habido «voluntad» de caminar hacia la mayor inclusión posible. Y, ahora, con el texto de la Lomloe «se propician cambios para acentuar más» esta tendencia, como los relativos al artículo 74 y a la disposición adicional cuarta (que prevé un plazo de 10 años para que el sistema ordinario tenga los recursos necesarios para desarrollar la inclusión de todo el alumnado).

EL secretario de Estado asegura que ahora, una vez en el Congreso, el texto no está en manos del Ministerio, aunque, dice, «no me extrañaría nada que hubiera enmiendas en esa dirección», es decir, en la de ahondar más en la inclusión.

Pero el texto de la ley sigue manteniendo la posibilidad de escolarización tanto en los centros educativos especiales como en las aulas específicas. Bien es cierto que introduce cambios de cierto calado en lo relativo a los dictámentes psicopedagógicos de escolarización que en buena parte de los casos son el germen de una segergación que las familias, primero, no quieren y, segundo, les cuesta años y una gran cantidad de recursos revertir por la vía judicial.

A pesar de esta situación, para Enrique Galván, director de Plena Inclusión, pasos como el de este dictamen o el del informe de la ONU de 2018 pueden suponer que el texto de la Lomloe se acerce, un poco más, a la inclusión educativa. Desde la organización no defienden el cierre de los centros educativos especiales, ni siquiera cree que este vaya a suceder, al menos, en un corto plazo.

Para Galván, el quid de la cuestión es que el Estado, las administraciones, vean la cuestión de la inclusión no como una metodología o como un principio. «No incorporan una visión de Derechos Humanos». Critica, en el caso de Rubén Calleja (uno de los más emblemáticos de los sucedidos en los últimos años), que una familia ha de estar litigando durante años con la Administración pública para que esta cumpla con el derecho que asiste a este joven y que queda reflejado en la legislación española.

A los responsables políticos les falta conciencia de lo que supone la inclusión, cree Galván. Es decir, «una reforma del sistema educativo (no una adaptación del chaval al sistema) no de la educación especial», asegura. Esto requeriría, entre otras cosas, un cambio en la formación del profesorado, en la accesibilidad de los centros educativos; un trabajo con las AMPA para evitar el estigma según el cual, que haya alumnado con necesidades educativas especiales supone la bajada de aprendizaje del resto de compañeros; una mayor personalización y recursos para apoyos en la escuela ordinaria,… Un largo etcétera que necesita de recursos. De muchos rescursos económicos.

Alejandro Tiana insiste en la necesidad de que el movimiento por la inclusión vaya más allá del sistema educativo para que consiga la fuerza necesaria para convencer a la sociedad de que aquella, la inclusión, es beneficiosa para el conjunto. Y en cada paso del camino preguntarse «¿hasta dónde podemos llegar?». Certifica, el secretario de Estado, la dificultad en este campo, en el que la discusión sobre la posibilidad de que todo el alumnado, sea cual sea su circunstancia, pueda estar en los mismos centros. Una discusión que ocurre, incluso, entre los colectivos de personas afectadas.

«La reforma educativa podría ser una oportunidad si sacamos la lucha partidista y nos enfocamos en la mejora», asegura Enrique Galván. Aunque también tiene claro que en la coyuntura actual, con la Covid-19 desbaratando de muchas maneras el normal curso lectivo, va a ser muy complicado conseguir acercar posturas o que la inversión educativa aumente lo necesario. En cualquier caso, para él, la inclusión es un proyecto a largo plazo y que no se podrá solucionar en una legislatura.

Más alla de la Lomloe. Otros efectos del dictamen

Además de este «varapalo moral», Rodríguez Zapatero señala las posibles consecuencias del texto. En él se recogen algunas recomendaciones en relación a la legislación educativa española y otras cuestiones de obligado cumplimiento que tienen que ver con resarcir tanto a Rubén Calleja como a sus padres: indemnización económica por las costas de todos los juicios que han tenido que realizar hasta la fecha, por los daños morales causados en este tiempo, el que se asegure la matrícula en un ciclo formativo de FP en condiciones de inclusión. También ordena una investigación en relación a las denuncias de mal trato y discriminación que han interpuesto sus padres a lo largo de los años («y asegurar que se depuren responsabilidades a todos los niveles»), el reconocimiento de la vulneración de los derechos de Rubén a una educación inclusiva y a «una vida libre de violencia y discriminación». El dictamen también exige que el Estado dé publicidad al propio texto, «en formatos accesibles, a fin de que llegue a todos los sectores de la población».

En este sentido, Rodríguez Zapatero, que ha estado ayudando y asesorando a la familia Calleja Loma desde el inicio del proceso, afirma que, aunque la Convención no se haya visto transpuesta en el ordenamiento jurídico español con un texto que determine, por ejemplo, el tipo de indemnizaciones que el Estado tendría que pagar en casos como este, hay un precedente que puede ayudar a la familia a dar pasos en esa dirección a partir de ahora.

El dictamen habla de resarcimiento. Pero no es el Estado el que lo hará motu proprio, sino que la familia tendrá que reclamarlo. Y Juan Rodríguez señala un precedente que puede ayudar en este sentido, la Sentencia del Tribunal Supremo de 16 de julio de 2018 en la que se impuso al Estado a pagar una indemnización a una madre por los daños morales causados por el asesinato machista de su hija. La sentencia vino provocada por un dictamen del Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer, explica el abogado. Rodríguez asegura que el funcionamiento de ambos organismos es muy similar y que podría ser esta una vía para la reclamación: el Tribunal Supremo.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/09/23/el-ultimo-dictamen-de-la-onu-tendra-una-incidencia-escasa-en-el-proyecto-de-la-lomloe/

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¡El cambio va!

Por: Elisabeth De Puig

 

En este momento hay que prestar una atención particular a nuestros niños, niñas y adolescentes en situaciones de riesgo. Es el papel de las escuelas, de las Ongs, de las juntas de vecinos, que apenas  se lograba en la normalidad.  Ahora, estas frágiles barreras han sido en parte desmanteladas.

 

El cambio va, no hay dudas. Se siente en el aire, en los ánimos, en la prensa, en las redes. El “se van” se está haciendo realidad. Sin embargo, la persistencia del coronavirus y los amigos desaparecidos aguan la fiesta.

Más que aires festivos, se sienten las preocupaciones por la complejidad y la gravedad del momento en el cual nos encontramos y por la responsabilidad en el futuro de nuestro país de cada uno de los ciudadanos que conformamos la República Dominicana.

Ahora se trata de hacer coincidir los sueños de un adecentamiento de la vida política, de una economía más equitativa, de una educación inclusiva, de salud para todos y todas justo en el momento que la pandemia de la Covid-19 va a alterarpor su triple impacto en la salud, la educación y la generación de ingresos las “hojas de ruta” de los países comprometidos con alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Dentro de este marco, la educación dominicana en la cual se han invertido tantas luchas, esperanzas y fondos públicos sin que se hayan aun cosechado los frutos de estos esfuerzos, se perfila como una de las principales víctimas de la crisis sanitaria y de la crisis económica que la acompaña.

Para el inicio del año escolar 2020/21 pasa forzosamente a un segundo plano el clamor de la sociedad a favor de una educación pública de calidad basada en competencias, la capacitación del magisterio, y otros reclamos que parecían impostergables.

La pandemia exige soluciones inmediatas y pospone el cambio real planteado por el recién designado ministro de Educación Roberto Fulcar, quien propugna por una educación de calidad basada en un sistema de enseñanza horizontal que promueva el análisis, el razonamiento y la creatividad en ruptura con la educación tradicional dominicana que se ha caracterizado por un estilo pedagógico autoritario, vertical.

En el sistema educativo del “cambio” todos los actores poseen iguales derechos, se fomenta la participación para la formación de ciudadanos que aporten al desarrollo socio económico, cívico y democrático individual y colectivo.

Sin embargo, en la emergencia actual la comunidad educativa trabaja con incertidumbres, planificaciones móviles, segmentaciones, aperturas diferenciadas según los sectores.

No se sabe, con las opiniones que circulan, si se pospondrá el regreso a clase para enero con los riegos de deserción y marginalización de los más vulnerables, o si se trabajará à la carte según las escuelas y zonas afectadas del país.

En este caso, se deben esquivar los escollos de modelos híbridos entre los sectores público y privado; entre docencia presencial o semi presencial, de presencia alternada y virtual; entre quienes tienen acceso o no a las TICs; ritmos que, además, no toman en cuenta las obligaciones laborales de padres que salen a trabajar diariamente.

¿Cómo ser más inclusivos, cuando la educación en tiempo de pandemia refuerza las desigualdades, la deserción escolar, las brechas sociales y digitales, al igual que el trabajo infantil?

En Villas Agrícolas, los directores de escuelas públicas trabajan sobre la hipótesis de clases con la presencia de veinte alumnos por aula, que asistirían dos días la primera semana y tres días la semana siguiente y sobre la base de dos tandas diarias.

Sin embargo, la Sociedad Dominicana de Pediatría (SDP) sugirió que los grupos deberían ser de hasta quince alumnos, sometidos a vigilancia constante, cuidando el distanciamiento y la higiene, con una “estructura muy cuidadosa” para la supervisión del estudiantado.

Sabemos de antemano que muchos de estos lineamientos son casi imposibles de poner en práctica en un sinnúmero de sectores donde hay menos agua que nunca, donde las familias no tienen recursos suficientes para dotar a sus hijos de mascarillas eficaces y donde no se puede garantizar la ausencia de contactos físicos.

No podemos olvidar que nuestros niños y niñas son turbulentos, habrán estado semi enjaulados durante meses, habrán estado sometidos sin escapatoria a la violencia intrafamiliar que caracteriza nuestros sectores marginados y al miedo de una pandemia que “pica cerca”.

¿En un esquema de vuelta a la escuela alternada, cómo hacerle frente a la idiosincrasia de nuestros niños y niñas obviando el contacto físico que nos caracteriza como pueblo?

¿Cómo atender nuestros chiquitines con sus necesidades afectivas, miedos y hambre de cariño y protección, tomando en cuenta el miedo legítimo de los docentes?

Si en años anteriores faltaban cupos en varios sectores de la zona norte de Santo Domingo se hace evidente que la situación actual no favorece la inscripción de todos los estudiantes.

Los padres y alumnos del liceo Manuel Aurelio Tavárez Justo informaron que en el liceo las autoridades educativas les dijeron que el Distrito Escolar sólo aprobó cupos para 80 estudiantes de nuevo ingreso, lo que ha dejado a la mayoría de los niños y niñas de la vecina Escuela España sin inscripción.

En este momento hay que prestar una atención particular a nuestros niños, niñas y adolescentes en situaciones de riesgo. Es el papel de las escuelas, de las Ongs, de las juntas de vecinos, que apenas se lograba en la normalidad. Ahora, estas frágiles barreras han sido en parte desmanteladas.

Les daré como ejemplo el de Carina, de 11 años, y de su hermanito Jean, de 9, quienes viven en situación de extrema pobreza. Estaban escolarizados por la mañana en una escuela de la Zurza y en la tarde acudían a la Fundacion Abriendo Camino. Solo les quedaban los sábados y domingos para trabajar vendiendo guineos y maíz asado para llevar el peso a su casa.

Hoy en día, para ellos como para muchos otros no hay educación virtual. Venden mascarillas desde la mañana hasta tarde en la noche. Andan cada uno por su lado, en zonas aldeañas al Mercado de la Duarte, sin ningún tipo de protección “porque las mascarillas son caras”.

Pasan el día entero en la calle en medio del molote, donde piden para su comida para no gastar el producto de su venta. Como ellos hay cientos de niños, niñas y adolescentes tirados a la calle por las circunstancias, a pesar de los riesgos de contagio y de abusos.

En este contexto, queda claro que no hay decisiones que puedan resolver todos los problemas y satisfacer todas las necesidades. El cambio va pero en difíciles circunstancias.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/el-cambio-va-8841123.html

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Crear entornos de aprendizaje inclusivos para estudiantes con diferencias de aprendizaje de comunidades marginadas

Por GEM REPORT

Por Rachel Brody, Directora global, Alianzas programáticas y educación inclusiva, Enseñar para todos

La educación inclusiva es el núcleo de nuestra visión colectiva en Teach For All, un mundo donde los educadores, los encargados de formular políticas, los padres y los estudiantes trabajan juntos para garantizar que todos los niños de sus comunidades tengan la base que necesitan para dar forma a un futuro mejor para ellos. y todos nosotros  El Informe GEM 2020 sobre Inclusión y Educaciónse basa en la premisa de que «los sistemas educativos son tan inclusivos como sus creadores los hacen». En nuestra red global de organizaciones en 53 países, hemos visto el enorme esfuerzo requerido para reinventar los sistemas de opresión de la educación y el no aprendizaje, escuchar a las comunidades y desarrollar mentalidades, habilidades y conocimientos en evolución para poder crear entornos inclusivos que realmente abre oportunidades para que podamos aprender con y de cada estudiante.

En los últimos años, una de las áreas de enfoque clave para nuestro aprendizaje colectivo ha sido el tema de la educación que incluye a todos los alumnos. En asociación con el Programa de diferencias de aprendizaje de la Fundación Oak, lanzamos una becareunir maestros y entrenadores de maestros para explorar cómo crear entornos de aprendizaje más inclusivos. Después de varias iteraciones de esta beca, en 2019 realizamos una exploración global (una encuesta y entrevistas individuales) en la que nos relacionamos con formadores y desarrolladores de docentes, docentes y estudiantes de toda nuestra red global para obtener más información sobre el progreso que están realizando. hacia la creación de entornos de aprendizaje inclusivos para estudiantes de comunidades marginadas que también tienen discapacidades intelectuales y / o físicas. Al igual que el Informe GEM, aprendimos que si bien hay muchas barreras y obstáculos que abordar, también estamos viendo la implementación de innovaciones y prácticas que apoyan la inclusión.

Dos componentes que encontramos que son fuertes contribuyentes a las agendas de educación inclusiva de nuestros socios de la red son las alianzas profundas con ministerios de educación y programas como el Erasmus + de la Unión Europea que están colocando la educación inclusiva en el centro de sus propias prioridades. En Estonia, por ejemplo, el socio de la red Teach For All, Noored Kooli, organizó una conferencia nacional sobre Diseño Universal para el Aprendizaje en asociación con una universidad local, el Ministerio de Educación de Estonia y UDL-IRN . Esto condujo a un enfoque en todo el país para volver a imaginar cómo se estructura la educación para que los estudiantes puedan participar, reflexionar y desarrollar la comprensión de manera que apoyen más su aprendizaje y les den más autonomía y opciones en su aprendizaje.

De la educación inclusiva a la transferencia a escala real (FIERST), un proyecto cofinanciado por Erasmus +, está trabajando con organizaciones, incluidos los socios de Teach For All en Bulgaria, Estonia y Rumania, para ser líderes en las discusiones sobre educación inclusiva en sus países, y Su trabajo y aprendizaje se ha compartido en toda Europa. En Rumania, el proyecto está apoyando la creación de comunidades de práctica en las escuelas locales que reúnen a maestros, miembros de la comunidad y líderes escolares para no solo aprender, sino también experimentar, enfoques pedagógicos, como la pedagogía culturalmente sostenible y las prácticas metacognitivas. puede ayudarlos a construir entornos más inclusivos.

Una de las prácticas que nuestra red está encontrando críticamente importante para la educación inclusiva es la búsqueda de un conjunto más amplio de resultados de los estudiantes, incluyendo  competencia, agencia, disposiciones y conciencia . Continuamos aprendiendo que un enfoque profundo en la conciencia, entendiendo el contexto social, político y cultural en el que los estudiantes aprenden y crecen, incluidas las identidades culturales y las injusticias sistémicas, y la agencia, asumiendo la responsabilidad del aprendizaje y creyendo en la capacidad de determinar un camino de vida e impactar a otros: son críticos y apoyan a todo el alumno. Estas dos áreas de enfoque son importantes en la educación inclusiva, ya que se centran en quiénes son los alumnos y cómo aprenden.

Algunos métodos específicos que los educadores de redes están utilizando para apoyar la conciencia y la agencia de los estudiantes y crear entornos de aprendizaje donde podemos aprender con y de cada alumno son el Diseño Universal para el Aprendizaje, la Pedagogía Culturalmente Sostenible y las Prácticas Metacognitivas. Para profundizar nuestra comprensión de estos tres métodos y su impacto en los maestros y estudiantes, Teach For All ha desarrollado nuestra Comunidad para enfocarse profundamente en estos tres métodos, específicamente al apoyar a los estudiantes con discapacidades y aprender las diferencias de las comunidades marginadas.

La beca apoya a los maestros y entrenadores de maestros para que primero participen en un curso interactivo en línea para explorar cada uno de estos métodos. Luego, cada miembro utiliza un marco de investigación de acción para crear un proyecto (como este ) con su escuela o comunidad local para implementar prácticas inclusivas en su contexto y luego compartir su aprendizaje a nivel local y global a través de la cohorte de la Comunidad y una red más amplia de Teach For All.

Dada la pandemia, nuestra próxima Fellowship será completamente virtual y estará abierta a educadores dentro y fuera de la red Teach For All. La beca se lanza en agosto, e invitamos a todos los maestros y entrenadores de maestros a unirse, para que más profesionales puedan aprender juntos sobre cómo garantizar una educación verdaderamente inclusiva para todos los alumnos. Si está interesado en unirse, envíe un correo electrónico a rachel.brody@teachforall.org

Fuente: https://gemreportunesco.wordpress.com/

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