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Peru: Niños y niñas pidieron una educación basada en el diálogo y libre de violencia.

América del Sur/Perú/23.08.2016/Autor y Fuente:http://www.andina.com.pe/

Miles de niños, niñas y adolescentes festejaron el Día del Niño en la Plaza de Armas, con un abrazo lleno de calor humano, amor y comprensión para promover entre sus familias, amigos y autoridades una cultura de afecto y diálogo como forma de educar que reemplace el castigo físico y humillante, así como todo tipo de violencia en el trato diario.

Los niños acompañados por artistas, animaron a los asistentes a darse un abrazo como símbolo de unión, reconocimiento, aprecio, igualdad y rechazo a la violencia.
«Queremos que este abrazo inspire a otras municipalidades e instituciones a promover el desarrollo de estrategias que permitan una educación con ternura que involucre a las familias, escuelas, sector público y privado, y al sistema penal», expresó Gabriel Herrera, niño del Colectivo de Niños, Niñas y Adolescentes Unidos por la Infancia.
En el marco de la campaña «Infancia sin Castigo, Infancia sin Violencia», esta iniciativa promueve nuevas formas de relacionamiento entre niños, padres, madres, cuidadores y docentes para generar espacios de diálogo que reemplacen el uso de la violencia.
En diciembre del 2015, se aprobó la «Ley que prohíbe el uso del castigo físico y humillante contra los niños, niñas y adolescentes», una norma educativa y no punitiva para promover herramientas con miras a una educación sin violencia.
Es una iniciativa de las organizaciones de niños, niñas y adolescentes, con el apoyo del Instituto de Formación para Adolescentes y Niños Trabajadores (Infant) y la Municipalidad Metropolitana de Lima.
 
Dato:
Según cifras del Ministerio de la Mujer, solo en el 2015 se registraron 19,646 casos de violencia contra los niños, niñas y adolescentes en todo el Perú.
Fuente: http://www.andina.com.pe/agencia/noticia-ninos-y-ninas-pidieron-una-educacion-basada-el-dialogo-y-libre-violencia-627290.aspx
Imagen: http://portal.andina.com.pe/EDPfotografia3/Thumbnail/2016/08/21/000372014W.jpg
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Los personajes fuera de la pantalla

Centroamérica/Cuba/19 de Agosto de 2016/Autor:

Javi, de cinco años de edad, quería ver una pe­lícula en inglés y con una trama bastante violenta, aunque no entendiera nada, porque “a mí lo que me gusta es la fajatera”, expresó sonriente.

El primo, quien escribe estas líneas, le dijo ¡no!, y el niño dio unas pataditas sobre el piso, acompañadas por el inicio de un forzado llanto.

Hace varios días, Javi soñó que unos bi­chos se llevaban a su hermana en una jaula para convertirla en reina mala. Luego, estuvo desvelado hasta las dos o tres de la madrugada.

La madre lo acompañó hasta que la claridad del día borró el miedo a que aparecieran otra vez los “malhechores”, vistos antes en la pantalla.

Desde hace varias jornadas, observa con frecuencia otro material audiovisual sobre un caballo salvaje, e incorporó a sus juegos el hábito de tirar patadas y correr a toda velocidad.

Josué, de ocho años, hace un tiempo se disfrazaba de hombre araña y de otros superhéroes y hasta repetía gestos y parlamentos de aquellos con frecuencia.

¿Cuánto influyen la televisión, videojuegos y otras escenas de pleitos en los infantes? ¿Cuál es la responsabilidad de los adultos a su alrededor?

El investigador mexicano Eduardo Reyes Virrueta asegura que quienes ven violencia se comportan más agresivos sin importar su localización geográfica, sexo, nivel socioeconómico ni problemas emocionales. Eso se refuerza en los de menos edad.

Para la española María del Carmen García Galera los efectos pueden ser conductuales, emocionales y cognitivos.

Según otros estudiosos, los infantes aprenden más que imitación e incorporan soluciones “bravuconas”, aunque no las ma­nifiesten de forma inmediata, y pueden considerar las pe­leas como un mecanismo normal para resolver conflictos.

El efecto de programas y dramatizados provoca que hasta adultos repitan expresiones y formas de vestir. En los pequeños, cual esponjas nuevas, la dimensión es mayor.

Estudios sobre agresividad en la televisión revelan que ciertos dibujos animados suelen incluir 23 escenas de ese tipo durante cada hora, como promedio, e incluyen fuertes golpes, explosiones, caídas por precipicios…, pero las víctimas nunca mueren. Y, lamentablemente, esos materiales audiovisuales han sido aceptados como forma de entretenimiento desde hace bastante.

Algunos personajes suelen mostrar una gran fortaleza y otras características atractivas para los niños, y resuelven casi todo a través de la violencia.

Muchos juegos digitales privilegian los disparos, lanzar lava, matar animales o escapar de oficiales… Tal vez, ahora mismo usted, amigo lector, recuerde varios.

Afortunadamente, existen ejemplos de lo contrario. Al­gu­nas propuestas resaltan el sentido educativo y didáctico.

Los padres, familiares y otras personas cercanas a los infantes, debemos prestar atención a sus formas de esparcimiento, y establecer límites. Además, evitar los episodios agresivos o de otro tipo, que constituyan ejemplos desfavorables.

No impidamos que los pequeños pasen tiempo frente a la pantalla, pero guiémoslos en la selección de lo observado, conscientes de la importancia para su formación y comportamiento presente y futuro.

Javi, como tantos niños, sigue entre carreras, palos de escoba convertidos en potros, matas de mango y personas que lo quieren y cuidan. Seguramente, su gusto por la televisión persistirá, aunque lo mejor será que sus películas y muñes sean otros.

Fuente: http://www.granma.cu/opinion/2016-08-18/los-personajes-fuera-de-la-pantalla-18-08-2016-22-08-43

Fuente de la imagen: http://melhorepiordomundo.blogspot.com/2011/04/superman-ameaca-renunciar-cidadania.html

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Prevención educativa de violencia y criminalidad. Maltrato animal mediático y menores

Por: Marillanos Reolid Rodenas

 

En el año 1.999, el entonces Defensor del Menor, Javier Urra, encargó un estudio acerca de la repercusión psicológica de la exposición a las corridas de toros en los niños, ya que llegaron a la institución 1.848 quejas al respecto. En él participaron doce expertos, psiquiatras, sociólogos, psicólogos, realizando el informe final el Dr. Echeburúa.

De este informe se puede extraer por ejemplo, que ver corridas de toros puede aumentar la agresividad, la ansiedad y el impacto emocional de los niños. Si son niños menores de 13 años quienes las ven, llevará a niños y jóvenes a una insensibilización que les producirá indefensión al valorar las corridas de mayores y buscarán en ellas la violencia.

Se aprecian además, alteraciones de conducta y estrés conductual y psicosomático en los niños tras la experiencia reciente y general, con probabilidad de desarrollo de Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). Los niños mostraban un mayor rechazo hacia la muerte del toro, así como a que durante la corrida se realizaran actividades como la pica y las banderillas que suponen el sufrimiento del animal.

En un estudio más reciente, el psicólogo clínico francés Joel Lequesne, pone de manifiesto cuatro puntos acerca de las consecuencias negativas de las corridas de toros en el psiquismo de niños y jóvenes. Está ratificado por otro psiquiatra y médico, así como por otros profesionales.

De él podemos resumir que un niño expuesto a la tortura de un animal, le genera rechazo, apuro y miedo. Le puede provocar efectos traumáticos y una fractura psíquica; una proporción significativa de niños, desarrollará problemas posteriores, entre ellos, la desensibilización y la ocultación de deseo de compasión hacia una víctima animal.

 

Además, se debilita gravemente el sentido moral, cuando se produce el aprendizaje y justificación de la violencia, normalizándola. Se enseña al niño a que los actos de crueldad son aceptados socialmente, siendo rituales y espectáculo para disfrute y fiesta. Aprende a no conmoverse ante el castigo de una víctima, atentando contra el sentido de justicia, y de no defensa del débil, la llamada zona de “no-ley”. Contradicción educativa defendida y alentada por el modelo a seguir del niño: los padres, la familia.

Se perturba gravemente el sentido de los valores y se anula la sensibilidad, además de la capacidad de sentir empatía.

 

Incitación a la violencia.

Del informe Brisset (2002), el informe Kiregel (2002) o el informe del Inserm (2005) se extraen advertencias sobre el impacto de la violencia en los medios y la incitación a la violencia, ya que se ha encontrado una relación significativa entre comportamientos agresivos en niños y adolescentes y la exposición a escenas de violencia, lo que provoca insensibilización, habituación a la violencia, pasividad y apatía frente a actitudes y gestos violentos.

Debemos tener en cuenta que la violencia se aprende a través de los modelos socioculturales en los que se desenvuelve el niño. La familia es el núcleo primario de socialización, donde los niños realizan sus primeros aprendizajes, y tiene una especial importancia y responsabilidad en el desarrollo de niños y adolescentes.

Por eso los padres y la familia en general, tienen un peso específico en la supervisión de los contenidos televisivos y de los medios de comunicación, así como las actividades de ocio y tiempo libre a las que asisten y presencian los niños, que deben estar en todo caso, libres de violencia.

 

En contra de la educación.

La educación es un derecho recogido en el artículo 27 de la Constitución española, como también lo es el de protección a la infancia. Lo incluyen además numerosos tratados internacionales de derechos humanos, aunque figura extensamente en el artículo 13 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, ratificado por la mayoría de países del mundo.

El artículo 29 de la Convención de los Derechos del Niño, establece que la educación estará encaminada a desarrollar la personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física del niño, inculcar el respeto de los derechos humanos, las libertades fundamentales (…) para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu de comprensión, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y respeto del medio ambiente natural.

En 1980, la UNESCO, máxima autoridad mundial en materia de cultura, emitió su opinión al respecto: “La tauromaquia es el malhadado y venal arte de torturar y matar animales en público y según unas reglas. Traumatiza a los niños y a los adultos sensibles. Agrava el estado de los neurópatas atraídos por estos espectáculos. Desnaturaliza la relación entre el hombre y el animal. En ello, constituye un desafío mayor a la moral, la educación, la ciencia y la cultura”.

 

Protección a los menores.

Según la Organización Mundial de la Salud, el maltrato infantil “se define como los abusos y la desatención de que son objeto los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. La exposición a la violencia de pareja también se incluye a veces entre las formas de maltrato infantil”.

El maltrato infantil es una problemática compleja y está condicionada por definiciones, conceptualizaciones, así como factores culturales y otras variables. En cualquier caso, es responsabilidad y obligación de padres o tutores, además del resto de la sociedad (incluídos los medios de comunicación), conocer causas y circunstancias que pueden poner en peligro la salud, el bienestar y la protección de los niños.

Además debemos establecer un control parental, supervisando su educación, su desarrollo en los diferentes aspectos y etapas, enfatizando la educación en valores y la promoción de la no violencia.

La Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas en su artículo 19, establece la protección del niño contra todo perjuicio o abuso físico o mental.

Dada la revisión de los estudios anteriores, la emisión de corridas de toros a través de los medios de comunicación, así como la asistencia de los niños menores a la plaza, contraviene los preceptos establecidos en la Convención, ya que ocasiona daños psicológicos en los niños. Además de vulnerar los derechos de los menores, amenaza su salud mental.

El neurobiólogo Jean Decety, explica que la percepción del dolor de otro activa los mismos mecanismos neurológicos, que está en el origen del dolor propio, por lo que podemos decir que el dolor de otros, es nuestro dolor. Activamos mecanismos neurológicos a través de la empatía, de sufrir con el otro. Cuando obviamos ésto y afirmamos que la víctima “solo es un animal” para justificar su tortura y minimizar sus implicaciones, estamos ignorando que el niño lo considera un igual. No podemos olvidar que el niño está sufriendo cuando sufre el otro. La especie es irrelevante.

 

Maltrato animal.

El maltrato animal es el tratamiento que causa sufrimiento o daño a los animales. Comprende una amplia variedad de comportamientos crueles y violentos que provocan dolor innecesario, sufrimiento o estrés al animal, que van desde la negligencia en los cuidados básicos hasta la tortura o el asesinato intencional. La crueldad hacia los animales es absolutamente reprobable desde toda perspectiva.

La Declaración Universal de los Derechos de los Animales, aprobada por la Unesco y la ONU en 1.978, establece en su artículo 3 que ningún animal será sometido a malos tratos ni actos de crueldad.

Legalmente, el maltrato animal está tipificado en el Código Penal español; como delito en el artículo 337, y como falta en los artículos 631 y 632, aunque existen graves lagunas legislativas y su cumplimiento en España deja mucho que desear. Además, no existe una ley marco a nivel nacional, sino que las competencias están atribuídas a nivel autonómico y local, con grandes diferencias entre Comunidades.

Respecto al trato que se da a los animales en las corridas de toros, durante la lidia se pica al toro con una lanza, provocando heridas profundas y graves lesiones internas en músculos, vasos sanguíneos y nervios para que se desangre y pierda fuerza; se clavan banderillas, con arpones que desgarran la carne del animal; se atraviesa con una espada para provocarle la muerte, lo que le ocasiona graves hemorragias.

Si no muere tras la agonía, después es descabellado, profundizando un arma corto-punzante en la nuca del animal para seccionarle la médula espinal. Previo a ésto, el animal ha sido torturado con otros métodos como sacos de arena en los riñones, mutilación de sus astas, golpes, etc.

Con todo ésto, podemos afirmar, que en sentido estricto, lógico y moral, el trato dado al animal antes y durante una corrida de toros se debe considerar grave maltrato animal. El sufrimiento al que se le somete es absolutamente innecesario e injustificado, y no debe producirse por ninguna razón. Además, debe ser circunstancia de obligada inclusión como maltrato animal en el Código Penal.

 

Relación entre el maltrato animal y la violencia.

No podemos olvidar hacer una breve referencia a la vinculación que existe entre el maltrato animal, la delincuencia y la criminalidad.

Estudiada desde los años 70 por el F.B.I estadounidense, el maltrato animal se presenta como un indicador o factor de riesgo del desorden de conducta o trastorno disocial en la infancia que puede derivar en trastorno antisocial de la personalidad (TAP) en la edad adulta.

El comportamiento antisocial y criminal, está vinculado a la existencia de trastornos de la personalidad, como la psicopatía, incluídos en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM IV-TR) de la American Psychiatric Association y en la International Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems (ICD), en español CIE-10, de la World Health Organization.

El maltrato animal, dado que está relacionado con las conductas propias de las personalidades violentas, se puede producir en la infancia y ser antecedente delictivo de asesinos en serie y psicópatas, agresores sexuales, maltratadores en la violencia familiar, así como en otros ámbitos en los que la violencia y la delincuencia están presentes.

En algunos ejércitos se incluye la tortura y asesinato de animales en el entrenamiento previo para fomentar la desensibilización.

La violencia audiovisual, así como la aprobación cultural y social de la violencia, también son variables socioambientales que figuran como factores de riesgo relevantes a tener en cuenta en el comienzo de la conducta delictiva.

Debemos recordar además, que algunos trastornos de conducta, se caracterizan por una ausencia total de empatía y sentimiento de culpa o remordimiento, siendo frecuente la justificación de la violencia por parte del agresor o asesino.

Estableciendo un paralelismo con las corridas de toros, la tortura y muerte del animal también se intenta justificar por motivos socioculturales, de ocio, arte, espectáculo o tradición. Proponer al niño este modelo educativo de disfrute con el sufrimiento a un ser vivo, fomenta la adquisición de valores psicopáticos que pueden tener graves consecuencias en la edad adulta.

Según lo expuesto, recordemos que debemos trabajar por una sociedad más justa, igualitaria, educada en valores y en la no violencia, promoviendo la relación positiva entre los niños y los animales, en coherencia con las sociedades avanzadas.

Las familias, la comunidad, los colectivos profesionales de todos los ámbitos de la sociedad, las organizaciones, así como los medios de comunicación, tenemos una tremenda responsabilidad en el desarrollo integral y la educación de los niños que debemos ejercer de manera coordinada. Estamos obligados a velar por los derechos de los niños, de los animales, de la seguridad general, y la prevención de la violencia, la delincuencia y la criminalidad.

Asímismo, realizamos un llamamiento a toda la sociedad, a las Administraciones, padres, maestros, educadores, servicios sociales, juristas, policías, criminólogos, como de cualquier otro ámbito profesional, a tener en cuenta estos planteamientos. A decidir con pensamiento crítico y ejercer de manera activa la responsabilidad de evitar la exposición de los niños y jóvenes a la violencia.

Publicación original: http://cj-worldnews.com/spain/index.php/es/criminologia-30/animales-y-violencia/item/2885-prevencion-educativa-de-violencia-y-criminalidad-maltrato-animal-mediatico-y-menores

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Los niños: vivir en violencia

Por: Abelardo Carro Nava

Con el paso de los años nos hemos acostumbrado al clima de violencia que se vive en México. Se ha vuelto tan rutinario escuchar en las noticias, con los vecinos, con los amigos, con los compañeros de trabajo, con nuestra pareja; en fin, con quienes regularmente convivimos, que a tal o cual persona la asaltaron, la secuestraron, la golpearon, la violaron, la sobajaron o la insultaron.

Como decía, se ha vuelto tan rutinario que tal hecho se observa –sobre todo en las grandes ciudades– con indiferencia. –¡Ni es de mi familia, por qué lo voy a defender!, ¡ay, Dios mío, pobre hombre (o mujer) lo están golpeando!, ¡bien merecido lo tiene, con seguridad andaba en malos pasos –. Son algunas de las expresiones que regularmente oímos decir a propios y extraños.

México, hay que reconocerlo, está sumergido en un clima de violencia nunca antes visto. Causas que han originado tal clima, son variadas y muchas de ellas, han estado ligadas a la fragilidad del estado de derecho, los altos niveles de corrupción y, por supuesto, el narcotráfico.

Desde mi perspectiva este último, es el que ha calado más hondo en la cultura del pueblo.

Recuerdo muy bien que hace un año, en una visita que realicé a la hermosa ciudad de Mazatlán, Sinaloa y, en una más reciente al bello estado de Chihuahua, me topé de frente con un fenómeno que, desde hace mucho tiempo, ha venido creciendo de manera imperceptible; me refiero pues, a los grupos norteños y/o bandas cuyas canciones, han llevado a uno que otro interprete, como Gerardo Ortiz, a ser citado ante las instancias judiciales. Nada malo tendría este aspecto que se relaciona con una de las más bellas expresiones del ser humano, la música; sin embargo, el manejo que se le da a través de los medios de comunicación –redes sociales y canales de televisión–, son de llamar la atención, pues en éstos se exhibe: dinero, camionetas lujosas, armas, joyas, mujeres –con poca ropa– y demás superficialidades que, de alguna manera, genera cierta reflexión y análisis sobre lo que uno quiere para sus hijos. Y esto… esto es precisamente lo que se está transmitiendo al pueblo cual esponja, absorbe y reproduce.

No, no crea que me espanto ante este tipo de cuestiones, solo le pediría cinco minutos de su tiempo para que viera en el canal de YouTube, un video que se titula “Narco Cultura, el documental”, publicado por el periodista Shaul Schwarz, en el que se evidencian todas y cada una de las cosas que líneas atrás describo y afirmo.

¿Qué es lo que pasa entonces?, ¿cuál es la aspiración de nuestros niños y jóvenes dado el contexto en el que se encuentran?, ¿cuál es el papel del maestro y la escuela mexicana?

Por principio de cuentas, y con la idea de sustentar mi dicho, quiero compartirle algunos datos sobre la violencia existente en el mundo, misma que incluye a niños y jóvenes menores de 18 años. Tanto el Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (Unicef) como el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), han reconocido alguna forma de violencia en más de 40 millones de éstos, motivo por el cual, se integró hace unos años la Ley General de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes, misma que en nuestro país, es y ha sido, letra muerta.

Ahora bien para el caso de México, esta misma organización (Unicef), dio a conocer algunas cifras que, desde mi perspectiva, son alarmantes: “62% de los niños han sufrido maltrato, 10.1% de los estudiantes han sido agredidos físicamente, el 5.5% ha sufrido violencia sexual y, el 16.6%, violencia emocional”.

Si esto no fuera suficiente, permítame brindarle un dato más: 21 millones de niños viven en pobreza y, de éstos, 4 millones 700 mil padecen pobreza extrema (Unicef).

Pobreza, violencia y cultura, son aspectos que indiscutiblemente han influido para que consideremos este tema, tan real como cierto, pero que es negado por varios funcionarios del gobierno federal en turno. Y es que mire usted, el mensaje que el pasado 29 de abril dirigió el Presidente a los niños y niñas de México, por el Día del Niño, sonó de lo más hueco y absurdo. El trabajo, explotación, pornografía y violencia infantil es una realidad ¿Por qué negar tales hechos si a la luz de las investigaciones se revelan con claridad tales fenómenos cuya magnitud es alarmante?, ¿por qué no atender la educación preescolar en lugar de proponer meros paliativos a través de las guarderías infantiles?, ¿por qué no dar paso a la aplicación irrestricta de la ley sin menoscabo alguno? La respuesta es simple: vale más la política que las realidades que enfrentan millones y millones de niños mexicanos.

profe-durango¿Vivimos en un país donde la violencia se ha vuelto una costumbre? Si. ¿La escuela y los maestros pueden hacer mucho al respecto? Desde luego. Sin embargo el trabajo es de todos, sin miramientos ni falsas promesas.

Ciertamente en los últimos días, el caso de maestros o maestras que han abusado de sustatus con el propósito de agredir o discriminar a sus estudiantes ha llamado la atención y han sido, si no me equivoco, sancionados pero… ¿serán los únicos que deben ser separados de sus cargos por sus actos cuando a diario se observa corrupción y tráfico de influencias en otros funcionarios públicos?

Como diría mi abuela: “o todos coludos o todos rabones”. Frase que encaja muy bien en este contexto, sobre todo, cuando nos enteramos de líderes sindicales o exfuncionarios públicos que han robado dinero del erario que, con dificultades, aportamos los mexicanos a través de nuestros impuestos.

El cansancio de la gente ante estos hechos es evidente. ¿Eso explica la violencia? Probablemente, pero también, los factores que con antelación señalaba. Trabajar a favor de los niños y niñas de México, es una prioridad. La creación de más leyes que sancionen o endurezcan sus penas colabora, si, pero en lo más mínimo.

Pensemos pues, en una educación que fortalezca los valores universales que son tan necesarios en un contexto violento como el nuestro si es que realmente pretendemos que nuestros niños y niñas sean mejores ciudadanos y mejores seres humanos.

Publicado primeramente en: http://www.educacionfutura.org/los-ninos-vivir-en-violencia/

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