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Uruguay: Admisión de rezago educativo

Uruguay/21 de Abril de 2018/El Observador

La severidad de las conclusiones de Ineed y Unicef exige la atención oficial negada hasta ahora

Las alertas sobre las carencias en la educación pública y los riesgos que conllevan para el país no han logrado hasta ahora horadar el muro oficial de desaprensión e incompetencia. Merecen mejor atención las advertencias más recientes, ya que no provienen de opositores políticos o técnicos privados sino que están contenidas en un informe conjunto de un organismo estatal y Naciones Unidas. Un estudio del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) y Unicef concluyó de manera tajante que si Uruguay no sale del rezago educativo, los estudiantes de hoy tendrán dificultades más adelante en encontrar empleo y sufrirá «la competitividad global del país». Y en momentos en que sindicatos docentes presionan por más recursos para la educación pública sin ofrecer contrapartida de resultados, el informe, al enfatizar «los bajos niveles» actuales en la formación estudiantil, destaca la probable inutilidad de asignar mayores partidas presupuestales si paralelamente no se reforma el sistema.
Ineed, organismo estatal autónomo, y Unicef concuerdan en reconocer avances en la generalización educativa para la primera infancia y la incorporación de tecnologías para uso pedagógico, especialmente con el Plan Ceibal. Pero advierte contra el atraso en que se encuentra Uruguay en el mundo actual en materia de calidad de la educación. Destaca que la situación es especialmente grave en la enseñanza media, por lejos el eslabón más flojo en la cadena de la enseñanza pública por sus deficiencias curriculares y docentes, y altos niveles de deserción y repetición. Enfatiza además que para llevar el país a las exigencias del siglo XXI se necesitan «consensos de largo plazo tanto políticos como con actores relevantes».
La observación está dirigida directamente a los dos sectores responsables de la pobreza educativa. La Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), que preside Wilson Netto, se niega una y otra vez a implementar cambios que todos conocen pero nadie pone en marcha. Incluyen adecuadas propuestas específicas planteadas por los técnicos de Eduy21 y otros muchos expertos del sector privado. Y los tres gobiernos del Frente Amplio han mostrado una incomprensible tolerancia con la renuencia de ANEP. Todo empezó con la defectuosa ley de educación, aprobada durante la primera administración del presidente Tabaré Vázquez y resistida hasta en ámbitos docentes. Siguió con la vacua promesa del expresidente José Mujica de modernizar la educación pública y ha culminado bajo el gobierno actual. Vázquez le puso a la intrascendente ministra de Educación, María Julia Muñoz, dos laderos técnicos para llevar adelante las reformas. Pero ambos desaparecieron prontamente de la escena oficial cuando Netto frenó cambios que hubieran puesto el país a rueda del mundo actual, aprovechando la tolerancia culposa del Poder Ejecutivo.
El informe de Ineed y Unicef reclama «garantizar una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos», destaca como «factor de riesgo» la baja formación docente, especialmente en secundaria, y propone metas para corregir las deficiencias. La severidad de las conclusiones de ambos organismos exige la atención oficial negada hasta ahora, a menos que se acepte denigrar el futuro de la juventud uruguaya y el desarrollo del país.
Fuente: https://www.elobservador.com.uy/admision-rezago-educativo-n1224544
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El deterioro en el tejido institucional de la educación pública en México

México/21 de Abril de 2018/Educación Futura

Así como la década de los ochenta fue reconocida por las especialistas como la década perdida de la educación en el mundo, en donde prácticamente no pasó nada, de igual manera el presente sexenio puede considerarse como un periodo perdido en la historia de la educación en nuestro país. Se nos anunció al inicio que tendríamos una reforma educativa de gran calado, y terminamos con la caricatura de una serie de ajustes en la regulación laboral y admisntrativa de los y las docentes de educación básica y media superior en nuestro país. ¿De qué se trata? A este gobierno le gustó jugar a las mentiritas a dar gato por liebre, desde un inicio y hasta el final. El problema no ha sido el mal manejo en el plano de la política en la esfera gubernamental, el problema en el fondo, muy en el fondo, es el deterioro que se ha generado en el tejido institucional de la educación en México. Paso a hacer un recuento de dicho deterioro:

  1. La educación en México ha perdido legitimidad. Es decir, se duda mucho o ya muchos no creen en la efectividad del servicio educativo que ofrece el sistema.
  2. Los y las docentes viven asediados por la persecución de la evaluación. La evaluación lejos de percibirse como área de oportunidad se sigue percibiendo como una furente amenaza, que perturba e incomoda a los y las docentes y que ha inaugurado un escenario inédito poco estudiado, la paranoia profesional de muchos docentes.
  3. La calidad se mantiene en el mismo punto o con una tendencia hacia la baja. Aquí es relativamente sencillo corroborarlo, consultando los indicadores, sondeos y resultados en comparativo de las pruebas estandarizadas (la prueba OPISA por ejemplo). Desde la vitrina de la OCDE México sigue siendo un país que no mejora sus indicadores, y ellos explican porque no se ha cumplido plenamente con sus recomendaciones. Visto desde nosotros, la calidad educativa en México se ha paralizado debido al gran engaño que ha significado la supuesta reforma educativa.
  4. Los ajustes al sistema producto de la reforma han sido involutivos. Es decir se había avanzado mucho en institucionalizar una serie de reglas y regulaciones de la profesión docente, de los esquemas para la promoción laboral, salarial y profesional de los y las educadores de este país. Hoy todo eso, es letra muerta, hoy las nuevas reglas tienen como intención central crear un escenario de vulnerabilidad laboral, con un alto nivel de inseguridad del mismo tipo. Creo que eso lo han conseguido con relativa facilidad.
  5. El dilema entre centralismo o descentralización ha violentado el verdadero espíritu federalista del constituyente. ¿Qué si la nomina y los recursos pasan a los estados que si la nomina se centraliza a través del FONE, etc.? En el fondo lo que está en juego es el margen de maniobra de los gobiernos estatales, pero aquí el problema es el cáncer de la corrupción, hay una competencia para ver quiénes son más corruptos si el gobierno federal o los gobiernos estatales.
  6. Niños y niñas padres, de familia y la sociedad en su conjunto, comienzan a dudar del servicio que reciben de los espacios escolares y buscar alternativas sin encontrarlas fácilmente a la mano. Esta es la parte más triste miles de niños y niñas sobre todo miles de jóvenes asisten a sus escuelas en turno, sin creer, ni aceptar el paquete formativo que reciben, dudando de que la educación que reciben les servirá para la vida presente y futura.

Cuando se habla del deterioro en el tejido institucional de la educación pública de muestro país, se afirma que el proyecto estratégico del actual sexenio ha sido un rotundo fracaso, primero porque no fue reforma lo que vivimos mucho menos educativa a lo único que asistimos es a un “batidero” de los componentes del sistema para tensionarlos y confrontarlos contra sí mismos: los docentes contra la sociedad, la sociedad en contra de los docentes, los medios en su campaña de desprestigiar a los docentes, los docentes en su proyecto de movilización para sacudirse las amenazas de una reforma que lo que único que pretendía era descreditar la profesionalización de los y las educadores, la esfera del gobierno que ha visto como enemigos a todos y todas que hemos estado en desacuerdo con argumentos las propuestas surgidas de su proyecto de reforma, la sociedad que se mueve buscando salidas pero con la brújula perdida. De esta manera, va a ser mucho más difícil recuperar lo que ya teníamos que haber perdido lo que ahora perdemos. ¿Por qué? Porque en educación así son las cosas, en un día se puede arrojar al cesto de la basura lo que ha costado largos años construir.

El tejido institucional de la educación pública no sólo se integra de elementos instituidos, de acuerdos tácitos, de prácticas y tradiciones, de costumbres hechas ley; también se integra de búsquedas y expectativas basadas en el deseo de mejores cosas y de un mejor escenario. Estoy seguro que en miles de maestros y maestras está el firme propósito de hacer mejor su trabajo, tal vez no sea sencillo conseguirlo, faltan cosas por hacer. Las piezas del sistema que se han movido lejos de facilitar estos procesos hacia la mejora, los han distanciado.

Necesitamos no sólo una nueva y mejor disposición para mejorar sino también, acciones congruentes de dicha diferencia. La pregunta con la que cierro para que alguien la abra más adelante es. No todo lo que uno se pregunta se puede responder: ¿De qué manera es posible recuperar y recomponer el tejido institucional de la educación pública en nuestro país, a partir del profundo y estructural deterioro que vivimos al interior del sistema educativo nacional?

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-deterioro-en-el-tejido-institucional-de-la-educacion-publica-en-mexico/

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Rebelión (de profes) en las aulas de EEUU

Estados Unidos/21 de Abril de 2018/El Periódico

Huelgas y protestas de profesores están dejando huella en estados controlados por los republicanos

Quedan en evidencia no solo los recortes en educación, sino el coste de otras políticas conservadoras

En la era de Donald Trump la protesta ha cobrado renovada fuerza en Estados Unidos. Y evoluciona. Primero tomaron las calles quienes rechazaban su mera elección e inmediatamente después las mujeres se pusieron al frente del activismo, social y político. Hubo también acciones concretas para protestar por decisiones políticas como el veto a la entrada al país de musulmanes y recientemente los estudiantes del instituto de Parkland (Florida) han conseguido inyectar inusitada fuerza a la lucha por el control de las armas de fuego. En las aulas, no obstante, está naciendo otra rebelión: la de los profesores.

Desde marzo se están produciendo huelgas y protestas de maestros de primaria y secundaria en varios estados controlados por los republicanos. En marzo lograron una importante victoria en Virginia Occidental, donde tras nueve días de paros los maestros consiguieron un aumento del sueldo del 5%. Esta semana los de Oklahoma también han puesto fin a otros nueve días de paro y cobrarán hasta 6.000 dólares (unos 4.850 euros) más de salario anual. Y están abiertas también en otros feudos conservadores como Kentucky y Arizona.

Su lucha está dejando en evidencia la desastrosa situación de la educación pública en EEUU tras décadas de recortes, pero también los costes de otras políticas republicanas, especialmente el traspaso de obligaciones a los funcionarios (no solo profesores) que hace que cada vez estos tengan que afrontar más costes de sanidad de su propio bolsillo. “Han pasado los costes de salud y pensiones a los empleados, así que estos están ganando menos y gastando menos”, ha denunciado Randi Weingarten, quien preside la Federación Americana de Profesores, un sindicato con 1,7 millones de afiliados.

Situación precaria

Oklahoma ejemplifica la situación. Hace tiempo que el 20% de las escuelas públicas del estado dan clase solo cuatro días por semana por la falta de fondos. En los últimos 10 años la inversión por cada estudiante ha caído un 28% y en el 2015 ese gasto por alumno estaba en 8.000 dólares, lejos de la media nacional de 11.400 dólares y, como en otros 28 estados, por debajo de donde estaba en el 2008.

Según datos de la Asociación Nacional de Educación, los profesores de Oklahoma son los terceros peor pagados del país (con 45.000 dólares anuales, solo por delante de Misisipí y Dakota del Sur), lo que provoca que muchos se marchen a estados donde están mejor remunerados y que las clases se llenen de sustitutos o profesores certificados para emergencias. Y quienes se quedan narran historias de absoluta precariedad.

Desinversiones y debilitamiento de los sindicatos

Según ha escrito en ‘The Washington Post’ Jon Shelton, profesor en la Universidad de Wisconsin y autor de un libro sobre protestas de educadores en los años 60 y 70 del siglo XX, “las desinversiones en educación pública en muchos estados han llevado a condiciones similares a las que los maestros tenían antes de la negociación colectiva”. Esta estaba prohibida para los funcionarios prácticamente en todos los estados de EEUU antes de 1969 y en los últimos años ha vuelto a vivir una regresión. Un renovado asalto comenzó en Wisconsin en 2011, cuando el gobernador republicano Scott Walker firmó una ley que recortaba el derecho a la negociación colectiva. Medidas similares se propagaron por al menos otra decena de estados. El gasto médico en funcionarios cayó inmediatamente. Y todo mientras los conservadores seguían recortando impuestos a grandes corporaciones y las rentas más altas.

El asalto ha debilitado aún más a los sindicatos de EEUU, históricamente una fuerza política y organizativa alineada mayoritaria pero no exclusivamente con el Partido Demócrata. Y estos pueden verse incluso más golpeados por el Tribunal Supremo, ahora dominado por los conservadores, que podría en junio dictar sentencia contra el pago obligatorio de cuotas.

La rebelión en las aulas, no obstante, apunta a un descontento capaz de activarse incluso sin el respaldo sindical. Muchas han surgido de forma orgánica, con individuos coordinándose a través de las redes sociales. Y han logrado triunfos que van más allá de subidas salariales. En Oklahoma, por ejemplo, han empujado a la primera aprobación en 28 años de una subida de impuestos.

 “Puede que los profesores sean más poderosos ahora que antes”, escribía Shelton. “No pueden ser externalizados y ni los acuerdos de libre comercio inclinados a intereses corporativos ni la tecnología digital les pueden volver obsoletos. Es posible que los profesores en huelga en el país representen el principio de una tendencia en que la gente corriente que mantiene en marcha nuestro sistema de educación –y nuestra economía—se dé cuenta de cuánto poder tiene”.

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/internacional/20180415/huelgas-profesores-estados-conservadores-eeuu-6741229

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Presiones para subir notas, cuotas ‘voluntarias’ impuestas y otros amaños que enturbian la vida escolar

Por: Saray Marqués

El caso del máster fraudulento de Cristina Cifuentes ha hecho que emerjan prácticas cuestionables, afortunadamente no generalizadas, en la universidad que conviene limpiar ¿Y si miramos a nuestros colegios e institutos? ¿Damos por naturales comportamientos deshonestos o poco íntegros?

No, la culpa no es de la universidad española, pero el caso del máster fraudulento de Cristina Cifuentes, al que la presidenta madrileña ha tenido que renuciar, destapado por eldiario.es ha hecho que se empiecen a nombrar en voz alta males que, sin ser endémicos, sí que existen en ella, como las dificultades para que el control sea exquisitamente riguroso, para que los desmanes sean inviables, para que los tratos de favor no tengan lugar y no se permita hacer la vista gorda. También, para que la autonomía universitaria sea real y para que tener un contrato como profesor no signifique ningún tipo de pleitesía hacia ningún catedrático benefactor.

Jaume Sureda Negre es catedrático de la Universitat de les Illes Balears, donde dirige el Departamento de Pedagogía Aplicada y Psicología de la Educación. Con su grupo de investigación Educación y Ciudadanía ha analizado distintos casos de “deshonestidad académica” ya desde la ESO y ha alumbrado trabajos como El plagio académico en Educación Secundaria, junto con Rubén Comas. Para Sureda, “es evidente que las prácticas deshonestas afectan también a los niveles educativos no universitarios”, y cita como ejemplo “inflar las notas”.

En la amplia bibliografía que, asegura, existe sobre la corrupción en educación, se suele diferenciar entre “pequeña corrupción” (copiar, por ejemplo) y “gran corrupción” (vender o comprar artículos académicos, por ejemplo): “Hay partidarios de restringir el uso del término corrupción académica a aquellos casos en que se han producido cambios o beneficios económicos, y de referirse a los otros casos de malas prácticas como faltas de integridad académica, entendiendo por integridad aquellas conductas y acciones coherentes con una serie de normas y principios morales y éticos. Pero, personalmente, soy partidario de utilizar el concepto de corrupción para hacer referencia tanto al abuso de poder en beneficio propio –la gran corrupción– como a la ausencia de integridad académica –la pequeña corrupción-”.

Chiringuitos en Valdemoro, pero no solo

Si uno piensa en corrupción en las aulas a gran escala le vienen a la cabeza casos sonados como esa suerte de chiringuito en Valdemoro que supuso la trama Púnica, por la que el que fuera número tres del Gobierno de Esperanza Aguirre, Francisco Granados, y su socio, David Marjaliza, se llevaban una mordida de en torno a 900.000 euros por cada colegio concertado que se ponía en marcha, a través de una empresa que lo vendía después a cooperativas de profesores para su gestión.

O, más reciente, en ese puesto creado ad hoc para la hija del inspector jefe de la Delegación de Educación en Sevilla, que desveló el diario El Mundo y obligó al Gobierno de Susana Díaz a abrir una investigación interna sobre el reparto de una serie de destinos de forma discrecional, al margen de los procedimientos ordinarios y sin cumplir los requisitos pertinentes.

Pero, sin llegar a esos extremos, sin copar grandes titulares, muchos consideran que colegios e institutos no están exentos de prácticas que se podrían englobar bajo el paraguas de corrupción.

Una persona con una gran trayectoria en la educación no universitaria, donde ha ocupado cargos de responsabilidad, y que prefiere no dar su nombre, reflexiona: “La educación y sus instituciones están controladas en un porcentaje demasiado alto por la Iglesia, por algunas empresas y por los políticos, en el caso de la pública. No sé cómo podemos sobrevivir a tantos intereses que nada tienen que ver con un niño y su maestra intentando comprender y aprender la división por dos cifras de la mejor manera posible y respetando el ritmo natural de ese niño o esa niña concretos, o con el alumnado que necesita refuerzo sin personal suficiente que se lo proporcione mientras se gastan millones de euros en libros de texto no siempre adecuados. Está todo desequilibrado, la honestidad también”.

En su opinión, “en los colegios e institutos públicos es más difícil comerciar, porque no hay nada que vender. Es un servicio público con funcionarios que no tienen necesidad de engordar las notas. No así en la concertada o privada. Leyendo la lista de los mejores colegios que publica El Mundo hay poco más que hablar”.

El hecho de que los datos sean públicos complica también los tejemanejes en la pública: “Una vez vi una beca concedida a la hija de un profesor de instituto sin que le correspondiese. El alumno perjudicado presentó una reclamación y al final fue a parar a las manos correspondientes”. Sin embargo, sí que ha calado una cierta sensación de impunidad que, a su juicio, empieza a remitir: “Todos llevamos un pequeño Bárcenas dentro, pero también sobreviven esos tipejos porque los demás les damos permiso. Nunca pasa nada… Hasta ahora. Parece que ahora está pasando. Hay cosas moviéndose. No sé si todas a favor de la honradez y la equidad”.

“Me debes el puesto”

Felipe de Vicente Algueró es el presidente de la Asociación Nacional de Catedráticos de Instituto (ANCABA), y hace una clara distinción entre universitaria y preuniversitaria: “Empezando por el modelo de acceso. Las oposiciones son más objetivas. En la universidad muchas veces se logra medrar a base de favores, o prosperan los candidatos con más amigos dentro del tribunal”.

En su caso, asegura que fue uno de los factores que jugó a favor del instituto: “Prefería enfrentarme a una oposición y conseguir el puesto que tirarme años limpiando los zapatos a un catedrático de universidad para que este me apadrinara”. De su presencia en tribunales de oposiciones zanja: “No se puede hacer trampas”.

Y, sin embargo, sí que cuestiona algunas prácticas también en su terreno. Se muestra crítico, por ejemplo, con el decreto de plantillas en vigor en Cataluña: “Una parte de las plazas se reservan, no salen a concurso… Los directores le otorgan a esas plazas un determinado perfil, como en la universidad, pero la verdad es que les falta poner nombre y apellidos, están hechas muy a medida. Hay una comisión, sí, pero se tienen en cuentas puntuaciones subjetivas, como la de la entrevista con el director”. De Vicente cuestiona la independencia de las personas que obtengan la plaza dentro de este cupo: “Yo entiendo que pueden sentir o se les puede hacer sentir que, de alguna manera, se la deben al director”.

Las increíbles notas crecientes

Por lo demás, De Vicente asume que muchas veces el alumno se inicia en el plagio en el instituto: “También a veces se carga al alumnado con demasiadas cosas. Quizá en vez de tantas asignaturas, y un trabajo por cada una de ellas, se podría seguir la estela de Cataluña, que cuenta con un trabajo de investigación al finalizar bachillerato, dirigido por un tutor, con tiempo para ir revisándolo, para ir tutorizando al alumno… Así se hace también en el Reino Unido, pero allí el alumno que más asignaturas tiene en 2º de bachillerato tiene cuatro; aquí, se enfrenta a 11”.

Partidario de una reválida al finalizar la etapa, en la línea de Francia, Alemania e Italia, la reválida Lomce que de momento está paralizada, De Vicente trata de convencer a los críticos de que introduciría criterios de verdad objetivos: “Ahora todo el mundo infla las notas. No solo los privados, también los públicos. Tu entrada en la universidad depende de esa nota, el profesorado se reúne: ‘Solo tiene una asignatura suspensa, pobrecito’, ‘Quiere entrar en Medicina, pobrecito, le falta una décima’, y por querer hacer un favor se infla la media de bachillerato en todas partes”. A su juicio, esto se acabaría con una prueba externa, corregida por profesores externos, con la homologación de una agencia que cada año revisara si se corresponde con el nivel de exigencia requerido en cada una de las comunidades autónomas.

Una profesora de instituto incluso va más allá: “A veces, la dirección o inspección desautoriza al profesorado otorgando al alumno una nota que no merece. Es el caso de aquellos alumnos que cursan 2º de bachillerato y suspenden una materia porque ni siquiera se han presentado a la convocatoria de recuperación esperando que se le apruebe por junta. La junta puede dar por aprobado a un alumno aunque el examen no esté superado. Los padres protestan o bien a dirección o a inspección y vuelven con el aprobado bajo el brazo. Conozco algún caso. Es flagrante que se apruebe al alumno sin haberse ni presentado al examen de recuperación y que se desautorice al docente y a la junta de evaluación, porque ni siquiera esta ha decidido dar el aprobado por junta”.

Cuotas que siguen sin cumplirse

Son muchos los que fijan su mirada en la enseñanza concertada. Para el catedrático de la Universidade da Coruña, Jurjo Torres, en ella existen prácticas que podrían calificarse de corruptas como “recomendar a las familias que hagan donativos a las fundaciones que están detrás de esos colegios religiosos o incluso obligar a pagar una cantidad notable como cuota de entrada que se comprometen a devolver al final de la escolaridad, o sea, obligan a las familias a hacer préstamos sin interés durante seis, 10 o más años; obligar a comprar uniformes, un gasto a mayores que ya es excluyente para familias con escasos recursos; obligar a comprar uniformes en un único centro comercial, con lo cual es previsible pensar que ese centro comercial le dona a dicho colegio una cantidad por uniforme vendido; vender en sus librerías privadas los libros de texto y toda clase de recursos curriculares de carácter individual; ofrecer actividades extraescolares a mayores que cada familia debe financiar y que discriminan a aquellos estudiantes que no pueden cursarlas porque sus familias carecen de dinero para ello; tener un servicio de comedor privado que hay que pagar a mayores pues los alumnos no tienen tiempo para acudir a comer a sus domicilios… y todo esto mientras a los colegios concertados como a una gran parte de los públicos las editoriales les ‘regalan’ pantallas digitales u otros para presionarles a elegir sus libros de texto, con lo que se garantizan ventas de al menos cuatro años en ese centro”.

Muchas de estas prácticas traen de la mano un filtrado del alumnado: “Concertada y privada deben funcionar como una empresa de captación de clientela, así que se las tienen que apañar para que el alumnado con necesidades educativas especiales, pobre o no homogéneo vaya a la pública, ya que las familias, aunque no lo digan, buscan más que sus hijos e hijas tengan roce con alumnado de buena familia que con personas reales con problemas reales”, asevera una directora de colegio.

“Sin duda a mí lo que me parece más grave es la falta de una escolarización equilibrada”, recalca Miguel Soler, secretario de Educación e Investigación en la Comunidad Valenciana. “En el informe del Defensor del Pueblo de 2002 se decía que cuando un centro escolariza a más de un 20% de alumnado de especial dificultad por la razón que sea se hace difícil una buena respuesta, tanto al conjunto del alumnado, como a esos chicos y chicas que necesitan más apoyo que el resto. 16 años después esto sigue siendo verdad, y siguen existiendo prácticas que buscan, por distintas vías, seleccionar al alumnado, que a determinados centros solo acuda un sector del alumnado”.

Soler rescata la anécdota de un amigo con un restaurante de precio medio-alto: “Se le ocurrió bajar el precio del menú y un sector del público le pidió que lo volviera a subir, porque estaba entrando gente que no les gustaba. Esa anécdota, que es grave, en educación es muy grave”.

Con Vicent Marzà como conseller han intentado paliar esta situación, eliminando el distrito único, “que hacía que los centros, tanto los concertados como los públicos con mayor demanda, eligieran a las familias, por la vía del punto del consejo escolar”, o dotando a todos los centros de los apoyos pertinentes, para que se acabe con excusas como: “Tu hijo necesita un PT que no tenemos pero en el público de enfrente sí lo hay”, o reservando en todos los centros un porcentaje de plazas para alumnado de especial dificultad.

“Hay muchas maneras de seleccionar”, apunta Soler, que menciona cómo antes de la llegada de Marzà se veía  natural que un alumno que había estado escolarizado a los dos años en un centro de infantil –pagando su familia unos 400 euros al mes– gozara de un punto más para luego matricularse en tres años en determinado colegio, o cómo incluso se encontraron que, si se concedía un punto en el baremo para deportistas de élite, había 13 alumnos de tres años que contaban con un punto por ese motivo”. Soler señala que las cuotas voluntarias no son la única estrategia en esta dirección, “y en función del importe de esa cuota, no siempre tiene ese efecto de tirar alumnos fuera”.

Al final, los criterios que rigen en su comunidad autónoma son los que marca la ley (hermanos, proximidad, renta…). “Establecimos un baremo único para evitar las corruptelas”, rememora Soler, “Hubo contestación, pero ahora está todo más calmado. Las familias han comprobado que en realidad solo hay un 20% de centros con más demanda que oferta, y que en el resto entran todos los alumnos que lo piden”.

De todas formas, reconoce el secretario que no han logrado esa meta que se proponían, que no se rebase el 20% de alumnos de “especial dificultad” en ningún centro: “Llevamos tres años aplicándolo, y solo a la entrada, cuando en algunos casos no se ha identificado aún esa dificultad. Para que se note en su conjunto, y con la excepción de algunos barrios en que la propia planificación urbanística lo complica, harán falta cinco o seis años más con estos mismos criterios”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/04/18/presiones-para-subir-notas-cuotas-voluntarias-impuestas-y-otros-amanos-que-enturbian-la-vida-escolar/

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Chile: El movimiento estudiantil resucita en las calles una vieja amenaza para Piñera

América del sur/Chile/19 Abril 2018/Fuente: La Nación

Los estudiantes volvieron a las calles para reclamar el fin del lucro en la educación

El sonido de los tambores, las coreografías sobre el pavimento, los cuerpos pintados, las pancartas multicolores alusivas al fin del lucro en la educación y la violencia volvieron a asomarse por las calles de Chile, en la primera marcha estudiantil que enfrentó el gobierno del presidente, Sebastián Piñera, a treinta y nueve días de haber asumido su segundo mandato.

La manifestación -convocada por el Colegio de Profesores, la Confederación de Estudiantes Universitarios (Confech) y otras organizaciones sociales- comenzó con cierto retraso y se concentró en diversas ciudades del país como Valparaíso y Concepción, aunque la protesta más numerosa fue en Santiago, donde miles de jóvenes marcharon desde la Plaza Italia, el sitio emblemático de reuniones populares, hasta la calle Echaurren. En ese lugar se montó un escenario y se realizó el acto de cierre de la actividad, autorizada por la Intendencia Metropolitana, y que según los organizadores reunió a 120.000 personas, mientras que desde el gobierno estimaron que participaron 30.000.

«Hay un espaldarazo de la ciudadanía. El ministro debe retractarse de sus palabras cuando dijo que no era tiempo de marchar», aseguró Alfredo Mohor, presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile y vocero de la Confech, tras la manifestación.

Los estudiantes centraron sus principales cánticos y consignas hacia el fin del lucro efectivo, el término del endeudamiento (reflejado en la condonación de las deudas del Crédito con Aval del Estado, CAE) y la exigencia de una educación «no sexista». En ese contexto, hubo mensajes alusivos al ministro de Educación, Gerardo Varela, quien en una entrevista reciente dijo que sus hijos «son unos campeones» por usar varios preservativos en una noche. Su frase generó solicitudes de rectificación por parte de voceras estudiantiles y críticas de parlamentarios del mismísimo bloque oficialista.

Los estudiantes volvieron a enfrentarse contra las fuerzas seguridad, que utilizaron gas y agua para dispersarlos
Los estudiantes volvieron a enfrentarse contra las fuerzas seguridad, que utilizaron gas y agua para dispersarlos Fuente: AFP

Los primeros incidentes se produjeron cuando la caravana multicolor se aproximó al casco histórico de la ciudad, y hubo enfrentamientos entre grupos de descolgados de los propios manifestantes y la policía chilena. Las fuerzas especiales utilizaron carros hidrantes y lanzagases para dispersar a la multitud y obligarla a circular por la calzada sur de la Alameda, la principal arteria de Santiago, y que era la zona que estaba autorizada.

En ese momento, los focos de desmanes fueron controlados y la columna de estudiantes avanzó de forma pacífica frente al Palacio de La Moneda con sus organizadores a la cabeza y sosteniendo el principal lienzo de la marcha que rezaba «Chile ya decidió: No + Lucro, No + Deuda, No + Educación Sexista».

Sin embargo, las escaramuzas alcanzaron una mayor temperatura en el epílogo de la marcha, cuando encapuchados lanzaron bloques de cemento a la policía y montaron barricadas, que los propios estudiantes intentaron desarmar y apagar. La atmósfera se contaminó con los gases lacrimógenos que las fuerzas de orden utilizaron y los locales comerciales se vieron obligados a bajar sus cortinas de forma momentánea. El tren subterráneo santiaguino cerró las estaciones próximas a la manifestación y algunos equipos de prensa de televisión fueron atacados en medio de sus despachos en vivo. Los desmanes continuaron hasta pasadas las 14 horas.

Los organizadores celebraron la convocatoria y catalogaron como «hechos aislados» los incidentes. «La marcha de hoy ha sido completamente exitosa. Solo en Santiago somos 120 mil personas y en todo Chile más de 200 mil», expuso Rodrigo Rivera, otro de los voceros de la Confech. Karla Rubilar, intendenta de la Región Metropolitana, en tanto, declaró que la movilización había sido «muy disgregada, con grandes espacios entre los que se manifiestan. En general, (fue) una marcha bastante pacífica, con incidentes aislados».

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Docentes de Colombia anuncian paro por 48 horas

América del sur/Colombia/19 Abril 2018/Fuente: Prensa Latina

La Federación de Trabajadores de la Educación (Fecode) de Colombia, que agrupa a unos 300 mil docentes, anunció hoy un paro nacional para el 9 y 10 de mayo en demanda de mejoras laborales y salariales.
Sería la segunda protesta del año del magisterio local, luego de la paralización de labores del pasado 21 de febrero que tuvo lugar en las principales ciudades del país.

Carlos Rivas, presidente de Fecode, denunció incumplimientos del gobierno con los docentes, relacionados con propuestas de incremento salarial y atención a la salud de los profesionales de la educación.

El gobierno discrepa de ese punto de vista al considerar que sí ha estado cumpliendo con el sector y ha recabado de los maestros evitar la huelga para no afectar las clases de los niños y jóvenes colombianos.

De hecho el pasado 12 de abril, representantes de Fecode y la ministra de Educación, Yaneth Giha, se reunieron para pasar balance a los acuerdos firmados tras el paro del año pasado, que duró 37 días, pero no lograron consenso.

El gobierno pretende desentenderse de su responsabilidad con la educación pública, incumple los acuerdos con Fecode y profundiza la crisis educativa, señaló un documento de convocatoria a la nueva acción de protesta.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=171079&SEO=docentes-de-colombia-anuncian-paro-por-48-horas
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Argentina: Educación. la desigualdad en las escuelas públicas divide la ciudad en dos

Argentina/ 17 de abril de 2018/Por: Guadalupe Rodríguez/Fuente: https://www.lanacion.com.ar

El sur de la ciudad de Buenos Aires muestra una desigualdad crónica respecto del norte y la educación no es una excepción. Allí donde vive la mayor cantidad de chicos menores de 14 años del distrito más rico del país se dan los peores indicadores educativos: faltan escuelas, las aulas están abarrotadas, no alcanzan las vacantes y los niveles de repitencia y deserción son los más altos. Los alumnos que no terminan el secundario en Palermo y Núñez no llegan al 5%, pero rondan el 30% en Villa Lugano y Soldati. Una realidad que se refleja en las cifras oficiales relacionadas al empleo y el ingreso.

Para observar esta disparidad basta con comparar dos escuelas a ambos extremos del territorio porteño: la N° 11 Ignacio Fermín Rodríguez, de Nueva Pompeya, y la N° 16 Wenceslao Posse, de Palermo. En varios puntos son muy similares: pertenecen al Estado, son de nivel primario y de simple jornada, pero en muchas otras cuestiones es abismal lo que las separa.

Cada mañana en la escuela N° 11, bien al sur de la ciudad, un rato después de que los chicos llegan a clase, hacen a un lado los útiles y se sirve el desayuno en los mismos bancos donde estudian. Son varios los alumnos que entran al aula sin comer. «A veces, les cuesta arrancar porque no desayunan en sus casas. Entonces, primero comemos y después empezamos con la clase. De otra forma no se puede», cuenta Emmanuel Fariña, docente de 7° grado en esta pequeña escuela del distrito escolar 19, uno de los tres con los niveles más altos de necesidades básicas insatisfechas de toda la Capital.

También todas las mañanas, los alumnos de la escuela N° 16, en Parque Las Heras, en el distrito escolar 1, toman el desayuno, pero lo hacen cerca de las 9 y en un comedor cómodo y limpio, exclusivo para esta actividad. Luego, cuenta Florencia Toyos, maestra de 4° grado, vuelven a clase y se acomodan en aulas amplias y bien equipadas con lo necesario para seguir estudiando.

La docente Florencia Toyos está orgullosa de los recursos de la escuela N° 16, de Palermo
La docente Florencia Toyos está orgullosa de los recursos de la escuela N° 16, de Palermo Fuente: LA NACION – Crédito: Silvana Colombo

En el informe de coyuntura «La ciudad en deuda», del Centro de Estudio de Ciudad de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, la licenciada en Trabajo Social Inés Albergucci deja bien en claro que la desigualdad tiene correlato con la distribución geográfica. En los barrios del sur (Lugano, Soldati, Bajo Flores, Villa Riachuelo, Nueva Pompeya, Barracas, La Boca) vive la población más vulnerable social y económicamente: se hace notable que las condiciones de vivienda, empleo, salud e ingreso son peores. Por ejemplo, según datos de la Dirección General de Estadística y Censo de la Ciudad, en el segundo trimestre de 2017, en la zona sur el desempleo era del 16,9%, más del doble que en el norte, donde rondaba el 7%, y el ingreso promedio per cápita fue de $10.308 y $22.633, respectivamente.

Consultado sobre qué medidas está tomando frente a esta situación y a la necesidad de la construcción de escuelas para albergar a los estudiantes que ya están fuera del sistema y a los que se suman cada año, desde el Ministerio de Educación porteño afirman que están llevando adelante obras en las comunas sureñas, como ocurre en los polos educativos Mataderos (Murguiondo y Directorio, comuna 9), Piedrabuena (Piedrabuena y Zuviría, comuna 8) y Lugano (Fonrouge y Barros Pazos, comuna 8). También explican que están en proceso de aumentar la matrícula en la comuna 4 (La Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya) y que asumieron el compromiso de construir en lo que resta de 2018 y en 2019, 30 escuelas con salas de 3 años, de las cuales el 60% corresponde a zona sur.

Un problema de acceso

Según la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), en 2017 hubo en la ciudad 10.553 chicos en lista de espera. De esta cifra, la gran mayoría fueron familias del sur que no pudieron costear la cuota de una escuela privada como alternativa. Los números son claros: en los barrios más pobres, el 70% de los alumnos está matriculado en escuelas estatales, y en los más ricos (Núñez, Belgrano, Palermo, Recoleta, Colegiales), solo el 40%. Además, año a año, en los distritos más pujantes, la cantidad de chicos matriculados en el sistema estatal decrece al tiempo que migran al sistema privado. Al contrario, en el otro extremo del mapa porteño la demanda por la educación estatal aumenta.

Patricia Pines es docente y madre de dos niños que van a un colegio estatal. Cuando en 2014 comenzó la inscripción online en la ciudad de Buenos Aires, se encontró con las primeras dificultades. Lejos de darse por vencida ante un sistema que muchos califican de deficiente, por complejo y expulsivo, se juntó con otros padres y formaron Vacantes para Tod@s, un colectivo que busca convertir espacios ociosos en escuelas públicas, laicas y gratuitas de todos los niveles, especialmente en zona sur. Según sus proyecciones, «en el inicio del ciclo lectivo 2018 fueron 15.000 los alumnos de los tres niveles que se quedaron sin vacantes». Pines calcula que son 75 las escuelas que se necesita abrir en la Capital para albergar a los chicos que se quedaron sin vacantes, con un costo cercano de 1000 millones de pesos.

«No sobran pibes, faltan escuelas», dice enfáticamente el maestro Emmanuel Fariña, y cuenta que frente a la sede del distrito 19, ya empezadas las clases, se podían ver familias enteras haciendo hasta dos cuadras de cola por una vacante. Esto hace también que las familias se bifurquen, porque los chicos recalan en distritos diferentes. El gobierno porteño implementó para esos casos trasladarlos en micros a las instituciones alejadas de sus casas. Florencia Toyos cuenta que en el Wenceslao Posse estudian chicos de la villa 31 de Retiro -otra zona con graves problemas de vacantes-, que viajan hasta Palermo en estos colectivos.

Emmanuel Fariña es maestro en una de las zonas más pobres de la ciudad
Emmanuel Fariña es maestro en una de las zonas más pobres de la ciudad Fuente: LA NACION – Crédito: Emiliano Lasalvia

Distintas oportunidades

En la escuela N° 11 de Nueva Pompeya hay un solo patio y sin techo para los casi 200 alumnos que van por turno. Ahí juegan durante el recreo, saludan a la bandera y hacen gimnasia. Cuando llueve, nada de eso es posible y deben quedarse en las aulas, en las que apenas entran. Según el Reglamento Escolar (art. 90, inc. 2), el espacio mínimo por alumno debe ser de 1,35 m² de superficie y de 4 a 5 m³ de capacidad. Tienen una sala de informática en la que funcionan no más de siete computadoras y sin acceso a Internet. «Si les pedimos que traigan las netbooks del Plan Sarmiento, hay un solo enchufe por aula para cargar veinte máquinas», sostiene Fariña.

En el otro extremo, y no solo geográfico, la escuela N° 16 Wenceslao Posse, a la que asisten cerca de 250 alumnos por turno, cuenta con patio interno y externo, y hasta dispone de un sector de pasto sintético que donó la escuela de fútbol Claudio Marangoni. «Tenemos sala de música, biblioteca, un gabinete de ciencia excelente y una sala de computación con pantalla digital interactiva. Los chicos traen las netbooks y acá también hay de repuesto. Usamos muchísimo los recursos digitales», cuenta orgullosa Toyos.

En su trabajo «La discriminación educativa en la ciudad de Buenos Aires», la ACIJ señala que «el hecho azaroso de haber nacido o asentarse en un distrito escolar particular de la ciudad determina, en gran medida, la posibilidad de una persona de acceder o estar privada de determinados bienes y servicios básicos». La ONG plantea que «esto es lo que se considera posición social de origen, y es justamente un factor que debe ser tomado en cuenta a la hora de honrar los compromisos sociales igualitarios».

Fuente de la Noticia:

https://www.lanacion.com.ar/2125900-educacion-la-desigualdad-en-las-escuelas-publicas-divide-la-ciudad-en-dos

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