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México: Padres de familia comienzan acciones para pedir la reapertura de escuelas

A través de la plataforma change.org lanzaron una petición para que las escuelas abran con modalidad mixta y los padres puedan elegir la mejor opción.

Desde que comenzó la reactivación económica del país, han reabierto bares, cines, teatros, casas de apuestas y centros comerciales, sin embargo las escuelas permanecen cerradas desde abril, cuando los menores tuvieron que adaptarse al modelo educativo virtual de la Secretaría de Educación Pública (SEP).

Debido a esto, padres de familia comenzaron a tomar acciones para solicitar la reapertura de instituciones educativas con el objetivo de que los menores puedan continuar sus estudios de manera óptima tomando en cuenta las medidas sanitarias establecidas en el país.

A través de la plataforma change.org, los padres de familia lanzaron una petición para exigir la reapertura de escuelas con la opción de la modalidad mixta que contempla clases presenciales y en línea para que los alumnos “tengan la opción de regresar a sus escuelas, trabajar en equipo y tener interacción social con niños de diferentes edades”.

“Afrontemos el reto que nos presenta la situación actual, tomemos precauciones y medidas de acuerdo a las necesidades de cada familia. Tengamos la libertad de elegir qué es lo adecuado para nosotros”, menciona la petición.

Adicionalmente menciona que “el mundo está lleno de peligros”, por lo que se debe enseñar a los niños y jóvenes a superarlos y no a esconderse. “El tiempo perdido es un despropósito, pero el tiempo perdido en la infancia es una tragedia”, finaliza la petición.

Fuente: https://www.adn40.mx/mexico/nota/notas/2020-10-23-11-04/padres-de-familia-comienzan-acciones-para-pedir-la-reapertura-de-escuelas

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Escuela digital y clase inversa: dos virus troyanos del liberalismo escolar

Por: Nico Hirtt 

Una amplia coalición de autoproclamados expertos, pedagogos aventureros y economistas biempensantes han aprovechado la crisis del coronavirus y el subsiguiente cierre de las escuelas para avanzar dos piezas maestras del liberalismo en el tablero de los debates escolares. A saber, la escuela digital y la «clase inversa”. En este artículo analizamos estas dos estrategias desde tres ángulos: el de la transmisión del saber, el de las desigualdades escolares y el del contexto económico que subyace en esta ofensiva. Este artículo es una versión ligeramente reelaborada de una videoconferencia llevada a cabo por el autor el 30 de junio de 2020, a iniciativa del Partido de la Izquierda Europea.

* * *

Sobre el terreno, el confinamiento resultante de la COVID-19 ha permitido a los profesores constatar, en su gran mayoría, lo que presentían desde hace tiempo: la enseñanza a distancia y el autoaprendizaje a domicilio, especialmente vía tecnologías digitales de comunicación, no pueden ser, en el mejor de los casos, más que un último recurso impuesto por unas circunstancias excepcionales o un complemento ocasional de la enseñanza «presencial». A la hora de la verdad, los inmensos y voluntariosos esfuerzos realizados por muchos de ellos por mantener una relación pedagógica con sus alumnos, ya sea por correo electrónico, por videoconferencia o por medio de una plataforma dedicada al e-learning, no han evitado la ruptura del vínculo social, la avalancha de abandonos ni la agudización de las desigualdades sociales.

Según los partidarios de la escuela digital, la responsabilidad de este triste balance debería buscarse en la falta de recursos informáticos a disposición de los centros y en el déficit de formación en el uso correcto de estas tecnologías por parte de los docentes. Para estos defensores de una pretendida «modernidad educativa», era necesario aprovechar al máximo la crisis para «velar por que todas las escuelas participen en un movimiento general de transformación pedagógica hacia una enseñanza a distancia de calidad» [1]. Parafraseando a Enrique IV, prometen que, Dios mediante, velarán por que no haya ni un hijo de obrero en nuestra escuela capitalista sin PC o tablet sobre su pupitre [2].

Clase inversa

El confinamiento también ha dado un estímulo a otra doctrina de moda: la de la «clase inversa» o «pedagogía inversa». ¿Otra? En realidad no, pues parece haberse desarrollado una simbiosis natural entre esta pedagogía y las estrategias de digitalización de la enseñanza.

El principio de la clase inversa se basa en la idea de que sería inútil perder el tiempo en clase transmitiendo saberes teóricos: esto podría hacerse fácilmente en casa, a través de un vídeo, un curso grabado al que acceder en línea, un curso programado, etc. Así, el tiempo de presencia en clase se utilizaría para preguntar, profundizar y movilizar los saberes que el estudiante habría estudiado previamente por su cuenta en su casa, probablemente frente a una pantalla de ordenador o de tablet. Véase la definición que el Servicio del Digital Educativo de la Federación Valonia-Bruselas:

La clase inversa o flipped learning consiste en invertir el concepto tradicional de la clase. La parte magistral del curso se imparte utilizando las TICE [3] (cápsulas de vídeo, lecturas personales, visitas virtuales, podcasts…). El descubrimiento y el aprendizaje de los saberes se hacen fuera del aula, al ritmo del alumno, mientras que el tiempo de clase se consagra a las actividades de aprendizaje activas, a los debates y a las discusiones. Puede decirse, por lo tanto, que la parte transmisora de la enseñanza se lleva a cabo a distancia, fuera de las paredes del aula, mientras que la parte “aprendizaje” basada en las actividades, interacciones e intercambios con el enseñante, los otros alumnos, se lleva a cabo presencialmente, en clase [4].

Estas pretensiones de la «pedagogía inversa» revelan un doble error —¿o una doble mentira?—. Por una parte, vehiculan una visión caricaturizada del «concepto tradicional de clase». Pero, por otra parte, pretendiendo distanciarse de este concepto tradicional, en realidad lo llevan paradójicamente a su forma más extrema.

Según el autor del texto anterior, el docente «tradicional» se limitaría, en clase, a recitar conocimientos teóricos frente a unos alumnos dedicados a escuchar y grabar pasivamente su mensaje. Sin duda, no es posible excluir que existan algunos maestros o profesores que actúen de semejante forma. Pero entre nuestros colegas —y entre los profesores que tuve el placer de sufrir hace más de medio siglo— la mayor parte no se ajusta a esta descripción despectiva. La «parte transmisora» de sus cursos, en realidad, no solo está hecha de… ¡transmisión! Incluso durante las sesiones de trabajo calificadas de «magistrales» o «ex cátedra”, introducen pausas en la «transmisión», preguntan a sus alumnos, los invitan a expresar sus dudas o su asombro, se aseguran de que hayan comprendido bien, suscitan su curiosidad a través de pequeñas digresiones reales o simuladas; alternan explicaciones con preguntas, pruebas, diálogos, pequeños problemas; fomentan intercambios con los alumnos y entre los alumnos, leen su perplejidad o su incomprensión en sus miradas.

En cambio, tanto en la clase inversa como en la escuela digital, es decir, cuando «la parte transmisora de la enseñanza se realiza a distancia», esta se reduce efectivamente a una escucha pasiva, por parte del estudiante, de un discurso pregrabado. La comunicación en sentido único, que algunos creen necesario denunciar en lo que ellos llaman «educación tradicional» se materializa, en realidad y de la manera más radical, en su propio proyecto. Bastaría, dicen, con “acotar bien los objetivos de la lección», tras lo cual no habría más que «elegir la forma de trabajo fuera del aula: videoclips, documentales, visitas virtuales a lugares o museos, audiolibros, podcasts, libros, artículos […] vídeos existentes o vídeos producidos por el enseñante” [5].

Teoría y práctica

En realidad, la pedagogía inversa, así como la pedagogía llamada de «enfoque por competencias”, comparten con la pedagogía «tradicional» —al menos en la acepción caricaturesca que ellos difunden— una misma visión reduccionista de la relación entre teoría y práctica. Según estas tres concepciones, el saber teórico sería una vulgar «información», y bastaría con oírla de boca de un profesor, leerla en la Wikipedia o descubrirla en C’est pas sorcier [6] para poder asimilarla. A continuación, no se habría más que utilizar este saber en ejercicios y problemas, que se hacen a domicilio en la visión llamada «tradicional» o en clase en la concepción «inversa». En el enfoque por competencias, se plantea primero el problema («definición del contexto»), antes de mandar a los alumnos a visionar un vídeo o buscar en la Wikipedia los elementos teóricos que les faltan para resolverlo. Tanto en un caso como en el otro, se afirma que la teoría solo toma sentido en la medida en que está al servicio de la práctica.

Ahora bien, ya sea en el plano pedagógico o en el epistemológico —es decir, en la producción y validación del saber—, la relación entre teoría y práctica es en realidad mucho más compleja. En el proceso de desarrollo de los conocimientos, la práctica está primero en el origen de conocimientos «empíricos», es decir, simplemente factuales: al andar, el senderista descubre un vado que le permite cruzar un río; al jugar, el niño descubre que el sonajero cae al suelo cuando lo suelta; al investigar o trabajar en barrios populares, Marx y Engels descubren las condiciones de vida de la clase obrera…

Pero a base de prácticas recurrentes y de acumulación de conocimientos empíricos, estos suscitarán interrogantes cuya respuesta depende de la teoría, es decir, de una representación abstracta que intente aportar una respuesta universal a preguntas específicas: ¿cómo encontrar más rápidamente un vado?; ¿qué ley general describe la caída de los cuerpos?; ¿por qué la clase obrera se empobreció en el siglo XIX, a pesar del formidable progreso técnico de la mecanización?

Las respuestas a tales preguntas son teorías. Son el producto de un proceso de construcción abstracta, que puede comportar etapas de generalización, de deducción, de conceptualización, de inducción… Por ejemplo, se puede formular la idea según la cual los vados se encontrarían allí donde los ríos se ensanchan; que los cuerpos caerán más rápido cuanto más pesan; que las máquinas, al aumentar la productividad del trabajo, deberían acabar por enriquecer a todos.

Pero la teoría se confronta entonces con la práctica, con la observación, generando choques, contradicciones que a veces requieren una revisión de las concepciones existentes: para encontrar un vado, es necesario que el río se ensanche, pero también que la corriente sea rápida, porque en caso contrario podría tratarse de un lago; en ausencia de fricción del aire, o cuando esta es insignificante, todos los cuerpos caen siguiendo el mismo movimiento uniformemente acelerado, independientemente de su masa; al remplazar el trabajo complejo por trabajo simple y repetitivo y al romper las antiguas relaciones sociales que ligaban al obrero cualificado con su patrón, la mecanización permitió a los capitalistas del siglo XIX aumentar la explotación de la clase obrera, provocando su empobrecimiento y no su enriquecimiento.

Así, la práctica no es solo la meta del conocimiento teórico. Es también la fuente de interrogantes a los cuales la teoría está llamada a responder. Origina, además, los saberes empíricos cuya acumulación acaba por engendrar saberes «teóricos», abstractos. Produce observaciones que ponen en cuestión totalmente o en parte las teorías existentes y nos obligan a revisar nuestras concepciones. Finalmente, la práctica es el criterio último y único de validez del conocimiento teórico.

Añadamos a todo esto que las teorías existentes pueden a su vez engendrar nuevas teorías. Los matemáticos hacen otras cosas desde hace siglos y siglos; la representación teórica de la acción de la fricción del aire junto con la del movimiento acelerado por la gravedad permite construir una teoría más correcta de la caída de los cuerpos; el análisis marxista de la explotación obrera en el siglo XIX, combinado con el estudio del impacto de las tecnologías de la información y de la comunicación en el trabajo en el siglo XXI, permiten aprehender mejor la naturaleza actual de esta explotación… y su efecto indirecto sobre las políticas educativas, como veremos más adelante.

Todo este proceso de construcción del saber es el que el buen enseñante va a esforzarse por reproducir con sus alumnos. Ello no implica necesariamente pedagogías llamadas «activas», y mucho menos que el enseñante se esfume y olvide su papel de maestro y de transmisor de saberes explícitos. En cambio, requiere que se asegure un vaivén incesante entre teoría y práctica, esa confrontación reiterada de las concepciones del alumno con la observación y/o con otras teorías. En pocas palabras, supone una interacción profesor-alumno que constituye el alma de la relación pedagógica. Y es justamente de esta relación, de esta interacción, de lo que la escuela digital pretende prescindir; y lo que la clase inversa pretende relegar al día siguiente, cuando dicha relación debe, precisamente, ser concomitante con la transmisión del saber: pues es la transmisión real y eficaz del saber.

Entendámonos. Existen vídeos educativos apasionantes. Existen cursos en línea admirablemente bien construidos. Y, ciertamente, no está contraindicado llevar poco a poco a los alumnos a ejercitarse en el uso autónomo de nuevas teorías. El peligro no está en el uso ocasional de herramientas digitales o de los principios de la clase inversa, sino en erigirlos en principio pedagógico, de sistema. Porque entonces ya no estamos en el aprendizaje de la autonomía, sino en el abandono de nuestra misión pedagógica o, al menos, de lo más arduo y preciado de ella: construir saber.

¿De dónde proviene la desigualdad social escolar?

Ciertas críticas a la escuela digital se focalizan en el hecho de que el acceso socialmente desigual a los ordenadores generaría desigualdad de oportunidades en el aprendizaje. Y, desde luego, no se equivocan. En las familias en que cada niño disponía de su ordenador personal, ha sido indudablemente más fácil seguir las instrucciones de aprendizaje a distancia durante el confinamiento que en las familias en las que padres e hijos debían compartir un solo equipo o, a fortiori, en aquellas que no disponían de conexión ni PC o tablet alguna.

Sin embargo, si solo se tratara de eso, bastaría con dotar a todos los niños con un ordenador ad hoc y una conexión a la red. Pero esto sería pasar por alto otros factores generadores de inequidad [7], más importantes que el acceso al hardware y cuyo efecto se ve exacerbado por la escuela digital o por la pedagogía inversa.

Para empezar, las condiciones materiales para un trabajo de estudio autónomo a domicilio son evidentemente muy desiguales. Algunos niños disponen de una habitación individual para trabajar con calma, otros tienen que instalarse en la mesa de un espacio común, compartida con hermanos, hermanas, padres.

Por otra parte, ciertos niños pueden recurrir con mayor facilidad o eficacia a un adulto para que les ayude con el estudio a domicilio. Cuando la institución escolar abandona su rol esencial, a saber, la transmisión activa de saberes mediante esa relación pedagógica de la que hablé anteriormente, entonces, más que nunca, solo salen adelante en la escuela quienes encuentran fuera de la escuela el marco individualizado, el apoyo, la atención, las respuestas a sus preguntas… que todo niño necesita para lograr salir adelante. Es un error garrafal esperar reducir las desigualdades reemplazando los deberes por el estudio individual de la teoría: la asistencia de un adulto competente es, como mínimo, igual de indispensable para guiar y acompañar al alumno en el dominio conceptual de nuevas nociones que para su puesta en práctica.

Finalmente, los niños no gozan de forma «natural» de una relación positiva con el saber escolar ni, por ende, con las exigencias de disciplina, de rigor y de esfuerzo que exige el trabajo a domicilio, así sea ante una pantalla de ordenador. Algunos han asimilado plenamente el hecho de que el éxito escolar es el camino «normal» en su entorno; la vía obligada para convertirse en ingeniero, médico, abogado, profesor… como papá o mamá. Pero entre los hijos del pueblo, que no albergan a menudo tales ambiciones profesionales, la relación con la escuela y los saberes debe construirse día a día, hora a hora, en un diálogo constante entre el profesor y los alumnos. A la eterna pregunta: «¿de qué me sirve aprender física e historia para trabajar en McDonald’s?», hay que responder multiplicando las alusiones a la actualidad, a la vida social, a los grandes problemas ambientales y sociales que les preocupan (o para que empiecen a preocuparse por ellos…). Se trata de aprovechar las oportunidades que se presentan, no antes o después de la «transmisión» del saber, sino precisamente a lo largo de este trabajo, en el momento en que emerge una cuestión interesante o en el momento en que uno observa que la atención se relaja.

Está de moda la reducción del tiempo en la escuela: jornadas de clases más cortas, periodos de 45 minutos en lugar de 50, horas de clase suprimidas en favor del «trabajo interdisciplinario», de la «coordinación pedagógica» o de formaciones de utilidad no siempre muy convincente. Esta moda puede verse aún más reforzada si las doctrinas de la «clase inversa» y de la escuela digital continúan su penetración. Sin duda, esto les viene bastante bien a los niños de clases altas y medias, que pueden así disfrutar de un ritmo de vida más confortable, mientras se benefician en casa de la ayuda, el seguimiento y el apoyo lúcido del que se les habrá privado en la escuela. Pero para los niños de las clases populares, una escolaridad ambiciosa y exitosa supone la elección contraria: ¡más escuela!, ¡más tiempo en la escuela! Y también una escuela abierta después de clase, durante el fin de semana y las vacaciones.

Al servicio de los mercados

Para comprender el éxito —a menos, mediático— de la escuela digital y de la clase inversa, no hay pues que buscar en el campo de la pedagogía. La verdad es que estas doctrinas llegan en el momento preciso para responder a las nuevas expectativas educativas del capitalismo.

Socavado por las sobrecapacidades de producción, el sistema económico mundial, jadeante, tiene dificultades para encontrar nuevas oportunidades de crecimiento. Esto genera, de entrada, un excedente de capital y, por consiguiente, una búsqueda de nuevos mercados en la cual la educación aparece como objetivo privilegiado. De ahí una primera explicación, muy elemental, del discurso sobre el «indispensable viraje digital» de la escuela anhelada por las empresas Gafam [8].

Por otra parte, la exacerbación de la competición económica y la tensión permanente que el contexto económico impone a las finanzas públicas se conjugan para crear un entorno en el que la escuela es conminada a reducir sus costes —o, al menos, a detener su crecimiento— y a concentrarse en sus «prioridades», a saber, sus misiones al servicio de la economía. Ahora bien, las expectativas educativas del mundo económico también han cambiado, especialmente bajo la presión de las mutaciones en el mundo laboral.

Desarrollemos este punto.

La inestabilidad económica junto con el ritmo acelerado de la innovación tecnológica reduce cada vez más el horizonte de previsibilidad de los mercados, de las relaciones técnicas de producción y, por lo tanto, de las necesidades de mano de obra y de capacitaciones. Por ello la adaptabilidad y la flexibilidad de los trabajadores son consideradas, ahora ya, más importantes que sus cualificaciones. Es necesario, dice el Consejo de Ministros europeos, «preparar a los ciudadanos para que sean aprendices motivados y autónomos […] capaces de interpretar las exigencias de un mercado laboral precario, en el que los empleos ya no duran toda una vida». Deben «hacerse cargo de su formación a fin de mantener sus competencias al día y de preservar su valor en el mercado laboral» [9].

Otra consecuencia: la ampliación, o sea, la polarización de los niveles de formación requeridos por el mercado de trabajo. Para los muchos empleos denominados «poco cualificados», cuyo volumen crece explosivamente en los sectores de servicios —venta en mostrador, recepción de clientes, trabajadores de fast food, operadores de call centers, repartidores, empaquetadores…—, el bagaje intelectual esperado se reduce a una exigencia de adaptabilidad y a algunas «competencias básicas»: comprensión lectora, comunicación elemental en una o dos lenguas extranjeras, algunas nociones de matemáticas, de ciencias y de tecnología, una buena dosis de fluidez para desenvolverse en el ámbito digital, así como algunas habilidades relacionales y sociales. La OCDE es clara: “No todos proseguirán una carrera en el dinámico sector de la ‘nueva economía’. De hecho, la mayoría no lo hará, de modo que los planes de estudios escolares no pueden concebirse como si todos debieran llegar lejos” [10].

Las «escuelas», concluye el servicio europeo Eurydice, se ven, pues, «obligadas a limitarse a dotar a los alumnos de las bases que les permitirán desarrollar sus conocimientos por sí mismos» [11].

Las facciones más poderosas del capital —las empresas tecnológicas punteras y las multinacionales del sector servicios— exigen que la escuela común se concentre en esta doble misión: flexibilidad y competencias básicas universales. Que lo haga bien pero que no intente ir más lejos. Hay que garantizar que cada cual alcance un nivel conveniente en las bases comunes a todos los empleos, que cada cual haya aprendido a apañárselas por sí mismo frente a informaciones o conocimientos nuevos. Pues a partir del momento en que son compartidas por todo el mundo, estas competencias ya no tienen que ser reconocidas como cualificaciones en el mercado de trabajo y pueden, pues, ser exigidas a los trabajadores pagados como «no cualificados». Por el contrario, es inútil, desde el punto de vista este capital, apuntar a una escolaridad común más ambiciosa. No son necesarias ni grandes teorías ni literatura clásica, no es necesario profundizar en la historia o las ciencias, no es necesaria una amplia formación politécnica o humanista: todo eso se enseñará escasamente, en función de las exigencias necesarias para los empleos que requieran un nivel más alto de cualificación.

Al promover la individualización de los aprendizajes y al atribuir más tiempo e importancia a la capacidad de usar los saberes (competencias) que a su dominio conceptual (teoría), la terna escuela digital, pedagogía inversa y enfoque por competencias responde perfectamente a estas exigencias de reducción de costes, de flexibilidad y de reorientación hacia las necesidades de la economía.

Contradicciones

Hoy, esta visión de la enseñanza es promovida por grandes instancias internacionales, como la OCDE, el Banco Mundial o la Comisión Europea, pero también por consultoras poderosas como el grupo McKinsey. Frecuentemente se justifica en nombre de una pretendida «modernidad» y de un simulacro de «equidad». Sus promotores se declaran generalmente favorables a la organización de un tronco común de enseñanza hasta los 15 o 16 años, centrado en las competencias básicas y el aprendizaje autónomo. Ello permite conciliar la consecución de sus objetivos educativos mínimos, requeridos para todos los ciudadanos, trabajadores y consumidores, con la voluntad de limitar su coste. Los años de estudio siguientes se dedicarán a itinerarios diferenciados y claramente jerarquizados. Esta concepción ya está ampliamente implementada en la mayoría de los países más avanzados. En la Bélgica francófona, se corresponde bastante bien con los propósitos del Pacte d’excellence.

Sin embargo, esta visión tropieza con contradicciones internas, incluso en el seno de las clases sociales dominantes.

Una parte de la patronal nutre, en realidad, expectativas algo diferentes en materia de formación inicial de la mano de obra. Los empresarios de sectores más tradicionales, como el de la construcción o el de las construcciones metálicas, se quejan desde hace tiempo de que no encuentran suficientes trabajadores cualificados: albañiles, electricistas, soldadores… Frecuentemente, sus recriminaciones reflejan menos una escasez real que un hándicap competitivo en relación a los sectores que pueden contentarse con reclutar trabajadores «no cualificados» (es decir, flexibles y con «multicompetencias básicas»). Pero la contradicción entre estas expectativas minoritarias y el discurso dominante es muy real; unos abogan por una orientación rápida de los alumnos más «motivados» hacia sectores técnicos o profesionales, los otros preconizan un tronco común más largo para garantizar el acceso universal a las competencias básicas.

Otra contradicción, más sutil todavía, opone los intereses colectivos de la burguesía a las expectativas particulares de las familias burguesas. En tanto que poseedoras de carteras de acciones, estas están objetivamente interesadas en respaldar la política educativa dominante, descrita anteriormente: un tronco común minimalista, con miras a la adquisición por todos de las competencias básicas y de una buena adaptabilidad, preferiblemente al menor coste, y por tanto sin repeticiones, recurriendo a lo digital, reduciendo el volumen de horas de clase, etc. Pero en tanto que familias, en tanto que padres de hijos que serán mañana competidores en el mercado laboral, intentan también privilegiar a su propia descendencia y, por lo tanto, respaldan sistemas educativos que favorecen la segregación social (y académica) en beneficio de las élites, en particular mediante una ramificación precoz y un libre mercado escolar.

Esta oposición se traduce en políticas que parecen a veces poco coherentes por parte de los partidos políticos. Se observa que, grosso modo, las formaciones socialdemócratas defienden más bien las posiciones colectivas del gran capital, mientras que los partidos tradicionales de derechas, que cuentan con más electores entre las familias burguesas y los pequeños empresarios, más bien le tienen apego a la selección y a la «libertad» de enseñanza. Igualmente se puede observar una alianza objetiva entre el capital y ciertas capas de la pequeña burguesía intelectual de izquierdas —base importante de reclutamiento de los partidos socialdemócratas—, que tienden a veces a asimilar las exigencias de «rigor», de «disciplina» o de «esfuerzo» en la educación a formas de opresión o a factores generadores de desigualdades. La verdadera naturaleza de clase de tales posturas radica, evidentemente, en que los propios hijos de las familias de intelectuales pequeñoburguesas necesitan menos que el resto a la escuela para instruirse y desarrollarse. Para ellos, la escuela inversa, la escuela digital, todo eso bien podría funcionar. Y, desgraciadamente, resulta que los enseñantes y los pedagogos también forman parte de esa clase social y, de este modo, padecen a menudo de la misma ceguera…

¿Y el pueblo, a todo esto?

Para los hijos del pueblo y sus padres, el problema se plantea de manera completamente diferente. Ciertamente, desde un punto de vista individual, lo que esperan de la escuela es que les asegure el acceso al empleo, que les aporte una formación que optimice su competitividad en el mercado de trabajo. Así, se podría ver en ello cierta convergencia con las expectativas del capital.

Sin embargo, los intereses objetivos y colectivos de las clases populares son diametralmente opuestos. La crisis COVID ha mostrado hasta qué punto las relaciones de producción actuales, de las que dichas clases son las primeras víctimas, son superadas por la amplitud de los desafíos sanitarios, ambientales, culturales, económicos y sociales de las sociedades modernas. Mal utilizado, sin planificación, pues se encuentra enmarcado en el capitalismo, el progreso técnico genera más problemas de los que puede resolver. Como miembros de una clase social explotada, que nada tiene que ganar con la salvaguardia del capitalismo, los hijos del pueblo deberían ser los portadores de los intereses a medio y largo plazo de una humanidad que debe deshacerse urgentemente de relaciones económicas y sociales colectivamente suicidas.

Conducir las clases populares a hacer pasar esta tarea histórica, estos intereses colectivos, por delante de sus intereses particulares, cortoplacistas, en la competición por el empleo, requiere un enorme trabajo de educación. Y además, sobre todo, en el combate por cambiar el mundo, el conocimiento es un arma cada vez más importante. Comprender la economía, comprender la historia, comprender las ciencias y las técnicas, dominar múltiples formas de expresión y lenguajes, de la forma escrita literaria a las matemáticas, del discurso oral a la expresión corporal… Eso es lo que necesitan hoy las clases explotadas, objetivamente, para comprender el mundo y para cambiarlo. Porque nadie más lo hará por ellas.

Ahora bien, resulta que los hijos del pueblo no disponen hoy más que de un único medio y un único lugar para aprender todo esto: la relación privilegiada y viva con un enseñante debidamente formado, en el seno de esa instancia pública, dispensadora de instrucción, formación y educación, que llamamos “escuela”.

Notas

[1] Jean Hhindriks y John Rizzo, miembros del Institut Itinera, La Libre Belgique, 20 de marzo de 2020.

[2] Se atribuye a Enrique IV esta promesa: “Si Dios me da vida, haré que a ningún labrador de mi reino le falte los medios para poner una gallina en su cocido los domingos”.

[3] Acrónimo de Tecnologías de la Información y la Comunicación para la Educación.

[4] Hedwige D’Hoine, dossier TICE, “La classe inversée : historique, principe et possibilités”, enseignement.be, 2017.

[5] Ibíd.

[6] “No es brujería”. Se trata de un conocido programa de divulgación científica para niños de la televisión francesa. (N de la t.)

[7] Aquí me limito a evocar la dimensión pedagógica de las desigualdades sociales. Estos factores son los que producen desigualdad durante los aprendizajes. Además, los factores estructurales —orientación, mercado escolar— vienen a multiplicar estas desigualdades mediante segregaciones sociales y académicas que hemos descrito ampliamente en otros lugares.

[8] Acrónimo de los gigantes de internet: Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft.

[9] Consejo Europeo (2012b), “Conclusiones del Consejo del 26 de noviembre de 2012 sobre la educación y la formación en el contexto de la estrategia Europa 2020. La contribución a la educación y la formación a la recuperación económica, al crecimiento y al empleo”.

[10] OCDE (2001), L’école de demain. Quel avenir pour nos écoles?

[11] Unidad Eurydice de la Comisión Europea (1997).

Nico Hirtt es un profesor y sindicalista belga, fundador del movimiento Appel pour une École Démocratique. Su última publicación es el libro El menosprecio del conocimiento, con R. Cañadell y A. Corominas, Icaria, 2020. Traducción de Vera Sacristán.

Fuente: https://rebelion.org/escuela-digital-y-clase-inversa-dos-virus-troyanos-del-liberalismo-escolar/

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Cinco reclamos de los docentes venezolanos en medio de la crisis

El reclamo de una maestra en la sede el Ministerio de Educación en Caracas se hizo viral en redes sociales porque su dinero no le alcanza para alimentarse ella y sus hijos

El reclamo de una maestra en la sede el Ministerio de Educación en Caracas se hizo viral en redes sociales porque su dinero no le alcanza para alimentarse ella y sus hijos.

Sueldos dignos

Ante la profunda crisis económica, agudizada por los estragos de la pandemia del COVID-19, los maestros y docentes en Venezuela decidieron salir a las calles para exponer y visibilizar la crítica situación del gremio, uno de los más golpeados.

Los docentes en diversas zonas del país se niegan a dar clases con menos de dos o cinco dólares al mes y sin contar con servicios básicos eficientes, indispensables para la educación a distancia planteada en tiempos de pandemia.

Mejoras en infraestructura

Los maestros venezolanos también exigen mejoras en planteles y escuelas que antes de la pandemia estaban en condiciones precarias y que con la llegada del COVID-19, y la suspensión de actividades, han quedado en el olvido.

En Cojedes, la docente Nayarit Rodríguez invitó a los maestros a protestar porque todos sus derechos han sido vulnerados por el que considera un «mal gobierno» y precisó que no solo luchan por sus salarios, sino por la infraestructura escolar que está en el suelo.
Fuente: https://elpitazo.net/gran-caracas/cinco-reclamos-de-los-docentes-que-protestaron-este-21oct/
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«Chile le dio la espalda a sus jóvenes», dice el rector de la principal universidad chilena

El médico Ennio Vivaldi, referente mundial en trastornos del sueño, lleva desde 2014 al frente de la estatal Universidad de Chile, el centro de estudios más importante y contestatario del país y de donde han salido algunas de las mentes chilenas más brillantes, como el nobel Pablo Neruda.

En un momento de máxima efervescencia, con un primer aniversario del llamado «estallido social» ensombrecido por graves desmanes, Vivaldi (Concepción, 1950) reflexiona en una entrevista con Efe sobre el rol de los estudiantes en la convulsionada política chilena y su «necesaria» implicación en el proceso constituyente que se abrirá en el país con el histórico plebiscito del próximo domingo.

Pregunta (P): Los estudiantes llevan desde 2006 en las calles, primero con la «Revolución Pingüina» a favor de una mejor educación pública y luego con las marchas de 2011. La ola de protestas del año pasado, las más graves desde el fin de la dictadura (1973-1990), la detonaron los secundarios, pero enseguida se unieron los universitarios, ¿puede el Chile de hoy entenderse sin sus jóvenes?

Respuesta (R): Una de las grandes fallas que tuvo el sistema político chileno en los últimos tiempos fue no haberles prestado la atención que requerían, los partidos dejaron de tener eco dentro de la juventud y eso que, en Chile, los jóvenes están muy politizados, incluso los estudiantes de educación media ya tienen afinidades políticas.

El desencanto hoy en día total. Hay un desacoplamiento entre la política formal y la juventud. Lo que estamos viendo es muy grave y es una desconfianza en la posibilidad de conversación. Es fundamental abrirnos a un debate a fondo sobre qué sociedad queremos construir. Es esencial que los jóvenes perciban que hay un camino. Si no somos capaces de mostrárselo, como ocurre ahora, nos encaminamos hacia una situación nihilista y trágica para todos.

P: Pese a esa gran desafección hacia la política y a la alta abstención que los jóvenes han mostrado en elecciones pasadas, ¿cree que saldrán en masa a las urnas para decidir si quieren reemplazar o no la actual Constitución, heredada de la dictadura?

R: Espero que lo hagan y los llamo fervientemente a ello: por favor, vengan a votar. No importa lo que voten, solo que lo hagan y que demuestren que están disponibles para un proceso de conversación y dialogo.

P: Usted se ha mostrado partidario del cambio constitucional y de que el nuevo texto lo escriba un órgano integrado totalmente por ciudadanos electos para ese fin, ¿por qué necesita Chile una nueva Constitución?

R: Es fundamental preservar el carácter pluralista de la institución y entender que la Universidad de chile no es una pieza de ajedrez en la política, aquí vienen alumnos, profesores y trabajadores de todas las ideologías. Dicho esto, yo en lo personal obviamente voy a votar por una nueva Constitución y por una convención constituyente. Hay que repensar el modelo de sociedad.

«LA EDUCACIÓN PÚBLICA FUE ARRASADA»

P: ¿Qué cambios requiere la educación superior chilena?

R: Nuestros universitarios son los más endeudados de Latinoamérica y el costo de la educación superior es uno de los más altos del mundo en comparación con los ingresos. En Chile, la educación pública fue arrasada. Mi forma de ver Chile está indisolublemente ligada a la educación publica. Tuve como compañeros de curso tanto a los hijos de pescadores como a los hijos de profesionales y eso genera cohesión nacional, identificación recíproca y la necesidad mutua de entenderse los unos con los otros. Cuando destruyes la educación publica, también estás destruyendo el cemento de la sociedad.

A los jóvenes ahora se les está diciendo que se endeuden porque así van a conseguir más plata en el futuro. Eso es quitarle todo el sentido a la educación universitaria y transformarla en una transacción económica.

P: Algunos expertos están alertando sobre las altas expectativas que hay sobre el cambio constitucional, pues es un proceso largo que no soluciona todos los problemas del país de la noche a la mañana, ¿cree que los estudiantes son los que más expectativas tienen y que, en ese sentido, podrían sentirse defraudados por la velocidad de los cambios?

R: Depende de si somos capaces de convencerlos de que, si ponen su inteligencia al servicio de un proyecto de desarrollo de la sociedad, este va a tener una repercusión real. Ese es el gran desafío.

P: En una entrevista decía hace algunos meses que el modelo de economía neoliberal instalado en la dictadura creó una sociedad individualista, que hace «apología del egoísmo», ¿han cambiado los chilenos en este último año de crisis social y pandemia?

R: Durante la dictadura se hizo un trabajo ingente por cambiar un país que en su naturaleza es solidario, lo demostramos constantemente con nuestra respuestas a los terremotos. Es tal el desastre al que nos ha llevado este sistema que la gente entiende que o hacemos algo todos juntos o no vamos a salir de esta.

En las marchas del año pasado hubo un encuentro muy hermoso, impresionante, entre gente de sectores de altos ingresos y comunas vulnerables. Creo que claramente hay un cambio. Es fundamental que demos señales de que este proceso va a significar que la gente va a poder hablar y que va a ser escuchada.

Fuente: https://es.noticias.yahoo.com/chile-espalda-j%C3%B3venes-rector-principal-221245311.html?guccounter=1&guce_referrer=aHR0cHM6Ly93d3cuZ29vZ2xlLmNvbS8&guce_referrer_sig=AQAAAANXSIk8StTDHOFEavl9lrqW-Y6edCFZgcrVP4TVT4HQzoKXGC9M4zxJXKl–xmiqY9UFAMAK2r_j73vfdLNyQxXs7Q_HX_cekke4PBm7beyF7mlfoiHhGRyOXwbe7Qot6Zc-LA44YQFhJwb08gr8vvaJZh3vobkbsfQhUxQWWeG

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Rusia apuesta por el español en la educación pública

Europa/Rusia/Octubre 2020/https://es-us.noticias.yahoo.com/

El español está de moda en Rusia. En los últimos años se ha triplicado el número de estudiantes de la lengua de Cervantes en la educación pública, donde ahora es obligatorio estudiar un segundo idioma, además del inglés.

“Primero se enamoran de la cultura, las canciones, el clima y el carácter de los españoles, y después empiezan a estudiar”, explicó a Efe Olga Smirnova, profesora del Colegio Internacional de Moscú.

La música latina, el fútbol o las tapas engancharon a los rusos hace mucho, pero sólo en los últimos años han animado a sus hijos a aprender a hablar castellano.

Ahora, ya no se trata de estudiar inglés y chapurrear la lengua del país donde los padres tienen una casa de veraneo. El español ya no sólo «suena bien», sino que es «una herramienta de trabajo» y una inversión en el futuro de los hijos.

SEGUNDO IDIOMA OBLIGATORIO

Todo empezó con la apertura del Instituto Cervantes (2002), aunque la “fiebre” surgió “hace cinco o seis años”, cuando el Gobierno ruso impuso la obligatoriedad de estudiar una segunda lengua extranjera.

“Yo fui una de las primeras alumnas del Cervantes. En Moscú siempre ha habido un gran interés en las lenguas extranjeras. A los rusos nos gusta viajar y conocer nuevos países”, explica Tatiana Dombróvskaya, profesora de la Escuela Digital y especialista del Centro de Metodología del Departamento de Educación y Ciencia de la capital rusa.

A partir de entonces, los padres y niños empezaron a solicitar insistentemente a los colegios la inclusión del español en los programas de estudios.

Según explica Yelena Skurenko, jefa del Servicio de Control Financiero del Departamento de Educación y Ciencia, «prácticamente en cada clase hay un estudiante de español».

Son dos horas a la semana, clases que son gratuitas, pero existe la opción de horas adicionales de pago, tanto para los escolares como para adultos, añade.

En dicho centro hay ya 170 alumnos de español, por lo que han tenido que contratar a otro profesor.

«Hay tanto interés en la lengua española, que en estos momentos no hay suficientes profesores», señala Tatiana.

Por eso, el Centro de Metodología ha puesto en marcha un curso de dos años y medio para todos los profesores interesados, entre los que figuran docentes con larga experiencia en otras asignaturas, programa de formación al que contribuye España a través de un convenio ministerial.

Profesores de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo impartieron el pasado año un curso de corta duración a los profesores que ya enseñan español, que se repetirá próximamente de manera telemática debido a la covid-19.

España cuenta ahora en Rusia con nueve escuelas con secciones bilingües, ocho en la parte europea del país -cinco en Moscú y una en San Petersburgo, Kazán y Rostov del Don-, y otra en Siberia, concretamente en Koltsovo, centro de investigación cerca de Novosibirsk donde se ha desarrollado una de las vacunas contra la covid-19.

«Ahora hay más de 43.000 alumnos en más de 300 escuelas. Estamos presentes en la mitad del país -más de 40 regiones- y en casi todas las grandes ciudades», comentó a Efe Aurelio Llaneza, agregado de Educación de España en Rusia hasta septiembre pasado.

Sin contar las escuelas privadas e internacionales, en Moscú hay 126 centros donde se estudia el castellano; a lo que hay que sumar decenas de centros en San Petersburgo, Kazán, Nizhni Nóvgorod, el sur del país -Rostov del Don, Krasnodar, Stávropol- y el Cáucaso.

Fuente: https://es-us.noticias.yahoo.com/rusia-apuesta-espa%C3%B1ol-educaci%C3%B3n-p%C3%BAblica-104045283.html?guccounter=1&guce_referrer=aHR0cHM6Ly93d3cuZ29vZ2xlLmNvbS8&guce_referrer_sig=AQAAAJTr0YVvF95fm2DUV6nV9fDm3Ov9VkzZoEd_jwa_U90QcDo971gXaouwPmbBkneNXOkAJ76a4l5bqZUu3FPafxUBZI7pC8Y1X3LqjsBbAaYu0LgajrTmD6Y8yHVNIbwE8c_a6gyqh0YpJtfKoAjAKNvhdpfro17Co-ylBOt9928h

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Perú: El reto de la educación superior es migrar a la enseñanza remota

Ministro de Educación afirma que una real transformación digital implica cambios profundos en el sistema educativo.

El ministro Martín Benavides afirmó que el gran reto de la educación superior es migrar de la enseñanza remota de emergencia a la educación virtual a distancia, y consideró que una real transformación digital implica una serie de cambios profundos en el sistema educativo.
En una ceremonia virtual con motivo del 22° aniversario de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, con sede en Chiclayo, Benavides dijo que la enseñanza remota de emergencia obedece a una necesidad inmediata de garantizar el servicio educativo en medio de la incertidumbre causada por la crisis sanitaria, que planteó nuevos retos a la educación superior.
Asimismo, señaló que la educación virtual a distancia requiere de un mayor nivel de organización, planificación, interacción y apoyo sostenido a todos los actores, incluso mayor al de entornos de aprendizajes tradicionales.
Benavides indicó que su gestión impulsa la transformación digital de la educación superior, sin que esta pierda las condiciones básicas de calidad logradas, el fortalecimiento de la capacidad institucional de las universidades y el aseguramiento de su infraestructura tecnológica y conectividad.
Internet para universidades públicas 
Al respecto, refirió que se habilitó a las universidades públicas para que contraten el servicio de internet con una inversión de 61 millones de soles, que beneficia a todos los docentes (22,582) y a un 70% de los estudiantes (233,000) y puntualizó que las 51 universidades públicas ya desarrollan sus clases de manera remota.
En esa misma línea, manifestó que para evitar que las dificultades económicas causadas por la pandemia afecten los estudios de muchos jóvenes, el Ministerio de Educación ha otorgado este año 8,000 becas Permanencia, 24,000 becas Continuidad y 10,000 créditos educativos, y subrayó que mientras en el 2019 se otorgaron 12,000 becas, este año hay 40,000 becas disponibles.
Por otra parte, al referirse a los retos pendientes, mencionó que es indfispensable asegurar el acceso inclusivo a la educación superior, pues el Perú tiene una de las tasas más bajas de matrícula en la región y a ella solo acceden 3 de cada 10 egresados de la educación básica.
Benavides también sostuvo que se debe desarrollar un proceso formativo integral para mejorar la relación entre la formación universitaria y el mercado laboral y revertir la situación actual, en la que el 18.5% de personas con educación universitaria se encuentra subempleada, cifra que se eleva a 24.7% en el caso de las personas con educación superior no universitaria.
El ministro de Educación destacó en su exposición que luego de la reforma universitaria desarrollada en los últimos años, el Perú dispone de un sistema universitario que cumple con las condiciones básicas de calidad y con 94 universidades licenciadas, y se ha incrementado notoriamente la producción académica.
Por último, sostuvo que su sector se ha fijado como metas para el 2030 incrementar la producción científica, ubicar a 10 universidades peruanas entre las 1,000 del mundo, asegurar la transitabilidad de las trayectorias educativas y reducir en un 50% la brecha de acceso a la educación superior.

Fuente: https://elperuano.pe/noticia-el-reto-de-educacion-superior-es-migrar-a-ensenanza-remota-105479.aspx

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Argentina: El gobierno porteño autorizó la apertura de 169 colegios privados a partir de hoy: el listado completo

El Ministerio de Educación ya les dio el aval. Serán las escuelas las que definan la fecha de regreso a clases presenciales.

Desde que el martes por la noche recibieron el instructivo, los colegios privados de la Ciudad de Buenos Aires redoblaron la marcha para volver a la presencialidad. Hasta el momento, son un total de 169 escuelas –89 primarias y 80 secundarias– las que están autorizadas a abrir sus puertas.

Los colegios privados deben realizar un trámite para emprender el regreso. Son ellos los que deben solicitar la apertura enviando una nota a la Dirección de Educación de Gestión Privada, una dependencia del Ministerio de Educación porteño, en la que se consigna que están en condiciones de cumplir con el protocolo de vuelta a la presencialidad.

Según supo Infobae, hasta el momento poco más del 20% de las escuelas privadas pidieron permiso para reabrir. Sin embargo, en las últimas horas la llegada de notas al ministerio se aceleró, por lo cual es esperable que el número se incremente.

En una primera etapa, las actividades apuntan solo a los últimos años de los niveles, es decir, séptimo grado en primaria y quinto año en secundaria. Con esa premisa cada escuela tiene autonomía para armar los grupos, que funcionarán en “burbujas” de no más de nueve chicos y un profesor. Las clases deberán ser en espacios abiertos, idealmente en los patios, pero el calor de la primavera complica la tarea, en turnos de entre hora y media y cuatro horas, al menos dos veces por semana.

El primer día de clases al aire libre en la Ciudad (Maximiliano Luna)El primer día de clases al aire libre en la Ciudad (Maximiliano Luna)

Después de siete meses, desde el martes se reanudó la actividad educativa presencial en la Ciudad de Buenos Aires. Fueron dos escuelas técnicas que reabrieron sus puertas, a las que hoy se sumaron otras ocho secundarias públicas. Ya desde mañana emprenderán el regreso los primeros colegios privados.

Quienes conocen de cerca al sector afirman que la diversidad entre las escuelas privadas no permite unificar estrategias, que “cada escuela es un mundo”. Algunos establecimientos cuentan con espacios suficientes como para formar varias burbujas simultáneas; otros no. Algunas matrículas son más numerosas que otras. Algunas familias están ansiosas por que sus hijos recuperen el contacto presencial; otras temen por los posibles contagios.

De ellas dependerá el tipo de actividad educativa que desplieguen con sus alumnos. En los indicadores sanitarios que aprobó el Consejo Federal de Educación, la Ciudad de Buenos Aires tiene un riesgo moderado. Por lo cual, pueden volver a “actividades de revinculación”, pero no a clases presenciales. Sin embargo, las primeras experiencias muestran que las escuelas optan por dictar contenidos e intentar recuperar el tiempo perdido.

Por eso, el gobierno porteño intensifica negociaciones con Nación para habilitar el transporte público destinado a alumnos. Hasta ahora, solo los docentes, solicitando el permiso, pueden moverse en colectivo o subte como personal esencial, pero la intención es que en los próximos días se haga extensivo a los estudiantes.

Primaria

San Martín de los Campos – Colegio Internacional de las Islas – Instituto Martin Buber Arlene Fern – Escuela Comunitaria Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús – Instituto Cristiano Evangélico Devoto – Colegio de los Niños – Instituto Hans Christian Andersen – Aequalis – Instituto Español Virgen del Pilar – Escuela del Mirador – Colegio San Francisco Javier.

Asociación Comunidad Israelita Sefaradí Argentina – Instituto San Antonio de Devoto – Instituto San Mateo – Amapola – Colegio Cardenal Copello – Instituto Lange Ley – Colegio Palermo Chico – Colegio Beth – Colegio Bilingüe Armonía – Instituto Juana de Arco – Colegio los Robles – Instituto Casa de la Educación – Centro Educativo Toratenu – Nueva Escuela Modelo Internacional – Centro Educativo Arquidiocesano Espíritu Santo – Instituto Natan Gesang – Euskal Echea – Dr. Herzl – Tel Aviv Central de Educación Integral.

Instituto San Felipe Neri – Colegio Aulanueva – Carolina Estrada de Martínez – Instituto Santa María de Nazareth – Instituto Nuestra Señora de Luján de los Patriotas – Nuestra Señora del Huerto – J.N. Bialik – Instituto Sir Thomas Malory – Instituto Resurrección del Señor – Colegio Integral Caballito – Tierra Nueva – Colegio F.A.S.T.A. San Vicente de Paul.

Instituto Nuevos Aires – Escuela Argentina – Instituto María Ana Mogas – Regina Virginum- Crea Escuela Primaria – Dr. Raúl Juan Gandini – Instituto San Patricio – Instituto Ceferino Namuncurá – Escuela Técnica Ort – Instituto Scholem Aleijem – Instituto Platerillo – Instituto Comunicaciones A-1442.

Instituto Nuestra Señora de las Nieves – Instituto Privado David Wolfsohn – Lomas de Núñez – Instituto Belgrano Uno – Instituto Santa Ana y San Joaquín – Colegio San Martín de Tours (Mujeres) – Hogar Casa de Misericordia – Instituto Privado Comunidad Filii Dei – Pestalozzi – Santa Catalina de Belgrano – Instituto Bet El – Escuela del Jacarandá – Septiembre – Instituto Belgrano Day School.

Escuela Técnica Ort Nº 2 – Colina de Roble – Constanza Ramos Mejía de Bunge – Liceo Franco Argentino Jean Mermoz – Escuela Argentina Modelo – Colegio Jesús María – Instituto Leonardo Sworn – Escuela Bami Marc Chagall – Instituto Valle Grande – Instituto Marianista – Instituto Saint Exupery – Instituto Calasanz.

Secundaria

Instituto Carolina Estrada de Martínez – Colegio Las Cumbres – Colegio Bayard – Colegio Cardenal Copello – Escuela Cangallo – Colegio Los Robles – Escuela Técnica Ort Nº 2 – José Manuel Estrada – Instituto Federico G. Froebel – Jesus María de San Vicente de Paul – Colegio San Francisco Javier – Instituto Saint Exupery – Asociación Comunidad Israelita Sefaradí Argentina.

Euskal Echea – Ecos Escuela Secundaria – Escuela Técnica Ort – Colegio Internacional de las Islas – Instituto Juana de Arco – Colegio Tarbut – Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús – Instituto Privado Casa de la Educación – Instituto Pestalozzi – Santa Catalina de Belgrano – Escuela Secundaria Integral Scholem Aleijem – Santa Margarita – Instituto Champagnat – Instituto Santa Ana y San Joaquín – Colegio Master – Instituto Lange Ley.

Instituto Privado David Wolfsohn – Instituto Privado F.A.S.T.A. Catherina – Instituto San Vicente de Paul – Instituto Politécnico Modelo – Colegio del Libertador – Instituto Privado Comunidad Filii Dei – Instituto E.S.B.A. Flores – Escuela Cristiana Evangélica Argentina – Luis A. Huergo – Colegio Limerick – Instituto San Felipe Neri – Instituto Amanecer – Instituto Martín Buber – Instituto Toratenu – Instituto Luján Porteño – Instituto San José de Flores – Instituto ESBA Villa Lugano – Instituto Comunicaciones.

Instituto Nuestra Señora de las Nieves – Instituto Marianista – Instituto Orsino – Calasanz – Colegio del Salvador – Inmaculada Concepción de María – Instituto Privado de La Salle – Instituto Privado Nuestra Señora de la Misericordia – Colegio de los Niños – Instituto San Tarsicio – Colegio San Miguel – Instituto Privado Colina de Roble – Instituto Argentino Gallego Santiago Apóstol – Instituto de Estudios Superiores de Buenos Aires – Colegio Palermo Chico – Instituto Belgrano Uno – Instituto Santa María de Nazareth.

Nuestra Señora del Huerto – Instituto Nuevos Aires – Instituto Ceferino Namuncurá – Instituto Leonardo Sworn – Monseñor Aneiros de San José – Escuela del Mirador – Instituto Corazón de María – Instituto Nuestra Señora de Luján de los Patriotas – Instituto Nuestra Señora de las Gracias – Escuela Técnica Philips Argentina – Instituto María Ana Mogas – Colegio Paideia – Instituto Zaccaria – Instituto Megly – Colegio San Antonio de Devoto – Instituto Privado Washington School.

Fuente: https://www.infobae.com/educacion/2020/10/15/el-gobierno-porteno-autorizo-la-apertura-de-169-colegios-privados-a-partir-de-manana-el-listado-completo/

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