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España: El 15% de los alumnos españoles ya ha repetido a los 12 años al menos una vez

Madrid / 17 de agosto de 2016 / Por: EUROPA PRESS / Fuente: http://noticias.lainformacion.com/

El 15% de los alumnos de 12 años españoles no hace el curso que le corresponde –primero de Educación Secundaria Obligatoria (ESO)– porque ha repetido antes al menos una vez, según la nueva edición del ‘Sistema Estatal de Indicadores de la Educación 2016’, que recoge Europa Press.

El documento del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, dependiente del Ministerio de Educación, analiza, entre otros aspectos, la ‘tasa de idoneidad’ del alumnado, que es el porcentaje de estudiantes que se encuentran matriculados en el curso teórico correspondiente a su edad.

Según este último informe, que analiza el curso 2013-2014, el 93,7% del alumnado de 8 años está matriculado en tercero de Educación Primaria, curso teórico de esta edad, y a los 10 años la tasa de alumnos en quinto de esta etapa es del 89,5%.

En cuanto a las edades que se corresponderían con la etapa educativa de Educación Secundaria Obligatoria, un 84,9% de los alumnos de 12 años cursa primero; un 71,0% de alumnos de 14 años, tercero, y un 63,6% de 15 años están matriculadas en cuarto.

 Las mujeres presentan tasas superiores a los hombres, aumentando la diferencia con la edad: a los 8 años se sitúa en 1,5 puntos; a los 10 años en 2,7 puntos; a los 12 años en 4,5 puntos; a los 14 en 8,3 puntos; y a los 15 años la diferencia es de 9,6 puntos.

Este informe pone de manifiesto las diferencias que existen entre las comunidades autónomas respecto a los alumnos matriculados en el curso que les corresponde. Las tasas de idoneidad de Cataluña, País Vasco, Navarra y Asturias son las más elevadas para todas las edades consideradas en el curso 2013-2014.

A los 12 años, cuando teóricamente se finaliza Primaria y se inicia la ESO, ya existe una distancia significativa entre autonomías. Cataluña, con el 91,7%, y La Rioja, con el 87,8%, son las que presentan los mejores datos, mientras que los peores corresponden a la ciudad autónoma de Ceuta (77,1%) y Baleares (79,4%).

A la edad de 15 años, previa al fin de la escolaridad obligatoria, las diferencias son todavía más amplias. En la parte alta de la tabla se sitúa Cataluña (75,1%), País Vasco (72,6%), Navarra (69,3%) y Asturias (69,2%), mientras que en el otro extremo se encuentra Ceuta (43,5%), Melilla (47,9%) y Murcia (54,6%).

MÁS REPETIDORES EN LA PÚBLICA

El mayor porcentaje de alumnado repetidor en la enseñanza obligatoria se da en el primer curso de la ESO, según este estudio del Ministerio de Educación, pues no alcanza los objetivos el 12,5% de los matriculados. Este dato se sitúa en el 11,1% en 2º de ESO ; en el 11,3% en 3º; y desciende hasta el 9,5% en 4º de ESO.

Por su parte, en Educación Primaria, el porcentaje de alumnado repetidor es del 4,5% en el segundo curso, del 3,9% en 4º y del 4,3% en 6º.

El informe señala que los porcentajes de repetición de curso son mayores entre los chicos que entre las chicas durante toda la educación obligatoria y que en primero de la ESO es donde se produce una distancia mayor, hasta los 4,3 puntos. También apunta que hay más repetidores en centros públicos que en privados y concertados.

Ceuta y Aragón son las regiones que presentan un mayor porcentaje de repetidores en Primaria, mientras que Cataluña tiene el dato más bajo en esta etapa. En la ESO, Andalucía, Castilla La-Mancha y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla cuentan con los mayores porcentajes de repetidores en todos los cursos y Cataluña y País Vasco las que menos.

Fuente noticia: http://noticias.lainformacion.com/educacion/escuelas/alumnos-espanoles-repetido-anos-vez_0_944906406.html

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Colombia: Gabo, el escritor más leído en los colegios.

América del Sur/Colombia/16.08.2016/Autor: Mario Albreto Duque Cardozo/ Fuente:http://www.elcolombiano.com/

Es una carrera, no contra el inatajable tiempo, sino contra la falta de letras. Son maratones de lecturas, propuestas por el ministerio desde su programa Leer es mi cuento, una iniciativa que busca fomentar el hábito de meterse en el mundo de la literatura para aprender de ella.

Esta es la segunda edición de estas maratón. En la primera, 120.000 estudiantes leyeron 5,1 libros en un mes. El reto para este año está en lograr 20 libros en primaria y 6 en secundaria durante un mes de lecturas diarias.

Para este año, explican desde el Ministerio de Educación, Para este año, “las Maratones se correrán en dos momentos diferentes: del 1 al 30 de agosto y del 7 de septiembre al 7 de octubre”.

Todos por Gabo:

Según las estadísticas de estos primeros días de la maratón reportadas por el Ministerio de Educación, el autor más leído es el Nobel colombiano Gabriel García Márquez.

“Es lógico, es nuestro autor más reconocido. Sus obras suelen ser las más prestadas en las bibliotecas. Además, siempre es un deleite acercarse a ellas y acercar a estudiantes a la literatura a través del realismo mágico”, opina el promotor de lectura Álvaro Duarte.

Ahora, la idea no es que se lean los libros y ya. La intención del programa, impulsado por el Plan Nacional de Lectura y Escritura es mejorar la calidad en la comprensión de lectura de los estudiantes.

“Es muy sencillo, si sabemos leer, si entendemos lo que leemos se simplifican las cuestiones. Si al leer la pregunta, la entiendes, ya tienes resuelto el 50 por ciento de la situación”, concluye el docente Martín Álvarez.

Fuente: http://www.elcolombiano.com/colombia/educacion/gabo-el-escritor-mas-leido-en-los-colegios-CB4762765

Imagen: http://www.elcolombiano.com/documents/10157/0/580×375/0c5/580d365/none/11101/YEBC/image_content_26669096_20160811183423.jpg

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El 15% de los indígenas latinoamericanos no acceden a la secundaria

Por: Contagioradio

Desde 1994 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 9 de agosto como el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, con el objetivo de reconocer a estas comunidades sus tradiciones, valores, idiomas y costumbres, y cómo han aportado al fortalecimiento de las culturas nacionales. Con esta conmemoración la ONU también busca llamar la atención de los gobiernos y diversos sectores de la sociedad para solucionar los problemas a los que a diario se enfrentan los indígenas, en ámbitos como los derechos humanos, el medio ambiente, la educación y la salud.

Para este año la conmemoración hace énfasis en el derecho a la educación, destacando que si bien la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, dispone que tienen derecho a establecer y controlar sus sistemas e instituciones para que impartan educación en sus propios idiomas y métodos culturales, la mayoría de los pueblos indígenas no pueden ejercer plenamente este derecho pues existen graves disparidades en relación con el resto de la población.

En América Latina y el Caribe el 85% de los niños y niñas indígenas asisten a la escuela secundaria, pero solo el 40% completa ese nivel educativo. En Nunavut, Canadá, solo el 40% de los niños indígenas en edad escolar van a la escuela. En Australia, solo el 60% de los adolescentes indígenas de entre 15 a 19 años acceden al sistema educativo, mientras que en Guatemala el 50% de estos jóvenes no logran terminar sus estudios. En Perú la población no indígena recibe 2 años más de educación que los niños indígenas y en Bolivia la diferencia es de 4 años.

La ONU asegura que entre los obstáculos a los que se enfrentan los estudiantes indígenas, se destacan la estigmatización de su identidad; las actitudes discriminatorias y racistas en el entorno escolar y en los libros de texto y material docente; las barreras lingüísticas; la insuficiencia de recursos y la baja prioridad que se da a su educación y que se manifiesta en la escasa formación de los docentes, así como en la falta de material pedagógico.

En otros ámbitos como el de la pobreza la cifras también son alarmantes, pues pese a que los 370 millones de indígenas, que actualmente viven en 90 países, representan menos del 5% de la población mundial, constituyen el 15% de los más empobrecidos y la tercera parte de los 900 millones de personas que viven en condición de indigencia en las zonas rurales.

En Estados Unidos, el ingreso medio de los indígenas no llega a la mitad de la media general, en Alaska casi la cuarta parte vive bajo el umbral de pobreza, mientras que en Canadá el 60% de los niños indígenas sobreviven por debajo de este nivel. En Paraguay los pueblos indígenas son 7.9 veces más pobres que el resto de la población, en Panamá 5.9, en México 3.3 y Guatemala 2.8.

Frente a la esperanza de vida de los pueblos indígenas se observan diferencias de por lo menos 20 años en relación con el resto de la población. En Guatemala la esperanza de vida para estas comunidades es de 13 años, mientras que en Panamá es de 10, en México de 6, en Nepal de 20 al igual que en Australia, en Canadá es de 17 y en Nueva Zelanda de 11. Por otra parte la mortalidad infantil indígena supera el 70% y la desnutrición duplica los registros para los niños no indígenas, en Honduras el 95% de la población indígena menor de 14 años enfrenta este flagelo.

El desplazamiento forzado es otra de las problemáticas a las que se enfrentan actualmente los pueblos indígenas. El proyecto de la represa de Bakun en Malasia, desplazó a por lo menos 8 mil indígenas de 15 comunidades, debido a la tala de 80 mil hectáreas de bosques pluviales. En Tailandia varias comunidades de las tierras altas, entre ellas el pueblo karen, fueron desplazadas de los parques nacionales contra su voluntad.

Fuente: http://www.contagioradio..com/solo-el-85-de-los-indigenas-latinoamericanos-accede-a-la-secundaria-articulo-27559/

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Locales liceales: del edificio integral al contenedor

Por: Julio Moreira

Revista Hemisferio Izquierdo/ Nro 4

Los últimos años se ha hecho frecuente que actores políticos de diferentes partidos exijan “resultados” a la educación, especialmente en lo que hace a matriculación, retención y promoción. Sin embargo, no se escucha a esas mismas personas reflexionando acerca de las condiciones en las que se enseña y estudia, particularmente, en lo que respecta a la infraestructura.

En el imaginario de los gobernantes de las últimas décadas, parecería que cuatro paredes y un techo son más que suficientes para que se produzca un buen acto educativo. Todo lo demás es secundario y, por lo tanto, prescindible. La síntesis más acabada de ese imaginario la expresó oportunamente el entonces presidente de la república, José Mujica: “si hay que dar clase abajo de un árbol, se da clase abajo de un árbol, pero clase tiene que haber”.

Evidentemente, ese imaginario no es casual ni caprichoso, sino que responde a una concepción según la cual el objetivo prioritario de un centro de enseñanza es que los alumnos permanezcan dentro de él durante cierto horario. La riqueza de las propuestas didácticas y la calidad de los aprendizajes no son lo central. Los conocimientos disciplinares pueden sacrificarse, si es necesario, para privilegiar la contención (en el sentido literal de “sujeción”, en este caso, de personas dentro de un recinto de “enseñanza”).

Una mirada a las políticas educativas impulsadas en Secundaria desde, al menos, la dictadura, y hasta nuestros días, confirman esta tendencia a privilegiar el encierro por encima de los aprendizajes: prolongación del horario de clases (pasaje de 35 a 45 minutos de cada hora de clase, modalidad de tiempo extendido, modalidad de tiempo completo), creación de comedores (para poder sostener la prolongación del horario de clases), simplificación del currículo (especialmente mediante la eliminación de ciertas asignaturas en las propuestas focalizadas), flexibilización del pasaje de grado (que en algunos niveles hace ver como una extrañeza la repetición del estudiante aunque éste no alcance mínimamente los objetivos de un curso), etc.

Tales definiciones en materia de política educativa se traducen en magras asignaciones presupuestales para infraestructura. Por ello, estamos muy lejos de disponer de espacios adecuados para una educación integral y realmente inclusiva (parto de la constatación cotidiana de que no es “inclusión” la retención de alumnos en un local de enseñanza, práctica que en su materialidad no se diferencia demasiado de un arresto policial). Más lejos aún estamos de poseer la suficiente cantidad de edificios para ofrecer un trato personal (y, por tanto, humano) que habilite una educación de calidad a la matrícula que hoy tiene la educación pública. Los rendimientos en grupos de no más de quince estudiantes son siempre muy superiores a los que se registran con treinta o más. Ni que hablar de la distancia que separa a la ANEP de una estructura nacional de locales confortables, seguros, higiénicos y estéticos.

La constatación de qué tan lejos estamos de poder sostener adecuadamente una educación integral y personalizada, son las frecuentes denuncias de liceos con techos en mal estado, filtraciones de agua, materiales cancerígenos, instalaciones eléctricas defectuosas, salones sin ventilación, baños rotos e insuficientes, falta de espacios para la educación física, ratas, abejas, hormigueros y bancos inutilizables.

La mirada histórica puede ofrecer más insumos en favor de la afirmación de que el deterioro general de los edificios de enseñanza responde a lo que con ellos pretenden los gobiernos nacionales y las autoridades de la educación. A comienzos del siglo XX, como parte del impulso gubernamental para crear un aparato estatal fuerte, necesitado de trabajadores calificados, se aprobó la ley de creación de liceos departamentales.

Los edificios que se construyeron para dar cumplimiento a dicha ley parecen palacios comparados con los liceos construidos en los últimos cuarenta años. En ellos encontramos (porque así fueron pensados) aulas amplias, gimnasios con medidas reglamentarias, salones de actos, salas de proyecciones, estudios de radio, imprentas, talleres para que carpinteros y electricistas pudiesen mantener y reparar prontamente los desperfectos que se presentasen, etc. Los laboratorios de aquellos locales tienen las dimensiones de la totalidad de la planta edilicia de algunos liceos actuales. La calidad de aquellas obras hace que muchas de ellas estén hoy en mejores condiciones que liceos que no alcanzan los diez años de construidos.

Evidentemente, lo que los gobernantes pretendían de un bachiller hace cien años dista mucho de lo que pretenden los actuales gobernantes. Y si bien es cierto que nuestra sociedad ha cambiado mucho y eso obliga a “innovar”, también es cierto que los principios fundamentales en los que se sostienen las ciencias, las artes y la filosofía, no han cambiado sustancialmente. Lo que sí ha cambiado es el para qué educar, y los edificios han acompañado tal mutación.

La coyuntura actual de la Educación Secundaria es particularmente compleja, pues se debate entre un sistema político decidido a eliminar todo vestigio de integralidad en su propuesta curricular, y una parte de la sociedad que lucha por sostener el liceo como espacio para los aprendizajes y la producción de conocimientos en interacción con la comunidad.

Desde el compromiso con esta segunda orientación política, quisiera referirme a algunas de las principales dificultades a las que docentes y estudiantes nos vemos expuestos diariamente por problemáticas de infraestructura.

Edificios disfuncionales

Escribir algo sobre infraestructura educativa parece, en principio, una tarea a encomendarle a un arquitecto o a un ingeniero civil. A un albañil, electricista o sanitario, tal vez. A un técnico prevencionista, quizás. Pero jamás a un docente. Por diferentes motivos, la mirada de los educadores no parece revestir idoneidad alguna para juzgar detalles como la dimensión y distribución de los espacios, la iluminación, la acústica, la ventilación, etc.

Sin embargo, la no consulta a los docentes al momento de proyectar la construcción de un nuevo edificio de enseñanza es la explicación de posteriores dificultades cotidianas en el funcionamiento de las instituciones; dificultades que, además, se hacen casi insalvables una vez que el local ya fue construido. Mencionaré algunos ejemplos.

Los emplazamientos de muchos edificios sólo se explican por la definición de la ANEP de “gastar” lo menos posible. De otro modo no puede entenderse que se construya un liceo en una zona baldía, sin iluminación ni veredas, con calles en pésimo estado y sin desagües, y a un kilómetro de la parada de ómnibus más cercana (con líneas de transporte que ofrecen una pésima frecuencia). Sin embargo, esa es la constante de buena parte de las nuevas construcciones.

La excusa de los jerarcas de la ANEP de que no hay terrenos disponibles en zonas provistas de servicios públicos, esconde en realidad la previa definición de gastar poco en la adquisición de predios liceales. Si el acceso a los centros de enseñanza fuese considerado algo importante por quienes administran los dineros públicos, gastarían lo que haya que gastar para dotarlos de un adecuado emplazamiento.

En los hechos, especialmente en la zona metropolitana, los nuevos liceos acaban formando parte de un barrio en el que campea la pobreza, e inevitablemente terminan insertos y reproduciendo procesos de guetización que no hacen sino reforzar la exclusión a los miembros de su comunidad.

La cantidad de salones de clase de que dispone un liceo suele corresponderse con el número de grupos que se le adjudican, de tal forma que resulta imposible desarrollar algún tipo de actividad (por ejemplo, apoyaturas) en simultáneo con el desarrollo de las clases.

Ni los salones de clases, ni el resto de los espacios, suelen disponer de artefactos que permitan suavizar las temperaturas extremas. En salones que reciben directamente la luz solar en el verano, las cortinas no siempre existen, y cuando las hay, por lo general fueron compradas con dinero de los integrantes de la comunidad (al igual que los ventiladores).

En invierno, particularmente en salones húmedos, el frío obliga a permanecer de campera, gorro y bufanda durante las clases. Las estufas y, más recientemente, los aires acondicionados, muchas veces llegan a los liceos vía donación de una empresa, aporte de la Asociación de Padres o compra con dinero de los trabajadores. Los gastos para la instalación de estos artefactos exceden el costo de los artefactos mismos, pues en la mayoría de los casos la potencia contratada a UTE y la instalación eléctrica (cableado, disyuntores) no permiten el uso simultáneo de sistemas de calefacción en todos los salones, por lo que se hace necesario invertir en su mejora.

Las dimensiones y el mobiliario de las bibliotecas suelen impedir que un grupo completo de estudiantes vaya a estudiar en una hora libre (eso en el caso de que se haya previsto un espacio para sala de lectura).

Muchos laboratorios no son funcionales, las más de las veces porque sus dimensiones no permiten cobijar a un grupo completo.

En edificios de varias plantas, hay pisos desprovistos de servicios sanitarios. Esto genera que, cada 40 minutos, decenas de estudiantes corran por las escaleras a los baños ubicados en otras plantas. Y las escaleras rara vez tienen las medidas reglamentarias, pasamanos y cinta antideslizante.

Los baños disponen, promedialmente, de dos o tres inodoros para 200 o 300 estudiantes de un mismo género en cada turno. Se cuentan con los dedos de una mano los liceos del país en los que los baños de estudiantes tienen papel higiénico y jabón.

Los patios son, por lo general, pocos y reducidos en relación a la cantidad de estudiantes del liceo. Las más de las veces no hay nada para hacer en ellos, ni siquiera bancos en los que sentarse a conversar. Resulta casi imposible que una clase se desarrolle en un patio: no está previsto que una cosa así ocurra.

La ausencia de gimnasios en la enorme mayoría de los liceos del país contrasta con los discursos de gobernantes y jerarcas de la educación acerca de su supuesto compromiso con la educación física. Las clases de “gimnasia” suelen ser, en el mejor y más infrecuente de los casos, en canchas sucias sin medidas reglamentarias alquiladas a un alto precio, y en el peor y más frecuente de los casos, en plazas y patios abiertos (que obligan a suspender las clases si llovió, llueve o es probable que pueda llover), en ocasiones a muchísimas cuadras de distancia del liceo, sin baños, sin botiquín de primeros auxilios, sin teléfono y sin el apoyo de otros funcionarios.

Muchas veces, con las mejores intenciones, se construyen rampas de acceso a la planta baja del edificio, pero quienes hasta allí acceden, por ejemplo, en una silla de ruedas, no pueden subir ni bajar a las otras plantas, donde probablemente estén las aulas, los laboratorios, la biblioteca o la adscripción.

Hay muchos liceos en los que la sala de profesores (por la que pasan diariamente decenas de docentes) tiene la misma dimensión que el espacio reservado al equipo de dirección (donde, a lo sumo, trabajan dos o tres personas por día, raramente a la vez).

La cantidad de adscripciones por piso suele ser insuficiente para la cantidad de adscriptos que trabajan en él. En salas de menos de 10 metros cuadrados trabajan dos o tres adscriptos simultáneamente, obligando a que cuando un padre o estudiante viene a entrevistarse con uno de ellos, los otros deben salir y esperar fuera para que la conversación pueda darse en un marco de privacidad; ello siempre y cuando la adscripción no sea totalmente de vidrio y carezca de cortinas u algún otro tipo de cerramiento que permita la reserva.

Los psicólogos y trabajadores sociales (presentes en muy pocos centros) irrumpieron en el escenario liceal hace décadas, pero los edificios no siempre prevén una sala para que realicen su labor, que implica, entre otras cosas, entrevistas con estudiantes, familias y docentes para conversar acerca de asuntos delicados. Es frecuente que se les otorgue una diminuta e improvisada habitación debajo de una escalera, o en lo que era un depósito o archivo.

Son muy pocos los liceos en los que se dispone de un comedor para los trabajadores (muchos de los cuales permanecen en el centro jornadas enteras). En el horario interturno (luego de finalizar el turno matutino y antes de comenzar el turno vespertino), nunca son suficientes ni el espacio ni las sillas para comer en la sala de profesores.

Los funcionarios no docentes rara vez disponen de una habitación en la que puedan ponerse su uniforme de trabajo (si es que el CES les facilitó uno) y descansar en su media hora reglamentaria.

En los liceos en los que hay extintores, iluminación y salida de emergencia (que son pocos en todo el país), ni los estudiantes ni los trabajadores han recibido una instrucción básica de qué hacer en caso de ocurrir un accidente.

Si todas estas cosas ocurren en edificios construidos con fines educativos, imaginen las situaciones que se pueden dar cuando se hace funcionar un liceo en una casa que la ANEP alquila o compra. O cuando se crean anexos a dos, tres y hasta cinco cuadras del edificio central, con profesores que deben ir de un lugar a otro en recreos de cinco minutos, cargando sus materiales de trabajo, expuestos a las inclemencias del tiempo. O cuando se instalan contenedores en un patio, sin caminos ni galerías para los días de lluvia, obligando a mojarse a quien necesita ir al baño, o a la cantina, o a la biblioteca (además de que la pérdida del patio obliga a todos los estudiantes del liceo a permanecer en su salón durante todo el horario de clases).

Problemas de gestión y falta de mantenimiento

Aunque no comparto la valoración según la cual el problema central de la ANEP radica en la mala gestión y no en los recursos y las definiciones políticas, es cierto que se utilizan mal los recursos públicos para infraestructura.

En primer lugar, porque no se ha contemplado la necesidad de un mantenimiento correctivo y preventivo de los edificios liceales. Esto conduce, inevitablemente, a procesos de deterioro cuya atención exige luego recursos muy superiores.

En segundo lugar, el presupuesto 2011-2015 no consideró el aumento del costo de los productos de la construcción, por lo que resultaron insuficientes los montos aprobados para la cantidad de obras proyectadas.

En tercer lugar, se registra un sub ejecución de los dineros aprobados para obras nuevas y ampliaciones. De las 16 obras cuya realización fue solicitada al CODICEN para 2016, según acuerdo entre CES y FENAPES, sólo dos se encuentran en ejecución: Soriano N° 4 y Montevideo N° 29.

En cuarto lugar, fueron insuficientes los controles sobre las obras que se realizaron y los materiales utilizados, lo que redundó en violaciones a las normativas que aseguran las condiciones necesarias en un centro de estudios, en detrimento de los procesos de enseñanza y aprendizaje.

En quinto lugar, se mantiene una política de altísimos costos por concepto de alquileres para locales liceales, espacios para Educación Física y las propias oficinas del CES en las calles Rincón y Juncal (siendo la ANEP destinataria por ley de las herencias adyacentes).

Insuficiencia presupuestal

La Ley de Presupuesto Nacional Nº 18.719, que rigió durante el período 2011-2015, preveía la creación de 21 liceos, la construcción de otros 21 locales para sustitución de edificios deteriorados y la ejecución de 74 ampliaciones.

Sin embargo, la creación de liceos no pasó de un simple propósito, pues el número de edificios construidos apenas llegó al 38% de lo proyectado. Existen otras ocho obras realizadas que no son liceos; pero contabilizándolas, apenas se alcanza un 57% de lo previsto en la Ley Presupuestal.

En cuanto a las obras de reparación y mantenimiento ejecutadas, sólo el 27% correspondieron a reparaciones de importancia. Esto significa que el restante 73% (282 de 388) no respondieron a las reales necesidades de los establecimientos de enseñanza: 126 colocaciones de aulas prefabricadas, 115 reparaciones menores y 41 acondicionamientos parciales.

Las emergencias edilicias suelen abordarse con aulas prefabricadas; cada una de ellas cuesta 33 mil dólares, a los que se suman sobrecostos de locación: traslado y colocación, caminos, galerías, calefacción, etc.

Frente a la creación de liceos mediante la construcción de edificios (dos) o la compra o alquiler de locales (tres), frente a la sustitución de locales viejos por obras nuevas con mayor capacidad (cinco) o mediante compra o alquiler de locales en mejores condiciones y con mayor capacidad (dos) y frente a la ampliación del número de salones en los liceos (once), la colocación de “aulas prefabricadas” (un total de 149) se registró en 54 casos.

Al incrementarse el número de grupos en liceos ya existentes, sobre todo a través de la colocación de contenedores, se recarga el trabajo de sus funcionarios (de docencia indirecta, administrativos y de servicio), se afecta el trabajo de los estudiantes (los grupos que trabajan en contenedores suelen quedar aislados del resto de la institución), al tiempo que se inutilizan espacios de recreación y actividades deportivas (patios, canchas, etc.).

Participación público-privada: el problema que se avecina

La ofensiva de la ANEP en materia de políticas educativas orientadas a la contención, que amenaza profundizarse en 2017 (con medidas como eliminar asignaturas, volver a una estructura curricular por áreas, eliminar la repetición y generalizar el tiempo completo), tiene su correlato en el tipo de edificios a construir para hacer posible dichos cambios.

La Ley de Presupuesto Nacional 2015-2019, N° 19.355, establece respecto a las obras de infraestructura de la ANEP (en particular de Secundaria):

“En relación a la educación media básica, resulta indispensable la ampliación de la oferta de infraestructura educativa pública, de modo de avanzar hacia la efectiva universalización del egreso en este nivel. Para ello, se prevé la creación de nuevos centros de educación media tanto en la modalidad tradicional de jornada de medio tiempo como en propuestas de tiempo completo. (…)
Más allá de los recursos adicionales que el gobierno volcará a la educación en este quinquenio, las instituciones educativas cuentan con un importante monto de recursos para inversión provenientes de sus líneas de base que podrán seguir utilizándose para el desarrollo de las obras de infraestructuras requeridas. (…)
Para el resto de la infraestructura requerida, tanto para el desarrollo de las políticas educativas priorizadas, como para la sustitución de infraestructura existente, la ANEP podrá contar con el instrumento de Participación Público Privado. Por los tiempos involucrados para la implementación de dicho instrumento, su aplicación permitirá realizar las obras previstas para los últimos años del presente período de gobierno.”

Esto significa que las obras de menor costo (impermeabilizaciones, sanitaria, electricidad, colocación de contenedores, etc.) serán realizadas, como los anteriores cinco años, con el financiamiento del “Fondo de Infraestructura Educativa Pública”, dependiente del CODICEN de la ANEP y, en menor medida, de los consejos desconcentrados. Pero las obras de importancia (creaciones, ampliaciones, intervenciones profundas) se proyectan realizar, hacia 2018, mediante la “participación público-privada” (PPP).

La PPP, que en otros países se conoce como “asociación público-privada” (APP), o como las designa el Banco Mundial “participación del sector privado (PSP), es posible gracias a que en 2011 se aprobó la Ley N° 18.786 de “Contratos de Participación Público-Privada para la realización de obras de infraestructura y prestación de servicios conexos”. Ello representó un cambio de estrategia en el vínculo entre Estado y mercado, trasladando a lo público una lógica de contrato, característica del sector privado.

Además, el instrumento PPP sólo puede ser utilizado si garantiza mayor “valor por dinero” en comparación con las otras opciones. Esta condicionalidad, lejos de ser una cuestión meramente técnica, instala por la vía de los hechos el predominio de una lógica eficientista que entendemos no debe guiar el accionar del sector público, especialmente de sectores tan sensibles como la educación y la salud. Con las PPP, el cumplimiento de las obligaciones públicas (que debería obedecer a la lógica del bien común) pasa a depender de motivos económicos privados (que obedecen a una lógica de obtención de ganancias).

En el marco de las políticas neoliberales promovidas por los organismos financieros internacionales en los noventa, se privatizaron empresas y prestaciones públicas. Pero esa estrategia se vio limitada en los sectores del agua, el transporte, la salud y la educación.

En la última década, la PPP ha adquirido gran centralidad en la agenda educativa mundial, debido en parte al rol jugado por el Banco Mundial como principal promotor. Por ello, muchos gobiernos han decidido implementar reformas educativas en base a la PPP, ofreciéndoles estímulos y garantías a los operadores privados para que “inviertan” en un “mercado” que mueve millones de dólares cada año.

Además de expandir la actividad de los proveedores privados en la educación (donde ya participan a través de licitación para la provisión de insumos de funcionamiento, la construcción y reparación de edificios, las tareas de mantenimiento y servicios de portería y vigilancia), el mecanismo de participación público privado introduce mecanismos de mercado en el mundo de la educación, como la competencia, la elección o los incentivos basados en resultados.

La presidencia de la república anunció recientemente, vía mensaje de Rendición de Cuentas, que de octubre a diciembre de este año se licitará un proyecto público-privado por un valor de 432 millones de dólares para construir 225 centros educativos, 165 de ellos en la órbita de la ANEP (44 en Montevideo; 42 entre Canelones, San José, Durazno, Flores, Florida, Colonia y Soriano; 47 entre Artigas, Paysandú, Rivera, Salto, Río Negro y Tacuarembó; y 32 entre Cerro Largo, Lavalleja, Maldonado, Rocha y Treinta y Tres).

Luchas a sostener

Una parte importante de la infraestructura de Secundaria responde a una lógica obsoleta que debe ser transformada cuanto antes, pues dificulta el cumplimiento de las acciones educativas necesarias, ya sea porque se trata de casas con espacios en condiciones precarias (en cuanto a su seguridad, tamaño, iluminación, ventilación, acústica, etc.), o porque no da cabida a espacios pedagógica y didácticamente necesarios para una educación integral: salones para clases de apoyo, gimnasios con medidas reglamentarias, salas para expresión artística, salones para que los docentes puedan realizar tareas de coordinación, comedores, salas de lectura, laboratorios con dimensiones adecuadas a la matrícula y equipamientos acordes al plan de estudios.

En este sentido, es prioritaria la formación de los docentes en sus derechos respecto a las condiciones y el medioambiente de trabajo. Muchas veces solemos naturalizar cosas que están mal, perjudicando nuestra salud.

Por otro lado, la capacidad edilicia actual está muy lejos de permitir grupos reducidos, que posibiliten relaciones a escala humana. De hecho, son necesarios al menos 60 nuevos edificios, para que no haya -en promedio- grupos con más de 25 estudiantes en los liceos diurnos de todo el país.

Respecto a la concreción de obras, en lo inmediato se hace necesario luchar contra el recorte de 793 millones de pesos que el Poder Ejecutivo pretende aplicar sobre la ANEP para 2017, que estaban previstos fundamentalmente a obras de infraestructura, y particularmente a Secundaria.

Simultáneamente, deberemos promover el debate de todas las organizaciones sindicales acerca del uso de la PPP en la educación, refutando el discurso de que la lógica privada es mejor y más eficiente que la pública. De la resistencia que podamos desplegar a la aplicación de esta ofensiva mercantilista en la educación, dependerá que la administración de los liceos no quede en manos de privados durante muchos años, dando ingreso a la competencia entre centros por la captación de estudiantes.

* Profesor de Filosofía. Integrante del Comité Ejecutivo y del Secretariado de Presupuesto e Infraestructura de la FENAPES.

** Aula clausurada por peligro de derrumbe luego de una inspección realizada por delegados de la FENAPES y del PIT-CNT.

Fuente: http://www.hemisferioizquierdo.uy/#!Locales-liceales-del-edificio-integral-al-contenedor/nnsaa/579b70650cf276b3ba075079

Imagen: Foto de un liceo de San Carlos tomada por el autor del artículo**

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Una Investigación sobre Proyectos Estudiantiles en el Liceo

Por: Aurora Lacueva

lacter@cantv.net

Escuela de Educación, Universidad Central de Venezuela

Caracas

Proyectos estudiantiles: pieza clave de una mejor escuela

Los proyectos estudiantiles se perfilan como unas de las actividades más ricas y potentes que pueden ser emprendidas por una escuela y un liceo comprometidos con la más profunda y crítica educación de los niños, niñas y adolescentes. Entendidos a cabalidad, los proyectos se orientan por lineamientos de gran fuerza formativa: la participación decisoria del estudiantado en el diseño y desarrollo de las actividades de enseñanza, el abordaje de temas amplios de manera problematizadora, la vinculación del estudio escolar con la realidad social viva -desde la más inmediata hasta la global-, la investigación estudiantil como actividad central en la escuela o el liceo, la interdisciplinariedad o, más aún, la transdisciplinariedad como modo fecundo de estudiar la realidad, la investigación-acción comunitaria como elemento relevante para el aprendizaje de nociones, habilidades, actitudes y valores, así como para el propio desarrollo comunal… (Hernández, 2000; Lacueva, 2015; Perrenoud, 2000; Tapia, s.f.; Tonucci, 1999).

Son lineamientos que surgen de promisorias experiencias didácticas y potentes teorizaciones pedagógicas desarrolladas por lo menos desde principios del siglo XX y que reciben cada vez mayor respaldo a la luz de las investigaciones en pedagogía, neurociencias, psicología, sociología y antropología: permiten obtener lo mejor de los seres humanos que en conjunto están aprendiendo. Pero hay que tener en cuenta que, como toda tarea educativa compleja, los buenos proyectos no son labores fáciles, a cumplir de buenas a primeras, sin mayor preparación y repitiendo siempre una rutina muy trillada. Ellos demandan estudio, planificación, ensayo, reelaboración, en un interesante trabajo pedagógico que las y los educadores pueden poco a poco ir construyendo, contando con la orientación de las autoridades educativas, apoyándose entre sí y con sus estudiantes, y convocando la colaboración de la comunidad educativa y también de las instituciones universitarias de formación docente. La educación por proyectos constituye para las y los educadores una opción estimulante, formativa, retadora y potencialmente muy satisfactoria. Si bien, por supuesto, más exigente en tiempo y estudio que la clase llamada tradicional, de exposiciones memorísticas estudiantiles, ejercicios y cuestionarios.

En años recientes, realicé dos investigaciones sobre proyectos estudiantiles en el liceo. La primera, a partir de un cuestionario respondido por 84 educadoras y educadores en ejercicio. Y la segunda, para una exploración más profunda del tema, basada en ocho entrevistas a docentes especialmente seleccionados. Presento aquí un resumen de la primera pesquisa, la cual puede consultarse de manera integral en Lacueva (2012).

 

La experiencia venezolana

En Venezuela, ha habido experiencias de educación por proyectos o similares al menos desde hace siete décadas (Prieto Figueroa y Padrino, 1940/2008); sin embargo, las mismas no lograron masificarse y permanecer en el tiempo, debido a múltiples y negativas circunstancias externas e internas a las escuelas y liceos. Una excepción sería el proyecto presente desde 1973 en el currículo oficial del último año de la educación media (Ministerio de Educación, 1973a y 1973b), y que consiste en llevar a cabo una pequeña actividad de investigación libremente escogida, desarrollada en grupo reducido o de manera individual. Es verdad que este requisito es cumplido a veces como un formalismo, pero en otras ocasiones toma un carácter más auténtico y provechoso. Toda la experiencia histórica acumulada puede alimentar a la etapa actual, cuando se ha vivificado de manera renovada el interés en torno a la educación por proyectos: efectivamente, en los últimos quince años este enfoque pedagógico ha ido adquiriendo inédita importancia en nuestro país, como también en otros países del continente suramericano.

En el caso de Venezuela, se incorporó al currículo oficial de los primeros seis grados de la educación básica a partir de 1998 (Ministerio de Educación, 1998) y fue retomado, con cambios importantes, en los diseños de la escuela y el liceo bolivarianos desde 2002, ya bajo el gobierno de Hugo Chávez (Ministerio de Educación y Deportes, 2004a, 2004b, 2006a, 2006b). Más recientemente, la Ley Orgánica de Educación (Venezuela, 2009) en su artículo 14 establece que “la didáctica estará centrada en los procesos que tienen como eje la investigación, la creatividad y la innovación, lo cual permite adecuar las estrategias, los recursos y la organización del aula a partir de la diversidad de intereses y necesidades de los y las estudiantes”. Precisamente, la educación por proyectos es uno de los principales enfoques que cumple con lo estipulado en el instrumento legal.

Al presente se encuentra en ensayo un nuevo currículo para la Educación Media, donde la presencia de los proyectos se mantiene, y donde se refuerza incluso aún más que en anteriores iniciativas la índole investigativa, crítica, democrática y socialmente pertinente de la labor estudiantil en el liceo.

 

Escuchando a las y los docentes

Como indiqué anteriormente, en la investigación aquí resumida realicé una consulta por escrito a un grupo diverso de 84 docentes en ejercicio de nivel medio general, de los cuales 47 tenían experiencia de trabajo por proyectos y 37 carecían de ella. En todos encontré manifestaciones de apertura y receptividad al trabajo por proyectos, la gran mayoría lo considera potencialmente positivo, lo recomienda y se manifiesta dispuesto a ponerlo en práctica. Sin embargo, gran parte de estos educadores y educadoras estima que el aporte que los proyectos están hoy ofreciendo a sus estudiantes es mediano o escaso.

Entre quienes han aplicado esta estrategia se aprecia variedad en el tipo de proyectos que se dice desarrollar: de aprendizaje, comunitarios, de formación general… Así como en el modo de trabajo que se manifiesta seguir y en sus conexiones. También hay variedad en el tipo de actividades realizadas, en las modalidades de comunicación de resultados y en las audiencias a quienes esa comunicación se dirige. No sólo variedad entre los docentes, sino en la práctica pedagógica de cada docente interrogado: no se señala un solo patrón de trabajo que se repita rígidamente. Estimo que una de las ventajas de la educación por proyectos es precisamente la diversidad de posibilidades que ofrece, la cual permite responder a múltiples necesidades e intereses del estudiantado y a diferentes prioridades formativas. Las y los docentes interrogados parecen estar aprovechando bien tal ventaja.

Sin embargo, es necesario cuidar la cristalización de rasgos que contradicen la esencia de esta estrategia pedagógica. Puede apreciarse entre las respuestas la presencia de proyectos escogidos y diseñados sin ninguna participación estudiantil, este tipo de actividades no deberían llamarse “proyectos” sino “unidades didácticas” o “trabajos integrados”, por ejemplo. Tampoco es sana la rigidez temática que obliga a todo un plantel a trabajar sobre el mismo asunto, supuestamente derivado de necesidades comunitarias. Es preferible dejar en manos de cada grupo-clase la escogencia de los asuntos alrededor de los cuales van a girar sus proyectos de aprendizaje. De esta manera el liceo se abre a la activa participación decisoria de las y los estudiantes en su propio aprendizaje: de sus experiencias diarias, de lo que les llega a través de medios de comunicación, de las vivencias que el propio liceo propicie, de anteriores proyectos… surgirán las inquietudes para estos trabajos. La acción organizada, pertinente y efectiva del liceo en/con su comunidad requiere una modalidad especial de proyecto, más masivo, a más largo plazo, centrado en el aprendizaje-servicio estudiantil, y que debe correr paralela a los proyectos de aprendizaje de cada grupo-clase.

El rol de la integración de áreas en los proyectos amerita considerarse de modo crítico. No es que se integre por integrar, como una obligación. La médula de los proyectos está en la investigación estudiantil, la integración de áreas se busca porque ayuda a menudo a que esa investigación sea más completa y profunda. Asumir la integración como un requisito ineludible lleva a vinculaciones artificiosas y forzadas. Me parece entonces importante cómo, al preguntarles por la finalidad de los proyectos donde han participado, las y los docentes destacan cinco grandes finalidades en primera instancia: enseñar a investigar, integrar asignaturas, generar acciones socialmente útiles, formar en capacidades generales importantes como la cooperación y el razonamiento, y vincularse con la realidad local o global. Alcanzar el equilibrio y, más allá, el equilibrio en la interrelación entre estas cinco grandes finalidades, resultaría excelente y hacia ello deberíamos apuntar.

Muchas preguntas quedan planteadas, entre ellas: cómo incrementar la participación decisoria del estudiantado en los proyectos, cómo realizar proyectos comunitarios que verdaderamente aporten algo a la comunidad y a la vez impliquen aprendizaje para las y los estudiantes, cómo incrementar y/o consolidar el carácter auténticamente investigativo de los proyectos, por encima de la simple búsqueda documental o las presentaciones lúdicas. Necesitamos así mismo preguntarnos cómo evitar los proyectos “academicistas” y lograr la vital conexión con la realidad local, nacional o global, ayudando a las y los estudiantes en esa lectura crítica del mundo que han buscado pedagogos como Paulo Freire (Freire, 2000). También, cómo evaluar los proyectos de manera justa y equilibrada, que aprecie y celebre los aportes de cada estudiante y alerte sobre las debilidades que debe superar en el próximo futuro. Importa interrogarse sobre cómo organizar al profesorado del plantel para lograr la integración de áreas que efectivamente necesite cada proyecto y asegurar después el seguimiento del trabajo. Y cómo organizar al estudiantado para su mejor esfuerzo colaborativo tanto en el pequeño equipo como en el grupo-clase en su conjunto. Finalmente, no podemos olvidar cuestionarnos acerca de cuáles son los apoyos y aportes que las autoridades educativas nacionales y estadales deben ofrecer para permitir una educación por proyectos de calidad.

 

Referencias

Freire, P. (2000). Pedagogía del oprimido. 53a. edición. México: Siglo XXI. (Orig.: manuscrito en portugués, 1968).

Hernández, F. (2000). Los proyectos de trabajo: la necesidad de nuevas competencias para nuevas formas de racionalidad. Educar, 26, 39-51.

Lacueva, A. (2012). Proyectos estudiantiles en el liceo: Experiencias y reflexiones de docentes. Paradigma, XXXIII (2), 27-63. Disponible en http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_issues&pid=1011-2251&lng=es&nrm=iso                                        http://www.scielo.org.ve/pdf/pdg/v33n2/art03.pdf

Lacueva, A. (2015). La investigación en la escuela-casa de la cultura. Proyectos, actividades y recursos. [Libro en línea]. Saber UCV, Repositorio Institucional de la Universidad Central de Venezuela. Caracas. Disponible en http://saber.ucv.ve/jspui/handle/123456789/13004 Y también en https://www.researchgate.net/publication/286264390_La_investigacion_en_la_escuela-casa_de_la_cultura_Proyectos_actividades_y_recursos

Ministerio de Educación, República de Venezuela. (1973a). Ciclo Diversificado, Mención Ciencias, Programa de Biología, Segundo Año. Caracas: Autor.

Ministerio de Educación, República de Venezuela. (1973b). Ciclo Diversificado, Menciones Ciencia, Agropecuaria y Asistencial. Programa de Química, Segundo Año. Caracas: Autor.

Ministerio de Educación. (1998). Reforma Educativa Venezolana. Caracas: Autor.

Ministerio de Educación y Deportes, República Bolivariana de Venezuela. (2004a). Escuelas Bolivarianas. Avance cualitativo del proyecto. Caracas: Autor.

Ministerio de Educación y Deportes, República Bolivariana de Venezuela. (2004b). Liceo Bolivariano. Adolescencia y Juventud para el Desarrollo Endógeno y Soberano. Serie “Educación como Continuo Humano”, Nº 4. Caracas: Autor.

Ministerio de Educación y Deportes, República Bolivariana de Venezuela. (2006a). Liceo Bolivariano. Adolescencia y Juventud para el Desarrollo Endógeno y Soberano. Construcción de currículo y teoría pedagógica nacional. Caracas: Autor.

Ministerio de Educación y Deportes, República Bolivariana de Venezuela. (2006b). Proyecto educativo integral comunitario: una gestión que se construye en conjunto. Educere, 10 (34), 551-554.

Perrenoud, Ph. (2000). Aprender en la escuela a través de proyectos: ¿por qué?, ¿cómo? Revista de Tecnología Educativa, XIV (3), 311-321. Disponible en http://www.unige.ch/fapse/SSE/teachers/perrenoud/php_main/php_2000/2000_26.html

Prieto Figueroa, L. B. y Padrino, L. (1940/2008). La Escuela Nueva en Venezuela. Caracas: El Perro y la Rana.

Tapia, Ma. N. (s. f.). Aprendizaje y servicio solidario: algunos conceptos básicos. [Documento en línea]. Disponible en  http://www.iadb.org/Etica/Documentos/per_tap_apren.doc

Tonucci, F. (1999). La investigación como alternativa a la enseñanza. ¿Enseñar o aprender? 2ª. edición. Caracas: Laboratorio Educativo.

Venezuela, República Bolivariana de (2009). Ley Orgánica de Educación. Caracas: Imprenta Nacional y Gaceta Oficial.

Fuente de la Foto:

http://www.fundacite-zulia.gob.ve/

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Reválidas: un golpe bajo de Rajoy a la educación

Por Agustín Moreno

Como en los mejores tiempos del franquismo, en vísperas de vacaciones y cuando se forman colas kilométricas de automóviles camino de las playas, el gobierno en funciones de Mariano Rajoy ha aprobado un Real Decreto que regula las reválidas de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y de Bachillerato. Lo hace precisamente cuando la gran mayoría de la comunidad educativa proponía a los partidos políticos que van a negociar la formación de gobierno una serie de medidas urgentes para evitar daños irreparables al alumnado. No atendiendo el clamor de la mayoría de comunidades autónomas que vienen pidiendo al Ministerio de Educación que pospusiera la aprobación de las pruebas externas por ser contrarias a ellas, como lo demostraron con el boicot a las de primaria. Por último, desprecia el acuerdo del anterior Congreso de los Diputados que aprobó en abril la paralización de la LOMCE por una amplia mayoría. En resumen, el gobierno del PP es todo imposición y nada de diálogo.

El Real Decreto, que regulan las evaluaciones finales de ESO y de Bachillerato, fija las materias troncales, las específicas y las optativas, el porcentaje de peso de las notas académicas (60%) y de las reválidas (40%), quién realiza las pruebas, las correcciones, establecimiento de fechas, etc. Los alumnos de ESO se examinarán de 7 asignaturas con 60 minutos por prueba, y los de Bachillerato de 8 asignaturas con una duración 90 minutos por cada una. Las reválidas durarán entre 4 y cinco días.

Solo podrán presentarse a ellas los alumnos que tengan un máximo de dos asignaturas suspensas en ESO (siempre que no sean Lengua y Matemáticas) y con todas aprobadas en Bachillerato. Los alumnos que no obtengan la nota suficiente no obtendrán los correspondientes títulos de ESO o de Bachillerato, aunque en el curso 2016/17 no tendrán aún efectos académicos. La reválida de Bachillerato sustituirá a la Prueba de Acceso a la Universidad.

El alumnado de ESO que no apruebe las dos convocatorias no obtendrá el título y no podrá seguir estudiando otra cosa que no sea la Formación Profesional Básica (FPB). Esto es un importante retroceso ya que supone ofertarles un itinerario pensado como final de trayecto. Hay que recordar que la FPB está siendo un rotundo fracaso en la opinión de los expertos, ya que al suspender la mitad del alumnado se convierte en una vía muerta.

Por ello las críticas no se han dejado esperar. Los directores de los centros educativos denuncian que estos alumnos quedarían en un auténtico limbo sin salidas y supondría aumentar el fracaso escolar y su práctica expulsión del sistema. La Confederación Estatal de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) ha anunciado queestudiará acciones jurídicas contra el gobierno por aprobar el Real Decreto estando en funciones.

El fondo del rechazo de la comunidad educativa a las reválidas es por el carácter segregador que tienen; porque establece pruebas externas de carácter finalista en las que el alumnado se juega a una carta el resultado final de muchos años de escolarización; porque no tienen en cuenta realmente el progreso del alumno y el contexto socioeconómico del centro; y porque sustraen la evaluación última al profesorado que les ha dado clase y les conoce. Las reválidas nos retrotraen medio siglo en el tiempo: al mismo sistema clasista que había antes de la ley de Educación de 1970.

Llegado a este punto, hay que hacer una afirmación: por supuesto que los profesionales no nos oponemos a la evaluación. El Foro de Sevilla la define bien: en la educación obligatoria la evaluación debe tener un claro propósito formativo, de conocimiento y apoyo a los procesos de aprendizaje y desarrollo personal. Una evaluación excluyente, sancionadora y de control –como plantea la LOMCE-, basada en pruebas frecuentes y estandarizadas, es contraria a su sentido educativo y a la diversidad humana, generando abandono y exclusión.

En resumen, el gobierno en funciones tiene legitimidad política cero para aprobar estas medidas que son las más polémicas de una que tiene un amplio y profundo rechazo. Y hay que sacar dos conclusiones. Una sobre la movilización: en septiembre la Marea Verde tendrá que volver a la calle en defensa de la Educación Pública. Otra política ahora que se está hablando de la investidura: lo realmente importante no estriba en qué gobierno se forma, sino para qué política y ya va siendo hora de dejar el teatro y hablar de las grandes cuestiones como la educación, el paro o las pensiones. Y en torno a ellas formar la mayoría de gobierno. Frente a la pesadilla de un nuevo gobierno del PP, debería de valer la mayoría que aprobó la paralización de la LOMCE en el Congreso de los Diputados.

Fuente: http://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/2016/07/30/revalidas-golpe-rajoy-la-educacion/1595

Imagen tomada de: https://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/files/2016/07/protesta_revalidas_Galicia.jpg

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Bradley Levinson: «Ya no podemos concebir a los jóvenes como receptáculos vacíos para depositar los conocimientos que nosotros los adultos hemos decidido que son importantes»

Venezuela/La Otra Mirada/4Jul2014

Bienvenidos y bienvenidas todas y todos a este nuevo contacto internacional. En esta oportunidad el profesor Luis Bonilla-Molina (LB) entrevista al Dr. Bradley Levinson (BL) en el marco de la convocatoria que a comienzos del año 2014 se formulara en Venezuela, en aras de iniciar un debate nacional sobre la Calidad de la Educación. El Dr. Bradley Levinson es docente norteamericano, doctor en antropología en la Universidad Carolina del Norte en Samper Hill y profesor e investigador en Indiana en la Universidad de Blumington. Ha sido el director del Centro de Estudios Latinoamericano y del Caribe, de la Universidad en Indiana. Su producción intelectual se ha centrado en el concepto de cultura estudiantil en la adolescencia y la educación secundaria, la educación  para la ciudadanía y la inmigración trasnacional.

LB: Bienvenido Brandley a este contacto internacional.

BL:  Es un gusto estar aquí con ustedes.

LB:  Bradley, ¿Qué es eso de la educación secundaria hoy en día?

BL:  La educación secundaria depende del país latinoamericano que estamos hablando porque en algunos casos como en el caso de México abarca nada mas lo que sería la etapa que le sigue a primaria, son los 3 años que le siguen a los 6 años de primaria. En otros países, tal vez en la mayoría, la secundaria abarca hasta la edad de 15, 16 hasta 17 años y allí se le sigue a la educación superior. México establece un caso excepcional porque tiene educación media baja que es la secundaria y media superior que es el bachillerato.

Dicho esto, yo creo que viéndolo a muy grande rasgos uno de los desafíos de la secundaria, de la enseñanza secundaria o enseñanza media, si ustedes lo quieren llamar así en América Latina, es alcanzar, como le digo, una secundaria con sentido para los jóvenes. Creo que todavía la secundaria trae muchos resabios, por decirlo así, de su historia que empezó hace muchos años como un mero aprendizaje, digámoslo así, previo a la educación superior, incluso desde su creación como área propia.

En México como en otros países siguió siendo más que nada una preparación para la educación superior, era una etapa propedéutica. Y fue después que vino adquiriendo su carácter propio, como un diseño propio para los intereses y las necesidades del famoso adolescente o el joven. Pero yo creo que la especialización de los contenidos y asuntos que se da entre la primaria y de la secundaria es tan fuerte que de repente el niño, el joven que ha tenido en la mayoría de los casos un solo maestro para todas las asignaturas hasta el sexto grado, de repente cambia a una escuela que es generalmente más grande donde le toca tener cinco, hasta diez, once maestros dentro de una sola semana de clase de distintas asignaturas.

Esta especialización de los contenidos y la fragmentación del currículo y del mismo personal de la escuela que enfrenta el alumno hace que a veces se pierde ese sentido que va a adquirir y todavía tiene resabios de esa formación propedéutico con un énfasis en los contenidos de las distintas ramas, las asignaturas como se dice.

Entonces, la secundaria es un espacio donde cada vez más debe ser, y estos nos lo dicen los documentos de la política pública de la última reforma, debe ser una escuela para el adolescente, para la formación de habilidades muy amplias para ejercer la ciudadanía democrática, para adquirir una gran gama de habilidades y de conocimientos, pero sigue habiendo en la práctica una sobre especialización algunas veces de los maestros y desde la misma visión de los docentes.

Eso que se les imparte a los jóvenes y la secundaria está como suspendida entre esa formación integral para la vida que es lo que se quisiera y una formación propedéutica para la educación superior. Yo creo que eso sigue siendo todavía una gran problemática para la secundaria.

LB:  Tú trabajas el tema de la construcción de ciudadanía en el bachillerato. Sin embargo hay personas que cuestionan la tardía politización de los jóvenes hoy en día, hace unas décadas muchos nos politizamos en el bachillerato que era la forma de entrar a la ciudadanía. Comenzamos a tener una opción política, es decir, comenzábamos a ser ciudadanos. Hoy en muchos caso, salvo la experiencia chilena, en algún nivel en México lo jóvenes del bachillerato parecieran que han prolongado más bien su infancia  y dedicados mucho más a los aprendizajes que ha politizarse y actuar políticamente. ¿Cómo valoras eso en la construcción de ciudadanía, en esa nueva realidad de expectativas  precarias de politización de los jóvenes?

BL:  Es una pregunta muy interesante, porque si bien es cierto que se puede hacer digamos, una educación para la ciudadanía democrática, muchas veces se despolitiza este tipo educación, lo vemos por ejemplo cuando se pone un fuerte énfasis en la educación para la paz, cuando la educación para la ciudadanía democrática abarca muchas ramas, muchos enfoques como la educación para los derechos humanos, la educación para una conciencia del medio ambiente y la importancia de cuidar el medio ambiente diferente, la educación para conocer el proceso electoral y las ramas y los poderes del gobierno. Todo esto abarca el concepto de la educación para la ciudadanía democrática, sin embargo, muchas veces se maneja muy cuidadosamente evitando precisamente los temas a veces más politizados, más apremiantes, de más urgencia para los jóvenes como por ejemplo cuestiones de la equidad, cuestiones de la economía política de una país y quiénes son los que se favorecen por una política de recaudación de impuestos, por ejemplo y yo creo que ese es un punto muy controvertido, porque creo que los maestros si tienen la responsabilidad de abordar esos temas sobre todo a nivel de bachillerato.

Yo, de verdad trabajo más a nivel secundario que son los adolescentes que están entre 13 y 16 años. Es el nivel con el que más trabajo. En México el bachillerato es el nivel donde están los jóvenes de 15, 16 y 18 años  más o menos. Entonces, están justo al punto de ya tener el derecho del voto y ya entran a tener todos los derechos legales que tiene un mayor de edad.

En el caso de la secundaria mexicana son jovencitos de 13, 14 y 15 años y están todavía de varios años. Dicho esto, yo creo que muchos de los docentes por la misma presión de los padres de familia o por el director soslayan las grandes controversias políticas porque creen que se les va a ir de la mano o que precisamente se van a convertir  a los alumnos en activistas, van a salir a la calle en protesta y se le va a echar la culpa al docente, de haber promovido todo aquello.

Siempre es un riesgo, pero yo creo  que hay una forma de abrir al debate a estas cuestiones que son realmente políticas propiamente y que traten cuestiones de equidad de acceso, de derechos, de una manera que los alumnos lo vivan, que no solamente lo debatan como un asunto aislado, un asunto abstracto, sino ver como lo están viviendo y que a partir de eso, incluso recomendar ciertas acciones y protestas, pero siempre dentro de un encausamiento responsable de la acción.

 LB:  Precisamente a partir de  lo último que dijiste, nuestra generación tenía un tema, se politizaba, construía ciudadanía del bachillerato, pero peleaban en la calle, es decir aprendían que era la democracia en el aula de clases y salían a pedir democracia en manifestaciones de calle. No vivía la democracia en el liceo. La diferencia con las nuevas generaciones es que no quieren postergar la utopía. Quieren que si se le enseña democracia vivir la democracia en el liceo, no solo en la calle. Y ahí hay un enorme desafío, en centros educativos que todavía no lo estudiante, no tienes mayor participación en la elaboración del pensum, en la elección de las propias autoridades en el centro educativo, en la definición de prioridades. Entonces, quizá el mayor desafío con respecto a la ciudadanía tiene que ver que no se les enseñe como van a vivir la democracia  cuando sean adultos, sino que vivan ya la democracia en su propio liceo.

BL:  Claro, estoy totalmente de acuerdo. La ciudadanía democrática trae consigo responsabilidad de resolver los conflictos de manera pacífica; es necesario manifestar y manifestar fuertemente, pero siempre con métodos no violentos. Cuando se pasa la violencia para mí, en mi concepto de la democracia, ya no es democracia. Entonces, es muy cierto lo que dice usted. La misma escuela debe ser un foro, un ambiente para ya ejercer la ciudadanía democrática y no de una forma simulada como suele pasar muchas veces en lugares en donde puedan existir prácticas de ese tipo. Durante muchas décadas en México ha existido la sociedad de alumnos, como en Estados Unidos, donde tenemos el gobierno estudiantil, en donde hay un presidente de la escuela y donde hay consejeros y todo, pero la verdad es que es un ejercicio muy limitado, hay votaciones pero a veces se duda de esas simulaciones porque los mismos maestros incurren en la dominación de los candidatos en lo que es la campaña que son muy controladas y limitadas, así como las propuestas de acción para mejorar las escuelas. Entonces, yo creo que se puede y se debe activar aún más lo que son las posibilidades reales y los pasos para vivir la democracia en la escuela como usted mencionó.

Hasta en el mismo currículo. Yo tenía aquí entre mis apuntes lo que quería yo enfatizar: la democratización, la política pública en el marco más general para elevar la calidad de la enseñanza secundaria en América Latina, es decir, que democratizar las políticas públicas implica que los gobiernos tienen que abrirse más hacia la opinión pública, aprovechar las nueva tecnologías que existen también para advertir las opiniones, las ideas y las sugerencias de todos, y abrir mas canales de comunicación de la sociedad civil y el gobierno. Y en la rama de educación sobre todo esto quiere decir que no solo hay que involucrar a los maestros y a los padres  y familia, sino a los mismos alumnos.

Tenemos las prácticas de las famosas consultas que se han hecho muchas veces para crear una nueva reforma, pero se dice y se piensa muchas veces que estas consultas son simulaciones, que son un número de ejercicios simbólicos para que las autoridades puedan decir que si participaron los maestros, si opinaron. Pero, finalmente, cuando sale la reforma, o el nuevo currículo, el maestro dice, “yo no encuentro mi sugerencia, parece que esto todavía se la ingenió alguien detrás de un escritorio”, como comúnmente se dice. Entonces, yo creo que realmente existe la oportunidad y la necesidad de democratizar el mismo proceso de hacer políticas educativas y hacer currículo.

Y los jóvenes que muchas veces les han apartado por precisamente llamarles adolescentes como menciono en el artículo, la misma palabra lo dice “adolescente” quiere decir que adolescen de algo. Lo que adolescen es de responsabilidad, madurez, pleno conocimiento, mayoría de edad, lo que usted quiera. Yo creo que por eso estoy un poco peleado, como decimos en México, con esa palabra “adolescente” porque nos desvían la mirada hacia lo que no tienen los jóvenes y de alguna manera no podemos apreciar lo que si pueden aportar.

Entonces, yo creo que los mismos jóvenes deben tomarse en cuenta para la formación del currículo que ya no son como receptáculos vacíos, nunca lo fueron. Pero ya no lo podemos concebir como receptáculos vacíos para depositar los conocimientos que nosotros los adultos hemos decididos que son importantes.

Que ellos mismos tienen sus propias experiencias, sus propias visiones, lógicamente están madurando, no se les puede dar toda la autoridad, no podemos decir que ellos ya son las autoridades orgánicas de una escuela y pueden hacer lo que se les dé la gana. Dentro de cualquier entidad, organización democrática siempre existe una estructura de autoridad legitima y en la escuela también, pero esa autoridad se tiene que seguir legitimando con razones. Esto lo menciono en el trabajo también muchas veces: antes la autoridad del director, del maestro era una autoridad impuesta: nosotros somos maestros y porque somos maestros o porque soy director me van a obedecer y me van a escuchar y van a hacer los que se les pida.  Ahora digo, en la nueva generación que estamos viviendo y la nueva democratización que estamos viviendo, ya no podemos recurrir a ese pedido sencillo de respetar la autoridad. Yo creo que la autoridad adulta de cualquier plantel escolar, de cualquier sistema educativo se tiene que seguir legitimando con sus acciones y con sus razones, y con ello se les puede convencer a los jóvenes. No son tan despistados que no pueden reconocer una autoridad legítima que realmente se preocupa por su bien y que está intentando encausar sus intereses, y atender a sus inquietudes.

LB: A pesar de que hemos logrado metas significativas a nivel internacional en la región sobre la cobertura en el caso de la educación primaria, y que en buena parte de los países, incluso en las metas de educación para todos hoy están orientadas a coberturas con el bachillerato, también es cierto que el gran momento en el que surge la deserción escolares en bachillerato y en el comportamiento de la tasa de escolarización hasta el sexto grado, hasta que termina la primaria y cuando comienza el bachillerato comienza la expulsión y pareciera que hay dos variables. Una tiene que ver que el hecho de la escuela, en este caso el liceo, no es atractiva para los jóvenes. O sea, algunos decimos que incluso es muy lenta, el liceo comienza a ser muy lento para la velocidad cultural de los jóvenes, o sea los niveles de aprendizajes, de la apropiación de la realidad, es muy lenta la educación frontal. Y por otro lado, es concebida, como tú decías como un propedéutico de la universidad en la que pareciera que el propósito es que los muchachos pasen 5 o 6 años en el bachillerato para que luego lleguen a estudiar 5 o 6 años más en la universidad. Y algunos jóvenes simplemente eso les parece muy largo, les parece 10 años, 12 años, una tarea muy larga. Y prefirieran al parecer tener algunas habilidades o competencias  para el trabajo. Entonces, hay un desafío enorme en configurar el bachillerato también como una etapa que amerite para el trabajo, y ahí también hay que volver a rejuvenecerse porque las viejas escuelas técnicas se forman pareciera para lo que hoy son trabajos artesanales o trabajo de maquila, pero por ejemplo, yo no conozco experiencias donde se estén dando bachillerato en video juegos, en programación de video juegos que no solo habilita en el trabajo porque también se vinculan a la expectativas de los muchachos.  ¿Es esto un desafío en la educación del bachillerato?

BL:  Claro, es un gran desafío. Yo creo que hay que tomar en cuenta las famosas oportunidades de costo, o los costos de oportunidades, mejor dicho, que en el caso de los estratos sociales, que son los más necesitados y en donde siempre existe sino la necesidad de que el joven salgan a trabajar varias horas al día para ayudar a la comunidad familiar, existe ciertamente la tentación de desertar, porque si la escuela es un lugar de aburrimiento, de obligación, que no se le un sentido realmente pertinente a la vida inmediata del joven, para quien es muy dudoso seguir en la educación superior, entonces, lógicamente va a buscar la salida la escuela.

Entonces, yo sí creo muy en la polimodal, en el bachillerato general. Creo que está bien si se divide la enseñanza en técnica, en la general  como en el caso de México o en muchos otros países que están las secundarias generales, las secundarias técnicas, pero lo que me gusta del sistema mexicano es realmente que hay poca diferencia entre lo que es la  secundaria técnica y la general. Prácticamente tienen el mismo currículo, tienen las mismas horas. Mas que nada la secundaria técnica se le alarga un poco el día porque pueden pasar varias horas más en los talleres, las manualidades, los talleres técnicos. Pero, los alumnos de una secundaria técnica tienen que pasar por las mismas horas de las otras asignaturas como cualquier otro estudiante.

Yo abogaría por un sistema así, porque creo que se le puede poner demasiado énfasis en una formación técnica donde se relega un poco estas cuestiones de la participación en la vida democrática, el racionamiento crítico, la apreciación de la cultura y el arte. Otras cuestiones que se deben seguir aprendiendo y que realmente no chocan, no entran en conflicto, no hay ninguna contradicción con una educación técnica donde el joven pueda salir dominando un oficio. No existe una contradicción. Debe haber bastante tiempo para abarcar una educación técnica y una educación más amplia.

Y dicho de otra forma, yo creo que también le hace mucho falta a los jóvenes que si piensen que van a seguir hasta estudiar alguna rama profesional en la educación superior, que deben tener también una educación técnica, que debe tener también una educación manual. Debemos redondearnos a todos. A veces yo creo que hay demasiada especialización y que se desaprovecha la escuela y la forma de conseguir esa formación más integral, más completa.

Dicho esto, lo que usted menciona sobre la rapidez digamos de la enseñanza y un choque entre el ritmo de trabajo y de las expectativas de lo que es enseñar y trabajar, es muy cierto, y creo que es un punto medular en la reformas de la escuela cuando nos referimos a una secundaria con sentido. Es buscar un acercamiento entre lo que yo llamo una cultura estudiantil, o la cultura de los jóvenes, la cultura juvenil y la cultura escolar, donde hasta ahora sigue habiendo un combate.

Salen hasta las metáforas militares a veces en el discurso de los docentes y las autoridades educativas de que estamos batallando contra los video juegos que son vistas como una influencia nociva para los jóvenes. Estamos en contra de la televisión, de los videos, porque son imágenes a veces que no mas intentan excitar pero que realmente no sirve para educarlo.

Yo tengo un concepto un poco más abierto, digamos que creo que hay temas e influencias que vienen de los medios de las nuevas tecnologías que se pueden aprovechar, que se pueden retomar dentro de la escuela para acercar a los jóvenes a los que es un conocimiento crítico, un conocimiento universal de la humanidad, de la historia, del arte, de la ciencia y demás. y que se tiene que seguir buscando ese puente entre los intereses y las tendencias que ya tienen los jóvenes que vienen de los influencias de los padres y los nuevos medios y lo que es la cultura escolar propiamente.

En lugar de rechazar tajantemente el maestro las malas influencias que vienen de afuera, los maestros tienen que conocerlas, tienen que empeñarse en conocerlos y no menospreciarlos categóricamente que es lo que es lo que sienten a veces los jóvenes.

Podría hablar mucho más de ciertos programas y abordajes en particular pero se nos puede acabar el tiempo. Hay experiencias y proyectos muy interesantes que a nivel mundial, en América Latina y en otras partes, donde se han mostrado que si se puede hacer ese vínculo, el puente en la nueva cultura juvenil y lo que es una cultura escolar  un poco tradicional que no es todo tan mal tampoco. Yo creo que hay mucho de lo que llamo la cultura escolar que debe seguir, que debe continuar.

LB:  Solo para reforzar lo que tú señalas, en los seminarios, en los foros que hacemos en Venezuela, en el País, cuando recorremos suelo preguntarles a los demás, a los docentes en general, “nómbrame las tres consolas de video juegos más importantes que hay”, y es asombroso, en el caso del 95% no las conoce. Conoce apeas una. Y eso demuestra de que hay una cultura con el dialogo intergeneracional bien fuerte, o se ni siquiera puede hacer referencia a su discurso a la herramienta que está usando el joven en su casa. Entonces es bien complejo.

BL: Sí. Casi toda la reforma secundaria, en América latina, han dicho que el nuevo propósito de la secundaria es, educar al alumno en su totalidad, lo que se reconoce a nivel de la política educativa. A nivel de discurso se reconoce que la escuela tradicional enfoca demasiado las asignaturas tradicionales de la escuela y que hay una especialización donde el maestro tiende a decir “yo soy maestro de matemáticas, yo soy maestro de ciencias naturales, yo soy maestro de ciencias sociales” antes de decir “yo soy maestro de los jóvenes”. O sea esta identificación con el conocimiento de la rama especializada y todas las nuevas reformas han dicho que tienen que usar un nuevo tipo de pedagogía centrada en el alumno y sus intereses, sus inquietudes. A veces se menciona incluso los adolescentes y sus necesidades propias, de la edad y todo eso, pero es en la práctica en donde vemos lo que implica  eso, que todavía estamos lejos de conseguir, porque yo creo que todavía en la formación docente, la formación inicial y la formación en servicio hay una contra tendencia que pone énfasis para medir la calidad de la educación por las famosas pruebas, y ¿ qué es lo que miden las pruebas? son los conocimiento meramente formales, de las ramas del conocimiento escolar. Difícilmente se miden por esas pruebas lo que es un crecimiento cualitativo de conciencia, de sensibilidad, de sentido de participación.

En fin, yo creo que también al mismo tiempo que digo que las mismas reformas ponen en primera plana el centrar el estudiante en la enseñanza, hay una contratendencia, digamos o una tendencia contradictoria y que eso, que pone mucho énfasis en los contenidos normales y las famosas pruebas y los exámenes estandarizados. Y yo lógicamente, como bien pueden ver me pongo más por el lado de centrar la enseñanza en el estudiantes, y eso implica que el maestro y el director tiene que ir mas allá de lo que son sus conocimientos de su propia formación y tienen que entrar al mundo del adolescente.

LB: Bradley, sin ser tremendista, yo considero que el punto neural de la crisis educativa está en el bachillerato y siempre se suele asociar o a la primaria o a la educación universitaria, descuidando ese segmento. ¿Por qué digo? Porque es cuando el joven está comenzando a ejercer sus ciudadanía, donde está comenzando a ver qué va a hacer, no ya como una meta lejana. Qué va a hacer entre los próximos 3, 4 o 5 años. O sea, comienza a tener la idea de corto plazo y ahí el tema del trabajo comienza  surgir.  A parte de todo lo que señalé anteriormente, el tema de cómo ve el mucho el  mundo del trabajo y la universidad.  Nuestras generaciones, partiendo de un supuesto en la configuración del mercado laboral que si yo llegaba a la universidad iba a tener un mayor sueldo que se abandonaba siendo bachiller. Hoy eso es relativo, es muy relativo y los jóvenes sacan cuenta, por ejemplo, los docentes estamos ganando según la región y el país entre 40 dolares y 5 mil dólares, eso significa que hay un promedio más o menos diario del sueldo de entre 4 y 150 dolares diario. El muchacho en la región, haciendo otros trabajos, abandonando incluso el bachillerato, pero están haciendo otros trabajos que no implica el pasar por el bachillerato y plantearse 10 años de universidad puede estar ganando entre 20 y 100 dolares diario.

Entonces, el muchacho dice, ¿para qué voy a estudiar diez años más si hoy en el presente puedo ganar mucho más que un profesional? Entonces, ahí es un desafío enorme vinculado al tema del trabajo y el tema como la salida corta del trabajo habilita realmente con sueldos que permita una intercepción real del joven con ese mundo laboral.

BL: Totalmente de acuerdo. Sin embargo, lo único que tal vez yo diferiría de la visión. Estoy totalmente de acuerdo que se tiene que atender la cuestión del mercado laboral y el mundo del trabajo y hacer que la educación sea relevante para el joven en ese sentido. Ya no se le puede convencer o pensar que la educación superior es la mejor ruta, eso bien lo sabemos. Sin embargo, volvería a otro punto y es lo de la formación para el trabajo que no tiene que ser meramente técnica, o sea tiene que ser una formación para el presente no para un futuro lejano. Tiene que ser una formación para un año o dos años más adelante, cuando salga del bachillerato, pero no solamente tienen que ser habilidades propias de algún oficio o de un trabajo, debe ser eso pero también deben ser habilidades para participar plenamente, críticamente en la vida democrática y para eso hay que saber escribir.

No hay que saber escribir tal vez ensayos lagos, de los que se darían para un curso de derecho a nivel universitario pero se debe trabajar la capacidad de orar, de narrar, de escribir, de pensar críticamente, de ser una consumidor critico de los medios, de saber cuándo los  anuncios comerciales no están excitando de una forma de las que deben hacer más consientes. Todo eso viene al caso de una educación más auténtica, más pertinente para el joven que salga a trabajar inmediatamente después de bachillerato

LB:  Bradley tu trabajas en tu ensayo el tema ético, pero en el caso de los jóvenes hoy hay un serio problema y una diferencia entre los llamados valores y la moral. O sea, la cotidianidad del comportamiento  moral, usa los códigos que acepta como válidos, como buenos son unos los que se les impone como valores en el sistema educativo les suelen parecer muy abstracto, muy como metas irrealizables, viven una moral y conocen unos valores. ¿Cómo romper esa dicotomía y lograr construir unos valores afianzados en una moral  cotidiana?

BL:  Bueno, yo creo que los tiene que vivir y los tienen que asumir y que la escuela es el lugar tal vez perfecto para hacer eso, si se organiza de una forma que lo propicie. Sabemos bien que a veces los mismos docentes, los mismos directores, las mismas autoridades traen sus propios fallos morales, digamos al medio de la escuela, se imponen de una manera autoritaria y luego los famosos valores que se están predicando ahí en la escuela, en el discurso se contradicen en la misma práctica, allí mismo en la escuela. Eso es muy grave. Eso lleva al joven a un cinismo frente a la vida pública porque va a creer que todo este discurso sobre los valores queda nada más en puras palabrerías como dirían en México, y no se respeta la práctica.

Entonces, ahí si es donde hay que tener un compromiso muy fuerte en la formación de valores en los mismos profesores y a las misma autoridades. Ellos son los que ponen el ejemplo y luego mas allá de eso, tienen que crear actividades y estructuras en toda la escuela que enseñen a los alumnos que pueden empezar a vivir y a formarse en esos valores. Los mismo alumnos pueden compararlo bien, digamos de ver ciertos valores en las escuelas  y luego ver otro tipo de valor o antivalor, si se quiere llamar así, afuera de la escuela. Un ejemplo muy fácil seria, el valor del trato de igual como un derecho humano del trato de igual género. De hombre y de mujer. Que los hombres y las mujeres debe tener los mismos derechos, se deben respetar igual, deben tener las mismas oportunidades asociadas para desenvolverse.

Ese es un valor que se predica mucho en la escuela, en las nuevas reformas, en México, Chile, en otras partes, donde se forma mucho énfasis en esto. Luego el muchacho sale a la calle, o sale simplemente a ver “tele” ¿y qué es lo que ve?  Ve al hombre dominar a la mujer, a  un hombre faltarle el respeto a la mujer, ve a su propio papá pegándole a su mamá. En fin, ve los ejemplos que entran en conflictos con los valores que están viendo en la escuela.

Pero se debe promover una reflexión crítica dentro de la escuela, precisamente sobre esos conflictos y esas contradicciones, de otra forma el joven va a tener que resolver internamente esos conflictos y puede ser que salgan del otro lado.

Un buen maestro siendo ejemplo de vivir esos valores, también puede alentar una reflexión crítica acerca de las contradicciones y donde se ve, cuales son los ejemplos de otros tipos de valores tal vez negativo para el bien de la sociedad que se está poniendo en práctica en otros ámbitos, o tal vez en la escuela, que es otro punto muy difícil. A veces los alumnos vienen con un maestro con quien tienen mucha confianza y dicen “maestro este otro maestro nos esta faltando mucho el respeto, hasta nos está pegando, nos está diciendo sobrenombres muy feos”. Esto me tocó a mi presenciarlo, entonces, a veces puede haber incluso un conflicto de colegas en el mismo plantel porque los jóvenes están viviendo otras contradicción entre los valores que se predican y luego el comportamiento de algún otro maestro.

Esto son casos difíciles donde a veces tiene que intervenir las autoridades e intentar concientizar a los maestros que realmente no están poniendo el buen ejemplo y viviendo de  sus valores.

LB: Bradley, para ir cerrando ya. Una pregunta concreta. En las escuelas hay elementos entre los cuales prefieren meter la cabeza como un avestruz, uno de esos es el tema de las redes sociales, en los últimos 10 años hemos vivido, una de ellas el “Facebook” por ejemplo. En buen parte de los adolescentes que participan en esa red social, dicen por ejemplo cuando se habla del tema de una relación, dice “relación abierta (difícil de explicar)”. ¿la escuela como aborda esa nueva realidad de la forma de entender el amor y las relaciones sociales de los jóvenes?

BL:  A veces hay contenidos muy controvertidos en las redes sociales, se habla de relaciones, se pueden llevar a un chisme que difama aunque tiene un efecto muy negativo de los jóvenes, entonces, es un tema donde hay que tener cierta apertura, como decimos antes:  la escuela no puede cerrarse o meterse la cabeza como una avestruz, como usted dijo. Tiene que atender la cuestión y ser conscientes de la existencia de estas redes y la importancia que tienen para la vida de los jóvenes, pero hay que tener cierto control al respeto. También hay que tener, vuelvo a decir, una conversación abierta donde también se sigue legitimando la autoridad del maestro y de la autoridad escolar al tener una reflexión abierta acerca de las posibles  consecuencias negativas de que hay ciertas relaciones o ciertas noticias que están circulando por las redes sociales salgan a la luz pública y puedan hacerles algún daño a un alumno.

LB: Para ir finalizando ya este contacto internacional. Bradley, me gustaría que le dirigieras a los maestros, a las maestras, a los profesores, a las profesoras venezolanas, y venezolanos, que están discutiendo sobre el tema de la transformación de los sistemas educativos venezolanos.

BL:  A los docentes venezolanos, a todos mis respetos. Yo creo que la docencia es y sigue siendo un profesión muy noble, desafortunadamente menospreciada hoy en día, cada vez más difícil, cada vez más apremiante. Yo les diría que le echen muchas ganas como decimos en México a la tarea de conocer a sus alumnos que pongan a ellos sus inquietudes a primera plana y que intenten de alguna forma encajar o vincular más bien, lo que es el currículo formal de la escuela, del sitio educativo con el currículo no formal que traen los jóvenes a las escuelas. Esa es la tarea que creo que es más apremiante y que nos dará más resultados a la calidad educativa.

LB: Gracias. Hoy estuvimos conversando desde Estados Unidos con el profesor Bardley Levinson quien es profesor investigador de la Universidad de Indiana. Gracias por compartir con nosotros Bradley, y hasta un próximo contacto.

Ver la entrevista en:https://youtu.be/3l-TfjsrQGA

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