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José Vaquero: La revolución ha logrado que la educación sea participativa y plural.

América del Sur/Venezuela/ Anzoategui/ mundo-oriental/ lunes, 16 de mayo de 2016

Para el docente y rector de la Universidad Politécnica Territorial José Antonio Anzoátegui, José Vaquero, la incorporación de los Programas Nacionales de Formación, han logrado que la educación sea más participativa y plural, resaltando que se ha dejado atrás el modelo rentistas y capitalista del individualismo, que llevaba al individuo a ser una personas solitaria y poco social.

Y es que en el marco del segundo aniversario de la UPTJAA, su rector José Antonio Vaquero Martínez, aseguró que en 17 años, la revolución ha desdramatizado al individuo en las aulas de clase, para darle paso a la amplitud y al compañerismo, logrando que más personas se entusiasmen cada día en sacar una carrera universitaria, con la ventaja además, de poder obtener una licenciatura o una ingeniería en su mismo entorno, sin tener que trasladarse a otros municipios o ciudades.

¿Cuáles son las diferencias académicas entre el pasado y la actualidad?
-Son muchas las diferencias académicas, desde que llegó la revolución se dio un cambio radical, ya que a través de los programas nacionales de formación se cambió el modelo individualista que aún se maneja en las universidades tradicionales, donde ellos aprenden solos, presentan sus exámenes individualmente y al final, presenta su tesis o pasantía también solo y siempre es al final de la carrera, donde aplica todos los conocimientos que aprendió durante todos los semestres o años de estudio, siendo el enfoque neoliberal y capitalista donde el individuo lo aíslan, obligándolo a competir por un título y luego por un empleo.

Con este nuevo modelo concebido en revolución en el 2007 por el Comandante Chávez, a través de la Misión Alma Mater, se creó un sistema donde se busca crea a un individuo que trabaje en equipo, en colectivo, adoptando una actitud más solidaria, que además aplicara el conocimiento al momento que entra en la universidad y que no necesite llegar al final de cualquier carrera para aplicar el conocimiento, además que se involucre con los problemas de la sociedad del estado y del país, en fin un hombre politizado y además preparado.

¿Cuántas ingenierías y licenciaturas se imparten hoy en la universidad?
-En la actualidad dentro de la Uptjaa se imparten 10 carreras universitarias, distribuidas en ingenierías (Mecánica, Agroalimentaria, Eléctrica, Informática, Mantenimiento) y licenciaturas  (Contaduría, Administración y Química,  Cultura Nutricional y Seguridad Alimentaria), teniendo la salvedad que en la sede de Puerto La Cruz se imparte una carrera más, que es el Técnico Superior Universitario en Preescolar, el cual asumió la institución cuando se generó todo un conflicto con las personas que estudiaban en el Instituto Isaac Newton, el cual estafó a muchas personas.

¿Cuántos estudiantes había en la Cuarta República y cuantos hay hoy? 
-Bueno eso se ha incrementando considerablemente, ya que habían unos 2.500 estudiantes en El Tigre, en las pocas carreras que se impartían y unos 5 mil en total con todas las sedes, hoy en día contamos con más de 14 mil estudiantes, y no crecemos más porque no tenemos espacio físico para lograrlo. Ha aumentado por la calidad de la educación que se imparte y por la capacidad de graduarse en una carrera larga que antes no existía, evitando que los estudiantes tengan que emigrar a otros municipios u otros estados.

¿Existen proyectos para construir otra sede?
-Otra sede como tal no, porque aquí todavía hay mucho espacio para construir, sin embargo para poder ingresar a todos los alumnos que intentan optar por un cupo se necesitarían al menos 20 aulas más.

Se dice que en el pasado cualquiera podía ser profesor titular sin tener mucha experiencia ¿Cómo es hoy?
-Bueno eso no es del todo cierto, realmente no es mucho lo que ha variado el proceso de selección de los docentes, donde se evalúa el perfil del aspirante y dependiendo de su experiencia es incorporado a nuestras filas, gracias a Dios son pocas las veces que hemos tenido que despedir a un docente porque haya fallado en su proceso de enseñanza, ya que con nuestro proceso de selección, le garantizamos la calidad educativa a los estudiantes, donde además en la actualidad contamos con profesionales en las áreas en que se necesitan.

¿Cuántas becas y Tablet se han entregado en la Universidad? 
-Bueno en cuanto a las becas, son varios estilos que maneja esta institución donde tenemos 10% de la matrícula recibiendo estos beneficios, está la que entregamos nosotros con recursos propios, donde en la actualidad tenemos a 1.600 estudiantes recibiendo el aporte, que de verdad nos gustaría que fuese mucho por la difícil situación del país, sin embargo estos alumnos reciben 2 mil bolívares mensuales. También está la Ayacucho y la Sucre.

-En cuanto a las Tablet, se entregaron unas 10 mil entre todos los núcleos, y a pesar de que la institución cuenta con 14 mil estudiantes, este proceso generó mucha polémica, ya que no era la institución quien las estaba entregando, sino directamente

Entre la Cuarta y la Quinta República, cual ha brindado más beneficios laborales a  los profesores, obreros y administrativos
-Buenos las diferencias son considerables, por lo que en la actualidad contamos con docente a tiempo completo, que se dedican solo a dar clases. Sin embargo hay que reconocer que existen muchos profesionales que prefieren emigrar para otras instituciones, principalmente Pdvsa, a pesar de que en la actualidad se ha logrado la dignificación del docente, quien en el pasado vivía en una pelea constante por el sueldo y ahora no es así, ya que son muchos los mecanismos que han surgidos con la llegada de la revolución, como el instituto de previsión social del docente, planes de vivienda, que aunque no se ha concretado se tiene un proyecto bien adelantado donde se aspira entregar al menos 800 viviendas a los profesores; guardería, pago de becas para los hijos, pago por profesionalización.
-En la actualidad en la UPTJAA contamos con nómina de 1.681 personas, divididos entre docentes, obreros y administrativos, teniendo estos últimos los mismos beneficios que dignifican su labor.

¿Hay convenios con grandes empresas petroleras y de servicios en la actualidad? 
-No realmente no, aunque en su mayoría las grandes empresas cuentan con profesionales egresados de esta institución, cada una tiene su propio proceso de selección y captación de personal que no tiene nada que ver con la Uptjaa, por ejemplo en el caso de Pdvsa, ellos reciben a diario cintos de currículos y cuentan con personal que seleccionan de acuerdo al perfil del profesional que se esté buscando.

¿Por qué los implementos petroleros o productos químicos tan sencillos como agua destilada no se producen en la universidad?
-Si estamos produciendo, nuestros alumnos han venido desarrollando prácticas de elaboración de muchos productos como desinfectante, detergente en polvo  y jabón líquido, lo que sucede que lo poco que se produce es vendido a la misma comunidad universitaria, ya que por la misma guerra económica inducida, no cuentan con la materia prima suficiente para aumentar la producción y cuando se consigue, es en motos muy elevados casi imposibles de costear.

¿Y en cuanto al área agrícola?
-Pasa algo muy particular, ya que luego de varias guarimbas del pasado, perdimos nuestra cerca perimetral y eso ha traído consecuencias graves para nuestras cosechas, ya que por no contar con ellas, se meten animales de fincas vecinas y se comen o dañan la cosecha, además de contar con el asecho de personas inescrupulosas que cosechan los productos antes de que lleguen a término. Sin embargo estamos trabajando en recuperar la agricultura para aumentar la producción  y aportar al abastecimiento de la comunidad universitaria, para ello ya se han llevado a la venta de los alumnos, docentes y personal artículos como batata, frijol bayo, parchita, ají dulce; además estamos trabajando en la recuperación de un vivero, donde están sacando plantas ornamentales, frutales, medicinales, entre otras.

Fuente: http://www.mundo-oriental.com.ve/Det.aspx?Id=47902

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Pablo Vommaro: «Hay en América Latina un fenómeno de juvenicidio, alerta especialista»

Publicado por: Verónica Garduño /13 mayo, 2016/ EducaFuturo

En la actualidad, en América Latina se registra un fenómeno de juvenicidio invisibilizado, advirtió el doctor Pablo Vommaro, académico de la Universidad de Buenos Aires, Argentina (UBA).

Durante el encuentro internacional temático: Formación para la crítica y territorializaciones de paz, efectuado en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el investigador resaltó que los jóvenes de las clases sociales desfavorecidas se desarrollan en ambientes de extrema violencia que provocan incluso su desaparición.

El especialista recordó que el mexicano José Manuel Valenzuela fue el primero en hablar de juvenicidio relacionado con precarización, pobreza, desigualdad, estigmatización y estereotipo, mientras que el también investigador argentino Raúl Zaffaroni califica de genocidio por goteo la problemática juvenil.

juventudDurante su ponencia Territorios, juventudes y resistencias: configuraciones generacionales, disputas por lo público y espacios para la paz, instó a erradicar el discurso que presenta a los jóvenes como víctimas y sobre todo como victimarios responsables de decesos violentos, pues es un recurso utilizado por las fuerzas de seguridad para justificar la represión contra ese sector de la de población.

El también director del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales resaltó que la Unicef planteó en un estudio reciente que en Brasil sólo uno por ciento de las muertes violentas es causado por menores de 18 años, dato que desmiente la tendencia a culpabilizar de la violencia a los jóvenes.

“Noventa y nueve por ciento de los delitos violentos es responsabilidad de los adultos, pero es más fácil culpar a la juventud”.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/hay-en-al-un-fenomeno-de-juvenicidio-alerta-especialista/

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Las universidades deben aprender a servir mejor a los estudiantes.

Reino Unido es el adecuado para exigir estándares más altos y fomentar nuevos participantes.

Gran Bretaña está muy orgulloso de sus universidades. Con sólo el 1 por ciento de la población mundial, el país es el hogar de cuatro de los mejores del mundo 10, de acuerdo con el ranking QS, la cual los jueces este tipo de sillas de aprendizaje frente a una serie de factores. Sin embargo, aunque la excelencia en la investigación de posgrado durante muchos años ha sido casi una enseñanza dada, calidad superior de los estudiantes universitarios se ha quedado atrás.

Una encuesta reciente encontró que aproximadamente el 30 por ciento de los estudiantes creían que sus cursos eran una mala relación calidad-precio. Un tercio de los que pensó inadecuada enseñanza era el culpable. Tales hallazgos son razón de preocupación para los ministros. Cuando la coalición conservadora triplicó las tasas de £ 9.000 en 2012, la idea era que esto sería elevar la calidad de los cursos, no menos importante animando a los estudiantes a exigir más de sus profesores. Lo que ha faltado es un mecanismo eficaz para apalancar las normas. Pocos estudiantes tienen mucha idea de qué esperar de una educación universitaria. Y por el tiempo que han figurado a cabo, por lo general es demasiado tarde para tener mucho que ver con su grado final.

Jo Johnson, el ministro de las universidades, se ha tratado de abordar esto con un libro Blanco ponía ya lo que sería la mayor reforma de la educación superior durante más de dos décadas. Como reflejo del llamado marco de investigación de excelencia que se introdujo en la década de 1980 para recompensar valiosa investigación académica, el gobierno tiene previsto un mecanismo similar destinado a la enseñanza. Esto vinculará a la financiación de las universidades resultados de la enseñanza, que van desde la satisfacción de los estudiantes y las tasas de abandono a la proporción de graduados de entrar en puestos profesionales y de gestión.

Se permitió a las universidades para aumentar sus honorarios por la tasa de inflación si pueden demostrar que su enseñanza se encuentra con el nuevo estándar. Sr. Johnson planea establecer un órgano independiente, la Oficina de Estudiantes, para evaluar las universidades contra el nuevo marco. También pretende abrir el sector a la competencia, lo que podría ver Bretaña confiere poderes grado de emisión de los nuevos operadores, como el new college de humanidades del profesor AC Grayling , o instituciones extranjeras que deseen entrar en el Reino Unido.

Los planes del gobierno pueden rallar en universidades independientes de Gran Bretaña. Algunos rectores se preocupe de que un mayor enfoque en la enseñanza podría socavar su lugar en la clasificación mundial, los cuales están ligados principalmente a la producción de investigación.Pero hay mucho que decir acerca de la ambición del señor Johnson. Una gran razón para la enseñanza pobre es la falta de énfasis universidades le dan a los estudiantes universitarios. Como ha señalado Anthony Seldon, rector de la Universidad de Buckingham, esto es una consecuencia de tener » un mercado seguro de abandono escolar no se queha por demasiado tiempo.

Mucho dependerá de cómo las reformas funcionan en la práctica. Está bien para establecer un «marco de actuación de la excelencia» a las universidades de tasas. Sin embargo, el regulador debe asegurar que las evaluaciones no se conviertan en un ejercicio de caja de relojería en la que todo el mundo recibe la máxima puntuación. Del mismo modo, no se sigue necesariamente que la llegada de nuevos proveedores aumentará la calidad. La competencia en la educación a veces puede conducir a la erosión de las normas, no a la inversa.

La mayor prueba para las reformas del Sr. Johnson es si pueden cambiar la percepción de los empresarios sobre lo que constituye un «buen» universidad. Muchas empresas todavía reclutan de forma predeterminada de las instituciones de élite reconocidos, dando poca atención a la calidad de la enseñanza. Hasta que esto no se altera, los mejores estudiantes acuden a las instituciones establecidas , la inhibición de la competencia virtuoso señor Johnson le gustaría fomentar. La responsabilidad de romper este patrón no se encuentra solo con el gobierno, pero con las empresas y los propios estudiantes.

Fuente: http://www.ft.com/intl/cms/s/0/66caf11e-1b61-11e6-b286-cddde55ca122.html#axzz48sR9tLb9

Imagen: http://im.ft-static.com/content/images/8f286d76-658d-4f2e-ae72-f4e7071a3762.img

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Reconozcamos la labor docente

Por: Teresa Ortuño

El domingo 15 de mayo, se celebra el Día del Maestro, ritual anual que nos invita a agradecer y reconocer a quienes nos formaron y día a día están frente al aula.

maestro en méxico

Veamos una breve numeralia:

Para el ciclo 2015-2016, el Sistema Educativo Nacional cuenta con 36,392,832 docentes. De ellos, 31,537,619 se desempeñan en la Educación Pública y 4,855,213 en la Escuela Privada.

La enorme mayoría se ubica en la Educación Básica: 25,897,636. En Educación Media Superior se encuentran 4,985,080. A la Educación Superior acuden 3,648,945 docentes a impartir sus clases. La Capacitación para el Trabajo cuenta con 1,861,171 profesores.

En 1970 la población de 15 años o más tenía en promedio 3.4 años de escolaridad. Hoy andamos rondando los 9.2

Si consideramos que la población ha ido en aumento, el esfuerzo de pueblo y gobierno por la cobertura ha sido notorio y sus efectos también.

La mala noticia viene cuando nos comparamos con el resto del mundo. Si bien es cierto, en México existen áreas donde el nivel educativo compite con los mejores del planeta, nuestras cifras nacionales son desastrosas.

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación nos reporta algunas cifras:

  • 5 de cada 10 personas es menor de 29 años. En otras palabras, podrían estar en la escuela. El 84.4 por ciento de los que debieran terminar la secundaria, realmente lo hacen. Y allí se abre el precipicio, pues sólo el 51 por ciento de quienes debieran tener educación media superior, no la tienen.
  • El 43 por ciento de los docentes de escuelas indígenas reportan no tener el material didáctico en esas lenguas, mientras que 9 de cada 10 profesores manifestaron no contar con materiales para alumnos que tengan algún tipo de discapacidad, sobresalientes o con necesidades educativas especiales.

Estas cifras obligan a preguntarnos por la pertinencia de los contenidos que reciben los muchachos en Media Superior. En ese nivel, la deserción se debe a varios factores, pero no podemos ignorar el de la pertinencia: que los jóvenes perciban que lo que aprenden tiene sentido, les va a servir y permitir generar mejores ingresos económicos en un futuro.

Antes de cumplir tres meses de iniciado el ciclo escolar, en el veinte por ciento de las escuelas ya se habían realizado cambios de docentes. Los jóvenes duran meses sin maestro/a, con las consecuencias que esto acarrea.

En estos días escucharemos elogios a los docentes, la enorme mayoría de ellos, muy merecidos, porque se esmeran, pero lo cierto es que la estructura del sistema educativo mexicano no ha permitido mejorar el desempeño de los profesores/as. Aún falta tiempo para concretar la Reforma Educativa que garantizará que esto suceda.

Celebremos el 15 de mayo. Agradezcamos a nuestros docentes, pero vayamos exigiendo las condiciones para que puedan alcanzar la mejor versión de sí mismos y así poder ejercer su misión transformadora en sus alumnos.

*Articulo tomado de: http://www.educacionfutura.org/reconozcamos-la-labor-docente/

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El trabajo en la hora del cambio climático

El cambio climático debe acabar. ¿Pero quién se encargará de detenerlo? O dicho de otra manera, ¿quién podría ser el sujeto político de una revolución climática anticapitalista?

Estoy convencida de que este actor social debería ser, y debe efectivamente ser, la clase obrera a escala mundial. Pero para desempeñar este rol, la clase obrera debe desarrollar una conciencia de clase ecologista y emancipadora.

Por suerte, la historia está llena de ejemplos de este tipo de síntesis rojo-verde: el ambientalismo obrero es tan viejo como el propio movimiento sindical.

Durante una gran parte de su existencia, el ambientalismo obrero se concentró en el lugar de trabajo y en las condiciones de vida de las comunidades obreras, ligando las cuestiones de seguridad y de salud en el trabajo con la protección de la salud medioambiental o la salud pública.

Durante los años 1990, el ambientalismo obrero comenzó a incorporar los conceptos de “desarrollo sostenible” y de “economía verde”. Más recientemente, cuando se ha intensificado el cambio climático, la “transición justa” (TJ) se ha convertido en el concepto de moda. La TJ se basa en la idea de que los trabajadores no deberían soportar el peso de la transición hacia una economía poco carbonada, teniendo en cuenta las pérdidas de empleo y la desestabilización de las comunidades locales.

A tal efecto, los sindicatos de “cuello azul” –en particular los de la industria pesada, transportes y energía– han forjado alianzas “verdes-azules” con grupos ecologistas de todo el mundo. Estas convergencias demuestran un consenso creciente sobre la necesidad de atacar al cambio climático, subrayando que los medios para realizarlo se basan en la implicación sindical y en el carácter duradero de las elecciones adoptadas.

Sin embargo, existen importantes divisiones en el interior de este consenso, en particular cuando se trata del contenido de la TJ. Algunos grupos incitan simplemente a la creación de empleo en una economía más verde. Negándose a someterse a las soluciones del mercado, otros grupos adoptan una crítica radical del capitalismo.

La evolución de esta división determinará si el movimiento obrero reforzará tácicamente al capital –o por el contrario, se enfrentará al capital y al cambio climático.

La mesa de negociaciones

La corriente predominante de la TJ, la que se contenta con apoyar una economía más verde en un marco capitalista, está fielmente representada por la Confederación Sindical Internacional (CSI).

Formada en 2006 por fusión de dos confederaciones sindicales transnacionales, la CSI lanzó el primer programa sindical internacional sobre políticas de cambio climático el mismo año de su fundación. Poco después, surgieron sectores sindicales que elaboraron posiciones oficiales sobre el recalentamiento planetario –posiciones que han precisado más el concepto de transición justa.

Para grupos como la CSI, la TJ significa invertir en sectores y en tecnologías con emisiones débiles en carbono y basados en el empleo creciente de mano de obra, lo que debería combinarse con programas de formación y ayudas financieras para los trabajadores empujados al paro en los sectores contaminantes.

La transición es concebida como un descontextualizado pacto entre ganadores –con la idea de que podría surgir un capitalismo más sostenible por medio “del diálogo y la consulta democrática” con “los socios sociales y las partes interesadas”, apoyado en “análisis locales y planes de diversificación de la economía para ayudar a los gobiernos locales a gestionar la transición hacia una economía débilmente carbonada que permitiría un crecimiento verde”.

Esas partes interesadas tendrían un papel a jugar más allá de las simples consultas: los gobiernos adoptarían medidas de estímulo de la economía; las empresas aplicarían políticas socialmente responsables; los universitarios y los líderes políticos defenderían la “modernización ecológica” de la legislación; las organizaciones internacionales emitirían directivas, informes y recomendaciones.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha sido la más activa a la hora de promover este enfoque transicional, proponiendo modelos basados en un consenso e invitando a las empresas, los Estados y las organizaciones sindicales a la mesa de negociaciones. La responsabilidad sindical consistiría en proponer que se reduzcan los objetivos de emisión de gases de efecto invernadero y los niveles de producción, manteniendo vigilancia sobre sus efectos en el empleo.

A la OIT y la CSI les gusta insistir también en los beneficios económicos de la TJ. Citando al famoso Rapport Stern –publicado en 2006 bajo la autoridad del gobierno británico, afirmaba que los costes económicos de la lucha contra el cambio climático serán netamente menores que el coste de la inacción– la CSI declara que atenuar el recalentamiento facilitaría incluso el desarrollo del empleo. Este enfoque se basa en la idea de que la intervención gubernamental puede estabilizar los costes y redistribuir los beneficios entre los grupos sociales.

Por ejemplo, las infraestructuras para la atenuación y la adaptación no se consideran destructoras de empleo, sino al contrario podrían permitir crearlo, a condición de estar cuidadosamente planificadas. La CSI considera incluso que las inversiones para la protección de territorios y poblaciones contra los efectos de futuros acontecimientos climáticos son una potencial fuente de crecimiento económico.

Sin embargo, esta visión armoniosa de los beneficios compartidos pasa por alto los impactos previsibles de la construcción de grandes instalaciones sobre las comunidades locales y los ecosistemas. En efecto, los programas de la OIT y de la CSI no dejan de promover la consulta, el diálogo social, el buen gobierno, o de animar los métodos de comunicación a propósito de temas que suscitan inevitables tensiones y fracturas.

En primer lugar, los programas de la OIT y de la CSI no tienen en cuenta las barreras erigidas por los acuerdos comerciales internacionales, que fuerzan a los gobiernos a recortar las políticas sociales, ignoran (o destruyen) las economías locales, y adoptan un modelo de competitividad basado en una reducción constante de los costes del trabajo y en el debilitamiento de las organizaciones sindicales.

No es sorprendente por tanto –como reconocen responsables de la CSI– que el “círculo virtuoso” entre la acción climática y las políticas de trabajo promovidas por la OIT, la CSI y las otras agencias de la ONU, haya fracasado sin obtener el menor avance en las negociaciones climáticas.

El potencial de creación de empleo por medio de la atenuación del cambio climático (esto es, la sustitución de las energías fósiles por energías renovables) tampoco está garantizado. En la medida en que la inversión en estos proyectos será variable, contribuirá a reforzar el desarrollo desigual y las desigualdades –que no suelen ser considerados en estos programas.

En lugar de eso, estas dos organizaciones prevén una cosecha extraordinaria de nuevos empleos: seis millones en la energía solar, dos millones en la eólica, doce millones en los biocarburantes agrícolas o industriales, en el horizonte 2030. Estos pronósticos eluden el hecho de que los proyectos de desarrollo de energías limpias de gran dimensión y que requieren mucho capital, como los biocarburantes o la energía hidráulica, ya han demostrado su carácter ambivalente –y a veces claramente perjudicial– en materia de impacto social.

La etiquetacion “verde” también es sospechosa. Entonando esta canción, muchas fuentes tradicionales de producción –como la agricultura de mercado– simplemente se han recalificado como “sostenibles”, para adecuarse al gran relato de la economía verde. En Brasil, por ejemplo, la producción de biocarburantes –procedentes sobre todo de la caña de azúcar– supone más del 50% de los empleos verdes del país.

O lo que es peor, las condiciones de trabajo en las plantaciones de caña son muy inferiores a las normas internacionales, puesto que hay frecuentes violaciones de derechos humanos, del derecho al trabajo y de los derechos de los indígenas. La mecanización programada en este sector llevará a suprimir el empleo de miles de trabajadores, sin reconversiones ni compensaciones. El monocultivo de la caña de azúcar y sus modalidades de explotación amenazan el medio ambiente y la salud pública, atizando al mismo tiempo los conflictos con las comunidades a causa de la destrucción de la producción alimentaria local.

Pero la industria brasileña de biocarburantes recibe el apoyo del gobierno, de los sindicatos y de la OIT, gracias a su estatuto de industria que produce una energía verde.

En materia de evaluación de políticas y de elaboración de soluciones, una gran parte del problema reside en el hecho de que la CSI y la OIT dan prioridad a las soluciones de mercado y a las corrientes científicas dominantes en materia de economía ecológica, en detrimento de los estudios y las conclusiones más radicales y más políticas. Los conocimientos producidos por los movimientos de base por la justicia medioambiental y por las corrientes ecosocialistas son ignoradas en los discursos oficiales de la TJ.

En consecuencia, ninguna de las declaraciones de la OIT y de la CSI aborda el vínculo entre las crisis ecológica y económica de un lado, y el sistema político-económico a escala internacional de otro. En lugar de eso, cuando se cita la cuestión, la economía es considerada capaz de autorreformarse. ¿Cómo? Coordinando los diferentes modelos nacionales, debiendo ajustar cada uno de ellos a la fase de desarrollo propio de cada país.

Además, al mostrar una fe incondicional en el “crecimiento verde”, la CSI parece ignorar que dicho crecimiento ya existe –no a pesar de la crisis económica, sino precisamente a causa de ella. El capital acoge el “crecimiento verde” como un nuevo vector de acumulación que revitalizará la iniciativa privada, de igual manera que la Segunda Guerra mundial y la reconstrucción de postguerra sacaron al capital de la Gran Depresión de los años 1930.

Por supuesto, su preocupación no está en saber si el (pretendido) reverdecimiento de la economía capitalista generará condiciones decentes de trabajo y un empleo estable. Al contrario, los empleadores obtendrán provecho de esta reestructuración para eliminar los derechos actuales de los trabajadores, como lo demuestra el caso de la industria brasileña de los biocarburantes.

¿Reapropiarse la economía verde?

La hegemonía creciente de los discursos sobre la transición justa no es totalmente lamentable. Abre nuevas posibilidades para políticas climáticas orientadas hacia los asalariados –algunas de ellas verdaderamente radicales.

El ejemplo más interesante es la campaña (“Un millón de empleos climáticos” (One Million Climate Jobs -OMCJ-). Inicialmente impulsada por una coalición británica de sindicatos que tenían un programa a favor del crecimiento verde, esta campaña fue también realizada en 2011 por una coalición sudafricana que agrupaba a organizaciones sindicales, ecologistas y movimientos sociales.

En su inicio, la campaña se basaba en un enfoque keynesiano de inversiones cuya finalidad era crear “empleos climáticos” –distintos de los clásicos “empleos verdes”, en la medida en que pretendían una reducción drástica de las emisiones de dióxido de carbono, metano y otros gases de efecto invernadero.

En el Reino Unido, estos “empleos climáticos” se orientaron lógicamente hacia los sectores de la electricidad, la construcción y los transportes, que generan ocho toneladas de emisión de CO2 al año. Pero esta especialización limitó el potencial de la iniciativa. Al restringir su interés a los empleos clásicos de cuellos azules, la campaña olvidó a otros sectores, como las industrias de alimentación o los servicios, así como el trabajo de regeneración, de reproducción y de subsistencia. Al proceder así, ignoró a un sector esencial para el bienestar social y económico en cualquier sistema económico, y que constituye también un punto de partida crucial para cualquier nueva concepción de la economía.

Sin embargo, cuando se adaptó la iniciativa en Sudáfrica, se convirtió en una iniciativa mucho más radical, mostrando el potencial de esta campaña para movilizar a los enfoques más críticos y más favorables a una transformación social. En Sudáfrica, los efectos combinados de dos crisis globales –la extensión de las desigualdades socioeconómicas y el cambio climático– han creado enormes tensiones entre los compromisos oficiales en reducir la marca de carbono de la economía y las consistentes en reducir la pobreza (incluyendo la lucha contra la precariedad energética).

Como afirma la socióloga Jacqueline Cock, esta tensión ha incitado al movimiento sindical a incluir la transición justa entre las “reivindicaciones para conseguir transformaciones profundas que implican formas radicalmente diferentes de producción y de consumo”. Según Cock, este cambio requiere: “un enfoque integrado del cambio climático, del desempleo, de las desigualdades, así como el rechazo de los mecanismos de mercado para responder a estos problemas. A diferencia de otras interpretaciones de la economía verde, este modelo reconoce la importancia de la relación entre los retos de justicia social y del cambio climático, insistiendo a la vez en la necesidad de una transformación radical y estructural”.

Esta concepción anticapitalista de la TJ se preocupa por el hecho de que una economía descarbonada corre el riesgo de reproducir las actuales relaciones de poder y las desigualdades, si se sitúa en la lógica de las ideas conservadoras de crecimiento sostenible y de financiarización.

Los sindicalistas sudafricanos desarrollaron su posición crítica después de haber firmado un acuerdo sobre la economía verde en 2011, en el cual se utilizaba la idea de “diálogo social” para unir a gobierno, empresas y movimiento sindical en torno a un plan de creación de millares de enpleos en un nuevo sector de industria verde.

Ahora bien, los defectos y los límites de este acuerdo -incrementados por propuestas que no se apoyaban en ningún estudio en profundidad, y que iban acompañadas de salarios bajos, normas laborales mínimas y pérdidas de empleo– acabaron por demostrar cómo los “empleos verdes (…) están orientados hacia los intereses del mercado en detrimento de otras necesidades sociales”.

El Congreso de los sindicatos sudafricanos (COSATU) adoptó un “Programa Estratégico sobre el Cambio Climático” que, entre otros elementos, reconoce al capitalismo como la causa subyacente del recalentamiento planetario y rechaza las soluciones de reducción de emisiones de carbono basadas en los mecanismos de mercado.

Inmediatamente después, el Sindicato Nacional de Metalúrgicos de Sudáfrica (NUMSA) evitó las nociones de empleos verdes y de un capitalismo más sostenible, pronunciándose a favor de una visión alternativa de la transición justa “basada en el control de los trabajadores y en la propiedad social y democrática de los medios de producción y de subsistencia”. El Sindicato de Trabajadores de la Alimentación y vinculados expresó también su apoyo a “una interpretación de clase de la transición justa hacia una economía verde” y por “alternativas radicales a la agricultura industrial, en particular la agro-ecología”.

Ese mismo año, la COSATU y el Consejo Nacional de Sindicatos (NACTU) se aliaron con ONGs y diferentes movimientos sociales para lanzar la campaña sudafricana OMCJ.

Con el objetivo de “excluir los intentos del capital de utilizar la crisis climática como una oportunidad de acumulación”, explica Cock, la campaña estaba muy influida por las organizaciones de la justicia medioambiental y climática, y consistía en “numerosos proyectos provisionales con el fin de demostrar la viabilidad de sus propuestas políticas”.

En la visión sudafricana, el giro hacia las energías renovables formaba parte de una transición más amplia hacia una producción energética territorializada y bajo propiedad pública. Colocada bajo un estricto control comunitario, estas disposiciones permitirían asegurar un acceso a la energía para todos. Se contemplaban iniciativas similares para la producción y distribución alimentaria, privilegiando la agro-ecología sobre la agricultura industrial para al mundo de la inseguridad alimentaria.

La divergencia probablemente más significativa con las estrategias clásicas de la transición justa es que la campaña sudafricana OMCJ presenta a los “proveedores de atenciones comunitarias” (community caregivers) como el sector más pertinente de empleo, previendo crear hasta 1,3 millones de empleos en los sectores de economía doméstica y salud, rehabilitación de tierras y la agricultura urbana.

Sin embargo, la campaña sudafricana OMCJ también ha tenido carencias. Los estrechos lazos de la COSATU con el partido neoliberal de la ANC, que ya estuvieron en el origen de una profunda crisis en las federaciones que llevó a la exclusión de la NUMSA, podrían llevar a una escisión irreparable en el seno de la confederación.

Hay que destacar una consecuencia positiva. Según el investigador sudafricano Vishwas Satgar, la NUMSA ha adoptado un programa más explícitamente socialista, defendiendo una propiedad social de las energías renovables y una acción concertada con las organizaciones por la justicia medioambiental. Este esfuerzo podría ser el núcleo de un nuevo proyecto de izquierda, estructurado por una visión democrática y ecosocialista.

No obstante, hay otros obstáculos. La campaña apenas se ha desmarcado de un Estado que favorece las iniciativas privadas a favor de la energía limpia, lo que sólo ha contribuido a reproducir la pobreza y las desigualdades.

La NUMSA responde a este desafío modificando su acción a escala municipal, como lo demuestra su combate por utilizar el poder de las administraciones locales en la distribución de la electricidad para favorecer las energías renovables.

Al mismo tiempo, la campaña corre el riesgo de encerrarse en enfoques localistas centrados en proyectos comunitarios que no tendrán capacidad para transformar la política energética a escala nacional. Como señala Satgar, la mayor parte de las intervenciones de OMCJ “se han concentrado en una sola cuestión antes de desperdigarse una vez han conseguido revalorizar sus primeras reivindicaciones”.

Para salir de la trampa, Satgar sugiere que la NUMSA debe desarrollar una estrategia en torno a una coalición social más amplia que condicione las luchas locales por el acceso a las energías renovables a proyectos pensados a una escala más amplia y basados en un enfoque de clase de las cuestiones ecológicas.

Hasta ahora, los dos desarrollos más prometedores han sido el esfuerzo por formar una gran coalición contra los proyectos de construcción de reactores nucleares del gobierno –lo que provocaría una quiebra del Estado sudafricano y tendría consecuencias catastróficas para la mayoría de la población pobre– y el proyecto de utilizar los fondos de pensiones de los sindicatos para invertir en una apropiación social de las energías renovables, de cara a separar los intereses de los trabajadores de los intereses de las industrias del carbón y del petróleo.

Para el movimiento sindical, la campaña OMCJ encarna a la vez los desafíos y las oportunidades provocadas por las crisis económica y ecológica. Sin ninguna duda, una coalición roja-verde y una alternativa ecosocialista en Sudáfrica representan una alternativa a la ortodoxia de la transición justa –una política del trabajo verdaderamente radical en la hora del cambio climático.

Según las condiciones de los trabajadores

Los sindicatos y los trabajadores abren una nueva vía en la larga historia del ambientalismo obrero –una vía en la que el crecimiento verde y la transición justa podrían encarnar las promesas de prosperidad económica y de seguridad que en otra época fueron asociadas al sueño fordista.

La adhesión a este nuevo sueño no salvará sin embargo al movimiento sindical de las lagunas y coacciones que erosionan su fuerza en la mayor parte de los países. Si continúan defendiendo la reestructuración capitalista “verde” de la economía mundial, los sindicatos se encontrarán en el campo opuesto a los campesinos y a las comunidades indígenas, a los campesinos sin tierra, a los trabajadores no remunerados que aseguran el trabajo doméstico y la reproducción social, a la agricultura de subsistencia y a todos aquellos que soportan el coste de un capitalismo “verde” –conduciendo a nuevos ciclos de desposesión y sometimiento.

La alternativa más prometedora, si no la más estimulante, es la de un ecosocialismo dinamizado por una conciencia de clase ecologista y emancipadora. Eso requerirá un conflicto de clase a un nivel superior –al nivel de una ecología política global. Lo que abrirá finalmente la perspectiva de un mundo verdaderamente sostenible, forjado según las condiciones del trabajo y no las del capital.

02/05/2016

http://www.contretemps.eu/interventions/travail-lheure-changement-climatique

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¿Con quién vamos?

Para los que recuerdan la novela Doña Bárbara, de don Rómulo Gallegos, cuando el bonguero comenzaba el viaje por el río preguntaba a la tripulación y al pasaje: ¿Con Quién Vamos? La respuesta era: ¡Vamos con Dios! En nuestro caso estamos despegando en el viaje hacia un mundo  ignoto para las nuevas generaciones de venezolanos y venezolanas, pero conocido para la antigua que crecimos en una sociedad y una clase media pobre, austera y honrada.

La crisis económica venezolana es parte de la crisis global del capitalismo, pero en nuestro caso la derecha empresarial y comercial, apoyada por el gobierno de Estados Unidos, ha inducido conductas antieconómicas que han acelerado el crecimiento de la inflación hacia niveles inauditos, unidas a la insurgencia bachaquera binacional que mueve también la política inflacionaria y el desabastecimiento programado. El objetivo de la derecha y del gobierno de  Estados Unidos es apretar cada vez más las tuercas de la inflación y el desabastecimiento para provocar  así un estallido social que colapse al gobierno de Nicolás Maduro, como sucedió en el Chile de Allende.

Pero en Venezuela hay características singulares que bloquean ese plan de la derecha imperial. Mientras que en los países como Argentina y Brasil, los gobiernos progresistas no crearon estructuras intermedias de gobierno popular, en Venezuela, así no quieran reconocerlo incluso muchos que se llaman chavistas, la Revolución Bolivariana ha promovido, vía las misiones la organización de los movimientos sociales dentro de estructuras  relativamente estables que le dan  permanencia a dichos movimientos.

La política de los CLAPS efectivamente ha creado nuevas y efectivas cadenas de distribución de bienes de primera necesidad, que están controladas por aquellas estructuras populares. La política de los motores económicos promovida por el Presidente Maduro es, finalmente, una manera de poner fin al rentismo y la cultura petrolera que deformó a la sociedad venezolana. Estos cambios no se producen sin sufrimientos, pero finalmente favorecerán  el bienestar de las mayorías populares.

Por el contrario, las políticas neoliberales de ajuste económico como las que ofrece la derecha venezolana, la argentina y la brasileña, solo garantiza que la crisis económica la pagaremos los más pobres para enriquecer más a la minoría del 1% que, al igual que Lorenzo Mendoza, ya se han hecho multimillonarios apropiando tanto  la renta petrolera nacional como  nuestros salarios. ¿Dónde terminará todo? La crisis económica del capitalismo está empobreciendo a toda la población trabajadora mundial.

Al disminuir el consumo debido a la inflación inducida, se generan tendencias recesivas en la economía que terminarán, en Venezuela, por afectar incluso a los comerciantes y empresarios. A nivel mundial, el voraz proceso de acumulación de capitales por parte de la minoría rica dentro de la recesión económica, está creando enormes masas de dinero que no tienen donde invertirse, propiciando así una recesión mundial y una depreciación del dinero como mercancía.

De allí la necesidad de acelerar el derrocamiento de los gobiernos progresistas como los de Brasil, Argentina y Venezuela, donde existen grandes posibilidades de colocar el excedente de capitales ociosos y si valor real, a cambio de apoderarse de importantes recursos mineros,  agropecuarios e industriales, que si tienen valor económico real, los cuales serían su salvación. De allí la desesperación del gobierno de Obama, el Comando Sur y la OEA  expresada en  su “wishfull thinking”, su esperanza de que el gobierno de Maduro colapse y se desintegre Venezuela.

Pero ello no tiene visos de suceder., incluso con la crisis petrolera que ha afectado también  las ganancias de las transnacionales de USA y Europa. Por esa razón allí juega un papel importante la fortaleza de la situación de venezolana. Por causa de errores políticos cometidos reiteradamente durante muchos años por la Revolución, sobre todo en las áreas de cultura y económia, falló la consolidación de la conciencia  política en toda la población.

Parte de la misma, desmoralizada y atemorizada por la falta de confianza en la capacidad del gobierno revolucionario, votó el 6D por la derecha que le prometía arreglar todo el 7D, cosa que no sucedió y ni la derecha nacional y la transnacional dejarán que suceda antes de que sean capaces de derrocar al Presidente Maduro. Los intentos golpistas no tendrán éxito mientras la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y las Milicias Populares se mantengan fieles al proceso democrático bolivariano,  preparadas para dar y ganar cualquier tipo de guerra que nos proponga el imperio.

La amenaza imperial ha abierto el tiempo histórico de la hora de los pueblos, de la hora de los hornos donde se está cocinando la toma definitiva del poder por parte de los pueblos organizados. Las grandes movilizaciones populares que se suceden en Argentina, Brasil y Venezuela, por no hablar de las de Europa.

Contra los golpes neoliberales, auguran el nacimiento de una nueva aurora revolucionaria, comprometida con la transformación radical de la sociedad dominada hasta ahora por el capitalismo. Quienes hemos estudiado el proceso de la formación civilizatoria del capitalismo, nos damos cuenta que  su tiempo histórico está terminando.

Los mismos errores de las jerarquías capitalistas neoliberales, particularmente en Estados Unidos y la Comunidad Europea, han minado las bases de su poder hegemónico y fortalecido dialécticamente las de su opuesto donde figuran como principales representantes Rusia, China y sus aliados, nosotros incluidos. ¡No desesperemos, ya se vislumbra la victoria final! ¡Vamos con el pueblo!

(‘)Profesores Titulares Jubilados UCV. Profesores de la Escuela Venezolana de Planificación.

Caracas 15 de Mayo de 2016.

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Australia: 6th International Conference on critical education 2016

6th INTERNATIONAL CONFERENCE ON CRITICAL EDUCATION – 2016

10 – 13 August 2016

Middlesex University

London

 

Extended Call for Papers: 31st May 2016

The Deadline for Abstracts for the upcoming 6th ICCE Conference has been extended to the end of May.

 

Plenary  Speakers include:
Peter McLaren (Chapman University, Orange, California, USA)
Hasan Hüseyin Aksoy (Ankara University, Ankara, Turkey)
Grant Banfield (Flinders University, Adelaide, Australia)
Joyce Canaan (Birmingham City University, Birmingham, UK)
Hana Cervinkova (University of Lower Silesia, Wroclaw, Poland)
Polina Chrysochou (Anglia Ruskin University, Chelmsford, UK)
Agnieszka Dziemianowicz-Bąk (University of Wroclaw, Wroclaw, Poland)
Cassie Earl (Manchester Metropolitan Univesity, Manchester, UK)
Gail Edwards (Newcastle University, Newcastle, UK)
Ramin Farahmandpur (Portland State University, Portland, USA)
Derek Ford (Syracuse University, New York, USA)
Panayota Gounari (University of Massachusetts, Boston, USA)
Tom Griffiths (Newcastle University, Newcastle, New South Wales, Australia)
George Grollios (Aristotle University of Thessaloniki,Thessaloniki, Greece)
Dave Hill (Institute for Education Policy Studies & National and Kapodistrian University of Athens, Greece)
Gianna Katsampoura (National Hellenic Research Foundation, Athens, Greece)
Leszek Koczanowicz (University of Sosial Sciences and Humanities, Wroclaw, Poland)
Vicky Makris (University of Alberta, Alberta, Canada)
Curry Malott (West Chester University of Pennsylvania, Pennsylvania, USA)
Alpesh Maisuria (University of East London, London, UK)
Lilia Monzo (Chapman University, California, USA)
Jayne Osgood (Middlesex University, London, UK)
Periklis Pavlidis (Aristotle University of Thessaloniki, Thessaloniki, Greece)
Leena Helavaara Robertson (Middlesex University, London, UK)
Fevziye Sayilan (Ankara University, Ankara, Turkey)
Kostas Skordoulis (National and Kapodistrian University of Athens, Athens, Greece)
Juha Suoranta (University of Tampere, Tampere, Finland)
Spyros Themelis (University of East Anglia, Norwich, UK)
Meral Uysal (Ankara University, Ankara, Turkey)
Paolo Vittoria (Federal University of Rio de Janeiro, Rio de Janeiro, Brazil)
Ahmet Yildiz (Ankara University, Ankara, Turkey)
The conference website is http://icce-2016.weebly.com/

Speakers are listed at http://icce-2016.weebly.com/program-speakers.html

Abstract Submission Form is at: http://icce-2016.weebly.com/abstract-submission.html

 

END

‘Human Herbs’ – a song by Cold Hands & Quarter Moon:http://www.youtube.com/watch?v=Au-vyMtfDAs

Posted here by Glenn Rikowski

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