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ODS/ Objetivo 4 / Meta 9: Aumentar el número de becas para enseñanza superior, profesional o técnica, para países menos desarrollados

Fuente OREALC UNESCO / 15 de Mayo de 2016

Estrategias para lograrlo:

  • Asegurar que las becas fortalezcan las áreas donde sea más necesario en cada país.
  • Dirigir las becas a jóvenes desaventajados de manera transparente.
  • Desarrollar programas que eviten «la fuga de cerebros» y promuevan la «ganancia de cerebros».
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La revisión por pares (peer review) ha sido problemática desde sus comienzos

Los evaluadores no dan abasto. El problema de los sesgos es irresoluble. El sistema de evaluación ha colapsado y se ha convertido en un obstáculo para el progreso científico. La revisión tradicional de los trabajos científicos constituye hoy un procedimiento anticuado que acaso en el pasado pudo ser provechoso para la ciencia en punto a sacarla de su miseria.Esta letanía tan familiar se remonta a la lista de quejas expresadas por los científicos hace un siglo. Pero, aunque los reproches a las debilidades de los sistemas de evaluación no sean nuevos, esto no significa que tales métodos sean tan antiguos como pretenden algunos. Durante siglos, los investigadores del mundo natural comunicaron sus hallazgos sin mediar revisores. La decisión de en quién y en qué confiar habitualmente dependía del conocimiento personal entre investigadores de grupos estrechamente unidos. (Muchos pensarán que así ocurre aún hoy).

Los primeros sistemas de evaluación que reconocemos como tales los establecieron las sociedades científicas inglesas a principios del siglo XIX. Pero esos revisores jamás pretendieron atribuirse el papel de guardines supremos de la ciencia. Este problema se planteó alrededor del año 1900. Fue entonces cuando algunos empezaron a preguntarse si los sistemas de evaluación eran inherentemente defectuosos. En este sentido, la evaluación por pares ha estado siempre en crisis.

Hoy, cuando el debate acerca del futuro de la revisión por pares está más tirante que nunca, es fundamental entender que se trata de una institución relativamente reciente. Además, sus afanes y propósitos han evolucionado continuamente, de modo que las tensiones actuales no hacen sino acarrear todas estas proyecciones. El sistema de evaluación se ha convertido en un batiburrillo de prácticas, funciones y valores. Pero hay algo que destaca por encima de todo lo demás: los momentos cruciales de la historia de la evaluación por pares se han dado precisamente cuando estaba renegociándose el estatus público de la ciencia.

 

Los publicistas científicos

En 1831, William Whewell, profesor y filósofo de la ciencia de Cambridge, propuso un plan a la Royal Society de Londres. Sugirió que esta institución encargara informes de todos los artículos recibidos para ser publicados en la revista bianual Philosophical Transactions. Redactados por equipos de reputados especialistas, esos informes, sostenía Whewell, “a menudo podrían ser más interesantes que los propios textos originales”, y por ende una gran fuente de publicidad para la ciencia.(1) Amén de esto, los autores estarían agradecidos por ver que sus trabajos habrían sido cuidadosamente leídos por al menos dos o tres personas. En ese mismo periodo, la sociedad estaba preparando una nueva revista que llevaría el nombre de Proceedings of the Royal Society, pensada como una publicación mensual muy barata que incluiría los resúmenes de los artículos recibidos. Tenía suficientes páginas disponibles y parecía el lugar idóneo para incluir esos nuevos informes.

En esa época, los editores de las revistas científicas tomaban las decisiones científicas guiándose por el crédito personal, a veces con la ayuda de colaboradores de confianza. En las publicaciones que pertenecían a una academia o sociedad científica –como Philosophical Transactions– el destino de un manuscrito lo determinaría el voto de algún comité de personas eminentes. (La tentación de confundir ese tipo de prácticas con los sistemas modernos de evaluación ha llevado al fastidioso mito de que pueden rastrearse los orígenes del actual sistema de revisión científica hasta el mismísimo siglo XVII).

La preocupación de Whewell no tenía que ver con impedir la publicación de trabajos de mala calidad; él no proponía establecer un nuevo mecanismo para informar acerca de las decisiones de publicación. En realidad él era uno más de los que propugnaban fórmulas para aumentar la visibilidad pública de la ciencia y dar una identidad unificada a la empresa científica en Inglaterra. (Años más tarde, se acuñó el término “científico” con este mismo fin). Este movimiento empezó en 1830 y hoy los recordamos sobre todo por el texto de Charles Babbage, Reflections on the Decline of Science in England, una extensa diatriba acerca de la penuria en la que estaban sumidos la financiación estatal y el reconocimiento público de la ciencia. Pero su legado más significativo es el sistema de revisión.

Whewell no hacía sino emular la costumbre ya centenaria de la Academia Francesa de las Ciencias de París de redactar informes que evaluaban las invenciones y los descubrimientos al servicio del rey. Allí, los investigadores elegidos para formar parte de la academia percibían una retribución estatal para premiar su eminencia científica, y parecía que los políticos valoraban sus opiniones. De hecho, ser un experto (una palabra todavía poco común en inglés) era casi por definición ser un redactor de informes. Whewell creyó que esos académiciens franceses debían estar haciendo algo bien.

La propuesta de convertir la Royal Society en un cuerpo de jueces peritos al estilo de la academia francesa fue recibida con entusiasmo. Pero la transferencia de la práctica redactora de informes al otro lado del Canal fue algo más complicado de lo que Whewell esperaba.

 

¿Novedades o puntos de vista?

Whewell convino en redactar el primer informe. Su colaborador fue un antiguo estudiante de Cambridge, John William Lubbock, un astrónomo matemático que a su vez era el tesorero de la Royal Society. Seleccionaron un manuscrito enviado por George Airy, otro prometedor astrónomo. El artículo, “On an Inequality of Long Period in the Motions of the Earth and Venus”, utilizaba métodos matemáticos complejos para calcular cómo las órbitas de estos planetas están influidas por su fuerza gravitacional mutua.

Whewell y Lubbock se fueron turnando para leer el manuscrito (las tecnologías de reproducción en esa época dejaban mucho que desear). Cada uno de ellos enseguida tuvo claro qué pensaba sobre el trabajo de Airy. Y sus opiniones resultaron ser completamente opuestas.

Discutieron sobre el artículo durante meses. Redactaron borradores de informes que no podrían haber divergido más en sus apreciaciones. Lubbock se centraba en la inelegancia formal de las ecuaciones de Airy. Pero las principales disputas giraron alrededor de en qué debía consistir un informe de un revisor. Whewell pretendía a la vez fomentar la difusión del hallazgo y contextualizar su importancia en el conjunto de la actividad científica (piénsese en lo que hacen hoy Nature en la sección “News & Views” [“Novedades y puntos de vista”] y Science en la de “Perspectives” [“Perspectivas”]). “No creo que el cometido de los informantes sea el de criticar aspectos concretos de un artículo sino mostrar qué lugar ocupa en la ciencia”, le decía a Lubbock. Si sólo se destacaban las debilidades, advertía, eso no haría más que desalentar a los autores. Las prioridades de Lubbock eran otras: “No puedo imaginarme cómo podemos pasar por alto errores graves», escribió.

Viendo que estaban en un impasse, Lubbock se dirigió al autor del texto para entregarle sus sugerencias de mejora. Airy estaba comprensiblemente irritado por el hecho de que hubieran sometido su manuscrito a este extraño nuevo procedimiento. “Todo está en mi artículo”, le escribió a Whewell, “y desearía que le otorgaran el crédito que merezco”. No tenía intención alguna de modificar su texto. Lubbock amenazó con abandonar, pero al final suavizó algunas de sus críticas y soslayó otras, reconociendo que se trataba del “primer informe que había realizado jamás el Consejo” y haciendo hincapié en el contexto en el que se desarrollaba ese cometido. Agradeció a Whewell “su vigoroso empeño” y puso su firma en el informe.(2)

Sorteado el desastre, la versión de Whewell del informe se leyó en público en la sociedad el 29 de marzo de 1832 y se publicó en los Proceedings, mientras que el artículo completo apareció en Transactions. Las críticas de Lubbock jamás vieron la luz.

Poco antes, la Astronomical Society de Londres (hoy la Royal Astronomical Society) y la Geological Society de Londres habían empezado a experimentar con la redacción de informes similares. Fue un geólogo, George Greenough, quien introdujo el término “árbitro” (“referee”) en 1817, importando al campo de la ciencia un término del que tuvo conocimiento en su época de estudiante de derecho.(3) Pero fue el sistema de informes de la Royal Society el que hizo tomar nota al mundo científico británico. La práctica fue extendiéndose gradualmente a otras sociedades, incluida la Royal Society de Edimburgo y la Linnean Society de Londres. Pero no fue hasta el siglo XX que las revistas no afiliadas a sociedad alguna lentamente fueron adoptando la misma metodología.

 

Jueces anónimos

La disputa entre Whewell y Lubbock representaba la existencia de dos visiones distintas sobre en qué puede consistir ser un árbitro. Whewell era el generalizador competente, capaz de echar una ojeada al paisaje del conocimiento. No le preocupaban los detalles, y probablemente menos aún desde una perspectiva crítica. En palabras del presidente de la Royal Society, este tipo de evaluadores “por su carácter y reputación se elevaban por encima de sus sentimientos personales de rivalidad o envidia mezquina”.(4) Lubbock era un especialista más joven, un igual de Airy. Esto le había llevado a revisar los argumentos de Airy con un exceso de celo; además, el sistema le había puesto en situación de poder evaluar a un competidor directo.

Al comienzo, salió victoriosa la idea de Whewell. Pero el sistema empezó a transformarse desde el mismo momento en que nació. Al cabo de un par de años los informes fueron envueltos en un manto de secretismo. El último número de los Proceedings que incluyó series de informes fue de mediados del año 1833, y nunca más se publicaron informes negativos. Una carta escrita por Whewell en 1836 muestra cómo él mismo había cambiado de opinión: describe al árbitro como el defensor de la reputación de la sociedad, afanándose anónimamente para excluir las publicaciones que no eran pertinentes. Ni los archivos de la Royal Society –ni los documentos personales de los implicados– arrojan luz sobre cómo ocurrió esto, pero no es algo que deba sorprendernos. En Inglaterra, a diferencia de la tradición francesa, había muy pocos precedentes de juicios realizados por autoridades públicas que desde una posición prominente determinaran qué constituía buena o mala ciencia. Firmar con el propio nombre para criticar explícitamente a un colega habría sido considerado poco caballeroso.

Lo común era la figura del crítico anónimo que se erigía como la voz del público, encarnada en las reseñas anónimas ubicuas en publicaciones periódicas inglesas durante ese periodo, desde la Quarterly Review hasta el modesto Mechanich’s Magazine (una práctica que perdura hoy en The Economist). Mediante el anonimato, como afirmó un editor no identificado en 1833, “el individuo se funde en el tribunal que él representa, para hablar no en su nombre sino ex cathedra (con plena autoridad)”.(5)

Sólo tuvo que transcurrir una década para que el árbitro (referee) se convirtiera en una personalidad científica institucionalizada, y no meramente en alguien que acreditara rasgos de nobleza. Una pieza informativa aparecida en una revista londinense en 1845 trazaba un retrato en el que los evaluadores eran unos jueces intrigantes “henchidos de envidia, odio, malicia y sin un ápice de caridad”. El artículo daba a entender que, escondidos en alguna cámara secreta, este poder judicial de la ciencia sacaba provecho del espeso manto del anonimato para que prosperaran sus intereses personales –quizá mediantes actos de piratería indetectables– a expensas de los indefensos autores.(6)

No fue hasta principios del siglo XX que empezó a cuajar la idea de que los editores y revisores, integrados en un vasto sistema de evaluación, debían ser los garantes de la integridad del conjunto de la literatura científica. Al socaire de las llamadas a limitar “que se arrojaran aguas sucias a la corriente pura de la ciencia” (como sugirió el fisiólogo Michael Foster en 1894),(7) las sociedades científicas inglesas debatieron cómo incorporar a sus procedimientos de publicación un sistema integrado de evaluación que arbitrara sobre la totalidad de sus publicaciones. (El proyecto se abandonó, en parte porque habría significado tener que convencer a los editores de las revistas independientes, como el Philosophical Magazine, para que aceptaran ir a la quiebra).

No obstante, la figura del evaluador fue concibiéndose gradualmente como una especie de guardián universal encargado de preservar el buen nombre de la ciencia. A medida que esta idea fue ganando terreno, muchos empezaron a expresar su preocupación por que el sistema pudiera ser intrínsecamente defectuoso, que pudiera acabar resultando un obstáculo para la creatividad científica y que, por eso mismo, mereciera ser eliminado. Estas preocupaciones culminaron en lo que a buen seguro fue la primera investigación formal sobre el funcionamiento del sistema de revisión mediante evaluadores, llevada a cabo en 1903 por la Geological Society de Londres. La investigación reveló que había división de opiniones sobre el asunto, recabando un buen número de declaraciones mordaces acerca de las injusticias e ineficiencias de los sistemas que estaban en boga. El “evaluador” o árbitro estaba en una situación de tal descrédito que se prohibió el uso del término para toda actividad propia de la citada sociedad.

Pero los sistemas de revisión mediante evaluadores sobrevivieron y fueron haciéndose hueco también en los procedimientos de las revistas independientes. Fuera del mundo científico anglófono, esos sistemas de evaluación seguían siendo raros. Por ejemplo, en 1932, Albert Einstein quedó muy sorprendido cuando una revista estadounidense le envió un artículo para que lo revisara. La idea de que cualquier revista que aspire a la legitimidad científica debe aplicar un sistema formal de revisión mediante evaluadores comenzó a afianzarse en las décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

 

Apoteosis y caída

En la década de 1960, este sistema de arbitraje simbolizó el juicio objetivo y el consenso en la ciencia. El evaluador era, en palabras del físico y escritor científico John Ziman, “el eje central sobre el que pivotaba toda la ciencia”.(8)Del mismo modo que había ocurrido en la década de 1830 en Inglaterra, en el transfondo de estos cambios estaba el problema de la relación de la ciencia con el gran público. De nuevo, la comunidad científica se afanaba por consolidar la percepción social de que su papel era único y valioso. La propia expresión «comunidad científica» data de esta época. Los investigadores querían a la vez preservar su autonomía y seguir contando con el apoyo de la próvida financiación estatal instituida desde la Segunda Guerra Mundial. Los fondos destinados a investigación básica en Estados Unidos, por ejemplo, se multiplicaron por 25 en menos de una década.(9)

La expresión “revisión por pares” (peer review) se tomó prestada de la jerga procedimental que utilizaban las agencias estatales para decidir la distribución de la financiación para la investigación científica y médica. Cuando los “sistemas de árbitro” se convirtieron en “sistemas de revisión por pares”, el proceso evaluador pasó a jugar el papel de gran símbolo público de la idea de que estos poderosos y caros investigadores del mundo natural disponían de procedimientos eficazmente autorreguladores y propiciadores de consensos, aun cuando algunos observadores se preguntaban en voz baja si los evaluadores científicos merecían tener tanto predicamento.

Los intentos actuales de reconceptualizar la revisión por pares debaten con razón acerca de los sesgos psicológicos, el problema de la objetividad y cómo medir lo que es fiable y de lo que es importante, pero suelen prestar poca atención a la diversidad de enfoques superpuestos que históricamente tuvo esta institución. La revisión por pares no se desarrolló simplemente por la necesidad de los científicos de promover la confianza mutua en sus investigaciones. También constituyó una respuesta a las demandas públicas de rendición de cuentas. Cualquier intento responsable de trazar la senda futura por la que debe transitar este asunto debe empezar por comprender cabalmente que en el pasado se aplicaron otras prácticas de juicio científico. Las funciones pensadas para esta institución están hoy en proceso de cambio, pero en realidad nunca estuvieron tan firmemente establecidas como muchos creen.

 

Notas:

(1) W. Whewell a P. M. Roget, 22 de marzo de 1831; Royal Society of London Library [DM/1].

(2) J. W. Lubbock to W. Whewell, 27 de enero de 1832; Trinity College Library, Cambridge [a/216/61].

(3) George Greenough Papers; University College London [Add. 7918/1621].

(4) Proc. R. Soc. Lond. 3, 140–155 (1832).

(5) New Monthly Magazine 39, 2–6 (1833).

(6) Wade’s London Rev. 1, 351–369 (1845).

(7) Nature 49, 563–564 (1894).

(8) Ziman, J. Public Knowledge: An Essay Concerning the Social Dimension of Science (Cambridge Univ. Press, 1968).

(9) Kaiser, D. Nature 505, 153–155 (2014).

 

es profesor de la Harvard University. Historiador de la ciencia, especializado en historia de los medios de comunicación y de las tecnologías de la información en las ciencias, con un particular interés por estudiar la institucionalización del conocimiento en las ciencias naturales y las estrategias para hacerlo fiable para los propios científicos. Autor del libro de próxima aparición: The Scientific Journal: Authorship and the Politics of Knowledge in the Nineteenth Century (University of Chicago Press).

Fuente:

Nature, 21 de abril de 2016

Traducción:Jordi Mundó

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Los tanques pensantes

Manuel E Yepe

Al igual que sus homólogos de guerra, los tanques pensantes tienen como fin demoler al contrario mediante un alarde de evidente superioridad de recursos que no siempre corresponde a la realidad.

La élite del poder estadounidense participa de muchas formas en la disputa por el dominio global, su ejercicio y su defensa.
El precario balance de fuerzas del mundo bipolar en que vivimos tras la segunda guerra mundial evitó que el imperialismo estadounidense impusiera su hegemonía absoluta por todo el mundo a partir del chantaje nuclear que planteara Estados Unidos con los bombardeos genocidas sobre Hiroshima y Nagasaki.
Vendría después una tensa carrera armamentística promovida por el llamado “equilibro de terror”, según el cual, la potencia que se colocase al frente en la producción de armas provocaría un desequilibrio en el escenario internacional. La que tuviera mayor número y más mortíferas armas, sería capaz de destruir a la otra. Perdida ya toda esperanza de que el fin de la guerra fría abriera el camino a un mundo sin guerras, una galopante carrera por los caminos de la globalización neoliberal ha llegado a configurar al imperialismo en esa tenebrosa realidad que es hoy: la superpotencia hegemónica más poderosa, brutal y despiadada de la historia de la humanidad, portadora de los más grandes peligros para la supervivencia de nuestra especie.
El mundo unipolar del presente, con una única superpotencia que impone sus egoístas intereses al resto del planeta, demuestra que es la naturaleza depredadora del orden capitalista imperante la causante de los males y lo que aconseja la necesidad vital de su reemplazo por un nuevo orden justo y humano.
En la lucha por la dominación global, el gobierno de Estados Unidos, lejos de aprovechar las escasas oportunidades que se abren para el desarme y la coexistencia pacífica, ha conformado los pilares de su economía a una dependencia cada vez mayor en las situaciones de guerra.
Es en ese contexto en el que cobran importancia en Estados Unidos los denominados tanques pensantes (en inglés Think Tanks -TT) que son iinstituciones públicas académicas y de estudios, integradas por personalidades plenamente identificadas con el sistema capitalista estadounidense que elaboran documentos de carácter político e ideológico destinados a suministrar a los gobiernos de Estados Unidos las armas para su enfrentamiento con el mundo que pretenden dominar. Son parte de un sistema que elabora contenidos ideológicos destinados a la defensa de los intereses imperialistas. Su misión incluye propagar ideas convenientes al sistema capitalista norteamericano mediante la difusión de sus doctrinas en libros, revistas, y otros medios, y para ello cuentan con presupuestos de miles de millones de dólares.
Se atribuye al Council on Foreign Relations (CFR) o Consejo de Relaciones Exteriores, fundado en 1921 por el grupo económico Rockefeller, la condición de primer tanque pensante existente, con la tarea de suministrar nuevas ideas a las Administraciones gobernantes (de cualquiera de los dos partidos del esquema político estadounidense) en materia de política exterior y para la formación de especialistas y dirigentes.
Laboran en el CFR casi 4 mil ciudadanos, algunos con visiones mucho más objetivas que las habituales de la extrema derecha. Entre ellos hay también otros tan connotados como George Soros, el multimillonario magnate de la especulación financiera global.
Su publicación fundamental es la revista Foreign Affaires, que publica ensayos académicos contentivos de sus líneas de política exterior. Según las encuestas a académicos y expertos que anualmente se realizan para el Think Tanks Index, la Institución Brookings clasificó, por octavo año consecutivo en 2015, como el TT más importante del mundo en una relación en la que también entraron el CFR, la Fundación Carnagie para la Paz Internacional, la Corporación Rand, la Fundación Heritage, el Centro Internacional Woodrow Wilson para Académicos y el Centro Internacional de Estudios Estratégicos e Internacionales.
Hay en Estados Unidos 11 tanques pensantes especializados en asuntos políticos y de la economía; cuarenta y nueve en temas sobre relaciones internacionales y seguridad; dieciséis sobre medio ambiente, ciencias y tecnología y doce sobre artes y humanidades.
La mayor parte de ellos están registrados como “entidades sin fines de lucro” (en inglés “non-profit”), pero hay algunos financiados por el gobierno, organizaciones jurídicas, empresariales o que obtienen ganancias derivadas de trabajos investigativos acerca de proyectos específicos. De países distintos a Estados Unidos, aparecen clasificados en el TT Index, Chatham House y el Instituto
Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, por sus siglas en inglés), del Reino Unido, así como el Bruegel, de Bélgica.
Al igual que sus homólogos de guerra, los tanques pensantes tienen como fin demoler al contrario mediante un alarde de evidente superioridad de recursos que no siempre corresponde a la realidad.
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Ministerio de Educación presentó Colombia Científica

Viernes 13 de Mayo de 2016/ Bogotá/

Colombia Científica una apuesta por la investigación y la calidad educativa superior en el país que busca incrementar el número de doctores e ingresar al menos 2 universidades al ranking de Shanghai.

Natalia Ariza, Viceministra de Educación Nacional hizo la presentación del Programa Colombia Científica en la Universidad Tecnológica de Pereira.

Ariza indicó que el programa nació como un estímulo a la investigación en el país, ya que actualmente Colombia no aparece en el ranking de Shanghai que involucra a las mejores universidades del mundo.

“Entre los problemas en ciencia y tecnología que hemos identificado están los recursos, ya que no hay los suficientes para adelantar investigaciones. También hemos visto la falta de articulación entre universidades y semilleros de investigación y la falta de visión sobre que hacer con la investigación para que de frutos en la universidad” dijo Ariza.

Colombia Científica busca crear un ecosistema científico con la creación de clusters científicos, que generen una articulación en el sector investigativo. Así como alianzas internacionales para la región, mejorar la planta de investigación a través de la vinculación de phds a las universidades además de mejorar la producción en la región.

 El programa

En los dos próximos años se espera invertir $500 mil millones en proyectos científicos. De los cuales $361 mil millones serán para ecosistemas científicos y $139 mil millones para financiar 200 becas de doctorado y 100 becas para maestría.

La financiación será a través de cuentas abandonadas. Dichos recursos serán trasladados a Icetex.

Aunque Icetex opere los recursos no serán créditos, serán becas.

Subir 2 universidades de Colombia al ranking de entre las 100 mejores en ranking Shanghai, es uno de los propósitos del ViceMinisterio de Educación.

Luis Fernando Gaviria, rector de la Universidad Tecnológica de Pereira, dijo que el programa es importante para que el país y las universidades del eje cafetero destaquen a nivel internacional.

Actualmente en Risaralda ya hay $71 mil millones comprometidos en proyectos de investigación. En total han sido seis proyectos presentados y aún hay libres $8 mil millones más para nuevos proyectos. Los proyectos del departamento le apuestan a agroindustria, desarrollo de biotecnología aplicada en salud y la construcción de un centro de desarrollo tecnológico.

Algunos proyectos

Entre los proyectos que adelanta la Universidad Tecnológica de Pereira están, algunos relacionados con la agroindustria y BPO y KPO. Algunos de ellos concertados desde la Red de Nodos. Así mismo se desarrolla un programa que permitirá verificar las pérdidas por robo de energía a las empresas que prestan el servicio.

Y se adelanta un proyecto de investigación del uso del gusano de seda para producir, medicamentos humanos y animales, que contengan agentes desinflamatorios. Juan Carlos Sepúlveda, investigador, indicó que además se extraerá un componente para la producción de cartílago y hueso.

En el proyecto se invierten $ 1300 millones y se plantea la Maestría en Biotecnología y Biología Molecular, con 30 estudiantes. En el país solo hay dos universidades que ofrecen esta maestría.

Quejas en las Universidades

LaTarde consultó a la Viceministra de Educación acerca de las principales quejas de los ciudadanos sobre las universidades. La Unad encabeza la lista con 147 quejas en 2015 seguida de la Fundación Universitaria San Martín con 121 y la CUN con 109.

Las más frecuentes son, la gestión del gobierno estudiantil, devolución de derechos pecunarios o matrícula, procesos de evaluación y otorgamiento de títulos académicos.

Ariza indicó que en el ranking no aparecen universidades del eje cafetero por tener pocas quejas al ser universidades con menos estudiantes, en comparación con la Universidad Abierta y a Distancia, donde actualmente hay más de 60 mil estudiantes.

En el ranking de Mineducación la Universidad de Cundinamarca es la que menos quejas recibió en 2015 con 47.
Fuente: http://www.latarde.com/noticias/risaralda/170005-ministerio-de-educacion-presento-colombia-cientifica

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España: Fundación ONCE promueve la movilidad internacional de jóvenes con discapacidad

España/13 de Mayo de 2016/Compromiso RSE

En total de 45 alumnos con discapacidad de España, Bélgica y Portugal conocerán de primera mano la experiencia universitaria y podrán disfrutar de una estancia de una semana en las universidades de Granada, Amberes o Lisboa. Será gracias al Programa Europeo Erasmus+, en un proyecto liderado por Fundación ONCE para promover el acceso a estudios de educación superior y la movilidad internacional de jóvenes con discapacidad.

La convocatoria de plazas, 15 para cada una de las universidades que participan, está abierta hasta el próximo 6 de junio. Está dirigida a estudiantes con discapacidad matriculados en el presente curso 2015-2016 en el último ciclo de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y Bachillerato, con edades comprendidas entre los 15 y los 18 años. Deberán acreditar el certificado de discapacidad y un nivel de inglés equivalente a B-1.

Los 15 estudiantes de cada uno de los países podrán optar a participar en el proyecto en su lugar de origen o en alguna de las otras dos ciudades. De esta forma, en cada campus habrá cinco alumnos de cada una de las nacionalidades.

El objetivo de este proyecto es evitar el abandono escolar temprano, fomentar el acceso de los jóvenes con discapacidad a la universidad y promover la movilidad internacional de este colectivo, así como facilitar que las universidades europeas puedan identificar oportunidades de mejora para su campus, para que estén en mejores condiciones de ofrecer una educación universitaria inclusiva, en condiciones de igualdad de oportunidades con otros estudiantes.

Según recoge la convocatoria, la Facultad de Derecho de la Universidad de Lisboa acogerá a los estudiantes del 3 al 9 de julio; la Universidad Artesis-Plantijn de Amberes, del 28 de agosto al 3 de septiembre, y la Universidad de Granada, del 24 hasta el 30 de julio. Allí realizarán actividades inclusivas relacionadas con la divulgación académica y además tendrán un peso importante las actividades relacionadas con el deporte, el ocio y la cultura.

El programa, denominado ‘Campus Inclusivos Europeo, ”INnetCAMPUS”, está liderado por Fundación ONCE y se desarrolla junto con tres universidades socias: la Universidad de Granada, la Facultas de Derecho de la Universidad de Lisboa y la Universidad de Amberes.

Fuente: http://www.compromisorse.com/rse/2016/05/13/fundacion-once-promueve-la-movilidad-internacional-de-jovenes-con-discapacidad/

Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=Fundaci%C3%B3n+ONCE+promueve+la+movilidad+internacional+de+j%C3%B3venes+con+discapacidad&biw=1024&bih=489&tbm=isch&source=lnms&sa=X&ved=0ahUKEwip0ujagNjMAhVLHx4KHfxhARgQ_AUIBygC&dpr=1#tbm=isch&q=Fundaci%C3%B3n+ONCE+&imgrc=e1is242zqZvyqM%3A

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IALAs luchas y esperanzas globalizada en defensa de la humanidad

Del Rosario Ignacio Denis

La tierra que la gente ama, de la cual habla, a la que se refiere, tiene siempre un espacio, una calle, una esquina, un olor de tierra, un frío que corta, un calor que sofoca, un valor por el que se lucha, una caricia, una lengua que se habla con diferentes entonaciones. La tierra por la que a veces se duerme mal, tierra distante por causa de la cual la gente se aflige, tiene que ver con el lugar de la gente, con las esquinas de las calles, con sus sueños.
(Paulo Freire, 1997)

El 25 de abril del 2016, nació para el mundo otro Instituto Agroecológico Latinoamericano que llevan el nombre de María Cano, IALA – MC sede en Viotá-Cundinamarca Colombia, este espacio de formación, producción, sistematización y luchas libertaria por la vida y la humanidad beneficiará al campo Colombiano, principalmente a los jóvenes Campesinos, Indígenas y Afrodecendeinte que luchan por su derechos al territorio y por la paz, todos aquellos hijos e hijas de campesinos y campesinas que quieran especializarse en la carrera de agroecológica son protagonista de esta construcción , desde el trabajo, el estudio, acción -reflexión y reflexión – acción seguir consolidando un modelo de educación que contribuyan hacia los grandes temas estratégicos como la Soberanía Alimentaria y Agroecología para nuestros pueblos, donde refleje identidad y cultura campesina-indígena. El esfuerzo se materializo nuevamente con la Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria, FENSUAGRO, la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones Campesinas – La Vía Campesina, CLOC-LVC entre otras instituciones solidarias nacionales e internacionales.

El éxito de seguir globalizando las luchas y esperanza desde la concreción de los IALAs con las organizaciones campesinas articulada en la Vía Campesina Internacional, tienen una importancia decisiva tanto en la conciencia ética, cultural, ecológico como en la conciencia política de descolonización para la juventud campesinas, indígenas y afrodecendientes del continente Latino Americano y Caribeños. Esta materialización de los espacios formativos, productivos de dignidad forma parte de una ofensiva amorosa, de mística revolucionaria, de humildad, de rescate de la vida comunitaria y los métodos comunicativos ancestrales del cosmos, es una mirada desde la educación crítica de resistencia y de lucha popular para la liberación.

Una educación agroecológica transformadora, de resistencia y luchas populares tiene su propia luz en lo teórico por ejercitar desde la praxis, asumen una ruptura epistemológica con respecto al discurso academicista, mecanicista, es consumir ciencia cada vez con mucha más conciencia, igualmente cuestionan y luchan por los derechos comunitario en lo jurídico, es contra el llamado sistema de derecho moderno liberal, donde los llamado derechos universales como la educación, la alimentación, la salud, la tierra, niegan los derechos colectivos para afirmar los derechos individuales de unos pocos, el más fuerte privatizan y se apropian nombrando solamente los derechos del más débil, los derechos individuales secuestran derechos colectivos, esta imposición de la organización colonial del mundo impusieron también esta mirada colonial de los saberes, de los lenguajes, de la memoria y del imaginario.

Con la concreción del IALA – MC de Colombia, existen el IALA Paulo Freire en Venezuela, el IALA Guaraní en Paraguay, el ELAA y el Amazónico en Brasil, el IALA Mujeres Chile, a la Escuela Campesina Francisco Morazán de Nicaragua, a la Asociación Nacional de Pequeños Agricultores de Cuba, a la Escuela Nacional de Agroecología, y muchas otra iniciativa como en el caso en Perú; todas ellas es una muestra de que la educación liberadora es posible con el pueblo y para el pueblo, se demuestran también que la tecnología es suplantada muchas veces por la creatividad del más débil, poseedor sin embargo de una fortaleza que le falta al más fuerte, como la creación heroica definida por Mariátegui, ello solo lo tratan de oprimir, manipular, copiar, expropiar o secuestrar sus sabiduría patentando al interés mercantil y destruyendo a la madre naturaleza y canibalizando a la humanidad todas.

Ante la crisis sistémica del modelo capitalista que destruyen el planeta con su modelo depredador llamado agronegocio en su fase superior, se plantean también una disputa abierta entorno a la agroecología, muchos gobiernos y grandes empresas hoy en día apuesta a consolidar una agroecología comercial, la podemos llamar como una especie de Agroeconegocio, tales como la geoingeniería, agricultura orgánica, los llamados desarrollos verdes. El maestro pueblo y educador popular Walter Laz a esta práctica lo definen como el saqueos de los esfuerzos histórico de los pueblos, con la agroecología este nuevo escenario por un lado puede ser una posibilidad por la aceptación de un modelo más ecológico, pero por otro lado también es una amenaza permanente por intentar apropiarse de una luchas histórica de transformación social, político, económico y cultural de los pueblos.

Es por ello que en esta nueva pedagogía crítica, renovada y profundamente humanista, debe considerar que constituye como nunca antes un instrumento para los cambios sociales, político, económico y culturales para los pueblos latinoamericano y del mundo entero, forman parte de un proceso de luchas y esperanza globalizada de los movimientos sociales, compuesto por una serie de saberes entre diferentes sectores del campo y la ciudad, los campesinos, campesinas, pueblos originarios y trabajadores rurales y urbanos que buscan alcanzar el consenso de una agroecología transformadora, de resistencia y de lucha popular, es una necesidad histórica continuar sembrando la agroecología desde y con los movimiento sociales para alcanzar la soberanía alimentaria, afianzar la unidad en nuestras luchas como un principios y convicción ética e histórica de que nuestras luchas es legítima y seguiremos venciendo.

¡Ninguna educación es neutral es para oprimirla o para liberarla sigamos liberando…!

¡Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza!

Notas:http://radiomundoreal.fm/7618-ialas-dialogan-en-torno-a-la  

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En Chile: la UNAB celebra décimo aniversario de diplomado dirigido a jóvenes con discapacidad cognitiva

“Este programa es un motivo de profundo orgullo, porque queremos ser una universidad inclusiva, desde todo punto de vista, y este diploma es para nosotros el símbolo de la inclusión», dijo el rector de la casa de estudios, José Rodríguez

EL MOSTRADOR 12 mayo 2016

Hace pocos días la Universidad Nacional Andrés Bello celebró los 10 años de la creación de su Diploma en Habilidades Laborales (DHL) , un programa de formación socio-laboral dirigido a jóvenes con discapacidad cognitiva que suma más de 200 egresados y que cuenta en la actualidad con 150 estudiantes vigentes en las sedes de la casa de estudios en Santiago, Viña del Mar y Concepción.

“Estos 10 años de experiencia nos han permitido apreciar que estos jóvenes pueden realizar innumerables tareas en forma eficiente y ser un verdadero aporte en sus lugares de trabajo, si el entorno laboral es favorable y si existe la disposición a derribar barreras”, destacó la directora del programa,  María Theresa Von Furstenberg, durante un acto que se llevó a cabo el pasado 5 de mayo.

En esa oportunidad, el rector de la UNAB, José Rodríguez, manifestó que “este programa es un motivo de profundo orgullo, porque queremos ser una universidad inclusiva, desde todo punto de vista, y este diploma es para nosotros el símbolo de la inclusión. Este programa pionero en Chile, adaptado a las necesidades específicas de cada estudiante, ha permitido el acceso de estos jóvenes con discapacidad cognitiva a la vida universitaria, lo que aporta en su desarrollo personal y profesional, pero que también ha permitido que nuestra comunidad no entienda la igualdad como uniformidad sino como respeto a las diferencias”.

EL DHL se creó en 2006 al alero de la Facultad de Educación, un año después que un grupo de padres y familias de jóvenes con discapacidad cognitiva, egresados de enseñanza media con proyectos de integración escolar, se acercaron a la Universidad para pedir ayuda. El objetivo desde un comienzo fue prolongar la inclusión educacional en la educación superior y prepara a estos jóvenes para trabajar.Actualmente tiene una duración de tres años, divididos en seis semestres y se imparte en jornada diurna. Los requisitos de postulación son presentar necesidades educativas especiales (NEE) por discapacidad cognitiva, contar con licencia media o equivalente en educación especial, autonomía básica que posibilite su adaptación a un ambiente educacional abierto y ausencia de trastornos conductuales incompatibles con la inclusión educacional.

Durante su formación los jóvenes pueden optar por una mención en gastronomía, viveros y jardines, veterinaria, educación o administración. Muchos egresados hoy trabajan en diseño gráfico, restaurantes, hoteles, empresas periodísticas, supermercados, estudios jurídicos y jardines infantiles, incluso algunos han sido contratados por la universidad.

Dificultades

María Theresa Von Furstenberg resaltó que la conmemoración de los 10 años del programa se llevó a cabo una semana después de que la Convención sobre los derechos de las personas con discapacidad de la ONU emitiera un informe sobre la realidad chilena en el que expresó su preocupación por el hecho de que en materia educacional “no existan esfuerzos de las autoridades gubernamentales para promover la educación inclusiva superior“. Por esta razón, el organismo internacional recomendó “asegurar la accesibilidad a las instituciones de educación superior, incluyendo mediante ajustes razonables en los procedimientos de admisión y todos los demás aspectos cubiertos por la educación superior“.

La directora aclaró que el diploma no es una carrera universitaria, sino que un programa de formación socio-laboral que se realiza en un ambiente universitario y que está dirigido a jóvenes que han terminado su enseñanza media en proyectos educativos especiales. Una experiencia que, según indicó, confirma que la inclusión de estos jóvenes en educación superior es posible y exitosa.“Pese a ello nuestros estudiantes no pueden acceder a beneficios públicos.

Después de mucho pelear logramos que accedieran de manera extraoficial al pase escolar. Pero no tienen acceso a financiamiento público, como el CAE o becas como las que otorga Senadis. No pretendemos ser una carrera universitaria, pero tal vez habría que flexibilizar la norma: si un alumno con discapacidad cognitiva se está formando en una casa de estudios universitaria, en un instituto profesional o en un centro de formación técnica debería ser sujeto de los mismos derechos que los otros estudiantes”, afirmó la directora.

Fuente:http://www.elmostrador.cl/vida-en-linea/2016/05/12/la-unab-celebra-decimo-aniversario-de-diplomado-dirigido-a-jovenes-con-discapacidad-cognitiva/

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