Page 1 of 7
1 2 3 7

La importancia de reconstruir la deteriorada relación entre padres y profesores

Por: Eva Bailén

Para educar unidos en equipo necesitamos conocernos y hablar unos con otros, y no juzgar a la mayoría por los actos de unos pocos

A la palabra confianza solo le falta dos de las cinco vocales: la e de educar y la ude unión. Esa unión que hace falta para trabajar en equipo. La unión que hace falta para educar a nuestros hijos con confianza en casa y en la escuela.

Hace unos días, Gestionando Hijos y la fundación SM presentaron los resultados del primer estudio sobre la percepción de los educadores en torno al rol de madres y padres en la educación, entendiendo en este caso por educadores a los profesores. Aunque evidentemente los padres y madres también somos educadores. Bajo el lema de El mejor colegio del mundo, acompañaron los datos del estudio con un emotivo video en el que varios niños soñaban en voz alta con un colegio ideal mientras, al otro lado del telón, los padres de esos niños escuchaban emocionados los comentarios de sus hijos. Efectivamente, para los niños, en el colegio ideal no faltaban la confianza mutua y la unión para educar de padres, madres y docentes.

Desde el año 2016, Gestionando Hijos trabaja en impulsar el equipo educativo, primero con su Pacto por la Educación en equipo, y ahora precisamente con el sello “equipo educativo” que otorgan a las empresas que primen la conciliación entre sus trabajadores. Como dice Leo Farache, director de esta plataforma, que familias y escuela hagan equipo es fundamental para el progreso y el bienestar de nuestros hijos. Como poco, serán más felices si ven que nos gusta remar en la misma dirección. Pero es que además los datos apuntan que su rendimiento también mejora.

Debemos estar muy mal para necesitar un pacto por la educación en equipo. Las cosas deben estar llegando muy lejos cuando nos tienen que recordar lo importante que es confiar, y educar desde la unión. El estudio en sí es un elogio a la importancia de la confianza, poniendo de manifiesto la necesidad de que padres y madres apoyemos a los maestros y profesores. Para ellos es crucial que vayamos a las tutorías y a las reuniones de padres, y que confiemos en su trabajo. Y también lo es para nuestros hijos.

Además de ser madre, tengo alguna experiencia como profesora, y también he visitado unos cuantos centros educativos, enriqueciendo mi percepción sobre la educación. Por eso creo que puedo añadir alguna cosa más a lo que se trató en la presentación del estudio. Si eché de menos algo fue precisamente más evidencias de que para hacer equipo educativo también se necesita confianza en los niños y adolescentes y en los padres y madres. Me quedé un poco con el regusto de que solo somos los padres los que tenemos pendiente confiar más en los maestros, cuando en general, creo que falta confianza en todas direcciones. Digamos que en muchos casos está muy deteriorada la relación y hace falta volver a reconstruirla. Ya lo decía Carles Capdevilla: la relación entre maestros y padres es muy complicada.

Como en todo esto desempeña un papel crucial el tema de la conciliación, me parece estupenda la labor que hace Gestionando Hijos pidiendo a las empresas un compromiso para que permitan a los padres y madres salir del trabajo para ir a una tutoría, una reunión, un festival, o para llevar a los niños al colegio el primer día de clase. Pero a veces, aunque los padres no tengan problemas para acudir a las tutorías, el problema lo tienen los profesores para poder darles una cita o para poder atenderlos. Mi experiencia tras 15 años de guarderías, colegios e institutos, públicos, mayoritariamente, es que no todo es culpa de la conciliación ni de la falta de interés o cooperación de los padres.

Las clases tienden a estar un tanto masificadas, por lo que conseguir una tutoría, si además hay que usar el sistema de la agenda, lo cual ocurre a menudo, ya que en muchos casos no hay medios digitales para comunicarse con el profesor, puede implicar varios días lectivos en los que la agenda tendrá que ir y venir del colegio para al final tener un aplazamiento de un mes o más para lograr esa tutoría. Con 20 o 30 alumnos por clase y una elevada carga lectiva los profesores están frecuentemente desbordados y, por supuesto, también necesitan conciliar. No podemos esperar que para que nosotros podamos hacerlo, nos atiendan fuera de nuestro horario de trabajo, cuando tampoco lo es para ellos. Lo realmente triste es que, para comunicarnos o vernos con un profesor, hoy en día con los medios tecnológicos que hay, lleguen a transcurrir varias semanas, y así me parece complicado hacer equipo educativo.

El equipo, según lo veo yo, consiste en que cuando cualquiera de los integrantes necesita a los demás, estos respondan positivamente y en los plazos necesarios. Igual que un profesor necesita que un alumno haga su trabajo en el momento adecuado, para lo cual los padres muchas veces estamos ahí apoyando desde casa, los padres a veces necesitamos una tutoría en un plazo de pocos días y no de varias semanas.

Nadie le exige a un profesor que ponga a disposición de los padres y de los alumnos una dirección de correo electrónico, una encuesta de Doodle, un canal de telegram, o incluso su Whatsapp, pero he conocido a muchos que lo hacen, aunque no se lo paguen, como un bonito gesto de confianza en los padres de sus alumnos y por consiguiente en los propios niños. Y los padres lo agradecemos tanto como los profesores agradecen que vayamos a las tutorías, a las reuniones, a los festivales o a llevar a los niños al colegio el primer día de clase. Lo agradecemos porque vemos que el equipo funciona: yo confío en los demás, incluido el niño, y también confían en mí. Sin olvidarnos de que, desafortunadamente, por lo general, la esfera adulta confía poco en los niños, menos aún si son adolescentes, y apenas se les escucha. Si los escucháramos más, e hiciéramos un esfuerzo por entenderlos, también nos iría mejor.

Pienso que, además de impulsar medidas que faciliten el que los padres no se pierdan los momentos más importantes de la educación de sus hijos, pidiendo a las empresas un compromiso que facilite la conciliación, y hacernos ver lo necesario que es que confiemos en los profesores, habría también que reivindicar que los profesores dispongan de medios y tiempo para atender a los padres en su horario de trabajo, por supuesto. Y los medios pueden ser tan simples como una cuenta de correo electrónico. La cual no tendrían por qué atender fuera de su horario, aunque muchos ya lo hacen, si su carga lectiva fuera menor, o si su horario contara con tiempo para ese menester. Estaría muy bien, porque a veces se percibe que los que no lo hacen, además de por razones de horario y carga de trabajo, lo hacen por falta de confianza. Porque los padres podemos ser muy pesados, y el correo electrónico es muy fácil de usar. Pero para educar unidos en equipo necesitamos confiar unos en otros, y no juzgar a la mayoría por los actos de unos pocos. No todos los padres son unos insensatos, como tampoco lo son todos los profesores.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/02/04/mamas_papas/1549277055_998155.html

Comparte este contenido:

Crece alcance de misión dedicada a la niñez en Ecuador

América del sur/Ecuador/21 Junio 2018/Fuente: Prensa Latina

El alcance de la Misión Ternura, programa diseñado para atender a infantes entre 0 y cinco años, crece hoy en Ecuador con su llegada a nuevos cantones de este país sudamericano.
Cañar, ubicado en la provincia homónima, es la nueva localidad que recibirá el impacto positivo del plan nacional, con énfasis en los primeros mil días de vida.

Un total de tres mil 398 infantes de ese territorio, y sus familias, recibirán los beneficios dela iniciativa que busca, entre otros objetivos, combatir la desnutrición crónica.

‘Cada niño y niña de forma particular tendrá atención a través de un paquete integral de servicios en salud, educación, nutrición y cuidado. Nuestra niñez merece crecer libre, sin discriminación y bien alimentada’, aseguró Berenice Cordero, titular del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), ente regulador de la aplicación de la misión.

La ayuda forma parte de una estrategia para promover la consejería familiar, con la finalidad de aportar a las familias conocimientos que contribuyan a la edificación de espacios destinados a facilitar un buen inicio en la vida.

Específicamente en Cañar, la prevalencia de la desnutrición crónica alcanza al 30 por ciento de la población infantil, por lo cual constituye uno de los 90 cantones priorizados por el gobierno, para implementar el programa, cuyo alcance es nacional.

Misión Ternura prevé atender de manera integral, en una primera fase, las necesidades de 180 mil menores de cero a cinco años en todo este país andino, a través de varios ejes, entre los que desatacan la lucha contra la desnutrición, el fomento de la lactancia materna e impulso al desarrollo integral durante los primeros mil días de vida.

Según datos del MIES, la prevalencia de desnutrición crónica es casi el doble en niños indígenas (42,3 por ciento) que en mestizos (24.1).

Las mayores incidencias se concentran en la Sierra Central, en las provincias Chimborazo (48,8 por ciento), Bolívar (40,8), Tungurahua (35,2), Cañar (35,1), Santa Elena (37,3) y el Cantón Pichincha de Manabí (75).

Teniendo en cuenta esos datos, el trabajo que comprende la misión, a través del diseño e implementación de mecanismos de política pública y coordinación interinstitucional, nacional y local prevé disminuir ese indicador, actualmente fijado en 23,9 por ciento, a 14 puntos porcentuales para el 2021 y erradicarla por completo en menores de dos años.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=188206&SEO=crece-alcance-de-mision-dedicada-a-la-ninez-en-ecuador
Comparte este contenido:

“La educación pública tendría que ofertar una formación artística mínima obligatoria, igual que se imparten idiomas, asignaturas científicas o humanísticas”. Entrevista a Raquel Hernández. Profesora y presidenta de la Confederación de Asociaciones de Educación Musical

Entrevista/14 Junio 2018/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la educación

Raquel Hernández defiende la necesidad de más horas de Música en el sistema educativo y, sobre todo, de continuidad a lo largo de las etapas. Se puede pasar por toda la escolarización sin dar una sola hora de Música.

A Raquel Hernández le pesa que nadie se acuerde de la Música, excepto cuando interesa. La asignatura ha sufrido un duro varapalo en los últimos años, cuando la Lomce la sacó del catálogo de materias obligatorias. Ahora mismo, explica Hernández, se puede pasar por todo el circuito obligatorio sin dar una sola sesión. Pese a todos los beneficios que comporta, añade la presidenta de la Confederación de Asociaciones de Educación Musical y profesora de Secundaria desde hace 22 años. “La música es un elemento aglutinador que llega a todo el mundo”, afirma. Y cita el ejemplo de los alumnos de una clase con necesidades especiales a los que juntan con sus compañeros en Música o Plástica “porque son las clases donde mejor se van a integrar con sus compañeros”. Durante toda la conversación, Hernández insistirá en una idea: “Peleamos para que la educación musical esté donde tiene que estar y no como está ahora. No todo el mundo puede estudiar música fuera del colegio”.

¿Cómo está la educación musical en España?

En general —yo controlo más primaria y secundaria— está mal. No porque no se hagan bien las cosas, sino porque está maltratada por el Gobierno y la legislación. Si hablamos de conservatorios, aunque los domino menos, tienen sus problemáticas también. Siguen siendo infravaloradas, el ministro Wert habló de “las asignaturas que distraen” y entre ellas estaba Música. Eso se reflejó así en la Lomce, que es la ley que más daño nos ha hecho en los últimos años, y hace que nuestro trabajo sea complicado.

La normativa permite que un niño entre en primaria y acabe secundaria sin haber cursado nunca Música o ninguna enseñanza artística. Afortunadamente, las comunidades, en el ámbito de sus competencias, han regularizado, aunque de una manera desigual. Algunas han pasado de tener dos años obligatorios a uno. Como no se imparte la asignatura en los mismos cursos en todas las comunidades, yo he tenido este año un chaval que venía de Almería y no estaba dando Música. Estos problemas no aparecen en otras áreas que sí están consideradas y que tienen una continuidad a lo largo de la vida escolar. En el caso de la Música, esa continuidad, que teníamos con la Logse, no existe, la hemos perdido. Nadie se plantea quitar un año de Inglés o cualquier asignatura, a nosotros sí nos pasa y eso nos hace mucho daño.

¿Y el currículo?

El currículo es inabarcable con el tiempo que nos dan y que no responde a las expectativas de la realidad social y tecnológica que vivimos. Yo hablo con mis compañeros y les planteo que tuvieran que dar, por ejemplo, historia de la Filosofía entera en dos días a la semana, con sesiones de 50 o 55 minutos. Tenemos un temario amplísimo y con la problemática añadida de que, con los exámenes de septiembre en junio, hemos perdido tres semanas de clase.

La del currículum es una queja bastante extendida entre el profesorado en general, veo que también les afecta.

Es muy amplio. Tenemos toda la parte del lenguaje musical y luego la de historia de la música. Por ejemplo, en 1º (en Navarra, en Madrid es en 2º) se suele dar lenguaje musical, interpretación y escucha. En 3º, el grueso es Historia de la Música, aunque luego la puedas impartir de una forma u otra. El currículum de 4º tiene más que ver con las nuevas tecnologías, la música de cine, medios de comunicación. Son ámbitos muy diferentes, pero es inabarcable con el tiempo que nos dan.

¿Cuál sería el tiempo mínimo necesario?

Se trata sobre todo de que hubiera continuidad entre los cursos y fuera obligatorio en primaria con dos sesiones. No puede ser que haya una sesión de 45 minutos, que es lo que hay, excepto en algunas comunidades. Sobre todo pedimos continuidad, que no haya un año en blanco, ni entre primaria y secundaria ni en secundaria. Si hubiera continuidad y una racionalización del currículum, podríamos con dos horas, pero lo ideal serían tres para poder tocar más, hacer una escucha activa y trabajar más cosas.

Siempre nos dicen que los chavales pueden estudiar música en una escuela de música. Pero también inglés. Y no todo el mundo tiene la oportunidad o se lo puede permitir. La educación pública tendría que ofertar a todo el alumnado una formación artística mínima, y eso debería ser obligatorio igual que se imparten idiomas, asignaturas científicas, humanísticas… La Música abarca todo, es arte, es un lenguaje, es ciencia. Tocamos todos los palos. Somos Matemática y Física, somos un lenguaje con nuestra propia escritura, somos un arte, una forma de expresión y comunicación. Es impresionante que la materia siga estando tan maltratada cuando la música alcanza a un altísimo porcentaje de la población. Si hay algo que hacen los chavales es moverse, cantar, bailar, escuchar música.

¿Se puede dar una clase de interpretación o lenguaje musical a 30 alumnos a la vez?

Es muy complicado. Y lo que te encuentras en las aulas en secundaria es muy dispar y depende de lo que se haya dado en primaria. Los números no ayudan, entre otras cosas porque a veces ni siquiera hay una dotación suficiente para trabajar con los chicos. Muchas veces depende más de lo que tú tengas para poder trabajar. No nos queda otra, nos acoplamos a la realidad que tenemos, pero no es lo ideal, ni siquiera por espacio físico ni por dotación.

“Dependes de lo que tú tengas para poder trabajar”. ¿Habla de materiales propios?

A veces sí. Las dotaciones dependen mucho de cada instituto, de muchos factores. Que haya habido un profesor implicado que haya ido consiguiendo material o que haya habido mucha interinidad. También me refería a las capacidades de cada uno: hay gente haciendo maravillas con pajistas o palos chinos. Hay compañeros que hacen talleres de construcción de instrumentos… Utilizas la imaginación y la creatividad, que también es una forma de implicar al alumnado y de que lo haga suyo.

Orquesta del IES Jaime Vera de Madrid.

¿Se sienten abandonados, como si a nadie le importara la música?

Sí, claro. Se ve reflejado en la carga horaria que nos dan y el reconocimiento que le dan a nuestra materia. Pero no solo a los profesores, el ámbito laboral lo dejo fuera, la asignatura está marginada. En algunas comunidades ni siquiera está entre las asignaturas que regulan los gobiernos regionales. En bachillerato todas las materias puramente artísticas están en el grupo de específicas optativas. Un alumno puede estar haciendo el Bachillerato de Artes, pero tienen Música como optativa y no se pueden examinar en la Selectividad porque solo entran las troncales. Hay un agravio comparativo con los estudiantes de Sociales o Ciencias porque nuestros alumnos no se pueden examinar de las asignaturas que ellos han elegido. En secundaria, estamos al nivel del segundo idioma, ni siquiera al nivel de Educación Física o Religión. Es fuerte que en Bachillerato, habiendo una modalidad de Artes, no hay una asignatura de Música. Los damnificados son los alumnos y se han quejado mucho de la situación.

Se reunieron con los partidos por el pacto… ¿Qué conclusión sacó de aquellas citas?

Nos reunimos con responsables del Ministerio y con los cuatro partidos principales. La sensación siempre es que nos entendían e incluso compartían algunas cosas, pero se quedaba en general todo en buenas palabras. En algunos ves más sensibilidad y más comprensión.. Pero a mí no me interesa eso, me interesa que me digan qué van a hacer para cambiar esto. Con el Ministerio la impresión fue positiva también, pero te quedas con la sensación de que al final hay que repartir el pastel y ellos se creían que íbamos a pedir horas, sin más. No. Hace falta una educación integral y eso implica una educación humanísitaca, científica y artística. No se puede obviar lo artístico, cada vez más estudios confirman lo que aporta la Música, incluso para otras asignaturas. Un alumno que estudia o hace música adquiere una serie de herramientas como la escucha, la paciencia, la perseverancia, insistir, saber que tiene que estar en silencio para escuchar a sus compañeros y saber cuándo tiene que entrar. También la tecnología, utilizamos metodologías nuevas… Todo eso no se ve y es muy frustrante. Sabemos que nos tienen en consideración, pero al final parece que esto es una cuestión de lobby, y los hay más fuertes. Es raro que se hable de Música. Se habla de Religión, de Filosofía, pero nadie habla de Música. A veces tienes la sensación de que estamos para un roto y un descosido.

¿Tiene alguna esperanza de que la situación vaya a cambiar?

Soñar es gratis. Con el pacto en Coaem no teníamos mucha esperanza. Habrá que ver qué hace la nueva ministra, pero la historia no habla muy bien de ella desde ese punto de vista, Euskadi no es donde más horas de música hay. ¿Pueden cambiar las cosas a nivel estatal? Nosotros estaremos enfrente, presentaremos nuestras propuestas y pelearemos por ello. Esperanzas, pocas, aunque es lo último que se pierde.

¿Qué pueden hacer las familias por la música?

Las familias y en general la sociedad. Nosotros tenemos una campaña que es Educa con Música en la que estamos recabando apoyos de personalidades. Nos apoyan las universidades también, los conservatorios. Para que la sociedad se dé cuenta de que la música forma parte de nuestra vida, tenemos que saber más de ella, darle a los chavales esa capacidad. Cada vez se piden más perfiles de gente con creatividad, y la creatividad se puede trabajar desde muchos ámbitos, pero seguro que desde la música se puede. Las familias pueden protestar, exigir. Pero no debe quedarse en las familias, tiene que saltar a la sociedad en general. Hay que darle valor al arte. Una sociedad que da valor al arte es una sociedad distinta, y aquí hablamos de esto. Pero ha de ser un cambio global, las familias solas o los profesores no hacemos nada. Y ahora lo que prima son las lenguas, las matemáticas, el inglés. Mi hija tiene siete sesiones de Lengua a la semana, seis de Matemáticas y una de Música y una de Plástica. Me pregunta por qué no puede tener más horas de Música y Plástica. Los niños cantan, bailan, pintan. Necesitarían tener expresión corporal, teatro, para que cuando hablen en público no se pongan a temblar. Eso lo trabajamos en Música, tienes que dar conciertos. Nosotros tenemos Musiqueando, con la que hemos sacado a 30.000 chavales a la calle a hacer conciertos. Trabajan el miedo escénico, pero son trabajos que no se tienen en cuenta. Priman otras áreas, que no digo que no deba hacerse, pero no siempre a costa de los mismos, que son las materias artísticas.

¿Somos una sociedad insensible con las artes?

En el sentido del reconocimiento, sí. Nos gusta el arte, la literatura, el cine. Se va al teatro, a festivales. Pero luego la gente descarga películas. En muchos casos no se ve todo lo que conlleva que haya esa obra de teatro, esa película, ese concierto. No se valora todo lo que hay detrás, que es un trabajo ímprovo, con muchas horas de estudio y trabajo. Muchas veces no se entiende que eso viene de una formación, y esa formación viene desde la escuela. Creo que no se valora esto, aunque sí somos un país que valora el arte. Por ejemplo, no hay normativa para un escenófrago, que es el autor de una escenografía y no está protegido por nadie, como la SGAE protege a los músicos.

Ha mencionado de pasada Musiqueando y Educa con Música. ¿Qué otras acciones tenéis en marcha o pensadas?

En función de cómo vayan transcurriendo las cosas nuestra intención es movilizarnos de forma más evidente. Ahora estamos recopilando apoyos a con la campaña Educa con Música y demostrando a la sociedad lo que hacemos en las aulas a través de Musiqueando. Les ven sus padres, sus abuelos. Es una experiencia muy bonita. Llevamos cuatro años y cada vez más centros y niños se apuntan. Esto lo podemos hacer si tenemos tiempo para poder trabajar con tranquilidad. Les gusta tocar en grupo, escucharse. Tenemos que dejarles la opción de que tengan áreas como la nuestra en la que puedan trabajar de otra forma que no sea memorística, que no sea un esfuerzo mental inabarcable o un esfuerzo terrible en casa. No es que no haya que trabajar, con la Música se trabaja mucho, pero de una forma diferente. Los chavales necesitan respirar, seis horas de clase son muchas. Necesitan poder crear.

Imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/wp-content/uploads/2018/06/raquel-hernández.jpg

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/06/14/la-educacion-publica-tendria-que-ofertar-una-formacion-artistica-minima-obligatoria-igual-que-se-imparten-idiomas-asignaturas-cientificas-o-humanisticas/

Comparte este contenido:

Propuestas para mejorar el proceso de acogida en educación infantil

Por: Alicia Halperin

Este momento del final de curso puede ser idóneo para que las familias y las niñas y niños que empezarán nuevas en el centro conozcan la escuela, a sus profesionales y su trabajo cotidiano.

El ingreso de bebés, niñas y niños pequeños a la institución escolar es una gran conmoción. Para las criaturas es uno de los mayores retos a que se enfrentan en la primera infancia, para las familias es la dificultad de desprenderse de sus pequeños tesoros, y ¡qué decir de esta época para el profesorado! Solemos afirmar que es el momento más exigente de todo el curso, el de mayor demanda, abundancia de llantos… ¡no damos abasto!

Y si sabemos que para todos son momentos difíciles, ¿por qué no aprovechar el tiempo que queda de aquí a septiembre para crear situaciones de conocimiento mutuo y acercamiento que faciliten el encuentro? Son muchas las aulas y centros en su conjunto que llevan a cabo algunas de estas propuestas. Aunque puedan suponer un esfuerzo extra en junio, también es cierto que con poner en marcha algunas de ellas, estaremos abonando el terreno para un período de ingreso más fácil para el conjunto.

Para empezar, podemos convocar una reunión con las familias de admitidos para el próximo curso en la que les mostremos la escuela o el colegio, les contemos cómo funcionamos y vean fotos de situaciones cotidianas y de momentos que documenten cómo vivimos y aprendemos entre todos. Incluso, si nos dan los tiempos podemos organizar una jornada de puertas abiertas donde vayan pasando escalonadamente las familias con los niños y niñas para vernos “en acción”.

Es cierto que en el actual período de fin de curso se nos amontonan las tareas, pero quizá si logramos organizarnos también podemos hacer un hueco para realizar una entrevista individual con las nuevas familias, a la que asistan los niños y niñas, cuando tengan ya edad para ello, para conocer el espacio y al profesorado, aunque aún no sepamos exactamente con quién estará cada grupo. Podemos elaborar y entregarles un cuadernillo para facilitar a las familias formas de presentar a sus hijos e hijas las cosas con que se encontrarán en la escuela. Pueden contarles el mismo cuento que en septiembre escucharán en clase, hablarles de sus tutoras o tutores para que conozcan sus nombres, escuchar música y canciones que cantaremos en la escuela, prestar atención a los elementos de la naturaleza con los que jugaremos (piedras, frutos, etcétera). También podemos darles fotos del centro: las aulas, los patios, los servicios, los espacios donde comen… Les daremos así oportunidad de ir hablando de la escuela a la que se van a incorporar, y de nombrar a las personas del equipo educativo.

También resulta interesante explicar a las familias cómo enfocamos en su conjunto este proceso de incorporación, y por qué, a partir de la confianza y seguridad que intentamos transmitirles, una buena actitud por su parte es un aporte imprescindible. Podemos adelantarles lo que sucede durante el proceso de adaptación y los elementos que implementamos para abordarlo, las formas de enfocar los momentos conflictivos y la necesidad de consultarnos mutuamente ante estas situaciones, sin transmitir a sus hijos e hijas las dudas e inquietudes familiares.

Otra manera de adelantarnos al periodo de adaptación es pedir a las familias que durante el verano preparen pequeñas cosas para traer a la escuela: por ejemplo, una planta que los niños y niñas estén cuidando para dejarla en clase y seguir su crecimiento. Los libros viajeros que van y vuelven de la escuela a casa pueden iniciarse este verano pegando fotos de la escuela, fotos con su familia, una foto de algún momento de las vacaciones, una frase describiéndola… Esto facilitará a las familias la posibilidad de hablar de cosas concretas de la escuela con los niños y niñas, y las vivencias familiares se podrán hacer presentes en el grupo.

Aunque tengamos muchas ganas de que los malestares se terminen lo antes posible, la realidad es que no nos sirve jugar carreras contra el tiempo: al contrario, demos tiempo a que las criaturas que recibimos puedan procesar todas las cosas que les pasan como lo merecen, con tranquilidad, priorizando que cada niña y cada niño se sienta escuchado y atendido, y buscando la forma de generar bienestar. Entendamos que este proceso tiene una duración mayor que una o dos semanas, como suele estar tradicionalmente estipulado, y que será diferente en cada persona.

El llamado período de adaptación también puede verse como un proceso de adaptación de duración flexible, ya que es difícil acotar a un tiempo determinado la cantidad de emociones que despierta la incorporación de cada cual a la escuela.

Lo que pasa a primer plano en estas situaciones son las cuestiones afectivas, la sensación de seguridad o inseguridad, el placer por alguna percepción, por un momento de encuentro con alguien. Demos prioridad al respeto por las manifestaciones individuales y hagamos una escucha activa de las mismas, demos oportunidad para que se produzcan situaciones de bienestar la mayor cantidad de veces posible, y no nos preocupemos porque otras actividades que podamos planear salgan perfectas. Tengamos en cuenta que los procesos no son lineales, que hay idas y venidas, niñas y niños que un día se sienten bien pueden sentirse mal al día siguiente.

Si lo consideramos desde nuestro lugar de anfitriones, también podríamos llamar a todo esto proceso de acogida o recepción, marcando el especial cuidado que tenemos que tener ante quienes a edades tempranas se incorporan a un lugar desconocido. La institución en su conjunto y nosotras como personas también tenemos que adaptarnos a sus nuevos integrantes. Recordemos que esta es una tarea a compartir con las familias. Planifiquemos recibir a niños y niñas en tiempos escalonados, en grupos pequeños, en diferentes días y en parte del horario escolar, buscando darles la mayor calidez, cuidado y dedicación posibles a cada cual. Demos lugar a que traigan alguna cosa de casa como objetos que les permitan la transición, les acompañen y sostengan afectivamente, tengamos sitios para que las tengan accesibles tanto si quieren compartirlas con los demás como si quieren verlas y dejarlas a resguardo. Creemos espacios dentro del aula donde se puedan ubicar los primeros días las familias que pueden acompañar el proceso, a quienes hemos de recomendarlo muy enfáticamente, de modo que puedan estar accesibles para los niños y las niñas cuando necesiten tenerlas cerca.

Y no olvidemos que a quienes por algún motivo llegan a la institución en otros momentos del curso escolar, les debemos el mismo respeto, trato cálido y recursos de atención para que tengan una buena incorporación.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/06/04/propuestas-para-mejorar-el-proceso-de-acogida-en-educacion-infantil/

Comparte este contenido:

Costa Rica: Grupos intensifican campaña contra clases de sexualidad del MEP

Centro América/Costa Rica/09 Diciembre 2017/Fuente: Nación

A través de redes sociales, se intensifican los llamados y cuestionamientos contra las clases de educación sexual que imparte el Ministerio de Educación Pública (MEP).

Desde inicios de esta semana circula una encuesta que consulta a los padres sobre la posibilidad de no enviar a sus hijos a escuelas y colegios el próximo 8 de febrero, cuando está previsto el inicio del curso lectivo 2018.

La medida, señalan los organizadores, se mantendría «hasta que el MEP retire las guías de afectividad y sexualidad».

Para este viernes, además, organizaron una manifestación frente a Casa Presidencial, en Zapote, que tiene dos objetivos, según explicó Juan Calderón, uno de los líderes de estos grupos.

El primero es solicitar la modificación de los contenidos de las programas de educación sexual y además exigir la renuncia de la ministra de Educación, Sonia Marta Mora.

“Es una manifestación pacífica pero vehemente en contra de la ideología de género que está en las guías (programas). No estamos en contra de la educación sexual, lo que estamos es en contra del contenido del MEP, vamos a pedir que se quiten esas guías y se hagan nuevas con una enseñanza seria y con valores para nuestros niños”, afirmó.

Según dijo también pedirán la renuncia de la ministra y la eliminación de tres decretos asociados a los programas de Educación para la Afectividad y Sexualidad del MEP.

Movimiento futuro

Sobre las encuestas, Calderón afirmó que podrían dar insumo para uno de los movimientos a futuro en caso de que sus peticiones no sean escuchadas.

Es decir, que de no ser atendidas, llamarían a los padres a no enviar a sus hijos a los centros educativos.

En es sentido, la ministra de Educación reiteró que se respetará la decisión de los padres que no quieran que sus hijos reciban la asignatura, al tiempo que minimizó el llamado a «huelga» del que cientos de padres han respondido que estarían dispuestos a seguir.

«Conocemos al pueblo de Costa Rica y las familias saben el valor de la educación, saben sus responsabilidades en materia de la educación de sus hijos y confiamos en que más allá de la crispación de este momento, con serenidad, al inicio del curso lectivo, los padres y madres que no estén de acuerdo con que sus hijos asistan a esa asignatura tienen la garantía de que pueden hacer el procedimiento para excluirlos de esa materia», dijo.

Mora insistió en la necesidad de impartir los programas y la obligación del Ministerio en relación con esta temática.

«Esa labor nos toca, hemos recalcado la importancia que tienen estos programas. Costa Rica tiene enormes retos en esta materia, tiene una manifestación muy acusada de relaciones impropias, tenemos el embarazo adolescente, las enfermedades de transmisión sexual y la constancia de que los docentes dicen que los estudiantes carecen de información básica para analizar lo que tiene que ver con la sexualidad; tenemos violencia hacia las mujeres, relaciones sexuales que comienzan muy temprano… «, explicó Mora.

Fuente: http://www.nacion.com/el-pais/educacion/grupos-intensifican-campana-contra-clases-de/6AS6BI6TIVAGVASVQZKMBGKZZA/story/

Comparte este contenido:

La participación de la familia, más allá del grupo de WhatsApp

Por:  Saray Marqués

que esta sea eficaz? Distintos expertos y padres y madres nos explican cómo trabajar desde las asociaciones para sentir que ha merecido la pena.

Las madres y padres españoles son muy sociables, según el último informe PISA, que mide por primera vez esta variable. Los que más, junto con escoceses e irlandeses. Quienes más familias del cole conocen, más compañeros de sus hijos son capaces de nombrar y no tienen problema en dirigirse al equipo docente si tienen alguna duda (son, junto con los suecos, a quienes menos les cuesta hablar con los profesores del progreso de sus hijos).

¿Deriva esta mayor sociabilidad en un mayor grado de participación –que la OCDE considera un indicador de calidad– y de asociacionismo? Para Jordi Garreta, del Grup de Recerca Anàlisis Social i Educativa (GRASE) de la Universitat de Lleida, no necesariamente: “Una cosa es conocer a los demás… pero pensando en tu hijo, por saber con quién va, por enterarte de los deberes que tiene, en una relación más de grupo de WhatsApp, y otra, implicarse, tener unos intereses no solo individuales sino sociales, lo cual requiere participación”.

Garreta, que llevó a cabo en 2008 un estudio sobre las AMPA de la mano de CEAPA, define dos tipos de familias: con expectativas individuales (que a su hijo le vaya bien) y colectivas (que mejore la educación). Hay barreras para la participación –la no disponibilidad (59,6%), la falta de formación (58,1%), la incompatibilidad horaria (41%) o las dificultades por el nivel socioeconómico (20,4%)– pero, por encima de todas ellas, Garreta sitúa la actitud personal, el afán de trabajar por la escuela.

Participativos y ‘gorrones’

Las familias consultadas coincidieron mayoritariamente con dos afirmaciones; por un lado, en que “las asociaciones funcionan gracias a unos pocos que dedican parte de su tiempo a esta actividad de voluntariado” y, por otro, en que “el buen funcionamiento del AMPA favorece el buen funcionamiento escolar”. La coexistencia de ambas la explica, según Garreta, la convivencia de dos perfiles: “Los participantes en el AMPA suelen estar en otras asociaciones y entidades, son más activos socialmente. De hecho, está la idea de que son ‘siempre los mismos’, de que se ven las mismas caras en distintos lugares. Frente a estos, estarían los padres y madres gorrones, en terminología de Mariano Fernández Enguita, los que piensan: ‘Ya lo hacen otros, por qué lo voy a hacer yo’, los que se aprovechan de lo que otros hacen, los que solo si no hay nadie quizá dan el paso”.

Pero, para José Luis Pazos, expresidente de CEAPA, estos gorrones se equivocan. Recuerda un estudio piloto llevado a cabo hace una década por la FAPA Giner de los Ríos en una zona de Madrid: “Demostró que el abandono educativo temprano era de un 5% entre los hijos de padres y madres implicados. No quiere decir que la participación te blinde pero, por lo general, estás más al tanto de la educación de tus hijos, le concedes una importancia que estos notan, y tienes más interacción y más real con los docentes”, señala Pazos.

Esta comunicación más fluida es, para Garreta, una de las razones de ser de la existencia de las AMPA: “Aparte de prestar servicios (extraescolares, comedor, libros, jornadas…) son un canal clave de conexión familia-escuela”. Asegura que una de las grandes limitaciones a la participación es la concepción del AMPA como mera prestadora de servicios, con lo que los padres que no los necesiten ni se molestarán en pagar la cuota: “Esa visión se impuso durante años, pero con la crisis considero que se recuperó el carácter reivindicativo de los inicios, las AMPA se movieron para lograr recursos, para echar una mano a las familias del centro, para pedir mejoras en educación, para arreglar la escuela”.

Fue el caso del AMPA del CEIP Ramón Sainz de Varanda de Zaragoza. Su vocal, Miguel Ángel Sanz, 10 años en el AMPA, recuerda cómo la época de recortes la vivieron intensamente, “movilizándonos y movilizando a otras AMPA del barrio y de otros barrios en lucha contra esas medidas”. Para Sanz, una de las claves para contar con un AMPA potente está en la colaboración con el centro, que este tenga en cuenta los proyectos que surgen de las inquietudes de las familias, en un trabajo continuo pero al que van incorporando nuevos frentes. En la suya, acaban de crear una comisión de medio ambiente, y el curso pasado fue el de la reforma del patio, con todos los padres echando una mano en un proceso que está sirviendo ahora de guía a otras AMPA.

Frentes abiertos

La transformación del patio, pero también la lucha contra la construcción de los centros escolares por fasesla batalla por unos mejores comedores escolares, por facilitar el acceso a los libros de texto o el cuestionamiento de aspectos del sistema como los deberes o los tiempos escolares son solo algunas de las batallas de las AMPA. Pazos cita otras que nos recuerdan que para muchos la crisis aún no ha pasado: “En el instituto de mi hija, con el apoyo del equipo de profesores, se han puesto en marcha los desayunos gratis, porque había alumnos que acudían sin desayunar”.

Pazos, que entró en el mundo del asociacionismo en 2001 y, como prometió, dejó los puestos de responsabilidad cuando su hija pequeña cumplió 18 años, ha visto en este tiempo cómo el movimiento perdía fuelle. Algunas AMPA desaparecieron, algunas resurgieron con la crisis. Si hoy hay menos es porque, a su juicio, se topan contra “muros de piedra”.

“No son tantas como entonces, pero los padres y madres que se acercan están más preparados”, asevera Pazos, que entiende que, salvo en centros que siempre han sido muy participativos, hoy hay más rechazo a la implicación, también entre los profesores: “Por ejemplo, antes, con los exámenes en primaria, el niño lo llevaba a casa corregido y lo veías y lo firmabas. Ahora está prohibido sacarlos y los padres como mucho tienen derecho a una copia, nunca al original. Ha habido una involución en la participación conjunta en educación, y yo tengo la sensación de que ahora los sectores están más divididos”.

Según el estudio de Garreta, el 40% de los docentes consideraba la participación de las familias en los centros “suficiente”, siendo un 33% los que la tildaban de “insuficiente”. Por su parte, un 30% de las familias estaba muy o bastante de acuerdo en que hay resistencia entre el colectivo docente a que participen más en los centros.

CEIP Sainz de Varanda

Experiencias de éxito

No basta con ser sociables pero tampoco basta con participar. Según el informe del Consejo Escolar del Estado Las relaciones entre familia y escuela (2015), para que tengan éxito es clave que se considere a los padres y madres como iguales, valorando su contribución al proceso educativo, que el papel de la escuela sea proactivo y no reactivo, que se supere el enfoque tradicional en que solo participan algunos, que se dediquen esfuerzos a la formación y que se plantee la participación como una cuestión más de calidad que de cantidad, que se pase de muchas actividades inconexas sin planificación estratégica a una colaboración realista y flexible, capaz de perdurar.

Si no todos, el proyecto de Comprensión Lectora de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos Nueva Escuela Canaria (FANUESCA), reúne buena parte de estos rasgos. En marcha desde hace más de una década, partió de una inquietud de Paqui Vega, presidenta de la federación, que se define como una “fanática de la participación ciudadana”.

“El equipo de maestros, cada vez que había consejo escolar o reuniones, se quejaba de que los niños no entendían lo que leían, de que los había que, siendo unos cracks en matemáticas, suspendían porque no interpretaban bien el enunciado”.

Un grupo de padres y madres, en colaboración con los directores e inspectores de la zona, el Ayuntamiento de Santa Lucía, que aportó subvenciones, y el gabinete psicopedagógico Activa Educa, que formó a maestros en paro para que pasaran a formar parte del proyecto, dieron forma a la solución: talleres que emplean a unas 20 personas en los que los niños de los 24 centros del municipio, de primaria y secundaria, aprenden jugando. Vega logró embarcar en esta iniciativa a todas las AMPA, que se han encargado de que las familias y los educadores que lo deseen se formen también.

Pública-concertada

Garreta, en su día, se centró en la pública. Ahora, desde hace dos meses, analiza también la privada y la concertada: “No podría ser concluyente, pero quizá en la pública el asociacionismo es más independiente, mientras que en la concertada hay más dirigismo”.

Según el presidente de CONCAPA, Pedro José Caballero, la labor que se desempeña desde las asociaciones del 28% de familias que engloban, en la concertada católica, es “representar a los padres en los consejos escolares autonómicos, municipales, de centro, en las comisiones municipales de absentismo, de acoso escolar, de abandono, de admisión de alumnos… en todos los sitios donde las administraciones educativas nos llamen y podamos participar”. “Un AMPA es un conjunto de familias que quiere lo mejor para sus hijos, que la educación que les llegue sea de la mayor calidad y en las mejores condiciones, da igual si estudian en un colegio público o en uno concertado”, zanja. “Y los retos son los mismos: lograr una mayor participación de las familias, en parte por las dificultades para conciliar vida laboral y familiar”, añade, y más cuanto más mayores son los hijos: “Si hasta los 12 años el 90% de las familias está ahí cuando se las necesita, a partir de 1º de ESO la implicación cae al 20%”.

Eli Miralles es secretaria en la asociación Nova AMPA Cos, de la escola Pedagogium Cos (concertada laica). Su visión va más allá: “Sin las AMPA dejamos a los niños en el cole, donde el docente da sus clases, y en casa repasamos. Con ellas nos conocemos mejor, los maestros y los padres coinciden en ámbitos no puramente docentes, colaboran en la educación, en las mejoras que haya que plantear… Todo es más sencillo, no hay ruptura”.

En su caso, están muy implicados en un proyecto intergeneracional con diferentes entidades en que colaboran los niños, los padres, el equipo docente, la dirección, y una residencia de cuidado de personas mayores, con el apoyo con el Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat: “Si en clase están hablando de las nutrición los niños se entrevistan con los abuelos, descubren qué comían cuando eran pequeños, les acompañan, comparten sus vivencias, trabajan en el huerto con ellos…”. “Los padres están encantados, porque ven cómo actúan sus hijos, y que aprenden, y los niños, lo mismo, sienten que participamos en cosas suyas. A muchos les cambia la cara cuando su papá entra en su mundo”.
CEIP Sainz de Varanda

De dónde venimos

Rafael Feito es profesor de Sociología de la Complutense y ex padre implicado. Su tesis versó, precisamente, sobre la participación de las familias en los centros. Compara este movimiento con el vecinal: “En su momento, las AMPA tuvieron un papel tremendamente democratizador. Con la LODE (1985) y los consejos escolares, pero también antes, con los consejos de dirección que establecía la Ley General de Educación (1970), la presencia de los padres y madres arrojó luz sobre lo que estaba ocurriendo en los centros”.

Sin embargo, considera que parte de este entusiasmo se ha ido perdiendo, con las familias como “convidados de piedra” en unos consejos escolares sin capacidad resolutiva, a años luz del “control y gestión” del que se habla en la Constitución, y dedicados, en muchos casos, a organizar “la fiesta de la tortilla, el carnaval, el día de la bicicleta…”. Frente a esta concepción como “empresillas encargadas de organizar actividades extraescolares”, Feito aboga por retomar el esquema de participación real, para crear comunidad educativa, de sus orígenes: “Hoy, si quieres a 200 padres reunidos en un comedor, convoca una reunión sobre la jornada, no sobre el programa bilingüe o si las matemáticas que se imparten merecen la pena… Es un fiasco, aunque los elementos para que las cosas se hagan de otra manera están, y hay excepciones”.

Sin embargo, y pese al amplio margen de mejora, para María Ángeles Hernández Prados, de la Universidad de Murcia, que un centro se quede sin AMPA es una muy mala noticia. Para la profesora supone “un retroceso considerable en los derechos de la ciudadanía, un paso atrás en la democratización de los centros, la adopción de un modelo clientelar, una mayor segregación de los centros en función de las posibilidades de económicas de las familias en detrimento del derecho de todos a recibir una educación de calidad y una mercantilización de la educación”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/12/04/la-participacion-de-la-familia-mas-alla-del-grupo-de-whatsapp/

Comparte este contenido:

El incesto, un delito oculto

Por: Carolina Vásquez Araya

Las consecuencias del incesto alcanzan y atraviesan a generaciones completas. Al ser cometido por personas del círculo familiar, cuenta de manera casi automática con un pacto de silencio cuyas repercusiones son devastadoras para las víctimas, pero también para quienes conocen el drama y lo callan.

Será imposible calcular la dimensión del delito de incesto al menos que se denuncie.

Esta es una de las razones del porqué el incesto es uno de los crímenes más impunes y difíciles de erradicar. Sucede en la intimidad del hogar, un ambiente exento de vigilancia externa gracias a un condicionamiento social que lo considera el ámbito amoroso, seguro y educativo por excelencia. Este prejuicio es un castigo adicional para sus víctimas, condenadas al silencio absoluto por miedo y vergüenza. Hablar de incesto, por lo tanto, resulta extremadamente difícil aun cuando los delitos sexuales ya comienzan a ser debatidos en foros públicos y círculos familiares, aun cuando los perpetradores de esta clase de violencia deben enfrentar la acción de la justicia y la exposición pública de su conducta.

Si todas las víctimas de incesto hablaran, el coro sería ensordecedor. Quienes se han atrevido a exponer públicamente su tragedia resultan ser una minoría insignificante en comparación con quienes la ocultan. Las experiencias compartidas hablan de una patología social y no de actos aislados, como se suele –o se desea- creer. Niñas, niños y adolescentes son presa fácil de un depredador que los tiene a su alcance día y noche, en la soledad de un hogar supuestamente seguro. Cuando el hecho es revelado por la víctima, se estrella contra el conflicto de familiares más preocupados por el alcance social de la vergüenza que por el derecho del menor a ser protegido de su victimario.

Uno de los estereotipos frecuentes alrededor de este delito, es la creencia de que lo comete alguien desequilibrado por el alcohol o de conducta violenta. En la realidad, el depredador sexual puede ser una persona amable, respetable y cariñosa, por lo cual su víctima –especialmente si es muy joven- sufre una gran incertidumbre, por creer que la violación es también un acto de amor. Esto convierte al incesto en uno de los delitos más perversos y destructivos contra un ser humano indefenso.

Las consecuencias del incesto alcanzan y atraviesan a generaciones completas. Al ser cometido por personas del círculo familiar, cuenta de manera casi automática con un pacto de silencio cuyas repercusiones son devastadoras para las víctimas, pero también para quienes conocen el drama y lo callan. En este escenario amparado por un sistema patriarcal dominante, se colocan sobre la balanza la respetabilidad de la familia y la integridad del o la menor afectado, resultando por lo general más livianos los derechos de las víctimas en este juego de apariencias.

Quienes son presa de un padre, un hermano o un tío agresor muchas veces callan por miedo a la incredulidad de quienes deben protegerlos, agravándose todavía más el profundo daño psicológico y la sensación de indefensión, sentimientos cuyo efecto durará todo el resto de su vida manifestándose en patologías como baja autoestima y relaciones de codependencia. La sociedad tampoco ayuda al imputar toda la culpa a quienes padecen esta situación aparentemente irremediable en el seno de su hogar.

¿Cuál es la salida, entonces, a un fenómeno de tales dimensiones? Educación, vigilancia, justicia y sobre todo asumir que la denuncia de una niña, un niño o un adolescente es verdadera. La reacción automática de rechazo ante una verdad cruda como el incesto es un golpe adicional contra la integridad de un ser humano incapaz de defenderse e incluso de comprender aquello que le afecta. Quitar los obstáculos a la expresión libre es un paso vital en la lucha contra el secretismo de los delitos sexuales, no importando su naturaleza. La protección de la niñez no es un asunto negociable.

EL SILENCIO ES EL PEOR CASTIGO PARA UNA VÍCTIMA DE DELITOS SEXUALES, NO IMPORTANDO QUIEN SEA EL AGRESOR.

Fuente: http://kaosenlared.net/incesto-delito-oculto/

Comparte este contenido:
Page 1 of 7
1 2 3 7