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Las falsas causas biológicas de la discriminación de género y de edad

Por Vicenç Navarro

Hoy se está extendiendo de nuevo la agitación social como protesta frente a las políticas públicas que se han ido aplicando por parte de los distintos gobiernos españoles (bien a nivel central o autonómico) que han causado un gran deterioro del bienestar de las clases populares de España (ver mis artículos “España es el país de la Unión Europea con peores condiciones de trabajo”, Público, 22.02.2018, y “La falsedad de la supuesta excesiva generosidad de las pensiones”, Público, 02.02.18). En realidad era predecible que ello ocurriera, pues los indicadores de calidad de vida en estas clases sociales han alcanzado tales niveles que han forzado a grupos especialmente vulnerables de la población, como son los ancianos y las mujeres, a salir a la calle y denunciar la situación en la que se encuentran. Estos movimientos han alcanzado un nivel de movilización tal que el establishment político del país ha comenzado a estar preocupado, respondiendo, por un lado, con medidas represivas y, por el otro, con la avalancha ideológica a través de los medios de información que controlan o influencian para falsificar la realidad, negando que haya mérito en las denuncias, atribuyendo su situación de insostenibilidad (en el caso de las pensiones) a la transición demográfica y no a la aplicación de las políticas públicas impuestas a la población por aquel establishment, y en el caso de la desigualdad de género a causas naturales de tipo biológico como el embarazo o la maternidad. Su principal intención es despolitizar el conflicto social, diluyendo y negando así la responsabilidad de aquel establishment en la creación y reproducción de tal malestar social. Así, atribuyen lo que dicho establishment político-mediático define como el “problema de las pensiones” a la transición demográfica, es decir, a que haya cada vez más ancianos y menos jóvenes, lo cual determina que no habrá fondos (generados por los segundos) para pagar las pensiones (que reciben los primeros). Tal argumento se presenta constantemente, y con la pomposidad que da el poder, como si fuera una obviedad. Y el enorme sesgo derechista de los mayores medios de información españoles (con ausencia de voces críticas) explica que tales argumentos se acepten como dogmas.

Ahora bien, como todo dogma este se base en fe y no en evidencia científica. En realidad, es muy fácil mostrar su falsedad. España no tiene ningún problema de falta de jóvenes. En realidad, hemos exportado casi un millón de personas (incluyendo jóvenes) en los últimos años y ello como consecuencia de falta de empleo. Es más, el desempleo en España entre jóvenes es enorme (38%). A la luz de estos datos hablar de falta de jóvenes es una frivolidad.

Son causas políticas, no biológicas, las que hacen insostenibles las pensiones

El problema de la supuesta inviabilidad de las pensiones no es ni biológico ni demográfico. El problema es primordialmente político, es decir, es causado por la excesiva influencia que ciertos grupos (el capital financiero) y ciertas clases sociales (el 20% de la población con renta superior del país) tienen sobre el Estado (sea central o autonómico). Ahí está la raíz del problema. España tiene la suficiente riqueza para pagar e incluso expandir las pensiones. Y sin embargo se gasta poco en pensiones, cuando su estructura demográfica es bastante semejante a la de la mayoría de países de un nivel de desarrollo económico parecido. En realidad, como consecuencia del elevado nivel de riqueza, debería gastarse mucho más en pensiones. En lugar de un 8% del PIB (la cifra más baja de la UE-15, el grupo de países de la UE de semejante nivel de desarrollo económico, después de Irlanda y Luxemburgo), debería gastarse al menos lo que gastan los países en pensiones el promedio de los países de la UE-15 (9,5%), la cual tiene una estructura demográfica semejante con un porcentaje de la población anciana muy parecido (18,5% de la población con 65 años o más en ambos casos). En realidad, esta subfinanciación de las pensiones ocurre en todas las transferencias públicas y servicios públicos del Estado del bienestar, y ello no se debe a causas biológicas y demográficas sino a causas políticas. Concretamente, a los escasos ingresos del Estado como consecuencia de la excesiva y antidemocrática influencia sobre él (ya sea central o autonómico) del 20% de renta superior del país, que paga muchos menos impuestos que sus homólogos en la UE-15. Ahí está el problema.

El falso determinismo biológico como causa de la brecha de género

Una situación semejante a la de las pensiones ocurre con la explicación de la brecha de género. Hemos escuchado estos días a voces conservadoras y liberales que están explicando tal brecha como consecuencia de un fenómeno biológico: la maternidad. Se dice que la mujer es la que biológicamente queda embarazada y da a luz y la que, como parte de su determinante biológico, desarrolla las labores de maternidad. Como consecuencia de ello, “familia” en España quiere decir “mujer”. De ahí se deduce que la maternidad es la causa del retroceso social y laboral, explicando así, por ejemplo, la brecha de género (incluyendo la brecha salarial) entre hombres y mujeres. Esta explicación, ampliamente extendida en España y promovida por el mismo establishment político-mediático que atribuye la supuesta insostenibilidad de las pensiones a la transición demográfica, despolitiza un hecho como lo es la “maternidad” (cómo se realiza y en qué condiciones), que es profundamente político, es decir, que es el resultado del contexto político que traduce relaciones de poder, y muy en especial relaciones de poder de género y de poder de clase social.

En realidad, si la causa de la brecha salarial fuera biológica, tendríamos que encontrar una relación entre número de infantes por mujer en un país y tamaño de la brecha salarial. Es decir, que a mayor número de nacimientos mayor debería ser la brecha salarial. Pues bien, los datos no muestran esta relación. Así, los países nórdicos de Europa (Noruega y Suecia, por ejemplo) tienen un número mayor de nacidos por mujer fértil (1,85 y 1,88 respectivamente) que España (1,5), según los datos de The World Fact Book, y sin embargo tienen una brecha de género, incluyendo salarial, menor. En realidad, España tiene una de las tasas de fertilidad más bajas de Europa y una de las mayores causas de este diferencial se debe al contexto político (es decir, qué fuerzas políticas han gobernado durante más tiempo en cada país, muy diferentes en el norte que en el sur de Europa). Los países nórdicos han sido gobernados durante la mayor parte del tiempo desde la II Guerra Mundial por fuerzas políticas de sensibilidad socialista (alianzas de partidos socialdemócratas con partidos comunistas y/o verdes) que han desarrollado y llevado a cabo políticas públicas de apoyo a las familias, facilitando la compatibilidad de las responsabilidades familiares con el proyecto profesional de la mujer como parte de su ideología a favor de la equidad y de la igualdad. En realidad hay muchísimas más mujeres trabajando en el mercado de trabajo en aquellos países (75% de media entre Dinamarca, Noruega, Suecia y Finlandia) que no en España (58%) y a pesar de ello el número de niños por mujer fértil es mucho mayor en aquellos países que en España. La amplia disponibilidad de lo que definí en su día como el 4º pilar de Bienestar -escuelas de infancia y servicios domiciliarios- (ver mi artículo “El cuarto pilar del Estado del Bienestar”, Público, 15.10.2009) y la corresponsabilidad en las labores familiares con participación del hombre en tales tareas (por ejemplo, según datos del European Institute for Gender Equality, la mujer sueca dedica 11,6 horas a la semana a cocinar y a las tareas del hogar y el hombre 8, una diferencia de 3,6 horas) explican que el significado y las consecuencias de la maternidad sean muy distintas en Suecia que en España, donde las mujeres dedican 19,2 horas a la semana a cocinar y a las tareas del hogar, por 10,6 de los hombres (una diferencia de 8,6 horas). Y es por ello que las fuerzas conservadoras (PP) y liberales (Ciudadanos y el PDeCAT) quieren despolitizar la discriminación contra la mujer, para ocultar sus políticas, que hacen un daño enorme a la mujer. Es tan sencillo como esto.

Imagen tomada de: https://www.nuevatribuna.es/asset/thumbnail%252C750%252C420%252Ccenter%252Ccenter/media/nuevatribuna/images/2018/03/14/2018031418334263132.jpg

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Segunda vuelta: ¿Es posible desarrollar una pedagogía liberadora en la escuela actual?

Ana Belinco

A partir de notas como “¿Es posible desarrollar una pedagogía liberadora en la escuela actual?” de Hernán Cortiñas, continúa el debate sobre los límites y potencialidades de las prácticas educativas.

La pregunta en debate es un interrogante siempre presente para las y los trabajadores de la educación que buscan o se les impone, por diversas circunstancias, la problematización frente a su propia práctica. Fue y es cuestión debatida en extenso por distintos pedagogos y corrientes filosóficas educativas diversas.

Es ó no es posible: ¿es fructífero un análisis binario de la pregunta presentada?

Como respuesta a la cuestión, se han postulado desde planteos reformistas de superficie que hablan de cambio y transformación dentro del sistema educativo tal cual está dado dentro del capitalismo hasta planteos revolucionarios anulantes según los cuales nada puede hacerse desde el sistema educativo en el actual estado de situación dado que éste impone límites a la acción educativa infranqueables y constrictivos.

Se presenta así una lógica binaria de análisis e interpretación de la cuestión en debate según la cual el sistema educativo y, por tanto, las prácticas pedagógicas que en él se despliegan, o son salvadoras o son inermes frente a la transformación de la realidad. Cualquier análisis desde una perspectiva binaria cae en un reduccionismo como mínimo infructuoso y pesimistas al mismo tiempo que obtura la postulación de respuestas creativas que contemplen la posibilidad de análisis intermedios que tengan en cuenta el ¨mientras tanto¨.

Si pensamos la práctica educativa como pedagogía liberadora, salvadora e infalible, caemos en un reduccionismo que no contempla las condiciones situacionales limitantes como ser la propia condición de asalariados y explotados de los trabajadores de la educación, la falta de espacios de capacitación en servicio, las pésimas condiciones de infraestructura en la cual debe desarrollarse la labor, las imposiciones de tareas administrativas y asistenciales a las que los y las docentes nos enfrentamos día a día en nuestras escuelas públicas, entre muchas tantas otras. Este tipo de posturas le lavan la cara al capitalismo dándole atribuciones a la educación que ésta no tiene ni puede abordar.

Por otra parte, si pensamos la práctica educativa como inerme y limitada al punto de la anulación como herramienta transformadora caemos en un reduccionismo que no contempla el alcance que la educación tiene dentro de la lucha de clases. Tampoco se tiene en cuenta que es un espacio en donde la docencia puede cumplir un rol activo a nivel ideológico, aunque el sistema educativo tenga límites propios que no permitan transformarlo en profundidad como queda evidenciado en el sistema de evaluación, calificación y clasificación de los estudiantes que genera circuitos educativos diferenciados. La disputa política e ideológica que se puede dar dentro de la escuela, enmarcada dentro de una organización revolucionaria más amplia, queda así anulada.

En este punto se hace interesante retomar la tercera Tesis sobre Feuerbach de Marx en donde explica que “la teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que, por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado”. Una lectura posible de este planteo sería interpretar que cuando Marx dice que el educador debe ser educado no lo hace para minimizar el alcance de la educación misma sino para remarcar la potencialidad del ámbito educativo. Comprender a la escuela como aparato ideológico del Estado es analizarla también en su posibilidad de subversión o transformación. Minimizar este aspecto, o anularlo, es una negación de los cambios reales que la escuela ha demostrado objetivamente alcanzar. En este sentido, cabe plantearse si es justo calificar los logros educativos de la docencia, aunque sean limitados e insuficientes, como partes de un anecdotario que llena de orgullo a docentes aislados.

¿Qué hace la docencia en el ¨mientras tanto¨?

Por lo expuesto anteriormente, es válido sostener que sería posible una pedagogía liberadora en el estado actual de situación sólo en tanto práctica de resistencia, como herramienta para profundizar contradicciones desde la literatura, el debate, la puesta en palabra y discusión de las miserias que golpean a toda la comunidad educativa dentro de los límites de este sistema político y económico en el que nos encontramos inmersos. Es decir que la respuesta a este problema no puede ser cerrada, no puede plantearse como si o como no, sino que no queda más que plantear un sólo si, un análisis de grises.

Pese a la precarización laboral, los y las docentes no tiramos la toalla. Si el hecho de estar precarizados y explotados nos quiebra o nos hace creer que la tarea realizada es infructuosa o imposibilitada de creación y recreación de realidades, lo lograron. Entender a la educación desde esta perspectiva nos habla de comprenderla en términos de pasos que se dan en el “mientras tanto” caminamos hacia los cambios profundos y sistémicos que soñamos, buscamos y construimos militantemente. Se delinea así un tercer planteo posible e intermedio a las dos polarizaciones reduccionistas antes desarrolladas que expresa una profunda confianza en la educación como herramienta de quiebre y ruptura que haga posible delinear, pensar y esbozar caminos de liberación real y efectiva.

La educación siempre es campo de batalla de la lucha de clases. En este sentido, el fenómeno educativo, debe ser analizado desde una perspectiva de clase. En el estado de situación actual el sistema educativo es herramienta en manos explotadoras para generar subjetividades adaptadas al sistema social, político y económico imperante. Esto no destruye la posibilidad de hacer mella haciendo uso de dicha herramienta en fogonazos que permitan exponer las contradicciones intestinas del capitalismo que genera hambreados y excluidos cuando las fuerzas productivas permitirían, bajo una planificación socialista y de los trabajadores, asistir a la existencia real del hambre cero a escala mundial.

En este punto cabe aclarar, una vez más, que ésta no es más que táctica defensiva y de resistencia hasta que se pueda subvertir y expropiar por completo el Estado y sus aparatos ideológicos pasando a constituirse como estado en manos de los trabajadores. Este es siempre el último y real objetivo de la lucha de clases, en la cual la educación y los sistemas pedagógicos cumplen un rol fundamental, aunque no sea ni el principal ni el más decisivo en la disputa. La educación por sí misma no puede transformar nuestra realidad social sino está ligada a una estrategia política que permita crear un partido revolucionario que presente una direccionalidad seria y efectiva para movilizar a las masas trabajadoras hacia la búsqueda y la lucha por su propia emancipación. Pese a lo antes dicho no se puede desconocer o negar que la educación es una herramienta fundamental en el ¨mientras tanto¨ más allá de sus limitaciones.

Fuente del articulo: https://www.laizquierdadiario.com/Segunda-vuelta-Es-posible-desarrollar-una-pedagogia-liberadora-en-la-escuela-actual

Fuente de la imagen: https://www.laizquierdadiario.com/local/cache-vignettes/L653xH368/arton56678-12b83.jpg?1517

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México:Telefonistas, maestros y campesinos harán frente común contra reformas estructurales

México / www.lajornada.mx / 13 de Septiembre de 2017

Con el objetivo de hacer un frente común para impedir el avance de las reformas estructurales que dan opción para proyectos de muerte, así como afectación a trabajadores con la cancelación de contratos colectivos, se llevó a cabo un foro que de manera conjunta convocaron el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana (STRM), el Consejo Democrático Magisterial Poblano (CDMP) y La Coordinadora Nacional Plan de Ayala (CNPA).

Un rotundo no se expresó en el foro hacia la intención del gobierno de dividir a la empresa Teléfonos de México (Telmex), con lo cual se afectaría el contrato colectivo laboral, por lo que los trabajadores señalaron que no van permitir esa clase de atropellos a sus derechos, ya que se nota en el trasfondo que con ellos buscan eliminar al sindicato.

Por su parte, los integrantes de la CNPA, expresaron que las reformas estructurales son una herramienta que busca entregar al país a las trasnacionales, a través de concesiones o permisos para constructora como la Minera Autlán, que tiene la firme intención de poner una hidroeléctrica sobre los ríos Atzala y Coyolapa, en la Sierra Negra.

Esa hidroeléctrica, advirtió José Luis Leyva, integrante de la coordinadora, va a afectar a decenas de familias que viven en las comunidades donde se quiere hacer la construcción, pero no es solo el despojo de que pueden ser objeto los dueños de esas tierras, sino el daño ecológico que va a provocar ese proyecto al detener el agua de los ríos que abastecen a las hectáreas de cultivos y al medio ambiente en general, motivo por el cual los campesinos van a mantener su lucha para impedir que se lleve a cabo.

Mientras tanto, el Consejo Democrático Magisterial Poblano coincidió en que hay un proyecto en las reformas de anular por completo al sindicalismo, lo que también se resiente ya en el magisterio con la reforma educativa que se impone con rigor.

Hay la tendencia a impedir que los maestros logren hacer antigüedad con lo cual se elimina la posibilidad de aspirar a una jubilación digna, pero además se obliga a cumplir con métodos que no llevan a mejorar la calidad educativa, expresaron.

La verdadera intención de la reforma es privatizar la educación, las nuevas normas obligan a que los padres de familia se hagan responsables por fuerza del mantenimiento de las escuelas y se validan así las cuotas que antes eran voluntarias, advirtieron los ponentes.

Gilberto Maldonado Maldonado, habló de la situación que enfrentan los maestros en el estado, sobre todo los que fueron cesados en el sexenio de Rafael Moreno Valle, por oponerse a aplicar la prueba Enlace.

Los maestros que fueron despedidos por ese motivo siguen en la lucha para exigir que se les reinstale en sus puestos, hasta el momento no han conseguido que el gobernador, Antonio Gali Fayad, les regrese a sus cargos.

Leyva Machuca adelantó que este fue el primer foro que se realizó de manera conjunta, pero adelantó que seguramente realizarán otros en fechas próximas, con el objetivo de que la ciudadanía se interese en los temas, ya que las reformas estructurales están afectando no solo a un sector sino a todos los pobladores del país, pues no hay uno solo que se salve del daño que esas leyes causan a la nación.

Fuente:http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2017/09/11/telefonistas-maestros-campesinos-haran-frente-comun-reformas-estructurales/

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Es tiempo propicio para retar a la burguesía

Por: Manuel Humberto Restrepo Dominguiez

La sentencia del manifiesto de 1848 respecto de que “el gobierno del estado moderno, no es mas que una junta que administra los negocios comunes de toda la burguesía”, no deja lugar a equivoco. Efectivamente es así la cruda realidad que tiene sometido al país a la mas aguda degradación política. La guerra solo había dejado al descubierto las cifras de la tragedia, pero había ocultado los móviles, los modus operandi y los centros de decisión y responsables de las prácticas de poder tan descompuestas como criminales, que se concretaban en la venta de fallos judiciales, compra venta de resultados electorales, financiación de campañas electorales con recursos ilícitos, asesinato sistemático de opositores, desaparición forzada por odio político y racial, legalización del despojo de tierras y bienes ante jueces y notarios, entre muchas actuaciones que han puesto al descubierto que la iniciativa histórica de la burguesía no era la búsqueda del progreso y felicidad del colectivo humano llamado Colombia, si no su propia felicidad completada sin escrúpulos con saqueo e ingenio para detener los repetidos avances armados y desarmados por la emancipación.

De repente ante los vientos de cambio las partes en descomposición de la burguesía son de tal magnitud, que anuncian que es la totalidad del sistema político y del control del estado el que esta mal y que la concepción, métodos y medios que utiliza son incompatibles con el propósito de construcción de paz estable y duradera, a la que no quieren dar crédito y tienden a enredar en su propio entramado. El momento oportuno del pueblo bien puede ser ahora, de inmediato, sin alargues, ni demoras por tratar de completar un programa político único o rediseñar la ruta social mas adecuada.

Las elecciones de 2018 serán la ultima oportunidad política de encuentro entre la generación naciente de milenios y jóvenes que crecen en una sociedad de cansancio en la que se creen en libertad aunque aparezcan encadenados como prometo y de otra la generación que esta de salida, que trae las experiencias de sus luchas civiles y armadas, las batallas callejeras de los años 70, la capacidad de sobrevivencia ante el asedio paramilitar de los años 80 y 90 y las desesperanzas del fin del siglo. La organización política y social popular sabe bien que sus grandes activos son su capacidad de resistencia por la dignidad y su convicción ética y de respeto por la vida y tienen claro que habrá que ejercitar el poder de otra manera, que esta vez no podrá buscar su independencia con la misma brújula que le ofrecen los ladrones y que habrá que confluir y promover el ascenso al control del aparato de estado y sus instituciones, salir de la pura agitación y entrar al trasfondo de tomar el poder como objetivo de inmediato plazo, sin distraer la atención ni dispersar el foco entre incontables tareas.

La burguesía herida de muerte trata de encontrar un referente para completar el ideal democrático, pero sus modos de acción coherentes con un solido sistema de corrupción y clientelismo, le resultan incompatibles con el estado de derecho y la sociedad de derechos. La burguesía, encarnada en las elites en el poder, políticamente esta asociada a los dos partidos tradicionales: liberal y conservador, y una lógica de centro derecha orientada por no mas de 200 familias que actúan juntas o por partes para eternizar su existencia, mantener vigente su electorado regional y nacional, mantener el control de las fuentes de riqueza en bienes y poderes y, sostener vivos los contenidos patriarcales, la interdependencia con la iglesia y la fuerza militar. Su poder le permite decidir totalmente desde los mínimos detalles para la construcción de una vivienda hasta la destrucción planificada de un pueblo entero, con todas sus consecuencias de terror y sufrimientos porque “ha hecho de la dignidad un simple valor de cambio” y sigue a la letra los mandatos del capital trasnacional, recitando sin pudor el consenso de Washington, los mandatos de la OCDE, la OEA y la OTAN, y aplaudiendo los TLC y el éxito de los mafiosos que legalizan capitales porque “sustituyo las numerosas libertades conquistadas por la única y desalmada libertad de comercio”, sin importarle que donde la gente clamaba por comida quemó el arroz y contaminó las aguas y donde escaseaba la salud cerró hospitales para refinanciar bancos y donde había miseria instaló batallones que convirtieron a los hambrientos en bajas en combate. “En una palabra, en lugar de la explotación velada por ilusiones religiosas y políticas, ha establecido una explotación descarada, directa y brutal”

La burguesía define entre los suyos a los que habrán de gobernar, desde niños identifica quienes serán presidentes, cancilleres, ministros, candidatos, empresarios o destacados militares. Padres, hijos y parientes se turnaron los cargos de poder del ejecutivo, el legislativo y judicial, durante el medio siglo de guerra, se casaron entre sí, formaron empresas familiares, contrataron o se independizaron, para en todo caso, reproducir poder y capital, repartido entre sonoros apellidos como Pastrana, Gaviria, Galán, López, Lleras, Santos, Holguín, Uribe, Samper, Valencia, que hace tiempo dejaron claro que no tienen contradicción insalvable para asegurar en la paz lo que la guerra les dio.

La burguesía también “ha despojado de su aureola a todas las profesiones que hasta entonces se tenían por venerables y dignas de piadoso respeto. Al medico, al jurisconsulto, al sacerdote, al poeta, al hombre de ciencia, los ha convertido en sus servidores asalariados”. La ciencia ya es otra mercancía y los científicos simples adjetivos al servicio de la nueva colonización, alejados del ímpetu por una epistemología del sur y exaltados por su capacidad para abrir nuevos mercados. De las vacunas importa que sean rentables, de los agroquímicos aunque maten humanos, suelos o aguas que se vendan. De la riqueza minera que se extraiga lo que no pudo el genocidio de hace 500 años y que sus migajas en regalías financien mas investigación aunque esta produzca humillación. Del derecho no importa la justicia, importa el temor a la ley que revalorice el trafico de decisiones judiciales.

A la burguesía le interesa inmovilizar las resistencias, las indignaciones, las rabias contenidas y las emancipaciones que vienen desde abajo, pero también destituir intelectuales y posicionar académicos que no hurguen en las estructuras del poder, y reproduzcan el sistema aniquilando toda posibilidad de acción y degradando al ser humano a su condición de animales trabajadores. Es momento político para entender en colectivo que “ser libre no es otra cosa que realizarse mutuamente y que mientras se compite, cada uno en lo suyo, el capital crece, gana, disuelve la multitud” y elimina la posibilidad de distinguir entre los que tienen el poder gracias a la guerra y los que dejan la guerra para hacerse al poder y sobre todo tiempo para comprender y sumar fuerzas en unidad para que el país empobrecido no sega teniendo a sus hijos como única posesión ni que su existencia política se reduzca a seguir perpetuando con su indiferencia o interés propio el poder de quienes apenas históricamente se encargan de garantizar su reproducción biológica negando la posibilidad de vivir libres de carencias y humillaciones.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=231027&titular=es-tiempo-propicio-para-retar-a-la-burgues%EDa-

 

 

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Hay distintas clases sociales entre las mujeres y, por lo tanto, diferentes feminismos

Por: Vincenc Navarro

Entre los hombres, la manera de expresar su machismo (la manera de oprimir a la mujer) depende, en gran parte, de la clase social del que lo manifiesta. Naturalmente que hay puntos y comportamientos comunes, pero siempre, o casi siempre, la clase social del hombre define muy marcadamente cómo se expresa tal machismo. No es, pues, de extrañar que lo mismo ocurra entre las mujeres (en un comportamiento precisamente opuesto al machismo). La bienvenida concienciación de las mujeres, como colectivo social, de la necesidad de conseguir los mismos derechos que los hombres, también viene marcada de una manera muy palpable por la clase social a la que la mujer pertenece o representa. De ahí la pluralidad de movimientos feministas.

Quedó ello claro hace varios días en un hecho que adquiría gran visibilidad mediática en EEUU, y que ocurrió en la Harvard University, el centro académico con más recursos, más rico y más poderoso de EEUU. Tal universidad tiene 37.000 millones en endowment (es decir, en propiedad sobre la cual generar ingresos). Las matrículas de los estudiantes son una parte muy minúscula de sus ingresos y, con tal propiedad, se ha convertido en uno de los centros de fondos de inversión más importantes del país. El hecho que sea un centro educativo es una actividad más que le da nombre, pero la mayoría de sus fondos se obtienen a través de las inversiones de su endowment. La riqueza de recursos es, pues, su característica principal. Dicha universidad es también donde parte de la élite de EE.UU. se educa, se socializa y configura su manera de pensar mediante los valores que tal universidad promueve. En EE.UU., es conocido que la cultura de tal centro es predominantemente conservadora y liberal (“liberal” en el sentido europeo de la palabra, pues la palabra “liberal” en EE.UU. quiere decir socialdemócrata o socialista, de los cuales hay muy pocos en Harvard. Por cierto, el hecho que los corresponsables de los medios de información españoles parezcan no darse cuenta de esta diferencia en la utilización del término “liberal”, crea una confusión enorme en la audiencia de tales rotativos).

El conservadurismo de Harvard aparece en todas sus dimensiones, incluyendo en su escasa sensibilidad hacia las poblaciones vulnerables y discriminadas, como afroamericanos, latinos y mujeres. Ahora bien, en 1977 tomaron la decisión de intentar parecer más modernos y se abrieron lentamente a afroamericanos (procedentes, sin embargo, de escuelas privadas de élite, como fue el caso del estudiante Obama, que llegó a ser presidente del país), más tarde a latinos y, últimamente, a mujeres. Harvard quiere parecer moderna y feminista.

Ahora bien, su conservadurismo y liberalismo estructural permanece y es marcado, apareciendo cuando uno menos se lo espera, como ocurrió recientemente cuando el que había sido ministro de Hacienda de la Administración Clinton, el señor Larry Summers  fue nombrado, por el Executive Board de tal universidad, presidente de la Universidad. En una entrevista, dicho señor Summers dijo que el hecho de que no hubiera más mujeres que fueran catedráticas en disciplinas científicas como física o química, se debía –según él- a razones biológicas, es decir, que las mujeres no eran hábiles para tales ciencias.

El feminismo de la clase de renta alta y mediana-alta

El escándalo que tales declaraciones crearon fue mayúsculo, de manera que el Executive Board de la Universidad rápidamente indicó que nombraría a una mujer como Presidenta, lo cual, por fin ocurrió. Se nombró como Presidenta a la Dra. Drew Faust, que era, además de ser mujer, una conocida feminista entre la comunidad científica que había animado a las mujeres (de su clase social, de renta alta y mediana-alta) a aspirar a lugares de alto poder institucional, rompiendo así con el monopolio del hombre en las estructuras de poder. Tal nombramiento fue celebrado prácticamente por la mayoría de las asociaciones feministas de EE.UU.

El feminismo popular

Ahora bien, hubo algunas mujeres de Harvard que no lo han celebrado. No eran ni profesoras, ni estudiantes, sino trabajadoras. Eran las mujeres de limpieza de la Universidad de Harvard (concretamente del hotel que tiene Harvard en su terreno, de siete pisos y cuarenta habitaciones, gestionado por la compañía Hilton Hotels & Resorts). Este hotel es uno de los más exitosos de Boston (los cuales, todos ellos, dependen primordialmente de la clientela provista por sus vinculados al mundo académico de tal ciudad). Tal hotel el año pasado consiguió uno de los mayores beneficios en el sector hotelero de la ciudad. Pero, a pesar de tal riqueza, las mujeres de la limpieza del hotel (la gran mayoría de ellas latinas) se encontraban entre las peor pagadas del sector, con mayor número de habitaciones a limpiar por día y mayor número de accidentes.

Durante más de tres años tales mujeres han estado intentando sindicalizarse, pues, de conseguirlo, podrían defenderse colectivamente y negociar sus salarios, beneficios sociales y condiciones de trabajo. Harvard, incluyendo su presidenta feminista, se ha opuesto durante muchos años. Y a pesar de las peticiones de las trabajadoras, muchas feministas de gran renombre en EE.UU., figuras del establishment político-mediático del país, ignoraron estas peticiones. En un interesante artículo en la revista The Nation, Sarah Lemand y Rebecca Rojas han detallado la enorme y heroica lucha de estas trabajadoras para conseguir que Harvard aceptara que pudieran sindicalizarse. Y las trabajadoras de limpieza descubrieron que hay tantos feminismos como clases sociales existen en EEUU. Y que las feministas del establishment político-académico-mediático estadounidense, no representaban los intereses de la mayoría de las mujeres que no pertenecen a tales clases pudientes y adineradas. El conflicto entre estas dos clases (las clases de renta alta y mediana-alta, por un lado, y la clase trabajadora, por el otro) apareció también en la definición de sus intereses. La realidad es que la integración de las primeras en las estructuras de poder era y es irrelevante para la mujer de las clases populares.

Y ello apareció también claramente en las últimas elecciones a la Presidencia de aquel país. El hecho de que la candidata a la presidencia del Partido Demócrata intentara movilizar a las mujeres presentándose como la candidata feminista es un ejemplo de ello. La gran mayoría de las mujeres de clase trabajadora no le votaron; apoyaron a Trump que, junto con el candidato socialista, apeló al voto de clase, incluyendo un discurso y unos temas de clara aceptación y atractivo para las clases populares. Clase social, después de todo, continúa siendo una variable clave para entender lo que pasa a nuestro alrededor, no solo en el mundo del hombre, sino también en el mundo de la mujer.

Las consecuencias de la debilidad del feminismo popular

Y esto ocurre también en España. La evidencia científica existente muestra claramente que, en España, aquellos servicios del Estado del bienestar que están menos desarrollados son precisamente los servicios de ayuda a las familias, tales como las escuelas de infancia –mal llamadas guarderías en nuestro país- y los servicios domiciliarios a las personas con dependencia. El déficit en el desarrollo de tales servicios en este país es enorme.

Y en España cuando decimos “familia” queremos decir mujer. Es la mujer la que lleva la mayor carga de responsabilidades familiares. El contraste de los países del sur de Europa (donde las derechas han sido históricamente muy fuertes) con el norte (donde las izquierdas han sido históricamente muy fuertes) es abrumador. En Suecia, por ejemplo, el número de horas semanales dedicadas a las tareas familiares por parte de la mujer es de 26. El hombre, 22. En España, la proporción es de 42 versus 8.

Ahí radica el escasísimo desarrollo de los servicios de ayuda a las familias en el sur de Europa, con un coste humano enorme. La mujer española tiene tres veces más de enfermedades debidas al estrés que el hombre. Y la mujer más afectada es la de clase trabajadora que no tiene servicios privados como la de clase pudiente (la sirvienta), que puede ayudarla. De ahí que la mayoría de encuestas muestren que, además de mejor condiciones de trabajo y mejores salarios, las demandas más comunes por parte de las mujeres de las clases populares son las dirigidas a conseguir estos servicios. Es urgente que los partidos políticos que están enraizados en las clases populares y que se consideren al servicio de dichas clases protagonicen y lideren la universalización de tales servicios en España. España (incluyendo Catalunya) necesita mayor concienciación de las necesidades de las mujeres pertenecientes a las clases populares. La evidencia de ello es abrumadora. Así de claro.

Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/19649/hay-distintas-clases-sociales-entre-las-mujeres-y-por-lo-tanto-diferentes-feminismos/

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Estados Unidos: La nueva forma de ver la división de clases en el Estados Unidos de Trump

Estados Unidos/Diciembre de 2016/Fuente: Univisión

Un terremoto político podría ser la metáfora más acertada para la elección presidencial estadounidense de 2016. No sólo porque el resultado fue inesperado y desconcertante, sino porque las profundas divisiones de clase y de raza que influyeron en dicho resultado se asemejan a la realineación de las placas tectónicas, cambios lentos que finalmente producen una gran liberación de energía a lo largo de líneas de fallas bien establecidas.

La dinámica de estas ‘fallas’ subyacentes en la vida estadounidense son detalladas proféticamente en la obra del historiador económico del MIT Peter Temin, quien ha documentado el ascenso de la ‘economía dual’ de Estados Unidos (Temin está llevando su ensayo original a un libro bajo el título The Vanishing Middle Class , que será publicado el próximo mes de marzo por MIT Press).

La historia dice así: durante las últimas décadas, la otrora robusta economía de clase media de oportunidades y sueño americano ha sido eviscerada. En su lugar se encuentra una nueva y altamente segmentada economía dual. Esta economía dual se distingue por un pequeño núcleo de oportunidades y empleos muy bien remunerados en Wall Street y Silicon Valley, los cuales Temin llama la economía FTE (de finanzas, tecnología y electrónica). Éstos son capitalistas propietarios de empresas, o profesionales con altos salarios; personas que tienen acceso a los mejores vecindarios con el mayor número de oportunidades y las mejores escuelas para sus hijos. Inicialmente, Temin consideró que este núcleo comprendía aproximadamente un 30% de la fuerza laboral y la economía, pero en un reciente mensaje de correo electrónico que me envió, me dijo que cree que en realidad se acerca más a sólo un 20%.

En la parte inferior hay una mucho mayor periferia de empleos de servicio de bajos salarios, en la que se encuentra de un 70% a un 80% de los estadounidenses. Temin señala que el trabajador estadounidense promedio gana apenas 40,000 dólares al año y que muchos trabajadores ganan mucho menos. Estas cifras son similares a mi propia división de la economía en un tercio privilegiado de trabajadores del conocimiento, profesionales y trabajadores creativos contra un 66% que trabaja muy duro en empleos de servicio, a menudo precarios, y de menor remuneración. «Estados Unidos se ha deshecho», escribe Temin. «Los ricos son cada vez más ricos y los trabajadores no avanzan en absoluto».

Idealmente, la economía dual ayuda a los trabajadores urbanos y rurales

Temin basa su modelo de la economía dual en la obra de W. Arthur Lewis, un economista de ascendencia caribeña que ganó el Premio Nobel en 1979. Lewis presentó su modelo original en 1954 en un documento clásico sobre ‘Desarrollo Económico con Suministro Ilimitado de Mano de Obra’, en el que intentó describir la trampa económica que enfrentan muchos países en desarrollo.

Lewis establece una distinción entre dos de los principales sectores económicos: el ‘sector capitalista’ favorecido y el ‘sector de subsistencia’ desfavorecido. Posteriormente los economistas los apodaron sectores urbano y rural. Conforme crece el sector capitalista, atrae a trabajadores del campo hacia la ciudad. Cuando el sistema funciona bien en promover un desarrollo económico equilibrado, algunos trabajadores rurales se sienten atraídos por los altos salarios ofrecidos en la ciudad capitalista, y quizás van a la escuela a capacitarse para un trabajo allí. Pero esto también contribuye a la economía rural.

El modelo de Lewis, tal como se muestra en el siguiente gráfico, demuestra cómo el aumento salarial en la ciudad también produce un aumento salarial en el sector rural. Conforme los trabajadores se trasladan a la ciudad, se alivia la presión descendente que el exceso de oferta de mano de obra ejerce sobre los salarios en las zonas rurales.

Temin nos advierte sobre lo que ocurre cuando se rompe la relación económica básica. Conforme crece el sector capitalista o urbano, se puede encapsular en una serie de islas aisladas que supera con creces el mayor sector rural o de subsistencia. ¿Algo de esto les suena familiar?

Si esos aumentos de productividad no se traducen en un aumento real de los salarios de los trabajadores de la ciudad —ya sean obstaculizados por un mayor costo de vida, la disminución de los niveles de empleo o simplemente la falta de remuneración— la ventaja de vivir en la ciudad desaparece y el exceso de oferta de mano de obra vuelve a la economía rural, reduciendo los salarios nuevamente.

Si está desequilibrada, la economía dual exacerba las desventajas

Temin considera que la economía estadounidense actual es una analogía moderna de la original economía dual de Lewis. Del mismo modo que los miembros del sector capitalista de Lewis habitaban sus propias islas aisladas de la vida citadina, los miembros de la actual economía dual viven y trabajan en distintos espacios geográficos. Y, al igual que en el modelo original de Lewis, estos dos sectores están prácticamente fijos en sus sitios, con muy poca movilidad entre ellos.

La razón de esta inmovilidad —o el ‘eslabón perdido’ entre estos dos sectores— es la educación. En la economía de hoy, grandes obstáculos le impiden a una gran mayoría de la población obtener tanto educación formal como las redes y el capital social necesarios para avanzar hacia el núcleo de favorecidos. «El resultado es que la educación, que una vez fue una fuerza para la homogeneización de la fuerza laboral», argumenta Temin, «se ha convertido en una barrera que refuerza la economía dual».

Esta división de clase está fuertemente relacionada con la raza. En contraste con la idea prevaleciente de una muy sufrida clase obrera blanca, Temin sostiene que las ventajas del núcleo económico estadounidense se acumulan en gran medida en los blancos, mientras la pobreza urbana concentrada, el acceso a escuelas insuficientemente financiadas, las mayores tasas de encarcelamiento y otros factores mantienen a un gran número de personas de raza negra y otros grupos minoritarios atrapados en el sector desfavorecido de la economía.

Dicho esto, los blancos también sufren de la flacidez de la economía dual. Temin proféticamente sostiene que, aunque los la gente de raza negra es «una minoría en el sector de bajos salarios, su prominencia en las discusiones públicas y políticas ayuda a ocultar los problemas de los blancos con bajos salarios». Éste es exactamente el tipo de reconocimiento que alimentó el inesperado auge de Trump y al trumpismo.

La historia de Estados Unidos produjo la desigualdad en la economía dual

El surgimiento y fortalecimiento de la economía dual estadounidense es producto de la interacción de numerosos factores históricos que abarcan la economía, la tecnología, la clase, la raza y el género, de los cuales se destacan estos cinco.

  • La desregulación radical de la economía y los mercados financieros que comenzó en 1971 bajo la administración Nixon, la cual finalmente permitió el surgimiento del sector financiero como el sector dominante de la economía.
  • La globalización y la automatización, las cuales se combinaron para socavar los empleos manufactureros de clase media que alguna vez fueron bien remunerados.
  • El declive de los sindicatos y los grandes recortes en la red de seguridad social, lo cual contribuyó a erosionar los salarios y el bienestar de la clase media.
  • La suburbanización rampante, la cual creó vecindarios cada vez más desiguales y agravó aún más la desigualdad en el acceso a la educación por clase y raza.
  • El encarcelamiento masivo como mecanismo de control social, evidente, por ejemplo, en la transición de la Guerra contra la Pobreza a la Guerra contra las Drogas, la cual ha afectado mucho más a la población negra, especialmente a los hombres negros jóvenes.

***

En última instancia, la persistencia de una economía dual estadounidense refleja el enorme peso político, así como el poder económico, de los núcleos privilegiados. A pesar de su menor tamaño numérico, los miembros del núcleo disponen de los recursos necesarios para formar partidos políticos y candidatos y definir resultados electorales.

La mayor tragedia es que la economía de Trump es una ampliación y una aceleración de las políticas básicas que han deformado la economía dual: aumento de la desregulación, continuación de la hegemonía de las altas finanzas, recortes de impuestos para los ricos y mayores recortes a lo que queda de la red de seguridad, junto con conjuros de protección de los empleos en fábricas y las críticas intermitentes contra China o México.

En última instancia, el trumpismo enfrenta a los miembros de la clase obrera blanca contra los miembros negros o hispanos menos favorecidos de la clase de servicio, preparando el escenario para que las causas subyacentes de la economía dual pasen desapercibidas y las divisiones raciales y de clases de Estados Unidos se profundicen aún más.

Fuente: http://www.univision.com/noticias/citylab-politica/la-nueva-forma-de-ver-la-division-de-clases-en-el-estados-unidos-de-trump

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Lucha de calles, lucha de clases en Mexico.

Por: Pietro Ameglio.

“Lucha de calles, lucha de clases. Córdoba 1971-1969” fue un importante libro argentino, coordinado por Juan Carlos Marín, Beba Balvé y Miguel Murmis, que investigaba y analizaba -en forma diacrónica y sincrónica- un hecho de masas como “el Cordobazo” (29 y 30 de mayo 1969), que fue un levantamiento del pueblo cordobés –desde un amplio espectro social, sobre todo obrero estudiantil- contra la dictadura militar argentina de Juan Carlos Onganía. No siempre la forma de la lucha de calles coincide con la de la lucha de clases, pero cuando esto sucede se intensifica radicalmente la magnitud del conflicto y la determinación moral de los actores de la resistencia civil y del poder oficial.

Partimos asimismo de la premisa que uno de los caminos más centrales del avance en la humanización de nuestra especie ha sido el de la “lucha social”, particularmente en las escalas de la no-cooperación y la desobediencia civil. Si no fuera por los individuos, grupos, comunidades, pueblos que han incursionado en estos terrenos -con armas morales y materiales- nuestra especie estaría aun en la “edad de piedra humanizante”.

Nos parece que actualmente en México, se está incrementando un tipo de lucha social que, en parte, tiene también algo de esta caracterización de lucha de clases y de calles, aunque tomando calles en un sentido más amplio que el urbano, para referirse también y sobre todo a los caminos rurales. Ahondemos en dos ejemplos recientes en la línea de una creciente radicalización de estas formas de lucha e identidades sociales confrontadas.

En un intento por profundizar sus acciones de no-cooperación y autonomía –en el sentido de asumir nosotros mismos las tareas que el Estado y la clase política no realiza-, se llevó a cabo en los caminos y parajes rurales de Veracruz, desde el 15 de julio, la 2ª. Brigada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas, por parte de muchas organizaciones de familiares de víctimas del país. Fue continuación de la Primera Brigada de abril pasado, en el mismo estado, donde se encontraron una gran cantidad de restos humanos (cerca de 11 mil fragmentos) en fosas clandestinas, hasta hoy no identificados. Pocas semanas antes de esta 2ª. Brigada, el 22 de junio, en Xalapa había sido brutal e impunemente asesinado un miembro de esa brigada, José Jiménez Gaona, y gravemente herida su esposa Francisca Vázquez Mendoza, padres de Jenny desaparecida el 21 de mayo de 2011 en Poza Rica. Al otro día iban a reunirse con el subsecretario de DDHH Campa, para tratar casos de desaparecidos en el norte del estado. Esta brigada inició afirmando ante la prensa: “El gobierno no lo quiere hacer (buscar a los desaparecidos), no tiene voluntad; le pedimos que si no nos ayuda, que no nos estorbe”.

Por otro lado, el actual conflicto magisterial por la abrogación de la reforma educativa oficial, si bien tiene su origen en una demanda sindical (CNTE) contra las formas de imposición, castigo laboral y evaluación punitiva, ha rebasado esta frontera de interés gremial, para apuntar a la transformación educativa en el país, y a la vez también se ha ido constituyendo un gran frente nacional solidario, popular, urbano-rural de movilización social con demandas sociales e identitarias muy amplias contra todo tipo de despojos.

Cada vez con más claridad y nitidez se han ido alineando y definiendo –también en su carácter de clase- en el espectro nacional los dos frentes confrontados – frente a frente-, con creciente polarización e intensificación en las formas de su lucha: por un lado el poder oficial gubernamental y político, el empresariado más poderoso, el sindicalismo y la academia ligados al oficialismo, las organizaciones sociales (padres de familia…) ligadas al empresariado y a la derecha, la mayoría de los medios; por otro lado, el sindicalismo disidente de raíz popular, campesina e indígena, las organizaciones (padres de familia…) y movimientos sociales indígenas-campesinos, los pueblos indios, las organizaciones populares del país, sectores estudiantiles, sectores académicos nacionales e internacionales progresistas…La composición de estas identidades sociales –que por supuesto no es dicotómica y es también interclasista- ha quedado públicamente expuestas con mucha transparencia, por ejemplo, en los templetes-presidiums de los dos primeros foros educativos que ambas partes han realizado en el IMSS y en la SEP.

A su vez, los medios que usan para luchar son también muy diferentes, desde la lógica y desde los recursos y cuerpos, pero en cuanto a la radicalidad de sus acciones civiles y pacíficas son similares, ya que están incursionando en los terrenos de la no-cooperación (amenazas con declarar impuestos en ceros, boicot de medios a las voces disidentes, paros escolares) y de la desobediencia civil (amenazas con no pagar impuestos, bloquear caminos). Por supuesto, que las acciones violentas y represivas (encarcelamiento de líderes magisteriales, masacre de Nochixtlán…) no entran en este terreno de la confrontación.

La presentación pública de ambas Rutas para sus Programas o Proyectos de Transformación Educativa ha evidenciado también metodologías de trabajo bastante diferentes de origen en estas identidades sociales confrontadas, que responden a experiencias históricas y sociales de construcción de conocimiento y relaciones de poder muy distintas : una ruta parte de un documento y tematización ya definidos a priori en gran parte desde el oficialismo; y la otra, la del magisterio disidente, propone una ruta de construcción social colectiva plural del proyecto educativo alternativo, sin definiciones previas. Ambas rutas se harán a través de foros y consultas en diferentes niveles, en ambas habrá el desafío epistémico de transformar la “experiencia” en conocimiento, algo que nunca es automático ni mecánico.

Es cierto que este proceso de conflictividad social ha alcanzado gradaciones elevadas en lo represivo y en la desobediencia civil, porque el nivel de los intereses –de todo tipo- y las determinaciones (morales y materiales) en juego también son elevados. Aquí la clave es evitar que la “espiral de la violencia” rebase a la “espiral de la resistencia civil pacífica”, o la penetre con la tentación del camino más corto o la victoria inmediata. Pero también es cierto que esta conflictividad social ha permitido aumentar la reflexión colectiva y la toma de conciencia en muchos sectores y clases sociales del país, así como en la clase política y los movimientos y organizaciones sociales, acerca de la crítica hacia los medios y fines de los procesos de consenso y toma de decisiones políticas nacionales, acerca del uso de la violencia represiva y la defensa de los derechos humanos laborales y educativos. Hay mucho que cambiar y mejorar, tomando en cuenta a todas las clases y actores sociales en procesos de co-operación horizontales.

En este sentido ha sido, en parte, la otra cara que ha atravesado también este proceso de alta conflictividad social de la lucha magisterial en sus etapas de negociación con el gobierno, pasando de la criminalización al diálogo, y de éste a la negociación actual. La voluntad y realismo de las partes sobre todo, el apoyo de actores convocados de la reserva moral nacional e internacional y de la Conamed (Comisión Nacional de Mediación) han ayudado a que este otro proceso distensivo avance en el objetivo de lograr verdad, justicia, reparación y una mejor educación en el país. Claro que en un contexto represivo y de violación a derechos humanos tan alto, con bandos tan polarizados y alineados, los avances hacia acuerdos que resuelvan el conflicto y sus consecuencias de raíz no pueden ser inmediatos ni totales, sino que han sido graduales, pero en su mayoría hacia adelante .en aras de una solución justa y duradera.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/lucha-de-calles-lucha-de-clases-en-mexico/

Imagen: https://desinformemonos.org/wp-content/uploads/2016/08/Redes-sociales-poder-popular.jpg

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