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Constatan senadores de Uruguay menos recursos para educación

América del sur/Uruguay/Noviembre 2020/prensa-latina.cu

Senadores del Frente Amplio de Uruguay constataron críticamente que en el presupuesto gubernamental que considera hoy el parlamento habrá menos recursos para la educación.
El legislador José Carlos Mahia señaló tras la presentación de las cifras de gastos por el ministro del ramo, Pablo Da Silveira, que tanto en esta área estratégica de políticas públicas como en ciencia y todo lo que hace a la cultura ‘tienen una reducción’.

A media sanción en la Cámara de Diputados por ceñida mayoría de la coalición de derecha, el proyecto de Ley correspondiente permanece pendiente de la consideración senatorial con el tema de la enseñanza entre los más polémicos.

Para el frenteamplista Mahía implicará ‘por un lado menos fuentes laborales para los trabajadores del sector y por otro clases con más alumnos en los mismos salones’, lo que ‘a todas luces, es una afectación directa a la calidad educativa’.

Justo en esta misma jornada el gremio de profesores de secundaria culminará 48 horas de paro nacional por esas señaladas causas.

Por su lado el senador del Partido Socialista, Daniel Olesker, apuntó contra Da Silveira que en su presentación de los números dijo que el gasto educativo sobre el Producto Bruto Interno (PBI) será en 2021 un 4,9 por ciento, por debajo del 5.1 con que cerró 2019 el último año de gobierno del Frente Amplio.

Detalló que a tenor con las propias proyecciones del funcionario, el gasto educativo sobre el PBI al concluir el quinquenio será del 4,7 en un tendencia negativamente descendente.

La Administración Nacional de Educación Primaria (ANEP) y la Universidad de la República (Udelar) tendrán menos y representan el 80 por ciento de la partida dedicada a la enseñanza.

‘Ya se sabe que la ANEP se verá afectada con menos docentes, menos horas en música y coordinación y que gran parte de esa baja se debe en gran parte a que el 1 de enero de 2021 en lugar un aumento salarial equivalente a la inflación será de menos de la mitad’, advirtieron ambos legisladores.

Los recursos para las becas universitarias y el hospital para formación de médicos son otros temas reclamados por la Udelar y que está sobre la mesa sobre lo cual en Diputados logró que le asignaran algunas partidas pero no todos sus cometidos.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=410429&SEO=constatan-senadores-de-uruguay-menos-recursos-para-educacion
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Entrevista al filósofo cubano Jorge Rodríguez Chirino

Por: Y. Barrios Hernández 

Le debemos el honor en esta oportunidad al Dr. C. Jorge D. Rodríguez Chirino. Licenciado en Filosofía por la Universidad de La Habana, Doctor en Ciencias Filosóficas. Autor del libro: El Esplendor de la Filosofía Islámica: Averroes en las umbrales de la Modernidad y de varios artículos sobre el tema.

Entre sus líneas de investigación destaca la Filosofía Oriental como la principal tendencia de su trabajo en el cual destaca su tesis de diploma: La filosofía medieval árabe: una ‘escolástica’ diferenciada, la cual dio paso al doctorado y la posterior publicación del libro. También aborda en su trabajo la Filosofía Contemporánea.

A continuación las valoraciones sobre la actualidad de la filosofía en su Cuba natal y a nivel internacional, desafíos y perspectivas.

Entrevista con el Dr. Jorge Rodríguez Chirino

¿Por qué estudiar filosofía? Motivaciones, intereses

La filosofía ocupa un lugar muy especial en el conjunto de los saberes. Aunque en rigor sería más preciso hablar de filosofías, ella entendida como una disciplina independiente tiene como sello distintivo una tendencia problematizante, una peculiar manera de interrogar por los fundamentos del saber que también podemos denominar tendencia crítica. Sin entrar demasiado en el complejo problema de definirla, la filosofía tiene una vocación totalizadora de un modo sumamente específico. Su interrogación por las “condiciones de posibilidad” responde a inquietudes intelectuales viscerales del ser humano. En los tiempos que corren estudiar filosofía es una gran tentación como forma de “terapia” frente a la des-espiritualización y al nihilismo global imperante. Aunque desde una perspectiva pragmática estudiar filosofía tiene algo de “romántico” (en el peor pero también en el mejor sentido), ella es uno de los caminos de reconstrucción de ese humanismo que ya sabemos está amenazado de muerte en el mundo contemporáneo.

¿Qué opinas del desarrollo que ha alcanzado la filosofía a nivel internacional?

La filosofía contemporánea ha seguido naturalmente caminos relativamente paralelos a la evolución (¿o habría que decir involución?) de lo social. Su situación no es menos crítica. Ella de un modo más o menos consciente ha pasado, a grandes rasgos, de madre de las ciencias a ser esclava. Es decir que se ha fragmentado en múltiples tendencias que han seguido obedientemente el mandato de la hiper-especialización. Con lo cual se resiente esa esencia suya omnicomprensiva y humanista. Pues a fin de cuentas como ejercicio necesario (en el sentido de compulsivo) de esclarecimiento del ser humano, digamos que se ha extraviado junto a este último en la vorágine de oscuras configuraciones socio-históricas. Si continuamos metaforizando podríamos decir que su identidad (la de la filosofía) está tan desintegrada que el diagnóstico no puede ser otro que el de “situación esquizofrénica”. Pero esto naturalmente es una valoración global y cada tendencia particular afirmaría que tal lamentable situación desaparecería si por filosofía se entendiese su peculiar propuesta.

¿Cree que en el momento actual en que se encuentra Cuba se trabaja a tono con las visiones más contemporáneas y formas de hacer/impartir filosofía en el mundo? ¿Por qué?  ¿Podemos hablar entonces de una crisis en la filosofía cubana? Como mismo se habla en el ballet de la presencia de una escuela Rusa, Danesa, Italiana y Cubana a partir de la forma de asumir y hacer suyos los presupuestos teóricos y metodológicos de la enseñanza del ballet. En su opinión ¿podríamos hablar de una escuela cubana de filosofía?

En Cuba en el momento actual semejante crisis está agudizada. En sentido general la situación actual de la filosofía en Cuba (para no entrar en la polémica de si habría o no una filosofía cubana) se caracteriza, por un lado, por su identificación con la enseñanza académica de la filosofía (e implicaría el problema de una posible crisis de esa enseñanza), problema que se complejiza sobremanera por el mandato oficial de su deber ser marxista-leninista. Por otro lado el panorama es bastante ecléctico (en el peor sentido) pues existen muchas tendencias que se corresponden con las del panorama mundial, pero en versiones criollas que entre otras cosas pretenden mantener además una coherencia funcional con el marxismo que recuerda los mecanismos de supervivencia del sincretismo afrocubano. Simplificando mucho se trata de una crisis “refleja” (su carácter “reflejo” es ya el meollo de la crisis) con problemas de rigor. Sin juzgar casos particulares (a fin de cuenta la filosofía la hacen individuos) el panorama está fundamentalmente oscurecido por una legión de profesores de filosofía marxista, desplegada por todos los centros de Educación Superior del país (y por todas sus Facultades), que implementan unos programas de estudios obsoletos y reduccionistas que no le hacen ningún mérito ni a la filosofía “dura”, ni al marxismo creativo, ni a la enseñanza. Resumiendo, esta legión pone en práctica un sucesivo reduccionismo: el de la filosofía a ciencia por una parte, y el de esta a ciencia social por otra, además del requerimiento de ser marxista. Un panorama homogeneizado y empobrecido de la riqueza heterogénea de los desarrollos filosóficos, contemporáneos o no. Si sumamos a ello la carencia generalizada de una cultura histórico-filosófica sólida el resultado está a la vista: ni se enseña en general filosofía rigurosa ni el engendro resultante pasa por una versión medianamente decente de marxismo. Todo esto, repito, simplificando mucho, es decir, la crisis es más aguda por un lado, y por otro hay casos individuales que despliegan un ejercicio de la filosofía más riguroso y auténtico. En cualquier caso no creo bajo ningún concepto que sea pertinente hablar hoy de una escuela cubana de filosofía.

¿Cree que encasillarnos al Marxismo-Leninismo como referente teórico fundamental en la enseñanza de la filosofía, no resulta una manera un tanto dogmática y poco dialéctica de apropiarnos de la madre de todas las ciencias?

Tener al Marxismo-Leninismo como referente fundamental para la producción de filosofía en Cuba es no sólo algo obsoleto y poco riguroso, como saben todos los conocedores del legado de Marx y de los marxistas más prestigiosos, sino una grave contradicción francamente anti-marxista (o anti-marxiana). El mundo contemporáneo requiere urgentemente soluciones de apropiación a la altura de su complejidad (y de su perversión). Desde el marxismo ello sólo es posible mediante apropiaciones creadoras y legítimas y bajo ningún concepto mediante implementaciones de doctrinas (como la del Marxismo-Leninismo) que, demostrado está y de manera suficiente, respondieron y responden a verticalismos políticos más que a necesidades vinculadas con el desarrollo de las llamadas ciencias humanas.

Si tuviera la oportunidad de cambiar algo en la forma actual de enseñar la filosofía, ¿qué cambiaría?

Todos los que nos dedicamos al ejercicio de la enseñanza de la filosofía tenemos la oportunidad al desempeñarnos de asumir el arduo desafío de hacerlo con honestidad intelectual y de buscar el máximo rigor en el desempeño. Hoy como siempre semejante ejercicio tiene que vérselas con la condición sine qua non de la cultura y las expectativas de los concretos educandos. La queja sobre las supuestas insuficiencias, crisis de valores, etc., de nuestros educandos es completamente vacía y olvida que el círculo de la Circunstancia a todos nos comprende. Mucho puede sugerirse al respecto: eliminar el manualismo, respetar un “pluralismo epistémico” riguroso y verdaderamente interdisciplinar (ya habrá tiempo para lo transdisciplinar), implementar metodologías de la enseñanza de vanguardia, etc. Pero lo que verdaderamente habría de ser transformado en función de crecer en eficiencia y rigor sería ni más ni menos que la Forma, es decir, el Sistema que funciona (disfuncional) como condición de posibilidad. Esto, podría decirse, es “tarea pendiente de todos”.

¿La forma de hacer filosofía en Cuba, de manera general, se acerca a la filosofía que como filósofo usted soñó?

Los sueños funcionan como la “cosa en sí” kantiana, y para continuar con los derroteros de esta imagen creo que mucho falta para percibir siquiera las antinomias al final del camino. Si de convertir situaciones pesimistas en proyectos optimistas se trata, creo que la “resistencia conflictiva” del medio (la forma actual de hacer filosofía en Cuba), si resistimos la tentación del acomodamiento y la apatía, puede convertirse en el aguijón que estimule a tratar de cambiar el estado de cosas. No sé si sea cometido de jóvenes o si los viejos puedan sacar a relucir el sabio que deberían llevar dentro. Por suerte para el “espíritu de desafíos” la respuesta a esta pregunta se encuentra contenida en ella misma.

Fuente e imagen: https://www.sicologiasinp.com/entrevistas/filosofando-con-chirino/

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Informe de estadísticas educativas de Venezuela

INE / 10-11-2020

 

Después de varios años sin publicar estadísticas educativas el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) de Venezuela acaba de publicar un importante trabajo comparativo

Destaca de este esfuerzo, el crecimiento en todos los indicadores durante el proceso Bolivariano. También la sostenida caída en esos indicadores desde el año 2013

Invitamos a leer este importante trabajo.  Pueden acceder al estudio en el enlace a continuación:

 

EstadisticasEducativas19881989-20172018

 

 

 

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¿Qué impacto tiene en los niños no ir físicamente a la escuela durante un año?

Por: https://www.vistazo.com
El 97 % de los niños, niñas y adolescentes latinoamericanos está a punto de cumplir casi un año sin pisar la escuela, y con las clases virtuales inaccesibles para los más vulnerables, la región corre el riesgo de perder su futuro por décadas, alerta un informe de Unicef conocido este lunes.
Con casi ocho meses de pausa prolongada para 137 millones de niños y niñas de Latinoamérica (un tiempo cuatro veces más alto que la media global), la agencia de las Naciones Unidas advierte de una posible «catástrofe generacional», provocada por la ausencia de clases presenciales por la covid-19.
«Cada día que pasa con las escuelas cerradas se va dando forma a una catástrofe generacional, que tendrá profundas consecuencias para la sociedad en su conjunto» reitera el reporte.
Uno de los efectos «profundos» de la crisis es que casi 3 millones de niños, niñas y adolescentes están en riesgo de no regresar nunca a la escuela.
Ante estas cifras, América Latina se enfrenta al reto de evitar que el potencial de las nuevas generaciones se pierda y se profundice la desigualdad de la región, devastada por los efectos de la covid-19, con 11 millones de casos hasta la fecha.
APRENDER EN DESIGUALDAD DE CONDICIONES
El jamaicano Wayne Young está preocupado por sus siete hijos: «Creo que mis hijos van a retroceder mucho», admite. «No tienen internet. No tenemos un teléfono celular. No tenemos una computadora porque no podemos pagarla».
Su testimonio, recogido en el informe, pone de relieve la brecha digital en Jamaica, donde internet solo tiene una penetración del 55 %, una injusticia que se extiende por América Latina.
En la región, solo la mitad de los alumnos de las escuelas públicas tiene acceso a clases a distancia de calidad, mientras que en las escuelas privadas esa cifra sube al 75 %, estima Unicef.
Tener internet era «un privilegio en América Latina» ya que «las escuelas de mayores ingresos» eran «las que tenían conexión», advierte a Efe Ruth Custode, especialista de educación de la Oficina Regional de Unicef para América Latina y el Caribe.
Custode apostilla de que no se trata solo de internet, sino también de tener un ordenador con el que acceder a las clases.
Por eso, lamenta que solo «el 18 % de los niños de los quintiles con los ingresos más bajos» tienen acceso a algún dispositivo, mientras que en los quintiles más altos «esa cifra es del 80 %».
«Con unos padres con mejores ingresos, con un nivel de educación más alto, los niños van a rendir mejor porque van a tener más apoyo. Pero en los grupos más vulnerables donde los padres no tienen un nivel educativo tan alto, ni conectividad, ni recursos, eso se complica aún más», esgrime la especialista.
La desigualdad es más acuciante en grupos vulnerables con niños con discapacidad, migrantes, indígenas o en zonas rurales donde la educación a distancia no llega, según Unicef. En las poblaciones rurales de Bolivia, por ejemplo, solo el 18 % tiene ordenador y el 3 % conexión permanente a internet.
«CATÁSTROFE GENERACIONAL»
Unicef advierte de que el porcentaje de niños, niñas y adolescentes que no recibe educación alguna, ni presencial ni remota, se ha disparado del 4 % al 18 % en los últimos meses.
¿Qué impacto puede tener para un niño o niña faltar a la escuela durante un año? Para Custode, tanto tiempo causa efectos a largo plazo «gravísimos».
«Si no hay realmente procesos de nivelación adecuados, esos niños van a tener un vacío durante toda su vida», enfatiza. Y esa pérdida terminará reflejándose en unos «peores salarios», como ya advirtió el Banco Mundial.
Según el organismo multilateral, cada niño en educación primaria y secundaria en América Latina y el Caribe podría perder de su sueldo entre 242 y 835 dólares cada año y hasta 15.000 a lo largo de su vida laboral.
Eso se traduce en una pérdida de hasta 1,2 billones de dólares en ingresos para los Gobiernos de la región durante el ciclo de vida de esta generación de estudiantes.
Otras consecuencias irán emergiendo a lo largo de su educación, con un aprendizaje inferior y una mayor probabilidad de abandonar las aulas por completo.
Por ejemplo, Unicef y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estiman un aumento de estudiantes de secundaria que caerán por debajo del nivel mínimo de competencia en lectura.
Al menor nivel en las competencias básicas, se le suman las trabas para hacer amigos y aprender aptitudes sociales.
«Nos preocupa mucho la falta de apoyo psicosocial que brindaban las escuelas, porque si los adultos lo estamos sufriendo, imagina qué significa para un niño o un adolescente estar ocho meses encerrado en casa y pegado a una pantalla», expone Custode.
Sobre todo, porque para los «más pequeñitos de nivel preescolar» su aprendizaje principal ahora es sobre todo «su parte social» ya que justamente a los «5 u 8 años se asientan las bases de su desarrollo social».
MÁS QUE UNA ESCUELA
El cierre de las escuelas no solo aplaza la educación para algunas familias, sino que supone la pérdida «de una cantidad enorme de servicios, como el de la salud, de apoyo psicosocial y de protección» para la infancia, añade la especialista.
Al menos 80 millones de niños, niñas y adolescentes de América Latina han perdido las comidas escolares y corren el riesgo de desarrollar deficiencias nutricionales.
«Al no tener acceso a esa comida, también se pierde una motivación para que los padres envíen a sus hijos a la escuela», donde a veces recibían su única comida nutritiva del día.
Los niños, niñas y adolescentes también están más desprotegidos ante la violencia en el hogar. La especialista explica que «muchos niños estarán dedicados a labores domésticas y eso nos preocupa mucho, también en el tema de las niñas puede ser aún más grave, con niñas dedicadas a tareas domésticas, a cuidar de sus hermanitos…».
REABRIR LAS ESCUELAS DEBERÍA SER LA PRIORIDAD
Mientras muchas escuelas en África, Asia y Europa están reabriendo gradualmente, en 18 de los 36 países y territorios de la región las puertas de las aulas permanecen cerradas.
Ante la suspensión masiva de los servicios educativos, Unicef ha brindado apoyo contribuyendo a que 42 millones de estudiantes en la región reciban aprendizaje a distancia y en el hogar a través de la radio, la televisión, Internet y otras plataformas.
Para Custode, la prioridad debe ser «reabrir las aulas, siempre con la máxima seguridad» porque «el mejor sitio para garantizar la educación es la escuela». Para eso, se necesita inversión, ya que 4 de cada 10 escuelas de la región carecen actualmente de instalaciones básicas para lavarse las manos.
La experta insiste en que «no se puede dar una receta universal». Y pone de ejemplo como en sitios rurales, «donde hay una escuela que tiene 20 niños, donde no hay casos de transmisión, no hay necesidad de que esa escuela esté cerrada».
*https://www.vistazo.com/seccion/actualidad-mundial/que-impacto-tiene-en-los-ninos-no-ir-fisicamente-la-escuela-durante-un
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Año escolar 2020-2021, encanto y esperanza

Por:  Dinorah García Romero

La República Dominicana tiene experiencia sobrada de enfrentar dificultades de diversa índole; tiene conocimiento de lo que supone luchar contra naciones colonizadoras. Recuerda con dolor todo lo que le ha supuesto combatir la tiranía trujillista y los 12 años letales de Joaquín Balaguer. Asimismo, sabe muy bien lo que supone lidiar contra la fuerza devastadora de la colonización interna; así como la potencia destructiva de la impunidad, de la corrupción y de la sindemia que nos afectan actualmente. Es una nación formada, sin querer, para vivir y actuar creativamente en tiempos difíciles. Nuestro país puede darle lecciones a otros de lo que implica intervenir las dificultades y cómo sobrevivir, por encima de precariedades fundamentales y sistémicas. Por ello, hoy, que inicia el año escolar 2020-2021, nos encontramos frente a un acontecimiento más que requiere esfuerzos nuevos, corresponsabilidad nacional y puesta en acción del mayor potencial creativo que pueda existir en los dominicanos. Es así una ocasión nueva para aterrizar en el contexto educativo toda la capacidad emprendedora y de transformación que exige este momento.

La acogida del nuevo año escolar ha de alejarse del pánico, aunque tengamos presente que nos movemos en un terreno poco consistente y vertebrado por la incertidumbre. Ha de distanciarse del pesimismo, sin dejar de tener presente que nuestras emociones y sentimientos están afectados, por lo cual somos pasibles de angustia creciente y miedo exponencial. Pero es ocasión singular, la que nos ofrece la COVID-19: asumir y acoger el año escolar con encanto y esperanza. De todas las acepciones del concepto encanto, la que más encaja es la de gracia. Sí, el año escolar necesita que lo recibamos con elegancia, con una apostura que le abra espacio a la capacidad personal y colectiva de reaprender y desaprender.

Todos iniciamos el año escolar. Desde donde estemos, hemos de prepararnos para aprender lecciones diferentes y nuevas. Pero, también, hemos de estar dispuestos a prestar servicio, ideas y propuestas que contribuyan con una educación que, cada vez más, se acerque a la inclusión y a la calidad, dos dimensiones con anemia estructural en el país. Es necesario mirar y vivir este año escolar con la gracia natural y espontánea que brota del encanto. Sin duda, esta postura no puede obviar la dura realidad en la que se va a desarrollar el curso escolar, pero es lo más saludable para la joven generación que está convocada. El desarrollo del curso puede disminuir el atraso en la República Dominicana. Puede contribuir para que algún día podamos sacudirnos de tanta pobreza; y hasta de la indigencia intelectual, cultural y social que palpamos. Apelamos a vivir un encanto situado y comprometido. Se nos brinda una nueva oportunidad para convertir la sociedad dominicana en una escuela viviente, en un tejido abierto al trabajo conjunto para que el curso fluya.

El encanto ha de estar unido a la esperanza; y esta, a su vez, ha de estar mediada por la confianza y por una actitud de alerta. La confianza que necesitamos se ha de alejar de una actuación acrítica. No. El Ministerio de Educación, el gobierno y las familias requieren que nos mantengamos en estado de alerta. La capacidad crítica para interpretar discursos, para identificar eslogan y para desmontar prácticas institucionales y educativas obsoletas, no se puede esconder. Es tiempo de activarla. Al mismo tiempo se ha de poner en acción una actitud proactiva. La esperanza no es un producto de ciencia ficción, es una dimensión del ser humano. Ser esperanzado no es una fórmula coyuntural, es un elemento constitutivo de los humanos. Hoy más que nunca necesitamos robustecer la esperanza y comunicarles esa energía transformadora a las madres, a los estudiantes; y a los docentes que hoy enfrentan desafíos importantes y comprometedores. Este curso escolar se ha de inscribir en la cultura de lo posible. No se hará magia, pero se han de desplegar todos los esfuerzos necesarios para que los niños dominicanos continúen desarrollándose; y, sobre todo, para que puedan ejercer, con el cuidado requerido, el derecho a la educación. Es su derecho; y ningún poder ni ningún sector puede limitarles este derecho. El Ministerio de Educación de la República Dominicana ha de clarificar y consensuar más sus políticas educativas en este año escolar. De igual manera, la sociedad no puede dormir siesta. Se requiere de ella una posición de colaboración y de seguimiento crítico y sistemático a las disposiciones y acciones del MINERD. Esta criticidad ha de estar vinculada estrechamente a propuestas innovadoras, útiles y articuladas a la realidad educativa y social del país. La Asociación Dominicana de Profesores ha de presentarle a la sociedad su programa para fortalecer el ser y el hacer de los docentes en este curso escolar que se inicia. No caben ya las reacciones coyunturales. Es necesaria la planificación racional, actualizada y comprometida. No olvidemos, a partir de hoy, que el hilo dinamizador de la sociedad y de la educación ha de ser el encanto y la esperanza que despierta este curso escolar, 2020-2021.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/ano-escolar-2020-2021-encanto-y-esperanza-8878283.html

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Federico Velázquez: «Los niños deben ser líderes del cambio en sus familias en buenos hábitos ambientales»

Por: Nieves Mira

No forma parte del currículo escolar, pero la educación ambiental está presente en casi todos los colegios de la geografía española, en parte por los hábitos adquiridos durante la LOGSE. Sin embargo, ha surgido una generación de adolescentes preocupados por el futuro del planeta, que sin prejuicios observan los desafíos del futuro y luchan por cambiar una realidad que parece imparable: el cambio climático. Desde la Asociación Española de Educación Ambiental, su presidente Federico Velázquez cuenta a ABC cómo será posible crear conciencia, tanto en los más pequeños como entre sus mayores.

¿En qué debe consistir esa educación ambiental en la que hay que formar a las futuras generaciones?

Debe tener un enfoque transversal. Damos por sentado que debe llegar a todos los sectores sociales. A veces solo se señala a los niños, pero quien hace el daño son los adultos y de ellos aprenden los niños. Deben tener a su nivel una formación ambiental. Por una parte porque es parte de su proceso formativo y por otra porque se pueden convertir en agentes dentro de sus familias para incorporar buenos hábitos ambientales.

¿Y en la escuela?

Debe incluirse también de forma transversal: que no haya asignaturas separadas sobre todo que son para la vida, porque si se cayese en esa tentación se vería como una asignatura de segundo orden y la gente lo tomaría como otra cosa. Estas enseñanzas tienen más fuerza cuando vienen a través de una figura cercana, sin necesidad de que sean unos expertos los profesores, que a través de sus materias deben ponerles en contacto con el medio. La clave será que sean figuras cercanas como padres, familiares o profesores los que le acerquen al niño al medio.

¿Cómo se les está formando actualmente en los colegios?

Al no estar regulada queda en el buen criterio de cada centro. De aquella Logse que la incluía ha quedado cierta huella y generalmente los planes suelen incorporar algo que tiene que ver con la naturaleza y el medio ambiente. La manera de desarrollarlo va a quedar a criterio de cada profesor. Una de las formas en las que la hemos visto presente es a través de actividades extraescolares y de las ciencias naturales, donde aparecen temas que tienen que ver con lo ambiental.

¿Es más fácil educar a los niños que a los mayores?

En parte sí porque el mayor puede tener ya unos hábitos. Es un desafío, porque una persona solo cambia de hábitos cuando descubre que hay un mayor interés en el cambio que lo que venía haciendo hasta ahora. El niño parte de una mente más abierta y es fácil que comprenda que no hay que maltratar a un animal o que hay que cuidar el entorno. Luego se convertirá en su círculo en un transmisor y en un vigilante para que todo eso se lleve a la práctica.

¿Cómo se crea conciencia?

Para generar conciencia hay varias vías. La educación ambiental no es saber medio ambiente sino generar conciencia, y eso ocurre solo cuando estamos ante situaciones delicadas. Viene por dos o tres vías esenciales. La primera es la participación: cuando hablamos sobre la contaminación del agua la conciencia surge cuando vas al río o al lugar y lo ves, lo analizas y confirmas lo que ahí ocurre. Cuando una persona participa a través de la práctica es cuando una conciencia puede surgir. Conviene estar atento, porque también puede venir a través de una película o una novela.

En segundo lugar tendríamos el debate. Mientras se queda en pensamiento, no dejan de ser ideas pero si se promueve también un ámbito donde la persona debate se genera conciencia porque en la medida que sale de ti algo te compromete. Y el tercer método sería una derivación del anterior y es cuando uno enseña a otros. En colegios solemos recomendar que los alumnos más mayores den charlas a los de un curso inferior. Los que se conciencian son los que las dan.

¿Podemos hacer algo los ciudadanos si las empresas y gobiernos no se involucran?

Lo ambiental compromete a todos. Todo el mundo tiene parte de responsabilidad y si hay alguna gente que no la cumple, hay algo que se queda sin cumplir. Lo ambiental tiene que haber también una respuesta política, administrativa. La educación es importante pero las obras también lo son. Si hay alguien que no cumple el papel que le corresponde el daño está hecho. La educación independientemente de lo que hagan los demás debe de tener su autonomía, sobre todo hoy donde el ciudadano es víctima y verdugo porque él mismo contribuye a generar los daños que luego sufre.

¿Cómo estamos en España respecto a otros países?

Un poco más atrasados, porque la educación ambiental parte de la educación cívica. Pero la satisfacción es ver que se va avanzando y hay aspectos en los que ya tenemos una cierta conducta, como con el reciclaje, porque ya más del 50% de la población recicla. Ahora vienen retos más difíciles y cada vez los compromisos que se van a pedir van a ser mayores, y es ahí donde la educación ambiental debe plantear otro nivel de compromisos, que tienen que ver con la movilidad, el ocio, la alimentación… Lo ambiental viene a darte una vida digna, mucho más saludable, y el desafío de los educadores es hacer ver a la población que detrás de ese cambio de hábitos se encontrarán con prácticas que beneficiarán a todos.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-ninos-deben-lideres-cambio-familias-buenos-habitos-ambientales-202011040023_noticia.html

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La evaluación del primer periodo en educación preescolar

 Abelardo Carro Nava

El tránsito del hogar a la escuela, es uno de los momentos más importantes en la vida de los seres humanos. Indiscutiblemente, este periodo influye de manera significativa en cada uno de los niños que, de un instante a otro, se desprenden de su entorno inmediato para integrarse a uno que es prácticamente desconocido para ellos: la escuela. Sí, la escuela, ese espacio donde, a diferencia del hogar, todo ocurre de otra manera porque en ella descubre: nuevas relaciones, nuevas expresiones, nuevas sensaciones, nuevas emociones; en fin, todo un cúmulo de sucesos que, indudablemente, repito, son parte importante del crecimiento y desarrollo de los pequeños.

¿Cómo olvidar las incontables expresiones que se observan en los rostros de los chicos cuando llegan a su primer día de clases en el jardín de niños? Llanto, incertidumbre, desconfianza, indiferencia, ansiedad, miedo, angustia, desesperación, entre otras tantas más, son parte de ese proceso que les significa el desapego del hogar y, por el cual, comienzan un camino diferente, lleno de experiencias que solamente la socialización puede favorecer e impulsar. ¿Acaso no es por medio de esa socialización que el pequeño se descubre a sí mismo en razón de los demás? Desde luego, la concurrencia en el preescolar es trascendental en la vida de los pequeños porque en éste, aprende a vivir socialmente con sus compañeros, lo cual tiende a incrementar, su participación en actividades de grupo con una gran cantidad y variedad de contactos sociales que van más allá de lo que, Linguido y Zorriano (1981), denominan ser “espectadores”.

En este sentido es importante hacer notar, que el enfoque de la educación preescolar ha cambiado conforme ha pasado el tiempo; de un enfoque pedagógico centrado en los cantos y en los juegos en los que el desarrollo de la motricidad fina y gruesa eran su piedra angular, se modificó para dar paso a una formación integral a través del desarrollo de los aspectos cognitivos y emocionales de los alumnos (SEP, 2018); ello no significa que dichos cantos y juegos que, como sabemos, favorecen esos aspectos motrices hayan sido eliminados; por el contrario, siguen siendo parte de un proceso que, de manera integral, forma al educando.

Visto de esta forma, si consideramos que la socialización es fundamental para que el niño, progresivamente, vaya desarrollando sus facultades naturales y, si sabemos que el nuevo enfoque pedagógico de la educación preescolar pretende la formación integral del educando, ¿de qué manera se han visto afectadas tales cuestiones con la pandemia y confinamiento que ha provocado el Covid19? Como parece obvio, la primera ha tenido un giro importante, puesto que las actividades escolares que propiciaban esa socialización y de manera presencial se desarrollaban en cada uno de los jardines de niños, se trasladaron, en el mejor de los casos, a la casa, mediante el empleo de una computadora o celular. ¿Esto generó nuevas formas de interacción? De eso hablaré un poco más adelante. Por lo que respecta a la segunda, el de la formación, también se ha visto alterada porque, como sabemos, el hecho de quedarse en casa dejó al descubierto las grandes desigualdades existentes en cada uno de los hogares mexicanos, motivo por el cual, las educadoras y educadores, implementaron una serie de estrategias para que sus alumnos iniciaran o continuaran con su proceso formativo. Al respecto es de destacarse, la entrega de guías o cuadernillos en las casas o escuelas de los pequeños y el envío de correos electrónicos, o a través de WhatsApp, con las actividades que tendrían que hacer los chicos en casa, con el apoyo de sus familiares; esto, a partir de los contenidos que están marcados en el documento Aprendizajes Clave para la Educación Integral y, desde luego, contemplando lo que a través de la televisión se trasmite para este nivel educativo.

¿El abordaje de estos contenidos, a través de una educación a distancia, ha favorecido el aprendizaje de los alumnos que cursan el preescolar? Pienso que no del todo; porque el trabajo que realizan las educadoras y educadores en cada uno de los jardines de niños: es insustituible y transcendental para el desarrollo integral de los pequeños.

¿De qué manera la educadora o educador propicia que el niño entienda preguntas que le permitan identificar objetos en el aula?, ¿de qué manera la educadora o educador propicia que su alumno resuelva problemas a través del conteo y con acciones sobre las colecciones?, ¿de qué manera la educadora o educador logra que su educando escuche cuentos para asociarlos con sus sentimientos? Si, ¿de qué manera se logra todo ello? Desde luego, la formación inicial que pudieron haber obtenido las maestras y maestros en su escuela normal colabora con este propósito, pero también, la experiencia que día a día se va dando en la escuela, en el aula. Si, ese espacio lleno de experiencias enriquecedoras y de un enorme significado que, con el paso de los años, se van sedimentando.

Luego entonces, sigo sosteniendo que evaluar el primer periodo (ver el artículo que publiqué la semana pasada en este y otros espacios y que lleva por nombre “Los dilemas de la evaluación del primer periodo”) considerando como unidad de medida los aprendizajes esperados, tal y como lo propone el Secretario de Educación, es una gran equivocación. Ya lo he dicho y lo vuelvo a repetir: la casa no es la escuela y la escuela no es la casa.

Tengo claro que nadie estaba preparado para todo lo que se desprendió de la contingencia sanitaria por la pandemia mundial que estamos viviendo; también tengo claro, que los momentos educativos que vivimos son totalmente diferentes de los que ocurren en el aula, entonces, ¿qué le lleva a pensar a este funcionario que los chicos están aprendiendo conforme a los aprendizajes esperados?, ¿sabrá todo lo que implica y significa trabajar con niños cuya edad oscila entre los 4 y 5 años?, ¿acaso pensará que todos los padres de familia tienen el conocimiento didáctico-pedagógico que se requiere para trabajar con los niños los contenidos de un plan de estudios?

Ciertamente, como padres de familia tenemos una responsabilidad y obligación importante en la educación de nuestros hijos. Eso no lo dudo. Sin embargo, este hecho no es ni por un tantito, idéntico al acto educativo que se vive en un salón de clases de un jardín de niños.

Obviamente, resultado de una planeación y del desarrollo de cada una de las sesiones en las que se organizó el trimestre, la educadora o educador, tienen la posibilidad de evaluar o, mejor dicho, de valorar el desempeño de sus alumnos. En tal ejercicio, cobra sentido, un elemento que me parece fundamental para comprender que, en estos momentos, evaluar mediante el logro de los aprendizajes esperados, es un gravísimo error. Me refiero pues a la observación; si, esa observación que en el día a día le permite al docente dar seguimiento y continuidad (a través del registro) al desempeño de sus educandos. Situación que, como parece bastante obvia, no puede hacerse en estos momentos.

¿Qué otros elementos, tiene la educadora o educador, para valorar los logros de sus chicos en términos de los aprendizajes esperados? Las tareas, trabajos, carpetas o portafolios, entre otros; actividades que, desde mi perspectiva son complementarias de lo que se realiza en el aula; esto, porque como sabemos, cuando se encomienda una actividad en casa suelen suceder algunas cosas: a) que los padres de familia supervisen el trabajo y estén atentos u orienten el desarrollo de la actividad que hace el niño; b) que no estén atentos ni supervisen el trabajo porque desconocen sobre el tema, aunque puede ser que reciba orientación por parte de un adulto o hermano; c) que dichos padres terminen haciendo el trabajo que les fue dejado a los pequeños; d) o que simplemente no lo hagan ni lo entregan (Carro, 2020).

En este sentido, si coincidimos en que lo descrito en el párrafo anterior es parte de esa realidad que está muy presente en este nivel educativo, ¿de qué manera podrán evaluar las educadoras y educadores este primer periodo?

Pienso que, independientemente de que la SEP emita un nuevo Acuerdo o ciertos aspectos que modifiquen el 12/06/2020 (DOF, 2020), los colectivos docentes podrían fijar esos criterios de evaluación mismos que les permitan realizar una valoración del avance logrado por sus alumnos. Una valoración que se acerque a la realidad de los pequeños. Esto, porque considero, que hay una diferencia muy importante entre aquellos niños cuyos padres, durante estos meses, han tenido la posibilidad de estar prácticamente al 100 por ciento con sus hijos al tener un trabajo estable, bien remunerado y con las mejores condiciones que cualquier niño podría tener para trabajar desde casa; de otros cuyos padres han tenido que salir a buscar el sustento fuera del hogar, o bien, que los hayan acompañado en esas labores con la idea de tener algo que comer en casa.

Visto desde esta forma: no, no es buena idea tomar en cuenta la opinión de un funcionario que nunca ha estado frente a un salón de clases en un jardín de niños. Los colectivos docentes, con su experiencia y conocimiento, seguro estoy que habrán de tomar las mejores decisiones porque, más allá del reporte burocrático que tienen que entregar a sus directivos en próximas fechas, no debe perderse de vista que, una evaluación, tiende a brindar una serie de elementos que permiten tomar decisiones para mejorar el quehacer docente en razón de los aprendizajes de sus alumnos.

Con negritas:

¿Se imagina usted el significado que reviste el que un niño comience su un proceso educativo a través de una computadora, celular o televisor?, ¿de qué manera explicar esta nueva interacción?, ¿estaremos en la antesala de una nueva socialización en este nivel educativo? Digo, los niños que en este ciclo escolar se incorporaron al Sistema Educativo solo han conocido, en el mejor de los casos, a su maestra y a sus compañeros mediante un aparato electrónico.

Al tiempo.


Referencias:

SEP. (2017). Aprendizajes Clave para la Educación Integral. Plan y Programas de Estudio para la Educación Básica. Ciudad de México.

DOF. (12/06/2020). Por el que se establecen diversas disposiciones para evaluar el ciclo escolar 2019-2020 y cumplir con los planes y programas de estudio de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), Normal y demás para la formación de maestros de educación básica aplicables a toda la República Mexicana, al igual que aquellos planes y programas de estudio del tipo medio superior que la Secretaría de Educación Pública haya emitido, en beneficio de los educandos. Recuperado de: https://dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5594561&fecha=05/06/2020

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