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Declaración del Foro Venezolano por el Derecho a la Educación sobre desalojo de Residencia Estudiantil

Caracas, 25 de julio de 2020

 

Foro Venezolano por el Derecho a la Educación:

Repudio al desalojo de las residencias Estudiantes Livia Gouverneur. Solicitamos una explicación pública del Gobierno Nacional

 

El Foro Venezolano por el derecho a la Educación (FOVEDE), Integrante de la Campaña Latinoamericana por el Derecho a la Educación (CLADE) observa con especial preocupación el desalojo que está afectando a les jóvenes que habitan las residencias estudiantiles Livia Gouverneur, ubicada en el centro de Caracas.

Es el pueblo estudiantil más humilde quien requiere del apoyo de estas residencias para poder estudiar y ser parte de la inclusión en los procesos educativos. En una situación nacional en la cual el criminal bloqueo norteamericano ha deteriorado de manera dramática la situación del pueblo trabajador, este desalojo se convierte en un despropósito.  Es momento de la unidad del pueblo trabajador y esta acción actúa en una dirección contraria.

Todes les jóvenes que habitan las residencias estudiantiles Livia Gouverneur son hijes de hombres y mujeres del pueblo. La precaria situación salarial de los y las trabajadoras hace imposible que puedan pagar un lugar de residencia para que sus hijes puedan estudiar. Por ello, el desalojo tiene el agravante de ser una medida contra los hijos de los y las trabajadoras.

Las residencias estudiantiles forman parte de las conquistas vinculadas al derecho a la educación. Durante la Cuarta República la crueldad, insensibilidad y autoritarismo de los gobiernos generó muertes en los desalojos de las residencia estudiantiles existentes en ese momento, acciones que eran “justificadas” por esos gobernantes, bajo la etiqueta de “razones políticas”. Todos fuimos testigos de cómo bajo el pretexto de sacar a los “revolucionarios” e “izquierdistas” de las residencias estudiantiles, se vejaba a jóvenes y en muchos casos se les asesinaba. El presidente Chávez siempre recordaba esa dramática situación como expresión del neoliberalismo en la educación.

Hasta la presente ningún funcionario del alto gobierno, a quienes les corresponde garantizar el derecho a la educación, se ha pronunciado al respecto. Por ello, respetuosamente solicitamos al Presidente Nicolás Maduro Moros una aclaratoria al respecto, y una clara directriz para que cese este atropello contra los y las jóvenes estudiantes.

 

 

Por el Foro Venezolano por el derecho a la educación

 

Luis Bonilla-Molina                           Lourdes Urbáez                     Rose Mary Hernández

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Invitación e inscripción a la conferencia de Francesco Tonucci: La Escuela no puede seguir igual

Por: Otras Voces en Educación

El próximo 29 de Julio, el Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación (CII-OVE) realizará el seminario virtual: “La Escuela no puede seguir igual” con el pedagogo italiano Francesco Tonucci.
La conferencia se trasmitirá por el canal de YouTube 👇🏼
https://www.youtube.com/c/OtrasVocesEnEducación y por el facebook de la CEIPHistorica
Franceso Tonucci también conocido por el seudónimo «Frato», es un pensador, psicopedagogo y dibujante italiano. Es autor de numerosos libros sobre el papel de los niños en el ecosistema urbano y de artículos en revistas italianas y extranjeras.
Link de inscripción para su conferencia 👇🏼🤓😁
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Educación Híbrida y Resistencias desde Nuestra América

Por: Fernando Santana

Desde el 20 de marzo Argentina ha entrado en la cuarentena social preventiva y obligatoria. Los números que arrojan los efectos de esta pandemia lejos están de ser los más altos en la región, aunque en la primera quincena del mes en curso se está observando un crecimiento significativo en la cantidad de casos. No obstante, y dado que la situación de aislamiento propiciada por el gobierno se renueva cada quince días, todo parece indicar que la próxima etapa supondrá una flexibilización mayor de las condiciones hasta aquí planteadas, pero dentro de una cuarentena que es la más larga de toda la región y del mundo.

También, en este escenario, desde las políticas de Estado se anuncia el regreso a las aulas, aún sin determinar un momento exacto, pero reglamentada a partir de cuadernillos que buscan configurar la ¨nueva normalidad¨ a la que se volverá tras el receso invernal.

El sistema capitalista aparece así en su lado más frágil y precario. En su variante neoliberal, destruyó la educación, el trabajo, la salud, los derechos laborales. En esta coyuntura, demuestra, además, su incapacidad para resolver los asuntos más urgentes. Las desigualdades materiales, sociales y culturales existentes en esta situación se ven aflorar con mayor crudeza que en tiempos anteriores. El paradigma capitalista está en crisis. Y como tal, en su acepción más gramsciana, crisis equivale a posibilidad: tenemos el desafío histórico y la posibilidad de que nazca algo nuevo, que permita superar las situaciones de injusticia social y potencie, por qué no, la creación de otro mundo posible, en donde primen otras relaciones sociales por fuera de las determinadas por el capitalismo. El pensador italiano anticipaba que una crisis se genera cuando lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer, y en ese punto, entonces, afloran los monstruos. Esta metáfora, de alguna manera, nos puede permitir entender el estado actual del asunto, al menos en lo referido a América Latina.

La debilidad del sistema capitalista se demuestra en que en los días que llevamos en esta situación millones de personas se encuentran en situación de deterioro de sus condiciones de vida. Miles que ya no tienen para comer. Miles que deben pedir un subsidio al Estado para llegar a fin de mes. Miles que deben compartir la comida para que ésta dure lo más posible. Miles que acceden a un sistema de salud precario y colapsado o a punto de colapsar. Si bien el Estado ha implantado algunos planes sociales con la finalidad de apalear la crisis, estas propuestas lejos están de resolver las violencias estructurales de la desigualdad y mucho menos, el problema del hambre o del acceso desigual a los bienes, servicios y a una vida digna.

Un informe realizado como GIPE (Grupo de Incidencia en Política Educativa) del CEAAL en los últimos días[1], nos muestra las similitudes que conlleva el tratamiento de esta situación en el continente. Con excepciones peligrosas, si pensamos en el caso de Brasil, por lo general el lema levantado por las voces autorizadas en materia de salud y de gobierno, ha sido el ¨Quedate en casa¨ como principal medida preventiva para poner un freno a la circulación y número de contagios en la región. Lo que genera de por sí un problema de índole estructural, porque el cumplimiento del aislamiento social y obligatorio encierra en su misma condición una profunda cuestión de clase. La naturalización de esta desigualdad se expresó en las variantes que adoptó ese slogan, que según las condiciones materiales de existencia pasó de ser la casa el refugio de cuidado a ser el barrio, los mismos barrios que vieron morir a muchos de sus líderes y lideresas comunitarias, en el reclamo por cuestiones tan esenciales como el acceso al agua corriente, por comida, por garantizar la alimentación de miles de personas que tienen en las ollas populares impulsadas por movimientos sociales su principal si no único sustento alimenticio. Por otro lado, en los marcos de otra pandemia que viene azotando a la región como son los femicidios, transfemicidios, travesticidios y crímenes de odios a las identidades que escapan al heteronormativismo, no es de extrañar que el confinamiento obligatorio haya redundado en un aumento de crímenes y de violencia hacia las mujeres, como muestran los datos estadísticos a nivel latinoamericano.

Las políticas educativas emanadas desde los ministerios oficiales se escudan en la supuesta democratización del acceso a la educación, para cuyo fin se elaboraron materiales y guías para el nivel primario y secundario (con el objetivo de que lleguen a aquellos puntos de la geografía local más distantes y remotos) y a la generación de programas televisivos o radiales, que se presentan como sustitutos de los y las docentes: las clases continúan, por eso se habla de continuidad pedagógica. El Ministerio de Educación es el educador, a través de estos dispositivos. Sin embargo, en la confección de estos cuadernillos no tuvieron participación alguna los y las docentes, aunque recaiga luego en ellos y ellas el trabajo de corrección y/o evaluación. Docentes como ejecutores de contenidos y propuestas diseñadas por otros, cuya tarea se centra en el monitoreo a distancia y su posterior convalidación. De todas maneras, y más allá de estas iniciativas, la propuesta que se convierte en hegemónica como decisión de Estado es la de la virtualidad. ¿Qué significa? Básicamente, la idea de reemplazar las instancias de trabajo presenciales por medio de plataformas digitales, sin que medie ningún tipo de formación al respecto, y que por eso mismo, muchas veces terminan funcionando como ejemplos perfectos de lo que Paulo Freire llamó educación bancaria, al promover un tipo de educación medible en términos de acumulación de trabajos. El gran supuesto que orienta esta práctica es que el conocimiento es resultado de una suma de trabajos y consignas, sin que medie ningún tipo de reflexión o instancia de construcción colectiva. Es la voz docente la que emerge, en el mejor de los casos, la encargada de explicar de manera unilateral aquello que resulta más importante. El estudiante se limita a hacer, a completar.

De ninguna manera esto sería equiparable a culpar a la docencia argentina; por el contrario, nos encontramos ante una situación que en su carácter de emergente y de excepcionalidad sólo desnuda la desigualdad social y la desigualdad en lo que hace a los accesos a las tecnologías. Que existen circuitos diferenciados de educación según el poder adquisitivo de los y las estudiantes, parece ser una realidad revelada, y ya no una mera suposición teórica. Las escuelas privadas con cuotas más altas, casi en su totalidad, ya disponían al momento de la declaración de la pandemia, de las herramientas tecnológicas que permitían la elaboración de aulas virtuales y un trabajo desde la virtualidad. Las aulas virtuales ya existían, llamadas a funcionar como complemento de las propuestas presenciales, cuando no, como su reemplazo, cuando esos estudiantes no podían asistir a clase. Es entendible, entonces, que la adopción de esta modalidad, en estos casos, no haya suscitado grandes problemas, sino que, por el contrario, encontró en lo mismo que ya se venía haciendo, una posibilidad de seguir expandiendo sus propias configuraciones ya existentes e incluso, a través de la contratación de empresas multinacionales destinadas a la elaboración de propuestas, una vía de acceso a la mercantilización educativa. La premisa de la neutralidad ideológica de estas compañías pareciera ser parte del espejismo en que se sustenta esta ilusión.

Sin embargo, ésta lejos está de ser la situación preponderante en los que hace a las escuelas que conforman el sistema educativo argentino. Ante la ¨obligatoriedad¨ de su extensión a todos los sectores de la población y a todas las escuelas que se insertan dentro del territorio nacional, lo que emerge en primer lugar es la falta de preparación desde la formación docente del manejo de las tecnologías básicas para la sustentabilidad de esta propuesta. Lo mismo sucede de igual manera y en proporción directa con su clase social entre los y las estudiantes. El Ministerio de Educación como respuesta ha llevado la virtualidad como forma de trabajo para continuar las clases desde las casas, y esto obliga a los docentes a un sinfín de actividades que abruma a estudiantes y familias que tienen acceso a la virtualidad, pero como ya fuera mencionado, esto está lejos de ser algo universal. Jornadas de trabajo que van más allá de los horarios que deberían cumplirse en condiciones presenciales, precarización del trabajo docente ante el exceso de horas no remuneradas, son indicadores de este momento, que además, se complejizan más según cuestiones de género. Esas mismas docentes que ahora tienen que preparar clases de manera virtual y además encargarse de la corrección de los trabajos asignados, son las mismas que muchas veces tienen también hijos o hijas en situación escolar, y deben así cumplimentar el doble rol, de ser quienes enseñan a su propia familia, así como también a sus estudiantes.

Por otro lado, la idea de la familia como espacio educativo primario, ahora que la escuela se ha visto desplazada, nos enfrenta a los otros problemas de la desigualdad, que tiene que ver con el acceso al capital cultural, que también es proporcional a una cuestión de clase. En la interseccionalidad clase social y género encontramos una de las expresiones más profundas de los efectos de la pandemia sobre los y las educadores y educadoras. No es de extrañar que aparezcan los primeros reclamos sindicales en esta dirección, llamando a paros virtuales, como expresión del descontento ante el deterioro de las condiciones de trabajo y al hecho de que garantizar las clases, en su soporte material y de conectividad, es un gasto que recae también sobre los y las trabajadores y trabajadoras de la educación y no una responsabilidad que el Estado haya asumido.

El modelo que sigue siendo el imperante es el de la Educación Primaria. El sistema educativo desde sus orígenes encontró en la Educación Primaria el principal foco de interés y de desarrollo en lo concerniente a políticas educativas. En el otro polo, dentro de la periferia, aparece la Educación de personas adultas, para quienes no hay asignada una propuesta de trabajo específica, ni mucho menos, que contemple alguna especificidad. ¿Qué sucede con la educación de adultos que nunca ha recibido o ha entrado en los programas de conectividad? ¿Qué sucede con aquellas familias o estudiantes que no acceden a internet? Se sigue profundizando la brecha educativa. La brecha cultural. Este año nuevamente miles de personas no terminarán sus estudios y aumentará la brecha educativa. Se ha profundizado lo que venía ocurriendo antes de la pandemia, las clases virtuales, el individualismo, y la pérdida del contacto con el otro.

Las grandes corporaciones mundiales van a intentar aprovechar esta situación: los planes virtuales de educación, la educación a distancia, los contenidos mínimos y adaptables, la no problematización de los mismos, la acumulación de secuencias didácticas solo para la acreditación. En lo que hace a política educativa, en Argentina poco se habla de la situación de jóvenes y adultos en esta emergencia educativa. Las propuestas oficiales por parte del Estado no contemplan una particularidad de trabajo con este sector de la población.

En Argentina 14 millones de personas no han culminado sus estudios secundarios según los datos proporcionados por el Censo Nacional Habitacional del año 2011, que según los estudios de Sirvent y Stein (2018) no muestra cambios significativos en las proporciones respecto al Censo anterior del año 2001. Es sabido que, de ese número total, solo es una pequeña porción la que decide finalmente acceder a culminar sus estudios correspondientes a la educación media.

Son los sectores populares, los marginados, los y las desclasados, los y las trabajadores, los y las jóvenes excluidos los principales destinatarios de esta propuesta y por eso mismo, esta ausencia desde el Estado no hace más que perpetuar la desigualdad y las posibilidades de permanencia. En otras palabras, son aquellos que el sistema ya ha excluido. Son aquellos a los que hoy el sistema vuelve a golpear en esta situación de aislamiento. Esta población se encuentra en situación de vulnerabilidad en todos sus sentidos.

El acceso a los dispositivos y a la conectividad sigue siendo un privilegio de clase. Lejos está de ser un derecho garantizado para toda la población. Y en el caso de que dispusieran de ellos, su acceso a la tecnología es mínimo e instrumental, algo que no está al alcance de todas las personas. Por esto mismo, e incluso en el marco de la cuarta revolución industrial, en la emergencia de la inteligencia artificial y del avance de neotecnologías en todos los sentidos y dimensiones que caracteriza lo que viene siendo este siglo XXI, estos estudiantes se encuentran por fuera de este proceso.

El llamado a la vuelta a clases (próximo a implementar en al menos 9 provincias de nuestro país a partir de agosto), constituye una muestra de lo que se denomina educación híbrida, en la medida que combina la educación a distancia online con la modalidad presencial, en proporción mucho menor a lo que implica lo virtual. El discurso de la optimización de la eficiencia aparece como sustrato ideológico de esta propuesta. Se habla en estos formatos de una recuperación de la autonomía y de una mayor flexibilización para los estudiantes, así como de la capacidad de fomento de la autoformación y del autodidactismo. Sin embargo, y más allá de las críticas que puede hacerse de por sí al espontaneísmo cuando se trata de direccionar el proceso educativo, resulta por lo menos cuestionable pensar que la autonomía pueda ser algo universal y aplicable a todas las situaciones y realidades de quienes sean los receptores de este planteo.

La extensión de la cuarentena implica una necesidad de revisar el papel del docente y del trabajo docente. El tiempo tal como estaba estipulado y que regulaba la actividad laboral se ha modificado. Largas horas frente a la computadora, excesivas jornadas de correcciones de manera virtual, imposibilidad de establecer un contacto fluido y cercano con les estudiantes, genera una situación de corrimiento del papel docente tal como la escuela lo pensó hace más de un siglo. Su centralidad se corre, y de cierta manera se reemplaza. La modalidad de escuelas híbridas redunda en esta dirección: aulas mediatizadas por la tecnología, en donde la figura del educador o la educadora se pierde o desdibuja.

A las desigualdades del acceso a la tecnología, se suma también las condiciones objetivas y materiales en que se encuentran las propias instituciones educativas, en lo que hace al mantenimiento e infraestructura de sus edificios. Hace casi dos años, el crimen social de Sandra Calamano y de Rubén Rodríguez, dos trabajadores de la educación de una escuela de Moreno, provincia de Buenos Aires, a causa de una explosión por la existencia de una fuga de gas cuya denuncia ya había sido realizada por lo menos en ocho ocasiones, desnudaba de la peor manera la aguda crisis que atraviesa la educación en esta materia y la desidia estatal, ante problemas que se arrastran hace tiempo. El protocolo que se supone deberán asumir las instituciones para evitar contagios y garantizar el cuidado de los y las estudiantes, parece ser más una proyección utópica que una posibilidad palpable, cuando ni siquiera están garantizadas las condiciones mínimas que permitan el desarrollo de las actividades en condiciones nada extraordinarias. Escuelas sin calefacción, con los edificios con peligro de derrumbe, sin vidrios, son algunas de las muestras que asume el variopinto de las escuelas en el país. La conectividad y el reparto de computadoras para los y las estudiantes de menos recursos lejos está de ser algo que suceda o con lo que se pueda contar en nuestras escuelas. Pensar también en la cantidad de elementos de sanidad o de limpieza que implicaría este regreso a las aulas, es también en cierto punto problemático cuando al día de hoy las escuelas no cuentas muchas veces ni con los elementos mínimos necesarios. Volviendo a la metáfora gramsciana de los monstruos, quizás sea esta forma educativa el peligro que acecha y sobre el cual tenemos que estar atentos para no permitir su avance.

Desde la educación popular, además, hay un llamado irrenunciable a la presencia, al encuentro, al contacto con los otros y las otras. La construcción de conocimientos solo puede darse a partir de encontrarnos con los educandos, prefigurando otras relaciones sociales que puedan trascender a las actuales, poder establecer el diálogo de saberes.

La educación popular tiene una apuesta que es siempre política, la apuesta es al cambio de la historia, al acceso al pensamiento científico sin perder su condición de clase. Se pronuncia abiertamente a favor de los oprimidos y oprimidas de esta tierra, en una opción de liberación y de superación de las desigualdades, en contra de quienes niegan y avasallan los derechos de los pueblos y les niegan la posibilidad de ser.

Esta reconfiguración del escenario local y mundial nos obliga como educadores/as populares a plantearnos nuevos desafíos y ubicarnos frente a una nueva situación, que agrava no sólo las condiciones de desigualdad económica y social; sino que también profundiza la brecha educativa que ya existía. El planteo de escuelas híbridas que se impulsará de aquí en más debe colocarnos no solo en una situación de alerta, sino también llamarnos a rechazar de cuajo que se siga excluyendo a quienes no tienen acceso a la tecnología, que se siga excluyendo a causa de la pobreza.

Esta situación nos obliga a replantear el papel que como educadores populares tenemos en la sociedad y el debate conjunto que debemos dar ante el conjunto del sistema educativo. No está habiendo respuestas que contemplen la particularidad de la educación de jóvenes y adultos. La declaración de la universalidad de la educación como derecho humano hoy resulta más un enunciado enfático que una realidad concreta. Exigir por el cumplimiento de medidas que signifiquen realmente la garantía del derecho a la educación y políticas públicas que den cuenta de los sujetos reales que son destinatarios de estas propuestas aparece como la exigencia histórica del momento. Debemos pensar estrategias conjuntas y específicas según cada situación particular, local, provincial, nacional y como región para dar la batalla cultural.

¿Qué es lo viejo que no quiere morir?

¿Qué es lo nuevo que no termina de nacer?

No podemos ser neutrales ni espectadores frente a este momento que nos exige tomar la cuestión educativa en nuestras manos. Sobre los cimientos de esta escuela que ya no volverá a ser igual a la que fue antes, tendremos que sentar las bases de una nueva escuela dentro del orden de lo posible, una escuela que sea pública y popular, que contemple los intereses de los sectores subalternos, que permita la construcción de la utopía, como realidad cercana, como anhelo a construir, pero de manera urgente.

Debemos pensar qué escuela queremos y hacia dónde queremos que vaya. No se trata de dar la pelea por la vieja escuela capitalista para que siga dejando por fuera a los sectores más postergados de la sociedad. Se trata de construir una nueva escuela, que sea más igualitaria, más humana, que no reproduzca las desigualdades, que sea decolonial, antipatriarcal, feminista, y permita la construcción de otras relaciones sociales en la lucha por la emancipación de nuestros pueblos. Debemos generar un gran movimiento pedagógico que incluya a todos los actores vinculados a la comunidad educativa para pensar otra educación. Debemos partir de las realidades de nuestros territorios para llegar a un horizonte común, generando diálogos y lazos con los educadores y las educadoras populares y los pedagogos y las pedagogas críticas que busquen cambiar el mundo, cuestionando las relaciones establecidas, el neoliberalismo, el fascismo, el racismo y al capitalismo actual en su etapa financiera.

Debemos, en definitiva, trabajar incansablemente para crear una sociedad más justa, haciendo de la educación popular nuestra bandera y nuestro grito de denuncia ante cualquier forma de opresión y con ello, que nos permita proyectar en el aquí y ahora, prefigurativamente, la sociedad que queremos.

Nuestra América Latina tiene su tierra manchada de la sangre derramada de los trabajadores y las trabajadoras que fueron brutalmente reprimidos, asesinados, golpeados por la pelea del acceso a mejores condiciones de trabajo; tiene la sangre de los pueblos originarios de nuestro continente, regada por las manos criminales de la conquista europea; tiene sus muertos y sus héroes, sus tradiciones y saberes ancestrales que no pudieron borrarse pese a los intentos dogmáticos de implementar no solo religiones sino paradigmas de pensamiento. Nuestra América quiso ser despojada de la comunalidad y del buen vivir, anteponiendo un pensamiento blanco occidental eurocéntrico que poco y nada decía de nosotros y nosotras. Elijo, para cerrar, una frase de José Martí, pionero en esto de pensar nuevas educaciones para nuestros pueblos: ¨A un pueblo ignorante puede engañársele con la superstición, y hacérsele servil. Un pueblo instruido será siempre fuerte y libre. Un hombre o mujer ignorante está en camino de ser bestia, y un hombre o mujer instruido en la ciencia y en la conciencia, ya está en camino de ser Dios. No hay que dudar entre un pueblo de Dioses y un pueblo de bestias. El mejor modo de defender nuestros derechos es conocerlos bien; así se tiene fe y fuerza: toda nación será infeliz en tanto que no eduque a todos sus hijos e hijas. Un pueblo de hombre y mujeres educados será siempre un pueblo de hombres y mujeres libres. –La educación es el único medio de salvarse de la esclavitud. Tan repugnante es un pueblo que es esclavo de hombres de otro pueblo, como esclavo de hombres de sí mismo¨.

[1] Se trata de La educación de personas jóvenes y adultas (EPJA) en América Latina y el Caribe durante la pandemia por la COVID-19, junio 2020.

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Un nuevo Pigmalión docente

Por: Pluma Invitada

La historia de Galatea es conocida como efecto Pigmalión en el terreno de la educación. Su historia, su comprensión, nos evoca a la reflexión para entender el nuevo paradigma a que se enfrentará el profesor, ahora que ha iniciado toda la vorágine para el retorno a la escuela, a las aulas de clase, dando inicio con todos los protocolos para el nuevo ciclo escolar que lleva como siglas: 2020-2021.

Galatea seria sin duda, esa eventualidad de aproximarse a ese ideal femenino, que cubriera las expectativas de Pigmalión, ese deseo le llevó a crearla y gracias a Venus le pudo dar vida.  Cada golpe con su cincel, dado armónicamente y de forma estética, Galatea se amoldaba al ideal de belleza, que él en su imaginario tenía. Ante esta historia bella y trágica a la vez, que introduzco como un marco comparativo de los paradigmas que avecinan al profesor ¿cuál sería el Pigmalión docente que se espera como resonancia del pronunciamiento del 8 de julio por el responsable de la SEP? Sin duda, es una pregunta que busca aproximarnos a ir clarificando hacia dónde este mensaje que nos llegó por medio de un webinar, apuntó hacia el logro de orientar a los docentes y de instruirles como un marco de referencia, para el rito de ingreso o no a las escuelas y a las aulas de clase.

Me parece que un primer peldaño para acercarnos a posibles respuestas es entender qué ha significado ese malestar docente al sacarlos del aula de clase, para que los profesores comprendan lo que hoy se busca, ya sea como acto un remedial o de prevención ante el distanciamiento del docente del aula de clase. Es menester señalar que ha sido sin duda un golpe serio a lo que representa ontológicamente la docencia, alejarle de su aula de clase, es romper contra su ethos.

¿Qué tendría que suceder para definir el Pigmalión docente para este ciclo escolar 2020-2021? Una posible respuesta que apuntalamos tomando como base a Philip Jackson en su libro la vida en las aulas.

El contexto de aula, como lugar donde se producen procesos de enseñanza y aprendizaje tanto intencionados como no intencionados, tiene una serie de propiedades distintivas que afectan a las personas que allí interaccionan y actúan, pese al tipo de organización de los alumnos y alumnas que se haya establecido y a la filosofía educativa a la que esta adherido el profesorado. (Jackson, 2013, pág. 17)

Si el aula es el espacio vital que abraza al profesorado como Señala Jackson, donde se forja la docencia, donde su Pigmalión se aguza, se afila, una tarea ante los planteamientos, las conjeturas, sería ¡entenderlo! el profesor sin aula, sin alumnos, sin estar con sus pares, ¡se siente solo!  Una interpelación que se pudiera acotar ante los resolutivos es indagar ¿cómo se siente el docente? ¿cuál es su malestar? Porque en estos más de tres meses ha salido de su espacio vital, lugar que históricamente lo ha plasmado socialmente, su tarea fundamental se ve realizada a través del gis y de la pizarra, usados por supuesto, en las aulas.

Las secuelas que prosiguen al docente después de salir de su hábitat, lo han dejado en el vacío, tuvo que ser enviado a una zona que no conocía o que tal vez, no estaba aún preparado para enfrentarle. Un nuevo reto subyace, el de posicionar una enseñanza que hoy se debate, es el de iniciar un nuevo crepúsculo en cuyo tinte se dimensiona la educación hibrida.  Ante esas derivaciones, una conclusión a la que los colocó se enmaraña entre comprender sus malestares; reflexionar la extrañeza que le ha sobrevenido por no ver cara a cara a sus educandos, la mirada de sus pupilos cuando algo no entienden, los diálogos de pasillo con sus pares, los debates con los padres de familia. La vieja usanza los persigue, el de dialogar, de reír, de discutir, de construirse, día con día y con un sello importante, de ser: frente a frente.

Un segundo peldaño que permita comprenderles en sus malestares y extrañezas, es construir un acompañamiento académico serio, profundo, centrado en constructos epistémicos, hermenéuticos, por parte de quien lo representa en la implementación pedagógica y didáctica de los planes y programas de estudio, que les de seguridad, que les ayude a entender con mayor énfasis lo que se habló durante el pasado 8 de julio en la conferencia de Esteban Moctezuma Barragán, Secretario de Educación Pública. Porque un resolutivo que se dejó ver, es que al parecer no se clarificaron varias dudas que el grueso del profesorado en sus imaginarios se planteaba. Quedando incluso, en una incertidumbre mayúscula.

Para ejemplificarlo, algunos tópicos que se trabajaron por parte del Secretario de Educación Pública fueron: un regreso hasta que el semáforo esté de color verde, la correcta interpretación pedagógica y filosófica de lo que es la Nueva Escuela Mexicana, el curso remedial, el protocolo para la sanitización de las escuelas, los Comités de padres de familia. La imprecisión que subyace es, sí lo que dijo el responsable de la SEP, clarificó lo que el regreso tan anhelado a clases, por los profesores querían escuchar. Que al parecer ¡no se logró!

Un tercer peldaño tendría que responder a este cuestionamiento ¿Qué esperaban los docentes escuchar de parte del Secretario de Educación Publica en su mensaje del 8 de Julio de 2020?  Quizá el oír como en antaño el inicio e incorporase a la escuela, con todas esos encuentros y desencuentros que acarrea un nuevo inicio de clases. De ver a sus alumnos, de aplicarles sus exámenes. Suena descabellado, ingenuo, absurdo tal vez, pero era una ilusión que querían aguzar el oído, que les mantiene en esa sintonía, que como un ritual que ciclo escolar con ciclo escolar lo realizan, al inicio de sus actividades. El estar en contacto con sus alumnos.

Surge ante esta pregunta y como un argumento que puntualice sobre qué esperaban escuchar, dos emergencias.

¿Por qué hago esa acotación?

La primera emergencia.

Ante más de 100000 participantes fue el dato que se voceo durante la trasmisión del webinar que pronunció Esteban Moctezuma Barragán, Secretario de Educación Publica. Tuvo ante su perorata la posibilidad de ser muy claro en muchas de las dudas de los profesores tenían antes y después de la misma. La primera de plantear de manera clara, la propuesta de lo que podría ser un regreso seguro a las escuelas. La otra clarificar el marco normativo y pedagógico que como colofón alumbre lo que este sexenio persigue a través de fincar su política educativa en lo que han llamado, la Nueva Escuela Mexicana.

Porque un reclamo del profesorado, ante los planteamientos que se hicieron en la conferencia del 8 de julio, me lleva a subrayar parafraseando a lo que señala Jackson, que la escuela, el aula de clase para los docentes es un lugar para interactuar de manera intencionada o no. Y eso, queridos lectores es el alma mater de la docencia. No hubo respuestas que satisficieran sus dudas, por citar uno de los planteamientos que citaron los profesores fue ¿cuándo se iniciaría el siguiente ciclo escolar?  La pregunta es obvia para ellos, por todo lo que acarrea ese iniciar de nuevo las clases. Sólo se dejó en claro de manera imperativa, que hasta que esté el semáforo de color verde, cosa que aplaudo y se dijo entre dientes que tentativamente sería el 10 de agosto como se tenía previsto desde hace algunas semanas, para que se pueda dar como acotación, el protocolo que ya se había divulgado. Pero, al final no se dejó convencido a quien lo escuchaba.

La reacción de un joven estudiante preparatoriano que escuchaba con gran recelo – ¿hasta que esté el semáforo en verde daremos inicio a la reincorporación paulatina de las clases en las escuelas?

Los diálogos que se manifestaron ante estos pronunciamientos por parte de los mentores, así como de este joven estudiante, no llenaron el vacío, la mirada incrédula del ¿cómo iniciará el ciclo escolar?   porque lo que más les angustia a los profesores, es echar andar todo lo que implica el inicio de clases. En un primer momento, su diagnóstico con todos los instrumentos y el tiempo que le lleva obtener los resultados para proyectar su plan anual de trabajo y si a eso se le suma la pronunciación de un curso remedial, como secuela que ha dejado esta pandemia, pues, como se dice en la jerga cotidiana ¡a dónde vamos a parar!

La segunda emergencia 

He venido discutiendo sobre la idea del imaginario de Pigmalión docente, una resultante estaría dictada bajo un nuevo paradigma la educación hibrida, que encuadra una nueva forma de ajustar el currículo que hasta el ciclo escolar 2019-2020, definía la intervención docente. Dos propuestas metodológicas lo urgían, el plan y programas de estudios 2011 y el plan y programas de estudio 2017 (aprendizajes clave), quienes en su aplicación estaban delimitando de manera quirúrgica su tratamiento. Bajo el posicionamiento de la pandemia surgen de bote pronto el programa aprende en casa, que vino a trastocar la oficiosidad de los profesores en las aulas de clase, para hacer que la televisión, el internet los sustituyan y direccionen el trabajo, que hasta antes de ese momento era exclusivo para el aula de clase.

¿Qué deberían de entender los profesores por una educación hibrida? Primeramente, que ante el pronunciamiento de lo que llaman “plan de la nueva normalidad” la intervención de los docentes estará sujeta a esta normatividad, su implementación condiciona a los estudiantes y profesores a una revisión exhaustiva de cuidados, que van desde la toma de la temperatura por parte del padre de familia, de asistir a clases por parte de los alumnos de manera alternada, es decir, que se haría por apellidos, entre otras derivaciones que se implementarán como secuela de este formulismo.

Pero aún no queda claro ¿Qué es la educación o modelo hibrido? Derivado de lo que he postulado anteriormente, hago énfasis que la practica del docente se ve modificada y condicionada a varios factores. El primero que el semáforo este en verde. Pero a donde pongo la atención y defino lo que se persigue, de decir, qué es la educación hibrida. Porque cuando el profesorado se dé cuenta de, a qué se está apostando, no tan sólo en México, sino a nivel mundial, quizá genere un gran revuelo. Y lo que se habló el 8 de julio dejará un gran vacío.

¿Qué entender ante estos claroscuros por modelo hibrido en la educación?

El Modelo Híbrido hace referencia a la convergencia de la modalidad presencial con la modalidad a distancia, con la finalidad de generar una propuesta de aprendizaje integrador. “El aprendizaje combinado, también conocido como aprendizaje híbrido, coordina las mejores características de la escolarización tradicional con las ventajas del aprendizaje en línea para ofrecer instrucción personalizada y diferenciada en un grupo de alumnos” citado en: CUAED (UNAM) por un Modelo Híbrido a (Powelle et ál., 2015).

Pongo atención a esta definición que me parece que el 8 de julio debería de haberse clarificado por el titular de la SEP como máximo responsable de la educación pública de México, porque en el sentir del docente, a pesar de que se ha insistido durante estos tiempos; 1) que la pandemia ha dejado al descubierto la educación, 2) Las formas de enseñanza tendrán que modificarse, 3) las formas de evaluar, 4) Los protocolos de asistencia de los alumnos. Considero que el docente aún no ha comprendido su situación ante lo que se avecina, y muy probablemente su imaginario lo esté pensando bajo los viejos esquemas de trabajo áulico, que se han desarrollado en las ultimas décadas.

Espero y no nos pase que después de que no se dejó claro lo que perseguía el Secretario de Educación con su webinar, un trágico desenlace equiparable al de Pigmalión y de Galatea, que irremediablemente devenga.

“Una versión de la historia cuenta que tiempo después Pigmalión ofendió a Afrodita y ésta, como castigo, durante una noche, mientras Pigmalión y Galatea hacían el amor… volvió a convertir en piedra a Galatea aprisionando a Pigmalión con su sexo y con sus brazos. Los gritos de este, no se sabe si de dolor o de pena, se escucharon en toda la isla.”

 Referencias.

Bibliográficas.

  1. Barrón, C. (2020). Propuesta de un modelo hibrido para la UNAM. México. SDI CUAED.
  2. Jackson, (P. 2010). La vida en las escuelas. Madrid, Editorial Morata.
  3. Sánchez, M. & López, M. Pigmalión en la escuela, México. Ediciones UACM.

Digitales.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/un-nuevo-pigmalion-docente/

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Nuevo estudio revela pobreza infantil en Alemania

Europa/Alemania/23 Julio 2020/prensa-latina.cu

Alrededor de 2,8 millones de niños y jóvenes en Alemania crecen en pobreza, el 21,3 por ciento de todos los menores de 18 años, según estudio revelado hoy.
Casi uno de cada siete niños -13,8 por ciento- recibe subsidios de la seguridad social, indicó la fuente.

A pesar del buen desarrollo económico, la pobreza infantil y juvenil se mantiene a un alto nivel, anunció este miércoles la Fundación privada Bertelsmann.

Durante años, la lucha contra la pobreza infantil ha sido ‘uno de los mayores retos sociales de Alemania’, subrayó la Fundación.

Mientras desde 2014 se produjo una pequeña mejora en el promedio nacional, la pandemia del nuevo coronavirus SARS-CoV-2, causante de la Covid-19, amenaza nuevamente con exacerbar el problema.

El estudio de la fundación se basa en una medición combinada de la pobreza.

Considera como pobres a niños de familias cuyos ingresos son inferiores al 60 por ciento de los ingresos medios de todos los hogares.

La publicación incluye, además, a los adolescentes cuyas familias reciben beneficios de la seguridad social.

El problema no resuelto de la pobreza infantil tiene consecuencias considerables para el crecimiento, el bienestar, la educación y las oportunidades futuras, destacó la Fundación.

Los autores critican la grave escasez de oferta, especialmente en lo que respecta a las actividades de ocio y la participación social.

Según el análisis, dos tercios de los niños pobres no pueden ir de vacaciones con sus familias ni siquiera una semana al año.

Para muchos de ellos, el dinero no es suficiente para ir al cine, a conciertos o a cenar una vez al mes.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=383642&SEO=nuevo-estudio-revela-pobreza-infantil-en-alemania
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Libro (PDF): Educación 2050. Construyendo hoy la educación de mañana

Reseña: Juan Carlos Casco

 

Un trabajo para comenzar a construir hoy la educación del 2050 en torno a los grandes desafíos sociales, económicos, tecnológicos y laborales de nuestro tiempo; planteando un conjunto de acciones prácticas para transformar la educación desde la experiencia de más de 20 años en el desarrollo de proyectos de transformación educativa en diferentes países.

Educación 2050 forma parte de cuatro trabajos de prospectiva que comenzamos a elaborar en 2015, el primero de los cuales es Extremadura 2050, publicado en 2019 y los que cerrarán la serie son España 2050 y Global 2050.

La importancia de pensar a largo plazo en la educación tiene sentido siempre que haya una voluntad y decisión inquebrantables para actuar ahora. En la realidad en la que vivimos es más importante la acción que la reflexión. Por ese motivo nos hemos aventurado a escribir Educación 2050, porque con anterioridad hemos dedicado 20 años a hacer, a abordar innovaciones educativas desde la praxis en diferentes países con diversos actores educativos.

Para diseñar el futuro de la educación no podemos preguntar al pasado, aunque este ejercicio era útil cuando el mundo era estable y la realidad sólida, pero se volvió arriesgado cuando se convirtió en líquida, e inútil cuando se ha vuelto volátil.

Tampoco podemos empezar a hacer realidad hoy la educación del 2050 sin un ejercicio de prospectiva, desde el análisis de las grandes tendencias del futuro. No podemos adivinar el futuro, pero sí conocer sus inercias y plantear escenarios para elaborar respuestas inteligentes en el presente.

En la construcción de una realidad tan multipolar como la educación no funcionan los consensos, porque el consenso supone un acuerdo de mínimos que en la práctica se traduce en dejar las cosas como están. Hemos de aceptar que la invalidez del consenso en determinados asuntos ha de ser suplida por un liderazgo apoyado en la autoridad de personas que gozan de prestigio internacional. Cuando no hay consenso posible, solo es posible avanzar desde el liderazgo.

Aunque el futuro es esquivo y va por libre, la única forma de encauzarlo es creando una visión acorde a sus tendencias, capaz de generar un nuevo relato que dé un sentido y significado histórico a la comunidad educativa y se haga cargo del estado de ánimo de la gente.

Los descontentos del presente, si se canalizan bien, a la postre son los logros del futuro; unos logros de los que toda la sociedad termina apropiándose y sintiéndose orgullosa (incluso aquellos que se opusieron abiertamente). Así ocurrió con el Primer Contrato Social de la Educación por el que se logró la educación gratuita y obligatoria, con el Segundo que extendió la formación universitaria, y ahora con el Tercer Contrato Social de la Educación que se está gestando en este momento para hacer frente a los grandes desafíos sociales, económicos, tecnológicos y laborales del siglo XXI.

Educación 2050 aborda desde la praxis un nuevo paradigma educativo,  superador del actual que está completamente agotado en sus planteamientos, estándares y varas de medir. Un modelo empecinado en unos parámetros obsoletos impuestos por organismos como la OCDE o los informes PISA.

Educación 2050 plantea respuestas prácticas a los desafíos de una nueva era, el Virtuceno, que está removiendo los cimientos mismos de la civilización y avanza imparable. Pese a la emergencia del coronavirus, las grandes tendencias del futuro siguen siendo las mismas, únicamente se ha acelerado su progresión en los ámbitos de la economía, la tecnología, el trabajo o la educación.

Educación 2050 no arroja datos ni cifras, no describe el mundo de la educación, sino que pone encima de la mesa las claves y acciones prácticas para transformarla.  El ejercicio de reunir la información, datos y cifras que avalan las tendencias son accesibles y fáciles de obtener a través de numerosas fuentes documentales que avalan el fracaso de un modelo agotado.
Nuestro propósito es construir los caminos, poner en práctica las experiencias y generar nuevas propuestas con las que los organismos internacionales, gobiernos e instituciones educativas puedan diseñar nuevas políticas públicas, programas y proyectos de innovación educativa.

Cuando hablamos de educación desde un enfoque holístico, el análisis se derrama e invade otros campos como el mundo de la tecnología, la economía, la filosofía o el trabajo, pues todos ellos están interrelacionados y forman parte de una misma realidad y unidad de acción. Por ese motivo tratamos el cambio educativo desde la óptica del mundo económico, laboral o tecnológico.

La educación a lo largo de la vida, el aprendizaje de competencias clave, el desarrollo de la creatividad, la innovación, el emprendimiento y el liderazgo como alternativa a un empleo cada vez más escaso, el desempleo estructural, los nuevos roles de los actores educativos… Son aspectos clave que se abordan en 2050 para avanzar un nuevo paradigma educativo, que es inmaduro aún y no tiene respuestas a todos los interrogantes que se plantean, por lo que convoca a la comunidad educativa internacional para construirlo entre todos.

No sabemos cómo va a ser el mundo del futuro pero sí sabemos qué competencias serán esenciales para que las personas construyan sus proyectos vitales, por ese motivo proponemos avanzar rápido y hacer cambios cuanto antes. No sabemos las necesidades que tendremos en 2050, pero sí sabemos las habilidades que necesitaremos para satisfacerlas.

Para comenzar a hacer realidad hoy la educación de 2050 necesitamos líderes de verdad, se precisa coraje y valentía política en los gobernantes. Tomar decisiones que pueden ser valoradas como impopulares por los adalides del cortoplacismo.

La educación necesita líderes que estén por encima de la miserable refriega política del día a día, líderes que piensen en las futuras generaciones antes que en las próximas elecciones, líderes que tengan un proyecto de país a largo plazo y una hoja de ruta educativa para hacerlo realidad.

Si aparecen dirigentes capaces de pensar en el futuro y comprometerse con el cambio, estaremos en la antesala de un nuevo estilo de hacer política y ante una gran oportunidad para la educación que puede ser bien valorada por los votantes.

Si las familias hacemos inversiones en la educación de nuestros hijos y  esperamos 20 años o más para esperar resultados ¿Por qué nuestros gobiernos no pueden actuar de la misma manera?

Para quienes quieran hacer el ejercicio de pensar a largo plazo y actuar de manera inmediata, Educación 2050 les aporta claves fundamentales.

Pensar la educación del 2050, la España del 2050 y el mundo Global de 2050 es un ejercicio que tiene sentido si empezamos a actuar hoy. Nosotros lo estamos haciendo y te invitamos a que te sumes.

 

Autor/a:    Casco Casco Juan Carlos –  Talavera Siles Telémaco

 

Editorial/Editor:          Emprendedorex © 2020

Año de publicación:    2020

País (es):                       España

Idioma:                         Español.

 

Descarga:      Educación 2050. Construyendo hoy la educación de mañana

 

Fuente  de la reseña:    http://juancarloscasco.emprendedorex.com/educacion-2050/

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La conexión online: más fatiga visual y emocional y menos vínculo

Por:  Educación 3.0

Fatiga visual y emocional, menor vínculo con el grupo y una relación diferente entre estudiante y docente han sido algunas de las cuestiones que tres expertas de la Universitat Oberta de Catalunya, Alba Pérez, Eulàlia Hernández y Cristina Mumbardó, han analizado sobre el uso de las pantallas y la conexión online en el ámbito educativo durante la crisis sanitaria.

La crisis sanitaria y las limitaciones derivadas del estado de alarma aceleraron el uso de las nuevas tecnologías haciendo que nos abracemos a la pantalla como solución para poder continuar con nuestras funciones laborales, educativas e incluso sociales. Sin embargo, este cambio en nuestra forma de funcionar requiere, como todo, una adaptación por nuestra parte haciendo frente a nuevas exigencias para evitar la fatiga visual y emocional.

No hay que olvidar que las condiciones en las que se ha dado este incremento en el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) no ha sido en condiciones normales ni en las más deseadas, sino que se ha dado en un momento de mayor estrés e incertidumbre en todos nosotros (cuarentena, distancia física, todos los miembros de la familia en casa trabajando a la vez, nuevas rutinas y necesidades).

‘Pegados a una pantalla’

A todo esto hay que añadir que no hemos podido planificar con antelación cómo gestionar este aumento en la exposición a las pantallas, haciendo imposible la prevención y anticipación de las posibles consecuencias.

Estos factores han conllevado la sensación de una mayor sobrecarga tanto cuantitativa (percepción de mayor trabajo o necesidad de dedicar más horas) como cualitativa (dificultades sobre cómo hacerlo, percepción de falta de competencias y falta de apoyo por parte del entorno, tanto laboral como social). De hecho, opciones como el teletrabajo, diversos trámites digitales o la educación online que en algunos contextos se planteaban todavía como lejanas, no del todo viables, e incluso se enfrentaban a una actitud negativa hacia ellas, se han adoptado muy rápidamente, a contrarreloj y de forma poco planificada.

A las pocas semanas de teletrabajo, algunos profesionales empezaron a manifestar que en su desempeño laboral se encontraban más cansados, especialmente después de cada videollamada o videoconferencia. A este efecto se le ha empezado a llamar ‘fatiga zoom’ o ‘fatiga visual’, causada por la falta de habituación y mayor carga atencional que nos exige, puesto que a menudo, durante estas videollamadas dividimos la atención hacia otros estímulos que en los contextos habituales de trabajo (incluso en una situación normal de teletrabajo) no se darían: una hija pasando por delante o llamando la atención, el cartero llamando al interfono…

Fatiga visual y emocional

Muchos nos sorprendemos de la habilidad que hemos desarrollado en el conocimiento y uso de diferentes plataformas de comunicación (Hangout, Zoom, Facetime, Whatsapp, Jitsi, Teams, Skype…), algunas de ellas nuevas para nosotros hasta este momento. Hemos sido capaces de participar en reuniones con un gran volumen de participantes, desarrollando estrategias para no interrumpirnos en nuestros turnos de palabra y poder entendernos, y aunque las plataformas de comunicación nos han facilitado la tarea, no están libres de limitaciones.

Por ejemplo, la expresión no verbal no se identifica igual de bien a través de la pantalla como de forma presencial y ello requiere mayor atención por nuestra parte, la posibilidad de ver los gestos de las manos u otro tipo de lenguaje corporal se suprime directamente y en nosotros mismos identificamos una mayor externalización de nuestras emociones para hacerlas perceptibles para los demás. Tampoco ayuda que frecuentemente, el vídeo o el audio ‘se congelen’ y se pierda el hilo de la explicación que nuestro interlocutor estaba desarrollando, derivando en una sucesión de repeticiones y preguntas para volver a seguir de forma eficiente el hilo de la argumentación. En definitiva, más allá de la fatiga visual evidente que provoca la pantalla vs ‘el cara a cara’, estamos más fatigados porque realmente las exigencias a nivel atencional son mayores.

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fatiga visual y emocional pantallas pandemia

Por el contrario, el cambio a la interacción a través de videollamada ha sido una ayuda para las personas con dificultades en las relaciones sociales, que por cuestiones de timidez, ansiedad o sobreestimulación tienen dificultades en mantener un encuentro social presencial. Para estas personas, las videollamadas son interacciones menos exigentes, en las que hablan menos personas, hay menos conversaciones paralelas y se pueden ver menos expuestos a los demás. Sin embargo, es evidente que han sido los estudiantes y docentes con un rasgo de personalidad extrovertida y que previamente tenían una red social más densa los que mejor se han adaptado al uso intensivo de la tecnología para las distintas actividades de la vida.

Relación del docente con el grupo más allá de la pantalla

Uno de los aspectos que más preocupa tanto a profesorado como a alumnado es poder orientar la acción educativa a la clase como grupo. La mayoría de las iniciativas online que se han puesto en marcha, más allá de la convocatoria mínima de intercambio de todo el aula, han sido estrategias para trabajar a nivel individual de profesor a alumno, en la detección de necesidades individuales y en la acomodación a las cuestiones que se plantean.

docente y estudiante conexión online uso pantallas crisis sanitaria

Sin embargo, se detectan limitaciones en la gestión del grupo como tal, se hace menos seguimiento de los estudiantes menos participativos, o que trabajan mejor ‘off-line’, o que tienen menos oportunidades de acceso a estos entornos digitales. De este modo, se pierde la percepción grupal y los indicadores que proporcionaban ‘feedback’ al docente ya que no están presentes. Todo ello conlleva, en algunos casos, insatisfacción y poca percepción de autoeficacia en el profesorado y, asimismo, puede afectar al nivel de inclusión y participación de los estudiantes y su sentido de pertenencia al grupo.

¿Y con la familia?

A nivel familiar, el aumento del uso de la tecnología también ha conllevado múltiples cambios. Si bien tanto niños y niñas como adolescentes pueden estar más acostumbrados a hacer uso de según qué plataformas de comunicación, el uso intensivo de las pantallas que se ha estado dando a lo largo de estos dos últimos meses ha difuminado cualquier límite que se hubiera establecido en un contexto familiar en relación con el uso de las mismas.

En muchos casos, su uso se limitaba a un espacio de ocio con una frecuencia y duración muy concreta, que ha perdido todo su sentido tras decretarse la alerta sanitaria. La utilización de la tableta, el smartphone o el ordenador ya no se limita mayoritariamente a espacios de ocio o a actividades educativas concretas, sino que ha pasado a constituir el único vínculo con el entorno escolar y social de niños, niñas y adolescentes. Cabe también tener en cuenta que, una vez acabada la conexión con el profesorado o con los compañeros y compañeras, las pantallas han seguido constituyendo un espacio de ocio (juegos, aplicaciones…), difuminando, como decíamos anteriormente, los límites de uso, tanto cuantitativo como cualitativo, pactados con la familia antes del confinamiento.

pantallas familia uso pantallas Fatiga visual

La negociación en relación con el uso de las pantallas entre familias y niños, niñas y adolescentes debe así volver a definirse teniendo en cuenta las peculiaridades del momento que hemos vivido y estamos viviendo, aunque todo hace pensar que no será tan fácil establecer y justificar nuevos límites, al menos de cara a los adolescentes.

Incremento de la ansiedad entre los adolescentes

Si bien se habla mucho del aumento de la cantidad de horas de uso de una pantalla en niños y adolescentes, no se ha hecho hincapié en la calidad de este uso. En algunos casos no se disponía de estrategias, pero en contrapartida ha habido una gran conciencia parental al respecto en relación con los más pequeños. En lo relativo a los adolescentes, y especialmente relacionado con la búsqueda de información sobre aspectos de salud y sus efectos a nivel físico y mental, se observa un aumento de casos de ansiedad en los jóvenes.

Y esto se ha visto acrecentado porque ni las familias ni los docentes (que en la mayoría de los casos no tuvieron contacto con los adolescentes hasta pasadas unas semanas después del confinamiento) tampoco disponían de la información y certezas necesarias para acompañarlos en búsquedas seguras y efectivas de información. En este contexto, la incertidumbre ha sido un aspecto clave que ha abocado, en muchos casos, al mal uso de la tecnología.

Fatiga visual

Otro aspecto que preocupa en el caso de niños, niñas y adolescentes es la poca exposición a otros estímulos a lo largo de estos meses, así como la falta de práctica en todas las habilidades de adaptación al entorno. Son los más pequeños los que deberán hacer un sobreesfuerzo para retomar todas las habilidades que estaban en proceso de desarrollo, para afrontar de nuevo las exigencias que formaban parte de su día a día y para establecer rutinas completamente nuevas.

¿Dependencia de las pantallas?

Finalmente, podemos preguntarnos si durante los últimos meses no habremos establecido una dependencia de las pantallas. Es cierto que la tecnología ha permitido mantener la comunicación y el intercambio necesarios para desarrollar la actividad educativa. Y ha permitido también mantener ciertas rutinas escolares, suponiendo un elemento estabilizador.

Sin embargo, también es cierto que algunos lo han vivido de forma estresante, e incluso algunos adolescentes lo han considerado como una nueva forma de control por parte de los docentes, una invasión de su espacio privado (porque hasta ahora su actividad online así lo era). Respecto a la relación educativa, el aumento del uso de pantallas se ha considerado una medida provisional (al menos de momento), con lo que es posible que incluso se produzca cierto rechazo a los procesos educativos a distancia e incluso se aumente la presencialidad si ello es posible.

Cuando se generalizó el uso del smartphone en los adolescentes (y en general en la población) se habló mucho de la ‘nomofobia’ (el miedo irracional a estar sin conexión), sin embargo en un contexto post confinamiento y de vuelta a la normalidad no está claro que vaya a aparecer esta dependencia. En cualquier caso, se plantea también la posibilidad de vivir un escenario diferente a largo plazo, en el que se planteen los modelos educativos que compatibilicen la presencialidad con el online como una modalidad educativa que ha llegado (de forma quizá forzada en algunos casos) para quedarse.

No tenemos ninguna duda de que uno de los parámetros más importantes de cambio derivado de la actual crisis sanitaria habrá sido el entorno educativo. Es por ello por lo que debemos hacernos las siguientes preguntas: ¿qué hemos aprendido sobre el uso intensivo de la tecnología en la relación alumnado-profesorado durante la emergencia sanitaria? y ¿cómo debe ser el futuro educativo a partir de ahora?

Fuente e imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/conexion-online-fatiga-visual/

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