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Libro: McLaren, Peter – Pedagogía crítica y cultura depredadora (PDF)

 Autor: Peter McLaren 

Este libro es una importante contribucion a la literatura mas radical sobre temas como la cultura, la identidad y las politicas de educacion, especialmente por el modo en que enfoca el reto y la promesa de una reforma social y educativa a traves de lo que el autor llama multiculturalismo critico . La perspectiva de Peter McLaren sobre la cultura depredadora y su analisis de la discusion actual sobre el rol de las instituciones publicas, el Estado y los agentes sociales ofrecen al lector una combinacion unica de las teorias neomarxista y postestructuralista referida como critica posmodernista de resistencia . La obra, asi, nos invita a construir una politica de resistencia, respecto a la vida institucional cotidiana y en otras esferas publicas, que a su vez es analizada en profundidad como forma de pedagogia critica que el autor desarrolla a partir del trabajo del educador brasileno Paulo Freire y de varios teoricos y practicos de la izquierda educativa, como por ejemplo Deleuze, Guattari, Derrida, Foucault o Lyotard: un deseo de inversion, en fin, en el proyecto de lo posible.

Link para la descarga:

McLaren, Peter – Pedagogia critica y cultura depredadora (1)

Fuente de la Reseña:

https://books.google.com.mx/books/about/Pedagog%C3%ADa_cr%C3%ADtica_y_cultura_depredador.html?id=yFtpAAAACAAJ&source=kp_book_description&redir_esc=y

ove/mahv

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CII-OVE: Características y formas del Ciberacoso. (Video)

Centro Internacional de Investigación Otras Voces en Educación 

El ciberacoso, también conocido como acoso digital o cyberbullying, se ha convertido en un problema creciente en América Latina y el Caribe (ALC), afectando a millones de personas, especialmente a niñ@s, adolescentes y jóvenes. Desde Otras Voces en Educación, hemos manifestado nuestra preocupación por el aumento del ciberacoso en las escuelas donde laboramos, específicamente en Venezuela, México, Brasil y Colombia. La situación es alarmante, ya que la mayoría de l@s docentes no contamos con formación, ni materiales concretos para prevenir y manejar estos casos, lo que limita nuestra capacidad para abordar el problema de manera efectiva. Estudios recientes evidencian la gravedad de esta emergencia.

Según Bullying Sin Fronteras, México ocupa el primer lugar en ciberacoso a nivel mundial, con más del 75% de l@s jóvenes reportando haber sido víctimas de acoso en línea. Las estadísticas sobre el porcentaje de víctimas de ciberacoso según género y orientación sexual varían de la región y el estudio, pero en general, muestran que mujeres, niñas y personas LGBTQ+ son más vulnerables a este tipo de violencia. Además, UNICEF señala que un@ de cada tres jóvenes ha sufrido ciberacoso, y un@ de cada cinco ha faltado a la escuela por este motivo.

El objetivo principal de esta iniciativa es visibilizar y combatir el ciberacoso en América Latina y el Caribe (ALC), mediante la capacitación de docentes y la elaboración de recursos educativos que les permitan identificar, prevenir y manejar casos de acoso digital en las aulas. Dada la creciente incidencia del ciberacoso en la región y la falta de herramientas y formación entre l@s docentes, este proyecto busca empoderarles como agentes de cambio para proteger a l@s estudiantes y promover entornos educativos seguros.

Panorama del Ciberacoso en la Región

  • Cifras alarmantes: Según un informe de la UNICEF (2023), alrededor del 55% de los jóvenes latinoamericanos entre 12 y 17 años ha experimentado alguna forma de ciberacoso, incluyendo insultos, difusión de imágenes íntimas sin consentimiento (sextorsión), exclusión en redes sociales y amenazas.
  • Impacto psicológico: Las víctimas sufren ansiedad, depresión, bajo rendimiento académico y, en casos extremos, suicidio (ejemplo: casos reportados en México, Colombia y Argentina).
  • Brecha de género: Las niñas y adolescentes mujeres son más vulnerables al acoso sexual en líneay a la violencia digital basada en género.

 

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Reseñas OVE: De Simón Rodríguez a Paulo Freire: Educación para la integración latinoamericana de Adriana Puiggrós. (Libro en PDF)

Por: Luz Palomino-CII-OVE

Un puente entre dos gigantes de la educación liberadora

Adriana Puiggrós, reconocida pedagoga e historiadora argentina, nos entrega en De Simón Rodríguez a Paulo Freire: Educación para la integración latinoamericana un texto provocador y necesario, que traza un diálogo entre dos de los pensadores más influyentes de la pedagogía crítica en nuestra región. Publicado en un contexto donde la educación enfrenta embates neoliberales y desafíos postcoloniales, el libro es tanto un homenaje como una llamada a recuperar el proyecto de una enseñanza emancipadora.

Es un texto fundamental para comprender las raíces y los desarrollos del pensamiento pedagógico crítico en América Latina. A través de un análisis histórico y político, Puiggrós traza una línea de continuidad entre dos de los más importantes educadores de la región: Simón Rodríguez, el mentor de Simón Bolívar y pionero de la educación popular en el siglo XIX, y Paulo Freire, el pedagogo brasileño cuya obra Pedagogía del oprimido se convirtió en un referente global de la educación liberadora.

La herencia rebelde de Simón Rodríguez y Paulo Freire

Puiggrós construye un relato audaz: desde las ideas radicales de Simón Rodríguez —maestro de Bolívar y defensor de una educación pública, popular y antiimperial— hasta la Pedagogía del oprimido de Freire, la autora demuestra que ambos compartieron una visión de la educación como herramienta de liberación, no de domesticación.

El libro no es solo una revisión histórica, sino un manifiesto político. Puiggrós argumenta que, pese a los siglos que los separan, Rodríguez y Freire combatieron el mismo enemigo: un sistema educativo diseñado para reproducir desigualdades. Rodríguez, en las nacientes repúblicas del siglo XIX, veía en las escuelas un instrumento para formar ciudadanos críticos, no súbditos. Freire, en el Brasil del siglo XX, denunció la «educación bancaria» que cosifica a los pobres.

Algunos aciertos del libro

  1. Vinculación histórica y política de la educación:
    Puiggrós logra conectar las ideas de Rodríguez y Freire dentro de un marco más amplio de lucha por la emancipación latinoamericana. Demuestra cómo ambos pensadores, aunque en contextos distintos, compartieron la visión de que la educación debía ser un instrumento de liberación y no de dominación.

  2. Crítica al colonialismo pedagógico:
    La autora profundiza en cómo la educación en América Latina ha estado históricamente influenciada por modelos eurocéntricos y cómo tanto Rodríguez como Freire propusieron alternativas desde una perspectiva decolonial. Este enfoque es crucial para entender los desafíos actuales de la educación en la región.

  3. Reivindicación de la educación popular:
    El libro destaca la importancia de la educación popular como herramienta de transformación social, un legado que Freire heredó de Rodríguez y que Puiggrós reivindica como proyecto político-pedagógico vigente.

Vigencia y polémicas

Uno de los mayores aciertos del libro es su actualidad. En tiempos donde la educación latinoamericana sufre privatizaciones y estandarizaciones globales, Puiggrós reclama volver a estas raíces rebeldes. Sin embargo, algunos críticos podrían cuestionar si la autora idealiza el legado de ambos pedagogos, sin abordar suficientemente cómo sus ideas han sido tergiversadas o instrumentalizadas incluso por gobiernos progresistas.

¿Por qué leer este libro?

  • Para educadores comprometidos: Ofrece claves para repensar la práctica docente desde una mirada latinoamericanista.

  • Para militantes y políticos: Cuestiona el lugar de la educación en los proyectos de integración regional.

  • Para quienes creen que otra educación es posible: Recuerda que, antes que rankings y competencia, la enseñanza debe ser un acto de libertad.

El libro de Puiggrós es una contribución valiosa para entender la tradición pedagógica emancipadora en América Latina. Su mayor mérito es mostrar cómo la educación puede ser un campo de batalla ideológico y político. Sin embargo, peca en ocasiones de una visión demasiado lineal y celebratoria, sin abordar con suficiente profundidad las tensiones y contradicciones dentro de esta tradición.

A pesar de estas críticas, el texto sigue siendo esencial para educadores, investigadores y activistas interesados en una educación comprometida con la justicia social y la integración latinoamericana. Su llamado a recuperar el legado de Rodríguez y Freire en tiempos de neoliberalismo educativo sigue siendo más vigente que nunca.

Puiggrós nos invita a no olvidar que la pelea por el futuro de América Latina también se libra en las aulas. Su libro es un llamado urgente: o la educación sirve para liberar, o no sirve para nada.

Descarga el libro aqui: puiggros_de_simon_rodriguez_a_paulo_freire

 

 

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Sobre la eliminación de las asignaturas Historia Contemporánea de Venezuela

Por: Julio Mosquera 

Los cambios curriculares de las últimas dos décadas, tanto en el plan de estudio como en los programas de estudio, no han pasado desapercibidos del todo por la sociedad venezolana. Pero la sociedad en general ha sido muy selectiva en esta materia. Por ejemplo, cuando fue publicado el Proyecto Educativo Nacional (PEN), en 1999, amplios sectores de la sociedad se manifestaron en su contra. Luego, en 2005, algunos sectores de la oposición se movilizaron para oponerse a la reforma curricular que proponía la creación del Sistema Educativo Bolivariano. Tal fue la reacción de algunas comunidades educativas que el presidente Chávez destituyó al ministro Adán Chávez, su hermano. Después, en 2011, surgió otro movimiento de oposición a la adopción de los textos escolares de la Colección Bicentenario como textos únicos en Educación Primaria y Media General. Algunos manifestantes incluso llegaron a quemar ejemplares de estos libros en hogueras públicas. En este caso el gobierno optó por implantar el uso de esos textos sólo en las instituciones educativas públicas. Pocos años después, se movilizaron otra vez las comunidades educativas de las instituciones educativas privadas para protestar en contra de la transformación curricular aprobada en 2015, en la cual se eliminaron las asignaturas de Física. Química y Biología de los años tercero, cuarto y quinto de la Educación Media General. Esto motivó la destitución del ministro del momento, Rodulfo Pérez, quien fue sustituido por Elías Jaua para restablecer estas asignaturas en el plan de estudio de la Educación Media General. Sin embargo, hubo cambios en el currículo de este nivel educativo que pasaron totalmente inadvertidos por toda la sociedad. Lo cual no significa que fuera de poca importancia. Tal es el caso de las asignaturas dedicadas exclusivamente a temas de historia y geografía de Venezuela.

Antes de continuar es necesario hacer una breve aclaratoria acerca del concepto de asignatura o materia. La asignatura es la unidad curricular básica organizativa del contenido. En cada asignatura se establece un contenido específico a ser enseñado, por lo general asociado a una disciplina, se especifica por lo general una metodología y formas de evaluar los aprendizajes logrados por las y los alumnos. Por ejemplo, la asignatura Matemática o Matemáticas incluye el conocimiento matemático que la sociedad considera fundamental para un año o grado determinado. La asignatura establece una demarcación entre los contenidos que en ella se incluyen y los que quedan excluidos. Por ejemplo, la asignatura Ciencias de la Naturaleza incluye, por lo general, contenidos de biología, física y química. Esta asignatura es diferente de las asignaturas Física, Química y Biología, las cuales están dedicadas exclusivamente a contenidos de estas ciencias en particular. Por lo tanto, no aparecen en un mismo año las asignaturas de Ciencias de la Naturaleza y Física, por ejemplo. La adopción de la asignatura Ciencias de la Naturaleza significa la supresión de las asignaturas Física, Química y Biología. En tiempos recientes se ha adoptado el término Áreas de Aprendizaje para referirse a las asignaturas. Aunque se argumenta que dichas áreas no son asignaturas, las áreas son unidades delimitadoras de contenidos a ser enseñados en un tiempo y lugar determinado. Cambiar el nombre de un objeto no cambia su naturaleza. Regresamos al tema que nos ocupa.

El plan de estudio 31059 de la Educación Media General, ajustado a la transformación curricular de 2015, introdujo cambios muy importantes en este nivel del Subsistema de Educación Básica. Mencionaré solo dos cambios, uno que considera menor y otro que considera bastante grave. El primero fue la transformación de la asignatura Castellano y Literatura en Castellano, la signatura Educación Física y Deportes en Educación Física, y la asignatura Educación Artística en Arte y Patrimonio. Estos cambios de nombre sugieren en los dos primeros casos, la eliminación de ciertos contenidos del programa de estudio. Por ejemplo, si la asignatura Castellano y Literatura cambió a Castellano, asumimos que el cambio de nombre indica un mayor énfasis en el Castellano y menor énfasis en la Literatura. De lo contrario no se justificaría el cambio de nombre. El segundo, y el cual considero mucho más grave, fue la eliminación de las asignaturas Historia de Venezuela, Historia Contemporánea de Venezuela y Geografía Económica de Venezuela de la Educación Media General.

En el currículo de 2015 fue introducido el Área de Formación, o asignatura, Memoria, Territorio y Ciudadanía. El MPPE (2015) declara que:

«Memoria, territorio y ciudadanía, es un área de formación para comprender e interpretar los procesos de las sociedades humanas en la República Bolivariana de Venezuela y en el mundo. Astronomía, Geología, Matemática, Economía, Sociología, Antropología, entre otras.

El enfoque de Memoria, territorio y ciudadanía es integral y va más allá de materias de las ciencias sociales, (…) Tal como se venía haciendo, con asignaturas parceladas y separadas, por ejemplo en primer año, geografía de Venezuela, Historia de Venezuela, Educación Artística y Formación Familiar y ciudadana, no se puede volver a hacer más . (…).» (énfasis añadido) (págs. 263-264)

De esta manera el MPPE establece con claridad la supresión de las asignaturas Geografía de Venezuela e Historia de Venezuela. Hay que agregar que también fueron eliminadas las asignaturas Historia Contemporánea de Venezuela, Historia Universal y Geografía General. Una de las razones aducidas para tal supresión es que considera contraproducente su enseñanza. Aunque más adelante, el MPPE (2015) alega que:

«(…) el área de formación Memoria, Territorio y Ciudadanía, aborda de manera permanente a través de los cinco años, la enseñanza de la historia, la geografía de Venezuela y los principios del ideario bolivariano. (…).» (pág. 265)

En la reforma curricular de 2017, el cual modificó el plan de estudio de 2015, el MPPE sustituyó el Área de Formación Memoria, Territorio y Ciudadanía por el Área de Formación Geografía, Historia y Ciudadanía, mejor conocida como GHC por profesores y estudiantes. Si uno compara los documentos curriculares de 2015 y 2017 respectivamente, se puede comprobar que se trata de un simple cambio de nombre. Este cambio cosmético intenta resaltar que en esa nueva asignatura están incluidos contenidos de historia y geografía en general. En esta nueva asignatura, además de una selección de contenidos de la historia y la geografía de Venezuela están incluidos contenidos de geografía general y de historia universal.

En conclusión, en el currículo vigente para los cinco años de la Educación Media General fueron eliminadas las asignaturas Historia de Venezuela, Historia Contemporánea de Venezuela, Geografía de Venezuela, Historia Universal y Geografía General. Una selección de contenidos de todas estas asignaturas conforma una nueva asignatura denominada Geografía, Historia y Ciudadanía. Esta asignatura es denominada GHC por estudiantes y profesores perdiendo así toda identidad como cuerpo de conocimientos sobre nuestra historia y nuestra geografía. Y no hay signos de que esta situación será corregida en un futuro próximo. No hay indicios de que el MPPE se esté pensando en restituir la enseñanza de la historia y la geografía como formas particulares de razonar y transformar la realidad.

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CII-OVE: 🔴 ¡ENTREVISTA EXCLUSIVA EN VIVO! 🔴

📢 #OtrasVocesEnEducación presenta: «Tecnologías digitales en la educación: desafíos y oportunidades», una conversación imperdible con la destacada especialista María Teresa Lugo.

📅 Fecha: 22/05/2025
📍 Transmisión: YouTube de Otras Voces en Educación

👉 ¿Cómo están transformando las tecnologías digitales la enseñanza? ¿Qué retos enfrentan docentes y estudiantes en la era digital? No te pierdas este diálogo lleno de reflexiones y experiencias clave para el futuro de la educación.

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🎥 ¡Te esperamos! 👉 https://www.youtube.com/@CII-OVE/streams

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La tecnología desnuda en educación

Por: Cristóbal Suárez Guerrero

La tecnología forma parte de nuestras vidas, y en esa convivencia la transformamos, pero también nos transforman, incluso desde hace más de 3 millones de años. Pero no todas las tecnologías son iguales, las digitales, dada su complejidad y su envolvente presencia, también influyen en la construcción de nuestra imagen y de las relaciones sociales, así como en la noción de realidad y sobre cómo intervenir en ella (Floridi, 2015). No somos ajenos a ellas y, contrariamente a lo que se dice sobre su capacidad de deshumanización, hay que considerar que, como las anteriores, forman parte consustancial de nuestro desarrollo (Diéguez, 2024). Pero, lo singular de las tecnologías digitales es que, además de permitirnos realizar muchas -y mejores- acciones, representan un desafío del pensamiento que exige ir más allá del escaparate de herramientas, la tecnología desnuda, y examinar tanto sus connotaciones internas y externas para darles significado.

Asumiendo que ninguna tecnología es neutral, puesto que cada una ofrece una forma concreta de hacer algo ajustada a su concepción y diseño, también nos invita a reimaginar -en conjunción a otros factores- modos de acción y representación de procesos tan delicados y ambiciosos como la educación. Y es ahí, aupado sobre su vertiginoso potencial, donde también descansa una narrativa sobre el valor y el poder de la tecnología digital en la educación. La narrativa EdTech, incluso donde no cabe pensar la educación sin tecnología (Dussel & Williams, 2023), es parte del imaginario pedagógico que tiene una gran influencia en las decisiones educativas (Matthews, 2020), pero también en la forma de delinear su futuro, donde, al parecer, la tecnología siempre está por delante (Selwyn et al., 2019).

Por ello no es de extrañar que surjan esfuerzos por desentrañar este tipo de narrativas EdTech, como aquellas sobre Inteligencia Artificial (IA) generativa que, según Cave et al. (2020) tienen un impacto real tanto en su devenir, su implementación o su regulación. Es más, la importancia de este mundo simbólico, la narrativa IA, es clave para entender que las diversas herramientas de IAtambién constituyen retos epistemológicos con implicaciones en la forma de entender y atender el aprendizaje (Silander, 2024). Pues bien, con toda la importancia que tiene la narrativa en las proyecciones y en las decisiones que tomamos sobre la tecnología en educación (Tondeur et al., 2017), y dada la alta complejidad de la actual tecnología digital, en esta entrada busco examinar una idea que tiene cierto prestigio en la narrativa EdTech: cuando hablamos de tecnología pensamos en herramientas.

Al hablar de tecnología digital en educación, especialmente en la prensa y la publicidad, tenemos una fuerte fijación en su parte más visible, las herramientas y sus grandes prodigios: las 10 aplicaciones móviles que revolucionarán el mundo educativo; el bot que personaliza, asiste y mejora el rendimiento escolar; la plataforma que gestiona eficazmente la atención a la diversidad; las aulas inmersivas 3D que garantizan la motivación del alumnado, etc. Y esto es lógico, ya que si hablamos de estas tecnologías en educación es preciso hablar de herramientas, claro, pero esto es una parte. Dado el brillo, la velocidad o la intensidad con que aparecen o se publicitan en el espectro educativo, existe la tendencia a centrarnos en las herramientas desnudas de sus complejidades tanto “de fábrica”, internas, como del contexto educativo, externas. ¿Cuál es la idea? A la complejidad educativa, en sí misma ya densa, heterogénea y multivariable, se le añade la de la tecnología actual que merece otra exigencia pedagógica. Una que, en principio, distinga que no es lo mismo desarrollo tecnológico en educación que desarrollo educativo con tecnología (Suárez-Guerrero et al., 2020).

Para empezar, existe una diferencia entre prestar atención a la herramienta y la tecnología: “El término tecnología es un paraguas bajo el que se incluyen, pues, elementos diversos. Aunque en el uso común es habitual identificar la tecnología con las máquinas o los aparatos, lo cierto es que tales cosas son la punta del iceberg de procesos más amplios y complejos” (Diéguez, 2024, p. 22). Cuando nos enfocamos solo en la herramienta, artefacto o aparato, ya sea por seducción o por aversión, dejamos de lado lecturas imprescindibles que forman parte de la tecnología, como el conocimiento científico implícito, las finalidades y valores de su diseño, las habilidades requeridas para su uso o las formas de producción. Cada potencial uso de la tecnología digital en educación también es una invitación a todo lo que ha dado forma y sostiene, incluida la herramienta. Así, ya que no es posible pensar una herramienta como neutral, no cabe una comprensión de la tecnología desnuda de sus complejidades que le son consustanciales y, por ello, hoy más que nunca no nos vale una narrativa educativa centrada únicamente en su funcionalidad o publicidad, sino abrir el foco a un análisis más amplio que permita entenderla mejor.

Pero, ir más allá del espectáculo mediático que se monta sobre las herramientas no es un esfuerzo mecánico, sino comprensivo. Esta exigencia pedagógica sobre el mundo EdTech supone, como señala Williamson (2021), examinar -claro está- una serie de herramientas (hardware/software), y asimismo entender la cada vez más intrincada variedad de actores (humanos y no humanos), organizaciones (públicas, privadas o multisectoriales), prácticas (docentes, diseñadores o promotores) y discursos educacionales de encuadre presentes en la tecnología. Dada la complejidad de la tecnología digital no cabe detenerse solo en la herramienta en sí, sino abrir el análisis a los condicionantes, las condiciones, los actores, los valores y las expectativas implícitas en sus diseños internos, pero también analizar y evaluar cómo la tecnología digital -además de la herramienta- se articula, alinea o sintoniza con los propósitos y contextos educativos donde se piensa aplicar. Por ejemplo, se puede aprovechar el potencial de un aula virtual y emplear datos para mejorar la experiencia de aprendizaje, pero también debemos preguntarnos sobre la calidad de esos datos, la propiedad y el tipo de acceso permitido, la competencia para analizarlos adecuadamente, la privacidad o los sesgos implícitos. Que la herramienta funcione no es la única razón, sí una parte, para admitirla en educación.

Las herramientas digitales no se “instalan” en una abstracción, sino en contextos educativos definidos. Pensar la tecnología desnuda de sus concionantes sociales, políticos, económicos o culturales que rodean a la educación, y que le dan cabida y sentido, puede llevar a un reduccionismo tecnológico que, por ejemplo, entienda el aprendizaje como una especie de acto reflejo producto de la exposición o uso de la herramienta o, más aún, entienda la herramienta como suficiente para revolucionar lo educativo. Como se sabe, la educación “no es analítica, estable y ordenada, sino sistémica, dinámica y cambiante” (Galán et al., 2014, p. 297) donde que intervienen muchos factores y, como señala Meirieu (2003) al distinguir entre la fabricación de objetos y la formación de personas, lo normal es que las cosas no funcionen como se espera; esta naturaleza exige una narrativa menos mecanicista de la tecnología. Para ir más allá de ese reduccionismo Edtech, que poco favor le hace a la comprensión amplia de la tecnología digital en educación, se pueden ensayar otros encuadres que examinen la tecnología articulada con los otros factores que también explican la educación, y la educabilidad mediada. Esta vocación holista podría ayudar a superar el vano esfuerzo, caracterizado como mito EdTech de la “bala de plata” (Suárez-Guerrero et al., 2023), de suponer que a la introducción de una poderosa herramienta le sigue, de forma causal, un cambio significativo -rondando casi lo mágico- en educación. Los negacionistas y los entusiastas de la tecnología digital tienen el mismo punto de apoyo, ese determinismo causal, ya que si no fuese así no podrían asumir que la tecnología se basta por si sola para ser causa de grandes efectos -buenos o malos- en educación.

Esta fijación por la herramienta, más cuando está en el pico de expectativa, además de llevarnos a posiciones extremas donde todo o nada es posible con tecnología, olvidan que la tecnología -por muy eficaz, inteligente o envolvente que sea- no está sola y coparticipa, se articula, con los otros factores que intervienen tanto en el aprendizaje como en la educación. Es más, como ya lo mencionaba Francisco Martínez (2016), este énfasis puesto en lo que puede hacer la herramienta deja en un segundo plano la explicación pedagógica, clave para delinear nuestras decisiones y acciones en didáctica o investigación.

La tecnología “funciona” en relación con muchos aspectos de la educación que no pueden soslayarse. Pensar que las herramientas digitales pueden ser el Santo Grial o la Caja de Pandora, según se vea, es invisibilizar la complejidad educativa. Por ello, cuando hablamos de la relación educación y tecnología sabe a poco un debate sobre su eficacia, hace falta una atención holista que examine el papel de tecnología digital -con todas sus complejidades- en el desarrollo de un proyecto humano que, por si no ha quedado claro, es más ambicioso que el propio proyecto tecnológico. Por ejemplo, se puede -y se debe- analizar la eficacia didáctica de las herramientas de IA, sin duda, pero también preguntarnos, si la promesa de automatización o las garantías de trasparencia de la IA actual encajan con los principios de los sistemas educativos. Que la herramienta funcione no es la única razón, sí una parte, de convertirse en deseable en educación.

Pues bien, y a modo de invitación, para remontar la narrativa EdTech centrada en la herramienta cabe generar otras problematizaciones -entendida como la caracterización de tópicos de estudio y análisis- de la tecnología digital en educación. Algunas ideas, grosso modo, desde lo que se puede entender como pedagogía digital crítica (Aguilera & Salazar, 2023; Suárez-Guerrero et al., 2024). Es posible, claro está, emplear herramientas de IA en la enseñanza, pero sin dejar de atender los dilemas de la algoritmización de la experiencia educativa (Giró Gràcia, & Sancho Gil, 2022), los límites que supone el cálculo estadístico en la experiencia educativa (Selwyn, 2024) o plantera el reto ético que las envuelve (Popenici, 2022); se puede, y debe, hablar del potencial didáctico de las herramientas digitales, pero además entender la forma de apropiación simbólica de la tecnología, una apropiación que supone expectativas, roles, hábitos y cultura escolar (Jarquín Ramírez, & Díez Gutiérrez, 2022); es importante conocer la capacidad de gestión del aprendizaje de los LMS (Learning Management Systems) en modalidades como el e-learning, pero también abrir el espectro a la noción de plataformización que admite otros puntos de análisis sobre la experiencia educativa mediada y mediatizada (Rivera-Vargas et al, 2023); claro que es posible automatizar procesos de evaluación del aprendizaje usando analíticas de datos, pero también exigirnos hablar de agencia, legibilidad y negociabilidad en la datificación de la experiencia educativa (Kuhn & Raffaghelli, 2023) y, por supuesto, frente al evidente imperativo comercial de que las herramientas funcionen, hay que buscar que sean significativas a la experiencia humana; no nos basta la eficacia, en educación hay que apostar por la equidad, justicia y desarrollo. Estas y otras visiones enriquecen la mirada sobre la herramienta ya que crean otros puntos de referencia para atender su complejidad y que, más temprano que tarde, inciden en nuestra imagen y práctica educativa.

Ya que existe una narrativa EduTech que estimula la tecnología digital como el producto estrella de la educación, hay que insistir en mirar más allá de los escaparates tecnológicos y construir una narrativa densa, contextual, política, exigente, utópica y crítica que arrope la desnudez con que se suele mirar la tecnología. Además de comprobar que la tecnología funcione, en educación necesitamos que tenga sentido y eso requiere, como vimos, atender la complejidad propia de la tecnología y, claro, la complejidad educativa donde se inscribe. Para ello, además de todo lo señalado, se puede recuperar un viejo ejercicio que también es parte de la tarea pedagógica: hacer preguntas (Meirieu, 2022; Suárez-Guerrero et al., 2020).

En pocas palabras, no basta con que una herramienta funcione en educación, hay que exigir -y exigirnos- un análisis de la tecnología en sentido integral, pero sobre todo sin perder la vocación educativa por un proyecto humano más justo y democrático. No se trata de huir de una amenaza tecnológica, como tampoco adherimos a lo que venga, se trata de ensayar una mirada, como comentara Neil Selwyn, crítica e ilusionante sobre la educación con tecnología.

Referencias

Aguilera, E., & Salazar, C. (2023). Critical Digital Pedagogy in the Platform Society. Oxford Research Encyclopedia of Education. https://doi.org/10.1093/acrefore/9780190264093.013.1888

Cave, S., Dihal, K., & Dillon, S. (eds.) (2020). AI Narratives: A History of Imaginative Thinking about Intelligent Machines Get Access Arrow. Oxford University Press.

Diéguez, A. (2024). Pensar la tecnología. Una guía para comprender filosóficamente el desarrollo tecnológico actual. Shackleton books

Dussel, I., & Williams, F. (2023). Los Imaginarios sociotécnicos de la política educativa digital en México (2012-2022). Profesorado, Revista De Currículum Y Formación Del Profesorado27(1), 39–60. https://doi.org/10.30827/profesorado.v27i1.26247

Floridi, L. (Ed.) (2015). The onlife manifesto: Being human in a hyperconnected era. Springer Nature. https://link.springer.com/book/10.1007/978-3-319-04093-6

Galán, A.,Ruíz-Corbella, M., y Sánchez-Melado, J. C. (2014). Repensar la investigación educativa: de las relaciones lineales al paradigma de la complejidad. Revista española de pedagogía, 281-298. https://www.jstor.org/stable/23766467? seq=1

Giró Gràcia, X., & Sancho Gil, J. M. (2022). La Inteligencia Artificial en la educación: Big data, cajas negras y solucionismo tecnológico. RELATEC21(1), 129-145. https://doi.org/10.17398/1695-288X.21.1.129

Jarquín Ramírez, M. R., & Díez Gutiérrez, E. J. (2022). Google en Iberoamérica: expansión corporativa y capitalismo digital en educación. Revista Española de Educación Comparada, 42,240–260. https://doi.org/10.5944/reec.42.2023.34322

Kuhn, C., & Raffaghelli, J. E. (2023). Something Important is Going on With Data: Educators’ Search for Political Agency to Act as Professionals in Complex Datafied Contexts. In: S. Hayes, M. Jopling, S. Connor & M. Johnson (eds). Human Data Interaction, Disadvantage and Skills in the Community. (pp. 53-77). Springer, Cham. https://doi.org/10.1007/978-3-031-31875-7_4

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Meirieu, P. (2003). Frankenstein educador. Laertes.

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Popenici, S. (2022). Artificial Intelligence and Learning Futures. Critical Narratives of Technology and Imagination in Higher Education. Routledge.

Rivera-Vargas, P., Parcerisa, L., & Fardella, C. (2023). Digital education platforms and schooling: New challenges and alternatives towards educational equity and children’s rights. Education Policy Analysis Archives31. https://doi.org/10.14507/epaa.31.8483

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La tecnología desnuda en educación

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Trump y el cierre del Departamento de Educación, ¿giro al homeschooling?

Por: Horacio Sánchez de Loria* y Roberto Dante Flores**

En EE.UU ya son más de 3 millones, desde preescolar hasta los 12 años, los niños educados en sus propios hogares, lejos de las escuelas. Trump desmantela el sistema educativo y lo acusa de difundir la cultura woke. Cerró escuelas, prohibió palabras y peligra la instrucción de pobres y discapacitados.

El 19 de marzo, rodeado de estudiantes, Donald Trump dispuso el desmantelamiento del Departamento de Educación, equivalente a un ministerio según la configuración administrativa establecida por el presidente Jimmy Carter en 1979.

No es una medida aislada, sino que forma parte de la batalla cultural emprendida en forma virulenta, que en este caso beneficia al homeschooling, enseñanza en la casa. Desde sus orígenes en los Estados Unidos las familias educaban a sus hijos en sus propias casas.

Resulta significativo que Massachusetts, un tradicional Estado, fuera el primero en aprobar una ley de educación obligatoria (1789). Esa fue la cuna de la educación estadounidense y aún sigue siendo un faro de cultura con sus prestigiosas universidades: Harvard, MIT, etc. Pero definitivamente se estableció el sistema moderno de educación en el año 1852, a instancias del abogado y educador Horace Mann. Un argentino, Domingo Faustino Sarmiento, admirado por ese programa educativo visitó Boston, y años después contrató a sus maestras para enseñar en Argentina.

Luego de Massachusetts, otros Estados comenzaron a hacer obligatoria la asistencia a las escuelas e incluso prohibieron la educación en casa. Pero a mediados del siglo XX volvió el interés por el homeschooling, impulsado por el cuestionamiento social a la educación pública y el auge de las ideas de desescolarización. Posteriormente–en el contexto de las protestas de los estudiantes contra su participación en la guerra de Vietnam– John Holt, y otros educadores, promovieron por todo el país la enseñanza sin escuela.

Para la década de 1980 los Estados comenzaron a legalizar el homeschooling, reconociendo las diversas razones por las que los padres optan por esta vía educativa. El número de familias que educan a sus hijos en casa aumentó paulatinamente, alcanzando 3,1 millones de niños desde preescolar a los 12 años. Representan el 6 % del sistema educativo estadounidense y se ha extendido a otros países, incluso Argentina (National Home Education Research Institute, 2025).

La profesora de Harvard Elizabeth Bartholet señala que la mayoría de esas familias (según estimaciones, hasta el 90%) se rigen por creencias religiosas que buscan alejar a sus hijos de la cultura dominante. Y algunos de los padres son «ideólogos religiosos extremistas» que cuestionan la ciencia y promueven la sumisión femenina y la supremacía blanca (Harvard Magazine, 2020).

Ahora Trump argumenta que la oficina federal de Educación es innecesaria en un país donde los Estados regulan en gran medida la materia. Pero lo más importante: subraya que ha sido un cauce para expandir la cultura woke.

Es cierto que la financiación federal representa una porción relativamente pequeña –alrededor del 10%– de los presupuestos de las escuelas de gestión estatal. Sin embargo, hay Estados como Mississippi o Alaska, que dependen de este dinero para financiar más del 20% de los costos de los distritos escolares.

La pregunta ahora es: la secretaria de Educación Linda McMahon, ¿dejará de proveer dinero para ayudar a estudiantes pobres y discapacitados? Además, ¿que pasará con los préstamos estudiantiles?

Es cierto que la medida requeriría de una ley del Congreso, pero sabemos que las normas legales han perdido eficacia en el país del Norte, lo que augura una decadencia mayúscula. Varias de las casi 150 órdenes ejecutivas (decretos) que ha firmado Trump en pocos meses de gobierno violan disposiciones constitucionales que han sido denunciadas, pero a él poco le importa.

Ha cerrado decenas de bibliotecas, recortado subsidios a las universidades acusadas de permitir las protestas en favor de los palestinos o fomentar el wokismo. Utilizó el escándalo del watergate al Servicio de Impuestos Internos, Internal Revenue Service, como arma política contra sus adversarios. También prohibió alrededor de 200 palabras en la comunicación gubernamental, amén del apoyo a la censura sobre miles de libros, entre ellos 1984, de George Orwelll, o The Handmaid Tale, de Margaret Atwood.

La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos, USCCB, al tiempo que recuerda que son los padres los principales educadores de sus hijos y deberían tener libertad para elegir la más adecuada, advierte sobre el peligro que corren los niños pobres y discapacitados de todas las escuelas del país con estas medidas.Evidentemente, todas ellas no tienen como horizonte el bien común, y fomentan aún más el individualismo, en una sociedad modelada por ese flagelo social.

* Miembro de la Academia Nacional de la Historia
** Historiador, Universidad de Buenos Aires

https://www.perfil.com/noticias/opinion/trump-y-el-cierre-del-departamento-de-educacion-giro-al-homeschooling.phtml

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