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Entrevista a la escritora y abogada feminista pakistaní Rafia Zakaria: «El problema del feminismo blanco es creer que la cultura occidental es la más adecuada para la igualdad»

Por: Ana Requena Aguilar

La autora de ‘Contra el feminismo blanco’ critica duramente un marco feminista que sigue teniendo como centro y referencia a las mujeres blancas, sus características, vidas, necesidades e historias.

Detrás de un título algo provocador –Contra el feminismo blanco (Editorial Contintametienes)- hay un libro para pensar y aprender. Lo firma Rafia Zakaria, una abogada feminista pakistaní, escritora, columnista en varios medios de comunicación, que, harta de ver cómo el racismo y la blanquitud se reproducen en la academia, el activismo, las ONG y también en el feminismo, se puso a escribir un manual no apto para ofendiditos u ofendiditas occidentales. Zakaria diserta desde la experiencia concreta y desde todo el conocimiento y experiencia acumulado, no solo desde la teoría, sino desde la práctica, que ella reivindica como fundamental, por encima de nociones elitistas de feminismo que alejan a muchas mujeres de él. Hace unas semanas, la abogada y escritora estuvo en Madrid para participar del ciclo de pensamiento organizado por la asociación Mujeres de Guatemala y La Casa Encendida.

¿Cómo define feminismo blanco y por qué acabar con él?

Uno de los conceptos centrales del libro es la idea de blanquitud, no en el sentido del color de la piel, sino como un sistema de dominación. La blanquitud es el sistema de colonialismo y subyugación, el deseo de mantener ese sistema y su centralidad en nuestro mundo, de modo que, de forma directa o indirecta, se mantiene el statu quo. Implica poner a la gente blanca esencialmente en el centro y priorizar sus preocupaciones y agendas. La razón por la que escribí este libro es que sentía que había un montón de interacciones que estaban teniendo lugar atravesadas por la raza y que, sin embargo, funcionaban bajo la idea de que en general, tienen lugar en igualdad de condiciones, con la misma cantidad de poder. Y eso era completamente erróneo. Hoy en día es muy raro que alguien vaya a ser abiertamente racista, la mayor parte del racismo sucede debajo de la superficie. Así que este concepto busca crear un vocabulario que permita que eso salga a la luz para que la gente entienda que todas nuestras interacciones están cargadas de diferencias de poder y, si no las reconocemos, entonces estamos participando de ello.

¿Cómo diría que funciona el feminismo blanco, de qué maneras concretas se reproduce la blanquitud, también en el feminismo?

Uno de los principales problemas es que las mujeres blancas asumen que la cultura blanca, es decir, la cultura europea occidental y norteamericana, es más adecuada para la igualdad de género y para la libertad de las mujeres que otras culturas. Voy a dar un ejemplo que me acaba de pasar. Hace un par de días hablaba con un grupo de mujeres, la mayoría blancas, y me preguntaban dónde había estado en los últimos tiempos. Conté que acababa de volver de Qatar e inmediatamente una de ellas dijo ‘oh la situación de las mujeres allí debe ser muy mala, debe haber sido difícil para ti estar allí’. Cuando la gente se entera de que soy musulmana sé que van a empezar con el ‘¿qué opinas del velo? ‘. No puedo decirte el número de veces que como mujer marrón y musulmana sufro esta suposición de que vengo de una cultura que es extremadamente represiva en la que las mujeres no tienen idea de cómo luchar por su libertad, así que tenemos que hacerlo por ellas y decirles qué hacer.

No creo que las mujeres blancas tengan una intención maliciosa, o que lo hagan para hacerme sentir por debajo de ellas, pero lo hacen. Exponen la suposición de que otras mujeres están de alguna manera por debajo y tienen menos idea de lo que es ser feminista, cuando la verdad es que las mujeres en estas culturas, como con las que crecí en Pakistán, luchan tanto para sobrevivir como mujer que son mejores luchadoras, grandes y fuertes, porque saben lo que es ir en contra de los hombres todo el tiempo. Hay muchas mujeres blancas que tienden a hablar mucho y a ocupar todo el espacio, y es muy difícil para ellas ceder ese espacio para que las mujeres marrones, negras, asiáticas, etc. también puedan hablar. Aunque estas mujeres son mayoría, tienen muy poca voz dentro del movimiento feminista global.

Pone el ejemplo del sufragismo, que siempre aparece como un hito en la historia del feminismo, tal y como la solemos escuchar y relatar.

Si sabemos algo sobre el sufragismo es por supuesto sobre el sufragismo blanco. El feminismo no empezó cuando las mujeres blancas decidieron luchar por el voto o en la Revolución Francesa. Esa es precisamente la cuestión: ¿qué marco consideramos feminista? Si tienes a una mujer blanca y sólo te fijas en las características de su vida y de sí misma, y si esas son las únicas mujeres en las que estás pensando cuando piensas en el feminismo, entonces eso es lo que encontrarás porque otras características que puedan tener otras mujeres marrones, negras, etc., ni siquiera forman parte del marco, así que quedan fuera. Empezar tu marco con el movimiento sufragista deja fuera a millones y millones de mujeres y a muchísima historia. La consecuencia, y digo esto como alguien que creció en Pakistán, es que si eres una chica pakistaní piensas que allí no ha habido feministas en absoluto, que todas están en América o en Europa. Eso es simplemente incorrecto, y si estamos tratando de crear un movimiento feminista que sea inclusivo pero seguimos haciendo esto, naturalmente que muchas de esas mujeres y chicas dirán ‘no queremos tener nada que ver, esto no se aplica a nuestras vidas’. Cuando creas una historia que deja fuera a tanta gente, naturalmente esas personas no van a estar interesadas en el propósito de esa historia.

En el libro hace una diferencia muy interesante entre los términos ingleses expertise y experience, que en español sería como diferenciar entre las mujeres que son expertas en sentido más teórico, de leer, escribir, estudiar, y las que tienen experiencias en el feminismo, que lo viven desde sus heridas y vivencias. ¿Cuáles son las consecuencias de que generemos esa diferencia?

Empecé mi carrera como abogada, trabajando con mujeres en un refugio para víctimas de violencia. Habían perdido sus hogares, estaban allí con sus hijos, no sabían qué iba a pasar en el futuro, y se les estaba pidiendo que mostraran un increíble grado de fuerza para ser capaces de, básicamente, sobrevivir. Hay millones de mujeres en todo el mundo que están experimentando esto en un nivel u otro. Sin embargo, al mismo tiempo, mis experiencias como estudiante de posgrado en aulas de teoría feminista eran muy diferentes, ya que no se hablaba de los retos reales a los que se enfrentan las mujeres en su día a día. Había conversaciones teóricas muy profundas sobre qué es el feminismo y sobre si deberíamos incluir esto o aquello. No estoy diciendo que esas conversaciones no sean importantes, pero me sentía frustrada porque creía que era urgente hablar de lo que las mujeres necesitan y merecen de la sociedad. Y no había urgencia en esas conversaciones. Tenía la sensación de que esas mujeres se sentían cómodas en su papel de teóricas. También veía que en el caso de las mujeres que estaban creando un importante discurso feminista antirracista dentro del mundo académico, su trabajo no estaba saliendo a la luz. En última instancia, quería señalar que las mujeres que sobreviven a estas situaciones difíciles, sus voces, deben ser fundamentales para el feminismo.

¿Cree que esa diferenciación que se hace está de alguna manera relacionada con las tensiones y debates feministas de los últimos años, con la ‘pelea’ por marcar cuál debe ser la agenda feminista y quiénes son las que pueden hablar en nombre del ‘verdadero’ feminismo?

Absolutamente. En inglés, la palabra que usamos para ello es gatekeeping, que significa que esencialmente están tratando de controlar quién pertenece y quién no pertenece. Eso sucede de varias formas, por ejemplo, cuando se les dice a las mujeres que necesitan estudiar feminismo o que su comprensión de las partes teóricas del feminismo es defectuosa o que no conocen la definición de feminismo. Todas estas réplicas me parecen discriminatorias y excluyentes. Es una forma de mantener a las mujeres fuera del feminismo, de intimidarlas para que guarden silencio, porque entonces piensan ‘quizás yo no sepa nada de feminismo’. Les quitas la confianza para hablar y participar.

Por eso, cuando la gente me pregunta cuál es la definición de feminismo, utilizo una muy sencilla: cualquiera que esté comprometido con la justicia igualitaria de género y con la transformación de las instituciones sociales, políticas y culturales para que reflejen esa igualdad. Y la práctica es crucial. Eso es todo. Las mujeres deberían poder hablar de sus experiencias y conectar a partir de ellas. Y las mujeres que tienen menos poder en la sala son las que deberían poder hablar más, porque son las que más necesitan que se oiga su voz. Estaría bien que alguna gente dejara de preocuparse tanto por la definición de feminismo y viera cómo interactúan en su vida diferentes tipos de discriminación, alienación o subordinación.

¿Está esa diferente forma de entender o definir el feminismo en la base de la disputa por los derechos trans, la autodeterminación de género y lo queer? Es decir, ¿es el intento por definir y controlar qué es el feminismo lo que está condicionando que haya quien señale eso como un problema, una especie de enemigo para las mujeres?

Existe una conexión muy importante. Personalmente, creo que toda la controversia en torno a los derechos trans es una distracción. El verdadero peligro para las mujeres no son las mujeres u hombres trans. Esto que se repite de las mujeres en los deportes, por ejemplo. El hecho es que las oportunidades para las categorías femeninas de todos los deportes son muy pequeñas en comparación con lo que los hombres tienen. Así que una forma de abordar esto sería, tal vez, aumentar la cantidad de recursos disponibles para el deporte femenino. Pero, por supuesto, nadie habla de eso porque es mucho más fácil que las mujeres se peleen entre ellas y se pidan definir qué es esto o lo otro. Es parte de la manera en la que el patriarcado crea ansiedad interna entre las mujeres, incluso por lo poco que tienen. Es una mentalidad de escasez que sucede cuando has sido subyugada durante mucho tiempo. Quiero decir, es asombroso pensar en todas las cosas que estamos viendo -por ejemplo, imágenes en directo de Marte-, pero que todavía estamos en una situación en la que las mujeres tienen que discutir si es importante que estén en la junta de su empresa mientras tantos hombres sienten la necesidad de afirmarse y de excluir a las mujeres de la toma de decisiones, de posiciones importantes y de la formulación de políticas.

Parece anatema, pero esa es nuestra realidad. Y es una realidad urgente porque estamos en un momento de transformación. En todo el mundo, los sistemas políticos están cambiando la importancia que damos a la democracia, a la igualdad. Y si las mujeres no presentamos al menos una apariencia de frente unido, en el que insistamos en mantener nuestros derechos, será un mundo muy oscuro. El nivel de misoginia en este momento en el mundo parece ser mayor de lo que era en épocas anteriores. No es sólo el tipo habitual que ha existido siempre, siento que hay mucha rabia entre los hombres y el deseo real de hacer daño y de ver a las mujeres subyugadas.

En los últimos años, el término ‘empoderamiento’ se ha convertido en un ‘clásico’ de los encuentros, las políticas y las medidas sobre igualdad y mujeres. Usted es muy crítica con la evolución de ese término y su aplicación. ¿Qué ha pasado con el empoderamiento?

Lo describiría de dos maneras. Por un lado, el término procede originalmente de un colectivo de mujeres indias que lo definió como el movimiento para transformar las instituciones sociales, culturales y políticas de modo que reflejen la igualdad de género. Pasó de eso a ser adoptado por la ONU y formar parte de instrumentos transnacionales. El problema fue que pasó de ser una palabra que tenía significado a una de moda que sonaba bien y que todo el mundo quería poner en sus papeles. Ahora puede significar cualquier cosa, desde la compra de un determinado tipo de sujetador deportivo a luchar contra las guerrillas armadas en Nigeria. Cuando un término se diluye de esa manera, desafortunadamente, tiene muy poco impacto. Por eso ya no soy un gran fan de la palabra empoderamiento.

Por otro lado, soy columnista de un periódico paquistaní desde 2009. Durante gran parte de la guerra contra el terrorismo, yo estuve allí y se invertían cantidades increíbles de dinero en Afganistán y Pakistán para esta idea del empoderamiento. Era una situación muy difícil: como feminista diriges un refugio y de repente, el gobierno de Estados Unidos quiere darte 40 millones y quieres aceptarlo, pero al mismo tiempo era un feminismo ‘de goteo’. Es decir, pones dinero desde arriba y te permite hacer cosas, pero como no hay aceptación de los interesados, de abajo, tan pronto como Estados Unidos se fue, o tan pronto como se acabó la subvención, el proyecto se acabó. Se pusieron millones, por ejemplo, en proyectos para que las niñas afganas pudieran aprender a patinar o jugar al baloncesto o cosas que son buenas, pero si hablamos de una sociedad en la que las mujeres no tienen educación básica y viven en zonas muy alejadas, separadas unas de otras, sin atención sanitaria básica, entonces esa priorización es errónea. ¿Por qué se les da prioridad a que jueguen al baloncesto en lugar de a que puedan recibir las vacunas básicas? Por un lado, bombardeas su aldea y, por otro, decides que vas a construir una escuela en algún lugar.

Entiendo que entonces eso desacreditó esa idea del empoderamiento…

Manchó la idea del empoderamiento y del feminismo para toda una región del mundo, de modo que ahora si estás hablando sobre los derechos de las mujeres es algo controvertido y se considera inherentemente pro-estadounidense. Ese fue el otro motivo por el que llegué a la idea de la blanquitud, porque lo que intentaba mostrarles es que lo que realmente rechazan es la blanquitud, no el empoderamiento de las mujeres. Cuando se habla o se discute sobre los principios feministas, inmediatamente se te considera pro-occidental, pro-estadounidense, anti-Pakistán, anti-Afganistán. Por eso es tan importante separar estas ideas, porque está perfectamente bien que la gente se sienta como se siente sobre la blanquitud y el colonialismo, porque esa ha sido la base de su subyugación. Pero decir que todo discurso sobre la emancipación de las mujeres es de alguna manera occidental es incorrecto. Así que ahora el trabajo dentro de estas sociedades tiene que ser, y está sucediendo, observar a las mujeres dentro de sus propias culturas y saber que lucharon estas luchas desde hace mucho y crear una especie de narrativa indígena del feminismo.

Fuente:https://www.eldiario.es/sociedad/rafia-zakaria-problema-feminismo-blanco-creer-cultura-occidental-adecuada igualdad_128_11933962.html

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CII-OVE Compartimos las entrevistas de la semana, disponibles en nuestro canal de YouTube

Centro Internacional de Investigaciones Otras Voces en Educación 

Compartimos las entrevistas de la semana.

Dialogamos con Javier Enrique Diez (España), quien habló sobre su libro Pedagogía del Decrecimiento

Conversamos con Vicent Mauri (España), quien explicó las trampas de las plataformas del diálogo social

Practicamos con Marco Raúl Mejía(Colombia), sobre sus libros De Simón Rodríguez a Freire y Sistematización pedagógica

Estuvimos con Didimo Castillo (México), conversando sobre su libro Capitalismo digital

Entrevistamos a Damian del Valle (Argentina), quien explico su libro sobre internacionalización universitaria

 

Y para finalizar conversamos con Stanley Muschett (Panamá), sobre la formación docente y el IPEBI

 

 

 

 

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Entrevista a Amaia Pérez Orozco, doctora en economía «El sindicalismo es clave para atacar desde dentro al capitalismo»

Por Gessamí Forner

La doctora en economía Amaia Pérez Orozco cree que en el sindicalismo no debe haber condescendencia con el capitalismo y que los flancos de lucha contra este han de ser amplios: desde las instituciones al hogar, pasando por la comunidad.

Hace tiempo que Amaia Pérez Orozco vive en Bilbao, donde milita en el movimiento feminista de Euskal Herria, participa en la cooperativa XXK y, a veces, es ponente en actos a los que se la convoca para escucharla hablar sobre su especialidad: la economía desde una mirada feminista. Tan tímida como académica, acelera las palabras cuando expone su discurso. Este mes arrancó aplausos en las jornadas organizadas por el sindicato mayoritario en Euskal Herria, ELA, para realizar una lectura crítica de los PERTE, los instrumentos del Estado español que vehiculan las ayudas a fondo perdido de la Unión Europea, los Next Generation, creados en la pandemia sanitaria. Para Pérez Orozco, en el sindicalismo no debe haber condescendencia con el capitalismo y los flancos de lucha anticapitalista han de ser amplios —desde las instituciones al hogar, pasando por la comunidad—.

Me parece significativo que ELA invite a activistas anticapitalistas, ecologistas y feministas de OmalSustrai, Laura Aznal y tú para formar a su cuadros. ¿Qué papel juega el sindicalismo en la disputa al capital?

Al capital necesitamos atacarlo desde dentro y desde fuera. En el mundo del trabajo asalariado, donde para el capital somos mano de obra esclava y alienada, el sindicalismo es clave. Pero no debe caer en sus lógicas: no tenemos que conformarnos con seguir siendo mano de obra esclava ni debemos asumir que, para poder vivir, el capital tiene que sobrevivir.

Estamos viendo en Euskal Herria que, desde la huelga general feminista del 30 de noviembre, los sujetos tradicionales en la interlocución trabajo/capital están cambiando o deberían cambiar: del sindicalismo al movimiento feminista y de la patronal al Gobierno vasco. Además de resignificar la huelga, ¿se debe resignificar la negociación? ¿E introducir la vida?

Diría que estos cambios están en marcha desde antes del 30 de noviembre. El problema que subyace en esta cuestión es haber asumido que los agentes del diálogo social son los sindicatos, la patronal y el Gobierno. Ahí hay que hacer muchas rupturas. Una es salirse del marco del diálogo social, como hace ELA. La otra es no reconocer a la patronal como sujeto de diálogo, sino como sujeto de conflicto. No se trata de llegar a acuerdos, sino de arrancarlos. Los sindicatos que se quedan en un papel subordinado de mano de obra deben romper esa lógica y, por otro lado, hay que asumir que el conflicto con el capitalismo lo tenemos que dar desde todos los ámbitos vitales.

No debemos asumir que, para poder vivir el capitalismo tiene que sobrevivir

¿Cuáles?

Desde una mirada feminista, el combate anticapitalista prioritario está en el mundo del “más acá del mercado”. En los espacios socioeconómicos que están más cercanos a nuestro día a día, en los que somos vida entera, y no mano de obra. En lo que hemos llamado las esferas invisibilizadas del espacio socioeconómico, en los “afuera” de los mercados. Esos deben ser lugares prioritarios porque es donde se esconde, con más virulencia, el conflicto capital/vida. Como feminista, los hogares y la comunidad son el lugar fundamental para una lucha anticapitalista.

Y en el terreno del capital, ¿cómo debe darse esa lucha?

Donde somos mano de obra es necesario cambiar los contenidos de lucha. En vez de limitarnos a reivindicar mejoras de más empleo o mejor pagado —que, por supuesto, todo empleo debe ser remunerado con un salario digno—, necesitamos reivindicar otros empleos y otras condiciones. Luchar que somos vida, y no mano de obra. Personas, y no fuerza de trabajo. Y luego luchar, sobre todo, por la reconstrucción de un tejido socioeconómico contrario a la acumulación del capital, en el que el ánimo de lucro no sea el eje vertebrador. Desprivatizar la vida, al fin y al cabo.

Sin embargo, en este punto vamos al revés. Durante tu intervención, hablaste de los PERTE del Gobierno para gestionar los fondos Next Generation: “No hay planeta ni trabajo humano en los PERTE, sino una doble negación del ecosistema y una idea de reducción de emisión de gases de efecto invernadero con ingeniería contable”. ¿La fantasía capitalista es esto?

Como dijimos en las jornadas, los PERTE no son tan relevantes por los recursos que movilizan, sino porque son elocuentes del modelo que imponen: la doble negación del territorio-tierra y del territorio-cuerpo, como lo llamarían las compañeras de Abya Yala. Todo proceso socioeconómico tiene una base ecosistémica detrás. Es decir, se sostiene por un planeta del cual extrae recursos y energía, y al cual le envía residuos. Los PERTE se sostienen con la negación del planeta y la negación del colapso ecológico. Reduce el cambio climático a una reducción de emisiones y abre el espacio para un juego de ingeniería contable —cómo mides las emisiones y qué parte te llevas fuera—, que te permite creer el cuento de que estás poniendo en marcha procesos de acumulación del capital sin destrucción del planeta. Simplemente porque construyes un mecanismo para no ver la destrucción.

¿Y el cuerpo?

Por otro lado, encontramos la negación del cuerpo, que es el territorio sobre el que se sostienen los procesos socioeconómicos. Lo vemos claramente cuando en el PERTE de salud hablan de mejorarla mediante investigación genómica, en vez de contratando a más personal sanitario. O planteando que un hogar digitalizado cuidará mejor de la gente mayor. Los PERTE ponen el énfasis en la innovación tecnológica y digital para cubrir necesidades básicas que requieren interrelación humana. Los trabajos desaparecen. Todo se convierte en innovaciones tecnológicas y digitales para mejorar procesos socioecónomicos para conseguir supuestamente una economía más verde, más limpia y en la que todo el mundo vamos a vivir mejor. Sin hablar ni de la tierra que está detrás ni de las personas que sostienen esos procesos. Y sin hablar tampoco del desigual reparto de trabajos.

Necesitamos construir conflictos en todos los espacios que habitamos, no únicamente en las instituciones

En el PERTE de cuidados mencionaste que ni siquiera se habla de desigualdades ni de personas racializadas.

En ningún PERTE se mencionan las desigualdades y ello llega a ser tan sangrante que en el de cuidados no se menciona siquiera las desigualdades de género que hoy sostienen la organización injusta de los cuidados ni las desigualdades por racialización y clase.

El de agricultura no menciona ni tierra ni personas jornaleras.

Como decía Mirene Berigistain, que analizó ese PERTE, hay agricultura digitalizada pero no hay ni personas agricultoras ni tierras cultivadas. Todo en la tierra es sustituible por tecnología, también el trabajo humano.

 “Ya no necesitan ni retórica”. ¿Qué somos? ¿La burocracia es el método más eficiente para arrasar con cualquier rastro de vida?

No sé si diría la burocracia. Muchas veces hemos denunciado el lavado verde o morado. En la configuración inicial de los PERTE se preveía la firma de una declaración responsable de que no ibas a hacer un daño significativo al medio ambiente con la puesta en marcha de un determinado proyecto. Esto era tener en cuenta el medio ambiente de una manera totalmente débil, por eso hablamos de lavado de cara. Pero llegó la guerra de Ucrania y la situación se puso peor y, de cara a no poder esperar generar energías renovables, ya ni siquiera tienes que firmar una declaración de responsabilidad. Las prioridades socioeconómicas han cambiado y se ha vuelto a apostar por el uso de la energía fósil. Algo similar nos ha sucedido con el lavado morado. A veces hemos denunciado que hasta el PP nos roba conceptos de igualdad entre hombres y mujeres, y lo denunciamos como un robo retórico, como un lavado morado para poner en marcha políticas que reconstruyen o profundizan la desigualdad. Pero ¿qué significa cuando ya ni usan la retórica? ¿Te facilita el terreno para denunciarlo? ¿O significa que se ven tan fuertes que ni nos reconocen como antagonistas de lucha? Dudábamos de cómo interpretar el vaciamiento de conceptos y planteamientos políticos y ahora parece que ya ni siquiera es preciso aparentar “buenas intenciones”. De alguna manera, es una mala noticia porque ya ni engañan, pero también es buena porque es más fácil articularse para desmontar esas políticas. ¿O es que la cosa ya se ha puesto tan fea que ni te validan como sujeto de conflicto?

Los PERTE ponen el énfasis en la innovación tecnológica y digital para cubrir necesidades básicas que requieren interrelación humana

Es lo que acaba de pasar con la presentación del PNV y PSE del Pacto Vasco de Cuidados, que decían que nos les entendíamos, que defienden unos cuidados público-comunitarios. 

Ese es un ejemplo clarísimo de robo del planteamiento para lavado morado. El tema en este caso es ¿qué se está entendiendo por público-comunitario? Porque cuando se habla de público-comunitario desde los feminismos se habla, en primer lugar, de que lo público debe asumir una responsabilidad muy fuerte, lo público no puede estar privatizado y las empresas con ánimo de lucro no pueden jugar un papel en la garantía de derechos sociales. Además, desde los feminismos se entiende que hay que reconstruir todo el tejido socioeconómico en clave más sociocomunitaria, donde la vida importe, donde podamos construir otras relaciones y donde nos hagamos corresponsables de la vida colectiva. Pero esa reconstrucción nunca es para que lo público se desentienda de su responsabilidad.

En segundo lugar, hablamos de que lo público y lo comunitario deben desplazar a lo privado con ánimo de lucro. En ningún caso podemos entender las empresas privadas como parte de lo comunitario. El gran elefante en la habitación con el Gobierno vasco es ese: el papel de las empresas privadas. Y ojo, que aquí otra confusión son las cooperativas. A las entidades que forman parte de la economía solidaria social transformadora podríamos incluirlas en nuestra idea de comunitario. Pero aquellas que lo único que tienen de social es la figura jurídica, pero no el funcionamiento real, formarían parte de ese ámbito privado que queremos dejar fuera de lo público.

En tercer lugar, cuando hablamos desde el feminismo sobre la disputa de lo comunitario no lo entendemos como grandes ONG asistencialistas. Un tercer sector asistencialista que, en el fondo, funciona como una empresa más con ánimo de lucro. Hablamos de un comunitario que de verdad construya tejido cotidiano de relaciones de solidaridad, simetría, reciprocidad, de protección de la vida. Ese comunitarismo existe en las periferias, pero no en las empresas y ni en el tercer sector asistencialista.

¿Los PERTE son una nueva rearticulación del capitalismo?

Muestran la nueva forma que está cogiendo el capitalismo en clave verde-digital. Para los PERTE, la economía no es el tejido que sostiene la vida, sino que son cadenas de acumulación monetaria. En ese sentido, los PERTE reconstruyen el capitalismo que ya teníamos en una nueva versión siglo XXI, que es más consciente de la base material reducida sobre la que se asienta, que necesita idear modos para enfrentar el decrecimiento metabólico obligado, tanto reducir la dependencia de las energías fósiles como reducir los recursos que vienen del exterior —“si va a haber menos, me los quedo yo”—. Y digital en el sentido de que pretenden poner en marcha una onda larga de acumulación a través de la digitalización de los procesos y, cada vez, en clave más militarizada. Y para ese capitalismo, el capital necesita para los estados y lo público un rol diferente al que ha jugado en las últimas décadas: un rol claramente más presente para la asunción de los riesgos y costes de los megaproyectos, en los que las empresas quieren beneficios y quieren quedárselo ellas. Para ello necesitan un papel más activo de los Estados; que asuman los costes y el poder corporativo concentrado se quede los beneficios, mientras lo público se encarga también de sostener condiciones de vida mínimas en un contexto de un fuerte precarización de la vida.

Los PERTE asientan esa idea de lo público-privado, en vez de lo público contra lo privado. Ante la idea neoliberal de menos estado, siempre hemos dicho que los estados están presentes, aunque sea por dejación, están garantizando que no haya protesta social y aprobando nuevas legislaciones para que el mercado se regule a su propio favor. Nunca ha habido libre mercado, sino mercados ultra autorregulados: con fuertes legislaciones al servicio de las empresas. Hoy eso quizá está cambiando y el rol delo público se vuelve más visible. Pero no podemos confundirlo con un estado al servicio de la gente.

El PSOE ha elegido muy bien al ministro de Industria, un entusiasta de la colaboración público-privada. Cuando todas estas políticas las ejecuta un partido que de nombre tiene socialista, ¿qué nos queda?

Es un problema poner toda la carga en los partidos que ocupan las instituciones. Obviamente, tienen una responsabilidad enorme, pero también es cierto que tienen las manos relativamente atadas en función del empuje que haya detrás. Así que nos quedan muchas cosas. Sobre todo, construir conflictos en todos los espacios que habitamos, no únicamente en las instituciones, para que quienes ocupan las instituciones se vean en la obligación de tener posiciones más confrontativas con las empresas y el heteropatriarcado. Para ello debemos construir tejido comunitario. También necesitamos construir otros modos cotidianos de vida. No hay que hacer dejación de nuestra responsabilidad. No puedes pedir solo cambiar la PAC, debes cambiar en la medida que puedas tu modo alimentario. No puedes pedir más protección a la violencia machista, sino pelear la violencia cotidianamente.

Entrelazar luchas choca con la izquierda machirula que tiene súper claro el eje que debe vertebrar todas las luchas, y se impone arrasando otras prioridades políticas

En 1998 leí Ecofeminismo, teoría, crítica y perspectivas. Viniendo de espacios mixtos que oscilaban entre lo libertario y el soberanismo, consideré que nos faltaba más feminismo, más tierra y más vida. Han pasado 26 años desde entonces y me sigo preguntando si algún día el ecofeminismo se pondrá de moda y si los hombres de izquierdas lo asumirán.

Simplificando mucho, la defensa de la vida humana que hace el feminismo y la defensa de la vida del planeta que plantea el ecologismo tienen que ir de la mano. Ahí se encuentran con otras tradiciones políticas, como el marxismo, que también lucha por el valor de la vida de la clase trabajadora. Lo que el ecofeminismo tiene para mí de interesante es que combina diversas miradas críticas. La clave está en si somos capaces de entrelazar distintas luchas políticas en la comprensión de que nos enfrentamos a un sistema muy complejo sobre el que nadie tenemos la verdad absoluta de cómo funciona ni, mucho menos, cuál es la solución para cambiarlo. Ello choca cuando, desde determinadas posiciones, como la izquierda machirula, por decirlo de alguna manera, se tiene súper claro el eje que debe vertebrar todas las luchas y se impone arrasando otras prioridades políticas. ¿Cómo logramos entrelazar los distintos ejes que para quien son prioritarios, o más atacables, sin pretender que haya un único eje supremo ? Si estamos en distintos lugares, significa que atacamos desde diferentes sitios, en función de las desigualdades que nos atraviesan. Entrelazarnos desde la asunción de responsabilidades, no desde el buenismo hueco, es muy potente. Pero el entrelazamiento también genera incomodidades. La minusvaloraciación de la lucha antirracista permite que no te cuestiones tu blanquitud. La minusvaloración de la lucha feminista, que dejes sin tocar tus privilegios masculinos. El desprecio a la lucha obrera pone de relieve tu papel burgués. Generar alianzas abordando las desigualdades que nos atraviesan es el único camino, pero no es fácil ni automático.

Gessamí Forner. @GessamiForner

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/ecofeminismo/entrevista-amaia-perez-orozco-sindicalismo-es-clave-atacar-dentro-al-capitalismo

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Entrevista a la historiadora afgana Mejgan Massoumi «Nadie preguntó nunca a las mujeres afganas qué querían ellas»

Por María Landi/Francisco Claramunt/brecha.com.uy

A diez días de la caída de Kabul, Massoumi conversó con Brecha sobre la situación actual en el país, el legado de la ocupación y la resistencia al régimen fundamentalista.


Massoumi es doctora en Historia, investigadora del Afganistán moderno y graduada en la californiana Universidad de Stanford, donde hoy es docente en el programa Educación Civil, Liberal y Global. Su familia huyó de Afganistán en 1980, un año después de que tomara el poder el régimen comunista que lo gobernó hasta 1992. Su última visita al país fue en 2018, para realizar un trabajo de campo y una investigación para su tesis, según explica a Brecha.El diálogo que reproducimos a continuación transcurrió vía email.

—Desde que los talibanes se hizo con el control del país, parece que Occidente se acordó de la suerte de las mujeres afganas y entró en pánico, como si durante los 20 años de ocupación de Estados Unidos y la OTAN la situación de las mujeres y del pueblo en general en el país hubiera sido buena y próspera. ¿Cuáles son sus comentarios u observaciones sobre esta percepción?

Parte de la justificación de la «guerra contra el terror» en 2001 tenía que ver con las feministas occidentales, que creían que había que «salvar» a las mujeres afganas de la opresión de los talibanes. Es interesante, porque nadie preguntó nunca a las mujeres afganas qué querían ellas. De hecho, siguen sin preguntarles.

Los logros de los últimos 20 años para las mujeres y para muchas personas de Afganistán tienen que ver con el hecho de que ellas y ellos mismos hicieron retroceder los sistemas de opresión que pretendían controlarles, ya sea el imperialismo occidental o el terrorismo talibán. Muchas mujeres en los medios de comunicación asumieron grandes riesgos en sus carreras para ser creativas con la nueva programación, para ser periodistas que hacían preguntas difíciles a los líderes afganos e internacionales y hacerlos rendir cuentas. No creo que se pueda decir que las mujeres tuvieron la oportunidad de hacer estas cosas debido a la ocupación estadounidense. Creo que las mujeres afganas son fuertes, inteligentes y capaces de hacer cualquier cosa en este mundo, y lucharon mucho por sí mismas para ganar su derecho a participar en la vida pública y exigir su autonomía.

—¿Cuál fue la situación durante estos 20 años? ¿Hubo realmente mejoras e inversión significativas en la vida y las condiciones de las mujeres? Teniendo en cuenta los billones que invirtieron Estados Unidos y sus aliados en los sectores militar y de seguridad y en el apoyo a los señores de la guerra locales, ¿qué podría haberse hecho de otra manera?

Creo que ya hay muchas pruebas que demuestran todos los fracasos de la aventura estadounidense en Afganistán. Si mirás los informes del SIGAR (1) o los «Afghanistan Papers» publicados por The Washington Post, se pueden ver las pruebas de corrupción, la mala gestión, la falta de un plan claro de la guerra o de por qué los estadounidenses estaban allí… Todas estas cosas son pruebas de lo que salió mal.

Cuando Estados Unidos comenzó su guerra, en 2001, después de los sucesos del 11-S, su retórica −especialmente bajo el presidente Bush− era «no negociamos con terroristas» o con «quienes los albergan», y, sin embargo, en 2020 Estados Unidos se puso a elaborar un acuerdo de paz con los talibanes en Doha, Catar. Y sin la participación del Gobierno afgano. La forma en que Estados Unidos ha considerado esta guerra y su propósito fue errónea desde el principio, especialmente si se considera que el objetivo era deshacerse de los terroristas y ahora han firmado un acuerdo de paz que reinstaló a los terroristas en Afganistán.

Como dije antes, creo que las mujeres afganas han conseguido importantes avances en los últimos 20 años, pero el regreso de los talibanes amenaza con borrarlos todos. Cuando se apoderó del poder, emitió edictos amenazando con casar a las mujeres solteras y a las viudas menores de 45 años.

—¿Cree que los talibanes han cambiado en estos 20 años, en algún sentido? ¿Habrá alguna diferencia en comparación con su anterior Gobierno comenzado hace 25 años? ¿Por qué cree que su discurso ha sido casi «conciliador» en sus primeras ruedas de prensa y declaraciones?

No. Creo que todo lo que intentan mostrar de sí mismos ahora bajo una luz positiva es una fachada. Como ya mencioné, desde su toma del poder ya estaban emitiendo proclamas para controlar los cuerpos de las mujeres y obligarlas a casarse. Su violencia no cesará en el lapso de una semana y sería muy ingenuo creer que se han reformado. Los informes y videos de todo el país muestran que han atacado hogares y amenazado a cualquiera que trabajara con los estadounidenses.

También es peligroso aceptar por pragmatismo a un grupo terrorista que se hizo con el poder. Una vez que empezamos a hablar de «bueno, pero ahora están en el poder» se les da legitimidad, y no creo que un grupo terrorista deba tener legitimidad en nuestro mundo para dirigir un país. Es un crimen. El pueblo afgano no votó por los talibanes. Este grupo lleva más de 20 años aterrorizando a la gente y el pueblo afgano no olvidará sus atrocidades.

—¿Cuál es su percepción sobre el sentimiento de la mayoría de la población respecto a la vuelta de los talibanes al poder? Por supuesto, puede variar en función de las regiones, los géneros, el medio urbano o rural, etcétera, pero me pregunto cuál es su base de apoyo, más allá del miedo y el respeto natural que puede imponer una poderosa organización armada.

Los afganos y afganas se están levantando y resistiendo de diversas maneras. Reclaman su bandera nacional y los símbolos de su país y no aceptan la bandera de los talibanes. Reclaman su hermosa religión al grito de «Allahu Akbar» («Alá es más grande») y niegan así esta idea de que los talibanes pueden utilizar la religión para justificar su violencia. El islam es una religión de paz, no de violencia.

—¿Cuáles son los sentimientos y los temores de las mujeres, qué piensan de la retirada estadounidense y de la forma en que se hizo, cómo están siendo y serán afectadas sus vidas en realidad, y cuáles son las perspectivas para ellas?

Me temo que muchas personas afganas −independientemente de si son mujeres u hombres− viven una tremenda sensación de traición por parte de Estados Unidos. Creo que todo el mundo en el país quería que los estadounidenses se fueran, sin duda, pero no de esta manera. Estados Unidos utilizó el territorio afgano durante 20 años para librar una guerra contra el terrorismo y hacer que el mundo fuera «más seguro». Y, sin embargo, con esta retirada Estados Unidos no le ha dado ninguna dignidad al pueblo afgano. En el aeropuerto, se privilegia la seguridad de las vidas estadounidenses por encima de las afganas. Estados Unidos veía al pueblo de Afganistán como «aliado», pero ha tratado a esos aliados como «bajas desafortunadas» en este escenario. Que el presidente Biden sugiera que los soldados afganos eran cobardes que no querían luchar por sí mismos es negar los aproximadamente 66 mil soldados afganos que murieron en el transcurso de esta guerra. Ese número por sí solo significa sacrificio y compromiso.

—¿Qué podemos hacer en el Sur global, y en América Latina en particular, para apoyar al pueblo afgano? ¿Qué pueden y deben hacer las organizaciones feministas para comprender y apoyar realmente a las mujeres afganas de forma positiva y constructiva?

¡Por favor, no reconozcan ni apoyen al Gobierno talibán! Presionen a cualquier gobierno que apoye a los talibanes para que dejen de hacerlo y para que no lo financie. A menos que apoyen el terrorismo, no deberían permitir que esto le ocurra a un país que ha soportado más de 40 años de guerra. Por favor, incidan para que Afganistán sea libre, y para que el propio pueblo afgano decida quiénes deben ser sus dirigentes. Esto no debería ser una decisión de los imperialistas o de los terroristas talibanes. El pueblo afgano debería decidir por sí mismo.

—¿Qué más le gustaría decir o señalar sobre la situación actual que no haya sido destacado lo suficiente en los análisis occidentales?

Creo que la gente no comprende realmente el importante lugar que ocupa Afganistán en este mundo. Aparte de ser utilizado como lugar de guerra, para mí Afganistán es un lugar de paz, de imaginación, de experimentación y, sobre todo, de amor. Pero si seguimos pensando en Afganistán solo como un lugar de víctimas y horror, estaremos ciegas a todo el amor que ofrece al mundo y a cómo −si tiene su propia autonomía y un gobierno decidido por el pueblo− puede ser uno de los lugares más poderosos de este mundo. Me pregunto si será por eso que tantas potencias mundiales están interesadas en él…


Fuente: https://brecha.com.uy/nadie-pregunto-nunca-a-las-mujeres-afganas-que-querian-ellas/

Nota:

1). El Inspector General para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR, por sus siglas en inglés) fue creado por el Congreso estadounidense con el fin de auditar los fondos destinados a esa tarea. Su misión oficial es «promover la economía y la eficacia de los programas de reconstrucción financiados por Estados Unidos en Afganistán y detectar y evitar el fraude, el despilfarro y los abusos mediante la realización de auditorías, inspecciones e investigaciones independientes, objetivas y estratégicas». Significativamente, la portada de su sitio web contiene un informe titulado: «Lo que tenemos que aprender: lecciones de 20 años de reconstrucción en Afganistán»

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“Ser un buen docente significa sacar a la luz lo mejor de cada alumno”: Rosa María Espot y Jaime Nubiola

España / 23 de junio de 2019 / Autor: Marta Moreno / Fuente: Educación 3.0

La pasión por la enseñanza, la esencia de la profesión docente y la educación actual son los tres grandes pilares del libro ‘Alma de profesor’. Sus autores, Rosa María Espot y Jaime Nubiola, nos desgranan su esencia en esta entrevista.

Rosa María Espot es ponente en los cursos de formación de profesores de la Universidad de Navarra y la Universitat Internacional de Catalunya y Jaime Nubiola imparte clases de Filosofía en la Universidad de Navarra. Fruto de su experiencia en el mundo de la educación y docencia, se unieron para dar forma al libro ‘Alma de profesor’. En él, se dirigen a todos los profesionales que han perdido la pasión por enseñar y, además, explican exactamente por qué es una de las profesiones más importantes a nivel mundial.

¿Qué diferencias existen entre un profesor que explica el temario y uno que va un paso más allá de los contenidos curriculares?

La diferencia es muy grande. El primero sería un profesor-instructor, transmisor de conocimiento. En cambio, el segundo sería un profesor educador-formador de sus alumnos, transmisor también de humanidad. A los profesores la sociedad nos ha confiado la educación —en el sentido más amplio de la palabra— de los adultos del mañana. Los docentes no podemos reducir esa tarea tan importante a una mera transmisión de conocimientos. Hacerlo sería un empobrecimiento de lo que realmente se espera de un profesor.

¿Se puede educar sin pasión?

Un profesor sin pasión presenta la información de forma poco atrayente, monótona y pesada, es decir, se aburre él y aburre soberanamente a sus alumnos. Logra convertir actividades fantásticas como son pensar, analizar, calcular, razonar, memorizar, en algo fastidioso. Estamos convencidos de que a un profesor sin pasión le es dificilísimo —por no decir imposible— contagiar a los estudiantes la ilusión por aprender. Por lo tanto, aspirar a educar sin pasión nos parece que es convertir una tarea maravillosa y apasionante en un quehacer tedioso que muy poco tiene que ver con lo que nosotros entendemos por educar.

«Un profesor sin pasión presenta la información de forma poco atrayente se aburre y aburre soberanamente a sus alumnos»

¿Cuál es el secreto para no perder la pasión, pese a las adversidades a lo largo de los años?

No perder de vista la grandeza de la profesión docente. Conocer a fondo, con la cabeza y con el corazón, en qué consiste y qué comporta la profesión docente. Amar la profesión. Ser un profesional estudioso, con ganas de aprender. Y querer incondicionalmente a los alumnos.

Ser buen docente

¿Por qué afirman que la profesión docente es la mejor del mundo?

Porque ser un buen docente significa empeñarse en sacar a la luz lo mejor de cada alumno en particular, es decir, significa querer de verdad a los alumnos. Por otro lado, ser un buen profesor va unido a gozar con la materia que imparte, es decir, ser un profesional estudioso, estar interesado en aprender y dispuesto a cambiar para mejorar dentro y fuera del aula.

Estos atributos de la profesión docente llenan inmensamente el corazón de la persona, del profesor. El docente sabe que en última instancia con su trabajo profesional ayuda a sus alumnos a ser mejores personas, por lo tanto, a ser más felices, que es donde reside la grandeza de la profesión docente. Descubrirlo y gozarlo es lo que convierte la profesión docente en la mejor profesión del mundo.

«La grandeza de la profesión docente reside en la capacidad de hacer más felices a los alumnos»

¿Podrían imaginar un mundo sin docentes?

Difícil de imaginar, estaría falto de humanidad. La figura del profesor en el aprendizaje personal de cada alumno es imprescindible. El ser humano aprende por imitación: a ser humano se aprende con modelos humanos. Estamos convencidos de que ni la mejor de las tecnologías nunca podrá sustituir a un buen profesor.

Afirman que al profesor no se le enseña a trabajar en equipo. Entonces, ¿cómo pueden ellos inculcárselo a los niños?

Aprendiendo por su cuenta ese modo de trabajar. El profesor como intelectual que es, ha de leer, estudiar, pensar y escribir. En este sentido, se tratará de que el profesor por su cuenta descubra la importancia de ese modo de trabajar, su técnica, las actitudes que requiere y los beneficios que ofrece.

«El profesor como intelectual que es, ha de leer, estudiar, pensar y escribir»

Hablemos del descanso… en la actualidad escuchamos mucho el término ‘Síndrome de Bornout’, asociado al estrés del docente. ¿Cómo puede evitarse?

El origen del estrés del profesor es diverso. Evitarlo pide detectar cuanto antes su origen. Es cierto que en muchos casos está originado por las múltiples tareas a las que debe prestar atención de manera ininterrumpida, incluso fuera del horario laboral. En una situación de este tipo, si el docente descubre que el descanso no es un lujo y mucho menos una pérdida de tiempo, quizá podrá incluirlo en su vida y probablemente evitar el estrés originado por esa multitarea continua. Estamos convencidos de que dormir las horas necesarias y procurarse un tiempo de descanso semanal, es una gran ayuda para evitar cansancios de los que cuesta mucho recuperarse.

Para finalizar, un pequeño test. ¿Qué les sugieren las siguientes palabras?

  • Descanso docente: vigor, energía, entusiasmo, buena docencia
  • Innovación educativa: por el mero hecho de ser moderno no ha de ser mejor
  • Estudiante: sacar a la luz lo mejor que tiene, ayudarle desde el aprecio, el respeto y la aceptación
  • Pasión: disfrutar, que las cosas salgan mejor
  • Aburrimiento: destructor de las ganas de aprender

Fuente de la Entrevista:

https://www.educaciontrespuntocero.com/entrevistas/rosa-maria-espot-jaime-nubiola-ser-buen-docente/104488.html

ove/mahv

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Programación del Portal Otras Voces en Educación del Domingo 23 de junio de 2019: hora tras hora (24×24)

23 de junio de 2019 / Autor: Editores OVE

 

Recomendamos la lectura del portal Otras Voces en Educación en su edición del día domingo 23 de junio de 2019. Esta selección y programación la realizan investigador@s del GT CLACSO «Reformas y Contrarreformas Educativas», la Red Global/Glocal por la Calidad Educativa, organización miembro de la CLADE y el Observatorio Internacional de Reformas Educativas y Políticas Docentes (OIREPOD) registrado en el IESALC UNESCO.

 

00:00:00 – Cientos de profesores ticos protestaron contra políticas lesivas

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313343

01:00:00 – David Fernández de Arriba: “El cómic como herramienta didáctica presenta un lenguaje muy atractivo para los alumnos, en clase funciona muy bien”

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/312953

02:00:00 – Educación superior pública puede cubrir solo el 51% de la demanda en Ecuador

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313357

03:00:00 – Condiciones para reformas educativas exitosas

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313346

04:00:00 – Estados Unidos: El acoso escolar te pasará la factura… por 313 dólares

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313362

05:00:00 – Otros 10 libros que todo docente debe leer

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/312672

06:00:00 – Libro: Violeta Parra, 100 años. Cuaderno Pedagógico (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313462

07:00:00 – Chernobil educativo en Cataluña

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313376

08:00:00 – Libro: El aprendizaje en la infancia y la adolescencia. Claves para evitar el fracaso escolar (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313474

09:00:00 – “Ser un buen docente significa sacar a la luz lo mejor de cada alumno”: Rosa María Espot y Jaime Nubiola

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313454

10:00:00 – Manual: Educación Inclusiva y de Calidad, Un Derecho de Todos (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313470

11:00:00 – Cómo gestionar el ESTRÉS DOCENTE con éxito

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/312975

12:00:00 – ¿En qué países pasa más tiempo la gente leyendo?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313372

13:00:00 – 10 mejores universidades del mundo #infografia #infographic #education

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313458

14:00:00 – España: Las Universidades sufren un ‘tijeretazo’ de 9.500 millones de euros entre 2010 y 2017

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313433

15:00:00 – Seis Contradicciones de la Reforma Educativa de la 4T

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313368

16:00:00 – Chile: Trabajadores acusan que quieren mercantilizar la educación preescolar

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313438

17:00:00 – Cinco canales de Youtube para estudiar Biología

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/312979

18:00:00 – Libro: Perspectivas decoloniales sobre la educación (PDF)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313480

19:00:00 – ¿Cuál es el secreto de los grandes maestros?

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313443

20:00:00 – Muchos mitos: Docentes y tecnologías digitales (Video)

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313488

21:00:00 – Sistema educativo del reino unido #infografia #infographic #education

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313495

22:00:00 – Keleher reaparece con una columna sobre la pobreza en Puerto Rico y el efecto en los estudiantes

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313451

23:00:00 – Ecología para niños. Libro infantil digital para educación ambiental. Pdf gratis

http://otrasvoceseneducacion.org/archivos/313492

En nuestro portal Otras Voces en Educación (OVE) encontrará noticias, artículos, libros, videos, entrevistas y más sobre el acontecer educativo mundial cada hora.

ove/mahv

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Debates, entrevistas y otros intercambios filosóficos que puede ver en youtube

Redacción: Pijamasurf

FOUCAULT, DERRIDA, BERTRAND RUSSELL, ARENDT, ETCÉTERA: ALGUNOS DE LOS DEBATES Y ENCUENTROS FILOSÓFICOS MÁS INTERESANTES QUE PUEDEN ENCONTRARSE EN YOUTUBE

Soy amigo de Platón, pero más amigo de la verdad.

Aristóteles

En la tradición occidental, el debate ha sido históricamente uno de los medios más importantes para reflexionar, construir conocimiento y acercarnos a la verdad, acaso tres de las tareas más propias de la conciencia humana y aun de nuestra existencia, pues es en buena medida gracias al ejercicio de nuestra razón que eventualmente podemos realizarnos como seres humanos.

En esta ocasión compilamos algunos debates, entrevistas y otro tipo de encuentros filosóficos que han ocurrido en las últimas décadas y cuyo registro, además de existir en forma de audio o video, es accesible en línea y a través de la plataforma YouTube.

En nuestra selección quisimos combinar varios puntos de vista e incluso perspectivas contradictorias entre sí, pues a fin de cuentas ese es uno de los pilares del intercambio de ideas: confrontar nuestros propios prejuicios con los de otros para poder poner en cuestión nuestra visión del mundo y preguntarnos si, quizá, eso que pensamos no podría pensarse de otra manera.

 

La naturaleza humana

Noam Chomsky y Michel Foucault se reunieron en noviembre de 1971 para debatir bajo la convocatoria del filósofo holandés Fons Elders, quien a su vez moderó el intercambio. El tema de éste fue una pregunta que ha animado las discusiones más encendidas a lo largo del pensamiento: ¿existe algo que podemos llamar «naturaleza humana» independientemente de nuestras experiencias y de todo factor externo?

Esta cuestión fue coherente para animar el debate entre ambos dado que cada cual sostenía entonces una posición específica al respecto. Chomsky, a partir de sus investigaciones en lingüística, considera hasta la fecha que en la mente del ser humano existen estructuras innatas que nos conducen a actuar como lo hacemos y lo hemos hecho desde siempre; a Foucault, en cambio, el punto de vista histórico y filosófico, le hizo defender que la llamada «naturaleza humana» es resultado de las condiciones sociales propias de determinada época.

El debate fue transmitido en su momento en la televisión holandesa.

Dios, el universo y todo lo demás

Más que un debate, este encuentro entre Arhur C. Clarke, Carl Sagan y Stephen Hawking quizá podría considerarse una conversación entre amigos, pues todos involucrados compartían una cualidad en común: su entusiasmo por la ciencia.

Sin embargo, como bien sabemos, aun entre amigos hay lugar para la diferencia y el disenso y, por otro lado, también es necesario anotar que cada uno de los participantes tuvo formas muy distintas de dar cauce a su amor por la ciencia y el conocimiento, así que de cualquier manera es un encuentro del cual se pueden aprender dos o tres cosas.

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