El valor de la falibilidad en la ciencia y el aprendizaje

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El error y la falibilidad son herramientas poderosas que habilitan el desarrollo psicológico y cognitivo de los estudiantes.

En todo proceso de aprendizaje, investigación y ejecución de proyectos, el error y la falibilidad son posibilidades reales, nadie quiere equivocarse ni perder rumbo. Por este motivo, los ejercicios de enseñanza y los de trabajo científico están diseñados para evitar el error.

Este tipo de dinámicas tienden a aumentar la ansiedad y estrés en los estudiantes. Sin embargo, el error y la falibilidad son herramientas poderosas que habilitan el desarrollo psicológico y cognitivo de los estudiantes a cualquier edad. ¿Pero qué es un error? ¿Cómo se diferencia de la falibilidad o la futilidad? ¿De qué forma estos obstáculos pueden ayudarnos a crecer?

El error, el fracaso y la falla

Cuando hablamos de obstáculos en el camino del aprendizaje, es importante diferenciarlos para desarrollar estrategias específicas que nos ayuden a reducirlo y a sacar lo máximo de la oportunidad cognitiva que ofrecen.

Un error es una idea, acción o expresión incorrecta o desatinada. Un error, en un contexto educativo, puede ser escribir mal una palabra, o llegar a un resultado equivocado después de una división; en un contexto científico puede ser errar en las variables que delimitan las muestras en un experimento.

De cualquier manera, cuando detectamos un error este puede ser corregido y abre la opción de aprender qué fue lo que salió mal para no repetirlo. Un fracaso, por otro lado, representa la repetición del error o la falta de intento por rectificarlo. El peligro del fracaso estriba en la continuación de una situación negativa, pero aun este extremo puede enseñarnos sobre los efectos de un estado continuamente desfavorable, el manejo de emociones dentro de este y la generación de estrategias más elaboradas para detectar la raíz de errores complejos y resolverlos.

Una falla puede ser el incumplimiento de una función preestablecida o cuando algo no funciona como se espera. La falla es uno de los obstáculos cognitivos y operacionales más interesantes. No siempre tienen que estar ligadas a un error, pueden estar relacionadas con variables sobre las que no tenemos control y si se repiten, no necesariamente constituye un fracaso. Esto es aún más cierto cuando hablamos del propósito de la falibilidad en la ciencia.

Cuando fallas a propósito

¿Cuál es la utilidad de un casco con un cepillo de dientes que no limpia los dientes correctamente?  ¿O de una mano mecánica que te toca la cabeza cuando le das dinero? ¿O de una máquina de lápiz labial que te pinta toda la cara en vez de los labios? Se podría decir que es un desperdicio de tiempo y recursos hacer estos aparatos cuyo único objetivo es fallar. Para la ingeniera e inventora Simone Giertz, fallar es el objetivo.

Giertz comenzó su carrera como constructora de robots inútiles en el 2015, hoy en día tiene 1.5 millones de suscriptores en su canal de YouTube. Los videos de sus creaciones captan la atención a pesar de su falta de funcionalidad ya que los internautas que la siguen no lo hacen porque sus invenciones sirvan para algo.

“Me pone de ánimos para hacer lo que sea, me hace sentir motivado”. Blase Zinck, uno de sus suscriptores, resume en una línea el efecto que el trabajo de Giertz tiene sobre sus seguidores que se interesan en la ciencia. Gracias a esto, Zinck pudo idear un invento que mantuviera a sus gatos lejos de su papel higiénico. El valor inspiracional del trabajo de Giertz es incalculable, ayuda a los estudiantes a pensar fuera de la caja y a tomar los riesgos necesarios para el trabajo creativo y el aprendizaje.

¿Equivocación? Úsala: análisis de errores

Los errores no son algo de qué preocuparse en el proceso de aprendizaje, son tan comunes que existe un método específicamente diseñado para identificar las causas de los errores de los estudiantes cuando los cometen consistentemente. A esto se le conoce como análisis de errores.

Durante el análisis se revisa el trabajo del alumno en búsqueda de patrones que reflejan cuál es el punto que no se entiende o se desarrolla en forma incorrecta. Los errores en el aprendizaje de las matemáticas, por ejemplo, pueden ser factuales, de procedimiento, o conceptuales.

El análisis de errores en aprendizaje no solo aclara las razones por las que los estudiantes pueden equivocarse, ayuda a mejorar la forma en la que se enseña. Otro ejemplo relevante es el aprendizaje de la lengua. Los procesos neuronales y cognitivos que habilitan a un niño a aprender una primera o segunda lengua son en extremo complejos y hay mucho camino a recorrer para entenderlos por completo. El análisis de errores nos acerca a una mayor comprensión de lo que pasa a nivel cognitivo y cerebral cuando un alumno trata de aprender un lenguaje nuevo.

Bajo este contexto, los errores no nos empujan hacia atrás, nos muestran nuevas rutas para la mejora. ¿Cuál ha sido tu experiencia con los errores en el ejercicio de la ciencia, la docencia o el aprendizaje? Cuéntanos en los comentarios.

Fuente e Imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/falibilidad-ciencia

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La RAE interviene y explica quién tenía razón en el examen del niño de 7 años

España/22 octubre 2017/Fuente: laverdad/Autor:LV

Seguro que ya has visto el famoso problema de matemáticas que un maestro tachó a un niño de 7 años al considerar que la respuesta que había dado era incorrecta a pesar de que el niño lo que había hecho era interpretar el enunciado de otra forma también aparentemente válida.

La foto del ejercicio se ha hecho viral y por eso mismo la Real Academia Española (RAE) ha querido intervenir también para dictaminar cuál de las dos partes tenía razón: ¿el padre que decía que el profesor no se había enterado o el niño por responder algo que no se pedía en el enunciado?

Pues bien, según, la RAE, que ha contestado a través de su cuenta de Twitter, tal y como está planteado el enunciado, es el maestro el que tiene razón.

La explicación de la Real Academia alude a que por el contexto del enunciado se entiende que hay que escribir con letras «los números que se citan a continuación».

Por tanto, y aunque es cierto que el enunciado resultaba ambiguo y un niño con mayor capacidad de abstracción puede sentir confusión y responder como lo hizo el alumno, el maestro hizo bien al tachar el ejercicio si se valora de forma estricta lo que se pedía en él.

Fuente de la noticia: http://www.laverdad.es/sociedad/interviene-explica-razon-20171020153306-nt.html

Fuente de la imagen: http://static2.laverdad.es/www/multimedia/201710/20/media/cortadas/ejercicio-kasF-U401074693965SDD-624×385@La%20Verdad.j

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El programa aprender es copia de una idea que ya fracasó en otras partes del mundo.

El programa aprender: Los exámenes estandarizados no funcionan, no tienen ningún valor porque son lo que llamamos entre algunos amigos “disparadores mediáticos”. Es decir, se los ve muy bien desde una perspectiva que es fácilmente masificada, pero cuando lo analizás detalladamente ves sus falencias. En criollo, son espejitos de colores. Son globitos amarillos.

Por: Fabián Banga.

Los datos que se recogen de estos procesos no son exactos, no muestran el estado de la población estudiantil. Son un gasto innecesario y una forma de opresión de las escuelas imponiendo estándares que son irracionales y no les permite a los/as maestro/as dedicarse a lo que en verdad tienen que hacer. Son profundamente costosos, no parte de la educación de vanguardia. Algo que en lo personal evito que mi hija sufra.

Requieren demasiada preparación por parte de los estudiantes para los exámenes y pone el énfasis en una parte del proceso educativo que no es el primordial, el de evaluación. El proceso educativo es exactamente eso, un proceso, no una finalidad o una meta. Todos aquel que ha estado en la educación por algún tiempo (algunos de nosotros por mucho más) sabemos que el verdadero proceso educativo y trasformador no se generan en los exámenes, sino en el proceso y convivencia. Sí mi finalidad es, por ejemplo, enseñarles a mis estudiantes a producir textos críticos, el énfasis no está en el final de este proceso sino en el proceso mismo. Porque estos procesos no se terminan nunca.

La evaluación no es la finalidad del proceso educativo, y se aplica no en un examen final, sino en el proceso mismo del aprendizaje, en el constante evaluar de los objetivos que se van generando y adaptando. Porque la evaluación nunca da un resultado exacto. Lo primero que se aprende cuando uno llega al campo de la educación es desconfiar de los exámenes.

El colmo de los exámenes como finalidad son los exámenes estandarizados. Los exámenes estandarizados no tienen ningún valor porque no pueden analizar resultados de educandos en contextos y con recursos diferentes. Es decir, los resultados de los exámenes son inexactos. Lo que anulan la finalidad primera del proyecto.

Para ampliar este problema, hay que entender que no se puede pedir el mismo resultado a un chico que sufre de problemas y carencias, que a un chico que vive en una casa con muchos más recursos educativos y económicos. Esto hace que el proceso sea discriminativo y hasta ilegal.

Estos procesos son el primer paso hacia una comunidad educativa donde se es premiada aquella escuela que tiene éxito y castigada aquella que no lo tiene. Este proceso genera un circulo viciosos en el que las escuelas que menos tienen más pierden y aquellas que más tienen acentúan su ganancia. Porque somos todos iguales, pero no rendimos de la misma manera en condiciones diferentes.

Aprender se parece mucho a un programa que instauró George W. Bush en los EEUU y que fue un desastre: No Child Left Behind Act de 2001 (NCLB). Este programa produjo una generación desesperada por las notas que no disfruta del proceso analítico de la educación. Una generación que prefiere exámenes con preguntas del tipo verdadero o falso y que si le preguntas como se siente como ciudadano de este país no sabe que responder. El desastre de NCLB ha sido ampliamente documentado y recientes libros ofrecen estudios sobre el tema, entre ellos Schooling Beyond Measure and Other Unorthodox Essays about Education de Alfie Kohn (Heinemann, 2015)

Las élites en los Estados Unidos evitan el drama de No Child Left Behind = Aprender enviando a sus hijos a escuelas privadas que generan sus propios currículos y que no necesitan responderle estos caprichos al estado.

No veo que sea un problema copiar experiencias que han sido exitosas. Pero es lamentable copiar aquellas que no lo son. Más que nada si se sabe de los orígenes de estos movimientos. Todas estas teorías relacionadas con evaluaciones compulsivas han sido siempre difundidas y apoyadas por poderes económicos que lucran con la venta de material curricular en el área educativa. Es un negocio de billones de dólares. Ése sería el tema que hay que evaluar.

Fuente:https://diarionco.net/nacional/el-programa-aprender-es-copia-de-una-idea-que-ya-fracaso-en-otras-partes-del-mundo/

Imagen:https://i2.wp.com/diarionco.net/wp-content/uploads/2016/10/escuela-pc3bablica.jpg?resize=696%2C493&ssl=1.

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