Page 43 of 98
1 41 42 43 44 45 98

Asambleas de clase

Por: Josep M. Puig 

Una práctica educativa como las asambleas de clase, capaz de articular libertad y solidaridad, puede ser una herramienta para dejar atrás la búsqueda sin límites del propio interés y contribuir a que los jóvenes juntos se conviertan en protagonistas de la construcción de otra forma de vivir.

En los últimos tiempos parece que ha repuntado el interés por las asambleas de clase; menos de lo que convendría, pero algo se mueve. Las asambleas de clase son una práctica educativa que prevé destinar un tiempo en la programación del trabajo habitual del aula para reunirse y hablar de temas relevantes, analizarlos y tomar decisiones, que luego deberán aplicarse. Puede hablarse de todo lo que el profesorado y el grupo entiendan que conviene debatir, desde problemas de convivencia, hasta cuestiones relativas al trabajo, las actividades festivas o cualquier otro aspecto significativo. Los temas que pueden someterse a consideración de la asamblea y el nivel de influencia del alumnado en las decisiones puede variar de un centro a otro, pero las asambleas son siempre un instrumento de participación del alumnado y un momento privilegiado de diálogo y de gestión conjunta de la vida del grupo.

De las asambleas de clase se habló mucho a finales de los sesenta y durante buena parte de los setenta. No nacieron durante el mayo del 68, pero este acontecimiento sí fue un buen altavoz y una motivación importante para que los docentes las incorporaran a su trabajo. Antes, el movimiento de la Escuela Nueva había adoptado la asamblea como una herramienta de participación de los niños en la vida del aula. Más adelante las pedagogías antiautoritarias la convirtieron en un instrumento primordial de libertad y de gestión colectiva del grupo. Por unos motivos o por otros, aquellos años fueron un buen momento para las asambleas y algunas escuelas las incorporaron. Después, como ha ocurrido tantas veces, un poco de todo: algunos centros las han mantenido, en otros han desaparecido o han perdido el sentido. Recientemente hay escuelas que las han vuelto a adoptar, tal vez marcadas por el movimiento de las plazas y el 15 M.

Si la descripción es acertada, cabe preguntarse por los motivos de la pérdida de atractivo de las asambleas y de su actual repunte. Junto al desgaste que el paso del tiempo provoca en las prácticas educativas o la falta de impulso cuando no hay colectivos que las promocionen, el decaimiento de las asambleas ha ido en paralelo a la irrupción en la escuela del pensamiento economicista. La búsqueda en exclusiva del propio interés, la competición como método, el mercado como regulador y la libertad individual como valor por encima de cualquier otra consideración, se han reflejado en una escuela cada vez más empresarial, menos humanista y cívica, y más orientada a complacer al mercado, evaluarlo todo y repartir éxitos y fracasos, una escuela más segregadora y más pensada para que cada uno mire de obtener por su cuenta tanto provecho como pueda. En una escuela así las asambleas no tienen sentido.

Las asambleas pueden olvidarse porque no hay que perder tiempo en actividades poco rentables y porque siempre han sido un espacio de libertad, sí, pero no de libertad individualista, sino de libertad vivida en común, compartida con el resto del grupo clase y de la comunidad escolar. Y la mezcla de libertad y solidaridad está lejos de la filosofía empresarial que hoy se esfuerza por ocupar la escuela. Quizás justamente por estos motivos, de un tiempo a esta parte, se palpa un repunte de las asambleas. Hay escuelas que las recuperan porque entienden que la libertad se vive en comunidad y que el bien común requiere la aportación creativa de todos. Rasgos que siempre han estado presentes en las asambleas.

Las asambleas siempre han sido una práctica educativa de expresión libre y elaboración comunitaria. Mirémoslo con un poco de detalle. En primer lugar, son un espacio de libertad en la medida en que los adultos limitan su autoridad y ceden parte de su responsabilidad al grupo clase, no a cada alumno individualmente, sino al conjunto. En segundo lugar, tienen un fuerte componente simbólico: los chicos y chicas deliberan juntos, cara a cara, probablemente en círculo. Esta disposición típica muestra un nosotros que se activa justamente a partir del acto de reunirse. Están cada uno y cada una en su singularidad, pero también son una comunidad. En tercer lugar, el núcleo: todos tienen el derecho y la libertad de hablar, aportar sus ideas, propuestas o puntos de vista. Y el grupo ha de escuchar y reconocer las aportaciones, considerarlas, analizarlas y mejorarlas con la ayuda de las opiniones del resto de participantes. Por este motivo la asamblea se considera una práctica dialógica fundamental: aportar, escuchar, reflexionar, mejorar y acordar. El proyecto que salga de la asamblea debe satisfacer a cada persona y las necesidades del grupo. Es por todo ello que las asambleas de clase son libertad y cooperación; expresión libre de los puntos de vista de cada uno y deliberación para llegar a un acuerdo que articule las diferentes aportaciones en beneficio de un proyecto conjunto.

Sí, no es fácil, pero en la escuela estamos para enseñar una manera de proceder valiosa e imprescindible, que requiere paciencia cuando surjan errores y limitaciones.

Una práctica educativa como las asambleas de clase, capaz de articular libertad y solidaridad, puede ser una herramienta para dejar atrás  la búsqueda sin límites del propio interés y contribuir a que los jóvenes juntos se conviertan en protagonistas de la construcción de otra forma de vivir.

Fuente e imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/convivenciayeducacionenvalores/2019/03/05/asambleas-de-clase/

Comparte este contenido:

La naturaleza a la escuela o viceversa; pero algo habrá que hacer

Por: Carmelo Marcén

La educación reglada debe ser en buena parte un contexto de naturaleza en donde se representen pasajes de vida real.

Cada vez son más los niños y niñas que viven todo el año en un entorno totalmente urbano, tanto que el contacto con la naturaleza se está reduciendo al mínimo. La ven un poco en parques y jardines, domesticada, o por la televisión; a veces tienen la suerte de que en su escuela se la muestren. La naturaleza vivida es biodiversidad múltiple, diferente según dónde y cómo, lugar donde aprenden muchas cosas que ayudan a crecer personalmente, rica en afectos si se sabe sentir, y también escenario con alguna incógnita. Por eso, la educación reglada debe ser en buena parte un contexto de naturaleza en donde se representen pasajes de vida real.

No pretendemos crear escuelas al estilo del Emilio de Rousseau ni atiborrar cada día a los estudiantes con capítulos de National Geographic –por cierto, no dejen de ver Planeta Tierra y Planeta azul con David Attenborough en la BBC– pero, al menos, sugerimos que la naturaleza tome presencia activa en la escuela o, mejor, que la escuela salga de vez en cuando a la naturaleza. Lo tiene más fácil el alumnado del medio rural pero, incluso, este ha sucumbido al influjo de las pantallas electrónicas y es raro que salga de su clase al campo a observar, hacerse preguntas, sentir el influjo del viento y los colores, escuchar los sonidos de los pájaros o, simplemente, dejarse llevar por el conjunto y sentir emociones.

Estar en contacto con la naturaleza es obligado en un sistema escolar que tiene –desde los primeros cursos de primaria hasta secundaria– una materia que se llama Ciencias de la naturaleza o Biología. Hay que salir a buscarla para que lo abstracto aprendido se vuelva concreto vivido. Quizás una buena parte del profesorado “teme” salir del aula por los problemas de logística que se crean, por las responsabilidades que lleva consigo. Convendría buscar la forma de limitar estos inconvenientes y adentrarse en el mundo vivo y desconocido. Se puede empezar a experimentar visitando un enclave próximo al centro, un parque serviría, para encontrar el aliciente emocional, para escuchar a la vida y obrar en consecuencia; así evitaríamos que nos suceda como a Víctor Hugo, a quien embargó la tristeza por la pérdida de interrelación entre personas y naturaleza. A la vez, lograríamos admirar la belleza del verde que da paso a la hermosura, como le sucedió a Calderón de la Barca.

En tiempos se practicaba la educación al aire libre, se conectaba a menudo con la biodiversidad, pero se desvanecieron una parte de aquellos vínculos tradicionales. Seguro que entonces se estaba más a salvo de lo que Richard Louv –autor entre otros de libros como El último niño en el bosque o El principio de la naturaleza– llama “el trastorno por déficit de naturaleza”, la pérdida de comunicación de los urbanitas con ella, con el conjunto de seres vivos. Lo contrario ayudaría a fomentar la creatividad y la salud, a pasar de la toma de conciencia a la acción personal y colectiva. Habrá que escuchar con atención lo que dice Heike Freire. Defiende acercar a los niños al medio natural –fomentar el razonamiento y la capacidad de observación– para mejorar el desarrollo cognitivo y disminuir los impactos por estrés, además de desarrollar otras habilidades como la sociabilidad. Asegura que este contacto necesita un enfoque más ecológico por parte de las escuelas, rediseñando los patios escolares para que sean lugares verdes, así como transmitir en las clases respeto y compromiso por el planeta. De todo ello habla en http://educarenverde.blogspot.com/, y en el libro que, con el título Educación en verde, editó Graò. Practicar el descubrimiento guiado al principio para no perderse detalles poco visibles dará paso a la búsqueda particular de referentes que ayuden a asumir acciones, a implicarse más en el cuidado del entorno. En cierta manera, por caminos similares transita la educación en el desarrollo sostenible (EDS) algo urgente si queremos hacer la necesaria transición ecológica y social. ¡Hay que educar en verde! Ya hay movimientos de este estilo en marcha en varios países. Dense una vuelta por Children & Nature para conocer más detalles de esta apuesta educativa.

Atentos a la nueva serie Nuestro planeta que Netflix estrenará el 5 de abril de la mano de David Attenborough, a quien en este artículo queremos hacer un reconocimiento especial por sus 50 años de dedicación a la divulgación de la educación –observación y acción formativa y positiva– en el medio natural; con su imágenes pasamos horas y horas viendo crecer a plantas y animales, a seres de otros reinos. Su palabra y su forma de contar las cosas seguro que atraen a jóvenes y adultos.

En este asunto, madres y padres tienen mucho que decir. Practicar las relaciones con el mundo natural, aunque sea en el fin de semana, es más educativo y vivencial que pasar la tarde en un gran centro comercial. Mejor todavía si varias familias se unen y transitan por recorridos o enclaves naturales que cuentan con proyectos pedagógicos, tipo espacios protegidos, que tanto han proliferado en la mayor parte de los territorios y países. Esas vivencias permiten la interconexión con mundos nuevos a la vez que se aprende –de forma lúdica, emocional y compartida– la asignatura vital que es el mundo silvestre. Si no pueden salir, vean en familia las películas que aquí recomendamos, comenten lo que sienten y disfruten descubriendo los tesoros que encierra el medio natural. Al final, de lo que se trata es de compartir pensamientos, de experimentar recorridos hacia una conciencia ecológica; quizás esta llegue a convertirse en una forma personal de ser y estar en el mundo.

Fuente e imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/ecoescuela-abierta/2019/03/01/la-naturaleza-a-la-escuela-o-viceversa-pero-algo-habra-que-hacer/

Comparte este contenido:

Entrevista a Ignacio Calderón: “Lo que nos falta (en la educación inclusiva) no es evidencia científica, es voluntad política”

Entrevista/28 Febrero 2019/Autor y Fuente: El diario la Educación

Ignacio Calderón, profesor de la Universidad de Málaga, acudió ayer a la Comisión de Políticas Integrales de la Discapacidad para hablar sobre educación inclusiva.

La legislatura ya se acaba. De hecho, ayer se celebró la última sesión de la Comisión de Políticas Integrales de la Discapacidad. Entre los diferentes temas tratatados, el de la educación fue uno de ellos. Ignacio Calderón, profesor de la Universidad de Málaga y referente en eduación inclusiva acudió para hablar del derecho a la educación inclusiva de calidad de las personas con discapacidad.

“A menudo se piensa, aseguró Calderón, que cuando una niña o un niño señalado por la discapacidad está en una escuela ordinaria, ya hablamos de educación inclusiva y esto, de ninguna manera es así. Hay que mirar la organización escolar, las prácticas habituales, las metodologías, en los libros de texto, en las actividades que hace el alumnado, en los horarios, en los ritmos uniformes… todas esas cuestiones que pasan inadvertidas porque son lo común, lo normal hacen que las escuelas sean lugares inhóspitos para determinadas personas que allí habitan”.

La comparecencia ocurrió pocos días después de que de nuevo surgiera la polémica entre el sector de la educación especial que se manifestó en contra del cierre de los centros de educación especial. El proyecto de ley de educación aprobado por el Gobierno hace unos días ponía sobre la mesa la cuestión de la transición desde el modelo de sistema educativo actual en el que conviven diferentes formas de escolarización, por uno en el que todo el alumnado estuviera matriculado en los mismos centros. El proyecto, dado el adelanto electoral, ni siquiera llegará a ser tramitado en el Congreso.

Durante algo más de una hora, Ignacio Calderón repasó la necesidad de que las administraciones enfrenten la obligación legal que supone la ratificación en 2008 de la Convención de los Derechos de las personas con Discapacidad en la que se habla del derecho a la educación inclusiva de calidad.

“La educación está obligada a afrontar el reto de cuestionar el modelo escolar que está negando sistemáticamente los derechos humanos a toda nuestra infancia. Y he dicho a toda; a quienes son excluidos de la educación común y al resto que aprende a ser excluyente”. El profesor de la UMA se mostró tajante durante su intervención: “Hablamos de derechos humanos con mayúsculas. que siguen siendo vulnerados y han de ser respetados por obligación moral y por imperativo legal. Hablamos de un gran proyecto (que parece simple y no lo es) para educarnos juntos”.

Calderón dio algunas pinceladas sobre lo que está ocurriendo desde hace años en el sistema educativo: “Demasiados niños y niñas son dirigidos a modalidades de escolarización excluyentes ya sea en aulas específicas en centros ordinarios, o en centros de educación especial y esta separación es inadmisible”.

Frente a quienes hablan de que ha de primar el derecho de las familias a la libre elección de centro para sus hijos, Calderón entiende que dicha libertad, en estos casos, tampoco se está dando. “Muchas familias están siendo invitadas a abandonar la escuela común porque no van a ofrecerles lo que sus familiares necesitan. Algunas de estas se ven forzadas al cambio, otras asumen que es lo mejor porque son profesionales quienes lo indican y eligen, entre comillas, la educación segregada; otras han huido del castigo que les ha supuesto la educación ordinaria. Es evidente que en ninguno de los casos es una elección, sino de un condicionamiento férreo”.

Para apoyar este argumento, Calderón habló también de los informes psicopedagógicos que son los que terminan en dictámenes de escolarización que llevan a las familias a los centros especiales o a los ordinarios en los que hay aulas específicas. Y leyó el dictamen de un alumno de educación infantil justo en el momento de paso a la educación primaria: “En estos momentos el centro ordinario no tiene ni cultura, ni política ni prácticas inclusivas para que Álvaro pueda continuar en primero de primeraria”.

De esto, precisamente, es de lo que Calderón habla en sus artículos y entrevistas. De la necesidad de un cambio de cultura escolar, así como de las políticas y las prácticas educativas para que todas las personas puedan estar escolarizadas en los mismos centros. “Un centro escolar, aseguró, puede decir con impunidad a un niño de 5 años que se va a vulnerar su derecho a la educación porque ni hemos cambiado ni pretendemos cambiar la cultura, la política y la práctica del centro para atender al mandato legal de la Carta de los Derechos Humanos, de la Constitución Española y de la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad. Esto no puede seguir así”.

Calderón no se quedó aquí y dijo a diputadas y diputados que “tienen ustedes la obligación de deterner esta vulneración sistemática de los derechos de la infancia y para ello han de prever una inversión decidida de esfuerzos y recursos humanos, formativos, materiales, para transformar cultura, política y prácticas”.

“Es necesario que la entrada de las personas señaladas por la discapacidad en la escuela ordinaria, así como la de otros colectivos, venga acompañada de una transformación de la cultura escolar de modo que esa ciudadanía previamente excluida de la institución pueda aprender, participar y aprobar”.

Y aquí volvió a insistir en otras claves importantes. La escolarización no es el fin último de la escuela inclusiva. Esta también debe garantizar que el alumnado con discapacidad pueda participar de lavida del centro y, además, pueda aprobar, conseguir un título que certifique sus conocimientos y capacidades, algo que hoy por hoy no ocurre.

Calderón insistió en la obligación de que la legislación no sea contrario al mandato de la Convención de los Derechos de las Personas con discapacidad y, además, se apoyó en la existencia de evidencia científica sobre el mayor aprendizaje, para todo el alumnado, cuando existe heterogeneidad en las aulas. “Aprendemos de la diferencia, y aprenemos a ser inclusivos cuando estamos con las diferencias. Aprendemos a ser abiertos, flexibles… más humanos. A convivir unos con otros”.

Y sobre la preocupación de las familias de la escuela especial en relación al cierrre de sus centros, aseguró: “Cómo no entender a los que han sido expulsados de la (escuela) ordinaria si lo he vivido en mi familia. Cómo no entender que huyan de la escuela que ataca a sus niños”. Pero eso sí, “eso lo pueden decir las familias, pero los representantes de la sociedad (en referencia a los políticos) no pueden escudarse en esto”. “El interior superior del niño, añadió, es el respeto a los derechos humanos” y, aunque comprende que las familias estén preocupadas y defiendan la segregación en centros o aulas específicas, cree que los representantes políticos han de defender la necesidad de una escolarización conjunta.

Calderón cerró su intervención hablando de la necesidad de que las administraciones y los legisladores tengan en cuenta la voz de las familias y del alumnado con discapacidad a la hora de transformar el sistema educativo para que “no preguntemos qué le pasa a tu hijo sino qué podemos hacer para que tu hijo esté en la escuela”.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/02/26/lo-que-nos-falta-en-la-educacion-inclusiva-no-es-evidencia-cientifica-es-voluntad-politica/

Comparte este contenido:

En Brasil, MOCHA: la historia de Bachillerato Trans Mocha Celis, una escuela crítica de las desigualdades de género

Redacción: Palabras/27-02-2019

Todos los domingos de febrero, Malba cinepresenta MOCHA. Nuestra luchaSu vida, Mi derecho, una creación colectiva del Bachillerato Popular Travesti-Trans Mocha Celis, dirigida por Francisco Quiñones Cuartas y Rayan Hindi, que cuenta la historia de la primera escuela del mundo crítica de las desigualdades de género, que está orientada, aunque no de forma excluyente, a personas trans, travestis y transexuales.

Realizado por los propios estudiantes, quienes contaron sus historias y escribieron el guión, el documental, que también podrá verse a partir del 28 de febrero en el cine Gaumont, ganó el Gran Premio del Jurado en el Festival Asterisco 2018, y en el Rio Festival de Gênero & Sexualidade no Cinema, de Río de Janeiro, y fue seleccionado para competir en el 34° Festival Internacional de Cine de Guadalajara, que se realizará del 8 al 15 de marzo, por el Premio Maguey que premia lo mejor del cine LGTBQ del mundo.

Para conocer algunos detalles más de esta obra, una historia de inclusión y aprendizaje, dentro y fuera del aula, Palabras dialogó con de Francisco Quiñones Cuartas, director del film y del bachillerato Mocha Celis.

¿Cómo surge el proyecto de realizar este documental?

Además de director del bachillereto, yo soy documentalista, productor y director de radio y televisión, y uno de mis primeros contactos con este tema fue hace más de diez años cuando trabajaba en otro proyecto también documental para contar la historia de la cooperativa Nadia Echazú, a partir del que conocí a Lohana Berkins.

En ese momento, teníamos la idea de hacer ese docu, y fuimos a contárselo a Lohana, que desde el inicio nos planteó: “Todo bien, mucho cine, mucho cine, pero siempre muestran la misma imagen”. Ella estaba convencida que los medios de comunicación siempre muestran de una sola forma a las personas travestis y trans, que nunca les dan la oportunidad de construir otros relatos, y que, por lo tanto, en el imaginario social siempre hay una misma construcción.

Obviamente, en aquel momento intenté convencerla que en nuestro caso no era así, y Lohana simplemente dijo: “Dale, dibujá una travesti, entonces”, y yo quedé tieso. Finalmente, llegamos a un acuerdo: nosotros nos encargaríamos de lo técnico, y los miembros de la cooperativa de todo lo demás. Así nació Furia Travesti, el documental, pero también en el proceso me empecé a cruzar con muchos de los compañeros y compañeras, militantes y activistas con quienes empezamos a gestar el proyecto del bachiller Mocha Celis.

En el proceso de trabajo para Furia, Lohana me había mandado a leer La gesta del nombre propio, y Cumbia copeteo y lágrimas, dos libros que te enfrentaban con datos crudísimos, como que el promedio de vida de las personas travestis y trans era de 35 años, además de cuestiones relativas a la salud, la educación, etc, por eso, en paralelo a la realización, comenzamos a pensar la idea de tener una escuela, aunque siempre creyendo que algo así ya debía existir.

Llamamos a Lohana para contarle el proyecto y nos dijo que le parecía excelente, que no existía nada igual, que esta era nuestra oportunidad, que debíamos hacerlo ya. También nos dijo cómo se debía llamar, donde podía estar ubicada, con quién debíamos hablar…motorizó todo, así era Lohana.

Y así llegamos a construir el Bachillerato Popular Travesti-Trans Mocha Celis, la primera escuela del mundo crítica de las desigualdades de género, que está orientado, aunque no de forma excluyente, a personas trans, travestis y transexuales, que finalmente pudimos inaugurar el 11 del 11 de 2011, y donde hoy estudian más de 120 personas, muchas trans pero también mamás solteras, afrodescendientes, mujeres mayores de 50 años.

¿Y desde aquel Furia que es semilla del bachiller cómo surge la posibilidad de hacer esta nueva producción?  

Hacia finales de 2014, cuando se recibió el primer grupo, empezamos a darnos cuenta que lidiábamos con un problema porque muchos se acercaban a la escuela intentando contar la historia del Mocha Celis, como lo había hecho yo diez años antes con la de la cooperativa, con buenas intenciones, pero generando una sensación de zoologización en quienes estaban estudiando: con gente que entraba todo el tiempo, a veces sin avisar, sacaban fotos, etc.

Entonces, nuevamente, recordando las palabras de Lohana surgió la necesidad y la posibilidad de construir un relato propio, que sirva para replicar la experiencia, para que otras personas quieran terminar los estudios identificándose con quienes cuentan esta historia, y que les brinde además a las estudiantes la posibilidad de revertir esos imaginarios instituidos, con relatos en primera persona, que los reconozcan como sujetos productores de sentido y conocimiento. Definitivamente, cerraba por todos lados.

Empezamos a armar el proyecto, hicimos un crowfunding para conseguir el dinero para financiarlo, y en el Bachi Mocha los estudiantes adquirieron herramientas audiovisuales, y comenzaron a trabajar para hacer una película que reflejara quiénes son y qué les ha pasado, con la intención de promover la idea de que otra educación es posible y que a través de esta, ellos tienen nuevos horizontes.

Así, llegamos a generar este contenido de calidad, que puede presentarse en espacios masivos de difusión como los cines, los festivales o el Malba, que muchas veces están vedados para los cuerpos que construyeron este trabajo.

¿Y cómo estructuraron la historia?

El documental corre sobre tres líneas, la historia de Mocha, una travestique migró de Tucumán y que fue asesinada por la policía en los años 90 en la zona de Flores, mayormente ficcionalizada, la de la producción del docu, que tiene muchos materiales de detrás de cámara, y la de la institución, con entrevistas, en un formato documental más clásico.

Un planteo que creo resulta en una acción de visibilidad muy grande que parte del corazón del propio espacio, sin golpes bajos, sin reproducir la tristeza, sin caer en la pedagogía de la crueldad, construida desde la pedagogía travesti del amor, recordando aquello que escribió Lohana en su carta de despedida: “el amor que nos negaron es el motor de nuestro movimiento”.

¿Y además de las excelentes críticas y la recorrida por festivales qué ha generado hasta aquí el material?

Están pasando muchas cosas afortunadamente, porque aunque hace siete años que estamos trabajando todavía hay mucha gente que no nos conoce, y que a partir de ver el docu, o leer comentarios sobre el material se empezó a comunicar, y muchas chicas que no sabían que existía el Mocha se han empezado a anotar en la escuela.

Luego, particularmente me encanta cuando veo que muchas personas al ver el documental plantean cosas como: “nunca había pensado que el tema de la vivienda era tan importante”, “no había reparado que tener un hogar te organiza la vida y lo duro que es vivir teniendo que mudarte todo el tiempo”, muchas cosas que uno no ve, porque las da por sentadas, y que aquí se exponen desde un lugar que genera empatía.

También es interesante como el documental muestra como es la agencia del tiempo en las personas trans, porque si sumamos la cantidad de veces que han sido detenidas solo por el hecho de ser, en general todas suman más de cinco años, es una carrera universitaria promedio; o como da cuenta de situaciones como la de Claudia, que aparece en el documental, que superó el promedio de 35 años de vida, es una sobreviviente, y tiene planteos sobre cómo tener una vejez digna, que desnudan una realidad que mucha gente no conoce.

Y todo generando empatía, por eso siempre decimos que una de las acepciones del término trans es “más allá de”, algo que para nosotros es central, porque, en definitiva, más allá de nuestras cuestiones de identidad, o expresión de género, o de nuestra sexualidad, todos y todas tenemos derechos que deben ser garantizados.

¿Junto a lo anterior se han acercado personas interesadas en replicar la experiencia y cómo continúa el proyecto de la escuela?

Afortunadamente eso ya está sucediendo, ya hay 22 preuniversitarios en Brasil, uno en Chile, una escuela hermana en Tucumán, un plan fines dentro de la Universidad de Avellaneda, y luego de la película se han acercado muchas personas con ganas de replicarla, preguntándonos cómo lo hicimos.

Nosotros, en tanto, continuamos funcionando dentro de la mutual Sentimiento, tenemos títulos oficiales, y parte del grupo de docentes reconocido, pero también tenemos una parte que no lo está, que trabaja ad honorem porque no tenemos financiamiento integral del Estado, y todo el tiempo tenemos que hacer eventos y otras acciones para poder sostener la escuela.

Además, así como se hizo el documental todos los años producimos otros contenidos que nos permiten sensibilizar y generar sentido de manera colectiva, materiales como La revolución de las mariposas, un libro que actualiza La gesta del nombre propio, la obra que nos dio Lohana cuando comenzó la escuela, pero donde las propias estudiantes son las que hacen las entrevistas, procesan los datos, etc. generando una herramienta que es consultada incluso por las agencias estatales, porque compila y analiza los datos existentes, frente a la ausencia de datos oficiales. Si sin financiamiento integral podemos hacer todo esto, es inimaginable lo que se podría lograr si el Estado estuviera presente en el Bachi Mocha, como tiene que hacerlo en todas las instituciones educativas.

Fuente: http://www.palabras.com.ar/notas/la-historia-de-bachillerato-trans-mocha-celis-una-escuela-critica-de-las-desigualdades-de-genero/

Comparte este contenido:

Entrevista a Alfredo Hernando. Psicólogo, educador e investigador: “Una escuela innovadora es la que busca el éxito de todos los alumnos, independientemente de sus necesidades”

Entrevista/21 Febrero 2019/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la educación

La creatividad y la innovación dependen de una serie de recursos, enviente Alfredo Hernando, que pasan por la formación docente en horas de trabajo, así como una apuesta de la Administración por apoyar a sus docentes. Aunque no solo.

Alfredo Hernando creó hace seis años el proyecto Escuela 21 y desde entonces no ha parado. Su proyecto es “un laboratorio de innovación educativa que tiene forma de viaje para descurbrir, conocer y aprender mucho”, explica. En concreto: Hernando lleva seis años visitando escuelas con proyectos educativos de éxito, aprendiendo de ellos y extrayendo sus mejores aspectos para “mejorar la escuela de todos”.

Y con toda esa información va enlazando proyectos concretos. El último es Escuelas innovadoras y familias creativas. Una guía por las mejores prácticas del mundo en el marco de Acción Magistral. Este libro, escrito a modo de guía, ofrece un “itinerario creativo” en sesiones concretas para que cualquier maestro o profesor interesado pueda aplicarlas en su aula (descarga gratuita aquí). Su proyecto anterior se centraba más en la innovación educativa, pero que nadie piense en tabletas u ordenadores cuando Hernando, psicólogo de formación y que trabajó como orientador en un centro, habla de “innovación”. Para él innovar es otra cosa.

¿Cómo ha llegado a escribir una guía sobre creatividad?

El objetivo desde Acción Magistral era buscar aquellas competencias que de alguna forma pasaban más desaparecidas en el currículum, como aprender a aprender o la competencia social o ciudadana, y en ese proceso se ha acabado creando un marco para la enseñanza del aprendizaje de la creatividad, que está desde hace mucho en el currículum español, y hemos hecho un marco para trabajarla.

¿El sistema español contempla la creatividad? Diría que esa afirmación va muy contracorriente.

Bastante. Los mensajes que se suelen dar es que la escuela mata la creatividad, que no existe, etc., pero ahora sabemos que la creatividad tiene ocho grandes elementos para ponerse en funcionamiento: imaginar, trascender, colaborar, transformar, persistir, indagar, organizar y reflexionar. Cada dos de ellas están en una competencia concreta dentro del currículum español. Imaginar y trascender están en la cultural y artística; colaborar y transfomar, en la competencia social y ciudadana; persistir e indagar, en la autonomía e iniciativa personal; y organizar y reflexionar, por último, tiene que ver con aprender a aprender. Estas cuatro competencias están en el currículum, hay que trabajarlas, es lo hacen los docentes. Me gusta la imagen de haber puesto el foco en estos elementos del currículum que, trabajados de forma adecuada, contribuyen al desarrollo de la creatividad. Para cada dimensión se ha desarrollado una experiencia de un colegio de éxito que pueda aplicar cada profesor en su escuela. Ese es el marco de trabajo de la propuesta, no es una colección de escuelas sino un marco pedagógico para el aprendizaje de la creatividad.

Fijemos el marco. ¿A qué nos referimos con innovación educativa?

Estoy convencido de que una escuela innovadora es la que busca el éxito de todos los alumnos y estudiantes, independientemente de sus necesidades y del entorno socioeconómico de aquella. Esta definición, no tan sencilla ni común, encierra muchas cuestiones. La primera, que la innovación no viene solo de determinados países que todos tenemos en mente, sino que tiene incluso más opciones de surgir en lugares donde haya más necesidades, donde hagan falta los mejores maestros. La mejora de los procesos educativos tiene que venir de los centros y los equipos docentes hacia la legislación y no al revés. Necesitamos poner más el foco en experiencias concretas de escuelas concretas, ver qué están haciendo y si son replicables en otros centros.

¿De abajo arriba? No está pasando, ¿no?

Los docentes están enchufados a unos grandes altavoces y hay cada vez más docentes en labores de mejora. Pero las administraciones no son capaces de mantener el desarrollo en el tiempo de las plantillas o atender las necesidades de los docentes. El sistema trabaja en muchas ocasiones más por el sistema que por los estudiantes, que deberían ser la primera línea. Lo segundo son los equipos de profesores en sus colegios y sus municipios. Hay muy buenos docentes que están realizando experiencias de éxito que por muchas razones (organización, movilidad, estructura de los sistemas) no son replicables.

¿Por dónde se está innovando en el mundo? ¿Existe algún tipo de patrón, de línea general?

Hay una serie de escenarios, sí, que superan el enfoque metodológico que están apareciendo en diferentes centros educativos de distintas partes del mundo con problemas similares. Estos escenarios explican su éxito por la combinación de elementos de los proyectos educativos de centro. Cuando hablamos de escenarios no hablamos de una metodología, sino de la combinación de metodología, espacio, planificación, función, que dibuja una forma de crear una rutina en la escuela que es distinta.

Está el escenario de modelo de comunidades de aprendizaje, que busca aumentar la participación de familias de una forma más sostenible en el tiempo. Está el escenario —para mí uno de los que tiene mayor potencial— de los paisajes de aprendizaje, un marco pedagógico que busca cada vez más acercarse a las necesidades de los alumnos y que es capaz de crear distintos itinerarios, espacios y metodologías para ellos. El tercero sería una enorme línea de introducción de la tecnología buscando la personalización a través de programas, software, plataformas que permitan conocer más a los alumnos, recomendarles actividades más cercanas a sus necesidades. Esta línea está teniendo éxito en matemáticas o ciertas áreas de enseñanza de lenguas extranjeras. Otro gran escenario que trata de acercarse a conectar el aula con la realidad, con el aprendizaje-servicio y con la vida más cercana o global, conectarlo con hacer cosas y producir, tiene que ver con la línea de aprendizaje por proyectos, muy conectada con la realidad y en busca de la transformación social, pero siempre algo relacionado con hacer, con un modelo más competencial. A partir de estos cuatro escenarios se mezclan elementos comunes: es importante cómo se concibe la evaluación, por ejemplo, u otros elementos.

¿Es necesario siempre innovar?

Es un tema muy importante que yo trabajo mucho con docentes. La innovación no es una guerra entre modernidad y tradición, entre los de las pedagogías clásicas y los de las tabletas. Es un proceso de crecimiento. Todas las escuelas que inician un proceso para que alumnos tengan éxito están innovando. Otra cosa es que su proyecto no sea nuevo, pero toda escuela está en ese proceso.

¿Ha detectado diferencias de funcionamiento en la línea de lo que hablamos entre los colegios públicos y los privados?

El trabajo que yo hago se focaliza tomando la escuela y al profesor como unidad de cambio del sistema. Cuando hablamos de escuela innovadora en realidad hablamos de un equipo de docentes que está innovando. Yo trabajo con escuelas públicas o concertadas en las diferentes maneras que hay por el mundo. En el modelo de replicabilidad y sostenibilidad necesito que la metodología, la transformación del centro explique la mejora de vida de los estudiantes, no que lo haga el entorno socioeconómico.

La escuela pública o concertada en algunos países asegura que, en un barrio donde hay varias escuelas, aquella que hace algo distinto sea el centro y los profesores los que promueven el cambio, no que este se explique por el entorno. Es necesario ir a encontrar la innovación de las escuelas en aquellas que están en entornos con más necesidades.

Se lo pregunto de otra manera. ¿Cree que la escuela pública, como parte de un sistema muy burocratizado, tiene problemas de inmovilismo?

Los docentes necesitan que sus procesos de mejora, etc. sean considerados dentro de la jornada laboral. Es una transformación muy sencilla que no necesita grandes cambios legales y que harían mucho bien a los estudiantes. Que aquellos docentes que presentan un proyecto educativo con unos objetivos a cinco-diez años, cuando hacen procesos de formación, etc. no lo tengan que hacer el fin de semana o por las noches. Que se les den horas para que se permita el cambio de los docentes dentro de su horario de trabajo. Esto hace muy difícil los procesos de cambio y es un precio demasiado alto que las administraciones están pasando por alto. Hay un porcentaje de profesores muy motivados que en su mayoría lo hacen fuera de su jornada laboral. Sostener un proceso de mejora del conjunto del sistema educativo sobre esta voluntariedad y motivación no es sostenible con el paso del tiempo.

¿Innovar es una cuestión de recursos?

Es una cuestión de los recursos necesarios y su buena gestión. A mí me gusta definir que la innovación se materializa en una combinación de elementos del proyecto educativo del centro que de por sí no son nuevos, están en todos los colegios, pero la combinación es diferente y obtiene mejores resultados. Todos los colegios tienen recursos similares, pero al mismo tiempo unos los combinan de una manera que les va mucho mejor a los estudiantes y sus familias. La gran pregunta es, una vez que tenemos los recursos necesarios, ¿cómo hacemos que aparezca la combinación de éxito? También hay que tener en cuenta que el mejor recurso es el profesorado, su formación y crecimiento. El mayor activo que explica los procesos de cambio y mejora de una escuela es el grupo de profesores. Incluyendo, por supuesto, a la dirección.

¿Cómo encajan las familias en estos proyectos?

Yo me dedico a esto desde hace muchos años, era orientador y estaba en estos procesos de cambio en la escuela. Hace diez años innovación y escuela eran dos palabras un poco extrañas, no se oía mucho hablar de este binomio, cuando hoy cualquier AMPA está hablando de qué hacer con los patios o de que en otro centro están haciendo un proyecto de innovación. Estamos en un buen momento en el que las familias han entendido que la escuela de sus hijos no puede ser la misma a la que fueron ellos. Es un buen paso. Pero hay mucho desconocimiento acerca de cuáles son los caminos por los que hay que apostar. Hay mucha discusión en las AMPA, o en los grupos de WhatsApp, un constante brainstorming de iniciativas posibles a hacer. “Es que tal colegio está haciendo esto, podríamos mirarlo”. Hay un gran paso por el que el imaginario social y colectivo admite que la escuela debe cambiar, pero hay muy pocos acuerdos acerca de cuál debería ser la dirección adecuada. Una de las discusiones más comunes se produce cuando hablamos del aprendizaje cooperativo o los exámenes, por ejemplo. La gente quiere que su hijo aprenda mucho y cree que eso pasa por hacer más exámenes. Les tienes que explicar que hay muchas maneras o herramientas variadas de evaluación que dibujan una foto más nítida sobre la educación de su hijo y hay que hacer mucha pedagogía con esto.

El comentario que ha hecho de las discusiones de WhatsApp me ha despertado una duda casi personal y desde luego nada relacionada con esta conversación. Usted vive en Viena. ¿Allí existen también esos terribles grupos de Whatsapp de familias que hay en España?

[Se ríe] España tiene uno de los índices de penetración de móviles y conversación digital más altos del mundo, y creo que eso lo explica. Aquí (en Viena) no tenemos ni siquiera grupo de WhatsApp, y eso que el primer día nos dieron una hoja con los móviles de todos los otros padres y madres. Pero a nadie se le ocurrió siquiera crear un grupo. Es lo que ocurre en general.
Fuente e imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/02/21/una-escuela-innovadora-es-la-que-busca-el-exito-de-todos-los-alumnos-independientemente-de-sus-necesidades/
Comparte este contenido:

Educación ecológica: Traigamos el pasado para tener un mejor futuro

Por: Mardelis Huizi/Otras Voces en Educación

Vivir la modernidad occidental implica necesariamente la asimilación de una carga conceptual y emocional, más cuando se trata de ecología y educación. Actualmente, cuando hablamos de naturaleza, la mayoría de las veces lo hacemos basados en el principio del método científico cartesiano y a la relación sujeto– objeto; nos asumimos como sujetos y la naturaleza como el objeto, objeto que está a nuestra disposición y al que podemos arrebatarle lo que se nos antoje. No obstante, la seguridad que implicaba esta relación a mediados del siglo XX, hoy pareciera ser uno de nuestros más grandes errores, esto podemos apreciarlo en informes como Planeta Vivo 2018, publicado por el Fondo Mundial para la Naturaleza;  en éste observamos que ha habido una disminución del 60% en las poblaciones de especies vertebradas (de 1974 a 2014), una disminución del 80% en las poblaciones de especies de agua dulce desde 1970 y el 75% de la superficie de la tierra ha sido sometida al impacto humano. Estas cifras son una alarma de la crítica situación que está viviendo nuestro planeta en nuestros días, y como parte de él tenemos la responsabilidad de movilizarnos y de transformar nuestra relación con el entorno por otra que tenga mayor respeto por la vida y que conserve el equilibrio.

La modernidad nos hizo creer que los saberes de nuestros pueblos originarios eran retrógrados y que estaban descontextualizados de nuestra realidad. Según Atawallpa Oviedo Freire (2007) «por más 50.000 años, los seres humanos se sintieron unidos a la naturaleza concibiéndose como parte de una gran familia cósmica. Sabían que eran fuego, tierra, aire, agua».  Los pueblos originarios de nuestro continente tenían una relación sumamente cercana con la naturaleza, ellos se sentían parte de ella, de hecho, para ellos era su Madre, existía una relación de profundo amor y respeto hacia ella, el mismo que permitía mantener el equilibrio y la armonía entre los seres humanos y las demás especies.Valdría la pena preguntarse ahora, si los saberes de estos pueblos realmente están descontextualizados de nuestra realidad o si por el contrario sería conveniente retomar parte de este saber para ponerlo en práctica en nuestra vida diaria. De ser así, el espacio ideal para recuperar esta relación con nuestro entorno es la escuela.

La escuela es la responsable de educar y formar a la sociedad, es el espacio por excelencia para la producción de ideas nuevas y para la generación de pensamiento crítico, por ello, es que sea aquí donde empiece el trabajo de construir una sociedad más consciente, responsable y respetuosa con su entorno.

Un tema tan emocional como lo es la ecología, necesariamente debe abordarse en la escuela desde la sensibilidad y la empatía; valores que el sistema dominante -capitalista- desprecia y también nos hace despreciarlos trayendo como consecuencia la desconexión con nuestro entorno y la falsa creencia y apariencia de que estamos por encima de él. Por esta razón, como docentes es nuestra responsabilidad ser líderes de esta transformación social. Debemos iniciar la tarea de cultivar estos valores desde las aulas de clases, es necesario hacer ver a nuestros niños y niñas que la naturaleza forma parte de nosotros y nosotros formamos parte de ella, y si la misma sigue siendo violentada como lo hemos hecho hasta ahora, también nos estamos violentando a nosotros mismos y muy pronto será imposible el desarrollo de la vida en la Tierra.

En Otras Voces en Educación estamos conscientes de esta responsabilidad,por lo tanto, desde aquí hacemos un llamado a colegas, maestras, maestros, profesores, profesoras, docentes, ya las y los investigadores en materia educativa a que desarrollen nuevas iniciativas en el marco de una educación más respetuosa y sensible con nuestro planeta. Sabemos que existen muchas ideas, iniciativas y proyectos que se están llevando a cabo desde la escuela para lograr dicha meta. Por esta razón, queremos que nos hagan llegar sus experiencias en este ámbito, ¿qué iniciativas están llevando a cabo para consolidar una educación ecológica? ¿cómo ha sido la receptividad? ¿Qué han logrado?

Todo lo antes expuesto pueden hacérnoslo llegar en forma de artículo a nuestro correo contacto@otrasvoceseneducacion.org para que nuestra plataforma sea eco de sus experiencias. También pueden compartirnos sus experiencias a través de nuestra página de Facebook: https://www.facebook.com/ovemundo/   y seguirnos a través de Twitter @ovemundo e Instagram ove.mundo

No dejes de escribirnos. Nos interesa conocer tus experiencias.

Es el momento de transformar nuestro entorno, pues como dice el Director General del Fondo Mundial para la Naturaleza Marco Lambertini:

«Tenemos ya el conocimiento y los medios para redefinir nuestra relación con el Planeta. No hay excusas para no hacer nada. No podemos seguir ignorando las señales de alerta; ignorarlas sería a riesgo propio. Lo que necesitamos ahora es la voluntad para actuar –y actuar de inmediato».

Referencias:

  • Oviedo, A. (2007). Caminantes del Arcoiris. Ediciones Abya Yala. Quito, Ecuador
  • WWF. (2018). Informe Planeta Vivo – 2018: Apuntando más alto. Grooten, M. y Almond, R.E.A. (Eds). WWF, Gland, Suiza.

*Elaborado para Otras Voces en Educación

Imagen tomada de: https://www.sudamericarural.org/images/madretierra.jpg

Comparte este contenido:

La importancia de reconstruir la deteriorada relación entre padres y profesores

Por: Eva Bailén

Para educar unidos en equipo necesitamos conocernos y hablar unos con otros, y no juzgar a la mayoría por los actos de unos pocos

A la palabra confianza solo le falta dos de las cinco vocales: la e de educar y la ude unión. Esa unión que hace falta para trabajar en equipo. La unión que hace falta para educar a nuestros hijos con confianza en casa y en la escuela.

Hace unos días, Gestionando Hijos y la fundación SM presentaron los resultados del primer estudio sobre la percepción de los educadores en torno al rol de madres y padres en la educación, entendiendo en este caso por educadores a los profesores. Aunque evidentemente los padres y madres también somos educadores. Bajo el lema de El mejor colegio del mundo, acompañaron los datos del estudio con un emotivo video en el que varios niños soñaban en voz alta con un colegio ideal mientras, al otro lado del telón, los padres de esos niños escuchaban emocionados los comentarios de sus hijos. Efectivamente, para los niños, en el colegio ideal no faltaban la confianza mutua y la unión para educar de padres, madres y docentes.

Desde el año 2016, Gestionando Hijos trabaja en impulsar el equipo educativo, primero con su Pacto por la Educación en equipo, y ahora precisamente con el sello “equipo educativo” que otorgan a las empresas que primen la conciliación entre sus trabajadores. Como dice Leo Farache, director de esta plataforma, que familias y escuela hagan equipo es fundamental para el progreso y el bienestar de nuestros hijos. Como poco, serán más felices si ven que nos gusta remar en la misma dirección. Pero es que además los datos apuntan que su rendimiento también mejora.

Debemos estar muy mal para necesitar un pacto por la educación en equipo. Las cosas deben estar llegando muy lejos cuando nos tienen que recordar lo importante que es confiar, y educar desde la unión. El estudio en sí es un elogio a la importancia de la confianza, poniendo de manifiesto la necesidad de que padres y madres apoyemos a los maestros y profesores. Para ellos es crucial que vayamos a las tutorías y a las reuniones de padres, y que confiemos en su trabajo. Y también lo es para nuestros hijos.

Además de ser madre, tengo alguna experiencia como profesora, y también he visitado unos cuantos centros educativos, enriqueciendo mi percepción sobre la educación. Por eso creo que puedo añadir alguna cosa más a lo que se trató en la presentación del estudio. Si eché de menos algo fue precisamente más evidencias de que para hacer equipo educativo también se necesita confianza en los niños y adolescentes y en los padres y madres. Me quedé un poco con el regusto de que solo somos los padres los que tenemos pendiente confiar más en los maestros, cuando en general, creo que falta confianza en todas direcciones. Digamos que en muchos casos está muy deteriorada la relación y hace falta volver a reconstruirla. Ya lo decía Carles Capdevilla: la relación entre maestros y padres es muy complicada.

Como en todo esto desempeña un papel crucial el tema de la conciliación, me parece estupenda la labor que hace Gestionando Hijos pidiendo a las empresas un compromiso para que permitan a los padres y madres salir del trabajo para ir a una tutoría, una reunión, un festival, o para llevar a los niños al colegio el primer día de clase. Pero a veces, aunque los padres no tengan problemas para acudir a las tutorías, el problema lo tienen los profesores para poder darles una cita o para poder atenderlos. Mi experiencia tras 15 años de guarderías, colegios e institutos, públicos, mayoritariamente, es que no todo es culpa de la conciliación ni de la falta de interés o cooperación de los padres.

Las clases tienden a estar un tanto masificadas, por lo que conseguir una tutoría, si además hay que usar el sistema de la agenda, lo cual ocurre a menudo, ya que en muchos casos no hay medios digitales para comunicarse con el profesor, puede implicar varios días lectivos en los que la agenda tendrá que ir y venir del colegio para al final tener un aplazamiento de un mes o más para lograr esa tutoría. Con 20 o 30 alumnos por clase y una elevada carga lectiva los profesores están frecuentemente desbordados y, por supuesto, también necesitan conciliar. No podemos esperar que para que nosotros podamos hacerlo, nos atiendan fuera de nuestro horario de trabajo, cuando tampoco lo es para ellos. Lo realmente triste es que, para comunicarnos o vernos con un profesor, hoy en día con los medios tecnológicos que hay, lleguen a transcurrir varias semanas, y así me parece complicado hacer equipo educativo.

El equipo, según lo veo yo, consiste en que cuando cualquiera de los integrantes necesita a los demás, estos respondan positivamente y en los plazos necesarios. Igual que un profesor necesita que un alumno haga su trabajo en el momento adecuado, para lo cual los padres muchas veces estamos ahí apoyando desde casa, los padres a veces necesitamos una tutoría en un plazo de pocos días y no de varias semanas.

Nadie le exige a un profesor que ponga a disposición de los padres y de los alumnos una dirección de correo electrónico, una encuesta de Doodle, un canal de telegram, o incluso su Whatsapp, pero he conocido a muchos que lo hacen, aunque no se lo paguen, como un bonito gesto de confianza en los padres de sus alumnos y por consiguiente en los propios niños. Y los padres lo agradecemos tanto como los profesores agradecen que vayamos a las tutorías, a las reuniones, a los festivales o a llevar a los niños al colegio el primer día de clase. Lo agradecemos porque vemos que el equipo funciona: yo confío en los demás, incluido el niño, y también confían en mí. Sin olvidarnos de que, desafortunadamente, por lo general, la esfera adulta confía poco en los niños, menos aún si son adolescentes, y apenas se les escucha. Si los escucháramos más, e hiciéramos un esfuerzo por entenderlos, también nos iría mejor.

Pienso que, además de impulsar medidas que faciliten el que los padres no se pierdan los momentos más importantes de la educación de sus hijos, pidiendo a las empresas un compromiso que facilite la conciliación, y hacernos ver lo necesario que es que confiemos en los profesores, habría también que reivindicar que los profesores dispongan de medios y tiempo para atender a los padres en su horario de trabajo, por supuesto. Y los medios pueden ser tan simples como una cuenta de correo electrónico. La cual no tendrían por qué atender fuera de su horario, aunque muchos ya lo hacen, si su carga lectiva fuera menor, o si su horario contara con tiempo para ese menester. Estaría muy bien, porque a veces se percibe que los que no lo hacen, además de por razones de horario y carga de trabajo, lo hacen por falta de confianza. Porque los padres podemos ser muy pesados, y el correo electrónico es muy fácil de usar. Pero para educar unidos en equipo necesitamos confiar unos en otros, y no juzgar a la mayoría por los actos de unos pocos. No todos los padres son unos insensatos, como tampoco lo son todos los profesores.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/02/04/mamas_papas/1549277055_998155.html

Comparte este contenido:
Page 43 of 98
1 41 42 43 44 45 98