Existe un proceso de cambios culturales, sociales y laborales donde es cada vez más específica y exigente la demanda de perfiles para entrar en el mundo del trabajo.
La educación, en una sociedad que está en constante y rápida evolución, se vuelve un gran desafío, pero también una gran oportunidad para incorporar los avances tecnológicos con el fin de mejorarla y hacerla más accesible a todos. Insertar a la tecnología, las nuevas tendencias de cómo se produce y se intercambia la información como aliados a la hora de enseñar es un camino que favorece la inclusión de cada vez más personas en una Educación de calidad.
Esta evolución y cambio permanente de las formas que tenemos de comunicarnos, relacionarnos e interpretar la realidad que se nos presenta, también quiere decir que existen otras formas que ya van quedando atrasadas y desactualizadas para los desafíos de esta época.
En el actual sistema educativo que conocemos, y que se analiza regularmente con distintas evaluaciones estatales y privadas, se puede ver que, si bien los estudiantes egresan con herramientas que les permite desenvolverse en la vida adulta, son cada vez más los que opinan que no les sirven demasiado todos los conocimientos.
A partir de esta transformación general que mencionamos, se inició un proceso de cambios culturales, sociales y laborales donde es cada vez más específica y exigente la demanda de perfiles para entrar en el mundo del trabajo. No tan solo nos referimos a conocimientos técnicos, sino que también a las formas de trabajar, de enfrentar, resolver problemas y de trabajo en equipo.
Metodologías como Clase invertida y Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) son interesantes herramientas para esta clase de escenarios; permiten armar buenas estrategias para combinar presencialidad, virtualidad, trabajo colaborativo y tutorial.
La Formación Docente en este contexto resulta fundamental para identificar las necesidades que tienen nuestros jóvenes a la hora de aprender y formarse.
El mecanismo para concursar y alcanzar más horas cátedras que se utiliza hasta el momento se enfoca únicamente en un puntaje: los docentes sólo necesitan demostrar que asistieron a una capacitación para aprobar y no existe instancia de evaluación de lo que aprendieron. Es decir, mientras más horas estés sentado en una silla, aún sin aprender nada nuevo, más chances de ingresar a un cargo tenés. Esto no beneficia en nada al sistema educativo, ni hablar de nuestros estudiantes.
La docencia, como la entendemos desde Potenciar Argentina, se trata tanto de responder a las necesidades de ingreso y permanencia como de darles a las nuevas generaciones las herramientas y habilidades para que puedan continuar desarrollándose en el futuro.
Estas herramientas y habilidades permiten que cada vez menos niños caigan en la pobreza; que cada vez más adolescentes ingresen y terminen el secundario; que cada vez más docentes accedan a mejores salarios; que toda la comunidad educativa deje atrás los viejos problemas que, a pesar del paso de las décadas y los gobiernos, siguen allí.
Los avances que, como ciudadanos argentinos, podamos lograr en la educación saltarán a la vista no tan solo en el nivel de escolarización de nuestros compatriotas sino también en la forma de afrontar los problemas que vivimos diariamente. Creemos firmemente que todos los obstáculos pueden ser trabajados desde la educación.
Una sociedad preparada, formada, instruida logra una mejor calidad de vida para sus miembros, en todos los ámbitos. En esto, la escuela y el sistema educativo en general son partes fundamentales.
Nuestro compromiso es con el desarrollo integral de todas las partes que conforman las vidas de las personas. Queremos contribuir para lograr una Argentina más justa, más equitativa y sostenible. Creemos que es nuestro deber y elegimos proponer una alternativa superadora a los problemas que tenemos actualmente.
*Dr. en Ciencias de la Educación. Presidente de Fundación Potenciar Argentina. Miembro del Consejo Nacional de Calidad de la Educación.
Fuente: https://www.perfil.com/noticias/opinion/escuelas-del-siglo-19-para-estudiantes-del-siglo-21-en-que-parte-del-camino-nos-quedamos-tan-atras.phtml