América del Sur/Colombia/Fuente:http://www.eluniversal.com.co/
Por: Lauren Sarruf Romero.
I: Un montón de niños están emocionados esperando el final de la historia. No están viendo la película de moda, ni una serie en televisión, están dentro de una biblioteca pública en Cartagena viendo una obra de teatro. Aunque muchos las vean como espacios “aburridos”, las bibliotecas de la ciudad se están reinventando para enamorar a los más pequeños.
Un niño pequeño toca una flauta, sentado frente a su casa, cuando se le acerca otro niño con cara de pocos amigos y le pregunta: “¿Qué haces?”. “Toco la flauta”, contesta. El niño sigue tocando, mientras el otro maquina cómo podría quitarle el instrumento. No es una escena real, es una obra de teatro creada por un grupo de niños en la Biblioteca Distrital Jorge Artel, guiada por estudiantes de Teatro de Bellas Artes. Pocos actúan porque ya se acabaron las vacaciones, pero lo hacen con entusiasmo y se nota que lo disfrutan, deben aprender sobre la justicia.
La oferta de las bibliotecas es variada, sin embargo hace falta incentivar el interés del público para cambiar la percepción de que son lugares “aburridos” y así el número de visitas se incremente significativamente. Esta es una prioridad dadas las preocupantes cifras sobre las que se sentaron las bases del Plan Nacional de Lectura “Leer es mi cuento”.
Los colombianos leen 1,9 libros al año, es decir, un libro y algunas hojas de otro. ¿Vergonzoso? Sí. Los alemanes y noruegos leen 17 libros al año, nuestros vecinos de continente, Chile y Argentina, leen 5. El objetivo es que a 2018 los colombianos lean 3,2 libros.
¿Cómo va a lograr “Leer es mi cuento” esa meta? El plan del Ministerio de Cultura y del Ministerio de Educación para promover y fomentar la lectura es construir más bibliotecas públicas, aumentar la oferta y el acceso a los libros, conectarlas a Internet, mantener e incrementar las colecciones bibliográficas y leer en voz alta.
Los programas de “Leer es mi cuento” son aplicados en las bibliotecas públicas de Cartagena con excelentes resultados, según Marina Cruzate, coordinadora de la Red de Bibliotecas Públicas de Cartagena.
Sin embargo, el panorama de la lectura en Cartagena no es muy alentador si tomamos como referencia los resultados de las Pruebas Saber de los estudiantes de la ciudad. Los exámenes arrojaron que el 42% de los alumnos de grado noveno se encontraban dentro del nivel mínimo en el componente de Lenguaje. En 2014 fue del 41%.
En las Pruebas Saber 11, el 23% de los estudiantes cartageneros se ubicaron en el nivel de calificación más bajo (entre los puestos 800 y 1000). La cifra fue igual a la de 2014.
Cartagena tiene una red de 16 bibliotecas distritales adscritas al Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC) para su millón de habitantes. Si se le antojan pocas, sepa que Medellín tiene 32 para casi tres millones de habitantes y Bogotá tiene 19 bibliotecas públicas para sus ocho millones de habitantes.
Desafortunadamente no existen estadísticas de cuántos libros al año leen los cartageneros. Según datos de Cartagena Como Vamos, el número de usuarios de bibliotecas públicas en 2015 fue de 322.507, un incremento tomando en cuenta que la cifra de visitas durante 2014 fue de 135.226, frente a los 209.295 de 2013 y los 294.506 de 2012.
¿Es Cartagena una ciudad que se preocupa de que sus habitantes lean?
“Leer para crecer” es la respuesta de la actual Administración a esa inquietud. El programa está incluido dentro del plan de desarrollo y según el documento su razón de ser es que: “Cada día más cartageneras y cartageneros integren la lectura y la escritura a su vida cotidiana, fomentando el desarrollo de las competencias del lenguaje mediante el mejoramiento de los niveles de lectura”. La meta es llegar a 33 mil usuarios.
“Sabemos que el nivel de lectura es bajo cuando llegan los chicos a la biblioteca y les preguntamos cuántos libros han leído. Notamos que leen los libros por obligación, porque se los mandan en el colegio. La idea es que no tomen la lectura como una imposición sino que se acerquen a ella por gusto”, explica Cruzate.
Cruzate es de las que cree que para acercar a los niños a la lectura es mejor hacerlo de una manera recreativa. “Debemos formar niños con espíritu creativo, imaginativo, que crezcan en conocimientos, que al momento de hacer una lectura comprendan, articulen, que les dé una visión amplia”.
En ese sentido crear espacios para la lectura es una de las estrategias dentro del programa: “Para llegar a diferentes públicos de la ciudad se ha empezado a implementar la extensión bibliotecaria que consiste en llegar a las comunidades, colegios y entidades públicas y privadas para dar a conocer la oferta de servicios que tienen las bibliotecas y que de paso se apropien de los espacios y el amor por la lectura”.
“Hay una actividad que se llama “La Maleta Viajera”, este equipaje contiene un sinnúmero de textos, que llevamos a diferentes lugares de la ciudad. A través de ella llegamos a niños, jóvenes y adultos y los invitamos a que lean , además les brindamos un taller de lectura o de compresión lectora”, agrega Franklin Llerena, Coordinador de la Biblioteca Jorge Artel.
La Red de Bibliotecas Distritales intervino la Cárcel de San Diego desde el mes de mayo con una actividad de extensión bibliotecaria para crear espacios artísticos, culturales y de lectura en la prisión. Y planea llegar a hospitales, barrios vulnerables y asilos de ancianos, entre otros.
Recientemente seis bibliotecas distritales fueron dotadas con equipos tecnológicos durante la segunda fase de la convocatoria Uso y Apropiación de las Tics en Bibliotecas Públicas del Ministerio de las TICS.
Por su parte, la Secretaría de Educación ha empezado a implementar un programa llamado “Es pa’ leer”
Aún están por inaugurarse la Megabiblioteca de Rosedal y la Biblioteca Digital del Pie de la Popa.
II.
Me impresioné cuando Iván, un asesor de la Librería Nacional, me dijo que uno de los libros más populares del lugar era uno para colorear y que no era para niños. ¿Será que los abuelos quieren volver a sentirse como niños otra vez?
Aparentemente, la gente de hoy vive bajo mucha ansiedad, presión y estrés y una manera de liberar todos los sentimientos negativos es colorear mándalas (representaciones simbólicas del hinduismo y el budismo) que ayudan a relajarse y meditar.
Pero estos no son ni siquiera los más vendidos de la librería. Es la generación que pasa pegada al celular la que en opinión de Iván consumen más literatura, una literatura que está bajo la extraña categoría de “romántica paranormal juvenil”. Historias sobre vampiros, ángeles, “culebrones” de amor, aventuras y ciencia ficción. Son muy populares entre los jóvenes.
Y sí, los libros de los youtubers son algo real y algo que vende mucho. Luego del frenesí de Germán Garmendia en la Feria del Libro de Bogotá, no solo por los adolescentes que querían su autógrafo, sino por los que afirmaban que la literatura había muerto por autores o libros como estos, Ricardo Silva Romero, en su columna de El Tiempo, pidió cordura y vino a decir que si esta era la manera en que los jóvenes se acercaban a la literatura era totalmente válida. Y es que los jóvenes no consumen literatura como lo hacían sus padres o sus mayores.
“Los modos de acercarse a los textos hoy en día son diferentes y esas son realidades que nosotros debemos tener en cuenta”, opina Fredy Ávila, docente del programa de Lingüística y Literatura de la Universidad de Cartagena, “Si pensamos la lectura de una manera tradicional, pensamos solo en los libros impresos y que se leen de una cierta manera. Hoy en día sí se está leyendo, pero en medios diferentes al impreso”.
Edison Fuentes Mejía, gestor de la Biblioteca de la Cooperación Española, comparte esta visión optimista sobre el hábito de lectura de los cartageneros: “Hoy la gente visita más las bibliotecas. El hecho de que estén actualizadas les resulta llamativo. Por eso creo que se está leyendo más y las están visitando más. De todas maneras sigue siendo un reto para los colegios conseguir que los estudiantes visiten más las bibliotecas”.
Pero, una cosa es leer y otra es comprender lo que se está leyendo. Y sobre los diferentes significados que puede tener un texto se basan las preguntas del componente de Lenguaje de las Pruebas Saber, un tema en el que los estudiantes cartageneros están bastante rezagados.
“Leer tiene que ver con comprender, quien lee debe dar cuenta de los diferentes significados de un texto, pero esos significados tienen diferentes naturalezas. Los que están bastante explícitos en el texto son literales, pero hay otros niveles de lectura que indagan por otro tipo de cosas; se buscan inferencias, se hace una lectura crítica o se piden argumentos”, explica Ávila.
Para Ávila, más allá de saber si estamos leyendo o no, las inquietudes que hay que resolver son: qué está leyendo la gente, algo que tiene que ver más con la calidad, y si se está comprendiendo lo que se lee.
En ese sentido, volver a las bibliotecas como lugares de formación de lectores se hace vital. Las bibliotecas en Cartagena ofrecen servicios y programación gratuita para todo tipo de público al que le interese la lectura, ¿pero cómo llegar a las bibliotecas si los libros no son un referente en las familias cartageneras?
Mientras entrevistaba a Ávila una docente extranjera que estaba en una de las salas de profesores de la Universidad de Cartagena, nos contó que alguna vez un estudiante le dijo que comprar una botella de Ron Medellín, era más fácil que comprar un libro.
“Hay una cantidad de implicaciones sociales, culturales y económicas que de alguna manera no permiten que el hábito lector en Cartagena sea mucho más grande, que tengamos muchos más lectores”, cuenta Mar Meléndez, promotora y animadora de lectura del Banco de la República.
En el desarrollo de su trabajo Mar se ha dado cuenta de una triste realidad. Los niños que más leen son los que pertenecen a los estratos más altos de la ciudad, además, en una de las actividades que desarrolla ha notado que son capaces de crear historias fantásticas, espectaculares, con ficción, con imaginación y que de hecho creen que son posibles. Mientras que trabajando con niños que leen poco y que son de escasos recursos, se ha encontrado con casos en la que la historia gira alrededor de violaciones, secuestros y asesinatos.
La experiencia de Mar no resulta tan descabellada si tenemos en cuenta que según los datos de Cartagena Como Vamos, la estratificación socio-económica es una barrera en la participación en la vida cultural, es decir, que a menor estrato, menor participación.
“Los libros y la lectura pueden ayudar a salir de las situaciones de pobreza extrema que tenemos. Por el conocimiento, por la amplitud de la mente, por el desarrollo cognitivo y la creatividad y sobre todo porque te hace pensar que hay una cantidad de mundos posibles, miles de realidades posibles. Y es la imaginación es lo que te da la fuerza para querer cambiar la realidad que estás viviendo”.
Mar cita a Maurice Sendak: “Cuando sientas al niño en tus piernas y le empiezas a leer un cuento estás creando un trinomio, un vínculo afectivo”. Para ella si queremos más niños lectores, necesitamos más papás que les lean, que les cuenten historias, que no los dejen solos frente al televisor.
¿Ustedes también lloraron cuando Sirius Black murió en Harry Potter y la Orden del Fénix? ¿No pensaron que Paris era un idiota y un cobarde en La Iliada? ¿Sintieron el frío ruso de las novelas de Dostoyevski? o ¿aprendieron con extrañeza que si te metes con un primo tus hijos nacerán con un rabo de cerdo? ¡Qué bueno sería que muchas más personas tuvieran acceso a estas sensaciones!
Fuente: http://www.eluniversal.com.co/suplementos/facetas/cartagena-una-biblioteca-invisible-229883
Imagen: http://www.eluniversal.com.co/sites/default/files/styles/610×400/public/201607/jorge_artel.jpg?itok=9btyFI1O