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¿Es posible todavía educar para la utopía?

19 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Jairo Hernando Gómez

El pensamiento utópico como método se realiza a partir de imágenes, ideas, sensibilidades o sentimientos que buscan la trasformación de la realidad.

Existen muchos argumentos para rechazar las utopías sociales, ya sea por considerarlas frustrantes por el hecho de fijarse objetivos muy altos e inalcanzables, e indefectiblemente llevarnos a regímenes totalitarios (Karl Popper, por ejemplo); por ser heréticas en tanto cuanto seculariza la idea del paraíso en la tierra; por ser irrealizables sino se apoyan en el conocimiento científico disponible (Marcuse y algunos neomarxistas); o, simplemente, porque, como Pangloss, el patético filósofo del Cándido de Voltaire, o lo que es lo mismo, del individualismo rampante, se cree que estamos en el mejor de los mundos posibles.

No obstante, las utopías sociales han constituido desde siempre uno de los grandes motores de cambio en la humanidad. En efecto, desde la República de Platón, pasando por los grandes utopistas (Tomás Moro -quien creó el término-, Bacon, Campanella, Fourier, Owen, etc.) y sus correlatos literarios (H. G. Wells, Aldous Huxley, George Orwell, Philip Dick, Asimov; etc.); el pensamiento utópico ha buscado siempre trascender no sólo la realidad inmediata sino el inevitable devenir histórico de la sociedad, romper los parámetros del orden existente, denunciar la deshumanización y alienación galopantes, criticar y satirizar el poder y la opresión; y, sobre todo, proponer sociedades alternativas más armónicas y perfectibles.

La historia de la humanidad nos ha demostrado – ¡y enseñado, así no lo hayamos querido aprender! – que el principal mecanismo de supervivencia ha sido la transformación de las ideas dominantes, la imaginación de mundos posibles y la realización de lo que se creía imposible. Las sociedades se juzgan no sólo por lo que han hecho sino por lo que han querido o han dejado de hacer. O por lo que deberían haber hecho en un momento estelar de su historia. Es por eso que la esperanza, que es el resultado del encuentro entre la imaginación y el sentido moral, no reconoce la realidad tal cual es, se constituye en la mayor fuente de creación de utopías, en aquello que sea diferente a lo que nos hemos acostumbrado.

La utopía debe, pues, asumirse no como la proyección de escenarios negativos futuros -que serían distopías-, sino como un proyecto que se autorrealiza, que se construye sobre la marcha, a salto de mata, en que lo imposible devenga posible y lo imaginado real. Es allí, cuando los factores subjetivos y objetivos de una determinada situación social se oponen a la transformación, cuando la resistencia y oposición a lo instituido se impone aviesa y tozudamente, cuando las contradicciones del sistema (social, educativo, económico) lo hacen inviable, la utopía, y con ella la esperanza, la imaginación y la fantasía, surgen como posibilidad de creación, de crítica, de denuncia, de ruptura y de proyección.

El desafío como educadores radica, entonces, en proporcionar las herramientas para formar ciudadanos planetarios de un futuro que garantice la vida de nuestros bisnietos, la sostenibilidad del planeta, la justicia social, el reconocimiento y la reciprocidad cultural e identitaria, la redistribución de la riqueza, y el derecho a la información y a la comunicación, entre otros.

Ahora bien, si la utopía se realiza en la misma acción, el pensamiento utópico debería entenderse como un método de mejoramiento social e individual que reconoce los condicionamientos sociohistóricos y científicos, pero que, al otorgarle una dignidad igual o mayor a la del mundo objetivo, no tiene inconveniente en partir de una imagen (una comunidad, una sociedad o un país), una idea (libertad, igualdad, solidaridad), una sensibilidad (indignación, compasión, conmiseración); o un sentimiento (amor, tristeza, miedo), para echar a andar un proyecto de transformación.

No obstante, en un mundo regido por la velocidad y la simultaneidad de la comunicación, la gratificación inmediata y el consumismo desechable, el uso instantáneo y puramente instrumental del conocimiento, y, en general, el imperio del tiempo presente, del aquí y el ahora, del pragmatismo narcisista y el individualismo exhibicionista, es muy difícil creer que todavía se pueda formar para el pensamiento utópico.

El desafío como educadores radica, entonces, en proporcionar las herramientas para formar ciudadanos planetarios de un futuro que garantice la vida de nuestros bisnietos, la sostenibilidad del planeta, la justicia social, el reconocimiento y la reciprocidad cultural e identitaria, la redistribución de la riqueza, y el derecho a la información y a la comunicación, entre otros.

Para alcanzar dichos propósitos podemos empezar por retomar e implementar los pactos sociales cooperativos, asociativos y morales, que posibiliten apuntalar y legitimar la democracia; promover la reciprocidad y la ayuda mutua en oposición al individualismo del sálvese quien pueda, en las que la solidaridad y el intercambio de recursos se constituyan en la principal estrategia de oposición y resistencia al consumo desaforado; destacar posibles formas de vida social que se pueden organizar a sí mismas sin autoridades coercitivas con participación directa mediante diversos procedimientos democráticos, la ayuda mutua, la asociación voluntaria y la autosuficiencia económica y ojalá alimentaria.

En síntesis, educar para el desarrollo del pensamiento utópico implicaría formar para la responsabilidad con el futuro de la Tierra, en proporcionar estrategias alternativas al consumo desechable, en proponer formas de organización social que se opongan a las demandadas por el capitalismo salvaje, en reajustar el significado del tiempo en términos de tiempos diversos y no únicamente como tiempo presente, en el uso de la tecnología como herramienta política y de aprendizaje ciudadano y no como un instrumento de expresión inocua de opiniones acerca de lo divino y lo humano. Y, sobre todo, para imaginarnos cómo sería un país en paz en el que los niños y los jóvenes, a partir de sus ideas, sus imágenes, sus sensibilidades y sus sentimientos, puedan proyectar su propio futuro.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/columnas/es-posible-todavia-educar-para-la-utopia

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«Creo que las mujeres podemos llevar un mensaje de esperanza a la población de Gaza»

Entrevista a Sandra Barrilaro, participante en el barco Zaytoune-Oliva que se dirige a Gaza para romper el bloqueo israelí

Por: Rebelión

RaG- Cuéntanos el porqué de tu implicación con Gaza y sus habitantes

– Primero, porque es Palestina. A la ocupación de toda Palestina, los cerca de dos millones de personas que habitan -muchos de ellos, refugiados- en ese territorio sufren el bloqueo. Bloqueo israelí ante los ojos de todo el mundo.

La situación de destrucción en Gaza y de las carencias que existen desde el agua, la energía, el paso limitado de lo que consumen o lo que puedan vender, sin poder decidir, no proviene de un desastre natural, de un terremoto o un tsunami. Es producto de la ocupación y destrucción sistemática israelí y como lo sé, lo conozco, tengo una responsabilidad. Además, esto ocurre ante la vista del resto del mundo. Es difícil comprender como se puede mirar hacia otro lado ignorando este sufrimiento humano.

Estuve en Gaza en el año 2011, pasé unos días allí en casa de un buen amigo, el escritor y poeta palestino Ahmed Yacoub, al que conocí en Ramallah gracias a un amigo mío, fotógrafo, con su familia, Siham su mujer y tres niños pequeños. En ese momento, sucedía la revolución democrática en Egipto, país por el que habíamos pasado antes de llegar a Gaza. Ver la situación de Gaza en esos momentos, con el contraste de lo que se vivía en Egipto, euforia, drama e incertidumbre que tenía como protagonista a la gente, te dabas cuenta que la ocupación israelí en Gaza, aun sin ser tan obvia como en Cisjordania y Jerusalén, porque no ves la omnipresencia del muro o un check point, se concretaba en el bloqueo, la miseria, las carencias, la mirada de los pescadores, de la gente común que te miraba con los brazos cruzados, impotentes,.. Sientes que debes hacer algo, dar algo de ti, el dar y buscar solidaridad. No puedo ser indiferente.

RaG-¿Y cómo te llegó la propuesta de unirte a Rumbo a Gaza, a formar parte de la nueva flotilla?

-Había estado en contacto con anteriores campañas de Rumbo a Gaza, con pequeñas colaboraciones, como en otras manifestaciones de apoyo a la causa palestina. Pero era una más de las personas que participan en las diferentes actividades, sin mayor significación.

La fotografía ha sido mi medio de transmisión de la vida palestina. He montado exposiciones con fotografías hechas en Palestina, en las que he querido mostrar la injusticia que se hace con el pueblo palestino con impunidad por parte israelí. Impunidad que es posible porque tiene la complicidad de nuestros gobiernos.

Gracias al profesor Mansour y junto a otras personas, en especial Teresa Aranguren, Bichara Khader y Pedro Martínez Montávez hemos publicado un libro, ‘Contra el olvido, Una memoria fotográfica de Palestina antes de la Nakba, 1889-1948’. Desde una conversación informal con Teresa, desarrollamos todo un proyecto y libro en el que hemos intentado recoger la vida cotidiana, la complejidad de una sociedad como la palestina, antes del intento de su destrucción, su forma de divertirse, comidas de familias o amigos, mujeres trabajadoras ya sea en el campo o enfermeras, mujeres tradicionales o mujeres a la última, de reivindicar al pueblo palestino antes del intento de su destrucción.

Quizá, esta circunstancia es la que ha motivado que las gentes de Rumbo a Gaza se hayan fijado en mí, y cuando me preguntaron si estaba dispuesta a participar en la flotilla de la libertad no lo dudé. Por una cuestión de coherencia con la causa palestina, El simple hecho que me preguntasen mi disposición a colaborar en esta iniciativa ha sido un honor para mí. Hacer una acción directa, lo que pueda aportar con mi testimonio, como en otras ocasiones, para contribuir a levantar el bloqueo y las conciencias de nuestros burócratas y gobernantes, bienvenido sea.

RaG-Por último, desde el principio se decidió que fuera tanto tripulación como pasajeras sólo mujeres, ¿cuál crees que puede ser esta contribución específica?

-Es una llamada de atención sobre la situación de la mujer palestina. Es, para mí, una muestra de solidaridad acercarnos a la mujer gazatí. Resaltar su existencia y la nuestra. Creo que las mujeres podemos llevar un mensaje de esperanza a la población de Gaza con una acción pacifica como esta. Pero no es creer que por el hecho de ser mujer arreglaremos lo que sea. Las soldados o las gobernantas israelíes son igual de responsables que los varones en la ocupación. Golda Meir fue una de las publicistas y enemiga del pueblo palestino que hacia suya la frase de que había una tierra, la Palestina, para un pueblo -y ahí vemos la sinrazón sionista- (el judío) sin tierra. El libro que te mencioné es una pequeña contribución a recuperar la memoria, el señalar que la tierra palestina tenía un pueblo, complejo y tan desarrollado como los de los países mediterráneos por esos años. Pero insisto, como mujer y madre, y sobretodo persona, reclamo y reivindico la responsabilidad personal, a la mujer palestina (quien está manteniendo la cohesión social), la causa palestina y rechazo el patriarcado o la sumisión. Reivindico la libertad y el derecho a equivocarnos y nunca la opresión o la ocupación física o mental.

Sandra Barrilaro Muñoz, fotógrafa. Madre de dos hijos, ya adultos. Ha trabajado en el mundo de la edición y autora de un libro de cuentos y coautora el libro bilingüe árabe y español de texto y fotografías mencionado en la entrevista. Ha participado en el VIII Congreso de Escritores de Ramallah en el año 2016. Cofundadora de la plataforma de crowdfunding Namlebee que tiene una categoría específica para proyectos con Palestina. Consejera editorial de Palestina digital.

El barco Zaytoune tiene a trece mujeres a bordo. La lista completa de las mujeres que participan está en:

https://wbg.freedomflotilla.org/participants-on-board-messina-to-gaza

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=217556

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