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Niñas serpiente, acrobacias y cuchillos en Costa de Marfil

Érase un poblado en el centro oeste de Costa de Marfil habitado por los miembros de los Yacuba Dan, uno de los grupos étnicos más importantes y prolíficos a esta parte del Golfo de Guinea. Un lugar donde aún acontecen bailes de máscaras así como otras ceremonias animistas para pedir la protección de los espíritus, agradecer la llegada de nuevas cosechas, ayudar a los enfermos o enterrar a sus muertos. Así sucede desde hace siglos, o quizá milenios, en el corazón más indómito de África Occidental. Aunque en el caso de este pequeño aldea, la cual pudimos visitar durante nuestro último viaje de etnias y mascaradas en Costa de Marfil, supimos de algo de mayor impresión y visceralidad que ahonda en las raíces más profundas de las creencias del ser humano. La presencia de las conocidas como niñas serpiente se abre hueco entre la fe por la intervención de los ancestros y esa concepción mágica de la vida que acompaña en muchos de los anocheceres marfileños. Todo a través de danzas acrobáticas donde junto a sus mentores y a la vista de sus vecinos, se juegan la vida para, entre otras cosas, mostrar públicamente que los espíritus están con ellas y con su gente.

Niñas serpiente en Costa de Marfil

Rostros pueriles adornados con rayas blancas, labios pintados de negro sellados en silencio bajo el son de los tambores, movimientos imposibles y cuchillos afilados en un ritual antediluviano. Así es la historia y esencia de las niñas serpiente de Costa de Marfil, quizás las últimas brasas de la gran hoguera del animismo en un país de atávicas tradiciones.

El pueblo Yacuba/Dan de las niñas serpiente

Una aldea en la noche de los tiempos

Aproximadamente a una hora de la ciudad de Man, agazapada bajo una maraña de colinas puntiagudas tupidas de vegetación, las carreteras pierden su nombre. Hay un momento donde se añoran los agujeros del asfalto desgastado de las vías marfileñas cuando lo que se viene encima es una red de pistas o senderos de tierra rojiza las cuales tienden a inundarse en cada chaparrón, algo que acontece día a día durante los meses de la época en la que las lluvias, de duración breve pero de voracidad torrencial, se abren paso en el Golfo de Guinea. No se sabe si son baches, socavones o húmedos accesos al averno los que se suceden en la ruta. Pero la sensación de adentrarse por tan frondoso territorio y saberse dentro de la Costa de Marfil más rural, agreste e inocente, compensa el hecho de que los avances sean lentos. Siempre que el 4×4 pueda ir superando contrariedades y, ocasionalmente, haya que empujar el vehículo e ir un tramo a pie.

Así estaba la carretera que nos llevó a ver a las niñas serpiente de los Yacuba Dan en Costa de Marfil

Varios pueblos después, de esos con paredes de barro después y algunos tejadillos , supervivientes a la chapa que empieza a imperar por estos lares en las viviendas y demás construcciones agrícolas, llegamos a nuestro destino. Euloge, mi amigo y escudero beninés, ávido conocedor de los mayores vericuetos marfileños, sabía que ese día sucedería, que podríamos ver a todo un pueblo reunido alrededor de una plazuela con suelo de arena. Y con ellos a las célebres niñas serpiente, quienes saldrían a la palestra para pedir junto a los demás aldeanos, el beneficio y protección de los espíritus del bosque y de los ancestros quienes, según la tradición, dotan de equilibrio y bienestar a los lugareños. Y también advierten a los mismos de posibles infortunios. Todo a través de los movimientos acrobáticos de unas chiquillas de corta edad, elegidas antes de que tengan uso de razón, por el hechicero de la aldea, quien observa sus cualidades físicas y espirituales para, tras un largo aprendizaje, utilizar sus muchos dones en ceremonias y rituales.

Niñas serpiente Yacuba Dan en Costa de Marfil

Niñas serpiente en Costa de Marfil

La danza y acrobacias de las niñas serpiente

Los músicos golpeaban los tambores con un son repetitivo que aumentaba su ritmo cada medio minuto. En el suelo yacía la piel moteada de un leopardo cazado hace décadas. Y, de pronto, tres muchachas de caras pintadas de blanco y labios oscuros y sellados, aparecieron para empezar a contonear sus diminutos cuerpos. Por edad ninguna parecía superar los diez años. Una de ellas, diría, que contaba con cinco o seis años como mucho. El tocado repleto de caoríes y encrespado con pelaje blanco de animal que se encargaba de cubrir su cabeza daba la impresión de ser demasiado grande para no encajar del todo en su diminuta y delicada sien. Dos hombres de aspecto fuerte y tocado también en la cabeza, situados en el centro del improvisado escenario, parecían los mentores de estas crías que abandonan su hogar cuando su don es descubierto.

Niña serpiente de la etnia Yacuba Dan en Costa de Marfil

Todo empezó con un tímido baile de las tres chiquillas, como si de un calentamiento se tratase. Para pocos minutos después, acercarse a donde se sentaban los sabios de la aldea y agazaparse junto a la piel seca del leopardo desde la cual regresar de nuevo al su sitio, el mismo de donde procedía la música de percusión. Posteriormente mostraron su flexibilidad, la que les otorga el apodo de niñas serpiente, arqueando por completo su espalda hacia atrás y caminando como si de criaturas de otro mundo se tratase. Sus cabezas se contoneaban con temblores. Según Euloge, ellas se hallan en un trance profundo que les hace olvidarse de quien son. De hecho, según la tradición, no serían ellas sino los espíritus quienes cabalgan dentro de aquellos cuerpecillos tan elásticos que no parecen contar con el esqueleto de cualquier ser humano.

Niñas serpiente en Costa de Marfil

Aquella era una preparación ante la serie de saltos acrobáticos que, por medio de los dos adultos que las iban indicando, hacían. Unas veces mostraban su flexibilidad en el cielo de las manos que las sostenían. En otras, dibujaban movimientos imposibles como si los kilos se convirtiesen en miligramos para dar vueltas y volar a más de dos metros del suelo. Su cabeza permanecía en constante movimiento, como una cobra a punto de lanzar su mordisco venenoso, sin más consciencia que la de ser saltarinas sin más red que la pericia y la fe.

Niña serpiente de la etnia Yacuba (Viaje a Costa de Marfil)

Pero los saltos, lanzamientos al aire y bailes no eran más que el preludio de lo que estaba por venir. Porque la manera de demostrar que las niñas no eran simples crías sino las carcasas vivientes de los espíritus del pasado y benefactores del poblado requería de no pocos riesgos demostrables. Literalmente, jugarse la vida. Pues esta vez las harían volar por encima de sus brazos, pero sosteniendo mientras tanto dos negruzcos y afilados cuchillos los cuales, al más mínimo error, podrían ensartar los troncos menudos de las muchachas. Algo que no sucedería por una separación ínfima que, de no ser por la destreza y la fortuna de los participantes de esta danza ancestral, hubiesen corrido ríos de sangre en aquel albero pueblerino donde los Yacuba Dan conectan con las almas de las personalidades de antaño y otras deidades que moran en los bosques de alrededor y a quienes deberían su paz y abundancia.

Lanzamiento de niña serpiente con cuchillos en las manos (Costa de Marfil)

Tras el juego de los cuchillos llegó otra demostración de cálculo. Una con una, el hombre más alto y fornido las fue tomando de los tobillos para darlas vueltas. Pero antes colocó una piedra de gran grosor para acercar a las mismas las cabezas con tocados de caoríes de las inocentes niñas. Los movimientos circulares tomaron tal velocidad que una vez más, la posibilidad de un desliz de escasos milímetros hubiera podido conllevar que reventara el cráneo de cualquiera de ellas. Algo que, a con esa potencia con las que les daba dichas vueltas, hubiese sido de una fatalidad irreversible.

Prueba de la piedra con una niña serpiente (Aldea Yacuba Dan en Costa de Marfil)

Tras cada acto, una por una fueron volviendo a la posición inicial. Siempre hieráticas, con gestos trémulos de cabeza y sin pronunciar una sola palabra. Durante los actos religiosos no hablan, no ríen, no gesticulan. Su mirada parece siempre inerte, como la de un animal abatido, como la de quien no parece estar allí. Donde el trance, la espiritualidad y otras hierbas se encargan de perpetuar un ritual más antiguo que la propia existencia de aquel poblado. No sólo con los Yacuba / Dan, también con los Guéré u otros grupos étnicos, se sobrevienen estas tradiciones que han resistido a la colonización y la globalización. Se puede afirmar que se tratan de las ascuas de una llamarada sobre la cual resulta difícil creer que en los tiempos que corren continúe iluminando las noches más oscuras de África.

Ceremonia de las niñas serpiente en una aldea Yacuba Dan (Costa de Marfil)

¿Te está gustando esta historia? Es parte del resumen de un gran viaje a Costa de Marfil. Y te recuerdo que también en este blog tienes una recopilación de consejos prácticos para viajar a este destino.

Bailes de máscaras

Entre acrobacia y acrobacia se sucedían ciertos periodos de descanso dado semejantes pruebas de esfuerzo, no sólo físicas sino también mentales. En dichos intervalos quienes acudían a aquella plaza fueron figuras cubiertas vestidas con trajes rafia y rostros de madera. Se trataba de máscaras, no vistas únicamente como un objeto con el que cubrir la cabeza sino como un todo. Y es que la máscara en África Occidental no se trata únicamente de un elemento artístico destinado a ponerse en la cara sino en un traje completo, la plasmación espiritual en un soporte físico, un envoltorio que se encarga de que el portador o danzante realice movimientos y gesticulaciones tan estudiadas como cargados de significado. En aquel caso pudimos ver tres máscaras, una de ellas era claramente representativa de los ancestros, caracterizada como un anciano. Otra parecía querer mostrar a un cazador o guerrero y la tercera, de tez oscura, parecía traer al escenario el alma de los animales que rondan aquellos bosques (o rondaban, pues hasta hace muy poco en la zona había leones, leopardos y otros depredadores, aniquilados en esta parte de Costa de Marfil y relegados a áreas más despobladas y salvajes del territorio).

Máscara Yacuba Dan (Costa de Marfil)

Cada máscara se movía de manera distinta, desenvolviéndose en su propio papel. El anciano a veces dejaba su bastón y su errático caminar para ejercer su danza mística. Así fueron pasando los tres, hasta que una vez hubieran bailado, se limitaban a yacer en el suelo y detener por completos sus movimientos, como si los espíritus se hubiesen despojado definitivamente de sus envoltorios terrenales para convertir aquellas figuras en seres inertes.

Fuente: https://www.elrincondesele.com/ninas-serpiente-costa-de-marfil/

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10 mensajes de los pueblos indígenas de Brasil al mundo

El día en que el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil retomó el juicio que podría definir el futuro de los pueblos indígenas de Brasil, la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) publicó una carta en la que lanza al mundo con 10 mensajes claros y contundentes.


Este jueves 26, el STF reanuda la sentencia del caso Xokleng, que debate la tesis del «marco temporal», una demanda que argumenta que los pueblos indígenas solo pueden reclamar tierras donde ya estaban el 5 de octubre de 1988 (año en que fue promulgada la Constitución Federal vigente). Lo que está en manos de los 11 ministros y ministras de la Corte Suprema es el futuro de la demarcación de tierras indígenas en Brasil.

Para reforzar la importancia de este juicio y mostrar cómo los pueblos indígenas se relacionan con sus tierras, la Apib ha elaborado esta lista con 10 mensajes de los pueblos indígenas de Brasil para todo el mundo:

1) La historia de los pueblos indígenas en Brasil no comienza en 1500, ni en 1988.

Los pueblos originarios llegaron a esta tierra incluso antes de que se inventara esta noción de tiempo. Somos herederos de los primeros pies que pisaron esta tierra, y nuestro tiempo no puede ser medido ni determinado por relojes y calendarios que pretendan ignorar nuestra trayectoria ancestral.

2) Nuestras tierras son nuestras vidas, no una fuente de ganancias.

A diferencia de la forma en que los terratenientes, ocupantes ilegales y explotadores tratan con la tierra que usurparon y destruyeron, los pueblos indígenas tenemos una relación profunda, espiritual y ancestral con nuestra tierra. Sin tierra no hay vida para nosotros. No exploramos nuestro territorio con fines de lucro, sino para alimentarnos, sostener nuestra cultura y preservar nuestras tradiciones y espiritualidad.

3) Cuidamos los bosques y esto es bueno para todo el mundo.

Los pueblos indígenas han sido reconocidos en más de una ocasión como los mejores guardianes de los bosques. Nuestros territorios se conservan. Donde hay tierra indígena, el bosque permanece en pie, el agua pura, la fauna viva. Y esto beneficia a todo el mundo, especialmente cuando las crisis climáticas y ambientales amenazan la supervivencia de la humanidad.

4) Nuestra diversidad y nuestra ancestralidad nos unen

Los enemigos de los pueblos indígenas intentan a toda costa construir rupturas y oposiciones artificiales entre nosotros. Sin embargo, no saben que nuestra ancestralidad es más fuerte y más potente que cualquier división que puedan intentar imponernos.

5) La mayor parte de la tierra está en manos de los propietarios, ¡y la están destruyendo!

El argumento de que hay «demasiada tierra para pocos indios» ha demostrado ser falaz más de una vez. De hecho, la mayor parte de la tierra en Brasil ya está dedicada a la agricultura. Una pequeña parte son tierras indígenas, ¡pero las que han sido registradas están bien conservadas!

6) Nuestra lucha es también por el futuro de la humanidad.

Los pueblos indígenas tenemos una cultura de alteridad y acogida. Nuestra lucha por nuestras tierras también es por la preservación del medio ambiente. Somos plenamente conscientes de nuestro papel como protectores de los bosques y la biodiversidad y estamos dispuestos a compartir nuestro conocimiento por el bien de todos.

7) Los indígenas hemos estado luchando por nuestras vidas durante 521 años, y esto es señal de que algo anda muy mal.

Desde que nuestras tierras fueron invadidas, hemos tenido que luchar a diario para sobrevivir: contra enfermedades traídas de afuera, como la COVID-19, que mató a más de 1.100 familiares, contra el genocidio, contra los ataques. Incluso hoy tenemos que luchar por nuestras vidas, y eso significa que para muchas personas nuestras vidas no importan. ¡Esto debe terminar de inmediato!

8) ¡Tenemos un proyecto de mundo y queremos ser escuchados!

Hemos acumulado tecnologías de producción milenarias y esto nos da condiciones para pensar en un proyecto de sociedad sin desigualdades, basado en el buen vivir, el cuidado de la tierra y la libre convivencia entre los pueblos. Nuestro proyecto garantiza alimentos sin veneno, produce sin devastar. ¡Y el mundo necesita un proyecto como este para salvarnos de la destrucción!

9) Estamos aquí y aquí nos quedaremos.

Sobrevivimos al ataque colonial, sobrevivimos al genocidio, sobrevivimos a las enfermedades. Nuestra gente es resiliente e incluso en las peores condiciones supimos cómo protegernos y mantenernos con vida. Seguiremos vivos y lucharemos por nuestros derechos, y esperamos que cada vez más el mundo comprenda que nuestras vidas importan y que los pueblos indígenas quieren y necesitan y exigen una vida plena y pacífica.

10) ¡Brasil es una tierra indígena! ¡La Madre de Brasil es indígena!

Durante 521 años han estado tratando de borrar la ancestralidad indígena de esta tierra que llamaron Brasil. Pisamos este terreno antes que los demás. Cuidamos este suelo, damos forma a estos bosques, adoramos la ancestralidad milenaria de este territorio. ¡Y no importa cuánto intenten esconderse, nunca lo lograrán, porque somos muchos, somos fuertes y estamos orgullosos de nuestra historia!

Movilización en Brasilia de los pueblos indígenas. Créditos: Matheus Veloso. APIB

Traducción: Brasil de Fato.

Fuente (de la traducción): https://www.brasildefato.com.br/2021/08/27/10-mensajes-de-los-pueblos-indigenas-de-brasil-al-mundo

Fuente (del original): https://apiboficial.org/2021/08/25/10-mensagens-dos-povos-indigenas-do-brasil-para-o-mundo/

Fuente: https://rebelion.org/10-mensajes-de-los-pueblos-indigenas-de-brasil-al-mundo/
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Libro (pdf). La religión ante los problemas sociales. Espiritualidad, poder y sociabilidad en América Latina. Verónica Giménez Béliveau (Comp)

El presente volumen es el resultado de las discusiones del grupo de trabajo CLACSO “Religiones, espiritualidades y poder en América Latina y el Caribe”, que funcionó desde 2013 hasta 2016 abordando temáticas relacionadas con los fenómenos religiosos y espirituales desde la perspectiva de las Ciencias Sociales. Enmarcado en una línea de reflexión que desde hace años reúne a investigadores, pensadores
y profesionales de América Latina, es la continuidad de dos Grupos de Trabajo (GT) precedentes (2005-2008 y 2009-2012) que buscaron profundizar distintos aspectos de las temáticas relacionadas con lo espiritual y lo religioso, y que continuará luego en el GT “Religión, neoliberalismo y poscolonialidad” en el período 2016-2019.
Nuestra experiencia de investigación como grupo nos ha llevado a profundizar la recomposición de las creencias socio-religiosas en América Latina y el Caribe: las personas no dejan necesariamente de creer, en muchos casos las creencias se reconfiguran, cambian de forma y de objetos, generan sociabilidades renovadas. A su vez que estas otorgan legitimidad a espacios de ejercicio del poder y de la dominación (Dri, 2011), también contribuyen a la consolidación de tiempos y lugares de resistencia y de alternativas sociales y culturales relacionándose desde allí con otras instancias de poder (Mella, 2008; Lozano, 2008). Las sociedades de América Latina y del Caribe han demostrado  una vitalidad en el campo religioso que se expresa en la pluralidad de religiones y espiritualidades asociadas a procesos de emancipación, y
también a dominaciones variadas.

Link de descarga: Beliveau-La-religion

Fuente: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/gt/20200604051639/Beliveau-La-religion.pdf

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Monja Coen: «No sirve de nada querer que las cosas sean como antes porque la Tierra no para y vuelve hacia atrás»

Monja Coen es una de las representantes más conocidas del budismo en Brasil. En entrevista con BBC Mundo, nos contó por qué el mejor consejo es siempre «respira».

Incertidumbre. Pérdidas. Miedo. En época de coronavirus, y también en otros momentos, la realidad puede agobiarnos, desestabilizarnos.

Pero siempre tenemos un «cable a tierra», y ese refugio es la respiración consciente, según señaló a BBC Mundo Monja Coen, una de las representantes más conocidas del budismo zen japonés en Brasil.

«Coen» es un término japonés que significa «un solo círculo», explica.

Su encuentro con esta práctica se dio tras una larga búsqueda que comenzó con poco más de 20 años, cuando trabajaba como periodista en un diario local.

Para ese entonces ya tenía una hija, fruto de un breve matrimonio cuando era adolescente. Actualmente tiene dos bisnietos.

Su último libro, «Zen para distraídos», recopila algunas de las enseñanzas compartidas en su programa de radio «Momento zen», en el que responde preguntas de los oyentes.

¿Qué es zen en pocas palabras?

Zen es una palabra que viene de la India antigua y quiere decir meditar.

Yo creo que meditar, que es el autoconocimiento, es la liberación de la mente humana. Porque si te conoces a ti misma no serás manipulada por nada ni por nadie y podrás elegir.

– ¿Es entonces una forma de encontrarnos a nosotros mismos? ¿A qué esperamos tener acceso a través de la meditación?

A la esencia de la mente humana, a lo que es un ser humano: pensamientos, conexiones neuronales, sentimientos.

No analizo una mente fuera de mí, sino que estoy en un proceso de autoconocimiento que trasciende mi historia personal.

Mujer respirando con los ojos cerrados
«El efecto principal de la meditación es el autoconocimiento. Con esto respondes al mundo, en lugar de reaccionar».

Al principio la gente busca la meditación porque quiere más tranquilidad, dormir mejor, mejores relaciones humanas, pero todo eso son efectos colaterales.

El efecto principal es ese autoconocimiento, y con esto respondes al mundo, en lugar de reaccionar.

– ¿Cuál es la diferencia entre responder y reaccionar a lo que sucede?

Reacción significa que si alguien me insulta yo lo insulto.

Responder es otra cosa, y es muy parecida a lo que decía Jesús con «dar la otra mejilla», es decir, no reacciones haciendo lo mismo que el otro te está haciendo.

Si te insultan, no necesitas insultar.

Puedes comprender en cambio de dónde viene esa acción, piensas y puedes escoger una respuesta adecuada para cesar el sufrimiento.

– En términos bien simples, si alguien nos hiere o insulta, ¿cómo puede la meditación ayudarnos a responder de una forma hábil y no destructiva?

Pongamos un ejemplo. Vives con alguien que pelea todo el tiempo, esa relación sólo va a cambiar cuando tú cambies.

Tú quieres que el otro cambie, pero si esperas que el otro diga algo estás manteniendo el círculo vicioso.

Con la meditación vas a estar presente en ti misma, vas a entender. Vas a decirte, esto es un insulto, pero ¿tiene que ver conmigo?

Puedo preguntarme si debo cambiar algo. Pero no tengo nada de que defenderme porque me conozco, yo sé cuáles son mis partes débiles y fuertes.

Entonces aquello que sería un insulto son palabras en el aire.

Monja Coen con las manos en posición de rezo
«Yo siempre digo, cada uno de nosotros es el todo manifiesto, todo se manifiesta en cada uno de nosotros».

Esto sucede en cuestión de segundos, la energía perjudicial que alguien nos lanza con rabia, rencor, celos, es como un rayo de energía.

Tú sientes eso, no puedes negarlo. Te dices a ti misma, ‘esto me ofendió’, y entonces respiras.

Nosotros trabajamos mucho con la respiración consciente. Porque la respiración emocional es rápida y superficial, pero la respiración consciente es más profunda.

Ahí ves qué puedes hacer para que esta guerra no tenga continuidad, tal vez puedes dialogar con la persona.

Pero yo también tengo mis propios momentos de estupidez, todos los tenemos.

– En su libro menciona al maestro zen Thich Nhat Hanh, de otra tradición budista. Él siempre dice que la compasión es la mejor defensa. ¿Cómo ver a quienes nos causan sufrimiento con compasión?

Lo primero es la respiración consciente.

Thich Nhat Hanh enseña mucho también la meditación caminando.

A veces la agresión te deja tan nerviosa que no puedes quedarte sentada, pero puedes caminar haciendo respiración consciente, y de esa forma oxigenas más tu cuerpo y tu cerebro.

Monja Coen enseñando en su templo en Sao Paulo
«Debes volver a tu postura física, a la respiración consciente para no entrar en esa dinámica de enfrentamientos».

El Dalai Lama dice que la compasión a veces no es visceral, no es algo que nos nazca fácilmente.

La compasión tiene que ver con comprender, y esto no significa aceptar.

Por ejemplo, yo comprendo que la persona que hace propaganda neonazi tuvo una educación en su familia que tal vez la llevó a eso.

Sin embargo, no acepto que eso esté bien y manifiesto que estoy en contra.

Pero esa manifestación no viene del odio, no es rabia, porque cuando dejas que te dominen las emociones pierdes la capacidad de diálogo.

Entonces, debes volver a tu postura física, a la respiración consciente para no entrar en esa dinámica de enfrentamientos. Es difícil, y como todo requiere entrenamiento.

La respiración consciente nos da un eje de equilibrio para poder hacer lo que estamos haciendo un poco mejor, no es para sacarnos de la realidad, sino para colocarnos en la realidad más efectivos, más conscientes, más hábiles.

(Al pie de la nota Monja Coen comparte una breve guía de meditación para principiantes).

Una pila de piedras una sobre otra en delicado equilibrio frente al mar
«La respiración consciente nos da un eje de equilibrio para poder hacer lo que estamos haciendo un poco mejor».

– En su libro también menciona que la meditación nos permite sentir la interconexión con todos los seres vivos…

Estos días hablé con un neurocientífico que me dijo cómo en su disciplina están usando resonancias magnéticas del cerebro para entender qué pasa en el proceso meditativo.

Cuando estamos en meditación profunda el cerebro está muy estimulado, despierto. Meditar no es descansar, como piensan algunas personas, es conocimiento.

En las resonancias se vio que hay dos áreas del cerebro que durante la meditación no están estimuladas, y son las áreas que permiten la separación entre mi yo interno y la realidad a mi alrededor.

O sea que durante la meditación profunda te sientes en conexión, en comunión con todo lo que existe. Todas las formas de vida, todo eres tú, no estás separada de nada.

Yo siempre digo, cada uno de nosotros es el todo manifiesto, todo se manifiesta en cada uno de nosotros.

La gente quiere resolver todo en su vida a nivel de la conciencia más superficial.

Por esto, también usamos lo que se conoce como koans, cuestionamientos que la lógica no consigue alcanzar, para de esa forma trascender la mente lógica y poder adentrarnos en áreas más profundas de nuestra conciencia.

Plato de vegetales muy variados
«Toda la vida en la Tierra está en ese plato de comida, se trata de aprender a observar en profundidad».

– A la hora de comer, usted sugiere en su libro una práctica, inspirada en esa interconexión…

Antes de comer pon el plato delante de ti y piensa, cómo llegaron a mí todos estos alimentos, cada plantita, tantas formas de vida.

No es que vayas a rezar, sino a agradecer no solo por los vegetales sino por quien los plantó, quien los cosechó, los comercializó, la persona que hizo el plato, de qué material es.

En fin, toda la vida en la Tierra está en ese plato de comida, se trata de aprender a observar en profundidad.

– ¿Qué consejo nos da para sobrellevar estos tiempos de pandemia? Mucha gente habla de la ansiedad generada por la incertidumbre…

Primero quiero decir que tenemos una tristeza colectiva, una preocupación y un miedo colectivos.

Los científicos ya hablaban desde hace años de la posibilidad de virus devastadores y ahora esta aquí.

Hay inestabilidad.

Pero Buda decía que no hay nada seguro en este mundo, nunca hubo.

La idea de seguridad, de estabilidad, es una creación mental nuestra porque el mundo es transformación y movimiento.

Si ahora no tengo seguridad sobre cómo será el mañana, nunca la tuve, era una ilusión.

Nuestra vida es frágil, temporaria y finita. Lo primero es percibir la impermanencia, que no es perjudicial, porque también significa que lo que no está bien puede mejorar.

Mujer con mascarilla mirando con nostalgia por una ventana
«Cuando estás afligido, ansioso, desesperado, respira, oxigena tu cuerpo y tu mente».

Tengo que adaptarme a la realidad en la que estamos.

Y además, todo lo que tenemos es este momento, el ahora. No sirve de nada querer que las cosas sean como antes porque la Tierra no para y vuelve hacia atrás.

Tenemos que atravesar esta pandemia que nos atraviesa, nos lastima. Debemos percibir que nuestras tristezas, nuestros lutos son colectivos.

– ¿Entonces qué podemos hacer?

Yo he dado muchas entrevistas aquí en Brasil y me preguntan siempre qué podemos hacer en estos momentos.

Mi respuesta es: respira, vuelve a la respiración consciente. Cuando estás afligido, ansioso, desesperado, respira, oxigena tu cuerpo y tu mente y ve qué puedes hacer para disminuir el dolor y el sufrimiento.

¿Tienes mucha comida en casa? Coloca una mesita en la calle y ofrece comida para quien precisa. ¿Tienes mucha ropa? Dona a quien precisa ropa y tiene frío.

Este es también un momento del despertar de la conciencia de solidaridad, de percibir que estamos todos en el mismo barco.

Usa este tiempo para meditar, pare reflexionar sobre lo que es esencial en la vida.

Monja Coen sonriendo
«La idea de seguridad, de estabilidad, es una creación mental nuestra porque el mundo es transformación y movimiento».

Cuando la muerte está cerca tenemos que pensar en qué es esencial, qué he hecho de bueno y qué puedo hacer con el poco tiempo que me queda. Aunque te queden 40 años, porque la vida humana es corta.

¿Qué hago con mi vida? ¿Qué es esencial, fundamental?

Algunos huyen drogándose o bebiendo, todas estas posibilidades están en nosotros. Pero tenemos la capacidad de elegir.

Y la meditación nos puede ayudar a hacer elecciones adecuadas para nuestros propósitos, a tener claridad de conciencia de qué estoy escogiendo, de a dónde me lleva lo que elijo.

La meditación no es un milagro, pero facilita el autoconocimiento y las decisiones adecuadas para las situaciones que estamos viviendo.

– Para muchas personas la inestabilidad también tiene que ver con la pérdida de empleo.

Hay muchos empleos que están desapareciendo. Pero también hay otros que están abriéndose.

Ahora todos hacen compras online, si tienes un comercio abre una página en internet, si no puedes abrir tu restaurante haz que el trabajador que atendía las mesas ahora haga entregas a domicilio. Así no perderás a ese funcionario.

El mundo está cambiando y continuará híbrido, aún cuando se vuelva a lo presencial habrá muchas cosas remotas.

Pregúntate, ¿para dónde está yendo el mundo y en qué me especializo para atender las necesidades del mundo? No te quedes lamentándote por lo que perdiste.

Mujer meditando con las manos en posición de rezo
«La meditación no es para sacarnos de la realidad, sino para colocarnos en la realidad más efectivos».

– Muchas personas también perdieron a seres queridos por el covid.

Cuando alguien muere yo le digo al familiar, no perdiste nada. Tú conviviste con una persona querida, esa persona dejó memorias maravillosas en ti. No la mates de nuevo, ella vive en ti.

Una señora portuguesa me mandó unas fotos. Perdió una tía querida por covid, y fue y compró un ramo de rosas blancas y las lanzó al mar diciendo un Ave María y un Padre Nuestro, porque es católica. Así se despidió.

Encontramos formas de despedirnos de nuestros muertos y de despedirnos de nuestras expectativas.

Porque el luto no es solo por la muerte, el luto puede ser por la pérdida de mi negocio, de una relación en la que la convivencia terminó.

Tienes entonces que rehacer tu vida. Estoy escribiendo ahora un libro con un monje benedictino alemán. Él escribe en Alemania y yo en Brasil y luego la editorial va a juntar todo.

Es un libro precisamente sobre ese redescubrimiento de la existencia, cuando todo en lo que creíamos se acabó desmoronando como un castillo de naipes. Pero podemos hacer otras cosas.

Flores de loto emergiendo del agua
«El luto no es solo por la muerte, el luto puede ser por la pérdida de mi negocio, de una relación en la que la convivencia terminó».

– ¿Cómo mantiene la sonrisa en estos tiempos no solo de pandemia sino de cambio climático, un tema que preocupa mucho a los jóvenes?

Yo pienso, ¿qué estoy haciendo de mi parte para que el tema se torne visible y haya acciones adecuadas?

Yo escribo, firmo manifiestos, doy entrevistas, participo en redes sociales y me siento parte de una sociedad en transformación.

Esa juventud linda que está llegando ya percibió que nuestra supervivencia humana en el planeta va a depender de acciones humanas. Hay una generación nueva que está llegando y que es muy efectiva, creo en ella.

Las personas tienen que involucrarse más con el calentamiento global, con la desforestación en la Amazonia. Hay muchas especies que están desapareciendo.

¿Será que podemos hacer algo para retardar ese proceso? Va a depender de cada uno de nosotros, y cada uno tiene que hacer su parte, no vale llorar y flagelarse.

Jóvenes marchando en la calle con un cartel que pide acciones urgentes contra el cambio climático
«Esa juventud linda que está llegando ya percibió que nuestra supervivencia humana en el planeta va a depender de acciones humanas. Hay una generación nueva que es muy efectiva, creo en ella».

Yo tengo bisnietos y quiero que ellos y los hijos y nietos de ellos, que yo nunca voy a ver, tengan una buena vida en el planeta.

Tenemos que movilizarnos. Si no podemos ahora salir a la calle podemos comunicarnos, escribir a los legisladores, lo que sea.

Lo que no podemos es quedarnos quietos.

– Un último pensamiento para los lectores en estos tiempos de coronavirus.

Veamos…

Presencia pura, estar completamente presente, despierto a lo que está sucediendo. Y tomar acciones adecuadas que sean beneficiosas para el mayor número de seres.

Fuente: https://eldeber.com.bo/bbc/no-sirve-de-nada-querer-que-las-cosas-sean-como-antes-porque-la-tierra-no-para-y-vuelve-hacia-atras_207994

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El “Chronos” y la Pandemia

Por: Alberto Croce

Como siempre hice, quiero compartir con ustedes, mis amigxs, algunas perspectivas que vamos pensando en el proceso de estos días diferentes y a la vez tan fuertes, que estamos viviendo todxs.

La inmensa mayoría, dentro de las propias casas. Casas tan diferentes como historias y realidades se viven en cada una de ellas. Casas con comodidades y casas atiborradas, casas que protegen y casas que amenazan, casas cálidas y casas que hielan los huesos… Y “no casas”.

Otro grupo de personas, más pequeño en número,  saliendo a cubrir tareas indispensables y valiosas para el resto, muchxs exponiéndose a riesgos que son desconocidos en su magnitud y extensión.

De pronto es como que estamos viviendo en realidades o dimensiones paralelas.

En mi casa: silencio, re-encuentro conmigo mismo, con tiempos de paz y también de angustia, de serenidad y de miedo… de conexión espiritual y de despojo… situación que se repite cuando me asomo a la ventana…

Por otro lado, al prender la televisión o la radio, aparece el mundo atrapado por el coronavirus. Cada canal es un torrente de información sobre el avance de la pandemia, lxs muertos, los médicos que no saben cómo frenar esto, las predicciones calamitosas, el crash económico global…

Y el tercer plano que a mí se me presenta es el de las redes sociales. Allí aparece otro mundo. Un mundo militante, de amigxs, familiares, compañerxs… que comparten allí sus sentimientos, alegrías, temores, perspectivas conspirativas, dimensiones espirituales y religiosas, recetas saludables, mensajes de todo tipo y reuniones virtuales de las más diversas…

Les confieso que me resulta difícil articular esos tres planos dentro de mi propio “cronos”. Por momento me cuesta reconocer cuál de ellos es el real de veras… Porque ninguno de ellos lo es del todo y ninguno es completamente falso.

Cada uno de esos planos tiene, a su vez, una dinámica interior diferente, un ritmo propio, que no se ajusta con los otros dos. Eso hace que por momentos no sepa ni qué hora es, ni qué día es, ni qué es lo próximo que debería o convendría hacer…

Al mismo tiempo, tengo la sensación de que, desde una mirada un poco más amplia y menos personal, estamos pasando a otra etapa de este proceso que vivimos.

A la primera la llamaría “la emergencia”.  De pronto, y muy rápido, hubo una toma de conciencia en los diferentes países de que estábamos ante una situación desconocida y peligrosa y que había que actuar rápidamente para que el daño que se venía fuera el menor posible, aún sabiendo que iban a ser inevitables dolores significativos.  Asumir esta etapa no fue sincrónica en todos los países. Algunos reaccionaron más rápidamente, otros con más recursos, otros con mejores decisiones. Pero, pasados algunos días de aceleración de los procesos, el planeta entero fue llamándonos a quedarnos en nuestras casas, no complicar el trabajo de los cuerpos de salud, y organizar la reacción a la pandemia con diferentes estrategias de políticas sanitarias.  Hoy, con “toques de queda”, aislamientos obligatorios, policías y ejércitos en las calles…

A este “momento” llegamos, más o menos, casi todos los habitantes del planeta en pocas semanas.

Pero resulta que parecería que estamos introduciéndonos en una nueva etapa del proceso. Ya no la de la “emergencia” sino algo que puede prolongarse en el tiempo y que requiere de ajustar muchas de las decisiones que se han ido tomando.

La llamaré por el momento, la etapa de “crisis sostenida”.  Personalmente tengo la sensación de que, con mucha suerte, al menos en Argentina, no será posible interrumpir esta cuarentena antes de mediados o fines del próximo mayo. Con lo cual, deberíamos prepararnos, al menos, para dos meses para vivir en una situación de aislamiento preventivo más o menos parecida a la que hoy vivimos.  La diferencia es que ya no alcanzarán las decisiones que se tomaron “para la emergencia”, y habrá que tomar otras bastante más estructurales… En distintos campos, áreas y situaciones. Las respuestas a la etapa de “emergencia” resultarán muy insuficientes para esta nueva etapa. Etapa que es tan desconocida o más que la evolución de este virus que nos tiene jaqueados a todxs.

Creo que cada unx de nosotrxs debería pensar con la mayor calma posible, en medio de las tensiones que estamos viviendo, en qué estrategias deberíamos asumir para esta nueva etapa del proceso. Y considerarlo para los diferentes aspectos de la vida de cada unx de nosotrxs. Pienso como aspectos a nuestras familias, nuestra salud, nuestro trabajo, nuestros amigos, nuestra comunidad de referencia, nuestros proyectos personales, nuestros sueños…

Cada uno de nosotros deberíamos reflexionar -y sentir- acerca de qué sería necesario hacer para prepararnos para esta nueva etapa.

En particular quienes tienen responsabilidades políticas y sociales, deben pensarlo con mucha atención. No es lo mismo, por ejemplo, reaccionar a la emergencia educativa para una suspensión de 15 días de clases presenciales… que enfrentarse incluso a un período mucho más extenso en donde estas clases estén interrumpidas por un largo plazo. Todo se hace muy diferente y nos exige de una manera inimaginable respuestas para las que nunca nos habíamos preparado.

Por otra parte, en esta nueva etapa del proceso, si bien la salud sigue siendo el valor fundamental que está en juego, todxs somos más o menos conscientes de que lo que está crujiendo es el mismo sistema económico y social tal como lo conocemos. Y creo que ningunx -NINGUNX- tiene total conocimiento de qué es lo que tenemos por delante al respecto.

Nuestro mejor horizonte es mirar lo que empieza a suceder en esa ciudad en donde comenzó todo este drama, Wuhan, deseando que ese sea el futuro que se nos presente a todos los países. Tenemos cierta memoria histórica de otros episodios similares en donde pestes y epidemias terminaron “pasando” luego de dejarnos las huellas dolorosas de miles de fallecidos. Pero… pasaron.

También deseamos con fruición que los científicos encuentren vacuna o tratamiento para poder enfrentar este virus invisible a los ojos pero que, esencialmente, nos ahoga y nos deja sin aire.

Sea como fuere, mi intención al compartir estas líneas es llamarnos a reflexionar y prepararnos para esta nueva etapa que tenemos por delante y a la que estamos entrando. Curiosamente, no la podemos pensar solos, pero no podemos juntarnos para pensarla. No saldremos aislados, pero tenemos que organizarnos usando herramientas virtuales, que afortunadamente tenemos disponibles.

Por último, mucha gente, en todo el mundo, está sintiendo muy fuertemente que ya nada podrá volver a ser igual que antes… no sé cuánto hay de constatación o cuánto de deseo en esta afirmación. Sea como sea, algo le está diciendo a la conciencia universal que nos estábamos confundiendo demasiado de camino y que estábamos yendo en una dirección totalmente equivocada.

Me siento demasiado pequeño para poder visualizar esa perspectiva con algo de claridad. La capacidad del capitalismo y del poder de recrearse, reorganizarse y reatacar… es sumamente fuerte.

Pero este virus que nos deja sin aire y nos mata sin sentido, y quizás es solo el anticipo de una atmósfera contaminada y un egoísmo global, al que miles de militantes de todo el mundo y de todas las causas están diciéndonos, gritándonos, clamando… que debemos cambiar sin demoras.

Hoy me pregunto, más que nunca, ¿Será que Otro Mundo es Posible?

Fuente e Imagen: https://albertocesarcroce.wordpress.com/2020/03/28/el-chronos-y-la-pandemia/

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«Mindfulness»: la nueva espiritualidad capitalista

Por: Ronald Purser

La práctica de meditación conocida como mindfulness es la nueva espiritualidad capitalista. Fetichiza el presente, favorece el «momentismo», fomenta el olvido de la memoria histórica y apunta contra la imaginación utópica. Una nueva espiritualidad a la medida del mercado. Una nueva espiritualidad a imagen y semejanza de McDonald’s.

Según sus patrocinadores, estamos en medio de una «revolución de la conciencia». Jon Kabat-Zinn, recientemente apodado el «padre del mindfulness», llega a proclamar que estamos al borde de un renacimiento global, y que el mindfulness «puede ser realmente la única esperanza que la especie y el planeta tienen para sobrevivir los próximos doscientos años».

¿En serio? ¿Una revolución? ¿Un renacimiento global? ¿Qué es exactamente lo que ha sido volcado o transformado radicalmente para obtener un estatus tan grandioso?

La última vez que vi las noticias, Wall Street y las corporaciones seguían haciendo negocios como de costumbre, los intereses especiales y la corrupción política seguían sin control, y las escuelas públicas seguían sufriendo de falta de fondos y negligencia masiva. La concentración de la riqueza y la desigualdad se encuentra ahora en niveles sin precedentes. El encarcelamiento masivo y el hacinamiento en las cárceles se han convertido en una nueva plaga social, mientras que los disparos indiscriminados de la policía contra los afroamericanos y la demonización de los pobres siguen siendo moneda corriente. El imperialismo militarista de Estados Unidos continúa extendiéndose, y los desastres inminentes del calentamiento global ya se están mostrando de manera más evidente.

En este contexto, la arrogancia y la ingenuidad política de las porristas de la «revolución» consciente es asombrosa. Parecen tan enamorados de hacer el bien y de salvar al mundo que estos verdaderos creyentes, no importa cuán sinceros sean, sufren de una enorme ceguera. Parecen no tener en cuenta el hecho de que, con demasiada frecuencia, la atención se ha reducido a una técnica de autoayuda mercantil e instrumental que, sin saberlo, refuerza los imperativos neoliberales.

Para Kabat-Zinn y sus seguidores, los culpables de los problemas de una sociedad disfuncional son los individuos descerebrados y inadaptados, y no los marcos políticos y económicos en los que se ven obligados a actuar. Al transferir la carga de la responsabilidad de la gestión de su propio bienestar a los individuos, y al privatizar y patologizar el estrés, el orden neoliberal ha sido una bendición para la industria del mindfulness, que ahora se cotiza en 1.100 millones de dólares.

El mindfulness ha surgido como una nueva religión del «yo», libre de las cargas de la esfera pública. La revolución que proclama no ocurre en las calles o a través de la lucha colectiva y las protestas políticas o las manifestaciones no violentas, sino en las cabezas de individuos atomizados. Un mensaje recurrente es que el hecho de que no prestemos atención al momento presente -que nos perdamos en reflexiones mentales y en vagar por la mente- es la causa subyacente de nuestra insatisfacción y angustia.

Kabat-Zinn lleva esto un paso más allá. Afirma que nuestra «sociedad entera está sufriendo de un desorden de atención generalizado». Aparentemente, el estrés y el sufrimiento social no son el resultado de desigualdades masivas, prácticas empresariales nefastas o corrupción política, sino de una crisis dentro de nuestras cabezas, lo que él llama una «enfermedad del pensamiento».

En otras palabras, el capitalismo en sí mismo no es intrínsecamente problemático; más bien, el problema es la incapacidad de los individuos para ser conscientes y resistentes en una economía precaria e incierta. Y no es de extrañar que los mercaderes atentos tengan justo los bienes que necesitamos para ser capitalistas atentos y contentos.

El mindfulness, la psicología positiva, y la industria de la felicidad comparten un núcleo común en términos de despolitización del estrés. La ubicuidad de la retórica individualista del estrés -con su mensaje cultural subyacente de que el estrés es un hecho- debería hacernos sospechar. Como señala Mark Fisher en su libro Realismo capitalista, la privatización del estrés ha llevado a una «destrucción casi total del concepto de lo público».

El estrés, nos dicen los apologistas del mindfulness, es una influencia nociva que destroza nuestras mentes y cuerpos, y depende de nosotros como individuos el «estar atentos» y «ser conscientes». Es una proposición seductora que tiene potentes efectos de verdad. En primer lugar, estamos condicionados a aceptar el hecho de que hay una epidemia de estrés y que es simplemente una fatalidad de la era moderna.

Segundo, como el estrés es supuestamente omnipresente, es nuestra responsabilidad como sujetos estresados manejarlo, controlarlo y adaptarlo consciente y vigilantemente a los esclavos de una economía capitalista. La atención se centra en esta vulnerabilidad y, al menos en la superficie, aparece como una técnica benigna para el auto-empoderamiento.

Pero en su libro «Una nación bajo estrés»: El problema del Estrés como Concepto, Dana Becker señala que el concepto de estrés oscurece y oculta «los problemas sociales al individualizarlos de manera que perjudican más a aquellos que tienen menos que ganar con el status quo». De hecho, Becker ha acuñado el término estresismo para describir «la creencia actual de que las tensiones de la vida contemporánea son principalmente problemas del estilo de vida individual que deben resolverse mediante el control del estrés, en oposición a la creencia de que estas tensiones están vinculadas a las fuerzas sociales y necesitan resolverse principalmente mediante medios sociales y políticos».

Al ingerir de manera acrítica las premisas culturales del estresismo, el movimiento del mindfulness se ha promovido a sí mismo como un remedio científico. Pero el foco sigue estando puesto en el individuo que espera que sane la llamada «enfermedad del pensamiento» de la civilización moderna. Se nos dice que, al practicar el mindfulness, podemos cambiar hábilmente nuestro frenético «modo de hacer» a un «modo de ser» más armonioso, aprendiendo a soltar y a fluir en situaciones estresantes.

El mindfulness es la nueva inmunización, una vacuna mental que supuestamente puede ayudarnos a prosperar en medio del estrés de la vida moderna. Depende de nosotros convertirnos en lo que Tim Newton ha llamado individuos «en forma contra el estrés». El mindfulness se comercializa a menudo como una forma de mejorar nuestra productividad, una técnica útil para desarrollar la aptitud mental necesaria para que podamos convertirnos en trabajadores más productivos y eficaces. No es coincidencia que el lema de la aplicación de meditación más exitosa de mindfulness, Headspace, sea «una membresía de gimnasio para la mente».

La máxima de este movimiento es ‘vivir el presente’. Para los devotos conscientes, el cambio social y político depende de la fantasía de convertir a las masas distraídas para que sigan este consejo y vivan ‘conscientes’. El fetiche del presente auspiciado por el mindfulness es una práctica que cultiva la amnesia social, fomentando el olvido colectivo de la memoria histórica y, al mismo tiempo, excluyendo eficazmente la imaginación utópica.

Este momentismo actual aparece, al menos en la superficie, como un solvente terapéutico para todos nuestros problemas, haciendo más soportable nuestra situación actual. Pero esta capacidad de soportar el status quo equivale a un retiro permanente al refugio psíquico contra bombardeos de ahora, una especie de enterrar la cabeza en la arena, que actúa como un paliativo desinfectado para los sujetos neoliberales que han perdido la esperanza al pensar alternativas al capitalismo.

El movimiento mindfulness opera en resonancia con lo que Eric Cazdynen su libro, The Already Dead: The New Time of Politics, Culture and Illness, caracteriza como «la nueva crónica». Cazdyn explica que la nueva crónica «extiende el presente hacia el futuro, enterrando en el proceso la fuerza de lo terminal, haciendo que parezca que el presente nunca terminará». Solo tienes que estar en el momento presente y todo estará bien. Viviendo conscientemente, podemos continuar nuestras vidas aplazando, evadiendo y reprimiendo cualquier crisis en curso.

La falsa revolución de la conciencia proporciona una forma de enfrentar sin cesar los problemas del capitalismo refugiándose en la fragilidad del momento presente; la nueva crónica nos deja conscientes de mantener el statu quo. Se trata de un optimismo cruel que anima a conformarse con una pasividad política resignada. El mindfulness se convierte entonces en una forma de manejar, naturalizar y perdurar los sistemas tóxicos, en lugar de convertir el cambio personal en un cuestionamiento crítico de las condiciones históricas, culturales y políticas que son responsables del sufrimiento social.

Pero nada de esto significa que la conciencia debe ser prohibida, o que cualquiera que la encuentre útil sea engañado. Hay formas emergentes de conciencia social y cívica que evitan esta trampa. Estos métodos se están liberando del enfoque biomédico en la patología individual al integrar el activismo por la justicia social con la investigación contemplativa, cultivando el pensamiento crítico en lugar de la separación sin prejuicios.

Los innovadores en este campo están reescribiendo los planes de estudio de mindfulness mediante el empleo de pedagogías críticas y anti opresivas. Por ejemplo, Beth Berila ha desarrollado métodos de atención plena que ayudan a los practicantes a descubrir cómo han interiorizado la opresión, así como formas de desmantelar y desaprender el privilegio. Mushim Patricia Ikeda, junto con los maestros del Centro de Meditación de East Bay, ha desarrollado numerosos programas que conectan las preocupaciones por la justicia social con las enseñanzas budistas sobre la interdependencia, a fin de fomentar la solidaridad y el activismo comprometido con la causa. Y la Red de Mindfulness y Cambio Social del Reino Unido está experimentando con prácticas de mindfulness que abordan cuestiones sociales, políticas y ambientales.

Cuando reconocemos que el descontento, la ansiedad y el estrés no son solo culpa nuestra, sino que están relacionados con causas estructurales, la atención se convierte en combustible para encender la resistencia.

Este artículo es producto de la alianza entre Nueva Sociedad y Democracia Abierta. 

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Haití arde mientras el mundo lo ignora

Por: Karen Varon Rojas

Haití es conocido mundialmente por ser el país con los índices de desigualdad más altos de América Latina y el Caribe; también ha sido tema de conversación los últimos días debido a las publicaciones en prensa internacional y a las reacciones en redes sociales producto de las fuertes manifestaciones que vienen desarrollándose desde el pasado jueves en la capital y en distintas zonas del país.

Si nos proponemos por dos minutos tejer algo de memoria sobre este lugar, que parece ajeno para muchos en el mundo, podemos mencionar que fue la primera y única nación de esclavos negros que logró liberarse; que el kreyol o criollo haitiano (lengua materna y herencia de la revolución) es uno de sus idiomas oficiales además del francés, y aproximadamente un 99% de la población lo conoce y/o habla.

También podemos decir, que históricamente su lectura de la religión, de la espiritualidad, del arte, de la música y de la cultura han sido señaladas, estigmatizadas y juzgadas debido a que configuran una cosmovisión del mundo distinta a las convencionales y/o a las occidentales, por involucrar y reconocer el medio ambiente, la música, los tambores y los orígenes en la ancestralidad africana.

Un poco de contexto necesario

El 7 de febrero de 1986, Jean Claude Duvalier dictador haitiano conocido como «Baby Doc» fue derrocado por una revuelta popular dando fin a su atroz dictadura, a las constantes violaciones de derechos humanos y a los numerosos casos de corrupción que se vivieron durante su mandato. Paradójicamente, en esta misma fecha en 2017, Jovenel Moise, se posicionó como presidente de Haití.

Dos años más tarde, es decir el pasado jueves 7 de febrero, iniciaron las fuertes manifestaciones en Puerto Príncipe y en distintas zonas del país reclamando la renuncia del mandatario, luego de que el Tribunal Superior de Cuentas emitiera un informe de auditoría que evidencia una infinidad de irregularidades, la terrible gestión de recursos y las posibles desviaciones de fondos prestados por Venezuela en 2008 para ayudar y potenciar el desarrollo económico y social de Haití con el programa de PetroCaribe.

El informe revela además la participación en este grave escándalo de corrupción de 15 exministros y altos funcionarios del gobierno, entre ellos el actual presidente Jovenel Moise, quien apareció como responsable de una empresa que se benefició de dichos fondos para la construcción de una carretera, por medio de un proyecto en el que no se encontraron contratos o procesos legales oficiales, y quien además siempre había defendido su inocencia en declaraciones pasadas cuando se referían a este caso.

Es importante señalar, que esta situación sale a la luz pública en un momento de tensión, ya que el pasado 5 de febrero, el Gobierno declaró el país en urgencia económica, lo que se ha visto traducido en la devaluación de la moneda local frente al dólar de manera exponencial las últimas semanas, una inflación cercana al 15% acumulada en 2 años, la escasez de combustible en el país que también resulta en una de crisis de electricidad y en general la imposibilidad de garantizar el acceso a alimentos básicos para suplir una canasta familiar.

7 días de fuertes manifestaciones

Hoy las calles amanecen con un ambiente de incertidumbre en el séptimo día de manifestaciones convocadas por la oposición y diferentes sectores sociales reclamando la renuncia inmediata de Jovenel y el gobierno aún permanece en silencio; el único pronunciamiento lo hizo el secretario de gobierno Eddy Jackson Alexis el lunes 11 de febrero a través de un comunicado de prensa, en el cual rechaza la violencia y llama al diálogo entre la oposición y el gabinete del actual mandatario. La comunidad internacional y el sector económico nacional también emitieron un comunicado a través del Core Group llamando al diálogo entre ambas partes, no obstante, las protestas continúan en Puerto Príncipe y en el resto del país.

La situación es de tal urgencia que el día de ayer al menos 78 prisioneros de la cárcel civil en la comunidad de Aquin, escaparon en medio de las manifestaciones; la embajada estadounidense recomendó a mujeres, niños y personas no esenciales abandonar el país, y se percibe un ambiente de tensión e incertidumbre por una posible crisis migratoria.

Ahora veamos en qué lugar tiene los ojos el mundo, veamos en donde centra su dolor selectivo, pues en este país, el Estado además de estar absolutamente ausente, también es represor y violento con los manifestantes: desde que iniciaron las protestas el número de muertos supera los 16 y hasta el día de hoy, según reportes no oficiales, la cantidad de heridos es desconocida (el reporte oficial de la PNH es de 4 muertos).

Veamos si su nivel de indignación permanece intacto cuando muchos de los muertos han sido consecuencia de la violencia policial y la imposibilidad del Estado por responder a las demandas de los manifestantes; o porque el acceso a salud y a educación es limitado y casi nulo; o en general, por las condiciones de vida en las que viven la mayoría de los haitianos que no suplen muchas de sus necesidades básicas.

En Haití no hay petróleo, y Estados Unidos ya vino «a salvarlo», o mejor a intervenirlo (siempre luego de algún momento de desestabilidad política o algún fenómeno natural como el terremoto de 2010 o el Huracán Jeann en 2004), a través de la «donación» de casi 60 mil sacos de semillas híbridas de maíz y otros vegetales provenientes de MONSANTO, alterando la agricultura local y afectando la semilla nativa, porque nunca se explicaron los efectos futuros sobre el suelo y las posibles consecuencias de su uso en el medio ambiente y en la salud de las personas.

Organismos como la ONU ya se han pronunciado y la comunidad internacional también, de hecho, su presencia en el territorio haitiano ya tiene varios años; sin embargo, es de vital importancia señalar que la descomunal ayuda humanitaria y los mecanismos de control eran y/o siguen siendo el motor del fenómeno de corrupción que agobia este país. Un ejemplo de ello fue el despliegue militar que hubo con los llamados cascos azules que vinieron a «impartir orden y a traer la paz a las calles haitianas» en 2004 a través de la llamada Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), no obstante, olvidaron mencionar que fueron dichos cuerpos de seguridad quienes también trajeron el cólera, violaron y dejaron a muchas mujeres haitianas en embarazo antes de retornar a sus países, entre otras graves vulneraciones a los derechos humanos.

El daño que le ha hecho la «ayuda humanitaria» a Haití, la sobre intervención de organizaciones no gubernamentales, los altos montos de dinero que le pagan a extranjeros en las organizaciones de «expertos» cuando en la realidad ni siquiera se les exige hablar criollo haitiano o hacer contacto con la gente en la cotidianidad, o con la cultura local. El complejo modelo de Estado, la centralización del poder en Puerto Príncipe y a su vez la gobernabilidad desdibujada ha resultado en la opción de desarrollo del país a manos de organismos internacionales sin una adecuada regulación por el Estado haitiano.

Lo anterior, es sólo una opinión que me permito construir luego de vivir dos años en este país, y trabajar con comunidades; es un llamado a analizar y a reflexionar cómo EEUU salva los países, con qué criterios, con qué objetivos, y sobre todo a repensar hacia dónde están nuestras preocupaciones, nuestra indignación, nuestro dolor y también nuestra indiferencia.

Fuente: http://www.radiolaprimerisima.com/articulos/8200/haiti-arde-mientras-el-mundo-lo-ignora/

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