Page 1 of 2
1 2

China prohíbe hacerse tatuajes a los jugadores de la Selección nacional de fútbol

Lo último de las autoridades de China: quieren prohibir que los futbolistas se hagan tatuajes y que se borren los que ya tienen.

La Administración General de Deportes de China publicó esta semana una serie de directrices para «reforzar la gestión de los jugadores de fútbol», entre las cuales se encuentra la prohibición a los integrantes de la selección nacional de hacerse nuevos tatuajes, recoge el medio local ‘The Paper’.

Las directrices tienen como objetivo hacer que los futbolistas sean «ejemplos positivos para la sociedad» y recomiendan a los que ya tengan tatuajes que los borren, además de prohibir a las selecciones sub-20 e inferiores convocar a jugadores con el cuerpo tatuado.

No es la primera vez que los tatuajes causan polémica en el fútbol chino: en la China Cup disputada en 2018, muchos jugadores tuvieron de cubrirse los tatuajes con vendas. En fotografías oficiales de los componentes de la selección china, tatuajes como los que lucen en los brazos jugadores chinos como Zhang Xizhe o Zhang Linpeng han sido borrados con programas de retoque de imágenes en algunas ocasiones.

La Administración también añadió en sus directrices la organización de actividades de «educación ideológica y política» en las selecciones nacionales para reforzar la «educación patriótica» de los jugadores.

La selección china de fútbol cosechó este año un nuevo fracaso al quedar virtualmente sin posibilidades de clasificarse para el Mundial de Qatar 2022, en una mala actuación que provocó la dimisión de su seleccionador, Li Tie. China no se clasifica para una Copa del Mundo desde el Mundial de Corea y Japón de 2002, para el cual no tuvo que enfrentarse a las potencias locales, Corea del Sur y Japón, por hallarse estas ya clasificadas en calidad de anfitrionas.

Pese a los esfuerzos gubernamentales por elevar el nivel futbolístico del país, la selección sigue cosechando malos resultados y duras críticas por parte de los aficionados. Por ello, algunos internautas en la red social Weibo criticaban la prohibición de tatuajes: «No se hacen cargo de lo que deberían hacerse cargo, hacen cosas insignificantes para mostrar que están haciendo algo», comentaba un usuario.

Otros, en cambio, apoyaban la medida: «En las sociedades de Asia oriental, siempre hemos rechazado los tatuajes» o «hay que proteger a las siguientes generaciones», aseguraban dos comentaristas.

En el mismo sentido, la semana pasada el Ministerio de Deportes de Irán también sugirió la misma medida que China, pero en la Selección nacional iraní, donde el fútbol también es religión. De hecho, es la mejor selección asiática del momento, con altas probabilidades de ir al Mundial qatarí.

Fuente: https://www.marca.com/futbol/futbol-internacional/2021/12/30/61ce09c3ca474157198b4625.html

Comparte este contenido:

Uruguay: Marcha contra el racismo

Redacción: Tercera Información

Marcha contra el racismo, por la Avenida 18 de Julio hasta la Plaza Libertad, este pasado 28 de marzo.

Convocada en repudio al mensaje racista del cantante del género tropical Alex Stella.

Este personaje le expresa a su productor en duros términos por su color de piel. “No me gustan los negros”, le dijo: “¿Sabes lo que pasa? Yo te voy a ser sincero, loco. A mí los negros no me gustan, loco. Los negros no me gustan. No me gusta el olor de los negros”-

Este hecho generó en las organizaciones afro, total repudio y convocó a una marcha en el día de hoy.

Fotografía Martha Passeggi

La imagen puede contener: una o varias personas y exterior

 

 

Fuente: https://www.tercerainformacion.es/articulo/internacional/2019/03/29/uruguay-marcha-contra-el-racismo
Comparte este contenido:

Un hombre puede –y debe– ser feminista

Por: Tomás Loyola Barberis

Repensando desde donde ubicarse y relacionarse los hombres con el feminismo.

 

 Sí. Un hombre puede –y debe– ser feminista. Por supuesto, debemos serlo en el marco que entiende al feminismo como una lucha por la igualdad para mujeres y hombres, erradicando la opresión, la explotación y el sexismo que ellas llevan sufriendo histórica, social y culturalmente a lo largo de los siglos. Pero debemos hacerlo desde la posición que nos corresponde: un papel secundario en una lucha que jamás debemos liderar ni pretender comprender del todo –porque no hemos vivido en nuestras carnes lo que significa ser mujer–, en la que debemos trabajar de forma activa no para ser vistos ni aplaudidos por nuestra descubierta sensibilidad, sino para reconstruirnos a nosotros mismos desde el feminismo, entendiendo que es un proceso que jamás estará completo, porque estaremos constantemente aprendiendo.

De ahí que el hecho de ser feministas no nos convierte ni de cerca en líderes de opinión ni en cabecillas del feminismo. Sería lo mismo que una persona heterosexual pretendiese liderar las reivindicaciones del colectivo LGTBIQ… ¡Imposible! Primero, porque a pesar de su magnífica sensibilidad y empatía, jamás sabrá lo que es sentir miedo de decir “te quiero” o “me gusta esa persona”, o de ir de la mano por la calle con la persona que quiere sin preocuparse por el sitio, la hora o si hay más gente o no; segundo, porque jamás ha sentido ni vivido dentro de su cuerpo las sensaciones, pensamientos o emociones de una persona del colectivo, que no es que sean distintas, pero muchas se viven de forma diferente; tercero, porque no ha sentido la presión de ocultarse o de esconder sus sentimientos… Y podría seguir, pero creo que queda claro el concepto: podemos ser feministas, pero como aliados de la causa; con la idea certera y convencida de que somos apoyo en una lucha que, si bien nos interesa y nos beneficia como personas y como sociedad, no es nuestra y nunca lo será. Al menos no en exclusiva.

Los hombres tenemos algunas ventajas adquiridas simplemente por el hecho de ser leídos socialmente como hombres, por mucho trabajo de equidad que se esté haciendo desde distintos ámbitos de la sociedad. Todavía recuerdo el impacto que me provocó el testimonio de un hombre trans que, desde que comenzó a hormonarse con testosterona, ya no sentía miedo al ir por la calle de noche, porque el temor a una violación se desvanecía simplemente por el hecho de ser hombre. Eso nos demuestra la inmensa labor que tenemos por delante.

Esos privilegios de los que hablábamos podemos constatarlos en muchas experiencias: más libertades para chicos que para chicas, que ellas deben cuidarse más y ser más delicadas, no porque necesariamente lo sean, sino porque es lo que se supone que deben ser; más peligros para ellas en un sistema que permite sin pudor la cosificación de las mujeres, su explotación sexual, donde la prostitución está instaurada como una institución y que, además, es incapaz de erradicar la mutilación, la violencia, el asesinato sistemático, el acoso sexual, entre otras. Pero también se ve en el entorno laboral, en el universitario, en las salidas profesionales, en las carreras escogidas, en el cine, la televisión, los museos, la literatura… Y también lo palpamos en la sociedad y en esos arraigados estereotipos que persisten pese a todos los esfuerzos.

Sobre todo quedan en evidencia en la negación del machismo vigente, en la simulada ignorancia de quien dice no comprender la importancia del lenguaje, de los comportamientos sociales, de la publicidad y de los medios de comunicación en todo esto. Y más visibles son esos privilegios cuando hay personas que hablan de feminazismo como una corriente real, o de la imposición de la ideología –o últimamente también llamada dictadura– de género, una idea aberrante que no hay cómo cogerla, difundida con la única intención de minar, despreciar y desdibujar el motivo por el que estamos aquí: el fin de la opresión machista y del heteropatriarcado.

¿Suena apocalíptico? Seguro que más de alguien ha sentido correr un sudor frío por la espalda. Pero, si quitamos el populismo barato y la visión terrorífica de este motivo que nos ocupa, nos quedamos con algo que realmente no debería tener ningún tipo de contestación: la igualdad y el respeto a los demás sin importar su origen, su expresión, su ser. Es decir, una sociedad en la que los seres humanos tengamos las mismas oportunidades y derechos. Es así de sencillo.

El primer paso para ser un hombre feminista, entonces, es aprender que la lucha no es nuestra y apoyarla. Después, vendría el largo y eterno proceso de desaprender los estereotipos, deshacerse de los privilegios y de enfrentarse a todo lo que se supone y se espera de nosotros por el simple hecho de ser hombres. Y el camino para conseguirlo está precisamente al lado de las mujeres, aprendiendo de ellas y, a través del cuestionamiento interno y compartido, replantearnos todo el sistema vigente para construir uno más equilibrado e igualitario.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=245404&titular=un-hombre-puede-%96y-debe%96-ser-feminista-

 

Comparte este contenido:

Las series se convierten en una escuela de sexualidad

Estudios constatan que las escenas sexuales son positivas para los jóvenes cuando son realistas

Las escenas que tienen el sexo o la sexualidad como protagonistas pueden convertirse en el mejor maestro para los adolescentes. Algunos ejemplos: uno de los episodios de Friends gira alrededor de un preservativo que se rompe y que deriva en un embarazo no deseado; en el caso de la serie Urgencias, se dedican un par de capítulos a hablar de las enfermedades de transmisión sexual y los anticonceptivos de emergencia. Según el libro El impacto de los medios de comunicación en la infancia. Guía para padres y educadores, de Editorial UOC y Aresta, los jóvenes estadounidenses encuestados demostraron que tenían más conocimiento de los temas relacionados con la sexualidad después de ver estos capítulos.

En el ámbito estatal, hay otro ejemplo claro con la serie Merlí. En uno de los episodios, el personaje de Tània es la única chica del grupo de amigos que es virgen y, cuando lo confiesa, recibe el apoyo de sus amigas, quitándose de encima el peso de una etiqueta que la perseguía desde hacía tiempo. Merlí también ha dedicado capítulos a cuestiones como las relaciones gais, los tríos, los desengaños y las infidelidades, para destacar algunas.

Para Amalia Gordóvil, doctora en Psicología, profesora colaboradora de la UOC, los medios de comunicación son «agentes socializadores a partir de los cuales los adolescentes toman modelos y normalizan patrones de conducta». Por lo tanto, «es positivo que en las series aparezcan personajes con los que los adolescentes se puedan sentir identificados».

El estudio Televised Sexual Content and Parental Mediation: Influences on Adolescent Sexuality, elaborado por científicos del Instituto del Pacífico para la Investigación y la Evaluación (PIRE), de Estados Unidos, concluye que el contenido erótico de buena parte de las series y las películas que se proyectan en la televisión influye directamente en los pensamientos, los comportamientos y las expectativas sexuales de los adolescentes. El trabajo, publicado en Media Psychology y dirigido por Deborah Fisher, ha contado con la participación de 1.012 jóvenes de entre 12 y 16 años.

Esta investigación alerta también de las consecuencias negativas que pueden tener algunas escenas sexuales para los jóvenes sin experiencia, sobre todo a la hora de exagerar los resultados positivos de las relaciones y cuando se omiten los mensajes sobre los riesgos potenciales, las precauciones y la responsabilidad. Estas representaciones que no son realistas pueden desembocar en actitudes y comportamientos de riesgo de los adolescentes, alertan los investigadores. En cambio, constatan que las escenas sexuales son positivas para los chicos y las chicas cuando son historias realistas, con personajes, por ejemplo, que toman medidas y luchan con las consecuencias negativas de las malas decisiones que han tomado.

En la misma línea está el estudio Presuming the influence of the media: teenagers’ constructions of gender identity through sexual/romantic relationships and alcohol consumption. Fruto del trabajo con grupos de discusión formados por adolescentes de entre 13 y 15 años, los autores concluyen que los medios de comunicación influyen sobre su concepción de las relaciones sexuales y románticas, en la medida que las toman como modelos de identidades de género.

PERSONAJES FEMENINOS HIPERSEXUALIZADOS

El libro mencionado anteriormente, El impacto de los medios de comunicación en la infancia. Guía para padres y educadores, también alerta de la hipersexualidad con la que se presentan algunos personajes femeninos, que son descritos con «connotaciones excesivamente sexuales». Las autoras advierten que este fenómeno puede llevar a los más jóvenes a sentirse «descontentos con sus cuerpos» y a acabar sufriendo trastornos alimentarios.

Para Gordóvil, estos contenidos audiovisuales son «transmisores de falsas creencias», puesto que vinculan el uso del cuerpo y de la imagen con determinados resultados en cuanto a la relación con las otras personas, tales como tener poder, éxito o control sobre los demás, a la vez que promueven el culto al cuerpo.

FOMENTAR LA CONCIENCIA CRÍTICA DESDE NIÑOS

«La falta de autoestima», añade Gordóvil, «ocurre si la valoración que hago de mí misma depende únicamente de mi imagen y no de lo que tengo dentro», aclara. Por eso es necesario «fortalecer el espíritu crítico» de lo que se ve desde muy niños. Según la psicóloga del centro GRAT, la escuela y la familia son los principales pilares para que los niños y los jóvenes crezcan con conciencia crítica y lleguen a la adolescencia con una buena base de autoestima. Revalorizar atributos de la personalidad de los niños y de los jóvenes más allá de lo físico es una herramienta de trabajo para los padres y los maestros que la psicóloga da.

Las autoras del libro El impacto de los medios de comunicación en la infancia. Guía para padres y educadores exponen la misma solución y sugieren que los profesores pueden tener un papel importante por medio de la alfabetización mediática. Concluyen que la escuela debe ayudar a los alumnos a «desarrollar un pensamiento crítico» a la hora de consumir estos contenidos y evitar así que lo hagan en un «estado letárgico».

 Fuente: https://ocio.levante-emv.com/tv/noticias/nws-661057-las-series-convierten-una-escuela-sexualidad.html
Comparte este contenido:

Cuando la belleza significa tener la piel blanca

Por: Helene Cooper

Semiratu Zakaru me explicaba bajo el sol ardiente de esta ciudad por qué en Ghana la nueva prohibición en contra de algunas cremas para aclarar la piel no va a funcionar; de pronto uno de sus amigos, Desmod Kwamina Odonkor, se acercó e interrumpió nuestra conversación, lleno de confianza y actitud juguetona.

“Tienes que dejar de blanquearte”, dijo a media voz. Después le guiñó un ojo y se alejó.

Semiratu, una peluquera de 23 años, volteó los ojos. Ese consejo, en su opinión, no era válido por la simple razón de que “todas sus novias son de piel clara”. Ella no iba a dejar de utilizar la crema Viva White ni la loción Clinic Clear que había, a lo largo del último año, aclarado varias tonalidades de su piel color chocolate con leche.

Aquí, en el oeste africano, el corazón de la industria multimillonaria de productos para aclarar la piel, hay mensajes contradictorios. Ahora, a las mujeres les dicen que está mal e incluso que es ilegal blanquearse la piel. Al mismo tiempo, están inundadas de mensajes —y ni siquiera son subliminales— que les dicen que ser blancas es hermoso.

Algunos cálculos muestran que el porcentaje de mujeres en África occidental que utilizan crema blanqueadora puede llegar al 70 por ciento; las autoridades dicen que están preocupadas de que pueda haber un alza repentina de cáncer de piel porque estos productos atacan al protector natural de la piel.

Sin embargo, la prohibición en Ghana no ha llegado al punto de eliminar los innumerables anuncios sobre cómo obtener una piel “perfectamente blanca”. Tampoco han desaparecido las cremas de las tiendas.

Aquí, en el mercado Makola, muchísimos puestos tienen las paredes llenas de pociones para aclarar la piel. Están el Ultra Fair Super Whitenizer de Caring Chemistry, que promete “acción blanqueadora restaurativa ultrarrápida”, y la Grace White Loción Corporal de Doble Acción 100 % Blanqueadora de Grace White Cosmetique, que incluso muestra fotografías del antes y después: las fotos del “antes” muestran un par de piernas morenas claras, cruzadas, mientras que la foto del “después” muestra piernas blancas.

Sin duda los hombres no han abandonado la búsqueda de mujeres de piel clara. La mayoría no lo dice. Sin embargo, por mucho tiempo la situación africana es que mientras más alto en la escala social está el hombre, es más probable que su esposa o novia tenga piel clara. Solo haga una búsqueda de imágenes en Google sobre “esposas de presidentes africanos” (se puede sustituir por “jugadores profesionales de fútbol” y “hombres de negocios exitosos”).

En Accra, una representante del gobierno autorizada para hablar con los reporteros acerca de la prohibición causó burla entre los camarógrafos, pues decían que su propia piel estaba aclarada artificialmente.

Poco después, el jefe de la oficina del gobierno de Ghana encargado de imponer la prohibición, expresó alivio de que su hija de tres años no tuviera la piel tan oscura como la suya. “Por suerte”, dijo Emmanuel Nkrumah, “ella es más clara que yo”.

Nkrumah simplemente expresó su deseo de que su hija no se tope con el racismo que él ha sufrido y capturó el conflicto inherente que las autoridades de Ghana tratan de evitar. Prohíben los productos que le dan a las mujeres piel más clara (aunque nadie cree que la prohibición vaya a funcionar) sin prohibir el mensaje social que les dice a las mujeres que deben tener la piel más clara.

Al salir de la oficina de Nkrumah después de nuestra entrevista, mis dos colegas y yo seguíamos hablando sobre la expresión “por suerte”.

“No puedo creer que haya dicho ‘Por suerte’”, le dije a Eugenia Tenkorang, una mujer de Ghana que me acompañó a la entrevista.

“Por suerte” porque su hija tenía menos posibilidades de que le dijeran que es muy oscura para ser hermosa. “Por suerte” porque su hija no verá los anuncios en Accra y se preguntará por qué ninguna de las modelos se parece a ella. La frase “por suerte” de Nkrumah fue el reconocimiento de una situación real sin el filtro de lo políticamente correcto.

La situación nos quedó clara a Eugenia y a mí.

Junto con la fotógrafa Jane Hahn, nos autonombramos el “escuadrón deslavado” pues nuestros entrevistados insistían en redirigir el asunto hacia nosotros y hablar de nuestros propios tonos de piel. Jane, una estadounidense de ascendencia coreana, vive en Senegal, así que está mucho más bronceada que las mujeres coreanas de Seúl, quienes también usan blanqueadores. Sin embargo, en África occidental se le considera blanca.

Por mi parte, nací en Liberia, pero soy descendiente de esclavos estadounidenses que colonizaron el país en 1822 y que se mezclaron, en algún momento u otro, con estadounidenses blancos, así que soy más como un café con leche, lo que me sitúa como de piel clara bajo los estándares africanos. Eugenia, de Larthe, en la región este de Ghana, tiene una complexión color chocolate muy oscuro. Y es muy atractiva.

“Cuando tuve una mujer blanca aquí como secretaria, la gente venía a mi oficina todo el tiempo”, nos dijo el Dr. Edmund Nminyem Delle, un dermatólogo que durante tres décadas ha hecho campaña en contra de los blanqueadores de piel. Igual reconoció que las mujeres se sienten presionadas a blanquearse. “Ella era mestiza. Me quería casar con ella”. Terminó por casarse con otra mujer morena clara y dice que sus hijos, uno oscuro y otro claro, prefieren mujeres de piel clara.

“Por favor, discúlpenme por lo que voy a decir”, Nkrumah, el servidor público, le dice a Eugenia durante la entrevista, antes de señalar hacia Jane y hacia mí. “Pero si le preguntas a diez hombres, te darás cuenta de que solo dos de ellos dirán que eres más atractiva que estas dos señoritas”.

Eugenia, que no se aclara la piel, demuestra un gran sentido de autoconfianza. “Los veo”, dice, al referirse a todos los anuncios y los mensajes. “¿Que si me molestan? No. He aprendido a quererme”.

En Estados Unidos, la elección de Donald Trump (quien ganó en gran medida gracias al electorado blanco) ha puesto nerviosos a muchos, pues reaviva las dudas sobre cuál es el papel que tiene el color de piel en la vida diaria.

La ganadora del Nobel de Literatura Toni Morrison, en un ensayo publicado en la revista New Yorker llamado Duelo por la blancura, que escribió después de que Trump fue electo, explora los viejos prejuicios incluso entre los estadounidenses acerca de que ser blanco es mejor. Por ejemplo, Morrison escribió sobre las cosas que damos por hecho y que acompañan al ser blanco, como la “confianza de que no te estarán vigilando en una tienda” para que no robes.

También la gente se blanquea en Asia; las cremas y lociones son tan comunes en las farmacias de Seúl como las sombras de ojos. Lo hacen en Europa, a pesar de las restricciones a la venta de hidroquinona. Puedes entrar a cualquier salón de belleza para negros en Londres y encontrarás cremas y lociones blanqueadoras.

Pero ¿en África? Si no puedes tener la piel oscura en África, ¿entonces dónde?

Semiratu Zakaru, con su hijo en Accra, se ha aclarado la piel durante algunos meses.CreditJane Hahn para The New York Times

El “porqué” data de varias centurias y revela los efectos de la colonización que aún perduran. Cuando los europeos colonizaron África, trajeron la vieja creencia de que eran una raza superior y establecieron la estructura de clases que existe aún hoy, 50 años después de que los países africanos recuperaron su independencia.

En muchos países de África occidental, en lo más alto de esa estructura clasista están los blancos migrantes, ya sean diplomáticos europeos que viven en barrios caros, los miembros de la embajada de Estados Unidos que viven en sus complejos residenciales amurallados o los mercaderes libaneses en sus tiendas de electrónicos.

En la jerarquía le sigue la gente mestiza. Los colonialistas europeos que vinieron a África y se mezclaron con africanos tuvieron descendencia mestiza, que fue entonces considerada como una clase superior a los africanos de raza pura. El sistema apartheid de Sudáfrica llegó al grado de consagrar legalmente a la gente mestiza, llamados coloureds.

No solo las mujeres se abalanzan sobre las cremas blanqueadoras. Braimah Kamoko, el boxeador de peso completo de Accra, mejor conocido como Bukom Banku, generó una gran controversia este año cuando le confirmó a los reporteros lo que todos podían ver: que obviamente se estaba aclarando el color natural de su piel. Kamoko, en pocos meses, cambió de marrón oscuro a un bronceado amarillento, gracias a, según dijo, crema blanqueadora.

“Me estoy blanqueando la piel porque cuando John Mahama gane las elecciones de 2016, me nombrará embajador en Alemania”, dijo Kamoko en Radio Gold, al hacer referencia al presidente de Ghana. Tener la piel más clara, dijo, le permitirá a la “gente alemana darse cuenta de que ellos y Bukom Banku” son uno mismo.

Kamoko fue objeto de escarnio público por su declaración y cuando Eugenia, Jane y yo lo localizamos cerca de su casa en el barrio Jamestown, al parecer había dejado de blanquearse, pues su color era otra vez oscuro. No tenía ganas de hablar. Nos evadió, no sin antes decir que, en su opinión, la prohibición de Ghana no iba a detener a la gente de blanquearse.

En Jamestown, Lydia Neequaye, de 46 años, una vendedora de galletas que comenzó a blanquearse la piel cuando tenía 21 años, dijo que está feliz de que el gobierno haya prohibido las cremas. Su cara está descolorida, con manchas oscuras en algunos lugares y manchas más claras en otros.

Hace unos años dejó de blanquearse cuando se dio cuenta de qué tan descolorida estaba su piel. Después de un tiempo, algunas partes de su piel regresaron a su color original.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/cuando-la-belleza-significa-tener-la-piel-blanca/

Comparte este contenido:

«Mujeres con paso de gigante»

México/ 03 de Julio de 2016/AM

Por: María Guadalupe Salas Lugo

No sé de donde lo leí, pero también predico y sostengo que somos parte de construcciones sociales, que actuamos conforme a nos lleva la mayoría y que la educación se demuestra en cada acto de acuerdo a cada una de nuestras historias personales de formación o deformación en familia. Cuando nos detenemos a mirar atrás y vemos que no somos borregos y “nos arriesgamos a salir “del rebaño”, de ahí que luego nos convertimos en “ovejas negras” para la mayoría de la colectividad o quienes no aceptan que así lo hayamos decidido, nos excluirán de su manada y de ahí en adelante seremos los más vistos y criticados de la sociedad y condenados a ser llamados especímenes raros o de plano ni merecedores de algún tipo de etiqueta.

Dentro de todas esas construcciones se encuentran el papel o rol que debemos desempeñar tanto hombres como mujeres; desde vestirnos de azul o de rosa, de trabajo externo o en el hogar, llegando a ponerle género, incluso hasta la carrera por estudiar.

Todo lo que somos es producto de esta sociedad que supuestamente nos construye en un rol, sólo hasta que nos damos cuenta y nos convertimos en seres libres de decisión y que, queramos o no, los tiempos deben cambiar y que poco a poco se van haciendo presentes la igualdad y la equidad en todos los aspectos que nos constriñen en nuestra formación.

Soy de las que piensan que no existen las casualidades, y a mis manos llegó uno de los libros de poesía de Irma Guerra, mujer a la cual admiro y reconozco como una gran señora de letras, y ahí leí el poema “Mujer de a pie”. En éste poema ella hace referencia a esas mujeres que caminan su mundo y son valientes al caminar el propio, un mundo que no está marcado con pasos de otras personas, habla de esas mujeres que siempre corren y que piensan que no han avanzado mucho pues siempre es poco para ellas, habla de esas mujeres imperfectas pero que así se aceptan, sedientas de todo, y que aunque cansadas siguen sin rendirse, habla de las mujeres entregadas a lo que hacen y a quienes tienen, habla de la mujer libre en su actuar y siempre buscan la verdad.

De ahí la pregunta obligada: ¿Cuántas mujeres de a pie conocemos? Tal vez muchas, tal vez pocas, pero cuántas que le inspiren respeto -incluso temor-, o que le causen alegría, que sean dinámicas, amorosas, trabajadoras, valientes; la cantidad se va reduciendo al ir descartando cualidades porque ni ellas mismas saben que las tienen.

México en su pasado cuenta con una lista incompleta de miles de mujeres como las descritas –faltándome cualidades para describirlas-, y si digo incompleta es porque cientos de ellas murieron sin que alguien se ocupara de grabar sus nombres en la historia.

Y hablando de valentía en mujeres en este siglo, encontré información en la página de Forbes México que dedica su edición de junio 2016 a ese poder que construye, que sirve para inspirar y transformar. No al que se concibe como un activo para concentrarlo en beneficio de unos cuantos, sino al que sirve como un instrumento para convertir positivamente nuestra realidad. Se trata de las 100 mujeres más poderosas de México, ellas impulsan el cambio. Ellas ayudan. Ellas han evolucionado. Son las que promueven proyectos a pesar de los obstáculos, las que construyen posibilidades para los que no imaginaban un futuro distinto. Son las que creen que el poder es para compartirse. y en ella se señalan a mujeres como Mayra González, quien a partir de julio se convertirá en la primera mujer en conducir a Nissan Mexicana; Olga Medrano Martín del Campo, la joven que conquistó las redes sociales como “LadyMatemáticas” tras ganar la Olimpiada Europea de Matemáticas; Martha Debayle, la conductora y empresaria de medios que cree que aún existe un gran mercado de lectura en papel; y Samantha Ricciardi, la directora ejecutiva de BlackRock México que ha logrado crecimientos de dos dígitos. También forman parte de esta categoría Claudia Ruiz Massieu, secretaria de Relaciones Exteriores; Melanie Devlyn, presidenta del Consejo de Administración de Ópticas Devlyn; María Guadalupe Morales, vicepresidenta de Operaciones de Walmart Supercenter.

Mujeres de a pie son las que incrementan las oportunidades de desarrollo para otros y otras y construyen posibilidades para aquellos sectores cuyas condiciones les habían impedido imaginar un futuro distinto. Son mujeres que nos ponen la muestra de que se pueden logran lo que parecía imposible para nuestro género. Por falta de espacio no se nombran a decenas más, pero cabe mencionar que ellas tienen algo en común: sus voces se escucharon y siguen trabajando día con día dignificando su papel rompiendo roles y estereotipos arriesgándose a ser llamadas “raras”.

Como lo mencioné, de las mujeres de a pie existe una lista interminable, y vienen esas que no salen en los medios, pero que día con día luchan desde su trinchera por dignificar nuestro género, ¿cuántas más me hacen falta?: ¡Muchísimas! Me falta la madre soltera que adelante saca a sus hijos por ella misma, la profesionista que desde temprano se integra a su actividad dejando en casa todo listo para que ahí no falte nada, la obrera que llega a casa después de ocho horas mal pagadas a continuar con otra actividad que no es reconocida ni mucho menos remunerada, la que trabaja fuera de casa limpiando otras más y que llega a hacer lo mismo a la suya. Mujeres que siendo invisibles dejan lo visible en todo lo que hacen. Reconocimiento o no a lo que hagan, necesitamos siempre existan más mujeres de a pie, que donde pisan dejarán huella de gigante, porque así de gigante somos como raza humana y como hermoso género.

Fuente: http://www.am.com.mx/2016/07/02/lagos-de-moreno/opinion/mujeres-con-paso-de-gigante-295856

Comparte este contenido:

Analía Moschini, la profe que desafía estigmas del sistema cumpliendo «tareas diferentes»

La historia de Analía Moschini dispara el debate sobre el rol que se les asigna a las docentes que cumplen «tareas diferentes».

Por Marcela Isaías / La Capital.com.ar / Sábado 28 de Mayo de 2016

La mañana es muy fría, pero a ninguno de los nenes y nenas de la Escuela Antonio Berni parece preocuparles mucho. Un grupo llega hasta la puerta de la sala de informática acompañados por su maestra de grado. A medida que ingresan se van sentando de a dos para compartir las netbooks ya listas para aprender. Una serie de juegos de ingenio esperan el click inicial. El aula de informática está muy bien equipada y cuidada, igual que la escuela Berni. Pero se vuelve más linda con el tarea colaborativa, ganada por el compañerismo que se vive en esa breve clase, que de alguna manera responde al lema colgado en el ingreso del establecimiento y que dice: «Nuestro horizonte: alegría, mucho aprendizaje y más humanidad».

Analía hace sugerencias, responde las inquietudes de los chicos y los deja trabajar en un terreno que ellos conocen mejor que nadie. En ese escenario se hace un rato para contar su historia, cómo y por qué está a cargo de ese espacio. Un grave accidente de tránsito la obligó con el tiempo a pasar por seis operaciones en una de sus piernas (la última fue hace cuatro años), lo que sigue es una prótesis en la articulación. Se recibió en 1999 y al año siguiente ya daba clases en el Instituto Superior Olga Cossettini, era la responsable de la cátedra de residencias, es decir formadora de formadores. Siguió perfeccionándose con una licenciatura y en diferentes postítulos. También comenzó a enseñar en la Escuela Secundaria Nº 514 Madres de la Plaza de Mayo, y en los 7 grados de la primaria de Funes. «A veces una está mal y no te das cuenta. Es como que en la docencia te acostumbrás a vivir mal. El ultimo año que trabajé dando clases, como la mayoría de los salones de la secundaria están en una planta alta, esperaba que fuese el horario de salida para bajar y poder ir al baño o moverme, por el dolor que sentía. A la mañana estaba más o menos bien pero al llegar al mediodía no daba más. Y sobre todo porque mi estilo no es quedarme sentada detrás de un escritorio, más en aquellos contextos donde hay que poner el cuerpo todo el tiempo», cuenta de un padecimiento que se empeñó en no reconocer a tiempo.

«No podía siquiera preparar una comida entera, la hacía por parte», describe sobre cómo era su vida cotidiana para explicar por qué los dolores y operaciones la obligaban a tomar licencias de manera intermitente. Hasta que en una de las visitas de Salud Laboral, la derivan a una Junta Médica: «Fui a la Junta que me termina derivando a tareas diferentes de manera preventiva. Las resonancias muestran el deterioro pero cuando me ves, me ves caminando. No se puede evaluar cuándo aparece el dolor. Después de cierto tiempo de pie empiezo renguear, y yo ya lo tengo tan bien incorporado que a lo mejor me ves parada y no te das cuenta que lo estoy en una sola pierna».

Cambios

En 2014 le certifican la «tarea diferente definitiva», eso significó dejar sus clases en el nivel superior y en el secundario, y cumplir sus horas de trabajo en la primaria de Funes. Confiesa que cuando le anunciaron la decisión llegó a dudar de quién era: «Viví siempre en una escuela. Mi mamá era maestra en la Vigil. Yo hice la guardería en Vigil y nunca me fui de una escuela». El enamoramiento con la educación con el tiempo se convirtió en su oficio y razón profesional.

Habla y recorre con la mirada el patio, las aulas, la escuela. Cuando llegó a la primaria le ofrecieron hacer un trabajo administrativo, pero no aceptó y propuso buscar otra alternativa. «Me resistía y me sigo resistiendo, por cómo está vista la tarea diferente. Además mi ser es de docente y si aceptaba una tarea de secretaria, una parte de mí quedaba estancada». La directora de entonces Zulema Parma escuchó su justo pedido y la orientó a apropiarse de un proyecto para la primaria. La decisión profesional y solidaria de la directora fue clave en esta historia. Una actitud que continuó la actual directora, Susana Pasquinelli. Analía se interiorizó del trabajo con las Tics, asesorándose con otra maestra que estaba en una situación similar y se puso al hombro la sala de informática de la primaria. Una sala digital muy completa, pero que hasta su llegada estaba casi inutilizada.

Reconoce que la formación de grado recibida en el nivel superior es tan completa que le allanó el camino en las distintas disciplinas que se aprenden en la primaria. Hoy aplica esos conocimientos en armar trabajos con el uso de las computadoras para los distintos grados. Es una iniciativa donde también participan las maestras de grado. Los logros están a la vista: aprendizajes integrados a través de las nuevas tecnologías, en los que además se capacitan los docentes. La frutilla del postre de este proyecto es el blog «Ventana escolar», donde se exponen las distintas producciones.

Ingeniería solidaria

Hoy Analía administra sus tiempos de trabajo y de movimiento para no estar nuevamente afectada. Pero sobre todo se vale de toda una ingeniería solidaria propia de la educación pública: desde avisarle por mensajito de texto a las maestras que están en los salones más alejados para que asistan a la clase de informática hasta permanecer sentada y sean los chicos quienes les acerquen sus máquinas. «Yo los incluyo a los chicos y ellos me incluyen a mí», dice satisfecha.

El reglamento 3029 es el que rige para estos casos. Nada dice que la tarea diferente es cumplir un trabajo administrativo. También es una realidad que no todos los docentes que pasan a cumplir estas funciones pueden estar frente a un aula, en especial los casos de psiquiatría o problemas en la voz. «Entiendo que me cuiden pero mi problema está en la pierna, no en la cabeza», desafía sobre sus capacidades intactas para enseñar. Y de alguna manera trae a la mesa de discusiones los estigmas que recaen en los docentes a cargo de tareas diferentes transitorias o definitivas: pasan a ser las secretarias de una escuela, y de paso cubrir los cargos administrativos que el Estado no provee, o se las deja de lado en los proyectos institucionales considerando que no tienen nada que aportar. «Sos un disponible del sistema», dice Analía y reclama que se revea por qué casos como el suyo no pueden hacer la carrera docente, esto es ascender a un cargo directivo. Ironiza la situación con este ejemplo: «Michetti puede ser vicepresidenta pero yo no puedo ser directora de una escuela». Más allá de lo construido en la escuela, entiende que de no mediar un cambio de normativas que reconozca su trabajo de educadora siempre estará en un «no lugar», muy solitario y a riesgos de los cambios.

A Analía los chicos de la Antonio Berni la conocen como «la profe de computación»; al principio los del jardín le decían «la seño de las películas», eso fue hasta que se amplió el trabajo con la informática en la escuela. «Son maravillosos», expresa mientras los piensa en voz alta. Asegura que en este tiempo se formó tanto en cómo enseñar con las nuevas tecnologías que ya no extraña sus clases de inglés. Eso sí, a lo que no está dispuesta a renunciar es a su amor y compromiso con la enseñanza.

Nuevos roles en el magisterio

«En unas jornadas del Ministerio de Educación de Escuela Abierta se habló mucho de los nuevos roles dentro de la escuela. Pienso que el que cumplo es uno de esos nuevos roles. Ahora hay que reconocerlo», dice Analía. También recuerda que su experiencia la expuso en el Congreso de Educación organizado por Amsafé provincial el año pasado, donde desarrolló el proyecto de trabajo con las Tics desde el lugar de la tarea diferente. Y muestra su satisfacción de que el Ministerio haya seleccionado ocho trabajos del blog «Ventana Escolar» (ventanaescolar1388.blogspot.com.ar), para compartirlos en una nueva plataforma educativa

Tomado de: http://www.lacapital.com.ar/analia-moschini-la-profe-que-desafia-estigmas-del-sistema-cumpliendo-tareas-diferentes-n795408

Comparte este contenido:
Page 1 of 2
1 2