Terc3raInformación/9 de abril de 2016/Internacional | Donna St. George-Fotos: Michael Robinson Chavez, The Washngton Post / Resumen Latinoamericano / Cubadebate
Después de esperar –y planificar– durante semanas para el gran viaje, empacaron sus uniformes escolares y se dirigieron a La Habana el pasado viernes: 26 niños, de entre 5 y 13 años de una pequeña escuela privada de inmersión en español en el condado de Prince George. Ellos esperan tomar clases junto a estudiantes cubanos, hacerse amigos de ellos, aprender mezclándose con ellos –con la esperanza de experimentar Cuba de una manera que pocos estadounidenses han podido hacer en décadas.
Esther VanDeCruze Donawa, directora y fundadora de la escuela, dice que los funcionarios cubanos le dijeron que el viaje, con el tiempo dedicado a las clases, sería la primera vez para una escuela primaria de Estados Unidos.
“¡Un día seremos famosos!”, dijo Zora Chatman, de 7 años.
Los estudiantes viajaron a Cuba poco después de la histórica visita del presidente Obama a la nación isleña justo al sur de la Florida, primera vez que un presidente norteamericano en el cargo ha viajado allí en más de 80 años. La curiosidad de los norteamericanos por Cuba está surgiendo a medida que el país se vuelve cada vez más accesible a ciudadanos de Estados Unidos.
“Es muy importante que vayamos justo después de él, aunque me gustaría que hubiéramos ido al mismo tiempo”, dijo Danielle Blanco, de 11 años.
El viaje de una semana de duración de los estudiantes incluyó a padres, profesores y algunos hermanos –56 personas en total– y se espera que recorran tres de las 15 provincias de Cuba. El domingo, los niños jugaron béisbol en Matanzas con estudiantes cubanos, y antes del partido se escucharon los himnos nacionales de ambos países. Los niños de Maryland repartieron tarjetas de béisbol y gorras donadas por los Nacionales de Washington.
Los niños tienen programado el lunes para dedicar su período más largo en un aula en Cárdenas, en lo que las autoridades llaman la escuela Elián González –llamada así por el niño que una vez fue el centro de una batalla de custodia entre familiares cubanos y norteamericanos. Ellos planean usar el español que han aprendido en Maryland.
“Queremos que sean parte del aula, una verdadera inmersión”, dijo Donawa.
Los estudiantes de la escuela de Fort Washington han ido anteriormente a República Dominicana, México y Costa Rica, asistiendo a clases mientras visitaban, como una manera de desafiarse a sí mismos con el idioma que están aprendiendo.
La idea de viajar a Cuba comenzó a conformarse más después de que Rosemari Mealy, abuela de un antiguo alumno, invitara a Donawa a participar en un intercambio de pueblo a pueblo el verano pasado, dijo ella. Donawa viajó a Cuba de nuevo en noviembre.
El viaje ha sido una fuente de maravillas para los niños.
Aprendieron acerca de la historia y la cultura de Cuba, provocando fascinación por los autos antiguos, el héroe cubano José Martí y el escritor Ernest Hemingway.
A medida que se acercaba su partida, empacaron ropa para clima cálido, y libros y cámaras favoritas.
“Estoy emocionado por poder conocer a interesantes e inteligentes niños cubanos que son de mi edad”, dijo Kenyatta Holman, de 13 años. Cedar Hudson, de 11, dijo que la investigación que ya había hecho acerca del país podría ser más significativa en persona. “Espero aprender más sobre la historia de Cuba,” dijo.
El gobierno de Obama anunció en marzo nuevas reglas que disminuyen el embargo de Estados Unidos contra Cuba y permiten a más estadounidenses visitar, aunque los viajes puramente para el turismo aún no están permitidas.
La acción de marzo es el último de una serie de cambios desde finales de 2014, cuando Obama y el presidente de Cuba, Raúl Castro anunciaran que los países normalizarían las relaciones.
Funcionarios norteamericanos dijeron que no hacen ningún comentario acerca de los viajes de organizaciones privadas específicas, y no pudimos contactar a autoridades cubanas la semana pasada.
La edad de los estudiantes involucrados distingue la visita, como lo haría un tiempo considerable en las aulas cubanas, dijo Collin Laverty, presidente de Cuba Educational Travel, que ha trabajado con 40 escuelas de Estados Unidos para llevar a adolescentes a Cuba. Las visitas escolares por lo general implican un recorrido y una reunión con estudiantes fuera de las horas de clase, dijo.
“Sería única si pasan un día completo en un aula con los cubanos”, dijo.
El grupo de la escuela de Maryland –cuyo anfitrión es el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos– estaba programado para asistir a un espectáculo de delfines, visitar un proyecto artístico comunitarios y museos de artes de la comunidad, y aprender acerca de historia, cívica y ciencias.
Los niños también planean compartir sus propios talentos en una actuación prevista para su última noche, en La Habana: Ellos han estado ensayando la salsa, el merengue y la bachata, estilos de baile que ya forman parte de su vida escolar.
Jackson Adams, de 13 años, alumno de séptimo grado, dijo que tenía un sentido de responsabilidad hacia otros estudiantes norteamericanos que quisieran seguir al grupo de Maryland. “Tenemos que hacer todo lo posible para asegurarnos de que otras escuelas pueden ir a Cuba también”, dijo.
Algunos de sus compañeros de clase expresaron ideas acerca de cómo pudiera ser las aulas cubanas: grandes, pequeñas, escritorios en una fila, niños con uniformes.
Kisha Hudson, madre de Eden, de 9 años y Kedar recordaron que Cuba la intrigaba cuando estaba en la escuela primaria, y que ella escribió una carta al entonces presidente Fidel Castro. Dijo que su interés en la cercana nación comunista ha cerrado un ciclo con la visita de sus hijos y piensa que el viaje ayudaría a mejorar el español de los estudiantes y ampliaría sus perspectivas.
“Creo que es importante para ellos entender que hay otras formas de vida”, dijo ella, “tengan una perspectiva acerca de otras partes del mundo y de diferentes culturas”.
Jackson Adams, de 13 años, baila con Lindsay Smith, de 12, durante uno de muchos ensayos que los estudiantes han realizado antes de su viaje. Foto: Michael Robinson Chavez / The Washington Post
Kenyatta Holman, de 13 años, izquierda, y Amanda Lewis, de 11, a la derecha, se ponen el vestuario para una rutina de baile que realizan con música árabe. Foto: Michael Robinson Chavez / The Washington Post.
(Tomado de The Washington Post. Traducción de Germán Piniella para Progreso Semanal)
Fuente: http://www.tercerainformacion.es/spip.php?article101536