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Conferencia de Lino Morán: Pensamiento descolonial. Mundo

Mundo/América Latina/11/02/2021/Autor: Ferando Gómez/Fuente: OVE


El pensamiento descolonial es una tradición que surge en los orígenes mismos del pensamiento latinoamericano, y  surge de las luchas de nuestros pueblos de América Latina y el Caribe.


Este Martes 09 de febrero, la Alianza Pedagógica Social Internacional conformada por la CEIP-Histórica de Argentina, MAEEC-CLACSO de México, KAVILANDO de Colombia, MASA CRÍTICA de Panamá, RED GLOBAL GLOCAL por la Calidad Educativa de América Latina, SAVIA de Paraguay, Universidad de Panamá, CIPCAL de América Latina, KAICHUK MAT DHA de México, EMANCIPACIÓN de Chile, Mujer Pueblo Magisterio-CNTE-Durango de México, el Centro Martin Luther King de Uruguay y CII-OVE de Venezuela, dio por iniciado el Ciclo de Pensamiento descolonial con una conferencia del Dr. Lino Morán.

En la  moderación de la jornada estuvieron: María del Carmen López  Vásquez y Jorge Orozco León.

Las primeras palabras del conferencista fueron para “hacer un llamado continental a sumar esfuerzos para que aparezca con vida Carlos Lanz”, quien se encuentra desaparecido hace ya seis meses. “Lo necesitamos (con nosotros) y lo necesitamos vivo”, dijo.

Asumiendo que le tocaba introducir este tema, el Dr. Morán recordó que el pensamiento descolonial es una tradición que surge en los orígenes mismos del pensamiento latinoamericano, y que surge de las luchas de nuestros pueblos de América Latina y el Caribe

Enfocando en un debate germinal, respecto de la colonialidad, que tuvo como protagonista a Bartolomé de las Casas, avanzó la disertación recordando a Simón Rodriguez y a “el más universal de los cubanos” José Martí. Asimismo, fueron abordados en la disertación, aspectos del legado histórico de Juan Carlos Mariateguí y Franz Fanon.

Algunas ideas fuerza: descolonización y emancipación

 

El Dr. Morán consignó que aún en nuestra época en la que está en boga el pensamiento decolonial en nuestras universidades se  nos impone ser especialistas en el pensamiento europeo, esto en detrimento del pensamiento filosófico latinoamericano: “Absolutamente nada de contenidos contextualizados con la realidad latinoamericana”. “Es fuera de la universidad que se da el encuentro de nuestra inquietud desde el contexto cultural al que pertenecemos, (para poder) reflexionar sobre nuestra realidad”.

El Dr. Morán abordó con fuerza crítica las aristas del concepto y la problemática del racismo en su lugar fundante y rector de una imagen del mundo. El racismo está en el epicentro del surgimiento de la modernidad y de su racionalidad. El racismo sigue viviendo como un tributo a la racionalidad, una humanidad inferior que debe ser tutelada. Recordó que Simón Rodriguez plantea: “somos independientes pero no libres, para liberarnos debemos utilizar los argumentos de la razón”.

Respecto a José Martí recordó que: formula (en) su proclama argumentos que identifican cada uno de los puntos fundamentales que hoy recogen los intelectuales del movimiento descolonial. “Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras”.

La exposición fue crítica, cruda y contundente: “desde nuestras universidades salen jóvenes que aspiran a gobernar un pueblo que no conocen”, aseveró.

Planteó el Dr. Morán que, en nuestras universidades el racismo y la negación de la alteridad, implican un programa político. Trajo a cuenta a J. C. Mariategui, reconociendo en su obra un marxismo no eurocéntrico; lo ubicó claramente en el camino de un pensamiento emancipador, libertario, descolonial, “el socialismo en América debe ser una creación heroica no (una) copia”. La educación tiene un espíritu colonial y colonizador que, podemos conjurar de los dichos de Morán: “(imponen) una racionalidad eurocéntrica (que manda) copiar la moda que se impone en Europa y Estados Unidos, como los métodos válidos para resolver los problemas actuales.

Sobre Franz Fanon y su invisibilización por la academia universitaria en Nuestra América

 

El Dr. Morán reconoció a Franz Fanon como uno de los intelectuales que la academia universitaria latinoamericana invisibiliza, o es referenciado muy tímidamente “No somos nada sobre esta tierra a menos que seamos en primer lugar esclavos de una causa, la causa de los pueblos, la causa de la justicia, la causa de la libertad”. Agregó el Dr Morán:  “estas son propuestas políticas, no son meras reflexiones ontológicas, sociológicas. Imponen una praxis política liberadora”.

Paulo Freire: el imposible olvido

 

No dejó pasar el Dr. Morán, la oportunidad de articular algunas ideas sobre Paulo Freire, pensador insignia de las luchas descoloniales de América Latina. Arriesgando tesis propias sobre el devenir del encuentro entre Freire y el descolonialismo. Los últimos minutos de la brillante exposición del Dr. Morán se convierten en material indispensable para orientarse en los debates más actuales de nuestro sur y del pensamiento descolonial, en lo que hace a su faz educativa (y liberadora) entre lo que está siendo negado y lo que necesita ser visibilizado.

“Soy de la tesis de que debemos alimentar el discurso decolonial con esa praxis política que nos lleva sin duda alguna al campo de batalla, ojalá sólo sea al campo de la batalla de las ideas, pero también al ejercicio cotidiano acompañando a los movimientos sociales, a los indígenas, a las organizaciones políticas, a los docentes organizados, en pro de emanciparnos,  que era el sueño y el anhelo que estaba presente desde Simón Rodríguez hasta nuestro querido maestro Paulo Freire”.

Luego de tan interesante recorrido el Dr. Lino Morán respondió, a pesar de algunos problemas de conectividad, preguntas que fueron formuladas por Mireya Zarate Velazco y Elpidio González Salazar.

La exposición, muy comprometida con el presente latinoamericano y en particular con el presente venezolano, tuvo la fuerza de la lucha y la denuncia contra los poderes opresores de nuestros pueblos.

A continuación, el video:

Fuente del Video: https://youtu.be/RskXScS0Oe0

Imagen: Alianza Pedagógica Social Internacional

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¿Educación Inclusiva? Crisis, pandemia y exclusión

Por: Luis Miguel Alvarado Dorry

“[…] La más grande crisis de la humanidad no es ni política, ni económica, ni ideológica, religiosa; es una crisis de humanidad. No tratamos humanamente a los seres humanos, los maltratamos […]” (Boff, 2020) (minuto 58 con 25 segundos).

Para comenzar, quisiera que reflexionemos acerca de ¿Cómo consideramos a la normalidad en estos tiempos tan anormales? En las expresiones como “cuando regresemos a la normalidad” ¿quiere decir que nos hace anormales? Por otro lado, “la nueva normalidad” tuvo que llevarse a cabo un proceso de transición de anormalidad a esa otra nueva normalidad, por tanto, ¿fuimos anormales y ahora somos nuevos normales?

En este sentido, los lenguajes sobre normalidad-anormalidad no solo son una construcción social sino que, también, “política y económica” (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019, pág. 22). Y son una construcción social, política y económica porque son establecidas desde el mismo sistema hegemónico que impone sus propias “reglas”, “normas” y “lenguajes”, las cuales, todas las sociedades bajo su dominio tienen que alinearse y alienarse.

Las tensiones y contradicciones sobre normalidad-anormalidad se observan en la historia, para ello, me remitiré a uno de los eventos trascendentales que marcaron la historia en Nuestra América, la conquista de nuestros territorios y nuestros cuerpos; de nuestros territorios porque desde 1492 han venido extrayendo recursos de nuestra madre tierra con el fin de mercantilizarla y acumular capital, asimismo, de nuestros cuerpos, nuestros cuerpo sin fragmentación cartesiana (mente-cuerpo) basadas en una explotación con el mismo fin, la acumulación de recursos, precarizando las condiciones de les oprimides-explotades.

Por lo anterior, Eduardo Galeano señala lo siguiente:

“[…] el descubrimiento hasta nuestros días, todo se ha trasmutado siempre en capital europeo o, más tarde, norteamericano, y como tal se ha acumulado y se acumula en los lejanos centros de poder. Todo: la tierra, sus frutos y sus profundidades ricas en minerales, los hombres y su capacidad de trabajo y de consumo, los recursos naturales y los recursos humanos” (Galeano, 2004, pág. 16).

En esa época de conquistas y, desde la mirada eurocéntrica, empezamos a ser vistas como anormales, anormales porque, en nuestras diferencias, no encontraban parecidos a la imagen y semejanza europea, por tanto, esa “anormalidad” debiera ser exterminada, por ello y por otras razones, los españoles mataron a diestra y siniestra a les originaries natives de Nuestra América. Este genocidio fue legitimado y justificado por el discurso de Ginés de Sepúlveda en (Fernández, 1992) sobre “la justicia de la guerra contra las poblaciones indígenas  es causada por […] 2) la inferioridad natural de los indígenas […]” (pág. 323), esa inferioridad era establecida a partir de las diferencias físicas, culturales, sociales, políticas, económicas y religiosas que tenían los pueblos originarios del Abya Yala de las europeas.

Bajo este marco y estereotipos eurocéntricos, se viene estableciendo clasificaciones al respecto, negras y negros, amarillas y amarillos, originaries o indígenas y, lo que dista de estos estereotipos que, más adelante se instauran en los imaginarios colectivos por medio del complejo industrial cultural, se considera anormal e inferior.

Los “casi humanos”, forma despectiva que los españoles estigmatizaban a les originaries, eran asesinades, en tanto animal salvaje, debido a sus condiciones antes mencionadas que, distaban, del estereotipo europeo (hombre blanco ojos claros), estos estereotipos normalizados a posteriory y, como una meta a la que hay que llegar, fueron instaurados en los imaginarios de las sociedades dominadas, en este sentido ¿cómo llegar a ser normales? O bien, ¿Cómo llegar a ser humano?

Acá me quiero detener un poco para reflexionar que, la discapacidad, no dista mucho de las condiciones que tenían (y siguen teniendo) les originaries desde las miradas eurocéntricas y, ahora, norteamericana, es decir, llegar a la meta de la “normalidad”, o bien, ser lo más humano posible, humano en el sentido biológico-físico como mencionan (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019) “[…] instaurar la normalidad como modo de reconquista de la humanidad perdida” (pág. 35), no en el sentido de la complejidad de ser humano biológico-social-político-económico-ético-crítico-tecnológico-espiritual-afectual.

De manera que, la discapacidad, se encuentra inmersa en esas tensiones y contradicciones de la normalidad-anormalidad fincada en estereotipos de la lógica de mercado, es decir, de producción y reproducción social, política y económica. En este marco y en esta perspectiva mercantilista estereotipada, la discapacidad es situada en la anormalidad, por tanto, esa anormalidad, debe ser normalizada lo más o totalmente posible.

En el aspecto económico, las personas con discapacidades eran vistas, en principio, como improductivas que, únicamente, generaban gastos a las sociedades y a los estados (aunque todavía estos imaginarios persisten en la actualidad), improductivas, en el sentido de no poder realizar los trabajos de una persona “normal”, por tanto, fueron aisladas de estos menesteres, ante esto Paula Mara Danel en (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019) se interroga sobre “¿podríamos inferir que la idea de discapacidad esté asociada a la invalidez laboral?” (pág. 83), al parecer así viene sucediendo. Posteriormente, como entes mercantilizades con el ideal de “normalizarles” con base en “[…] la atención socio-sanitaria-educativa y de rehabilitación […]” (pág. 91) en palabras de la misma autora. En este sentido, señalo a los programas televisivos como por ejemplo, TELETÓN, originadas desde empresas privadas que, cerca de apoyar a todas comunidades con discapacidades, anteponen sus intereses financieros para evadir impuestos y así “donar” caritativamente dineros para la construcción de centros de rehabilitaciones, estos programas terminan siendo similares, en palabras de Sonia Marcela Rojas Campos en (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019), a  “los circos […] escenarios de exhibición de las rarezas humanas” (pág. 123) muy populares en el siglo antepasado.

En lo político, al enmarcar la discapacidad desde su génesis y más allá de ella en un contexto de opresión, dominación, control, exclusión, discriminación y explotación, estas subjetividades se han venido resistiendo, formando alianzas y organizándose para luchar contra toda injusticia; estas luchas y resistencias, se han legitimado en los derechos humanos con altos costos de muertes, persecuciones, torturas y demás, sin embargo, falta mucho para que esos derechos se vivencien, para ello, es necesario fracturar nuestros paradigmas desde nuestros propios lenguajes. A lo largo de la historia, estos lenguajes, han sido modificados con respecto a la filosofía de la época y por las subjetividades que se resisten, en este marco, en la evolución o involución, en lo despectivo o loable, de las concepciones de les “impedidos, discapacitados, minusválidos, deficientes, inadaptados, hasta otros de corte más coloquial como tullidos, idiotas, lentos, torpes retrasados” Rojas Campos en (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019, pág. 108). Todo palabrerío quedan en lo abstracto pues carecen de praxis, es decir, no se vivencian en la cotidianidad, por un lado, en las empresas transnacionales que ven a las personas con discapacidades como mercancías consumidoras y, por otro, el estado que las ven como cargas, toda esta verborrea (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019) argumentan que “[…] más formas políticamente correctas de nombrar que contenidos reales y sustantivos en pro de la población directamente implicada” (pág. 30), y no se vivencian, porque los lenguajes y legitimaciones políticas y jurídicas son realizadas, en su mayoría, desde lo externo y no desde las propias comunidades de personas con discapacidades que son y están con sus especificidades.

En lo sociocultural, por la instauración de estos lenguajes en los imaginarios sociales, sus concepciones y sus prácticas han provocado, en la mayoría de les “normales” emociones y sentimientos hacia las personas con discapacidades, de lástima, compasión, tristeza, miedo, entre otras, transformando las subjetividades de las segundas en “objetos de caridad” Mara Danel en (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019, pág. 93), y, ser un objeto de caridad, según Rojas Campos en (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019), “hasta del nombre desaparece y con él todos sus rasgos de humanidad” (pág. 113), entonces, aparece la estigma, es decir, expresiones como “no te juntes con ese rarito”, “el hiperactivo del salón”, “la distraída esa”, “la de sillas de rueda”, entre otras no menos peyorativas.

En lo tecnológico, solo aquellas personas con discapacidades que tienen una estabilidad económica suficiente, pueden adquirir dispositivos electrónicos, prótesis, sillas de rueda, o cualquier innovación científico-tecnológica que se requiera, mientras que muchas quedan excluidas de estas. Estas innovaciones son muy frecuentes y bajo la lógica de obsolescencia programada para captar la mayor cantidad de capital.

Por lo anterior, el modelo neoliberal lleva una cosificación de la cosificación, es decir, dentro de las cosas “normales” hay unas otras “anormales” en tanto mercancías consumidoras, las cuales, hay que dominarlas y controlarlas, estigmatizarlas, señalarlas, clasificarlas e inferiorizarlas para obtener las más jugosas ganancias posibles.

Pero ¿qué es la discapacidad? En principio, las religiones las vinculaban como un “castigo divino” o “pecado” cometido por generaciones familiares anteriores, o bien, actuales, las familias de estas procuraban no mostrarles o sacarles de casa por vergüenza a que le vieran y les señalaran como pecadoras. Posterior a ello, en los avances de las ciencias y las tecnologías en medicina, las relacionaban como fenómenos de la naturaleza humana, los cuales, tenían que examinarlas para poder curarlas o “normalizarlas”. Desde el sistema capitalista les conceptualizaban (y siguen) como les “improductivos” o poco productivos en comparación con les “normales”.

En la actualidad, según el diccionario de Google lo define como “Falta o limitación de alguna facultad física o mental que imposibilita o dificulta el desarrollo normal de la actividad de una persona” (google.com, 2020). Mientras que la Organización Mundial de la Salud dicta como “Discapacidad en un término general que abarca las deficiencias, las limitaciones de la actividad y las restricciones de la participación” (OMS, 2020). Por otro lado, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en México en su texto titulado “La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y su Protocolo Facultativo” en el inciso e) del Preámbulo, emanados de la misma ONU dicta lo siguiente:

“la discapacidad es un concepto que evoluciona y que resulta de la interacción entre las personas con deficiencias y las barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás […]” (2018, pág. 10).

Contraria a estas concepciones Yarza, Sosa, & Pérez (2019) refieren a una deconstrucción de la conceptualización emanada por los grupos de poder que clasifican y estigmatizan a cada une, en este sentido, mencionan que “entendemos a la discapacidad como una producción social e histórica moderna y colonial, inscrita en los modos de producción y reproducción de una sociedad” añadiendo que, está “enmarcada en un sistema de clasificación de sujetos inventado y reproductor de un orden hegemónico basado en relaciones de asimetría y desigualdad” (pág. 22).

De las significaciones anteriores, observamos que las tres primeras manejan lenguajes desde los modos de producción y reproducción económico-político-social, lenguajes despectivos como “deficiencias”, “normal”, “limitaciones”, “restricciones”, entre otras, los cuales, las pondremos en tensiones con sus contradicciones con el fin de comprender mejor el contexto: deficiencias-perfección, normal-anormal, limitaciones-libertad. Podemos decir entonces que, la discapacidad, es una esclavitud de la imperfección anormal.

La última significación nos da cuenta que, la discapacidad, es gestada y reproducida desde el propio sistema hegemónico clasificatorio, el cual, es inherente su resignificación como acto ético-político para la emancipación de las diversas subjetividades.

De lo anterior, quisiera irme desde su génesis etimológica de la palabra en un tanto superficial, pero desde otros frentes, para ello, me es necesario fragmentar la palabra discapacidad en el prefijo “dis” y “capacidad”, esta fragmentación me permite ver desde otra perspectiva con el fin de desaprenderla para comprenderla y, por tanto, reaprenderla al momento de unirlas y, más aún, vivenciarla en mi cotidianeidad.

En este contexto, el prefijo “dis” significa según un diccionario etimológico en internet encontré en una de sus definiciones lo siguiente: «el prefijo latino dis- significa “divergencia o separación múltiple”» (dechile.net, 2020), por otro lado, “capacidad” significa “[…] es la cualidad de lo que es […]” (Diccionario Actual, 2017). Entonces, al unir los dos significados el prefijo “dis” y la palabra “capacidad”, tenemos “divergente cualidad”.

De la misma manera, me es necesario fragmentar y, por tanto, me acercaré a una aproximada re-significación de cada una de las palabras anteriores, en primer lugar, tenemos la palabra “divergente”, la cual, en uno de sus significados la mencionan como “diferencia” (significados.com, 2017), este se le asocia con el pensamiento divergente que, en el mismo diccionario, nos remite a la creación de “ideas creativas y diferentes”, mientras que “cualidad” la significan como “[…] la esencia de una persona […]” (Google, 2020), por tanto, la dis-capacidad podríamos re-conceptualizarla como una “diferente y creativa esencia”, entonces, en este marco, todes somos seres diferentes y creativas, en tanto con dis-capacidades, bajo esta reconstrucción paradigmática me referiré a las personas con discapacidades.

Esta re-significación debe ser un acto ético-político evitando caer en el romanticismo y en la caridad, por el contrario, posicionarnos, todes, en la rabia y rebeldía misma que provoca la discriminación, exclusión y estigmatización originada desde el sistema asimétrico neoliberal, el cual, establece la “normalidad-anormalidad” en los imaginarios sociales impregnados de una violencia simbólica (Bourdieu & Passeron, 1995, pág. 44). Esta re-significación debe fincarse en el diálogo con les otres, con los que viven esas discriminaciones, exclusiones y estigmatizaciones, es decir, con las personas con discapacidades, convirtiéndose en “observador(a), auto-observador(a) y observado(a)” (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019, pág. 64) en el proceso investigativo.

Dentro de las clases sociales se clasifican antagónicamente bajo las perspectivas Darwinianas imponiendo verdades absolutas y universales entre ricos-pobres, inteligentes-ignorantes, burgueses-proletarias,  blancos-negras, normales-anormales, entre otras, unas superpuestas a las otras, ante esto Yarza, Sosa, & Pérez (2019) aseveran que “no nos cabe duda alguna de las clasificaciones y calificaciones del Norte Global son tales en virtud de una “verdad” hegemónica autoimpuesta y desplegada hacia el Sur Global” (pág. 41). En esta perspectiva clasista y clasificatoria del modelo neoliberal dueño de las élites de las sociedades del conocimiento, encasillan todo lo que esté a su alcance como meras materias primas en un almacén, es decir, lo bueno, lo regular y lo malo, asimismo se clasifican las discapacidades, esta clasificación legitima social, política y económicamente las inferioridades de las personas.

Estas clasificaciones han originado nuevos lenguajes del cómo llamar a los espacios escolares en donde se ha pretendido más que educar, a rehabilitar o “normalizar” a las personas con discapacidades que han, en el supuesto, evolucionado para hacerlas menos despectivas, tenemos a los centros para enfermos mentales, educación especial, escuelas con necesidades educativas especiales, ahora educación inclusiva.

Yo te integro o te incluyo porque tienes alguna discapacidad o porque eres mujer, o porque eres originaria, o porque eres negra y eso satisface mi conciencia (más bien mi ego), es decir, se ve a la inclusión como medio para un fin, el fin sería satisfacer mi conciencia o mi ego, por el contrario, la inclusión debe ser un fin en sí misma y no un medio con características excluyentes y clasificatoria, en otros términos, la inclusión como forma de vida en el conocimiento y reconocimiento de les otres, ante esto Freire (1997) menciona que «La asunción de nosotros mismo no significa la exclusión de los otros. Es la “otredad” del “no yo” o del tú, la que me hace asumir el radicalismo de mi yo» (pág. 42), de manera que, te incluyo porque tú eres yo y, yo eres tú, y juntes construimos un nosotres.

De modo similar, la educación no debe adjetivarse como inclusiva, o sea, educación inclusiva, las dos debieran ser verbos (educar e incluir) y, debieran ser verbos, en tanto acción y existencia, y, a la vez, dialécticas, porque al momento de incluir educo y, al momento de educar, incluyo.

En este marco, Yarza, Sosa, & Pérez (2019) reflexionan acerca de la construcción de nuevos paradigmas para pensar la educación y las discapacidades desde otras aristas y, con base en el diálogo directo con las comunidades de les seres diferentes y creativas, principalmente, más desde el sur en contrapuesta a la mirada euronorteamericanocentrista, ante esto, aseveran que  se “pongan en supuesto las narrativas anglocéntricas y visibilicen otras génesis, tensiones, trayectorias intelectuales, categorías, entramados, constelaciones conceptuales y luchas ético-políticas” (pág. 36), esto nos dirige a una praxis verdadera y no a una reproducción social excluyente y a una repetición teórica construida desde lo exógeno.

En efecto, para la construcción de esos otros paradigmas es inherente tomar en cuenta, a mi perspectiva, los siguientes aspectos –cabe aclarar que no son un imperativo categórico, ya que pueden ser más u otros- 1. Dejar de repetir teorías establecidas y empezar a cuestionarlas; 2. Ver, sentir y pensar a les seres diferentes y creativas, no como objetos para las investigaciones, sino como lo que son, sujetas y sujetos, ciudadanas y ciudadanos, seres humanes que sienten, piensan y son, desde las diversidades; 3. Romper paradigmas establecidos desde y a partir de nuestros propios lenguajes; 4. El diálogo como principal aspecto en las investigaciones y 5.  Sistematización de experiencias para la construcción de saberes emergidos desde el contexto y desde les sujetos.

Por lo anterior, Yarza, Sosa, & Pérez (2019) mencionan que “Ser sujeto en la investigación, estar en el proceso investigativo y actuar desde su lugar de enunciación implica sentir una constante relación con lo investigado” (pág. 52), por tanto, desde las universidades, organizaciones sociales y, desde les estudiantes en materia, insisto, es un compromiso ético-político la deconstrucción, reconstrucción y resignificación de las investigaciones.

Ahora bien, ¿cómo se ve la discapacidad en la actual coyuntura? Ese es el problema, no se ve, no les vemos, para Fanón (1963) los condenados de la tierra eran les pobres campesinos africanos, las personas con discapacidades son ubicadas por las sociedades y, por el mismo sistema hegemónico, como las condenadas de las condenades de las condenadas de la tierra, o bien, les invisibilizades de les invisibilizades de les invisibilizades.

Estas crisis y exclusiones ya existían antes de la pandemia, ésta, vino a desnudarlas y a exponenciarlas; en este contexto de sobrevivencia, ser pobre es riesgoso para sobrevivir, más  aún, ser pobre y ser desempleada, peor si se es pobre, desempleada y migrante, se agrava más si se es pobre, desempleada, migrante y mujer, y se sobrevive en una constante inseguridad social, política, económica y de salud, si se es es pobre, desempleada, migrante, mujer y etiquetada con alguna discapacidad, en este sentido, existen constantes “violaciones a mujeres con discapacidad que se quedan en el silencio…” Rojas Campos en  (Yarza, Sosa, & Pérez, 2019, pág. 106), debido a la lógica de violencia originada por el sistema hegemónico que cosifica a las personas y las deshumaniza, las deshumaniza en tanto “animal: sin alma, sin pensamientos y sin razón” (pág. 117).

Esta deshumanización, o bien, “crisis de humanidad” en palabras de Leonardo Boff, es originada, a mi perspectiva, por diversos aspectos, en primer lugar por la “lobotomía” en donde, el mismo Boff, la conceptualiza como “una persona que perdió la capacidad de sentir, no siente el dolor del otro” (Boff, 2020). En segundo, por la racionalidad instrumental formada, es decir, vivir con base a “medios y fines” (Horkheimer, 1973, pág. 09), uso a las personas (medios) con base a mis intereses personales (fines) y, cuando estas ya no me sirven, las desecho como meros objetos. En este marco, la mayoría de las empresas han usado a las comunidades con discapacidades para crear ONG’s y así, captar el mayor capital posible en las donaciones para luego, evadir impuestos; los gobiernos, para captar y destinar recursos para estas comunidades que, cerca de apoyarles, distan por la corrupción establecida en el desvío de estos recursos, o bien, en las reducciones presupuestales. En tercer lugar, ver como enemigos a les otres, en donde cada persona “vive obcecado con la búsqueda del interés propio y en constante competencia y comparación con otros” (Torres, 2017, pág. 71), entre otros aspectos no menos importantes. De manera que, la deshumanización, se va gestando a través de la formación y desarrollo de subjetividades neoliberales educadas de manera formal, no formal e informal, bajo los intereses del mismo modelo neoliberal asimétrico.

Hemos venido develando e insistiendo a lo largo del confinamiento pandémico que, gran parte de les estudiantes, de todos los niveles, han quedado fuera de las estrategias y modalidades que han tomado los gobiernos en américa latina y en el mundo para llevar a cabo el proceso educativo. En este contexto, de los 137 millones de estudiantes en América Latina, según el informe de la UNICEF (2020) denominada “educación en pausa” publicada el pasado 09 de noviembre, que fueron desterritorializados de sus escuelas y territorializados en sus hogares, creemos que solo la mitad, es decir, 68.5 millones de elles cuentan con las posibilidades de una educación a distancia (llámese virtualizada, televisada, radiodifundida), aunque esta, se haya convertido en una neoeducación bancaria.

De lo anterior, el otro 68.5 millones de estudiantes quedaron excluides, y quedaron excluides por ser y estar precarizadas por un sistema desigual e injusto y, en donde las sociedades, hemos sido cómplices, y hemos sido cómplices por la formación de la “lobotomía” antes mencionada construida desde las cosmovisiones y bajo los intereses del modelo neoliberal. Dentro de estas sociedades vulneradas y precarizadas, “incluidos las niñas, los indígenas, niños y niñas con discapacidad, refugiados y migrantes que viven en zonas rurales” (UNICEF, 2020, pág. 9), encontramos hogares (en la mayoría de los casos, porque muches no cuentan ni con un hogar) sin electricidad, sin acceso a internet o señal telefónica, sin dineros para pagar los servicios de datos, desempleadas y, con hambre. Hogares que prefieren salir ante la peligrosidad del contagio, y prefieren salir porque aseveran que es mejor morir por causas del COVID-19, que morir o ver morir a les suyos lentamente de hambre.

Las del primer grupo, tienen la fortuna de poder solventar los gastos que requiere la educación a distancia, sea la modalidad que sea, ya que tienen dineros para pagar esos servicios, los cuales, se toma como indicios de una nueva modalidad de privatización de los sistemas educativos, privatización porque tanto familias y docentes tienen que pagarlos de su propio salario (mientras que este se mantiene inmóvil), es decir, los gobiernos se desentiende de estos gastos, pero si exigen autoritariamente que se rindan cuentas de lo que se hace y que vean, tanto familias como docentes, como le hacen para ello, esta rendición de cuentas, las acomodan en los discursos en donde dictan que “todo marcha bien”, que “el aprendizaje a distancia va marchando bien”, aunque esta solo sea una captación de grandes cantidades de información que distan de ser aprendizajes.

El segundo grupo, ha quedado completamente excluide de estas modalidades y, cerca de que los gobiernos garanticen una educación gratuita y para todes, solo se preocupan en convertirles en estadísticas (aunque muches hasta ni a eso llegan) para sus intereses deshumanizados. Estos grupos vulnerados y precarizados quedan expuestos con mayor facilidad a la violencia intrafamiliar (física y psicológica), de género, abusos sexuales, entre otros no menos importantes, y se han acrecentado durante el confinamiento. Lo anterior, según el informe de la UNICEF (2020) es debido a ”mayores niveles de estrés entre los padres y cuidadores” (pág. 11).

En el mismo informe, la UNICEF, tiene mayor preocupación en que les estudianttes de secundaria “caerán por debajo del nivel mínimo de competencia en lectura” (UNICEF, 2020, pág. 9) . En este sentido, se le pide leer a les niñes, en tanto repetir palabras, oraciones y frases en el menor tiempo posible, no se preocupa para que estes lean su realidad y las condiciones de injusticias en las que viven muchas sociedades, más las personas con discapacidad.

Por otro lado y, estas circunstancias, las personas con discapacidades siguen presentado mayores dificultades, las cuales, han venido en aumento; y han venido en aumento porque la mayoría no hemos hablado de ellas, por decirlo de otro modo, las hemos invisibilizados. Hemos hablado de los grupos de personas excluidas en condiciones de pobrezas, sin conectividad, sin paquetes de datos, sin dispositivos, de una neoprivatización de los sistemas educativos, de una explotación de les cuerpos por el teletrabajo o por la teleeducación con respecto al exceso de tareas que les dejan a les estudiantes, del extractivismo de la madre tierra, entre otras, las cuales, sabemos que son muy importantes develarlas, sin embargo, en lo personal, no les había pensado, por ello, creo inherente que, las pedagogías críticas y educaciones populares, no solo las visibilicen sino que también tengan el compromiso ético-político-revolucionario para la construcción de propuestas educativas no segregadas o paralelas a estas, sino que pensadas desde las propias diversidades.

La educación a distancia sea esta virtualizada, televisada, radiodifundida, no fueron creadas para las personas con discapacidad, por ejemplo, en México, en la estrategia “Aprende en Casa I”, bajo el manejo virtual de la plataforma de Google Meet, solo eran dirigidas a personas con conectividad a internet, con dispositivos inteligentes y sin discapacidades, excluyendo totalmente a las personas con discapacidad.

En la estrategia “Aprende en casa II” en este ciclo escolar que transcurre, esta se basa en la transmisión de contenidos educativos a  través de la televisión, por decirlo de otro modo, televisada, las autoridades educativas (Secretaría de Educación Pública) volvieron a excluir a las personas con discapacidades, sin embargo, por presiones sindicales, al menos pudieron integrar a una persona que interpreta en lenguaje de señas pero ¿qué sucede con las demás? Vuelven a quedar excluidas, pero dichas autoridades se jactan de ser inclusivos.

En otras latitudes que, aproximadamente queda entre en medio de Costa Rica y México, en Honduras, Cristian Murillo del Centro de Atención Progreseño a la Discapacidad aseveró fuertemente contra el gobierno de Juan Orlando Hernández diciendo que “las personas con discapacidad no son prioridad en esta crisis humanitaria, y nunca han sido para el gobierno de Juan Orlando Hernández” añadiendo “porque miserablemente solo se destinan menos de 0.25 centavos de dólar al año para cada persona con discapacidad” (kaosenlared.net, 2020).

La pandemia vino entonces a ser visible lo invisibilizado y a acrecentar lo que ya existía, lo que ya estaba, y lo que estaba eran esos olvidos, esas invisibilizaciones, exclusiones, discriminaciones, injusticias, violencias y demás. En este sentido, muchas familias sacrificaron las atenciones y educaciones de sus hijes por quedarse sin trabajo y, por tanto, sin ingresos, lo poco que ganan o se tiene les ha servido para malalimentarse no por culpa del COVID-19, sino por culpa de un sistema de explotación que genera grandes asimetrías.

Ahora bien, antes de finalizar quisiera regresarles la palabra a dos voces que, por cuestiones personales, no quisieron estar presentes, pero que nos mandaron algunas vivencias desde sus especificidades. En una entrevista informal a modo de charla:

Julio Cesar (20 años), diagnosticado con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) nos comenta lo siguiente: “a menudo me sentía discriminado y excluido en la escuela por ser diferente a los demás, los que más me discriminaban y excluían eran mis compañeros dentro y fuera del salón de clases, algunos profesores entendían lo que tenia, pero si llegó a ver en una ocasión que fuese un maestro que lo hiciera, ante esto me sentía triste porque no querían platicar conmigo o no me integraban en sus pláticas, para estar concentrado y menos hiperactivo en clases, me recetaron los médicos tomar una pastilla llamada Ritalin, si no la tomaba, era seguro que me ponía a hacer un alboroto en el salón de clases y me distraía de la tarea; cuando dejé de tomar esa pastilla, al mismo tiempo, dejé de sentirme dependiente, ya que era una rutina que tenía que llevar obligadamente. Mi vida ha sido un poco complicada, pues aún me distraigo mucho y me cuesta recatar información en el salón de clases”.

Jonathan de Jesús Gamboa Flores (27 años). El neurólogo lo diagnosticó con Parálisis Cerebral Infantil (PCI) nos comenta que “me sentí muchas veces excluido y discriminado en la escuela porque, en los distintos niveles, siempre había algún compañero estudiante o un docente que no me aceptaba. Me sentía muy mal porque, a la hora de formar equipos, no me tomaban en cuenta; ahora ya hemos sido tomados en cuenta en diferentes actividades escolares, deportivas y laborales. En este tiempo de confinamiento nos cuidamos quedándonos en casa, pero me he sentido un poco desesperado por no poder salir a dar una vuelta a la casa de mi abuelita. Y sobre las clases virtuales que recibo, no pongo mucha atención por eso me gusta más la presencial. Mi vida ha sido muy complicada porque dependo de mis papás y familiares, mi parálisis me atrofia tres extremidades de mi cuerpo (mis dos piernas y mi brazo izquierdo).

Bajo estas perspectivas y vivencias podemos observar por un lado que, la medicación de los trastornos creados y clasificados por la ciencia hegemónica, sirven a determinadas empresas farmacéuticas transnacionales que se enriquecen con base a las ventas de fármacos que son clasificados por su toxicidad y adicción similares a la cocaína, anfetaminas y morfinas como el Ritalin, el cual, ha servido para adormecer las subjetividades rebeldes de nuestra niñez y juventud, dejando grandes secuelas en su salud.

Por otro, se crea y “normaliza” en los imaginarios sociales una violencia por parte de familiares tras el telón de la “sobreprotección” que inutiliza a muches niñes y jóvenes, los cuales, estas toman decisiones por elles sin consulta alguna con el fin de protegerles de cualquier discriminación, exclusión y violencia, sin embargo, a esta “sobreprotección” podríamos afirmar que también es considerada como tal por no permitirles ser con sus especificidades.

Reflexiones finales

  • Es inherente que, desde nuestra propia praxis, resignifiquemos los lenguajes no para romantizarlos, o bien, por compasión o misericordia, sino con base a un autentico compromiso ético-político con el fin de darles existencia a les inexistentes.
  • Las discapacidades al ser ubicadas dentro del grupo oprimido, es necesaria una formación permanente que devele toda clase de dominación y que den cuenta de su propia emancipación.
  • Es necesario el conocimiento y reconocimiento de mi subjetividad diversa y creativa en tanto ciudadanía, con el hito de legitimar nuestros derechos como seres humanos.
  • Es importante romper nuestros propios paradigmas para la reconstrucción de otros y, así, dejar de repetir teorías establecidas y empezar a cuestionarlas.
  • Ver, sentir y pensar a les seres diferentes y creativas, no como objetos para las investigaciones, sino como lo que son, sujetas y sujetos, ciudadanas y ciudadanos, seres humanes que sienten, piensan y son, desde las diversidades.
  • Empoderar a las personas con discapacidades a partir del compromiso ético-político para investigar sus condiciones y, así, construir saberes a partir de la dialéctica endógena-exógena, sujeto-objeto.
  • Denunciar y proponer alternativas que atiendan a las diversidades.
  • Las personas con discapacidades deben tomar sus vidas bajo sus propias manos y luchar en favor de la construcción de políticas públicas y de sus propios procesos educativos (dejar por un lado el adultocentrísmo y, por el otro, el infantilismo).
  • Regresémosles sus voces y que elles luchen por ello, que elles nos digan cuan excluídes, discriminades, estigmatizades han sido a lo largo de su vida, y más en la actual coyuntura pandémica, como acto ético-político debemos escucharles.
  • Avivar ese espíritu rebelde en vez de adormecerles con fármacos que benefician las finanzas de las empresas transnacionales con base en alternativas educativas que formen subjetividades críticas, luchen por mejores condiciones y construyan un mundo más justo, humano y humanizante.
  • Desde las pedagogías críticas y educaciones populares, en palabras de Freire “con una legítima rabia” comprometernos con las personas con discapacidades para visibilizar lo invisibilizado, construir espacios donde den cuenta de lo que, por mucho tiempo, se han callado. Asimismo construir propuestas surgidas desde los contextos y desde les sujetos.

Referencias

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Fuente: El autor escribe para OVE

Imagen: Gerd Altmann en Pixabay

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Pensamiento crítico y pandemia

Una de las principales características del pensamiento crítico ha sido su incomodidad, su capacidad para perturbar los lugares comunes, cuestionar saberes establecidos y sacudir la modorra de la inercia. Siempre fue un pensamiento a contracorriente, rebelde e insumiso.

Marx se dedicó a poner patas arriba, o boca abajo, la herencia teórica de Hegel. Lenin se empeñó en desobedecer a Marx, quien aseguraba que la revolución vencería primero en los países más avanzados industrialmente. Mao y los vietnamitas rechazaron las insurrecciones urbanas por la guerra campesina prolongada. Fidel y el Che fueron herejes respecto a los partidos comunistas que dominaban el escenario de las izquierdas.

El tan elogiado Walter Benjamin fue implacable con la idea de progreso y, más recientemente, los ecologistas cuestionan el desarrollo, mientras las feministas rehúsan las organizaciones verticales y los caudillos patriarcales.

El EZLN, por su parte, recoge aciertos y evita errores de revoluciones anteriores, por lo que hace a un lado la guerra para seguir transformando el mundo y defendiendo (por todos los medios) los territorios donde el pueblo manda ejerciendo su autonomía.

¿En qué situación se encuentra el pensamiento crítico en plena pandemia? ¿Cuáles deberían ser los puntos centrales de su análisis? ¿Quiénes lo formulan en este periodo?

Intentaré responder en pocas líneas.

La primera es que el pensamiento establecido, enunciado por academias, partidos y autoridades intelectuales, está en plena decadencia, un proceso enlazado con las crisis civilizatoria y sistémica en curso. Quizá por ser parte de una civilización moderna, urbana, occidental, colonial y patriarcal. O sea, por haberse rendido al capitalismo.

El grueso de los llamados intelectuales se dedican a justificar los errores y horrores de los partidos de la izquierda electoral, más que a criticarlos, con el triste argumento de que no quieren favorecer a la derecha. Si criticar a la izquierda fuera eso, Marx y Lenin deberían ser despachados por derechistas, ya que dedicaron algunas de sus mejores obras a cuestionar a sus compañeros de ruta.

La segunda es que el pensamiento crítico debe quitar el velo de las causas estructurales y de larga duración de la situación que vivimos. No entretener audiencias con argumentos falaces. Ser capaces, por ejemplo, de vincular la pandemia con el modelo neoliberal extractivo, la brutal especulación financiera y la cuarta guerra mundial contra los pueblos, en vez de atribuir los fracasos, y los éxitos en el combate al virus, a tal o cual gobierno. A eso le llamo entretener en vez de analizar.

Además, el pensamiento crítico no debe conformarse con diagnósticos. Estamos desbordados de jucios del más diverso tipo, muchos de ellos contradictorios. Años atrás se mentaba el pico del petróleo ( peak oil) como clave de bóveda del fin de la civilización capitalista. Mucho antes, se aseguraba que el sistema caería víctima de inexorables leyes económicas.

Cada día aparecen diagnósticos que colocan los límites del sistema en el medio ambiente, el agotamiento de recursos, y un largo etcétera de supuestas causas objetivas que no hacen más que eludir el conflicto social como única forma de poner freno y derrotar al capitalismo. Ya lo dijo Benjamin: si el sistema cayera por razones objetivas, la lucha no tendría el menor sentido.

La tercera me parece la más importante. Hasta hoy los encargados de emitir pensamiento crítico eran varones, blancos, académicos y de clase media-alta. Por supuesto el tipo de ideas que divulgaron eran eurocéntricas, patriarcales y coloniales, aunque debe reconocerse que no por eso estaban todas erradas. Sólo debemos pasarlas por el tamiz de los pueblos, las mujeres y los jóvenes.

Ahora quienes emiten el pensamiento crítico no son ya personalidades, sino pueblos, colectivos, comunidades, organizaciones y movimientos. ¿Quiénes son los representantes teóricos del pueblo mapuche o de los pueblos indígenas del Cauca colombiano? ¿Quiénes encarnan las ideas de los movimientos feministas y de mujeres antipatriarcales?

Todavía hay quienes creen que el pensamiento zapatista fue obra del subcomandante Marcos y ahora del subcomandante Galeano. Nunca aceptarán que son pensamientos nacidos de experiencias colectivas que son comunicados por voceros elegidos abajo. Nunca aceptarán que el vocero actual es el subcomandante Moisés.

Esta es la realidad del pensamiento crítico actual. Desvaríos arriba, creatividad abajo. Como la vida misma. No hay nada esencialista en esto. El conocimiento vivo surge entre quienes luchan. Sólo quienes están transformando el mundo pueden conocerlo a fondo, entre otras cosas porque les va la vida en ello, porque no pueden hacerse la menor ilusión con los de arriba, mucho más allá del color político y del discurso que emitan.

Benjamin lo dijo con absoluta claridad: El sujeto del conocimiento histórico es la clase oprimida misma, cuando combate.

Fuente: https://www.nodal.am/2020/12/pensamiento-critico-y-pandemia-por-raul-zibechi/

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Sistemas educativos de AL enfrentan desigualdades estructurales: informe

América Latina/29-11-2020/Autora: Laura Poy Solano/Fuente: www.jornada.com.mx

Los sistemas educativos de América Latina y el Caribe no sólo enfrenta la pandemia de Covid-19, también desigualdades estructurales que imponen nuevos desafíos, entre ellos reconocer la diversidad cultural e integrarla en las currícula de cada país, advierte el Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo “Inclusión y Educación: todos y todas sin excepción”.

El documento, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y el Laboratorio de Investigación e Innovación en Educación para América Latina y el Caribe (SUMMA), señala que en el 90 por ciento de los manuales escolares de ciencias sociales en la región, se describen en profundidad los sistemas de pensamiento europeo, pero sólo 55 por ciento describen la historia cultural de las personas negras, “en general de manera poco crítica y ahistórica”.

Agrega que los temas ligados a las lenguas y las culturas indígenas solo se tratan en las escuelas donde como mínimo un 20 por ciento del alumnado pertenecen a grupos indígenas, mientras que las cuestiones relativas al género están mal reflejadas y poco presentadas en los libros de texto.

El informe subraya que el cuerpo docente necesita más apoyo para afrontar el reto de la diversidad, pues a menudo “no se les ofrecen oportunidades de desarrollo profesional continuo”. A pesar de que en el 70 por ciento de los países de la región hay leyes o políticas que prevén la capacitación de los docentes en materia de inclusión, más del 50 por ciento de los maestros en el Brasil, Colombia y México informaron que carecían una capacitación profesional para enseñar a alumnos con necesidades especiales.

La Unesco señala que el currículo es el principal medio que utilizan los sistemas educativos para llevar a la práctica la inclusión, por lo que un currículo inclusivo “debe reconocer e incluir todas las formas de conocimiento, suministrar una base común pero variada de conocimientos para promover la cohesión de la sociedad, y debe poder ser adaptado y contextualizado, teniendo en cuenta las diferencias y las necesidades de los alumnos y sus comunidades”.

Agrega que un análisis de 19 países muestra que en el 95 por cientode los currículos de tercero y sexto grado se introducen conceptos relativos al diálogo, la diversidad y la identidad, en el 90 por ciento se tratan los derechos y la solidaridad, y en el 70 por ciento la inclusión, la no discriminación y la tolerancia.

Sin embargo, en materia de participación política, considerada fundamental para la construcción de una sociedad inclusiva, se identificó que en las currículas de Colombia, Chile, República Dominicana, Guatemala, México y el Paraguay no alientan suficientemente al alumnado a a participar en actividades políticas.

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Lo vernáculo y lo utópico

Por: Boaventura De Sousa Santos

 

Consultar cualquier diccionario moderno de lenguaje escrito nos lleva a concluir que lo vernáculo y lo utópico son conceptos opuestos. Mientras que lo vernáculo (del latín, vernaculus,) significa que es propio de un lugar o una región, lo utópico (de Utopía, título del famoso libro de Thomas More [1516]) significa lo que caracterizaría a un gobierno imaginario en ningún lugar específico.

En sentido figurado, mientras que lo vernáculo es lo correcto, puro, de la tierra; lo utópico es lo fantasioso, imaginario, quimérico. En este texto, trato de demostrar que, contrariamente a esta aparente contradicción y al consenso de los diccionarios al respecto, hay más complicidad entre los dos términos de lo que se puede imaginar, y La utopía paralela | La Virreina Centre de la Imatgeque estas complicidades se han hecho más visibles en los últimos tiempos.

El título de este texto se inspiró en la obra de uno de los teóricos marxistas más notables y olvidados del siglo pasado, Teodor Shanin, quien llevó a cabo trabajos pioneros para rescatar la riqueza, diversidad y carácter dinámico del pensamiento de Karl Marx (contra todas las ortodoxias, marxistas y no marxistas).

Shanin se dedicó, en particular, a mostrar la importancia de la obra inédita de Marx después de la publicación del primer volumen de Das Kapital en 1867 (la última obra importante que publicó en vida) hasta su muerte en 1883, titulado “Marx tardío”, nada más y nada menos que 30.000 páginas de notas.

Hasta la publicación de El Capital, y a pesar de haber leído más que ningún otro teórico europeo contemporáneo sobre la historia de las sociedades no europeas, es decir, las asiáticas, Marx las analizó desde una perspectiva eurocéntrica, evolutiva, centrada en la idea de que tales sociedades representaban etapas anteriores y desesperadamente anticuadas de las sociedades capitalistas desarrolladas de Europa. Incluso en el caso de éstas, la única que analizó con impresionante detalle y lucidez fue Inglaterra, la economía capitalista más desarrollada de su tiempo.

Atento a los movimientos revolucionarios que surgían en el centro de Europa y que no eran compatibles con el modelo de revolución proletaria que había teorizado, Marx comenzó a darles una atención privilegiada en lugar de ignorarlos o encuadrarlos por la fuerza en su teoría.

Carlos Marx y la lucha anticolonial | Revista CrisisSi esto es cierto en el caso de la Comuna de París de 1871, lo es aún más en el caso del movimiento populista revolucionario ruso de base campesina, muy fuerte en las décadas de 1870 y 1880. Para comprender lo que estaba sucediendo en Rusia, Marx comenzó a estudiar ruso de forma obsesiva (como si se tratara de «una cuestión de vida o muerte», como se quejaba su mujer en una carta a Engels, fiel compañero y colaborador de Marx).

Desde entonces hasta su muerte, la heterogeneidad de las historias y transformaciones sociales se convirtió en un hecho central en las reflexiones de Marx. Las consecuencias teóricas fueran inmediatas: no existen leyes monolíticas de desarrollo social; no hay una, pero sí varias vías para llegar al socialismo, y los análisis de El Capital sólo son totalmente válidos para el caso de Inglaterra; el campesino, lejos de ser un obstáculo o un residuo histórico, puede, en determinadas circunstancias, ser un sujeto revolucionario.

Todo esto sonaba extraño, teóricamente impuro y “poco marxista» a los ojos de la mayoría de los marxistas de finales del siglo XIX. Esta evolución del pensamiento de Marx llegó a ser considerada un signo de debilidad mental asociada con la vejez, y una de las cuatro versiones de la carta de Marx a una populista rusa, Vera Zazulich, fue censurada por marxistas rusos y sólo fue publicada en… 1924. Curiosamente, las mismas críticas de impureza teórica fueron dirigidas a Lenin por sus camaradas después de 1905-7.Preguntas frecuentes sobre el marxismo

¿Cuáles eran después de todo los pecados de Marx? Eran dos. Por un lado, habiendo valorado contextos y experiencias locales, vernáculas, a pesar de que se desvían de estándares supuestamente universales. Por otro lado, atribuir valor positivo e incluso utópico a lo antiguo, aparentemente residual (la comuna campesina rusa basada en la propiedad comunitaria y la democracia de base, aunque siempre bajo la vigilancia del estado despótico zarista) y desafiaba, con su voluntarismo y moralismo, las leyes objetivas (y no morales) de la evolución social que él mismo había descubierto.

Todo esto parece historia de un pasado lejano y sin relevancia para nuestro presente y futuro, pero de hecho no lo es. Este tipo de debate, sobre la necesidad de buscar en las tradiciones las energías y pistas para mejorar el futuro y, en general, sobre las dificultades de la teoría pura, sea la que sea, para dar cuenta de la realidad siempre rebelde y siempre en movimiento, ha acompañado todo el siglo pasado, y creo que nos acompañará en el siglo actual.

El movimiento obrero – Causas – Orígenes – Ideologías revolucionarias - DAVID STREAMSPor ejemplo, mencionaría dos contextos muy diferentes en los que el debate estuvo presente (si es que no lo sigue estando). Dejo de lado el hecho de que ninguno de los procesos revolucionarios que se estabilizaron en el siglo pasado fueron dirigidos por la clase obrera en los términos precisos previstos por la teoría marxista, desde las revoluciones rusas de 1905 y 1917 hasta la revolución mexicana de 1910, desde las revoluciones chinas de 1910, 1927-37 y 1949 hasta la revolución vietnamita de 1945 y la revolución cubana de 1959.

En todos ellos, el protagonista era el pueblo trabajador oprimido en el campo y en la ciudad, y en algunos de ellos los campesinos jugaron un papel decisivo.

El primer contexto fue la descolonización en el subcontinente asiático (especialmente en la India) y en África. En todos los procesos de independencia, el dilema entre dificultades u oportunidades estaba presente, el hecho de que las realidades locales estaban tan alejadas de las realidades europeas estudiadas por Marx que solo con muchas adaptaciones podrían imaginarse revoluciones nacionalistas de vocación socialista en versión marxista.

En el caso de India, el debate se calentó dentro de las fuerzas nacionalistas: por un lado, la posición de Nehru, que asociaba el socialismo con la modernización en India, en términos cercanos a los de la modernización europea; por el otro, Gandhi, para quien la riqueza de la cultura india y las experiencias comunitarias ofrecían la mejor garantía de una liberación real.When Jawaharlal Nehru was charged with sedition, not once but twice

En 1947 prevaleció la posición de Nehru, pero la tradición gandhiana se ha mantenido viva y activa hasta el día de hoy. En África, el lapso va desde 1957 (la independencia de Ghana) hasta 1975 (la independencia de las colonias portuguesas). Bajo pena de cometer alguna omisión, creo que los cuatro líderes más notables en la lucha de liberación anticolonial fueron Kwame Nkrumah (Ghana), Julius Nyerere (Tanzania), Leopold Senghor (Senegal) y Amílcar Cabral (Guinea-Bissau).

Todos ellos vivieron intensamente en el debate sobre el valor del vernáculo africano y todos ellos buscaron, incluso de manera diferente, neutralizar el eurocentrismo de Marx e imaginar futuros para sus países que valorizasen la cultura, las tradiciones y las formas de vida africanas.

Cada uno a su manera contribuyó a la idea del socialismo africano que reclamaba la diversidad de los caminos hacia el desarrollo en los que el humanismo africano tomaba el lugar del progreso unilineal y a toda costa, y en el que las experiencias ancestrales de la vida comunitaria tenían más prioridad que la lucha de clases. En todos ellos estaba presente la posibilidad de que lo vernáculo local y ancestral se convirtiera en la idea movilizadora de una utopía de liberación.

Obviamente, como en el difunto Marx, que ninguno de ellos conocía, lo vernáculo tendría que ser adaptado para dar rienda suelta a su potencial utópico.

Cuando, en 1975, las entonces colonias portuguesas ascendieron a la independencia, las condiciones del debate habían cambiado profundamente debido al contexto externo y también al conocimiento de la evolución de las experiencias anteriores de independencia en el continente. Aun así, la tensión entre lo vernáculo y lo utópico se manifestó de múltiples maneras.

Today in history: Mozambique achieves independence in 1975Por poner sólo un ejemplo, en Mozambique, el partido Frelimo (1) comenzó adoptando una posición hostil hacia todo lo que era tradicional porque veía en él un pasado irreparablemente adulterado por la violencia colonial. Por lo tanto, fue hostil a la continuidad de las autoridades tradicionales que administraban justicia informalmente, por parte de miembros de la comunidad y utilizando los sistemas de justicias africanos.

Sin embargo, el desmantelamiento de este sistema de autoridades comunitarias provocó tal perturbación en las formas de convivencia pacífica en las comunidades, donde la justicia oficial no llegó para nada, que el gobierno revirtió y legitimó, ya en 2000, a estas autoridades, que hoy operan en paralelo a los juzgados comunitarios. De manera similar, en Guinea-Bissau y Cabo Verde, los tribunales de tabanca persistieron con el nombre tribunales de zona.

El segundo contexto, muy diferente y mucho más reciente, tuvo lugar en México con el levantamiento zapatista en Chiapas en 1994, y en Bolivia y Ecuador, con los procesos constituyentes que siguieron a las victorias en las elecciones presidenciales de Evo Morales (2006) y Rafael Correa (2007).

La experiencia zapatista representa una de las combinaciones más complejas entre lo vernáculo y lo utópico, combinando a día de hoy los ideales de liberación social y política con la valorización de la cultura y las experiencias comunitarias de los pueblos indígenas del sur de México. Una comprensión contrahegemónica de los ideales de derechos humanos se articula con una afirmación radical de autogobierno e innovación constante de lo propio y lo ancestral.

A su vez, las dos experiencias democráticas en Bolivia y Ecuador ocurrieron después de décadas de movilización de los pueblos indígenas, de modo que las cosmovisiones ancestrales indígenas imprimieron de forma decisiva su marca en las Constituciones de Ecuador (2008) y Bolivia (2009).

La idea del desarrollo fue sustituida por la idea del buen vivir, la concepción de la naturaleza como recurso natural fue sustituida por la concepción de la naturaleza como Pachamama, la madre-tierra que debe ser cuidada y cuyos derechos están específicamente consagrados en el Artículo 71 de la Constitución Ecuatoriana.

La articulación entre lo vernáculo y lo utópico, entre el pasado y el futuro, reunió el entusiasmo de los movimientos ecologistas urbanos de muchos países que, sin conocer la filosofía indígena, se sintieron atraídos por el respeto que surgió de ella y por los valores del cuidado de la naturaleza y la conciencia ecológica que los movilizó.

Como había sucedido antes con los zapatistas, el nuevo e innovador énfasis en lo vernáculo y lo local, creó lenguajes que trascendieron el lugar y se integraron en narrativas emancipadoras cosmopolitas con un registro anticapitalista, anticolonialista y antipatriarcal.

Esta tensión creativa entre lo vernáculo y lo utópico no terminó con las experiencias históricas que acabo de mencionar. Me atrevo a pensar que nos acompañará en este siglo, ciertamente fortalecido por las alternativas que se abren en el período post-pandemia.

Cada vez es más evidente que si las sociedades y las economías no adoptan formas de vida distintas de las basadas en la explotación injusta e ilimitada de los recursos naturales y los recursos humanos, la vida humana en el planeta estará en riesgo de extinción.

 Nota 

1 Frente de Liberación de Mozambique en portugués: Frente de Libertação de Moçambique.

 

*Académico portugués. Doctor en sociología, catedrático de la Facultad de Economía y Director del Centro de Estudios Sociales de la Universidad de Coímbra (Portugal). Traducción de Bryan Vargas Reyes

Fuente e imagen: https://www.surysur.net/boaventura-lo-vernaculo-y-lo-utopico/

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Rosa Luxemburgo desde América Latina

Un fantasma recorre América Latina: el fantasma de Rosa Luxemburgo. Su espectro sobrevuela las resistencias e iniciativas de los sectores más combativos del movimiento obrero y los pueblos indígenas, del campesinado y los feminismos plebeyos, del estudiantado y las comunidades migrantes. Más allá de sus matices y posibles diferencias, podemos afirmar que, en conjunto, este crisol de luchas evidencia que vivimos un tiempo histórico acorde con el luxemburguismo.

Sin embargo, para bien y para mal, ésta es una historia que aún no es plenamente Historia. Para bien, porque Rosa dista de ser una marxista anclada meramente en su época y su contexto específico, como algo situado sin más en el pasado. Por el contrario, hoy su obra -entendida como la conjunción de lo pensado, sentido y actuado por ella- se nos presenta como tremendamente actual e imperecedera: sus conceptos y reflexiones, la agudeza de sus críticas, advertencias y denuncias resultan premonitorias y de enorme vigencia, no sólo para cepillar a contrapelo lo acontecido durante el siglo XX, sino también y sobre todo para analizar a -e incidir en- las apuestas emancipatorias y los procesos socio-políticos más radicales que se despliegan en el sur global, y en particular en América Latina. Para mal, porque todavía no se ha reconstruido, en toda su riqueza y complejidad, la recepción, influencia y recreación de la obra de Rosa Luxemburgo en nuestro continente. Esta es una tarea pendiente de suma importancia, que en forma parcial y aproximativa se está intentando subsanar desde hace algunos años en la región, y a la que esta ponencia pretende también aportar.

Al respecto, creemos pertinente partir de una cierta periodización o desdoblamiento de los ciclos de la lucha de clases en el sur global durante el último siglo, en tres grandes momentos, dentro de los cuales el espectro de Rosa circunda, influye y aporta a la revitalización del marxismo latinoamericano en una clave crítica y revolucionaria, contribuyendo a potenciar las luchas anti-sistémicas en nuestro continente.

La unidad entre teoría y acción

El primero de ellos emerge al calor de las últimas reflexiones y disputas militantes libradas por la propia Rosa, e involucra centralmente los primeros años posteriores a su asesinato. Como es sabido, entre 1917 y 1923 se vive un proceso de exacerbación de la lucha de clases que implica -más allá de las particularidades de cada territorio- una dinámica de insubordinación global. En este marco, la figura de José Carlos Mariátegui (1894-1930), marxista peruano y uno de los más originales intelectuales militantes de América Latina, se destaca por su sugerente apropiación del legado luxemburguista, e incluso por las notables afinidades que ostenta con respecto al derrotero de Rosa como revolucionaria incómoda para la época. En ambos casos, estamos en presencia de figuras “trágicas”, cuya vida se trunca abruptamente, que batallan tanto contra el reformismo y las lecturas positivistas del marxismo, como con aquellas visiones que pretendían hacer de la revolución rusa un “modelo” a replicar en todo tiempo y lugar.

La unidad indisoluble entre teoría y acción, el punto de vista de la totalidad como principio epistemológico del marxismo, la crítica al eurocentrismo que imbuía en aquel entonces a la inmensa mayoría de la izquierda, la denuncia de las formas imperiales de despojo en la periferia capitalista, la revalorización de las formas comunitarias de vida social, la defensa enconada del internacionalismo sin descuidar el análisis situado de la realidad, la apuesta por formas organizativas más democráticas y la confianza en la capacidad autoemancipatoria de las masas, son algunos de los puntos en común que los hermana. El destino de ambos también es similar: excomulgados por la III Internacional y gran parte de los partidos comunistas, al poco tiempo de fallecer, sus apellidos pasaron a ser sinónimo de error político y debilidad teórica, deviniendo herejías que debían ser combatidas con igual esmero.

Si bien no podemos extendernos, vale la pena destacar que durante su prolongada estancia en Europa (donde adscribe al marxismo y vivencia lo que define como una “crisis civilizatoria”) Mariátegui llega a visitar en 1922 Alemania, durante un contexto en el que aún el proceso revolucionario no se había cerrado definitivamente en el país. Tras su regreso a Perú al año siguiente, dicta una serie de conferencias en el marco de las Universidades Populares “González Prada” (un espacio de autoformación política con idéntica vocación a la de la Escuela de partido en Berlín de la que supo ser parte Rosa, que fungía de instancia de articulación de las luchas obreras, estudiantiles e indígenas), donde dos de los conversatorios los dedica íntegramente al análisis de los acontecimientos ocurridos en territorio germano. Allí brinda una sentida semblanza de Rosa, en la que expresa: “Rosa Luxemburgo, figura internacional y figura intelectual y dinámica, tenía también una posición eminente en el socialismo alemán. Se veía, y se respetaba en ella, su doble capacidad para la acción y para el pensamiento, para la realización y para la teoría. Al mismo tiempo era Rosa Luxemburgo un cerebro y un brazo del proletariado alemán”.

No será ésta la única vez que aluda a ella en sus escritos. Al final de su vida, entre 1929 y 1930, en un contexto donde el “luxemburguismo” no gozaba en absoluto de legitimidad en las filas de la izquierda, Mariátegui escribe una serie de notas bajo el título de Defensa del Marxismo, en las que reivindica a la praxis como columna vertebral de todo proyecto revolucionario, que según él implica la creación de hombres y mujeres radicalmente distintos a los que forja el capitalismo. Entre los nombres que destaca como ejemplos de este tipo de figuras que amalgaman pensamiento crítico, nueva sensibilidad y acción transformadora, nuevamente despunta Rosa: “¿Y en Rosa Luxemburgo, acaso no se unimisman, a toda hora, la combatiente y la artista? ¿Quién vive con más plenitud e intensidad de idea y creación? Vendrá un tiempo en que, a despecho de los engreídos catedráticos, que acaparan hoy la representación oficial de la cultura, la asombrosa mujer que escribió desde la prisión esas maravillosas cartas a Luisa Kautsky, despertará la misma devoción y encontrará el mismo reconocimiento que una Teresa de Ávila. Espíritu más filosófico y moderno que toda la caterva pedante que la ignora puso en el poema trágico de su existencia el heroísmo, la belleza, la agonía y el gozo, que no enseña ninguna escuela de sabiduría”.

Esta reivindicación de Luxemburgo lleva a Mariátegui a traducir y publicar en la revista Amauta (de la que supo ser fundador y director hasta su muerte), al cumplirse en 1929 diez años de su asesinato, el texto “Navidad en el asilo de noche”, escrito por la propia Rosa, así como editar en ella, a comienzos de 1930, un extenso artículo de homenaje a la revolucionaria polaca, redactado por la poeta argentina y activista de izquierda Nydia Lamarque, bajo el título de “La vida heroica de Rosa Luxemburgo”, que sugestivamente incluye como ilustración complementaria el dibujo de una indígena “hiladora” de los Andes. Todo un símbolo a pesar de las distancias étnicas, geográficas y filosóficas. Tejer redes e ideas, enhebrar luchas y hermanar resistencias tanto en el centro europeo (donde el proletariado urbano asumía un rol fundamental) como en las periferias del sur global (en las que las comunidades campesinas e indígenas resistían con tesón a la acumulación por despojo), fue algo que obsesionó a Rosa a lo largo de su ajetreada e intensa vida militante.

Exhumando el luxemburguismo

La derrota y el reflujo paulatino de todas estas luchas, la brutal represión acometida por el fascismo y el nazismo, así como la consolidación del stalinismo dentro de los partidos de izquierda, trajeron aparejado un contexto sumamente adverso para el marxismo crítico, y un eclipsamiento casi total de aquellas tradiciones distantes de la socialdemocracia y el leninismo. No obstante, la década del sesenta será un segundo tiempo de resurgimiento y ebullición de las luchas populares, que permite rescatar la obra de Rosa Luxemburgo al compás de las rebeliones vividas en buena parte del sur global.

Esta nueva insubordinación global que tiene como años emblemáticos a 1967, 1968 y 1969, torna propicia la exhumación de Rosa como militante anticapitalista, heterodoxa e integral. En las multitudinarias manifestaciones contra la guerra en Vietnam, junto a pancartas de Hồ Chí Minh y el Che Guevara, se destacan las de su inconfundible rostro. El mayo francés, el otoño caliente italiano y el movimiento estudiantil y de izquierda extraparlamentaria en Alemania, revitalizan sus ideas y propuestas. Si ya la revolución cubana había abierto tempranamente un período de recreación del pensamiento crítico en América Latina, movimientos insurgentes y rebeliones populares en diversos territorios de nuestro continente traen al presente sus aportes.

Dentro de la constelación de corrientes de la nueva izquierda que irrumpe con fuerza en aquellos años, cabe resaltar a un grupo político-cultural argentino, conocido como Pasado y Presente, que en franca ruptura con las tradiciones más ortodoxas del marxismo, publica una revista homónima y una serie de cuadernos en formato de libro (que, a lo largo de más de una década, llegan a tener en total, tras sucesivas reediciones, una tirada de casi un millón de ejemplares). En este marco precisamente dan a conocer varios libros y artículos de Rosa Luxemburgo, inéditos hasta ese entonces en lengua española. En medio de un contexto signado por una cruenta dictadura militar, el grupo Pasado y Presente difunde sus ideas en la ciudad de Córdoba, que se ve sacudida por una huelga política de masas con tintes insurreccionales, conocida como el “Cordobazo”, que involucra la proliferación de barricadas y el enfrentamiento con las fuerzas policiales, desbordando incluso a las dirigencias sindicales y partidarias desde una sana y combativa espontaneidad.

Entre los varios escritos que publican de Rosa, uno de ellos resulta clave para entender a estos inéditos procesos de autoactividad popular: Huelga de masas, partido y sindicatos se edita en Argentina (y por primera vez en castellano en todo el mundo) en mayo de 1970, cuando se cumple el primer aniversario del “Cordobazo”, al que de ahí en más le suceden otras rebeliones similares en el resto del país y también en otras latitudes de nuestro continente. En simultáneo a la difusión de este escrito maldito de Rosa, que de acuerdo al grupo Pasado y Presente “puede arrojar muchas enseñanzas y reflexiones válidas para el examen de los tiempos actuales”, publican su texto Problemas organizativos de la socialdemocracia rusa, el borrador titulado La revolución rusa, la Anticrítica que redacta como respuesta frente a los cuestionamientos a su libro La acumulación del capital, así como Introducción a la economía política, material póstumo de enorme relevancia para la realidad latinoamericana, y variados artículos y documentos vinculados con la cuestión nacional en Polonia y en Europa.

José Aricó, principal referente del grupo Pasado y Presente y traductor de algunos de estos textos de Rosa, afirma por esos años que editar a Luxemburgo es ante todo un acto político, que “adquiere una doble significación: la de un homenaje a la revolucionaria asesinada por la canalla de Noske, y a la vez la del rescate de una elaboración teórica y política fundamental para el marxismo, silenciada durante años por el stalinismo”. En esa coyuntura tan convulsionada en Argentina, esta generación reconocía que “el pensamiento de Rosa Luxemburgo se nos presenta de una actualidad sorprendente. Es quizás esa actualidad lo que atemoriza tanto a los dogmáticos y los impulsa a seguir silenciando a la gran revolucionaria”. Consideramos que la original experiencia de Pasado y Presente se emparenta con lo que Frigga Haug definió como la “línea Luxemburgo-Gramsci”, en la medida en que en sus reflexiones e iniciativas político-culturales, supieron amalgamar lo mejor de estos marxistas heterodoxos, incómodos tanto para la socialdemocracia como para el leninismo en su variante stalinista.

Como se puede comprobar revisando las fechas de edición de los libros y materiales que abordan la obra de Rosa en nuestro continente, la bibliografía de su propia autoría o bien centrada en ella tiene su mayor difusión durante los años ’70. Sin duda hay un contexto latinoamericano y global que requiere herramientas teórico-analíticas y de intervención militante que vayan a contramano de los dogmatismos predominantes hasta ese entonces, y los escritos de Rosa resultan -ejercicio de traducción y actualización mediante- una brújula potente en aquel conmovedor tiempo histórico de crisis capitalista, donde la politización de las clases populares y el ascenso de las luchas constituye una invariante condición de época. La obra luxemburguista irrumpe en este momento tan álgido con una enorme potencialidad, para ensayar apuestas políticas de un socialismo anti-autoritario y radical, a contramano de toda lógica burocrática o puramente parlamentarista, privilegiando el protagonismo popular desde abajo, desde un sentir más acorde a los enormes desafíos de una coyuntura donde se trata ante todo de exigir lo imposible.

No obstante, el reflujo que le sucede a este período de protesta y descontento planetario, signado por una contrarrevolución que supuso un ejercicio generalizado del terrorismo estatal y paramilitar en gran parte del sur global durante los años setenta y ochenta, así como el estatismo autoritario y la ofensiva neoliberal desplegada en Europa en esas décadas, combinadas con el desconcierto y la desazón como consecuencia de la implosión de los regímenes autodenominados socialistas, hacen menguar la vitalidad del marxismo como concepción del mundo y brújula para la acción transformadora.

Nuevas rebeliones, nuevos horizontes

El nuevo ciclo de luchas populares e impugnación al neoliberalismo en la región que irrumpe durante los años ’90, fue la oportunidad para que Rosa retorne como una referencia teórico-política cada vez más importante de las resistencias desplegadas a lo largo y ancho del continente, por movimientos sociales y organizaciones de base inéditas. El llamado Caracazo de 1989 en Venezuela, la rebelión indígena en territorio ecuatoriano en 1990, la conmemoración de los 500 años de resistencia a la opresión colonial en 1992 y el alzamiento zapatista el 1 de enero de 1994 en Chiapas (México), la guerra del agua y del gas en Bolivia, el 19 y 20 de diciembre de 2001 en Argentina, así como un sinfín de procesos de insubordinación de masas, resultaron hitos precursores de esta nueva fase de protesta y descontento de masas, pero también de autoafirmación y construcción de poder territorial que, con vaivenes y altibajos, se mantiene en pie más allá de las alternancias gubernamentales de uno u otro pelaje ideológico, y que en los últimos años parece haber cobrado un nuevo impulso de la mano de los movimientos feministas y popular-comunitarios en contra del extractivismo y las múltiples formas de violencia sobre los cuerpos, y que durante 2019 ha incluido verdaderas huelgas políticas de masas y revueltas callejeras (la mayoría de ellas de carácter espontáneo) en países como Haití, Chile, Colombia y Ecuador, que tornan más vitales aún las elucubraciones de Rosa al respecto.

En este sentido, nos asumimos como parte de una nueva generación intelectual y militante que, en los últimos años en particular, ha intentado traer al presente y recrear ciertas ideas e hipótesis luxemburguistas, con el propósito de aportar a la reflexión y acción de las organizaciones de izquierda y los movimientos populares de carácter anticapitalista, anticolonial, antiimperial y antipatriarcal. Si bien son numerosos los aportes que Rosa brinda para la actual coyuntura latinoamericana, no podremos profundizarlos aquí en detalle, tal como sí lo hacemos en nuestro libro Rosa Luxemburgo y la reinvención de la política. Una lectura desde América Latina (2019).

Nos interesa, por tanto, enunciar al menos algunas de sus principales contribuciones, que hemos tenido la oportunidad de contrastar y poner en diálogo con movimientos y organizaciones de diferentes países de Sudamérica, en el marco de talleres de formación política realizados durante 2018 y 2019, y que tenemos previsto replicar este año en otros territorios latinoamericanos. En apretada síntesis ellos son:

  1. El punto de vista de la totalidad, la dialéctica revolucionaria y la praxis histórica, como principios epistémico-políticos de un marxismo no esquemático ni mecanicista.
  2. La sugerente lectura del entrelazamiento entre capitalismo y colonialismo, para entender de forma más compleja las dinámicas de explotación, endeudamiento y despojo que implican una relación violenta, asimétrica y desigual entre los centros y las periferias globales, a partir de una óptica que considera al capitalismo como un sistema-mundo constitutivamente conflictivo, imperial y en constante búsqueda de nuevos mercados, que dista de ser homogéneo y armónico en su configuración.
  3. La vocación por amalgamar la denuncia de la misoginia, la confrontación contra el patriarcado y el fomento del protagonismo de las mujeres, con el impulso y la relevancia de la lucha de clases, de manera tal que estas diferentes y complementarias modalidades de opresión pudiesen combatirse desde una perspectiva integral. Múltiples colectivos y organizaciones feministas, ancladas en una lucha “interseccional”, hoy levantan la figura de Rosa en movilizaciones y procesos de autoafirmación en todo el sur global, como una referencia clave que, en su época, osó impugnar el monopolio del pensamiento y el quehacer político por parte de los varones, y caracterizar a las mujeres trabajadoras como “las más desposeídas de derechos de todos los desposeídos”, aunque sin dejar de criticar a aquel feminismo burgués que, disociando estas luchas, subestima y hasta bebe de los frutos de la dominación de clase.
  4. La estrecha relación entre socialismo y democracia, que supone reformular el vínculo entre ambos en función de una perspectiva no instrumental, donde medios y fines se articulan y condicionan mutuamente, a punto tal que el camino es tan importante como la meta, por lo que el ejercicio de una democracia socialista que hermane libertad e igualdad, no comienza de acuerdo a Rosa “recién en la tierra prometida”, sino que debe prefigurarse aquí y ahora, en cada resquicio de la vida cotidiana.
  5. El activismo en contra de la guerra y el militarismo, que hoy se actualiza al calor de lo que el zapatismo define como “cuarta guerra mundial”, y que ciertas feministas consideran que tiene al cuerpo de las mujeres como principal botín y territorio de disputa. La huelga internacional llamada una vez más para este 8 de marzo, apunta justamente a denunciar esta violencia sistémica al grito de “¡Vivas nos queremos!”
  6. La crítica a los formatos ultra-centralistas y burocráticos de organización, que deben ser sustituidos según ella por una organización-proceso, en constante movimiento y dinamismo, democrática y participativa, de carácter experimental y abierta al aprendizaje colectivo, en función de los vaivenes de la lucha de clases y de la espontaneidad de las masas, tal como se advierte en infinidad de movimientos sociales y espacios de auto-organización popular surgidos en las últimas décadas en América Latina al calor de las resistencias contra el neoliberalismo, que además han sabido generar, tal como pregonaba Rosa, puentes de mutua interacción e instancias de confluencia, durante las sucesivas “oleadas” de lucha callejera, entre activistas que sí se encuentran organizados/as y sectores que, a pesar de no estarlo, demuestran un enorme espíritu de lucha y grandes niveles de autoconciencia.
  7. La apuesta por articular de manera dialéctica reforma y revolución, que en palabras de Rosa implica “la unión de la lucha cotidiana con la gran tarea de la transformación del mundo”, de forma tal que la primera potencie la conquista de “reformas no reformistas”, habilitando mecanismos de ruptura y focos de contrapoder, y aportando al fortalecimiento de una visión estratégica global que, al mismo tiempo, reimpulse aquellas exigencias y demandas parciales, desde una perspectiva emancipatoria y contra-hegemónica de largo aliento.
  8. El internacionalismo como principio político indeclinable. El anti-imperialismo y la solidaridad activa entre las clases oprimidas del mundo, para ella no estaba supeditada a conveniencias pragmáticas o coyunturales, sino que constituía una actitud ética de carácter estratégico, que debía ejercitarse a nivel cotidiano y poniendo el cuerpo, no a través de discursos y documentos que se agotaran en la mera retórica de la denuncia. Hoy esta convicción se actualiza como un certero antídoto ante la exacerbación de los nacionalismos, el racismo y la xenofobia, al compás de consignas como la de los movimientos campesinos latinoamericanos, que gritan al unísono: “¡Globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza!”.
  9. La exigencia del reconocimiento pleno de la plurinacionalidad, en aquellos territorios y casos concretos en los que la autoadministración territorial, la libertad cultural y el uso de la lengua autóctona, ameritan ser reconocidas como demandas genuinas de pueblos y naciones subyugados, sin que ello equivalga necesariamente a “secesionismo”. Esta iniciativa, que Rosa concibe para realidades como la del vasto y abigarrado territorio ruso, tiene evidentes puntos de contacto con la reivindicación hecha por varios pueblos y nacionalidades indígenas en América Latina, quienes lejos de exigir una separación completa o la creación de un Estado propio en una clave mono-étnica o monolingüe, abogan por Estados plurinacionales, donde se supriman las lógicas jerárquicas y racistas y se abra paso a un proceso real de descolonización integral.
  10. La extrema sensibilidad y empatía ante la naturaleza, que permite caracterizarla como una de las primeras marxistas que dota de centralidad a la cuestión ecológica y ambiental, al reivindicar una férrea defensa de la totalidad de los seres vivos, así como de la tierra, frente a la voracidad, contaminación y violencia que el capitalismo impone en su sed de acumulación y constante despojo. Existe en Rosa una “afinidad electiva” con las luchas anti-extractivistas, el Buen Vivir y la cosmovisión de numerosos pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes y organizaciones campesinas latinoamericanas, que postulan que la naturaleza, al igual que los seres humanos, tiene derechos que no pueden ser sacrificados en el altar del mal llamado “progreso”.

Todas estas ideas-fuerzas configuran de conjunto un faro de referencia ineludible para refundar al socialismo como proyecto civilizatorio alternativo, frente a la barbarie que nos pretende imponer el capitalismo, el patriarcado y la colonialidad, ya que a diferencia de muchos referentes del marxismo que hoy dejan de ser leídos, o cuyos escritos y propuestas se nos presentan como añejas y parte de lo viejo que aún no termina de morir, Rosa se destaca por su jovialidad, radicalismo e indisciplina, y por su extrema actualidad para este convulsionado siglo XXI que ansiamos transformar de raíz. De ahí que traerla al presente sea, a la vez, una oportunidad para reinstalar estos debates estratégicos en el corazón mismo de las experiencias y proyectos emancipatorios que afloran en nuestro continente.

Al fin y al cabo, de algo estamos seguros: las revoluciones venideras en el sur global serán la conquista del pan, pero también el florecimiento de las Rosas.

Fuente del artículo: https://rebelion.org/rosa-luxemburgo-desde-america-latina/

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Las virtudes de la desobediencia

Por: Rita Segato

Elizabeth Costello me salva siempre cuando me veo en una situación como ésta. Ya lo ha hecho otras veces eso de venir en mi auxilio, desde el cielo de la literatura donde seguramente se encuentra. La profesora Costello, de mi misma edad, es el Ángel de la Guarda femenino que protege a quienes, como yo, no se sienten felices con las formalidades y circunstancias a que debe curvarse quien sobrevive a costas de una profesión letrada. Lo que a mi me gusta y donde me amparo en el célebre personaje que circula por las novelas de Coetzee no es el tema del cual habla, sino el hecho de que habla de algo a lo cual no ha sido convidada a hablar, es decir, su indisciplina, su fineza indómita, su distracción con relación al protocolo académico que, al parecer, la habría llevado hasta el podio que hoy ocupa. Puede haber sido invitada a hablar, por ejemplo, de la literatura inglesa del siglo XVII, y discurre, ante el desconcierto y decepción del público y la reprobación de su hijo varón, sobre la Vida de los Animales. Lo de Costello conmigo es prácticamente un estado alternativo de consciencia, una posesión: me baja un santo, como se dice en el lenguaje del Candomblé, y ese santo es Costello, a la hora de tener que hablar en circunstancias como ésta. Su política, a mi ver, no es precisamente lo que dice, sino su permanente acto de desobedecer, su distracción de la norma. Esa es mi lectura del divino personaje. Y esa es mi lectura de lo más humano de lo humano: examinar los chips que nos programan, y elegir cuál apagamos, a cuál le damos baja, qué mandato extirpamos de nuestra matrix. A mis estudiantes de Antropología les he preguntado muchas y muchas veces, a lo largo de muchos años, ¿por qué estudiamos cómo la cultura nos hace ser de determinada manera, nos formatea, en lugar de estudiar cómo, a pesar de la cultura a la cual supuestamente “pertenecemos”, cada uno de nosotros puede ser único, irrepetible, diferente. La estrella guía de la humanidad es, precisamente, su capacidad de desvío, capacidad a la cual le debemos nada menos que la historia.

Primera desobediencia:

Es por eso que ando diciendo, entre otras cosas, que una politicidad femenina, por una serie de razones, no puede ser principista, sino pragmática y capaz de improvisar, dirigida a la vida aquí y ahora, a su continuidad y a su esplendor, a pesar de todo o, como decimos, contra viento y marea. Por lo tanto, y para esto,  siempre alimentada por lo que he llamado una “ética de la insatisfacción”, bastidor de toda buena política, pulsión opuesta a la de una ética de la conformidad. Una ética para la cual es más importante ser bueno que actuar bien. Se torna necesario, en ese camino, ser pluralista antes de ser feminista; tener un mundo radicalmente plural como meta histórica. Meta que no puede ser alcanzada ni por el patriarcado ni por el proyecto histórico de las cosas, que es el de la acumulación capitalista, siempre en tensión con el proyecto histórico de los vínculos, el del arraigo comunal. Tampoco podrán validarse ahí, en la meta de un mundo en plural, los monoteísmos dogmáticos, ninguno de ellos. Porque para el patriarcado, el capital y los monoteísmos fundamentalistas hay una única verdad, una única forma del bien, una único dios, una única forma de futuro, una única justicia. Son, de esta forma, monopólicos, regidos por una lógica exclusiva y excluyente. Nuestra lógica, la lógica que permitió sobrevivir a tantos siglos de masacre en nuestro continente, no es una lógica monológica, monopólica, regida por la neurosis de coherencia  y del control, la neurosis monoteísta y blanca de los europeos. Nuestra lógica es trágica, en el sentido de que puede convivir con la inconsistencia, con verdades incompatibles, con la ecuación a y no-a, opuestos y verdaderos ambos, y al mismo tiempo.  Y por lo tanto, siempre, siempre, dotada de la intensidad vital de la desobediencia. Una lógica para-consistente para conservar la vida y garantizarle continuidad y mayor bienestar para más gentes, para mantener el horizonte abierto de la historia sin destino pre-fijado, para mantener el tiempo en movimiento.

Segunda desobediencia:

Me remite a Europa, el continente de la neurosis monoteísta, como le llamo en mi libro Santos e Dáimones (sin traducción al castellano).  El continente de la neurosis de control y del juicio moral sobre el mundo. Y así llego a la otra evocación inevitable al preparar esta incómoda conferencia es el malestar que me causó, 36 años atrás, el discurso de García Marquez, al recibir el premio nobel  en 1982, llamado La soledad de América Latina. El recuerdo de ese vago e incomprensible malestar me acompaña desde entonces,  y solo ahora encuentro el espacio para hablar del mismo ante una audiencia. En aquel tiempo, la palabra eurocentrismo ni rondaba mi cabeza, inclusive porque en esos años yo vivía en Europa. Veamos: García Márquez me parecía decir que América Latina estaba sola porque Europa no la miraba, no la veía, no registraba su existencia y no la comprendía.  Definitivamente me desagradaba, como me sigue desagradando hasta hoy, que el subtexto de su discurso indicaba claramente la convicción del autor de que solo en el ojo de Europa era posible que nuestro continente alcanzara su existencia plena. ¿Será que un ser para otro es nuestro destino? Sería problemático, porque para ser para el otro eficazmente /con eficiencia es necesario que de ese otro aprendiéramos a ser. Con los años, y con los vocabularios a que fui teniendo acceso, ese malestar se fue transformando en consciencia. Una consciencia que me permite hoy hablarles, como gente del libro que son, de nuestro tema: la circulación de la palabra y la forma de la palabra.

Como afirmé hace unos veinte días en el Museo Pompidou de Paris, en una reunión con directores de museos de Europa en la que se me propuso responder una pregunta importante, inteligente, muy poco habitual: ¿Cómo incide en Europa el eurocentrismo?, es Europa la que esta sola. Se mira en el espejo narcísico de sus museos, pero carece del verdadero espejo, el que puede ejercer resistencia y mostrarle los defectos, pues esos objetos no pueden devolverle la mirada. Europa carece de ese potente utensilio femenino que es el “espejito, espejito” de la Reina Mala de los cuentos: no ve su defecto en el reflejo que podrían brindarle los ojos de los otros, porque al otro lo tiene solamente atesorado en la vitrina de su poder colonial. La visita al Museo Chirac en el Quai  de Branly me confirmó esa impresión, pues no vi otra cosa allí que “belleza encarcelada”, objetos retirados de su destino propio, de su lecho histórico, del paisaje en el que vivían arraigados. Desde allí hubieran podido seguir su camino e irradiar su influencia. Lo mismo pasa con los libros.

Nosotros, según García Márquez, necesitamos vernos en el ojo de Europa, en los libros de Europa, para no estar solos. Sin embargo, no registra que Europa siquiera percibe su soledad, soledad que la ha ido llevando lentamente hacia una decadencia de su imaginación creadora, la que en otro tiempo nos deslumbró, y a un tedio insoportable.

Tercera desobediencia:

Desesperaba a mis maestras, maestras de elite, en el Lenguas Vivas Juán Ramón Fernández de mi infancia, cuando nunca jamás, desde los seis años, en hipótesis alguna, acepté escribir mis redacciones en el modo del tú, y del háces en lugar del  hacés.  Así como continúo hasta hoy con la ardua tarea de modificar el corrector de lengua, todo el tiempo, a cada línea, para poner un acento en la i de decíme,  en la i de veníte,  en la e y en la a de si querés pasá por mi casa. A contracorriente de la conformidad, en desobediencia. Más tarde aparecería mi amado Arguedas, con su lengua quechua en español, con sus inflexiones del quechua en la lengua sobre-impuesta, su verdadero secuestro del castellano para decir lo que deseaba y era necesario decir:  que era el indio quien llevaba la bandera de la historia y de la soberanía en nuestro continente.

Así como Polanyi ha hablado de  la economía arraigada destruida por el capitalismo, necesitamos hablar de un arraigo de la palabra de su camino re-existente a pesar de la instituciones y en los gestos verbales de la gente.

Cuarta desobediencia:

El 7/08/2018, a las 19:12, Juan Pérez (nombre ficticio) de la muy prestigiosa editorial  española La Eterna (nombre ficticio) escribió:

Estimada Sra. Segato, 

Mi nombre es Juan Pérez y soy el editor de Ediciones La Eterna. Solo quería ponerme en contacto con usted para invitarla cordialmente a incorporarse de alguna forma a nuestro fondo editorial.

Su trabajo crítico me parece una joya intelectual que debería ser conocido y leído en todo el mundo. En España, por ejemplo, no llega con facilidad.

Por supuesto, sé que espacios editoriales para publicar no le faltan, muy concretamente Prometeo, con quien trabaja de forma continuada. 

Aun conociendo esta situación, me permito invitarla desde la admiración de su trabajo.

Un cordial saludo,  

Juan Pérez

Editor Senior

Madrid (España)

De: Rita Segato [mailto:ritalsegato@gmail.com] 

Enviado el: viernes, 10 de agosto de 2018 3:13

Para: Juan Pérez

Asunto: Re: Ediciones La Eterna

Estimado Juan, le agradezco mucho los términos de su mensaje. Es estimulante saber que el esfuerzo de uno es apreciado, y sobre todo por un editor de una editorial tan prestigiosa. Pero creo que me va a entender si le digo que, como sabe, escribo desde la perspectiva de la Colonialidad del Poder y también del Saber. Mi perspectiva es crítica con relación al eurocentrismo, que no es otra cosa que un racismo aplicado a los saberes y productos de quienes habitamos y trabajamos en estas costas, en este lado de acá del mar, en un paisaje marcado y demarcado por el proceso colonial, que perdura hasta el presente. Entonces, yo tengo un editor, que es el primero que me tendió la mano en 2003, cuando deseaba retornar a mi país y nadie me conocía en Argentina. Lo estimo y me ha ayudado en una serie de situaciones de vida que fueron difíciles. Publico con él en español, de la misma manera que publicaría con uds. Sin embargo, por el hecho de que La Eterna queda del lado de allá del mar, la distribución es más fácil en todo el universo de los lectores en lengua española, y aunque mucho me alegró su mensaje, no me es posible concordar con eso, curvarme a eso, reconciliarme con eso. Se puede entender, verdad? Soy terca como una mula, lo sé. Pero es que me duele saber que un editor de América Latina no tiene las mismas facilidades para circular que una editorial española. Lo único que se me ocurre, entonces, es sugerirle que establezca una colaboración de algún tipo con mi editorial, Prometeo, para que entre las dos en asociación editen próximamente algo mío…. Qué le parece esa idea? 

Sea cual sea su respuesta, le mando un abrazo y mi sincero agradecimiento por el aprecio hacia mi obra. 

Rita

De: Juan Pérez  

Asunto: RE: Ediciones La Eterna

Enviado el: viernes, 13 de agosto de 2018 12:22:11 GMT-3

Para: Rita Segato

Estimada amiga,

Lo entiendo perfectamente, por supuesto. Debo decir que me reconforta encontrar una intelectual que es consecuente con su discurso (eso no siempre pasa)…..

Juan Pérez

Editor Senior

Madrid (España)

Cito este intercambio con el editor Senior de una muy apreciada y por demás respetable editorial peninsular por su gran elegancia y el respeto mutuo, personal, que se revela entre el corresponsal que representa el interés de la empresa y yo, como su interlocutora. Se trata de una entre diversas invitaciones a publicar en editoriales globales que he recibido, todas declinadas por la razones que le expongo a Juan Pérez. Básicamente, como me decía en estos días mi querida Claudia Schwartz, que se crió entre los anaqueles de Fausto y ahora edita poesía con gran dificultad en Leviatán: ¿Por qué no puedo conseguir un libro de Chile, por qué no puedo conseguir un libro de Uruguay? ¿ Por qué no puedo acceder a autores de esos países desde Argentina, si no a través de España?

La verdad es que la dictadura persiguió a grandes libreros argentinos y destruyó el gran parque editorial que teníamos por medio de la persecución política, y Menem terminó el trabajo por la total desprotección en que dejó a la industria editorial argentina, que gozaba de gran prestigio en el mundo de habla castellana por su incontestable calidad. Honorables empresarios libreros persistieron y o surgieron para intentar resucitar lo perdido…  Otros murieron de tristeza, como el padre de Claudia, con el cierre final de sus librerías Fausto y de su editorial, Siglo XX, en una supuesta “democracia” que, apenas recuperada, sucumbió a la colonialidad del poder y del saber. Las editoriales españolas compraron las editoriales de textos y manuales escolares, beneficiándose con el know-how ya existente en el país, y amenazaron así la belleza y el valor del pluralismo de la lengua y los modos de decir del arraigo argentino. Lloro por eso: era hermosa la Argentina de Fausto. Como es insubstituible la Argentina del Centro Editor de América Latina. El valor y meta histórica de un mundo en plural quedó así en situación muy frágil, en un proceso no muy diferente a lo que se dio con los sellos globales de grabadoras musicales, que compraron la música del mundo y la “ecualizaron” en un “world music” pasteurizado y rápidamente obsolescente. Quiero rendir homenaje aquí a los editores que sobrevivieron aquel tiempo destrucción y a las que comenzaron después de la ruina: Corregidor, Coligue, de la Flor, Biblos, Manantial, Lugar editorial, Espacio Editorial, Homo Sapiens,  Pequeño Editor, Prometeo, Godot, Leviatán. Y discúlpenme si no he conseguido nombrar todas, o si alguna de las que nombré ya ha perecido.

Quiero que se entienda que no se trata del valor del patriotismo; se trata, sí, del valor del pluralismo.

Quinta desobediencia:

Nombremos nosotros. Demos los nombres. No le pasemos el mensaje a los jóvenes, como hacemos generalmente, de que vienen a la escuela, a la universidad, meramente para aprender. Porque ese aprender se refiere automáticamente a un aprender lo ya pensado, y por debajo de ese ya pensado contrabandeamos inevitablemente la idea de lo ya pensado en otro lugar. La faena del intelectual es la producción y donación de nombres. Lo aprendí de mi amado maestro Aníbal Quijano. Autoría viene de autorizar. Son dos términos profundamente emparentados. Pensemos desde acá, no deleguemos a que nos piensen el mundo en que vivimos desde afuera.

Nos pasa a nosotros, y le pasa a España también. Al igual que nuestro continente, se encuentra del lado del consumo y la aplicación de categorías teóricas, no a su formulación. No nos engañemos… Le pasa a ese país tan tristemente colonial y  criollo como nosotros que es España, una nación que se conquistó a sí misma y siguió por el lado de acá, sin solución de continuidad, en el mismo año, 1492. La lengua española es numerosa, pero no es hegemónica. No produce un pensamiento teórico destinado a atravesar la Gran Frontera Global desde el Sur hacia el Norte. Libros editados acá por grandes conglomerados de editoriales destinadas al lucro global no son catapultados a las lenguas en las que las ideas alcanzan circulación e influencia planetaria. La reserva de mercado del Norte sobre lo que bien podríamos llamar “patentes” en el campo de las Humanidades es cerrado, inexpugnable.  Porque, no nos equivoquemos: es el campo de las Humanidades, con su usina de palabras, su poiesis de conceptos, lo que da forma al futuro de la historia.  Es por eso que se encuentra en manos de pocos, pocos que no están por aquí, la llave del camino de las Humanidades que cierra la puerta de esa circulación planetaria a los conceptos teóricos acuñados en nuestra lengua, con soberanía y autonomía, desde acá mismo, desde el suelo en que nuestros pies se asientan.

Sexta desobediencia:

Junto a la valla que se erige para que nuestras palabras no atraviesen, también se levanta un cerco inexpugnable para impedir el atravesamiento del estilo de escribir. La tecnología del libro de la academia del Norte se nos impone en las universidades. No nos curvemos a esa tecnología del texto originaria de una época en que la información, por su escasez, era un problema, y era un problema que las universidades del Norte imperial no tenían. Un texto o un libro eran la forma de exhibir el acceso a la información, el poder que significaba acceder a esa información. Hoy la información es un problema también, pero de signo opuesto. Estamos asfixiados en información, por eso lo que importa es la capacidad de elegir una ruta autoral en el fardo informativo que nos aplasta. Lo importante es desarrollar la habilidad de identificar lo que existe a nuestro alrededor sin ser nombrado y no abdicar del ensayo, que es nuestra forma de argumentar. No abandonemos el ensayo: el “yo digo”. La voz del ensayista es inexorablemente una voz autoral, que no se esconde por detrás de la coartada del fichaje. Tengamos en cuenta que la verdad es un acuerdo entre interlocutores. Los nombres bien encontrados son como pergaminos en botellas arrojadas al mar que llegan a destino. Puedo afirmar que sencillamente me consta.

Séptima desobediencia:

Construyamos nuestra propia desobediencia. No confundamos el Ni una Menos con el Me Too, y no nos enredemos en su tensión con el Manifiesto de las intelectuales francesas. Cada movimiento y cada feminismo solo puede ser construido con los elementos de su propia historia. En la disputa entre el feminismo anglo y el francés, yo leo claves de dos historias de la conyugalidad, dos formas de la sexualidad y el amor instaladas por civilizaciones y líricas diferentes, como lo ha hecho notar hace tiempo ya Peter Gay y también Josefina Pimenta Lobato. Están en juego allí dos modelos del amor, el anglosajón y el francés.

En lo que al Ni una Menos respecta, recordemos que existe sí una colonialidad al interior de los movimientos sociales. Esa colonialidad suele traicionarnos y desorientarnos. El Me Too, con su raíz en el  feminismo pilgrim norteamericano, se dirige y le hace señas a la paternidad del Estado, a un tercero como árbitro indispensable de las relaciones, a un abogado en la almohada, posiblemente como única herramienta en un mundo de individualismo a ultranza. Mientras el Me Too le habla al Estado, el Ni una Menos le habla a un nosotras y nosotros, le habla a una sociedad.

Nuestro feminismo pertenece a un mundo en el que aun en las metrópolis blanqueadas la vincularidad es vital y puede y debe ser conservada por el amparo que nos brinda y la felicidad que nos trae. Un mundo en el que se han preservado jirones de comunidad. Estoy convencida de que no debemos delegar el arbitraje de nuestra vida erótica a un tercero.

Todavía creo que la gestión del deseo debe ser posible en nuestro mundo cuerpo a cuerpo, cara a cara, y que debemos luchar por eso, creando las condiciones para que sea posible. Para eso habrá que trabajar arduamente sobre las relaciones de poder en el campo del trabajo y del estudio, en los cuales la jerarquía es decisiva y el patriarcado se manifiesta con más saña, y regenerar las estructuras comunales capaces de vigilar y cuidar la forma en que llevan la vida las personas. El resto corre por cuenta de desmontar el orden político patriarcal, e inaugurar una nueva era de la historia. Vamos claramente hacia allá.

Epílogo. La Octava

¡Abajo el mandato de masculinidad!

¡Por el derecho de los pueblos a sus territorios y a su estilo de vida en el arraigo comunal!

¡Sí al aborto legal, seguro y gratuito!

¡Ni una menos!

¡Justicia para Sabina Garnica, niña de 11 años habitante del barrio Virgen Desatanudos de La Rioja y entusiasmada militante de La Garganta Poderosa, violada y asesinada el 14 de abril!

¡Ni una trabajadora de prensa menos!

¡Reconocimiento para los bachilleratos populares!

¡Por un mundo radicalmente plural!

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