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Los exámenes, un elemento más de la evaluación o ago que debe aparecer

Por: Saray Marqués

La última ha sido María Acaso. Su “Los exámenes no sirven para nada” de hace unas semanas había nacido para ser titular. Reabría así un debate viejo pero no resuelto.

“Los exámenes no sirven para nada en la educación. En Art Thinking no existen porque la evaluación, aunque importante, es entendida como una toma de conciencia sobre la educación y no como un castigo o un sistema para humillar y hacernos sentir tontos respecto a los demás”. Habla la profesora de la Universidad Complutense María Acaso desde las páginas de El Mundo. Acaba de publicar Art Thinking, cómo el arte puede transformar la educación (Paidós).

Alberto Royo, profesor de instituto, musicólogo, guitarrista clásico y autor de Contra la nueva educación. Por una enseñanza basada en el conocimiento(Plataforma Editorial 2016) la lee y suspira. “Ya no me sorprendo casi con nada, unas declaraciones así son esperables en la sociedad gaseosa [título de su segundo ensayo]”, manifestará después.

Ambos representan dos posiciones enfrentadas en un debate que va mucho más allá de las frases categóricas. Nos hemos propuesto profundizar un poco más en él, poniendo a prueba la evaluación en sí con la ayuda de distintos expertos.

Aquí van las preguntas. Las respuestas son múltiples:

¿Los exámenes no sirven para nada?
“El problema del examen tradicional (y esto es lo que entiendo que dice María Acaso) es su enfoque calificatorio, dentro de una lógica prescriptiva del conocimiento. Si se trata de saber cuánto porcentaje del contenido curricular es capaz de reproducir el alumno en una prueba escrita, estoy de acuerdo en que estamos llegando al fin de esto, porque no tiene ningún sentido seguir con ello”, reconoce Lucas Gortázar, coordinador del Ciclo de Educación de Politikon y miembro del Proyecto Atlántida. “Sin embargo, esto no significa que ningún examen (o evaluación) sirva para nada. Al contrario, las evaluaciones (internas y externas) de calidad son hoy más necesarias que nunca, aunque quizá deberíamos llamarlas de otra manera”.

“Es distinto decir que los exámenes no sirven para nada a referirse a exámenes finales, en los que te lo juegas todo a una carta, muy cerrados, que no tienen en cuenta el proceso y dejan fuera muchos aprendizajes… lo contrario a la función formativa de la evaluación. Esto no quiere decir que en la escuela no deba haber evaluación, esta es importante porque nos ayuda a avanzar”, señala Elena Martín, catedrática de Psicología Evolutiva de la Universidad Autónoma.

“La enseñanza es algo muy serio y debe estar blindada ante cualquier propuesta pseudocientífica, por muy bienintencionada que sea. Respecto a los exámenes, la evidencia nos dice que, por lo general, mejoran el rendimiento académico. En concreto, la evidencia indica que hacer exámenes es eficaz para retener y consolidar el aprendizaje y que es más útil que repasar lo ya estudiado y que muchas de las más conocidas técnicas de estudio”, asevera por su parte Royo.

¿Son prescindibles?
Para Martín, si el profesor tiene un número razonable de alumnos y es capaz de hacer un seguimiento de sus procesos, de sus productos (cuadernos, portafolios) mediante una evaluación continua, no haría falta nada más. Con esto tendría suficientes datos de dónde se encuentra cada uno de ellos y la prueba, por sí sola siempre limitada, solo serviría como complemento.

El profesor de Lengua y director del IES Bovalar de Castellón, Toni Solano, manifiesta su posición: “No veo la necesidad de desterrar del todo los exámenes, en determinados niveles y con una adecuada dosis pueden ser un instrumento más de evaluación”.

Julio Carabaña, catedrático de Sociología de la Complutense, sí los considera un buen método, “el único método”, para “comprobar lo que los alumnos han aprendido y evitar los favoritismos y la subjetividad del profesor, algo que se olvida cuando se proponen métodos informales no reglados y libres”. Reconoce que los exámenes finales formales quizá no sean lo mejor para que el alumno aprenda, eso sí, y matiza que hay diferencias en las distintas etapas: si en primaria cree que debe primar la evaluación continua y en secundaria es partidario de evaluación continua con pruebas y controles parciales, a partir de bachillerato, o cuando hay títulos de por medio, sí reclama pruebas finales formales, que, a su juicio, garantizan a los alumnos “el derecho a ser examinados en las mismas condiciones”.

Por sí solos, ¿bastan?
Para Martín, centrar la evaluación en los exámenes es un error, y deben contemplarse como una pieza de un engranaje mucho más complejo. En la misma línea, Solano entiende que, sin otros indicadores, ninguna prueba escrita podría medir competencias como la iniciativa, las destrezas orales, el trabajo cooperativo o la solución de problemas sin planificación previa. “Incluso un buen examen, entendido como una prueba que hace desarrollar competencias (adquisición de contenidos, expresión escrita, desarrollo de la capacidad crítica, autonomía) siempre tendrá carencias para una evaluación integral”, sostiene Solano, partidario de “controles puntuales para determinados aspectos del currículo, pero sin usarlos para obtener la evaluación global”. “Observación diaria del trabajo en el aula, la libreta o el portafolio del alumno, las rúbricas en los proyectos… hay infinidad de elementos que nos proporcionan indicadores del progreso de un alumno más allá del examen, y muchos de ellos son más fiables incluso”, remata.

¿Se abusa de ellos?
Así lo percibe Solano: “No es normal que un alumno de 1º de ESO, que viene de hacer cinco o seis exámenes por trimestre, se encuentre a partir de octubre con dos o tres exámenes cada semana. Sinceramente, se puede evaluar bien a un alumno sin recurrir a tanto examen”.

¿Pueden tener efectos perniciosos?
“Algunos profesores comentan que es una pena tener que suspender a un alumno porque, por ejemplo, ha sacado un tres en el examen, cuando en clase trabaja y participa a diario. ¿Es eso lo que pretende el currículo al hablar de competencias, que aprueben solo los que mejor retienen la información? La evaluación es mucho más compleja que poner nota a partir de un examen. Debo decir que, desde hace años, cuando tengo que poner un examen les doy a mis alumnos las preguntas antes para que las puedan preparar, y nunca el examen es la única fuente para obtener la nota, pues atiendo a otros factores como el trabajo diario, el desarrollo de proyectos o la participación en clase”, relata Solano.

Coincide Royo en que “el examen es una herramienta más” y “a lo largo de todo un curso, el profesor tiene multitud de instrumentos de los que servirse (desde la observación diaria, pasando por la diversidad de actividades y ejercicios de clase, hasta las pruebas o exámenes) para estar seguro de que asigna a sus alumnos una calificación justa”. Sin embargo, considera que “si se afronta como un reto, como un acto de superación, no tiene por qué resultar traumático para nadie”. “Si añadimos que practicar la resiliencia y aprender a sobreponerse a las frustraciones, a las dificultades y a los malos resultados es algo muy educativo, no encuentro motivos para dejar de examinar”, resalta.

Para Martín, sí hay un riesgo: “Cuando la calificación lo impregna todo, cuando pesa más que la función formativa, esto sí es pernicioso, sobre todo cuando se transmite al alumno que falla la sensación de que no va bien, o se fomenta la competitividad entre compañeros, o se transmiten imágenes poco matizadas del grado de progreso de cada uno”.

¿Los hay buenos y malos?
“Creo que hay pruebas que exigen mucho más que una memorización efímera de los contenidos, pero aun así habría que combinarlas con otros métodos”, insiste Solano.

Para Royo, “un buen examen siempre es un buen método de evaluación. Y de aprendizaje. Un mal examen, obviamente, no. El buen examen sirve al alumno y también al profesor, que puede comprobar si su trabajo está siendo eficaz. Los requisitos son los que dicta el sentido común: que responda al nivel de conocimientos adecuado, que recoja con fidelidad los contenidos que se hayan visto durante las clases, que sirva para trabajar tanto aspectos teóricos como prácticos, que ayude al alumno a recordar lo que ha estudiado, que deje poco margen a la subjetividad, que resulte estimulante…”

¿Existe alternativa?
Apunta Martín que hay centros que se están replanteando la evaluación, con herramientas como la rúbrica o el portafolio del alumno, en que los indicadores de progreso se acompañan de la reflexión del propio alumno, en la línea del aprender a aprender, que huyen del “Me lo sé” y del “No me lo sé”, porque “no es cuestión del todo o nada, todos aprenden algo, hay grados”, que se centran en el proceso de aprendizaje y que utilizan toda esa información para que tanto el profesor como el alumno sepan cuál ha de ser el siguiente paso. “Además, todo esto conlleva una nota, pero esta no es la única meta”, explica Martín, consciente de la importancia que tiene reflexionar sobre la evaluación: “La evaluación es una vía muy potente de cambio. Puede haber cambio de metodologías para luego optar por una evaluación tipo control, homogénea, tradicional, pero si cambia la evaluación necesariamente cambiará la metodología, la forma de enseñar”.

“Muchos somos partidarios de modernizar la evaluación, no de eliminarla. En la escuela debe haber pruebas que certifiquen lo aprendido, como guía para la enseñanza y la mejora. De lo contrario, estamos abocados a la arbitrariedad total y absoluta y a una opacidad que perjudica a los más desfavorecidos. Hay metodologías de evaluación modernas que se están poniendo en marcha en muchos centros en nuestro sistema educativo, sobre todo en primaria, y ese es el camino a seguir”, analiza Gortázar, para quien “las rúbricas son uno de los pilares fundamentales del nuevo modelo de evaluación, pues permiten una evaluación con múltiples criterios y están muy ligadas a una tarea con un contexto específico, lo que permite el desarrollo de competencias de forma más profunda, sin quedarnos meramente en la reproducción de contenidos”. “Las rúbricas tienen un sustento científico mucho más sólido que los exámenes de tipo calificatorio, que prevalecen en muchos centros de secundaria de nuestro país, de la misma manera que las evaluaciones competenciales externas (incluido PISA), que son capaces de predecir el progreso educativo del alumno mucho mejor”, zanja.

¿Tienen algo que ver las actitudes anti-examen y anti-PISA?
“Existe una cultura anti-PISA y anti-evaluación externa que yo creo que tiene otros orígenes, que responden más a los problemas de la evaluación externa que hay en nuestro país (no así en muchos otros), a sus usos y desusos por parte de los medios y la opinión pública y a la poca utilidad que se le ha dado a las evaluaciones externas en la práctica diaria de los centros”, comienza Gortázar.

“También prevalece una cierta cultura de opacidad de ciertos sectores que se niegan a aceptar un debate público necesario sobre las responsabilidades de cada uno de los servicios públicos (escuelas, inspección, administración) en los resultados educativos. Es el peor favor que podemos hacerle a la escuela como bien público, negar ese debate”, prosigue.

“Sin embargo, sí creo que hay una relación entre ciertos malos usos y la transición que tenemos pendiente de evaluaciones internas, es decir, evaluaciones por parte de docentes. Son parte del mismo problema, que tiene que ver con la falta de consensos básicos en nuestro sistema educativo”, reflexiona.

¿Para qué evaluar?
“Existe una función reguladora o formativa de la evaluación, que se complementa con la acreditativa, la de rendir cuentas a la sociedad de que la función social de la educación se cumple, que todos aprenden. Esta segunda función es la que se vincula con las calificaciones. El sistema educativo debe conjugar ambas. La evaluación servirá para decirle al docente que evalúa cuál el siguiente paso y al alumno evaluado dónde está. Además, debe permitir que el alumno, al dejar atrás la escuela, sea capaz de regular su propio proceso de aprendizaje, sepa cuándo aprende, por qué, qué le ayuda en ese proceso y qué no. A veces el alumno suspende y no sabe qué ha hecho mal. Está prevaleciendo la función meramente acreditativa, no reguladora, de la evaluación. Y aquí radica el problema, cuando hay una gran presión académico-acreditativa. Esta se intensifica sobre todo a partir de secundaria. Considero que la Lomce en este sentido es un poco esquizofrénica, porque por un lado se transmite que la evaluación ha de ser formativa, pero, por otro, los alumnos han de arañar décimas, llegar a determinadas medias, porque hacerlo o no tiene unos efectos”.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/los-examenes-un-elemento-mas-de-la-evaluacion-o-algo-que-debe-desaparecer/

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Estas son las 9 tareas a realizar para mejorar la educación en Nicaragua

Nicaragua / 5 de noviembre de 2017 / Autor: Walkiria Chavarría / Fuente: Vos TV

En el Informe sobre el Estado de la Región Centroamericana del 2015, en materia de calidad educativa Nicaragua seguía estando a la cola en la lista de países que conforman el istmo, una realidad que no ha variado hasta la fecha según Jorge Mendoza, director del Foro de Educación.

Esta organización que junto a otras homólogas que trabajan con el tema de educación, han propuesto la Agenda Educativa Nacional para “Transformar la Educación del País” que incluye 9 tareas fundamentales que el Estado y la sociedad en su conjunto deben poner en marcha  para mejorar la calidad de la educación.

La agenda propone estructura un modelo y sistema educativo de la siguiente manera:

Primera tarea: debe enfocarse en los Modelos de Desarrollo, Modelo Educativo, Reforma Educativa y Políticas Educativas.

Segunda tarea: se orienta al Derecho a la Educación con equidad, pertinencia , eficiencia,  y calidad de la educación.

Tercera tarea: La transformación del currículum educativo, la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación.

Cuarta tarea: se debe centrar el interés en el magisterio nacional, factor de calidad de la educación.

Quinta tarea: aportar a la gestión educativos desde el Mined Central a las delegaciones y centros educativos.

Sexta tarea: se enfoca en disminuir los índices de analfabetismo con educación a jóvenes y adultos.

Séptima tarea: realizar monitoreo, evaluaciones bajo una política de “Cuentas Claras” al país, cumplir con la legislación y acuerdos mundiales.

Octava tarea: resalta la educación rural, modalidad multigrado y nuevas sensibilidades educativas.

Novena tarea: darle la importancia debida a la educación intercultural.

 

 

 

 

Recomiendan mayor apertura al Mined

Rafael Lucio, director del Instituto de Educación de la Universidad Centroamericana (IDEUCA) sostiene que aunque se le reconocen los esfuerzos al gobierno por mejorar la calidad educativa, señaló la necesidad de una mayor apertura en el Ministerio de Educación (Mined) para recibir y aplicar propuestas en materia de educación que han elaborado organizaciones de la sociedad civil, universidades y especialistas trabajan en el tema educativo.

Por otro lado, Everardo Víctor, director de Fe y Alegría, ha enfatizado también en la urgencia de promover dentro del modelo educativo enseñanza del inglés como segunda lengua desde la primera infancia y en todos los niveles educativos, pues hasta ahora la enseñanza y aprendizaje de este idioma es deficiente en el sistema educativo publico.

La idea de estas organizaciones es presentar la Agenda Educativa Nacional a las autoridades de gobierno para que conozcan la propuesta.

Fuente de la Noticia:

http://www.vostv.com.ni/%EF%BB%BFestas-son-las-nueve-tareas-a-realizar-para-mejorar-la-educacion-en-nicaragua/

 

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Argentina, Aprender: más de un millón de estudiantes serán evaluados el 7 de noviembre

Argentina/30 octubre 2017/Fuente: Uno Santa Fé

Lo anunció el ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro, junto con la secretaria de Evaluación Educativa, Elena Duro. Ese día no habrá suspensión de clases.

Por segundo año consecutivo, el ministerio de Educación de la Nación organizará la Evaluación Nacional «Aprender». El próximo martes 7 de noviembre 1.210.620 estudiantes serán evaluados por 92.730 docentes de 31.300 escuelas públicas y privadas de todo el país. El anuncio fue hecho por el ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro, y la secretaria de Evaluación Educativa de la Nación, Elena Duro. La información completa sobre la evaluación está disponible en https://www.argentina.gob.ar/educacion

Fuente: http://www.unosantafe.com.ar/el-pais/aprender-mas-un-millon-estudiantes-seran-evaluados-el-7-noviembre-n1496029.html

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Polémica en el ámbito educativo por la aplicación del Operativo Enseñar

Marcela Isaías

El martes que viene estudiantes del último año de los Institutos de Formación Docente serán evaluados por el Operativo Enseñar. Una prueba del Ministerio de Educación de la Nación que se aplicará en todo el país. En Santa Fe está previsto que alcance a 1.800 estudiantes de 49 institutos. Una evaluación que desde el inicio genera más polémica que aceptación. El gremio docente la rechaza por considerarla la antesala de un ajuste y desconocer la opinión de los educadores. Y desde la Cartera Educativa provincial señalan que se trata de un operativo de evaluación en el que no tuvieron participación alguna, del cual desconocen la finalidad política que tiene.

En la página oficial de Nación educacion.gob.ar se describen detalles del Operativo Enseñar: se trata de una evaluación diagnóstica destinada a estudiantes del último año de de los profesorados de educación primaria y de profesorados de materias del ciclo básico de la educación secundaria (matemática, lengua/lengua y literatura, historia, geografía, biología, física, química a inglés). La prueba evaluará comunicación escrita (lectura y escritura) y criterio pedagógico (planificación de la enseñanza, implementación de estrategias de enseñanza y evaluación de aprendizajes). Los resultados se difundirán a partir de abril ó mayo del año que viene. También que se les entregarán diplomas y placas de reconocimientos a quienes participan.

Ante la consulta de La Capital, el secretario de Educación de Santa Fe, Oscar Di Paolo, precisó que Nación determinó una muestra de 49 institutos provinciales para este operativo (26 privados y 23 públicos) y que abarcará a 1.800 estudiantes de este nivel. En tanto que los directores de estos institutos serán los aplicadores de la evaluación. Toda la logística de esta prueba se hizo directamente entre estos establecimientos de nivel superior y Educación nacional.

¿Qué rol cumple entonces en el Operativo Enseñar el Ministerio santafesino? «Ninguno. Ni siquiera hemos intervenido en la elaboración de la prueba estandarizada, ni en la logística. Nosotros no somos actores que tomen definiciones en este proceso. Se trata de una política del gobierno nacional», respondió Di Paolo en forma categórica a la pregunta.

El funcionario reconoció que hay malestar en directivos, profesores y estudiantes por esta evaluación. Pero nada es oficial. Y sobre todo se han manifestado los alumnos y las alumnas a través de sus centros de estudiantes. Posturas que aseguró son respetadas por el Ministerio de Santa Fe.

—¿Qué opina como secretario de Educación del Operativo Enseñar?

—La evaluación es un proceso que todos manejamos dentro del aprendizaje. Eso lo tenemos muy claro. Y si entendemos que la evaluación debe llevar a un proceso de reflexión nunca puede ser punitiva, sino siempre una posibilidad de reflexionar acerca de las prácticas educativas. Lo que no conocemos es la finalidad política de este operativo, no hay un documento que diga claramente cuáles son los objetivos de esta evaluación. En ese sentido, estaremos atentos a ver cómo evoluciona esto en los institutos.

Pedido de Amsafé

Por su parte Amsafé provincial presentó el jueves pasado una nota al Ministerio de Educación de Santa Fe donde manifiesta su preocupación por este operativo, pide que se suspenda su implementación en la provincia o bien que no sea obligatorio y no se sancione a quienes se nieguen a participar de esta prueba. «Queremos dejar en claro que no nos oponemos al proceso de evaluación, porque forma parte del trabajo en nuestras aulas. Todos los procesos de aprendizaje requieren de evaluaciones constantes, sin embargo tenemos discrepancias con este Operativo Enseñar», expresó el secretario de Prensa de Amsafé, Javier Almirón.

En la nota elevada al Ministerio provincial, remarcan que se trata de un «operativo del Ministerio de Educación Nacional llevado adelante por una decisión unilateral ya que no se convocó a los sindicatos, ni a la comunidad educativa, ni a los miembros de los distintos claustros de los Institutos Superiores para su discusión». Y que de esa manera, estas instituciones «quedan situadas en el lugar de meros aplicadores de una evaluación externa» y «se desconoce, así, toda la formación realizada por el propio sistema formador, desde la dimensión de políticas educativas hasta las acciones institucionales, y se lo reduce al rendimiento medido en un solo dispositivo evaluativo».

Piden que se suspenda en el ámbito provincial esta prueba hasta tanto sean convocados los gremios docentes, la comunidad educativa y los miembros de los distintos claustros de los institutos superiores «o en su defecto se desobligue a todos aquellos docentes que decidan su no participación en dicho operativo». Además de rechazar cualquier actitud punitiva en el proceso como en los resultados.

La nota también expresa que no hay oposición pedagógica a la evaluación en sí, en tanto es considerada como parte de la labor docente y de las prácticas de enseñanza y aprendizaje. «Nos oponemos desde la docencia y desde nuestra organización sindical a los «mecanismos de pruebas estandarizadas» que están siendo impulsados por la gestión del Ministerio de Educación de la Nación, a través de los llamados «operativos» de evaluación», señala otra parte de la nota elevada a la cartera provincial.

Premios y méritos

Un documento del Instituto de Investigaciones Pedagógicas Marina Vilte (Ctera) ya había llamado la atención en otro aspecto del Operativo Enseñar: el diploma «que acredite la contribución de cada estudiante que haya realizado la evaluación y el cuestionario complementario» y la placa de reconocimiento a los institutos participantes, además de una distinción especial para aquellos «que superen el 95 por ciento de participación de los estudiantes en la evaluación».

Para el Instituto de Ctera, se trata de políticas educativas «en las cuales se prioriza la mirada meritocrática, algo que preocupa mucho ya que es el uso de esta lógica de premios en el campo de la formación de los futuros profesores».

Fuente del articulo: http://www.lacapital.com.ar/educacion/polemica-el-ambito-educativo-la-aplicacion-del-operativo-ensenar-n1496455.html

Fuente de la imagen:http://static.lacapital.com.ar/adjuntos/203/imagenes/021/895/0021895489.jp

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Colombia: Este domingo 334.630 estudiantes se ponen a prueba

29 octubre 2017/Fuente:El Espectador /Autor: Redacción VIVIR

El Icfes anunció que está todo listo para que 250.263 estudiantes de carreras profesionales y, 84.367 de carreras técnicas y tecnológicas, presenten las Pruebas Saber Pro y TyT.

Este domingo 29 de octubre 334.630 estudiantes de carreras profesionales, técnicas y tecnológicas, presentarán las Pruebas Saber Pro y TyT que aplica el Icfes a estudiantes que ya han aprobado más del 75% del programa académico, para evaluar la calidad de la educación superior.

A través de un comunicado la directora del Icfes, Ximena Dueñas Herrera, explicó que 250.263 estudiantes de carreras profesionales y, 84.367 de carreras técnicas y tecnológicas, serán quienes este domingo presenten esta prueba, requisito que deben cumplir para poderse graduar.

Según dijo la Directora, la prueba se realiza en dos sesiones, la primera es obligatoria para todos los inscritos y evalúan cinco competencias genéricas: comunicación escrita, razonamiento cuantitativo, lectura crítica, competencias ciudadanas e inglés. y una segunda sesión, en la que se evalúan las competencias específicas para cada programa académico.

Dueñas Herrera, les recordó a los estudiantes portar su documento de identidad para poder ingresar a los establecimientos educativos, no ingresar dispositivos móviles ya que podrían ser causante de la anulación de la prueba, llevar lápiz n° 2, borrador y tajalápiz.

Finalmente, los resultados individuales se publicarán en la página web a partir del 24 de febrero de 2018 y, los resultados institucionales, desde el 31 de marzo del mismo año

Fuente de la noticia: https://www.elespectador.com/noticias/educacion/este-domingo-334630-estudiantes-se-ponen-prueba-articulo-720353

Fuente de la imagen: https://www.elespectador.com/sites/default/files/pruebas_saber.jp

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Los proyectos de enseñanza y la evaluación

25 de octubre de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org/

Por: Abelardo Carro Nava

En estas últimas semanas, he tenido la fortuna de trabajar con varios docentes de algunas entidades de mi querida República Mexicana, con la intención, de brindarles una orientación o asesoría para la construcción de sus Proyectos de Enseñanza que, como sabemos, es uno de los momentos que la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (CNSPD) y el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), consideraron para la valoración del desempeño docente en estos meses, además del informe de responsabilidades y el propio examen.

Proyectos que, a decir de las propias autoridades, podría evaluar el quehacer profesional de los mentores en los niveles educativos que conforman el complejo Sistema Educativo Mexicano (SEM). Dudas, inquietudes, zozobra, desesperanza, incertidumbre, entusiasmo, conformidad, aceptación, rechazo, entre otros adjetivos más, fue lo que pude percibir en varios de los profesores y profesoras con los que tuve el gusto de compartir momentos altamente enriquecedores y de los cuales, deseo exponerle, algunas ideas con la intención de aportar mi granito de arena, al necesario debate que debe y tiene que seguirse dando, sobre las formas de evaluación que se están implementando en mi México querido.

Por principio de cuentas, debo señalar que esta forma en que se pretende evaluar al magisterio mexicano, no es nueva. El trabajo que puede realizarse a partir de considerar una metodología como lo es el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), data de hace algunos años. Y bueno, alguien pensó que a través de tal metodología puede ser evaluado el maestro, y es cierto. No obstante, hay una cuestión que me sigue retumbando en la cabeza y que deseo plantearla en estos términos: ¿qué tanto puede valorarse el quehacer docente a partir del ABP que planea, desarrolla y evalúa el profesor, si en el aula ocurren un sinfín de situaciones que el mismo docente no puede considerar y/o registrar dadas las limitaciones que plantea la guía técnica para la construcción de dicho proyecto?

Y es que mire usted, como bien sabemos, los problemas educativos son multifactoriales, es decir, que una situación detectada en un grupo de alumnos, tiene su origen en las múltiples circunstancias que viven a diario los seres humanos y, por ello, lo que el docente realiza en el aula, debe considerar no solo un campo formativo y/o asignatura, sino muchos elementos más, para su atención y probable resolución. Ciertamente una muestra es representativa para este esquema de evaluación pero, ¿qué tan pertinente es considerar solamente eso, una muestra?

¿Qué puedo hacer si en la comunidad en la que viven mis alumnos las condiciones económicas no les permiten alimentarse como debieran y, por tales razones, mis estudiantes no logran concentrase ni desarrollarse como debieran?, ¿acaso debo comprarles el alimento? Fueron dos preguntas que una docente me hizo en su momento y que, para acabar pronto, limitaron mi respuesta dado que ante tales circunstancias, el papel del docente y, en este caso, de quien conduce el curso, son limitadas o fueron limitadas.

Ciertamente, el papel del docente es fundamental para  lograr el desarrollo de sus alumnos; no obstante, las condiciones económicas, sociales, políticas y hasta culturales, ajenas a su propio papel y desempeño, se escapan, muchas veces, de las manos.

Ahora bien, si esto no fuera suficiente, una cuestión más que aún sigo reflexionando es la siguiente: ¿qué tanto el evaluador realizará su evaluación considerando esos elementos que solamente en el aula ocurren y que resultan de una interacción que  solo sucede en el aula?

Es aquí donde entra de lleno el tema de la observación en toda la extensión de la palabra. Si en las escuelas normales, en las universidades, en los posgrados, vaya, en los propios planes de estudio se afirma que dicha observación es fundamental para registra los fenómenos, mismos que a su vez, deben ser codificados para interpretarlos y se puedan tomar las decisiones más pertinentes, ¿por qué la evaluación docente no se apega a la observación en la que esos evaluadores in situ valoren el trabajo que realiza el profesor frente a grupo?, ¿evaluar desde un escritorio tendrá la misma fiabilidad de aquella que se realiza en el aula?

El trabajo que puede hacerse considerando el ABP no es malo. No, no estoy diciendo ello. Tampoco estoy diciendo que no se pueda evaluar a través de esta metodología. Lo que estoy diciendo es que esta evaluación, aunque es viable, es reducida o limitada para los efectos que se consideran desde los órganos centrales. Entiendo que el INEE ha hecho lo posible para acercarse a la forma de evaluación que se apegue a criterios objetivos con la intención de mejorar lo que, a decir de ellos y las autoridades de la SEP, puede mejorarse. No obstante, no debe olvidarse que si hay algo que no puede desprenderse de la misma evaluación, es la subjetividad que, por más que se diga lo contrario, está implícita en dicho proceso evaluativo en esa dicotomía tan conocida: evaluador y evaluado.

Con este proceso, ¿no estaremos entrando a un terreno pantanoso en el que el evaluado solo cumpla por cumplir y el evaluador solo evalúe por evaluar… ¿y el tema educativo relacionado con los procesos de enseñanza y aprendizaje que ocurren en el aula?

Como hemos visto, oído y conocido, la SEP ha gastado una cantidad impresionante en recursos para lograr una amplia difusión de los programas educativos que entraran en vigor el año próximo, ¿cuándo lo hará para capacitar y actualizar al magisterio? Si el INEE ha observado que la evaluación que están implementado en el país, dirigida a los profesores, ¿por qué considerar tres momento evaluativos para valorar el trabajo del docente y no realizar uno solo y en el aula?, ¿no estaremos cayendo en un exceso evaluativo que, para acabar pronto, sature la práctica profesional que los maestros realicen en el salón de clases?

Éstas son algunas preguntas que, aunque parecen sencillas, tienen especial significado y relevancia dado que hasta la fecha, el medio educativo se encuentra permeado por las constantes indecisiones que en los órganos centrales se vienen observando. ¿Cuándo podrá realizarse una evaluación en el lugar que cada maestro realiza su trabajo? Su país, mi país, nuestro México, es tan desigual en varios aspectos, que bien valdría la pena pensar y pensar lo que se está haciendo en esta materia.

Hasta aquí dejo estas breves ideas, reconociendo el papel que a diario realizan mis colegas en cada uno de sus centros escolares. Esta experiencia o experiencias, me han llevado a reencontrar y revalorar la función del docente en nuestros días. Por  ello, les aplaudo, les reconozco y les admiro porque con tan poco dan mucho por sus alumnos y eso, lamentablemente, no se observa en una muestra que se recaba a través del ABP.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/los-proyectos-de-ensenanza-y-la-evaluacion/

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Evaluación y calidad

25 de octubre de 2017 / Fuente: http://www.educacionfutura.org

Por: Manuel Gil Antón

¿Existe relación entre la evaluación a los profesores y la calidad educativa? Y, en su caso, ¿cuál, de qué magnitud y en qué sentido? Ambas interrogantes parecen ingenuas, incluso propias de la más ramplona ignorancia, o malintencionadas, con el n de poner en cuestión algo evidente. No es así: quizá se trate de las preguntas más importantes que ha de enfrentar la reforma educativa actual, precisamente porque se ha fincado —sus cimientos y estructura residen— en el enunciado de una relación nítida, directa e incuestionable: a través de la evaluación del magisterio se incrementará la calidad de los aprendizajes. Se puede expresar de la manera en que se ha hecho miles de veces a partir de 2012: la ausencia de evaluación de los docentes es la causa única, o al menos principal, de la catástrofe educativa que atora al país. ¿Qué se requiere para que los alumnos aprendan? Evaluar a los enseñantes.

Anticipo la crítica: “¿en qué documento se dice eso? Sucede lo mismo cuando se propone que esta reforma se generó luego de un proceso, largo e intenso, de desprestigio generalizado —clasista, racista e inculto— de la imagen de las maestras y los profesores de las escuelas públicas. “Falso: yo no he visto ningún escrito de la SEP en que esto se haya dicho”. No es ni era necesario: los impulsores de la madre de los cambios estructurales se montaron sobre estas concepciones. Produjeron un ambiente que a esto conducía, gestaron las condiciones en el imaginario social para que la simplificación tuviera éxito como algo axiomático. Es preciso aclarar que estas dudas no implican que la evaluación sea innecesaria.

Lo que se somete a análisis son la solidez analítica, y la coherencia lógica, aparentemente irrefutables que subyacen a la relación, simple e inmediata, entre evaluar e incrementar la calidad del proceso formativo que ocurre en las aulas. La pregunta es sobre el vínculo. Además, es tarea de la maltratada memoria, tan necesaria, traer al sol de hoy que se insistía en añadir una condición: la evaluación, para que sea útil, “tiene que tener dientes”.

Una evaluación sin consecuencias no produce calidad: sin asociarla a una modalidad de zanahoria o garrote, es simulación. Se trata, a mi juicio, de la piedra angular en que se basó, y descansa hoy la reforma: si se fractura, la abigarrada “arquitectura legal” y sus consecuencias jurídicas, políticas y éticas, se colapsan. Ni siquiera el Banco Mundial es tan burdo. La evaluación no impacta en la calidad. Lo que arma es que “el uso diagnóstico de las evaluaciones genera mejoras en la calidad de los servicios educativos”.

Es el empleo de los resultados que de ellas se desprenden, no su aplicación sin más, lo que puede ser insumo para impulsar mejores condiciones para el aprendizaje en las escuelas.

Y, justo, es lo que no se ha hecho en estos años de evaluaciones a mansalva.

Fuente artículo: http://www.educacionfutura.org/evaluacion-y-calidad/

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