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Jóvenes: el futuro y la paz de Colombia les pertenece

Por: Ángel Pérez Martínez

En los últimos 13 días en Colombia la famosa frase del Entrenador de Fútbol Francisco Maturana “perder es ganar un poco” se convirtió en “Ganar es perder un poco”.

Quién se hubiera imaginado el 3 de octubre la capacidad de movilización de los jóvenes por todo el país, de manera especial de los universitarios, pidiendo paz ya en reacción a la victoria del No en el plebiscito. Y mucho menos nos íbamos a imaginar que los rectores de universidades como la Nacional, los Andes y el Externado invitaran y asistieran con sus comunidades educativas a participar en la movilización del pasado miércoles 12 en Bogotá. En una semana los estudiantes convocaron y llenaron dos veces la Plaza de Bolívar en la Capital.

Además, cientos de profesores universitarios de diferentes disciplinas, universidades y regiones pedían esta semana, mediante una carta pública, celeridad en los acuerdos a las FARC, a los representantes del No y a los del Sí: “nos unimos a las voces que subrayan lo imperioso de llegar con prontitud a un Acuerdo final para cerrar el conflicto con las FARC. Dilatar el proceso presenta enormes riesgos. Es fundamental definir con toda celeridad una agenda limitada de puntos a abrir para discusión, y un conjunto de propuestas concretas y viables para modificar el texto existente”.

Es evidente, la comunidad educativa, y los jóvenes en particular, le están demostrando a la sociedad colombiana, aquella que se crio y desarrolló con la guerra, que la violencia que ha permeado a este país no es normal, aunque a veces lo parezca. Somos de lejos el país de América latina con más muertos por violencia política en los últimos 52 años (220.000 según el Ministerio del Interior) y más de 6 millones de desplazados. Según la Revista Semana Colombia conserva el deshonroso título del segundo país del mundo con más desplazado. Además, Colombia es el tercer país en presupuesto militar de América Latina, después de Brasil y México, países que tienen más de 130 millones de habitantes, duplicamos el gasto militar de Argentina y Venezuela y más de 4 veces el de Chile y Perú (ver Infodefensa.Com). En contravía, no tenemos la mejor educación de América latina y según la OCDE gastamos mucho menos por estudiante que países como Chile, Argentina, México y Brasil.

La guerra y su posterior vinculación, a partir de los años 90s, con los cultivos ilícitos, con el narcotráfico, con la corrupción y con unas formas de hacer política es parte inherente de la cultura violenta y de poca valoración a la educación de los niños y los jóvenes en esta sociedad. El horror de la muerte, los heridos, los bombazos, las voladuras de oleoductos, los secuestros y extorsiones, en muchas ocasiones, sirvieron para que esta generación aprendiera a leer, a escuchar la radio, a ver televisión y a debat.

Es duro escribirlo, pero es nuestra generación –la de los “viejitos”- la que hoy transmite como parte de la cultura a los niños y jóvenes, en algunos casos de manera irresponsable y en otros de manera inconsciente, sus pasiones, amores y odios hacia una guerra que durante 52 años no fuimos capaces de parar.

Lo reconfortante es que conozco cientos de proyectos de escuelas y maestros que luchan contra esta cultura a través de proyectos pedagógicos como la enseñanza de las ciencias sociales a través de la didáctica viva y la educación para una cultura de paz en San Juan de Nepomuceno, Bolívar, o la propuesta del Sistema Institucional de Convivencia para el ejercicio de los Derechos Humanos, en Florencia Caquetá.

También, motiva la respuesta de los miles de jóvenes que han decidido que la lucha por la vida y la paz de su país es un bien superior que debe estar por encima de ideologías, partidos, personalidades buenas o malas, gestiones de gobierno y religiones. Y aquí un paréntesis: nadie puede justificar la presencia de un Dios guerrero y vengador, que no perdona y que excluye seres humanos por cualquier condición.

Los jóvenes con sus cantos y mensajes han entendido que luchar por alcanzar los acuerdos con las FARC ya, así como con el ELN, es empezar a recorrer un camino que ningún colombiano conoce: el de vivir en paz, sin miedo. Según las proyecciones del DANE hoy existen en Colombia 22. 3 millones de niños y jóvenes entre 0 y 25 años, el 46% del total de la población. Ellos serán en últimas quienes disfrutarán o padecerán a futuro lo que hagamos en el presente con respecto a la paz, no los personajes del Sí y del No, y menos la cúpula de las FARC.

Los niños, los jóvenes y quienes nazcan a futuro en esta maravillosa tierra son quienes merecen a mediano plazo una sociedad que les brinde mejor educación, buenos colegios, nuevas universidades y oportunidades de bienestar y realización personal, ese es el mejor camino a la equidad, a la inclusión, a la convivencia y a la paz estable y duradera. La evidencia ha demostrado que la guerra y la cultura de la violencia son un obstáculo para una educación de calidad para todos.

La generación que no logró parar la guerra debe respetar y apoyar a los jóvenes. Debemos ser conscientes de que su lucha y la nuestra será para ellos. Comparto el mensaje de uno de los carteles que portaban algunos jóvenes el miércoles en la Plaza de Bolívar: “Nosotros los jóvenes hijos de la guerra seremos los padres del futuro de nuestra tierra: La paz florece.”

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/jovenes-el-futuro-y-la-paz-de-colombia-les-pertenece-por-angel-perez/234966

Imagen: http://www.elespectador.com/noticias/paz/paz-colombia-resta-negociar-articulo-639511

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Indígenas y estudiantes marchan para exigir acuerdos de paz en Colombia

América del Sur/Colombia/Octubre de 2016/Fuente: El Diario

Miles de colombianos, entre indígenas, víctimas del conflicto armado y estudiantes, se movilizaron hoy en la “Marcha de las flores” desde diferentes puntos de Bogotá hasta la céntrica Plaza de Bolívar, donde expresaron sus deseos de paz y la necesidad de llegar a un pronto acuerdo final.

En medio de pitos, banderas blancas y tambores que clamaban consignas como “Ni un niño, ni una niña, ni un beso para la guerra”; “Acuerdo firmado, acuerdo respetado” y “Porque el pueblo lo merece, el acuerdo permanece”, cerca de 10.000 colombianos manifestaron su deseo de paz.

“Es necesario el apoyo de todas las familias que han sido golpeadas, no importa que sean indígenas, campesinos, afros, todos necesitamos un país libre, tranquilo, y que podamos compartir como amigos”, aseguró a Efe el indígena Aníbal Rivera, quien llegó a la capital en un viaje de 16 horas desde el municipio de Silvia, departamento del Cauca.

La “Marcha de las Flores” fue convocada por la Organización Nacional de Indígenas de Colombia (Onic), la Federación Colombiana de Educadores (Fecode) y rectores de las universidades e instituciones educativas de la ciudad.

El presidente Juan Manuel Santos, sacó unos minutos de su tiempo para acompañar a los marchantes y en especial a los rectores de las universidades que apoyan el acuerdo de paz.

“Ustedes saben que estamos empeñados en que este proceso continúe y se consolide (…) todas las universidades nos puedan ayudar mucho a alimentar este proceso, pueden jugar un papel determinante”, les manifestó Santos a los directivos de las instituciones educativas.

Asimismo, varios estudiantes y diferentes organizaciones ciudadanas se sumaron al llamado, entre ellos la comunidad LGBTI quien convoco la movilización “Acuerdo ya! LGBTI por la paz”.

“Colombia nunca va a tener paz si no hay tolerancia y respeto hacia los demás”, aseveró a Efe Ángel Rodríguez, miembro de esa comunidad.

En la manifestación se homenajeó a las víctimas del conflicto con una corredor humano lleno de flores blancas y aplausos como forma de reconocer el dolor de las víctimas y el perdón para construir un nuevo país.

“El pueblo colombiano hoy le está dando un mensaje a Colombia y al mundo (…) las víctimas le están enseñando a los colombianos cómo perdonar, cómo sanar heridas, cómo lograr una paz verdadera”, dijo a Efe el profesor Gustavo Moncayo, víctima del conflicto pues su hijo estuvo secuestrado por las FARC.

Desde mi corazón de madre, de mujer, con el espíritu femenino de la madre tierra en este moyo (vasija de barro) sagrado de Bacatá recibimos a todos los hermanos de los pueblos originarios para que estos mandatarios sean coherentes con la paz que tanto un pueblo necesita”, dijo por su parte la indígena de la comunidad Muisca Nelis Rativá.

Los colombianos rechazaron el pasado 2 de octubre en un plebiscito el acuerdo de paz con las FARC, con el 50,21 % de votos por el “no”, mientras el “sí” alcanzó el 49,78 %.

Este acuerdo había sido firmado el 26 de septiembre por el presidente Juan Manuel Santos y el máximo líder de esa guerrilla, Rodrigo Londoño, alias “Timochenko” en Cartagena.

El miércoles de la semana pasada también hubo una multitudinaria marcha en Bogotá, que llevó a un grupo de jóvenes a acampar desde ese día frente a la Catedral Primada, exigiendo un acuerdo definitivo de paz.

Fuente: http://eldiariony.com/2016/10/12/indigenas-y-estudiantes-marchan-para-exigir-acuerdos-de-paz-en-colombia/

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Colombia: ganó el «no» en el plebiscito por los acuerdos de paz con las FARC

Colombia/03 de Octubre de 2016/BBC

En un resultado sorpresivo, los votantes colombianos rechazaron este domingo el acuerdo alcanzado por el gobierno con la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), sumiendo en la incertidumbre el proceso de paz con los insurgentes.

Con el 99% de las mesas de votación y el 37% de la votación escrutada en el plebiscito convocado por el gobierno para refrendar el acuerdo con las FARC, las autoridades indican que 49,7% de los votantes hasta ahora contabilizados optaron por el Sí, mientras que el 50,2% lo hicieron por el no.

El presidente colombiano Juan Manuel Santos dijo este domingo que «soy el primero en reconocer el resultado».

Aseguró que el cese el fuego bilateral con las FARC seguirá vigente y que el mismo lunes convocará a todas las fuerzas políticas, en especial a las de oposición, para escucharlas y seguir buscando una salida dialogada al conflicto con las FARC.

Desde Cuba, donde estaba esperando los resultados del referendo, el jefe máximo de las FARC, Rodrigo Londoño («Timochenko»), dijo este domingo que los insurgentes seguirán buscando una solución negociada a las hostilidades.

«Las FARC mantienen su voluntad de paz», aseguró.

Los resultados del referendo contrastan con encuestas que en semanas anteriores habían augurado una cómoda ventaja para el Sí.

Un proceso de paz en el limbo

Con la derrota en el plebiscito convocado por el gobierno, se abre un gran margen de incertidumbre sobre la suerte del proceso de paz.

Guerrilleros de las FARC

«La victoria del No ha generado desconcierto, fundamentalmente porque no está claro en las explicaciones de los defensores de esa posición cómo podrían renegociarse los acuerdos y porque el presidente Juan Manuel Santos insistió hasta último momento en que no hay un plan B», indicó desde Bogotá el corresponsal de BBC Mundo, Natalio Cosoy.

En declaraciones a BBC Mundo este domingo, el abogado de las FARC en el proceso de negociación, el español Enrique Santiago, sostuvo que «se está trabajando por la paz, vamos a encontrar una solución entre todos».

El gobierno de Santos emprendió negociaciones formales con las FARC a partir de 2012.

Santos y el jefe de las FARC, Rodrigo Londoño («Timochenko») firmaron en la ciudad colombiana de Cartagena el pasado 26 de septiembre un acuerdo de paz con el que esperaban poner fin a un conflicto armado que comenzó en 1964.

Este acuerdo contemplaba la transformación de las FARC en un partido político.

Las críticas

Varios dirigentes de oposición en Colombia, encabezados por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, habían criticado aspectos del acuerdo con las FARC.

Juan Manuel Santos

Entre los aspectos que más controversia desataron estaba lo que los opositores al acuerdo describían como inadecuados castigos para los crímenes cometidos por los jefes rebeldes durante el conflicto.

El gobierno había insistido en que el acuerdo contemplaba mecanismos efectivos de administración de justicia para los responsables de abusos durante el conflicto colombiano, que se ha extendido por más de cinco décadas.

Para tener validez, el acuerdo con las FARC debía someterse a votación popular, y obtener el respaldo de la mayoría de los votantes y de al menos el 13% del total de colombianos habilitados para votar, número cercano a los 4,5 millones de personas.

Algunos voceros de las FARC habían anunciado que no estarían dispuestos a una renegociación del tratado de paz en caso de ser éste rechazado en la elección.

«La pregunta más grande posiblemente la tendrán ahora las FARC, especialmente los guerrilleros rasos: «¿Qué pasa ahora con nosotros?», según reporta desde Bogotá nuestro corresponsal.

Alternativas

Distintos dirigentes colombianos han empezado a sugerir alternativas para retomar los diálogos.

Alvaro Uribe

Victor G. Ricardo, quien encabezó las negociaciones del gobierno con las FARC durante el anterior y fallido proceso de paz conducido por el entonces presidente Andrés Pastrana (1998-2002), le dijo a BBC Mundo que se requería un acuerdo nacional.

«Yo creo que ahora el presidente debe hacer una convocatoria nacional. Debe llamar a las personas que lideraron el no a explicarles el acuerdo, a integrarlas al acuerdo. El no al plebiscito no es un no a la paz ni se puede considerar así. Hay que hacer una sumatoria que permita que la terminación del conflicto goce de un mayor respaldo. Las FARC seguramente va a decir que ellos negociaron con el presidente y aspiran a que el acuerdo se cumpla; o sea que el presidente deberá resolver los obstáculos. Se van a tener que auscultar las posibilidades de renegociar», dijo Victor G. Ricardo a BBC Mundo.

Fuente: http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37537187

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Pronunciamiento público Coordinación Colombia Europa Estados Unidos 12 Septiembre 2016

Colombia/Septiembre de 2016/ geopoliting

El Nodo Antioquia de la Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos, el Proceso Social y Territorial de Garantías y organizaciones de derechos humanos, nuevamente manifestamos indignación y alertamos por el incremento y aumento de las múltiples y selectivas violencias manifestadas en agresiones, amenazas y asesinatos que se vienen presentando contra los diferentes liderazgos defensores y defensoras de derechos humanos en las diferentes subregiones del Departamento de Antioquia, sobre todo en el marco de las negociaciones entre el Gobierno Nacional y la insurgencia de las FARC-EP.

Estas agresiones ocurren luego de la firma el pasado 24 de agosto de 2016, cuando se dio a conocer el fin de las negociaciones  y el ACUERDO FINAL PARA LA TERMINACIÓN DEL CONFLICTO Y LA CONSTRUCCIÓN DE UNA PAZ ESTABLE Y DURADERA, en el cual se plantea transversalmente implementar acciones encaminadas a las Garantías de No Repetición de hechos victimizantes, tal como aparece en el Punto 3 donde se circunscribe: “Garantías de seguridad y lucha contra las organizaciones criminales responsables de homicidios y masacres o que atentan contra defensores y defensoras de derechos humanos, movimientos sociales o movimientos políticos, incluyendo las organizaciones criminales que hayan sido denominadas como sucesoras del paramilitarismo y sus redes de apoyo, y la persecución de las conductas criminales que amenacen la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz”.

Solo en los últimos quince días, paradójicamente en el marco de la semana de los Derechos Humanos conmemorada por múltiples organizaciones y movimientos sociales, se han registrado los asesinatos de Cecilia Coicué, ocurrido el pasado 7 de septiembre de 2016, lideresa perteneciente al movimiento Marcha Patriótica Cauca;  y el día 11 de septiembre el asesinato del líder Néstor Iván Martínez, vocero de la Comisión de Interlocución del Centro y Sur del Cesar y miembro del Congreso de los Pueblos; y ese mismo 11 de septiembre se reportó el asesinato de María Fabiola Jiménez, lideresa comunitaria del municipio de Barbosa Antioquia.

Estas muertes se suman a las vergonzosas cifras registradas recientemente por la Coordinación Colombia-Europa-Estados Unidos, según las cuales en lo corrido del año han sido asesinados 49 defensores de derechos humanos en todo el país.

Adicional a esto, la crisis humanitaria en varias zonas del Chocó y la difícil situación humanitaria que se viene presentando en algunas veredas de San José de Apartadó (Urabá antioqueño) y Saiza (Tierralta, Córdoba), por la presencia de grupos paramilitares causantes de graves violaciones a los derechos humanos, asesinatos, desplazamientos, masacres que nuevamente ponen en riesgo a las comunidades campesinas.

Insistimos en que la implementación de los mecanismos y garantías de no repetición y las acciones de esclarecimiento de estos dolorosos hecho deben ser de urgencia, contundentes y prioritarias por la Fiscalía General de la Nación.

Condenamos los hechos y los asesinatos aquí relatados, exigimos categóricamente al Gobierno Nacional, al señor Presidente de la República, Juan Manuel Santos Calderón; y a la Gobernación de Antioquia, presidida por Luis Pérez Gutiérrez; para que asuma sus responsabilidades, tome decisiones efectivas de cara a las garantías de no repetición y lucha contra la impunidad de estos homicidios.

Un país en transición hacia la paz no puede permitirse que se continúen asesinando hombres y mujeres que buscamos aportar a la democracia. Esto genera un panorama muy desalentador y a la vez produce un ambiente de escepticismo e indignación ante las omisiones del Estado colombiano por el desempeño de funciones tan esenciales camino a la paz.

Fuente: http://geopoliting.com/62Yo
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Entrevista con Alexandra Nariño: “Mi compromiso con la lucha sigue intacto”

Habla exclusivamente a Resumen Latinoamericano la guerrillera e internacionalista holandesa Alexandra Nariño (FARC-EP) sobre los cuatro años de negociaciones por una Colombia en Paz. La entrevista se realizó unos días antes que las dos delegaciones de Paz informaron el mundo que habían llegado al final de las negociaciones en la Habana. 

-Casi cuatro años de negociaciones sobre la Paz en Colombia; ¿cómo valoran las Farc lo acordado cuando faltan solo unos detalles para acordar? –Han sido cuatro años en que indudablemente se han logrado conquistas importantes para la democratización del país. El acuerdo sobre la solución al problema de las drogas ilícitas, por ejemplo, es un esperanzador documento que demuestra un cambio en la visión que se tiene sobre este flagelo. Se pasa de un tratamiento meramente punitivo al entendimiento que el cultivo de coca es un problema social, y que son los grandes narcotraficantes los que deben ser perseguidos y procesados, no el campesino que no tiene otros medios de subsistir. – El tema del consumo es tratado como un problema de salud pública. Son avances muy dicientes, en un país en el que el pequeño cocalero ha sido castigado con persecución y por encima fumigaciones. En cuanto a justicia, creemos que se logró llegar a un acuerdo que superó ya la visión punitiva de la justicia (“llenando cárceles no se construye país”), pero sin caer en el intercambio de impunidades. En conclusión, hay muchos aspectos interesantes que, claro está, hasta el momento solo están en el papel. La implementación de todos ellos va a ser clave, y para eso necesitamos a la comunidad internacional, para que juegue un papel como veedores, acompañantes y verificadores de los acuerdos.-¿Cuál ha sido el tema más complicado? –El tema más complicado tal vez haya sido el hacerle entender al gobierno que la guerrilla no llegó derrotada a la Mesa, que somos una fuerza social y política que tenemos unos planteamientos serios y una base social. Considero que es relativamente normal que en una guerra se utilizan los medios de comunicación para crear una imagen desastrosa del enemigo. Pero creo que es bastante nefasto para unas negociaciones, cuando el gobierno empieza a creer esos imaginarios creados por los medios. Esto le ha llevado en algunas ocasiones al Gobierno a tratar de tomar decisiones unilaterales, y la guerrilla reiteraba, una y otra vez, que en la Mesa había dos partes sentadas, que el diálogo es entre dos, que el proceso de paz no se podía convertir en un monólogo ni en una imposición. 

-Durante el tiempo en La Habana la delegación de las Farc ha tenido varios eventos con movimientos sociales que han llegado desde Colombia, entre ellos mujeres. ¿Ha sido para los delegados de las FARC también un aprendizaje? 

–Claro que sí. Hemos aprendido mucho y en muchos campos diferentes. Aquí el intercambio con diferentes organizaciones sociales ha sido muy fructífero y cada vez más numeroso. Al principio el gobierno era más bien reluctante frente a la participación de la sociedad en los diálogos, pero a medida de que el proceso haya ido avanzando, se ha vista cada vez más participación. Se recibieron delegaciones de víctimas del conflicto, representantes de organizaciones de mujeres, de la población LGBTI, de las comunidades negras, de las comunidades indígenas, estudiantes, profesores, ¡hasta empresarios! De cada uno de ellos y ellas se aprende algo sobre el conflicto en Colombia, sobre la necesidad de pararlo, sobre la reconciliación, pero también sobre la necesidad de luchar por los derechos de las mujeres, por ejemplo. 

Una europea que pelea en la selva colombiana. Me imagino que los medios de comunicación, más uno u otro político de la derecha holandesa, se han expresado sobre tu presencia tanto en Colombia como ahora en La Habana. 

–Pues, realmente. Al principio la reacción de los medios holandeses fue abrumadora y muy negativa en el sentido de que se trataron durante un tiempo de descalificar mi papel de diferentes maneras, tildándome de carita bonita, arma mediática y disminuyendo mi papel real aquí. Pienso que a la medida que el proceso de paz ha ido avanzando, hemos podido abrirnos un espacio para mostrar una realidad que mucha gente desconocía totalmente, incluso dentro de Colombia. Es decir, se han ido desmontando muchos mitos que existían sobre nosotros y en casi 4 años de diálogo hemos demostrado todos los días que somos una organización esencialmente política, eso ya hoy día nadie lo niega. Es otro punto de partida ya, también para mí como integrante de la organización. 

-El proceso que viene ahora y la transformación de las Farc a una organización política sin armas, ¿hay muchos nervios en juego entre los delegados y cuál es el sentimiento de los guerrilleros allá en Colombia? ¿Cómo concretamente trabajarán desde que el guerrillero entrega su fusil y comienza una nueva vida? ¿Van a disolverse o seguirán en forma orgánica cada frente con nuevas tareas colectivas? 

–Primero hay que dejar muy en claro – y lo explico porque en otros países la gente a veces tiene ideas equivocadas al respecto – que las FARC-EP éramos una organización político-militar que por necesidad luchaba en la ilegalidad. Y que ahora vamos a hacer el tránsito hacia una organización política no armada que va a ocupar espacios electorales y políticos legales para seguir haciendo política.

No diría que “nervios”; más bien utilizaría la palabra expectativa, tanto para nosotros los delegados aquí en La Habana como la guerrillerada allá en Colombia. Queremos seguir cohesionados y en esa dirección estamos haciendo todos los planes para el futuro. Queremos hacer política, porque es el espacio por el que hemos luchado durante tantos años. No nos vamos a disolver para irnos todos para nuestras casas. No tendría sentido, habría sido en vano la lucha. Seguiremos luchando por los objetivos que nos hemos propuesto todos estos años, ahora por la vía democrática de masas: la toma del poder para el pueblo colombiano. 

Como se sabe ya, nos vamos a organizar primero en Zonas Veredales Transitorias de Normalización, donde va a tener lugar la dejación de armas en fases, pero donde al mismo tiempo se va a intensificar la educación y la formación profesional de la gente, y donde también se va a seguir haciendo política desde la base, como siempre lo hemos hecho en los territorios donde operamos. Al mismo tiempo se debe iniciar la implementación de los acuerdos y la creación de proyectos productivos para estas áreas. Todas estas cosas están siendo discutidas en este momento, pero las líneas generales están claras.

¿Qué será de Alexandra Nariño cuando se firma la paz? ¿Volverás a Holanda o seguirás en Colombia? 

–Mi compromiso con la lucha sigue intacto. Pienso que en Colombia queda mucho por hacer; la firma del acuerdo debe ser el inicio de nuestra participación política, de la implementación de planes y programas en el tan olvidado campo, de la erradicación voluntaria de cultivos de coca, acompañada de inversión social en esas comunidades, de la búsqueda de la verdad y la reconciliación. ¡Son muchas cosas las que tenemos por delante!

Fuente de la entrevista:http://www.rebelion.org/noticia.php?id=216090
Fuente de la imagen: https://c6.staticflickr.com/6/5519/14629088965_7c32b06542_c.jpg
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Docentes de Centroamérica, México y República Dominicana en solidaridad con Colombia.

www.ei-ie-al.org/31-08-2016

El 29 de agosto de 2016 dio inicio en Costa Rica el encuentro Subregional correspondiente a Centroamérica, México y República Dominicana. En el marco de esta actividad los y las representantes docentes de las organizaciones afiliadas mostraron su apoyo al proceso de paz en Colombia.

Los y las representantes docentes de las organizaciones afiliadas a la Internacional de la Educación para América Latina mostraron su solidaridad con la convocatoria a la campaña continental “Escuela pública como territorio de paz” impulsada por la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (FECODE)

Esta convocatoria está acogida en el punto 1 de las acciones aprobadas en la declaración del Comité Regional de la Internacional de la Educación para América Latina y el Consejo de Presidencias y Secretarías Generales  realizado en Buenos Aires, Argentina entre el 10 y 12 de agosto de 2016:

Convocar a todas las organizaciones afiliadas de la Internacional de la Educación para América Latina (IEAL), Comité Regional de la IEAL e Internacional de la Educación Mundial (IE) para acompañar a FECODE al acto de lanzamiento de la Campaña Continental «Escuela Pública como Territorio de Paz», el 5 de setiembre en Bogotá, Colombia. Esta iniciativa se enmarca en la decisión de FECODE de comprometer su esfuerzo gremial para promover desde la comunidad educativa el voto favorable a los acuerdos de Paz suscritos entre Gobierno y las FARC.

Pueden encontrar las muestras de apoyo de los compañeros y las compañeras docentes al proceso de paz en Colombia haciendo clic aquí.

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