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Colombia: ¿Por qué el Paro nacional del 25 de abril?

Redacción: Colombia Informa

Organizaciones sociales y políticas de Colombia anunciaron jornadas de movilización y Paro nacional para este 25 de abril. Dicho paro, planeado desde el Encuentro de Organizaciones Sociales y Políticas realizado el pasado mes de febrero, se plantea como la continuidad de las movilizaciones sociales que iniciaron el año pasado con las protestas estudiantiles, y que tuvieron un segundo momento con la Minga del Suroccidente de abril.

Según expresaron las organizaciones convocantes durante rueda de prensa, este paro busca poner de manifiesto el descontento por las políticas contenidas en el Plan Nacional de Desarrollo de Iván Duque, así como por el creciente asesinato y judicialización a líderes sociales, y por el incumplimiento de los acuerdos pactados desde años anteriores con las organizaciones sociales.

Algunos puntos problemáticos del Plan Nacional de Desarrollo

Según Jimmy Moreno, vocero del Congreso de los Pueblos, uno de los puntos problemáticos en el Plan Nacional de Desarrollo “es el fortalecimiento de un modelo económico basado en el extractivismo y sus implicaciones para el campesinado.

El sector minero-energético es el tercer sector que más inversión tendría en el PND, con 122,5 billones, con lo que se desconoce la necesidad que tiene el país de hacer una transición energética. Artículos como el 18, que avala la licencia minera exprés de 30 días, dan cuenta del afán por profundizar el modelo extractivista sin medir los daños sociales y ambientales”.

A esto se suma el aparente desinterés del Gobierno por el campesinado al nombrarlo como trabajador rural, y por no haber incluido las propuestas presentadas por este sector en el “Pacto por la equidad rural y el bienestar de la población campesina”. Así mismo, en contraste con el presupuesto destinado para el sector minero-energético, para el agro se destinaron 21 billones de pesos.

Otro de los puntos polémicos del Plan Nacional de Desarrollo, según manifestaron las centrales obreras y organizaciones de pensionados, es el recorte a los derechos sociales, específicamente para el caso de la salud y pensiones. “Nos preocupa la reforma laboral contenida en el Plan Nacional de Desarrollo, porque elimina el contrato laboral como se conoce en Colombia, y elimina el salario mínimo con la formulación de contratación por horas, por lo que es un ataque directo a las convenciones colectivas”, manifestó Diógenes Orjuela, presidente de la CUT.

Por su parte, Jhon Jairo Díaz, vocero de la Confederación Democrática de Pensionados, manifestó que los pensionados se movilizan este 25 de abril “para rechazar la reforma pensional disimulada que ha propuesto el Gobierno en el PND, que ahora no la llama reforma pensional sino protección a la vejez, para garantizar pensiones por debajo del salario mínimo en el futuro, y llevar a los pensionados a la miseria absoluta. Hay que ponerle cuidado a los Beneficios Económicos Periódicos – BEPS, pues dicen que con estos se superaría la pobreza en adultos mayores en el país, como si con un fondo de 120 mil pesos fueran a resolver la problemática de la miseria”.

Frente al Plan Nacional de Desarrollo, otras de las preocupaciones que mencionaron las organizaciones convocantes al Paro Nacional, tienen que ver con el enfoque que se le dará a la implementación de los Acuerdos de Paz entre el Gobierno nacional y las Farc-Ep, pues desconoce el conflicto armado colombiano, y en ese sentido lo pactado por el Estado y dispuesto en el Acto Legislativo 01 de 2016, como lo es el “Pacto por la construcción de la paz” que no tiene asignación en el plan de inversiones.

La vida y libertad de los líderes sociales

El programa Somos Defensores, en su más reciente informe titulado “La naranja mecánica”, denunció que en 2018 incrementaron en un 43.7% las agresiones a líderes sociales, comparado con el año 2017, para un total de 805 agresiones, de las cuales 155 son asesinatos. Por su parte, organizaciones como la Cumbre Agraria han denunciado que en los dos últimos años alrededor de 600 líderes sociales han sido asesinados.

A esto se suman las denuncias del Congreso de los Pueblos de una creciente judicialización y estigmatización a los líderes sociales, en especial de esta organización, con aproximadamente 100 casos en departamentos o regiones como Casanare, Sur de Bolívar, Suroccidente, Antioquia y Bogotá.

En ese sentido, el Congreso de los Pueblos manifestó que “es necesario movilizarse para exigirle al Estado genocida y a la comunidad internacional las garantías que se requieran para impedir la muerte de un solo líder o lideresa en Colombia, y para acabar con la persecución, la criminalización de la lucha social y la judicialización de sus líderes”.

Es por eso que en el marco de las jornadas de movilización, también están impulsando el Refugio Humanitario por la vida y libertad de los líderes y lideresas sociales, que se realizará en Bogotá del 28 al 2 de mayo, con la participación de más de 3000 líderes de todo el país.

Acuerdos incumplidos

Otro de los temas importantes que motivan el Paro Nacional es la exigencia al Gobierno para que cumpla los acuerdos que desde años atrás ha pactado con las organizaciones sociales y políticas. Es el caso de los acuerdos pactados con la Cumbre Agraria tras las movilizaciones del 2014 y 2016 que, según Eduardo León, vocero del Congreso de los Pueblos en esta organización, incluye puntos como la creación de un decreto para reconocer otras figuras territoriales campesinas y los derechos del campesinado en Colombia, y que el Dane incluyera la categoría campesinado en el Censo como primer paso para esto; la consulta sobre la reforma a la ley 160 para el tema de tierras; el principio de anualidad respecto a la financiación de proyectos productivos a través del Fondo de Fomento Agropecuario del Ministerio de Agricultura; la financiación del Diálogo Nacional Minero-energético, que solo se financió en una primera etapa incumpliendo el acuerdo presupuestal; la creación de la comisión mixta para la revisión de licencias ambientales de los proyectos minero-energéticos, entre otros.

En el caso de FECODE, los incumplimientos tiene que ver con una reforma constitucional del Sistema General de Participaciones, la modificación del modelo de prestación de servicio de salud, en cuanto a calidad y cobertura, y la reforma educativa pública y de calidad, entre otros puntos.

Además de todo lo anterior, las organizaciones que convocan al paro mencionaron que la movilización de este 25 de abril también busca exigirle al Gobierno que reactive los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional, que cumpla lo pactado con las FARC, y que pare la agresión política y militar contra Venezuela.

Fuente: http://www.colombiainforma.info/por-que-es-el-paro-nacional-de-este-25-de-abril/

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“En Colombia se asesina a la gente por pensar distinto”

Entrevista a Victoria Sandino, excomandante de las FARC y candidata al Senado en las elecciones colombianas

En el contexto de la violencia política contra la Unión Patriótica (5.000 asesinados en la década de los 80 y 90 del siglo XX), Victoria Sandino Simanca (Tierralta, Córdoba, 1965) se unió a la lucha de las FARC-EP. Fue en diciembre de 1992. Mucho antes, en 1964, unos 50 campesinos de la región de la Marquetalia fundaron el movimiento guerrillero que dirigieron Manuel Marulanda y Jacobo Arenas. Victoria Sandino había militado en el Partido Comunista de Colombia y en la Unión Patriótica. En las FARC-EP, la guerrilla más antigua de América Latina, desarrolló múltiples actividades: trabajo político de relación con las comunidades, organizaciones sociales de los territorios y mujeres; tareas de educación, alfabetización y comunicación con los compañeros, entre otras. Ya en una etapa posterior –las negociaciones de paz con el gobierno de Santos- la excomandante guerrillera coordinó la Subcomisión de Género por parte de las FARC-EP y fue plenipotenciaria de la Mesa de Negociaciones de La Habana. Actualmente Victoria Sandino forma parte del Consejo Político Nacional del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (la antigua guerrilla marxista-leninista de las FARC), en cuyas listas se presenta como candidata al Senado en las elecciones presidenciales del 27 de mayo. La entrevista tuvo lugar el pasado cinco de diciembre, día siguiente a la presentación en Valencia del documental “Amanecerá y veremos. Mujeres protagonistas de paz en Colombia”, obra del periodista Sergi Tarín y producido por la ONG Atelier.

-A finales de noviembre 142 organizaciones de víctimas y derechos humanos denunciaron ante la Corte Penal Internacional que el Estado colombiano ha modificado, en el último año, el Acuerdo de Paz de La Habana de acuerdo con los intereses de los sectores políticos, económicos y militares “de alto rango”. El documento critica el “manto de impunidad” para los máximos responsables de crímenes de lesa humanidad, entre otras razones por las modificaciones en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP). Acordado por el Gobierno y las FARC en septiembre de 2015, este mecanismo incluye un Tribunal para la Paz, Salas de Justicia y establece como principio “una paz sin impunidad”.

Lo que se buscaba con la JEP era la Justicia, Verdad, Reparación y no Repetición para las víctimas. A la JEP tenían que comparecer en principio todas las personas que, de una u otra manera, habían causado grave daño en el contexto del conflicto armado. Hablamos de la insurgencia, los militares, el Estado en su conjunto y los particulares o “terceros”. Establecer esta Jurisdicción era obligatorio, porque la Justicia en Colombia no funciona: es muy corrupta y está muy politizada. Por esta razón se buscó un mecanismo especial para elegir a los magistrados del Tribunal para la Paz y de las Salas. Pero la Ley de Reglamentación de la JEP aprobada por el Congreso el 28 de noviembre se crea sólo para los militares y, particularmente, la insurgencia. Fuera de la Jurisdicción quedan el Estado en su conjunto y los “terceros” –como paramilitares o grupos terratenientes que han financiado el paramilitarismo-, que sólo comparecerán de manera voluntaria.

-A primeros de noviembre fue detenido por orden de la Fiscalía General de la Nación el hacendado Jaime Alberto de Jesús Angulo Osorio en Santa Rosa de Osos (norte de Antioquía). El motivo, su presunta participación en la masacre del Aro, perpetrada en el municipio antioqueño de Ituango por paramilitares de las ACCU; ocurrió en octubre de 1997: fueron asesinados 17 campesinos y 1.200 personas resultaron desplazadas. ¿Es un ejemplo de la impunidad paramilitar?

Las grandes masacres que se produjeron en la década de los 80 y 90 del siglo pasado, por ejemplo contra las comunidades rurales, con 20, 30 y más de 50 muertos en una sóla acción, no han sido judicializadas. Obra de fuerzas paramilitares, las matanzas estuvieron ordenadas, financiadas y promovidas prinicipalmente por terratenientes. No están en la cárcel ni se ha hecho justicia, que es lo que se buscaba precisamente con la Jurisdiscción Especial para la Paz.

-El periódico Semana se hace eco de una lista global sobre la concentración de riqueza en relación con el PIB, publicada por el periódico alemán Die Welt con datos de Bloomberg. En Colombia la fortuna de las cinco personas más ricas equivale al 12,5% del PIB, lo que sitúa a este país en el quinto del mundo respecto a la acaparación de la riqueza. Además, según el Banco Mundial, Colombia es el segundo país más desigual de América Latina y el séptimo a escala mundial. ¿Es un contexto poco propicio para que se imparta justicia?

Pero es que además hay una realidad en Colombia… Los congresistas son los mismos terratenientes y gamonales de los territorios, quienes se han beneficiado de todos los despojos de las tierras a las comunidades campesinas. Algunos se han ido a la cárcel ahora por la “parapolítica”, pero porque es evidente su participación, la forma de asesinar a la gente y a los líderes en particular. Ellos están legislando en beneficio propio.

-¿Es el presidente Santos un integrante más de las clases dominantes o, por el contrario, consideras que hay poderes que le trascienden?

Santos es parte de la oligarquía nacional. Y esos “otros” poderes a los que me refiero son regionales y de los departamentos. En la Cámara son muchos los representantes que vienen de los territorios, donde se les ha elegido, y por supuesto no van a legislar contra lo que ha sido su práctica. Por esta razón han decidido que sea voluntaria la declaración en la JEP, ya que de lo contrario tendrían que comparecer muchos de los que están sentados en el Congreso. No digo que todos, pero sí muchos de ellos. Además la Reforma Política, que era fundamental para la participación de sectores democráticos, no salió adelante (El pasado 29 de noviembre el Senado votó a favor de archivar el proyecto de Reforma Política; tres días antes la FARC calificó en un comunicado la reforma como “frankenstein irreconocible que no refleja el espíritu del acuerdo de paz; han desaparecido contenidos como el control del dinero privado en las campañas, los recursos judiciales para la celeridad en las decisiones electorales, las medidas de democratización interna de los partidos y las listas cerradas”. Nota del entrevistador).

-La Defensoría del Pueblo de Colombia ha informado que entre enero de 2016 y marzo de 2017 se produjeron 156 homicidios, cinco desapariciones forzadas y 33 casos de atentado contra líderes sociales y defensores de los derechos humanos. Atribuye en parte el fenómeno a la presencia de grupos armados que intentan implantarse en las zonas abandonadas por las FARC. También Naciones Unidas ha reportado durante 2017 un total de 105 homicidios de defensores y líderes de movimientos sociales en Colombia, en un 59% de los casos ejecutados por sicarios.

Ocurre que la política no ha cambiado. El Estado y el Gobierno, empezando por el presidente Santos, tienen que elaborar unos planes específicos –a partir de los acuerdos de La Habana- para el ataque y desmantelamiento del paramilitarismo; y esto no se ha hecho. Por ejemplo, desde principios de año había que designar a la directora de la Unidad Especial de Investigación constituida en la Fiscalía para desmantelar las organizaciones responsables de masacres y el paramilitarismo; y fue a finales de noviembre cuando el Fiscal General nombró a la nueva directora de la Unidad de Desmantelamiento de Organizaciones Criminales, Martha Jeaneth Mancera. Además la Fiscalía dispone de documentación sobre 15.000 casos relacionados con la acción de civiles durante el conflicto armado, pero judicialmente no se ha avanzado. ¿Qué ocurre? El Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, ha sido abogado de multinacionales y ha estado vinculado a empresas que financiaron el paramilitarismo; sería como atacar a sus amigos…

-En tu cuenta de twitter te defines como fariana, feminista y luchadora por la paz con justicia social para Colombia. ¿Qué peso tiene el feminismo en la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, partido que desde el pasado mes de septiembre sustituye a la guerrilla de las FARC?

En la dirección nacional del partido –el Consejo Nacional de los Comunes- participamos 111 personas, de las que 26 somos mujeres. Y entre los 15 miembros del Comité Ejecutivo de la FARC, estamos presentes cuatro mujeres. Esto no es realmente tan grave, ya que formamos parte de un partido político en transición de la vida guerrillera a la vida civil. La presencia de la mujer en la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común es mayor que en los partidos tradicionales. Por otro lado nosotros venimos de una estructura jerárquica político-militar –que en la práctica fue muy militar-, y hemos venido realizando un trabajo muy duro desde el inicio de las negociaciones de paz, en septiembre de 2012, para abrir espacios a la participación de las mujeres y por el reconocimiento de nuestro papel en el conflicto. Obviamente nosotras continuamos luchando por lograr una mayor representación, y eso significa también formación política así como ganar confianza en la vida pública. Todavía el ejercicio público y político no lo hemos tenido como una práctica. Estamos en ese proceso.

-El próximo 27 de mayo se celebrarán elecciones presidenciales en Colombia, en las que participas como candidata al Senado por la FARC junto a Iván Márquez, Pablo Catatumbo o Griselda Lobo. ¿Cómo se afrontan?

Con la esperanza de la participación, y con una gran preocupación. Aspirábamos a que no sólo nosotros, sino también los demás partidos y movimientos sociales con aspiraciones a participar en la vida política lo hicieran. Pero no va a ser posible, porque no se aprobó la Reforma Política. Además tenemos que competir el voto con unas prácticas muy complicadas; el sufragio en Colombia no es obligatorio, y a la gente le ofrecen cualquier cosa: un almuerzo, materiales de construcción, zinc, cemento, un rollo de alambre para la parcela… Mucha gente da su voto a cambio de esto, no se trata de una elección consciente.

-El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia recuerda que altos funcionarios del Estado han declarado, ante los medios informativos, que asesinatos de líderes comunitarios y defensores de derechos humanos “son debidos a líos de faldas, peleas con vecinos y rentas ilícitas”. Según Naciones Unidas, “esto es muy peligroso ya que se parece querer justificar los asesinatos”. Por otra parte, las mujeres de la FARC denunciaron en un comunicado (“No jueguen con el honor de las farianas”) la utilización mediática de la violencia sexual “como arma contra nuestros compañeros”.

Están sacando todo esto y más cosas. Algunos delitos han quedado fuera de la JEP, por ejemplo los de carácter sexual cometidos durante el conflicto armado. Nosotros pedíamos que estos delitos no fueran indultables ni amnistiables, y no sólo para los nuestros que hayan podidos cometerlos, sino para cualquiera. Queríamos, por tanto, que estos delitos se mantuvieran en la JEP, ya que nunca fueron juzgados por la justicia ordinaria; De hecho, en Colombia a las mujeres se las viola diariamente, cada tres días una mujer es asesinada en el país y diariamente se producen 55 abusos sexuales. Ahora que el Congreso aprobó que las violaciones salgan de la Jurisdicción Especial y vayan por la justicia ordinaria, se ha empezado a decir que algunas personas nuestras están implicadas en delitos sexuales.

-Según el Centro Nacional de Memoria Histórica, 15.076 personas –en más de un 90% de los casos, mujeres adultas, niñas y adolescentes- sufrieron la violencia sexual durante 60 años de conflicto armado. ¿Se utilizó el cuerpo de la mujer como arma de guerra?

Yo creo que sí, fundamentalmente por los paramilitares y también por la fuerza pública. En los territorios donde llegaba el paramilitarismo se perpetraban masacres y también se violaba a las mujeres; es lo que hoy en día queremos que salga en la Comisión de la Verdad, ya que nunca se investigó. Simplemente se dijo que se produjeron masacres, pero no se indagó en lo que ocurrió antes y durante los crímenes. Actualmente partidos como el Centro Democrático y la ultraderecha pretenden “empapelar” a todo nuestro personal, sobre todo a los hombres, afirmando que están implicados en delitos sexuales o de narcotráfico.

-¿Qué define a las farianas?

Las mujeres de las FARC somos un colectivo que ganamos cotas importantes de igualdad al interior de la organización; nuestra práctica de lucha no ha sido sólo por los derechos de la mujer, sino del pueblo colombiano. Y ello en un país tan conservador como el nuestro, donde las mujeres han sido relegadas al mundo exclusivamente privado. De manera colectiva las mujeres de las FARC hemos construido unas propuestas o lineamientos –no digo teoría, no soy tan pretenciosa- en torno a un feminismo que llamamos “insurgente”, en el que planteamos la emancipación de las mujeres y del conjunto de la sociedad. Recogemos para ello elementos de nuestra práctica insurgente, cuando éramos iguales mujeres y hombres, y en la práctica revolucionaria se rompieron los roles establecidos.

-¿Y cómo caracterizaría al partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común? ¿Sirven las tradicionales etiquetas de “marxista-leninista” o “socialdemócrata”?

Creo que en la parte teórica hemos aprendido muchas lecciones del contexto internacional. Aquí no se trata de que nuestra línea político-ideológica tenga que ser el socialismo marxista-leninista, socialdemócrata, trotskista o maoísta, no. Primero defendemos la autodeterminación de los pueblos. Entre todos los colombianos nos hemos de poner de acuerdo en qué tipo de país queremos. Promovemos además algunos principios como el “buen vivir” y garantías sociales para la población. Es decir, una sociedad más justa, se llame socialismo o del modo que se quiera. Pero que sea más justa y “a la colombiana”, por eso trabajamos.

-Desde que las FARC-EP nacieran en 1964 en las montañas del sur del departamento del Tolima, hasta la rúbrica de los Acuerdos de La Habana en 2016, ¿cuál fue el principal logro del movimiento guerrillero?

El Acuerdo de Paz, porque sienta las bases para una sociedad distinta y los elementos del “buen vivir”. En los Acuerdos se aborda la cuestión de las víctimas, la tierra, la democracia y la participación. Colombia es un país donde a la gente se la asesina por pensar distinto.

-Por último, ¿qué recuerdos te marcaron especialmente durante la guerra como dirigente de las FARC, organización en la que te enrolaste en diciembre de 1992?

Hay experiencias muy duras, por ejemplo la pérdida de las vidas humanas. Compañeros que se perdieron en la guerra… Gente como Alfonso Cano: yo estuve en su unidad y fue mi jefe durante muchos años; era una relación muy de confianza, cercana, muy humanista. Su pérdida me dolió mucho. También la muerte de muchos compañeros y compañeras que estuvieron conmigo, bajo mi mando. Recuerdo a Laura González, que me marcó mucho. Pero también hubo cosas muy bonitas, como la colectividad; la manera colectiva como vivíamos y nos relacionábamos. Era no tener nada, pero saber que lo poco que teníamos lo compartíamos. Ahora estamos más dispersos, cada cual tiene su casita en los territorios y comunidades… Y hay más privacidad.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=235747&titular=%93en-colombia-se-asesina-a-la-gente-por-pensar-distinto%94-

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Colombia: Excombatientes de las Farc se capacitan en salud mental

07 Enero 2018/Fuente:colombia2020 /Autor:Carolina Ávila y Santiago Martínez

Dos expertos alemanes en psicoterapia han venido trabajando con exguerrilleros para enseñarles a diagnosticar las enfermedades psicológicas de sus compañeros. El fin es que apoyen el tratamiento de problemas como la ansiedad y la depresión ahora que se están reincorporando a la vida civil.

Toda una vida en la guerra puede desembocar en diferentes enfermedades mentales para los excombatientes. Entre las más recurrentes está el estrés postraumático, la depresión y la ansiedad. Estos dos últimos desórdenes se manifiestan ahora que los exguerrilleros de las Farc están en tránsito hacia la vida civil. Esto lo evidenciaron los expertos en medicina psicosomática y psicoterapia, (Dipl.-Psych.) Anne-Maria Müller, y el profesor y doctor Michael Wirsching, de la clínica de la Universidad de Freiburg,  que llegaron en marzo del año pasado a Valledupar (César).

Su propósito inicial era capacitar a profesionales de la Secretaría de Salud de esa ciudad en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades mentales de víctimas del conflicto armado. En el camino, vieron la necesidad de acercarse a los excombatientes de las Farc quienes, en medio de su proceso de reincorporación, se están enfrentando a nuevos desafíos como procesos de alfabetización, la inserción laboral y la formación en nuevas áreas de conocimiento.

Por esto, se acercaron al Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación ubicado en La Paz (César) para trabajar con los exguerrilleros que anteriormente habían integrado los equipos médicos de las Farc. El proyecto comenzó en marzo del año pasado y proyectan implementarlo durante de cuatro años. El objetivo es realizar talleres tanto con la Secretaría de Salud como con las Farc para que manejen problemas mentales y psicosociales que el conflicto dejó en las víctimas y en los excombatientes. Después de las capacitaciones, lo que pretenden es que de aquí a dos años sean “sus colegas” y repliquen las capacitaciones en todo el país.

Además de Valledupar, a finales del año pasado el grupo dirigido por los dos expertos comenzaron talleres en Riohacha (La Guajira) y firmaron con la Secretaría de Salud de Bogotá un acuerdo para implementar el proyecto en la capital..

¿Por qué empezaron su trabajo en el César?

AM: Porque trabajamos con el departamento de Salud Pública de laUniversidad Javeriana y ellos ya habían establecido su trabajo en esta área, así que eso nos abrió las puertas para ir allá. También llegamos con el apoyo del Instituto Colombo-Alemán para la Paz – Capaz. En marzo fuimos a conocer la Secretaría de Salud, les explicamos lo que podemos ofrecer y qué tipo de capacitaciones hacemos. Estuvieron interesados.

MW: Con los excombatientes fue distinto. Al principio no conseguimos acercarnos a ellos, no confiaban en nosotros. El grupo de las Farc nos dijo: “no los queremos y no queremos ser estigmatizados como enfermos mentales”. Así que nuestro acercamiento fue trabajar con los que ya habían hecho de doctores y enfermeras, ayudarlos a incrementar su conocimiento y mejorar sus capacidades para que atendieran a sus compañeros.

¿Cuándo empezaron a confiar en ustedes?

AM: La primera vez que fuimos nos preguntaban cuál era nuestro propósito, por qué estábamos allí, quiénes éramos y quién pagaba el proyecto. Hablamos con ellos y con los jefes de la zona veredal por cerca de dos horas. Después de esto, nos dijeron que hiciéramos un curso experimental de un día. Eso lo hicimos en junio y funcionó bien.

¿En qué consistían estas capacitaciones?

Hacemos lo mismo con el grupo de la Secretaría y con el de las Farc. Tenemos un currículo, una ruta general en la que enseñamos el modelo psicosocial para mirar cuáles son los problemas que tiene la gente, que no son enfermedades estigmatizantes sino también que están dentro del contexto de la persona. Por supuesto, miramos no solo la parte biológica sino también la dimensión psicológica y social.

Dentro de esta ruta les enseñamos a mejorar la comunicación entre doctor/enfermera y paciente, y a establecer relaciones de trasfondo. Después los capacitamos a nivel específico, con las enfermedades más comunes como depresión, ansiedad y estrés postraumático.Empezamos la jornada con una introducción teórica en la que explicamos los criterios para dar el diagnóstico y las terapias, y luego hacemos mucho trabajo práctico.

¿En las capacitaciones hacen alguna división entre la atención a víctimas y a excombatientes?

MW: No hay diferencias en el tratamiento. Los problemas son los mismos. Probablemente su origen no, pero sí las enfermedades, que pueden ser comunes en sus síntomas. Por ejemplo, con la depresión hay preocupación, tristeza, insomnio, inclinaciones suicidas. Este tipo de cosas se van desarrollando a través de su ambiente: en la situación en la que están y el apoyo que están recibiendo. En este caso no hay diferencias, así que las intervenciones no son diferentes.

¿Por qué es importante que los excombatientes, no solo los profesionales, estén preparados para atender casos de desorden psicológico?

MW: Ellos han tenido su propio sistema de salud por muchos años: sus propios doctores, sus propias enfermeras. Por eso la estrategia es primero usar lo que ya existe y luego, superar la desconfianza y acercar el sistema de salud de los excombatientes en el que ya existe de la Secretaría de Salud. Las Farc están muy poco entrenadas y en cierto punto, también para los casos de salud mental, ellos también necesitan «reincorporarse». Esperamos que en el 2018 podamos empezar a mejorar la integración de los excombatientes y la comunidad.

¿Qué están haciendo los excombatientes que ya tuvieron estas capacitaciones?

AM: Esta es una capacitación básica. Enseñamos los casos de desórdenes psicológicos más comunes con el nivel elemental de intervención como la comunicación, el establecer relaciones confiables y la incorporación con otros esquemas de salud mental existentes.

Hay alrededor de 200 personas en ese campamento. Nosotros entrenamos alrededor de 15 personas que actuaban como enfermeras anteriormente y que tienen gran confianza dentro de su grupo, así que las capacitamos para que, cuando alguien vaya con ellas, puedan reconocer que tal vez tiene cuestiones psicosociales por resolver. Los ayudan de manera básica, pero a su vez clave para que, si es necesario, puedan referirlos y trabajar en conjunto con la Secretaría de Salud.

¿Cuáles han sido los resultados y qué conclusiones pueden sacar del trabajo con las Farc?

AM: Vimos que ellos están realmente preocupados por su futuro. Están mirando cómo pueden crear ese buen futuro para encajar en la sociedad, así que están buscando distintas maneras de capacitarse, como recibir educación formal para tener el certificado y encontrar algo en lo que puedan trabajar. Realmente es un problema porque en estos momentos ellos no saben dónde pueden encajar.

¿Cómo fue el trabajo con mujeres y niños?

MW: Algo que fue muy interesante es que al principio, en el grupo de las Farc, solo habían mujeres. Éramos solo tres hombres dentro del grupo. Pero la última vez que fuimos, había hombres entre los 40 y los 50 años.Con niños es distinto porque en esta zona solo hay dos niños. Aunque con ellos hay dos aspectos. Primero, ellos necesitan especial atención y tratamiento, pero aún no hemos llegado a esta parte, sino que lo estamos trabajando a nivel familiar. Lo otro es que sabemos que, si la madre sufrió un trauma, es alto el riesgo de que a nivel genético y psicológico también lo sufra el hijo. Por eso también trabajamos con ellas.

¿Por qué es importante que los médicos generales también tengan capacitaciones en desórdenes mentales para la atención de víctimas y excombatientes?

Dr. Michael Wirsching: El asunto es que los pacientes con problemas de salud mental no van primero al psicólogo o al psiquiatra. Van con un médico general por los síntomas físicos: dolor, mareo, insomnio, por ejemplo. Así que, si este doctor o enfermera no ha tenido una buena formación, no va a reconocer el cuadro de depresión o ansiedad. Esta es una de las razones por las cuales capacitamos y entrenamos doctores, enfermeras y trabajadores sociales, para que reconozcan los problemas.

¿Qué percepción les dejó el tratamiento de la salud mental en Colombia?

Anne-Maria Muller: Que hay mucha presión sobre la gente que trabaja en servicios de salud, especialmente cuando estaban muy envueltos en los casos. Es mucha la presión sobre ellos para tratar de lidiar con esta situación y en hacer lo mejor posible en las comunidades.

La gente que conocimos realmente quería ayudar a su comunidad, pero a veces no había los suficientes recursos o herramientas. De hecho, tenían un alto nivel de entrenamiento, incluso más alto que la mayoría de los países en los que trabajamos como Irán, Afganistán o algunos países en Latinoamérica, pero necesitaban más apoyo respecto a cómo lidiar en un largo plazo con este tipo de casos difíciles, con terribles historias, o con pacientes que llegaban con complicadas situaciones económicas. Lo primero que nos contaban es que los pacientes llegaban con inclinaciones suicidas o problemas con el alcohol. A menudo, no había los suficientes recursos humanos ni siquiera

Fuente de la noticia: https://colombia2020.elespectador.com/pais/excombatientes-de-las-farc-se-capacitan-en-salud-mental

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Necesitamos universidades así

Mauricio Mora Rodríguez

¿En qué pueden ayudar las universidades después de la firma del acuerdo con las FARC?

El 27 de julio del 2016 apareció en El Espectador una entrevista con Jairo Torres, rector de la universidad de Córdoba, quien está proponiendo un modelo para atender algunas necesidades de su departamento en el posconflicto. Es un plan conocido como “Plan Paz Córdoba”.

Es necesario que las universidades se sienten a pensar en cuáles de los seis puntos acordados en La Habana pueden ayudar, por ejemplo: ¿cómo hacer para promover la verdadera reinserción de los armados a la vida civil? ¿Cuál puede ser la forma para visibilizar a las víctimas?

No ha sido una idea espontánea. Según el rector Torres, se ha venido trabajando desde hace años en la investigación y visitas a las comunidades para lograr identificar las necesidades en las que la Universidad pueda aportar. Él nombra dos: seguridad alimentaria y erradicación del analfabetismo. Por estos días ha sido invitado a La Habana a socializar su proyecto.

Es admirable que en un lugar que ha sido tan golpeado por la violencia como el departamento de Córdoba, la Universidad haya querido hacerse un espacio como generadora de cambio social; su experiencia es un ejemplo de cómo la academia puede servir más efectivamente a las necesidades de las comunidades a las que se circunscribe.

Noticias como esta deberían ser un ejemplo para otros entes educativos, pero lamentablemente parece un caso aislado, como en casi todo lo que pasa en el país, la universidad pública en muchas regiones simplemente es sólo otra tajada del ponqué burocrático, otro lugar en donde se ponen cuotas y se hace visible el clientelismo y la corrupción.

Necesitamos que las universidades, sobre todo las de provincia, generen espacios de reflexión y análisis acerca de lo que puede ser su papel después de la firma del acuerdo con las FARC, que se sienten a pensar en cuáles de los seis puntos acordados en La Habana pueden ayudar, por ejemplo: ¿cómo hacer para promover la verdadera reinserción de los armados a la vida civil? ¿Cuál puede ser la forma para visibilizar a las víctimas?

Se necesita que la universidad piense, también, cómo puede generar un debate sano sobre la manera en la que se estuvieren llevando a cabo los distintos procesos acordados por las partes. También puede hacer mediación y veeduría acerca de la implementación de los acuerdos y fortalecer sus procesos de investigación en las comunidades para encontrar las necesidades y plantear las soluciones.

No hay que olvidar que es necesario el apoyo estatal para que estas ideas no se queden en el papel. Si el Gobierno Nacional busca la consolidación de la Paz, es de vital importancia que las universidades se encuentren fortalecidas, no habría ni que hablar de esto, pero sabemos cuál es la situación en la que se encuentran muchas de estas instituciones de educación superior y cómo en un gran número están casi desfinanciadas.

De manera que el país requiere mucho más del compromiso de sus universidades para poder hacer frente al nuevo orden nacional que se aproxima con la firma del acuerdo de La Habana y la incorporación de las FARC como partido político, así que con mucha razón dice el rector Torres: “El verdadero nombre de la Paz es educación”.

Adendo: ¿Hasta cuándo le dejaremos al omnipotente Icfes la potestad para decidir quiénes son ‘pilos’ y quiénes no? ¿Cómo puede una prueba tipo test decidir tantas cosas para el futuro de nuestros jóvenes?

Fuente del articulo: https://compartirpalabramaestra.org/columnas/necesitamos-universidades-asi

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Las Universidades Publicas son sobrevivientes de guerra

Colombia / 12 de noviembre de 2017 / Autor: Manuel Humberto Restrepo Domínguez / Fuente: Rebelión

Las universidades publicas colombianas quedaron en pie a pesar de las mas duras adversidades que haya padecido universidad alguna en el mundo, durante los cincuenta años de guerra que termina, porque las FARC ya no existen como insurgencia armada y el ELN tiene silenciados sus fusiles. Lograron quedar vivas aunque débiles y en lucha consigo mismas y contra los coletazos de guerra, pero cumplieron de la mejor manera la tarea encomendada por la sociedad para formar los hombres y mujeres profesionales de un país retrasado en libertades y urgido de soluciones de fondo a sus mas urgentes necesidades de conocimiento, tecnología, convivencia pacifica y bienestar.

A manera de ejemplo, la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (en la que soy profesor desde hace 30 años) graduó entre 1966 y 2016 a mas de 91.000 estudiantes, procedentes de sectores populares, extraídos del ámbito rural o que hacían transito a las nacientes ciudades. Resulta gratificante, que a pesar de la guerra y sus marañas, no hay evidencia de casos de egresados que se se hayan destacado por alguna trayectoria criminal o que hayan utilizado su saber para perseguir, intimidar o aprovechado su profesión como refugio de fechorías. Se conoce en cambio de la enorme capacidad de rebeldía y espíritu de lucha, que deja una cuota de estudiantes, profesores y trabajadores convertidos en silenciosas victimas. La Universidad Nacional por su hondo significado para la nación multiplica todas las cifras, pero además fue la que abrió los espacios para reconocer la diversidad y la diferencia en las aulas y el pensamiento libre. Las otras 30 universidades hicieron cada una lo suyo, pusieron a debate su experiencia y trazaron caminos para que otros alentaran sus recorridos.

La educación publica universitaria no fue ajena a los contenidos del manifiesto de Córdoba Argentina de 1918 (manifiesto liminar) y acogió como suyos los principios esenciales de lo publico como la autonomía política, docente y administrativa; la selección de docentes por concursos públicos; la asunción de responsabilidades políticas frente a la nación y la defensa de la democracia; la creación de cátedras libres y electivas a decisión de los estudiantes y; la democratización de la enseñanza, que sirvió para contrarrestar la educación que estaba convertida en privilegio de las elites y forjada con las reglas y conductas de la escolástica y desde ahí marcar la ruta del siglo XX. Seguramente en 2018 vendrá una gran movilización global de la educación publica, (autónoma, gratuita, democrática y popular) en conmemoración de los 100 años de Córdoba y los 50 de mayo del 68, que representan las luchas sociales universitarias mas significativas, que cimentaron las bases de la universidad publica actual, dejando atrás lo que era “el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y -lo que es peor aún- el lugar en donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara. Las universidades han llegado a ser así el fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil. Por eso es que la Ciencia, frente a estas casas mudas y cerradas, pasa silenciosa o entra mutilada y grotesca al servicio burocrático” (manifiesto de córdoba).

Después de la entrada al universo de las libertades vino la guerra y las universidades publicas colombianas tuvieron que enfrentar las arremetidas del estado y de sectores de poder obsesionados con derrotar el espíritu de lo publico como concepto, principio y practica social común. Usaron practicas de guerra sucia, queriendo derrotar la inteligencia a la que no dejan de considerar aliada de las insurgencias armadas. Extendieron la estigmatización llamando a la sociedad a mirarlas y tratarlas con recelo y también con desprecio y entre análisis sesgados escondieron las maravillas de lo que ocurría respecto a la ciencia y la cultura. Políticamente las elites metieron allí clientelas, promovieron su ineficiencia y fragmentación y bajo chantaje les entregaron presupuestos deficitarios, a cambio de controlarlas, las acostumbraron a sobrevivir y mientras los soldados de la guerra estaban cubiertos con altos presupuestos del estado, los estudiantes sobrevivían entre incertidumbres y carencias para cubrir los mínimos necesarios para educarse, teniendo que recurrir a la protesta para existir.

A manera de síntesis se podría señalar que con el fin de la guerra las universidades quedan con la suficiente dignidad para sobreponerse y asumir los compromisos con la construcción de paz en los territorios. Su realidad revela que están desfinanciadas; tienen un altísimo déficit democrático; su sentido esta tomado por reglas de mercado y; se debilitan a medida que se extienden. Son los resultados de haberlas gestionado con lógica de guerra y de conducirlas según el trazado del capital que las empujó a desviarse de su misión, a descentrarse y fluir sin un horizonte común. Muchas aun no entienden que su vida institucional se ahoga entre replicas de lo que hacen otras, copian, plagian, siguen modelos y recetas genéricas aplicadas por funcionarios exentos de responsabilidad por los daños provocados. La guerra les cambio la baja por la alta velocidad de sus procesos y esta velocidad las paraliza, les impide tener en cuenta la fragilidad del ser humano que la compone y que esta convertido en instrumento de metas, que solo cuenta si esta cerca al poder y se somete a negarse a ser en sí mismo, y de suma se acostumbra a permanecer al margen de su existencia política.

Pero el panorama que queda puede ser fácilmente revertido, si se piensa que la paz es lo nuevo y se inventan otras maneras de decir y hacer las cosas que correspondan a este tiempo y se nutran con un espíritu democrático y de cambio. Sin guerra viene otro momento, que no podrá vivirse con las mismas reglas, sencillamente porque la paz es contraria a la guerra y nadie tiene recetas y quien pretenda enseñarlas, ofrecerlas o venderlas (que es aun peor, es un farsante), si se tiene en cuenta que durante la guerra las universidades no tuvieron paz, los jóvenes recibieron trato de combatientes, asistieron a cientos de funerales de sus mejores hijos arrebatados por la barbarie, hubo profesores y estudiantes asesinados frente a las aulas, mutilados, desaparecidos, presos acusados con falsedades, miles injustamente derrotados por la precariedad económica que les impidió sostenerse en las aulas y millones mas que no pudieron ingresar y obtener un carnet de estudiante, que es quizá el mejor de todos los carnet que existan en la historia de la humanización. Las imágenes de tanques, caballos y motorizados entrando victoriosos a los campus universitarios se encargarán de contar que fueron tratadas como campos de batalla y que se trató de acallar con balas y mentiras al pensamiento critico por creer que era parte del alzamiento armado y porque gracias a él la verdad sería posible, esas serán las señales de la memoria recordando lo que no puede volver a ocurrir.

Se acaba la guerra y las universidades publicas tendrán el encargo de protegerse del olvido y convertir a la memoria en la fortaleza que conduzca su futuro. No se trata de quedarse en el pasado si no de saber conectar y desconectar los tiempos, de reajustar el sentido y el significado de su saber y hacer y usar a la ética como la savia que conecta. La paz propone otros momentos, tiempos mejores para poner a prueba lo que aprendieron para no dejar escapar la dignidad entre las dificultades que las llevaron incluso a entrar en alianzas de todo tipo con empresarios, políticos y partes descompuestas de la dinámica social que a cambio de fortalecerlas las debilitan, las tienen atadas a una competencia desigual hecha a la medida del interés privado que las corrompe y del que deben desprenderse.

El momento es otro y aunque desigualdad, inequidad, exclusión e injusticia sirvan para explicar que hoy mas que nunca están dadas las condiciones y vigencia de la lucha armada para cambiar las cosas y derrotar a las elites, la sociedad y en particular la que compone la población potencial de las universidades publicas, igual que las victimas, ha renunciado a la guerra y su decisión es sin retorno. Las generaciones de profesores, estudiantes y trabajadores de hoy tendrán que actuar con convicción ética y compromiso político en la construcción de paz, usando su imaginación, creatividad, ciencia y solidaridad. Las armas no serán más el recurso legitimo para resolver diferencias y será la inteligencia la llamada a reencontrar el camino de grandeza de las universidades públicas. Esa es la mas importante conclusión para llamar a la universidad publica a reconstruirse, en colectivo y desde abajo, a aprender de los jóvenes que saben cambiar de dirección, adaptarse a las circunstancias variables, detectar de inmediato los movimientos que comienzan a producirse y a actualizar su propia trayectoria, porque de ella depende su supervivencia (Bauman, retos de la educación). La universidad por ser parte de las invenciones de la cultura tiene que reinventarse y rápido, repensarse de otra manera no solo en la escena meramente económica, como lo hace ahora, y crear poder para apuntar y aportar sus saberes y quehaceres con miras a construir una nueva ciudadanía de paz y una sociedad de derechos, situada por fuera de la trampa economicista.

P.D Con datos de la encuesta de cifras y conceptos 2017 (que no controlamos), estas columnas ocupan el segundo lugar de mas leídas en Boyacá, y con datos de periodicoeldiario.com, algunas superan 20.000 lectores. Así que Gracias por sus lecturas que representan afectos. Me corresponde seguir con disciplina esta tarea que alienta el alma y que por fortuna no cumple metas ni sube indicadores de nada.

Fuente del Artículo:

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=233704

Fuente de la Imagen:

¿Cuáles son las 10 mejores universidades de Colombia?

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El desarme mental

Poly Martinez

¿Cómo nos vamos a reintegrar todos a una cotidianidad sin la disculpa de la violencia derivada del conflicto con las Farc? Estos son días para mirarnos el ombligo y pensar. Para mirarnos a nosotros mismos tal como somos y a este país, tal como es.

Desarmar el pensamiento. Empecemos por el pensamiento.
Así como en la vida, frente a diferentes situaciones se puede ver el vaso medio lleno o medio vacío, también se puede entender a Colombia medio en guerra o medio en paz. Podemos aceptar y celebrar este momento, el avance del país con el desarme de las Farc o podemos negarlo con un discurso que sostenga el pensamiento armado.

La dejación de armas de las Farc es histórica. A los políticos que apoyan el proceso y a los que lo atacan, todos a buen provecho electoral, es importante recordarles que sobre esas armas entregadas, sobre esos contenedores blancos y el mapa con las coordenadas de las caletas están armando -“armar” en el sentido de estructurar- sus proyectos y campañas. Así como lo hicieron en su momento Andrés Pastrana y Álvaro Uribe; tal como lo planteó el presidente Santos en sus dos mandatos.

El que no quiera ver las cifras, el desmantelamiento de las Farc como grupo guerrillero y se niegue a “cantar victoria” (como si alguien pudiera reclamar un triunfo con más de 220 mil muertos, millones de desplazados y 53 años de combate y dolor), tal vez sea a causa de que teme perder su propio “fierro” mental. El tiempo permitirá ver y entender la importancia de este proceso, incluidos los errores y aciertos, los retrasos y momentos críticos que ha habido y habrá.
Todos pensamos que la vida va a salir de un modo, pero resulta siendo otra. Con la paz sucede lo mismo. Nos la imaginamos, aunque por momentos incrédulos de que llegara a darse con la guerrilla más antigua del mundo. También por años, en esa clásica ambivalencia nacional, muchos prefirieron creer que la guerra bestial acabaría con los grupos armados, pim-pam-pum, y acogieron el discurso absoluto de aquí los vencedores y por allá los vencidos. Pero no fue así.

Quién iba a imaginar que la paz con las Farc nos encontraría divididos, llenos de malquerencias y despechos por el poder. El eterno “sí, pero…” como se ha oído en estas fechas en que se cumple otro de los puntos del Acuerdo. Como sociedad, seguimos siendo unos ineptos para la paz. Todo avance nos resulta insuficiente, siempre tan ingratos, como bien lo dijo Álvaro Restrepo en su reciente columna en El Espectador.

Fuente del articulo: http://www.semana.com/opinion/articulo/reacciones-de-los-colombianos-ante-el-desarme-definitivo-de-las-farc/530165

Fuente de la imagen: http://www.periodismosinfronteras.org/wp-content/uploads/2016/08/menores-con-farc.jp

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Colombia: Más de 3.000 exguerrilleros terminarán su primaria

América del Sur/Colombia/06 Agosto 2017/Fuente:elcolombiano /Autor:elcolombiano

Los años que pasó Alberto en el monte, empuñando un fusil de las Farc, le impidieron conocer una escuela, jugar a las canicas en el recreo con los compañeros de grado, y peor aún, terminar la escuela primaria.

Ese sueño truncado de ir a estudiar con sus amigos a la institución de la vereda San Miguel, en Marquetalia, Tolima, ahora podrá realizarlo el excombatiente cuando lleguen hasta la zona veredal algunos de los 118 instructores que viajarán a todas las 26 áreas de ubicación de los desmovilizados de las Farc para la implementación de ciclos educativos.

“Yo nunca tuve la oportunidad de pisar una escuela. Bueno, solo hice hasta segundo de primaria pero hoy quiero terminar y continuar con el bachillerato, y porque no, hacer una carrera profesional”, explica Alberto, hoy con 45 años de edad.

A terminar los estudios

La iniciativa que le permitirá a este excombatiente de las Farc, y a otros 3.060, terminar los cinco grados de educación primaria, es una propuesta avalada por el Ministerio de Educación y la Universidad Nacional a Distancia, UNAD; y cuenta con el apoyo de La Embajada de Noruega y el Consejo Noruego para Refugiados.

En zonas veredales transitorias de normalización, que cambiarán de nombre una vez salgan los contenedores con armas y pasarán a llamarse Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, concluirán su educación secundaria 945 exguerrilleros; a estos se sumarán 390 que no saben leer ni escribir.

“El inicio del programa de educación y formación para las Farc es un mensaje que eleva el ánimo de los excombatientes”, aseveró Jairo Quintero, integrante por el grupo insurgente del Consejo Nacional de Reincorporación.

Ya han empezado a estudiar

La estrategia de brindar educación a excombatientes de las Farc en el marco del actual acuerdo de paz no es un asunto nuevo. Universidades como la Surcolombia y la Javeriana abrieron las puertas de sus aulas a integrantes de las Farc. Esta última ofreció un diplomado para desarrollar habilidades en temas culturales y de construcción de paz. a Alexandra Nariño, más conocida como Tanja, Boris Guevara, Amanda Ríos y Henry Castellanos, cuyo nombre de guerra fue Romaña.

El profesor William Torres de la universidad Surcolombia, considera que abrir las posibilidades de estudio a los excombatientes es permitir que la sociedad comience a acogerlos como personas “y evitar correr el riesgo de que una vez se vayan de las zonas veredales terminen engrosando las filas de la delincuencia”.

El último censo de las Farc realizado por la Universidad Nacional, arrojó como resultado que de 10.015 integrantes del grupo insurgente, 1.102 no cuentan con algún grado de educación, 9.013 saben leer y escribir y solo 300 un nivel de educación superior.

Fuente de la noticia: http://www.elcolombiano.com/colombia/paz-y-derechos-humanos/exguerrilleros-de-farc-estudian-primaria-YY7045735

Fuente de la imagen:

 http://www.elcolombiano.com/documents/10157/0/580×387/0c11/580d365/center/11101/MJFX/image_content_29187091_20170804154722.jp

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