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Žižek vs Peterson: debate subtitulado en español

Por: colectivoratio.

 

¿El debate del siglo? No lo sabemos, pero sin duda expresa mucho de nuestra época…

Este debate fue proclamado como «el debate del siglo» antes de que siquiera ocurriese. La expectativa fue alta, y durante su transmisión en vivo tuvo millones de espectadores de alrededor del mundo, esperando ver quien daba el knock out: el filósofo esloveno Slavoj Žižek, o el psicólogo canadiense Jordan B Peterson.

El tema fue “La felicidad: capitalismo vs marxismo”. Esperando enfrentar argumentos marxistas, Peterson preparó un primer ataque, cuyo hilo central fue un argumento contra el Manifiesto Comunista. Mientras que, por su parte, Žižek preparó una participación en la cual intentó clarificar los principales conceptos del debate, esto es: la felicidad, el capitalismo y el marxismo, usando el paradigma chino como primer ejemplo, pero entrando pronto por otros vericuetos argumentativos en su (podríamos decir) ya tradicional manera. El resto fueron rounds donde, a juzgar por los aplausos, quien salía victorioso era Žižek.

Este debate es un hecho insólito, pues los debates entre las figuras más destacadas de la izquierda y derecha no suelen ser muy comunes. Es un debate que siempre ha estado ahí, pero que rara vez se digna presentarse de forma tan pública y formal. Además, el enfrentamiento se da en un momento en que los valores políticos contemporáneos (democracia, tolerancia y neoliberalismo) se encuentran en crisis, ya que los principales referentes de la derecha y la izquierda contemporáneas, el neoliberalismo y el populismo (de izquierda), se han batido en una extraña retirada que no acaba de ser definitiva.

Por eso es importante ver este debate, ya que es sintomático de nuestra época. Y eso con todo el peso que ello implica, sobre todo en términos de lo que significa (de «bueno y de malo») para quienes asumimos una militancia o activismo político. Porque, por supuesto, nosotros esperaríamos que estos debates se multiplicaran: que fuesen constantes, a veces hasta espontáneos, y que fuesen también entre una gama más amplia de intelectuales, filósofos, políticos, y demás (and so on). El problema es que, ni hemos conquistado los espacios mediáticos para ello, ni gozamos de demasiadas figuras que puedan representarnos o, por lo menos, que puedan abrir una brecha en la cual podamos disputar nosotros mismos tal representación.

Como sea, es por la importancia histórica de este debate que lo difundimos aquí subtitulado al español (un heroico trabajo realizado no por nosotros, sino por Bloghemia, grandes difusores de libros y videos gratuitos).

 

Žižek vs Peterson, primera parte

 

Žižek vs Peterson, segunda parte

Fuente de la reseña: https://www.colectivoratio.com/single-post/debate-zizek-peterson-subtitulado-espanol

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Alejandro Adler: “Definimos la psicología positiva como la ciencia del bienestar”

17 de enero de 2018 / Fuente: http://blog.tiching.com/

Alejandro Adler

Usted trabaja con el Dr. Martin Seligman, fundador de la psicología positiva. ¿En qué consiste esta disciplina y qué objetivos persigue?
La psicología durante 100 años estuvo enfocada a estudiar las deficiencias del ser humano y lo que interfiere en su funcionamiento con patologías como la depresión, ansiedad… A finales del siglo XX, la psicología asume que eliminando los elementos desestabilizadores de la condición humana se podía garantizar una vida plena. Pero la ausencia de malestar no garantiza el bienestar y este es el origen de la psicología positiva. En 1998 el Dr. Martin Seligman tomó las riendas de la asociación americana de psicología y se orientó al estudio del lado positivo del ser humano.

¿Cuáles fueron sus conclusiones?
Empezó a ver de forma empírica que el bienestar va más allá de la ausencia de sufrimiento y que era factible trabajar, sobre todo con niños y jóvenes que se encuentran en etapas más moldeables, los elementos positivos de la vida humana y promover hábitos y habilidades para fomentar la psicología positiva, que la definimos como la ciencia del bienestar.

Ustedes han medido empíricamente la felicidad. ¿Cómo se puede hacer y qué aspectos influyen para conseguirla?
Un campo de trabajo es la neurociencia. A través de resonancias magnéticas o encefalogramas podemos observar que en distintas regiones del cerebro se detectan comportamientos relacionados con el bienestar. En este sentido, un buen ejemplo lo podemos encontrar con el estudio del cerebro de monjes budistas, dedicados durante 30 ó 40 años a la meditación y almindfulness, en los que podemos observar neurotransmisores incrementados relacionados con sentimientos positivos.

¿Qué otros métodos existen para medir la felicidad?
Otro aspecto fundamental es promover el autoconocimiento. Cuando se desarrolla esta capacidad los individuos saben bastante más sobre su bienestar. Pueden llegar a sentirse parte de algo más grande que el propio yo. Nuestra vida tiene valor, tenemos metas que alcanzamos. Por último, los métodos más recientes están relacionados con el Big Data. Hemos realizado un estudio en que analizamos 6.000 millones de comentarios en RRSS, para determinar a partir de palabras y el lenguaje utilizado, el grado de bienestar de las personas y, como consecuencia, podemos detectar su salud cardiovascular, el desempeño académico o profesional. Este sistema es relativamente económico y arroja resultados muy significativos en tiempo real, que permiten obtener conclusiones sobre el grado de bienestar de grupos de personas, regiones concretas e incluso países.

En 1999, el Dr. Martin Seligman definió tres vías hacia la felicidad. ¿En qué consisten?
La vida placentera, la comprometida y la significativa. En el primer caso, se refiere a la parte más hedonista del bienestar y está relacionada con los sentimientos que nos produce, por ejemplo, recibir una buena noticia. Son las emociones positivas que sentimos a través de experiencias pasajeras. Resultan sanas y deseables, pero es el elemento más superficial del bienestar.

¿Y las otras dos vías?
La vida comprometida o de involucramiento tiene que ver con cuando encontramos una pasión o vocación y utilizamos nuestras fortalezas para llevarla a cabo. En inglés hay una palabra que lo define a la perfección “flow”. Es el caso de la pasión que puede llegar a sentir un violinista interpretando una obra musical o la de un profesor que encuentra su vocación transmitiendo conocimiento. Por último, se encuentra la vida significativa que es la vía hacia la felicidad más profunda y duradera a la que puede aspirar el ser humano y tiene que ver con un proyecto de vida, que trasciende sobre nuestra persona. Puede estar influenciado por la espiritualidad, la religión, pero también con causas como la defensa de los Derechos Humanos. En definitiva es una vía que trasciende y da sentido a nuestra vida desde la profundidad.

Este modelo ha llevado a la teoría del bienestar o PERMA. ¿En qué se fundamenta?
Consiste fundamentalmente en que el ser humano debe alimentarse de emociones positivas, de compromiso, de tener relaciones positivas, de dotar de significado a su vida y de obtener logros, que no forzosamente están relacionados con el éxito, ya que han de estar alineados con nuestra vocación. Todo ello, tiene como precursor el autoconocimiento, que nos permite alinearlos con lo que nos llama y mueve y nos lleva a utilizar nuestras fortalezas para progresar en la vida.

Por lo que se refiere a la vertiente educativa, ¿cómo podemos cambiar el paradigma educativo actual para promover en la escuela la plenitud humana?
Nuestra propuesta no sustituye al modelo educativo tradicional. La educación está enfocada de una manera, más o menos estandarizada, a promover una serie de conocimientos relacionados con determinadas materias. Pero nosotros consideramos que, sin olvidar la enseñanza convencional, la vida y la obtención del bienestar requiere de otras habilidades y competencias que van más allá que la superación de pruebas académicas. El nuevo paradigma que promovemos requiere de habilidades como la creatividad, la empatía, el pensamiento crítico, la capacidad para la toma de decisiones o resolución de conflictos… El fomento de estas habilidades acaba potenciando e influyendo positivamente en el desempeño académico tradicional.

¿Cómo enseñar estas herramientas en la escuela?
No hay un modelo uniforme, debemos en cada caso adaptarnos y contextualizar en función del ámbito de actuación. Pero defendemos dos posibles fórmulas, una de ellas explícita, que consiste en la implementación en el currículo de una asignatura específica sobre las habilidades de la vida. Esta materia debe estar al mismo nivel que las matemáticas, la ciencia o historia y debe ser impartida por docentes dotados de determinadas habilidades. Asimismo, es importante adaptar este aprendizaje y las disciplinas pedagógicas a las edades de los niños y jóvenes.

¿Y la segunda fórmula?
Otra opción para fomentar el cambio de  paradigma que defendemos es dotar a las asignaturas tradicionales de una óptica pedagógica que promueva estas habilidades. Enfocar las materias para que los estudiantes puedan profundizar y entender el para qué y el por qué nos puede servir aprender ciencias o literatura y no únicamente para pasar una prueba. Se trata de inculcar en las materias las habilidades para la vida.

¿Qué capacidades deben tener los docentes para enseñar estas habilidades?
Los docentes son los líderes en las aulas y el cambio en una escuela o sistema educativo depende de sus habilidades. Un profesor de matemáticas debe ser un experto en cálculo y, por tanto, para impartir formación relacionada con habilidades positivas es necesario formarse y vivir y encarnar dichas habilidades para trasladarlas al aula. Es necesario que el profesor pueda romper con la jerarquía de autoridad y pueda convertirse en la figura de mentor genuino digno de imitación, que facilita la formación integral de los estudiantes. Pero este papel no únicamente lo deben promover los docentes, también es fundamental la figura de los padres y del resto de adultos.

¿Cuáles son los resultados que han obtenido hasta la fecha?
Hemos aplicado nuestra metodología en centros educativos de distintos países de todo el mundo, y nos hemos dado cuenta que, independientemente del tamaño, de la cultura o el nivel socioeconómico de actuación, si se entienden los programas e intervenciones para que tengan la mayor relevancia posible y los docentes y adultos se adueñan del proceso de cambio, se puede incrementar considerablemente el nivel de bienestar de los ecosistemas educativos. Como he comentado anteriormente, todo ello tiene una relación directa con el crecimiento del desempeño académico en general y la salud física, al mismo tiempo que se reduce la deserción escolar. Incrementar el bienestar es factible y deseable en el ser humano y tiene un valor claramente instrumental.

Fuente entrevista: http://blog.tiching.com/alejandro-adler-definimos-la-psicologia-positiva-la-ciencia-del-bienestar/

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Ser optimista es bueno para la salud, demuestra estudio

Por: Telesur/15.12.2016
El optimismo incide positivamente en la salud de las personas y disminuye el riesgo de fallecer de muchas enfermedades.
 De acuerdo con un estudio publicado en American Journal of Epidemiology, las mujeres optimistas registran un riesgo significativamente menor de fallecer de enfermedades, como cáncer, enfermedad cardiaca, apoplejía, patologías respiratorias e infección, en comparación con las mujeres que eran menos optimistas.

La investigación estudió datos entre 2004 y 2012 de 70 mil mujeres inscritas en el Nurses Health Study. Aquellas mujeres más optimistas tuvieron un riesgo casi un 30 por ciento menor de morir por cualquiera de las enfermedades analizadas frente a las mujeres menos optimistas.

Asimismo, las más optimistas registraban un 16 por ciento menos de riesgo de morir de cáncer; 38 por ciento menos de riesgo de morir por enfermedad cardiaca; 39 por ciento menos de riesgo de morir por accidente cerebrovascular y 38 por ciento menos de riesgo de morir por infección.

“Aunque la mayoría de los esfuerzos médicos y de salud pública se centran hoy en reducir los factores de riesgo para las enfermedades, la evidencia ha ido construyendo la idea de que mejorar la resistencia psicológica también puede marcar una diferencia”, explicó el líder del estudio, Eric Kim, investigador del Departamento de Ciencias Sociales y del Comportamiento en Harvard, citado por Europa Press.

El investigador agregó que los resultados de la investigación sugieren que “debemos hacer esfuerzos para impulsar el optimismo, que se ha demostrado que está asociado con comportamientos más saludables y maneras más saludables de afrontar los desafíos de la vida”.

Fuente: http://www.telesurtv.net/multimedia/Ser-optimista-es-bueno-para-la-salud-demuestra-estudio-20161215-0023.html

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Asertividad y felicidad

Por Maribí Pereira

La asertividad tiene que ver con la necesidad de cuidarnos y protegernos a nosotros mismos y a los demás, con el deseo de generar confianza y proximidad a través de la comunicación. Se trata de contribuir con el bien común a partir de la mejora propia.

Asimismo, es una actitud necesaria para el buen funcionamiento de las relaciones interpersonales y es, como mínimo, cosa de dos. Implica generosidad y es inconcebible sin la empatía y la consideración hacia el otro.

Sin embargo, muchas personas creen que asertividad consiste en hablar de mí, de mis deseos, sentimientos, opiniones y preferencias. En realidad, ser asertivo, implica conocer y considerar también los de quienes nos rodean, atendiendo no solo a los sentimientos que otros desencadenan en nosotros, sino también a lo que nosotros desencadenamos en ellos (Bach y Forés, 2012).

En este sentido, la asertividad es un recurso para comunicar de un modo respetuoso y oportuno lo que yo siento y para acoger con el mismo respeto lo que sienten los demás. No es una estrategia para ocultar lo que sentimos. De hecho, sería un error pensar que se reduce a emplear palabras bonitas para disimular nuestros sentimientos, pues lo que sentimos siempre lo comunicamos de un modo u otro, bien sea con la palabra, la voz, la mirada, la expresión facial, postura corporal, etc. Para lo que sí es útil es para aprender a contener y canalizar adecuadamente determinadas emociones (Bach y Forés, 2012).

Asertividad no significa afirmarse uno le pese a quien le pese. De ser así, se contravendrían los derechos del otro y en lugar de orientarnos hacia el encuentro y el intercambio verdadero, nos encaminamos hacia el cultivo del propio ego, el sometimiento del otro y la prepotencia. Además, entendida como mera autoafirmación, la asertividad no soluciona nada, puesto que los enfados y desavenencias se resuelven en el plano emocional cuando se encuentran sentimientos, y no en el verbal, recurriendo a una forma de expresión determinada (Bach y Forés, 2012).

Por tanto, debemos renunciar al uso instrumental de la asertividad, a orientarla a fines exclusivamente personales y a utilizarla para salirnos con la nuestra, haciendo uso de adornos verbales o bien para idear maneras más o menos afortunadas y no ofensivas de decir algo poco grato de escuchar. De ser empleada de esta manera no contempla la empatía ni la escucha activa, no tiene en cuenta la adecuación a diversas situaciones y circunstancias y, además, acaba resultando ineficaz (Bach y Forés). Si estamos debidamente formados, con un Máster en Psicoterapia del Bienestar Emocional por ejemplo, debemos trasladar todas estas ideas a nuestros pacientes en consulta.

En una sesión de pareja, el hombre de la pareja señaló que “el cuento de la asertividad le parecía patético y, además, implica un desgaste muy grande cuando se puede ir al grano sin tanta historia”. Según él, el ser asertivo promueve el ser “políticamente correcto y en consecuencia, falso e hipócrita”. No estaba dispuesto a tener “este tipo de comunicación con mi mujer porque si a ella que es mi pareja y a la que le confío todo no le puedo hablar con total sinceridad, entonces a quién más puedo hablarle como me place”. No se planteaba hacer nada para mejorar la comunicación con su mujer, pese a que ella había pedido hacer terapia psicológica, precisamente por un tema de comunicación

Un paciente que trabajaba en una multinacional señaló en una de las sesiones de terapia: “Esto de la asertividad y empatía les hace mucha falta a los de mi empresa. Deberían darnos un curso porque el jefe cuando te exige algo fuera de tus labores y tú le dices que no tienes el tiempo disponible te responde con un “Yo soy el jefe y yo digo lo que hay que hacer y punto. El que se quiera adaptar se adapta, y el que no, ya sabe lo que tiene que hacer”

Una paciente que venía por conflictos con su madre, preguntaba en sesión: ¿Qué se puede hacer con una persona que nunca pide disculpas, y que cuando hablas con ella te dice que no las pide jamás porque actúa siempre de buena fe y por tanto no necesita disculparse? La respuesta de la terapeuta fue: “Puedes hacer dos cosas: dejar de pedirlas si por el hecho de que tú las pidas y el otro no, tienes la sensación de que está en deuda contigo y te sientes enfadada; incluso diciéndole que quizás tenga razón y que cuando se actúa de buena fe no hace falta pedir disculpas”, o bien, seguir pidiéndolas si para ti es importante hacerlo, pero aceptando que el otro lo ve de otra manera”.

Pese a que muchas personas ignoran el valor de la asertividad, se ha comprobado que está estrechamente relacionada con la felicidad, pues ambas tienen que ver con la calidad de las relaciones que mantenemos con quienes nos rodean. Si la asertividad hace referencia a la capacidad de comunicarnos de un modo honesto y respetuoso, la felicidad depende en buena medida de los vínculos que somos capaces de establecer con esos otros (Bach y Forés, 2012).

Fuente:http://www.isep.es/actualidad/asertividad-y-felicidad/#more-8266

Imagen: www.isep.es/wp-content/uploads/2016/11/master-psicoterapia-bienestar-emocional-asertividad.png

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Los conciertos: una perversión educativa

Por: Agustín Moreno

La finalidad de la educación es conseguir el amor y el gusto por el saber, el desarrollo moral y la formación de ciudadanos críticos y comprometidos con la mejora de la sociedad en la que viven. Al igual que no se puede educar para la democracia desde un sistema educativo autoritario, es muy difícil conseguir mayor cohesión social si el sistema educativo es segregador.

Hace unos días apareció en la prensa esta información: “Barcelona tiene centros concertados sin ningún alumno inmigrante” y añadía: “Un colegio público de Ciutat Vella tiene un 76% de estudiantes extranjeros; un concertado, cercano el 6%”. En febrero conocimos la “sublevación” de las familias de Vitoria contra la segregación social de los colegios. Todas las AMPAS, sindicatos y organizaciones sociales denunciaban la situación de guetización y empobrecimiento de unos centros frente al clasismo y elitismo de otros. La cuestión es que todos están financiados con fondos públicos. Responsabilizaban al departamento de Educación de no hacer nada ante la concentración muy elevada de alumnado de origen extranjero. Las complicaciones no se plantean por la existencia de alumnos de origen inmigrante, que pueden ser muy competentes, sino por la situación socioeconómica familiar que suele estar asociada, y porque funcionen en régimen de apartheid.

El caso de Madrid, aún es más grave porque las autoridades educativas fomentan la segregación y competencia entre centros. Esto se logra con el modelo bilingüe, la zona única de escolarización y los centros de excelencia y/o especializados. Pero sobre todo, con una descarada desviación de recursos públicos a la concertada. Por ejemplo, en 2015 le dieron 43 millones de euros que no se gastaron en educación compensatoria. Y estamos hablando de la comunidad donde más ha crecido la enseñanza concertada y donde más se ha recortado el gasto por estudiante durante la crisis: un 24,9% en la educación pública no universitaria. La política del PP en Madrid conduce a la subsidiariedad de la educación pública respeto a la privada. Para ello ha aplicado un proceso nada sutil de privatización: cierre de grupos y centros públicos, al tiempo que se regala suelo público y conciertos, a veces incluso en condiciones delictivas.

No son casos aislados, es el sistema. El problema lo crea la doble red existente (pública-concertada) que pervierte nuestro sistema educativo. No se pueden dedicar recursos públicos a un modelo que instaura un tipo de escuela que discrimina en vez de integrar. Esta injusta política tiene graves consecuencias: pérdida de alumnado en la pública, creación de guetos y deterioro de la calidad global al negar la heterogeneidad del alumnado. Desde el punto de vista educativo y constitucional es intolerable porque quiebra el principio de igualdad de oportunidades, la equidad y la cohesión social.

La privada-concertada ofrece básicamente la selección del alumnado e idearios religiosos para quien le interese. Aunque haya centros concertados que cumplen la función educativa de forma correcta, suele haber una ausencia de control sobre ellos por la administración educativa en cuanto a los resultados, al cobro de cuotas ilegales y a la no participación de las familias. Pero lo más escandaloso es que lo estemos pagando todos. Es como si pudiendo ir gratis a un precioso parque público como El Retiro, algunos se empeñasen en que les paguemos entre todos el club de golf porque no se quieren juntar con sus conciudadanos.

Frente a este modelo, la escuela pública tiene calidad por muchas razones. Asegura la gratuidad, la coeducación, la ausencia de ideario religioso, un profesorado bien seleccionado tras una dura oposición, es más democrática en el funcionamiento y abierta a la participación de las familias y el alumnado. Y sobre todo, es el modelo que atiende a la diversidad. Quizá la escuela pública adolece de no hacer suficiente propaganda de sus valores y sus muchos proyectos innovadores. Como muestra comparto alguno de los preciosos vídeos que ahora circulan en plena campaña de matriculación.

Conviene recordar que España es una anomalía en Europa en cuanto a la existencia de centros concertados. Somos el tercer país de Europa en este tipo de centros, detrás de Bélgica y Malta; y el gasto privado en educación (0,6% PIB) es el doble que en la UE (0,36% PIB). En todos los demás países (Francia, Alemania, la católica Italia o la envidiada Finlandia, entre otros) la educación es inmensamente pública (89,2% en educación primaria y un 83% en secundaria en la UE-28, frente a un 68% de España). Y es un factor de cohesión social y política al ir juntos a la escuela pública los hijos e hijas de los ciudadanos pertenecientes a todos los sectores sociales.

No vale el argumento del supuesto menor coste de la concertada respecto a la pública. Es un mito que se ha venido abajo según diferentes estudios. El Observatorio por la Educación Pública de 2014 ha demostrado que la diferencia es solo de un euro (4.184 € en la concertada y 4.185 € en la pública). Y eso que en la educación pública se incluyen las 4/5 partes del alumnado con mayores necesidades educativas (integración, origen extranjero, Formación Profesional Básica, Diversificación Curricular, etc.). Como dice Manuel Menor, “si la diferencia entre lo que cuesta un puesto escolar en la privada-concertada y la pública es nula, la cuestión es si ha de subvencionar el Estado la distinción social”.

La actual financiación pública de una doble red conduce al desmantelamiento del modelo de escuela pública como un proyecto solidario de vertebración social. No es compatible un sistema público de calidad con el crecimiento de la red privada, necesariamente selectiva y generadora de un mercado educativo que multiplica las desigualdades. A ningún empresario se le puede prohibir crear centros privados, ni a ninguna familia llevar allí a sus hijos, pero nunca a costa del presupuesto público. El dinero público no debe financiar un sistema segregador. Los contribuyentes no pueden pagar una educación separada para los hijos y las hijas de la clase alta, es algo paradójico: supone dar dinero a los que ya lo tienen.

¿Soluciones? El Foro de Sevilla -en el que participo-, junto con otras muchas organizaciones educativas y sindicales, propone como un eje fundamental en todo pacto para una nueva ley de educación la supresión progresiva de la financiación pública de los centros privados concertados. La apuesta por una red única de centros de titularidad y gestión pública que, progresivamente, y de manera voluntaria y negociada, integre los centros privados concertados. Mientras tanto, no debe haber ni un solo concierto más para la educación privada y debe suprimirse de inmediato la financiación a centros que practiquen cualquier tipo de discriminación o no aseguren la gratuidad.

El acuerdo social, político y territorial que necesita el sistema educativo en España debe abordar de una vez por todas la existencia de los centros concertados que tienen como función principal el negocio ideológico y/o económico. La posición los ciudadanos debería de ser muy clara: Yo no financio el clasismo en la escuela. Podría ser un lema contra un modelo educativo que atenta contra la equidad.

Fuente: http://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/2016/04/04/los-conciertos-una-perversion-educativa/1399

Fuente de la Imagen: https://www.google.co.ve/search?q=Los+conciertos:+una+perversi%C3%B3n+educativa&biw=1024&bih=494&noj=1&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0ahUKEwid_e7a84LPAhVFHR4KHV_LAC0Q_AUICSgC#imgrc=PZXQXNIcp9qZDM%3A

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Libro: La aborrecida escuela. Junto a una pedagogía de la felicidad y otras cosas

La aborrecida escuela. Junto a una pedagogia de la felicidad y otras cosas

  • Autora:JAUME TRILLA BERNET
  • Nº de páginas: 213 págs.
  • Editorial: LAERTES
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788475844695

Sinopsis: Si he de ser sincero, toda mi época escolar no fue sino un aburrimiento constante y agotador que aumentaba de año en año debido a mi impaciencia por librarme de aquel fastidio rutinario. No recuerdo haberme sentido<>en ningún momento de mis años escolares – monótonos, despiadados e insípidos- que nos amargaron a conciencia la época más libre y hermosa de la vida. (…) Era un aprendizaje apático e insulso, dirigido no hacia la vida sino al aprendizaje en sí, cosas que nos imponía la vieja pedagogía. Y el único momento realmente feliz y alegre que debo a la escuela fue el día en que sus puertas se cerraron a mi espalda para siempre.»Eso cuenta Stefan Zweig de la escuela que le tocó en (mala) suerte padecer. Una mala suerte, sin embargo y como se ejemplifica cumplidamente en las páginas interiores de este libro, compartida por muchos escolares anteriores, coetáneos y posteriores al escritor austríaco. Este libro es, en su primera parte, un ensayo sobre la escuela>visto, resultó aborrecible para muchos de sus usuarios. Cómo era la pedagogía que se practicaba en esos lugares supuestamente educativos, porqué era, cómo era, qué es lo que queda de ella y qué puede tener de superable para el siglo XXI son las cuestiones sobre las que se reflexiona en este trabajo.

Fuente de la reseña: http://www.casadellibro.com/libro-la-aborrecida-escuela-junto-a-una-pedagogia-de-la-felicidad-y-ot-ras-cosas/9788475844695/851159

Fuente de la imagen: http://image5.casadellibro.com/a/l/t0/95/9788475844695.jpg

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Entrevista a Martin Seligman: «La felicidad se puede medir y se puede enseñar»

21 Agosto 2016/Fuente:lavanguardia.com/Autor:lacontra 

Martin Seligman , Pasó de estudiar la depresión a investigar las bases, tanto psicológicas como neurológicas, del bienestar y la felicidad y cómo conquistarlas estimulando las fortalezas y virtudes humanas. Tiene varios libros publicados y un interesante test que está colgado en la red: Cuestionario VIA de Fortalezas Personales. Dirige el Centro de Psicología Positiva Penn (Universidad de Pensilvania) e imparte el máster Penn del programa de Psicología Positiva Aplicada. Me sorprende cuando al final de la entrevista, al explicarme que somos los humanos los que crearemos a Dios y que todo se resume a luz, estalla en llanto. Ha venido a Barcelona a dar un talleral equipo directivo de Bioibérica sobre cómo conquistar el bienestar.

¿Qué le llevó a estudiar las fortalezas humanas?

Cuando me nombraron presidente de la Asociación Americana de Psicología me propuse hacer bien mi trabajo y me dediqué a preguntar por el mundo qué hacíamos bien y qué hacíamos mal los psicólogos.

Eso es curioso, humilde e inteligente.

Descubrí que investigar y tratar los aspectos negativos y patológicos del ser humano (la ansiedad, el estrés, la depresión, el suicidio, las adicciones…) sabemos hacerlo muy bien; pero nadie se ocupaba de los aspectos positivos, de manera que la psicología no explicaba a la gente cómo llevar una buena vida.

De eso se encargaron algunos filósofos.

…Y no se trata de mostrar a la gente cómo no estar deprimido, no enfadarse o no tener ansiedad, sino de enseñarle a ser feliz. Me propuse estudiar las bases del bienestar psicológico y de la felicidad; y las fortalezas y virtudes humanas, todo dentro del marco de la ciencia.

¿A qué conclusiones ha llegado?

Que las emociones positivas, la calidad de las relaciones, en definitiva, la felicidad, se pueden medir y se pueden enseñar.

Pero uno tiene su carácter.

Se puede cambiar. Yo era un pesimista depresivo y he aprendido a ser optimista y alegre.

Pues cuénteme cómo.

Si analizamos las estadísticas de violencia, riqueza real, sanidad, educación, no hemos hecho más que progresar. La queja sobre el mundo en el que vivimos hay que repensarla, y en la vida personal hay que cambiar de actitud.

Sin señalar lo negativo, ¿cómo lo mejoras?

Supongamos que identificando los aspectos negativos de un paciente la psicoterapia consigue sacarlo de su pozo (lo que sólo ocurre en el 65% de los casos), es decir, que pase de menos diez a cero; pero así no se consigue que sea feliz.

Eso es mucho pedir.

Las habilidades (optimismo, templanza, coraje, humanidad, autoestima, gratitud…) están por encima de cero. Potenciar nuestras fortalezas es una forma de potenciar el bienestar.

¿Cómo lo hizo usted?

Durante veinte años investigué el pesimismo. Pero personalmente, cuando me sorprendía pensando de manera negativa, reconocía esos pensamientos pesimistas y buscaba argumentos realistas que los desmontaran.

¿Hay que discutir con uno mismo?

Sí, hasta desmontar la negatividad. Luego, para alcanzar el bienestar, hay que centrarse en cómo potenciar y desarrollar aquellas áreas en las que eres bueno en lugar de dedicarte a la prevención de lo problemático.

Aplíquelo, por ejemplo, a la depresión.

Las investigaciones demuestran excelentes resultados con la estimulación de emociones positivas como la alegría, la esperanza o la ilusión.

¿Hay pruebas científicas?

Muchísimas. Hemos demostrado que esas fortalezas humanas que se pueden aprender son eficaces barreras del trastorno mental. Y los estudios muestran que el optimismo tiene un efecto directo sobre nuestra respuesta inmune.

Deme un ejemplo.

En EE.UU. hemos medido condado a condado el pesimismo, la infelicidad y el aburrimiento; y resultan ser predictores mucho más eficaces de los infartos que la etnia, los ingresos, la educación, el sedentarismo o la obesidad.

Increíble.

Preocupados por la alta tasa de estrés postraumático en el ejército norteamericano (5%), me encargaron un estudio y un plan de choque. Y de nuevo el principal predictor no resultó ser la intensidad o crudeza del combate, es decir, el trauma en sí, sino el hecho de ser una persona catastrofista, que aumenta un 30% el riesgo de tener estrés postraumático.

Deme una pequeña herramienta.

Hay 24 virtudes que trabajar, pero, por ejemplo, en las relaciones es fundamental pasar de una actitud constructiva pasiva (“¡Felicidades por tu discurso!”) a la constructiva activa (“¿En qué momento te aplaudieron?”, ¿Qué dijiste?”, “¿Qué fue lo más emocionante?”…).

Eso sí es empatía.

La psicología siempre ha considerado que los motivos de la tristeza, la depresión o la ansiedad venían de fuera, pero hoy sabemos que dependen de lo que tú piensas sobre lo que te ha acontecido, eso es lo que genera el sentimiento.

Una cosa es lo que pasa fuera y te afecta, y otra, la falta de autoestima.

Es el mismo proceso, por eso en muchas escuelas de Estados Unidos enseñamos a los niños las habilidades del optimismo y hacemos un seguimiento en la pubertad, así hemos conseguido reducir a la mitad la tasa de depresiones.

¿Todo pasa por el raciocinio?

Yo trabajo sobre las estructuras cerebrales, ¡y estamos haciendo avances increíbles en neurociencias! Dentro de un mes se publicará un avance importantísimo sobre la indefensión aprendida (la sensación subjetiva de que no podemos hacer nada ante una situación). Steve Miller ha encontrado los circuitos cerebrales que la activan y desactivan. Yo los llamo los circuitos de la esperanza, podremos desactivar la depresión.

¿Cuáles son los elementos esenciales que pueden elevar el grado de felicidad?

Aumentar las relaciones y las emociones positivas, el compromiso (poner en práctica las fortalezas personales), el sentido y el logro (establecer metas que nos motiven a conseguirlas).

Fuente de la entrevista: http://www.lavanguardia.com/lacontra/20160627/402783364322/la-felicidad-se-puede-medir-y-se-puede-ensenar.html

Fuente de la imagen: http://www.lavanguardia.com/ra/lowres/GODO/LV/p3/WebSite/2016/06/27/Recortada/img_jroviralta_20160511-165329_imagenes_lv_colaboradores_jroviralta__r0h7421-k6LF-KNSWRBDSABVV78NI-992×558@LaVanguardia-Web.jpg

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