Por: Esteban de Gori y Bárbara Ester
I
La belleza es uno de los horizontes estéticos de la globalización. El cuerpo colocado en el centro mismo de la escena contemporánea es un territorio para diversos business y expectativas. Si los futuristas soñaron con cuerpos integrados con materiales ultra tecnológicos –al estilo Terminator-, los posmodernos pensaron en un cuerpo bello, siempre potente, alejado de la muerte y de la erosión. Bien vestido, no solo como forma de distinción, sino como embellecimiento y potencia cultural. Il corpo eterno que se erige sobre el cuerpo real. Ser lindo o linda puede ser parte de un clima de época, una política de Estado e inclusive un recurso laboral para los sectores populares.
II
El ministerio de Desarrollo Social argentino lanzó un programa de capacitación “Belleza por un futuro” para que chicas y chicos de los sectores populares aprendan a maquillar y peinar. Un emprendimiento para épocas difíciles, para un Estado que no se ve “sosteniendo” trayectorias laborales, ni redes intensas ante el desempleo. Emprendedores que generan las culturas globales pero en el contexto argentino de reducción del poder adquisitivo del mercado interno. No solo es una propuesta de restitución o reconocimiento de las jerarquías sociales. Los jóvenes de los sectores populares pueden acceder a capacitaciones de salidas fastwork, para meterse en el mercado. No dar subsidios, sino dar saberes. No regalar pescado, enseñar a pescar, como repetían los viejos. Estas capacitaciones, de algún modo, se inscriben en una moral para los sectores populares que no es nueva. Lo innovador es la insistencia en el emprendedor o emprendedora individual que va en busca del mundo, que se mete en los nichos que abre la cultura posmoderna. Emprendedores de lo global.
III
Las fotos de inauguración del programa desbordan alegría. Clases populares pensadas para integrarse en formas del micro-emprendedurismo individual y que se desenvuelvan como puedan en el mercado. Rebusques de época para necesidades de época. La artista Noe Fois (Yegua y Groncha) posteó en su Facebook: “Acá en el curso de maquillaje de Stanley para negras pobres”. El gobierno macrista va en busca de los sectores populares, en ellos recrea una imaginación acerca de las relaciones laborales y de estos mismos sectores. ¿Qué hacer con las jóvenes y los jóvenes de clases bajas en procesos de reformulación del Estado, de sus instituciones y de algunas regulaciones que los sostienen? “Ubicarlos en su lugar” biográfico y social podría ser una estrategia. Abrirles un nicho laboral acorde a su condición. Recrear la desigualdad, indicarían los sociólogos.
IV
La acentuada disposición del macrismo para re-asignar un nuevo-viejo rol a la mujer en la sociedad se cristalizó en otras oportunidades. Desde la reinauguración de Tecnópolis la convocatoria a participar del Club de Estilo fue sumamente cuestionada. Una invitación para vivir la experiencia de una It girl –mujeres que ganan popularidad en redes sociales a través de la belleza, la vida saludable, el humor, etc.-en abierta consonancia con la reactualización de estereotipos de belleza acorde a las metáforas de belleza de la cultura global. Sexismo y consumismo, como forma de inscripción en el universo de mujer “exitosa”. Cambiemos no sólo carece de políticas públicas para erradicar la violencia de género, también desmantela las existentes y promueve iniciativas que refuerzan el sexismo en un contexto de ampliación del feminicidio.