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Gobierno de Francia anuncia fondo para combatir feminicidios

Europa/Francia/29 Agosto 2019/Prensa Latina

La secretaria de Estado francesa para la Igualdad entre Hombres y Mujeres, Marlene Schiappa, anunció hoy la creación del fondo ‘Catherine’ con un millón de euros para luchar contra los feminicidios.

Los recursos serán distribuidos a organizaciones locales, en un proyecto que comenzará por las regiones de Pays de la Loire, Nord y Bourgogne, precisó en una entrevista que publica el diario OuestFrance.

De acuerdo con la funcionaria, el fondo se titula ‘Catherine’ porque en este país hay tantas mujeres víctimas de la violencia como las nombradas así.

Según estadísticas oficiales, en lo que va de 2019, 97 féminas fueron asesinadas por sus parejas o excompañeros sentimentales, crímenes que el año pasado ascendieron a 121.

Schiappa confirmó el inicio el 3 de septiembre de un debate nacional para abordar el problema, con la participación de asociaciones, entidades estatales, autoridades de orden público, juristas y otros sectores.

Las mesas de diálogo sesionarán a nivel local auspiciadas por los prefectos, con la presencia de representantes de los ministerios de Igualdad, Protección de la Infancia, Justicia, Interior, Educación y Ultramar, proceso previsto hasta el 25 de noviembre, subrayó.

El mes pasado, el presidente Emmanuel Macron reconoció en medio de protestas y reclamos de acción gubernamental la urgencia de prevenir y enfrentar los feminicidios.

Las discusiones nacionales señaladas a partir del martes se enmarcan en las iniciativas anunciadas entonces por el mandatario.

Una pancarta gigante con los nombres de las casi 100 mujeres asesinadas este año en Francia fue desplegada ayer en el Ayuntamiento de París, un homenaje a las víctimas y a la vez una nueva demanda de combatir el flagelo.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=301624&SEO=gobierno-de-francia-anuncia-fondo-para-combatir-feminicidios
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Los niños huérfanos por feminicidios: Las víctimas invisibles de la violencia en México

América del norte/México/El país

Más de 23.000 menores han perdido a su madre en la última década en el país latinoamericano

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América Latina y su lucha contra los feminicidios

Redacción: Crónica Viva

Parte de un mural de manos ensangrentadas, con los nombres de algunas de las mujeres víctimas de feminicidio, durante una movilización en la capital de Argentina, bajo la consigna #NiUnaMenos. En las sociedades latinoamericanas crece la sensibilización contra estos crímenes machistas, mientras se promueven nuevas medidas para ponerle freno.

Crédito: Fabiana Frayssinet/IPS

Varias iniciativas buscan reforzar el combate contra los feminicidios en América Latina, una región dónde pese a la creciente movilización popular y a ser pionera en la legislación contra ese crimen de género, todavía se registran los peores índices del mundo de este genocidio silencioso, destaca ONU Mujeres.

“La normalización de la violencia contra las mujeres y las niñas, la falta de servicios integrales y de calidad que identifiquen patrones de violencia que podrían terminar en femicidio, la carencia de datos y las investigaciones sin perspectiva de género, son comunes a todos los países”, sintetizó la situación latinoamericana la directora regional de ONU Mujeres, Luiza Carvalho, en una entrevista exclusiva con IPS.

“Poner fin a la impunidad es fundamental. Hay países en la región donde la impunidad al feminicidio alcanza hasta 95 por ciento de todos los casos”, alertó Carvalho desde su sede en Ciudad de Panamá.

Una de las nuevas estrategias es la Iniciativa Spotlight, impulsada por la Unión Europea y las Naciones Unidas para la eliminación del feminicidio. De una inversión inicial de 500 millones de euros (562 millones de dólares), 55 millones serán destinados a América Latina.

Spotlight aborda el fenómeno de los asesinatos por razones de género en forma integral mediante seis pilares: la normativa por la igualdad de género, el fortalecimiento institucional, la prevención primaria, los servicios de calidad, la recolección de datos y el fortalecimiento del movimiento de mujeres.

La campaña que se lanzó en Argentina, el 21 de marzo incluye también a El Salvador, México, Guatemala y Honduras, que fue el primer país donde se lanzó a nivel mundial.

La selección de esos países, explicó Carvalho, responde a factores como la tasa de prevalencia del feminicidio, el compromiso de sus autoridades de implementar leyes y políticas nacionales para mejorar la situación de las víctimas, y el dinamismo de los movimientos de la sociedad civil.

En el caso de Argentina, “el movimiento #NiUnaMenos puso la atención sobre este fenómeno como una situación inadmisible, demostrando que tiene mucho que enseñarle a la región y al mundo”, destacó la alta funcionaria de nacionalidad brasileña, sobre la toma de las calles contra los feminicidios que se ha extendido por otros países de la región.

Desde 1994, la región cuenta con la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer, adoptada en la ciudad brasileña de Belém do Pará, Brasil, que formalizó la definición de la violencia contra las mujeres como una violación de sus derechos humanos.

Ese instrumento internacional suscrito por 32 países estableció por primera vez el desarrollo de mecanismos de protección y defensa de las mujeres en la lucha para eliminar la violencia contra su integridad física, sexual y psicológica, tanto en el ámbito público como privado.

En 2013 se incluyó dentro de ella la figura penal del feminicidio/femicidio.

Según Carvalho con esa Convención, la región se convirtió en “pionera a nivel global en materia de legislación de violencia contra mujeres”.

El feminicidio está integrado al Código Penal en 12 países (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Honduras, México, Panamá, Perú y República Dominicana y Uruguay). Otros seis lo tipifican en leyes ajenas a esos códigos (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Paraguay y Venezuela).

Además, los 32 países participantes en la Convención tienen leyes que protegen los derechos de las mujeres y niñas que experimentan violencia doméstica o intrafamiliar.ra

Para avanzar en esos logros, el 15 de marzo, en Washington, ONU Mujeres, la Organización de Estados Americanos (OEA) y el Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belem do Pará (Mesecvi), lanzaron oficialmente una Ley Modelo Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Muerte Violenta de Mujeres y Niñas.

También presentaron un Análisis de Legislación sobre Femicidio/Femicidio en América Latina y el Caribe e Insumos para una Ley Modelo sobre ese tipo de homicidio machista.

La ley modelo “busca servir de base para crear o actualizar la legislación sobre muerte violenta de mujeres en la región, así como fortalecer las acciones de prevención, protección, atención, investigación, persecución, sanción y reparación integral”, explicó Carvalho.

Un estudio de Small Arms Survey arroja que en América Latina están 14 de los 25 países con mayores tasas de feminicidios en el mundo por cada 100.000 mujeres, en un listado que encabezan El Salvador, Honduras y Guatemala.

Carvalho lo atribuyó a la inexistencia de medidas integrales “lo que provoca una brecha entre los derechos formales y el acceso efectivo a la justicia de las mujeres”.

“La convención de Pará fue clara en señalar que se necesita una mirada integral de la violencia contra las mujeres, es decir, además de penalizarla, los Estados deben desarrollar acciones de prevención, protección, investigación y reparación, tanto para las familias de las víctimas como para las sobrevivientes”, recordó.

Pero, criticó, “los Estados no manejan cifras de reparación, de mujeres desaparecidas, de datos genéticos que permitan la ubicación de las víctimas ni otros mecanismos que permitan garantizar sus derechos”.

“Necesitamos estadísticas comparables para analizar y comparar entre países lo que funciona y lo que no para erradicar el femicidio. Cuando disponemos de mejores estadísticas podemos ver los patrones y la gravedad de la situación y formular políticas bien fundamentadas”, puntualizó.

Además según la directora regional de ONU Mujeres en los códigos penales de la región persiste un “androcentrismo”, que se traduce “en un contexto normativo adverso para la adecuada tipificación de los tipos penales que sancionen las formas específicas de violencia hacia las mujeres”.

Un problema que se agrava, indicó, por “una doctrina penal que no ha integrado la perspectiva de género y opone resistencias”.

“Cuando las mujeres son asesinadas, estos casos deben investigarse de inmediato con la presunción de que el caso es un femicidio, como en México. Los casos deben investigarse adecuadamente sin estereotipos y prejuicios de género, y deben hacerse reparaciones”, exhortó Carvalho.

Según el Mesecvi, los Estados Parte destinan menos de uno por ciento de sus presupuestos totales a las acciones de lucha contra la violencia de género.

“Las leyes integrales necesitan de presupuestos para poder ser implementadas”, señaló Carvalho.

“También debemos poner un gran énfasis en la prevención porque, aunque metamos en la cárcel a todos los agresores, si no cambiamos las causas estructurales, las actitudes y las percepciones que originan la violencia contra las mujeres, nunca vamos a terminar con ella”, continuó.

Para Carvalho, “a pesar de algunos cambios prometedores, encabezados por los jóvenes de la región, la tolerancia social de la violencia contra las mujeres y las niñas se mantiene, y se necesita una modificación de las normas sociales para abordar las masculinidades dañiñas”.

La experta citó el ejemplo de Colombia, que en 2015 aprobó una ley que involucra al sector educativo en actividades de prevención.

“Entender que el femicidio es el acto último en una cadena de actos de violencia contra las mujeres, significa entender que el sector sanitario, los servicios sociales, la policía y el sistema judicial deben trabajar juntos”, opinó.

En esa dirección mencionó proyectos “exitosos” como uno Uruguay que integró los tribunales, la policía y el Instituto Nacional de Mujeres.

En una situación de riesgo un juez puede ordenar al agresor que use bandas electrónicas conectadas a un dispositivo que la mujer en riesgo lleva consigo. Si el agresor se acerca a ella, el dispositivo alerta automáticamente a la policía. Durante el programa ambos reciben también apoyo psicológico.

“Hasta ahora ninguna de las mujeres que forma parte de ese programa ha sido asesinada”, subrayó Carvalho esperanzada.

Fuente: http://www.cronicaviva.com.pe/columna/america-latina-rearma-su-estrategia-contra-los-feminicidios/

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Italia: Un Banco Rojo para prevenir la violencia de género

Europa/Italia/lacapital.com.ar/Marcela Isaías

Se trata de un proyecto contra los femicidios nacido en Italia. Se replicó en una escuela de Granadero Baigorria.

En 2010 a Wanda Taddei quien le juraba amarla le prendió fuego. La joven agonizó once días hasta su muerte. Su pareja, el músico Eduardo Vázquez, está entre rejas cadena perpetua porque nunca se dejó de buscar justicia. La madre y el padre de Wanda se prometieron que este horror no podía, no puede repetirse, y se volcaron de lleno a recorrer cuantos espacios los inviten, entre ellos las escuelas del país. El mensaje que llevan es preventivo y lleno de amor: que no haya más femicidios, que lo que le pasó a su hija no ocurra más, que las chicas y los chicos puedan construir relaciones no violentas. Un trabajo que resumen en un proyecto conocido como Banco Rojo, que la semana pasada encontró como protagonista a la Escuela Técnica Nº 550 de Granadero Baigorria.

La idea del Banco Rojo surgió en Perugia, Italia y se hizo pública allí por primera vez el 25 de noviembre de 2016 en el Día Internacional de Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres. La Panchina Rossa o el Banco Rojo es hoy un símbolo universal para representar el lugar ocupado por mujeres víctimas de femicidios. En la Argentina lo difunde Beatriz Regal, la mamá de Wanda Taddei con la intención de concientizar, hacer visibles estos crímenes que en la Argentina registran un asesinato cada 30 horas (dato aportado por la ONG, Mujeres de la Matria Latinoamericana).

Beatriz Regal y su esposo Jorge Taddei llegaron a Granadero Baigorria invitados por el Area de Género de la Municipalidad de esa ciudad, y participaron de un trabajo conjunto con la Técnica 550. La conclusión de esta actividad —que se extendió por dos jornadas— llegó el viernes pasado cuando presentaron el Banco Rojo. Los estudiantes le sumaron la frase que es parte de esta campaña: «En memoria de todas las mujeres asesinadas por quienes decían «amarlas…»»; y un número de teléfono (3412175947) para que se repita, se recuerde, se comparta y sirva a quienes necesitan ayuda. El banco, la frase, el número telefónico tienen ese sentido de alerta y de prevención.

El plan original en Baigorria era que ese Banco Rojo quedase en un espacio público, en este caso en la plaza Santa Rita, muy cerca de un centro de salud, de la Técnica 550. El mal tiempo de esa jornada los hizo cambiar de rumbo y el banco ahora está en el patio de esta escuela de Chaco 460. La intención es que se convierta itinerante, que recorra las escuelas de esta ciudad, con un trabajo previo de sensibilización. También que chicas y chicos les vayan inscribiendo sus propios mensajes.

«Nosotros ya no podemos ir para atrás. Sí podemos salir de la indiferencia, en este momento muchas organizaciones del país hacen prevención de la violencia, también escuelas como estas que seguramente van a ayudar. Es importante la comunicación que exista a partir de un banco, que parece que no fuera nada pero significa mucho», comparte Beatriz Regal desde el salón de actos de la Técnica 550 para estudiantes y docentes. Beatriz rescata las charlas de concientización realizadas en las aulas, las acciones que se puedan planificar en forma conjunta, por muy pequeñas que parezcan, como la importancia de que se haga visible un número de contacto. «Siempre decimos que pongan un número de teléfono porque lo ves una, dos y tres veces… y en algún momento vas a pensar en llamar. Por eso es tan importante que estos bancos se repliquen en todos los lugares posibles. Es algo que tenemos que hacer en función de la prevención», confía.

Beatriz rescata el trabajo que hacen con las escuelas, en especial la recepción de la propuesta que llevan y que los propios estudiantes se encargan de difundir luego y a su manera. Visitas que hacen a las primarias con los más chicos hasta con las universidades. En cada encuentro la idea se enriquece y toma la forma del lenguaje que los jóvenes y docentes quieren darle. Como cuando fueron a una plaza y se encontraron con quienes cantaban y se manifestaban artísticamente; o aquella vez que un grupo de secundarios armó una especie de café literario con una obra de teatro incluida, que abordaba la problemática de la violencia de género. «Esa vez, los estudiantes nos dieron clases a nosotros, en un lugar lleno de mariposas, como mi casa que está así en homenaje a Las Mirabal (las hermanas asesinadas por el régimen del dictador dominicano Rafael Trujillo) y para recordar a las víctimas. Había miles de mariposas en la escuela hechas por todos los chicos», repasa sobre una de las devoluciones que les llegó.

Cultura patriarcal

La repercusión que tuvo la propuesta en Baigorria no fue diferente. Beatriz agradece y resalta la iniciativa del Area de Género municipal, de las familias de víctimas de femicidio que se acercaron y de las ONGs que coordinaron los talleres. También el compromiso asumido por la Técnica de esta ciudad.

En ese mismo patio escolar, también se escuchan las palabras de Jorge Taddei y Miguel Pereyra, el padre de otra víctima de violencia. Uno y otro les hablan a las chicas y a los chicos. A las primeras para que no dejen pasar ningún maltrato, a los segundos para invitarlos a revisar la cultura patriarcal.

«Nosotros venimos a dar las charlas porque desgraciadamente hemos sufrido en nuestras hijas la violencia, para que a ustedes no les pase, porque a nosotros ya nos pasó. No esperen un insulto, una zamarreada, a tiempo digan que «no», se tienen que ir directamente», dicen y les piden a los varones que piensen en sus parejas, en las hijas que pueden tener, en no llorarlas.

«La lucha contra la violencia hacia la mujer es definitivamente la lucha por una sociedad más igualitaria», reflexiona Jorge Taddei en voz alta y hace un breve recorrido por lo que han pasado las mujeres para acceder a espacios públicos y ganar en derechos. «Es un camino que se visualiza en cada edición de «Ni una menos», en que salimos a la calle. Este es el camino para tener una sociedad mejor e igualitaria y terminar con el estigma del patriarcado», enfatiza en su discurso.

Debates en la escuela

Un grupo de 6º año de la Técnica opina que la actividad realizada es muy valiosa, y que se suma a otras que en esta misma línea de trabajo ya realizan en la escuela. Agustina Altamirano y Florencia Arévalo dicen que la idea del Banco Rojo sirve «para representar la memoria de las mujeres asesinadas, víctimas de femicidios» y por eso está «muy bueno que estos bancos estén en distintos lugares públicos». También para recordar que «el amor no mata». Les dan la razón al sentido preventivo que tienen estas actividades: «Muchas mujeres no se animan a hablar, y por ahí tenemos un familiar o amigo a quien ayudar. A veces estas cosas (maltrato) se naturalizan».

Nicolás Benítez, también de 6º año, asegura que problemáticas como la violencia de género están siempre presentes en la agenda de reflexiones de su escuela. «Nuestra vicedirectora nos habla siempre, hacemos debates, está bueno que se trate». Nicolás confía en los jóvenes, en cómo están siendo formados: «Es una generación más abierta, hay cosas que antes no se hablaban y ahora sí, como el tema del aborto».

La vicedirectora Mariana Rossi saluda el proyecto del Banco Rojo que le acercó la Municipalidad. Lo toma como parte de un trabajo institucional enmarcado en la educación sexual integral y otras leyes que se complementan con esta enseñanza obligatoria. Entiende que la puesta en práctica de estas iniciativas contribuye a formar relaciones respetuosas y una mejor convivencia. Lo explicita al final de esa jornada de concientización que lleva el nombre de Banco Rojo con una convicción: «Nuestra escuela ya no va ser la misma, y eso es lo importante».

La intención es que el Banco Rojo se vuelva itinerante y recorra las escuelas de Baigorria, llevando el mensaje de memorio y prevención»

«El banco rojo de la memoria viva, un símbolo de lucha y de justicia… Nos tatuamos la conciencia poniéndole palabras al silencio, porque el amor no olvida, porque el amor no mata», dice parte del poema de Paola Ippólito El banco rojo, escrito a propósito de esta movida que recorre las escuelas del país. Una copia ilustrada de este texto lo recibe la coordinadora del Area de la Mujer de Granadero Baigorria, Patricia Molina, de manos de Beatriz Regal al final de la jornada del viernes 27 de julio pasado.

El Area de Género es nueva en la ciudad. Empezó a funcionar como tal este año. Se generó desde abajo, a petición de quienes trabajan en los barrios. «Siempre escuché el intercambio entre el saber, el estar y el hacer», dice Patricia Molina para resumir cómo se origina y trabaja el área a su cargo. Rescata que esa tarea se dé en lo diario con las ONGs que trabajan en las problemáticas de género, como Las Mirabal.

En ese trayecto se van encontrando con diferentes experiencias y propuestas que buscan sensibilizar, informar sobre esta problemática. Así se contactan con Beatriz Regal y el proyecto Banco Rojo. Una idea —cuenta Patricia Molina— que les llegó de cerca por el femicidio de Violeta Abregú (diciembre 2017). En la jornada de la Técnica 550 estaban familiares de la joven asesinada, también Miguel Pereyra, el padre de Marisol Pereyra, una de las víctimas de un cuádruple crimen ocurrido en noviembre de 2011, en La Plata.

Ese recorrido comunitario derivó en los talleres que desarrollaron en la Técnica 550 el jueves 26 de julio, y que estuvieron a cargo de las ONGs Las Mirabal y Mujeres de Negro, además de un grupo de mujeres socialistas. A través del teatro, juegos y relatos de testimonios hablaron de violencia de género y se prepararon para concretar el proyecto Banco Rojo.

Desafío cotidiano

Patricia Molina define la tarea a su cargo como un reto cotidiano, por eso considera clave unir fuerzas con las escuelas, con la educación en general y otros profesionales ligados a la salud. «Entendemos que hay que acompañar a los jóvenes y los niños a manejar la información, analizar la realidad», opina y comparte la angustia que transmiten los testimonios que recogen en el A-rea municipal.

Molina es vecinalista, dice que se siente orgullosa de trabajar en los barrios y generar desde abajo iniciativas que den respuesta a las problemáticas de género. Entre esas acciones, menciona el intercambio y tarea conjunta iniciado con las mujeres autoconvocadas del Cordón Industrial. Y sobre ese trabajo colectivo adhiere a la idea de que «un pie en el Estado y un pie en la comunidad siempre traen buenos resultados».

Luciano Maglia, Patricia Molina, Beatriz Regal, Mariana Rossi y Sebastián Kraus en la jornada de sensibilización.
Luciano Maglia, Patricia Molina, Beatriz Regal, Mariana Rossi y Sebastián Kraus en la jornada de sensibilización.

>>> Jornadas por la prevención

Las jornadas realizadas en la Técnica 550 fueron destacadas por los estudiantes como una buena experiencia de prevención. Así lo señalaron Florencia, Agustina y Nicolás, alumnos de 6º año al finalizar la presentación del Proyecto Banco Rojo. En esa actividad educativa participaron también el secretario de Promoción y Deportes de la Municipalidad de Granadero Baigorria, Luciano Maglia y el director de la Técnica anfitriona, el profesor Sebastián Kraus.

Beatriz Regal, Florencia Arévalo, Agustina Altamirano y Nicolás Benítez.
Beatriz Regal, Florencia Arévalo, Agustina Altamirano y Nicolás Benítez.
Fuente: https://www.lacapital.com.ar/educacion/un-banco-rojo-prevenir-la-violencia-genero-n1651729.html
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Entrevista a Mariela Castro declara a Cuba “territorio libre de feminicidios”

Cuba/25 enero 2018/Fuente: El Diario de la Marina

“En Cuba no tenemos feminicidios y eso es efecto de la Revolución”

Mariela Castro es hija de Raúl Castro y es también la principal promotora de la sanción de una ley de matrimonio igualitario para la isla. Desde el Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (CENESEX) que dirige hace 15 años impulsó una reforma en la ley de trabajo para quitar la “discriminación por orientación sexual” y fue responsable de una política efectiva para la prevención del VIH.

En diálogo con Tiempo, Castro relató el proceso de cambio y precisó: “Hablamos de una ley de igualdad de oportunidades, porque la palabra matrimonio todavía genera muchas emociones.”

¿En qué consiste su modelo de educación sexual?

La sexualidad estuvo desde siempre marcada por relaciones de poder y por ideas, leyes, doctrinas basadas en esas relaciones. No siempre ha estado claro cómo cambiar ese modelo, ahora  por suerte lo está cada vez más. Nuestro enfoque de la educación sexual busca mostrar cómo se fue creando esa diferencia en detrimento de otras identidades de género y  sexuales.

¿La categoría clase social sigue siendo el principio ordenador?

No es la única, pero es clave. Porque no la pasa igual un hombre gay pobre, que uno rico; un transgénero migrante y uno blanco. En la formación que hacemos con activistas trabajamos esos entrecruzamientos y fomentamos la solidaridad. Por ejemplo, con los activistas LGBT trabajamos para que no centren en sí mismos, que no se sitúen como únicas víctimas, fomentamos que articule con otras causas justas y con toda la sociedad cubana. No tiene sentido aislarse, segregarse.

La Revolución era muy conservadora en estos temas, ¿cómo lograron transformar ese rasgo?

A mí me gusta hablar de este tema, no me resulta incómodo, al contrario, me permite explicar nuestro punto de vista y reconocer lo que hay que reconocer. Todo el mundo quería que la primera revolución de América Latina fuera perfecta. Pero no es posible. Los pueblos que quieran hacer revoluciones lo entenderán. No se puede saberlo todo, se cometen errores. Mi papá siempre me decía: “Fue un salto al abismo. Queríamos hacer justicia, pero no sabíamos cómo se hacía”.

No sabíamos cómo gobernar revolucionariamente, porque no es lo mismo que ser revolucionario. Es una generación que ha hecho un gran esfuerzo, le merecemos un respeto que no podemos obviar. Porque lo nuevo y lo renovador cree que siempre tiene las mejores respuestas, pero las ideas biologicistas o patologizadoras también fueron vanguardia.

No sabíamos cómo gobernar revolucionariamente,
porque no es lo mismo que ser revolucionario.

¿Este cambio implicó una renovación?

Claro. El día que la revolución deje de renovarse ya no va a ser una revolución. En estos temas se trabajaba para la renovación pero no se lograba porque no teníamos todas las herramientas, tuvimos que indagar, estudiar y reflexionar mucho.

¿Cuáles eran los principales obstáculos?

Los prejuicios que aprendimos de nuestros ancestros españoles, y africanos también, y que estaban en el mundo entero. Esos prejuicios no ayudaban a que se defina una política clara. Se proponían reflexiones, pero no propuestas.

¿Cuál es la situación de los derechos de las mujeres en la isla hoy?

La cosa buena es que las mujeres estamos organizadas, y eso da mucha fuerza. Hay muchas campañas, programas de televisión, de radio, espacios científicos. Se ha trabajado en el empoderamiento y hoy somos el tercer o cuarto país con mayor presencia de mujeres en el parlamento, hay mayor número de graduadas universitarias mujeres, hay paridad salarial desde 1959. Nosotros no tenemos, por ejemplo, femicidios. Porque Cuba no es un país violento, y eso sí es un efecto de la revolución.

¿Y la prostitución?

No la consideramos trabajo, porque en Cuba hay otras alternativas, pero al que se persigue es al proxeneta. Hay muchas cosas que inciden y hay que tratarlas cuidadosamente para no estigmatizar.

Fuente:  https://eldiariodelamarina.com/mariela-castro-declara-cuba-territorio-libre-feminicidios/

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Ética y educación.

Por: Jorge Rivera Pizarro.

Asombra el casi diluvio de denuncias de acoso sexual en las diversas instancias de poder, en el país del norte. Es una forma de violencia contra las mujeres, de las varias que sufren 1 de cada 3, según reveló hace pocos días la Organización Mundial de la Salud. ¡Ni una más!, clama la población consciente en muchos países, frente a la ola de feminicidios. Estallan las redes sociales. Diversos organismos internacionales han levantado, también, la voz.

La más alta autoridad del Estado Plurinacional de Bolivia ha encomendado a la educación la tarea de comenzar desde temprano la prevención de la violencia contra las niñas y mujeres. Tarea de todos quienes tienen alguna función educativa en la sociedad. Es decir, todos.

No he podido dejar de recordar en estos días a Fernando Savater, quien recibió merecido homenaje en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en los días pasados. Su “Ética para Amador” dice, ya en sus primeras líneas que la reflexión moral es parte esencial de cualquier educación digna de ese nombre. Y aquí estamos pensando en una cuestión básicamente de ética. De formar ciudadanos y ciudadanas que se inspiren en principios para regir su vida.

El fin de la educación no puede limitarse a estudiar y aprender con sentido utilitario: para tener un trabajo. Ese no es el fin. Es ser una persona, un ciudadano. Es aprender a vivir bien, el buen vivir. Pero es una tarea colectiva, de toda la sociedad. No es solo la escuela, son todas las instituciones que tienen que cambiar para alinearse con los principios. Es el mundo adulto que tiene que cambiar.

Un ejemplo simple. Cuando obro por capricho o por conveniencia, puedo exponerme a serios riesgos. En algunas ciudades el semáforo no está hecho para respetarse, sino para interpretarse. Yo creí que era algo propio de alguna ciudad en específico -pensaba que Cochabamba y bromeaba con los amigos- pero lo veo en muchas partes. Si me detengo en una bocacalle solamente porque hay un policía que me obliga a hacerlo, mi capacidad de decisión, de decir sí o no, paso o no paso, dependen de un factor externo. ¿Tiene que haber un policía que me obligue a cumplir la ley? ¿Necesitaremos tener un policía al lado de cada niña, de cada mujer? La ética, los principios, el enfoque de los derechos, es como llevar al policía dentro de ti. No necesitar que alguien te compela a cumplir la ley. O la palabra empeñada. O el compromiso adquirido. Los cumples porque llevas dentro de ti una fuera especial que te impulsa a decir: me paro en la esquina o cumplo mi palabra. No es fácil, generar esa fuerza dentro de uno. Savater le dice a Amador que la palabra clave en esto es: libertad

La visión de la ética no es, pues, la de una materia en la escuela. Las quejas actuales y la ola de denuncias de acoso sexual desde la gran industria cinematográfica hasta la esquina por donde pasan las estudiantes, no se solucionan solo pidiéndole a la escuela que eduque en la ética, en el respeto a la mujer. La ola de feminicidios, de violencia y maltrato a la mujer es fruto de una cadena interminable de hechos que tienen en su raíz la incapacidad de obrar -personal, familiar, social, políticamente- con base en principios. Es la sociedad la que educa y modela, tanto o más que la escuela. Necesitamos una sociedad que se construya sobre principios. El saber vivir, que dice Savater. Para un buen vivir. Ética.

Fuente: http://www.lostiempos.com/actualidad/opinion/20171213/columna/etica-educacion

Imagen: http://www.lavozdepinto.com/wp-content/uploads/2014/12/Etica9.png

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Analfabetas en feminismo

Por: Alberto Sebastián Barragán

El pasado mes de mayo, Parametría realizó un estudio sobre el conocimiento del feminicidio, o violencia contra las mujeres. El 49% de la población encuestada respondió, en una pregunta abierta, que el feminicidio es “el asesinato de una mujer”; mientras que el 34% no sabe a qué se refiere el término. Estas cifras nos son alentadoras a estas alturas del siglo XXI, sin embargo, la gravedad se complica aún más, debido a que los informantes no refirieron que en el “asesinato” de mujeres, subyace una condición de género.

Para abordar la complejidad del término, es necesario reconocer que históricamente muchas de  las acciones de la humanidad han dejado una inevitable huella machista. En donde los hombres nos hemos beneficiado del régimen patriarcal que ha dividido el trabajo y las oportunidades. Hasta nuestra actualidad, en muchos casos y lugares, ser hombre sigue siendo un título nobiliario que impone y justifica relaciones de desigualdad entre los géneros. Entonces, tenemos como resultado la invisibilidad del tema.

También hay que recordar que desde mitades del siglo XX, ha emergido una nueva lógica feminista que ha luchado por causas sociales, movimientos juveniles, derechos sexuales y reproductivos, hasta diversificarse y luchar desde varias trincheras por la reivindicación de la igualdad, y por la construcción de la equidad de género. Sobre estas décadas de trayectoria, Marcela Lagarde en su libro El feminismo en mi vida. Hitos, claves y topías, realiza un recuento cronológico y detallado de las facetas que ha representado la lucha del feminismo en México.

Justamente esta brillante antropóloga feminista, ha sido la impulsora de la noción de feminicidio en México, desde la década de los noventa, para enfatizar la urgencia de atender la problemática en Ciudad Juárez, Chihuahua. La palabra homicidio, se ha aplicado en forma indistinta para denotar el asesinato de hombres o mujeres, con todas las variantes expresadas en el derecho penal.

El trabajo emprendido por Marcela Lagarde ha impulsado una política integral para prevenir y atender casos de violencia contra las mujeres. Por un lado, ha rendido frutos en la tipificación del feminicidio, para configurarlo como un delito con elementos de homicidio, misoginia y desigualdad de género. Y por otro lado, su actividad ha florecido en la apertura de instancias de atención en diversos órdenes de gobierno.

La idea de feminicidio, plantea Lagarde, es retomada de un libro de Diana Russell y Jill Radford, donde lo definieron como: asesinato misógino de mujeres cometido por hombres, como una forma de violencia sexual. Ante las atrocidades cometidas en México, en Ciudad Juárez, y otras partes del país, se ha buscado convertirlo en una prioridad de la agenda pública.

Cuando hablamos de géneros, nos referimos a una serie de significados construidos histórica y culturalmente, y no tenemos consensos que nos lleven a abordar el tema de una única manera. Por tratarse de rasgos culturales, el ámbito educativo es uno de los canales que podrían apuntar con mayor incidencia sobre el tema. Sin embargo, no existe una forma específica de contenido. En el Plan de estudios 2011, en los Temas de relevancia social, se plantea la oportunidad de trabajar, entre otros temas, “la equidad de género”. Pero son alternativas optativas, es decir, los docentes no están obligados a tratarlos porque no aparecen específicamente marcados en los programas de cada asignatura, ni en los trayectos formativos del curriculum explícito.

Las escuelas han desempeñado dos funciones, intencional o inevitablemente: son espacios de reproducción o de cambio. La comunidad escolar está permeada por la tradición. Los profesores tienen tanta solidez como años servicio, su experiencia les ha forjado un punto de vista respecto a los roles de género y a todo lo que un hombre y una mujer deben ser. Los alumnos que llegan a las escuelas traen un cúmulo de valores que han construido desde casa, conocimientos y experiencias que han recopilado en su vida. Todo ese conjunto de sabiduría popular y conocimientos derivados del sentido común y de la vida cotidiana, es lo que Jürjo Torres acuñó como curriculum oculto. En este ámbito, la elección de tomar el feminicidio como un tema necesario es una responsabilidad moral, de aquellos que así lo consideran necesario para cambiar su forma de pensar.

Entonces tenemos dos limitantes para comprender el nuevo término. No está el feminicidio como tema académico del curriculum formal; y pensar el feminicidio desde el curriculum oculto ha representado una omisión, porque significa muchas veces salir de una zona de confort. En los  ámbitos familiar, escolar, laboral, sexual, cultural y jurídico, permanece la tradición machista que nos ha traído hasta aquí: El feminicidio que no vemos, y que no queremos ver.

Marcela Lagarde en su libro denuncia que los intelectuales, los académicos y los políticos son analfabetas en feminismo. La encuesta de Parametría, nos arroja el 49% de desconocimiento del feminicidio. Y la realidad nos arroja muestras crueles de nuestra cotidianidad. Hay mucho por hacer.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/analfabetas-en-feminismo/

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