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Entender cómo funciona el cerebro, clave para un cerbro

Por: Nacho Meneses

La neuroeducación y la psicología cognitiva aportan las estrategias y circunstancias necesarias para conseguir un aprendizaje más profundo y eficiente a lo largo de la vida

Sin duda, no es lo mismo comer lo que nos gusta que comer lo que nos conviene. Y, sin embargo, cuando se trata del aprendizaje, muchos estudiantes tienden a confundir la forma en que les gusta estudiar con la que les proporcionaría los mejores resultados: leer y releer, ponerse música, repasar compulsivamente… Por eso, resulta esencial comprender la manera en que aprende el cerebro (qué mecanismos, qué neurotransmisores y qué circuitos intervienen), así como las acciones y circunstancias, internas y externas, que favorecen un aprendizaje más duradero. Neurociencia, psicología y educación confluyen en el aula “para que el profesor sepa cómo adaptar la clase a cada niño, porque no todos tienen las mismas habilidades cognitivas ni las mismas sensibilidades, y que consiga un aula lo más diversificada posible”, afirma Mario Fernández, especialista en neurociencia de la Universidad Autónoma de Madrid. “La neurociencia puede ayudarnos a saber cómo tenemos que aprender, a olvidarnos de memorizar esos tochos increíbles, relacionar mucho más y aprender más visualmente”.

De fondo, el objetivo último es conseguir que el aprendizaje proporcione herramientas y conocimientos que luego se puedan implementar a lo largo de la vida personal y profesional. Y en este sentido, la neuroeducación permitirá a los docentes “identificar de manera precoz las dificultades que presentan niños y niñas dentro del aula, así como los métodos más adecuados para manejar esas dificultades”, explica Carla Carvalho, psicóloga general sanitaria y fundadora de la web Hablemos de Neurociencia.

Desmentir falsas ideas

Efectivamente, aprender como más nos gusta no es necesariamente sinónimo de eficiencia. Normalmente, nadie nos enseña a estudiar, y cada uno desarrolla espontáneamente sus propios hábitos, según las preferencias que pueda tener sobre el tiempo que se dedica al estudio. Pero lo cierto es que “realmente hay una serie de acciones y circunstancias que nos ayudan a todos a la hora de aprender. Lo que pasa es que no son intuitivas, ni tampoco tienen por qué ser las más agradables”, sostiene Héctor Ruiz Martín, especialista en neurociencia y psicología cognitiva y autor del libro Aprendiendo a aprender (editorial Vergara).

También es necesario aclarar la idea de los diferentes estilos de aprendizaje, ampliamente extendida, y que lleva a pensar que cada uno tiene un cerebro distinto que aprende de manera distinta. Algo que, apunta Ruiz Martín, la ciencia ha estudiado repetidas veces y no ha conseguido probar nunca: “Es tan sencillo como hacer primero una explicación visual a los estudiantes, y entonces ponerles una prueba con eso. En principio, dirías que los que sacan mejores resultados son los visuales, porque la explicación ha sido visual. Si a continuación haces otra lección, en este caso auditiva, y les pones una prueba a todos, ¿Qué esperarías? Que destacaran otros, ¿no? Si existen los estilos de aprendizaje… Pues no: vuelven a destacar los mismos”.

Emoción y motivación

Entonces, ¿QuéP estrategias proporcionarán una experiencia de aprendizaje más completa? Para identificarlas, es necesario tener en cuenta tanto aspectos cognitivos (sobre cómo funciona la memoria) como emocionales, porque las emociones determinarán si estamos dispuestos a hacer el esfuerzo necesario, cuando podríamos estar haciendo otra cosa. Entre los primeros, lo más importante es recordar que el aprendizaje, más que un proceso receptivo, debe ser generativo: “Claro que se tiene que empezar por incorporar información a través de los sentidos. Pero a partir de ahí, tienes que implicarte en dar significado a lo que aprendes y en utilizarlo, es decir, explicarlo con tus palabras, interpretar nuevas situaciones, resolver problemas con lo que has aprendido…”, ilustra Ruiz Martín.

Hoy en día, la neurociencia ha demostrado que todos nuestros procesos cognitivos se basan en la emoción. Un niño triste, ansioso, estresado o deprimido no puede aprender igual que uno contento, y por eso “es muy importante tener en cuenta que, en esas edades, las emociones afectan mucho. A nuestra edad, un evento negativo puede afectarnos dos, tres, cinco días… Pero a un niño de seis años puede fastidiarle toda la vida o modificar su carácter, porque en ese momento su cerebro es tan plástico que ese suceso emocional modifica sus neuronas y sus conexiones”, explica Fernández. Por eso, crear un contexto en la clase donde haya un buen ambiente es fundamental para aprender. “Hoy en día, hay muchos profesores que hacen hincapié en comprender el estado emocional de la otra persona”.

Las emociones, además, mantienen una relación estrecha con la motivación por aprender. Y esta depende, según Héctor Martín, de tres factores principales: el interés, la autoeficacia y un esfuerzo adecuado. “El interés influye, pero debemos recordar que no es algo innato, sino que se puede generar. El tema sobre lo que vas a aprender es muchísimo menos importante que la forma en que te lo acercan. ¿Cuántas veces hemos vivido esa situación en la que un profesor de una materia que de entrada no nos interesaba, ha hecho que nos gustara? Y lo mismo sucede al revés”.

La autoeficacia, por su parte, se refiere a la creencia que tiene una persona sobre si va a ser capaz o no de aprender una cosa. “Si tu autoeficacia es baja, afectará a tu motivación, y probablemente no le vayas a dedicar el tiempo necesario para aprender, por lo que es muy probable que no lo consigas”, añade. En esto, es importante no confundir nuestra habilidad inicial con la supuesta capacidad para aprender o no una determinada cosa. Y también es necesario esforzarse empleando las estrategias adecuadas, lo que facilitará el aprendizaje, la consecución de los objetivos y un aumento de la confianza en nosotros mismos y en nuestra motivación.

La forma en que los docentes enseñan tiene también un fuerte impacto en la motivación: “Si utilizamos métodos obsoletos y arcaicos, obtendremos una baja motivación por parte del alumnado. Pero si incorporamos las nuevas tecnologías a este proceso, aumentaremos de manera exponencial su motivación, debido en gran parte a las emociones derivadas de este tipo de enseñanza”, afirma a su vez Carvalho.

¿Cómo funciona la memoria?

En el proceso de aprendizaje intervienen, fundamentalmente, dos tipos de memoria: la memoria a largo plazo y la memoria de trabajo. La primera es el espacio, en algún lugar del subconsciente, donde almacenamos los conocimientos que adquirimos. No somos conscientes de todo lo que sabemos y solo podemos serlo cuando lo evocamos. “Si yo te pregunto: ¿de qué color es un oso panda? Pues ¡pum! Ese oso panda, que hasta ahora no tenías en ninguna parte, acaba de saltar a tu mente, lo has sacado de tu memoria a largo plazo. Y cuando lo evocas, lo llevas a lo que técnicamente llamamos la memoria de trabajo, un espacio mental en donde situamos la información a la que estamos prestando atención en cada momento, y que es muy limitado”, ilustra Ruiz Martín.

Es importante distinguir entre estos dos tipos de memoria, porque todo lo que queramos aprender ha de pasar por la memoria de trabajo, el lugar donde evocas algo, le prestas atención, le das significado y lo interpretas a la luz de tus conocimientos. Allí se establecen las conexiones entre lo que ya sabes y lo que estás percibiendo: cuanto más sepas, más relaciones podrás hacer, y más profundo, duradero y transferible será ese conocimiento. “Nosotros prácticamente nacemos con las mismas neuronas con las que morimos. Lo que cambia en el cerebro son las conexiones entre esas neuronas, que pueden ser pobres o ricas. Los miles de millones de conexiones entre las neuronas pueden favorecer que entre una y otra zona de tu cerebro haya una autovía de comunicación o una carretera de un solo carril”, sostiene Fernández.

Un proceso cognitivo, como pueda ser leer o entender matemáticas, puede ser realizado en neuronas que se comunican por carreteras de un solo carril o por carreteras de ocho carriles, y esas conexiones son las que facilitan el aprendizaje: algo que, explica, puede entrenarse: “Te pongo un ejemplo: cuando cambias de marchas en un coche, las primeras 1.000 veces lo haces conscientemente; unas neuronas que se comunican con otras y dicen: vamos a meter la primera marcha, y van creando un camino. Pero llega un momento en que lo automatizas, y ya no piensas en ello”. En el caso de un niño pasa lo mismo, ya que puede aprender a automatizar tareas de cálculo, de lectura, de comprensión… Si las practica tanto que las automatiza, podrá aprender cosas mayores.

Estrategias para aprender mejor

Si antiguamente lo normal era estudiar con el libro que debías memorizar, sin duda hoy se estudia más relacionando conceptos y desarrollando en el cerebro toda una red que contribuirá a que no se te olviden. “El principio fundamental es que debes pensar sobre lo que estás aprendiendo, y tratar de darle significado”, apunta Ruiz Martín. Algo que puede hacerse tratando de explicarlo con tus propias palabras (con un resumen, por ejemplo); buscando ejemplos de tu propia cosecha y comparándolos; o incluso haciendo un mapa conceptual que te sirva para explicarte a ti mismo lo que estás aprendiendo. “Todas estas cosas son mucho más eficaces cuando no las copias, sino que te esfuerzas por sacarlas de tu memoria, de lo que has leído. Cuando haces un resumen mirando continuamente el texto del que lo estás sacando, no te va a ayudar”, cuenta.

Por supuesto, a la hora de aprender, es de vital importancia situarte en un entorno carente de distracciones, solo o colaborando con otras personas. Pero, sobre todo, optar por acciones que faciliten el que, en un futuro, puedas recordar lo que estás aprendiendo ahora. “Y cada uno hace lo que cree que debe hacer, desde leer, leer y releer a recitar, hacerse esquemas, hacerse tal… Ahí está la cuestión. Esos esfuerzos y ese tiempo podemos dedicarlo de una manera que sea mucho más eficaz para nuestra memoria. Por ejemplo: según las encuestas, muchísimos estudiantes (de hecho, la mayoría) estudian leyendo y releyendo lo que tienen que aprender. Incluso si se trata de procedimientos (por ejemplo, de matemáticas), en vez de volver a hacer los ejercicios, miran cómo los hicieron en su momento. Y eso es muy poco eficaz”.

Si se trata de adquirir ideas y conceptos, lo mejor es hacer uso de estrategias más efectivas como explicarlos con tus palabras, proponer ejemplos, crear analogías y hacer comparativas. Si se trata de hechos, vocabulario o fechas, pueden emplearse reglas mnemotécnicas o, también, tratar de visualizar mentalmente lo que se está tratando de aprender, o emplear recursos visuales. «Nuestra memoria tiene una enorme preferencia por las imágenes. En realidad, todos somos visuales», dice Ruiz.

Si tienes buena memoria, añade, esto puede funcionarte a corto plazo; pero es mucho más eficaz que vayas leyendo y que cada página, o cada dos párrafos, te vayas preguntando y explicando lo que acabas de leer. “En ese momento tienes la capacidad, puedes acordarte perfectamente, y ese gesto de sacarlo hacia afuera te lo está consolidando más”, esgrime Ruiz. “Otra cosa que puedes hacer es ir creándote preguntas sobre lo que estás leyendo, a medida que lees. Las famosas flashcards, por ejemplo”. Un enfoque que resultará útil aunque el objetivo prioritario sea simplemente aprobar unos exámenes: «Si tus conocimientos son efímeros, pierdes esa ventaja, pudiendo dedicar el mismo tiempo no solo a pasar esa evaluación, sino a que, con el mismo esfuerzo, lo que has aprendido te dure más y te sirva para otros exámenes».

Para conseguir que esos conocimientos que adquirimos sean lo más transferibles posible en el futuro, otro factor a tener en cuenta es el de la diversificación, tanto respecto al contexto físico en el que aprendes como a la hora de aplicarlo en situaciones distintas. Porque cuanto más diversificas, más contextos y más pistas hacen que te sea posible encontrar lo que aprendiste en tu memoria. “No dejes algo vinculado únicamente a un solo contexto. Eso es terrible para el cerebro, porque al cerebro le encantan las anécdotas, y aprende vinculando de manera fuerte lo que está aprendiendo al contexto en el que lo ha adquirido”, argumenta Ruiz Martín.

La neurociencia, además, aporta información con respecto a los horarios de aprendizaje: no se aprende igual por la mañana que por la tarde, ni antes que después de comer. “Se ha demostrado que retrasar la hora de entrada de los chavales al colegio mejora su aprendizaje. Si les obligan a entrar a las 8 de la mañana, como toda la vida, aprenden menos y llegan dormidos, por lo que retrasar la hora de entrada al colegio hace que las notas y los rendimientos cognitivos y escolares sean mejores”, apunta Fernández. “No pueden evitarlo, porque sus hormonas de sueño se segregan más tarde. Por tanto, si se levantan a las siete de la mañana para ir a aprender, todavía tienen melatonina en el cuerpo y el cerebro medio dormido”.

Estudiar con música, ¿sí o no?

En principio, la música es un estímulo ajeno que compite por tu atención y por tus recursos cognitivos. Por lo tanto, de entrada, constituye una distracción que convendría evitar. Ahora bien: ¿Y si el entorno es ruidoso? En ese caso, la música puede ser un mal menor, contribuyendo a enmascarar ese otro ruido, más aleatorio y molesto, por uno que resulta más sencillo de ignorar. Si una persona se ha acostumbrado a estudiar con música, además, quitársela podría ocasionarle incomodidad e incluso ansiedad. Si ya te has acostumbrado, resulta un hábito difícil de quitar, por lo que, al menos, tendríamos que asegurarnos de recurrir a una música suave, relajante y sin letra que puedas entender.

“Dicho de otra manera: quien lo haga por necesidad, que lo siga haciendo; pero si lo hace porque le aburre estudiar y cree que de esa manera va a pasarlo mejor… Es mucho mejor ir haciendo pausas. Concéntrate, dedica tu tiempo a estudiar (aunque sea media hora) y entonces te tomas un descanso y te pones música. Y luego otra vez. Es mucho mejor hacerlo de esa manera que no tratar de hacer dos cosas a la vez, escuchar música y estudiar”, insiste Ruiz Martín. Y no conviene olvidar un detalle importante: el hecho de escuchar música para concentrarse, para tapar ruidos u otros tipos de desconcentraciones, no sale gratis, ya que necesitas inhibirla e ignorarla para poderte enfocar en lo que estás haciendo. Y esa inhibición tiene un coste cognitivo que hará que el cansancio por estudiar llegue antes.

Para aprender, usa el olvido

De entrada, evidentemente, suena paradójico. ¿Olvidar para aprender? Lo que pasa es que, queramos o no, el olvido siempre va a actuar: desde el momento en que has aprendido una cosa, ya la estás olvidando. De lo que se trata, entonces, es de conseguir que la tasa de olvido sea lo más lenta posible, tan lenta como para que pueda durar toda la vida. “Cuando dejas que lo que has aprendido se te olvide un poco antes de volverlo a practicar o evocar, resulta mucho más eficaz que hacerlo justo después de haberlo aprendido”, puntualiza Ruiz Martín.

“Masificar la práctica es algo muy habitual que tanto estudiantes como profesores piensan que es muy efectivo. Cuando ya has demostrado que sabes hacer una cosa, repetirla en el momento no sirve prácticamente de nada”, continúa. “En cambio, si dejas que pase un tiempo para volverla a practicar, y luchas contra el olvido que se ha generado, esa señal que envías al cerebro es mucho más poderosa y hace que se consolide mucho mejor ese aprendizaje”. Esa masificación, además, llevará a un aprendizaje engañoso, porque te hará pensar que te lo sabes perfectamente. “Y claro que al momento te lo sabes. Pero una cosa es saberlo al minuto de haberlo estudiado, y otra al día siguiente”. La estrategia más adecuada, por tanto, es ir espaciando la práctica cada vez más.

Trastornos del neurodesarrollo

“En los últimos años, la cifra de menores que padecen algún tipo de trastorno del neurodesarrollo ha aumentado de manera significativa, siendo el TDAH (de déficit de atención e hiperactividad) y los trastornos del aprendizaje los más prevalentes en la actualidad”, llama la atención Carvalho. Unas patologías que requieren un enfoque adecuado y multidisciplinar, desde el neuropediatra hasta los docentes. “Un manejo inadecuado de estos niños y niñas puede traducirse, en un alto porcentaje de casos, en abandono escolar prematuro (…), al no poder alcanzar el rendimiento académico esperado según su edad y grupo normativo”. Entre los posibles signos de alarma, el retraso en los hitos del desarrollo: la no consecución de distintos objetivos relacionados con el área motora, cognitiva y social dentro de la ventana temporal determinada por los profesionales del neurodesarrollo. Un contexto en el que la labor de los docentes es, junto a la de la familia, fundamental.

Fuente: https://elpais.com/economia/2020/12/02/actualidad/1606918081_087843.html

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Entrevista a Salman Khan: “La escuela tradicional no responde al funcionamiento del cerebro”

Entrevista /17 octubre 2019/Autora: Ana Torres Menárguez

El matemático Salman Khan, fundador de la Academia Khan, es el nuevo premio Princesa de Asturias de Cooperación

Si algo tiene claro Salman Khan (Nueva Orleans, 43 años) es que no hay que limitar a los niños con nuestro propio aprendizaje. Han nacido en otro tiempo. Khan, matemático, ingeniero eléctrico e informático formado en Harvard y el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) se estrujó el cerebro para dar con una nueva pedagogía que ayudara a una de sus sobrinasprimas de 12 años a entender las matemáticas. Lo consiguió. “Sin prejuicios ni hábitos adquiridos”, cuenta, porque él nunca había sido docente. Descubrió que la clave era buscar las conexiones con otras áreas, todo eso día tras día en conversaciones desde Boston —donde él residía— a Nueva Orleans. Así identificó el “gran fallo” de la escuela tradicional: el contenido se imparte fragmentado, en temas autoconclusivos. Con todas las conexiones cortadas.

Khan, que ha sido galardonado con el Premio Princesa de Asturias de Cooperación 2019, ha conseguido convulsionar el panorama educativo. Desde que creó en 2009 la Academia Khan, una plataforma online gratuita de aprendizaje y sin publicidad (sin ánimo de lucro), más de 72 millones de personas de todo el mundo han seguido alguna de sus 7.000 lecciones en vídeo, unas 100 horas de contenidos que abarcan desde la aritmética básica a la Revolución Francesa. Son distintivos de su modelo pedagógico los llamados mapas de contenidos, un software que encuentra conexiones entre los temas y genera ejercicios de forma automática.

“Es más fácil entender una idea si la puedes relacionar con otra que ya conoces”, explica Khan sentado en uno de los sillones del Hotel de la Reconquista, en Oviedo, tratando de acortar al máximo las respuestas, ya que tiene que atender muchas entrevistas. Pone un ejemplo; la genética se estudia en Biología y el cálculo de probabilidades en Matemáticas, cuando las dos están estrechamente relacionadas. “Son divisiones que limitan la comprensión y dan una imagen errónea de cómo funciona el universo”, dice en alusión a su libro La escuela del mundo, una revolución educativa (Ariel), donde hace una crítica feroz del sistema educativo.

En su opinión, esa forma de enseñar marca la diferencia entre memorizar una fórmula para un examen —lo que sucede hoy en la escuela— o interiorizar la información y ser capaz de aplicarla una década más tarde.

“La escuela tradicional no responde al funcionamiento del cerebro, las redes neuronales funcionan con la asociación de ideas, no con temas estancos”, recalca. Mientras enseñaba matemáticas a su prima Nadia en 2004, dedujo que esta se había perdido la clase en la que se explicó la conversión a unidades. Desde ahí, la niña no levantó cabeza en la asignatura. “Ese es otro de los problemas del aula actual, la mentalidad de que hay que seguir con el temario, respetar el calendario. La repetición es básica para el aprendizaje y en un aula normal no se retrocede hasta que todos los alumnos comprenden; algunos se quedan por el camino”. Porque cada uno, afirma, tiene un ritmo de aprendizaje distinto. “Y si no aprenden a su ritmo, acumulan vacíos”. Le ocurrió a su prima hasta que él comenzó a impartirle lecciones por teléfono y a volver una y otra vez sobre los conceptos que se le resistían y le impedían continuar aprendiendo conceptos matemáticos. Visto el éxito, otros familiares le pidieron ayuda. El teléfono ya no era útil así que empezó a hacer vídeos que colgaba en Internet y que son el germen de esta escuela mundial donde la pizarra con los ejercicios no se borra, está siempre en la nube disponible para el alumno.

Donaciones millonarias

“A veces cuando tienes una gran idea, el universo conspira para hacerla posible”, cuenta el matemático. En su caso, sucedió así. En 2009 decidió dejar su puesto como analítico financiero en Silicon Valley para dedicarse por completo a su proyecto educativo, al que destinó todos sus ahorros. Tiempo después, el éxito y la viralidad de sus clips, en los que se escucha su voz pero su imagen no aparece por una cuestión de “austeridad” —“no tenía una cámara profesional para grabarme ni presupuesto para comprar una”— empezaron a llegarle donaciones millonarias de los grandes de la tecnología. Los 1,5 millones de la Fundación Bill y Melinda Gates o dos millones de Google, a los que se sumarían otras cantidades de magnates como el mexicano Carlos Slim. En 2012, Khan era una de las 100 personas más influyentes del mundo según la revista Time.

Su diagnóstico es que la humanidad está viviendo un punto de inflexión que solo se produce cada 1.000 años, circunstancia que debe propiciar el surgimiento de nuevos modelos educativos sobre una base científica: los “mejores teóricos” de la educación han concluido que la capacidad de atención de los estudiantes oscila entre los 10 y los 18 minutos. Las clases continúan siendo de más de 50 minutos. “¿Por qué esos hallazgos no se han aplicado? El sistema tiende a no hacer caso a hechos biológicos indudables”, remarca en su libro.

¿A qué época se remonta el actual sistema educativo que tanto se resiste al cambio? Khan no duda en su respuesta. El origen de los estándares actuales, “que potencian un aprendizaje pasivo basado en la escucha”, se instauraron en la Prusia del siglo XVIII, con el propósito de formar “ciudadanos leales y dóciles” que aprendieran a someterse a la autoridad de los profesores, los progenitores, la Iglesia y el rey. “Se perseguía acortar el pensamiento independiente, pero ahora vivimos una revolución sin precedentes de la información y esa fórmula ya no vale: el pensamiento analítico es necesario para sobrevivir”.

Para Khan otro de los grandes problemas es que las familias buscan la mejor educación para sus hijos y, en muchas ocasiones, se olvidan del interés y el bienestar de los niños del bloque de enfrente. “Ser egoísta es inherente a la naturaleza humana, pero no es aceptable que solo el 1% de la población entienda lo que está pasando y tenga las herramientas para sobrevivir. Si no perseguimos la educación del vecino, el sistema democrático no funcionará y estaremos permitiendo que surjan los extremos”, concluye.

Fuente e imagen: https://elpais.com/sociedad/2019/10/15/actualidad/1571167287_185798.html

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4 trucos para convertirte en un lector voraz (y los beneficios que te traerá serlo)

15 Mayo 2019/Fuente: Semana

Leer es la mejor terapia: reduce el estrés, estimula el funcionamiento del cerebro y hasta mejora la empatía de las personas. Si le interesa leer más libros al año, estos son los ‘tips’ que recomiendan algunos lectores ávidos.

En febrero de 2018, el cohete de Elon Musk Falcon Heavy dejó la tierra con una inusual carga a bordo. En lugar de equipamiento o astronautas, el visionario empresario introdujo su auto, un Tesla Roadster color cereza. Un maniquí vestido con un traje espacial ocupaba el asiento del conductor.

Pero la verdadera sorpresa estaba en la guantera. Ahí, inmortalizada en vidrio grabado, había una copia de la serie Fundación del escritor Isaac Asimov.

Ambientada en un decadente imperio galáctico de un futuro muy lejano, la saga de ciencia-ficción despertó el interés de Musk por los viajes espaciales cuando era un adolescente. Tal es el poder de los libros. La lectura ha plantado semillas en las mentes de innumerables innovadores.

Incluso si no tienes ambiciones tan elevadas, la lectura le puede dar un impulso a tu carrera: se sabe que este hábito reduce el estrés, estimula el funcionamiento del cerebro e incluso mejora la empatía. Sin olvidar los evidentes beneficios de toda la información que contienen sus páginas.

Así que aquí está tu guía de las ventajas probadas de leerlibros y algunos consejos para unirte al exclusivo club de personas que lo hacen al menos durante una hora al día.

Más empatía
Piensa en la empatía. Aunque el mundo de los negocios tradicionalmente ha dejado de lado la inteligencia emocional a favor de otros factores como la seguridad y la capacidad de tomar decisiones importantes, en los últimos años se ha empezado a valorar más como un talento importante.

En 2013, el psicólogo social David Kidd se preguntaba qué actividades pueden llevar a tener más empatía. «Y, como lector de toda la vida, se me ocurrió que la ficción es un lugar donde regularmente nos implicamos en las experiencias únicas de otras personas», dice.

Junto con un colega de Nueva Escuela para la Investigación Social en Nueva York, Kidd investigó si la lectura puede mejorar la capacidad de entender que otras personas tienen pensamientos y deseos y que estos pueden diferir de los de uno mismo.

No es lo mismo que la empatía, pero las dos habilidades están estrechamente vinculadas. «La mayoría de las personas, si saben cómo se sienten los demás, usarán esa información positivamente, de manera social».

Además de mejorar tu capacidad para entenderte con colegas y empleados, la empatía puede conducir a reuniones y colaboraciones más productivas.

«Hay investigaciones que demuestran que las personas tienden a ser más productivas en grupos en los que se sienten libres para expresar su desacuerdo, especialmente cuando se trata de tareas creativas», explica Kidd.

Consejos de ávidos lectores
Ahora que estás convencido de los beneficios de la lectura, considera esto: según un estudio de 2017 realizado con 1.875 personas por el regulador de medios británico Ofcom, el adulto británico medio pasa cerca de dos horas y 49 minutos en su teléfono cada día.

Para alcanzar el objetivo de una hora diaria de lectura, la mayoría de las personas tendrían que reducir en un tercio el tiempo que le dedican al teléfono.

Para ayudarte en el camino, ya seas un acaparador nato de libros o un petulante exagerado, te ofrecemos algunos consejos de personas que se llaman a sí mismos con orgullo «ávidos lectores».

  1. Lee porque quieras hacerlo

Cristina Chipurici aprendió a leer sola cuando tenía 4 años. Devoró cada libro que había en la casa de sus padres. Pero entonces, algo sucedió.

«Una vez que empecé la primaria y la lectura se volvió obligatoria, desarrollé una especie de repulsión hacia la actividad, causada por el profesor de Lengua que teníamos, que me hizo no querer leer un libro nunca más», cuenta.

Esta aversión a los libros duró hasta que tenía veintitantos años, cuando Chipurici empezó a darse cuenta, poco a poco, de lo que se estaba perdiendo, de lo avanzados que estaban los que leían y la importante información que contenían los libros.

Aprendió a amar la lectura otra vez y terminó por establecer The CEO Library, una página web sobre los libros que han dado forma a las carreras de las personas más exitosas del mundo, desde autores a políticos pasando por magnates de las finanzas.

«Hubo muchos factores que explican este cambio, desde mentores, la decisión de invertir en un curso online donde descubrí un sistema educativo diferente, la lectura de los artículos del blog de Ryan Holiday, y probablemente muchos otros factores de los que no soy consciente».

La moraleja de esta historia es que lo recomendable es leer porque quieras hacerlo y no dejar nunca que se convierta en una tarea.

  1. Encuentra el formato de lectura ideal para ti

Pese a que el bibliófilo típico es alguien que camina cargado de libros físicos y tiene una predilección por las primeras ediciones como si fueran preciosos artefactos de la antigüedad, no tiene por qué ser así para todos.

«Tengo dos horas de camino al trabajo y de vuelta a casa», señala Kidd. «No es ideal pero da mucho tiempo para leer».

En sus viajes no al volante, se ha dado cuenta de que es mucho más conveniente leer en una pantalla, como la de su teléfono, que cargar con un libro todo el tiempo. Cuando lee no ficción, recurre a los audiolibros.

  1. No te pongas objetivos intimidantes

Mantener el ritmo de los hábitos de los grandes ejecutivos puede ser una tarea intimidante.

Dos destacados triunfadores entrevistados para The CEO Library son Fabrice Grinda, un emprendedor tecnológico que empezó con US$100.000 de deuda en tarjetas de crédito y ahora ha amasado una fortuna de más de US$300 millones al vender sus acciones en exitosas inversiones, y Naveen Jain, un empresario y filántropo que fundó Moon Express, una startup de Silicon Valley que aspira a minar la Luna para obtener recursos naturales.

El primero lee 100 libros al año, al segundo le gusta despertarse a las 4 de la madrugada para leer libros durante tres horas.

Pero no hace falta que sea así. Andra Zaharia experta freelance en marketing de contenido, tiene un podcast y es una apasionada lectora. Su consejo preferido es: evita expectativas poco realistas y objetivos intimidantes.

«Incorporar la lectura diaria, creo, es cuestión de empezar poco a poco», dice Zaharia. «No tienes que fijarte un objetivo de 60 libros al año. Los libros en Kindle pueden ser más fáciles porque no puedes ver fácilmente cuántas páginas te quedan», explica.

  1. Si realmente te cuesta trabajo, aplica la «regla de las 50»

Esta regla te ayudará a decidir cuándo debes dejar un libro. Si eres propenso a abandonar una lectura en la página cuatro de forma despiadada o tienes que hacer un gran esfuerzo con tomos que has empezado a odiar, la idea es leer 50 páginas y entonces decidir si, como diría Marie Kondo, el libro «te genera alegría». Si no lo hace, déjalo.

La estrategia la ideó la escritora, bibliotecaria y crítica literaria Nancy Pearl, que la explicó en su libro Book Lust.

Incluye una advertencia pensada para personas que tienen más de 50 años, a quienes les sugiere que resten su edad de 100: la cantidad resultante es el número de páginas que deben leer porque -apunta Pearl- según cumples años, la vida se hace realmente demasiado corta para leer libros malos.

Así que ahí lo tienes. Soltar el teléfono solo una hora al día y sustituirlo por un libro puede aumentar tus niveles de empatía y hacerte más productivo. Si las personas más ocupadas y exitosas pueden hacerlo, tú también.

Quién sabe qué harás con todo ese conocimiento e inspiración adicional. Quizá termines teniendo tu propio emprendimiento espacial.

Fuente: https://www.semana.com/educacion/articulo/4-trucos-para-convertirte-en-un-lector-voraz-y-los-beneficios-que-te-traera-serlo/614398

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Neuroeducación: estrategias y técnicas educativas centradas en el funcionamiento del cerebro

Por: www.elliberal.com.ar/Mariano Vega Botter. Neuropsicólogo/ 18-04-2018

¿QUÉ ES LA NEUROEDUCACIÓN, PARA QUÉ SIRVE?

Hace unos días he asistido a un congreso latinoamericano sobre la neuroeducación que se realizó en el Paraninfo de la Unse y me ha permitido conocer algunos detalles más del conocimiento personal que tengo, la neuroeducación es realmente muy importante para el aprendizaje en el niño y por qué no, en el adulto; también se abordó sobre el neurodesarrollo del niño en paralelo con el aprendizaje y la educación más que todo escolar. He salido satisfecho del congreso porque encontré muchos conceptos nuevos y actualizados que permiten que me enriquezca más sobre mi profesión, es como yo digo, nuestra profesión y todas en general, se optimizan siempre y cuando el estudio, la investigación y todo tipo de congreso, curso y/o talleres sean continuos, aunque los años de experiencia que lleve uno en su profesión sean de muchos años. Me gustó la organización y el abordaje de lo que permite un nivel internacional de un congreso tan importante como la neuroeducación, felicito a los organizadores y vamos a lo nuestro… La pregunta del que ignora este tipo de neurociencia será ¿qué es la neuroeducación? La neuroeducación o neurodidáctica es una nueva visión de la enseñanza que se basa en aportar estrategias y tecnologías educativas centradas en el funcionamiento del cerebro. Esta nueva disciplina educativa fusiona los conocimientos sobre neurociencia, neuropsicología y educación, con el objetivo de optimizar el proceso de enseñanza y aprendizaje. La neuroeducación cambiará la forma en la que los niños estudian y aprenden. Se trata de un proyecto de desarrollo científico en el que se quieren aunar los conocimientos que tenemos acerca de cómo funciona el cerebro con lo que se sabe acerca de los procesos educativos sobre el terreno. Normalmente, el ámbito en el que se centra la neuroeducación es la educación en ámbitos escolares y académicos. Es una dinámica de aprendizaje basado en neurociencias, cuyo propósito es aplicar todo lo que se sabe acerca de cómo el cerebro aprende y qué cosas estimulan el desarrollo cerebral al ámbito escolar.

FACTORES QUE INTERVIENEN

En neuroeducación y neurodidáctica se aplican todos los conocimientos que ha ido recopilando las ciencias cognitivas y la neurociencia durante los últimos 25 años. Algunos de los hallazgos más importantes lo explico a continuación:

1 LA PLASTICIDAD CEREBRAL Y NEUROGÉNESIS La plasticidad cerebral ha sido uno de los descubrimientos más relevantes en el campo de la neurociencia. El cerebro es “plástico”, es decir, tiene una gran capacidad de adaptación durante toda la vida. Además es capaz de crear constantemente nuevas neuronas y conexiones entre ellas si se le provee de la estimulación adecuada.

2 LAS NEURONAS ESPEJO Las neuronas espejo son un grupo de células cerebrales que se activan tanto cuando realizamos una acción como c u a n d o observamos a alguien realizarla. Y no sólo ocurre con acciones, sino también con las expresiones emocionales. Por ello se cree que son la base de la empatía y de la adquisición del lenguaje. Los conocimientos sobre las neuronas espejo son muy importantes para la neuroeducación o neurodidáctica.

3 EMOCIONES Y APRENDIZAJE Las emociones interactúan con los procesos cognitivos, por ello una parte clave de la neuroeducación se refiere a manejar las emociones para que no sólo no interfieran sino que beneficien el proceso de aprendizaje. Se pretende enseñar a los niños a ser conscientes de sus sentimientos y tomar el control de estos y de su conducta. Es importante que aprendan a reconocer cuando están enfadados, tristes y poder manejar estas emociones. Además, un alto nivel de estrés dificulta el aprendizaje, por ello es importante crear un buen clima de aprendizaje, sin estrés, y enseñarles a manejar la ansiedad. Pero no sólo gestionar las emociones negativas nos ayuda a mejorar nuestro rendimiento académico, sino que se sabe también que el aprendizaje de material que evoque emociones se aprenderá mejor y será más permanente. Esto es lo que se llama un aprendizaje significativo.

4 DISLEXIA Y TRASTORNOS DEL APRENDIZAJE Los avances en trastornos del aprendizaje nos permiten, no solo a aportarles a estos niños un apoyo personalizado, sino a ofrecerles las mejores herramientas para que superen sus dificultades.

5 TANTO LA EXPERIENCIA COMO LA GENÉTICA NOS INFLUYEN Desde casi los inicios de la neuropsicología ha habido un debate muy fuerte acerca de si lo que somos se debe a nuestra experiencia o a nuestra genética. Hoy, la mayoría de los expertos coinciden en que ambas cosas son fundamentales para nuestro desarrollo. La genética va a sentar las bases de nuestras habilidades y capacidades, pero la experiencia va a actuar sobre ello. Los niños puede que tengan una serie de capacidades más o menos instauradas, que se les dé mejor una cosa que otra, pero esto es algo que siempre se puede entrenar y modificar. Otros campos de investigación que se aplican a la educación son el entrenamiento en razonamiento, mejora en la memoria de trabajo, en la consolidación de la memoria, recuperación de recuerdos y tratamientos para problemas de aprendizaje.

*Fuente: https://www.elliberal.com.ar/noticia/410050/neuroeducacion-estrategias-tecnicas-educativas-centradas-funcionamiento-cerebro

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¿Qué es la neuroeducación y cómo puede cambiar la forma de enseñar y aprender?

Por: Semana Educación

Los avances de la ciencia en el estudio del cerebro y su funcionamiento están cuestionando los actuales métodos de educación. Pero ¿en qué consiste la neuroeducación y cómo puede provocar una transformación en la forma en que aprendemos?

¿Te desconcentras en las clases? ¿Crees que tus hijos no están motivados? ¿Memorizar es el mejor camino para aprender?

Estas son algunas de las preguntas que pueden surgir en el sistema de educación actual y la neuroeducación intenta responderlas para que aprendamos mejor.

Pero ¿de qué se trata la neuroeducación?

Funcionamiento del cerebro

«Estamos entrando en una nueva educación».

Así opina el doctor Francisco Mora, profesor de Fisiología Humana de la Universidad Complutense de Madrid, España.

Mora es especialista en neuroeducación, un conjunto de conocimientos basados en cómo funciona el cerebro humano en un contexto psicológico, científico y educativo, explica, aunque dice que aún no es algo que cuente con un reglamento académico.

Y el punto clave de esta nueva aproximación a la educación es que el cerebro necesita la emoción para aprender.

«Todo lo que somos, lo que sentimos, lo que creemos, lo que pensamos, lo que hacemos en el mundo es producto del funcionamiento del cerebro. Por eso somos seres fundamentalmente emocionales y luego somos críticos y razonamos», le dice Mora a BBC Mundo.

Con estos nuevos descubrimientos, «nos estamos dando cuenta de que el cerebro trae códigos que se expresan en tiempos diferentes a lo largo de la vida», añade.

«Y sabemos que algunos de esos tiempos de desarrollo se puede aprender mejor que en otros», señala Mora que es autor del libro «Neuroeducación: solo se puede aprender aquello que se ama».

Aprender a leer

Una de las revelaciones que hizo la ciencia en torno al funcionamiento del cerebro es el proceso de la lectura.

El cerebro humano no está diseñado para leer, sino que evoluciona y aprende esa habilidad, porque la lectura es un invento cultural.

«Al estudiar cómo lee el cerebro, en realidad lo que se está observando es cómo aprende algo nuevo. Y ahí es cuando empiezas a entrar en el área de la neuroplasticidad», le dijo BBC Mundo el año pasado Maryanne Wolf, neurocientífica cognitiva y directora del Centro para la Investigación de la Lectura y el Lenguaje de la Universidad de Tufts, en Massachusetts, Estados Unidos.

Y el doctor Mora coincide y da un paso más allá, al asegurar que «la lectura es algo que nunca hemos sabido cuándo enseñarla».

«Pero llegó la neuroeducación y la ciencia que nos dice que la transformación en la lectura solo ocurre en el cerebro ente los 6 o 7 años», explica.

«Por eso Finlandia empezó a enseñar a leer con alegría y eso solo se logra cuando se alcanza la madurez en esas áreas del cerebro que son las que transforman la lectura», aclara Mora.

Despierta la curiosidad

Otro de los aspectos clave de la neuroeducación es despertar la curiosidad en los alumnos.

«La curiosidad es el elemento básico emocional para poder enseñar bien. Enseña con curiosidad, haz lo soso siempre interesante y verás cómo quien te escucha abre los ojos», asegura el doctor Mora.

«Ya no sirve decir: ‘¡Préstame atención!‘. Eso es estéril, es inútil. Y eso es la transformación de la neuroeducación», agrega.

¿Pero cómo se despierta la curiosidad?

Para Mora es muy simple, aunque «parece que ser curioso tiene incluso a veces alguna connotación negativa», dice.

«La curiosidad tiene un anclaje emocional. Somos bichos curiosos. Constantemente estamos buscando cosas nuevas, diferentes, que rompan el esquema. Esa curiosidad es lo que empuja a aprender. El origen es hacer curioso lo que se enseña. Y eso llama la atención», asegura.

José Luis Redondo es docente en España y concuerda con la efectividad de la curiosidad en el aula.

«Introduje el elemento sorpresa y está demostrado que favorece mucho la memoria», señala el profesor que da clases de ciencias sociales a adolescente en Úbeda, Andalucía.

Relajación y ambiente

Para Redondo, en realidad, «no sé puede hablar de ‘hacer‘ neuroeducación, sino que esta disciplina es más para ‘ser‘».

«En mi aula yo trabajo mucho la educación emocional, cómo identificar las emociones, y aplico dinámicas de enfrentamiento de la rabia y el miedo», le cuenta a BBC Mundo.

«Hacemos actividades de mindfullness, es decir el estar aquí y ahora. Y les enseño a controlar la respiración y gestionar los pensamientos para conseguir relajar la mente», detalla.

Otro de los aspectos de la neuroeducación es el ambiente en el que se lleva a cabo el aprendizaje.

Mora destaca la importancia de la neuroarquitectura en la educación.

Este nuevo movimiento es la conjunción de pensamientos entre arquitectos y neurocientíficos valorando el funcionamiento del cerebro para la construcción de nuevos edificios, define.

«La orientación de la luz, el sonido, el calor y el frío, con qué frecuencia hay que cambiar los póster… Se han hecho estudios que muestran que cuando todo eso se tiene en cuenta cambia el rendimiento mental de los estudiantes, como ocurrió en Finlandia, Noriega y Suecia», ejemplifica.

Transformación

Tanto el especialista en el funcionamiento del cerebro, como el profesor que encabeza el aula diariamente y guía a sus alumnos, una transformación educativa es imprescindible.

«Hay que empezar a transformar la formación de los colegios», dice Mora.

Pero sobretodo, el doctor en medicina insiste en que lo importante es hacer interesante lo que se enseña.

«Puede ser que no se requiera la palabra, sino una simple foto, un dibujo, algo exótico… Entonces rompes los esquemas, te prestan atención y cuando eso ocurre es cuando tienes que soltar los cuatro o cinco conceptos básicos. Yo no enseño más que eso en cada clase».

Y también cuestiona la duración actual de los períodos de clase.

«Estoy en contra de que una clase en la universidad dure 50 minutos. Una clase debe durar en torno a los 40 minutos si la haces interesante, sino menos».

Del mismo modo, Redondo cree que «en el aula habría que cambiar casi todo y los tiempos de las clases no son lo más adecuados».

Y presenta el ejemplo de los adolescentes que deberían empezar las clases más tarde porque ellos tienen «otro ritmo circadiano»; es decir, cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo diario.

«Cuando empezamos las clases a las 8 de la mañana muchos de ellos aún están en la fase del sueño. Y eso es tan sencillo como retrasar la entrada una hora o incluso dar clases por la tarde, cuando ellos están más activos», dice.

Pese a todos estos potenciales cambios, aún queda mucho terreno por explorar para transmitir los conocimientos científicos de cómo funciona el cerebro al ámbito educativo.

Y luego habrá que evaluar si realmente funcionan y logran el objetivo de aprender mejor, destacan los especialistas.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/que-es-la-neuroeducacion-y-como-puede-cambiar-la-forma-de-ensenar-y-aprender/559234

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Entrevista a David Bueno i Torrens. Neurocientífico: Aula “Cuando explicas algo, aprendes más que cuando te lo explican a ti”

Por: El diario de la educación/Pablo Gutiérrez del Álamo/03-11-2017

La neurociencia debe enseñar qué pasa en el cerebro y dejar sitio a la pedagogía para que ella explique cómo organizar los aprendizajes.

David Bueno es un neurocientífico, profesor e investigador de la Universidad de Barcelona, que lleva investigando 30 años sobre el funcionamiento del cerebro. Desde hace una década ha puesto su mirada en cómo este órgano aprende, desde el nacimiento y en su paso por el sistema educativo. Toda esta experiencia es la que le ha dado pie a escribir el libro Neurociencia para educadores (editado por Octaedro y la asociación Rosa Sensat. La versión en catalán la editó Rosa Sensat).

Flexibilidad es una de las palabras clave. Para poder cambiar de camino por ejemplo a la hora de estudiar. Otras son aprendizaje colaborativo y cooperativo, aprendizaje basado en problemas o proyectos… Un libro pensado, sobre todo, para que maestras y maestros, docentes, tengan un acercamiento a la forma en la que el cerebro se construye y aprende, tomen más conciencia de la importancia de su labor para la formación de las personas, y también para que sepan cómo, conociéndose a sí mismas y a sí mismos, pueden mejorar su práctica en el aula.

¿Por qué este libro?

Porque llevo 10 años trabajando la aplicación de la neurociencia a la educación. En neurocuencia llevo 30 años. Me di cuenta de que estábamos en un momento en el que ya teníamos suficiente conocimiento para empezar a llevarlo a un aspecto práctico, no dejarlo solo en el laboratorio, y que además fuese útil. Tenemos un cuerpo suficiente de conocimiento, primero, para influir en la educación y, después, para que los pedagogos puedan afinar más todavía sus propuestas.

La neurociencia dice el qué y la pedagogía el cómo. ¿Quieres mantener la distancia?

Creo que debe ser así. Una cosa es saber cómo funciona el cerebro y otra es cómo lo aplicamos en el día a día en el aula. Los científicos no sabemos de pedagogía. Cada uno en su sitio, con comunicación.

¿Cómo debería ser esta comunicación?

Desde ya los estudios de pedagogía y de formación del profesorado deberían incluir una asignatura de neurociencia. Saber cómo funciona el órgano con el que van a trabajar. Van a trabajar con su cerebro y para el cerebro de sus alumnos. Y después, en encuentros, congresos, sesiones interdisciplinarias.

Dices que los aprendizajes contextualizados impactan más sustancialmente en el cerebro.

La idea es que cualquier aprendizaje, para que quede bien fijado en el cerebro necesita: 1, de las emociones; y 2, cuanto más amplias sean las conexiones que lo mantienen mejor implantado queda y con más eficiencia se puede usar.

El aprendizaje contextualizado, como incorpora el contexto, lo que hace es obligar al cerebro a hacer más conexiones hacia otros sitios, con lo que favorece estos aprendizajes. El aprendizaje cooperativo tiene como ventaja que, como se hace en grupo, en sociedad (no todo es en grupo, eh, hay que entenderlo bien) activa más el cerebro, todo él. Esto favorece redes neurales más amplias.

La necesidad de aceptación influye en el aprendizaje…

El cerebro busca, por encima de todo, encajar. Y todo lo que le lleve a encajar es útil. Lo primero que busca un niño, una niña, cuando nace, es la mirada de los demás, es entender qué significan las miradas. Cualquier alumno, cuando le das un ejercicio corregido, antes de mirar la nota, lo primero que busca es la mirada. Si es de aprobación o no. (En el libro se describe un experimento sobre las miradas del profesorado de Matemáticas sobre niñas y niños y el impacto que esto tiene en los menores a la hora de enfrentar la materia).

¿Por qué los docentes deben conocer cómo funciona su cerebro?

Si conoces cómo funcionas tú, es más fácil empatizar con los demás. Pero además es una de las maneras de comunicar, de enseñar aptitudes es mediante el ejemplo. Puedes explicar cómo sumar o multiplicar, pero ¿cómo enseñas a estar atento? Con el ejemplo.

Me gusta decir que si un profesor entra en el aula con motivación automáticamente motiva. No es la panacea, pero es una pequeña semilla de motivación. Si el docente se conoce a sí mismo, si reconoce cuándo no está motivado y encuentra la forma de motivarse, no solo se ayuda a él, ayuda a sus alumnos.

Cuál es el papel de la motivación en el aprendizaje?

La motivación es solo más energía para el cerebro, nada más que esto. Más oxígeno y más glucosa, lo que significa que el cerebro puede funcionar con más eficiencia y más rato sin cansarse. Además activa los circuitos de recompensa. Lo que hace que te sientas a gusto con lo que estás haciendo. Ya no estudias solo por obligación, sino porque te lo pasas razonablemente bien.

¿Se puede trabajar esa motivación?

Hay que trabajarla. En los niños pequeños surge sola, cualquier cosa es nueva y entusiasma. Los adolescentes deben aprender a auto provocársela; los adultos somos capaces de automotivarnos por algo que nos interesa o queremos hacer. Tal vez, la edad más difícil es en medio. No controlan la automotivación y la vida ya no es nueva. Ahí es donde el profesor, con su ejemplo, es clave.

¿Hay relación entre el abandono temprano y la motivación? Desde la sociología se habla de desenganche. 

Es lo mismo que el apagón emocional.

¿Por qué se produce?

Cuando no encuentras sentido a lo que estás haciendo, y además te supone una carga emocional, de miedo a suspender, a que me riñan… Nadie enseña con miedo, nadie asusta a sus alumnos, pero el miedo es sutil. Eso no significa que no se pueda suspender a la gente. Pero un suspenso visto como un fracaso genera miedo, inseguridad. Visto como no lo he hecho bien pero lo podré hacer mejor… incrementa la confianza, el truco está ahí.

Hay cosas que memorizas, como la lista de los Reyes Godos o las tablas de multiplicar. Pero también hablas en el libro de que hacen falta estrategias diferentes. Repetir sí, pero…

Por eso siguen siendo tan necesarios los pedagogos. Yo, desde la neurociencia puedo decir que la repeticiones siempre iguales frustran al cerebro. Explicar las tablas de multiplicar más que 4 por 4 son 16 no tienen ningún sentido para el cerebro.  ¿Qué estrategias usas? Tienen que hablar los pedagogos.

Escribes que la letra con sangre entra. Las emociones, sean las que sean, son necesarias para el aprendizaje.

Excepto el miedo excesivo, que bloquea. Las emociones en general ayudan; lo que pasa es que el resultado es muy distinto. Usar el miedo genera cerebros que no van a ser transformadores. Porque transformar significa cambiar, y cambiar significa aprender, y aprender significa miedo. En cambio, usar la alegría, la confianza, y la sorpresa genera cerebros, personas, que afrontan los retos con alegría, valga la redundancia.

Ante quien te diga que los docentes solo son transmisores de conocimiento, de instrucción…

Bueno, es una parte, pero no la única. El profesor no solo debe transmitir conocimiento,también procedimientos, emociones, actitudes ante el aprendizaje… Eso que está tan de moda de aprender a aprender, eso lo transmite el profesor.

Un docente que no cambia, que no innova, transmite a los alumnos que lo que aprendan hoy, no lo cambias jamás. El que innova, el que se equivoca y rectifica, transmite que lo importante no es tanto lo que aprendes hoy como la capacidad de ir cambiando según las necesidades te lo exijan.

¿Tiene sentido que haya asignaturas o el conocimiento debería ser más difuso?

Yo creo que hasta 4º de primaria debería ser más difuso. Seguro. Después, clasificarlo por materias tiene su utilidad organizativa… pero no en el aula. Hasta 4º puedes hacer un currículum completamente transversal. A partir de ahí es más difícil. En el aula, hacer compartimentos estancos no es la mejor manera.

¿Cuál sería la mejor manera?

Publicida

Bueno, colaborando los profesores entre sí. ¿por qué no hacer una clase de matemáticas junto al profesor de lengua? El problema es organizativo, de centro, pero no cerebral, ni pedagógico.

La idea no es hacer una especie de popurrí de materias tanto como dejar espacios…

Hacer un popurri de materias es mucho más exigentes, significa trabajar por proyectos, y esto significa mucha más colaboración. Aunque sería lo ideal. La forma fácil de hacerlo es: montamos un proyecto entre todos los profesores y en mi clase de mates hago la parte matemática… es mejor eso que nada, pero lo ideal sería, que juntamos mates y lengua y luego, lengua y ciencias… y después historia y no sé qué.

¿Tiene sentido trabajar con libros de texto?

Sí, tiene sentido trabajar con libros, trabajar sin libros, trabajar con tecnología digital .Cada segmento tiene su momento. Lo que no tiene sentido es trabajar solo son tecnología digital o solo con apuntes. Lo ideal es combinar.

Sabemos que cuanto más abierto sea el aprendizaje, más conexiones conseguimos.

Sí, sí. Claro, internet te da facilidad para interrelacionar muchos datos diferentes, pero el papel te permite profundizar.  Lo que haces es combinar ambos. El papel es más cálido, más suave, activa unas zonas emocionales que no se activan con un ordenador o una tableta táctil. Lo que no tiene ningún sentido es lo que han hecho algunas editoriales, que para sumarse a la tecnología digital, han cogido el libro en papel, lo han pasado a PDF y ya tienes el libro digital.

¿Cómo debería ser, o podría ser?

El ordenador o la tableta son para salir al mundo, para estar conectado con material que ha de ser interactivo, no un libro cerrado. Un material con el que puedas hacer relaciones a otras cosas. Y lo que te facilita es, por ejemplo, buscar el significado de una palabra o buscar un personaje.

Volviendo a la lectura. Sobre las ventanas de aprendizaje. Cada vez hay más presión para que los niños de infantil salgan sabiendo leer. Esto genera estrés.

De hecho la ventana para aprender a leer es muy amplia y depende de cada persona. Cada cerebro madura a un ritmo ligeramente diferente. Hay alumnos que con 4, incluso con 3 años pueden aprender a leer, no son muchos; y otros que hasta los 7 no lo hacen; su cerebro no ha madurado. No van a aprender, es como pedirle a alguien que no es fondista que haga una maratón. No la terminará. Forzándolos, lo único que consigues es que lo asocie a la incomodidad, al miedo, al me obligan a hacer algo y no sé por dónde empezar, yo no puedo…

Creo que lo importante no es tanto marcar una edad, sino flexibilizar, darles la oportunidad de empezar a leer. Se ve con cierta facilidad: pones un libro con dibujos y letras y primero solo miran dibujos, las letras como si no existiesen. En el momento en el que detectas que su ojos empiezan a seguir las líneas de las letras es que su cerebro está empezando a madurar; aprovechas.

¿Habría que alargar infantil hasta los 7 o los 8 años?

Sería una posibilidad, separar infantil hasta los 7, hasta 2º de primaria; la primaria desde 3º hasta 2º de ESO. Son muy niños en los primeros años de la ESO y les toca ir con chavales de 18 años. No veo por qué uno de 5º o 6º de primaria no puede ir con uno de 1º de ESO. Más ya no.

Esto no quiere decir que la obligatoria tuviese que terminar con los 14, como era antes. A los 16, pero en esta última etapa, que comprendería 3º y 4º de ESO y 1º y 2º de Bachillerato, los dos primeros deberían ser obligatorios. Con itinerarios o no, no lo sé… El antiguo ministro propuso un itinerario para los que no hacían bachillerato… bueno, si eso les permite aprender más, no lo veo mal. Pero no por sistema.

¿No son buenos los itinerarios?

No por sistema en el sentido de que tomar un itinerario u otro no te condicione. Este es el problema. Puedes plantear dos itinerarios, pero que haya constantemente puentes y que puedas cambiar. Esto hay centros que lo hacen, por ejemplo, con el inglés. Hacen dos grupos según los niveles y cada trimestre, según los resultados, se puede cambiar.

Pensando en el aprendizaje colaborativo y cómo los que saben más ayudan a los que saben menos. ¿funciona para el aprendizaje de idiomas?

Tal vez en algunos momentos separar a los alumnos por nivel pueda ser útil, no por sistema. Si los tienes todos juntos, los que saben más pueden ayudar a los que saben menos. Y al mismo tiempo ellos aprenden. Mucha gente piensa que si los que más saben ayudan, desaprovechan ese rato, pero no. Cuando tú explicas algo, aprendes más que cuando te lo explican a ti.

Eso parece que empieza a entrar en el sistema, frente a la separación por niveles.

Lo que realmente creo es que no se puede ser tajante: o separamos por niveles o todos juntos. No. seamos flexibles. Si yo tengo que explicar el tiro parabólico y sé que hay un grupo de alumnos que no me van a seguir para nada, ¿para qué tengo que torturarles con esto? Que hagan otra cosa, a su nivel. Que después viene otra cosa y puedo montarme una práctica con lo que sea, pues puedo juntar el grupo. El problema es organizativo, no es conceptual…

Un dato del libro: una neurona conectada con 10.000.

Eso es impresionante.

*Fuente: eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/11/02/cuando-explicas-algo-aprendes-mas-que-cuando-te-lo-explican-ti/

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Entrevista a Manfred Spitzer: «El cerebro es perezoso y prefiere lo interactivo al papel, pero perderá capacidad de aprendizaje»

05 Febrero 2017/Fuente: abc/Autor: Pilar Quijada

Manfred Spitzer, catedrático de Psiquiatría, cree con las nuevas tecnologías perderemos memoria, capacidad de reflexión y habilidades de comunicación cara a cara

Hay mucha neurocharlatanería respecto a la educación», sostiene

Manfred Spitzer es catedrático de Psiquiatría, especialista en Neurociencia y director de la Clínica Psiquiátrica de Ulm, en Sttutgart. Aunque utiliza smarphone y ordenador, tiene sus recelos respecto al uso generalizado de las nuevas tecnologías, en especial entre los más pequeños, que ya casi nacen digitales. Pocas ventajas y mucho riesgos, asegura…

Sus hijos han crecido en un hogar donde la tele, que también fue una nueva tecnología en su tiempo, estaba relegada y se potenciaba la lectura… Autor de «Demencia digital», Spitzer cree que los consumidores de las nuevas tecnologías no serán capaces de retener nada en la memoria, consumirán la mayor parte de su energía intercambiándose breves notas sociales, entretenidos y distraídos, fuera de una ocupación verdaderamente profunda con personas y conocimientos. No poseerán la capacidad de reflexión básica, ni tampoco la habilidad de la comunicaión real, cara a cara. Manfred Spitzer visitó Madrid para pronunciar una conferencia en la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones (SETSI), organizada por la Obra Social “la Caixa” y la Fundación Aprender a Mirar, en la que se preguntaba si la tecnología transforma el cerebro humano.

-¿Por qué se pregunta si las tecnologías modifican el cerebro? ¿No lo modifica cada cosa que hacemos a diario?

-En realidad el uso de las tecnologías es una forma de evitar el trabajo mental. No es que su uso cambie el cerebro, sino que cada vez que externalizamos tareas cerebrales mediante el uso de las nuevas tecnologías estamos dejando de aprender. Aunque usarlas es inevitable, yo mismo como científico las utilizo para trabajar. Pero una cosa es utilizarlas para ser más efectivos y otra muy distinta que sustituyan al trabajo cerebral.

-Cada nueva tecnología ha despertado recelos pero después han supuesto ventajas. Por ejemplo, cuando apareció la brújula dejamos de hacer ciertos cálculos de navegación, pero descubrimos América…

-Utilizando tecnologías digitales puedes llegar hasta Marte, puedes avanzar tecnológicamente muchísimo, pero la cuestión es que las nuevas tecnologías no sirven para que los niños aprendan. Es al contrario. Hay evidencia basada en la observación en algunos colegios que indican que no hay correlación entre las nuevas tecnologías y el aumento del aprendizaje. De hecho, por muy grande que se hace la base de datos, sigue sin haber evidencia de que aporten algo al aprendizaje. Y como decía antes, externalizar trabajo cerebral es dejar de aprender. Y de malgastar dinero…

-Hasta los seis años el cerebro se desarrolla más rápido, ¿cómo les afecta a los más pequeños el uso de las nuevas tecnologías?

-Se dice que hay una etapa crítica en la que el cerebro se desarrolla más rápido, pero eso no es verdad. Lo que sí ocurre es que son más capaces de aprender. No tiene que ver con el número de sinapsis, porque está determinado desde el nacimiento. Siempre que estas externalizando actividad cerebral no aprendes, pasa lo mismo cuando utilizas un coche para desplazarte, no desarrollas tus músculos. Eso significa que no deberíamos utilizar las tecnologías hasta los 18-20 años. Y sobre todo, que no es sólo una cuestión de aprendizaje, tiene efectos secundarios muy evidentes. Hablamos de que lleva asociados comportamientos antisociales, violencia, ansiedad, depresión, sabemos que eso ocurre. Una vez que conoces los efectos secundarios hay que ponderar si merece la pena esos desórdenes para el poco beneficio que se obtiene. En los niños no son justificables en ningún caso.

Volviendo al cerebro, ¿cómo lo transforman las nuevas tecnologías?

No es una cuestión de lo que el cerebro hace, sino de lo que no hace. Por ejemplo, nosotros podríamos estar ahora mismo manteniendo esta conversación en Facebook y no habría ningún problema, porque ya hemos aprendido en qué consiste la interacción entre personas. Sin embargo, los datos indican que las chicas pasan muchas más horas en Facebook que con las amigas, y cuando eres muy joven cabe la posibilidad de que no aprendas a relacionarte socialmente y que tu cerebro deje de tener empatía y comprensión con el otro. Hay, de hecho, estudios que indican que el incremento en el uso de esta red social es proporcional a la disminución de la empatía en los jóvenes.

-Eso recuerda otros estudios que indican que leer novelas sí aumenta la empatía.

Sí, leer libros aumenta la empatía, pero tienes que leer el texto correcto, no vale cualquiera.

-¿Hay diferencia entre leer en papel y leer en el ordenador?

-Sí, leer en papel es más efectivo que leer en pantalla. El 85% de los estudiantes de Silicon Valley siguen prefiriendo leer sobre papel, porque en la pantalla retienen peor la información. No es una cuestión de soporte digital o papel, sino que cuanto más digitalizas el contenido, con hiperlinks, vídeos o fotos, el cerebro tiende a preferir los clics para ver vídeos y fotos a leer. El cerebro es perezoso y prefiere lo interactivo al papel. La gente empieza a cliquear más que a leer. Leer es bueno, cliquear no. Leer supone esfuerzo, cliquear no.

-Pero los niños ahora aprenden a leer y escribir en el ordenador…

Eso no es bueno. En Estados Unidos y otros países se está empezando a sustituir la caligrafía por el tecleado. Si quieres aprender tienes que hacerlo con lápiz y papel.

-Va un poco contracorriente…

-Todo el mundo habla de las ventajas de las nuevas tecnologías, pero yo me centro en los perjuicios. Y en el hecho de que a pesar de todo se introduzcan en la educación. Nunca van a ser mayores los beneficios que los perjuicios que implican para el aprendizaje.

-Es experto en neurodidáctica…

No es cierto. Estudio el cerebro, la neurobiología es mi campo de estudio. Soy director de la Clínica Psiquiátrica de Ulm, en Sttutgart (Alemania), veo pacientes. Hay mucha neurocharlatanería que tiene que ver con la educación. No hay ninguna profesión específica que tenga que ver con la neurociencia del aprendizaje, no hay una neuroeducación. Tal vez lo único que tenemos que hacer es formar mejor a los profesores y mejorar la forma en que enseñan. Lo que hay escrito sobre neuroeducación no tiene mucha base científica.

-¿Cree que algunas estructuras de nuestro cerebro cambiarán por las nuevas tecnologías?

-El desarrollo social depende del lóbulo frontal, y este incrementa en densidad y en conectividad cuantos más amigos tienes. Es lo que se conoce como cerebro social. Esto podría cambiar con el uso de redes sociales. Pero hay que tener cuidado con no exagerar porque son cambios pequeños.

-Habla de patologías asociadas al uso de nuevas tecnologías, ¿podría especificar un poco más?

-Aunque no es definitiva la relación, sabemos que cuanto más usas el Smartphone, más posibilidades hay de tener déficit de atención. Igual con Facebook, más posibilidades de depresión. Y estos efectos son comprobables y no se están estudiando.

Fuente de la entrevista: http://www.abc.es/ciencia/abci-cerebro-perezoso-y-prefiere-interactivo-papel-pero-perdera-capacidad-aprendizaje-201701232011_noticia.html

Fuente de la imagen: http://www.abc.es/media/ciencia/2017/01/24/Mandfred-kjOB–620×349@abc.jpg

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