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Lecturas para la Educación | El futuro de la educación: Edgar Morin

Por:

En esta nueva entrega de “Lecturas para la Educación”, Andrés García Barrios reflexiona sobre tres grandes conceptos: futuro, complejidad e incertidumbre, a través de las ideas de Edgar Morin. 

“Para el espíritu es tan mortal tener un sistema como no tener ninguno.
Debe, pues, decidirse a tener los dos”.

Friedrich Schlegel
(citado por Edgar Morin como epígrafe en La vida de la vida)

“Lo complejo no es otra cosa que «lo que está tejido en conjunto»”.

Edgar Morin

Hace unos meses, el que era el Observatorio de Innovación Educativa se convirtió en el Observatorio del Instituto para el Futuro de la Educación. Lo anterior fue no sólo un reacomodo administrativo sino un cambio de fondo. Recordemos que el concepto de futuro abarca más que el de innovación (pese a la gran amplitud de éste). Explicar ambos términos es importante en un mundo que tiende a confundirlos. La innovación tiene el valor de lo fresco, de lo original; implica un esfuerzo transformador y puede ser siempre el inicio de algo diferente, por lo que admite la esperanza. Sin embargo, sin una estrategia a futuro, lo innovador corre el riesgo de convertirse en obsesión por el cambio y volverse rutina, de tal forma que las cosas, a fuerza de renovarse, acaban por permanecer siempre igual. Vertiginosa inmovilidad, le llamaba el filósofo Horst Kurnitzki. El futuro implica empeñarnos por conseguir que los cambios construyan una realidad diferente.

A finales del siglo pasado, la palabra futuro había perdido gran parte de su fuerza comunicativa. Habíamos caído en el error de hacer del futuro un tiempo ideal, en el cual alcanzaríamos el mejor de los mundos y por el cual valía la pena abandonarlo todo, hasta el presente. “Igual que a un Dios ―decía la filósofa María Zambrano―, no hay sacrificio que el hombre de hoy deje de ofrecer al futuro”.  Pero a la realidad no se le puede posponer indefinidamente a riesgo de que se nos vaya de las manos sin darnos cuenta. Un chiste político se burlaba de esto con amargo humor: “Lo malo es que el futuro de nuestro país ya pasó”. Por fortuna, no hemos logrado que el verdadero futuro desaparezca aún: ideas y acciones siempre frescas llegan una y otra vez para renovarlo. Gracias a ellas, hoy el futuro resulta mucho más modesto, y su utopía ya no es la de alcanzar un mundo perfecto sino la mucho más humilde de crear simplemente un mundo mejor.

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Creador de la idea de pensamiento complejo, el francés Edgar Morin recibió, en 1999, el encargo de la UNESCO de escribir un libro sobre educación que diera la bienvenida al nuevo milenio. Morin respondió con un pequeño texto que sintetiza de alguna forma su filosofía entera: Los siete saberes necesarios para el futuro de la educación. Es difícil describir la proeza de este pensador francés que en apenas un centenar de páginas se aventura a explicarnos lo que hay que hacer, deveras, si queremos un mundo mejor. En este libro (especie de Indice Comentado de su pensamiento), Morin presenta un inmenso andamio de ideas en el que reúne desde observaciones concretas (casi prácticas) sobre, por ejemplo, el riesgo de cometer errores intelectuales, hasta otras tan complejas y paradójicas como la forma de hacer frente a eso que, por definición, no se puede enfrentar: la incertidumbre. Nuestras certezas ―nos explica― son islas en las que hacemos tierra para volver a emprender el viaje por el océano de lo incierto.

La complejidad de Morin es un intento por dar coherencia a la experiencia humana con la condición de admitir que, en el centro de todo conocimiento (como en el de toda galaxia), hay un hoyo negro donde es mejor no aventurarse a riesgo de caer. El conocimiento tiene límites y la proeza humana está en acercarse a ellos sin despeñarse. Morin intenta, pues, identificar y ofrecernos la mayor cantidad de recursos ante la proximidad de la incertidumbre, sabiendo que lo mejor es que los imprevistos nos agarren bien equipados. En Los siete saberes nos entrega un libro complejo, sintético y bien ordenado, que es a la vez pedagógico y didáctico: didáctico en el sentido de presentar sus ideas de forma simple y accesible a un vasto público, y pedagógico en el de ser un confiable interlocutor en nuestra comprensión y aceptación de la realidad.

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Una advertencia: así como en un tiempo se banalizó la palabra futuro, en nuestra época se corre el riesgo de creer que la palabra incertidumbre señala algo demasiado cierto. Al familiarizarnos con el término, podrá parecer que empezamos a entender a qué se refiere. Pero no es así. Mucho mejor será respetar siempre el hueco de lo que no podemos ver, sabiendo que éste es quizás (como nos dice María Zambrano) el poro por el que respira la piel de lo visible.

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Sólo una acrobacia cómica intentaría resumir lo ya sintetizado por Morin en esa destilación de saberes que es el libro que aquí comento. Por eso, sólo me atreveré con algunos extractos para dar al lector una probada y motivarlo a la lectura. Antes de pasar a ellos, quiero invitarlo también a encontrar en las ideas de Morin muchos de los principios que animan al Instituto para el Futuro de la Educación y en general a la escuela global contemporánea: educación para toda la vida, multidisciplinariedad, límites a la especialización, conocimiento adecuado al contexto y al mundo, comprensión de lo humano, y por supuesto, conciencia de que el saber se ha vuelto planetario y concerniente a la humanidad entera.

Por último, aprovecho la oportunidad para celebrar al maestro Edgar Morin que, nacido en 1921, cumplió cien años el pasado 8 de julio.

EXTRACTOS

Del capítulo 1: Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión

Necesitamos intercambios y comunicaciones entre las diferentes regiones de nuestra mente, y estar alertas permanentemente para tratar de detectar cuando nos mentimos a nosotros mismos.

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Un racionalismo que ignora la vida es irracional. La racionalidad debe reconocer el lado del afecto, del amor, del arrepentimiento. La verdadera racionalidad conoce los límites de la lógica; sabe que la realidad comporta misterio. La verdadera racionalidad es capaz de reconocer sus insuficiencias.

Del capítulo 2: Los principios de un conocimiento pertinente

Como nuestra educación nos ha enseñado a separar, compartimentar, aislar y no a ligar los conocimientos, el conjunto de estos constituye un rompecabezas ininteligible.

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No se trata de abandonar el conocimiento de las partes por el de las totalidades, sino de comprender que el pensamiento que separa y el pensamiento que religa están juntos.

Del capítulo 3: Enseñar la condición humana

Estamos en la era planetaria; donde quiera que se hallen, los seres humanos viven una aventura común.

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El ser humano de la racionalidad es también el de la afectividad, el mito y el delirio. El ser humano del trabajo es también el del juego. El ser humano empírico es también el de la imaginación.

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El hecho mismo de considerar racional y científicamente el universo, nos separa también de él.

Del capítulo 4: Enseñar la identidad terrenal

Debemos abandonar el sueño prometeico del dominio del universo para alimentar la aspiración de la convivencia en la Tierra.

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El planeta no es un sistema global sino un torbellino en movimiento, desprovisto de centro organizador. Este planeta necesita un pensamiento policéntrico.

Del capítulo 5: Enfrentar las incertidumbres

Conviene ser realista en el sentido complejo de comprender la incertidumbre de lo real, saber que aún hay algo invisible en lo real.

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El conocimiento es navegar en un océano de incertidumbres a través de archipiélagos de certezas.

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La “estrategia” debe prevalecer sobre el “programa”. El programa establece una secuencia de acciones que deben ser ejecutadas sin variación en un entorno estable; pero cuando se enfrenta a un entorno inestable e incierto, el programa se bloquea. En cambio, la estrategia elabora su escenario de acción tomando en cuenta las certidumbres y las incertidumbres, las probabilidades y las improbabilidades. La estrategia debe privilegiar tanto la prudencia como la audacia y si es posible las dos a la vez.

Del capítulo 6: Enseñar la comprensión

La comunicación triunfa; el planeta está atravesado por redes, celulares, modems, Internet. Y sin embargo, la incomprensión sigue siendo general.

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Ninguna técnica de comunicación, del teléfono al internet, aporta por sí misma la comprensión. La comprensión no puede digitalizarse.

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La comprensión humana sobrepasa la explicación. La explicación es suficiente para la comprensión intelectual u objetiva de las cosas. Es insuficiente para la comprensión humana.

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Comprender incluye necesariamente un proceso de empatía, de identificación y de proyección. Siempre intersubjetiva, la comprensión necesita apertura, simpatía, generosidad.

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Si sabemos comprender antes de condenar estaremos en la vía de la humanización de nuestras relaciones.

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Es sólo en el siglo XX cuando el arte africano, las filosofías y místicas del Islam, los textos sagrados de la India, el pensamiento de Tao, el del Budismo se vuelven fuentes vivas para el alma occidental encadenada en el mundo del activismo, del productivismo, de la eficacia, del divertimiento… (Un alma) que aspira a la paz interior y a la relación armoniosa con el cuerpo.

Del capítulo 7: La ética del género humano

Ya decía Kant que la finitud geográfica de nuestra tierra impone a sus habitantes un principio de hospitalidad universal, reconociendo al otro el derecho de no ser tratado como enemigo.

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La regeneración democrática supone la regeneración del civismo, la regeneración del civismo supone la regeneración de la solidaridad y de la responsabilidad, es decir el desarrollo de la antropo-ética.

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Podríamos preguntarnos si la escuela no podría ser prácticamente, concretamente, un laboratorio de vida democrática.

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(El aula) debe ser el lugar de aprendizaje del debate argumentado, de las reglas necesarias para la discusión, de la toma de conciencia de las necesidades y de los procesos de comprensión del pensamiento de los demás, de la escucha y del respeto de las voces minoritarias y marginadas.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/lecturas-para-la-educacion-edgar-morin

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La UNESCO y la Fundación Santillana se alían para transformar los futuros de la educación

Noticia/13 Agosto 2020/UNESCO

  • Las dos instituciones lanzarán consultas en línea y seminarios enfocados en América Latina y el Caribe con el objetivo de contribuir a las transformaciones sociales y para que la educación aporte a este objetivo. En estas instancias intervendrán líderes de pensamiento provenientes de la política, la academia, las artes, la ciencia y la educación.

La Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe (OREALC/UNESCO Santiago) y Fundación Santillana han firmado un acuerdo de colaboración en relación con el programa “Futuros de la educación. Aprender a transformarse”, una iniciativa de la UNESCO cuya misión es reinventar la manera en que el saber y el aprendizaje pueden configurar el futuro.

Ambas instituciones lanzarán conjuntamente una serie de seminarios y consultas en línea enfocadas en América Latina y el Caribe, que buscan explorar las transformaciones, profundas y fundamentales que son posibles para la organización futura de las sociedades, la política, la economía e incluso las culturas, e indagar sobre el papel que puede jugar la educación para facilitar dichas transformaciones.

El programa Futuros de la educación. Aprender a transformarse es un esfuerzo ambicioso que reúne a grandes líderes de pensamiento provenientes de la política, la academia, las artes, la ciencia y la educación, quienes forman parte de una Comisión Internacional orientada a reunir aportes de diferentes procesos de consulta y elaborar un informe mundial sobre los Futuros de la Educación. Esta iniciativa pretende catalizar un debate global sobre cómo replantear el conocimiento, la educación y el aprendizaje en un mundo de creciente complejidad, incertidumbre y fragilidad

Con la mirada puesta en 2050 y más allá, los seminarios y consultas organizados por la OREALC/UNESCO Santiago y la Fundación Santillana buscan discutir el papel de la educación para repensar cuatro ejes fundamentales del devenir humano identificados por la Comisión Internacional de los Futuros de la Educación:

  1. El primero refiere a la sostenibilidad humana y del planeta, y aborda la necesidad de asumir una responsabilidad colectiva y colaborativa para garantizar la sostenibilidad de la vida en el planeta, ámbito en el que la educación juega un papel clave en el cambio de mentalidades y en la modificación de prácticas.
  2. El segundo eje está orientado a la producción, acceso y gobernanza del conocimiento, donde se discutirá, entre otros temas, cómo concebir el conocimiento como un bien común mundial, fomentando el intercambio intercultural de manera inclusiva.
  3. El tercero se enfoca en cómo fomentar la ciudadanía y la participación a partir y a través de la educación y el aprendizaje, para reforzar la capacidad de acción colectiva y fortalecer el compromiso con los valores democráticos, el respeto al pluralismo, la diversidad y la libertad de pensamiento y expresión.
  4. El cuarto hace referencia a la seguridad laboral y económica, entendiendo que ambos son centrales en la dignidad y prosperidad de las personas, y que los cambios en la naturaleza del trabajo hacen más urgente la necesidad de fomentar el aprendizaje a lo largo de la vida.

Esta serie de seminarios y consultas en línea se realizarán en español y portugués, y contarán con la participación de destacados panelistas en diálogo entre sí y con los asistentes. Entre los conferencistas figurarán, además de representantes de la señalada Comisión Internacional, expertos con perfiles de investigación, responsables de políticas públicas, docentes y otros actores de la sociedad civil.

Fuente: https://es.unesco.org/news/alianza-unesco-y-fundacion-santillana

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El impacto del COVID-19 en la generación Z y su visión del futuro de la educación

Por: Paulette Delgado

Un estudio revela el punto de vista de la Generación Z sobre cómo el COVID-19 afecta su educación y por qué buscarán seguir su propio camino educativo.

 

Con el fin de descubrir si los estudiantes de la generación Z estaban interesados en seguir una educación universitaria tradicional al terminar el bachillerato, la Corporación de Gestión de Crédito Educativo (ECMC por sus siglas en inglés) y VICE Media lanzaron “Question The Quo». Esta encuesta involucró a más de 2200 alumnos estadounidenses entre 14 a 18 años, es decir, jóvenes que están en el bachillerato o lo van terminando. Lo interesante es que la investigación comenzó a finales de febrero del 2020, justo cuando empezaba la pandemia y terminó a mediados de mayo, cuando los alumnos llevaban más de un mes en cuarentena.

Tradicionalmente, se estudian cuatro años de educación superior para obtener el título pero ahora, menos del 23 % lo ven como el único camino para obtener un buen trabajo o una exitosa carrera profesional. Por el contrario, el 70 % de los encuestados están dispuestos a seguir su propio camino de aprendizaje, aunque este no incluya ir a la universidad.

Cuestionando el statu quo

Los resultados de este estudio demuestran que las nuevas generaciones comprenden la necesidad del aprendizaje a lo largo de la vida y capacitación continua en habilidades, factores que Jeremy Wheaton, presidente y CEO del Grupo ECMC, considera esenciales para el éxito ahora y en el futuro. Más de la mitad de los encuestados (61 %) aseguraron que el mejor lugar para aprender es el trabajo, pero menos de la mitad (46 %) creen que las empresas brindan oportunidades de educación formal para ayudarlos a desarrollar sus habilidades.

Entre los factores que influyen la decisión de alejarse de una educación tradicional por rutas alternas, el 64 % de los jóvenes comentaron que les preocupa cómo pagar la educación superior. Un 59 % espera que el gobierno lance algún bono o programa adicional para ayudarlos a pagar sus deudas estudiantiles. Otro 46 % está esperando que las empresas empiecen a brindar educación formal con el fin de mejorar las habilidades que necesitarán en el futuro del trabajo.

Por otro lado, un 80 % de las mejores carreras que los encuestados quieren estudiar se ofrecen a través de programas de formación profesional y técnica, por lo que para esta generación, considerar una alternativa a la universidad es viable. Además, 65 % de los encuestados comentaron que consideran una educación alternativa porque confían en su futuro personal, inclusive el 84 % considera que sus perspectivas laborales son iguales o mejores que las de sus padres.

¿Qué preocupa a la Gen Z?

El cambio climático y la deuda estudiantil son dos de los temas que más preocupan y provoca ansiedad en los jóvenes de la generación Z. Según el estudio, el 51 % considera el cambio climático como el tema más preocupante, seguido por la deuda estudiantil (48 %) y las expectativas de los demás (41 %).

Por otro lado, la encuesta preguntó a los encuestados qué era lo que les daba más esperanza sobre el futuro, y el 60 % confirmaron que su familia. Le sigue con un 55 % las metas y esperanzas que planean cumplir, junto con su habilidad de poder ganarse la vida. Lo que más desconfianza y desaliento les da  es la deuda estudiantil, ya que no creen que se pueda evitar.

La generación Z se ha caracterizado por padecer altos niveles de estrés y burnout, esto se debe, en parte, a las altas expectativas que se tienen sobre las y los integrantes de esta generación. Las expectativas que tienen sobre ellos es el tercer tema que más preocupa a esta generación.

Pero, ¿cómo define la Gen Z el “éxito”? Se les preguntó cuánto estaban de acuerdo con las siguientes afirmaciones y 87 % está de acuerdo con que “éxito” es obtener un trabajo que los apasione en los primeros cinco años de su vida laboral. Otro 67 % creen que es centrarse en lo que aman, sin importar el dinero, y un 30 % creen que lo económico es lo que define el éxito.

La pandemia los ha hecho replantear sus planes a futuro

Debido a las fechas en las que se llevaron a cabo las encuestas, está claro que el tema del COVID-19 afecta a estos resultados. Al 37 % de los jóvenes encuestados les preocupa cómo la pandemia pueda afectar su futuro, especialmente por el impacto económico que la pandemia tendrá. Se estima que los estragos del COVID-19 se sentirán hasta una década después, afectando especialmente a las generaciones que ingresarán al mercado laboral en un mundo pospandemia.

Estos factores han influido en las decisiones de carrera de esta generación. El 25 % de los encuestados está considerando cambiar sus planes sobre qué hacer después de graduarse, el 24 % retrasará sus planes de estudiar una carrera universitaria y 21 % señala que es probable que asista a una escuela técnica, en lugar de asistir a la universidad. Además, el 35 % contestó que es probable que no busquen un título de posgrado.

Para quienes siguen con sus planes de continuar sus estudios, el 74 % de los encuestados cree que una educación basada en habilidades STEM o comerciales hacen sentido y son relevantes en el mundo actual. Mientras que el 59 % considera el aprendizaje a lo largo de la vida y la capacitación continua como un tema esencial.

Clases en línea vs. presenciales

La generación Z prefiere la enseñanza presencial. Más de la mitad (58 %) de los encuestados creen que la educación sufre durante los cierres de las instituciones educativas. Mientras que al elegir entre clases presenciales, híbridas o totalmente en línea, el 36 % considera que, como están las cosas actualmente, las clases son mucho mejor presenciales, seguido muy de cerca (34 %) por la creencia que la mejor opción son las clases híbridas y el 30 % se inclina más por las clases en línea.

Estos resultados cambian cuando se les pregunta lo mismo pero considerando un escenario donde ya se haya desarrollado una vacuna; en este escenario, el 56 % considera que prefiere tener clases presenciales, seguido por un 37 % híbridas y sólo un 7 % prefiere las clases exclusivamente en línea. Pero aunque la mayoría de los encuestados se incline por las clases presenciales, ¿cómo se imaginan un regreso a las aulas pospandemia? El 39 % está de acuerdo que, de regresar a las aulas, los escritorios deberán estar apartados uno del otro y un 36 % considera que se deberían reducir los espacios sociales.

Al preguntarles qué tan de acuerdo estaban con la dificultad y desventajas de la educación en línea, el 39 % está de acuerdo que el material en línea es menos desafiante, mientras que un 34 %  acordaron lo opuesto, señalan que las clases online son más difíciles y sólo el 20 % afirmó consideran que es lo mismo.

Por último, el 43 % creen que debido a la pandemia, aumentará la insistencia en la educación en el hogar posibilidad que esta generación no ve con buenos ojos ya que el 50 % cree que la cuarentena sólo ha aumentado a la desigualdad ya que no todos los alumnos tienen el mismo acceso a las tecnologías necesarias para aprender a distancia.

Está claro que la pandemia ha afectado a la generación Z y los ha llevado a replantear sus planes sobre qué hacer al graduarse de preparatoria. Además, temas como el costo de la universidad y la incertidumbre, siguen empujando a los alumnos a considerar entrar a trabajar o estudiar una carrera técnica o entrar a algún programa de formación profesional. Aún así, la encuesta se realizó durante la cuarentena por lo que sería interesante ver si cambian de opinión una vez que vuelvan a abrir las universidades.

 

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/impacto-covid19-gen-z

 

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Lo que los maestros cambiarían sobre la educación

No es ningún secreto que la educación pública en Estados Unidos no es un sistema perfecto, y muchos maestros están abogando por un cambio generalizado. Los maestros, más que cualquier otro personal relacionado con la escuela, entienden lo que debe cambiarse porque enfrentan estos problemas en el aula todos los días. Una encuesta reciente de Educators for Excellence preguntó a 1,000 maestros de escuelas públicas a tiempo completo qué cambiarían sobre la educación, y aquí están sus respuestas:Lo que los maestros cambiarían sobre la educación:

  •         Más oportunidades para tomar decisiones a gran escala.

De manera abrumadora, los maestros acordaron que lo que más les gustaría cambiar sobre la educación es su capacidad de influir en las decisiones a gran escala, como los cambios de políticas a nivel estatal o los cambios del distrito realizados por los administradores. Los maestros son los que más sienten los efectos de tales cambios, pero a menudo son los últimos en influir en tales decisiones.

Los maestros saben lo que necesitan sus alumnos, y a menudo es difícil para los maestros aceptar que estas decisiones importantes a gran escala están siendo tomadas por personas que nunca han estado en un aula o que han estado fuera del aula durante 10 años o más.

  •         Más oportunidades de liderazgo y crecimiento profesional mientras permaneces en el aula.

En educación, se entiende que si desea avanzar en su carrera, probablemente tendrá que salir del aula y convertirse en administrador en lugar de maestro. Sin embargo, algunos maestros quieren crecer y avanzar en sus carreras, pero no quieren abandonar el aula. Los maestros en la encuesta querían más oportunidades de liderazgo mientras permanecían en el aula.

  •         Más tiempo para concentrarse en las cosas que importan.

Los maestros también acordaron que quieren más tiempo para concentrarse en las cosas que importan. Esto no significa necesariamente alargar el día escolar. Más bien, los maestros querían usar el tiempo que ya tienen más sabiamente.

A menudo, el período de planificación de un maestro es ocupado por reuniones administrativas, papeleo u otras cosas que no afectan directamente a los estudiantes en el aula. Luego, se deja que los maestros hagan la mayor parte del trabajo pesado, la clasificación de las lecciones, etc.

Los maestros prefieren que su tiempo de planificación sea tratado como sagrado para que puedan usarlo para planificar realmente, para enfocarse en diferenciar su instrucción y para pensar en preguntas interesantes que incluirán en sus planes de lecciones.

  •         Más flexibilidad en el aula.

Los maestros también desean más flexibilidad en el aula. Incluso a los maestros veteranos con años de experiencia a menudo se les dice exactamente cómo deben hacer ciertas cosas, lo que deja poco espacio para la flexibilidad y para probar nuevas tácticas.

Este deseo de flexibilidad también se vierte en el plan de estudios. Los maestros quieren que el plan de estudios se centre menos en aprobar ciertos exámenes y más en alimentar la curiosidad y el amor por el aprendizaje. Los maestros prefieren enseñar a sus alumnos cómo pensar que qué pensar.

La enseñanza no es una profesión fácil, y la condición del sistema de educación pública de Estados Unidos no está facilitando el trabajo. Los maestros de todo Estados Unidos abogan por estos cambios, pero no se sabe cuánto tiempo esperarán hasta que estos cambios sean una realidad.

Fuente: https://www.theedadvocate.org/zero-tolerance-policies-in-k-12-schools-examining-the-pros-and-cons/

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Rediseñando la experiencia universitaria entre medidas de distanciamiento social

Por: Paola Estrada Villafuerte

Las instituciones de educación superior se preguntan si abrirán sus puertas para el otoño y qué tanto afectarán las normas sanitarias en la vida universitaria como se conoce.

Sin la certeza de la modalidad educativa presencial en el campus, las autoridades universitarias deben averiguar qué rumbo tomará el siguiente semestre. En un panorama incierto consecuencia de la pandemia por COVID-19, las opciones se dividen entre redoblar reglas sanitarias, optimizar los esfuerzos hasta ahora realizados para entregar una educación en línea de calidad, retrasar el inicio del semestre en otoño o incluso cancelarlo. En cualquier escenario, lo único certero es que este ciclo escolar será muy diferente a los anteriores. Muy probablemente, sin importar la modalidad que las universidades decidan recurrir, el número de alumnos y alumnas disminuirá considerablemente. Entre crisis financieras, familiares enfermos, empleos perdidos y apoyos gubernamentales enfrentando otras prioridades, estudios prevén que las instituciones podrían ver una decrecimiento general del 20 % en el número de estudiantes inscritos.

«Casi todos mis estudiantes que han sido admitidos en universidades de primer nivel están reconsiderando sus planes para este próximo año académico, y algunos envían formularios de solicitud de año sabático para retrasar el comienzo de su primer año para que puedan tener la experiencia universitaria completa”, Christopher Rim, consultor de admisiones, CEO de Command Education para Business Insider. Este porcentaje se eleva si tomamos en cuenta el alumnado internacional que seguramente pondrá en pausa la búsqueda de una institución extranjera. BOSSA, Beijing Overseas Study Service Association, menciona que China, siendo el país principal de origen de estudiantes en el extranjero, se verá bastante afectado por la epidemia, puesto que “ha causado que entre el 40 % y 60 % de estudiantes sean bloqueados directamente en la solicitud de la universidad y visa”.

«Casi todos mis estudiantes que han sido admitidos en universidades de primer nivel están reconsiderando sus planes para este próximo año académico».

Sin embargo, algunas soluciones que se han sugerido para este sector en específico, como Elise Hodge plantea, es ofrecer a los alumnos internacionales un semestre híbrido. El alumnado  comenzaría los cursos de manera remota inscritos en las universidades deseadas y cuando sea ideal, podrán dar seguimiento a sus clases dentro del campus de manera regular. La Universidad de Arizona, por ejemplo, ha lanzado un Campus Global pensado en el alumnado internacional donde la universidad ofrecerá una mezcla de cursos virtuales y experiencias vivenciales en universidades asociadas que estén cercanas a los alumnos en sus lugares de residencia.

¿Qué planean las universidades? Diferentes escenarios para el otoño

Ciertas universidades se encuentran ya detallando los planes específicos para el siguiente semestre. En el estado de California, en Estados Unidos, el jefe del sistema de la Universidad Estatal mencionó que sus 23 instituciones comenzarán el semestre de otoño virtualmente. Esto no es sorpresa, ya que en una encuesta realizada por The American Association of Collegiate Registrars and Admissions Officers, se encontró que más de la mitad de las universidades en EE.UU. están considerando permanecer en esta modalidad por el resto del año.

Otras instituciones, como la Universidad de Notre Dame, planean abrir sus puertas para el otoño y aplicar regímenes rigurosos de sanidad, tales como el rastreo de contactos, protocolos de cuarentena y aislamiento, distanciamiento social y el uso obligatorio de máscaras en público. Al igual que Harvard, que también plantea abrir el campus pero se prepara para tener la mayoría de sus clases de manera remota. Sin embargo, aunque algunas universidades están anunciando su regreso en otoño, la decisión sobre si reabrirán o no los campus universitarios el siguiente semestre no será decisión de las universidades, serán las autoridades políticas y sanitarias de cada país quienes determinarán cuándo y cómo podrán reabrir los centros de educación superior.

Clases presenciales

En caso de que se decidiera abrir las aulas, este rumbo podría llegar a ser incluso aún más arriesgado y complicado que trasladarse totalmente a cursos en línea. The New York Times, en conjunto con autoridades institucionales, caminaron por algunas situaciones hipotéticas que podrían presentarse en este escenario. Estas iban desde “puntos de control de fiebre en las entradas a los edificios académicos, pasillos unidireccionales y asientos bloqueados en los salones para mantener a los estudiantes a seis pies de distancia hasta dormitorios convertidos en centros de cuarentena para cualquier estudiante expuesto al coronavirus”. Incluso se discutió la idea de implementar aplicaciones móviles, donde los alumnos tendrían que reportar a diario sus síntomas y sólo así serían otorgados un pase para ingresar a sus aulas.

«Si el otoño 2020 no puede suceder en el campus, necesitamos encontrar una forma de que ocurra efectivamente en línea”.

Sin embargo, esto no puede hacer frente a las situaciones que podrían generarse después del horario de clases. Con alumnos ansiosos por regresar a la vida universitaria y estudiantes de primer ingreso que desean experimentar la libertad que ofrece esta etapa, es casi imposible asegurar que estas medidas serán adoptadas como una nueva cultura de convivencia dentro del campus, dado que los estadios vacíos y fiestas via Zoom no son una alternativa tan llamativa.

¿Cancelar el semestre si los campus continúan cerrados?

Por otro lado, muchos comparten que la decisión más sensata es cancelar por completo el siguiente ciclo escolar, considerando que la experiencia en persona es esencial para la continuidad del periodo, «Un semestre de otoño en línea no es una posibilidad [… ] No tuvimos la opción de estar en línea a mediados de semestre […] pero sería académicamente irresponsable llevar el siguiente en línea. Se necesitan entre 70 y 80 horas a la semana para mantener una semblanza de instrucción. No sería físicamente posible sostener el mismo esfuerzo docente. Si se aplicaran los estándares académicos normales, un gran número de estudiantes fracasaría. Si no es posible reanudar la instrucción en persona en otoño, el único curso de acción responsable sería cancelar el semestre y cerrar las universidades”.

El reporte de Eduventures, explica que no hay duda que muchas autoridades institucionales se encuentren escépticos en poder emular la experiencia universitaria vía remota. También, que muchos profesores se sienten vindicados en su creencia de que la esencia de la universidad y el medio del campus son inseparables. «Sí, el campus físico facilita los fundamentos de la educación superior: comunidades de aprendizaje, diversidad de ideas, formación humana”, menciona el reporte, pero también explica que en este caso, «la decisión correcta no es darse por vencido, posponer o asentarse, sino recrear estos fundamentos de nuevas maneras. Si el otoño 2020 no puede suceder en el campus, necesitamos encontrar una forma de que ocurra efectivamente en línea”.

Expectativas aumentadas para un nuevo semestre en línea

Si las clases continúan por medio de educación remota, las expectativas en materia de calidad por parte de alumnos y familias aumentarán considerablemente siendo que las universidades tendrán todo el periodo del verano para resolver las complicaciones que pudieron haber surgido en la transición de emergencia en marzo.

“Si alguna vez habrá un momento para repensar la naturaleza de la educación universitaria, este es el momento».

Chris Hakala, quien dirige el Centro para la Excelencia en Enseñanza, Aprendizaje y Becas en Springfield College, dijo para Inside Higher Ed, “el tipo de aprendizaje remoto que la mayoría de los campus impartieron sobre la marcha durante la crisis esta primavera puede haber sido suficiente por el momento. Pero no fue tan bueno como la instrucción que la mayoría de las universidades normalmente imparten en persona o que está disponible para los estudiantes en muchos programas en línea de alta calidad”.

Definitivamente, las universidades deberán averiguar qué pasos tomar para elevar el nivel de calidad de las clases en línea que se estuvieron ofreciendo durante este semestre. Ya que las sesiones sincrónicas, lecturas remotas prolongadas y los documentos compartidos, no serán suficientes para retener a un alumnado necesitado de mejores métodos educativos. “Si alguna vez habrá un momento para repensar la naturaleza de una educación universitaria, este es el momento. Ante la pandemia actual, las universidades deben idear estrategias para adaptarse a un entorno extraordinariamente incierto, no solo para abordar la crisis inmediata, sino también a largo plazo”, dice Steven Mintz.

¿Cómo lograr esto?

Eduventures, plantea que para crear una educación remota efectiva se debe comenzar con la perspectiva que se tiene hacia esa modalidad. «Si los presidentes, el profesorado, el personal y los estudiantes, se acercan a un semestre remoto con la actitud de que el aprendizaje en línea es inherentemente deficiente y que ninguna cantidad de imaginación o esfuerzo cambiará eso, entonces el resultado será una experiencia estudiantil deficiente o ni siquiera alguna educación superior hasta que la pandemia haya pasado». El mismo estudio sugiere que para que las aulas virtuales puedan ofrecer sesiones de educación atractivas, se deberán acoplar ciertas medidas:

  • Aula invertida: En lugar de esperar que alumnos y profesores lean en conjunto el material de la clase durante las sesiones, se propone invertir el orden. Curar lecturas para que los estudiantes generen preguntas en casa y discutirlas en la sesión sincrónica.

  • Replantear el ritmo de la clase: Efectuar discusiones envolventes y efectivas con pocas lecturas, en lugar de esperar que los estudiantes mantengan el mismo ritmo de concentración con jornadas extendidas.

  • Sesiones asincrónicas: Para evitar el agotamiento del instructor, garantizar la variedad pedagógica y ayudar al impulso de la clase, el profesorado debería considerar además de sesiones en vivo, la contribución a las discusiones basadas en texto.

  • Interacción: Para generar intimidad e interacción entre estudiantes, la facultad podría facilitar la interacción grupal en vivo de los compañeros de clase al menos dos veces por semana para discutir el material de la clase.

  • Materiales: Utilizar recursos digitales ya disponibles en plataformas como Coursera.

  • Permitir que algunas clases sean dirigidas por alumnos: Crear un acercamiento distinto al permitir que los mismos compañeros de clase dirijan ciertas sesiones enfocadas en aclarar dudas.

Inside Higher Ed, por su parte, establece ciertos puntos claves para que este modelo funcione:

  • Educar alumnos de manera completa: La crisis debería recordarnos que nuestras instituciones no solo deben promover el desarrollo cognitivo de los estudiantes, sino también su bienestar, incluida su salud mental y bienestar físico.

  • Escuchar experiencias: Las instituciones deberán escuchar con mayor atención la retroalimentación creada por los alumnos y estar preparados para generar cambios según sea necesario.

También se sugiere crear una educación sistematizada, compacta y centralizada por áreas, esperando que el desarrollo de la clase en línea no quede en manos únicamente del profesor y sus preferencias. De esta manera se generaría un balance objetivo a la hora de ofrecer los cursos.

El reto de las clases extracurriculares, equipos deportivos y vida social en una educación online

Intentar recrear la experiencia universitaria podría ser el reto más significativo para la educación remota. Es innegable que para muchos estudiantes de 17 y 18 años, este factor –socialización informal, eventos atléticos, clases extracurriculares, conciertos, fiestas– es uno de los decisivos para continuar con su educación superior. “Si las universidades ignoran ese recurso y solo se enfocan en académicos limitados, convierten la experiencia universitaria tradicional en la experiencia de aprendizaje para adultos”, dice Doug Lederman.

Eduventures explica que mientras los equipos estudiantiles deportivos son un área difícil de cubrir en un ambiente en línea, se podrían generar entrenamientos especializados para los alumnos y guiados por los entrenadores. Mientras que las clases en línea no podrán reproducir “conversaciones casuales, reuniones en el pasillo y la experiencia en fraternidades”, también menciona que actividades extracurriculares como las artes, política, vida religiosa y el voluntariado, son todas candidatas a funcionar de manera remota durante este periodo. De igual manera, se puede incentivar la socialización en el alumnado por medio de recursos dirigidos a alumnos vulnerables, como el Buddy System, ya acogido en varias instituciones de manera presencial.

Lo que representará este periodo para la educación superior en general

Richard Garrett, investigador principal de Eduventures menciona, “La esencia de la educación superior no está definida por objetos físicos. Puede persistir entre el profesorado comprometido, el personal y los estudiantes. Solo tenemos que reimaginar cómo».

Definitivamente, las repercusiones en materia de educación que esta pandemia generará no serán acoplados de manera permanente, pero la manera en la que las universidades se acoplen a panoramas de emergencia sí quedará como un precedente para situaciones futuras donde tengamos que responder a escenarios de crisis. Como Elise Hodge menciona, “al ser flexible y ágil como organización, las universidades podrá ayudar a garantizar que los estudiantes puedan continuar su educación en tiempos de crisis, sin importar lo que depare el futuro”.

Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/universidades-planes-postcovid19

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India: Post Covid-19 education II

Post Covid-19 education II

In my previous blog, I mentioned that e-learning is going to be the future for education. With this education will be internationalized and competent teachers can offer a course that suits the curriculum of the students in rural areas. Now the PMs economic package elaborated by the finance minister the Govt. did announce the same.

“…..finance Minister Nirmala Sitharaman said that the top 100 universities in the country will be able to start online courses via radio and television for students who don’t have constant access to the internet amid the coronavirus lockdown. “Online education is being taken up in a big way. Another 12 channels will be added. It will be a great help to students in rural areas. Children love technology and adapt quickly. Top 100 universities will be allowed to start online courses by May 30,” she said.

Experienced teachers can now get affiliated with universities/institutes to offer an online course that fits into the curriculum. I said previously, the curriculum also needs to undergo drastic change to accommodate the course with losing the standard and content. Skill development is a part of this modified curriculum.

This is the right time to strengthen online education to be prepared for any future pandemic situations. The entire education system has to undergo changes with the active involvement of faculty. Institute like IITs and IISc should now go global and be part of the international education system. The strength of this system lies in the faculty that an institute nurtures. Faculty need to change their mundane teaching methods and adopt to evolving technology-centred teaching. The faculty should establish themselves as “competent” individuals who can deliver what the students expect. To establish faulty should be active in research and research publications and gain experience /skills in online teaching. In a way, the learning institutes become virtual institutes. Every student’s home becomes his institute.

According to Dr Francisco, Adviser, Qatar Foundation, India, true international engagement comes with curriculum integration and active participation by the faculty. Faculty need to be motivated and actively involved in curriculum integration. The greatest advantage of CI is that students can choose the course of his choice while fulfilling the academic credit requirement where he is registered. Student migration will be curtailed because without spending a substantial amount, the student can get international credits and he/she can sell herself in the job market.

If the institutes cannot do it now then these institutes will die in future because no student will register for any programme in such institutes. The head of the institutes play a key role in this transformation. They can not sit back and go back to the old style of education post Covid 19. This will reduce the demand for the infrastructure of the institute. However, research labs should function as usual to support research. Research collaboration can go online and can be internationalized.

The current lockdown period is an excellent opportunity for online transformation. IITs should lead the role and guide the other 100 universities. Govt. has come-out with connectivity to rural areas. This could be strengthened in future with good internet connectivity.

Future institutes/universities will be virtual and only research activities will be carried out through international collaboration. Here it is important to establish “truest” amongst faculty. The amount saved on infrastructure (hostels, mess, water and electricity bills etc.) can be diverted to strengthen research laboratories. Research collaboration will replace research competition. Institutes can accommodate a large number of students and quality education can be given to all the students….whether within the country or abroad. The additional advantage is that institutes/universities can engage experienced to get involved in this system. Experienced faculty will strengthen the academic and research foundation as many have already are well established internationally. Education is a continuous and evolving process and there is no retirement for those who have the ability to render their expertise. I am sure the forthcoming academic year will start with an entirely new education system at school and university levels. Faculty evaluation becomes very easy ……based on the number of students registering for a course offered by a faculty. This may not be liked by younger faculty but that is going to be the future education systems and faculty evaluation.

Fuente de la Información: https://timesofindia.indiatimes.com/blogs/dornadula-c/post-covid-19-education-ii/

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Una agenda educativa renovada

Xavier Besalú

La discusión educativa parece haberse estancado, aunque la educación sigue siendo un elemento clave para el porvenir. Apuntamos algunos de los temas clave sobre los que habría que tratar.

La presión del pensamiento reaccionario –disciplina, contenidos, religión, patriarcado–, por un lado, y el peso de algunas cuestiones de gran calado –como la crisis climática, la desafección política de la ciudadanía o la tecnología digital– han aletargado estos últimos años el debate educativo, al menos en la esfera pública. Por ello, son bienvenidas las iniciativas que tratan de resituar la educación como un elemento clave de un futuro más pleno y más justo para todos, y que se esfuerzan por renovar el guión de la agenda educativa. Estos serían algunos de sus epígrafes.

La innovación. Ante los cambios propiciados por la globalización económica y la digitalización omnipresente, este es un debate ineludible. Los centros educativos tienen la obligación de adaptarse a esas nuevas condiciones, pero la innovación no debería convertirse en una simple estrategia mercantil.

El lugar de lo digital –internet, móvil, redes sociales– en la escuela. La buena pedagogía nunca ha dado la espalda a las posibilidades que brindan las tecnologías disponibles al servicio de la formación y, en este sentido, prescindir de este entorno sería suicida. Pero también es cierto que la escuela debe cumplir una función homoestática, que equilibre los olvidos, los vacíos y los descartes de lo que ocurre fuera de ella.

La descentralización administrativa. Es decir, el papel de las administraciones locales en la educación, más allá de ocuparse de la limpieza y el mantenimiento de las instalaciones escolares o del transporte escolar. No es de recibo que las entidades locales sean casi unos simples espectadores sin competencias ni presupuesto para intervenir en la organización de lo escolar y, tanto o más importante, para extender el tiempo educativo sobre todo para los que cuentan con menos recursos.

El acceso a la función docente, las oposiciones. Al parecer hay dos acuerdos inamovibles al respecto: que es un sistema inadecuado para evaluar la competencia docente de los candidatos y que es el menos malo de los posibles, porque garantiza unas mínimas condiciones de objetividad. Pero si el acceso a la formación inicial fuera exigente, si lo fuera también esa formación inicial, tal vez un buen proceso de inducción –de uno o dos años– supervisado por distintos agentes sería eficaz y más que suficiente…

La carrera profesional del profesorado, íntimamente relacionada con su formación permanente, con su implicación en el centro educativo, con la rendición de cuentas de su labor y también con su retribución, sigue siendo un tema tabú. Pero su abordaje parece ya perentorio: es insostenible que malos profesionales sigan ejerciendo a base de ir cambiándolos de centro y no parece lógico que quines hacen bien su trabajo no lo vean reconocido ni profesionalmente, ni económicamente.

La educación postobligatoria: la formación profesional y el bachillerato. El diseño de la Logse –recordemos: 1990– era meridianamente claro: una vía académica, el bachillerato, con distintas modalidades y muy poco atento a las competencias profesionalizadoras; y una vía para la inserción en la vida profesional, con distintos grados de especialización y sin apenas contacto con lo académico. El modelo, desde luego discutible, se ha ido adulterando con los años, al tiempo que afortunadamente ha ido aumentando el número de jóvenes escolarizados hasta los 18 años. Es hora de repensar esa formación postobligatoria, con un modelo híbrido o con vías diferenciadas pero transitables entre ellas.

El lugar y la función de las familias en los centros educativos. La formación de los hijos es una de las principales preocupaciones de las familias de hoy, integradas por otra parte por personas con un nivel académico sustancialmente más elevado que hace 40 años. No pueden tener la consideración de simples usuarios de un servicio, ni asumir funciones técnicas propias de los docentes. Pero tienen todo el derecho a saber qué, por qué y cómo se organiza y se trabaja en el centro donde escolarizan a sus hijos, a someterlo a la crítica argumentada y a que se tengan en cuenta sus iniciativas y propuestas…

El currículum oficial. Es hasta cierto punto lógico que una sociedad establezca una cultura mínima común para la enseñanza obligatoria, más todavía en un estado pretendidamente plurinacional, con las competencias en educación transferidas a las comunidades autónomas. Pero el actual currículum oficial es un documento excesivo, farragoso, repetitivo y desconfiado. Si estamos de acuerdo en que la educación obligatoria debe garantizar el dominio de unas competencias básicas, casi eso sería suficiente si los poderes públicos confiaran en un profesorado suficientemente preparado para desplegar un proyecto educativo acorde con dichas competencias, sobre todo si además son evaluadas y contrastadas periódicamente como es el caso.

La lucha por la erradicación de la profunda segregación escolar que, a día de hoy, muestra la composición social de los centros escolares de una misma ciudad o área escolar. Si una de las funciones primordiales de la educación obligatoria es promover y garantizar la convivencia entre personas de condiciones socioeconómicas y familiares desiguales, y de orígenes, cosmovisiones y prácticas culturales distintas, de forma que sea posible vivir en una sociedad mínimamente cohesionada y armoniosa, es imprescindible poner coto a la existencia de centros guetizados (donde solo se escolariza alumnado extranjero o gitano o pobre) y de centros blindados (que, a través de métodos diversos impiden la escolarización de aquel alumnado).

Si la ciudad es para todos, si los servicios públicos son para todos, también la escuela debe serlo. Si las personas con alguna discapacidad tienen derecho a la ciudad –que debe garantizar no solo su acceso sino también su uso- no es de recibo que sigan existiendo escuelas especializadas en atender al alumnado con necesidades específicas temporales o permanentes. Por eso, la educación inclusiva es un imperativo moral que exige poner los recursos ya disponibles en estos momentos y los adicionales que sean necesarios, para que todos los niños y jóvenes, sean cuales sean sus condiciones físicas, psicológicas o conductuales, puedan compartir un mismo espacio de formación y relación.

La gratuidad de la enseñanza básica que, en España, no incluye ni la educación infantil de 0 a 2 años, ni el material escolar, ni la comida, ni las actividades complementarias, ni las extraescolares… Ciertamente no hay dinero para todo, pero este es un debate que merece ser abordado con prudencia y decisión, entre otras cosas para sacarlo de la lucha partidista y para ser coherentes con la consideración de la educación como un de los pilares básicos del estado de bienestar.

Y es hora también de abordar la estructura del sistema educativo español, esa triple red que parece inamovible, pero que no debería serlo: una escuela pública mal dotada y mal financiada (los barracones, por ejemplo, deberían ser una medida provisional, pero son miles los alumnos que han vivido toda su etapa escolar en ellos), una escuela privada (nada que decir en una sociedad de libre mercado) y una escuela privada concertada, mayoritariamente religiosa, que ni responde a una sociedad donde la Iglesia católica ya no debería gozar de unos privilegios hoy día inaceptables, ni es asimilable en muchos casos a la educación pública, como rezan teóricamente los conciertos.

Xavier Besalú es profesor de pedagogía de la Universidad de Girona

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/10/10/una-agenda-educativa-renovada/

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