01 de noviembre de 2017 / Fuente: http://pcnpost.com
Por: Francisco Manrique
¿Y porqué te fuiste de tu casa?. Con esta pregunta trataba de iniciar un diálogo con un joven de 16 años, hijo de un conocido mío, con quien me habían recomendado conversar: “Mis padres no me entienden y es imposible evitar que nuestras discusiones terminen en una descalificación o un comentario agresivos hacia mi”. Su respuesta no me sorprendió, pero si me generó un interés, por explorar más el tema, de las relaciones entre generaciones que forman parte del capital humano de una sociedad.
Ahora movámonos hacia otros escenario: la escuela. No es inusual, que en ese entorno de formación, los maestros se quejen cada vez más porque no entienden a sus alumnos. A su vez, estos encuentren que sus maestros no se conectan con ellos ni los inspiran en el proceso de aprender. Pero este fenómeno también se repite en el entorno de la universidad.
Y si seguimos hacia adelante en el trabajo, esta brecha también se manifiesta en las altas tasas de desempleo de los jóvenes en todo el mundo. Para las nuevas generaciones hay dificultades crecientes para ingresar a la fuerza laboral, porque se sienten que no encajan y no son valorados por la sociedad.
No sobra anotar que, estas distinciones entre generaciones, no son universales ya que están matizadas por la geografía y la cultura de la comunidad. Es diferente analizar las brechas en el norte de Europa, donde hay una sociedad más desarrollada, que en América Latina, donde cohabitan las tradiciones familiares con las generaciones jóvenes, cada vez más contestarías e irreverentes. En estos contextos, los conflictos son probablemente mayores y difíciles de manejar.
Para comenzar, es importante entender dos aspectos que afectaron las brechas generacionales. Del siglo XIX hacia atrás, la tradición y la religión fueron dos factores de impidieron que hubieran muchos cambios. De hecho, el concepto de darle una clasificación a grupos nacidos en diferentes épocas, es un tema reciente de la Sociologia, y ha sido impulsado por la necesidad del mercadeo, para identificar las características de los consumidores en función de sus hábitos , comportamientos y costumbres.
Otro factor más reciente para tener en cuenta, fue el inmenso impacto que tuvieron las dos guerras mundiales en los cambios generacionales y lo que era la tradición. A partir de 1945, se genera una nueva conciencia entre los jóvenes que nacieron en las siguientes décadas, y que los movió a repudiar lo que sus antecesores valoraban.
A partir de esos años, la formalidad y la tradición, es cambiada por la irreverencia. Se abre una brecha creciente entre padres e hijos. El rock, el hippismo y el pacifismo, son la características de esta nueva ola generacional.
Ahora bien, para buscar entender el porqué hay estas brechas, y como tender puentes entre las diferentes generaciones, vale recordar los grupos que se utilizan para clasificar a las personas en función del año en que nacieron. Cada grupo tiene características diferentes.
Hay cuatro grupos de clasificación a partir de la mitad de la década de lo 40. Los nacidos entre 1943 y 1961 se les denomina los Baby Boomers. Su nombre se deriva del gran crecimiento demográfico que se tuvo en esos años. A los nacidos en las siguientes dos décadas se les denomina la generación X. La generación Y nacieron entre 1982-2001, y hoy estamos hablando de los post milenials nacidos desde el 2002.
Si queremos tender puentes entre estas diferentes generaciones, y así evitar otra causa de fragmentación y conflictos innecesarios en la sociedad, es importante entender mejor lo que caracteriza a cada una y define su visión de la vida.
Lo interesante de esta division arbitraria, es que sirve para evidenciar una realidad. A medida que nos movemos adelante en el tiempo, las nuevas generaciones reflejan los cambios cada vez más rápidos que afectan a la sociedad. Esto se ve traducido en una escala de valores diferente, en unas expectativas y unas metas que van cambiando con los años.
A pesar de ser los habitantes de un mismo planeta, cada grupo generacional tiene una percepción distinta de su realidad y de los problemas económicos, políticos y sociales que los afectan. Como consecuencia, cada generación aborda la búsqueda de las soluciones de manera diferente. Pero hay una tendencia creciente hacia la individualización y menos interés a la búsqueda colectiva de respuestas a los retos comunes. En las generaciones más recientes, esta realidad se ha traducido en comportamientos más apáticos y egoístas.
El comentario anterior no deja de ser paradójico. Hoy vivimos en un mundo cada vez más interconectado, donde la complejidad de los cambios, invita aceleradamente a comportamientos colaborativos entre las diferentes generaciones que integran una sociedad.
Pero comencemos por la generación de los baby boomers, que nacieron en una época de grandes transformaciones sociales y acontecimientos de gran impacto: la llegada del hombre a la Luna, la guerra de Vietnam, la libertad sexual, la guerra fría, el movimiento feminista, el derecho de los homosexuales, el despertar de la ecología, el uso de la drogas recreativas. Una generación caracterizada por la desconfianza en el gobierno y el pesimismo. Fueron la primera generación de la TV.
Otra característica actual de esta generación, es que tienen los más altos ingresos en Europa y es el grupo más numeroso en Norte America. Como parte de la tendencia en los cambios demográficos, un número importante de estas personas siguen trabajando, pero otros están en vía de jubilarse o ya lo han hecho.
Según los estudios realizados de las generaciones actuales, esta es la más apegada a la religión, aunque esta pasó a un segundo plano. Para estas personas, el matrimonio heterosexual es el camino para conformar una familia, y son los usuarios más numerosos de los medios de comunicación tradicionales.
“A este grupo pertenece una generación que ha echado fuera del idioma la palabra “envejecer”, porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales la posibilidad de hacerlo. Supuestamente debe ser por esto que se sienten plenos; algunos ni sueñan con jubilarse.
Pero algunas cosas ya pueden darse por sabidas, por ejemplo que no son personas detenidas en el tiempo; la gente de “cincuenta, sesenta o setenta”, hombres y mujeres, maneja la computadora como si lo hubiera hecho toda la vida. Se escriben, y se ven, con los hijos que están lejos y hasta se olvidan del viejo teléfono para contactar a sus amigos y les escriben un e-mail o un whatsapp.*
Hoy la gente de 50 60 o 65, antes los que a esa edad eran considerados viejos y hoy ya no lo son. Un grupo creciente de ellos están plenos física e intelectualmente, recuerdan la juventud, pero sin nostalgias, porque la juventud también está llena de caídas y nostalgias y ellos lo saben.
La gente de 50, 60 y 65 de hoy “celebra el Sol cada mañana y sonríe para sí misma muy a menudo…hacen planes con su propia vida, no con la de los demás. Quizás por alguna razón secreta que sólo saben y sabrán los del siglo XXI”.
Las generaciones que vienen a continuación tienen un tema en común: un acceso creciente al sistema educativo más calificado, tanto técnico como universitario. Las relaciones padres e hijos sufren una transformación importante por la multiplicación de madres cabeza de familia y las parejas que no se casan. Los antiguos simbolismos son cuestionados, la sexualidad es un tema abierto, y la tecnología se vuelve parte de la vida cotidiana.
El primer grupo de estas nuevas tendencias lo conforman las personas de la generación X, nacidas entre 1962 y 1982. Fueron la punta de lanza de los grandes cambios tecnológicos de la era digital que ha revolucionado al mundo.
Para la generación X, la familia sigue siendo un valor importante pero se muestran más abiertos a la diversidad sexual, de raza y política. La visión del matrimonio cambia mucho en este grupo. En términos religiosos, son menos devotos y constantes que las generaciones que les antecedieron. A nivel educativo, están más preocupados por su preparación, lo que ha disparado el interés por los estudios de post grado. Son más individualistas y viven un mundo cada vez más globalizado.
En la generación X la mujer se aparta de manera extrema de su modelo tradicional, de esposa y guardiana del hogar exclusivamente, para volcándose al trabajo. Esta tendencia se comienza a equilibrar en la siguiente generación.
A continuación vienen los millenials, o generación Y, nacidos entre 1980-2000. Este grupo ha experimentado más problemas que sus antecesores como consecuencia de los grandes cambios en la sociedad: la disolución de la familia, las altas tasas de divorcio, los hogares donde ambos padres trabajan, madres cabeza de hogar, los cambio en sus relaciones familiares, y un vínculo cada vez más íntimo con la tecnología.Esta generación comienza a nadar como pez en el agua en una oferta creciente de nuevas alternativas tecnológicas: los computadores personales, el teléfono celular, los dispositivos portátiles de música o de video. Estas posibilidades son amplificadas por la aparición del internet en los 90, tecnología que transformó la forma de relacionamiento de los miembros de esta generación y su forma de ver el mundo.
Esta generación se caracteriza por tener acceso permanente a la información. Les gusta desafiar lo establecido. Buscan el balance entre la vida y el trabajo. Son confiados y autosuficientes. Le dan mucha importancia a la cultura del lugar de trabajo.
Otra característica de esta generación es el valor de la libertad, la independencia, la inclusión, la diversidad y una mayor conciencia sobre el planeta y multiculturalidad. En la Gen Y, la mujer al ver las distorsiones de sus madres por asumir un rol más masculino, tiende a equilibrar más el rol que tiene de mama y ejecutiva. Pero además, aumenta la demanda de un trato igualitario con el hombre, quien tiene que aceptar cada vez más este proceso hacia la igualdad de géneros. Por ejemplo, un rol cada vez más activo en las labores del hogar.
Y ahora viene la generación Z nacida desde el 2001. Para este grupo la información está al alcance de un click y esperan la gratificación instantánea. Nacieron con las nuevas tecnologías en sus manos, por lo que desde muy pequeños, las utilizan para romper las fronteras nacionales y culturales, usando las redes sociales.
Esta generación es independiente, les gusta la variedad, tienen personalidad propia, pero también son individualistas y les cuesta trabajo comunicarse y empatizar.
Ahora bien, si lo anterior sirve para ilustrar el porque hay cada vez más dificultad para el encuentro entre padres e hijos, maestros y alumnos, y jefes y subordinados. Es un momento en la historia donde convergen cuatro generaciones muy diversas en términos de su concepción del mundo y del trabajo. El lograr entenderlas y acercarlas implica conocer sus motivaciones y valores. Los entornos en que crecieron cada una son diferentes lo que define su actitud y visión del mundo, de la autoridad y la responsabilidad.
El conocer esta realidad, permite aprovechar la diversidad de estas generaciones en términos de actitudes, comportamientos, hábitos y expectativas, lo que facilita enriquecer las ideas y las oportunidades. Y el intercambio aumenta la posibilidad de cambio, que cada generación le aporta a la cultura, pero también puede evitar los conflictos y los malos entendidos.
Por todo lo anterior, es relevante hacerse algunas preguntas. ¿Es necesario buscar transformar las dinámicas conflictivas y tender puentes para cerrar las brechas entre las diferentes generaciones?. ¿Puede un generación ignorar los aportes de las otras generaciones sin pagar un alto costo de oportunidad?
El tema es tan apasionante que buscaré aportar en el siguiente blog para contestar estas y otras preguntas que ayuden a la reflexión. Tengo la sensación de que es un problema que afecta a mucha gente, pero que poco se trata de manera abierta y constructiva.
Fuente artículo: http://pcnpost.com/francisco-manrique-entender-las-generaciones/