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Palestina y las voces que han visibilizado el genocidio

Por: Karen Campos Rodríguez

“Palestina Libre desde el Río hasta el Mar” -Organización para la Liberación de Palestina-

“Hemos visto cómo un coro cada vez mayor de voces, incluidas, voces que antes apoyaban a Israel se desvían a otra dirección. Eso nos preocupa porque no creemos que contribuya a la seguridad o vitalidad de Israel a largo plazo…”. Jake Sullivan – Asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca-

De acuerdo con la publicación del 23 de mayo en RT ver [1], El Asesor de Seguridad estadunidense, Jake Sullivan expresó que el reconocimiento de Palestina como Estado por parte de naciones como España, Irlanda y Noruega, no es conveniente por razones de seguridad de Israel, ya que, las decisiones se deben hacer mediante negociaciones y no por decisión unilateral.

Lo anterior expuesto, es sin duda, una postura arbitraria y antidemocrática en el contexto internacional que distingue a Estados Unidos por su política, intervencionista, injerencista y colonialista.

Desde hace décadas, la Sociedad Internacional ha atestiguado el desplazamiento forzado y los crímenes de lesa humanidad a los que se ha enfrentado el Estado Palestino en un contexto de silencio y la complicidad por parte de Occidente ante un salvajismo estrepitoso del sionismo israelí, en una era en la que resulta inconcebible la figura del genocidio.

Bajo la justificación de la legítima defensa, el sionismo israelí emprendió desde octubre de 2023 una “contraofensiva” contra Hamás derivada de la operación “Tormenta de Al-Aasa”, misma que ha sido el resultado de las constantes violaciones al Derecho Internacional en la Franja de Gaza en un inicio.

Sin embargo, ante los bombardeos incesantes, la sociedad civil global ha quedado conmocionada ante el catastrófico escenario de violencia e incertidumbre, ya que pareciera que los colonos israelíes buscan el exterminio de la población palestina.

La legítima defensa está reconocida en el artículo 51 de la Carta de la Organización Naciones Unidas (ONU).

De acuerdo con Vázquez (1998) los elementos de validez de la legítima defensa son:

“a) Amenaza de un daño grave, inminente e irreparable.

  1. b) Que no haya medio de escapar a tal amenaza si no es con un recurso a los propios medios de defensa.
  2. c) Que la reacción defensiva sea proporcional al daño cuya amenaza se cierne sobre el sujeto.
  3. d) Que la acción de la legítima defensa sea de carácter provisional, tendiente a evitar un daño, y sin pretender imponer un castigo”.

La escalada israelí orquestada por el primer ministro y genocida Benjamín Netanyahu, en complicidad con Occidente, principalmente por su aliado, Estados Unidos encabezado por Joe Biden y su gabinete, han emprendido un genocidio sin precedentes en la zona de la Franja de Gaza y Rafah.

Justo el pasado 15 de mayo, se conmemoró el 76 aniversario de la Nakba de Palestina de 1948, en el cual se recordó la ocupación forzada por parte de Israel en medio de un nuevo genocidio por parte del sionismo israelí y la Guerra de Netanyahu, cuyos antecedentes remontan casi a finales de la Primera Guerra Mundial (1917), ya que ante el ascenso militar alemán en la Gran Bretaña que les llevaría a la capitulación, el ministro de asuntos exteriores británico Arthur James Balfour, buscó aliarse a lxs judíos sionistas que buscaban la creación de un Estado.

Esta alianza además de ayudarles militarmente a combatir con Alemania y el Imperio Turco-Otomano, este último con mandato en Palestina, después de que al finalizar la Primera Guerra Mundial la Sociedad de Naciones, impusiera la administración del territorio al Reino Unido como coste de la Guerra, buscaban emprender una estrategia geopolítica a través del Canal de Suez, el cual representa hasta nuestros días, una de las vías fluviales más importantes del mundo, cuya conexión une a Europa con el Océano Índico, así como con Estados de Asía-Pacífico y el Mar Arábigo.

A cambio, Balfour se comprometió con los sionistas a favorecerles al establecimiento de un asentamiento en territorio palestino, por lo que con la redacción de la Carta de Balfour se asentaron las bases jurídicas de lo que hoy es geográfica y políticamente Israel, en un acto de imposición e ilegitimidad.

De acuerdo con el documento: –La Cuestión del Palestina y la Asamblea General- de la Organización de las Naciones Unidas, “en la resolución 181 (II), la Asamblea General decidió dividir a Palestina en dos Estados, uno árabe y otro judío, con régimen internacional especial para Jerusalén”.

“Después de la Guerra de la Guerra de 1948, la Asamblea General, en su resolución 194 (III) de 1949, estableció la Comisión de Conciliación de las Naciones Unidas para Palestina para ayudar a las partes a alcanzar una solución definitiva reafirmando al mismo tiempo los derechos de lxs refugiados palestinxs al regreso y a la restitución”. En la resolución 3236 (XXIX) se refirmaron los derechos inalienables de lxs palestinxs a la libre determinación, la independencia, la soberanía nacionales y el derecho de regresar a sus hogares”.

Pareciera una falacia lo anteriormente expuesto por la Asamblea General ante un concierto de naciones, hoy, con pronunciamientos sin acciones, discursos pueriles vacíos y de doble moral, así como la nula credibilidad de la ONU ante un genocidio de proporciones descomunales, ya que, ante la mirada internacional, a Palestina se le ha violentado de la manera más atroz y flagrante, violando toda jurisprudencia, el Derecho Internacional y el Estatuto de Roma principalmente.

Es importante mencionar que actualmente Palestina se encuentra en calidad de observador permanente en Naciones Unidas. Asimismo, hay que precisar que no tiene ejército debido a los acuerdos de Oslo en los que les negaron el derecho, por lo que es sionismo se han impuesto con el control del espacio aéreo y marítimo, violando así también, el Derecho Aeronáutico y el Derecho Marítimo Internacional, situación que les ha posicionado en desventaja debido a la superioridad armamentista y tecnológica del sionismo israelí, por eso es que sólo se puede contextualizar esta masacre como la guerra de Netanyahu y genocidio.

En estos momentos es importante revisar el preámbulo del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, así como el contenido de los artículos 1 al 8 para cuestionarse a quién le favorecen los lineamientos de la justicia internacional.

Es importante destacar, que de acuerdo con el Derecho Internacional y el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional [2] lo siguiente:

Artículo 5. crímenes de la competencia de la corte 1. a) el crimen de genocidio; b) los crímenes de lesa humanidad; c) los crímenes de guerra; d) el crimen de agresión.

Artículo 8.  la Corte tendrá competencia respecto de los crímenes de guerra en particular cuando se cometan como parte de un plan o política o como parte de la comisión en gran escala de tales crímenes. 2. a los efectos del presente estatuto, se entiende por “crímenes de guerra”: i) el homicidio intencional; i) la tortura o los tratos inhumanos.

De acuerdo con Vázquez (1998), “En relación con los crímenes de guerra debemos mencionar dos instrumentos convencionales importantes; la Convención para la prevención y la Sanción del delito de genocidio y la convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra”.

En medio de un genocidio discursos sobran y las acciones son escasas o nulas por parte de los Estados, salvo aquellos que se han atrevido a romper relaciones diplomáticas con Israel o a unirse a la denuncia ante la Corte Internacional de Justicia impuesta por Sudáfrica por las incesantes violaciones a la jurisprudencia internacional, evidenciando así la fragilidad de los organismos internacionales pertenecientes a la estructura de la ONU, cuyo impacto recae de acuerdo a las cifras oficiales proporcionadas por medios de información como Palestina hoy 2.0, (quienes en distintas ocasiones han sido silenciadxs en las redes sociales) con base en la última información del 13 de mayo de 2024 lo siguiente:

“Resumen del GENOCIDIO EN Gaza [3]:

-220 días de genocidio.

-3.123 masacres cometidas por el ejército de ocupación.

-45.091 entre asesinados y desaparecidos.

-10.000 desparecidos.

-35.091 asesinados que llegaron a los hospitales.

-15.103 niños asesinados.

-31 niños muertos por hambre.

-9.961 mujeres asesinadas.

-492 asesinados del personal médico.

-69 asesinados de la Defensa Civil.

-143 periodistas asesinados.

-7 fosas comunes hechas por Israel en hospitales de Gaza.

-520 cuerpos encontrados en fosas comunes.

-78.827 heridos.

-11.000 heridos necesitan ser trasladados a otros países para recibir tratamiento

-17.000 niños viven sin sus padres o uno de ellos.

-11.000 heridos con necesidad de viajar para recibir tratamiento.

-10.000 pacientes con cáncer enfrentan el riesgo de muerte.

-1.095.000 pacientes con enfermedades infecciosas.

-20.000 casos de infección por hepatitis viral.

-60.000 mujeres embarazadas en riesgo.

-350.000 pacientes con enfermedades crónicas sin control y tratamiento adecuado.

-5.000 secuestrados por Israel de Gaza.

-310 secuestrados de personal de salud.

-20 periodistas secuestrados.

-2 millones de desplazados.

-103 escuelas y universidades quedaron completamente destruidas.

-311 escuelas y universidades parcialmente destruidas.

-247 mezquitas completamente destruidas.

-326 mezquitas parcialmente destruidas.

-3 Iglesias atacadas y destruidas.

-86.000 viviendas quedaron completamente destruidas.

-294.000 viviendas parcialmente destruidas.

-75.000 toneladas de explosivos arrojados por Israel.

-33 Hospitales fuera de servicio.

-55 centros de salud fuera de servicio.

-160 instituciones de salud fueron parcialmente atacadas.

-126 ambulancias destruidas.

-206 sitios arqueológicos y patrimoniales destruidos”.

¿Acaso esto no es genocidio?

Por todo lo anterior, como Internacionalista, me uno a las jornadas de protesta civil a nivel internacional, pronunciándome con repudio hacia el genocidio perpetrado por el Estado ilegítimo de Israel y sus cómplices hacia nuestras y nuestros hermanxs palestinxs.

Expreso mi solidaridad, apoyo y alteridad a lxs estudiantes y docentes que a nivel internacional han alzado la voz de quienes han callado con bombas, ante una ola de represiones en el ejercicio de su derecho a la libre manifestación, por parte de quienes ostentan en sus dobles discursos la libertad, la democracia, la paz, seguridad y fraternidad internacionales.

En estos momentos la resistencia son las voces invisibilizadas, continuando con la exigencia a nuestros gobiernos del rompimiento de relaciones diplomáticas con Israel, así como el boicot comercial de sus cómplices comerciales.

El genocidio que Netanyahu emprendió con premeditación, alevosía y ventaja, ha tenido consecuencias catastróficas, la más dolorosa, las niñeces y civiles asesinadxs, mientras, los sobrevivientes han quedado con secuelas físicas y psicológicas irreparables, sin hogar, sin familia y sin ayuda humanitaria, ya que los sionistas han dejado sin alimentos, agua potable y servicio médico a familias palestinas en Gaza y Rafah, siendo esta última ciudad, la que protagonizó uno de los ataques más desgarradores en un campo de refugiados.

Palestina Libre por el Apartheid, el desplazamiento forzado, los crímenes de lesa humanidad, el genocidio y las violaciones a la jurisprudencia internacional.

Palestina Libre por lxs que ya no están.

Palestina Libre por quienes están resistiendo con miedo, hambre, sin hogar, sin acceso a la salud ya la educación.

Palestina Libre para que se haga justicia y se aplique el peso de las leyes internacionales a lxs criminales de guerra.

Palestina Libre por la autodeterminación y el retorno a sus territorios.

Palestina Libre por la lucha de sociedad civil que son la voz de Palestina.

Palestina Libre por un Estado que no tan sólo sea reconocido, sino que sea libre y soberano.

Palestina Libre por el cese al fuego inmediato.

Referencias:

France 24. 25 años después de los Acuerdos de Oslo, el conflicto palestino-israelí sigue sin resolverse. https://www.france24.com/es/20180913-acuerdos-oslo-conflicto-palestino-israeli

Lastchan, T. (15/11/2023). “Desde el Río hasta el Mar”, el eslogan de la discordia. DW. https://www.dw.com/es/desde-el-r%C3%ADo-hasta-el-mar-disputa-por-el-eslogan-propalestino/a-67412000

Naciones Unidas. La cuestión de Palestina y la Asamblea General. https://www.un.org/unispal/es/data-collection/general-assembly/#:~:text=La%20Cuesti%C3%B3n%20de%20Palestina%20y%20la%20Asamblea%20General&text=La%20cuesti%C3%B3n%20de%20Palestina%20se,r%C3%A9gimen%20internacional%20especial%20para%20Jerusal%C3%A9n.

Vázquez, S. (1998) Derecho Internacional Público. Páginas|392,415.

[1] https://actualidad.rt.com/actualidad/510437-eeuu-preocupado-creciente-aislamiento-israel

[2] https://www.un.org/spanish/law/icc/statute/spanish/rome_statute(s).pdf

[3] https://www.facebook.com/profile.php?id=61555823877181

Fuente e Imagen: La autora escribe para OVE

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Mensaje desde la Universidad de Birzeit a las estudiantes que se levantan contra el genocidio palestino

Mensaje desde la Universidad de Birzeit a las estudiantes que se levantan contra el genocidio palestino

La Universidad de Birzeit, Palestina, muestra su apoyo a las movilizaciones universitarias y nos presenta un ejemplo de la violencia israelí contra las universidades palestinas, en un afán de aniquilarlas.

 

Queridas compañeras,

 

En plena escalada de la Intifada [que en castellano significa revuelta] estudiantil en diferentes lugares del mundo, hay algunos datos que os puede interesar conocer sobre las estudiantes palestinas:El movimiento estudiantil palestino siempre ha estado implicado en la resistencia, a veces incluso dirigiéndola. Hablamos de la resistencia en todas sus formas, no sólo contra la hegemonía y la opresión sionistas, sino también contra todo tipo de opresión y supremacía en el mundo.

 

Israel lleva atacando a los estudiantes palestinos desde su creación hasta hoy. (ESTO NO COMENZÓ EL 7 DE OCTUBRE). Miles de estudiantes palestinos han sido asesinados y decenas de miles han sido detenidos desde 1967. Solo de la Universidad de Birzeit, desde donde os hablamos, hay ahora mismo más de 200 estudiantes encarcelados en prisiones sionistas.

 

En Gaza, 90.000 estudiantes se ven privadas del derecho a la educación porque Israel ha destruido deliberadamente todas las universidades de la Franja. Además, la mayoría de las escuelas de Gaza también han sido destruidas y más de 6.000 estudiantes han sido asesinadas.

 

En Cisjordania, además del asesinato y arresto de los estudiantes, Israel está haciendo imposible que puedan llegar a sus universidades, ya que el ejército de ocupación ha desplegado más de 800 checkpoints que segregan ciudades y pueblos.

 

En la Universidad de Birzeit, como en tantas otras del mundo (quizá como vayáis a hacer vosotras), las estudiantes también han plantado sus tiendas de campaña, pero nadie se queda en estas tiendas por la noche. La razón es muy simple: porque saben que los soldados israelíes invadirán la universidad en cualquier momento.

 

Los estudiantes de Cisjordania que organizan manifestaciones o participan en cualquier tipo de organización social o política son ahora perseguidos, tanto por Israel como por la Autoridad Palestina.

 

Veros luchando junto a nosotras contra la opresión y por la justicia nos da esperanza, no sólo para las estudiantes palestinas presas en las cárceles de Cisjordania y bajo los escombros de Gaza, sino también para un futuro mejor en un mundo con justicia y dignidad para todas.

Debéis saber que vuestra lucha por Palestina es crucial para nosotras, pero es aún más crucial para ustedes mismas

 

Cómo Israel aniquila las universidades palestinas

En la tarde gris del 10 de enero de 2022, una furgoneta blanca sin ventanas y con matrícula palestina entró en el campus de la Universidad de Birzeit, al norte de Ramallah, en la Cisjordania ocupada. Después de cruzar la puerta este del campus, dos hombres con jeans y sudaderas con capucha salieron de la camioneta y caminaron hacia la reunión del consejo estudiantil a la que asistían las representantes elegidas por los distintos bloques estudiantiles. Entonces, de repente, las puertas traseras de la camioneta se abrieron y saltaron más soldados israelíes, éstos de las fuerzas especiales, con sus uniformes y pasamontañas. Armados con armas semiautomáticas, siguieron los pasos de los dos soldados encubiertos y comenzaron a disparar.

 

Las estudiantes corrieron e intentaron dispersarse, pero los soldados sabían exactamente a quién perseguían. Tiraron al suelo a cuatro líderes del movimiento estudiantil. Allí los sujetaron boca abajo para esposarles, les vendarles los ojos y golpearles. Otros soldados apuntaban con sus rifles al perímetro de la zona, mientras las estudiantes trataban de documentar lo que estaba ocurriendo en su campus a plena luz del día.

 

Uno de los principales líderes estudiantiles, Ismail Barghouthi, trepó la puerta para escapar. Los soldados lo atacaron y le dispararon en el muslo. Lo detuvieron, junto a otros cuatro estudiantes, y se lo llevaron en la camioneta blanca, dejando un charco de sangre en el asfalto debajo de la puerta este del campus.

 

Los cinco estudiantes fueron llevados al centro de detención militar de Ofer, en la Cisjordania ocupada, donde fueron interrogados durante horas por agentes israelíes. Tres estudiantes fueron liberados, pero Barghouthi y su compañero Mohammed Khatib fueron acusados por la justicia militar israelí porque Israel califica sus grupos estudiantiles como “asociaciones no autorizadas”. Durante su proceso, Barghouthi pasó semanas detenido y Khatib pasó cuatro meses, hasta mayo de 2022, en “detención administrativa” —que significa “encarcelado indefinidamente en una prisiones militar sin cargos ni juicio”—.

 

Barghouthi y Khatib se encuentran entre las decenas de estudiantes universitarios palestinos secuestrados y detenidos por Israel cada año en el Territorio Palestino Ocupado (TPO), por pertenecer a una de las 411 asociaciones estudiantiles que Israel ha considerado «ilegales». 5 Estaban entre los cincuenta y cuatro estudiantes palestinos encarcelados solo en 2022.

 

[Así comienza el libro de la antropóloga Maya Wind, Towers of Ivory and Steel: How Israeli Universities Deny Palestinian Freedom, en cuyo prólogo (de la también antropóloga Nadia Abu El-Haj) podemos leer lo siguiente]:

 

Durante décadas, las universidades israelíes han sido generosamente alabadas en Occidente como ejemplo de libertad. Las instituciones académicas europeas y norteamericanas mantienen colaboraciones de investigación y programas de grado conjuntos con universidades israelíes, que a menudo son nuestras únicas contrapartes académicas de este tipo en Oriente Medio. Pero, ¿y si las universidades israelíes no fuesen tan, tan libres? ¿y si, lejos de ser bastiones del pluralismo, la libertad académica y los espacios para la disidencia política abierta, lo que fuesen realmente es “cómplices de la violación de los derechos palestinos”? Pues eso es lo que ocurre. Aquí no hay “inocencia institucional” que valga.

 

Al trabajar dentro de un régimen de apartheid, los vínculos entre las universidades israelíes y el Estado tienen efectos directos sobre la segregación y el sometimiento infligidos a la población palestina. Desde 1918, estas universidades han sido una parte integral del proyecto, la construcción y el mantenimiento del estado como “hogar nacional judío”, incluido el desarrollo de tecnologías y estrategias de guerra, limpieza étnica, ocupación y asedio. No sólo se margina y discrimina a los estudiantes palestinos con ciudadanía israelí, sino que las universidades a menudo hacen el trabajo del propio Estado reprimiendo a las organizaciones estudiantiles palestinas en nombre de la “seguridad”. También financian programas académicos diseñados para capacitar a soldados y fuerzas de seguridad, no como el personal militar que se matricula para sacarse un título en un campus universitario, sino más bien como si ejército se incrusta dentro de la universidad. Esto exige que la universidad, entre otras cosas, establezca zonas de seguridad en los alojamientos del personal militar.

 

Las universidades palestinas están sometidas a un control burocrático militar: el Estado israelí determina el número de profesores y estudiantes extranjeros a los que se permite enseñar y estudiar en universidades palestinas, y los examina (por motivos políticos) antes de conceder visados. Las universidades de Gaza, la propia franja bajo asedio continuo, estaban aisladas del mundo exterior y expuestas a los bombardeos aéreos.

 

AHORA YA NO QUEDA NI UN LADRILLO DE NINGUNA DE ELLAS.

 

En toda Cisjordania, incluida Jerusalén Este, las universidades son sometidas repetidamente a cierres y redadas, sus estudiantes y profesores son detenidos y, a menudo, torturados durante su detención. Mientras tanto, la gran mayoría de los académicos israelíes y las direcciones de sus universidades guardan silencio. Para las universidades palestinas no hay defensa institucional de la libertad académica. Y en tantas décadas de ocupación, ni una sola universidad ha cortado lazos con las fuerzas militares o de seguridad israelíes, mucho menos con la industria armamentística de Israel.

 

¿VERDAD QUE LAS UNIVERSIDADES SON TEMPLOS DEL CONOCIMIENTO, LA CRÍTICA Y LA LIBERTAD, PUENTES TENDIDOS A LA COMPRENSIÓN DEL OTRO QUE NUNCA DEBEN ROMPERSE, REFUGIOS DE PAZ FELICES DONDE COMEMOS PERDICES Y ESTUDIAMOS COSAS QUE NO MATAN?

 

¿VERDAD QUE NUESTRAS INSTITUCIONES SON TAN BONDADOSAS E INOCENTES QUE CUALQUIER MEDIDA DE BOICOT DEBERÍA EXCLUIRLAS?

 

 

PUES NO. NI EL DERECHO INTERNACIONAL HABLA DE NADA DE ESO NI ES ESA LA CUESTIÓN, NI EN ESTE GENOCIDIO NI EN LAS DÉCADAS PREVIAS DE OCUPACIÓN Y LIMPIEZA ÉTNICA.

 

La verdadera pregunta es: “¿Son las universidades israelíes cómplices de la violación de los derechos palestinos?”. Y la respuesta es SÍ, pero la comunidad académica internacional está reconociendo cada vez más el profundo arraigo y complicidad de las universidades israelíes con el proyecto de asentamiento y apartheid de Israel. Y está llegando a la conclusión de que seguir haciendo negocios con las universidades israelíes es intolerable.

 

A quienes se oponen a nuestro llamamiento a un boicot académico, les preguntamos:

 

¿HAY ALGÚN MOVIMIENTO DE RESISTENCIA PALESTINO QUE USTEDES RECONOZCAN O HAYAN RECONOCIDO ALGUNA VEZ COMO LEGÍTIMO?

 

Si para ustedes todo es terrorismo y el boicot es improcedente,

 

¿QUÉ DIABLOS HAY QUE HACER ENTONCES?

 

¿SEGUIR CONTANDO TROCITOS DE NIÑOS MUERTOS Y MOSTRANDO MUCHA PENITA PARA NO PERDER VOTOS?

 

MOSTRAR SOLIDARIDAD CON MILES DE SERES HUMANOS HUMILLADOS, ASESINADOS, ENCARCELADOS, TORTURADOS Y EXPULSADOS,

PERO NO HACERLO CON LOS VIVOS QUE SIGUEN RESISTIENDO ES

COMPORTARSE-COMO-SÓLO-EL-MISERABLE-HOMBRE-BLANCO-SUPREMACISTA-SABE-HACER-Y-LLEVA-HACIENDO-DURANTE-CINCO-SIGLOS.

 

Fuente: https://rebelion.org/mensaje-desde-la-universidad-de-birzeit-a-las-estudiantes-que-se-levantan-contra-el-genocidio-palestino/

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EE. UU.: estudiantes tendiendo la mano

Por: Mariano Salas

Las movilizaciones en los EE. UU. contra el genocidio en Gaza y la instalación de campamentos de estudiantes y profesores en campus, se extienden a cerca de 200 universidades[1] que empiezan a estar acompañadas en una buena cantidad de países -incluida la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)- convirtiéndose en la síntesis del escenario mundial. La importancia de este hecho es inmensa debido a que cuando los universitarios norteamericanos se levantan, “algo” va a pasar. Esto mismo sucedió en 1967 cuando se inició en las universidades el movimiento contra la guerra de Vietnam, llegando a Paris y de ahí a toda Europa y América Latina en 1968-69. Algo similar aconteció en 1985 cuando se iniciaron movilizaciones en los campus contra el apartheid en Sudáfrica, para después extenderse a Europa y muchos países más.

Esta nueva oleada de movilizaciones tiene sus características propias, como cada ejemplo de los anteriores. Uno que parece importantísimo es que el sistema político estadounidense vive su peor crisis desde la Guerra Civil en el siglo XIX, con facciones enfrentadas como nunca y que atraviesan al Partido Demócrata y al Partido Republicano. No hay que olvidar que Trump amenazó con que, si pierde las elecciones “habrá un baño de sangre”. Otro elemento, quizá el más importante, es que en los EE. UU. se vive un gran del ascenso del movimiento de masas,[2] particularmente sindical, pero no únicamente dado que la juventud blanca se ha radicalizado como se demostró en la gesta de 2020 -en plena pandemia- contra el racismo, una de las características más subyacentes del sistema de explotación yanqui. Antes, en 2016, es muy significativo tener en cuenta que Bernie Sanders, hoy senador independiente, cuando fue precandidato logró una amplísima simpatía entre esta juventud blanca que se reclamaba ¡socialista democrática![3]

El ascenso del movimiento de masas es lo que ha dividido a la clase dominante estadounidense respecto a cómo enfrentar este proceso de radicalización que experimenta su juventud y su clase trabajadora. Este ambiente en los EE. UU. muestra un desgaste ideológico y político del imperialismo acentuando la crisis de su sistema político y no existe, por ahora, alternativa pues Trump, el favorito para ganar las elecciones de noviembre, se vio obligado a declarar su apoyo a Israel y al genocidio lo cual no debe haberle redituado en sus bonos, sino al contrario, será también arrastrado por los jóvenes negándose a ver como santos a los que son solamente charlatanes y asesinos. Tampoco creerse el cuento de que hay un héroe en cada bandido o en cada hombre político de éxito.

Europa no se queda atrás pues el desgaste de los regímenes amantes de la libertad y la democracia se acentuó también debido al genocidio, provocando un profundo desprestigio de los gobiernos tanto de la OTAN como de la Unión Europea; en momentos que más necesitan apoyo para acometer contra Rusia por lo de la guerra en Ucrania. Macron, presidente de Francia, “goza” del más grande desprestigio y desconfianza entre los franceses a los que quiere llevar a la guerra. Rishi Sunak, primer ministro del Reino Unido no está mejor. Son los choznos del imperio, tiranuelos que siempre han sabido ponerse el traje inteligente para las ocasiones cretinas.


[1] Hay que agregar que las madres de los estudiantes se han organizado para apoyarlos de distintas maneras y aunque la policía las ha querido sacar de los campus, le está costando mucho trabajo. Las madres de los estudiantes han formado un movimiento al que llaman “Madres que cuidamos a los hijos de otras madres”.

[2] Para muchos el más grande desde los años ‘30 del siglo pasado en plenos efectos de la Gran Depresión.

[3] Encuestas de 2016, arrojaban que el 47 por ciento de la juventud blanca se decía socialista.

Fuente: https://lis-isl.org/2024/04/29/ee-uu-estudiantes-tendiendo-la-mano/
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Nancy Fraser: «En Alemania me cancelan por apoyar a Palestina»

Traducción: Florencia Oroz

Tras conocer que había firmado una carta a favor de Palestina, la Universidad de Colonia ha decidido dar de baja la cátedra de Nancy Fraser. En su primera entrevista tras su exclusión, Fraser afirma que no permitirá que nada le impida defender a Palestina.

La célebre filósofa Nancy Fraser iba a impartir la cátedra Albertus Magnus de la Universidad de Colonia el próximo mes de mayo. Pero a finales de la semana pasada fue abruptamente «desinvitada» por el rector de la universidad, Joybrato Mukherjee, por haber firmado una carta de solidaridad propalestina el pasado otoño.

En esta entrevista con Hanno Hauenstein, Fraser habla por primera vez desde su exclusión.

 

HH

La Universidad de Colonia la excluyó de la cátedra Albertus Magnus. ¿En qué consistía?

NF

La cátedra implicaba una visita de varios días y conferencias públicas bajo los auspicios de un programa supuestamente dedicado al intercambio abierto. Decidí dar conferencias de mi actual proyecto sobre las tres caras del trabajo en la sociedad capitalista, un tema que no tenía nada que ver —al menos no directamente— con Israel o Palestina. Me había adelantado y había trabajado duro para escribir estas conferencias (y, por cierto, también compré un billete de avión muy caro).

 

HH

¿Puede explicarme cómo fue la «desinvitación»?

NF

Hace unos días recibí un correo electrónico de un profesor de Colonia, Andreas Speer, que organiza estos actos. Me dijo que acababa de recibir noticias del rector de la universidad, preocupado por el hecho de que yo hubiera firmado la declaración «Philosophy for Palestine» en noviembre, y que quería que aclarara mi postura. Pensé, ¡qué descaro! ¿Qué le importa a él mi opinión sobre Oriente Medio? Soy un agente libre, puedo firmar lo que quiera.

 

Pero tampoco quería ser demasiado conflictiva. Así que le contesté que había muchas opiniones diferentes sobre Palestina e Israel y que había mucho dolor en todos los bandos, incluido el dolor que yo misma había experimentado como judía. Pero hay algo en lo que no puede haber desacuerdo. Cité una frase de una declaración que el rector de la universidad había publicado en el sitio web de la universidad, sobre la importancia de un debate abierto y respetuoso. Así que le dije al Sr. Speer: por favor, asegúrele al rector que puede contar conmigo cuando se trate de un debate abierto y respetuoso.

Pensé que con eso bastaría para poner fin al asunto. Pero apenas uno o dos días después recibí un correo electrónico directo del rector diciéndome que no tenía más remedio que retirar la invitación. Escribió explícitamente, palabra sobre palabra, que quedo cancelada por haber firmado esta carta y no haberla desmentido en nuestra comunicación posterior.

 

HH

¿Cuál fue el principal punto de discordia? ¿El uso de las palabras apartheid y genocidio? ¿O el boicot a las instituciones israelíes, al que la carta invita a participar a los lectores?

NF

La verdad es que no lo sé, porque no he recibido más explicaciones. El rector me ofreció una charla por teléfono o vídeo en la que me explicaría mejor sus puntos de vista. No he respondido a eso. Se trata de un asunto público. Creo que todos tenemos que dejar constancia. Así que dependerá de él aclararlo. También hay una declaración en el sitio web de la universidad. A mí esto me parece una cortina de humo. Es una clara violación de la propia política declarada de la universidad, así como de los propios valores que invocan con el nombre de Albertus Magnus.

Esos valores son precisamente la libertad académica, la libertad de opinión, la libertad de expresión y el debate abierto. Cualquiera que sea la complicada racionalización que se esté dando sobre por qué este procedimiento supuestamente no viola esos valores, me suena a hueco. Esto también envía una señal muy fuerte a toda la gente de la universidad y a los académicos de todo el mundo: si te atreves a expresar ciertas opiniones sobre determinados temas políticos, no serás bienvenido aquí [en Alemania]. Tiene un efecto amedrentador sobre la libertad de expresión de la gente.

 

HH

Cuando dice que esto es una violación de las políticas de la universidad, ¿prevé emprender acciones legales?

NF

Lo he pensado. No es mi prioridad, aunque tampoco lo descarto. Pero, ante todo, quiero convencer a la gente de que este es un caso verdaderamente escandaloso de algo que, según muchos, es una tendencia mucho más amplia en la Alemania actual. Las personas que ocupan puestos de poder en las universidades e instituciones artísticas alemanas, así como los miembros del gobierno federal alemán que puedan estar instándoles en este sentido, deberían pensárselo dos veces. Están violando claramente normas académicas muy extendidas —y, francamente, constitucionales— sobre la libertad política y la libertad de expresión. Esto perjudicará considerablemente a la academia alemana.

 

HH

Teniendo en cuenta solo la historia más reciente de indignación pública y cancelaciones en Alemania, parece que estás en buena compañía. Fueron los casos de Masha Gessen, Ghassan Hage, Judith Butler y varios otros. Muchos de ellos, como usted, son judíos. ¿Le preocupa eso?

NF

No por mí misma. Estoy sentada en Nueva York y cuento con un enorme apoyo, incluida una carta extremadamente contundente de la presidenta de mi propia universidad en la New School, Donna Shalala, que comienza con la gran frase: «¡Albertus Magnus se habría horrorizado!».

Señala que es especialmente preocupante que una institución alemana cancele a un miembro del profesorado de la New School, que no solo rescató a académicos alemanes que huían del fascismo como individuos, sino que también creó un espacio para continuar el cuerpo de teoría crítica que había sido aniquilado en Alemania. La New School ha contribuido a ese cuerpo de pensamiento, y yo también. Así que esto es un insulto tanto a mí como a la New School. Pero, lo que es más importante, es una violación de las normas de libertad académica.

 

HH

¿Cree que se trata de una tendencia?

NF

Sí, y estoy muy preocupada. Creo que es una fiebre que se está apoderando de Alemania y, en menor medida, de Austria. Es algo muy perjudicial. También creo que es muy importante que los alemanes comprendan algo de la complejidad y amplitud del judaísmo, su historia, su perspectiva. En cierto modo están suscribiendo esta idea de una promesa incondicional de lealtad a Israel, de que esa es la responsabilidad alemana: el apoyo incondicional al Estado de Israel.

Teniendo en cuenta lo que Israel está haciendo actualmente, esto es una traición a lo que yo llamaría los aspectos más importantes y de mayor peso del judaísmo como historia, como perspectiva y como cuerpo de pensamiento. Me refiero al judaísmo de Maimónides y de [Baruch] Spinoza, de Sigmund Freud, Heinrich Heine y Ernst Bloch.

 

HH

¿Puede especificar a qué se refiere?

NF

Esta [otra] tradición del judaísmo está reduciendo el judaísmo no solo al nacionalismo, sino a un ultranacionalismo del tipo que está pisoteando y básicamente destruyendo la Franja de Gaza. Por cierto, ¡acabo de firmar otra carta! No me arrepiento. Una carta contra el «escolasticidio» israelí, es decir, la destrucción de escuelas y universidades en Gaza.

Más de cien profesores han sido asesinados allí. Nueve rectores de universidades han sido asesinados. Los nombres de las personas que les he mencionado antes son solo algunos, hay muchos más. Piensen en Albert Einstein, a quien se le ofreció la presidencia del Estado de Israel y la rechazó. Se trata de personas cuyo judaísmo les llevó a defender los derechos universales, no una estrecha identidad tribal.

 

HH

Algunos de sus críticos sostienen que en realidad no se le ha cancelado, sino que simplemente se le ha rechazado una especie de homenaje.

NF

Hay alemanes que tienen la tentación de decir que se trata de un premio honorífico. Muchos alemanes, incluso periodistas, han sido intimidados para que acepten una visión muy distorsionada de lo que realmente significa la libertad académica. El argumento de que se puede simplemente retirar algo porque es solo un premio y no genuinamente académico es una tontería.

La cuestión es que es una cátedra visitante, un nombramiento académico. Junto con todos los demás titulares anteriores de esta cátedra, fui seleccionada por mi trabajo. La idea de que lo que hago de otro modo es motivo de «desinvitación» ya dice que se está violando la autonomía académica. De eso no hay duda. Quiero decirles a estas personas que, en efecto, tienen la responsabilidad de pensar profundamente sobre los judíos. Es solo que están pensando de manera equivocada. Hay otra forma de pensar sobre esto.

 

HH

Críticos como Masha Gessen han argumentado que la interpretación específica de Alemania de la «Staatsräson» [razón de Estado] hacia Israel en los últimos años ha ayudado a extremistas de derecha como Alternative für Deutschland (AfD). ¿Está de acuerdo?

NF

No puedo hablar específicamente de la AfD. Pero puedo decirle que en Estados Unidos, la derecha cristiana evangélica tiene su propia versión de «macartismo filosemita», por utilizar la frase de Susan Neiman. Y tienen un razonamiento teológico que es en sí mismo profundamente antisemita. Pero lo más preocupante de Alemania para mí no es la AfD.

 

HH

¿Qué es?

NF

Esta especie de centrismo de derechas, que es donde reside el verdadero peso de la opinión pública. Se deja influir tan fácilmente por lo que para mí son argumentos transparentemente falsos. Como el argumento de que al excluirme supuestamente nadie está violando la libertad académica, sino que simplemente optan por no honrar a una persona que tiene las opiniones que creen que yo tengo.

 

HH

Usted ha dicho que no existe ninguna conexión entre «Philosophy for Palestine» y el ciclo de conferencias que iba a dar en Colonia. Pero, ¿diría que no hay conexión entre la postura que adoptó en la carta y sus escritos académicos?

NF

Llevo más de un sombrero. Hago trabajo teórico. De vez en cuando firmo cartas como ciudadana. No creo que deban estar directamente relacionados. Sin embargo, de vez en cuando escribo de un modo más agitativo o propagandístico. El mejor ejemplo sería «Feminismo para el 99%», del que fui coautora con Cinzia Arruzza y Tithi Bhattacharya. Tomamos ideas que cada una había desarrollado en su propio trabajo y las fusionamos.

Es un manifiesto sobre cómo trazar un camino diferente para el activismo feminista que se entendiera en interés del 99%, de las mujeres y de los hombres y niños, en contraposición a cierto tipo de feminismo neoliberal corporativo. Así que he intentado popularizar mis ideas académicas, pero nunca he escrito sobre Oriente Medio. No tengo grandes conocimientos, pero soy una ciudadana pensante y lectora. Y como judía, me siento especialmente identificada con el sentimiento de «no en nuestro nombre».

 

HH

¿Porque lo que se hace en Gaza se hace, hasta cierto punto, en nombre del pueblo judío?

NF

Exacto. Tampoco hay duda de que hay una instrumentalización, o incluso una militarización, de la acusación de antisemitismo que se está aplicando tan erróneamente a personas que sienten que al condenar el actual rumbo del gobierno israelí, estamos abogando por una corrección del rumbo para mejorar la situación de los palestinos, así como del pueblo judío en todas partes.

 

HH

Eso parece algo honorable. En Alemania, sin embargo, el Bundestag (parlamento) aprobó una resolución que declara el boicot a las instituciones israelíes un caso de antisemitismo. Muchos en Alemania asocian estos boicots con imágenes de boicots históricos contra los judíos alemanes en la década de 1930.

NF

Es una asociación interesante. Al fin y al cabo, entonces no existía ningún Estado judío que se dedicara a una carnicería militarista ilegítima. Un paralelismo mucho mejor sería Sudáfrica, donde hubo un fuerte boicot académico, un boicot deportivo y un boicot cultural, que tuvieron cierto impacto junto con el boicot económico a la hora de poner fin al apartheid. Por cierto, los alemanes no solo boicotearon a los judíos. Los expulsaron, los acorralaron, los enviaron a campos y los mataron. Nada de eso ocurre aquí.

 

HH

¿Piensa repetir su ciclo de conferencias de Colonia en algún otro lugar?

NF

Lo haré en otros lugares. Se trata de una nueva versión ampliada y revisada de unas conferencias que di en Berlín hace dos años. Ahora tengo mucho material nuevo, que estaba deseando presentar. Mi universidad, la New School, está organizando un acto. También me han sugerido que dé conferencias en otros lugares de Alemania bajo el título «Esto es lo que no querían que oyeras en Colonia».

 

HH

Algunos profesores alemanes se han solidarizado con usted. ¿Cree que la gente en Alemania podría estar cambiando de opinión sobre estas cuestiones?

NF

No estoy lo suficientemente cerca del terreno como para tener una opinión informada al respecto. Pero tengo la sensación de que la fiebre se desatará. No estoy en condiciones de decir si mi caso es el desencadenante, o el siguiente, o el que le siga. Cada vez hay más inquietud al respecto. Al menos la gente de Nueva York lo ve así.

 

HH

Sus colegas miran a Alemania y se preguntan qué está pasando…

NF

Entre los académicos y la gente del mundo de las artes, seguro. También en el periodismo, desde que el caso Gessen tuvo tanta repercusión. O el intento tardío de despojar a Butler del Premio Adorno: todo esto se discute mucho. Al menos en las artes, en el mundo académico y en el periodismo, la gente está muy perturbada, consternada y también indignada. Ha habido muchos palestinos y árabes étnicos que han sido víctimas de esto, pero también judíos prominentes. Esto incita este sentimiento de, bueno, ¿quién eres tú para decirnos lo que significa apoyar al pueblo judío?

 

HH

¿Se considera usted víctima de lo que antes ha descrito como antisemitismo filosemita?

NF

Supongo que sí. Me cancelan en nombre de la especial responsabilidad alemana por el Holocausto. Supongo que esa responsabilidad debería conllevar responsabilidad hacia los judíos. Pero, por supuesto, se reduce a las políticas estatales de cualquier gobierno que esté gobernando en Israel. Para nosotros, en Estados Unidos, el macartismo es una palabra poderosa. Es una forma de hacer callar a la gente con el pretexto de que supuestamente estás a favor de los judíos.

 

HH

¿De dónde cree que viene esto?

NF

Simplemente se ha normalizado. La gente en Alemania ha llegado a aceptar una visión estrecha de lo que significa la libertad académica y la libertad de expresión y de lo que son las libertades políticas democráticas.

 

HH

Estados Unidos y Alemania han sido los dos principales proveedores de apoyo y armas a Israel en los últimos seis meses. ¿Cómo influye esto en su opinión sobre Alemania?

NF

El principal culpable es Estados Unidos. No estoy eximiendo de responsabilidad a Alemania, pero en realidad, si uno se preocupa por quién financia las políticas [de Israel], es Estados Unidos. Sin embargo, por primera vez en mi vida veo que hay un debate público equilibrado sobre la cuestión de Palestina. Las voces palestinas están en la esfera pública. Las organizaciones, incluidas las organizaciones judías de izquierda que critican la política israelí, están en la esfera pública.

Biden está sometido a mucha presión. Ha estado hablando con más dureza sobre el condicionamiento de la ayuda y pidiendo un alto el fuego. Queda por ver si esto se traducirá en recortes o condicionamientos reales de la ayuda, si los demócratas del Congreso intentarán forzar esa cuestión. Pero al menos el grifo abierto de ayuda militar de nuestro gobierno se ha politizado y cuestionado. Me gustaría que algo así ocurriera también en Alemania. Que al menos se convierta en una cuestión pública sobre la que se pueda discutir, sin ser acusado de antisemitismo.

 

Sobre el entrevistador:

[1] Hanno Hauenstein es un periodista independiente residente en Berlín. Ha escrito para The GuardianThe Intercept y varios medios alemanes.

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El genocidio de mujeres, niñas y niños más perverso de la historia

Por: Claudia Espinoza Iturri

Cuando empezaron los bombardeos sionistas en la Franja de Gaza, en octubre pasado, el mundo pensó que se trataba de una persecución al grupo Hamás. Sin embargo, con el pasar de los días su enemigo principal se configuró con un fuerte sesgo de género y generacional. Las bombas y balas tenían como blanco a las mujeres, las niñas y niños palestinos.

El enfoque patriarcal del asedio más cruento de los últimos tiempos se confirma en la cantidad y las historias de las víctimas. Porque son las mujeres, las reproductoras de vida, de cultura, gestoras de la sobrevivencia, organizadoras de la escasa comida y el agua, curanderas milenarias y portadoras de las tradiciones más profundas del pueblo palestino, ellas son las víctimas martirizadas.

En las antiguas batallas, se solían ver a jóvenes y adultos enfrentar los tanques con piedras. En este asedio que empezó hace unos 150 días, el sionismo atacó justamente lo que administran las mujeres: el agua y el pan, las medicinas, los mercados y la vida.

A la mitad de los ataques, cuando Israel se empecinaba en destruir hospitales en la Franja, Naciones Unidas denunció que cerca de cinco mil mujeres embarazadas no tenían donde dar nacimiento a sus hijos e hijas. Mientras más se conocían los pormenores de la destrucción, menos se supo qué sucedió con esas miles de mujeres y recién nacidos.

La estrategia sionista de exterminar el pueblo palestino -a través de las mujeres- apareció estampada en las camisetas de sus soldados: “dispare a una embarazada y mate a un terrorista”, así lo vestían sonrientes los oficiales de la muerte.

Cuántas madres fueron retiradas bajo los escombros abrazadas de sus hijos e hijas. Y cuántas criaturas quedaron enterradas bajo los cementos de cientos de casas y edificios destruidos que tardarían 15 años en reconstruir. Cuántas mujeres desoladas al perder sus familias enteras; cuántos huérfanos y huérfanas obligados a seguir solos en esta vida, con hambre, heridas y lo peor: el terror en el corazón.

El genocidio causado por todos los aliados de Occidente, el silencio de los países árabes, la inacción de las potencias de la seda y el Kremlin ha convertido a Gaza en el cementerio del feminicidio e infanticidio masivos más crueles y perversos de la historia contemporánea.

Las cifras oficiales señalan que en torno al 70% de las víctimas fatales del genocidio, son mujeres, niñas y niños: más de 8.800 mujeres y 13.230 menores de edad, incluidos bebés de pocos meses o años. Estos datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad de Gaza, la ONU considera fiables. Estas cifras suben cada día, y se adhieren denuncias de violación, tortura, robos y otros delitos enfocados en las mujeres.

Desde los feminismos y humanismos sabemos que las cifras no representan el contexto y el dolor de las historias que se esconden detrás de cada muerto. Por eso este Ramadán será rememorado como el año del feminicidio e infanticidio colectivos más crueles de los últimos tiempos, donde solo la resistencia de las hermanas palestinas y la solidaridad internacional superarán el olvido.

Claudia Espinoza Iturri, es periodista de Bolivia

Ilustración de Edwin Calle, artista boliviano

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«Ellos no existen» y nosotros quién sabe: la universidad ante el genocidio

There were no such thing as Palestinians… They did not exist (Golda Meir, primera ministra de Israel, 15-6-1969)

La cita de Meir, publicada por el Sunday Times y el Washington Post y pronunciada durante décadas en términos similares por Ben-Gurion (Palestina no existe en la Historia) o tantos otros criminales, marca el camino a quien quiera comprender el sentido y las prácticas de la ocupación genocida en Palestina y de sus socios en el mundo. O a la inversa: del colonialismo genocida y de su ariete israelí en Palestina. Siete años después, en New York Times, Meir matizaba la presunta manipulación de sus palabras. Cincuenta y cuatro años después, en marzo de 2023, el ministro de finanzas sionista arrancaba los aplausos de su audiencia en París: “There is no such thing as Palestinians because there is no such thing as a Palestinian people”. Poco después, el mantra estatal de Israel daría la vuelta al mundo, recogido en el informe de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia. “Todos tenemos un objetivo común: borrar la Franja de Gaza de la faz de la tierra”, entre una lista infinita de ejemplos.

No existen concentra ese axioma exterminador que convierte a todos y todas en nadie. Niños y niñas que “se lo han buscado”. Adultos que “no condenan” a Hamas. “Merecen” cada misil sobre sus cabezas. Nadie es “inocente” porque todos forman parte de eso Otro que es nombrado a la vez que se niega su derecho a existir. No existen significa deben desaparecer. Se les nombra porque existen, pero empiezan a dejar de existir cuando el ocupante les nombra. Lo hace para recordarles el anuncio de su exterminio, señalándoles como ese resto eliminable, por un francotirador, por un misil, por aplastamiento bajo los escombros o por inanición. Como mal radical a exterminar o como insignificancia despreciable a ignorar.

La causa palestina es la del mundo entero porque sobre ella se ejecuta la versión más sádica de una racionalidad desplegada a escala global. Dondequiera que miremos, los capataces geoeconómicos del matadero global no parecen contemplar otro horizonte que la guerra total. Mientras la Unión Europea fuerza la máquina hacia una economía de guerra para imponer la concepción única de la economía como guerra y la guerra como único modelo para su economía (D.E.P., maestro Vincenzo Ruggiero), la propaganda electoral estadounidense y sus mascotas europeas nos regalan una perfecta obscenidad, un sublime ejemplo de “terrorismo humanitario”, citando a Danilo Zolo: misiles y palés de comida en paracaídas comparten el cielo de Gaza como fondo de pantalla. Por un lado, la líder de la Europa de la Guerra promete un “corredor humanitario marítimo” desde Chipre. Por el otro, el líder del Mundo Libre –que ocupa ilegalmente Siria o Iraq para saquear la mayor parte de su petróleo y nutre a su criatura genocida con billones de dólares en armamento– promete construir un puerto ideado por Israel, según confirma The Times of Israel, que será controlado por Israel, frente a las reservas de gas natural en aguas palestinas de las que se ha apropiado Israel, condicionando la entrada de ayuda a la invasión de la Franja por Israel y asegurando suministros marítimos a Israel. Los gobiernos de nuestro glorioso Occidente ya ni siquiera miran para otro lado, sino que apuestan por la destrucción total de Gaza. Cada uno en su papel, todos los implicados se han consagrado ya como rutilantes estrellas del porno genocida. El holocausto continúa mientras centenares de camiones llenos de alimentos y material clínico siguen parados en Rafah por colonos que bailan junto a un castillo hinchable custodiados por soldados de las fuerzas de ocupación. Toda la “ayuda” lanzada desde el aire en los últimos días cabe en tres o cuatro de esos camiones.

Mientras tanto, la lista de niños muertos de hambre aumenta más y más rápido. No hay mirada que resista la imagen de esos cadáveres. O quizá sí la hay, quizás esa mirada tolere ya todo, y quizás ése sea precisamente el más doloroso anuncio de que ya no existimos. El 5 de marzo, el presidente de Francia difunde un video en el que cinco paquetes humanitarios son lanzados sobre las ruinas de Gaza desde un avión militar, y lo adorna poéticamente: la solidaridad en acción. Tal es su definición de solidaridad. Entenderlo es cuestión de vida o muerte para la mayoría absoluta del planeta, ésa a la que el paradigma palestino lleva años anunciando el mañana.

Holocaustum, que en latín significa sacrificio con quema de la víctima, procede del griego ὁλόκαυστον, donde ὁλον significa todo y καυστον quemado. Empleamos el término holocausto con toda la intención y con la misma gravedad con la que respetamos la definición de resistencia contemplada en el Derecho Internacional. De hecho, una consecuencia definitiva de este genocidio ya es la conexión automática entre las palabras holocausto y Gaza. “Nadie va a poder pensar ya en el holocausto judío sin recordar (o sin que le sea recordado) el holocausto Palestino”, escribía recientemente el escritor árabe-israelí Alon Mizrahi. Setenta y nueve años antes del pasado 7 de octubre, los prisioneros del Sonderkommando del campo de exterminio de Auschwitz se rebelaron contra sus carceleros, patrones y verdugos –léase contra los responsables de hacerles saber en todo momento que no existían desde mucho antes de ese 7 de octubre de 1944. Hicieron explotar el crematorio IV, mataron a varios guardias y acabaron asesinados, como los miles de gaseados y quemados antes que ellos, por no existir. Rebelándose no aseguraban su supervivencia ni mucho menos, pero sospechamos que debió de resultarles inevitable hacerlo cuando todo lo demás, incluida la existencia misma, era imposible.

“El embargo de armas y las sanciones económicas a Israel son la única forma de detener el genocidio en Gaza”  (Francesca Albanese, Relatora Especial de Naciones Unidas sobre la situación de los Derechos Humanos en los Territorios Palestinos Ocupados, 8-3-2024).

Esa “única forma”, prevista en el Derecho Internacional como mecanismo que obliga a los estados a responder a la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad, se hace tanto más urgente e ineludible ante el reconocido como “crimen de crímenes”. Esa única forma es la antítesis de lo que están haciendo, entre otros, la Unión Europea, sus estados miembros y la inmensa mayoría de sus instituciones, incluidas nuestras Universidades. En pleno genocidio, la UPV/EHU ha aprobado una Cátedra en Ciberseguridad que cuenta con la Universidad de Tel Aviv como entidad colaboradora“de referencia”.

En su primer fallo, de 26 de enero, la Corte Internacional de Justicia solicitó a Israel que tomase medidas inmediatas para garantizar que su ejército no violase la Convención sobre el Genocidio –sin ordenarle detener las operaciones militares– y que permitiese la entrada de más ayuda en Gaza. Desde entonces, absolutamente todas y cada una de las decisiones de Israel y de sus socios, tanto las más criminales como las más cosméticas y burlescas, han producido más muerte y avanzado hacia la consumación del plan de aniquilación absoluta. Quizá sea ésa la “solución final” que mencionó la embajadora estadounidense en las Naciones Unidas el 20 de febrero, justo después de su cuarto veto a un alto el fuego.

Antes y después de ese fallo de 26 de enero de la Corte Internacional de Justicia, cualquiera ha podido acceder a la interminable lista de crímenes registrados por las cámaras de los soldados del ejército de ocupación. Días antes del 26-E, una encuesta de la Universidad de Tel-Aviv concluía que el 95% de los israelíes judíos considera que su ejército se había empleado de forma “adecuada” o “insuficiente”, lo que supone un apoyo incondicional a lo que Sudáfrica iba a presentar con abrumadora contundencia ante la CIJ como “genocidio plausible”.

Llegados a este punto nos permitimos lanzar dos preguntas a todas y todos nuestros colegas académicos a lo largo y ancho de las universidades del Estado español: ¿hace falta más? ¿Vamos a asumir nuestro papel como personas a las que pagan por pensar y estudiar para devolver a la sociedad el mínimo aporte de utilidad en una situación como ésta? ¿Es mucho pedirnos?

El próximo 10 de abril, en un acto coordinado en tantos territorios como sea posible, Francesca Albanese (Relatora Especial de Naciones Unidas para los Territorios Palestinos Ocupados) nos ayudará a responder a esas preguntas. Quienes leáis esto y queráis sumaros a la organización de ese acto en vuestra Universidad, campus o facultad podéis contactar conredxpalestina@gmail.com o @RedxPalestina. La lista incluye ya más de veinte puntos en mapa y sigue creciendo. Os animamos a participar porque estamos convencidas de que, si existe alguna forma de responder dignamente, nuestra posición debe cumplir cinco condiciones elementales:

1. Trabajar contra la aberración criminal que constituye todo proceso de invasión, colonización, sometimiento, expolio y/o limpieza étnica. El proyecto colonial de asentamiento ejecutado por medio de Israel en Palestina, obviamente reconocido como ilegal por todas las instituciones del sistema de Derecho Internacional durante los últimos 76 años, es paradigma de cualquiera de esas aberraciones. Hoy, paradójicamente (o no tanto), los mismos países “avanzados” (y sus universidades) que han incorporado el discurso decolonial a la retórica institucional son los que están soportando, con su apoyo o con su silencio, una de las expresiones más brutales del viejo colonialismo: la ocupación de Palestina y el exterminio de su pueblo.

2. Oponernos al sostenimiento de las relaciones de cooperación con el Estado de Israel por parte del Estado español y sus instituciones, incluidas las universitarias, pues según la legislación internacional ese sostenimiento convierte hoy al Estado español, como a tantos otros, en cómplice de genocidio. Si tomamos en serio las diferentes cláusulas en materia de Derechos Humanos que acompañan los tratados preferenciales en los que participan ambos países y las obligaciones para los estados que de todo ello se derivan, Israel sigue gozando de apoyos, complicidades, colaboraciones, aprobaciones y/o permisos para la perpetración de todos los crímenes posibles en el contexto ilegal de décadas de ocupación ilegal, robo ilegal de tierras, cultivos y recursos naturales, asesinatos ilegales, detenciones y encarcelamientos ilegales, asentamientos ilegales, expulsiones ilegales, apartheid ilegal, limpieza étnica ilegal y ahora genocidio ilegal.

3. Denunciar la actitud inane de las autoridades de nuestras instituciones académicas durante cinco meses de genocidio. A menudo se nos sugiere “no mezclar ciencia y política”, argumento que prolifera cuanto mayor es el nivel de autoridad de los interlocutores, dando así cuenta del grado de degeneración epistémica que amenaza a la academia contemporánea. Exigimos un mínimo de decoro y respeto por las normas a quienes, en presunta representación de nuestra ‘producción y transferencia de conocimiento’, sin saber lo que dicen o sabiéndolo perfectamente, son los primeros en ‘hacer política’. Hacen necropolítica, para ser más exactos, legitimando un orden supremacista que lo es por distinguir entre vidas dignas y valiosas, por un lado, y vidas despreciables e infrahumanas por el otro.

4. Seguir comunicando, cada vez más y más alto, que el Paradigma Palestino no es una “cuestión compleja” ni un “conflicto irresoluble”, sino un asunto muy sencillo que ha sido convenientemente complejizado: un crimen colonial que se resuelve aplicando las normas del mismo orden jurídico internacional que fue fundado a la vez que el propio Estado de Israel. El cóctel colonial de la indigencia intelectual incluye altas dosis de presunta despolitización y ‘reductio ad embrollo’. El cóctel colonial de la complacencia genocida mezcla supremacismo y colaboracionismo.

5. Trabajar al servicio de una academia que estudie, investigue, discuta y enseñe para transformar las realidades locales y globales hacia un mundo más justo, aprendiendo de la Historia, rechazando toda forma de dominación, dignificando la palabra crítica y tomando los Derechos Humanos como referencia incuestionable. Hablamos de dignidad humana y rigor intelectual, no de responsabilidad corporativa, rankings de calidad o sellos de excelencia que adornan vestíbulos encerados.

En los días previos a la redacción de este artículo, setenta y cinco años después y con la participación de más de cincuenta países, la Corte Internacional de Justicia celebraba una audiencia para tratar las “consecuencias legales de la Ocupación”. Cualquiera puede saber cuáles son esas consecuencias legales sobre el papel y cómo, hasta el momento, ni una sola de ellas se ha hecho efectiva. Cualquiera puede saberlo desde hace tantas décadas como décadas cumple la ocupación colonial de Palestina, su limpieza étnica y su régimen de apartheid. Israel no reconoce a la CIJ, ni a la audiencia citada, ni a los estados participantes en ella. Nunca lo ha hecho, desde su mismísimo nacimiento. Los socios y colaboradores de Israel, entre los que se encuentra el Estado español, tampoco lo están haciendo. Se limitan a una gestionar riesgos reputacionales con una mano y sostener prioridades comerciales, incluido el negocio armamentístico, con la otra.

Nosotros y nosotras, en estricto respeto de las bases del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, exigimos el fin de cualquier relación con el Estado de Israel y sus instituciones, que es lo que las autoridades de cada estado deberían hacer si quisieran cumplir con la legalidad por una vez y parar lo que ya es, por minuto, per cápita y por metro cuadrado, uno de los mayores genocidios de la Historia. Ésa es nuestra posición y ésas son nuestras razones. A las muy excelentísimas y variadas autoridades de este Estado Social y Democrático de Derecho que suscribe declaraciones y tratados internacionales para someter a todos ellos el funcionamiento de sus instituciones, incluida la CRUE y el Ministerio de Universidades, les preguntamos: ¿son sus razones?

Fuentes: El Salto [Imagen: Manifestación en Donostia contra el genocidio de Israel en Palestina. Vista de la marcha por el paseo de la Concha. Javi Julio]

Daniel Jimenez Franco, Nadia Yahalali Haddou, María José Lera Rodríguez y Manuel Delgado Ruiz son miembros de la Red Universitaria Por Palestina.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/opinion/ellos-no-existen-universidad-genocidio-palestina

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Los niños y niñas mueren por desnutrición en Gaza, donde varios hospitales dejan de funcionar

La escasez de alimentos y agua en Gaza comienza a matar a los palestinos más vulnerables, los niños y niñas. Al menos seis menores han muerto en el norte de la Franja por deshidratación y desnutrición. Mientras, dos hospitales de la zona dejaron de funcionar este miércoles por falta de energía.

 

«Dos niños murieron a consecuencia de deshidratación y desnutrición» en el Complejo Médico Al Shifa, ubicado en la ciudad de Gaza, en el norte del enclave, informó el Ministerio de Sanidad de la Franja.

 

Poco antes, el hospital Kamal Adwana, también ubicado en el norte de la Franja, anunció que «cuatro niños murieron» en sus instalaciones en las últimas 24 horas debido a desnutrición y deshidratación.

 

Además, en ese hospital, otros siete niños «se encuentran en grave peligro» de muerte por las mismas razones, aseguró el Ministerio de Sanidad, que llamó a las instituciones internacionales «a tomar medidas inmediatas para prevenir una catástrofe humanitaria en el norte de la Franja».

 

El hospital Kamal Adwana, que fue asediado y atacado en diciembre pasado por el Ejército israelí, anunció este miércoles que estará «fuera de servicio a partir de hoy debido a la falta de combustible».

 

«Las operaciones quirúrgicas en el hospital se han detenido por completo», explicó, al solicitar «una intervención urgente que proporcione combustible» y permita la reanudación de los servicios.

 

De su lado, el hospital Al Awda, ubicado en la ciudad de Jabalia, también en el norte de la Franja, anunció la suspensión total de sus servicios debido a la grave escasez de combustible y suministros médicos, informó la agencia oficial de noticias palestina, Wafa.

 

Estos hospitales se unen a una larga lista de centros médicos de la Franja que ya no pueden hacer frente al colosal número de heridos y enfermos que han dejado los ataques de Israel, ya sea por la destrucción de sus instalaciones, por el corte de electricidad o agua potable, o la falta de suministros, personal y alimentos.

 

Argumentando que el grupo islamista Hamás utiliza infraestructuras civiles para realizar sus operaciones bélicas, el Ejército israelí ha atacado numerosos hospitales, incluido el Al Shifa, el más importante de toda la Franja y que ahora solo puede proveer servicios de emergencias.

 

Las fuerzas israelíes irrumpieron en Al Shifa poco después de iniciar su incursión terrestre en el enclave palestino, el año pasado, a pesar de que miles de heridos, enfermos, desplazados y personal médico se encontraban en su interior. En esa operación militar, las tropas dijeron que hallaron túneles de Hamás cerca y por debajo del centro médico.

 

Hambruna inminente

El cese de las operaciones del hospital Kamal Adwan «agrava la situación sanitaria y humanitaria de nuestro pueblo en el norte de la Franja de Gaza, que provocó el martirio de muchos pacientes por falta de atención médica y medicamentos», consideró Hamás, que gobierna de facto la Franja de Gaza, en un comunicado.

 

Además, «el martirio de los niños por desnutrición y deshidratación es un fracaso internacional para proteger a la humanidad de la criminalidad de la entidad sionista», añadió, al acusar a Israel de cometer un «crimen de genocidio y limpieza étnica» contra los palestinos.

 

Según el grupo islámico, unos 700.000 gazatíes —de una población total de más de dos millones de personas— se encuentran en el norte de la Franja, donde la crisis humanitaria es aún más grave que en el resto del enclave, por el difícil acceso para el transporte de suministros y los continuos combates.

 

Una fuente en Gaza dijo a EFE que este miércoles, por primera vez desde que estalló la guerra el 7 de octubre de 2023, un avión —aparentemente jordano— lanzó desde el aire paquetes con ayuda humanitaria cerca del hospital Indonesia, en Jabalia.

 

Representantes de varias agencias humanitarias de la ONU advirtieron ante el Consejo de Seguridad de que la hambruna es prácticamente inevitable en Gaza.

 

En 145 días de guerra, la ofensiva por aire, tierra y mar de Israel ha dejado en la Franja de Gaza 29.954 muertos, 70.325 heridos y cerca de 8.000 desaparecidos bajo los escombros y otros lugares inaccesibles.

 

Entre los muertos se cuentan más de 346 miembros del personal médico y un total de 155 instituciones de salud han sido destruidas parcial o completamente, lo que provocó el cierre de 32 hospitales y 53 centros de atención de salud de Gaza, mientras 126 ambulancias dejaron de funcionar.

 

En tanto, la tasa de ocupación de los pocos hospitales que siguen funcionando bajo mínimos es del 275%, mientras que la de las camas de cuidados intensivos es del 217%.

 

La guerra estalló tras un ataque de Hamás contra Israel que dejó unos 1.200 muertos y 250 secuestrados, de los cuales más de un centenar han sido liberados.

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/ninos-ninas-mueren-desnutricion-en-gaza-donde-varios-hospitales-dejan-de-funcionar/

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