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‘Nuestro mundo está en riesgo, no podemos seguir así’

Por: Noel Aguirre Ledezma

El texto del título de la presente columna corresponde al discurso del secretario general de la ONU, António Guterres, en la 77ª Asamblea General de las Naciones Unidas, realizada la semana anterior. Es más, señaló: “Estamos estancados en una disfunción global colosal. La comunidad internacional no está preparada ni dispuesta a afrontar los desafíos enormes y dramáticos de nuestra era. Estas crisis amenazan el futuro mismo de la humanidad y el destino de nuestro planeta”. Un resumen de las preocupaciones de Guterres se encuentran en sus declaraciones de días previos al cónclave mundial: “Nuestro mundo está asolado por la guerra, golpeado por el caos climático, marcado por el odio y avergonzado por la pobreza, el hambre y la desigualdad. Los conflictos y los disturbios siguen haciendo estragos. La guerra en Ucrania está devastando un país y arrastrando la economía mundial”.

Caos climático; pobreza, hambre y desigualdad; conflictos y disturbios; y una comunidad internacional que no responde a los desafíos de nuestra era configuran las preocupaciones del líder de las NNUU y eso no es poco. Terminó la Asamblea General de la ONU, declaraciones van y vienen, pero no se visualizan decisiones y estrategias para enfrentar este panorama. ¡No podemos seguir así!

Detrás del caos climático están los modelos de desarrollo que se concentran únicamente en el crecimiento económico, en la creencia que la posesión de bienes materiales es todo y en el incentivo al consumo y desecho a título de “estar mejor”, con una característica común: La explotación de la naturaleza y los trabajadores. Caos climático que se sostiene en el supuesto que el progreso es infinito como son los recursos naturales del planeta. Pero la realidad, aquella que nos negamos a reconocer, muestra que no es así. Caos climático y modelos de desarrollo hacen decir a Guterres (2022): “Hay que exigir responsabilidades a las empresas de combustibles fósiles y a quienes promueven sus intereses: bancos, fondos de capital privado, gestores de activos y otras instituciones financieras que siguen invirtiendo y avalando la contaminación por carbono”. Es tiempo de reconstruir la economía y proponer otras formas de desarrollo, por ejemplo, tenemos que crear Sistemas de energías limpias para el acceso de toda la población, Desarrollos urbanos inteligentes con ciudades inclusivas y sostenibles; Agricultura sostenible que promueva la seguridad alimentaria mundial y la gestión sostenible de la tierra, agua y recursos naturales; Gestión inteligente del agua para democratizar su acceso; y Economía circular orientada al uso sostenible de materias primas y gestión de residuos.

En cuanto a pobreza, hambre y desigualdad, en tiempos de sindemia que no solo afectó a la salud y existencia de la humanidad sino su situación social, económica y emocional, no es posible admitirlas, tampoco existen condiciones de vivir en convivencia cuando, en promedio, una persona del 10% superior de la distribución mundial del ingreso gana $us 122.100 por año, mientras que una persona de la mitad más pobre de la distribución mundial del ingreso gana $us 3.920 por año (31 veces más). Las desigualdades mundiales de riqueza son más pronunciadas que las desigualdades de ingresos. La mitad más pobre de la población mundial apenas posee el 2% del total de la riqueza. En contraste, el 10% más rico de la población mundial posee el 76% de toda la riqueza (Informe sobre la desigualdad global, Word Inequiality Lab, 2022). No solo es una vergüenza que persista esta situación, sino que existe la necesidad de generar y poner en ejecución políticas de redistribución equitativa de la riqueza, ingresos y oportunidades.

Y… ¿qué decir de guerras y conflictos? Retomo las palabras de Paulo Freire (1986): “De gente anónima, gente sufrida, gente explotada, aprendí sobre todo que la paz es fundamental, indispensable, pero que la paz implica luchar por ella. La paz, se crea, se construye en y por la superación de las realidades sociales perversas…, en la construcción incesante de la justicia social…” La paz será “producto de la esperanza en la búsqueda y construcción de un orden nuevo, del nuevo hombre y de la nueva mujer en búsqueda de su liberación” (P. Freire, 2005).

Finalmente, vuelvo a citar a Guterres, “necesitamos unidad, necesitamos cooperación, necesitamos diálogo, y las actuales divisiones geopolíticas no lo permiten. Tenemos que cambiar el rumbo.” ¡No podemos seguir así!

Noel Aguirre Ledezma es educador popular y pedagogo. Fue ministro de Planificación del Desarrollo y viceministro de Educación Alternativa y Especial.

Fuente de la información: https://insurgenciamagisterial.com

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Irán: Descontento generalizado entre las clases trabajadoras y los pobres

Por: Houshang Sepehr

«Cuando Dios-Dinero sustituye a Dios-Divino»

El 17 de junio, en un discurso dirigido a los miembros del poder judicial, Alí Jamenei, el dictador de la República Islámica, dijo: «El Dios de los años ochenta sigue siendo el mismo Dios que hoy». Tras este discurso, el ataque a manifestantes y activistas de todo tipo ha aumentado considerablemente: a sindicalistas, profesores, artistas, escritores, mujeres, estudiantes y defensores de los derechos humanos. La frase de Alí Jamenei se refiere a la masacre de decenas de miles de opositores al régimen, incluidos miles de presos políticos durante la década de 1980. Puede que el Dios del régimen no haya cambiado después de cuarenta años y sea tan sanguinario como antes, pero una cosa es cierta: el pueblo que le obedecía ha cambiado totalmente. Y el Dios-Dinero, que ha sustituido al Dios de los años 80, le ha superado en crueldad.

Pero, ¿cuáles son las razones de este discurso tan amenazador? Desde abril de 2022, no hay ciudad en Irán que no haya visto una escena de ira popular contra el gobierno. Es cierto que se están produciendo diversos movimientos en todo Irán, pero están desconectados y carecen de organizaciones coordinadas a escala nacional. El régimen, incapaz de gestionar las diversas y graves crisis que podrían llevarle al colapso, ha recurrido a una escalada represiva sin precedentes, a amenazas de masacre y a agresiones a las mujeres.

Las huelgas y las manifestaciones están formalmente prohibidas desde la guerra entre Irán e Irak (1980-1988); y las protestas sociales son ferozmente reprimidas. Sin embargo, entre el 1 de mayo de 2021 y el 1 de mayo de 2022, se registraron 4122 huelgas y protestas de trabajadores, profesores, funcionarios, pensionistas, trabajadores de hospitales, etc.

Una de estas huelgas fue la de más de 100.000 trabajadores y ttrabajadoras del sector petrolero y petroquímico. Duró dos meses y sólo terminó cuando se cumplieron la mayoría de sus exigencias. El último ejemplo es la lucha de decenas de miles de profesores y profesoras. Algo inédito en la historia de este régimen desde que tomó el poder en 1979, esta lucha se organizó simultáneamente en cientos de ciudades.

Por otra parte, en varias provincias se han producido numerosas manifestaciones violentas contra la escasez de agua. Fueron iniciadas por cientos de agricultores y a ellas se unieron decenas de miles de residentes locales. Todos las manifestaciones protestaban contra la mala gestión del agua por parte de la mafia del agua creada por el régimen. Irán, con un clima esencialmente árido, sufre actualmente un grave estrés hídrico (falta de agua), tanto para el consumo diario como para los cultivos y el ganado. Y los cortes de electricidad van en aumento.

Las autoridades son conscientes de que los métodos utilizados para reprimir y aterrorizar a la sociedad son ineficaces. Temen la convergencia de los distintos movimientos de protesta y la creciente solidaridad que están generando. Frente a esto, acentúan su habitual comportamiento violento: detenciones, elaboración de expedientes judiciales basadas en falsedades, acusaciones inventadas, difusión de mentiras y calumnias contra los que se atreven a protestar…

Cécile Kohler y Jacques Paris, dos sindicalistas franceses del sector de la educación, encontraron a conocidos sindicalistas iraníes durante un viaje turístico a Irán la pasada primavera. Las autoridades iraníes les detuvieron y acusaron de espionaje. Al mismo tiempo, se lanzaron operaciones de represión a gran escala. Decenas de profesores y sindicalistas conocidos y respetados en sus respectivos sectores de actividad fueron detenidos y acusados de «propaganda y conspiración contra el régimen islámico, en connivencia con una potencia extranjera».

Estas acusaciones, completamente falsas e infundadas, se fabrican únicamente para reprimir el movimiento sindical independiente y las protestas legítimas de las y los trabajadores y oprimidos. Algunas de las personas detenidas se han puesto en huelga de hambre. En solidaridad con ellas, más de sesenta presos se unieron a la huelga.

Las acciones de apoyo a los activistas encarcelados llegan de todo el mundo. El «Colectivo Sindical Francés para la Defensa de los Trabajadores en Irán», con el apoyo de dos estructuras sindicales ginebrinas y de componentes de la diáspora iraní, organizó una concentración el 10 de junio en Ginebra frente a la sede de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). A petición de su sindicato, de su familia y del Colectivo Sindical Francés, Reza Shahabi, activista de renombre mundial, suspendió su huelga de hambre ¡después de ¡42 días! Algunos presos siguen en huelga de hambre.

Cambio en la geografía de la protesta política. Cambio en el discurso del régimen

Está claro que desde 2017, la geografía de la protesta política ha cambiado. En la historia del Irán moderno, las principales protestas que suponían una amenaza para el poder del Estado tenían lugar principalmente en Teherán y otros centros urbanos importantes. Pero en 2017 y 2019 se produjeron movilizaciones significativas en ciudades y pueblos de la periferia. Este cambio ejerce una presión considerable sobre el aparato de seguridad del Estado, lo que le lleva a ser cada vez más violento y represivo en su intento por mantener el orden.

Sin embargo, los acontecimientos de los últimos cinco años ponen de manifiesto que las y los manifestantes están ahora dispuestos a emprender acciones más radicales y a pagar un precio más alto para conseguir lo que quieren. La naturaleza cambiante de las protestas, y de la resistencia en general, está modificando rápidamente el clima sociopolítico en Irán.

Una de las principales características de 2022 es la aceleración de los acontecimientos sociopolíticos y el incremento de la confrontación entre el régimen iraní y el pueblo en los ámbitos económico, político, social y cultural. Esto se refleja en las palabras del presidente Ebrahim Raissi [cuyo mandato comenzó el 3 de agosto de 2021] y en la eliminación de la llamada facción reformista.

El nuevo presidente Raissi es tildado de duro y apodado el verdugo. Es uno de los responsables de la masacre de miles de presos y presas políticos en 1988. El líder supremo del régimen, Alí Jamenei, esperaba que Raissi pudiera frenar las crecientes protestas, que se iniciaron durante la presidencia reformista de Hasán Rohaní [de agosto de 2013 a agosto de 2021].. Tras un año de presidencia de Raissi, el joven gobierno hezbolá de Jamenei [es decir, comprometido con los valores de Hezbolá, el partido de Dios] no ha logrado ninguno de sus objetivos.

En diciembre de 2017 y noviembre de 2019 se produjeron dos grandes oleadas de protestas. También hubo protestas después de que el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) derribara el vuelo 752 de Ukraine International Airlines sobre Teherán, tras el asesinato [el 3 de enero de 2020] por el ejército estadounidense del general Qassem Soleimani, hombre fuerte de Jamenei.

Todo esto sugiere que la dinámica de la protesta política en Irán está cambiando. Está surgiendo una creciente dinámica de radicalización entre las y los manifestantes, mientras que el Estado está dispuesto a utilizar la violencia extrema para mantener el control de la situación.

Las protestas generalizadas de noviembre de 2019 pueden considerarse el capítulo más sangriento de la historia reciente de la República Islámica de Irán. En un intento de justificar la respuesta violenta sin precedentes del Estado, el Líder Supremo hizo ajustes en su discurso. Esto puede interpretarse como un repudio a uno de los principios del jomeinismo (Estado islámico = gobierno de los desposeídos en la tierra) al redefinir la interpretación de los desposeídos (mostaz’afin):

La idea de los desamparados está mal interpretada, se ha identificado con los estratos sociales más bajos y, en los últimos años, económicamente vulnerables. ¡No! El Corán no los identifica como desamparados… Los desamparados hace referencia a los Imames [chiíes], los mentores y gobernantes de la humanidad; los que heredarán la tierra y todos sus recursos… el desvalido es el heredero temporal del mundo y el sucesor de Dios en la tierra.

Parece que en la interpretación moderna y neoliberal del concepto de los desamparado, Jamenei ha sido un buen discípulo del Fondo Monetario Internacional (FMI). La redefinición de los desamparados no es sólo una cuestión económica, sino también una legitimación de facto de futuras masacres, llevadas a cabo bajo las órdenes de Jamenei.

Estancamiento interno y cerco externo
A partir de enero de 2020, la República Islámica se enfrentó a una crisis a gran escala derivada del estancamiento político interno, el aislamiento internacional y unas condiciones económicas agobiantes. El régimen responsabiliza de esta situación a las potencias extranjeras y a los designados como su quinta columna dentro de Irán, como ha hecho durante los últimos 40 años. La República Islámica tiene enemigos externos, sobre todo Arabia Saudí, que ha estado librando una guerra de desgaste por delegación con Irán desde el comienzo de la guerra civil siria en 2011. Además de Arabia Saudí y sus aliados regionales, la República Islámica considera a Israel su archienemigo, una enemistad que se ha extendido al principal aliado internacional de Israel, Estados Unidos de América.

La implacable búsqueda de una política exterior de confrontación con Occidente por parte de la República Islámica ha tenido consecuencias negativas para la economía iraní: las restricciones económicas internacionales han reconfigurado la economía iraní. En los últimos años, Irán ha sufrido diversas y crecientes sanciones y medidas punitivas de EE UU. Éstas alcanzaron su punto álgido cuando la agresiva retórica de Teherán unió a Europa con EE UU contra el programa nuclear iraní.

No se puede negar que estos enemigos externos han desempeñado un papel considerable en la precaria situación actual de Irán. Esto es especialmente cierto en el caso de Estados Unidos, que bajo el mandato del presidente Donald Trump canceló unilateralmente el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) de 2015, que fue ganado con mucho esfuerzo por Irán y Occidente. La administración estadounidense lanzó entonces la política de máxima presión que está estrangulando la economía iraní. Sin embargo, la mayoría de los males de Irán son el resultado directo de las políticas económicas aplicadas: 1° el capitalismo desenfrenado, 2° la gestión mafiosa.

En cuanto a la segunda patología de la economía iraní, es el resultado de una compleja gama de causas internas, siendo las principales las inadecuadas decisiones de las autoridades y los problemas estructurales de la economía iraní.

Las causas externas incluyen la política de máxima presión de Trump y el empeoramiento de las malas relaciones de Irán con sus vecinos.

En definitiva, la economía iraní ha pasado por muchos periodos difíciles en las últimas cuatro décadas, marcados por la inflación, las frecuentes crisis monetarias y las repentinas subidas de precios de los productos esenciales y del combustible.

A esto se añade la corrupción endémica y los cárteles político-económicos semiestatales, que amplían aún más esta corrupción. En resumen, la economía iraní ha sido calificada repetidamente como una economía enferma. La corrupción, el clientelismo y el amiguismo se convirtieron en una de las principales características de la economía bajo la presidencia de Hashemi Rafsanjani (1989-1997) y en el sello distintivo de su administración. Es cierto que la época de Mohammad Jatamí (1997-2005) tuvo su cuota de escándalos y corrupción, pero su magnitud fue infinitamente menor que los innumerables fraudes que proliferaron durante la presidencia de Mahmud Ahmadineyad (2005-2013). Actualmente, Irán es uno de los países más corruptos del mundo.

Los principales beneficiarios de esta situación son las organizaciones cuasi-estatales y los cárteles, que tienen una larga historia en la República Islámica, pero que ahora están eclipsados por el complejo militar-industrial-financiero del CGRI (Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica). El poder político-económico del CGRI, que comenzó sus operaciones económicas con el presidente Rafsanjani, alcanzó su punto álgido con el presidente Ahmadinejad y ha seguido siendo dominante hasta hoy. Además de sus actividades en la construcción, la industria y las finanzas, la IRGC se beneficia de lucrativos contratos públicos y de una gran parte del presupuesto gubernamental. La participación del CGRI en el lucrativo contrabando de mercancías a través de los numerosos puertos y astilleros que controla es un secreto a voces.

La mala gestión de la economía es otra característica persistente de la República Islámica de Irán. Comenzó con la gran agitación de la revolución de 1979. Luego persistió (en diversos grados) durante la guerra Irán-Irak (1980-1988), y después bajo las presidencias de Rafsanjani y Jatamí. Pero de 2005 a 2013, el problema de la mala gestión se convirtió en antigestión. El presidente Ahmadineyad despreciaba a las élites tecnocráticas y le gustaba decir «deshazte de estas élites y todos los problemas del régimen se resolverán». Ahmadineyad mantuvo esta postura antielitista hasta el final y casi consiguió desmantelar las instituciones tecnocráticas de la República Islámica, expulsando quizás a miles de tecnócratas y directivos de nivel medio y alto. Esto sigue afectando a la economía iraní hasta el día de hoy.

El desastroso estado de la economía: ni reformable ni sostenible

Desde el estallido de la guerra civil siria en 2011, los extremistas del régimen han advertido repetidamente del peligro de una sirianización de Irán. Pero se puede argumentar que, de ser así, la responsabilidad recaería en los dirigentes de la República Islámica.

En la actualidad, la determinación de la República Islámica de conservar el poder es mayor que nunca y continuará con sus políticas y tácticas actuales con ese fin. En el plano económico, el régimen no puede esperar introducir nuevas innovaciones. De 2010 a 2013, en respuesta a las sanciones internacionales, Jamenei había lanzado un discurso de economía de resistencia para reforzar la capacidad interna de Irán y permitir que el país funcionara sin depender de los ingresos del petróleo o del comercio con Occidente. Este discurso ha seguido siendo la política económica oficial de la República Islámica, pero el régimen está muy lejos de lograr un objetivo tan ambicioso. Entre 2010 y 2013, el régimen utilizó diversas tácticas para luchar contra las sanciones y mantener el comercio. Pero, a petición del FMI, también tuvo que recortar el gasto reduciendo las subvenciones estatales y revirtiendo políticas como el apoyo a los precios de productos básicos como el pan, el combustible y otros bienes de consumo.

La política de reducción y supresión de subvenciones continuó incluso después del acuerdo nuclear de 2015, y el régimen no tuvo más remedio que seguir esta línea de actuación. Las consecuencias de esta política, que aviva la ira de la clase trabajadora y de las personas empobrecidas, fueron plenamente visibles en las protestas de noviembre de 2019. Desde entonces, son muy frecuentes las nuevas manifestaciones de este tipo.

En la actualidad, el sistema económico de la República Islámica es una mezcla de capitalismo salvaje del sector privado y de capitalismo estatal amiguista altamente corrupto. La estructura del régimen y los cárteles político-económicos intensifican los defectos de la defectuosa economía del país y fomentan la corrupción. Los problemas económicos han sido una fuente constante de preocupación para la República Islámica. Diversas acusaciones de mala gestión, incompetencia y corrupción han sido el sello de todas las facciones del régimen durante las distintas administraciones. Sus consecuencias han socavado a largo plazo la legitimidad del régimen en su conjunto.

Ante la catastrófica situación económica, el aumento de las movilizaciones populares y ante el hecho de que la única respuesta del régimen es la represión, los economistas iraníes dan la voz de alarma y advierten del caos.

En un audaz desafío al autocrático gobierno iraní, varias docenas de economistas de alto nivel publicaron el 10 de junio una mordaz «carta abierta al pueblo iraní», de 10 páginas y muy detallada, en la que advertían de que el país había alcanzado una «fase explosiva» de malestar social debido a la mala gestión económica y al descontento popular. «Nuestra advertencia a los funcionarios del gobierno es que la situación del país es extremadamente precaria», dijeron los 61 economistas y profesores universitarios. Continuaron: «Insistir en la eliminación de los subsidios durante este periodo de miseria agotará la paciencia de la población y la volverá contra el sistema actual y el gobierno. Este enfrentamiento puede ser muy costoso para ambas partes».

La carta se publicó en medio de protestas esporádicas contra la subida de precios, los bajos salarios y las malas condiciones de trabajo en los primeros seis meses de 2022. «En la situación actual del país, donde las políticas económicas y sociales están envueltas en el secreto, cualquier crítica al gobierno se interpreta como parte de un complot malicioso contra el régimen y el gobierno, lo que dificulta que los expertos o los círculos académicos planteen abiertamente estas cuestiones», advirtieron los economistas.

Los propios datos del gobierno reflejan «una historia desgarradora de desesperación», así como una pobreza creciente y un entorno desfavorable tanto para la producción como para los negocios, escribieron. La carta señalaba:

  • Irán ocupa el puesto 150 de 180 países en una encuesta de Transparencia Internacional sobre políticas anticorrupción;
  • Irán ocupa el puesto 127 de unos 200 países en el Índice de Buena Gobernanza;
  • Irán ocupa el puesto 127 de unos 200 países en el Índice de Buena Gobernanza;
  • El índice de confianza social, una medida del capital social, había alcanzado casi el 70% en 1981, dos años después de la revolución. En 2022 se había reducido a cerca del 20%;
  • La renta per cápita del país creció menos del 1% entre la revolución de 1979 y 2022;
  • El crecimiento medio del PIB de Irán entre 1980 y 2018 fue sólo del 1,6%, mientras que China, India, Turquía, Malasia, los Emiratos Árabes Unidos y Pakistán crecieron de media entre el 4% y el 10% durante el mismo periodo;
    El 40% de los hogares iraníes vivían por debajo del umbral de la pobreza en 2021;
  • Con una tasa de crecimiento económico cercana a cero y un crecimiento de la población de alrededor del 13%, el iraní medio se ha empobrecido un 13% en la última década;
  • En la última década, la economía iraní ha experimentado el estancamiento más profundo de los últimos 70 años debido a las sanciones opresivas sin precedentes y a la pandemia de Covid-19;
  • La tasa de inflación media ha sido del 20% en las últimas cuatro décadas; ha superado el 35% en los últimos tres años;
  • Las importaciones de Irán han caído de 70.000 millones de dólares en 2011 a unos 35.000 millones en 2021, debido a las sanciones y a la reducción de los ingresos por exportación de petróleo;
  • Entre 2011 y 2018, el 1% de la población iraní, incluidos los segmentos más ricos de la sociedad, disponía de una media del 16,3% de los ingresos totales del país; esta riqueza equivale a la cuota del 40% de los segmentos más pobres.

La carta afirmaba que la «corrupción» y la «incompetencia» del gobierno, así como las políticas «disfuncionales», habían destruido la confianza de la población. Cualquier intento de criticar al gobierno se consideraba oficialmente como el fomento de complots «maliciosos», señalaron. Concluyeron: «Nuestra crisis económica y social, así como la destrucción y el deterioro del medio ambiente, la corrupción institucionalizada, la demolición del capital social, la fuga masiva de cerebros, el déficit presupuestario e incluso las sanciones, se deben generalmente a la débil gobernanza del Estado y a la ignorancia de las bases científicas de las políticas públicas».

Cuando se publicó, la carta fue ferozmente criticada en los medios de comunicación controlados por el régimen, pero fue ampliamente difundida en las redes sociales. Una semana después de la publicación de la carta, Jamenei, en su discurso, invocó la espada de Dios.

Es justo decir que el estado de la economía de la República Islámica de Irán nunca ha sido tan grave como ahora.

Conclusión

La legitimidad destrozada de la República Islámica, junto con la guerra económica de EE UU y el aislamiento internacional de Irán, han colocado a los dirigentes en un posición más débil de su historia. Pero esto no significa que el régimen vaya a derrumbarse pronto.

A nivel nacional, sigue siendo todopoderoso. Puede confiar en las modernas capacidades tecnológicas de vigilancia, en un eficiente aparato de seguridad y en la lealtad ideológica del CGRI. Por otro lado, el nivel de organización de la sociedad iraní sigue siendo dramáticamente bajo. Privada de liderazgo político, está sometida a una represión constante. Atravesado por divisiones culturales, étnicas y políticas, el país es actualmente incapaz de dar lugar a contrapoderes.

Sin embargo, el conflicto actual entre el Estado y la sociedad es una guerra de desgaste cuyo resultado es imprevisible. La República Islámica ha perdido el apoyo de gran parte de su base social tradicional en el Irán rural y entre las capas sociales empobrecidas. Es razonable suponer que muchos de los soldados rasos del CGRI y de la milicia paramilitar Bassijis [fuerza creada por Jomeini en noviembre de 1979] proceden de pequeñas ciudades y zonas rurales cuya población salió a la calle en masa entre 2017 y 2019 y fue brutalmente reprimida. Si estos soldados de a pie seguirán siendo leales a sus señores o no, es una cuestión a debate. Especialmente si la situación económica de Irán sigue deteriorándose y el régimen tiene problemas para mantener el bienestar y los privilegios de su aparato estatal, incluidas las fuerzas militares y de seguridad. Ante la política de tierra quemada del régimen, la amenaza de su autoimplosión y del país es una posibilidad real.

Las movilizaciones políticas están descentralizadas y ya no son monopolio de las grandes ciudades, donde el Estado concentra los medios para hacerles frente. A diferencia de las últimas tres décadas, las clases medias ya no están al frente de las protestas políticas en Irán. Los sectores mucho más pobres de la sociedad, que se han visto especialmente afectados por la actual crisis económica, están ahora dispuestos a mostrar su músculo en la arena política. La respuesta de mano dura del Estado a las protestas de 2019 demuestra que la élite política teme profundamente las protestas que, en el actual clima político iraní, están destinadas a repetirse.

En un artículo que analizaba la protesta masiva de 2017, escribí lo siguiente:

…El régimen ha demostrado que no tiene ninguna dificultad en imponer una represión aún más salvaje. El régimen iraní no es sólo un régimen capitalista, sino también un régimen ideológico, organizado de forma fascista, y luchará por sobrevivir. Dispone de una poderosa fuerza militar, así como de una milicia paramilitar bien organizada y con grandes intereses financieros propios.

Es difícil predecir lo que ocurrirá a partir de ahora. Sin embargo, podemos estar seguros de que nada será igual que antes. Por lo tanto, es una confrontación muy importante, delicada y larga. Es esencial que los que luchan en Irán obtengan un apoyo amplio y efectivo de las fuerzas de la izquierda, así como de los progresistas. La lucha por la democracia y las libertades civiles debe ser una de las dimensiones de nuestra lucha común.

Desde entonces, los acontecimientos en Irán confirman nuestro análisis y, por tanto, nuestras tareas, en esencia, siguen siendo las mismas:

…defender los intereses de los trabajadores de Irán, manteniendo una posición firme y constante, tanto antiimperialista como de oposición al régimen, hacer todo lo posible para extender y retransmitir una gran campaña de apoyo a las luchas del pueblo iraní… actuar con todas las fuerzas iraníes e internacionales que compartan estos principios. Sin embargo, no podemos unirnos a los defensores de una u otra facción del régimen, ni a los que quieren la guerra o las sanciones extranjeras, con la esperanza de evitar el cambio desde abajo. No suspenderemos nuestras críticas a quienes toleran la guerra imperialista o las sanciones económicas, porque son medidas que perjudican en primer lugar a los trabajadores, a las masas de Irán.

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“Hay que escuchar a los niños”: sobre morir en Nicaragua, huir de Siria o volver a Haití

El periodista español Javier Sancho Mas publica Tres niños sin fronteras que vencieron al miedo (Alfaguara), un libro infantil que transmite solidaridad y empatía, pero que en el fondo muestra cómo la belleza sirve para sobrellevar los traumas de la soledad.

Mireya, una niña del pueblo nicaragüense de San Juan del Sur, voló de su habitación del hospital La Mascota, en Managua, para no volver. Ahmed, un niño que huyó de Alepo en la guerra civil siria, recuperó la voz después de haber perdido a su hermano, siempre acompañado de un elefante.

Y Jean François, un niño haitiano que disfrutaba los helados de su madre Madame Sara, la encontró después del terremoto que destruyó el país en 2010, en la imagen de un pájaro típico.

Son «Tres niños sin fronteras que vencieron el miedo» (Alfaguara). Sus historias, entre la realidad y la ficción, componen el primer libro infantil del periodista español Javier Sancho Mas (Huelva, 1973), que lo escribió a partir de su trabajo en Médicos sin Fronteras, junto a la ilustradora Blanca Millán, también española.

El autor, que viajó por medio mundo trabajando en la organización de 2003 a 2012, no revela que Mireya murió de un cáncer mientras alzaba los brazos para librarse del dolor, como le había sugerido su madre para consolarla. Tampoco que el hermano y el padre de Ahmed habían sido degollados, o que el barrio en el que vivían Jean François y Madame Sara es uno de los más pobres de Puerto Príncipe.

El libro mezcla periodismo, ficción y docencia, a los que se ha dedicado Sancho Mas. Vivió en los años 1990 en Nicaragua, donde les contaba historias a los niños del colegio en el que daba clase. Mantiene vínculos que no estrecha desde su última visita al país, en diciembre de 2018. No conoció a Mireya, la “niña cometa”, pero sí a la médica Araica Pérez, que la había atendido a principios de siglo, hasta que murió jugando “aliada de la imaginación”.

Esa muerte, lamenta el autor, fue la que se escucha en El Niágara en bicicleta, la canción de Juan Luis Guerra sobre la precariedad en muchos hospitales dominicanos, o latinoamericanos. La morfina que apaciguaba a Mireya se había terminado en las venas del familiar de un político, mientras su madre solo podía encomendarla a “Papachú”, el Jesús del Rescate para los católicos nicaragüenses.

Las culturas en Siria y Haití son distintas, pero también las une la realidad y la ficción. Sancho Mas conoció a Jean François, quien había estudiado Medicina en Costa Rica gracias a uno de los muchos forasteros que su madre acogía de buena fe. Ya como doctor Saint-Sauveur en Médicos sin Fronteras, volvió a Haití tras el terremoto. Bajo los escombros habían quedado muchas “Madan Sara”, nombre común de las vendedoras informales, y niños como el que le dio la foto del pájaro del mismo nombre, que se volvería la única imagen que conservaría de su madre.

El “elefante errante” de Ahmed, una figura pequeña pero también un amigo imaginario que le había regalado su hermano Ibrahim, sí fue un recurso literario. El autor lo recuerda de las historias que su madre le contaba, y la plasmó en las que el niño escuchaba de la suya sobre cómo una manada de elefantes ayudaba a unos pescadores a desencallar su barco. Ahmed trazó el contorno del elefante junto con su casa y una serie de “lágrimas negras que salían del cielo”, como llama Sancho Mas a las bombas que vio en dibujos de niños sobre la guerra en Siria o Colombia.

Para él fue un reto exponer “sin ser explícito, pero sin ocultar”, situaciones donde la condición humana llega a su máxima fragilidad o tensión. No busca transmitir valores, pero compara ese cruce inevitable con el del pésame: acompañar a otra persona en su momento más duro.

“Todos vamos sumando huequitos de soledad que las palabras no llenan, pero en los niños he visto una fortaleza que nace de la imaginación”, como comentó con la enfermera Miriam Alía, que atendió a Ahmed.

La soledad, el otro gran tema del libro junto a la belleza y el miedo, es “difícil de entender”.

“No sabemos lidiarla ni sabemos enseñar a lidiarla”, insiste Sancho Mas. Por su trabajo en Médicos sin Fronteras, que le dio acceso a personas y lugares al alcance de pocos ajenos a ellos, y el posterior como periodista independiente, ha visto cómo “los flujos migratorios están cada vez más llenos de niños”.

Sus historias y maneras de afrontarlas “son distintas”. “La resiliencia, que decimos hoy”, por la que después de tanto escribir para adultos dice que “hay que escuchar a los niños”.

Fuente: https://www.vozdeamerica.com/a/hay-que-escuchar-a-los-menors-sobre-morir-en-nicaragua-huir-de-siria-o-volver-a-haiti/6634521.html

 

 

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Manos Unidas advierte de la gran hambruna acelerada por la guerra

La ONG católica ayudó el año pasado a 1.524.954 personas a través de 721 proyectos

Manos Unidas alertó ayer en Madrid de la «gran hambruna» que ya existe y que se va a extender en el mundo acelerada por la guerra en Ucrania y la falta de agua, factores que afectan especialmente al continente africano.

La ONG lanzó esta advertencia en la presentación de su memoria de actividades de 2021, año marcado por el hambre, el aumento de personas en situación de pobreza y en el que llevaron a cabo casi 500 proyectos nuevos con una inversión de más de 33 millones de euros.

La guerra en Ucrania, subrayó la organización, afecta sobremanera a la subida de los precios y dificulta aún más el acceso a cereales, y tiene un impacto clave en África ya que Rusia y Ucrania son sus principales graneros.

De 474 proyectos ejecutados en 2021, el 38% se desarrollaron en África, el 32% en América y el 30% en Asia. Gracias a la campaña «¿Contagia solidaridad para acabar con el hambre», Manos Unidas consiguió mejorar la recaudación obtenida en 2020 en un 14%, hasta los 33 millones de euros.

Pese a que son tres millones menos de euros que en 2019, la presidenta en funciones de la ONG, Clara Pardo, afirmó en la presentación de estos datos que se están «empezando a recuperar» y ha confiando en volver a las cifras previas a la pandemia. Destacó en este contexto el gran aumento de donaciones por parte de herencias y legados, superando en un 140% las recibidas en 2020.

En 2021 Manos Unidas llevó a cabo 110 proyectos relacionados con el derecho a la alimentación, a los que destinó casi 10 millones de euros –un 29% de su inversión anual– y de los que se beneficiaron casi 123.000 personas.

También realizó 108 programas de carácter educativo, una de las áreas más críticas debido a la desescolarización y el abandono, con una inversión de 6,5 millones de euros, y 94 proyectos de salud, a los que destinó más de 4,2 millones.

Junto a estos capítulos Manos Unidas lanzó proyectos enfocados al agua y el saneamiento, derechos de las mujeres, derechos humanos y sociedad civil, y medioambiente y cambio climático.

La coordinadora de proyectos en África, Mabel Ibáñez, denunció que con los confinamientos se cerraron las escuelas durante dos años para miles de niños, atrapó en casa a mujeres y menores con sus maltratadores e incrementó la brecha entre los ricos y los pobres. Los desastres naturales, la violencia y las guerras convivieron con el ataque de la Covid, principalmente en su variante Delta, que perjudicó a sistemas sanitarios de los países pobres, que ya eran precarios antes de la pandemia. El virus mató a muchas personas que eran cabeza de familia y principal sustento de miles de hogares.

Fuente: https://www.larazon.es/sociedad/20220616/xwgvqkxk3vayvlxc6lbgkthkwq.html

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Ucrania: ¿cómo y por qué se fabricó la guerra?

Por: Atilio A. Borón

Antes de ser elegido presidente de los Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower fue el primer comandante de la OTAN. En febrero de 1951, pocos meses después de asumir sus funciones escribió textualmente lo siguiente: “Si en 10 años todas las tropas americanas estacionadas en Europa con el propósito de asegurar la defensa nacional no han regresado a Estados Unidos, entonces este proyecto, la OTAN, habrá fracasado.”

Las tropas no regresaron sino que su presencia en Europa no cesó de acrecentarse. No sólo eso sino que una vez desintegrada la Unión Soviética y contrariando las solemnes y huecas promesas de los principales líderes de los gobiernos occidentales (Clinton, Bush, Obama, Helmut Kohl en Alemania, Tony Blair en el Reino Unido, etcétera) en el sentido de que “la OTAN no se movería una pulgada hacia el Este” trasladaron pertrechos y efectivos hasta las fronteras mismas de Rusia. ¡Cómo! ¿No era que el enemigo era la Unión Soviética y el comunismo? No. El enemigo era, y es, Rusia, una país demasiado extenso y poderoso cuya sólo presencia, sea bajo un régimen comunista o capitalista, es un obstáculo a los planes de dominación mundial (Chomski dixit ) de Estados Unidos.

Cuando en 1997 Bill Clinton da comienzo a la ampliación de la OTAN la nieta de Eisenhower, Susan, reunió las firmas de 49 renombrados especialistas (militares, diplomáticos y académicos) y publicó una carta abierta el 26 de Junio diciendo que el “plan para expandir la OTAN es un error político de proporciones históricas”. Susan tomó muy en cuenta la opinión que poco antes -el 5 de Febrero en un artículo publicado en el New York Times- había expresado nada menos que George Kennan, el diplomático que con su famoso “Long Telegram” del 22 de Febrero de 1946 enviado al presidente Harry Truman ( y firmado con el pseudónimo de Mister X) había sido el arquitecto de la política de la “contención” del expansionismo soviético que poco después daría lugar a la creación de la OTAN. Hondamente perturbado por las intenciones de Clinton, Kennan escribió en esa pieza que “la expansión de la OTAN sería el más trágico error de la política de Estados Unidos en toda la era de la post-guerra fría … porque impulsaría la política exterior de Rusia en una dirección que decididamente no sería la que deseamos.”

Clinton, y con él todo el complejo industrial-militar y financiero, desoyó las advertencias del veterano diplomático y siguió con su política. Estimular las guerras y el gasto militar era lo que se suponía debía hacer Washington, dado que sus políticos en la Administración y el Congreso financian sus carreras políticas con las contribuciones de las grandes empresas de aquel sector. No había terminado de derrumbarse la URSS cuando el Subsecretario de Defensa de George W. Bush padre, Paul Wolfowitz, produjo una “Guía para la Planificación de la Defensa” que se filtró a la prensa el 7 de Marzo de 1992 planteando en su primer acápite que “Nuestro primer objetivo es evitar la reaparición de un nuevo rival, ya sea en el territorio de la antigua Unión Soviética o en cualquier otro lugar, que suponga una amenaza … lo cual requiere que nos esforcemos por evitar que cualquier potencia hostil domine una región cuyos recursos, bajo un control consolidado, serían suficientes para generar un poder global.”

El escándalo fue mayúsculo y el unilateralismo extremo de su contenido dio pie a que fuera calificado, inclusive en ciertos medios del establishment , como imperialista. También causó zozobra que su autor planteara, sin mayores tapujos, la importancia de “intervenciones militares preventivas” para neutralizar las posibles amenazas de otras naciones y evitar que regímenes autocráticos se convirtieran en superpotencias. Por supuesto, el destinatario del documento es claramente la Rusia pos-soviética. Después que el documento se filtrara a la prensa el Pentágono publicó la versión edulcorada, en realidad, una mera tentativa de “reducción de daños” cubriendo, infructuosamente, sus expresiones más brutales con un lenguaje más diplomático pero sin abandonar en lo más mínimo las tesis centrales de la “Guía”. («U.S. Strategy Plan Calls For Insuring No Rivals Develop». The New York Times. , 8.3.1992)

La reconstrucción del poderío económico y militar de Rusia alentó la aparición de nuevas reflexiones y “policy papers” recomendando a la Casa Blanca diversos cursos de acción. Los avances militares de aquel país quedaron de manifiesto en su decisivo papel en la derrota de la insurgencia jihadista en Siria, pantano creado por la decisión de Washington de querer derrocar a Basher al Assad con la ayuda del Estado Islámico y sus decapitadores seriales. Lo mismo cuando después del golpe del 2014 en Ucrania, en una fulminante operación, Vladimir Putin reintegró Crimea a la jurisdicción rusa. Pero en 2019 aparece un documento fundamental publicado nada menos que por la Rand Corporation y cuyo título lo dice todo: “Sobreextendiendo y desbalanceando a Rusia.” Según sus autores en sus páginas se “enumeran opciones no violentas y de imposición de costos que Estados Unidos y sus aliados podrían promover en las áreas económica, política y militar para estresar a Rusia –sobreextendiendo y desbalanceando- su economía, sus fuerzas armadas y la estabilidad de su régimen político.” El documento examina prolijamente las diversas áreas para cada una de las cuales presenta varias opciones. Por ejemplo, en la economía imponer sanciones y trabas comerciales, acabar con la dependencia europea del gas ruso, favorecer las exportaciones norteamericanas de gas hacia Europa y fomentar la emigración de científicos y gentes con elevada formación técnica para privar a Rusia de este tipo de recurso humano. Para cada una de estas opciones se estimaba la probabilidad de éxito de la medida, sus beneficios y también sus costos y riesgos, y a partir de allí se formulaba una recomendación.

En el terreno militar se contemplaba, en primer lugar, suministrar ayuda letal a Ucrania, acrecentar el apoyo a los rebeldes sirios, promover la liberalización en Bielorrusia, expandir los lazos entre Estados Unidos y los países del Sur del Cáucaso y reducir la influencia rusa en Asia Central. Nuevamente, cada una de estas alternativas es sopesada en términos de probabilidades de éxito, sus beneficios y sus costos. El informe puede consultarse aquí.

Conclusión: tal como lo dijimos antes de conocer este documento y como lo ratificamos aún con más fuerza, la de Ucrania es una guerra inmoralmente provocada por Estados Unidos y sus aliados europeos. Sin reparar en los terribles costos humanos de la guerra, que ahora las potencias occidentales lloran con lágrimas de cocodrilo, cerraron todas las opciones a Rusia, que inclusive en un momento, llegó a proponer iniciar conversaciones para ingresar a la OTAN, actitud que no suscitó en las muy democráticas y humanistas potencias occidentales la menor intención siquiera de comenzar a conversar sobre el tema. Ninguno de los justos reclamos rusos en materia de seguridad fue escuchado, como si pudiera construirse un orden mundial estable y seguro para todos menos para una superpotencia como Rusia, acosada desde el Báltico hasta el Mar Negro.

Los perversos planes de Wolfowitz y la Rand son de una elocuencia irrefutable. Es la hoja de ruta que ha diseñado Estados Unidos para, con la complicidad de los despreciables gobiernos europeos, destruir a Rusia como se hizo con Yugoslavia. Nadie puede predecir cómo terminará esta guerra, no obstante, conviene recordar con Clausewitz que durante siglos Rusia fue atacada, hostigada e invadida. En cada caso al principio parecía que la debacle sería inevitable, pero siempre supo revertir lo que parecía un resultado cantado y derrotar a sus agresores. ¿Será distinto esta vez?

Ucrania: ¿cómo y por qué se fabricó la guerra?

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Serbia no se unirá a OTAN: No olvidaremos a niños asesinados en 1999

El presidente serbio, Aleksandar Vucic, dice que su país no debe unirse a la OTAN debido a los crímenes de la Alianza contra los niños yugoslavos en 1999.

“Creo que Serbia no debe unirse a la OTAN [Organización del Tratado del Atlántico Norte]. Serbia es un país libre y un país militarmente neutral, y quiere defender su propia tierra y su propio cielo”, afirmó el lunes Vucic durante un discurso pronunciado desde la ciudad serbia de Kikinda, en el marco de su campaña electoral.

El mandatario serbio consideró que su país tiene que desarrollarse, pensar en su economía, los sueldos y las jubilaciones. Dijo además que los serbios no pueden olvidar los bombardeos de la OTAN sobre la antigua Yugoslavia en 1999.

“Nuestro deber es perdonar y nuestro deber es no olvidar. No tenemos derecho a olvidarse de esto. Seremos mucho más fuertes de lo que éramos en esos días, cuando los irresponsables, los arrogantes y los presuntuosos nos bombardeaban y libraban una guerra de agresión contra nosotros y nuestro país”, agregó el jefe de Estado, al mismo tiempo que mencionó el nombre de niños y bebés asesinados en distintas regiones de Yugoslavia, como Merdare, Batajnica y Varvarin.

Es más, denunció que los medios occidentales muestran “cochecitos sin niños” en Ucrania, algo que no hicieron durante el bombardeo de la OTAN contra Yugoslavia, agregó.

El 24 de marzo al 10 de junio de 1999, la OTAN intervino en el conflicto armado, estallado en 1998 en el territorio de la antigua Yugoslavia, sin la aprobación de las Naciones Unidas. La agresión de la OTAN contra Yugoslavia duró 78 días y la alianza argumentó que la razón principal de la operación, cuyo nombre en código era ‘Fuerza Aliada’ era evitar el genocidio de los albaneses de Kosovo.

Según informa la agencia rusa de noticias TASS, citando a fuentes de la OTAN, aviones de la Alianza Atlántica realizaron 38 000 incursiones y llevaron a cabo 10 000 bombardeos, matando a entre 3500 y 4000 personas e hiriendo a unos 10 000 heridos, dos tercios de ellos civiles. Los daños materiales también ascendieron a 100 000 millones de dólares.

Durante los tres meses de bombardeos, agrega TASS, las fuerzas de la OTAN lanzaron sobre Serbia 15 toneladas de uranio empobrecido en bombas y proyectiles. Después de eso, la tasa de cáncer del país subió al primer lugar en Europa. En los primeros diez años que siguieron a los bombardeos, se diagnosticó cáncer a unas 30 000 personas y se estima que murieron entre 10 000 y 18 000.

Fuente de la información: https://www.tercerainformacion.es

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Yemen: Una cincuentena de niños asesinados o mutilados en dos meses

Una guerra ha enfrentado a los hutíes contra las fuerzas gubernamentales desde 2014. Más de 10.200 niños han resultado muertos o heridos desde el inicio de este conflicto, que ya ha provocado la muerte de 380.000 personas.

Cuarenta y siete niños fueron «asesinados o mutilados» durante enero y febrero en la guerra entre los rebeldes hutíes y el gobierno que devasta Yemen desde 2014, anunció este sábado el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

Desde el comienzo del conflicto «más de 10.200 niños han resultado muertos o heridos» , añade en un comunicado de prensa Philippe Duamelle, representante de la agencia de la ONU en el país, al tiempo que recuerda que el número real es «probablemente mayor».

Según Unicef, más de 2.500 escuelas están inutilizables tras haber sido destruidas, ocupadas con fines militares o utilizadas como refugio de desplazados.

La guerra en Yemen enfrenta a los hutíes, respaldados por Irán, contra las fuerzas gubernamentales desde 2014, apoyadas desde 2015 por una coalición militar liderada por Arabia Saudita y en la que participan Emiratos Árabes Unidos en particular.

Esta coalición afirma que Irán y Hezbolá, un movimiento chiíta libanés pro iraní, están entrenando a los combatientes rebeldes y proporcionándoles equipo militar. Irán niega cualquier apoyo que no sea político.

El 80% de la población depende de la ayuda alimentaria

Según un informe de la ONU publicado en noviembre de 2021, la guerra se ha cobrado casi 380.000 vidas, la gran mayoría de ellas debido a las consecuencias indirectas de los combates, como la falta de agua potable, el hambre y las enfermedades.

La organización ya había recordado que el nivel de desarrollo de Yemen, el país más pobre de la Península Arábiga, había descendido dos décadas a causa del conflicto. Un 80% de los casi 30 millones de habitantes dependen de la ayuda humanitaria.

Fuente: https://rebelion.org/yemen-una-cincuentena-de-ninos-asesinados-o-mutilados-en-dos-meses/

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