Invasiones y terrorismo, 5.000 soldados para las guerras ajenas

Por: Manuel Humberto Restrepo Domínguez

Las elites de la clase política global, estudian, diseñan, formulan y trazan la política a seguir en cada nueva intervención político-económica-militar. La elite, situada en el Pentágono, la Casa Blanca, la Torre Trump, el G-7, configura ideológicamente el plan a seguir. La base de esta planeación estratégica, con análisis de escenarios, alianzas, costos y beneficios, distribución de poder y proyecciones, se resume en definir al enemigo de la seguridad y la paz global al que hay que combatir. El paso dos del proceso de planeación se orienta a comprometer a otros, al lobby diplomático, las visitas in situ (como la reciente de vicepresidente Mike Pence el 13 de agosto para hablar entre otros de Venezuela, Irán, Rusia y pedir que se corten relaciones con Corea del Norte), a crear vínculos con gobiernos, formaciones políticas (especialmente de derechas), trasnacionales, organizaciones multilaterales o incluso ONU, OEA, medios de comunicación y grupos de opinión, sobre los que se descarga la idea de que en la siguiente etapa de destrucción se hará lo que la opinión pública quiere que se haga porque la democracia lo exige y la seguridad lo necesita.

La siguiente etapa que es de destrucción, inicia con la injerencia de la matriz mediática insistente, incisiva, redundante, imparable, y la ocupación del terreno en todos sus componentes (político, social, económico, cultural), nada distinto al proceso de invasiones a América con conquista, evangelización y colonización. La tarea queda a cargo de ejércitos, tropas y novedosos aparatos asesinos no tripulados, que componen la intervención militar, en la que a las elites les resulta útil comprometer a un buen numero de países, gobiernos y estados que cumplan tareas directas, se hagan visibles, atiendan ordenes de campaña y extiendan el marco de posibilidades para que las consecuencias ya previsibles de retaliación con acciones terroristas sean también redistribuidas.

La tercera etapa es de reconstrucción, en la que se juega a fondo el orden económico global estrechamente vinculado al capital financiero. El modelo de invasión se termina interpretando como de guerra asimétrica, en aplicación de la Ley Patriot de 2011 y de la guerra preventiva que derrumba las barreras y limites entre lo civil y lo militar, entre lo político y lo económico, entre la vida y la muerte, que a la vez destituyen el orden legal del DIH y de los derechos humanos y termina por imponer la premisa de que no hay derechos ni garantías de protección para los declarados enemigos sean pueblos o personas. El objetivo de las elites globales y en escala locales, de su metódica planeación, destrucción y reconstrucción, es obtener el control total de la población, el territorio y las riquezas, cambiar reglas y someter al orden hegemónico ideológico y cultural.

Los invasores, que impiden cualquier expresión de levantamiento p

opular de resistencia, esperan una contraparte que les permita legitimar y mantener sus acciones de guerra, y empujan para obtener respuestas de tipo terrorista, de cuya existencia son sus responsables. De esta manera los civiles dejan de existir y con ellos el sentido del sufrimiento de las victimas. El agresor puede ser cualquiera y la victima también, los mercenarios se llaman ahora contratistas y los contratistas no entienden de ética ni legitimidad. Las invasiones y las acciones de respuesta asimétrica de tipo terrorista, llevan implícito el regreso de la ley del talión, en tanto que si un país ataca a otro, queda expuesto a ser atacado con la misma ferocidad por quien quiera proclamares representante de una comunidad, pueblo, minoría o grupo y puede también o no tener conexiones globales.

El que ataca como parte de un ejercito de invasión, no recibe ordenes directas si no que cumple misiones y entenderá que la destrucción es un daño colateral necesario, sea de vidas humanas, bienes culturales o infraestructuras y el que ataca en acción terrorista entenderá que responde a una venganza. El que ataca como parte del ejercito invasor representa a su país de origen sobre el que recaerán las retaliaciones por donde menos lo espere. Un soldado en guerra ajena inscribe el nombre de su país como territorio próximo de la retaliación. Cuando la acción terrorista no se hace posible en el lugar geográfico del invasor, el ataque podrá producirse en cualquier parte con alguna representación global donde se junten nacionales de distintos países, como sitios de peregrinación, grandes superficies, parques públicos, sitios turísticos, centros culturales o deportivos, calles, avenidas, fiestas populares, iglesias, mezquitas, sinagogas. Basta que haya escarnio y el dolor genere mas rabia y menos tolerancia, que despierte pasiones y desate lo menos humano de los humanos, que active el imaginario de que en cualquier lugar hay un enemigo anunciando que el que ataque también será atacado, a su tiempo, en el momento preciso.

Son guerras inventadas, planeadas para mantener al mundo bajo estado de excepción, (estado de sitio del que Colombia es su precursor en democracia), para acelerar la velocidad de expansión del capital triplicado en papeles especulativos; desestabilizar independencias; sostener la desigualdad global y local que muestra a menos de millón de humanos dueño de mas de la mitad de todo lo que existe incluida la profundidad de los mares y la inmensidad del infinito ante varios miles de millones que sobreviven con hambre, sufrimientos y carencias. La desigualdad acoraza a la arrogancia del poder que queda libre para extender el capital especulativo, los nuevos instrumentos financieros, las tecnologías y el despojo de las riquezas materiales que sostienen la vida humana y del planeta.

Las de hoy son invasiones asimétricas, guerras inútiles alimentadas con odios, con mitos morales y discursos espurios de buenos y malos, con mentiras, con falsos temores que provocan miedo y hacen que las mismas victimas se encarguen de pedir mas control, mas seguridad, aunque esta traiga consigo socavar derechos y eliminar libertades. Los cambios en la morfología de la economía y la política globales, ponen al descubierto un modelo ideológico que promueve la guerra cotidiana, que desestabiliza la idea de que “para alguien pueda existir lo cotidiano fuera del espacio y el tiempo de la guerra” (Appadurai, 2007). Lo inalcanzable y despiadado de las fluctuaciones del capital resulta tan lejano y tan solido en su capacidad de controlarlo todo, que desborda los antagonismos que antes lo enfrentaban y eliminan los espacios para confrontarlo y ponerlo a debate. Es en la mitad de estos cierres e intolerancia que surge el terror celular, individual o colectivo con capacidad de globalizarse y reemplazar por violencia cualquier salida de paz como pilar de la vida cotidiana. El terrorista reclama representar la incapacidad de los pueblos para resistir tanta muerte y humillaciones.

La terrible noticia para Colombia, es que aparte de incumplir la palabra empeñada para responder al compromisos de la paz firmada, de soslayo abra las posibilidades para participar en otras guerras del lado de los invasores y se disponga a enviar 5000 soldados como carne de cañón y a costa del erario a perseguir enemigos señalados así las elites de la clase política global, que con xenofobias, discriminaciones y odios extienden una política de ultraderecha global basada en intervención, injerencia y violación de la soberanía y libre autodeterminación de otros pueblos. Quizá rememorando el envió de tropas en 1951 para empezar la guerra fría, Colombia envió a corea a casi 5000 soldados a impedir la expansión del comunismo, aunque no sabían donde quedaba, sin embargo entre el casi cercano medio millón de victimas murieron 196 y mas de 400 quedaron heridos y olvidados. Resulta poco comprensible que el presidente Santos que ha cosechado logros políticos y sociales en nombre de la paz y obtenido un premio nobel dedicado a las victimas y ofrendado a la vida, incentive, promueva y conduzca soldados campesinos a guerras ajenas de las que no todos regresarán, en las que hay destrucción, muerte, sufrimiento y también retaliación terrorista. ¿Cual democracia hay que defender en territorios ajenos, si aquí todavía no funciona?, ¿cuales derechos hay que devolverle a otros pueblos si aquí todavía no es clara la idea de ser humano que estamos construyendo y que no dejamos de violentar?, ¿Cual terrorismo hay que salir a combatir, si aquí la barbarie supera lo imaginable y borra sus huellas con nueva barbarie?.

Nada justifica las acciones orientadas a producir terror y todas son condenables, repudiables. Tampoco nada justifica las intervenciones abiertas y encubiertas que desestabilizan la vida, provocan la muerte y alientan que la intimidación, el temor y el miedo se apoderen de las vidas y las mentes de los inocentes. Es por lo menos incoherente con la paz en construcción llevar soldados de estas tierras a combatir en tierras ajenas, porque mañana vendrán los expulsados de allá y crecerá la xenofobia, la rabia, el odio y entonces basta con una acción terrorista. Ese es el plan, el circulo vicioso que crea el capital con soldados que matan y mueren, con terroristas que envilecen y también son asesinados, civiles expuestos de lado y lado y elites que distribuyen réditos políticos y riquezas, impidiendo entender que no puede seguir siendo cierto que los buenos sean buenos porque matan a los malos. La lucha hay que ganársela a toda intervención, a toda violencia, a toda agresión imperial y de venganza.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=230496&titular=invasiones-y-terrorismo-5.000-soldados-para-las-guerras-ajenas-

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El Reloj del Apocalipsis: Armas nucleares, cambio climático y perspectivas de supervivencia

Por: Noam Chomsky

Introducción de Tom Engelhardt

No llevaba ni tres meses en el cargo cuando viajó a Praga, capital de la República Checa, para pronunciar unas palabras respecto al dilema nuclear del planeta. Fueron unas palabras que podían haber procedido de un activista antinuclear o de alguien perteneciente al movimiento, entonces en ciernes, contra el cambio climático, no del presidente de los Estados Unidos. A la vez que pedía el uso de nuevas formas de energía, Barack Obama habló con rara elocuencia presidencial sobre los peligros de un mundo en el que las armas nucleares se propagaban y de cómo ese hecho, si no se controlaba, haría “inevitable” su utilización. Pidió “un mundo sin armas nucleares” y dijo sin rodeos: “Cómo única potencia nuclear que ha utilizado un arma nuclear, EEUU tiene la responsabilidad moral de actuar”. Incluso se comprometió a adoptar “medidas concretas” para empezar a construir un mundo sin esa clase de armas.

Siete años después, aquí está el récord del primer y posiblemente único presidente abolicionista estadounidense. El arsenal nuclear de EEUU -4.571 ojivas (muy por debajo de las casi 19.000 existentes en 1991, cuando se derrumbó la Unión Soviética)- sigue siendo lo suficientemente grande como para destruir varios planetas del tamaño de la Tierra. Según la Federación de Científicos de EEUU, las últimas cifras del Pentágono sobre tal arsenal indican que “el gobierno de Obama ha reducido el arsenal estadounidense mucho menos que cualquier otro posterior a la Guerra Fría, y que el número de ojivas nucleares desmanteladas en 2015 fue el más bajo desde que el presidente Obama asumió el cargo”. Es decir, poniendo estos datos en perspectiva, que Obama ha hecho mucho menos que George W. Bush en lo referente a la reducción del arsenal estadounidense existente.

Al mismo tiempo, nuestro abolicionista presidente está ahora liderando la llamada modernización de ese mismo arsenal, un proyecto inmenso de tres décadas de duración cuyo coste estimado será al menos de un billón de dólares, cifra por supuesto anterior al exceso habitual de gastos que se producirá. Durante el proceso se producirán nuevos sistemas de armas, se crearán los primeros misiles nucleares “inteligentes” (piensen en esto: armas de “precisión” con “resultados” mucho más reducidos, lo que implica empezar a utilizar armas nucleares en el campo de batalla) y Dios sabe qué más.

Ha logrado un éxito en el terreno antinuclear, su acuerdo con Irán para asegurar que este país no produzca tal arma. Sin embargo, un dato tan desalentador en un presidente al parecer decidido a situar a EEUU en la senda abolicionista nos dice algo sobre el dilema nuclear y el peso que el Estado de seguridad nacional tiene en su pensamiento (y, presuntamente, en el de cualquier futuro presidente).

No es poco horror que en este planeta nuestro la humanidad continúe impulsando dos fuerzas apocalípticas, cada una de las cuales –una en un relativo instante y la otra a lo largo de muchas décadas- podría paralizar o destruir la vida humana tal y como la conocemos. Ese debería ser un hecho aleccionador para todos nosotros. Es el tema sobre el que Noam Chomsky reflexiona en este ensayo de su nuevo y destacado libro Who Rules the World?

***

En enero de 2015, el Boletín de Científicos Atómicos adelantó su famoso Doomsday Clock (Reloj del Apocalipsis) a tres minutos para la medianoche, un nivel de amenaza que no se había alcanzado a lo largo de treinta años. El comunicado del Boletín explicaba que tal avance hacia la catástrofe invocaba las dos amenazas más importantes para la supervivencia: las armas nucleares y el “cambio climático descontrolado”. El llamamiento condenaba a los dirigentes mundiales por “no actuar con la velocidad y escala requeridas para proteger a los ciudadanos de la potencial catástrofe”, poniendo en peligro a cada persona sobre la Tierra al fracasar en la que era su tarea más importante: asegurar y preservar la salud y vitalidad de la civilización humana”.

Desde entonces, hay muy buenas razones para pensar en mover las manillas del reloj incluso más cerca del día del apocalipsis.

Cuando 2015 llegaba a su fin, los líderes mundiales se reunieron en París para lidiar con el grave problema del “cambio climático incontrolado”. Apenas pasa un día sin una nueva prueba de lo grave que es la crisis. Por citar algo casi al azar, poco antes de la apertura de la conferencia de París, el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA publicó un estudio que sorprendió, a la vez que alarmó, a los científicos que han estado estudiando el hielo del Ártico. El estudio mostraba que un inmenso glaciar de Groenlandia, el Zacharie Isstrom, “se había desprendido en 2012 de una posición glacialmente estable y había entrado en una fase de repliegue acelerado”, un hecho inesperado e infausto. El glaciar “contiene agua suficiente como para elevar el nivel global del mar en más de 46 centímetros si llegara a derretirse completamente. Y ahora está metido ya de lleno en una dieta extrema, perdiendo 5.000 millones de toneladas de masa cada año. Todo ese hielo está derrumbándose sobre la zona norte del Océano Atlántico”.

No obstante, había pocas esperanzas de que los dirigentes mundiales en París “actuasen con la velocidad y a la escala requeridas para proteger a los ciudadanos de una potencial catástrofe”. E incluso si por algún milagro hubieran actuado así, habría tenido un valor limitado por razones que deberían ser profundamente preocupantes.

Cuando se aprobó el acuerdo de París, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, que albergó las negociaciones, anunció que era “legalmente vinculante”. Ojalá que así fuera, pero hay más de unos cuantos obstáculos que merecen una atención cuidadosa.

En toda la amplia cobertura de los medios de comunicación de la conferencia de París, quizá las frases más importantes fueran estas, enterradas cerca del final de un largo análisis ofrecido por el New York Times: “Tradicionalmente, los negociadores han tratado de forjar un tratado legalmente vinculante que necesitara de la ratificación de los gobiernos de los países participantes para tener fuerza. No hay forma de conseguir eso en este caso por culpa de Estados Unidos. Un tratado estaría muerto si llega al Capitolio sin la necesaria votación mayoritaria de dos tercios de un Senado bajo control republicano. Por tanto, los planes facultativos están tomando el lugar de los objetivos obligatorios de arriba a bajo”. Y los planes facultativos son una garantía de fracaso.

“Por culpa de Estados Unidos”. Más concretamente, por culpa del Partido Republicano, que se está convirtiendo ya en un peligro real para la supervivencia humana decente.

Las conclusiones aparecen subrayadas en otro artículo del Times sobre el acuerdo de París. Al final de una larga historia encomiando el logro, el artículo señala que el sistema creado en la conferencia “depende en muy gran medida de los puntos de vista de los futuros dirigentes mundiales que desarrollen esas políticas. En EEUU, todos los candidatos republicanos que se presentaban a presidente en 2016 han cuestionado o negado el carácter científico del cambio climático y han expresado su oposición a las políticas sobre el cambio climático de Obama. En el Senado, Mitch McConnell, el líder republicano que ha estado al frente de la campaña contra la agenda del cambio climático de Obama, dijo: ‘Antes de que sus socios internacionales descorchen el champán, deberían recordar que este es un acuerdo inalcanzable basado en un plan energético interno que probablemente es ilegal, que la mitad de los Estados están tratando de parar y que el Congreso ha votado ya en su contra.’”

Ambos partidos han estado girando hacia la derecha durante el período neoliberal de la última generación. La principal corriente demócrata se parece mucho ahora a los que solíamos tildar de “republicanos moderados”. Mientras tanto, el Partido Republicano se ha desplazado en gran medida fuera del espectro, convirtiéndose en lo que el respetado analista político conservador Thomas Mann y Normal Ornstein llaman “una insurgencia radical” que prácticamente ha abandonado la política parlamentaria normal. Con la deriva hacia la extrema derecha, el compromiso del Partido Republicano con la riqueza y los privilegios se ha hecho tan extremado que sus políticas reales podrían no atraer votantes, por tanto, han tenido que buscar una nueva base popular movilizada en otros campos: los cristianos evangélicos que esperan la Segunda Venida, los patriotas fanáticos que temen que “ellos” están quitándonos nuestro país, los racistas recalcitrantes, la gente con quejas reales que confunde gravemente las causas de las mismas y otros como ellos que son presas fáciles de los demagogos y que pueden convertirse fácilmente en una insurgencia radical.

En los últimos años, el establishment republicano ha conseguido suprimir las voces de la base que se había movilizado. Pero eso se acabó. A finales de 2015, el establishment estaba manifestando considerable desaliento y desesperación por su incapacidad para lograrlo, ya que la base republicana y sus opciones estaban fuera de todo control.

Los contendientes republicanos electos para la próxima elección presidencial manifestaron un claro desprecio por las deliberaciones de París, negándose incluso a asistir a los actos. Los tres candidatos que lideraban las encuestas en aquel momento –Donald Trump, Ted Cruz y Ben Carson- adoptaron la posición de la base mayoritariamente evangélica: los seres humanos no tienen impacto en el calentamento global, si es que tal cosa está verdaderamente produciéndose.

Los otros candidatos se niegan a que el gobierno actúe en esa esfera. Inmediatamente después de que Obama hablara en París prometiendo que EEUU estaría a la vanguardia de la búsqueda de la actuación global, el Congreso, bajo dominio republicano, votó a favor de tumbar sus recientes normas en la Agencia de Protección Medioambiental para reducir las emisiones de carbono. Como informó la prensa, este fue “un mensaje provocador ante más de 100 líderes mundiales, en el sentido de que el presidente estadounidense no cuenta con el apoyo total de su gobierno en la política sobre el clima”, por decirlo de forma eufemista. Mientras tanto, Lamar Smith, presidente republicano del Comité para la Ciencia, el Espacio y la Tecnología del Congreso, siguió adelante con su yihad contra los científicos del gobierno que se atreven a informar sobre los hechos.

El mensaje está claro. Los ciudadanos estadounidenses se enfrentan a una responsabilidad enorme en casa.

Una historia parecida informaba en el New York Times de que “las dos terceras partes de los estadounidenses apoyan que EEUU se incorpore a un acuerdo internacional vinculante para frenar el crecimiento de las emisiones de gases invernadero”. Y, por un margen de cinco a tres, los estadounidenses consideran que el clima es más importante que la economía. Pero no importa. Pasan por encima de la opinión pública. Ese hecho, una vez más, está enviando un mensaje fuerte a los estadounidenses. Es responsabilidad suya sanar un sistema político disfuncional en el que la opinión pública es un factor marginal. La disparidad entre opinión pública y política, en este caso, tiene implicaciones muy importantes para el destino del planeta.

Desde luego que no deberíamos hacernos ilusiones sobre una “edad dorada” del pasado. Sin embargo, los hechos que acabamos de revisar constituyen cambios significativos. El debilitamiento de la democracia funcional es una de las contribuciones del ataque neoliberal contra la población mundial en la última generación. Y esto no está sucediendo sólo en EEUU; el impacto puede ser mucho peor en Europa.

El cisne negro que nunca podemos ver

Pasemos a otra de las preocupaciones (tradicionales) de los científicos atómicos que ajustan el reloj del día del juicio final: las armas nucleares. La amenaza actual de guerra nuclear justifica ampliamente su decisión de enero de 2015 de adelantar el reloj dos minutos para la medianoche. Lo acaecido desde entonces revela más claramente aún la creciente amenaza, un asunto que, en mi opinión, suscita una preocupación insuficiente.

La última vez que el reloj del juicio final se avanzó tres minutos para la medianoche fue en 1983, en la época de los ejercicios Able Archer de la administración Reagan; estos ejercicios simularon ataques contra la Unión Soviética para poner a prueba sus sistemas de defensa. Los archivos rusos publicados recientemente revelan que los rusos estaban profundamente preocupados por las operaciones y se preparaban para responder, lo que habría sencillamente significado: FIN.

Hemos sabido más cosas acerca de esos ejercicios precipitados e imprudentes y de cómo el mundo se abocaba al desastre por el analista militar y de inteligencia de EEUU Melvin Goodman, que fue jefe de división de la CIA y alto analista de la Oficina de Asuntos Soviéticos en aquella época. “Además de los ejercicios y movilizaciones del Able Archer que alarmaron al Kremlin”, escribe Goodman, “la administración Reagan autorizó ejercicios militares inusualmente agresivos cerca de la frontera soviética que, en algunos casos, violaron la soberanía territorial soviética. Las arriesgadas medidas del Pentágono incluyeron el envío de bombarderos estratégicos estadounidenses sobre el Polo Norte para poner a prueba el radar soviético y ejercicios navales bélicos próximos a la URSS por zonas donde los buques de guerra estadounidenses no habían entrado anteriormente. Además, una serie de operaciones secretas simularon ataques navales sorpresa sobre objetivos soviéticos”.

Ahora sabemos que el mundo se salvó de una probable destrucción nuclear en aquellos aterradores días gracias a la decisión de un oficial ruso, Stanislav Petrov, que no trasmitió a sus autoridades superiores el informe de los sistemas de detección automática de que la URSS estaba bajo un ataque de misiles. Por consiguiente, Petrov ocupó un lugar junto al comandante de submarinos rusos Vasili Arkhipov, quien, en un momento peligroso de la crisis de los misiles cubana de 1962, se negó a autorizar el lanzamiento de torpedos nucleares cuando los submarinos estaban bajo ataque de los destructores estadounidenses imponiendo una cuarentena.

Otros ejemplos recientemente revelados enriquecen un récord realmente aterrador. El experto en seguridad nuclear Bruce Blair informa que “cuando el presidente de EEUU estuvo más cerca de lanzar una decisión estratégica inadecuada fue en 1979, cuando una grabación de entrenamiento de alerta temprana NORAD describiendo un ataque estratégico soviético a escala total se cursó inadvertidamente a través de la red de alerta temprana real. Al asesor nacional de seguridad Zbigniew Brzezinski le llamaron dos veces en medio de la noche y le dijeron que EEUU estaba bajo ataque, que sólo tenía que descolgar el teléfono y persuadir al presidente Carter de que era necesario que autorizara de inmediato una respuesta a escala total, cuando se produjo una tercera llamada para decirle que se había tratado de una falsa alarma”.

Este ejemplo recién revelado trae a mi mente un incidente crítico de 1995, cuando la trayectoria de un cohete noruego-estadounidense con equipamiento científico parecía la trayectoria de un misil nuclear. Esto suscitó las preocupaciones rusas, que rápidamente se hicieron llegar al presidente Boris Yeltsin, encargado de decidir si había que lanzar un ataque nuclear.

Blair añade otros ejemplos de su propia experiencia. Hubo un caso, en la época de la guerra en Oriente Medio de 1967, “en que se envió una orden de ataque real a la tripulación de un portaaviones nuclear en vez una orden de ejercicios/entrenamiento nuclear”. Pocos años después, a principos de la década de 1970, el Mando Aéreo Estratégico en Omaha “retransmitió una orden de ejercicio de lanzamiento como si fuera una orden de lanzamiento real en un mundo real”. En ambos casos habían fallado los controles de los códigos y la intervención humana impidió el lanzamiento. “¿Se dan cuenta?”, añade Blair. “No era nada raro que se produjeran ese tipo de chapuzas”.

Blair hizo estos comentarios en reacción a un informe del aviador Johan Bordne que sólo hace muy poco ha publicado la Fuerza Aérea de EEUU. Bordne estaba sirviendo en la base militar estadounidense en Okinawa en octubre de 1962, en la época de la crisis de los misiles cubanos y también en un momento de graves tensiones en Asia. Se había elevado el sistema de alerta nuclear estadounidense a DEFCON 2, un nivel por debajo de DEFCON 1, cuando los misiles nucleares pueden ser inmediatamente lanzados. En el pico de la crisis, el 28 de octubre, una tripulación de misiles recibió autorización, por error, para lanzar sus misiles nucleares. Decidieron que no, evitando una probable guerra nuclear y uniéndose a Petrov y Arkhipov en el panteón de los hombres que decidieron desobedecer el protocolo, salvando así al mundo.

Como Blair observó, ese tipo de incidentes no eran infrecuentes. Un estudio reciente de un experto detallaba docenas de falsas alarmas durante todos los años del período revisado de 1977 a 1983; el estudio concluía que el número de las mismas fluctuó entre 43 y 255 por año. El autor del estudio, Seth Baum, resume con estas adecuadas palabras: “La guerra nuclear es el cisne negro que nunca podemos ver, excepto en el breve momento en que nos está matando. Aplazamos la eliminación del peligro por nuestra propia cuenta y riesgo. Es hora ya de abordar la amenaza, porque ahora estamos todavía vivos”.

Estos informes, al igual que los que contiene el libro de Eric Scholosser “Command and Control”, se ajustan en gran medida a los sistemas de EEUU. Los rusos son sin duda mucho más propensos a los errores. Por no mencinar el peligro extremo que plantean los sistemas de otros, especialmente Pakistán.

Una guerra ya no es algo impensable”

En ocasiones la amenaza no ha sido consecuencia de un accidente, sino del aventurerismo, como en el caso del Able Archer. El caso más extremo fue la crisis de los misiles cubanos en 1962, cuando la amenaza de desastre fue demasiado real. La forma de abordar dicha crisis fue impactante; al igual que el modo habitual de interpretarla.

Con este sombrío antecedente en mente, es útil mirar los debates y planes estratégicos. Un caso escalofriante fue el estudio “Essentials of Post-Cold War Deterrence” del STRATCOM de 1995, en la era Clinton. El estudio pretende conservar el derecho al primer ataque, incluso contra Estados no nucleares. Explica que las armas nucleares se utilizan constantemente en el sentido de que “proyectan una sombra sobre cualquier crisis o conflicto”. Insta también a disponer de un “personaje nacional” irracional y ansioso de venganza para intimidar al mundo.

La doctrina actual se explora en el artículo principal de la revista International Security, una de las más acreditadas en el campo de las doctrinas estratégicas. Los autores explican que EEUU está comprometido con la “primacía estratégica”, es decir, aislamiento de un ataque de represalia. Esta es la lógica de la “nueva triada” de Obama (reforzar la potencia de submarinos, misiles terrestres y bombarderos), junto con la defensa con antimisiles para contrarrestar un ataque de represalia. La preocupación que plantean los autores es que la exigencia estadounidense de primacía estratégica podría inducir a China a abandonar su política “de no ser el primero en utilizar armas nucleares” y ampliar su disuasión limitada. Los autores piensan que no lo hará, pero la perspectiva sigue siendo incierta. La doctrina acentúa claramente los peligros en una región tensa y conflictiva.

Lo mismo sucede con la expansión de la OTAN hacia el este violando las promesas verbales hechas a Mijail Gorbachev cuando la URSS estaba derrumbándose y accedió a permitir que una Alemania unificada formara parte de la OTAN, una concesión muy notable si uno piensa en la historia del siglo. La expansión hacia la Alemania del Este se produjo de inmediato. En los años siguientes, la OTAN se expandió por las fronteras rusas; ahora hay sustanciales amenazas incluso para incorporar a Ucrania, en el corazón geoestratégico de Rusia. Uno puede imaginar cómo reaccionaría EEUU si el Pacto de Varsovia estuviera aún con vida, hubiera incorporado a él a América Latina y ahora México y Canadá estuvieran solicitando su entrada.

Aparte de eso, Rusia entiende, al igual que China (y los estrategas estadounidenses, si vamos al caso), que los sistemas de defensa de misiles de EEUU cerca de las fronteras rusas son, en efecto, un arma de primer ataque con el objetivo de establecer una primacía estratégica: inmunidad ante la represalia. Quizá su misión sea totalmente inviable, como algunos especialistas apuntan. Pero los objetivos no van a confiar nunca en eso. Y las reacciones militantes de Rusia son muy naturalmente interpretadas por la OTAN como una amenaza para Occidente.

Un destacado experto británico en Ucrania plantea lo que denomina “paradoja geográfica fatídica”: que la OTAN “existe para manejar los riesgos creados por su propia existencia”.

Las amenazas son muy reales ahora. Por fortuna, el derribo de un avión ruso por un F-16 turco en noviembre de 2015 no produjo un incidente internacional, pero podía haberlo hecho, especialmente teniendo en cuenta las circunstancias. El avión iba a una misión de bombardeo en Siria. Pasó durante tan sólo 17 segundos a través de una franja de territorio turco que sobresale hacia Siria, y era evidente que se dirigía a este país cuando se estrelló. Derribarlo parece haber sido un acto innecesariamente imprudente y provocador, un acto con consecuencias.

La reacción de Rusia fue anunciar que sus bombarderos irían a partir de ahora acompañados por aviones de combate y que iba a desplegar en Siria un sofisticado sistema de misiles antiaéreos. Rusia ordenó también a su portaaviones Moskva, dotado de un sistema de defensa aérea de largo alcance, que se acercara más a la costa, para que estuviera “preparado para destruir cualquier objetivo aéreo que supusiera una amenaza potencial para nuestros aviones”, anunción el ministro de Defensa Sergei Shoigu. Todo esto prepara el escenario para confrontaciones que podrían ser letales.

Las tensiones son asimismo constantes en las fronteras entre Rusia y la OTAN, incluyendo maniobras militares de ambas partes. Poco después de que el reloj del juicio final se moviera amenazadoramente más cerca de la medianoche, la prensa nacional informaba que los “vehículos militares de combate de EEUU desfilaban el miércoles por una ciudad de Estonia que se adentra en Rusia, un acto simbólico que ponía de relieve las apuestas por ambas partes en medio de las peores tensiones entre Occidente y Rusia desde la Guerra Fría”. Poco antes, un avión de combate ruso estuvo a unos segundos de chocar con un avión civil danés. Ambas partes están llevando a cabo rápidas movilizaciones y redespliegues de fuerzas en la frontera entre Rusia y las fuerzas de la OTAN, y “ambas creen que una guerra no es ya algo impensable”.

Perspectivas de supervivencia

Si eso es así, ambas partes están más allá de la locura, porque una guerra bien podría destruirlo todo. Durante décadas se ha reconocido que un primer ataque por parte de una potencia importante podría destruir al atacante, incluso aunque no hubiera represalias, sencillamente por los efectos del invierno nuclear.

Pero así es el mundo actual. Y no sólo el de hoy en día, eso es lo que estamos viviendo desde hace setenta años. El razonamiento es de punta a cabo sorprendente. Como hemos visto, la seguridad de la población no es básicamente una preocupación importante para los políticos. Eso ha sido así desde los primeros días de la era nuclear, cuando en los centros de formación política no se hacía esfuerzo alguno –al parecer, ni siquiera se expresaba el pensamiento- para eliminar una potencial amenaza grave para EEUU, como podría haber sido posible. Y así continúan las cosas hasta ahora, en formas sólo brevemente paladeadas.

Ese es el mundo en el que hemos estado viviendo y en el que vivimos en estos momentos. Las armas nucleares representan un constante peligro de destrucción inmediata pero, al menos en principio, sabemos cómo aliviar la amenaza, incluso cómo eliminarla, una obligación emprendida (y despreciada) por las potencias nucleares que han firmado el Tratado de No Proliferación. La amenaza de calentamiento global no es instantánea, a pesar de su gravedad a largo plazo que podría incrementarse repentinamente. Que tengamos capacidad para lidiar con ello no está del todo claro, pero no puede haber duda de que cuanto más nos demoremos, más terrible será el desastre.

Las perspectivas para la supervivencia decente a largo plazo no son muy grandes a menos que se produzca un cambio significativo de rumbo. Una gran parte de la responsabilidad está en nuestras manos, las oportunidades también.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=213609

Imagen: https://actualidad.rt.com/actualidad/165077-armas-nucleares-rusia-miedo-occidente

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La humanidad amenazada por guerras altamente destructivas

Por Leonardo Boff

Nosotros en Brasil conocemos una gran violencia social, con un número de asesinatos de los más altos del mundo. No gozamos de paz pues hay mucha rabia, odio, discriminación y perversa desigualdad social.

Sin embargo estamos al margen de los grandes conflictos bélicos que se están llevando a cabo en 40 sitios del mundo, algunos verdaderamente amenazadores para el futuro de la especie humana. Estamos en plena nueva guerra fría entre USA, China y Rusia. Se ha reiniciado una nueva carrera armamentística, sea en Rusia, sea en Estados Unidos con Trump, para producir armas nucleares todavía más potentes, como si las ya existentes no pudiesen destruir toda la vida del planeta.

Lo más grave es que la potencia hegemónica, Estados Unidos, se ha transformado en un estado terrorista, haciendo una guerra despiadada a todo tipo de terrorismo, exteriormente invadiendo países de Oriente Medio e interiormente cazando inmigrantes ilegales y deteniendo a sospechosos sin respetar los derechos fundamentales, como consecuencia del “Acto patriótico” impuesto por Bush Jr que suspendió el habeas corpus, acto no abolido por Obama, como había prometido.

Francisco, el obispo de Roma, al volver de Polonia dijo en el avión el 12 de julio de 2016: «hay guerra de intereses, hay guerra por dinero, hay guerra por recursos naturales, hay guerra por el dominio de los pueblos: esta es la guerra. Alguien podría pensar: está hablando de guerra de religiones. No. Todas las religiones quieren la paz. Las guerras las quieren otros. Capito?» Es una crítica directa al actual orden mundial, de acumulación ilimitada que implica una guerra contra la Tierra y la explotación de los pueblos más débiles. Todos hablan de libertad, pero sin justicia social mundial. Irónicamente se podría decir: es la libertad de las zorras libres en un gallinero de gallinas libres.

Comentaristas de la situación mundial poco mencionados en nuestra prensa hablan del peligro real de una guerra nuclear ya sea entre Rusia y Estados Unidos o entre China y Estados Unidos.

Trump, al decir del intelectual francés Bernard-Henri Lévy (O Globo 5/3/216) «es una catástrofe para Estados Unidos y para el mundo. Y también una amenaza». De Putin, en el mismo periódico, afirma: «es una amenaza explícita. Sabemos que quiere desestabilizar a Europa, acentuar la crisis de las democracias, y que apoya y financia a todos los partidos de extrema derecha. Sabemos también que en todos los lugares en que se traba una batalla entre la barbarie y la civilización, como en Siria y en Ucrania, está del lado equivocado. Ahí está una verdadera y gran amenaza».

Según Moniz Sodré en su grandioso libro El desorden mundial, Putin quiere vengarse de la humillación que Occidente y Estados Unidos infligieron a su país al final de la guerra fría. Alimenta pretensiones claramente expansionistas, no en el sentido de recuperar la antigua URSS sino los límites de la Rusia histórica. El riesgo de una confrontación nuclear con Occidente no está excluido.

Estamos perdiendo la conciencia de los llamamientos de los grandes nombres del siglo pasado, como el de Bertrand Russel y Albert Einstein del 10 de julio de 1955 y unos días después, el 15 de julio de 1955, secundado por 18 premios Nobel, entre los cuales Otto Hahn y Werner Heisenberg, afirmando: «vemos con horror que este tipo de ciencia atómica ha puesto en las manos de la humanidad el instrumento de su propia destrucción». Lo mismo afirmaron varios premios Nobel durante la Rio-92.

Si en aquel momento la situación se presentaba grave, hoy es dramática. Pues además de las armas nucleares, hay disponibles armas químicas y biológicas que también pueden diezmar la especie humana.

Algunos analistas de los conflictos mundiales suponen que el próximo paso del terrorismo ya no sería con bombas y hombres-bomba sino con armas químicas y biológicas, algunas tomadas de la reserva bélica dejada por Gadafi.

En la raíz de este sistema de violencia está el paradigma occidental de voluntad de potencia, es decir, una forma de organizar la sociedad y la relación con la naturaleza basada en la fuerza, la violencia y el sometimiento. Ese paradigma privilegia la competencia a costa de la solidaridad. En vez de hacer de los ciudadanos socios, los hace rivales.

A ese paradigma del puño cerrado se impone la mano extendida como una alianza para salvaguardar la vida; ante el poder-dominación debe prevalecer el cuidado, que pertenece a la esencia del ser humano y de todo lo viviente. O damos este paso o presenciaremos escenarios dramáticos, fruto de la irracionalidad y de la prepotencia de los jefes de Estado y de sus halcones.

Fuente: http://www.barometrointernacional.com.ve/2017/03/14/la-humanidad-amenazada-guerras-altamente-destructivas/

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Entrevista: How Hitler won Germans over with his ‘scientific religion’

How Hitler won Germans over with his ‘scientific religion’

The Nazis conducted experiments on her mother and nailed her father’s tongue to a wall. And yet, Israeli lecturer Tamar Katko still managed to be shocked by what she found in Nazi textbooks she discovered in a Zurich library cellar.

By Ayelett Shani

RESUMEN: Los nazis realizaron experimentos con su madre y clavaron la lengua de su padre en una pared. Y, sin embargo, la profesora israelí Tamar Katko todavía se sorprendió por lo que encontró en los libros de texto nazis que descubrió en una bodega de la biblioteca de Zurich. Hablando con: Dra. Tamar Katko, profesora de filosofía de historia y de educación en el Colegio de Educación Kibbutzim, en Tel Aviv; Encabeza el programa de honores de la universidad. Donde: Un café de Tel Aviv. Cuándo: jueves a las 6 pm Su libro «Ice Creatures: The Nazi Educational System» (Resling Books, en hebreo) contiene pasajes de libros nazis que usted encontró hace 20 años. ¿Cómo localizaste los libros? Después de la guerra, era ilegal estar en posesión de estos libros en Alemania. Los busqué en bibliotecas y archivos. Las personas con las que traté estaban enojadas porque esto era lo que buscaba, y no querían ayudarme. Resultó que muchos de los libros de texto habían sido sacados de contrabando de Alemania a Sudamérica ya Suiza. Prosiguió mi búsqueda en la Biblioteca Nacional de Zurich, y allí también el bibliotecario se sorprendió ante mi petición, pero me remitió a una anciana alemana. Bajamos a la bodega, y no podía creer lo que veía: misas de libros, todas con svastias en las mantas. Un verdadero tesoro.

Talking to: Dr. Tamar Katko, lecturer in philosophy of history and of education at Kibbutzim College of Education, in Tel Aviv; heads the college’s honors program. Where: A Tel Aviv café. When: Thursday at 6 P.M.

Your book “Ice Creatures: The Nazi Educational System” (Resling Books, Hebrew) contains previously unpublished, very extreme passages from Nazi textbooks that you found 20 years ago. How did you locate the books?

After the war, it was illegal to be in possession of these books in Germany. I looked for them in libraries and archives. The people I dealt with were angry that this was what I was looking for, and didn’t want to help me. It turned out that many of the textbooks had been smuggled out of Germany to South America and to Switzerland. I continued my search in the National Library in Zurich, and there, too, the librarian was taken aback at my request but referred me to an elderly German woman. We went down to the cellar, and I couldn’t believe my eyes: masses of books, all with swastikas on their covers. A true treasure.

You write that you were shocked by the books’ contents. What kind of books were they?

They ranged from books for early childhood to instructional booklets for teachers, and of course textbooks for primary and high schools and for higher education. I told the German woman that I wanted history books, and she produced them for me. I will never forget the air of reverence with which she held the books, with such delicacy. Her hands, in rubber gloves, shook. She made me put on gloves, too, of course. I sat down and started to read. I was utterly shocked – at actually having found the textbooks and at what I read. “It can’t be,” I said to myself.

I asked the librarian: “Are you sure these are textbooks?” She confirmed that they were. For example, one book stated, “In the beginning, God created the German. From ice he created him.” I went back to the librarian and told her I needed textbooks. “These are textbooks!” she replied. “This is what they learned!”

Here, too, our children are taught that “In the beginning God created…”

Here it’s taught in Torah lessons; in Nazi Germany it was part of the history curriculum. And when I got to the biology books, my hair stood on end. For example, a textbook for the fourth grade explained the concept of racial purity: why the German people must be kept separate, especially from the Jews. Another book explains how to identify a member of the Aryan race: height of forehead, distance between nose and lip, depth of chin cleft. There were drawings. Also the shape of the legs: These are legs of the Aryan genome, those are not. These are toes of the Aryan race, those are not. Anatomy.

That’s appalling, but not necessarily surprising.

Education is a dangerous thing. Educators made it possible for Hitler to succeed; without them it simply would not have happened – not as it did, not on that scale and with those results. Nazi education simply recreated the Germans. It succeeded in a way we can’t comprehend and it resulted in almost 70 million people killed and murdered in World War II. The victory of Nazism [in Germany] was above all an educational revolution.

You discuss how history was rewritten in order to serve the narrative of the master race and the need to purge the world of the other races.

Yes, it was a mishmash of utter fantasies alongside facts. According to these books, Julius Caesar was Aryan; Napoleon was Aryan, and that was the secret of his success; Abraham Lincoln was Aryan, and was called Abraham Linkhorn. By the way, he actually was of German descent, and from their point of view, he represented the Aryan race in the United States.

Here’s a quotation from a sixth-grade history textbook: “The collapse of German society and of the German economy was the deliberate result of the Jews… When will the savior come who will do battle against these forces of hell, the Jews? Now we hear his footsteps. He is arriving to save us. Awake, Germany, the redeemer has come. The truth is coming to light. The Nordic Aryan race shall yet rule the world.”

That book was written by Hilke Dreyer, the chief scientist in the Reich Education Ministry. He was in charge of a series of books that explained to children why the improvement and flourishing of the Aryan race was contingent on the extermination of the Jewish race. You have to understand that these books were not only in the schoolchildren’s satchel or in the school library. They were not considered propaganda; they were part of the official curriculum. Parents, grandparents, the children’s whole milieu, knew what they were learning and memorizing and what they studied for before exams, and proudly reinforced and supported them. The Germans like to read. They were accustomed to treating books of thought, science and research with great respect, sanctity and utter seriousness.

Everyone read and talked about this material – in newspapers, in movie theaters, in offices, on the radio and in the theater. And not with skepticism, puzzlement or ridicule. It’s not sufficient to say that all the horrors occurred only because of despair, a dire economic situation and Nazi terror. Terror does not recruit 60 million people for such theories and for belief in a leader like this to the point of sacrificing their lives for him. For them, Nazism was the absolute truth. Period. It wasn’t just education and training that made millions of students believe in it, not with such totality. They saw the light, they were strengthened in their belief and upheld scrupulously the “new scientific religion.”

This is a passage from a fourth-grade textbook: “Germany being on the brink of an abyss, Divine providence sent the German people a great leader, Adolf Hitler, descendant of the Nordic Aryan race… May you be able to give yourselves limitlessly for the sake of the Fuehrer… Do not forget that treason against a leader like this will bring perdition and bitter revenge down on you, for he was sent to save the nation… Only the Germans can understand his sublime language… And now, children, so can you.”

That’s a quote from a book by the historian Dr. Herbert Göbel that was published in particular for primary-school students and was included in courses for teachers. That material was distributed by order in all the schools as part of a rigorous curriculum that was worked on by the finest researchers, pedagogues, scientists and educational personnel in Germany. Their task was to rewrite all the textbooks, and ensure that all students in the Third Reich without exception were examined on them.

To simplify, the principal themes of the curriculum were education to cultivate the German body and spirit, education for martyrdom and sacrifice for the sake of the homeland and the Fuehrer. The doctrine of racial purity and improvement was taught from the first grade, along with the need to remove the Jewish threat and veneration of the Fuehrer as a savior. The texts are very messianic.

And very scientific. They are constantly marked by that contrast. For Dr. Gobel, for example, Hitler was a miracle, a meteor. Not for messianic, mythic or fantasy purposes, but according to the science of history itself. He based all these propositions on a host of examples and analyses that drew on the findings of institutes that were established to study the history of the Aryan race, with a vast investment by archaeologists, physicians, geneticists, physicists and Germany’s leading historians. Their work was highly regarded in Germany and internationally even before the Nazis’ rise to power. They were considered reliable and credible sources in science, philosophy and history. There was no chance that anyone would cast doubt on these texts, on top of which they received a budget, authorization and the seal of the Education Ministry and of Hitler himself. Like the word of the living God.

It’s a kind of rationalization of messianism. There are many cults like this, in which the “mission” is backed by pseudo-scientific knowledge. For example, Heaven’s Gate, whose members committed suicide [in 1997] in order to undertake a space journey. The leader does not necessarily grab people at their weak spot. On the contrary, he grabs them where they feel smart and superior. He speaks to them in high language.

The Nazis deciphered some sort of riddle about the machine called man and the maximization of man’s natural, genetic, physical and mental abilities. I believe that this is why it grabbed such intelligent people, the elites, tens of thousands of academics, musicians, philosophers, writers, scientists. They could have packed their things and fled. They had options elsewhere. These were people who should have asked themselves what they were doing in this circus, with the mustachioed man who preached to them all day on the radio, explaining to them that they were created from ice. That they were different.

Then why didn’t they leave?

Because Hitler, in his genius, understood that the language that would grab the elites most powerfully was the language of science. After all, what did he want most? For them to take him seriously. He had no problem with the masses and the workers. His problem was with the intellectuals: how to reformat them, as we would say today. His solution was that he would not come to them with a political agenda, but rather with a different scientific religion that reordered the world. All this required evidence and proof, so they simply produced it. Professors in the most prestigious universities offered seminars, and their students did research and doctoral theses that were bound in leather, asserting that in order to rediscover this special Aryan genome, it was necessary to take action internationally. First to isolate the German people from the other races and then to improve the race.

Jews were seen as a genetic mutation whose role was finished. The role of the Jews was to safeguard knowledge for the Aryan people – in the kabbala, by the very fact of writing, for the Jews had been able to read and write when most of mankind was illiterate. That role was now done with. They are an unsuccessful genetic mutation of ours with other races – the fact is that they are scattered across the globe. Now they must be got rid of, because they are carrying our Aryan knowledge in a defective body. I am talking about the content of lectures in universities, not speeches in the cellar of a secret society.

Ariosophic theories

Let’s talk about the practical implementation of this approach, the takeover of the education system. The education system was standardized – all the schools were political, along the party’s lines, and the same subjects were taught at the same time throughout the Reich. All other schools – Catholic, democratic, special education – were shut down. In fact, what happened to the children who were in special education?

Some were put to death, others were incarcerated. They were isolated. The children of Germany underwent a selection process, based on their abilities and the homes they came from. They were then divided among schools in which there was a long school day, until the evening, or others that were full-time boarding facilities. In addition to the material they were stuffed with, they underwent exhausting physical training. After school, from the age of 6, they were sent to the Hitler youth movements or to engage in party activity. When they arrived home in the evening, they were worn out. The idea was not to leave them even a minute of spare time. The youths who completed those tracks successfully went on to attend university equivalents in isolated fortresses, in boarding-school conditions.

You describe a totally militarized daily regimen in the boarding schools, beginning at 6 A.M. and concluding at 10 P.M. – studies, training, drills, cleaning. A quarter of an hour’s break in the morning and evening, half an hour at midday.

Everything was done by the clock. There was no such thing as “I haven’t finished.” For Hitler, this was the breeding ground for the resurgent Aryan race, the nation’s future. They underwent training like an elite commando unit: climbing, riding, wrestling. They went home twice a year for a 48-hour break.

I found the most jolting sentence in the book to be a quote from Hitler to his opponents: “Your child belongs to us already… What are you? You will pass on. Your descendants, however, now stand in the new camp. In a short time they will know nothing else but this new community” [English translation from “The Rise and Fall of the Third Reich,” by William L. Shirer].

That comment sums up the whole book and the whole frame of mind. It is the key to Nazi education. You, the mother, are nothing but a receptacle. You brought this child into the world. Now he is ours.

Perhaps you can explain a little about the Ariosophic theories that underlie the textbooks.

Next to nothing has been published about this in Hebrew, or in general. The Ariosophic movements study the source of the peoples descended from the Aryan race. It’s a whole philosophy whose basis is the idea that a certain archetype of human beings exist, whose source is not on Earth. The exponents of this doctrine believe that they are the descendants of beings who came to Earth and mated with what they found here. The offspring is the primal ancestor of the Aryan race.

The result, in any event, is not a human being.

It’s the Übermensch. These theories were presented to Hitler by researchers, thinkers and philosophers. Hitler and his close circle were drawn to it with the intensity of people who become religiously observant and think they have found the Truth.

You write that an analysis of the material in the textbooks and in Nazi thought, and Hitler’s forewords to the books makes it all but certain that he, Himmler, Goering, Goebbels and many others led a double life: leaders and commanders in public, members of a fanatic pagan cult in secret.

They transformed pagan ritual into a language. Think of the Nazi salute, which was second nature in the grocery store, in the line for the doctor, when you enter the office. There were oaths, and whoever joined these societies had to swear that no Jewish blood or any other blood other than pure German blood flowed in him, his wife and his children’s blood up to three generations back. The wedding ceremonies of high-ranking Nazi officers were also conducted in that style or with that language.

There’s a frightening wedding scene in Erik Larson’s book “In the Garden of Beasts.”

Yes, and one that seems mythic. The groom uttered his vows to the bride in Runic, the ancient Nordic language. Similar rituals existed in ceremonies of promotions in rank. The famous SS lightning rods? They are actually letters of the Runic alphabet. There were two symbols like that on every collar and belt buckle; girls wove them onto their bras. Even bread bore the image of a swastika or other symbol. They ate the symbol. Nazism, that pagan science, became part of their genome. It wasn’t just some ceremony they did and then went home. It was the routine, it was their life, children came home at night from their groups, after it was drummed into them all day, to parents who were up to their necks in it.

They believed that more developed beings existed in other galaxies who were the fathers of their nation. They claimed that it took light-years to make the journey each way, and that their founding fathers were now on the way back. It sounds wacky, but for Adolf Hitler it was pure science. Himmler sent a research delegation of scientists and archaeologists to the Himalayas, in order to prove that this was the origin of the ancient Germans and that their anatomical structure was different.

They believed that they had superhuman abilities.

Yes, that they possessed quasi-electromagnetic traits, or the ability to hypnotize. Himmler was very obsessive scientifically; he was in contact with many scientists around the world. His conjecture was that people who carried the genetic makeup of the Aryan race could, for example, read other people’s thoughts. The brain sciences of our time developed in the Nazis’ research institutes.

I didn’t realize that.

Well, what was Auschwitz?

A laboratory?

The biggest-ever laboratory for experiments on human beings. Do you know what a luxury it is for a scientist to perform experiments on living people? Artificial insemination, in vitro fertilization, twins, dwarfs, optics, plastic surgery, skin grafts and organ transplants. Where was all that done? In Auschwitz … How did medicine suddenly leap forward by hundreds of years? What I’m saying now is horrible, but my parents were there, next to these medical institutes, they saw everything. My father, who was an inmate in Auschwitz, worked closely with one of those physicians. With his own eyes he saw what they did there.

What did he see?

All kinds of crossbreeding within families: father and daughter, twins. They wanted to see what kind of fetus would emerge, study its genetic features, what it received from each side. They studied all kinds of stages of pregnancy. Jews were perceived as raw material. When my father asked, “How can you burn people?” his commanding officer replied, “How can you eat a chicken? What difference is there between a cow and a Jewish woman?” That was their approach. That’s the education they received. The same was true regarding Gypsies or handicapped people. By the way, the first killings in Germany occurred long before the war broke out. In 1938, hundreds of thousands of people who were insane, homosexual or mentally retarded, as well as exceptionally ugly people were exterminated.

Eugenics – to improve the race.

Or euthanasia. The race has to be cleansed. The superfluous sentiments the world received from the Jewish soul have to be eliminated. No compassion. Do you want people to be healthy? Stop being compassionate. Sentiments are the most dangerous barriers to the development of the Aryan human race. The super-race. The whole Nazi hierarchy was ordered to name their firstborn child after one of the goddesses of Odin’s planet.

The Valkyries.

Himmler’s daughter, who is still alive, is named Gudrun. She supports the Nazi movements, gets Nazi criminals released from prison and finances them. She remains convinced that everyone else is wrong and that her father was right.

Mother and Mengele

And hovering in the background is your own personal story. The Holocaust was talked about in your home.

All the time. My beautiful mother was the singer and pianist for Dr. Mengele. He played the violin, Dr. Mengele. Sometimes he joined her in playing, and of course performed experiments on her. He told her, “I will prove to you that it is possible to starve and despite that you will play wonderfully, because the spirit is stronger than the body. The moment you hit a false note, my dog will deal with you.” And in fact, when she hit a false note – because she had tuberculosis and was reduced to a skeleton – the dog simply attacked her.

She told you this?

She lived it. We had a piano in the house, and she would wake up every night in the middle of the night and play her repertoire. That’s what I remember from the moment I was born. My father was in the Sonderkommando, one of the commanders of the Sonderkommando uprising, almost the only one who survived. They didn’t want to kill him; they only hammered his tongue into the wall with a nail, so that he would be mute, so he would not be able to talk and tell what he saw.

My home was a bubble that was brought from there. Outside people behaved the way they did in Israel, but in the house everything was different. My mother’s language was German. I only learned Hebrew when I entered preschool. If there was money, they would buy an opera record. My father discussed with me from age zero the philosophy of Kant and Hegel in German. They wanted to give me the basis for a better education, from their point of view. The Ordnung was implanted in me: Everything in its place. My son’s commanding officer in the [Israeli] army told me: No matter what kind of hole we’re in, his bed is always neatly made. Shoes shined, one next to the other. I asked him: Would you like to see our home? That’s German education. Order. Systematization. Always demand more from yourself.

You also saw the dark and dangerous side of that education.

What’s dangerous is the connection between high intelligence and fanaticism. As a political tool, as an instrument to rule. People are drawn to it. Humans are addictive beings. Just give them essence and reason, and they’re yours. My father understood that. I was brought up not to become addicted to anything. My father told me: You won’t drink, you won’t puncture the body, you must always be in control, always with eyes open. Don’t be deluded, don’t let anyone dull your senses. Ever. He would wake me up and take me out for training in fields: What time is it? Tell me without a clock, look at the moon.

He wanted to save you.

Yes. So I would not become a follower of something. He knew that ideologies are perilous, that rulers can be dangerous. So you are not to go that way. You will not listen to anyone. You will always know what you are doing at all times. You will not be influenced by anyone. You will not be conquered by anyone.

Fuente: http://www.haaretz.com/world-news/europe/.premium-1.759197

 

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Cuba: Canciller cubano hablar sobre la juventud alude no solo al futuro y a la esperanza, sino al presente

América Central/Cuba/Octubre 2016/Noticias/http://www.radiorebelde.cu/

Discurso pronunciado por Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, en la XXV Cumbre Iberoamericana. Cartagena de Indias, 29 de octubre de 2016

Excelentísimo Señor Juan Manuel Santos, Presidente de la República de Colombia:

Excelentísimos Señores Jefes de Estado y Gobierno:

Me complace trasladarles el saludo del Presidente Raúl Castro Ruz y el mensaje de amistad del pueblo de Cuba a todas las naciones participantes.

Quisiera agradecer a Colombia, en particular a Cartagena de Indias, su cálida acogida.

La hermana Colombia tendrá todo el apoyo de Cuba para avanzar en el difícil camino hacia la consolidación de una paz justa y duradera, en el espíritu de la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los Jefes de Estado y Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

Hablar sobre la juventud alude no solo al futuro y a la esperanza, sino al presente. Plantea el riesgo de la distancia generacional, la incomprensión, el paternalismo. En nuestra experiencia, lo esencial es garantizar la participación efectiva de los jóvenes en los asuntos políticos, económicos, sociales y culturales; la presencia activa de sus representantes y organizaciones en la adopción de decisiones de gobierno y su acceso al conocimiento y al trabajo creador.

Francamente no sé qué opinarían las masas de jóvenes iberoamericanos de estas deliberaciones, cuánto podrían interesarle sus conclusiones ni que información obtendrán al respecto.

¿Cómo encontrar articulación entre los propósitos que se plantean en los documentos de esta Cumbre con la realidad cotidiana que viven los jóvenes?

En un mundo lleno de guerras y crecientes amenazas a la paz, de gastos exorbitantes en armamentos; de militarización, empleo agresivo y banalización del ciberespacio; de crisis y corrupción de los sistemas políticos, de golpes de Estado imperialistas, oligárquicos y neoliberales, blandos y duros; de pérdida de participación y de poder de los ciudadanos; de obscena concentración de la riqueza; de publicidad embrutecedora y consumo irracional; de represión a oleadas de refugiados; de dobles raseros escandalosos; de proliferación de ideas neofascistas; de robo de cerebros a los países del Sur; de crudas violaciones a los derechos humanos civiles y políticos, económicos, sociales y culturales, ¿qué valores, ideales y sueños pueden ofrecerse a los jóvenes?

Con tasas de desempleo dos o tres veces mayores y hasta de un 50% de desempleo juvenil incluso en sociedades industrializadas, crueles programas llamados de austeridad que golpean a la mayoría de ellos en las clases trabajadoras para hacer más ricos a los ricos, con altos niveles de pobreza, insuficiente acceso a la educación que impide terminar la secundaria al 40 por ciento de los jóvenes y aumento de la violencia y el crimen organizado ¿qué les ofreceremos?

A las niñas sin escuela, a las jóvenes cuyo acceso al trabajo es 17 por ciento menor que el de sus compañeros, a las que reciben salario inferior por el mismo trabajo ¿qué decirles?

Los jóvenes con discapacidad y los de las minorías étnicas, inmigrantes y refugiados, constituyen los grupos más vulnerables.

La búsqueda de soluciones para esta realidad pasa, inexorablemente, por el acceso universal y gratuito a una educación de calidad, a adecuados servicios de salud, a un empleo digno y a un entorno seguro, sin violencia.

No es esencialmente un problema de recursos sino de voluntad política. Puede demostrarse con datos irrefutables. Incluso en tiempos de crisis económica, en algunos países se aprecian avances sociales alentadores. Es el caso de la hermana República Bolivariana de Venezuela, a la que reiteramos infinita solidaridad.

La experiencia demuestra que, pese a circunstancias económicas adversas, puede alcanzarse amplia participación de los ciudadanos en la vida política y social de una nación; una cobertura gratuita de educación y salud universales; un sistema de seguridad social que no deja a nadie desamparado; significativos progresos hacia la igualdad de oportunidades y contra toda forma de discriminación; el pleno ejercicio de los derechos de la niñez y de la mujer; el acceso al deporte y la cultura; el derecho a la vida y la seguridad ciudadana.

En Cuba, los jóvenes son actores esenciales del acontecer social, económico, político y cultural. En su inmensa mayoría estudian, trabajan o realizan ambas actividades. Disponen de potentes, masivas, útiles y alegres organizaciones no gubernamentales. A las instancias legislativas y las instituciones, trasmiten su dinamismo de iniciativa. Votan, con altísima participación, desde los 16 años, y a los 18 ya pueden ejercer como diputados y ostentar cargos públicos.

Son el 28% de los científicos y un tercio de los educadores y del personal médico. Tendrán una decisiva responsabilidad, siendo ahora el 31% de la población económicamente activa.

En alrededor de 30 países, hemos contribuido a alfabetizar a más de 9 millones de personas y nuestras aulas graduaron 51 mil 500 profesionales que regresaron a sus 157 naciones. Mil cuatrocientos ochenta y dos de ellos, son jóvenes haitianos. Se hicieron 3 millones de cirugías oftalmológicas y riesgosos esfuerzos contra epidemias. Muchos jóvenes cubanos participaron en esos loables esfuerzos.

Sabemos de los problemas de nuestra sociedad y los encaramos con más participación democrática, cívica y patriótica de los jóvenes en su solución. Nos alientan su alto nivel de información y cultura política, sus hondas convicciones revolucionarias, su rebeldía ante la injusticia, su espíritu crítico ante lo mal hecho, su solidaridad sincera, su decisión de hacer realidad sus sueños.

Como ha afirmado el presidente Raúl Castro, “cuidamos de la niñez como nuestra mayor esperanza y alentamos a la juventud, sin ningún paternalismo, a la participación libre y creadora en las realizaciones de nuestra sociedad”.

Señor Presidente:

Excelencias:

Deseo, finalmente, en nombre del pueblo cubano, agradecer una vez más los llamados de estas Cumbres a que se ponga fin al bloqueo económico comercial y financiero impuesto por el gobierno de los Estados Unidos contra Cuba, objetivo que todavía se encuentra lejos de cumplirse.

Fuente

http://www.radiorebelde.cu/boletin/canciller-cubano-hablar-sobre-juventud-alude-no-solo-futuro-espera-20161030/

Fuente Imagen:

https://lh3.googleusercontent.com/uceiT_RXAeJJ5lhlJGWapcSTIKv5MuS-RE_i16z0S6fhS1l__nDZN-iU6XY3zF_VB9GOdbs=s85

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