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Pakistán: Ataques contra escuelas destruyen la educación

Pakistán/27 marzo 2017/Fuente: HRW.org

Es imprescindible enjuiciar la violencia de grupos militantes contra estudiantes y profesores.

Los ataques de los talibanes y otros grupos militantes están teniendo un impacto devastador en la educación de Pakistán, dijo Human Rights Watch en un nuevo informe publicado un día antes de la inauguración de la Segunda Conferencia Internacional sobre Escuelas Seguras en Buenos Aires, Argentina.

Pakistán enfrenta importantes desafíos educativos, con un estimado de 25 millones de niños sin escolarizar. El informe incluye testimonios sobre cómo la violencia militante ha interrumpido la educación de cientos de miles de niños, especialmente de las niñas. El informe también documenta casos de uso de instituciones educativas por parte de fuerzas militares.

“Los talibanes y otros militantes han cometido en repetidas ocasiones terribles ataques contra escuelas paquistaníes, privando a los estudiantes de sus vidas, así como de su educación”, dijo Bede Sheppard, subdirector de la división de derechos del niño de Human Rights Watch. “Estos ataques a menudo ocurren porque, con mucha frecuencia, las autoridades han protegido a los militantes o no los han procesado adecuadamente, y eso tiene que cambiar”.

El gobierno paquistaní debe tomar medidas urgentes para hacer que las escuelas sean más seguras y procesar justamente a los responsables de ataques contra escuelas, estudiantes y profesores, dijo Human Rights Watch.

El informe, de 71 páginas y titulado Dreams Turned into Nightmares: Attacks on Students, Teachers, and Schools in Pakistan(“Sueños convertidos en pesadillas: ataques contra estudiantes, profesores y escuelas en Pakistán”), está basado en 48 entrevistas con profesores, estudiantes, padres y administradores de escuelas en las provincias paquistaníes de Punjab, Sindh y Khyber Pakhtunkhwa (KP). El informe documenta los ataques de militantes que, desde enero de 2007 hasta octubre de 2016, destruyeron edificios escolares, se dirigieron contra profesores y estudiantes y aterrorizaron a los padres para que impidieran que sus hijos fueran a la escuela. Estos ataques se han dirigido a menudo contra estudiantes femeninas y sus maestras y escuelas, bloqueando el acceso de las niñas a la educación. El informe también examina la ocupación de instituciones educativas por parte de fuerzas de seguridad, grupos políticos y bandas criminales.

Los grupos militantes islámicos de Pakistán, entre ellos los talibanes, Lashkar-e-Jhangvi y sus afiliados, recurren a los ataques contra escuelas y universidades para promover la intolerancia y la exclusión, atacar símbolos del gobierno y, en particular, expulsar a las niñas de la escuela. Un comandante talibán que se adjudicó el ataque contra la Universidad Bacha Khan en KP en enero de 2016 dijo: “Seguiremos atacando escuelas, facultades y universidades en todo Pakistán, ya que son las bases de las que salen los apóstatas”.

Después de que los talibanes se hicieran con el control de grandes partes del Valle de Swat en KP en 2007, comenzaron una violenta campaña contra la educación de las niñas. Más de 900 colegios de niñas se vieron obligados a cerrar y más de 120.000 niñas dejaron de asistir a la escuela. Aproximadamente 8.000 maestras se quedaron sin trabajo. Para muchas niñas, la pérdida fue permanente y no regresaron a la escuela incluso después de que el ejército paquistaní hubiera expulsado a los talibanes.

El gobierno paquistaní no recoge datos específicos sobre el número de ataques contra escuelas y universidades, ni sobre el número de muertos y heridos que resultan de estos ataques. Sin embargo, de acuerdo con la base de datos Global Terrorism Database, entre 2007 y 2015 hubo 867 ataques contra instituciones educativas en Pakistán, resultando en 392 muertes y 724 heridos. La Coalición Mundial para Proteger la Educación de Ataques registró por lo menos 838 ataques contra escuelas en Pakistán entre 2009 y 2012, causando daños en cientos de escuelas. En diciembre de 2015, el Ministerio de Estados y Regiones Fronterizas (SAFRON) informó que en 2015, 360 escuelas fueron destruidas en tres de las siete regiones de las Áreas Tribales Administradas Federalmente (FATA).

El hecho de que el gobierno no recopile datos nacionales consistentes y transparentes sobre estos ataques plantea serias preocupaciones sobre su capacidad para supervisar las reparaciones de las escuelas dañadas, identificar tendencias que podrían influir en la creación de medidas de protección o investigar y procesar a los responsables, señaló Human Rights Watch.

Las amenazas que enfrenta la educación en Pakistán fueron puestas en evidencia por los ataques contra la entonces futura ganadora del Premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai, el 9 de octubre de 2012, y contra una escuela pública militar en Peshawar, el 16 de diciembre de 2014. Después del ataque de Peshawar, que acabó con la vida de 135 niños, el primer ministro Nawaz Sharif anunció un Plan Nacional de Acción de 20 puntos para abordar de manera integral el terrorismo; pero ninguno de los 20 puntos se refería a los estudiantes o la educación.

En algunas áreas, las fuerzas gubernamentales han utilizado instituciones educativas, tanto escuelas como residencias universitarias, como cuarteles o bases militares de manera temporal o permanente. Cuando los centros escolares se utilizan para fines militares son más vulnerables a convertirse en blanco de ataque. El gobierno debería emitir órdenes claras y públicas a las fuerzas de seguridad de Pakistán para restringir el uso militar de las escuelas.

Pakistán debería desarrollar una política integral para proteger a los estudiantes -especialmente a las niñas- y a los profesores, escuelas y universidades del ataque y el uso militar, y comprometer a todos los ministerios involucrados a nivel central y local en la implementación de esta estrategia, recomendó Human Rights Watch.

La protección de las escuelas ha sido una tarea en gran parte relegada a los gobiernos provinciales, y estos esfuerzos han sido esporádicos y varían según las provincias, con poca atención a la necesidad específica de proteger la educación de las niñas. En la mayoría de los casos, la responsabilidad de mejorar y mantener la seguridad ha sido traspasada a las autoridades escolares. Esto ha provocado un aumento de las dificultades y el caos. A veces se han presentado denuncias penales contra profesores y directores por no haber tomado medidas de seguridad.

A pesar de cientos de ataques contra profesores, estudiantes e instituciones educativas, en la mayoría de los casos el gobierno paquistaní no ha enjuiciado con éxito a los perpetradores. Esto quedó en evidencia en junio de 2015, cuando se informó que ocho de las 10 personas detenidas y acusadas por el ataque a Malala Yousafzai fueron absueltas, incluso después de que todas ellas confesaran su culpabilidad en la corte.

El gobierno nacional de Pakistán debería cooperar con las autoridades provinciales para crear un sistema de respuesta rápida anticipada siempre que haya ataques contra las escuelas, para que estas instalaciones sean rápidamente reparadas o reconstruidas y para que el material educativo destruido sea reemplazado, con el objetivo de que los niños puedan regresar a la escuela lo antes posible. Durante la reconstrucción, los estudiantes deberían seguir recibiendo educación a través de medios alternativos y, donde proceda, apoyo psicosocial.

Pakistán debería ratificar la Declaración sobre Escuelas Seguras, un acuerdo político no vinculante abierto al respaldo estatal en una conferencia internacional en Oslo, Noruega, en mayo de 2015. Los países que suscriben la Declaración sobre Escuelas Seguras se comprometen a restaurar el acceso a la educación cuando las escuelas son atacadas, y a hacer menos probable que los estudiantes, maestros y colegios sean blancos de ataque en primer lugar. Los países firmantes acuerdan frenar estos ataques prometiendo investigar y procesar los delitos que involucren a escuelas, y minimizar el uso de las escuelas para fines militares para que no se conviertan en blanco de ataques.

“El gobierno paquistaní debería hacer todo lo posible para impedir futuros ataques contra la educación, empezando por mejorar la seguridad en las escuelas y proporcionar a la población información confiable sobre las amenazas”, dijo Sheppard. “Los ataques a la educación no sólo perjudican a los estudiantes y las familias directamente afectadas, sino que también tienen un efecto negativo incalculable a largo plazo en la sociedad paquistaní”.

Fuente:https://www.hrw.org/es/news/2017/03/27/pakistan-ataques-contra-escuelas-destruyen-la-educacion

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Siria: El inglés con bombas entra

Siria/13 de Marzo de 2017/El Mundo

Bomba, bala, mortero, francotirador, fusil… son las primeras palabras que aprenden en inglés los niños que estudian en los colegios sirios bajo control del autodenominado Estado Islámico. También suman, restan y multiplican utilizando, en lugar de manzanas y peras, imágenes de lanzagranadas o coches bomba. [En los libros de Historia, junto a las banderas negras y un fusil Kalashnikov, los pequeños pueden ver cómo España se cuela en sus aulas representada por una carabela de Colón y un molino de El Quijote]. Algunos colegios han sido rebautizados con nombres de terroristas mártires. Y la Física y la Química están fuera del itinerario educativo por ser materias contrarias al islam…

Así es la educación del terror diseñada por el Ministerio de Educación creado por los seguidores del Al Bagdadi. Crónica tiene acceso a sus libros de texto y a todo el plan del califato para adoctrinar a sus hijos en el islam más excluyente. Entre sus 70 escuelas, el Daesh distingue incluso centros públicos, que son gratuitos, y concertados. Aunque su afán educativo trasciende las propias aulas. En las calles, los responsables de mantener el rigor de su ideario terrorista son los miembros de un gabinete creado ex profeso para ello: el de Prédica y Mezquitas, que desarrolla desde «cursos de arrepentimiento» hasta clases de jurisprudencia islámica con una larga lista de sanciones para quienes contravengan sus normas.

El Ministerio de Educación que han puesto en marcha contempla la asignatura de inglés, sí, pero con sus propios libros de texto: dos manuales editados por el Califato titulados Inglés para el Estado Islámico. Y no es el único material escolar que ha editado el Daesh para educar a sus niños y lavar sus cerebros. Todos los libros infantiles están plagados de armas. Hasta las matemáticas sirven para adoctrinar a los más pequeños en las 70 escuelas que controlan en Siria. La apariencia de los libros es moderna y atractiva. Pero sus contenidos resultan impactantes. Como un ejercicio para practicar la multiplicación, que consiste en señalar con una flecha el resultado correcto entre varias opciones para la operación «5×3». En la página no sólo hay números o dibujos infantiles: lo que los niños unen realmente con su lapicero son un lanzagranadas RPG y un vehículo militar iraquí. Otro ejercicio se llama «Ayuda al francotirador»: «Su rifle tiene 24 disparos y ante usted se encuentran siete objetivos de la coalición de cruzados. ¿Cuántos tiros recibirían de forma uniforme cada uno de los enemigos cruzados?». Otro: «Si tiene tres pistolas en frente y dispones de nuve balas, ¿cuántos disparos podrás realizar?».

La portada del libro ya advierte de lo que va a venir: la imagen de un blindado equipado con una metralleta que dispara números. Así aprenden a calcular.

Materiales como estos son obligatorios en la escuela pública de Al Yaqeen, en Abu Kamal, en la región de Deir ez-Zor, a 144 kilómetros al sur de la ciudad de Deir ez-Zor, en la misma frontera entre Siria e Iraq. En sus pupitres se sientan 300 alumnos, a cargo de nueve profesores que por 120 euros al mes siguen estrictamente el programa y los libros de texto elegidos los terroristas. Los padres no pagan nada por la educación de sus hijos; ni siquiera por el material escolar. En los últimos tres años, desde que los más de 200.000 habitantes de la localidad están bajo el control de los hombres de Al Bagdadi, el terror se ha instalado en Deir ez-Zor, pero las escuelas nunca han dejado de funcionar ni han dejado de ser públicas. La educación siempre ha sido una obsesión para el Estado Islámico.

Así que han diseñado su propio plan. Que incluye la asignatura de Historia, en la que encontramos una referencia a España. En la ilustración de portada del libro de Primaria aparece un típico molino manchego, como los de El Quijote, y una carabela de Colón, mezclados con un skyline estadounidense y una mezquita. Podría ser, éste sí, uno de los libros que todas las mañanas mete en su mochila cualquier niño español. Salvo por la bandera negra del Califato y un kalashnikov coronan la imagen.

Los pequeños del ISIS también estudian obligatoriamente Ciencias Sociales, que aprenden en inglés. El foco es la familia tradicional. En la lección 1 de este manual los niños repasan cuáles son los miembros de la familia a través de una fotografía que parece sacada de un álbum casero: sólo que si bien el abuelo, el padre y el tío son reconocibles, las mujeres -la abuela, Khadeeja, de 56 años; la madre, Hafsa, de 42; la tía Maryam, de 22 años, y la hermana Sara, de 15- no pueden distinguirse entre sí. Aparecen las cinco juntas, tapadas por un velo integral negro que cubre su cabeza y su cuerpo completamente. Cada milímetro de su piel.

Hasta aquí las ciencias. El Califato ha eliminado la Física y la Química de su plan escolar: las considera «contrarias a la enseñanza islámica», argumentan los seguidores de Al Bagdadi.

Las clases de caligrafía y gramática árabe, de sharía (enseñanza religiosa) y de educación física completan el currículum escolar planificado para ganar las mentes y los corazones de los habitantes más jóvenes del Estado Islámico.

El Ministerio de Educación del Califato, responsable del profesorado y de los programas académicos de la organización terrorista, fue una de las primeras instituciones que entró a funcionar tras la proclamación del IS y trabaja de forma coordinada con el denominado Ministerio de Prédica y Mezquitas, dedicado a difundir la ideología de la organización a través de programas educativos y de propaganda.

El proyecto educativo del Daesh echó a andar a principios de 2014 en la ciudad siria de Al Raqa. Uno de los primeros pasos fue la segregación de sexos: a partir de entonces todas las escuelas serían diferentes para hombres y para mujeres. Tras la proclamación del llamado Califato, los terroristas cerraron colegios -todos los que aplicaban el sistema educativo sirio anterior y los centros privados, lo que causó desplazamientos masivos de estudiantes y profesores- e implantaron su doctrina. Los cambios afectaron incluso a los nombres de los colegios. Ocurrió en la ciudad siria de Al Bukamal. Los terroristas rebautizaron centros como la escuela-mezquita Al-Rahman, que pasó a llamarse al-Sheikh Faris al-Zahrani, en honor a un terrorista ejecutado por Arabia Saudí en enero de 2016.

Hoy abren sus puertas en Siria alrededor de 70 escuelas con el sistema educativo del Daesh. Y aunque toda la enseñanza es pública, existen dos tipos de colegios: públicos y concertados. Los primeros son gratuitos y dependen directamente del Ministerio de Educación del Califato. En ellos el absentismo escolar es muy elevado por el temor de los habitantes a ser atacados por bombardeos de la Coalición. De hecho, en zonas como Al Raqa y Deir ez-Zor los yihadistas están utilizando las escuelas como cuarteles y no dudan en explosionarlas si se encuentran en riesgo de caer en manos del enemigo. Por eso resulta muy difícil obtener una relación exacta del número de alumnos sometidos a las enseñanzas extremistas.

Las escuelas concertadas, por su parte, fueron instauradas por maestros que siguen residiendo en zonas bajo control del Daesh y que poseen un permiso especial del Ministerio de Educación para impartir el currículum de los terroristas. Los padres pagan cerca de 10 dólares al mes por que sus hijos asistan a estas clases que son hoy la opción preferida para las familias sirias que habitan en las regiones tomadas por el régimen. Aunque algunos padres recurren también a unos colegios clandestinos donde los chicos puedan adquirir conocimientos científico-técnicos proscritos, como Física y Química, o aprender otras materias que el Daesh ha prohibido.

En Al Raqa existe además un colegio especial. Es la Escuela de los Cachorros de al-Furqan, creada recientemente para los hijos de los combatientes extranjeros. A sus aulas, a diferencia del resto, acuden niños de ambos sexos; eso sí, en distinto horario, de mañana y tarde. También es especial porque, además de recibir educación académica, sus alumnos reciben entrenamiento militar, incluido el manejo de armas largas y cortas. En la Escuela de los Cachorros, que depende directamente de la máxima autoridad en la capital siria del Califato, trabajan unos 20 empleados, hombres y mujeres. Aunque el temor a los ataques aéreos hace que su ubicación cambie con frecuencia.

Cursos de arrepentimiento

Cuando el califato implantó su sistema educativo los maestros se convirtieron en una pieza fundamental de su ejército ideológico: se vieron forzados a someterse a los llamados «cursos de arrepentimiento, para retractarse de la «infidelidad» en la que habían incurrido en el pasado al haber firmado su compromiso con los sistemas docentes sirios anteriores. Pero la estrategia de educación del grupo terrorista se extiende más allá del control de las aulas. Y quien lleva la batuta es el Gabinete de Prédica y Mezquitas.

Los soldados de este gabinete son los shariiyin (expertos en jurisprudencia islámica), una suerte de funcionarios de la administración regional que, presentes en todas las provincias, operan en las llamadas Oficinas de Prédica y Mezquitas, ubicadas generalmente en los propios templos. Sus instrumentos: sermones (jutbas) recitados los viernes en las mezquitas y que ellos mismos redactan y coordinan; cursos monográficos sobre el islam y de jurisprudencia islámica o sharía; concursos para niños y adolescentes con motivación religiosa, como los de recitación y memorización del Corán… Y los folletos y carteles propagandísticos que, expuestos en las zonas de afluencia o en los accesos a las mezquitas, explican cómo debe uno comportarse e incluso cómo debe cortarse la barba.

El arrepentimiento

Los cursos de adoctrinamiento que más asfixian a la población son los conocidos como de «arrepentimiento» (en árabe tauba o istitaba). Una verdadera pesadilla para muchos. Durante unos 45 días, los alumnos asisten a clase en un austero internado llamado Centro de Enseñanza para el Arrepentimiento. Un lugar desconocido, a menudo una gran mezquita o un edificio con suficiente capacidad, donde duermen, comen y aprenden todos aquellos que pueden suponer una amenaza para el Califato. No sólo disidentes, reclusos o miembros de otros grupos que abandonaron las armas en su día y no se han sumado al IS. También jueces, periodistas, abogados… cualquiera que haya cobrado o cobre del régimen.

Lo primero que recibe un cursillista del «arrepentimiento» son unos utensilios básicos para el aseo y para pernoctar, y una tarjeta con su nombre, número, curso y fecha de inicio. A partir de ese momento el alumno cobrará un dólar al día -más o menos al salario actual de un combatiente soltero del Daesh- y estará bajo la protección del califa.

En su primer interrogatorio, los jefes de la sharía le preguntarán: ¿participaba en las manifestaciones contra el Régimen?, ¿luchaba con las facciones contrarias al Daesh?, ¿pretende jurar fidelidad al grupo…?

El interno recibe a continuación un mensaje aparentemente conciliador. Los responsables del curso le invitan a olvidar las torturas que, en su caso, han podido padecer en las cárceles del IS, argumentando que eran fruto de la mente perturbada de los temidos Amniyin, miembros del aparato de seguridad, que «no representan al verdadero Daesh». «En todas las organizaciones se cometen errores», añaden. El verdadero Daesh es una «organización islámica» -nada más- cuya finalidad es restaurar el Califato y luchar contra los chiíes.

Fidelidad o castigo

Y así pasan los días. Con oraciones al alba, sesiones de formación sobre el Corán y la sharía, el estudio, actividades de limpieza…. Los alumnos, en pequeños grupos, ven vídeos con combates del Daesh contra el Gobierno iraquí (generalmente se evitan imágenes de la lucha contra grupos islamistas). La comida es limitada y el trato al interno es brusco, con frecuentes reproches por supuesta falta de rendimiento y acusaciones de cobardía o ineptitud. Aunque para los estándares sirios actuales, los alumnos reciben un trato digno si respetan las normas. En caso de incumplirlas, se les castiga con la prolongación de los días de internado.

Al acabar en el Centro de Enseñanza para el Arrepentimiento, los graduados tienen dos opciones: regresar a sus hogares o jurar fidelidad al grupo terrorista. A los primeros el Régimen les proporciona un salvoconducto para que se desplacen a sus residencias, con medidas de restricción de movimientos y comparecencia en las sedes del Daesh.

Los segundos, los convencidos, quedan a disposición de los terroristas como miembros de pleno derecho. Su destino habitual serán los frentes más castigados, con alta probabilidad de morir en combate. Son los menos.

Pese a que el Califato invierte mucho esfuerzo y dinero en este internado, los resultados reales de estos cursos son pequeños. Los convocados suelen asistir a las sesiones para evitar represalias sobre ellos o sus familias, pero no por convicción. Sólo una minoría modifica su ideología, jura fidelidad o se une a la lucha armada. Aunque también hay quienes, sin jurar fidelidad al IS, sí sienten fuertes convicciones religiosas y cierta afinidad ideológica con el Daesh. A ellos el proceso de «arrepentimiento» les llega a generar fuertes dudas y la «autoridad moral» de los profesores les causa una impresión positiva.

Al acabar, el graduado recibe una tarjeta acreditativa con su nombre, su foto y el sello del Daesh. En un vehículo cerrado lo conducen fuera de la instalación.

¿Y las mujeres? Apenas existen en el sistema educativo de Al Badgadi. Rara vez se convocan cursos de sharía para ellas. El Daesh entiende que deben ser los tutores, padres o esposos los que se responsabilicen de enseñar a las personas que de ellos dependen. Así, dentro y fuera de las aulas, la maquinaria sigue funcionando.

Fuente: http://www.elmundo.es/cronica/2017/03/10/58b9ac8b22601d0b0e8b45ce.html

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Egipto: Se elevan a 143 las familias desplazadas por terrorismo en el Sinaí

Egipto/02 marzo 2017/Fuente: Prensa Latina

El número de familias de cristianos coptos egipcios que han huido del norte del Sinaí a la cercana ciudad de Ismailia a consecuencia de asesinatos cometidos por grupos extremistas islámicos se elevó hoy a 143.
Esas familias, detalla un comunicado de la Iglesia Ortodoxa Copta de Egipto, están integradas por 546 miembros.

De momento, agrega la nota, la Iglesia Anglicana de Ismailia proporciona apoyo y alojamiento a 146 de esas personas, pertenecientes a 54 familias, mientras cubre las necesidades cotidianas de otros 89 núcleos.

El Gobierno egipcio, añade, ha asumido la responsabilidad de la vivienda en la gobernación.

La más reciente cifra oficial de cristianos desplazados divulgada la víspera ubica en unas 120 las familias que huyeron de la ciudad de El Arish, en el Norte del Sinañi, de las cuales, según el ministro de asuntos parlamentarios, Omar Marawan, 96 recibieron refugio en la vecina gobernación de Ismailia, ocho familias en la de Qalioubia, 12 en Assiut y dos en El Cairo.

De acuerdo con el funcionario, el ministerio de Solidaridad Social asume el costo de la educación, el alojamiento y la asistencia sanitaria para las familias desplazadas, así como la asignación de mil libras egipcias (unos 65 dólares) a cada una como ayuda financiera de emergencia.

Durante los últimos 15 días grupos armados fundamentalistas realizaron ocho ataques contra cristianos en El Arish causando la muerte a tres ciudadanos coptos, hechos que desencadenaron causaron el actual éxodo de civiles de esa zona.

Hasta ahora ningún grupo se ha adjudicado la autoria de las agresiones a coptos en el Sinaí, aunque recientemente el Estado Islámico reveló en Internet sus planes de atacar a la comunidad cristiana en Egipto, prometiendo ‘liberar a El Cairo’ de ciudadanos de esa confesión.

En la zona norte del Sinaí actúa el grupo armado Wilayat Sayna (Península del Sinaí, luego que cambiara su nombre de Ansar Beit Al Maqdis tras manifestar lealtad al Estado Islámico).

Sus acciones han causado desde 2013 cientos de muertos, tanto de civiles como de militares.

Fuente:http://prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=67529&SEO=se-elevan-a-143-las-familias-desplazadas-por-terrorismo-en-el-sinai

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Escuelas de Austin son una esperanza para niños refugiados en Texas

Estados Unidos/27 de Febrero de 2017/Mundo Hispánico

La asignatura favorita de Hajera Hashimi, alumna de la escuela secundaria Anderson es Ciencias. Ella es nueva en esta escuela pero empieza a pensar en la Universidad de Texas en Austin (UT), a donde quiere ir para seguir sus estudios. Quiere convertirse en doctora.

Hace dos años, la pasó muy mal imaginando un futuro prometedor.
Hajera es de Afganistán y es una de los 1,079 niños refugiados que asisten a una escuela del distrito escolar de Austin, el cual ha visto la llegada de más estudiantes refugiados este año que en cualquier otro año anterior, desde que el distrito empezó a asimilar refugiados en 2010. Durante los primeros cuatro meses del año escolar, el distrito reclutó a 377 nuevos niños refugiados, un 20 por ciento de incremento desde lo que se registró entre 2013 y 2014.
 Cerca de 800 refugiados fueron reasentados en Austin en 2016, la cantidad más alta en los últimos siete años, según la información proporcionada por el Departamento de Estado.

En medio de las advertencias acerca de la posible amenaza que representan los refugiados y los esfuerzos de Washington entre los líderes estatales por bloquear su ingreso al país, el distrito escolar de Austin ha probado ser un lugar seguro para los niños refugiados, aún cuando los maestros se esfuerzan por mantener el ritmo con el crecimiento de estudiantes refugiados.
 Los refugiados son apenas el uno por ciento del total de la población estudiantil, y están dispersos por los 91 campus, pero con concentraciones en algunas escuelas donde apenas la mitad de los estudiantes en la clase son refugiados.
La educación de los refugiados es un terreno nuevo para el distrito de Austin. Los maestros tienen más experiencia en atender a los estudiantes que han emigrado desde países de habla hispana.
 Los refugiados reclutados en el distrito llegan desde 39 países distintos y hablan lenguajes que van desde el francés hasta el árabe, desde swahili hasta el pashto, la lengua materna de Hajera. Muchos de los refugiados recién llegados son de países con mayoría musulmana, dijeron los oficiales.
 Aunque las diferencias son vastas y el trauma de crecer en países golpeados por la guerra, hace que los refugiados sean únicos y desafía a los demás estudiantes a prestar su ayuda.
Las autoridades escolares de Austin trabajan con más de media docena de agencias no lucrativas y para el reasentamiento de refugiados para ayudar a las familias refugiadas en la transición escolar y de vida en el país.
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Estados Unidos, cien años de exclusiones

Por: Anahín Rubin

Estos primeros días de la presidencia de Donald Trump están marcados por políticas de persecución contra refugiados e inmigrantes indocumentados, así como respuestas de miles de personas repudiando estas políticas.

Lo asombroso es que poco se menciona el largo historial de estas políticas xenófobas que ha implementado Estados Unidos a lo largo de más de 100 años. En este artículo recordamos fechas claves, cuando se prohibía la entrada a inmigrantes que huían de guerras, hambrunas y persecuciones ideológicas.

El testigo que registró parte de esta historia fue la isla Ellis Island, ubicada entre Nueva York y Nueva Jersey. Ahí se estableció un Centro para la llegada de inmigrantes que abrió sus puertas el 1 de Enero de 1892 y hasta 1954 vio pasar a más de 12 millones de personas de diferentes países del mundo; que guardaban en sus valijas la secreta ilusión de llegar a la tierra prometida; el lugar donde todos los sueños se cumplían. Aunque penosamente para muchos, transformado en pesadilla.

Tres leyes marcaron el destino de miles que debieron atravesar exámenes, humillaciones y maltratos en sus intentos de ingresar a Estados Unidos.

En 1917 se firmó el Acta de Inmigración, (Inmigration Act, en sus siglas en inglés),que imponía a los inmigrantes un examen de escritura y lectura; el que no lo pasaba no podía ingresar al país; tampoco aceptaban personas con problemas físicas y psicológicas o las que eran consideradas una carga económica para el estado .El tema político, también era una razón importante para la exclusión ; así anarquistas y comunistas eran rechazados acusados de ser «amenazas’’, para el país que «generosamente’’ les abría sus puertas.

Estas prohibiciones fallaron con el tiempo y en 1921, se implementó una nueva Regulación de Cupos de Emergencia, (Emergency Quota Act en sus siglas en inglés), que restringía la inmigración al 3% del total de inmigrantes que vivían en el país en 1910. Cuando esta regulación resultó insuficiente, se aplicó el Acta de Johnson Reed, (Johnson Reed Act, en sus siglas en inglés) en 1924, la más restringida de todas estas leyes, que imponía una cuota del 2 % de todos los inmigrantes que habitaban esta tierra, desde 1890.

En 1920, el Congreso escribió un reporte recomendando «una suspensión temporaria a los inmigrantes’’, basado particularmente en ciudadanos polacos de origen judío.

«Es imposible estimar que clase de inmigrantes viene de esa zona del mundo, hay que usar todo tipo de cuidado para mantener fuera a este tipo de indeseables’’, mencionaba dicho reporte.
Entre las escusas para rechazarlos mencionaban que podrían ser quintas columnas del nazismo.

Como consecuencia, muchos de ellos tuvieron que ingresar ilegalmente al país, con documentación falsa, así lo menciona el historiador Libby Garland en su libro« After They the Closed the Gates’’.

En las próximas décadas cercanas a la Segunda Guerra Mundial, miles siguieron siendo excluidos, deportados y tuvieron que volver a Europa, donde fueron asesinados por el nazismo.

Recién en 1948 el Congreso, pasó una Regulación para Personas Desplazadas, (the Displaced Persons Act en sus siglas en inglés), que permitió al país abrir las puertas a mayor cantidad de inmigrantes

En estos tiempos, que retornan las políticas xenófobas con más fuerza, los «indeseables’’ son otros, musulmanes, latinos; desplazados de sus países por la política de Estados Unidos con sus intervenciones militares, económicas y políticas.

No empezaron estas persecuciones con Donald Trump; son 100 años de expulsión y discriminación. Demócratas y Republicanos comparten en este sentido una misma línea ideológica.

«América y sus intereses, siempre primero’’.

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/Estados-Unidos-cien-anos-de-exclusiones-20170202-0001.html

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Decenas de niños estudian hoy bajo la tierra por culpa de la guerra en Siria

Siria/12 de Diciembre de 2016/La Información

  • Allí viven 400.000 niños en edad escolar, pero en la actualidad 294.000 están excluidos del sistema educativo, según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia.
  • Antes del comienzo de la guerra, la tasa de escolarización en el país era de 99 por ciento en la educación primaria y de 82 por ciento en la secundaria.
  • Intentan formarse para un futuro improbable, entre bombardeos y un pánico generalizado. La guerra de Siria ha provocado que no haya apenas sitios seguros para que los niños jueguen o aprendan.Tampoco para que sean asistidos en hospitales y centros médicos. La zona rural de Deraa se ha convertido en un refugio para desplazados de áreas aledañas y se han levantado escuelas improvisadas que acogen cada día a decenas de menores.

    Agrupados por edad o nivel, estos niños reciben clases de antiguos profesores que también han tenido que abandonar sus hogares.Bajo tierra, en aulas improvisadas en cuevas, reciben formación de árabe, inglés o matemáticas ayudados por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

    En Siria viven hoy 400.000 niños refugiados en edad escolar, pero en la actualidad 294.000 están excluidos del sistema educativo, según el mencionado Fondo de Naciones Unidas para la Infancia.

     Un informe firmado por Mirella Chukrallah, directora del departamento de Educación de la organización no gubernamental Cáritas en Líbano, señala que en Siria los educadores se encuentran resignados «delante de una generación perdida».

    «Son niños que han perdido años de su vida, son más aislados,propicios a radicalizarse, a ser explotados y, entre las niñas, a casarse muy pronto», destaca el estudio.

    Por otra parte, en todo el mundo, el número de niños sirios privados de escuela se eleva a tres millones, incluyendo aquellos afectados por el cierre de establecimientos en su propio país.

    La cifra contrasta con la situación precedente al conflicto bélico, cuando la tasa de escolarización en Siria era del 99 por ciento en la educación primaria y del 82 por ciento en la secundaria, gracias, en parte, a la gratuidad de escuelas y universidades.

    Unicef ha lanzado el programa ‘Back to School’ para intentar reagrupar en ámbitos educativos a 200 mil escolares que intentan escapar de la guerra. Pero las dificultades enormes que presenta el escenario actual obstaculizan en gran medida esa loable iniciativa.

    El proyecto implica una inversión de 630 dólares por niño -incluyendo salarios de profesores, material escolar y todos los costos relacionados-, además de la financiación total de las escuelas públicas.

    Pese al esfuerzo conjunto, el número de plazas disponibles sigue siendo insuficiente para atender a todos y algunas escuelas continúan exigiendo a los refugiados cédulas de identidad o permisos de residencia a la hora de la inscripción.

    A finales del pasado año, Cáritas pretendía poner un proyecto para proporcionar transporte escolar gratuito para 40 mil niñosconsiderados más vulnerables en Siria, pero la financiación de seis millones de dólares todavía no ha sido aprobada.

    Mientras tanto, tanto las escuelas como los hospitales se han convertido en blanco de las bombas en Siria. Desde 2011, Unicef ha contabilizado al menos 4.000 ataques contra colegios en territorio de ese país. Desde Unicef se denuncia que los centros educativos no deberían convertirse en una trampa para morir, sino que deberían ser lugares en los que los niños estuvieran protegidos y pudieran aprender, crecer y desarrollar sus habilidades.

    Finalmente, cerca de 3,7 millones de niños sirios -1 de cada 3 de todos los niños sirios- han nacido desde que comenzó el conflicto hace cinco años, con su vida marcada por la violencia, el miedo y el desplazamiento, según un informe de esta organización. Esta cifra incluye a más de 306.000 niños nacidos como refugiados desde el 2011.

    Fuente: http://www.lainformacion.com/mundo/Decenas-estudian-tierra-guerra-Siria_0_977602682.html

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Al menos 643 personas fallecieron en Alepo desde el pasado 15 de noviembre

Asia/Siria/06 de diciembre de 2016/Fuente: Atena 3

Más de la mitad de los fallecidos son civiles y la otra parte combatientes de facciones rebeldes e islámicas. De esos fallecidos, al menos 559 perdieron la vida por los ataques aéreos y de artillería contra los distritos orientales de la población. Al menos 73 civiles perecieron por el impacto de cohetes lanzados y otros nueve ciudadanos que fallecieron por la caída de proyectiles disparados por las facciones islámicas.

Al menos 643 personas han muerto en la ciudad siria de Alepo (norte) desde el inicio de la ofensiva del Ejército y sus aliados contra la parte este de la urbe, controlada por los opositores, el pasado 15 de noviembre, informó este lunes el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

De esos fallecidos, al menos 559 perdieron la vida por los ataques aéreos y de artillería contra los distritos orientales de la población: 324 eran civiles, entre ellos 44 menores y 22 mujeres, mientras que 235 eran combatientes de facciones rebeldes e islámicas, de los que seis eran cabecillas.

Por otro lado, al menos 73 civiles -que incluyen 29 menores y seis mujeres- perecieron por el impacto de cohetes lanzados por los grupos armados opositores contra áreas en poder de las autoridades en el oeste.

A estas víctimas mortales se suman otros nueve ciudadanos que fallecieron por la caída de proyectiles disparados por las facciones islámicas e insurgentes contra el distrito de Al Sheij Maqsud, en manos de las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada kurdo-árabe.

En ese barrio, también murieron por el mismo motivo dos miembros de las llamadas Fuerzas de Protección al Yuhaira, que es un cuerpo parapolicial que actúa en las zonas bajo el dominio de los efectivos kurdos. Este recuento no incluye las bajas dentro de las filas del Ejército sirio y de sus aliados.

En las últimas semanas, las fuerzas armadas han avanzado por el este de Alepo, donde han tomado el control de varios barrios.

Fuente: http://www.antena3.com/noticias/mundo/menos-643-personas-fallecieron-alepo-pasado-noviembre_20161205584541590cf245500ad47a77.html

Imagen: fotografias.antena3.com//clipping/cmsimages02//2016/12/05/6671F406-FBC8-4787-8D24-022521DF722C/58.jpg

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