Aún hay mucha gente que cree que la capacidad de pensar y las habilidades cognitivas están determinadas por la genética. Creen que el cerebro tiene un desarrollo y organización fijos, asumen esta explicación simplista para reafirmar diferencias y justificar la supremacía de unos sobre otros.
La investigación científica ha demostrado lo contrario. El cerebro es altamente maleable y puede cambiar incluso en edades adultas. La plasticidad cerebral, también conocida como neuroplasticidad, se refiere a la capacidad del cerebro para cambiar su estructura y función en respuesta a la experiencia, el aprendizaje y la adaptación a nuevas circunstancias.
Desarrollar la capacidad de pensar es un proceso que involucra ejercitar la mente de manera cotidiana y permanente. Es crucial generar el hábito de leer y estudiar, cultivar la curiosidad, evitar prejuicios y promover la empatía, trabajar en equipo, recoger y procesar información, tener visión crítica, generar alternativas creativas, salir de la zona de confort, buscar nuevas experiencias, dedicar tiempo a reflexionar, socializar y tomar decisiones y ser capaz de evaluar sus resultados.
La responsabilidad de desarrollar la capacidad de pensar en niñas, niños y jóvenes está en la familia, la sociedad y el sistema educacional.
Para la mayoría de las familias, sus condiciones de vida, su marginalidad, su carencia de materiales didácticos y de lectura en los hogares y las poquísimas horas disponibles para que mamás, papás y cuidadores dediquen a sus hijas e hijos, hacen que terceros jueguen un rol determinante en este proceso.
La sociedad está presente a través de medios de comunicación y redes sociales que, de manera crítica y generalizada, adormecen y desincentivan a pensar no aportando en el desarrollo cognitivo de las personas.
Ante esta realidad, es el sistema educacional, desde la sala cuna hasta el final de la enseñanza media, quien asume la mayor responsabilidad en el desarrollo de la capacidad de pensar de niñas, niños y jóvenes. Si bien está en los planes de estudio, no siempre se logra como se quisiera porque está demostrado que quienes más aprenden son quienes han desarrollado mayores capacidades de pensar.
En este proceso y, por supuesto con contenidos adecuados a cada etapa de desarrollo las y los estudiantes, en cada actividad o asignatura deben estar expuestos a información variada y diversa, de manera tal que puedan procesar, organizar, comprender y generar ideas, conceptos, imágenes, creencias y conocimientos. En otras palabras, el sistema educacional debe ser capaz de desencadenar en cada estudiante los procesos mentales complejos que desarrollen su capacidad de pensar.
Desarrollar la capacidad de pensar es un proceso continuo que requiere dedicación y práctica constante al igual que el desarrollo de la capacidad física y la destreza deportiva. Se trata de ejercitar la mente y enfrentar desafíos intelectuales para lograr un pensamiento más profundo y significativo en el largo, sinuoso y hermoso camino hacia la libertad.
La escolarización temprana (0-3 años) es el primer ciclo de la Educación Infantil y proporciona a los más pequeños diversos beneficios relacionados con el desarrollo de habilidades cognitivas, emocionales o sociales.
¿Sabías que en España el porcentaje de estudiantes que asisten al primer ciclo de Educación Infantil es del 75%? Un dato que está muy por encima del promedio del resto de los países de la Unión Europea y de la OCDE, según el informe TIMSS 2019 (Trends in International Mathematics and Science Study) de la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Educativo (IEA).
Educación Primaria con destrezas de lectura, escritura y matemáticas superiores al promedio de la OCDE y también de la Unión Europea, además de influir positivamente en su rendimiento.
Objetivos de la escolarización temprana
La escolarización temprana es el primer ciclo de la Educación Infantil (desde los cero hasta los tres años de edad). Los objetivos de este ciclo están centrados en atender de forma progresiva el desarrollo afectivo, los hábitos de control corporal, las manifestaciones de la comunicación y del lenguaje y las pautas esenciales de convivencia y relaciones sociales de los niños, tal y como señala el Ministerio de Educación y Formación Profesional.
Asimismo, la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WACE), indica que los avances de la neurociencia demuestran que es durante los tres primeros años de la vida de un ser humano cuando se ‘construye’ el cerebro, creando más de un millón de conexiones neuronales cada segundo. De ahí la importancia de esta etapa educativa, que desde AMEI-WACE consideran totalmente segura aún en tiempos de pandemia. Según esta asociación, los contagios en escuelas infantiles durante el primer trimestre de este curso académico han sido bajos, situando el número de aulas en cuarentena en el 1,67% del total del sistema educativo español.
Beneficios de la escolarización temprana: autonomía, seguridad y valores
Un entorno estable, la posibilidad de desarrollar distintas habilidades o aprender diversos valores para la vida son algunos de los beneficios de la escolarización temprana para Ana Herrero, psicóloga y coordinadora del departamento de orientación del grupo Brains International School, que recoge a continuación cinco claves de esta etapa educativa.
Ambiente seguro. Las escuelas infantiles suponen un entorno estable y estructurado que se compone de rutinas muy claras, unos horarios y unos ‘rituales’ con los que los niños van creando esquemas internos sobre el mundo que les rodea.
Fomenta la autonomía del niño. El alumnado puede desarrollar su necesidad de exploración y curiosidad, además de otras habilidades a través del juego, como la autonomía personal, el cuidado de las cosas, la alimentación, la higiene, el sueño…
Educación emocional. En los primeros años de vida, los niños se enfrentan a distintas emociones, como el enfado, el miedo o la frustración, y sin apenas recursos para entenderlas. En esta etapa, los educadores les enseñan a identificar las emociones, a legitimarlas y gestionarlas de una forma adaptativa. Los profesionales saben de la importancia de establecer narrativas de lo que va ocurriendo, para que los estudiantes puedan ir comprendiendo e integrando lo que sienten y sucede a su alrededor.
Favorece el desarrollo del lenguaje. Esta etapa educativa se considera esencial para el aprendizaje de una segunda lengua, ya que existe mayor receptividad por parte de los estudiantes, pero también favorece otras capacidades cognitivas y motrices, que se desarrollan mediante el juego y la exploración sensoriomotora y que estimula el desarrollo del pensamiento.
Educación en valores. Los niños tienen que compartir espacio y materiales, además de aprender a esperar (como el tiempo de atención por parte del adulto). Eso les permite entender que las demás personas también tienen necesidades, y a ir tomando poco a poco conciencia de las normas que rigen la convivencia: el respeto, la generosidad y el cuidado por uno mismo y por los demás.
Fuente e imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/escolarizacion-temprana/
La dislexia no es una enfermedad, ni afecta a las habilidades cognitivas, es un trastorno del aprendizaje de la lectoescritura. Si se diagnostica y se trata a tiempo con herramientas como DytectiveU, de Change Dyslexia, se pueden obtener buenos resultados académicos y alcanzar objetivos, “porque los sueños no se leen, se hacen realidad”
Contaba el bueno de Pau Donés en el libro Superar la dislexia, de Luz Rello, que “los disléxicos somos mejores persianas… ¿o era personas?”. Una cita que, más allá de la confesión, el humor y la hipérbole, esconde un mensaje de empoderamiento muy valioso para ese 10% de la población que tiene dificultad en el aprendizaje: se puede llegar a cualquier sitio con ella.
El músico, recientemente desaparecido, es más que un ejemplo de que todo es posible. Cada vez que un famoso de éxito como Pau sale del armario de la dislexia, un niño con problemas de lectoescritura encuentra una motivación más para seguir trabajando. Ese niño hoy es Manu, un chico con riesgo de trastorno en el aprendizaje que con tan solo 9 años se pone delante de nuestros focos y cámaras para contar y normalizar su experiencia con una madurez asombrosa: “Me parece mal que se rían de ti porque al que se ríe también se le dará mal alguna cosa que a los otros se le dará bien”.
Manu da con la clave. Nadie llamaría enfermedad a la falta de destreza con un balón de fútbol. Nadie es menos inteligente por no haber sido agraciado con un buen oído para la música o con una buena mano para las artes plásticas. Pues con la dislexia pasa tres cuartos de lo mismo. La dislexia es solo un trastorno relacionado con las habilidades en la lectura y escritura, no con aquello que comprendes o asimilas. Por eso no está relacionado ni con la inteligencia, ni con la expresión oral, ni con tu potencial de mejora, simplemente afecta a instrumentos clave en nuestros procesos de aprendizaje y, aunque esto es importante, hay mecanismos naturales y artificiales para combatirlo.
El 90% de las personas que tienen dislexia no lo saben
Afortunadamente la plasticidad del cerebro y nuestra habilidad de adaptación social mediante la creatividad y las estrategias de compensación hacen posible que genios con dislexia como Pau Donés, Steve Jobs o el mismísimo Leonardo da Vinci hayan trascendido y triunfado simplemente por el valor de sus fortalezas, y que niños como Manu tengan hoy la posibilidad de hacerlo gracias al desarrollo de herramientas para potenciar otras capacidades de aprendizaje, como DytectiveU, de Change Dyslexia.
Cuando el obstáculo se convierte en un escalón
El mayor problema de la condición disléxica son las consecuencias derivadas del diagnóstico tardío. El 90% de las personas que tienen dislexia no lo saben. En un sistema en el que el papel educativo bascula demasiado hacia el aprendizaje memorístico, colectivo y poco individualizado, la posibilidad de frustración académica aumenta en las personas con dificultades. “No todos los niños son iguales. En una clase no todos aprenden igual, es imposible” nos cuenta convencida Pilar, madre de Manu. Por eso, si no somos capaces de que aprendan con nuestro sistema, quizás nosotros deberíamos adaptarnos a cómo aprenden ellos con el suyo, potenciando esa «creatividad defensiva natural» para hacer del obstáculo un peldaño de mejora. Ese es el cambio que propone Change Dyslexia.
Pilar entiende la frustración porque ha pasado por ella un par de veces. Antonio, el hermano mayor de Manu, fue apartado a una clase especial de apoyo (“la clase de los tontos, la llamaban en el patio”) cuando le detectaron problemas de aprendizaje. “Con Manu se ha abordado interviniendo en lo que él necesita, sin juzgar lo que estaba haciendo, y a Antonio, aunque necesitaba más esfuerzo por su parte, se le ha juzgado, sin saber lo que necesitaba”, nos explica convencida.
“El DytectiveU es como un videojuego, pero para no tener faltas de ortografía”, explica Manu
Ese «lo que necesitaba» era, simplemente, una intervención precoz. Change Dyslexia, la organización multipremiada fundada por la investigadora Luz Rello, ha diseñado DytectiveU, una aplicación validada científicamente que se utiliza en más de 100 colegios públicos y que es capaz de detectar y tratar la dislexia desde primaria, permitiendo la adaptación de aprendizajes diferentes para combatir la brecha: “El DytectiveU es como un videojuego, pero para no tener faltas de ortografía. Te ayuda a escribir más rápido con la letra bien hecha”, nos explica Manu sin levantar la vista de la tablet.
Pero la plataforma no es solo una app con 42.000 ejercicios que estimulan las fortalezas; también incluye programas formativos y conexión asistencial con logopedas y profesores en los colegios para todos los alumnos. Son esas personas las que ayudan a construir los sueños de nuevo, las que te convencen de que ya no eres una niña dispersa, inmadura o vaga o las que, yendo más allá de las palabras, conectan contigo con el color y el calor de las emociones, como aquellos antiguos maestros de pueblo: “Desde que empezó con DytectiveU Manuel ha cambiado. No lo he notado solo yo, sino también amigas que tengo que son profes, pero no en cómo Manuel lee o cómo escribe, sino en como es él”, dice emocionada Pilar.
Luz contra la dislexia
Hay personas que ya desde el nombre anticipan una energía especial que lo irradia todo. Luz Rello (Sigüenza, Guadalajara, 1984) soñaba con ser investigadora, pero tenía dislexia. Hoy es doctora en Informática, licenciada en Lingüística y su currículo investigador es tan grande como el empeño en alcanzar sus sueños: “Al final, Change Dyslexia es un movimiento, un movimiento de saber qué es posible y qué es posible con esfuerzo”, nos cuenta convencida. Quizás porque el verdadero valor de un sueño no está en su dificultad sino en la cantidad de esfuerzo que aplicamos cada uno en intentar conseguirlo.
Cuando Luz llega al colegio donde estamos grabando el reportaje, una marabunta de niños la rodea como si fuera una rockstar: “No me acostumbro a esto, estoy emocionada”, nos confiesa detrás de una sonrisa cómplice. Los chavales buscan un autógrafo de la mujer que ha convertido su aprendizaje en un estímulo eficaz y divertido y que también es un referente cercano y su mejor influencer: “Esto es un regalo, porque yo he oído a Luz que sacaba suspensos y mira. Es un ejemplo de tesón, de que lo hace todo de corazón, de la empatía que tiene con todos los niños, es que es flipante”, nos explica Pilar.
El disléxico no es más que un inventor de estrategias, un creativo que busca atajos originales para llegar a sitios que la mayoría alcanza por autopistas
Al final el disléxico no es más que un inventor de estrategias para rodear la educación normativa regulada por otros, un creativo que busca atajos originales para llegar a sitios que la mayoría alcanza por autopistas. Y la inclusión pasa por subrayar esas fortalezas. “La misión de Change Dyslexia es que ningún niño con dislexia se vuelva a quedar por el camino, nunca más”, recuerda Luz. Aprovechar una condición forjada en la resiliencia del esfuerzo, en las buenas ideas y en la creatividad es también un aprendizaje del que nos podemos beneficiar todos.
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Contenido adaptado del vídeo
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(Manu) Que antes no me gustaba mucho venir a clase, pero ahora con el Dytective me está empezando a gustar más.
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(Intro) ¿Sabes si tienes dislexia? Afecta a 1 de cada 10 personas y Luz Rello es una de ellas. Es la creadora de DytectiveU, una herramienta para apoyar a niños con problemas de aprendizaje como Manu, hijo de Pilar.
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(Pilar) Me llamo Pilar y soy la madre de Antonio, Manuel y Martina.
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(Pilar) Los tres son totalmente distintos, no tienen nada que ver uno con otro.
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(Pilar) Antonio está pasando ya la adolescencia y cada vez estudiaba menos.
00:42
(Pilar) En el cole hicieron como una clase especial para niños que necesitaban más apoyo.
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(Pilar) A Antonio eso no le ayudó nada, claro.
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(Pilar) Él me decía: ‘¿Pero para qué voy a estudiar?’.
00:56
(Pilar) Manu tiene 9 años, está ahora en 4º de Primaria. Cuando empieza Primaria se empieza a notar que lleva otro ritmo o que le gusta estudiar de otra manera.
01:04
(Pilar) Le hicieron unas pruebas en el cole y entonces le salió, en unos tests de los que le hicieron, riesgo de dislexia.
01:12 MANU
(Manu) “Hemos encontrado una bola extraña en el pasillo”.
01:16
(Pilar) Lo que sí que comparo es: cómo se ha abordado con uno y cómo se ha abordado con otro.
01:21
(Pilar) Con Manu se ha abordado viendo lo que él necesita. Estaban utilizando una herramienta muy buena, que había creado Luz Rello, que era el DytectiveU y que a Manuel le iba a ayudar.
01:35
(Luz) Lo que queremos es que ningún niño vuelva a quedarse atrás o a suspender por causa de la dislexia.
01:43
(Luz) Para eso tenemos una herramienta que lo que hace es primero detectar, segundo ayudar…
01:49
(Luz) …para eso está DytectiveU, con 40.000 ejercicios. Y luego, en tercer lugar, los beneficios van para generar becas de DytectiveU para las personas que no se lo pueden permitir.
01:58
(Pilar) Luz, para mí, ha sido como un rayo de esperanza. Gracias a su historia y a la herramienta que ha creado ha ayudado a Manu y me ha ayudado a mí a ver las cosas de diferente manera.
02:10
(Pilar) Yo siempre le digo: ‘¿Tú no ves que mamá siempre se pone las gafas porque, si no, no ve? Pues tú tienes que usar el Dytective para que te ayude en tu escritura y en tu lectura’.
02:19
(Manu) He mejorado mucho y no solo me ha ayudado a mí, también a muchos más niños y por eso quiero que lo usen todos.
Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/sociedad/2020/09/02/pienso_luego_actuo/1599066237_013427.html
La forma en que nos aproximamos al conocimiento está sesgada por nuestra percepción y preconcepciones.
Todos tenemos una opinión, idealmente esta perspectiva se basa en conocimiento, lógica y razonamiento. En realidad esto viene de lo que percibimos como estas variables, en la mayoría de los casos esta percepción podría estarnos bloqueando de usarlas correctamente.
En artículos anteriores hemos hablado sobre cómo el sesgo de confirmación es un obstáculo serio para ser objetivo al momento de aproximarse a información nueva, pero este “hipo” cognitivo no es el único que nos hace tropezar en nuestra búsqueda de ser objetivos y analíticos con determinado tema.
Si hablamos de la situación actual, en la que es cada vez más difícil obtener información certera y confiar en los expertos, se vuelve crítico que seamos conscientes de cómo y cuándo aparecen nuestros sesgos cognitivos. Es crucial identificarlos y retirarlos de nuestro proceso de pensamiento para entender la situación de pandemia extendida y hacerle frente.
Tipos de sesgos:
1. Sesgo Optimista
El sesgo optimista es la tendencia de ver el futuro como invariablemente más positivo que el pasado y el presente. Esto puede ser útil para reducir niveles de estrés y construir un estado mental que nos habilite a superar retos, pero también puede ser riesgoso en situaciones de peligro generalizado, como la violencia sexista a nivel nacional en un país o una pandemia a nivel mundial.
Este mecanismo cognitivo nos lleva a disasociarnos de eventos negativos y verlos como ocurrencias lejanas, ajenas a nuestra realidad. Por ejemplo, sabemos que el contagio de COVID-19 al salir de nuestras casas es una posibilidad, pero no pensamos realmente que nos pudiera suceder a nosotros o a alguien cercano hasta que realmente sucede.
Este es sin duda uno de los sesgos más difíciles de detectar y eliminar cuando es necesario, sobre todo porque no siempre es necesario retirarlo de nuestro proceso de pensamiento. La dificultad estriba en desarrollar la capacidad física para razonar cuándo ser optimista es algo beneficioso y cuándo puede ser más riesgoso que positivo.
2. Sesgo de Confirmación
Este tipo de sesgo sucede al encontrar información nueva que contradice algo que sabíamos previamente, nuestra primera reacción es la de defender nuestro punto de vista. En artículos anteriores hemos hablado de las reacciones adversas al momento de admitir errores o equivocaciones, esto es lo que motiva el sesgo de confirmación.
Cuando lo aplicamos, es porque estamos leyendo o interpretando información nueva bajo el lente de nuestras propias creencias y conocimiento previo, de forma que las confirmen, no que las contradigan. Por ejemplo, al presentar una serie numérica y pedir que se descubra la regla en la que estos números están organizados, nuestras preconcepciones pueden jugar en contra.
3. Efecto de Desinformación
Solemos creer que no hay mejor manera de conocer algo que experimentarlo, nuestra memoria nos dice lo contrario. El sesgo de desinformación sucede al momento que intentamos recordar fielmente un evento y lo que recordamos no es el evento en sí, sino cómo lo procesamos.
Nuestra memoria tiende a ser más influenciada por lo que sucede después del evento que el evento mismo, lo que cuenta es cómo construimos la memoria del suceso. Estudios demuestran que tanto la forma en que la información es presentada y los estímulos presentes al momento de construir determinado recuerdo pueden comprometer la memoria y volverla menos precisa.
4. Sesgo de Actor vs Observador
Al momento de explicar las acciones de otros y las nuestras, en ocasiones pareciera que usamos criterios diferentes. Constantemente nos encontramos con personas que son muy demandantes consigo mismas e indulgentes con otros o a la inversa; este es el sesgo de Actor vs. Observador.
Usualmente cuando hablamos de nosotros mismos y nuestras fallas buscamos causas externas para explicarlas, mientras que si se trata de alguien más encontramos más fácil recurrir a causas internas. Por ejemplo, si llegas tarde a una junta podrías tratar de explicarlo citando un vuelo tardío o tráfico pesado. Si es alguien más quien se retrasa, se tiende a explicar el evento con base en sus acciones, no en eventos fuera de su control, pensando quizás que la persona se quedó dormida, o que olvidó la hora de la reunión.
Esto aplica también a la inversa, en casos en los que una persona explica una falla propia con base en sus acciones y fallas de otros con base en factores externos.
5. La heurística de disponibilidad
Este sesgo sucede cuando nuestra exposición a determinada cuestión nos hace subestimar o sobrestimar su reincidencia. Por ejemplo, si en una ciudad suceden solo 20 robos de autos al año, pero 5 de ellos suceden en tu colonia durante un lapso de dos meses, tú podrías llegar a creer que el número de robo de autos es mayor que el real. O, por ejemplo, si durante toda tu carrera nunca fuiste testigo de ninguna instancia de sexismo o acoso sexual podrías pensar que ese no es un problema tan severo en las universidades y que las personas que sostienen que si es una situación grave están exagerando.
Calculamos la cantidad o reincidencia de determinado suceso u objeto con base en nuestra percepción, este es un atajo mental que nos ayuda a evaluar riesgos y beneficios rápidamente pero depende completamente de nuestra percepción, que podría estar sesgada, incompleta o equivocada.
Estos sesgos son especialmente riesgosos cuando tratamos de evaluar y formular respuestas ante situaciones como una pandemia mundial o un encierro prolongado. Para no caer en el uso de estas muletas mentales es necesario ser autocríticos, comprobar la información que recibimos y sobre todo no tomar nuestra perspectiva ni nuestra experiencia como la norma al momento de aprender u opinar sobre algo.
¿Te has topado con alguno de estos sesgos en tu proceso de aprendizaje o el de tus alumnos? Cuéntanos en los comentarios.
Fuente e imagen: https://observatorio.tec.mx/edu-news/sesgo-cognitivo
¿Se ha puesto a pensar todo lo que ocurre en la mente de un niño cuando le pedimos que pinte la imagen de un perro que se visualiza en una hoja de papel?, ¿se ha puesto a pensar en la serie de habilidades cognitivas y cognoscitivas que el pequeño pone en marcha para cumplir con la consigna dada por el maestro o padre de familia? Indiscutiblemente, los estudios nos han hecho ver y comprender que, el ser humano, a partir de sus capacidades innatas desarrolla otras que se derivan de las experiencias que los individuos vamos adquiriendo conforme vamos “viviendo” en este mundo tan complejo y cambiante a cada instante.
Partir de una consigna, parece ser tan sencillo en términos educativos o académicos; sin embargo, tales cuestiones son más difíciles de entender si, por un lado, no visualizamos el contexto en el que se encuentra el infante, pero también, si no logramos comprender la intención didáctica que conlleva tal acción y, mucho menos, si no entendemos lo que cada uno de nosotros tiene en mente.
Pintar un perro, con seguridad, llevará al pequeño a colorearlo conforme a las experiencias previas que él haya tenido en casa, en la calle, en su pueblo o en su entorno; de ahí que sea importante que, la consigna, vaya acompañada de una serie de preguntas tales como: ¿conoces un perro?, ¿dónde lo has visto?, de qué color tenía el pelo o pelaje?, ¿tenía manchas y una cola corta o larga?, entre otras. A partir de esas interrogantes, el niño podrá asimilar y comprender lo que se le está pidiendo: pintar un perro. Así, como resultado de esa asimilación y comprensión, podrá colorear a este canino conforme a ese conocimiento previo, pero también, incluyendo (desarrollando) conocimientos nuevos en cuanto al número de manchas que pudo haberle colocado, el tamaño de su cola y hocico, etcétera. Esto último, dependerá de la creatividad e imaginación del infante.
Ahora, imaginemos que esta misma consigna la pusiéramos en un grupo de niños; seguro estoy (porque así lo he constatado) que no habría perros idénticos; tal vez algunos de ellos, al ser pintados, tendrían algunas similitudes, pero idénticos, no los habría.
En consecuencia, como bien sabemos, el conocimiento se construye individualmente, pero a su vez, colectivamente. Éste, es un principio básico que nos podría llevar a comprender por qué somos como somos y por qué actuamos como actuamos dadas las circunstancias que vivimos a diario. Desde luego, sin olvidar que, en tales cuestiones, interviene, en buena medida, el estado de ánimo del ser humano, los distractores que puede haber alrededor, la presión del tiempo para acabar la “tarea”, los requerimientos del profesor para que el trabajo esté “bien hecho”, etcétera.
Por lo anterior, me parece que la Secretaría de Educación Pública (SEP), a través de quienes tienen en sus manos la conducción de la estrategia “Educación a Distancia”, no han logrado comprender que, en el proceso de enseñanza y de aprendizaje, intervienen una serie de factores intrínsecos y extrínsecos, que pueden o no, posibilitar el aprendizaje en casa porque, si bien es cierto que todo en esta vida genera un aprendizaje, también es cierto que ese aprendizaje requiere de una orientación que el profesor o profesora puede darle en ese espacio tan conocido por nosotros como lo es la escuela.
Sí, de esa escuela de la que, en estos días, se ha hablado tanto, pero también, de lo que el profesional de la educación conoce para desarrollarlo con sus alumnos dada su formación pedagógica y didáctica. “Aprende en casa”, con sus múltiples opciones, puede tener un marco regulatorio y, si usted gusta, orientador, en cuanto a lo que el docente pueda o no trabajar con sus alumnos. Esto no lo niego. Lo que me parece absurdo es que, mientras esta acción se propone como una “herramienta” mediante la cual se puede orientar ese aprendizaje, la solicitud de trabajar los contenidos – por muchas autoridades educativas del orden federal y local – como si se tuvieran clases presenciales, terminan por entorpecer y “saturar” lo que se podría aprender. No en vano los profesores, independientemente de los contenidos que haya planeado, realizan modificaciones en el aula cuando observan que sus alumnos han llegado con ciertos estados de ánimo, saberes o interrogantes de lo que probablemente hayan vivido el día anterior en la casa o en la calle. Y para complicar más el asunto, muchas de esas autoridades, terminan por pedir de un momento para otro, informes, reportes y evidencias del trabajo de sus alumnos, lo cual genera, como sabemos, un círculo imperfecto, que lleva a los docentes a presionar a los padres de familia para que éstos, a su vez, hagan lo propio con sus hijos y así, sucesivamente. Es, como decía, un círculo imperfecto que, bien a bien, no se explica en términos de aprendizaje, pero sí, en cuanto a burocracia se refiere.
En sentido estricto, burocracia no es aprendizaje. De ahí que cobre sentido el que, si se hace poco es mucho; siempre, considerando la intención didáctica, la estrategia de enseñanza y la forma en que podrá ser evaluado eso que el alumno haya construido a partir de un sentido educativo.
Imagine usted aquel infante que comienza a tener un acercamiento con las grafías; su mente, dado su nivel de desarrollo, con seguridad no logrará comprender por qué la “a” es la “a”, y por qué la “p” es la “p”, y mucho menos por qué, juntas, suenan “pa” y, doblemente juntas, “papa”. Ese proceso, el que ocurre en la mente cuando el pequeño busca dar una explicación es, desde mi perspectiva, el más importante porque, si bien es cierto que desde pequeños la mayoría de los seres humanos balbuceamos, también es cierto que, la escuela y su maestro, y no en pocas ocasiones los padres de familia, colaboran para que logre darle significado y, de esta forma, comprenda que la comunicación, con todo lo que ello implica, es importante en la medida en que se conozcan la composición de las palabras y, como parece obvio, las reglas gramaticales.
En suma, mayores espacios de autonomía para los maestros podría ser una opción para la SEP; sí, para una SEP a la que tanto le agrada direccionar los aprendizajes. Esto último no es tan errado, lo que es errado, es pensar que México sea un país homogéneo y que, por esas mismas razones, el aprendizaje deba serlo.
Ciertamente, la contingencia sanitaria ha evidenciado todas las carencias que tiene nuestro Sistema Educativo; sin embargo, hoy por hoy, el maestro, sigue siendo piedra fundamental para el logro de los propósitos educativos. Esto, sin olvidar, el papel tan relevante que están desarrollando los padres de familia en casa, con sus hijos.
Si bien es cierto que nuestro México tiene realidades diversas, también es cierto que, en la ciudad, en el pueblo, en la comunidad, se está haciendo lo posible para salir adelante; ojalá que las autoridades entiendan esto.
La música mejora el desarrollo cerebral de los niños, según John R. Iversen, uno de los máximos referentes en neurociencia.
La música es un elemento transformador del cerebro infantil, hasta el punto de que hace más inteligentes a los niños. Así lo ha afirmado John R. Iversen, uno de los máximos referentes en neurociencia del mundo, durante la VII edición del Language Education Forum en Madrid, que organiza todos los años el Trinity College London. «Ya existe prueba científica de que la música, efectivamente, influye en el desarrollo de ciertas habilidades de los menores», advierte Iversen, neurocientífico de la Universidad de California San Diego (UCSD), a los más agnósticos. «La música potencia habilidades cognitivas y mejora el desarrollo del cerebro de los niños desde su más tierna infancia», insiste.
Esta es la conclusión principal que Iversen, especializado en los efectos de la música en el desarrollo cerebral de los niños, extrae de su estudio Symphony, que siguió a 200 menores de escuela primaria durante cinco años, midiendo profundamente la estructura del cerebro y las habilidades cognitivas emergentes. El objetivo del proyecto es desarrollar las primeras «curvas de crecimiento» para el cerebro que, en última instancia, sugiere este experto, «podrían sugerir la conveniencia de una educación personalizada capaz de potenciar el desarrollo cerebral al máximo».
Evidencia
De acuerdo con la investigación de Iversen, lo que se logra con la exposición a la música desde una edad temprana es que la capacidad cognitiva aumente porque los niños sintetizan otras materias y contenidos de mejor forma. «La neurociencia, la música y el movimiento son esenciales para el desarrollo holístico y cognitivo en el niño. Hay evidencia de que la constante exposición a la música y al aprendizaje musical en los años pre-escolares aumenta el nivel de cociente intelectual porque esta actividad es capaz de provocar la máxima actividad en el cerebro».
Otros beneficios
«De lo que sí estamos seguros –prosigue Iversen–es de que un entrenamiento musical activo es capaz de aumentar ciertas habilidades del lenguaje». Así lo corrobora Ada Francoy, escritora galardonada con el Premio Gloria Fuertes y profesora de Teatro del Trinity College London, para quien «no es solo interesante esta posible relación de la música con el CI, sino la mejora que se hace patente en otros muchos aspectos, como pueden ser la relaciones sociales, la autoconfianza, la capacidad de trabajo en equipo o la autodisciplina, que son esenciales tanto para la éxito en la vida laboral como en la personal».
De hecho, para Alberto Royo, autor de libros como «Contra la Nueva Educación» o «Sociedad Gaseosa» y profesor de música en Secundaria, están perfectamente estudiados los beneficios de la música para el aprendizaje en general. Por un lado, explica, «se trata de una asignatura cuyos vínculos con otras, como las matemáticas, la historia o el lenguaje, son más que evidentes. Es, además, una materia que favorece el desarrollo psicológico y psicomotor y ayuda a ejercitar hábitos imprescindibles para aprender como la disciplina, la atención, la concentración, la autonomía, la constancia o la memoria».
Y por otro, prosigue este docente, desde un punto de vista no estrictamente académico, la interpretación musical puede ser muy eficaz para la mejora de la capacidad comunicativa o la autoestima. Pocas materias, aduce, «sirven mejor al propósito de favorecer el espíritu crítico y la creatividad, tan de moda en la actualidad y en realidad tan pobre y superficialmente reivindicados. La interpretación en grupo, en concreto, puede contribuir a mejorar las relaciones sociales… Uno de los valores más estimables de la enseñanza de la música es que permite a los alumnos cultivar el gusto estético y desarrollar la sensibilidad. En definitiva, refinarse e ir adquiriendo el amor por el conocimiento y la cultura».
«Estamos –concluye Royo–, ante una materia que desmonta las grandes falacias del pedagogismo, pues requiere todas aquellas cualidades que hoy en día se ponen en cuestión y que ya han sido citadas someramente. Los músicos sabemos mejor que nadie que el disfrute pleno de la música llega después del esfuerzo, que la motivación viene determinada por el progreso en el aprendizaje y que solo a través del trabajo serio y continuado se alcanza la auténtica creatividad. La música ejemplifica a la perfección el hermoso viaje hacia el conocimiento, que es hermoso precisamente porque no es sencillo, ni rápido, ni corto».
Conocer las propias emociones, saber cómo gestionarlas y disponer de autonomía emocional puede ser de utilidad para evitar el bullying en las aulas. Begoña Ibarrola reflexiona acerca de la inteligencia intrapersonal enumerando las competencias que incluye y cómo trabajarlas en el aula.
Cuando en el año 1980 el profesor Howard Gardner realizó en la Universidad de Harvard un estudio sobre el potencial humano se hizo una trascendental pregunta: “¿Por qué algunas personas con un coeficiente intelectual muy alto fracasan miserablemente en sus vidas personales?”.
Este psicólogo e investigador nació en 1943 en Scranton, (Pennsylvania). Estudió en la Universidad de Harvard y sus líneas de investigación se han centrado en el análisis de las capacidades cognitivas en menores y adultos, a partir del cual formuló la teoría de las ‘Inteligencias Múltiples’ (Frames of Mind, 1983).
Sus ideas han impulsado a muchos profesionales e intelectuales a repensar numerosos asuntos relativos al aprendizaje y las capacidades humanas que se creían bien resueltos. Por eso, a día de hoy y gracias a sus investigaciones, es posible hablar de una noción no-cognitiva de la inteligencia referida a las habilidades de manejo emocional, personal y social, paralelas a las habilidades cognitivas conocidas.
En su propuesta, dos tipos de inteligencia llamaron la atención a la vez que generaron bastante controversia: la inteligencia intrapersonal y la inteligencia interpersonal, dos caras de la misma moneda que darán como resultado el concepto conocido como inteligencia emocional, y que más tarde divulgó el psicólogo y escritor Daniel Goleman.
El desarrollo de la inteligencia intrapersonal para prevenir el acoso escolar
La inteligencia intrapersonal es la capacidad para comprenderse a sí mismo, acceder con facilidad a la propia vida emocional, reconociendo las emociones y sentimientos. Ésta implica tener claridad sobre las razones que llevan a reaccionar de un modo u otro y a comportarse de una manera que resulte adecuada a las necesidades, metas y habilidades personales. También permite el acceso al mundo interior, para luego aprovechar la información que aporta y orientar la experiencia.
Pero, ¿puede el desarrollo de este tipo de inteligencia servir como elemento de prevención del bullying? Numerosos estudios e investigaciones así lo han corroborado, pero también han señalado la enorme importancia que se está dando a la detección de casos de acoso escolar y a la puesta en funcionamiento de los protocolos de actuación, que supera con creces las actuaciones dirigidas a su prevención y que implica intervenir antes de que se produzca.
En este sentido la educación emocional se convierte en una forma de prevención primaria inespecífica de los problemas de convivencia, teniendo en cuenta que se centra en el desarrollo de competencias intrapersonales e interpersonales, siempre en este orden.
Competencias emocionales de la inteligencia intrapersonal
Siguiendo el modelo pentagonal del doctor y psicólogo especializado en educación emocional Rafael Bisquerra podemos hablar de tres competencias emocionales que desarrollan la inteligencia intrapersonal y que son, como veremos, factores de prevención de acoso o bullying: conciencia emocional, regulación emocional y autonomía emocional.
-Conciencia emocional
Consiste en conocer las propias emociones y las emociones de los demás. Se consigue mediante la observación del propio comportamiento así como el de los otros e implica distinguir entre pensamientos, emociones y acciones. También supone comprender las causas de lo que sentimos, evaluar su intensidad y utilizar tanto el lenguaje verbal como la comunicación no verbal, con el fin de expresarlas. La clave de la autoconciencia está en saber sintonizar con la abundante información interna nuestras sensaciones, sentimientos, valoraciones, intenciones y acciones, de que disponemos sobre nosotros mismos.
-Regulación emocional
Trata de dar una respuesta adecuada a las emociones, expresarlas de manera correcta, pero sin confundir regulación con represión. Algunos componentes importantes de esta competencia son la tolerancia a la frustración, el manejo de la ira, la capacidad de demorar la gratificación, el control del estrés, la asertividad, etc…
-Autonomía emocional
Consiste en tener una serie de habilidades que promueven la independencia emocional, el no verse influenciado por los demás. Requiere una sana autoestima, autoconfianza, automotivación, capacidad de esfuerzo, percepción de autoeficacia, responsabilidad, actitud positiva ante la vida, entre otras cuestiones. Esta competencia es importante como elemento de prevención ante cualquier tipo de adicción y dependencia emocional.
¿Qué es lo que falta para erradicar el acoso escolar en los centros?
Existen estudios que señalan un perfil definido tanto de la víctima como del agresor. En el caso de la víctima se destacan los siguientes aspectos: bajas conductas prosociales, falta de atención, conductas inmaduras, ansiedad, evitación, baja autoestima, autoconcepto negativo, inseguridad, depresión, insatisfacción con las relaciones de los compañeros y docentes, dificultad de aprendizaje, bajo rendimiento académico, abandono escolar, mayor sensibilidad al rechazo y mayor riesgo de problemas psiquiátricos en la adultez.
Mientras que, por otra parte, las características que definen al agresor son las siguientes: bajos niveles de habilidades sociales en la comunicación y negociación de los deseos, de autocontrol y de empatía, conductas de imposición, justificación de sus acciones por la necesidad de lograr sus objetivos y dificultad para comprender las emociones y sus causas.
Además es importante añadir que existen evidencias científicas que demuestran que, tanto la regulación emocional como la expresión de emociones, pueden ser predictores de victimización. Conocer el mundo emocional personal y aprender a expresarlo, el desarrollo de la autoestima y el autocontrol, son competencias de la inteligencia intrapersonal, y son necesarias para construir después una convivencia sana con los demás. Una cuestión que permitirá al estudiante establecer relaciones sociales satisfactorias.
Así, el problema que se plantea en algunos planes de convivencia de los centros educativos y que convendría revisar es que centran su atención en el desarrollo de habilidades interpersonales, como la empatía, la resolución de conflictos, etc.. casi de forma exclusiva. Sin embargo, en mi opinión, una temprana y precipitada salida al mundo del otro, lo que el informe Delors llamaba ‘aprender a convivir’ sin unas sólidas bases de seguridad en uno mismo, autoestima y autonomía, es decir sin ‘aprender a ser’, puede traer consecuencias nefastas para el desarrollo de la personalidad del estudiante, que le llevará a ‘tolerar’ sin comprender, a ‘respetar’ sin respetarse, a ‘querer’ sin quererse generando un falso mundo de valores, apoyado más en las propias necesidades por cubrir que en los valores de realización personal.
Fuente del artículo: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/asi-influye-inteligencia-intrapersonal-prevencion-bullying/110978.html
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