Camilo Montoya Reyes, procurador del Tribunal Superior de Colombia y coordinador del programa Justicia para la Paz de la Cumipaz (Cumbre de Integración para la Paz), que se reunió esta semana en Asunción, profundiza sobre el significado de esa palabra simple pero tan trascendente que ha llevado a su presidente, Juan Manuel Santos, a ser galardonado el viernes con el Premio Nobel por sus esfuerzos a favor del desarme de las FARC.
–Justo le concedieron el Premio Nobel de la Paz a su Presidente en coincidencia con un congreso sobre la paz aquí en Asunción…
–El Premio Nobel al presidente Santos es un reconocimiento a todo el pueblo colombiano que ha estado luchando por la paz. A nosotros, particularmente, que formamos parte de la Cumbre de Integración para la Paz (Cumipaz) nos alienta a seguir trabajando en los foros para consensuar leyes internacionales que garanticen la paz..
–¿Fue una sorpresa?
–Pienso que es un estímulo para reforzar el proceso de paz con las FARC. El pueblo colombiano tiene observaciones, requiere algunas precisiones sobre esos acuerdos que deben ser escuchados y atendidos. Ante todo, ese premio es un compromiso para trabajar por la paz. Una cosa es cesar el conflicto y otra cosa es construir la paz. La paz se construye en un proceso, en el día a día…
–¿Lo conoce a Santos?
–Sí, lo conozco.
–¿Cómo lo describe?
–Me parece que es un hombre carismático que trabaja arduamente por la paz de Colombia. Es respetuoso de las instituciones, sobre todo un demócrata.
–¿No es una forma de deslegitimar el No, como votó la mayoría?
–El referéndum no fue una votación a favor o en contra de la paz. El pueblo colombiano está a favor de la paz. Nadie quiere más la guerra.
–Santos fue muy cuestionado por su rival, el expresidente (Álvaro) Uribe, por esos acuerdos.
–Tanto los que están a favor como en contra están haciendo bien las cosas. Unos consideran que el camino es este y los otros dicen: “sí, pero yo quiero enriquecer el discurso, quiero enriquecer la propuesta. Es bueno que miremos este tema de las víctimas, el asunto de los castigos a los que cometieron crímenes, los delitos conexos, pero yo creo que no conviene a veces polarizar diciendo que los unos no están con la paz y los otros sí. Yo creo que todos estamos comprometidos en construir una paz duradera, consensuada, no fragmentaria, una paz integral, y ante todo un compromiso de trabajo para garantizar que no se van a repetir estos crímenes y también que las víctimas van a ser reparadas y que habrá justicia sin impunidad.
–Ahí está el problema, la impunidad…
–Lo bueno que se ganó de la votación del domingo es que se han reunido los promotores del Sí y del No, el presidente Santos y el presidente Uribe y otros líderes que planteaban la necesidad de revisar los acuerdos. Hablar del No, no es decirle no a la paz. El No sencillamente pide que se revisen los acuerdos. Yo estoy seguro de que todos los colombianos quieren que se consolide la paz.
–¿Qué cuestionan específicamente los partidarios del No?
–Se pide revisar el tema de las penas que parecen muy benignas y el tema de la impunidad… Quienes serán los beneficiarios finales de las tierras (los territorios que abandonarán las FARC) y también la consideración de algunos delitos que pueden ser conexos o no con delitos políticos como el narcotráfico. Hay un cuestionamiento también por el tratamiento que se le va a dar a los militares que cometieron delitos durante el conflicto, como el caso que se conoce como “falsos positivos”.
–¿Qué es?
–Los “falsos positivos” es un nombre que se le ha dado a los delitos de homicidio agravado. Se asesinaba selectivamente a ciertos jóvenes y se los hacía aparecer como miembros de la guerrilla. La justicia ordinaria investigó esas conductas e impuso las sanciones respectivas. Obviamente esto pasaría a ser competencia de una jurisdicción especial para la paz…
–¿Comprometerse con la paz es olvidar el pasado?
–Comprometerse por la paz no es olvidar el pasado. Es tener coraje y valentía para escuchar, consensuar fórmulas para detener la violencia, en definitiva, es construir cada uno en su ámbito, incluidos los ciudadanos. Es trabajar por la paz en el día a día…
–¿Cuántos muertos produjo esta guerra?
–Son más de 50 años. Es difícil precisar. (220.000 muertos, 25.000 desaparecidos y 30.000 secuestrados, según el informe “¡Basta ya! Colombia: memorias de guerra y dignidad”, elaborado por el Centro Nacional de Memoria Histórica en 2013). Fueron miles de víctimas de muerte, secuestros, extorsión y de muchos delitos asociados. Varios presidentes han buscado soluciones alternativas como la negociación, fórmulas distintas a las de repeler por la fuerza de las armas a los grupos al margen de la ley. También hizo esfuerzos por la paz el presidente Andrés Pastrana. Avanzó mucho el presidente Álvaro Uribe y ahora el presidente Juan Manuel Santos que produjo el acuerdo.
–¿Cómo se puede transmitir positivamente esta experiencia colombiana en los países conflictuados?
–Felizmente ya no hay guerrillas en el resto de América o si las hay no tienen la trascendencia como la de Colombia. Pero como pregonamos desde este foro Cumbre de Integración para la Paz, para que reine la paz hace falta crear una cultura de paz a través de la educación dirigida a niños y jóvenes, que no solo transmita conocimientos sino valores, principios, virtudes cardinales.
–¿Y desde el ámbito específico de la justicia?
–Aplicando una justicia pronta, imparcial, respetuosa de la dignidad y de la presunción de inocencia…
–¿Qué tema centró las discusiones de este foro que se hizo en Asunción?
–A mí me tocó participar en el panel sobre la tipificación del delito de genocidio, cómo ampliar su tipificación al politicidio y cómo considerar también el etnocidio como una forma de genocidio, que es la propuesta que tiene el embajador mundial de la paz, Dr. William Soto Santiago (de Puerto Rico)…
–¿Cómo se entiende?
–El genocidio es un crimen internacional que consiste en exterminar a un pueblo, grupo humano racial, religioso o nacional. La Convención del Genocidio data de 1948 y el Estatuto de Roma de 1998. Soto Santiago, que lidera este foro, propone que no solo se proteja de la conducta genocida a esos grupos sino que se incluya también, por ejemplo, a los grupos políticos, lo que se conoce como politicidio.
–¿De qué se trata?
–Un grupo político también puede ser exterminado. Ha ocurrido en Colombia y otras latitudes. También está el etnocidio, que ya no es exterminar a la etnia sino impedirle que exprese su cultura, su lengua, su fe religiosa y esa interacción con el territorio. Entonces, el etnocidio protege también a los grupos étnicos, pero no propiamente del exterminio sino de la pérdida de su identidad cultural como ha ocurrido a lo largo de la historia. La propuesta del Dr. Soto es que el etnocidio se califique como una forma de genocidio y que se tipifique en todos los países y a nivel internacional también…
–¿Dónde se castiga el etnocidio?
–En Ecuador se tipifica el etnocidio como un delito.
–¿Cuál es la experiencia que se puede mencionar?
–América Latina en especial sufre eso. Los pueblos originarios son desplazados. Se atenta contra su identidad cultural. Occidente, como decimos, les absorbe cada vez más sus costumbres, su lengua, sus creencias. Es como intentaron hacer en el genocidio nazi. A los judíos se les impidió reunirse en sus sinagogas. Les quemaron sus libros y les cortaron la barba. Se atentó contra su identidad cultural. Con esta ley, Hitler, si no hubiera matado un judío, ya habría cometido genocidio porque atentó contra la identidad cultural y la fe religiosa del pueblo judío.
–El ecocidio es algo más nuevo…
–Sí, son delitos nuevos. Es el atentado contra las reservas naturales y el atentado contra el ecosistema. Es una propuesta que se entregó al secretario general de la OEA (Luis Almagro) aquí en Asunción para que se estudie la tipificación de esa conducta también. Se atenta contra la Madre Tierra a través de la contaminación, la minería ilegal, la deforestación sin control y las conductas que destruyen los ecosistemas, las reservas naturales y atentan en general contra el planeta. Queremos que se tipifique la conducta y que se cree un tribunal regional de investigación…
–¿Cuál es su especialidad y su cargo?
–Soy especialista en derecho penal: criminología, victimología… Soy miembro del Consejo Superior de la Judicatura (que penaliza mala conducta de jueces y fiscales), enseño en varias universidades.
Fuente: http://www.abc.com.py/edicion-impresa/politica/para-que-reine-la-paz-hace-falta-una-educacion-que-transmita-valores-principios-y-virtudes-1526245.html
Imagen: https://s3-sa-east-1.amazonaws.com/assets.abc.com.py/2016/10/08/camilo-montoya-reyes-comprometerse-por-la-paz-no-es-olvidar-el-pasado-es-tener-coraje-y-valentia-para-escuchar-_695_573_1415467.jpg