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Innovación educativa: ¿Mejoras para la inclusión o excusas para la segregación?

El sistema educativo español debe mejorar y necesita innovar, de eso no hay ninguna duda. Pero la innovación debe estar acompañada de diseños claramente definidos, transparentes y equitativos.

Lucas Gortazar/ Ainara Zubillaga

La innovación educativa es un tema recurrente en la discusión educativa, algo que también está ocurriendo de manera con la segregación. Ambas cuestiones se han tratado desde diferentes enfoques, pero no es tan habitual vincularlas como dos caras de una misma moneda. Y esa moneda es probablemente la elección de escuela.

La reproducción social tiene un pilar muy importante en la diferenciación entre cada vez más centros. Hasta la fecha, ese rol lo ha jugado históricamente en España la escuela concertada, que era la única forma de diferenciar un proyecto educativo más allá de indicadores concretos de calidad. Pero de un tiempo a esta parte, la “innovación” juega un papel cada vez más decisivo, sin duda necesario, pero que, a la vez, puede estar teniendo consecuencias no necesariamente positivas para la equidad.

Hubo un tiempo en que lo importante era llegar, acceder, y donde por tanto la elección de centro educativo fue más sencilla: “el de al lado de casa”. Pero hoy, en muchos casos, el criterio de cercanía comienza a no ser el prioritario. Las familias aspiran a más que al mero acceso, y todas quieren lo mejor para sus hijos, ese “valor diferencial” que permita, en teoría, un futuro mejor para ellos. Y es ahí comienza el camino hacia la segregación escolar, antes incluso de entrar por la puerta del colegio.

Durante las últimas décadas, los países occidentales, y también España, han incrementado su actividad legislativa y de planificación educativa en torno a otorgar mayor capacidad de elección a las familias. Sabemos poco sobre las preferencias o prioridades de las familias a la hora de escoger escuela. Después de décadas de investigación social, son tres los aspectos centrales de la cuestión que reúnen suficiente consenso científico:

1. Las familias priorizan sobre todo la cercanía, aunque lo hacen de manera desigual. A mayor renta o nivel socioeconómico, menor importancia y más peso otros factores, tal como muestra el siguiente gráfico, a partir de datos PISA de España:

2. Las familias buscan la reproducción o el ascenso social de manera natural, y lo hacen con mayor intensidad cuando no existe información pública sobre los centros educativos.

3. Las familias valoran con mayor intensidad el nivel socioeconómico del alumnado que el valor añadido de la escuela, lo cuál penaliza los centros que, partiendo de situaciones de mayor dificultad en cuanto a su alumnado, son capaces de lograr mayores mejoras en aprendizaje.

Por supuesto, hay numerosos matices más allá de las familias a la hora de entender la relación entre elección y exclusión, e incluyen las diferencias geográficas (las grandes urbes experimentan dinámicas mucho más acusadas), la estructura del sistema educativo (donde los copagos a centros con fondos públicos debilitan el papel inclusivo de la escuela), la planificación escolar (gestión de matrículas y líneas), o el sistema de asignación de centros (y sus criterios de priorización asociados).

Y entre este conjunto de aspectos y matices que impactan en la elección de centro, se ha “colado” la innovación. La etiqueta de “colegio innovador” está canalizando la demanda de una mayor calidad educativa, especialmente en familias de clase media-alta, sin que haya información pública de calidad que permita saber hasta qué punto esa escuela está realmente logrando lo que se propone. Como resultado, por un lado, la segregación crece, no solo ya entre redes educativas, sino cada vez más entre centros públicos. Y por otro, alimenta un modelo de innovación individual -el vinculado a la marca personal de un centro- no conectado ni compartido, que fomenta la aparición de centros innovadores, pero con escasa aportación al movimiento de transformación colectivo, sistemático e inclusivo (ver aquí).

La existencia de diferentes niveles de acceso a la información y conocimiento sobre los centros articula el binomio innovación-inclusión sobre tres principios fundamentales: información, definición y equidad.

  • Innovación no informada conduce a exclusión. No existe en ninguna comunidad autónoma modelos públicos que, más allá de fallidos rankings que simplifican la complejidad de la educación, ofrezcan información objetiva, de interés general, clara, y accesible sobre los centros escolares, sus proyectos, las implicaciones educativas y familiares, efectividad de las decisiones y sus resultados (evaluación/ validación de la innovación). La información se vuelve un bien fragmentado, inexacto, fácilmente manipulable, y sobre todo accesible y comprensible a solo unos pocos que buscan las etiquetas diferenciales que garanticen una experiencia escolar de calidad a sus hijos.
  • Innovación no arbitrada conduce a exclusión. Si las administraciones plantean a los centros la posibilidad de organizar proyectos diferenciadores, pero no establecen las condiciones ni los lugares en las que deben desarrollarse, estos van a actuar como meros catalizadores de segregación. El caso más claro para entender esto es el programa bilingüe de la Comunidad de Madrid, que mientras su efectividad sobre el aprendizaje sigue sin haberse demostrado del todo, sí lo ha sido su capacidad excluyente: al ser los centros quienes decidían (y no la administración) si se sumaban a la iniciativa, el programa generó la salida del alumnado vulnerable de esos centros y la llegada de clases medias. La administración educativa debe generar el contexto y las herramientas adecuadas para que la innovación surja, se desarrolle y genere resultados -en definitiva, para gestionar adecuadamente la innovación-, pero también es responsable de incluirla en otras políticas públicas, articulando estrategias que eviten que la innovación genere nuevas formas de segregación escolar. Esto supone, entre otras cosas, definir cuestiones como qué centros o alumnado deben priorizarse.
  • Innovación sin equidad conduce a exclusión. De la misma manera que no todas las innovaciones pueden funcionar igualmente en todos los centros, no todos los alumnos necesitan la misma atención para beneficiarse de proyectos innovadores. La planificación de la inclusión en los centros innovadores, a través de acompañamiento y recursos al alumnado vulnerables, ha brillado por su ausencia, salvo contadas excepciones. Por tanto, ocurre que las familias vulnerables no se ven capaces de acompañar a sus hijos en experiencias de altos vuelos.

El sistema educativo español debe mejorar y necesita innovar, de eso no hay ninguna duda. Pero la innovación debe estar acompañada de diseños claramente definidos, transparentes y equitativos, que evite que las iniciativas actúen como un instrumento de segregación escolar, y no como la herramienta de transformación del centro al servicio de una educación de calidad para todos.

Lucas Gortazar es miembro del Proyecto Atlántida, y Ainara Zubillaga es Directora de Educación y Formación de la Fundación Cotec para la Innovación. Ambos son impulsores de la Red por el Diálogo Educativo (REDE). @lucas_gortazar @ainarazubillaga

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2020/01/22/innovacion-educativa-mejoras-para-la-inclusion-o-excusas-para-la-segregacion/

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Report: Born to Win, Schooled to Lose Why Equally Talented Students Don’t Get Equal Chances to Be All They Can Be

Reseña: El informe, «Nacido para ganar, educado para perder: por qué los estudiantes con el mismo talento no tienen la misma posibilidad de ser todo lo que pueden ser» realizado por El Centro de Educación y la Fuerza Laboral de la Universidad de Georgetown , reseña que la raza y la clase son importantes cuando se trata de quién se lleva adelante educativamente en la sociedad estadounidense. En el mismo se analiza varias bases de datos federales de educación para demostrar que los niños que son negros o latinex o son de bajo nivel socioeconómico Las familias de estado se desempeñan peor en el tiempo académico que aquellas que son blancas, asiático-americanas o de niveles socioeconómicos más altos. La parte del informe que puede ser particularmente alarmante es que estas tendencias son ciertas incluso para los estudiantes desfavorecidos que tienen talento académico y para aquellos que tienen privilegios pero menos talento académico.

Descargar en: FR-Born_to_win-schooled_to_lose

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Barrett J. Taylor y Brendan Cantwell conversan sobre su nuevo libro: «Educación superior desigual: riqueza, estado y oportunidad estudiantil»

Por Scott Jaschik

Las grandes brechas separan los que tienen y los que no tienen en la educación superior estadounidense, ya se trate de estudiantes, instructores o instituciones. Un nuevo libro, Educación superior desigual: riqueza, estado y oportunidad estudiantil (Rutgers University Press), se centra en estas brechas y su impacto en los estudiantes.

Los autores son Barrett J. Taylor, profesor asociado de educación superior en la Universidad del Norte de Texas; y Brendan Cantwell, profesor asociado de educación superior, para adultos y de toda la vida en la Universidad Estatal de Michigan. Ellos respondieron vía correo electrónico a preguntas sobre su libro.

P: ¿Cuáles ve usted como las principales inequidades en la educación superior estadounidense?

UNA: La mayor desigualdad en un sentido absoluto es la distancia entre lo que llamamos universidades privadas «super elite» y colegios y universidades «vulnerables» que dependen de la matrícula, la mayoría de las cuales también son privadas. Si bien los lugares de élite pueden cambiar los altos precios de la matrícula, gastan aún más generosamente. Esto significa que los estudiantes en las instituciones de la élite disfrutan de un gran subsidio sin importar lo que estén pagando. Y el valor social que se disfruta de la señal de asistir a Harvard o la Universidad de Stanford es enorme. Los recursos materiales y las prácticas culturales están estrechamente vinculados. Por el contrario, en los colegios y universidades vulnerables, los estudiantes reciben un pequeño subsidio y, a veces, ningún subsidio. Esto significa que pocos recursos se dedican a la educación de los estudiantes. Además, debido a que estos campus tienden a no ser selectivos, ofrecen poca distinción social.

Dicho esto, creemos que la desigualdad más importante es la brecha entre donde solían estar los colegios y universidades públicas no selectivas más pequeñas y dónde están ahora. Al comienzo de nuestro análisis, prácticamente ninguna institución pública se clasificaba como vulnerable. Al final de nuestro período de estudio, docenas de instituciones públicas se habían vuelto vulnerables. Para los estudiantes de estas instituciones, la matrícula aumentó considerablemente y los subsidios se redujeron drásticamente. Estos campus tienden a inscribir estudiantes negros y nativos, así como estudiantes de bajos ingresos, a tasas más altas que otras instituciones. Cuando estas instituciones sufren, también lo hacen los estudiantes a quienes sirven. La ampliación de las desigualdades entre las instituciones públicas es, por lo tanto, especialmente preocupante para quienes estamos interesados ​​en las desigualdades entre individuos y comunidades.

P: En el último año, mucha atención se ha centrado en la riqueza de las universidades más ricas: piense en el impuesto de donación o en el regalo a la Universidad Johns Hopkins. ¿Es parte de la solución a los problemas que usted identifica restringir o gravar con impuestos los fondos que se destinan a las universidades más ricas o que están en su poder?

UNA:Como veremos a continuación, pensamos que la reinversión dirigida de los estados a instituciones que atienden a un grupo de estudiantes con diversidad racial es el mejor enfoque para aliviar la desigualdad. Dicho esto, estamos de acuerdo en que incentivar a los donantes privados para que apoyen a las instituciones cuyos presupuestos, activos y operaciones se parecen más a las organizaciones benéficas también es una buena idea. En este momento, tanto los fondos públicos como los privados fluyen de manera desproporcionada hacia instituciones que ya cuentan con la mayor cantidad de recursos. Gravar las donaciones más grandes o limitar el tamaño de las donaciones individuales exentas de impuestos se ha flotado como una solución política para este problema. Pero nadie se beneficia si hay menos recursos para la educación superior. La restricción de una mayor acumulación por parte de las instituciones más ricas solo ayuda si los fondos luego fluyen a instituciones que cumplen sus misiones pero que están limitadas por recursos. Por supuesto, El diablo está en los detalles. Nuestro hábito nacional en la educación superior ha sido hacer a los ricos más ricos y más exclusivos. Romper ese hábito es un trabajo duro.

P: Su libro señala que los estados financian porciones más pequeñas de los presupuestos de las universidades públicas de lo que alguna vez fue la norma. Usted sugiere que esto se invierta. Pero, ¿sientes alguna voluntad entre el público para hacerlo?

A: Esta es una pregunta difícil. Existe un amplio acuerdo público de que la matrícula en colegios y universidades públicas es demasiado alta. Una forma de reducir la matrícula es reinvertir los dólares públicos en la educación superior. Sin embargo, según una encuesta realizada por American Public Media y el Informe Hechinger, un gran número de ciudadanos desconoce que los gobiernos estatales ahora contribuyen menos a la educación superior de lo que alguna vez lo hicieron. En contraste, la mayoría de las personas son conscientes del aumento de los precios de matrícula. En este contexto, muchas personas dudan de que las universidades necesiten más.

Otro problema es que aumentar los ingresos a través de los impuestos es una venta políticamente difícil, especialmente para los votantes que favorecen a un Partido Republicano que se ha vuelto abiertamente hostil al uso de los impuestos para brindar servicios públicos. Pew y otras organizaciones han demostrado que la confianza pública en la educación superior ha disminuido, especialmente entre los republicanos, aunque las personas ven el beneficio de la educación superior para ellos y para su comunidad.

Argumentamos que la mejor manera de generar la voluntad política para la reinversión es argumentar que la educación superior es buena no solo para las personas que se gradúan, sino también para el público en general. En este momento, la educación superior se entiende de manera transaccional: la gente va a la universidad para obtener un trabajo y necesita un buen ROI para que valga la pena. No negamos que los resultados de la fuerza laboral son importantes. Sin embargo, una vez que los individuos han extraído esos beneficios para sí mismos, es difícil convencerlos de que reinviertan en un sistema que apoye a otras personas con las que podrían competir por empleos. Sin embargo, la desinversión perjudica a todos los miembros de la próxima generación. Concebir la educación superior como algo que beneficia al público en general podría proporcionar una base más segura para la reinversión. Nuestro pensamiento está influenciado por personas como Danielle Allen y David Labaree, quienes identifican el valor cívico e intrínseco de la educación superior. Para hacer este caso, los colegios y universidades deben hacer un mejor trabajo de participación con el público, explicando lo que hacen y por qué es importante. Simultáneamente, las voces poderosas, incluidas las grandes fundaciones y los actores políticos, deben hacer declaraciones sin pedir disculpas por los beneficios de la educación superior. Estos beneficios son sociales, cívicos y culturales, así como individuales y económicos.

P: Muchos de los buques insignia públicos han respondido a estas tendencias mediante la recaudación de fondos privados y la admisión de más estudiantes fuera del estado. ¿Cómo exacerba esto las desigualdades de las que escribes?

UNA:Hay un par de maneras de pensar en el comportamiento de búsqueda de ingresos por parte de las universidades públicas más visibles. Una es que estas instituciones han abandonado sus misiones públicas y no atienden adecuadamente a los estudiantes de sus estados. Otra es que los estados han dado la espalda a las universidades y, para mantener una alta calidad, los buques insignia tienen que buscar ingresos. Ambas explicaciones tienen una parte de la verdad. Ambos también exponen los efectos perniciosos de la competencia en la educación superior. En nuestra forma de pensar, la desinversión del estado incitó a los administradores del campus a generar ingresos de otras maneras, principalmente a través de la matrícula, y luego los administradores adquirieron el gusto por los ingresos sin restricciones y necesitaron cada vez más para mantenerse al día con sus compañeros aspirantes. Pero esto es solo nuestra suposición y requiere evidencia adicional más allá de lo que suministramos enEducación superior desigual . Lo que podemos demostrar es que los buques insignia públicos nunca estuvieron cerca de competir con las universidades privadas de élite, aunque la competencia por los ingresos de matrícula amplió las brechas entre los buques insignia y otras instituciones públicas.

P: Las universidades que matriculan a la mayor proporción de estudiantes de bajos ingresos reciben menos atención y dinero que otras instituciones. ¿Qué se puede hacer para revertir eso?

UNA:La respuesta convencional es que todos nosotros, aquellos en educación superior y los medios de comunicación de la industria, pongamos fin a nuestra obsesión con los exclusivos privados y las banderas públicas, y empecemos a destacar las contribuciones de otros tipos institucionales. Pero creemos que es solo un punto de partida. Nuestro análisis sugiere que lo que realmente importa es romper el ciclo de la competencia. Nuestro enfoque preferido consistiría en responsabilizar a los estados por la reinversión dirigida en las instituciones de amplio acceso que inscriben a un gran número de estudiantes desatendidos, al tiempo que responsabilizan a las intuiciones de la adhesión a la misión, lo que en la mayoría de los casos implicaría un enfoque renovado en la educación y aumentos dramáticos en el aumento de matrículas. La compensación básica es una financiación más confiable a cambio de algo menos autonomía, Aunque vemos la libertad académica y la independencia política en la enseñanza y la investigación como una línea roja. Es cierto que este es un marco general, no un camino detallado para la implementación. Pensamos que es apropiado dado que los problemas de la educación superior pública son a menudo sociales y políticos (¿qué tipo de sistema queremos?) En lugar de técnicos (¿cómo lo creamos?). Las metas y los valores importan.

P: El público parece indignado por el escándalo de admisiones, que muestra cuántas ventajas (incluso ilegales) tienen las familias ricas. ¿Crees que este furor llevará a un cambio real?

R: Probablemente no. La indignación por el escándalo de admisión es comprensible, especialmente cuando los ricos y poderosos parecen tener un sentido de derecho absoluto y desdén total para el resto de nosotros. Y el escándalo se adapta bien a una amplia gama de antecedentes políticos. Si usted es un populista de derecha, es un ejemplo de las élites costeras que manipulan el sistema. Si usted es un centrista orientado tecnocráticamente, es un ejemplo de un sistema de admisión roto. Si eres un progresista, es un ejemplo de los privilegiados que explotan las trampas de la meritocracia para consolidar su ventaja. Cada una de estas posiciones hace una afirmación acerca de cómo racionar algunos asientos altamente deseables que son inalcanzables para la gran mayoría de los estudiantes. Los análisis que presentamos en Educación Superior Desigual.Sugiera que esos tres enfoques no conducen a un cambio significativo. Creemos que es más sencillo, más justo y más adecuado a las necesidades de una creciente población de estudiantes que van a la universidad, aumentar el número de asientos deseables al reinvertir en las instituciones cuyas puertas ya están abiertas para casi todos los estudiantes en el país.

Fuente: https://www.insidehighered.com/news/2019/06/12/authors-discuss-new-book-inequities-american-higher-education

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México: Contrareforma educativa podría quebrantar a universidades públicas

Redacción: Huffingtonpost

Expertos en educación superior advierten que instituir que el Estado deba garantizar el acceso a la educación superior podría resultar devastador para las finanzas de las universidades.

¿Qué pasaría si la Cámara de Diputados aprobara la contrareforma educativa que propone instituir en la Constitución que el acceso a la educación superior sea obligatorio y gratuito?

Un grupo de expertos en la materia coincidieron plantearon algunos escenarios posibles:

  • Cerca de 420 mil estudiantes que son rechazados de universidades públicas por falta de espacios podrían interponer amparos para ingresar, ya que se estaría violando su derecho constitucional.
  • Además de ampliar su matrícula estudiantil, las universidades deberán aumentar su planta docente, crear nuevos espacios, equipar laboratorios, modernizar su infraestructura de telecomunicaciones, y renovar sus acervos bibliográficos.
  • Establecer la gratuidad implicaría eliminar las cuotas escolares, que –en algunos casos– representan hasta un 30 por ciento de los ingresos de las universidades, resultando en un vacío financiero cercano a los 13 mil millones de pesos a nivel nacional.
  • Si toda la educación superior es gratuita, sin distinción, se podría exigir el acceso a las universidades privadas.
  • También se deberá garantizar el acceso, sin costo ni requisitos de postulación, a programas de posgrado como maestrías y doctorados.
  • Esto implicaría que los 60 mil médicos que anualmente realizan su examen para ingresar a una especialización tendrían derecho a ser aceptados, y no solo los 3 mil que logran entrar. Eso implicaría abrir más espacios para prácticas clínicas en hospitales.

Una idea noble, pero…

Mesas de reflexión giraron en torno a una iniciativa de reforma constitucional en materia educativa promovida el pasado 6 de febrero por un bloque de diputados de las bancadas del PRI, PAN, MC y PRD.

Durante el foro, el diputado panista, Juan Carlos Romero Hicks, defendió la iniciativa, argumentando que existe una inequidad en el acceso a la universidad, que se agrava por un rezago en la infraestructura de las instituciones de educación superior, por lo que la meta planteada en la contrareforma debe ser considerada dentro del Plan Nacional de Desarrollo.

Para el rector de la Universidad Autónoma de Aguascalientes, Francisco Javier Avelar, el primer paso a superar es despolitizar el tema de la educación superior, y concentrarse en una solución gradual a los temas de la gratuidad y obligatoriedad, «sin imponer una camisa de fuerza absoluta».

Fuente: https://www.huffingtonpost.com.mx/2019/02/15/expertos-en-educacion-superior-advierten-que-instituir-que-el-estado-deba-garantizar-el-acceso-a-la-educacion-superior-podria-resultar-devastador-para-las-finanzas-de-las-universidades_a_23670072/

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Educación: cuánto y cómo conviene usar computadoras en el aula

Chile / 14 de octubre de 2018 / Autor: Manuel Alvarez-Trongé / Fuente: Elige Educar

Un estudio prueba la total inutilidad de las nuevas tecnologías en el aprendizaje de los chicos, si su aplicación es inadecuada. En cambio, funcionan los programas de inteligencia artificial que amoldan los contenidos según los conocimientos del alumno.

La evolución de la tecnología, internet y las comunicaciones han cambiado el mundo. La velocidad que dicho proceso ha tomado es vertiginosa.

Las computadoras, laptops, tablets, celulares y aplicaciones cambian a un ritmo espeluznante y han modificado el día a día de sus usuarios. La revolución silenciosa detrás de esta evolución ha sido la distribución del conocimiento.

Así como en el 1600 la invención de la imprenta revolucionó las formas de adquirirlo, a partir del año 2000 la tecnología vuelve a producir un cambio copernicano pero mucho más acelerado.

Por eso es que en esta nueva instancia debe pensarse el futuro de la educación y analizar con rigurosidad cómo pueden mejorarse los aprendizajes de los alumnos.

Educar 2050 y J-PAL Latinoamérica organizaron recientemente en Buenos Aires un foro para analizar en profundidad las lecciones aprendidas en la materia. J-PAL (Jameel Poverty Action Lab) es una organización fundada por académicos del MIT de Boston cuyo foco es la superación de la pobreza a través de proyectos evaluados con investigación rigurosa que sustenten el diseño de políticas públicas.

Los disertantes del foro fueron especialistas internacionales y contó también con una mesa conformada por dos ministras de Educación (la de Salta, Analía Berruezo; y la de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña) y la Sub Secretaria de la Provincia de de Buenos Aires, Florencia Castro, que respondieron preguntas sobre sus jurisdicciones.

La actividad hizo hincapié en la importancia de tener evidencia fundamentada para la toma de decisiones de política educativa en esta materia e hizo especial foco en tres lecciones aprendidas (en América Latina y en el mundo):

1) La provisión de hardware no ha mejorado el aprendizaje de los estudiantes, ya sea porque los docentes no utilizaron las computadoras en sus clases o porque fueron usadas improductivamente para actividades sin incidencia; o también, porque el uso de las computadoras ha distraído a los alumnos en actividades que les quitaron tiempo de aprendizaje).

2) El uso de software (programas para repasar y reforzar la enseñanza en clase) ha producido mejoras (pequeñas a medianas) en el desempeño de los alumnos;

3) Los programas que ajustan el material a las necesidades de cada estudiante tienen mayor potencial para la mejora. Se presentaron ejemplos de mejoras sustanciales en programas que ajustan las actividades en forma dinámica en base a las respuestas de los alumnos, requiriendo que completen una unidad satisfactoriamente antes de progresar a la siguiente, y presentando problemas más complejos a quienes se desempeñan mejor, y más ajustados para los que no lo logran.

Estos últimos programas son los que presentan una de las mayores ventajas comparativas ya que realizan este ajuste en forma instantánea (cosa que para un docente es prácticamente imposible, dada la heterogeneidad en los aprendizajes de sus estudiantes).

En definitiva, es indiscutible la relevancia de la tecnología para el logro de mejores aprendizajes, pero no cualquier tecnología ni tampoco cualquier uso. El rol del docente será fundamental en esta cuestión, así como comprender que las redes sociales y la innovación que suponen han creado y seguirán creando nuevos entornos de aprendizaje.

De allí la importancia de evaluar las decisiones de política educativa con evidencia rigurosa. No todo es igual en educación y tecnología y un análisis serio es crucial para un sistema como el argentino, con baja calidad educativa y enorme inequidad.

Fuente del Artículo:

http://www.eligeeducar.cl/educacion-cuanto-conviene-usar-computadoras-aula

ove/mahv

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El rostro indígena de la inequidad educativa

Por: Pluma Invitada

Un solo dato estadístico engloba las penurias educativas a las cuales se enfrenta gran parte de la población indígena: de acuerdo a su nivel de escolaridad, se podría decir que al iniciar su vida escolar, de tres indígenas, al cumplir 15 años de edad, sólo uno podrá alcanzar niveles educativos superiores a la primaria. La cifra anterior no es más que un reflejo de las repercusiones de las dificultades socioeconómicas inherentes a la población indígena para ejercer el derecho a la educación. Según la Encuesta Intercensal de 2015, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) (citado por INEE, 2017a), 25 millones de mexicanos se autoadscriben como indígenas, aunque sólo poco más de una cuarta parte de esta población (7.3 millones) son hablantes de alguna lengua autóctona. La información que presenta el INEGI deja entrever una vida difícil para éstos: 7 de cada 8 municipios indígenas (aquellos en los que representan el 70% o más de su población) tienen un grado de marginación alto o muy alto (INEE, 2017a).
Las difíciles condiciones de bienestar socioeconómico de la población indígena van acompañadas de condiciones educativas lamentables. En efecto, 23.2% de los indígenas son analfabetas, porcentaje cinco veces mayor al de los no indígenas (4.2%). Como ya se ha dicho, el acceso y la trayectoria a la educación por parte de los hablantes de lenguas indígenas están seriamente afectados: apenas uno de cada tres mayores de 15 años tiene una escolaridad superior a la primaria completa. Este dato, devastador por sí solo, se complementa con otros igualmente lamentables: en 2015, la tasa de asistencia de hablantes de lenguas indígenas en educación primaria, secundaria y media superior era de 95.9%, 86.8% y 56.7%, respectivamente, cifras eclipsadas por las de los no hablantes de lenguas indígenas en los mismos términos: 98.1%, 93.9% y 74.4% (INEE, 2018, p. 113). El porcentaje de alumnos con extraedad grave (dos o más años por encima de la edad idónea para cursar el grado escolar en el que se encuetra) es un dato significativo para determinar la calidad del avance escolar, pues en él inciden directamente situaciones como la reprobación o el abandono escolar.  En ese sentido, las escuelas primarias indígenas (4.7%) tienen un porcentaje mayor que el de las primarias generales urbanas (1.2%) (INEE, 2018, p. 123).

La escuela a la que asisten la mayoría de los indígenas no es igual a la del mexicano promedio. Tan sólo en infraestructura y tipo de organización, las diferencias son considerables. Aunque en algunos aspectos, la infraestructura de las escuelas indígenas comparte prácticamente las mismas adversidades que las escuelas generales, las primeras presentan algunos datos realmente indignantes: una de cada cuatro primarias indígenas (24.7%) carece de baños o sanitarios, más de la mitad  no tiene internet (55.4%), tiene fisuras o cuarteaduras graves en techos, muros o pisos (61.9%), casi dos de cada tres (64.2%) tiene vidrios rotos o una tercera parte (36%) recibe los libros de texto gratuitos durante la tercera semana del ciclo escolar o después (INEE, 2018). De manera particular, en las escuelas indígenas multigrado se presentan condiciones materiales aún peores. El estudio Infraestructura, mobiliario y materiales de apoyo educativo en las escuelas primarias. ECEA 2014 (INEE, 2016) revela carencias increíbles: agua (14.8% de los planteles), energía eléctrica (12.4%), suficientes tazas sanitarias para estudiantes (50%), mecanismos para eliminar aguas negras (22.2%), paredes y muros (8.3%), pupitres en buenas condiciones (46.5%) y pizarrón o pintarrón (8.1%).

En cuanto a la forma de organización, la mayoría de las escuelas a las que asisten los indígenas son de tipo multigrado. No obstante que el predominio de escuelas multigrado seguramente se justifica en las condiciones de tamaño y dispersión de las poblaciones, esto no elimina el hecho de que los indígenas tienen que ejercer su derecho a la educación en planteles donde ni siquiera se les puede otorgar un maestro específico de acuerdo al grado que estudian. Es de resaltarse que la presencia de la organización multigrado es el doble en las primarias indígenas (65.9%) que en las generales (32.7%). En cuanto al nivel preescolar, la proporción pasa al triple: el 49% de las escuelas indígenas son de organización multigrado unitaria (un profesor atiende los tres grados y la dirección), por sólo el 15.2%  de los centros escolares generales. De este modo, los indígenas van predominantemente a escuelas cuya calidad en el servicio se ve afectada por razones diversas: falta de formación adecuada de los profesores para el servicio en este tipo de escuelas, distracción de los docentes en asuntos administrativos y de gestión (el profesor además debe fungir como director), alta rotación de maestros y carencia de plan de estudios, libros de textos y materiales didácticos ajustados al contexto multigrado, entre otros (INEE, 2017c, pp. 315-316).

No sólo el acceso y la permanencia de los indígenas en la escuela son temas preocupantes. Quienes, por ejemplo, logran llegar al último grado de educación primaria (uno de cada dos indígenas) o secundaria (uno de cada tres), lo hacen con carencias de aprendizaje profundas, tal como lo revela la prueba Planea 2015. Aunque se puede decir que los malos resultados no son exclusivos de algún tipo de escuela, lo cierto es que las indígenas han obtenido los peores puntajes. Por ejemplo, en el examen señalado, en el área de Lenguaje y Comunicación, el 80% de los estudiantes indígenas se ubicaron en el nivel más bajo (por 49.5% de media nacional), mientras que en Matemáticas, el 83.3% tuvo el nivel de logro más bajo (por 60.5% a nivel nacional) (INEE, 2017b). La crisis de logros de aprendizaje, de por sí intensa a nivel nacional, se agudiza con la población indígena. Como si no fuera motivo suficiente de alarma que tan pocos indígenas logren terminar la primaria y la secundaria, escandaliza aún más el hecho de que lo hagan con niveles de aprendizaje tan bajos.

Como ya se ha visto, la población indígena está inmersa en condiciones socioeconómicas adversas que repercuten directamente en las posibilidades de disfrutar plenamente el derecho a la educación. Quizá por indiferencia o quizá por incapacidad (o incluso por ambas), las acciones gubernamentales no han sido suficientes para revertir el círculo vicioso al que se enfrentan los indígenas al acceder a una escuela: dificultades socioeconómicas, fracaso escolar y perpetuación de las desigualdades. Así pues, el ejercicio del derecho a la educación por parte de los indígenas está seriamente afectado. La situación de la escuela indígena representa uno de los peores defectos de nuestro sistema educativo: su inequidad, es decir, dar menos a quien más necesita. Voluntaria o involuntariamente, el Sistema Educativo Mexicano está brindando el peor servicio a uno de los grupos de población que más requiere la tan anhelada movilidad social a partir del ejercicio del derecho a la educación. En suma, se requiere atender de fondo los problemas que aquejan a las escuelas indígenas: desde pedagógicos, tales como el diseño de políticas educativas específicas para las escuelas multigrado, hasta socioeconómicos, tales como la elevación de los niveles de bienestar de la población indígena, acción sin duda difícil que incluso sobrepasa los alcances de la institución escolar. Además, es urgente redoblar los esfuerzos para mejorar su infraestructura y hacer de las escuelas indígenas lugares dignos ya no sólo para aprender, sino, increíblemente, para cubrir una necesidad fisiológica.

REFERENCIAS

INEE. Breve panorama educativo de la población indígena. Día Internacional de los Pueblos Indígenas. México: autor, 2017a.

INEE. Informe de resultados PLANEA 2015. El aprendizaje de los alumnos de sexto de primaria y tercero de secundaria en México. Lenguaje y Comunicación y Matemáticas. México: autor, 2017b.

INEE. Infraestructura, mobiliario y materiales de apoyo educativo en las escuelas primarias. ECEA 2014. México: autor, 2016.

INEE. La Educación obligatoria en México. Informe 2018. México: autor, 2018.

INEE. Panorama Educativo de México 2016. Indicadores del Sistema Educativo Nacional. Educación Básica y Media Superior. México: autor, 2017c.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/el-rostro-indigena-de-la-inequidad-educativa/

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Educación argentina: la desigualdad en las escuelas públicas divide la ciudad en dos

América del Sur/Argentina/ 16.04.2018/ Por: Guadalupe Rodríguez/ Fuente: www.lanacion.com.ar.

El sur de la ciudad de Buenos Aires muestra una desigualdad crónica respecto del norte y la educación no es una excepción. Allí donde vive la mayor cantidad de chicos menores de 14 años del distrito más rico del país se dan los peores indicadores educativos: faltan escuelas, las aulas están abarrotadas, no alcanzan las vacantes y los niveles de repitencia y deserción son los más altos. Los alumnos que no terminan el secundario en Palermo y Núñez no llegan al 5%, pero rondan el 30% en Villa Lugano y Soldati. Una realidad que se refleja en las cifras oficiales relacionadas al empleo y el ingreso.

Cada mañana en la escuela N° 11, bien al sur de la ciudad, un rato después de que los chicos llegan a clase, hacen a un lado los útiles y se sirve el desayuno en los mismos bancos donde estudian. Son varios los alumnos que entran al aula sin comer. «A veces, les cuesta arrancar porque no desayunan en sus casas. Entonces, primero comemos y después empezamos con la clase. De otra forma no se puede», cuenta Emmanuel Fariña, docente de 7° grado en esta pequeña escuela del distrito escolar 19, uno de los tres con los niveles más altos de necesidades básicas insatisfechas de toda la Capital.

La docente Florencia Toyos está orgullosa de los recursos de la escuela N° 16, de Palermo
La docente Florencia Toyos está orgullosa de los recursos de la escuela N° 16, de Palermo Fuente: LA NACION – Crédito: Silvana Colombo

En el informe de coyuntura «La ciudad en deuda», del Centro de Estudio de Ciudad de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, la licenciada en Trabajo Social Inés Albergucci deja bien en claro que la desigualdad tiene correlato con la distribución geográfica. En los barrios del sur (Lugano, Soldati, Bajo Flores, Villa Riachuelo, Nueva Pompeya, Barracas, La Boca) vive la población más vulnerable social y económicamente: se hace notable que las condiciones de vivienda, empleo, salud e ingreso son peores. Por ejemplo, según datos de la Dirección General de Estadística y Censo de la Ciudad, en el segundo trimestre de 2017, en la zona sur el desempleo era del 16,9%, más del doble que en el norte, donde rondaba el 7%, y el ingreso promedio per cápita fue de $10.308 y $22.633, respectivamente.

Consultado sobre qué medidas está tomando frente a esta situación y a la necesidad de la construcción de escuelas para albergar a los estudiantes que ya están fuera del sistema y a los que se suman cada año, desde el Ministerio de Educación porteño afirman que están llevando adelante obras en las comunas sureñas, como ocurre en los polos educativos Mataderos (Murguiondo y Directorio, comuna 9), Piedrabuena (Piedrabuena y Zuviría, comuna 8) y Lugano (Fonrouge y Barros Pazos, comuna 8). También explican que están en proceso de aumentar la matrícula en la comuna 4 (La Boca, Barracas, Parque Patricios y Nueva Pompeya) y que asumieron el compromiso de construir en lo que resta de 2018 y en 2019, 30 escuelas con salas de 3 años, de las cuales el 60% corresponde a zona sur.

Un problema de acceso

Según la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), en 2017 hubo en la ciudad 10.553 chicos en lista de espera. De esta cifra, la gran mayoría fueron familias del sur que no pudieron costear la cuota de una escuela privada como alternativa. Los números son claros: en los barrios más pobres, el 70% de los alumnos está matriculado en escuelas estatales, y en los más ricos (Núñez, Belgrano, Palermo, Recoleta, Colegiales), solo el 40%. Además, año a año, en los distritos más pujantes, la cantidad de chicos matriculados en el sistema estatal decrece al tiempo que migran al sistema privado. Al contrario, en el otro extremo del mapa porteño la demanda por la educación estatal aumenta.

Patricia Pines es docente y madre de dos niños que van a un colegio estatal. Cuando en 2014 comenzó la inscripción online en la ciudad de Buenos Aires, se encontró con las primeras dificultades. Lejos de darse por vencida ante un sistema que muchos califican de deficiente, por complejo y expulsivo, se juntó con otros padres y formaron Vacantes para Tod@s, un colectivo que busca convertir espacios ociosos en escuelas públicas, laicas y gratuitas de todos los niveles, especialmente en zona sur. Según sus proyecciones, «en el inicio del ciclo lectivo 2018 fueron 15.000 los alumnos de los tres niveles que se quedaron sin vacantes». Pines calcula que son 75 las escuelas que se necesita abrir en la Capital para albergar a los chicos que se quedaron sin vacantes, con un costo cercano de 1000 millones de pesos.

«No sobran pibes, faltan escuelas», dice enfáticamente el maestro Emmanuel Fariña, y cuenta que frente a la sede del distrito 19, ya empezadas las clases, se podían ver familias enteras haciendo hasta dos cuadras de cola por una vacante. Esto hace también que las familias se bifurquen, porque los chicos recalan en distritos diferentes. El gobierno porteño implementó para esos casos trasladarlos en micros a las instituciones alejadas de sus casas. Florencia Toyos cuenta que en el Wenceslao Posse estudian chicos de la villa 31 de Retiro -otra zona con graves problemas de vacantes-, que viajan hasta Palermo en estos colectivos.

Emmanuel Fariña es maestro en una de las zonas más pobres de la ciudad
Emmanuel Fariña es maestro en una de las zonas más pobres de la ciudad Fuente: LA NACION – Crédito: Emiliano Lasalvia

Distintas oportunidades

En la escuela N° 11 de Nueva Pompeya hay un solo patio y sin techo para los casi 200 alumnos que van por turno. Ahí juegan durante el recreo, saludan a la bandera y hacen gimnasia. Cuando llueve, nada de eso es posible y deben quedarse en las aulas, en las que apenas entran. Según el Reglamento Escolar (art. 90, inc. 2), el espacio mínimo por alumno debe ser de 1,35 m² de superficie y de 4 a 5 m³ de capacidad. Tienen una sala de informática en la que funcionan no más de siete computadoras y sin acceso a Internet. «Si les pedimos que traigan las netbooks del Plan Sarmiento, hay un solo enchufe por aula para cargar veinte máquinas», sostiene Fariña.

En el otro extremo, y no solo geográfico, la escuela N° 16 Wenceslao Posse, a la que asisten cerca de 250 alumnos por turno, cuenta con patio interno y externo, y hasta dispone de un sector de pasto sintético que donó la escuela de fútbol Claudio Marangoni. «Tenemos sala de música, biblioteca, un gabinete de ciencia excelente y una sala de computación con pantalla digital interactiva. Los chicos traen las netbooks y acá también hay de repuesto. Usamos muchísimo los recursos digitales», cuenta orgullosa Toyos.

En su trabajo «La discriminación educativa en la ciudad de Buenos Aires», la ACIJ señala que «el hecho azaroso de haber nacido o asentarse en un distrito escolar particular de la ciudad determina, en gran medida, la posibilidad de una persona de acceder o estar privada de determinados bienes y servicios básicos». La ONG plantea que «esto es lo que se considera posición social de origen, y es justamente un factor que debe ser tomado en cuenta a la hora de honrar los compromisos sociales igualitarios»

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/2125900-educacion-la-desigualdad-en-las-escuelas-publicas-divide-la-ciudad-en-dos

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