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La pandemia no da tregua a los niños: 99 menores han muerto de coronavirus en Guatemala

El coronavirus se ha cobrado la vida de 99 menores guatemaltecos, según datos del Ministerio de Salud.

Guatemala, donde 6 millones 646 mil de sus habitantes son menores de entre 0 y 17 años, registra un total de 6 mil 955 fallecimientos a causa del coronavirus, de los cuales 99 son menores, según el tablero covid-19 del Ministerio de Salud Pública.

Desde que se declaró la emergencia por la pandemia de coronavirus en marzo de 2020, 50 niños -24 mujeres y 26 hombres- de 0 a 9 años han perdido la batalla contra el covid-19; además, se reporta el deceso de 49 menores de 10 a 19 años -según la definición del grupo etario de Salud-.

De los 199 mil 964 casos que acumula Guatemala, 5 mil 624 son en niños de 0 a 9 años -2 mil 902 hombres y 2 mil 722 mujeres-, mientras que de 10 a 19 años suman 12 mil 557 contagiados -6 mil 298 hombres y 6 mil 259 mujeres-.

Guatemala es el departamento que más contagios en menores de 19 años tiene.  De 0 a 9 años se reporta 2 mil 437 casos –mil 284 hombres y mil 153 mujeres-, mientras que de 10 a 19 años hay 5 mil 46 contagios -2 mil 590 hombres y 2 mil 456 mujeres.

En este departamento han fallecido 40 menores, 18 de los cuales han sido de menos de 9 años, y 22 menores de 19.

Además, este jueves 8 de abril la ministra de Salud, Amelia Flores, dijo que hay alarma en Huehuetenango por repunte de casos, tanto en adulto como en menores.

“También es importante tomar en cuenta que tenemos niños enfermos de COVID 19 en Huehuetenango; por ejemplo, niños fallecidos por COVID 19 también y es un dato que tenemos que tomar en cuenta, no creamos que no se enferman, hoy no hay vacuna para ellos”, manifestó Flores.

En ese departamento se reporta un niño fallecido, cuya edad oscilaba entre los 0 y 9 años; además, hay 325 menores de 0 a 9 años contagiados -168 mujeres y 157 hombres-, mientras que de 10 a 19 años suman 639 -318 hombres y 321 mujeres-.

Pese a que los niños también son objeto de contagio, no están incluidos en ninguna de las fases vacunación, por lo que 6 millones 646 mil 41 niños, niñas y adolescentes no tendrán acceso al medicamento para ser inmunizados.

Casos

Las autoridades sanitarias de Guatemala informaron este jueves 8 de abril la muerte de 27 personas por covid-19 -26 en fechas pasadas y una en las últimas 24 horas- y mil 590 contagios en las últimas 24 horas, por lo que el país suma 6 mil 955 decesos a causa de la enfermedad y 199 mil 964 casos positivos desde marzo de 2020.

El Ministerio de Salud detalló en su actualización de datos sobre la pandemia que los mil 590 nuevos contagios detectados en el último día se registraron tras procesar 9 mil 746 pruebas tanto en el ámbito público como privado.

Los 6 mil 955 decesos en total convierten a Guatemala en el país con más fallecidos por covid-19 en Centroamérica, seguido de Panamá y de Honduras.

El país se encuentra bajo la tercera ola de la enfermedad, según han advertido las autoridades del Ministerio de Salud y del Gobierno guatemalteco en las últimas dos semanas.

En los últimos tres días se ha marcado un incremento considerable en el número de casos, pues el reporte del martes último reveló que hubo mil 340 casos, mientras que el miércoles 7 de abril se reportó mil 354 contagios.

Fuente: https://www.guatevision.com/nacionales/la-pandemia-no-da-tregua-a-los-ninos-99-menores-han-muerto-de-coronavirus-en-guatemala

 

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Colombia: Corte protege derecho a educación de grupo de niños que exponen su vida para ir al colegio

Niñas, niños y adolescentes de la vereda Zúñiga, municipio de Coromoro (Santander), deben desplazarse por una vía peligrosa para asistir al colegio en la vereda de Pueblo Viejo.

La Corte Constitucional protegió los derechos de las niñas, niños y adolescentes de la vereda Zúñiga, municipio de Coromoro (Santander), quienes deben desplazarse por una vía peligrosa para asistir al colegio en la vereda de Pueblo Viejo.

La Corte Constitucional recuerda en una reciente decisión en la que se protege el derecho a la educación, que el presidente de la Junta de Acción Comunal de la vereda Zúñiga instauró una tutela contra la Alcaldía de Coromoro y la Gobernación de Santander, debido a la negativa de dichas autoridades de reconstruir el puente “El Derrumbe”, que comunica a las dos veredas y que colapsó en el 2016, producto de las fuertes lluvias.

“Debido a esta situación, los menores de edad se han visto forzados a transitar hacia la vereda Pueblo Viejo por el terreno circundante al lugar en donde se encontraba el puente, arriesgando sus vidas e integridad personal, debido a que en esa zona es recurrente el desprendimiento y caída de rocas”, señala la Corte en una comunicación.

Fuente: https://www.semana.com/nacion/articulo/corte-protege-derecho-a-educacion-de-grupo-de-ninos-que-exponen-su-vida-para-ir-al-colegio/202155/

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Mundo: 25 países pobres dedican más dinero a pagar la deuda que al presupuesto de educación, salud y protección social

Pero el problema no es exclusivo de esas 25 naciones. La pandemia de COVID-19 ha exacerbado el riesgo de una crisis de deuda de otras naciones. La agencia que vela por la infancia alerta de las nulas posibilidades que tienen los niños para salir de la pobreza y mejorar sus condiciones de vida en esas naciones, y llama a un alivio y reestructuración de los créditos para lograr un desarrollo sostenible e inclusivo. Ecuador reestructura su deuda a un alto costo social.

Un nuevo informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) señala que 25 países de todas las regiones asignaron mayores partidas presupuestales al servicio de la deuda que a la educación, la salud y la protección social juntas en 2019.

El documento, divulgado este jueves, explica que ya antes de la pandemia esos países (uno de cada ocho aproximadamente) se encontraban abrumados por la pobreza y su población infantil ya padecía grandes privaciones y falta de perspectivas de un futuro mejor.

La directora ejecutiva de UNICEF señaló que los niños de las naciones con deudas grandes y recursos limitados para los programas sociales carecen de posibilidades para salir de la pobreza y dejar atrás las privaciones.

“Los costos personales y públicos son enormes, y llevan a que los niños, sus comunidades y sus países tengan muy pocas esperanzas de lograr un desarrollo económico y social sostenible”, dijo Henrietta Fore.

Chad, Gambia, Haití y Sudán del Sur son algunos de los países con mayores pagos por servicio de deuda y gastaban al menos tres dólares diarios por cada dólar destinado a los servicios sociales básicos.

AU/UN IST/Stuart Price
Las agencias calificadoras han contribuido a exacerbar las crisis, dice la experta en deuda y derechos humanos.

Países de renta baja y media

Pero el problema no es exclusivo de esas 25 naciones. La pandemia de COVID-19 ha exacerbado el riesgo de una crisis de deuda para países de renta baja y media que ha ido en aumento desde la crisis financiera mundial de 2008, y los datos del Fondo Monetario Internacional muestran que una cuarta parte de ellos, hogar de 200 millones de niños, actualmente ya está endeudado o tiene un alto riesgo de endeudamiento.

Como respuesta a la emergencia económica derivada de la pandemia, los países del G20 acordaron una iniciativa de suspensión del servicio de deuda para el periodo de abril de 2020 a junio de 2021, pero hasta el momento sólo participa la tercera parte de los países que reúnen las condiciones para beneficiarse del programa, es decir, 46 naciones.

Catástrofe educativa

Uno de los grandes desastres acarreados por la pandemia del coronavirus se observa en el sector de la educación, cuyo gasto recortado aunado a las necesidades apremiantes y la falta de recursos de las familias, han colocado a millones de estudiantes de todas las edades en riesgo de abandono escolar y trabajo y matrimonio infantil.

UNICEF ha advertido en repetidas ocasiones que el mundo se enfrenta al peligro de perder toda una generación, lo que, además del impacto negativo en cada niño o joven, implicaría un freno al desarrollo nacional de cada país y sumiría a una mayor población en la pobreza.

“La pandemia ha provocado una catástrofe educativa mundial que es necesario abordar desesperadamente para evitar que la generación del COVID-19 se convierta en una generación perdida. Sin embargo, debido a la emergencia y a la carga de la deuda a la que se enfrentan los países, ya estamos viendo una contracción de los presupuestos para la educación en un momento en que los países necesitan invertir en la mejora de las escuelas y en los sistemas educativos”, afirmó Fore.

Según el informe, los países endeudados también han recortado el gasto en sectores como la protección de la infancia, la nutrición y los servicios de agua, saneamiento e higiene.

Banco Mundial/Mano Strauch
La pobreza sigue aumentando en América Latina a causa de la pandemia de COVID-19.

Una nueva arquitectura de deuda

De cara a este panorama, UNICEF insta a diseñar una reestructuración de la arquitectura de deuda internacional, que englobe las necesidades de los países de ingresos bajos y medios para proteger los derechos de los niños tras la crisis del COVID-19.

El Fondo de la ONU abunda que dicha reestructuración debería incluir un mayor apoyo y condiciones favorables para los países pobres más endeudados, al igual que mayor transparencia sobre la deuda como parte de los planes presupuestarios nacionales. También aboga por una acción coordinada por parte de los acreedores para convertir la deuda en inversiones que beneficien a los niños.

“El alivio y la reestructuración integrales de la deuda son esenciales para garantizar una recuperación inclusiva y sostenible, de modo que los niños no tengan que soportar la doble carga de la reducción de los servicios sociales ahora y el aumento de la deuda en el futuro”, recalcó Fore, y agregó que es fundamental que los organismos internacionales, los acreedores y los gobiernos nacionales actúen juntos para reducir la carga de la deuda y dirigir los ahorros hacia inversiones sociales que incluyan a todos.

América Latina

El estudio de UNICEF indica que mientras que los países pobres por ahora están cubiertos por la suspensión del servicio de deuda, los países de ingresos medianos han seguido pagando al menos un tercio de su deuda externa durante el curso de la pandemia. Como reflejo, el servicio de la deuda como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) es más alto en los países de América Latina y el Caribe, seguido de los países de Oriente Medio y Asia Central.

Los países de América Latina y el Caribe pagan en promedio más de 1,5 veces por servicio de la deuda en relación con el PIB que en los países de África subsahariana.

Banco Mundial//Jamie Martin
Niños acuden al reparto de comida diaria en una zona pobre de Ecuador.

Costo social de la reestructuración de deuda en Ecuador

A las deudas nacionales, en muchos países se añade el endeudamiento privado de empresas y familias, aumentando el peligro de una debacle. Ecuador es uno de los países en esa situación.

En marzo de 2020, el Congreso ecuatoriano solicitó al gobierno suspender el pago de la deuda para asignar esos recursos a la respuesta a la pandemia. Consecuentemente, Ecuador pidió en abril del mismo año cuatro meses de aplazamiento de 800 millones de dólares en pago de intereses y expresó su intención de reestructurar la deuda.

Pese a lograr una reducción en el servicio de la deuda a corto plazo, las condiciones impuestas incluían metas de consolidación del gasto público que resultaron en recortes de gastos por 4000 millones de dólares y una reducción de la jornada laboral y los salarios de los empleados del gobierno.

Las oficinas en Ecuador de UNICEF, además, han reportado recortes en el presupuesto de los servicios infantiles durante el COVID-19 en todos los sectores: nutrición, protección social salud y educación.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2021/04/1490402

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Perú triplicó en el 2020 las niñas menores de diez años forzadas a ser madres

Al ser un registro oficial la cifra ofrece una aproximación incompleta de la problemática de los embarazos de menores, al obviar las niñas que tuvieron abortos o partos extrahospitalarios.

Perú triplicó el número de niñas menores de diez años de edad forzadas a ser madres en el 2020, año en el que la cifra de partos registrados formalmente en ese rango de edad fue de al menos 26, una consecuencia directa del repunte de la violencia sexual durante la pandemia.

Así lo revela el Sistema de Registro del Certificado de Nacido Vivo (CNV), una plataforma del Ministerio de Salud (Minsa) que registra los partos atendidos en los establecimientos sanitarios del país y que en el 2019 había registrado tan solo 9 nacimientos en madres menores de diez años.

Al ser un registro oficial la cifra ofrece una aproximación incompleta de la problemática de los embarazos de menores, al obviar las niñas que tuvieron abortos o partos extrahospitalarios.

Esas (26) son las niñas que lograron inscribir a sus hijos, pero no son todas las que salieron embarazadas o fueron víctimas de violación sexual”, advirtió Rossina Guerrero, directora del Centro de Promoción y Defensa de Derechos Sexuales y Reproductivos (Promsex).

Detrás de este “drama”, precisó Guerrero, están las medidas de aislamiento social decretadas para frenar el avance del coronavirus, que durante meses mantuvieron cerrados los centros educativos, los servicios de salud y de atención a la mujer, “con lo cual las niñas tuvieron que vivir mucho más largo tiempo junto con los principales agresores, que son personas de su entorno familiar o cercanas a ellas”.

Cifras alarmantes

La Defensoría del Pueblo alertó esta semana que en el 2020 hubo un incremento de 12% de embarazos no deseados en Perú, especialmente en adolescentes que requerían de orientación sobre salud sexual y reproductiva. El impacto de la pandemia, sin embargo, podría ser mucho mayor.

El CNV desvela que ese total de 26 niñas entre cero y diez años que dieron luz el año pasado -la mayoría de ellas en Lima (15)-, prácticamente triplica los casos contabilizados en el 2019 (9) y multiplica por cinco los registrados en el 2018 y 2017 (5).

Los partos de niñas embarazadas entre los 11 y los 14 años ascendieron a 1,155 y, en adolescentes de los 15 a los 19, la cifra repuntó a 47,369. En su gran mayoría, estos embarazos se traducen en nacimientos prematuros.

En paralelo, los Centros de Emergencia Mujer (CEM) recibieron más de 13,840 denuncias de violencia sexual, el 43% de las cuales fueron víctimas adolescentes entre 12 y 17 años (6,007) y el 20.7% niñas de 6 a 11 años de edad (2,862).

De nuevo, estas cifras perturbadoras pueden plasmar apenas una visión parcial de la realidad, pues los mismos CEM dejaron de operar durante los meses de cuarentena estricta, entre marzo y julio, cuando muchas niñas y adolescentes se vieron atrapadas en casa, desprotegidas ante sus agresores.

En lo que va del 2021, ya se registraron en el país sudamericano un total de 3 nacimientos de madres menores de diez años; 98 de niñas entre los 11 y los 14; y 5,437 en jóvenes entre 15 y 19 años.

Embarazo adolescente, una emergencia

Las maternidades forzadas y el embarazo infantil y adolescente son asignaturas urgentes desde hace décadas en el Perú.

Según la última Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes) del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), el 12.6% de las adolescentes peruanas de entre 15 y 19 años ya eran madres o estaban embarazadas en el 2019.

El 10.1% de estos casos se reportaron en el área urbana del país y el 8.9% en Lima Metropolitana, unos porcentajes que subieron hasta el 23% y 24% en el área rural y la selva, respectivamente.

La directora de Promsex insistió en que ese promedio nacional “crece de manera brutal” en zonas selváticas como Loreto (33%), donde existe una “altísima tolerancia a la violencia”.

El Fondo de Población de las Naciones Unidas (FPNU) estima que siete de cada diez madres adolescentes no querían tener un hijo, algo que supone un claro riesgo para su salud física y mental.

De hecho, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), las complicaciones durante el embarazo y el parto son la segunda causa de muerte entre las jóvenes entre 15 y 19 años en todo el mundo.

Muchas de ellas, además, se ven obligadas a abandonar la escuela, una realidad que en Perú afecta a ocho de cada diez menores embarazadas, según estima el Ministerio de Educación.

Es algo totalmente lesivo para la salud mental de esa niña y para su desarrollo: la aleja de la escuela, la convierte en víctima de estigma en su comunidad y, si logra denunciar, la familia no la ve bien porque está denunciando a un hombre de su entorno”, se lamentó Guerrero.

La “incongruente” ley de aborto

A todo esto se suma la “incongruente y absurda” ley del aborto en Perú, una norma de 1924 que prohíbe la interrupción del embarazo, salvo en caso de amenaza a la vida o salud de la gestante.

Tenemos un aborto permitido por riesgo de vida y por riesgo de salud, pero coexiste la penalización del aborto en casos de violación sexual” que, a pesar de establecer una pena “baja” de hasta dos años de cárcel, “logra estigmatizar la práctica y criminalizarla”, criticó la responsable de Promsex.

En agosto del 2020, el ministerio de Salud dio un paso adelante al aprobar la norma técnica Nº 164, que garantiza el acceso a la anticoncepción oral de emergencia (AOE), conocida popularmente como la “píldora del día siguiente”, y el aborto terapéutico de un embarazo forzado para evitar la muerte o daños severos en la salud mental o física de la gestante.

Aun así, el debate sobre la despenalización del aborto sigue abierto y no está exento de polémica en el país, donde, en pleno contexto de campaña electoral ante los comicios generales del próximo 11 de abril, se convirtió en uno de los temas de la agenda política.

En el extremo más conservador de esta polémica, el candidato presidencial y ultraderechista Rafael López Aliaga, que ocupa la segunda posición en las encuestas electorales con un 7% de apoyo, propuso “ponerle un hotel de cinco estrellas” a las niñas víctimas de violación que quedan embarazadas, “con piscina y todo, con alimentación y todo”, para luego decidir si quieren quedarse con el bebé o darlo en adopción.

Fuente: https://gestion.pe/peru/peru-triplico-en-el-2020-las-ninas-menores-de-diez-anos-forzadas-a-ser-madres-noticia/

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Los niños y niñas que no pueden volver a casa

Por: Maider Saralegi

Nacer saharaui es nacer sabiendo que tienes que luchar por recuperar lo que hace 45 años les robaron a tus padres y a tus abuelos.

¿Mamá, cuándo volvemos a casa? Posiblemente, muchos de nosotros hayamos hecho esta pregunta a nuestros padres cuando éramos niños. Cuando salíamos cansados del colegio y teníamos que acompañarlos al supermercado para comprar la cena, o también cuando nos íbamos de vacaciones en elmes de agosto y queríamos disfrutar un poco más de aquella playa o aquel parque de atracciones. Muchas veces hemos querido volver a casa pronto y rápido, otras en cambio intentábamos retrasar el tiempo y disfrutar un poco más de algún momento que nosgustaba. Pero siempre acabamos volviendo, a nuestra casa, a nuestro sitio, a nuestras raíces. Porque las teníamos.

Esta pregunta no se formula en todas las partes del mundo con las mismas intenciones que se acaban de mencionar. De hecho, hay miles de niños que no saben dónde está su casa, no saben cómo es el sitio donde deberían de vivir, pero a los que se les inculca desde pequeños que algún día “volverán a casa”. Ellos y ellas, son los niños y niñas saharauis, los hijos del desierto. Aquellos que intentan sobrevivir en medio de la nada, con poca agua y con alimentación suministrada a través de la ayuda humanitaria. Aquellos que tantos años llevan siendo representantes de su pueblo. Ahora viven una guerra.

Miles de familias españolas tienen un hijo —alguien a quien consideran un hijo— en la guerra.

Yo tuve la suerte de tener una infancia feliz, nunca me faltó un plato de comida en la mesa, pude jugar con absoluta libertad y tranquilidad y desde el momento en el que llegué a este mundo tuve una identificación. Un papel, un registro en el que se reflejaba que existía. Y sí, muchas veces pregunté “¿cuándo volveremos a casa?” cuando estaba cansada o quería alargar un momento, y siempre volvía.

No puedo imaginarme a las madres saharauis contándoles a sus pequeños que aquella no es su casa. Que aquellas dunas de arena son provisionales y que en su verdadero hogar cuando subes a la cima de una de ellas, ves el mar.

Pero desde que era muy pequeña fui aprendiendo poco a poco, o mejor dicho, me enseñaron poco a poco, que todo aquello que estaba viviendo era de una niña con mucha suerte. En aquel entonces no lo entendía, para mí era “normal” que todos los niños tuviesenun plato de comida, o que pudiesen jugar tranquilos o que su nombre estuviese en algún sitio registrado y fuesen reconocidos en el mundo. Y por supuesto, que volviesen a casa. Lo más curioso, es que ahora que han pasado tantos años desde que me hacía esas preguntas a mi misma, ahora que aún a veces me las sigo planteando, aún no he encontrado las respuestas.

En los campamentos de refugiados saharauis, la mitad de la población son niños. Niños que nacen en el exilio, que juegan en aquellas calles de piedra y arena y que sueñan con ser libres algún día.  Nacer saharaui es nacer sabiendo que tienes que luchar por recuperar lo que hace 45 años les robaron a tus padres y a tus abuelos.

Yo no soy madre, pero siempre he admirado mucho a las madres y la delicadeza con la que tienen que contar a sus hijos ciertas cosas para que poco a poco vayan asentándose en este mundo, muchas veces demasiado cruel. No puedo imaginarme a las madres saharauis contándoles a sus pequeños que aquella no es su casa. Que aquellas dunas de arena son provisionales y que en su verdadero hogar cuando subes a la cima de una de ellas, ves el mar. Su mar, sus playas, sus costas. La brisa de las playas de Dajla y los atardeceres rojizos desde la ciudad de Smara. Y mucho menos me explico o me imagino cómo pueden contarles que aquellas ciudades están ocupadas por alguien que no pertenece a esa tierra.

Posiblemente, incluso, intenten consolarlos diciéndoles que allí, en campamentos, están más seguros porque los niños saharauis como ellos, en aquellos territorios ocupados suelen ser acosados, insultados, boicoteados en las escuelas y castigados si llevan su bandera o algún signo de su cultura. Y yo solamente me puedo imaginar a aquellos ojos grandes, negros y brillantes que tienen los niños, perplejos, sin entender nada y posiblemente formulando esa pregunta: “Mamá ¿cuándo volveremos a casa?” Y aunque una madre siempre tenga respuesta y solución para todo, esa pregunta está aún sin resolver. Muchas de ellas lo responderán con un “pronto” que se ha alargado más de cautro décadas.

Tres generaciones de niños y niñas saharauis han nacido en el exilio, otros han sido torturados e increpados en los territoriosocupados y otros tienen que ver desde occidente cómo su pueblo sufre. La primera vez que estuve en los campamentos de refugiados saharauis, una mirada me respondió todas aquellas preguntas que de pequeña me hacía, cuando no entendía porqué no todos los niños eran como yo.

Al entrar a un hogar de una familia saharaui, una niña de unos cinco años se encontraba en la puerta de este. Ni siquiera cruzamos una palabra, únicamente la miré y me quedé enganchada a aquellos ojos grandes que tanto me estaban diciendo. Aquella niña no hablaba mi idioma y no hubiésemos podido mantener una conversación fluida, ni siquiera entendible, pero ese cruce de miradas fue suficiente para entender que yo había sido una niña privilegiada.

Tres generaciones de niños y niñas saharauis han nacido en el exilio, otros han sido torturados e increpados en los territorios ocupados y otros tienen que ver desde occidente cómo su pueblo sufre.

Aquello que yo pensaba que era normal,lo que todos llamamos derechos humanos, eran privilegios. Porque si lo que yo tenía, tengo o tendré no lo tienen otros, jamás podrá ser concebido como algo común entre todas las personas del mundo. Aquella mirada fue como un disparo directo al pecho, ya no únicamente estaba dándome cuenta de que había tenido más juguetes que aquella niña, que podía haber tenido mejor alimentación, sino de que yo había nacido libre y en mi casa, y ella no. Y sigo sin entenderlo.

Dicen que los niños mueven el mundo, que son los que revuelven conciencias y corazones, pero únicamente lo consiguen en aquellos que realmente los tienen. Más de 100.000 niños viven y siguen naciendo en medio de la nada, lejos de su país. Otros nacen en su tierra, pero tienen que rechazar su derecho a reivindicar su cultura y su libertad si no quieren ser torturados desde que son pequeños. Y ahora el pueblo saharaui es sometido a una guerra, obligado a que sus jóvenes arriesguen sus vidas por su libertad porque las personas que con posicionamientos políticos podrían evitar eso, llevan dormidas más de cuatro décadas.

Mientras, el mundo únicamente sabe del pueblo saharaui para firmar acuerdos de pesca y de energías renovables, seguir saqueando a un país ocupado y contribuir con un régimen que viola la carta de los derechos humanos de Naciones Unidas.

Pero pequeños, no sabemos cuándo volveréis a casa, pero lo haréis. Porque no tendréis libertad, pero si a muchas personas de diferentes partes del mundo luchando, junto a vuestro pueblo, por ella.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/

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Una nueva iniciativa protegerá a los niños en México de los peligros de la migración

El programa corre a cargo de dos agencias de las Naciones Unidas y cuenta con la aportación financiera de la Unión Europea. “Los derechos de todas las niñas, niños y adolescentes migrantes viajan con ellos y deben protegerse en todo lugar y en todo momento”, destaca el representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia en México.

La Agencia de la ONU para los Refugiados y UNICEF anunciaron este viernes en México el lanzamiento del proyecto de Promoción global de mejores prácticas para niñas, niños y adolescentes en situación de migración.

La iniciativa busca reforzar las estructuras de atención y protección de la niñez y adolescencia en situación de movilidad humana en México, El Salvador, Zambia y África del Sur, y cuenta con la financiación de siete millones de euros aportados por la Unión Europea. Este proyecto de cooperación sur-sur comporta un intercambio de conocimiento y buenas prácticas entre países durante los siguientes 30 meses.

En México, el proyecto continuará promoviendo la reciente reforma de la Ley de Migración y la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político, mediante el fortalecimiento de los sistemas de protección para mejorar las opciones de cuidados alternativos, y reforzando las capacidades de recepción de familias con niños, niñas y adolescentes, la respuesta de salud mental y apoyo psicosocial, y la prevención de la violencia contra niñas, niños y adolescentes en situación de movilidad.

El plan se pondrá en marcha en los estados mexicanos de Baja California, Chiapas, Chihuahua, Tamaulipas y Veracruz en colaboración con los gobiernos federal y estatales, y en coordinación con diversas instituciones y organizaciones de la sociedad civil.

“Los derechos de todas las niñas, niños y adolescentes migrantes viajan con ellos y deben protegerse en todo lugar y en todo momento. Para fortalecer las instancias y los mecanismos encargados de protegerles, entre ellos brindar opciones de cuidado y de apoyo psico-emocional, es necesaria la suma de esfuerzos de todos los sectores involucrados”, señaló el representante de UNICEF en México, Christian Skoog.

UNICEF / Adriana Zehbrauskas
Migrantes en las afueras de Reynosa, México.

La COVID-19 disminuye el número de menores en movimiento, pero no los riesgos

Durante el año 2019, las autoridades mexicanas identificaron aproximadamente 52.000 niñas, niños y adolescentes en situación de movilidad humana.

A lo largo de su camino, estos menores se enfrentan a diversos tipos de riesgos y violencia, como la sexual y la de género, la captación por redes de trata o crimen organizado, separación familiar, abusos, extorsión o secuestro, entre otros abusos. Al mismo tiempo, afrontan una variedad de obstáculos para poder acceder a sus derechos y a mecanismos adecuados de protección internacional, sin importar si viajan con sus familias o no acompañados

“El número de niños solicitantes de asilo ha aumentado a nivel mundial y también en México. Sin embargo, no se identifica a muchos de los niños, niñas y adolescentes que llegan a México y necesitan protección internacional como refugiados. Son particularmente vulnerables frente a diversos riesgos durante el desplazamiento. El lanzamiento de este proyecto es muy oportuno y brindará un apoyo importante en la implementación de la reciente reforma legal que prohíbe toda detención migratoria de niños, niñas y adolescentes”, señaló el representante de la Agencia de la ONU para los refugiados en México, Mark Manly.

Aunque el cierre de fronteras debido a la pandemia de COVID-19 hizo disminuir las cifras, el escenario para los menores que se desplazan deviene aún más vulnerable, debido al confinamiento y a la reducción del acceso a servicios básicos como salud y educación, las limitaciones en un gran número de albergues y a las restricciones en el acceso a medidas de protección.

Sin embargo, el flujo migratorio ha vuelto a incrementarse durante los últimos tres meses estableciendo nuevos desafíos.

“Esta iniciativa de UNICEF y ACNUR, en favor de la protección de niñas, niños y adolescentes migrantes, se une a otros proyectos auspiciados por la Unión Europea en México en favor de los derechos de las personas migrantes que buscan la integración de las personas con necesidades de protección internacional a través del trabajo, la asistencia y reconocimiento de derechos de las personas migrantes, su atención en situaciones de emergencia, la trata de personas y la atención de las causas de la migración en los países de origen”, destacó Jean-Pierre Bou, embajador adjunto de la Unión Europea.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2021/03/1489772

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Niños venezolanos trabajan para hacerle frente a la pobreza

Consultados por le medio de comunicación Voz de América, los pequeños aseguran que en ocasiones deben asumir responsabilidades de adulto. El 40% de la población venezolana vive por debajo del umbral de pobreza, señala un estudio.

A pesar de sus grandes riquezas naturales, Venezuela se ha convertido en uno de los países con más necesidades de la región y líder en lo que a se refiere pobreza infantil y desempleo.

Unicef define como niño a cualquier persona menor de 18 años. En las calles de la capital venezolana, la Voz de América conversó con Yusmery Brito, de 17 años, que vive en precarias condiciones junto a sus tres hijos. La joven lamenta que, debido a la pandemia y a su actual situación, en ocasiones no puede cubrir los gastos nutricionales de la familia.

“Hay veces que, hasta lloro, yo pido a Dios que me saque de esta situación, no tenía nada de nada para darle a los niños, por eso salí para la calle, para ver qué conseguía para darles de comer, aquí me pongo a veces a pedir o parquear y les llevo algo”, comenta Brito.

Otros niños venezolanos aseguraron a la VOA que deben asumir responsabilidades de adulto, para poder sobrevivir.

“Trabajo porque siempre quería comerme algo, alguna chuchería y mi abuela no tenía, nadie me lo daba y tuve que salir, pero yo estudio, hay mucha gente que pasa hambre, hay muchos indigentes en la calle, durmiendo, nunca pensé que iba a llegar a este punto”, indicó por su parte Alexander Figueroa, de 12 años.

Entre tanto, Maiber Mena, de 14 años, relata que se vio en la necesidad de abandonar la escuela para llevar alimento a su madre y hermanos.

“La situación es muy ruda, hay mucha gente que pasa hambre, no hay nada para comer, yo me iba para el colegio sin comer, mi mamá no trabajaba, a ella la botaron del trabajo, en una oportunidad vi como trabajaba limpiando vidrios, no me fue mal y no estudié más”, afirma Mena.

Fuente: https://www.descifrado.com/2021/03/19/ninos-venezolanos-trabajan-para-hacerle-frente-a-la-pobreza/

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