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Los riesgos de ser niña en pandemia

Por: Save the Children

Tras el cierre de las escuelas, más de 15 millones de niñas y adolescentes mujeres dejaron de asistir de manera presencial (educación básica y superior) y, mientras más pasa el tiempo, incrementa el riesgo de abandono escolar; de hecho, se estima que casi 1 millón y medio están en riesgo de no volver más.

En 2021, el tema para el Día de la Mujer se ha enfocado en el liderazgo como un elemento clave para un futuro igualitario1. Precisamente, desde Save the Children trabajamos para lograr que las niñas y adolescentes sean escuchadas e incluidas en todos los espacios donde se toman decisiones que impactan sus vidas.

Abrir estos espacios de participación no ha sido fácil; la lucha por el cumplimiento de los derechos de las niñas y las mujeres continúa siendo compleja. Si bien se han alcanzado avances importantes, es preocupante que muchas de nuestras sociedades establezcan leyes y normativas basadas en la creencia de que las mujeres son inferiores y dependientes, reforzando la idea, desde la niñez, de que sus vivencias, preocupaciones, necesidades y expectativas pertenecen al ámbito privado y representan una prioridad secundaria, invisible en la agenda pública.

Sin embargo, a través de la lucha feminista, las mujeres hemos conseguido derechos que nos habían sido negados como el acceso a la educación, los derechos sexuales y reproductivos, el voto, la participación en la vida pública, el acceso a la justicia, y la posibilidad de poder decidir sobre nuestro destino.

Además, hemos construido redes que nos permiten desterrar las ideas erróneas sobre el odio y la competencia entre niñas y mujeres, para relacionarnos desde la ternura y sororidad, construyendo puentes que nos permiten avanzar hacia la creación de sociedades más justas en donde ninguna niña, adolescente y mujer se quede atrás.

Pero esta lucha no ha perdido vigencia y exige, entre otras cosas, que las instituciones garanticen nuestros derechos y no haya retroceso en lo que se ha conseguido.

En 1995, distintos Estados del mundo -entre ellos México- se unieron formalmente para aprobar la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing con el objetivo de promover la igualdad de género.

Por primera vez en la historia se reconoció formalmente que había disparidades y desafíos particulares para las mujeres. En consecuencia, comenzaron a gestionarse acciones con resultados concretos: desde entonces se han evitado 78.6 millones de matrimonios infantiles; además, las niñas tienen el doble de probabilidades de superar los cinco años de edad en comparación con la generación de sus madres y tienen más posibilidades de aprender, sobrevivir y prosperar2.

Sin embargo, los impactos económicos de la pandemia amenazan con borrar parte de esos avances y truncar sus planes y su futuro. El aumento de la pobreza, la exposición a la violencia y la pérdida del acceso a la educación, para muchas, tendrán consecuencias fatales en sus vidas si no tomamos medidas de inmediato.

A causa de la pandemia son más propensas a la violación de sus derechos, aumentando las posibilidades de que sean ellas quienes asuman las responsabilidades del cuidado de sus hermanos o hermanas, quienes atiendan a otros miembros de sus familias cuando enfermen, quienes abandonen la escuela, se unan de manera informal con alguien mucho mayor y sufran violencia doméstica. Incluso, en algunos contextos, incrementa el riesgo de que sean víctimas de trata y explotación sexual.

Conforme pasan los meses, las estimaciones sobre estos retrocesos han comenzado a convertirse en hechos. Las medidas básicas para contener el virus como el quedarse en casa han sido todo un desafío para aquellas que padecen violencia en sus hogares. Para darse una idea, entre marzo y diciembre de 2020, el número de emergencias 911 registró más de 200 mil llamadas relacionadas con violencia de género, un incremento del 30% respecto al mismo periodo del 2019 3. Estas llamadas registran incidentes como abuso sexual, acoso sexual, violación, violencia en pareja y violencia familiar.

Además, tras el cierre de las escuelas, más de 15 millones de niñas y adolescentes mujeres dejaron de asistir de manera presencial (educación básica y superior) 4 y, mientras más pasa el tiempo, incrementa el riesgo de abandono escolar; de hecho, se estima que casi 1 millón y medio están en riesgo de no volver más 5. Por eso, es necesario fortalecer mecanismos puntuales para monitorear el posible abandono de clases de niñas y adolescentes, así como generar incentivos y condiciones para que continúen con su educación.

El 8 de marzo nos ofrece una oportunidad para recordar que, si bien hemos logrado avances, todavía estamos lejos de celebrar un mundo de igualdad. Como sociedad tenemos que proteger a las niñas y adolescentes del país contra los peores impactos de la violencia, exacerbados ahora por la pandemia. Debemos comprometernos, como lo estipula la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, sin reservas, con espíritu decidido, esperanza, cooperación y solidaridad.

Desde Save the Children hacemos un llamado a que se fortalezcan las capacidades de las instituciones públicas para prevenir, atender, sancionar y erradicar todas las formas de violencia contra las niñas y adolescentes. En este proceso es fundamental que sigamos fomentando su participación de forma segura y significativa en todas las decisiones públicas que les impacten, durante y después de la COVID-19.

Es urgente que se focalice el presupuesto y se asegure un eficiente ejercicio del gasto público en programas estratégicos para alcanzar la igualdad de género y garantizar sus derechos.

Quien dude sobre la urgencia de estas acciones que pregunte, que observe, que escuche. Las niñas y adolescentes merecen vivir en un presente que las reconozca; ese liderazgo debe comenzar desde el reconocimiento pleno de que son sujetos de derechos y su voz es importante y fundamental para trabajar en la construcción de espacios libres y seguros para ellas.

Al mismo tiempo, resulta clave que ellas se conciban capaces de generar cambios en sus entornos y, por eso, tenemos que defender lo que hemos logrado. Ahora, más que nunca, tenemos que garantizar espacios para que las niñas y adolescentes, acompañadas de todas las mujeres, sean escuchadas y lideren acciones con la visión del mundo que desean.

Queremos niñas sin miedo, plenas, sanas, felices, dueñas de su voz, su presente y su destino.

* Save the Children (@SaveChildrenMx) es la organización independiente líder en la promoción y defensa de los derechos de niñas, niños y adolescentes. Trabaja en más de 120 países atendiendo situaciones de emergencia y programas de desarrollo. Ayuda a los niños y niñas a lograr una infancia saludable y segura. En México, trabaja desde 1973 con programas de salud y nutrición, educación, protección infantil y defensa de los derechos de la niñez y adolescencia, en el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas.

Fuente: https://www.animalpolitico.com/blog-invitado/los-riesgos-de-ser-nina-en-pandemia/

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El coronavirus ha empeorado la situación de los niños sirios

Casi el 90% de los menores necesitan asistencia humanitaria a día de hoy, un aumento del 20% solo en el último año

Diez años después de estallar, la guerra sigue siendo una realidad tan tangible en Siria como las ruinas de sus edificios derruidos por los ataques que han asolado el país. Una devastadora situación que ahora suma también los efectos del covid a una población y economía gravemente damnificadas. El cierre prolongado de escuelas y el impacto socioeconómico de la pandemia han agravado un panorama especialmente complicado para los niños sirios.

Según un balance publicado por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la guerra de Siria ha provocado la muerte o causado heridas a casi 12.000 niños, es decir una media de más de tres víctimas al día. En una comparecencia del Director Regional de Oriente Próximo de la oenegé, Ted Chaiban, la agencia ha advertido del impacto «sobrecogedor» de la guerra sobre los niños, incidiendo en que casi el 90% de ellos necesitan asistencia humanitaria a día de hoy, un aumento del 20% solo en el último año a causa de la pandemia.

“Cuando la guerra empezó nadie creía que duraría diez años. Y la realidad es que todos y cada uno de los niños sirios han sentido los efectos de una forma u otra”, ha asegurado Chaiban. Durante esta década, más de 5.700 niños, algunos de apenas siete años han sido reclutados en las filas del Estado Islámico, mientras que la desnutrición sigue amenazando la existencia y el futuro de cientos de miles. Más de medio millón de menores de cinco años sufren retraso en el crecimiento. Aún así, desde Unicef, luchan por eliminar la etiqueta de “generación perdida”.

Falta de educación

“Los niños sirios no son una generación perdida. Son valientes y perseverantes, saben superar adversidades de una forma admirable. No podemos dejar que un momento defina sus vidas, por eso hay que seguir apoyándoles y educándoles”, ha asegurado Chaiban. De los casi 2,45 millones de niños que no están escolarizados en Siria, otros 750.000 niños sirios en los países vecinos no pueden recibir educación formal, entre otras razones porque ni siquiera las escuelas son un lugar seguro. Una de cada tres escuelas ha sido derruida durante la guerra o ha sido empleada con fines militares y más de 1.300 instalaciones y personal médico y educativo han sufrido ataques.

En ese sentido, preocupa especialmente la situación de las niñas, que son quienes corren más riesgos de abandonar la educación de forma prematura. Las niñas de lugares empobrecidos o devastados por la guerra son las principales víctimas de un matrimonio temprano que ya afecta al 26% de las menores sirias, el doble que antes de que estallara el conflicto, según la oenegé Plan International

Estrés Emocional

La galopante devaluación de la libra siria y la inflación disparada han complicado una situación ya de por sí crítica y han forzado que miles de niños se vean obligados a trabajar de forma prematura y en jornadas maratonianas.

Fuente: https://www.elperiodico.com/es/internacional/20210311/pandemia-agrava-situacion-ninos-sirios-11573129

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UNICEF insta a la repatriación de todos los niños en el campamento sirio de Al-Hol tras un incendio mortal

Unos 22.000 niños de 60 nacionalidades viven en el campamento y sus alrededores. El lugar alberga a muchas familias de combatiente extremistas. La ONU ofrece ayuda humanitaria mientras asegura que los niños de Al-Hol se enfrentan no solo al estigma, sino también a unas condiciones de vida muy difíciles en las que los servicios básicos son escasos o, en algunos casos, no están disponibles.

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia instó este domingo a todos los países a repatriar y reintegrar de manera segura a sus jóvenes nacionales detenidos en el campamento de Al-Hol, el más grande de Siria para refugiados y desplazados internos, luego de un incendio mortal el fin de semana en el que murieron al menos tres niños y otros 20 resultaron heridos.

En el campamento y sus alrededores, se albergan muchas familias de presuntos combatientes extremistas desde la derrota de ISIL en Siria y el vecino Irak.

“Hay más de 22.000 niños extranjeros de al menos 60 nacionalidades que languidecen en campamentos y prisiones, además de muchos miles de niños sirios”, dijo el director regional de UNICEF para Oriente Medio y África del Norte, Ted Chaiban.

El sábado por la noche se produjo un incendio durante una reunión familiar entre los residentes desplazados del campo sirio. Según la información en poder de la agencia de la ONU, una mujer murió junto con sus tres hijos. Al menos, otras 20 personas en total permanecen en el hospital, y se informó que seis se encuentran en estado crítico.

UNICEF/Hasen
Dos gemelos de nueve meses junto a su madre y dos hermanos que huyeron de la violencia en la aldea de Susa, en el noreste de Siria. La familia emprendió un arduo viaje al campamento de Al-Hol.

Sin servicios básicos

“Los niños de Al-Hol se enfrentan no solo al estigma con el que viven, sino también a unas condiciones de vida muy difíciles en las que los servicios básicos son escasos o, en algunos casos, no están disponibles”, dijo Chaiban.

La detención de niños es una medida de último recurso y debería durar el menor tiempo posible. Los niños no deben ser detenidos basándose únicamente en la sospecha de vínculos familiares con grupos armados o la pertenencia de familiares de grupos armados”, añadió.

A principios de este mes, expertos independientes en derechos humanos de la ONU señalaron que un “número desconocido” de ciudadanos extranjeros había muerto en el miserable campamento de Al-Hol, en el noreste de Siria, instando a sus países de origen a repatriar a sus ciudadanos lo antes posible, rechazando las alegaciones de que es demasiado difícil tratar con los grupos no estatales que controlan la zona.

Chaiban dijo que los Estados miembros deberían hacer todo lo posible para reintegrar a los niños en sus propias sociedades y repatriarlos de una manera «segura y digna».

“Hacemos un llamado a todos los Estados para que proporcionen a los niños, que son sus ciudadanos o nacidos de sus nacionales, documentación civil para prevenir la apatridia. Esto está en consonancia con el interés superior del niño y de conformidad con las normas internacionales”, señalaron.

©UNICEF/Delil Souleiman
Un niño sirio de 12 años en el campamente de Al-Hol.

Condiciones peligrosas

Por su parte, el coordinador humanitario de la ONU para Siria, Imran Riza, y su colega para la región, Muhannad Hadi, expresaron su pesar por el incendio mortal en Al Hol, en un comunicado también emitido el domingo.

Ambos transmitieron su más sentido pésame a las familias afectadas y desearon a los heridos una pronta recuperación.

También enfatizan que “este evento angustioso subraya el hecho de que nadie, sobre todo niños inocentes, debería vivir en las difíciles y potencialmente peligrosas condiciones humanitarias en el campamento de Al Hol”.

Las Naciones Unidas, junto con sus socios humanitarios, que trabajan en Al-Hol se han movilizado para brindar asistencia urgente, que incluye una “atención primaria y de emergencia, como agua, refugio, distribución alimentos, artículos de higiene” y otros artículos de primera necesidad.

Incendios frecuentes

Con casi 62.000 habitantes, Al-Hol es el campamento más grande para personas desplazadas en Siria. Más del 80% de la población son mujeres y niños.

Los incendios accidentales no son infrecuentes en el campamento, dijeron los altos funcionarios de la ONU, ya que las familias a menudo recurren al uso de estufas para cocinar dentro de sus tiendas para calentarse, particularmente durante el invierno, cuando las temperaturas bajan regularmente por debajo de los cero grados.

Los responsables de la ONU expresaron su preocupación de que, a menos que se tomen medidas para abordar el bienestar a largo plazo de los residentes, «más incidentes trágicos en Al Hol serán inevitables».

Fuente: https://news.un.org/es/story/2021/02/1488802

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Tráfico de personas y esclavitud: los infernales destinos para la infancia de Haití

Stevens tenía nueve años cuando su madre lo entregó a una familia que lo esclavizó como sirviente. Rachel cayó en una red de explotación sexual para turistas. Más de 50.000 niños cruzan cada año hacia la República Dominicana como víctimas del tráfico infantil.

Quince pasos da Stevens Guerrier hacia su madre para fundirse en un abrazo. Ella lo estruja por toda la espalda, mesurando la delgadez de su retoño y palpando las cicatrices de sus brazos y rostro.

Son prácticas largamente denunciadas, pero no resueltas: desde la explotación laboral hasta la prostitución y la servidumbre, miles de menores haitianos han sido vendidos con oscuros propósitos

—¿Dónde has estado? ¿Por qué has tardado tanto en venir? —le riñe cariñosamente Nathalie, ahogada en sollozos.

—No sé, tenía ganas de verte —repite el niño de 12 años ruborizado, sin soltarle la mano.

Se acaban de reencontrar después de más de tres años sin verse y sin saber nada uno del otro. Un jueves de mayo del 2017, Nathalie Pierre vendía en el mercado binacional de la frontera de Belladère, entre Haití y República Dominicana, cuando entregó a su pequeño a un hombre dominicano. La promesa de ofrecerle una vida digna en un hogar adoptivo terminó en pesadilla.

“Cuidaba el ganado, me obligaban a hacer muchos trabajos. No querían enviarme a la escuela. Estaba en la miseria. No querían comprarme ropa y dormía en la cocina. Me sentía muy maltratado”, cuenta el menor con la mirada gacha. Malvivió como criado para una familia de Santiago. Aprendió a hablar castellano, pero se niega a utilizarlo debido al trauma.

Stevens Guerrier imaginó cada noche la manera de fugarse de esa prisión. Cada noche pensaba en “volver al regazo” de su madre, explica, pero si sus dueños se hubiesen enterado de que quería escapar, lo habrían detenido. Su situación alertó a un vecino que le ayudó a huir en motocicleta hasta la frontera.

Las autoridades lo hallaron en el mismo cruce del centro del país donde fue abandonado y lo llevaron con la fundación Zanmi Timoun, encargada de acoger a menores supervivientes de trata y reunirlos con sus familias. Tardaron un par de días en encontrar a su madre en una remota comunidad, Capemte, a media hora en coche hacia los arrabales de Belladère. Luego, el par de voluntarios y el niño caminaron más de una hora por un sendero que atraviesa marchitas bananeras labradas por bueyes. Las viviendas de hormigón y varillas desnudas dan paso a chabolas de madera y adobe.

Los obligan a prostituirse, mendigar, y ahora hemos detectado que también para luchar en combates clandestinos

JUNIOR NOISETTE, TRABAJADOR DE ZANMI TIMOUN

“Hice lo mejor para llevar a mis hijos a la escuela, pero tenía muchos problemas. No tenía nada para alimentarlos y estuve resignada a entregarlos”, justifica Nathalie. Meses antes de despedirse de Stevens, ya había regalado a su hijo mayor, del que todavía no ha sabido nada. Esta ama de casa de 28 años tuvo que dejar la venta ambulante para cuidar a su marido, enfermo del riñón e incapacitado para trabajar en la cosecha. Comen lo poco que crece en su terraplén. El matrimonio y sus otros cuatro hijos habitan en un cuchitril de unos 15 metros cuadrados de tablones y techo de latón.

Jornaleros, mendigos… y luchadores clandestinos

La extrema pobreza que azota a una cuarta parte de la población haitiana empuja a miles de familias a abandonar a sus hijos. Una cuarta parte de los cuatro millones de menores en Haití no viven con sus padres biológicos y más de 50.000 cruzan al año ―150 a diario― a República Dominicana, según estimaciones oficiales.

“Allí los obligan a todo tipo de trabajos: prostitución, como lustrabotas, en el campo, mendigando por las calles y recientemente hemos detectado que están siendo utilizados para luchar en combates callejeros con apuestas en Dajabón (ciudad fronteriza dominicana) y en zonas de la costa”, señala Junior Noisette, trabajador de Zanmi Timoun. Han recibido al menos una docena de chicos “con heridas en la cara”, quienes relataron que les habían forzado a pelear por dinero y algunos detallaron que las luchas tenían lugar en la playa. Esta nueva práctica de explotación infantil fue confirmada por la Fundación Lumos y la red Jano Siksé.

Noisette recorre el paso oficial y las trochas ilegales de Belladère, por donde calcula que cruzan de 50 a 100 menores a diario. En agosto interceptaron a una pareja con seis niños de tres a nueve años sin ninguna relación de parentesco. Las familias biológicas admitieron haber pagado a los tratantes de 100 a 200 euros, bajo la promesa de llevarlos a un buen hogar adoptivo.

El fatal mercado fronterizo

Un gentío con enormes bultos en la cabeza, carretillas que se abren paso a empujones y vehículos motorizados repletos de plátanos y sillas abarrotan cada lunes y jueves el paso fronterizo de Ouanaminthe, en el norte del país. Son los días del mercado binacional. A las puertas del puente del río Massacre, varios agentes haitianos (Polifront) blanden sus látigos y ramas para intimidar a la muchedumbre o los sacuden en sus pantorrillas. En el bullicioso trasiego resulta muy complicado identificar a contrabandistas o a menores no acompañados. Pese a ello, la policía halló a dos hermanos abandonados esa mañana del 3 de noviembre, después de que su traficante saliese corriendo al toparse con los patrulleros. El niño de unos seis años y la niña de cuatro aguardan en las oficinas del Instituto de Bienestar Social (IBESR), que rechaza conceder una entrevista solicitada durante un mes.

Los militares dominicanos cobran de 500 a 2.000 pesos (7 a 30 euros) por dejar pasar a traficantes de niños

SYLVESTRE FILS, DIRECTOR DEL OBSERVATORIO DE TRATA

Algunos niños deambulan de aquí para allá vendiendo dulces o limpiando zapatos. Un grupo de adolescentes en minifalda y top coquetea con los agentes para evitar hacer la interminable hilera de medio kilómetro. Un joven con un niño también se salta la fila y atraviesa el portón tras un leve saludo de cabeza a un soldado dominicano, ataviado con casco de combate y fusil.

Ninguna autoridad solicita documentación a los viandantes. “No hay ningún control migratorio, por tanto, ninguna posibilidad ni intención de combatir el tráfico infantil o cualquier forma de trata”, asegura Sylvestre Fils, director del Observatorio de la Migración y la Trata Transfronteriza, creado hace un año como respuesta a la negligencia de ambos países.

Los observadores se mimetizan entre el vaivén de los comerciantes. Han detectado el cobro de sobornos por parte de las Fuerzas Armadas dominicanas para hacer la vista gorda tanto en el cruce de mercancías como de seres humanos. “Los militares no son muy exigentes, piden 500, 1.000, 2.000 pesos (de 7 a 30 euros). Depende de la cantidad de personas que lleve el traficante, pero no hay un monto fijo, es algo muy informal. La red de tráfico funciona permanentemente, por lo que ellos (los contrabandistas) desarrollan una relación con los militares”, asegura Fils.

Explotadas para el turismo sexual

Por esa turbia frontera, un lunes, ingresó Rachel Saint-Jean. Tiene 15 años. Cuando era niña sus padres la abandonaron y creció en las calles de Cabo Haitiano (norte), donde subsistía con algunas amigas. Su novio la convenció para enviarla a estudiar al país vecino, porque en Haití ya no podía permitirse pagar la Secundaria. Le organizó el viaje para verse con el traficante en Dajabón, ciudad limítrofe con Ouanaminthe.

“El señor [traficante] me llevó a su casa, pero estaba llena de gente. Entonces me mudaron a casa de una mujer con otras chicas. Ella solo quería escogerme hombres para que tuviese una historia de amor y me fuese a sus casas”, relata la adolescente, que todavía usa una cadena, regalo del novio que, al parecer, la vendió a una red de explotación sexual.

—¿Los hombres que te escogían eran blancos?

—Sí, blancos.

Varios agentes amenazan con sus látigos a la multitud agolpada en el puente del río Massacre, en la frontera norte de Ouanaminthe, a la espera de cruzar al mercado binacional del lado dominicano. Pincha en la imagen para ver la fotogalería.
Varios agentes amenazan con sus látigos a la multitud agolpada en el puente del río Massacre, en la frontera norte de Ouanaminthe, a la espera de cruzar al mercado binacional del lado dominicano. Pincha en la imagen para ver la fotogalería.AITOR SÁEZ

Rachel Saint-Jean llegó hasta Santiago y de ahí hacia algún punto de la costa norte, una zona turística, por lo que probablemente esos clientes “blancos” eran extranjeros. En las principales avenidas de los destinos más concurridos es habitual encontrar mujeres haitianas, algunas menores, ofreciendo sus servicios por menos de 10 euros.

“Fuimos [con el traficante] a una fiesta juntos y me puse muy ebria. No sé cómo, no recuerdo qué sucedió. Cuando me levanté… [hace una larga pausa] Vi que se había servido él mismo”, dice literalmente la joven para referirse al abuso sexual. Después de cuatro meses secuestrada logró escapar, o bien, la soltaron por su férrea resistencia a intimar con desconocidos: “No estaba de acuerdo, yo solo quería ir a la escuela. El señor me dijo que me dejaría en la calle si no aceptaba”.

Sin capacidad para combatir la trata

Tras regresar a la frontera de Ouanaminthe, el IBESR trasladó a Rachel al albergue de la congregación San Juan Evangelista, que cada año acoge a medio millar de niños y niñas supervivientes de trata. Su directora, la colombiana Alexandra Bonilla, aterrizó en esos confines de Haití tras el terremoto de enero del 2010. A los pocos días de la catástrofe, la detención de una decena de baptistas estadounidenses que intentaban llevarse a 33 infantes de Puerto Príncipe encendió las alarmas. El entonces primer ministro, Jean-Max Bellerive, aseveró que el tráfico infantil era “uno de los mayores problemas” y reconoció la existencia de “tráfico de órganos para niños”.

La hermana Bonilla levantó en esta década un espacioso centro transitorio, prueba de que el inhumano contrabando persiste. “Desde que estoy aquí no he visto que se haya reducido el tráfico de niños. Se mantiene igual o incluso ha aumentado. (…) El Gobierno no tienen los recursos para atajar este problema y sus causas”, lamenta la monja.

Encabezaremos las adopciones para evitar excesos como la pedofilia y el tráfico de órganos

ARIELLE VILLEDROUIN, DIRECTORA DEL IBESR

En 2016, Haití era el octavo país del mundo con mayor índice de esclavitud moderna, sobre todo debido a la enorme trata humana. En el último lustro, se han dado algunos pasos para la persecución del delito y la capacitación de funcionarios fronterizos, como evalúa el Departamento de Estado de EE UU en su último informe anual. Sin embargo, subraya que “el Gobierno no asignó fondos suficientes y no implementó procedimientos para la identificación de víctimas”.

En la práctica, parte de los funcionarios del IBESR mantienen una huelga desde hace tiempo, mientras que la creación del Comité Nacional de Lucha contra la Trata de Personas (CNLTP) se quedó en eso, en el nombre, completamente disfuncional sin presupuesto ni oficinas.

Los orfanatos, primer eslabón del tráfico infantil

El desamparo institucional ha favorecido la consolidación de un vasto entramado de orfanatos que operan como captadores de menores. Tan solo 50 de 750 de estos centros cuentan con licencia para funcionar, según datos oficiales. Un 80% de los más de 32.000 internados no son huérfanos. Para Bonilla, “la mayoría son un negocio y tienen a los niños para atraer donaciones a beneficio de los propietarios”.

Tras el terremoto del 2010, el número de orfanatos se duplicó y, pese a que el Gobierno ha clausurado 150, se siguen abriendo a un ritmo superior, motivados por el ingente lucro que generan. Tan solo un tercio de estas guarderías en Haití recibe unos 60 millones de euros anuales en donaciones, revela un informe de la Fundación Lumos. En contraste, el IBESR, ente nacional para la protección de la infancia, cuenta con un presupuesto de menos de un millón.

El centro Sourire d’Amour es una pocilga. En la entrada hay varios niños de tres a seis años sin pantalones, cubiertos de polvo, sin nada que hacer ni jugar. Las colchonetas de las literas están mugrientas y, muchas, rajadas. Ni hablar de una sábana. Las puertas de los armarios destartaladas dejan ver unas pocas prendas de ropa, seguro insuficientes para los 15 huérfanos. La cochambrosa cocina tan solo cuenta con un asador de carbón y sus estantes están vacíos, al igual que una jaula para guardar la comida. Las empleadas aseguran que la despensa se encuentra almacenada bajo llave en una habitación, pero rehúsan mostrarla.

La hermana Bonilla, junto a algunos de los niños que acoge en el centro de la congregación San Juan Evangelista, en la ciudad fronteriza de Ouanaminthe, en Haití. Pincha en la imagen para ver la fotogalería.
La hermana Bonilla, junto a algunos de los niños que acoge en el centro de la congregación San Juan Evangelista, en la ciudad fronteriza de Ouanaminthe, en Haití. Pincha en la imagen para ver la fotogalería. AITOR SÁEZ

Su propietaria, Inesse Joseph, pastora de una iglesia con el mismo nombre del orfanato, estuvo envuelta en un escándalo en 2007, cuando arrebató de sus familias a 47 chiquillos de comunidades rurales al extremo oeste del país, con la expectativa de que serían adoptados por extranjeros. “¡Demasiadas personas se enriquecen de los pobres! ¡Los encontramos en un estado terrible! ¡Debemos dejar de vender niños!”, vociferó desencajado un representante de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), instantes después del rescate de los pequeños, de dos a siete años, a quienes tuvieron que llevar al hospital por su deteriorado estado de salud.

El orfanato sigue funcionando sin acreditación a la salida de Pétion-Ville, el barrio menos desdichado de Puerto Príncipe. En ese mismo distrito, en febrero del pasado año, murieron 15 niños y niñas en el incendio de un orfanato, también irregular, gestionado por un grupo de estadounidenses miembros de la Iglesia de la Comprensión Bíblica, que nos niegan el ingreso a otro de sus centros. El fuego se produjo por alguna de las velas que se usaban para iluminarse, debido a la carencia de electricidad. Las instalaciones no cumplían con los estándares básicos. “Estaban realmente muy descuidadas (…) Todo lo que vemos son niños viviendo como animales”, destacó la jueza del caso sobre un panorama que, a tenor de las imágenes, se asemeja bastante al Sourire d’Amour.

Además, en muchos de los internados “sufren violencia” y en algunos casos “abusos sexuales y muertes evitables”, según el estudio de Lumos, cuya conclusión es que los orfanatos actúan como tratantes. A fin de restringir el tráfico transfronterizo por parte de estos centros, la Administración haitiana endureció los requisitos para la tramitación de adopciones. “Encabezaremos los procesos (de adopción), lo que evita algunos excesos, porque se ha hablado de pedofilia y tráfico de órganos”, mencionó la directora del IBESR, Arielle Jeanty Villedrouin a comienzos del pasado año.

Impunidad criminal

Por la porosa frontera de 370 kilómetros que divide La Española se contrabandean desde animales hasta drogas y armas. Alexis Alphonse camina a diario más de una hora por un prado de Ferrier, a las afueras de Ouanaminthe, para sentarse toda la mañana bajo un sauce próximo al arroyo que separa a Haití de República Dominicana. Tan solo una piedra amarilla indica que se trata de una frontera.

Algunos transeúntes se arremangan los pantalones para vadear el riachuelo sin mojarse. Alexis los anota con una rayita sobre un portapapeles, testigo de dos décadas de cruces irregulares registrados para la Red Fronteriza Janó Siksé, desplegada en decenas de puntos a ambos márgenes.

Los traficantes son el tercer grupo más rico del país

ALEXIS ALPHONSE, COORDINADOR RED FRONTERIZA JANO SIKSÉ

“Los pequeños traficantes pasan por aquí, con niños, sin preocupación. Cuando los paro, incluso se identifican como traficantes. Desconocen que están cometiendo un crimen, que hay una ley que los puede meter en la cárcel”, exclama. Los contrabandistas son a veces familiares de la víctima o conocidos de la comunidad, donde a menudo son vistos como salvadores por, teóricamente, sacar a sus hijos de la penuria. Se considera como otro empleo cualquiera, aunque “los tratantes conforman el tercer grupo más rico del país”, según Alphonse.

Haití tardó hasta 2014 para aprobar una ley contra la trata humana, que prevé sanciones de hasta 15 años de cárcel y 14.000 euros de multa. No obstante, la Patrulla Fronteriza (Polifront) apenas detuvo a 51 individuos sospechosos en 31 casos de tráfico desde abril del 2019 hasta el mismo mes del pasado año, según el informe de Washington. Ningún expediente llegó a condena. La justicia haitiana solo ha sentenciado seis casos en 2019 y uno en 2017.

La persecución de la trata infantil tampoco mejora en la otra mitad de la isla. La Fiscalía dominicana aumentó las investigaciones respecto a años anteriores, pero redujo considerablemente las sentencias. Tan solo condenó a cinco acusados. La escasa judicialización se debe en gran medida a la complicidad de las autoridades en las redes de trata, desde funcionarios de la Fiscalía hasta policías, como enfatiza el Departamento de Estado de EE UU, que rebajó la calificación de República Dominicana al nivel de Haití.

Servidumbre, la extendida forma de esclavitud infantil

Los coloridos atuendos escolares, que por las tardes inundan alegres las polvorientas calles, disfrazan la desgracia para 1 de cada 15 pequeños. Alrededor de 407.000 niños y sobre todo niñas trabajan como empleadas domésticas. Unos 286.000 tienen menos de 15 años.

Los “niños sirvientes” son conocidos como restavek (quedarse con) y suelen provenir de familias humildes de zonas rurales, vendidos o entregados a hogares con mayor poder adquisitivo. En su mayoría no reciben retribución y soportan condiciones inhumanas y maltratos, tal y como denuncia Unicef, que tacha esta práctica como una forma de esclavitud moderna, socialmente tolerada en Haití.

Nathalie junto a su hijo Stevens, momentos después de reencontrarse. Pincha en la imagen para ver la fotogalería completa.
Nathalie junto a su hijo Stevens, momentos después de reencontrarse. Pincha en la imagen para ver la fotogalería completa. AITOR SÁEZ

Fue otra de las alternativas que Nathalie se planteó ante la imposibilidad de cuidar a Stevens. “Pensé en dárselo a alguna vecina que lo pudiese mantener, pero aquí somos todos muy pobres. Además, aquí hubiese pasado las mismas dificultades, siempre se cree que con los españoles [como llaman a menudo a los dominicanos] tendrán mejor vida”. Nada más lejos de la realidad.

Haití registra unas 59.000 personas viviendo como esclavas y República Dominicana, 42.000; ambos entre los tres países de Latinoamérica con mayor tasa de esclavitud, solo por detrás de Venezuela, según el Global Slavery Index de 2018, que estima en un 70% la población haitiana en riesgo de sufrir esclavitud.

El primer país de América Latina en independizarse, gracias a la única revuelta de esclavos exitosa en la historia humana, padece todavía los estragos de una multimillonaria multa impuesta por Francia por haber perdido su perla del Caribe, sumado al prolongado bloqueo diplomático y comercial del resto aplicado por el resto de naciones como escarmiento. Haití jamás se repuso del saqueo colonial y del alto precio por su libertad.

“¿Qué otra opción tenía?”, se pregunta a menudo Nathalie. ¿Qué otra opción tenía si quería dar de comer a Stevens y a sus otros cuatro hijos en un país donde la mitad de menores sufre malnutrición? ¿Qué otra opción tenía para que su hijo siguiese estudiando, si apenas dos de cada diez adolescentes pueden cursar Secundaria?

En el lugar más pobre del hemisferio occidental la salvación pasa por arriesgar la vida al azar. El abismo en Haití está a 15 pasos, los que tardó Nathalie en perder de vista a Stevens hace tres años. “Cuando se marchó, cayeron lágrimas de mis ojos. Me arrepentí de inmediato, pero me quedé paralizada. Cuando volví a reaccionar, ya era tarde, había desaparecido entre la muchedumbre. Pensé que jamás lo volvería a ver”. No puede dejar de achuchar a su pequeño para creérselo. 15 pasos entre el milagro y el infierno.

Fuente: https://elpais.com/planeta-futuro/2021-03-02/trafico-y-esclavitud-los-infernales-destinos-para-la-infancia-de-haiti.html

 

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Niños sin infancia

Por: Andreu Navarra

Un amigo profesor me explica que un par de sus sesiones con un grupo fueron sustituidas por un taller de Minecraft monitorizado por personal externo

Leo un interesante trabajo de Gregorio Luri10 tesis sobre el videojuego, y pienso: “Por fin algo de opinión basada en el logos y no en la doxa, un decálogo documentado y redactado desde la lógica, y no desde la urgencia o la conveniencia”. Porque el texto es valiente y está limpio de tópicos.

Cuando hablamos de juventud y educación, son precisamente los tópicos lo que más sobra y la vez lo que más abunda. Cuenta Luri que afirmar que el exceso de videojuegos es perjudicial resulta una perogrullada. Porque es nocivo cualquier exceso, no sólo el de videojuegos. Una copa de vino es saludable: cinco botellas podrían resultar mortales. Una manzana es sana y depurativa, treinta resultarían venenosas. Por lo tanto, hay que ampliar la lente. Porque resulta que existen estudios que demuestran que el consumo de juegos violentos no te convierte en violento. Para orientarnos en los diagnósticos de lo que les ocurre a nuestros jóvenes, el camino correcto es poner el acento de la observación de lo que hacen los adultos. Para darnos cuenta, por ejemplo, de qué tipo de infancia enjaulada estamos proporcionando a nuestros niños. Se pregunta Luri, y tiene razón, cuántos de nuestros niños han tenidos cabañas en el árbol, y cómo jugaban nuestros abuelos. Y tiene razón: descabezaban gatos, despanzurraban perros, se arrojaban pedruscos…

Lo cual me hace pensar en qué tipo de pedagogía floral estamos proporcionando a nuestros menores. Para averiguarlo no hace falta más que charlar con los alumnos de primero de ESO. Dicen que en la escuela “no hacían nada, sólo dinámicas”. No estoy en contra de la educación emocional, pero sí de que sustituya el vector técnico y el tiempo que se debe invertir en adquirir contenidos académicos. La primaria no puede convertirse en una policía moral y emocional. Esa utopía evangélica y ese control podrían estar detrás de algunas explosiones actitudinales incomprensibles en secundaria, que todo profesor ha presenciado y para las que actualmente no hay respuesta.

La educación emocional no se puede convertir en un intento de domesticación socioeconómica. Para educar en valores y en carácter, ya teníamos la ética. El desmoche de las Humanidades traerá un aumento de la visceralidad mental, no un descenso de la rebeldía. La rebeldía seguirá existiendo, pero no asomará bajo la forma del reformismo, sino como constelación de motines banales.

Me escribe un amigo profesor. Me explica que un par de sus sesiones con un grupo fueron sustituidas por un taller de Minecraft monitorizado por personal externo a su centro. Me escribe porque está perplejo: tuvo que situarse en el fondo del aula para vigilar que la clase no se desmandara. Los alumnos jugaban excitados, profiriendo gritos de victoria o decepción según iban ganando o no misiones del videojuego. Lo que no consiguió entender fue la finalidad educativa de las partidas: era verdad que los monitores se expresaban en inglés, pero no había nada que aprender: se trataba de una sesión recreativa. Lo que puede llevarnos a lanzar algunas hipótesis: ¿no tendrá que ver el llamado Nuevo Paradigma educativo con nuestra imposibilidad como adultos para proporcionar una niñez infantil, imaginativa, aventurera, creativa, memorable? ¿No se estará convirtiendo nuestra escuela en el salón recreativo que ya no puede ser el hogar, por la crudeza extrema del mercado laboral? ¿Estará tratando el sistema educativo de reemplazar a unas familias incapaces ya de educar, por asfixia o por negligencia lúdica?

¿En qué punto cambiamos los objetivos pedagógicos por las actividades de ocio en nuestros centros docentes? Nuestras cúpulas políticas ya no desean que los profesores enseñen: la idea de fondo es que, juntos, exprofesores y alumnado se conviertan en copartícipes de juegos que contribuyan a apuntalar una ilusión de éxito social, de equidad o de inclusión. Hay incluso quien piensa que lo progresista es que el docente acabe metamorfoseado en un creador de contenidos molones.

¿Qué tipo de sociedad puede aflorar ante todas estas estas necedades? Paralelamente, nos obsesionamos con el futuro de nuestros hijos (y con sus rendimientos, en una clave taylorista) y les robamos con ello su presente y su biografía memorable. Nos hundimos en rutinas y ortodoxias, y nos llevamos con nosotros a nuestra juventud, para que sea igual de conformista. Les proporcionamos una infancia sin aventuras y sin diversiones alocadas. Su presente necesita expansión, vida y vacaciones de moralidad. Me cuentan mis alumnos de primero de ESO que sus tutoras buscaban conflictos donde no los había. Deseamos crear ángeles y ciudadanos luminosos desde muy temprano, donde lo que hay es personas. ¿Cómo debe reaccionar un niño ante la pedagogía de la felicidad si no le da la gana ser feliz ni luminoso, o no siempre? ¿Es que no existen la rabia y la protesta, la tristeza y la negación? ¿Qué profesor inteligente no se alegra de que su mejor alumnado sea contestatario y rebelde? Confundimos el capricho con la revolución, la seguridad con la creatividad. Intentamos moldearlos en una estrechez moral contraproducente. Qué desgracia tener que vivir en esta época neovictoriana. Ya lo dijo Albert Camus: el hombre rebelde es el hombre que ha aprendido a decir no. Nuestros sermones pueden resultar bastante hipócritas, porque la vida libre no es moral, es vida.

Nos da miedo que nuestros jóvenes experimenten y construyan su libertad. Nuestros hijos no son ángeles ni artefactos ideológicos. Dejemos que jueguen, y dejemos, luego, que aprendan y que adquieran responsabilidades. Que entiendan cómo es el mundo en realidad y no en nuestras utopías. Les estamos robando su autonomía y su derecho a cuestionar, porque nos creemos superiores y consolidados, cuando lo que más le mostramos es puro miedo derivado de nuestra pura desorientación.

Por descontado, afortunadamente, muchos de nuestros jóvenes nos dirán no.

Fuente: https://elpais.com/educacion/2021-02-17/ninos-sin-infancia.html

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El libro de una niña que explica el impacto del coronavirus en África

    • Mi familia en Senegal es muy grande, tengo primas, sobrinos, tíos, abuelas...
      1. Mi familia en Senegal es muy grande, tengo primas, sobrinos, tíos, abuelas…
    • Aquí estamos mi padre Tierno, mi madre Mati, mi hermano Omar, y yo que soy Rokia, antes de que llegara el covid-19, cuando íbamos a la playa los domingos. Muy juntos.
      2. Aquí estamos mi padre Tierno, mi madre Mati, mi hermano Omar, y yo que soy Rokia, antes de que llegara el covid-19, cuando íbamos a la playa los domingos. Muy juntos.
    • Ahora ya no podemos ir a la playa, están cerradas al público. Y mi papá tuvo que vender la moto para pagar el alquiler de la casa y alimentar a toda la familia. Mis padres se quedaron sin trabajo. Y mi hermano y yo estudiamos desde casa, porque cerraron las escuelas. Esta epidemia lo ha cambiado todo.
      3. Ahora ya no podemos ir a la playa, están cerradas al público. Y mi papá tuvo que vender la moto para pagar el alquiler de la casa y alimentar a toda la familia. Mis padres se quedaron sin trabajo. Y mi hermano y yo estudiamos desde casa, porque cerraron las escuelas. Esta epidemia lo ha cambiado todo.
    • Mi papá es soldador y carpintero de aluminio, fabrica puertas, ventanas y estructuras de todo tipo. Antes trabajaba mucho con sus compañeros, pero desde que llegó el coronavirus, no tiene trabajo. Mi papá parece preocupado.
      4. Mi papá es soldador y carpintero de aluminio, fabrica puertas, ventanas y estructuras de todo tipo. Antes trabajaba mucho con sus compañeros, pero desde que llegó el coronavirus, no tiene trabajo. Mi papá parece preocupado.
    • Mi mamá tiene un taller de costura, hace ropa a medida y vestidos muy bonitos. Pero con la epidemia, la gente apenas compra ropa. Mi mamá está muy pensativa buscando alguna solución.
      5. Mi mamá tiene un taller de costura, hace ropa a medida y vestidos muy bonitos. Pero con la epidemia, la gente apenas compra ropa. Mi mamá está muy pensativa buscando alguna solución.
    • Hoy nuestro tío Bouba, cuida de nosotros. Nos ha llevado a un partido de fútbol, él quiere ser futbolista profesional. Pero a los pocos minutos de empezar a jugar, las autoridades han suspendido el partido, para cumplir con las medidas sanitarias y evitar la propagación del virus. Ahora nuestro tío entrena en el patio de casa.
      6. Hoy nuestro tío Bouba, cuida de nosotros. Nos ha llevado a un partido de fútbol, él quiere ser futbolista profesional. Pero a los pocos minutos de empezar a jugar, las autoridades han suspendido el partido, para cumplir con las medidas sanitarias y evitar la propagación del virus. Ahora nuestro tío entrena en el patio de casa.
    • Hace días que no sale agua del grifo de nuestra casa.
      7. Hace días que no sale agua del grifo de nuestra casa.
    • Cada mañana mi mamá y yo vamos a buscar agua al pozo más cercano.
      8. Cada mañana mi mamá y yo vamos a buscar agua al pozo más cercano.
    • Mi madre dice que el agua de este pozo no está muy limpia y debemos hervirla antes de usarla para evitar contraer infecciones. Siempre hay muchas mujeres haciendo cola. Mientras esperamos nuestro turno, yo hago mil preguntas: Mamá, ¿qué es el covid-19? ¿De dónde viene? ¿Cuándo abrirán el colegio?
      9. Mi madre dice que el agua de este pozo no está muy limpia y debemos hervirla antes de usarla para evitar contraer infecciones. Siempre hay muchas mujeres haciendo cola. Mientras esperamos nuestro turno, yo hago mil preguntas: Mamá, ¿qué es el covid-19? ¿De dónde viene? ¿Cuándo abrirán el colegio?
    • Mamá, ¿qué podemos hacer para no contagiarnos? Hija mía, dicen que tenemos que quedarnos en casa, usar mascarillas, mantener una distancia entre nosotros, limpiarnos las manos con frecuencia, y evitar dar la mano para saludar. Y que tenéis que estudiar en casa con internet.
      10. Mamá, ¿qué podemos hacer para no contagiarnos? Hija mía, dicen que tenemos que quedarnos en casa, usar mascarillas, mantener una distancia entre nosotros, limpiarnos las manos con frecuencia, y evitar dar la mano para saludar. Y que tenéis que estudiar en casa con internet.
    • ¿Y lograremos hacer todo eso, mamá? Es complicado hija, porque somos familias muy grandes, vivimos en casas pequeñas que no tienen agua corriente. Y además no podemos quedarnos de brazos cruzados, tenemos que trabajar cada día para alimentar a nuestras familias. Y la verdad, no sé cómo vais a estudiar en casa si no tenemos internet. Mamá, ¿entonces nos vamos a contagiar? ¿Tendremos que ir al hospital? ¿Y cómo vamos a estudiar sin internet? ¿Cuánto falta para que podamos coger agua?  ¡Mamá!, Estás cansada?...
      11. ¿Y lograremos hacer todo eso, mamá? Es complicado hija, porque somos familias muy grandes, vivimos en casas pequeñas que no tienen agua corriente. Y además no podemos quedarnos de brazos cruzados, tenemos que trabajar cada día para alimentar a nuestras familias. Y la verdad, no sé cómo vais a estudiar en casa si no tenemos internet. Mamá, ¿entonces nos vamos a contagiar? ¿Tendremos que ir al hospital? ¿Y cómo vamos a estudiar sin internet? ¿Cuánto falta para que podamos coger agua? ¡Mamá!, Estás cansada?…
    • Desde hace algunos días, nuestro abuelo Seydu no se encuentra bien. Tiene tos, fiebre y escalofríos. Mi madre le acompañó al hospital.
      12. Desde hace algunos días, nuestro abuelo Seydu no se encuentra bien. Tiene tos, fiebre y escalofríos. Mi madre le acompañó al hospital.
    • Los médicos han dicho que tiene malaria, y debe tomar unos medicamentos y descansar. Toda la familia, hermanos, tíos, primos han dado un poco de dinero y entre todos han podido comprar los medicamentos al abuelo. Mamá, ¿qué es la malaria?, ¿por qué los medicamentos son tan caros?
      13. Los médicos han dicho que tiene malaria, y debe tomar unos medicamentos y descansar. Toda la familia, hermanos, tíos, primos han dado un poco de dinero y entre todos han podido comprar los medicamentos al abuelo. Mamá, ¿qué es la malaria?, ¿por qué los medicamentos son tan caros?
    • Hoy mi mamá quiere cocinar “Yassaau poisson” un plato tradicional de Senegal, que lleva arroz, salsa de cebolla y pescado. Hemos ido a comprar al mercado, hay mucha gente y tenemos que hacer cola.
      14. Hoy mi mamá quiere cocinar “Yassaau poisson” un plato tradicional de Senegal, que lleva arroz, salsa de cebolla y pescado. Hemos ido a comprar al mercado, hay mucha gente y tenemos que hacer cola.
    • Cuando por fin llega nuestro turno apenas quedaba pescado, y el precio de las cebollas y el arroz era muy caro. Mi madre dice que ahora escasean los alimentos y el precio ha aumentado a causa de la epidemia. A pesar de todos los contratiempos, mi mamá logró preparar una rica comida con muy pocos ingredientes.
      15. Cuando por fin llega nuestro turno apenas quedaba pescado, y el precio de las cebollas y el arroz era muy caro. Mi madre dice que ahora escasean los alimentos y el precio ha aumentado a causa de la epidemia. A pesar de todos los contratiempos, mi mamá logró preparar una rica comida con muy pocos ingredientes.
    • ¡¡Hoy es un gran día!! Por fin volvemos a las clases, después de muchos meses sin escuela. Mi hermano y yo nos hemos reencontrado con nuestros amigos y amigas.
      16. ¡¡Hoy es un gran día!! Por fin volvemos a las clases, después de muchos meses sin escuela. Mi hermano y yo nos hemos reencontrado con nuestros amigos y amigas.
    • En la escuela, debemos seguir estrictamente todas las normas sanitarias: lavarnos las manos antes de entrar en clase, mantener una distancia entre nosotros, llevar siempre la mascarilla puesta, y no debemos compartir nuestra botella de agua o el bocadillo.
      17. En la escuela, debemos seguir estrictamente todas las normas sanitarias: lavarnos las manos antes de entrar en clase, mantener una distancia entre nosotros, llevar siempre la mascarilla puesta, y no debemos compartir nuestra botella de agua o el bocadillo.
    • Mi papá, y mi hermano de ayudante, han trabajado varias semanas construyendo un lavamanos para nuestra escuela, lo han creado con material reciclado. Es una estructura de metal que permite lavarse las manos, usando sólo los pies. Los profesores dicen que es un invento de gran utilidad para lograr la higiene y evitar la transmisión. Mi papá está muy contento porque además de tener encargos para fabricar muchos más lavamanos y ganar su salario, está contribuyendo a evitar la propagación del virus.
      18. Mi papá, y mi hermano de ayudante, han trabajado varias semanas construyendo un lavamanos para nuestra escuela, lo han creado con material reciclado. Es una estructura de metal que permite lavarse las manos, usando sólo los pies. Los profesores dicen que es un invento de gran utilidad para lograr la higiene y evitar la transmisión. Mi papá está muy contento porque además de tener encargos para fabricar muchos más lavamanos y ganar su salario, está contribuyendo a evitar la propagación del virus.
    • Mi mamá me ha contado que las mujeres del barrio están agotadas con la epidemia. Los maridos sin trabajo no aportan dinero a las familias y ellas siguen trabajando sin descanso. Para hacer frente a esta situación, se han organizado en una asociación de mujeres para ayudarse unas a las otras. Mi mamá ha confeccionado unas mascarillas muy bonitas con estampados a juego con los vestidos. Ahora recibe muchos pedidos y no para de trabajar. Una parte del dinero que ha ganado lo ha dado a la asociación para mejorar la situación económica de otras mujeres. Mamá, ¿por qué las mujeres siempre estáis trabajando?
      19. Mi mamá me ha contado que las mujeres del barrio están agotadas con la epidemia. Los maridos sin trabajo no aportan dinero a las familias y ellas siguen trabajando sin descanso. Para hacer frente a esta situación, se han organizado en una asociación de mujeres para ayudarse unas a las otras. Mi mamá ha confeccionado unas mascarillas muy bonitas con estampados a juego con los vestidos. Ahora recibe muchos pedidos y no para de trabajar. Una parte del dinero que ha ganado lo ha dado a la asociación para mejorar la situación económica de otras mujeres. Mamá, ¿por qué las mujeres siempre estáis trabajando?
    • Hoy es domingo, no podemos ir a la playa como hacíamos antes. Hemos ido a la panadería a comprar pan y ricos pasteles para llevar a mi abuela materna. En la puerta de la panadería siempre está nuestro amigo Babacar, un niño talibé que pasa su vida en la calle. Mi hermano y yo le hemos dado unas mascarillas para que él y sus amigos puedan protegerse del virus. Mi mamá le ha dado una barra de pan caliente para su desayuno. Babacar nos ha dado un millón de gracias y mirando al cielo ha deseado: ¡qué la suerte os acompañe! Mamá, ¿por qué hay niños como Babacar que viven en la calle?
      20. Hoy es domingo, no podemos ir a la playa como hacíamos antes. Hemos ido a la panadería a comprar pan y ricos pasteles para llevar a mi abuela materna. En la puerta de la panadería siempre está nuestro amigo Babacar, un niño talibé que pasa su vida en la calle. Mi hermano y yo le hemos dado unas mascarillas para que él y sus amigos puedan protegerse del virus. Mi mamá le ha dado una barra de pan caliente para su desayuno. Babacar nos ha dado un millón de gracias y mirando al cielo ha deseado: ¡qué la suerte os acompañe! Mamá, ¿por qué hay niños como Babacar que viven en la calle?
    • Después hemos ido a visitar a nuestra abuela Aminata, que vive a las afueras de la ciudad. Mi abuela es una mujer con mucha sabiduría y siempre tiene respuestas para todas mis preguntas. Abuela, ¿nosotros somos pobres? No Rokia, no somos pobres. Lo que pasa es que no tenemos dinero. Hay gente que es tan pobre, tan pobre, tan pobre... que solo tiene dinero. Pobres son los que nunca tienen en mente ayudar a los demás. Esos son los verdaderos pobres.
      21. Después hemos ido a visitar a nuestra abuela Aminata, que vive a las afueras de la ciudad. Mi abuela es una mujer con mucha sabiduría y siempre tiene respuestas para todas mis preguntas. Abuela, ¿nosotros somos pobres? No Rokia, no somos pobres. Lo que pasa es que no tenemos dinero. Hay gente que es tan pobre, tan pobre, tan pobre… que solo tiene dinero. Pobres son los que nunca tienen en mente ayudar a los demás. Esos son los verdaderos pobres.
  • Durante el trayecto de regreso a la ciudad, mi mamá dice que la epidemia del covid-19, es una oportunidad para que seamos mejores personas y nos ayudemos unos a los otros. Y a todas mis preguntas me responde; “suñugaal”, que en nuestra lengua wólof quiere decir algo así como...que tenemos que estar unidos, porque todos vamos en el mismo barco. Ahora mi hermano y yo, somos más conscientes y valoramos mucho más lo que antes nos parecía algo normal, como ir a la escuela o jugar en la calle con los amigos... Mamá, ¿tú crees que, a partir de ahora, seremos más solidarios?
    22. Durante el trayecto de regreso a la ciudad, mi mamá dice que la epidemia del covid-19, es una oportunidad para que seamos mejores personas y nos ayudemos unos a los otros. Y a todas mis preguntas me responde; “suñugaal”, que en nuestra lengua wólof quiere decir algo así como…que tenemos que estar unidos, porque todos vamos en el mismo barco. Ahora mi hermano y yo, somos más conscientes y valoramos mucho más lo que antes nos parecía algo normal, como ir a la escuela o jugar en la calle con los amigos… Mamá, ¿tú crees que, a partir de ahora, seremos más solidarios?
  • 'ROKIA' es una publicación realizada con el apoyo financiero de la Generalitat Valenciana y la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Producida por Fundación MUSOL, con diseño gráfico de Pau Caracuel y detalles gráficos de Elisa Armas. Disponible en castellano, francés y valenciano.
    23. ‘ROKIA’ es una publicación realizada con el apoyo financiero de la Generalitat Valenciana y la Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo. Producida por Fundación MUSOL, con diseño gráfico de Pau Caracuel y detalles gráficos de Elisa Armas. Disponible en castellano, francés y valenciano.

    Fuente: https://elpais.com/elpais/2021/01/26/album/1611668052_258340.html#foto_gal_23

 

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República Dominicana: Los niños y niñas no deben trabajar para sostener el hogar

Los propios niños y adolescentes aseguran que sus progenitores les obligan a buscar dinero, ya sea vendiendo o pidiendo

Francis Williams es psicólogo especializado en terapia familiar. Actualmente, es encargado de la Sección de Niños, Niñas y Adolescentes en Situación de Calle y Peores formas de Trabajo Infantil en el Conani. De su experiencia, comparte para este especial de Diario Libre: “Trabajo infantil, la invisibilidad de un delito cotidiano”, los riesgos de una niñez que es empujada por la pobreza y, en ocasiones, por la negligencia de los padres, a salir a las calles en busca de un sustento para sí o de toda la familia.

El trabajo infantil se refiere a cualquier trabajo o actividad que priva a los niños y niñas de su infancia plena, limitando el desarrollo adecuado de sus facultades, ya que estas actividades son perjudiciales para la salud física y mental, haciéndoles vulnerables.

Al hablar de trabajo infantil es necesario enfatizar qué es “infancia” y qué es “trabajo”, pues hay una amplia variedad de posiciones relativas a estos dos conceptos. Aunque el concepto trabajo tiene varios significados, para el caso que nos ocupa, el término suele emplearse con referencia a la actividad que se realiza a cambio de una remuneración. Mientras que infancia es la etapa de la vida que va desde el nacimiento hasta la pubertad.

El concepto de trabajo infantil hace alusión a que los niños realicen ciertas actividades con fines lucrativos. Por tanto, suele asociase con la explotación infantil, también llamada esclavitud infantil. Es la utilización de niños en trabajos normales o peligrosos, para fines económicos familiares o de otra índole, de menores de edad por parte de adultos, afectando con ello el desarrollo personal y emocional de los niños, niñas y adolescentes y el disfrute de sus derechos.

En algunos casos, los niños, niñas y adolescentes van a las calles por negligencia de sus padres, madres o tutores, ya que, en ocasiones, los niños y adolescentes aseguran que sus progenitores les obligan a buscar dinero, ya sea vendiendo o pidiendo en espacios públicos o en las inmediaciones de las plazas comerciales. En otros casos, se van a las calles a hurtadillas de sus padres por vivir en situaciones de maltrato o abuso en cualquiera de sus manifestaciones, experimentados en su seno familiar.

Bajo otras circunstancias, se han identificado desde bebés en brazos hasta adolescentes, los cuales son utilizados por personas adultas para pedir y luego quitarles lo que reciben. Así también niños, niñas y adolescentes en espacios públicos, huérfanos o abandonados por sus progenitores o expulsados de sus casas por conflictos familiares.

Para visualizar globalmente la situación en la que se encuentran millones de niños y niñas en relación a este tema, el 12 de junio de cada año se conmemora el Día Mundial Contra el Trabajo Infantil. Éste se centra en el impacto de la crisis, desde la perspectiva garantista de los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes.

En ocasiones, los niños y adolescentes aseguran que sus progenitores les obligan a buscar dinero, ya sea vendiendo o pidiendo en espacios públicos o en las inmediaciones de las plazas comerciales.

En la actualidad, la pandemia producida por el COVID-19 ha tenido un impacto tanto económico como en el mercado laboral y, por consiguiente, en los medios de vida de las personas. Desafortunadamente, los niños suelen ser los primeros en sufrir. Esta crisis puede llevar a cientos de niños en nuestro país a ser más vulnerables frente al trabajo infantil.

Con miras a proteger y garantizar los derechos de los niños en el Sistema de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes se articulan todas las instituciones gubernamentales y organizaciones no gubernamentales (Asociaciones Sin Fines de Lucro), comprometidas en la provisión, protección y participación de derechos de niños, niñas y adolescentes.

Una de las estrategias utilizadas en la actividad, con resultados muy favorables es la implementación de la Campaña Nacional de Crianza Positiva, la cual se efectúa a través de la participación activa que realizan las instancias locales y los más de dos mil (2,000) facilitadores, quienes por medio de los talleres muestran a padres, madres y tutores que existen modos de disciplinar a los hijos con un estilo de crianza basado en el respeto a los hijos, criándolos con amor, a través de una corrección no maltratante, ni abusiva.

Por medio de esta campaña se han sensibilizado más de setenta mil (70,000) familias en toda la geografía nacional, llegando a cada rincón de la geografía nacional. Actividad que a pesar de la pandemia no ha cesado, ya que, en tiempos de pandemia, permaneciendo un tiempo en casa, es cuando más se necesita contar con herramientas que fomenten el buen trato a los niños, niñas y adolescentes.

La Ley 136-03 (Código para el Sistema de Protección de los Derechos Fundamentales de los Niños, Niñas y Adolescentes) es el norte para actuar frente a las situaciones del trabajo infantil en sus peores formas.

Tomando en cuenta que en nuestro país existe el Sistema Nacional de Protección, compuesto con varias instituciones, como son Ministerio de Trabajo, Ministerio Salud Pública y Asistencia Social, la Procuraduría General de la República, entre otros, en el caso que nos ocupa, el Ministerio de Trabajo como entidad que preside el conjunto de instituciones pertenecientes al Comité Directivo Nacional de Lucha Contra el Trabajo Infantil (CDN), establecido mediante el Decreto 144-97, tiene la responsabilidad de coordinar las estrategias y acciones llevadas a cabo por el Estado dominicano para la prevención y erradicación del trabajo infantil en la República Dominicana.

El CDN está integrado por el Ministerio de Trabajo, Conani, la Organización Internacional de Trabajo (OIT), los Ministerios de Salud Pública, Ministerio Público, Ministerio de la Juventud, Ministerio de Deportes, Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, Ministerio de la Mujer, el Fondo de las Naciones Unidas, sector empresarial, entre otras instituciones. Este Comité se reúne bimensualmente de manera ordinaria y cuantas veces sea necesario de manera extraordinaria.

En el Protocolo de Actuación de Lucha contra el Trabajo Infantil, del año 2014, se contemplan algunas acciones para el trabajo articulado con las instituciones que inciden en este flagelo y forman parte del SNP (Ministerio Trabajo, Educación, Deportes, etc.).

Hay una coordinación importante con el Ministerio de Trabajo para el referimiento de los casos que detectan en trabajo infantil, con la intención de que sean remitidos al Conani para restitución de los derechos vulnerados y seguimiento, considerando que el Ministerio de Trabajo aborda la sanción al empleador. De igual forma, las demás instituciones del SNP participan a través de los Directorios Municipales y Directorio Nacional.

Por otro lado, se ha organizado una Red de Servicios con las organizaciones que trabajan con la protección de NNA en situación de calle y víctimas de las peores formas de trabajo infantil, con la intención de aunar esfuerzos y estrategias para la prevención y asistencia de los casos.

Además de apoyar los programas infantiles, el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia participa activamente en la protección y promoción de los derechos de la infancia.

Francis Williams es psicólogo especializado en terapia familia.
Francis Williams es psicólogo especializado en terapia familia. ( )

Conani, como órgano rector del Sistema Nacional de Protección, contempla una respuesta multisectorial entre los actores que intervienen estos casos. Es importante destacar la eficacia en el engranaje interinstitucional, pues cada institución involucrada de manera directa lleva a cabo acciones cónsonas con el rol que cada una debe jugar en el marco de la protección integral de los niños, niñas y adolescentes.

El trabajo infantil es un problema global que afecta el desarrollo de millones de niños, niñas y adolescentes (NNA) debido a la asignación de tareas, remuneradas o no, que sustrae a esta población de aquellas actividades y experiencias propias de su edad, y que además son necesarias para una vida saludable y plena. A pesar ello, el trabajo infantil se encuentra desproporcionalmente más acentuado en los países en vías de desarrollo, donde los derechos de NNA son vulnerados de manera consuetudinaria, y el problema no se visibiliza en la magnitud que lo amerita por razones fundamentalmente culturales, socioeconómicas, políticas, así como por una débil institucionalidad.

Si bien es cierto erradicar el trabajo infantil es una tarea difícil y compleja porque muchas familias no cuentan con un ingreso o dinero suficiente para pagar los gastos de atención médica o las matrículas de la escuela, suplir las necesidades básicas de los niños, más bien es cierto que los niños y niñas no deben trabajar para sostener el hogar. Por esto es favorable que los ciudadanos denuncien cuando un niño, niña o adolescente se encuentre en una situación de vulnerabilidad, tal como el trabajo infantil en sus peores formas.

Por esto, en la actualidad el Conani, bajo las instrucciones de la Presidenta Ejecutiva, Paula Disla, se encuentra en el proceso de fortalecer las acciones protectoras, con miras a brindar una respuesta eficaz.

Garantizar los derechos de los niños, niñas y adolescentes es tarea de todos.

Fuente: https://www.diariolibre.com/afondo/los-ninos-y-ninas-no-deben-trabajar-para-sostener-el-hogar-BD23647402

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