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Argentina – Panel: “La educación como derecho – Con hambre no se puede estudiar”.

Panel: “La educación como derecho - Con hambre no se puede estudiar”.

CTERA en la Feria del Libro.

Panel: “La educación como derecho – Con hambre no se puede estudiar”.

Hoy, 4 de mayo, a las 14:30hs en la Sala Sarmiento de la Feria del Libro de la Ciudad de Buenos Aires, se presentará el Panel “La educación como derecho; con hambre no se puede estudiar”, en el marco de la Semana de Acción Mundial por la educación.

El panel está conformado por Myriam Feldfeber (investigadora FLACSO); Eduardo Pereyra (Secretario de Relaciones Internaciones de CTERA); Karina Pereyra (Vice Presidenta de la Federación Argentina de Cooperadoras Escolares – FACE), quienes hablaran sobre el impacto del ajuste del presupuesto educativo y la privatización en las escuelas y el trabajo de los/las docentes. Moderación a cargo de Marcela Browne (CADE).

Los/as presentes podrán colocar en una urna las recomendaciones sobre políticas educativas garantes del derecho a la educación que serán entregadas a los candidatos presidenciales 2019.

¿ Qué es la Campaña Mundial por la Educación ?

La Campaña Mundial por la Educación (CME) nace en el año 2000 con el objetivo de sensibilizar y movilizar a la ciudadanía como portavoces y activistas del Derecho a la Educación e incidir en los representantes políticos para que cumplan sus compromisos con el derecho a la educación.
En Argentina la CME la integran CTERA – Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina, CADE – Campaña Argentina por el Derecho a la Educación y CePaDeHu – Centro de Participación para la Paz y los Derechos Humanos.

Buenos Aires, sábado 4 de mayo de 2019

Fuente de la información: https://www.ctera.org.ar/index.php/accion-social/noticias/item/3286-panel-la-educacion-como-derecho-con-hambre-no-se-puede-estudiar

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Desigualdad de género en la India: la injustia social por «ser mujer»

Asia/India/02 Mayo 2019/Fuente: Vaticannews

Según las últimas estadísticas publicadas por el informe de UN Women 2016, la mayor parte de la sociedad de este país percibe a la mujer como un bien económico que queda sometida a las decisiones de sus padres. No tiene derecho a expresar su voluntad ni a hacer uso de su propia autonomía.

En pleno siglo XXI millones de mujeres en todo el mundo siguen padeciendo las consecuencias de sistemas sociales arcaicos que promueven la injusticia social y el abuso de poder frente al género femenino.

Un claro ejemplo de desigualdad de género es la India, donde el papel de la mujer en la sociedad continúa devaluado a pesar de las diferentes leyes que reconocen la igualdad de derechos de ambos sexos.

Desigualdad de género e injusticia social

La Constitución india promulga la no discriminación de género en sus artículos 14, 15 y 16. En concreto, el artículo 15, apartado 3; permite al Estado tomar medidas especiales para garantizar la igualdad para mujeres y niñas. El artículo 39, por su parte, insiste en la creación de políticas gubernamentales que aseguren los mismos derechos a hombres y mujeres, incluido un salario igualitario. Sin embargo, la realidad práctica es bien diferente.

Mujer sin voz ni autonomía

Según las últimas estadísticas publicadas por el informe de UN Women 2016, la mayoría social de este país percibe a la mujer como un bien económico que queda sometida a las decisiones de sus padres. No tiene derecho a expresar su voluntad ni a hacer uso de su propia autonomía.

Es culturalmente aceptado el fenómeno de los matromonios concertados por conveniencia, que pasa a ser un «asunto de familia», tanto a la hora de pactar la edad del compromiso como en el momento de elegir el marido. Una vez casada, la esposa depende totalmente de la voluntad de su esposo y de la familia de éste.

Matrimonios concertados

A esto se suma la creencia popular de que la mujer es valorada y respetada mientras esté al lado de su marido. Las viudas, por ejemplo, forman un grupo social marginado y pobre, excluido de manera física, emocional, cultural y religiosa. Se trata de hechos que podrían sonar estrambóticos y carentes de sentido en algunas sociedades occidentales pero que conforman el «calvario diario» de millones de mujeres, y no sólo en India sino en tantos otros países de todos los continentes.

Mujeres: motor de una economía «invisible»

Resulta paradójico que pese a ser el grupo poblacional más explotado, las mujeres trabajadoras de la India contribuyen de manera fundamental a la estabilidad económica de esta nación, aunque gran parte de su trabajo «sea invisible ante el sistema» ya que no se documenta ni se contabiliza en las estadísticas oficiales. Se estima que el 95% de las mujeres indias trabaja en el sector informal de la economía y su trabajo es inseguro, irregular, invisible y normalmente no está reconocido.

Igualmente, a pesar de la inserción laboral de la mujer en el sector de la agricultura india y en el ámbito laboral en general; ésta no goza de ningún tipo de independencia económica. Tal y como explican las organizaciones internacionales que trabajan en el terreno, la mujer india debe entregar a su marido los beneficios obtenidos trabajando para que él los administre a su gusto.

Educación y falta de oportunidades

En todos los aspectos de la vida, incluida la educación, se prioriza la los niños frente a la de las niñas. Dado que la niña «por tradición» será mantenida por otro hombre, su formación resulta innecesaria y queda relegada a las tareas del hogar.

En este contexto, la Iglesia católica a través de sus misioneros y agentes de pastoral, trabaja sin descanso en la lucha por la defensa de los derechos humanos de los más vulnerables: los pobres, los niños y las mujeres.

Si bien la comunidad cristiana es pequeña en términos numéricos en relación a la población total de la India, su contribución al progreso socio-económico de la nación es muy significativa.

Iglesia presente en India

Los cristianos gestionan miles de instituciones educativas, hospitales, centro de atención primaria de la salud, centros de rehabilitación para criminales, hogares de ancianos, hogares para moribundos y necesitados, leprosarios, institutos técnicos y agrícolas, centros de bienestar social, grupos femeninos de auto-ayuda, centros espirituales.

Entre las comunidades religiosas más activas, destacan las Misioneras de la Caridad, congregación fundada por Santa Teresa de Calcuta, cuyo legado sigue aún vivo y dando frutos en las calles más pobres y olvidadas, no sólo de la India, sino del mundo entero.

Fuente: https://www.vaticannews.va/es/mundo/news/2019-04/mujer-desigualdad-de-genero-en-la-india.html

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Cuando aprender se convierte en una experiencia inolvidable

Por: Santiago Moll.

El aprendizaje profundo proporciona a los estudiantes una educación competencial y consigue que el aprendizaje perdure en el tiempo. Así lo afirma el profesor de Secundaria Santiago Moll

Edgar Morin, filósofo y sociólogo francés, escribía en 1994 en el prólogo del libro titulado ‘Introducción al pensamiento complejo’ estas palabras:

“Nunca pude, a lo largo de toda mi vida, resignarme al saber parcelado, nunca pude aislar a un objeto de estudio de su contexto, de sus antecedentes, de su devenir. He aspirado siempre a un pensamiento multidimensional. Nunca he podido eliminar la contradicción interior. Siempre he sentido que las verdades profundas, antagonistas las unas de las otras, eran para mí complementarias, sin dejar de ser antagonistas. Nunca he querido reducir a la fuerza la incertidumbre y la ambigüedad”.

Si he querido empezar este artículo con esta reflexión de Edgar Morin, es porque creo que define a la perfección uno de los grandes retos a los que se enfrenta la educación a día de hoy: conseguir que el aprendizaje sea significativo y perdurable en el tiempo por su utilidad, su reflexión y su capacidad crítica y, sobre todo, colaborativa. Dentro de estos grandes retos es donde entra en juego el denominado aprendizaje profundo.

Un aprendizaje perdurable en el tiempo

La educación actual no puede seguir dando la espalda a los grandes temas que vive la sociedad tanto dentro como fuera de las aulas. Temas como la injusticia social, el reparto no equitativo de la riqueza, los movimientos migratorios, los efectos del cambio climático, la violencia de género o la incertidumbre a la que aludía el propio E. Morin. Grandes temas que la escuela debe entender como una oportunidad para el crecimiento integral de los estudiantes.

La educación actual no puede seguir dando la espalda a los grandes temas que vive la sociedad tanto dentro como fuera de las aulas

Tenemos la gran suerte de vivir en una época extraordinaria. Una época donde la tecnología nos simplifica y soluciona muchos aspectos de la vida personal, laboral y académica. Gracias a esta tecnología podemos recordar hechos históricos con facilidad, realizar operaciones matemáticas sin esfuerzo u obtener una cantidad ingente de información en cuestión de segundos en cualquier parte y en cualquier momento. Pero lo que no alcanza la tecnología es a la imaginación, a la capacidad de aprender del otro, a la adaptación a los cambios y al entorno, a la formulación de preguntas para aprender, a la cooperación o al espíritu crítico. Y es ahí, donde interviene el aprendizaje profundo, un término que por otra parte va íntimamente l aprendizaje superficial (orientado a la reproducción o repetición) y el aprendizaje estratégico ligado, que no opuesto, a otros dos aprendizajes: e (orientado al logro o rendimiento personal).

De entre las muchas definiciones que existen acerca del aprendizaje profundo, tal vez la que más me guste por su simplicidad y claridad es que define este término como el ‘aprendizaje capaz de dotar de significado una nueva información’ (Biggs y Tang) o, lo que es lo mismo, la estrategia que permite a una persona comprender y retener un determinado aprendizaje a lo largo del tiempo. Es más, también pretende que ese aprendizaje que perdura en el tiempo sea capaz de utilizarse para la resolución creativa de un problema en un contexto determinado en cualquier momento de la vida.

aprendizaje profundo

También me gustaría insistir en un aspecto que me parece crucial a la hora de abordar este tipo de aprendizaje y es que el aprendizaje profundo y el aprendizaje superficial no son aprendizajes opuestos, sino que se complementan entre sí y son ambos imprescindibles, dada su complementariedad (Hattie).

Y ahora viene la gran pregunta: ¿se puede enseñar a nuestros estudiantes a aprender para siempre? Y si es así, ¿cómo se consigue? Si volvemos a la cita de Morin que abría este artículo, leemos un concepto muy interesante: pensamiento multidimensional. Si lo aplicamos a la escuela, una de las claves para trabajar el pensamiento profundo radica en la superación de lo que entendemos por materia o asignatura, y así apostar por el trabajo por ámbitos (lingüístico, científico-técnico…) o por proyectos multidisciplinares donde la colaboración se convierte en un elemento clave para el éxito de cualquier reto.

Una de las claves para trabajar el pensamiento profundo son los proyectos multidisciplinares donde la colaboración es un elemento clave para el éxito de cualquier reto

Una de las claves para trabajar el pensamiento profundo son los proyectos multidisciplinares donde la colaboración es un elemento clave para el éxito de cualquier reto. Posible sumario, la idea está sacada del párrafo de más arriba

Los estudiantes, protagonistas del aula

También resulta fundamental la motivación, concretamente la motivación intrínseca, aquella que fomenta el aprendizaje no solo como una fuente de conocimiento, sino también de placer, de satisfacción personal. ¿Y por qué? Porque dicho conocimiento conecta con la vida real, mejor dicho, con problemas de la vida real que ahora tenemos la oportunidad de resolver dentro de las aulas y hacerlo desde una perspectiva crítica, analítica y a partir de la generación de buenas preguntas; es decir,  fomentando la metacognición.

Tenemos una gran oportunidad para ir más allá de una escuela en la que los estudiantes aprenden solo para aprobar, donde se memorizan datos que se olvidan a las pocas semanas, donde lo que se enseña no guarda conexión con lo que se encuentran los alumnos fuera de las aulas, donde las tareas que predominan son mecánicas, repetitivas y poco motivadoras.

Es por esto que verbos como preguntar, crear, producir, dialogar, discutir, evaluar, secuenciar, comparar, justificar, aplicar o proponer deben convertirse en los grandes agentes del aula. Unos verbos y unas acciones que deben permitir a los alumnos seguir aprendiendo y entender e interactuar con el mundo que les rodea.

Y para ese cambio, para esa transformación educativa, el aprendizaje profundo tiene claro que el docente ya no es el centro del aprendizaje, sino un facilitador del mismo. Porque los verdaderos protagonistas del aprendizaje en el aula pasan a ser los estudiantes que aprenden haciendo, que entienden la evaluación como un aspecto clave para su aprendizaje, que toleran y defienden la diversidad que existe tanto dentro como fuera del aula.

Hacia una educación competencial

Por último, me gustaría referirme a otra cuestión que creo que también es esencial a la hora de entender una enseñanza significativa, útil y permanente. Se trata del desarrollo de las competencias, es decir, preparar a nuestros alumnos para que en un futuro sean conscientes de lo que saben hacer, capacitarlos para afrontar problemas desde una perspectiva constructiva y enseñarles a tomar decisiones de manera consciente y responsable.

Tenemos una gran oportunidad para ir más allá de una escuela en la que los estudiantes aprenden solo para aprobar

En definitiva, enseñarles a que sean capaces de dar una paso más del que les hemos enseñado en nuestras aulas. Una educación competencial que se consigue, entre otras actuaciones, fomentando la cooperación e implantando metodologías que promueven la ayuda mutua, pero también la autonomía personal como, por ejemplo, la metodología del aprendizaje cooperativo. Y todo ello fundamentado en un tipo de evaluación formativa, es decir, una evaluación que valore el proceso por encima del resultado o del producto, que entienda el error como una forma más de aprender y que fomente la retroalimentación desde el diálogo y el pensamiento crítico.

El aprendizaje profundo no viene a sustituir o a eliminar una escuela que define, recuerda, describe o clasifica. Lo que pretende es dotar a los docentes de nuevas estrategias que permitan, precisamente, analizar, sintetizar y evaluar entre otras muchas acciones. En definitiva, convertir el aprendizaje en una experiencia inolvidable, saliendo de esas ‘parcelas’ a las que aludía en la cita de Mourin; unas parcelas que deben abrirse al mundo para entenderlo, interpretarlo y, por qué no, mejorarlo.

 

Fuente del artículo: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/aprendizaje-profundo/99915.html

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Bodoor, la refugiada siria que sueña con ser astronauta para ‘escapar de todo lo malo que pasa en la Tierra’

Redacción: Europa Press

La joven, de 17 años, cree que ‘es la forma de escapar de todo lo malo que pasa en la Tierra’

Bodoor es una joven siria de 17 años que vive en el campo de refugiados de Azraq, en Jordania, donde acude cada día al colegio, al que presta ayuda UNICEF. A pesar de las «dificultades», se siente «muy afortunada» de poder ir a la escuela y se esfuerza y estudia para ser astrónoma o astronauta y trabajar en la NASA porque cree que es la mejor vía para «escapar de lo malo que pasa en la Tierra».

«Me he adaptado a mi nueva vida (en el campo de refugiados) lo mejor que he podido. Es difícil, pero tengo que ser fuerte. Tengo que pensar en mi futuro», sostiene en un reportaje realizado por esta organización. Su asignatura favorita es Ciencias y, en especial, los contenidos sobre astronomía: «Me encanta el espacio».

Cuenta que esta afición surgió un día que se sentó, en medio de la oscuridad, en la puerta de su caravana y miró al cielo y observó las estrellas por primera vez en su vida. «Fue tan hermoso y sorprendente, que decidí aprender más (…) Busqué en Google qué son las galaxias, la Vía Láctea y ahí es decidí convertirme en astrónoma», afirma Bodoor, que comenzó a leer sobre la luna, los planetas, las galaxias, el sol o los asteroides. Según explica, cada vez que observa el cielo se siente «feliz» porque las estrellas «son coloridas y brillantes» y eso le aporta «serenidad». Es más, confiesa que cuando se siente triste o estresada, mira el cielo y se le pasa.

Bodoor es consciente de las dificultades que tienen las niñas como ella de estudiar y llegar a cumplir sus sueños porque la situación de partida de este colectivo es distinta a la de sus iguales varones. «Debería haber igualdad de trato entre niños y niñas porque no hay diferencia entre nosotros. Tenemos cerebro como cualquier niño», asevera.

Asegura que el «mayor desafío» para las niñas de su edad es cuando su familia les obliga a casarse sin completar sus estudios y sostiene que esos padres están «completamente equivocados» porque la formación da poder a las mujeres y les hace útiles en la sociedad.

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El sueño de Bodoor es trabajar en la @NASA y hacer un descubrimiento, pero es duro luchar por tu futuro desde un campo de refugiados.
Nuestros compañeros en Azraq, , trabajan para que ella y otras niñas sirias tengan el futuro con el que sueñan

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«Quiero ver nuestro planeta desde la luna y ver las estrellas más cerca. Si tengo la oportunidad, me veo trabajando en la NASA, en Estados Unidos, o estudiando Astronomía en una universidad de Gran Bretaña», afirma Bodoor, que espera contar con la ayuda y los apoyos necesarios para que esto no se quede solo en un sueño: «No hay nada imposible».

Fuente: https://tuotrodiario.hola.com/noticias/2019021579434/bodoor-refugiada-siria-suena-ser-astronauta/

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La educación ante el auge del fascismo

Por: Enique Díez Gutiérrez

En Finlandia, Alemania, Dinamarca, Francia, Suecia, Grecia, Hungría, Croacia, Letonia, Lituania, Polonia, Ucrania, Italia y desde el 2 de diciembre de 2018 España, se ha asentado la presencia del fascismo en los parlamentos europeos.

El fascismo radicaliza los valores conservadores, para atraer y canalizar el enfado de clases medias, trabajadoras y populares que se sienten abandonadas e indefensas ante las políticas europeas de austeridad. Políticas de austeridad aplicadas a “los de abajo”, como medidas únicas e inmutables, ante la crisis económica y social. Una crisis que se percibe ya como un “saqueo sin fronteras” de las élites financieras, que han conseguido, sin embargo, salir reforzadas y más enriquecidas aún, si cabe, de esa “crisis” provocada por su propia voracidad sin límites.

El fascismo que vuelve a asentarse en Europa y que se extiende de forma imparable por buena parte del mundo (Estados Unidos con Donald Trump, Brasil con Jair Bolsonaro, Filipinas con Rodrigo Duterte, etc.) no tiene nada de antisistema, sino que constituye el plan B autoritario del sistema a través del discurso antiélites. Un discurso, profundamente neoliberal, pero teñido de aspectos y elementos simbólico-emocionales conservadores (banderas, himnos, símbolos, etc.), que rechaza toda forma de organización colectiva (organizaciones sociales, sindicatos, partidos políticos, etc.) que demanda derechos sociales y justicia, alentando el mesianismo y los “líderes autoritarios” como salvadores en quienes confiar ciegamente.

En el tablero diseñado por el neoliberalismo, el fascismo cumple una función clave: la de ocultar las raíces reales de la injusticia social y la crisis para, de esta forma, neutralizar la posibilidad de que se cuestione la responsabilidad en aquellas de las élites económicas y financieras.

Lo que hace la extrema derecha es sembrar la discordia entre los perdedores del modelo neoliberal, fomentando, por una parte, el orgullo de sentirse superior y, por otra, canalizando la ira popular hacia los colectivos más vulnerables. Así, mientras se alimenta la guerra entre pobres, los cenáculos neoliberales siguen repartiéndose el pastel y la fractura social se acrecienta.

Con dos efectos colaterales terribles: el primero, que vemos como gran parte de los postulados de la extrema derecha están siendo asumidos por la derecha y los liberales, especialmente las políticas migratorias, claramente discriminatorias y punitivas, y las políticas represivas en materia de derechos y libertades. El segundo, que reconstruyen el imaginario colectivo, amplificado por los medios de comunicación, situando a todo movimiento progresista de “izquierdas” (Unidos Podemos) como si fuera el otro extremo de la ecuación, en la “extrema izquierda”. De tal forma que el centro del tablero político queda redefinido por el conservadurismo (PP) y el neoliberalismo (C’s) que se convierten automáticamente en opciones de centro, “moderadas” y “responsables”.

Se está así redefiniendo el campo de disputa, tildando de forma similar de populistas tanto a las opciones fascistas (totalitarias y antidemocráticas) como a las opciones comunitarias de defensa del bien común, el reparto de los recursos y la justicia social. Ocultando la gravedad de esta equiparación, mediante el epíteto vacío de “populismo” que oculta e invisibiliza el fascismo. Como se ha usado también en algunos análisis históricos del golpe de estado del 36 y la dictadura franquista, pretendiendo mantener una “equidistancia” entre víctimas y verdugos, entre fascistas alzados y un gobierno republicano elegido democráticamente.

Una segunda causa del auge del fascismo es la tragedia que ha supuesto la gestión de la crisis por parte de la socialdemocracia en toda Europa. Los partidos socialdemócratas han aplicado los mismos principios del neoliberalismo y las políticas de austeridad. Ante lo cual, buena parte de la población se ha sentido engañada por quienes en otras épocas fueron los defensores del Estado Social y de Bienestar. Esto ha sido crucial para provocar una sensación generalizada de hundimiento de los principios de democracia, justicia social y solidaridad, que podemos situar como tercera causa del auge del fascismo. Y una cuarta causa: el desarrollo del precariado como condición de vida de buena parte de la población joven, base del descontento social de generaciones hipotecadas, ante la perspectiva de futuro de “vivir pagando para morir debiendo”.

Pero la causa fundamental del auge del fascismo se debe a que el modelo neoliberal ha ganado actualmente la guerra ideológica. Hemos asistido a una guerra ideológica, irregular y asimétrica, en la que la batalla por la narrativa ha sido clave en la fabricación de una determinada percepción de la población y las audiencias mundiales de cara a imponer imaginarios colectivos impregnados de contenidos y sentidos afines al pensamiento dominante, que cada vez une más y “simbiotiza” capitalismo, neoliberalismo y fascismo. Las élites económicas y financieras sí que han tenido claro que hay una permanente lucha de clases, y que, esta batalla, ellos la están ganando por goleada. Y, justamente, porque están ganando esta guerra ideológica, es por lo que también ganan la guerra económica y el poder, a pesar de (o, precisamente por) la corrupción, la memoria del fascismo, la represión, etc., etc.

Sus proclamas han colonizado el pensamiento, los deseos e, incluso, las esperanzas de gran parte de la población. Aplicaron el análisis de Gramsci: si controlan la mente de la gente, su corazón y sus manos también serán suyos. Pasado el tiempo de la conquista por la fuerza, llega la hora del control de las mentes y las esperanzas a través de la persuasión. La ‘McDonalización’ es más profunda y duradera en la medida en que el dominado es inconsciente de serlo. Razón por la cual, a largo plazo, para todo imperio que quiera perdurar, el gran desafío consiste en domesticar las almas. De tal forma que el discurso neoliberal ha acabado siendo visto como condición natural y normal.

Lo privado frente a lo público. La libertad individual frente al bien común y la justicia social. El rechazo a los impuestos frente a la aportación colectiva para la protección social y solidaria. La ideología del esfuerzo que externaliza las causas de las dificultades y convierte a la víctima en culpable, revictimizándola. La ideología del emprendimiento que responsabiliza a las víctimas de su suerte y su futuro. La cultura de la autoridad, la sumisión y la obediencia debida. La ideología del pensamiento positivo, complemento necesario para ayudar a autorregular la conciencia opresiva de la explotación y sentirse incluso un colaborador libre y proactivo en la propia explotación, mediante técnicas de management y coachingemocional.

Se ha instaurado así una constante, permanente y sólida pedagogía del egoísmo, base esencial de la ideología neoliberal, que hunde sus raíces en el interés propio como impulso vital y trascendental. Una pedagogía que está reconstruyendo, a través de los medios, las prácticas y los discursos sociales y educativos, un nuevo sujeto neoliberal que ve en el egoísmo y las relaciones de competencia y de mercado la forma natural y normal de estar y ser en el mundo. Un sujeto cuyo primer mandamiento es “ayúdate a ti mismo”. Que desprecia cualquier obligación moral vinculada a la solidaridad colectiva. Una persona formada en la lógica de la competición, cuyas relaciones y prácticas sociales se transforman en cálculos e intercambios regidos por el cálculo del máximo interés individual.

Debemos combatir esta pedagogía del egoísmo, no solo en la escuela sino a través de todos los medios de educación formal y no formal, si queremos superar de una vez por todas el fascismo. Es necesario, claro está, acabar con las políticas de austeridad, poner coto a los beneficios, los paraísos fiscales y el rescate de los bancos y fondos financieros y establecer medidas para conseguir un estado de bienestar social global, que contemple los límites del planeta. Es imprescindible que los partidos gobernantes sean más transparentes y menos oligárquicos y corruptos. Pero, sobre todo, debemos fortalecer la autonomía de pensamiento y de crítica para combatir la posverdad y la política de las emociones de la ideología neoliberal. Porque es más fácil evadirse de una prisión física que salir de esta “racionalidad” neoliberal elegida “libremente”, ya que esto supone liberarse de un sistema de normas instauradas mediante técnicas de interiorización y control del yo.

No podemos seguir siendo “indiferentes” ni “obedientes” ante la pobreza y el hambre, ante la guerra y la crueldad, ante la insolidaridad y el egoísmo brutal, ante el saqueo del bien común, ante la intolerancia y el fascismo. La verdadera munición del capitalismo no son las balas de goma o el gas lacrimógeno; es nuestro silencio. Ya lo decía Martin Luther King: “Tendremos que arrepentirnos en esta generación no tanto de las malas acciones de la gente perversa, sino del pasmoso silencio de la gente buena” que miramos para otro lado ante el auge del fascismo.

Como diría Ernesto Sábato: “Estamos a tiempo de revertir esta masacre. Esta convicción ha de poseernos hasta el compromiso”. Nos jugamos el futuro de nuestros hijos e hijas, y el de la sociedad en su conjunto. Educación o barbarie, no hay neutralidad posible.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/12/04/la-educacion-ante-el-auge-del-fascismo/

 

 

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Panamá, el reino de la desigualdad social

Por: Olmedo Beluche.

De acuerdo al Banco Mundial, nuestro país está entre los 6 más desiguales de Latinoamérica, y entre los 10 más desiguales del mundo. En Panamá, en 2015, el 10% de las familias más ricas tenían ingresos 37 veces superiores al 10% de las familias más pobres. Esto nos habla de la injusticia social y el alto grado de desigualdad que padece nuestro pueblo.

Según cifras oficiales, estimadas a la baja con métodos estadísticos cuestionables, en Panamá cerca del 10% de la población, 400 mil personas, no tiene ingresos suficientes para comer adecuadamente. Y un 23%, alrededor del millón de connacionales, no puede pagarse el conjunto de las otras necesidades vitales, además de comer. A lo cual hay que agregar el colapso de los servicios públicos para comprender el sufrimiento que se padece.

En esta “Dubai de Centroamérica”, resulta que hay decenas de miles de jubilados con pensiones inferiores a B/. 500 que claman por una compensación frente al creciente aumento de los precios de la canasta básica y de las medicinas, muchas de las cuales deben comprarse en farmacias privadas, dada la crisis de medicamentos de la Caja de Seguro Social.

En este marco un grupo de jubilados logró que la Asamblea Nacional aprobara el proyecto de ley 621 que otorga unos ajustes a las jubilaciones, que oscilan entre B/. 60 para pensiones menores a B/. 500, de B/ 45 para los que ganan entre B/. 501 y 1,000, y de B/. 35 para aquellos que reciben entre B/. 1,001 y 1,500.

Este aumento debería pagarse con un impuesto del 7% a las remesas de dinero que se envían al exterior, 5% de impuesto a las ganancias de casino y tragamonedas, y la asignación del 20% del impuesto que ya se paga al consumo de cervezas.

En esta Dubai de la injusticia y la disparidad social, los sectores empresariales encabezados por la Cámara de Comercio y la APEDE pegaron su grito al cielo, oponiéndose tajantemente a cualquier aumento de impuestos. La excusa como siempre es que la economía se vendría a pique. Traducido al lenguaje panameño: no les importa si las jubilaciones de estos viejos pobres les alcanzan o no para comer, no me aumentes los impuestos a los que más ganan.

Ahora que se conmemoran 50 años del golpe de estado de 1968, hay que recordar que una de las causas fue la crisis institucional abierta por los empresarios vinculados al “chiarismo” porque no querían al candidato David Samudio y su reforma fiscal. Hoy, como entonces, sigue habiendo un “Club de Exonerados” que se niegan a compartir algo de sus pingües beneficios con el pueblo panameño. Casi todo el sector punta de la economía, el “logístico”, goza de exoneraciones fiscales, y el resto pagan poco comparados con los asalariados.

Otra medida similarmente egoísta, ha sido la aprobación de la Ley 51 de 10 de octubre de 2018, por la cual se restringe el gasto público hacia los próximos años, y se limita el aporte del canal a los fondos nacionales al 2.5% del PIB, ordenando que la mitad de cualquier excedente que pueda haber a futuro en esos ingresos vaya al Fondo de Ahorro Panamá, para beneficio de los banqueros que lo administran, y sacrifico de tantas necesidades sociales.

Se requiere la construcción de una propuesta política nueva que ponga a los seres humanos primero que al mercado y la ganancia; que anteponga la deuda social histórica que nuestra oligarquía tiene con el pauperizado pueblo panameño; para lo cual hay que hacer justicia fiscal, haciendo que paguen impuestos progresivos en función del ingreso todos, que se acaben las exoneraciones fiscales, una forma solapada y legal de corrupción.

Fuente del artículo: https://www.alainet.org/es/articulo/196271

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Brasil y la insoportable desigualdad social

Autor: Thomas Milz

Brasil es uno de los países más desiguales del mundo. Mientras la clase alta vive como en Suiza, la mayoría es pobre. Expertos ven en el sistema impositivo una de las fallas estructurales del sistema.

La inequidad en la distribución de la riqueza es extrema en Brasil. Los seis brasileños más ricos poseen la misma fortuna que 100 millones de brasileños pobres. Y estos últimos casi siempre son de piel oscura, descendientes de los esclavos que fueron llevados a ese país por la fuerza desde África hace 350 años.

«El origen de esa desigualdad está en la época colonial y en la esclavitud”, señala el economista Samuel de Abreu Pessoa, de la consultora Reliance, de Sao Paulo, en entrevista con DW. «Pero ese proceso es continuo y se repite. Por eso no ayuda en nada mirar solo hacia el pasado”, añade.

En primer lugar, falla el sistema educativo, explica el experto. «Nuestra inequidad fue impulsada por la forma en que encaramos el problema de la educación en una época de gran crecimiento poblacional”, dice. Entre 1930 y 1980, la población creció vertiginosamente. «En ese momento hubo una falta de financiación en el área educativa”, dijo de Abreu Pessoa a DW. Las inversiones representaban solo un 1 por ciento del rendimiento económico. Hoy son de un 6 por ciento.

Fallas en sistema educativo

«Brasil no gasta precisamente poco en educación, pero lo hace con extrema ineficiencia”, dijo a DW, por su parte, Bernard Appy, del grupo de expertos CCiF (Centro de Cidadania Fiscal). «La calidad del sistema de educación pública es muy mala”. Según él, eso tiene consecuencias. Debido a la baja productividad de los trabajadores, los salarios son correspondientemente bajos, aclara Pessoa. El Estado no logra equilibrar eso a través de la política fiscal y el gasto social. «Lo que está haciendo aquí el Estado apenas reduce la inequidad”, subraya.

El sistema tributario contribuye masivamente a la inequidad social. Mientras un 10 por ciento de los más pobres debe entregar un 32 por ciento de sus ingresos al fisco, la carga impositiva entre el 10 por ciento de los más ricos está en un 21 por ciento. «Nuestro sistema tributario está regido principalmente por los gravámenes al consumo”, sostiene Tathiane do Santos Piscitelli, de la Fundación Getúlio Vargas, de Sao Paulo, en conversación con DW. Eso lleva indefectiblemente a la injusticia social: las familias más pobres gastan gran parte de sus ingresos en consumir bienes, por lo cual se les aplica más impuestos que a los que más dinero ganan y, proporcionalmente, gastan menos.

Los más pudientes también tienen ventajas en cuanto a impuestos a las ganancias. «El impuesto a los ingresos debería ser progresivo, pero en realidad es regresivo”, explica Piscitelli, «ya que las ganancias y los dividendos están completamente libres de impuestos para personas naturales”. Si bien el impuesto a las corporaciones está en un 34 por ciento, las empresas, a través de trucos fiscales legales, apenas pagan impuestos. «Eso es algo que hay que repensar urgentemente”, agrega la especialista.

En Brasil hay 34 millones de empleos informales, es decir, sin regular.En Brasil hay 34 millones de empleos informales, es decir, sin regular.

Pensiones de empleados públicos, «fuera de la realidad”

También habría que repensar el sistema estatal de pensiones, cuyo déficit está aumentando de manera explosiva. Responsable de eso son las jubilaciones caras en el sector público. «El sector público se atribuye unas jubilaciones que están fuera de la realidad”, afirma Pessoa. Hasta ahora, todos los intentos de reforma han chocado con la negativa de los empleados estatales. «El sector público está en manos de grupos de interés, y los funcionarios utilizan al Estado para sus fines, en lugar de que el Estado esté al servicio de los ciudadanos.”

Actualmente, un 14 por ciento del rendimiento económico va a parar a las jubilaciones. En Japón es un 10 por ciento, a pesar de que, en comparación, allí hay cuatro veces más jubilados que en Brasil. Al Estado le falta dinero para inversiones en la infraestructura, en escuelas y hospitales. «Por eso, la gente rechaza pagar impuestos”, dice. Un círculo vicioso.

La crisis económica que golpea a Brasil desde 2014 amenaza ahora, además, a los éxitos obtenidos en la lucha contra la pobreza. «Desde 2001 hasta 2014 logramos reducir la desigualdad social un poco cada año. Los ingresos del 5 por ciento más pobre crecieron con el doble de la rapidez que el promedio”, dijo el economista Marcelo Negri a DW. Los programas sociales redujeron la pobreza en un 66 por ciento en ese período. «Pero hoy en día, la inequidad está creciendo fuertemente, algo que no sucedía desde 1989. Siete millones de brasileños cayeron en la pobreza desde 2014, según Neri.

El gasto en educación se hace en Brasil de manera poco eficiente, según experto.El gasto en educación se hace en Brasil de «manera poco eficiente», según experto.

El balance de la desigualdad

El balance: 13 millones de desempleados, 34 millones de empleos informales, 27 millones de personas que no tienen ningún tipo de trabajo. Como contraparte, hay 33 millones de empleos con seguro social. «Tenemos que reducir rápidamente el número de empleos informales para que los trabajadores puedan volver a acceder a las prestaciones sociales que garantiza la ley”, dijo a DW Carlos Geraldo Langoni, expresidente del Banco Central de Brasil. «Solo con un crecimiento económico anual de un 3 a un 4 por ciento podremos pensar otra vez en hacer política social”, añadió.

Según Bernard Appy, el problema es el complejo sistema fiscal «disfuncional”, así como los recortes y exenciones fiscales para las empresas. «Eso conduce a un sistema económico totalmente distorsionado, y a problemas políticos”. Según él, así se pierde un 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

Appy propone un cambio radical en la distribución de la riqueza: «Proponemos que se registre el número de identificación fiscal al hacer una compra, y que ese dato se vincule a los datos de los programas sociales. De ese modo, podríamos devolverles a los pobres una parte de lo que pagaron por el Impuesto al Valor Agregado (IVA) en su compra. Así pondríamos el foco en el grupo correcto”. Cuatro candidatos presidenciales –Ciro Gomes, Marina Silva, Geraldo Alckmin y Fernando Haddad- ya habrían apoyado la propuesta, asegura Bernard Appy.

Fuente: https://www.dw.com/es/brasil-y-la-insoportable-desigualdad-social/a-45258868

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