Juan Carlos Gómez B.
Hacer un intento por indagar lo que significa la formación del profesor desde una perspectiva global, dentro del contexto social, resulta, a juicio general, una tarea de exégesis meticulosa en la cual habría que recoger, integrar y analizar diversos tópicos como lo son: lo pedagógico, lo histórico, lo académico, lo social, lo afectivo, lo cognitivo, etc., que originarían precisamente un modelo de profesor altamente competitivo en el ámbito escolar en la pedagogía actual (la llamada pedagogía por proyectos) pero, que a su vez resultaría inmerso dentro de un paradigma educativo. Dado que las intenciones de este proyecto escrito no pretenden abarcar tanto, es menester delimitar la ya mencionada tarea y se hará desde dos perspectivas que son de interés particular: por un lado realizar someramente una revisión sobre los paradigmas educativos trabajados por Ana Rodríguez e Irene Gutiérrez (1995) y por otro, encaminar un análisis sobre la orientación “investigación-acción” que por estos tiempos parece tener bastante resonancia.
Obligadamente habría que hacer una revisión de la línea que las autoras siguen como camino para la formación del profesor, es decir, hablar de enseñanza-aprendizaje, de modelo didáctico, de hombre como ente social, de educación y obviamente de pedagogía. Sin que una jerarquización amerite un orden establecido pero atendiendo a la relación mutua que subyace a estos procesos comenzaré exponiendo la línea desde la pedagogía.
Debe admitirse que es uno de los conceptos más trasegados, tanto es así, que la misma pedagogía hoy, ha traspasado los muros del ámbito escolar; se habla indistintamente de pedagogía política, de pedagogía moral, educativa, ética, social, etc., pero sea cual sea su perspectiva de análisis alude a una formación, hecho este que comienza en el individuo para luego proyectarse a la sociedad. La pedagogía en escala profesional estaría asociada a la conducta* del profesor frente al estudiante, aunque aveces se suele confundir lo pedagógico con lo didáctico. Lograda una distancia desde el mero camino del arte como fue concebida en tiempos tradicionales (paideia) hasta adquirir un estatuto científico, el trabajo de la pedagogía se centra en el conocimiento. “La pedagogía es la disciplina que conceptualiza, aplica y experimenta los conocimientos referentes a la enseñanza de los saberes específicos en las diferentes culturas. Se refiere tanto a los procesos de enseñanza propios de la exposición de las ciencias, como al ejercicio del conocimiento en la interioridad de una cultura”. (ZULUAGA Olga, 1988, p.10).
De cara a la educación Not dice que se trata de la “transformación (de un individuo) orientada hacia determinadas finalidades y obtenida mediante la explotación de situaciones apropiadas”. (NOT Louis, 1983, p. 9), para él la pedagogía es la metodología de la educación. Educación, pedagogía y didáctica entonces, estarán siempre en íntima relación y habría que decir que esta última se ha pensado como el discurso a través del cual el saber pedagógico ha estructurado la enseñanza para hacerla objeto central de sus elaboraciones*.
La enseñanza como exterioridad y el aprendizaje como interioridad respecto al mundo (contexto real) referencian los aspectos más importantes que encaminan la formación del hombre como ente constitutivo de la sociedad y por ende como ser capaz de dar cuenta de su transformación y la transformación de su medio en aras de un mejoramiento continuo y efectivo.
Consecuente con los anteriores elementos que propician el desarrollo educativo se presentan diversos paradigmas cada uno de los cuales fundamenta la formación de profesores bajo políticas propias:
– La orientación positivista: de corte cualitativo y cuyo modelo proceso-producto se basa en la Didáctica. Se ubica en esta línea los modelos mediacionales bajo la perspectiva de racionalidad lógica.
– Orientación Naturalista (interpretativa o hermenéutica): en esta línea se sitúan los modelos ecológicos y enfoques del pensamiento más allá de procesos exclusivamente académicos, por ejemplo, creencias, valores, actitudes, etc.
– Orientación crítica o reconstruccionista: también de orientación cualitativa con componente ideológicos. Se ubica en ella la orientación de la investigación-acción (conocido como paradigma emergente).
Zeichner (1983) propone un análisis de cuatro categorías las cuales son estudiadas por las autoras del texto y que se presentan como tendencias que subyacen a la formación del profesorado:
– Concepción tradicional-oficio: tendencia que sigue vigente y que palabras más, palabras menos, hace referencia a la enseñanza transmitida de la misma forma como nos fue enseñada en los diversos niveles de la academia primaria, secundaria y universitaria. Su característica primordial es la mala calidad ya que se privilegia el enseñar como el hecho único de dominar los contenidos, obviamente la enseñanza hoy se dirige más allá: tener en cuenta aspectos afectivos, volitivos, cognitivos, problemas de aprendizaje, productivos, etc. La propuesta para ir desmontando esta “tradición académica” (en palabras de Zeichner) es la creación de “escuelas de desarrollo profesional” en las que se combina la indagación, el oficio junto con la disciplina científica para una formación más activa y real frente as un contexto determinado.
– Concepción personalista: centra la formación en la persona del profesor como futura eficacia. Se vincula a la psicología perceptiva donde lo más importante es la percepción (autopercepción) del ser mismo. El ser se construye dentro de una cultura a través de experiencias propias y en constante interacción con los otros. Esta concepción va de la mano con la corriente humanista que concibe la educación como “proceso de construcción de sí mismo. Toda persona tiene capacidad de autodesarrollo, de autorealización. El papel del educador es procurar los medios y condiciones adecuadas para que ese potencial se desenvuelva” (RODRÍGUEZ, M. Ana, 1995 p.23).
– Concepción tecnológica: Pone acento en el desarrollo de habilidades y competencias y asume al maestro como técnico. La actividad de éste será de carácter instrumental. Surgen cuatro modelos a saber:
Ø Modelos basados en las técnicas de microenseñanza: fundamentada en el conductismo, enseñanza descompuesta en microprocesos (exponer, motivar, evaluar, etc.).
Ø Modelos basados en el análisis de la interacción: centrados en el entrenamiento del profesor para el manejo de la interacción en el aula, su fundamento es unidireccional luego lo importante es la repercusión del maestro sobre el alumno.
Ø Modelos basados en la supervisión clínica: de origen conductista , su meta es formar al profesor en la propia realidad escolar.
Ø Modelos basados en la adquisición de competencias: se trata de una prolongación de la microenseñanza y basan su trabajo en las capacidades del profesor para producir resultados en los alumnos.
– Concepción de profesor orientado a la indagación: se basa en le paradigma investigación-acción donde lo importante o mejor, lo más destacado es la concepción de hombre como ser que se encausa hacia metas reales, donde el ámbito educativo adquiere un estatuto más riguroso en tanto que se problematiza el medio para una posterior construcción social. Se perfila un maestro no agotado en el diagnóstico por cuanto es capaz de pasar al plano de lo propositivo, de indagar en el ámbito teórico-práctico para generar principios metodológicos capaces de dar cuenta de una problemática real de contexto y su consecuente solución en términos operativos. Se definen políticas de una permanente construcción académica y personal en donde en últimas no sólo se beneficia el profesor sino que a la par el alumno alcanza a formar parte de ese proceso de educación altamente competitivo para los retos que la nueva sociedad exige. La praxis de la mano con la teoría generan un campo de acción en donde se evidencia una conexión mutua de relación causal entre lo aprendido, el problema investigado, la aprehensión de técnicas metodológicas prácticas y por supuesto respuestas efectivas y proyectivas.
La formación de cara a la investigación origina un pensamiento más práctico en el sentido de no sólo la utilización de teorías ya elaboradas sino como mecanismo para generar nuevas propuestas teóricas, en otras palabras se construyen corpus teóricos a partir de la(s) reflexión acerca de una situación o fenómeno problemático.
Habría que aclarar que los cambios paradigmáticos obedecen o responden a la demanda de cambio exigida por las variaciones en la estructura social, a las múltiples críticas frente a la llamada “formación del docente” que abarcan desde una concepción eminentemente tradicional hasta una de corte conductista. La capacitación asumida desde modelos y métodos instrumentales supuestos para “enseñar” bien, es decir, enseñar a los maestros a enseñar, es un tipo de capacitación ya agotada, es necesario asumir la educación y la formación desde perspectivas tanto teóricas como prácticas que evidencien el momento coyuntural por el cual atraviesa la sociedad y esta coyuntura obedece precisamente a la indagación y resolución de problemas sociales.
BIBLIOGRAFÍA
– NOT, Louis. Las pedagogías del conocimiento. México. Fondo de Cultura
Económica, 1983.
– RODRÍGUEZ, Marcos Ana. Un enfoque interdisciplinar en la formación de los maestros. Ed, Narcea, Madrid, 1995, p. 17-61.
– VASCO, Carlos Eduardo. Pedagogía Discurso y poder. Corpodic. Bogotá, 1990.
– ZULUAGA, Olga Lucía. Pedagogía, didáctica y enseñanza. En Revista Educación y Cultura. No. 14 Bogotá, marzo 1988, p.10.
* Es decir, a la acción del maestro, no sólo en el salón de clase sino también en los demás espacios escolares: patio, sala de profesores, en las reuniones, etc.
* Al respecto de la relación existente entre pedagogía y didáctica y su constante confusión ver VASCO, Carlos E. En Pedagogía, discurso y poder. Corpodic. Bogotá, 1990.
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