Así son las nuevas pedagogías feministas

Por: Ana torres Menarquez

Talleres que cuestionan el amor romántico o cursos que revisan la escasa presencia de mujeres en los libros de texto son algunas de las iniciativas

 

Hora del recreo en un colegio cualquiera. Desde fuera, un observador no ve nada especial en el patio. Un tumulto infantil, niños que juegan al fútbol, otros que corren y niñas sentadas en corros por la periferia del espacio. Parece que cada uno está a su aire, donde le apetece. ¿Hay sexismo en ese escenario? Este planteamiento inicial de la socióloga Marina Subirats en su libro Balones fuera (Octaedro) ha inspirado a algunas escuelas a transformar sus recreos para evitar que los roles de género se reproduzcan desde la infancia. «Antes, el patio estaba acaparado por el campo de fútbol. La mayoría de niños solo jugaban a la pelota y las niñas se organizaban en otro tipo de actividades. Ahora todo es diferente: hay muchos más juegos compartidos», cuenta Alicia Bernardos, madre de dos alumnos del colegio público La Paloma, en el barrio madrileño de La Latina, que el pasado noviembre se sumó a la ola de transformación de los patios.

«Desde que son pequeños les enseñamos a estar de una manera en el mundo. El hecho de que los chicos ocupen la mayor parte del espacio con una actividad más agresiva y las niñas se resignen a los alrededores es el comienzo de la desigualdad», explica Irene Martínez, profesora asociada de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense y autora del trabajo Construcción de una pedagogía feminista para una ciudadanía transformadora. Ella es una de las docentes preocupadas por introducir nuevas pedagogías feministas en los programas académicos de la escuela, una realidad todavía inexistente en España y reducida a talleres opcionales en algunos centros.

Martínez cree que el primer paso debe ser la formación del profesorado. «La educación no es neutral y es la responsable de reproducir sociedades desiguales, donde lo masculino está asociado con poder y superioridad intelectual o física, y lo femenino con sumisión y dependencia», explica. Desde hace un año imparte el taller Despatriarcalizar la educación, dirigido a docentes, en el que se revisan tanto las metodologías que se emplean en el aula como los contenidos desde la perspectiva de género.

LOS PATIOS ESCOLARES IMPORTAN
¿Qué ocurre si nos fijamos en los usos que hacen niñas y niños de un patio infantil? “Si aplicamos las herramientas de análisis que propone el urbanismo feminista y la coeducación, veremos que el espacio no es neutral al género. La configuración de los patios de recreo concede protagonismo a unos usos en detrimento de otros, e influye en los comportamientos que se producen en él”, explica Marta Monasterio, portavoz del colectivo Pandora Mirabilia, que junto con el estudio de arquitectura PEZ arquitectos, y las urbanistas feministas Col·lectiu Punt Sis de Barcelona, han impulsado el proyecto ‘Red de patios inclusivos y sostenibles’, gracias a una subvención de La Caixa obra Social.

Así, por ejemplo, en la mayoría de los patios la pista de fútbol (utilizada en mayor medida por niños) ocupa un espacio privilegiado y condiciona el resto de usos del espacio, que quedan relegados a los márgenes. En definitiva, que niños y niñas compartan espacios de juego no garantiza que ese juego se esté dando en igualdad de condiciones.

Dos colegios públicos de Madrid -el CEIP Nuestra Señora de la Paloma y el CEIP Santa María- han sido los pioneros en esta comunidad en transformar sus patios, un proceso que se inició hace un año y en el que han participado la dirección del centro, el profesorado, las familias, el alumnado y la Junta de distrito. “El objetivo ha sido mejorar los patios escolares y su accesibilidad, poniendo el acento en cuatro claves: participación, inclusión social, igualdad de género, y sostenibilidad ambiental”, señala Monasterio. Ahora la reducción de campo del fútbol ha dejado entrar, por ejemplo, un rocódromo donde niñas y niños juegan juntos.

Otro de los focos es analizar los mensajes de la televisión y la publicidad. Pone el ejemplo de Peppa Pig, la serie de dibujos de éxito infantil en la que la madre se pasa el día en casa preparando la comida y el padre sale cada mañana a trabajar con el maletín. Uno de los primeros pasos para los profesores debe ser, según Martínez, revisar su vida y empezar a aplicar la filosofía feminista en sus actos cotidianos. «Muchos de mis alumnos de primero de Magisterio tienen el discurso integrado, pero otros no despiertan hasta los 30. Actuar supone renunciar a cosas y enfrentarse a los otros, implica luchar», remarca.

La estrategia en la escuela debe ser, opina Martínez, ir más allá de la semana de la igualdad y hacer extensivos esos contenidos al currículum escolar. «No deberíamos tenerlo complicado teniendo en cuenta que la gran mayoría de docentes en las primeras etapas educativas son mujeres», añade. Durante el curso 2014-2015, el 66,2% del profesorado en España fueron mujeres, según datos del Instituto Nacional de Estadística. En Educación Infantil el porcentaje fue del 97,6%, en Primaria del 81,1%, en Bachillerato del 57,2% y, en cambio, en la Universidad solo del 40,5%.

¿Qué se puede hacer en el aula? El colectivo Pedagogías Invisibles ofrece el curso online Yo, tú, él, ella… conciencia de género en el espacio educativo, 45 horas de formación (150 euros) en el que revisan las metodologías, las relaciones profesor-alumno y los contenidos. «Analizamos las pedagogías invisibles, lo que aprendemos sin darnos cuenta sobre género, raza… lo que llamamos el currículum oculto», señala Eva Morales, doctora en Educación Artística y miembro del colectivo. Ese currículum oculto adoctrina: lo masculino siempre está por encima. “Los programas académicos son androcentristas, el hombre ocupa una posición central en el mundo, las sociedades, la cultura y la historia”, critica.

«El lenguaje tiene mucha importancia. Todo lo masculino es neutro. Ahí se está ejerciencido una influencia», señala. Por eso, utilizan guías de lenguaje inclusivo como la publicada por la Diputación de Huelva. Morales no cree que la fórmula sea utilizar el femenino plural en todos los casos, ya que puede haber gente que no se sienta cómoda, pero sí, por ejemplo, sustituir ‘los alumnos’ por ‘el alumnado’. En su tesis doctoral, como acto reivindicativo, ella empleó el femenino plural en lugar del neutro a sabiendas de que iba contra el estándar académico.

Aplicar el feminismo y actuar supone renunciar a cosas y enfrentarse a los otros, implica luchar

Durante años, Morales ha trabajado como mediadora de museos en diferentes colegios y ha visitado decenas de aulas de Infantil y Primaria. Ha observado como el sexismo se da también en el reparto de tareas dentro de la clase. «Las y los docentes suelen escoger a los chicos para las tareas relacionadas con la fuerza, como mover una mesa, o con el control, como asegurarse de que nadie arme alboroto en ausencia del docente. En cambio, a las chicas se les encarga lo que está más vinculado con el orden o la limpieza, como reponer tizas o borrar la pizarra». Programaciones lúdicas como el carnaval también ejemplifican los estereotipos de género en las profesiones. «Ellos de médicos y ellas de bailarinas… es una ocasión perfecta para trabajar el tema con el alumnado». Otra idea: la revisión de los eventos culturales. «Proponer dibujar una dragona y no un dragón para la celebración del día de Sant Jordi».

La propuesta de María Acaso, presidenta del comité asesor en arte de la Fundación Daniel y Nina Carasso y autora de Art Thinking (Paidós), y de María Llopis, autora del libro Maternidades Subversivas (Txalaparta), va un paso más allá al incidir en la educación afectivo-sexual. Lo que ellas llaman las políticas de la vergüenza. «El patriarcado nos hace pensar que el placer en nosotras es malo y en la escuela los pocos talleres sobre sexualidad giran entorno a la contracepción y a la prevención de enfermedades, que es muy importante pero no tiene que dejar fuera el tema de la estimulación», apunta Acaso, que hace dos semanas impartía con Llopis una charla para docentes en la Fundación Miró Mallorca titulada ¿Qué puede aprender la educación artística del porno feminista?.

«La razón de muchas cuestiones políticas está en la sexualidad y el colegio no lo pone fácil: hay que enseñar a las niñas a no sentir culpa sobre su propio deseo», indica Llopis, que además es aluma del Máster en Investigación Aplicada en Estudios Feministas, de la Universitat Jaume I. Entre otros mensajes, su idea es hablar de la masturbación femenina sin tapujos.»Es incomprensible que todos los centros se estén volcando en la innovación pedagógica y ninguno hable de feminismos», añade. El próximo julio participará como formadora en la primera edición del curso Summerlab Pedagogías Feministas, dirigido a educadores y organizado por el colectivo Pedagogías Invisibles en Matadero, Madrid.

El colegio privado de educación autodirigida Quatre Camins, en Castellón, ha contactado con Llopis para impartir en sus aulas uno de sus talleres de género. Desde su apertura hace un año, sus 48 alumnos trabajan en aulas multigrado, donde se mezclan edades y hay más de un profesor dirigiendo la clase. Los espacios son abiertos y los alumnos se mueven libremente. El aprendizaje se basa en el interés del niño y las asignaturas se llaman talleres. «Nuestra filosofía es seguir el ritmo evolutivo de los alumnos, esperamos a ver cuáles son sus intereses para responder a sus dudas», cuenta Delfina Ferrer, directora del colegio. Recientemente, un grupo de niñas de entre ocho y diez años han solicitado un taller de sexualidad y, además de recomendarles libros como El tesoro de Lili o Cosquillas, que tratan la sexualidad, el placer femenino y la menstruación, en el centro ya están preparando una actividad.

En Educación Infantil el 97,6% del profesorado en España son mujeres y en Primaria el 81,1%

El trabajo desde las editorales por incluir nuevos contenidos es clave. Iria Marañón, autora del libro Educar en Feminismo (Plataforma Editorial) y editora de libros de texto en una multinacional, lleva varios años contribuyendo al cambio. «Estamos introduciendo la figura de la mujer en los libros de Ciencias, devolviéndole su protagonismo», asegura. Desde las imágenes hasta el enunciado de las actividades, considera que los libros están plagados de «opresión invisible». «El sistema patriarcal está tan embebido que ya no lo vemos, pero, por ejemplo, en los temas de anatomía el cuerpo femenino solo se emplea para el aparato reproductor». Ella solicita cuerpos femeninos para explicar el sistema digestivo, o fotos de partidos de fútbol mixtos.

Patricia Raijenstein es otra de las pedagogas feministas. Su principal apuesta es que se reconozca el protagonismo de las mujeres pioneras de la música electrónica, un taller que ha impartido en La Casa Encendida de la mano de la Escuela de Oficios Electrosonoros y por el que han pasado más de 600 estudiantes de Primaria y Secundaria de Madrid. Concienciar sobre los mitos del amor romántico es otra de sus líneas de investigación y su taller Sin ti no soy nada atrajo a alumnos de Secundaria y Bachillerato hace unos meses en Matadero Madrid. «A través de un juego de cartas intento deconstruir las narrativas heteronormativas». Les muestra la teoría de la media naranja versus racimo de uvas para explicarles que el poliamor -relación de más de dos personas al mismo tiempo- es una opción viable siempre que se cuente la verdad y se consensúe con la pareja. «Intento abrir posibilidades en la adolescencia y mostrarles que pueden elegir lo que quieren ser».

Fuente: https://elpais.com/economia/2018/02/25/actualidad/1519556511_175919.html?rel=mas

Comparte este contenido:

El aburrimiento es político

Por: Carlos Aldana

Cuando la educación se reduce a la realización de actividades que no son desafiantes, va pasando el tiempo, se van logrando los avances escolares, pero se sigue ejercitando una educación que no transforma, que no crea ciudadanía, que no afecta los cimientos de los poderes.

El tono único, el mono-tono, el tono que nunca cambia, es el sonido más escuchado en las aulas de docentes tradicionalistas y apagados. De aquellos y aquellas que han perdido no solo el sentido de su tarea como educadores, sino también han perdido el gusto por el cambio, por la aventura, por la emoción de lo nuevo. Que han perdido la sonrisa didáctica que es tan fundamental para crear relaciones que transformen la vida de docentes y discentes.

La monotonía en el ejercicio docente está constituida por la ausencia de cambios de ritmo, por la carencia de recursos que festejen el cambio y desafíen hacia la novedad. En esas aulas ni la curiosidad ni el asombro aparecen nunca. La voz predominante, la del docente, es una voz no solo imperativa, sino siempre cargada de la misma tonalidad, sin modificaciones en el pentagrama de sus expresiones.

La consecuencia fundamental de esto es un aburrimiento existencial, profundo, asqueante, que contamina el clima escolar y evita los auténticos y profundos aprendizajes. El aburrimiento representa la cara menos violenta, pero siempre violenta, de una visión, práctica y ejercicio de lo educativo que todavía no cree en el protagonismo, en la participación, en el inter-aprendizaje, en las dinámicas necesarias para que las jóvenes generaciones se aproximen a la comprensión del vasto océano de información en el que nadan. Y naufragan.

Pero en estos años de experiencia, dentro o fuera de aulas, en procesos educativos escolares o propios de la educación popular, he venido descubriendo que el aburrimiento no es solo consecuencia de carencias pedagógicas y didácticas. Es fundamentalmente una deficiencia ética, porque expresa una despreocupación por los demás. Cuando no hacemos el suficiente esfuerzo para que el aburrimiento no sea la marca de identidad de nuestras aulas o procesos, realmente no estamos tomando en cuenta las necesidades, intereses o la vida de quienes motivan nuestra pretensión de desarrollar un proceso de educación transformadora. Quizá porque no interesa transformar nada (ni valores, ni actitudes, ni visiones del mundo), es que tampoco interesa enfrentar el aburrimiento de los otros.

Además de esta consideración ética, el aburrimiento es también un recurso político, porque en medio de la realización formal e institucional de las acciones educativas (esas que acreditan, que otorgan certificaciones), no se contribuye a desarrollar pensamiento crítico ni pensamiento creativo, ni emoción por aprender, ni participación o construcción colectiva del aprendizaje. En otras palabras, cuando todo se reduce a una palabra docente monótona, o a la realización de actividades que no son desafiantes, va pasando el tiempo, se van logrando los avances escolares, pero se sigue ejercitando una educación que no transforma, que no crea ciudadanía, que no afecta los cimientos de los poderes. Si el discurso es de derechas, no importa; si es de izquierdas, tampoco. El aburrimiento mata la capacidad comprensiva y movilizadora, independientemente del contenido.

Por el contrario, una educación que inquieta, que mueve, que genera curiosidades, que emociona, que moviliza hacia la comprensión y transformación del mundo, que desde la alegría causa el asombro, pero también la indignación, esa educación es peligrosa para unas estructuras que se mantienen desde la dominación ideológica y cultural. Tampoco se trata de tomar el disfraz y payasear todo el tiempo, ni de vivir a tope momentos de reflexión, lectura y estudio, que no tienen por qué ser dinámicos. Se trata de hacer esfuerzos para crear nuevos modos de aprender, de abandonar lo fijo, de interconectar procedimientos, de buscar maneras agradables para el aprendizaje. Con las posibilidades telemáticas de hoy, tenemos recursos para la hipertextualidad didáctica que nos permita, además, profundizar y crear conocimiento. Se trata de que la alegría, que nace desde el interior, se convierta en el proyecto y método de educación con el que vamos a nuestro encuentro con los demás.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/07/12/el-aburrimiento-es-politico/

Comparte este contenido:

“Hacerlo en clase” o por qué innovar en educación es muy parecido a ser feminista

Por: María Acaso

Innovar en educación, concretamente en España y en América Latina, es tan necesario ahora como lo fue el desarrollo de los feminismos en los años sesenta, y por razones bastante parecidas.

Dos son las palabras que más se van a repetir a lo largo de este texto: innovación y feminismos, dos términos controvertidos que, últimamente, pueblan artículos, conversaciones e intenciones polémicas. Dos términos que han sufrido un gran desgaste, en paralelo, al entrar en los imaginarios mainstream para representar un cuerpo de conocimientos que ya no se ajustan al contexto que los produjo y que, por lo tanto, hay que reformular desde el presente.

Innovar en educación, concretamente en España y en América Latina, es tan necesario ahora como lo fue el desarrollo de los feminismos en los años sesenta, y por razones bastante parecidas. Los feminismos se consolidaron, precisamente, cuando se produjo la incorporación de las mujeres al mercado laboral, un hecho que creó el contexto que propició un cambio social.

Copyright © Guerrilla Girls. Cotesía de guerrillagirls.com

Ahora también estamos viviendo un hecho insólito: por primera vez, las dinámicas de gestión del conocimiento están yendo por delante de los contextos educativos, razón por la que es necesario un cambio; es necesario que dichos contextos se ajusten a una gestión del conocimiento distinta. No me voy a detener a juzgar cómo debería ser esa gestión, lo que me interesa señalar es que ese reajuste es necesario, y que el término que mayoritariamente se está utilizando para identificar dicho reajuste es el de innovación.

Creo que hemos perdido las referencias de lo que significa innovar en educación. Desde mi punto de vista, innovar en educación consiste, básicamente, en desestabilizar unas prácticas que ya no están basadas en el presente; unas prácticas que, al igual que los feminismos, nacieron con la voluntad de desestabilizar las dinámicas que el patriarcado llevaba imponiendo desde siempre, y que necesitaban ser revisadas.

Etiquetar cualquiera de los procesos de innovación educativa de «práctica neoliberal» constituye un proceso que reproduce un modo de hacer neoliberal; y cuando este proceso de etiquetado se realiza con un lenguaje cargado de violencia, destructivo y nada posibilitador, se reproducen las dinámicas patriarcales del más rancio (precisamente) de los neoliberalismos.

Tal como nos enseñó Elizabeth Ellsworth en Why Doesn’t This Feel Empowering? Working Through the Repressive Myths of Critical Pedagogy, la pedagogía crítica puede convertirse en lo opuesto a lo que Paulo Freire pregonaba (por cierto, uno de los primeros innovadores en educación), cuando zanja, impone, castra y ataca en vez de revisar para posibilitar, abrir y alentar. Frente a esa pedagogía crítica demoledora, optamos por trabajar con pedagogías regenerativas que −como los transfeminismos− escapan de las etiquetas y las marcas para innovar en el sentido de voluntad de cambio que dicho término incorpora desde su raíz.

Algunos de los que trabajamos en el contexto de la innovación educativa utilizamos esta etiqueta de la misma manera que algunas de las que trabajamos desde los feminismos utilizamos el término feminismo: para hacernos entender, para poder propiciar los cambios que anhelamos desde un lenguaje que, efectivamente, nos sabe a poco, y que nos brinda terminologías que hay que entender desde su contexto, desde su necesidad y desde su poética.

De la misma manera que autoetiquetarme como feminista tiene que ver, en mi caso, con controlar mi propia vida y mi propio cuerpo, y con sentirme, ante todo, sujeto de conocimiento (puesto que considero que esta es una lucha que aún no ha terminado), autoetiquetarme como innovadora tiene que ver con cosas muy parecidas, como empoderar a los estudiantes para que tomen el control de su propio aprendizaje (y de sus propios cuerpos) para que dejen de sentirse objetos de su educación. Y esta decisión no la he tomado a la ligera.

Desgraciadamente, en mi día a día como docente (llevo más de veinte años dedicándome a la enseñanza en la universidad pública) y en los múltiples proyectos que he realizado en conexión con la educación formal y no formal, en todas sus etapas y variantes (en la mayoría de los casos, en relación con mi principal tema de trabajo: las relaciones entre arte y educación), he comprobado la eficacia del sistema para des-empoderar a los estudiantes, así como el avance de políticas educativas verdaderamente neoliberales (vivo en la Comunidad de Madrid y sé de lo que hablo) que están consiguiendo sus objetivos.

Esta constatación me ha llevado a luchar por cambiar el modelo educativo. Concretamente, lo que me parece más urgente es el cambio metodológico. Si esto se ha etiquetado como innovación educativa, es una consecuencia de esta lucha, no la lucha en sí misma, aún tratándose de una etiqueta que me incomoda y que me llena de contradicciones.

Pero, lejos de dejar de usarla, considero que esta es una de las partes más interesantes de la revolución: dar a los términos gastados ese otro sentido que necesitan, redefinirlos, contornearlos, utilizarlos para que la lucha continúe, en lugar de usarlos como arma arrojadiza contra nosotras mismas y condenarnos a la imposibilidad, el hundimiento y la depresión que tanto le gusta al patriarcado, incluso al patriarcado de izquierdas.

Como dice Judit Butler: “Que la categoría [mujer] no pueda ser descriptiva nunca es la condición misma para su eficacia política” (Butler, 1993). La performatividad del lenguaje es política, y afecta tanto al término mujer como al término innovación. Por lo tanto, para transformar la realidad es fundamental transformar el lenguaje, pero también se debe transformar a través de prácticas directas.

“Hacerlo en clase” es un título con múltiples significados; de entre todos ellos, rescato la idea de revisar las posibilidades que un aula nos ofrece y demandar, irónicamente, la posibilidad de hacer algo innovador, y que siempre ha estado prohibido. Salvando las distancias, creo que la lucha que mantenemos los etiquetados como innovadores es la misma que mantenemos las etiquetadas como feministas, y −como muchas de nosotras demandamos− sería interesante que, en vez de malgastar nuestra energía en pelear entre nosotras, fuésemos capaces de utilizar dicha energía para construir el conjunto de herramientas que posibiliten la construcción de un mundo socialmente más simétrico.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/07/05/hacerlo-en-clase-o-por-que-innovar-en-educacion-es-muy-parecido-ser-feminista/

Comparte este contenido:

Marcial Marín: “Las tecnologías representan un constante desafío para el ámbito educativo, siempre abierto a la innovación”

11 Junio 2011/Fuente: lacerca/Autor:  Ministerio de Educación, Cultura y Deporte

El secretario de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, Marcial Marín, ha señalado que “las tecnologías digitales están representando un constante desafío en el ámbito educativo, abierto a la innovación”. El secretario de Estado ha participado en la apertura de la Education Design Conference, un encuentro en el que se aborda la transformación digital en el marco de la educación, en la sede de Microsoft España.

En este contexto, ha abordado las capacidades adicionales proporcionadas por las tecnologías digitales para la educación y la necesidad de preparar a los futuros ciudadanos para este nuevo mundo cambiante que, a su juicio, “abren nuevos retos en la medida en que esa posibilidad de acceso sea universal y garantizada, y pueden contribuir a reducir la inequidad a nivel general”.

Marín se ha referido a la necesidad de asimilar una nueva competencia, la competencia digital, “el uso creativo, crítico y seguro de las tecnologías de la información y la comunicación para alcanzar los objetivos relacionados con la empleabilidad, el aprendizaje, el uso del tiempo libre, la inclusión y la participación en la sociedad”.

Para lograr esta competencia, ha asegurado que la escuela es “la institución estratégica para la recepción de las nuevas tecnologías, ya que es donde se concentran los procesos de creación y transmisión de conocimientos”.

El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, en colaboración con las CCAA, ha desarrollado el Plan de Cultura Digital en la Escuela, que concreta para el ámbito educativo, la Agenda Digital para España como estrategia dirigida a mejorar la formación de alumnado y profesorado, dotando de medios a los centros educativos.

De la misma manera, se sigue desarrollando el proyecto de conectividad escolar (Escuelas Conectadas), que dotará de banda ancha ultrarrápida, a más de 100 megabits/segundo, a los centros docentes seleccionados por las CCAA, y que contribuirá a reducir la brecha digital geográfica en educación. Se trata de un proyecto nacido en colaboración con el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital, el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad y las CCAA, con una aportación superior a los 240 millones de euros, con cofinanciación del FEDER, y beneficiará a más de 6 millones de alumnos antes de concluir el año 2021.

En este contexto, Marcial Marín se ha referido al Marco Común de Competencia Digital Docente, como un sistema de acreditación y certificación de la competencia digital para usar y enseñar a usar las TIC en el aula. A este respecto, ha valorado cómo una de las aplicaciones desarrolladas en el MECD para mejorar esa formación, la APP EDUPILLS de autoformación docente en competencias digitales, recibió la semana pasada el premio Open Awards 2017 al proyecto más innovador, entregado en el Congreso sobre Software, Datos e Innovación Abierta OpenExpo2017.

Por todo ello, ha concluido que “para el MECD, innovar es la justificación de nuestra propia existencia, especialmente mediante la transformación digital”.

Fuente de la noticia: http://www.lacerca.com/noticias/espana/marcial-marin-tecnologias-constante-ambito-educativo-abierto-innovacion-368884-1.html

Fuente de la imagen: http://www.lacerca.com/imagenes/api_orig/3bcc1ea4825e780f3b45d2060b64c57d.jpg

Comparte este contenido:

Costa Rica: Novedoso modelo de enseñanza incentiva creatividad y trabajo en equipo en universitarios de distintas carreras

Costa Rica/01 diciembre 2016/Fuente: Panamaon

Metodología de enseñanza permite la interacción entre las carreras de artes, arquitectura, diseño y comunicaciones. • Con una inversión cercana a los $800.000, se busca impulsar experiencia innovadora de aprendizaje integral.

Integrar las disciplinas creativas a través de una base común de enseñanza. Esa es la apuesta de la Universidad Latina de Costa Rica con la inauguración de su Campus Creativo, en el cual, a partir de enero del 2017, los estudiantes de arquitectura, diseño gráfico, decoración de interiores, producción audiovisual, periodismo, relaciones públicas, publicidad, fotografía y animación digital vivirán una nueva experiencia de aprendizaje.

“Todas estas carreras tienen un factor en común: la creatividad. Lo que buscamos es que el estudiante de cualquiera de las carreras mencionadas, comparta su conocimiento, mediante una dinámica de trabajo colaborativo, interdisciplinario, y que dé como resultado, proyectos innovadores”, manifestó Cristian Bonilla, Director del Campus Creativo.

La metodología consiste en combinar tres aspectos fundamentales: integración, intervención y exposición.
“A manera de ejemplo, si los estudiantes de decoración de interiores deben elaborar un set de noticias como proyecto de una de sus materias, y los estudiantes de periodismo deben producir un noticiero, el modelo les permite trabajar el proyecto en conjunto y presentar una idea que combine los conocimientos y resulte en una producción de televisión con un set apropiado para la transmisión de noticias.

De igual manera, los estudiantes de publicidad, por medio del taller creativo, y los estudiantes de arquitectura, por medio del taller de diseño de producto, podrán unirse y crear sus redes de Networking (oportunidad de relacionarse con colegas y profesionales que comparten intereses) desde la universidad”, resaltó Bonilla.

El edificio se encuentra ubicado en la Sede de San Pedro, contiguo al de Ciencias de la Salud y mide 1.250 m2 y cuenta con más 300 m2 de parque (área de estar para estudiantes). La inversión fue cercana a los $800.000.

“El campus será la incubadora de los mejores profesionales creativos de la región, porque serán capacitados para desarrollar iniciativas, marcar tendencias y visualizar transformaciones futuras. Reforzamos el compromiso de la institución en acreditar el 100% de nuestras carreras durante los próximos cinco años y nos proponemos enseñar tendencias mundiales que responden a la globalización”, explicó el director del Campus Creativo.

Esta nueva experiencia académica cuenta con modernos laboratorios y convenios con los líderes mundiales del diseño y la creatividad, como Adobe, Canon, y Rhino. Por ejemplo, Adobe permitirá tener acceso a la última versión de los paquetes de diseño y se harán capacitaciones con expertos líderes de Latinoamérica durante todo el año. Canon les dará las facilidades a los estudiantes que deseen adquirir sus equipos a un precio diferenciado. Para la parte de arquitectura, la empresa de software Rhino permitirá utilizar sus sistemas para trabajos en 3D.

Además, Campus Creativo cuenta con 11 talleres de diseño, un taller de construcción, un laboratorio asistido por computadora, un FAB LAB (Fabrication Laboratory, por sus siglas en inglés), que sirve para experimentar diferentes procesos y herramientas de fabricación digital e impresión 3D. Asimismo, cuenta con un estudio de fotografía, un parque, un centro de impresión y dos salas multiuso para trabajo de diseño. Próximamente tendrá una zona de cafetería.

La primera etapa ya está en funcionamiento para los estudiantes de arquitectura, técnicos en fotografía y diseño gráfico. El próximo año se integrarán las carreas de comunicación, producción audiovisual, y animación digital, entre otros técnicos que se abrirán. Además, se contempla la construcción de una segunda etapa que albergará los estudios de radio, televisión, y diseño gráfico.

Para la construcción y conceptualización de este proyecto se tomó como referencia el trabajo que han realizado las mejores universidades del mundo en temas de diseño y arte; además de la Red Laureate en Chile donde tienen más de cuatro años con el modelo y que les ha dado resultados muy exitosos.

Becas e intercambios con otras universidades de Laureate

La Universidad Latina de Costa Rica cuenta con un sistema de becas que cubren estas carreras; la Oficina de Vida Universitaria tiene los requisitos, plazos y demás procedimientos para optar por becas dentro y fuera del país.

“Por medio de la Oficina Internacional nuestros estudiantes podrán visitar o llevar clases en el Campus Creativo de la Universidad Andrés Bello (Chile), la Nouva Academi di Belli Arti (Milán, Italia), Santa Fe University Film and Arts (Nuevo México, EEUU) que son universidades de la Red Laureate que utilizan la misma metodología de trabajo”, indicó Bonilla.

Agregó que los estudiantes pueden irse de intercambio a las Universidades de Laureate antes descritas por un semestre o un año, o bien participar de las giras académicas que se hacen todos los años y que duran entre 15 y 22 días.

Actualmente, la Universidad Latina de Costa Rica desarrolla toda una serie de programas profesionales que se iniciarán en el 2017, donde destacan temas diversos del quehacer creativo como dirección de arte, museografía, producción de contenidos audiovisuales, entre otros.

Fuente: http://www.panamaon.com/noticias/educacion/16165-novedoso-modelo-de-ensenanza-incentiva-creatividad-y-trabajo-en-equipo-en-universitarios-de-distintas-carreras.html

Comparte este contenido: