Canadá tiene una deuda pendiente con los indígenas

Redacción: La Vanguardia

Las promesas de Trudeau siguen sin concretarse cuatro años después.

Unos 150.000 niños indígenas pasaron por los “internados indios” canadienses entre 1880 y 1996, escuelas de asimilación para sacarles “el indio que tenían adentro” mientras sufrían maltratos agresiones sexuales. Unos 6.000 niños murieron en estos internados, varios por malnutrición.

Al final del siglo XIX la sociedad canadiense veía que los indígenas tenían que integrarse en el proyecto de Estado que se estaba consolidando. De otra forma se les marginaría aún más. Por esto, el Estado, en colaboración con varias iglesias cristianas, inició el proyecto de los internados para niños de los pueblos inuit, First Nations y Métis. La idea era integrarlos a través de la educación.

 

 

Sin embargo, estos internados gozaban de impunidad al no ser vigilados por ningún organismo público. Muchos de ellos se convirtieron en auténticos centros de abuso, tanto psicológico como físico e incluso sexual.

Genocidio cultural

Entre 1880 y 1996 unos 150.000 niños indígenas pasaron por internados de reeducación

Según explica el antropólogo canadiense Ronald Niezen, “todas las escuelas eran diferentes. No obstante, dentro de los relatos de terror de los supervivientes hay rasgos que se parecen”. Muchos testimonios coincidían en que la disciplina era muy estricta y les obligaban a vestirse con ropas extrañas para ellos, añade este profesor de la McGill University de Montreal. “Les enseñaban lenguas y costumbres con mucha intensidad. Al volver a sus comunidades, los niños habían perdido sus habilidades comunicativas y muchos no podían conectar con sus propios familiares al no entender su manera de relacionarse”, indica.

De ahí que el proceso se conozca como un “genocidio cultural”. Los internados fueron utilizados con el objetivo de eliminar la cultura aborigen. Durante muchos años esta agresión no se percibió como un agravio hacia los indios, puesto que no se daba ningún valor cultural a las tradiciones indígenas. Se pensaba que, poco a poco, los indios abandonarían su cultura para adaptarse a una sociedad dominada por inmigrantes europeos.

En total hubo 130 escuelas. Su momento álgido fue en los años treinta del siglo pasado. En 1931 funcionaban 80 de manera simultánea.

Actualmente, sin embargo, permanece un recuerdo muy vivo entre los indios ya que la última escuela fue cerrada en 1996. Los mandatarios de Canadá nunca condenaron claramente los hechos hasta el 2008, cuando el primer ministro conservador Stephen Harper se disculpó, pero continuó con políticas muy agresivas hacia las comunidades indígenas.

 

 

 

Abusos

Muchos menores sufrieron maltratos, agresiones sexuales e incluso hubo muertes por malnutrición

Cuando el primer ministro Justin Trudeau llegó al poder en el 2015 se comprometió a compensar a las víctimas de este sistema educativo. Apoyó la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, que estudió todos los abusos cometidos.

Hasta finales de los años cincuenta, por ejemplo, los niños estudiaban durante media jornada y trabajan la otra media. La excusa era que debían aprender un oficio, pero el verdadero motivo era que debían trabajar para mantener la escuela en marcha con un coste mínimo. Por otra parte, las materias que se impartían era muy básicas, abundando en el cliché de que los indios era intelectualmente inferiores.

La Comisión de la Verdad estuvo en entredicho porque no permitía a las víctimas nombrar a sus agresores, sólo explicar su testimonio.

Trudeau sentó un precedente en el 2015 acogiendo la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas. Harper, su antecesor, la había rechazado en 2007. Aceptar la declaración, en todo caso, no ha supuesto aplicar las medidas que recomienda.

Un ejemplo claro de la escasa sensibilidad de Trudeau hacia los pueblos indios es la decisión de expandir el oleoducto TransMountain, desde Alberta a la costa en la Columbia Británica, a pesar de su fuerte oposición. Los indios critican que la infraestructura cruza territorios sagrados y es un serio atentado ecológico.

 

 

En las pasadas elecciones de octubre, las comunidades indígenas se desmarcaron de Trudeau reprochándole que no había cumplido sus promesas. Mientras él se expresaba en los medios a favor de estas comunidades, su gabinete aprobaba una ley que amenazaba las reservas.

A la pregunta de cómo es la relación entre el Gobierno y los indios, Niezen manifiesta que “sigue igual, nada ha cambiado. La idea de que los pueblos originarios de Canadá se integrarán en la sociedad podría parecer bonita, pero no se tuvo en cuenta que existen unas barreras raciales que nunca les permitirán ser blancos ”, asegura.

Mientras tanto, los indígenas siguen siendo los grandes olvidados en la sociedad canadiense. Los servicios que reciben del Gobierno, la tasa de desempleo, la cobertura médica; en las comunidades indígenas todos los barómetros de calidad de vida son más bajos que la media nacional. A Canadá todavía le queda una deuda pendiente.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/internacional/20191128/471925241171/canada-indigenas-indios-deuda-trudeau-internados-maltratos.html

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