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Desastres climáticos en América Latina: un año de récords según la Organización Meteorológica Mundial

Inundaciones, sequías, incendios forestales y temperaturas extremas

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) afirmó que, debido al fenómeno natural El Niño y el calentamiento global provocado por la actividad humana, Latinoamérica y el Caribe alcanzaron un número récord de desastres climáticos durante 2023. Los dichos de la organización ocurren en medio de las históricas inundaciones que afectan al sur de Brasil y por las cuales hay al menos un centenar de muertos, cientos de heridos y desaparecidos y decenas de miles de desplazados.

En su último informe sobre el estado del clima en la región, esta agencia de la ONU resaltó que el año pasado fue el más cálido del que se tiene registro.

Además, desde la OMM señalaron que se aceleró la subida del nivel del mar y el retroceso de los glaciares, y que se produjo «un gran cambio» en la distribución de las precipitaciones que causó sequías e incendios forestales y también inundaciones y deslaves.

«En todos los tipos de variables climáticas y ambientales se han batido récords durante 2023″, dijo la secretaria general de la OMM, Celeste Saulo, al presentar el reporte.

«América Latina y el Caribe se han visto gravemente afectadas por los efectos de El Niño que se suman, por supuesto, a los del cambio climático inducidos por la presencia humana», agregó.

La OMM describe a El Niño como un patrón climático natural asociado al calentamiento de la superficie oceánica en el Pacífico tropical, que suele producirse cada dos o siete años y durar entre nueve y doce meses, pero remarca que actualmente ocurre en el contexto de un clima alterado por las actividades humanas.

Inundaciones en Brasil

«Esta catástrofe es un trágico recordatorio de cómo los peligros climáticos cada vez más intensos y frecuentes socavan el desarrollo socioeconómico», destacó Saulo.

Paola Albrito, directora de la Oficina de la ONU para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR), dijo que unos 11 millones de personas en Latinoamérica y el Caribe se vieron afectadas por desastres en 2023, la mayoría relacionados con el clima, «lo que resultó en pérdidas económicas de más de 20.000 millones de dólares».

«Lamentablemente, estamos viendo cómo esto ocurre ahora en Brasil», apuntó, y felicitó al gobierno brasileño por los operativos desplegados para atender la emergencia.

Desastres climáticos de 2023

Entre los desastres climáticos ocurridos durante el último año, la OMM destacó los siguientes:

  • El huracán Otis devastó el balneario mexicano Acapulco en octubre.
  • Falta y el exceso de agua. Por un lado una intensa sequía redujo a un mínimo histórico el nivel del río Negro en la Amazonía brasileña; perturbó «gravemente» el tráfico por el Canal de Panamá; y golpeó el norte de Argentina, el sur de Brasil y Uruguay, que vivió su verano más seco en 42 años y sufrió un déficit hídrico crítico. Por el otro, la OMM recordó que intensas lluvias dejaron decenas de muertos por deslizamientos de tierra e inundaciones en febrero en el sudeste de Brasil, y en noviembre en Jamaica, Haití y República Dominicana.
  • En 2023 la temperatura media fue la más alta registrada hasta ahora en Latinoamérica y el Caribe. Estuvo 0,82°C por encima de la media del período 1991-2020, y 1,39°C por encima del valor de referencia del período 1961-1990.
  • En México, el verano fue excepcionalmente caluroso, con una máxima de 51,4ºC en agosto.
  • De agosto a diciembre la región central de Sudamérica experimentó un calor abrasador. En algunas zonas de Brasil el termómetro marcó 41ºC en agosto, en pleno invierno austral. Argentina, Brasil, Bolivia, Paraguay y Perú registraron sus temperaturas más altas para un mes de septiembre y hubo grandes incendios forestales.
  • El ritmo de incremento del nivel medio del mar en el Atlántico sur y en las zonas subtropical y tropical del Atlántico norte superó la media mundial.
  • En Chile, el glaciar Echaurren Norte, de referencia para el servicio de vigilancia de glaciares WGMS, perdió unos 31 metros de equivalente en agua entre 1975 y 2023.

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76 muertos en Kenia por inundaciones

Al menos 76 personas fallecieron y más de 131 mil se vieron afectadas desde finales del pasado marzo por la temporada de lluvias largas en Kenia. Estas causaron graves inundaciones. Se prevé que duren hasta mayo, informó este sábado el Gobierno, que previamente cifraron en 70 el número de fallecidos.

 

«Desde el inicio de estas lluvias, a partir del 1 de marzo de 2024, lamentamos profundamente anunciar la trágica pérdida de 6 vidas más en las últimas 12 horas, elevando el total a 76», afirmó en un comunicado el portavoz del Ejecutivo, Isaac Maigua Mwaura. También envió sus condolencias a las familias de las víctimas.

 

Mwaura precisó que 29 kenianos resultaron heridos y denunciaron 19 personas desaparecidas. Subrayó que la capital, Nairobi, está experimentando el mayor impacto, con 32 muertos y 16 mil 909 hogares desplazados.

 

«Las inundaciones sumergieron numerosos asentamientos, desplazando a 24 mil 196 hogares que comprendían aproximadamente 131 mil 450 personas y poniendo en peligro a otras personas».

 

Para atajar ese problema, el Gobierno, en colaboración con organizaciones humanitarias como la Cruz Roja, establecieron 50 campamentos en todo el país. Las precipitaciones torrenciales dañaron infraestructuras, incluidos unos 100 kilómetros de carreteras.

 

«Las lluvias en curso afectaron a los 47 condados de Kenia y los efectos de las inundaciones se sintieron en todo el país. Provocó desplazamientos de personas, destrucción de bienes e infraestructuras y trágicas pérdidas de vidas».

https://alertas24.com/internacionales/76-muertos-en-kenia-por-inundaciones/

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En camino al infierno climático

Por: Silvana Melo

Las ciudades no soportan las inundaciones ni las sequías ni las altas temperaturas. “Ni se van a bancar el granizo cuando pegue cada vez más fuerte”, dice Walter Pengue. Estamos a un paso “del infierno climático”. Para un niño nacido en 2020, “el impacto va a ser brutal en su vida adulta”. Mientras tanto las tormentas arrasan. El dengue avanza. Y la vida, en alerta roja.

Un verano –el pasado- con nueve olas de calor y una sequía arrasadora; el verano siguiente –éste- ahogado de lluvias y, en su final, rabioso de tormentas e inundaciones repetidas cada diez días en el mismo territorio. Walter Pengue, doctor en Agroecología, Sociología y Desarrollo Rural Sostenible, habla con APe del “camino directo del infierno climático”. Proyectos inmobiliarios alzados con la ceguera de la rentabilidad que frenan las aguas e inundan ciudades antes impensadas, suelos agotados que ya no absorben una gota, un modelo de producción agroindustrial que genera sequías por las que luego deben crearse trigos con modificaciones genéticas que las resistan.

En medio de este panorama, todo tiembla, todo trastabilla. Generaciones y distribuciones eléctricas sin mantenimiento que explotan ante el primer calor o la primera tormenta. Nula exploración en energías alternativas. Enfermedades tropicales que se extienden al sur porque el sur ya no se comporta como tal y abunda en veranos tórridos e inviernos templados. Fenómenos inusuales para los que los cuerpos no están preparados y las infraestructuras tampoco. Esta nota se escribe con alerta roja de tormentas en el AMBA y la epidemia de dengue en su punto máximo. Un escenario distópico y antrópico que está amenazando con quebrar el futuro como a una copa de cristal.

Walter Pengue, autor principal de los documentos del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC de Naciones Unidas) habla de “aceleración, intensidad y recurrencia”. Es decir, aquellos cambios que hasta hace unos años eran una fantasía de un grupo de científicos para dentro de medio siglo, ahora se sienten de un año a otro. Transforman de a retazos una vida. “El documento de Naciones Unidas 2022-23, que terminamos el año pasado, fue el que puso en alarma lo que antes era una advertencia y es que estamos yendo hacia el infierno climático”.

Saliendo del campo, cuando en la ruta lo sorprendieron cien milímetros en media hora, el docente universitario pensaba que “quince años atrás, cuando les decíamos a los chacareros ustedes van a dejar de ser agricultores para ser pescadores, no me creían; ahora ya son varios los que se volvieron pescadores”. Y es un escenario, dice, “para el que la Argentina no está preparada, tanto a nivel del campo, de la producción, de la naturaleza, como de las ciudades”; porque “que caigan cien milímetros de un saque, antes pasaba cada diez años y ahora cada diez meses”.

Sin embargo, la producción intensiva para exportar commodities y generar divisas, el uso indiscriminado de agroquímicos y la tala sin freno para ampliar la frontera agropecuaria ha transformado el paisaje de la región, además de las temperaturas y los ciclos de las lluvias. Los 62º de térmica en el marzo de Río de Janeiro –al borde de lo que la vida puede soportar- convive en armonía con el desmonte del Amazonas.

“Lo que estamos enfrentando es un escenario de cambio climático y de cambio ambiental global. El primero antes aparentaba ser una advertencia, pero ahora está claro que las cosas están yendo muy mal –sostiene Pengue- y se necesitaría un viraje importante, muy drástico en las pautas de producción y consumo en nivel global y regional”.

Antonio Guterres, secretario general de Naciones Unidas, “lo dijo claramente: vamos yendo por la autopista con la quinta puesta hacia el infierno climático. Eso es lo que está sucediendo y la gente ya lo percibe”. No se trata, dice Pengue, de “fenómenos naturales sino antrópicos[1], aunque algunos lo nieguen”.

“Los documentos científicos publicados por referencias de todas las disciplinas de las ciencias unificadas, reconocen lo que dice Guterres: que estamos ante un escenario de intensificación, aceleración y recurrencia de todos los fenómenos. De grandes sequías a grandes inundaciones. Y no estamos preparados”. Tampoco lo está “el mundo desarrollado, con las olas de calor que ha tenido Europa y los muertos, pero ellos lo están cuantificando; en los países en vías de desarrollo no lo hemos tenido tan en cuenta. La situación va a ser cada vez más conflictiva porque no nos estamos adaptando para mitigar los impactos”.

Las ciudades no soportan las inundaciones ni las sequías ni las altas temperaturas. “Ni se van a bancar el granizo cuando pegue cada vez más fuerte”, lamenta Pengue. Y sueña con un cambio –que aparece quimérico en estos tiempos- en las cabezas “de quienes manejan las políticas públicas y el desarrollo privado”.

“A los que tenemos 50 o 60 años nos va a pegar pero vamos a ser mayores cuando el impacto llegue –piensa, mirando hacia adelante-; pero en el último documento pensamos en un niño nacido en 2020. Va a ser un adulto. Y el impacto va a ser brutal en su vida”.

Mirando hacia esa infancia, piensa Walter Pengue. “Hay que pensar con faro largo y no sólo en la producción de dinero. Porque la gente no come dinero”. Pero la sociedad está adormilada. “Aletargada, como la rana en la olla mientras se va calentando”.

A pesar del negacionismo reinante, desde el aula universitaria, cree “en las oportunidades”. Y en un futuro que se puede ir hilvanando hilo por hilo.

Afuera llueve como nunca.


[1] Fenómenos producidos por actividades humanas

Fuente de la información e imagen:  Pelota de Trapo

Foto: Agustín Macarian (Reuters-Clarín)

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Informe anual de la ONG Christian Aid: 2021, el año en el que las pérdidas por desastres climáticos superan los 100.000 millones de dólares por sexta vez en el mundo

Las inundaciones, las sequías o los huracanes dejan un balance devastador en pérdidas económicas y muertes este año. Los países pobres se llevan la peor parte.

El año que termina deja un balance de desastres climáticos devastador. Como cada año, la ONG Christian Aid publica su informe sobre este tipo de fenómenos extremos y sus costes –no solo económicos, también en vidas humanas–. Así, calcula que 10 de los 15 desastres más destructivos de 2021 costaron más de 1.500 millones de dólares. Su estimación se basa en pérdidas aseguradas, por lo que los costes económicos podrían ser aún mayores.

Encabeza la lista el huracán Ida, que azotó Estados Unidos en agosto. El análisis concluye que este fenómeno tuvo un coste estimado de 65.000 millones de dólares. Además, perdieron la vida 95 personas.

Entre la lista de los desastres más caros están también las inundaciones que se vivieron en Europa occidental en julio como resultado de unas precipitaciones extremas que son hasta nueve veces más probables por el cambio climático. La ONG cifra su coste en 43.000 millones de dólares y recuerda que en Bélgica y Alemania murieron 240 personas por este motivo.

En la provincia china de Henan, las inundaciones sufridas este año han costado 17.500 millones de dólares y la pérdida de 320 vidas, además de provocar más de un millón de desplazamientos de sus habitantes.

Con estos datos, el informe hace un diagnóstico poco favorable. Según la aseguradora Aon, se espera que 2021 sea el sexto año en el que, a nivel global, se cruza el umbral de pérdidas aseguradas de los 100.000 millones de dólares (unos 88 millones de euros). Estos seis años han ocurrido entre 2011 y el presente año. 2021 será el cuarto en cinco años.

La peor parte para los menos responsables

Según el informe, los costes financieros documentados suelen ser mayores en los países que tienen valores de propiedad más altos y pueden pagar un seguro. Sin embargo, varios de los fenómenos meteorológicos más devastadores de 2021 han afectado a las naciones más pobres, que, a su vez, contribuyen en menor medida al calentamiento global.

En otro términos –no puramente económicos–, la investigación arroja que estos lugares han vivido un mayor sufrimiento humano por la inseguridad alimentaria o los desplazamientos forzados por desastres climáticos, como la sequía o las inundaciones. Es el caso de Sudán del Sur, donde más de 850.000 personas se han visto obligadas a huir de sus hogares por las inundaciones. Las consecuencias de la sequía se han hecho especialmente duras en África oriental. Pero no solo: los impactos de la sequía del río Paraná, en América Latina, han repercutido sobre la economía –y los medios de vida– de Brasil, Argentina y Paraguay.

En mayo, el ciclón Yaas azotó India y Bangladesh y causó pérdidas valoradas en 3.000 millones de dólares en pocos días. Las inundaciones de marzo en Australia causaron 18.000 desplazamientos y unos daños valorados en 2.100 millones de dólares.

Reforzar las ayudas de los países ricos a los pobres

Una de las principales conclusiones que se extrae de este estudio es la necesidad de que el apoyo que se brinda a los países más vulnerables se fortalezca en 2022. Pero 2021 no ha traído esperanzas en este sentido. La pasada cumbre del clima de la ONU celebrada en Glasgow en noviembre terminó con un claro mensaje: los países más ricos continúan traicionando a los más pobres. En la COP26, Estados Unidos y la Unión Europea impidieron crear un fondo para que los países con menos recursos afronten la crisis climática.

Los efectos económicos del cambio climático han sido analizados durante este año en otros informes. En septiembre, un estudio publicado en la revista Environmental Research Letters concluía que los costes del cambio climático podrían ser seis veces superiores a los calculados hasta la fecha.

Desde Christian Aid también destacan los fenómenos que se producen de una forma más lenta, como la sequía en el lago Chad, cuya cuenca se ha reducido un 90% desde la década de 1970. Un fenómeno que amenaza las vidas y los medios de quienes habitan esta región, una de las más pobres del mundo.

Fuente: https://rebelion.org/2021-el-ano-en-el-que-las-perdidas-por-desastres-climaticos-superan-los-100-000-millones-de-dolares-por-sexta-vez/

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Cambio Climático: Alto riesgo de inundaciones en las zonas de costa de los países más vulnerables

Por: Tercera Información

  • Alianza por la Solidaridad-AcionAid reclama más ayudas a los países más vulnerables afectados por el calentamiento global.

  • Nuevos estudios revelan la gravedad de la situación especialmente en zonas de costa del Caribe, África Occidental e India debido al aumento de mareas catastróficas.

  • Nigeria, Uganda y Etiopía acaban de sufrir grandes inundaciones.

Madrid, 02/08/2021.- Cada vez son más los estudios científicos que lanzan la voz de alarma sobre los graves impactos que tiene el cambio climático provocado por el ser humano sobre el planeta, afectando a millones de personas que no tienen medios para enfrentarse a catástrofes inesperadas para las que no están preparadas. Estos días, una reciente investigación alertaba de que cada vez son más las regiones de todo el mundo que estarán expuestas a inundaciones costeras relacionadas con el aumento del nivel del mar, Las zonas más afectadas serán los trópicos, además del noroeste de Estados Unidos, Escandinavia y el Oriente de Rusia. Otros científicos pronostican que en sólo 120 años, las comunidades costeras del mundo, que albergan ahora a 1.300 millones de personas, se verán inundadas de agua de mar.

De la línea costera mundial, que abarca unos 1,5 millones de kilómetros, un tercio está expuesto a las olas. África, por ejemplo, tiene la mayor longitud de costas arenosas, con pendientes costeras suaves. Nigeria, Uganda y Etiopía acaban de sufrir grandes inundaciones. Y lo mismo pasa en el Golfo de Bengala. Sólo en los últimos días, tras lo ocurrido en Centroeuropa (Alemania y Bélgica) y en China, ha habido inundaciones en Myanmar, donde sólo en una aldea ya ha habido 50 víctimas, y en India, con al menos 120 personas muertas.

Está claro que estas catástrofes naturales generan millones de desplazamientos humanos a los que no podemos poner freno con vallas y muros, mientras se reducen o prácticamente son inexistentes los fondos internacionales para que las poblaciones más vulnerables a la emergencia climática palíen los daños sufridos y se preparen para mitigar y adaptarse a los que están por venir”, señala Almudena Moreno de Alianza por la Solidaridad-ActionAid.

Los resultados de estas últimas investigaciones, que culpan de las inundaciones costeras al aumento del nivel del mar, indican que las grandes mareas aumentarán hasta 50 veces más que en la actualidad para finales de siglo. Sin embargo, esto ya será perceptible a mediados de siglo en cualquier escenario climático.

El peligro de inundación en países como Bangladesh amenaza al 40% de campos agrícolas. De hecho, los residentes de las áreas costeras están ya experimentando frecuentes inundaciones por el aumento de los océanos y se están adaptando sus actividades a la nueva normalidad, cambiando campos de arroz por granjas de acuicultura.

La ONG española ha visto incrementar, en los últimos años, los recursos que tiene que destinar a emergencias humanitarias para paliar estos impactos climáticos en países tanto del Caribe, África y Asia.

Alianza por la Solidaridad-ActionAid alerta del impacto del calentamiento global en las migraciones y desplazamientos humanos forzosos relacionadas con el clima y con un empeoramiento de las condiciones de vida en origen y la falta de medios. En este sentido es necesario que aumenten las ayudas a los países más vulnerables afectados. Esto debe ser un tema prioritario a abordar en la próxima Cumbre del Clima, COP 26, que se celebrará el próximo otoño en Glasgow.

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/internacional/02/08/2021/cambio-climatico-alto-riesgo-de-inundaciones-en-las-zonas-de-costa-de-los-paises-mas-vulnerables/

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Entrevista a Detlef Stammer, experto en clima de la Universidad de Hamburgo “Tenemos que cambiar nuestro modo de vida de forma radical”

Por: Carmela Negrete/ El Salto 

Las catastróficas inundaciones en Alemania han avivado la conciencia en torno a las consecuencias del cambio climático, con toda la plana mayor política realizando declaraciones sobre el tema ante las próximas elecciones. Hablamos con un experto en clima de la Universidad de Hamburgo.

Las graves inundaciones que han devastado decenas de localidades en el suroeste de Alemania han removido la conciencia de las más altas autoridades del país en relación al cambio climático. “Tenemos que acelerarnos en la lucha contra el cambio climático”, decía la canciller Angela Merkel tras visitar el pueblo de Schuld, uno de los más afectados y en el que prácticamente toda la estructura de electricidad, agua y gas, así como numerosas casas resultaron demolidas tras desbordarse un río a causa de las lluvias torrenciales.

También el candidato de su partido critianodemócrata CDU a las próximas elecciones, Armin Laschet, pidió que se acelere el cambio necesario en todo el mundo para evitar el aumento de catástrofes como ésta. El presidente alemán Frank-Walter Steinmeier dijo que “la política tiene que ser valiente” y que se necesitan “pasos agigantados” para frenar el calentamiento global. “Creo que a todo el mundo le ha quedado claro que es bastante ambicioso limitar el calentamiento del planeta a 2 grados”. El medio ambiente y en especial el plan alemán para salir de las renovables y para alcanzar la neutralidad climática son temas que serán centrales en las próximas elecciones de septiembre, aseguró Steinmeier. De hecho, el partido lleva meses como primero o segundo en las encuestas.

Un estudio de la Universidad de Newcastle predice que en Europa tendrán lugar más inundaciones como las ocurridas en Alemania como resultado del cambio climático global. En dicho país podrían ser 14 veces más frecuentes que hasta ahora en el año 2100. El profesor de la Universidad de Hamburgo, el doctor Detlef Stammer, director del Centro de ocenografía, percepción remota del sistema terrestre y asimilación climática acoplada, encuentra unos minutos para hablar con El Salto sobre la relación entre el cambio climático y los acontecimientos meteorológicos extremos.

¿Hay una relación directa entre las inundaciones y el cambio climático?


El cambio climático juega con seguridad un papel en el aumento de acontecimientos meteorológicos extremos y en el caso de las inundaciones, será necesario adaptarse a éstas con medidas de construcción para que estas masas de agua extremas puedan circular y se eviten nuevas catástrofes en lo posible.

¿Cuáles son las medidas más urgentes para parar el cambio climático?


Para evitar catástrofes como la actual, siempre que éstas tengan una relación directa con el cambio climático, tenemos que hacer todo lo posible para evitar el cambio climático y en ese sentido se sabe muy bien lo que hay que hacer: hay que reducir las emisiones y limitar el calentamiento global. La ciencia ya ha dicho qué es necesario hacer… ahora hay que aplicarlo. Esto significa que hasta el 2050 tenemos que convertirnos en una sociedad que emita cero emisiones y ya antes, en el 2030 las emisiones globales tienen que reducirse un 40%. Con estas medidas conseguiremos limitar el calentamiento global y, de ese modo, limitar estos acontecimientos meteorológicos extremos. Tanto la reducción de las emisiones como la adaptación de la infraestructura tienen que ser prioritarios.

En Alemania hay cada vez más árboles muertos debido a la sequía, ¿podría haber dentro de poco grandes fuegos?


En los bosques de Alemania se talan los árboles cuando se ve que están huecos bastante rápido. Ello reduce el riesgo de fuego, que siempre existe cuando hay sequía. Según tengo entendido este trabajo se lleva a cabo de forma sistemática y lo que hay que hacer es, por supuesto, repoblar esos bosques para que puedan permanecer como tales. Los fuegos van a aumentar sin duda cuando aumente la temperatura. Los últimos tres años en Alemania fueron muy secos y ello llevó a una mayor tala de árboles. En Alemania hay desde hace más tiempo que en otros países europeos un plan para abandonar las energías fósiles, ¿qué cambia eso si los demás países no hacen lo mismo?

Un país solo no va a salvar el planeta. Tiene que suceder en todo el planeta, pero estamos viendo que están ocurriendo muchas cosas en ese sentido. China, por ejemplo, tiene unos objetivos mayores en relación al clima de los que tenemos en Europa, con una salida de las emisiones ya en 2040. En este momento todas las naciones tienen que hacer todo lo que esté en su mano para parar esto y veremos cuál es el resultado neto de los esfuerzos. No es una solución decir o pensar que el propio país no va a conseguir nada solo. Cada uno tiene que poner de su parte.

El ciudadano puede pedir a las autoridades que lleven a cabo estos cambios, pero también se pregunta: Y ante ésto, ¿qué puedo hacer yo como individuo?


Es una pregunta que está muy justificada y no es una solución esperar solamente a que la política lo resuelva todo. Necesitamos una sociedad fundamentalmente diferente, una transformación profunda, similar a la revolución industrial que tuvo lugar hace un siglo. Hay que reflexionar sobre toda nuestra conducta de consumo: qué productos consumimos, desde dónde han venido y si lo han hecho en avión, incluido el turismo… Todos de verdad pueden aportar algo y pensar cada vez que vayan a utilizar el coche si es necesario o no, por ejemplo. Cada persona tiene una responsabilidad porque todos utilizamos energía a diario. ¿Cómo podemos vivir de forma sostenible? Esa pregunta hay que hacérsela constantemente.

En España el gobierno ha colocado en un lugar central la electrificación de los coches como uno de los puntos claves de la “revolución verde”. ¿Cómo lo ve usted?


Con los coches eléctricos hay una gran esperanza de poder reducir las emisiones, pero estos coches no generan la electricidad por sí mismos. Si la electricidad viene de centrales de carbón, no servirá de nada. Necesitamos que la energía se genere con renovables y no fósiles, de otro modo, no habremos avanzado nada.

También hubo las pasadas semanas una polémica después de que el Ministro de Consumo animase a comer menos carne, ¿lo recomendaría?


La pregunta de la alimentación afecta a todos los ciudadanos y creo que sería aceptable que la carne fuese algo más cara y que no se consuma a diario. Creo que el consumo de carne se puede reducir mucho. Antes se comía menos carne y al final tenemos que repensar como sociedad la venta a precios muy bajos de productos agrarios, también de las verduras y frutas.  Todas estas cuestiones no son nuevas, ¿tiene esperanza de que este mensaje llegue de una vez a la población?

Va a llegar sin duda. Ya se está cambiando y en la próxima década se va cambiar mucho más. No sé si será suficiente para no alcanzar los dos grados de temperatura del calentamiento global, pero de lo que estoy seguro es de que en los próximos años vamos a ver un cambio fundamental.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/ecologia/detlef-stammer-tenemos-cambiar-nuestro-modo-vida-forma-radical

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Siguen lluvias por Eta en Centroamérica; van 13 muertos

Al menos cuatro personas, entre ellas dos niños de 2 y 11 años, murieron en deslaves en Guatemala por el paso de la depresión tropical Eta.

 La ahora depresión tropical Eta avanzaba el jueves sobre Honduras, generando aún intensas lluvias que han desbordado ríos, inundado comunidades y provocado deslaves de tierra en varias zonas de Centroamérica, donde los fallecidos aumentaron a 13.

La tormenta, que tocó tierra el martes en Nicaragua como huracán categoría 4, se movía lentamente por la región y el pronóstico es que se dirija hacia el Caribe y gane fuerza mientras avanza hacia Cuba y Florida.

Eta presentaba vientos máximos sostenidos de 45 kilómetros por hora (30 millas por hora) y se movía al oeste-noroeste a 11 kilómetros por hora (siete millas por hora). Se localizaba a unos 145 kilómetros al sur de La Ceiba, en Honduras.

Guatemala reportó el jueves cuatro fallecidos, que se suman a otras siete víctimas en Honduras y dos más en Nicaragua.

Tres personas murieron en el departamento central guatemalteco de Quiché por deslaves en sus comunidades, entre ellos dos niños que estaban juntos cuando su casa colapsó, informaron los bomberos locales.

El presidente Alejandro Giammattei informó que una cuarta persona falleció en Chinautla, en las afueras de la capital, también por un deslave.

En Honduras, las lluvias afectaban sobre todo la zona norte del país, donde algunas comunidades estaban inundadas.

La comunidad de Villanueva, al sur de la ciudad de San Pedro Sula, amaneció bajo el agua debido al desbordamiento del río Ulúa, aunque no se reportó ninguna víctima.

Docenas de habitantes del vecindario Satélite, también en San Pedro Sula, tuvieron que abandonar sus casas cerca de las cuatro de la mañana por el desbordamiento del río Chamelecón.

Antes incluso de que el ojo de Eta llegase a Honduras, cientos de personas se vieron obligadas a abandonar sus casas por las inundaciones.

Una niña de 12 años falleció el martes por un deslave en San Pedro Sula, dijo Marvin Aparicio, jefe del Sistema de Comandos de Incidentes de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco). Un joven de 15 años murió ahogado cuando trataba de cruzar un río crecido por las lluvias, explicó el miércoles Edy Chacón, alcalde de la localidad de Sulaco, en el centro de Honduras.

Respecto de los decesos, Copeco ha registrado dos oficialmente, sin embargo, el portavoz del Cuerpo de Bomberos, Óscar Triminio, confirmó a AP que el número asciende a siete personas, cuatro en Tela, uno en Santa Bárbara, uno en Cortés y otro en Sulaco, Yoro.

“A nosotros nos remitió la información la Secretaría Municipal de la comunidad de San Antonio, sobre la muerte de una niña soterrada la madrugada del miércoles y que fue rescatada por los pobladores de la comunidad conocida como La Fortaleza, un sector montañoso, situado en Tela”, expresó Triminio.

“En esa misma zona, en la parte alta de la aldea hubo otro deslave fuerte que dejó soterrada una vivienda con tres personas (una madre y sus dos hijos) que no han sido rescatadas. No hay cómo llegar a esa comunidad y tampoco hay señal telefónica”, agregó.

Triminio también tiene reportes de otra persona fallecida en el departamento de Santa Bárbara, se trata de una niña de dos años que murió cuando junto a su madre trataban de cruzar un afluente y fueron arrastradas por las correntadas de agua, la mujer logró sobrevivir.

En Nicaragua, dos mineros fallecieron tras un deslave.

Según la previsión del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, Eta podría arrojar aún entre 380 y 635 milímetros (entre 15 y 25 pulgadas) de lluvia en algunas partes de Nicaragua y Honduras, y hasta 1 litro (40 pulgadas) en ciertas zonas aisladas.

Eta dejó una senda de destrucción en el norte de Nicaragua, comenzando por la ciudad costera de Bilwi.

Allí, brigadas de defensa civil trabajaron el miércoles para limpiar las calles de calles de árboles, postes de luz y planchas de metal de tejados caídos. Algunos vecindarios quedaron completamente inundados. La vicepresidenta y primera dama del país, Rosario Murillo, dijo que más de 51.000 familias estaban sin electricidad en las zonas afectadas.

En el norte de Nicaragua está la mayor parte de producción de café del país, una exportación crítica. Lila Sevilla, presidenta de la Alianza Nacional de Cafetaleros, dijo que estaban preocupados porque los deslaves puedan afectar a las plantas y bloquear las carreteras necesarias para llevar las cosechas al mercado.

“Aún es temprano para evaluar el impacto de las lluvias, pero sí podemos prever daños a la red vial en municipios del norte», explicó Sevilla.

La cosecha no ha comenzado aún, pero unas lluvias prolongadas podrían hacer que el café madurase muy rápido y afectar a su calidad, añadió.

Fuente: https://www.diariolasamericas.com/siguen-lluvias-eta-centroamerica-van-13-muertos-n4209948

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