España: el alumnado de origen socioeconómico bajo es más proclive a abandonar sus estudios universitarios

Por: Lis Gaibar

Es algo que ya demostraban investigaciones académicas y que ha venido a confirmar el Estudio sobre el Abandono de los Estudios de Grado en el Sistema Universitario Español del Ministerio de Universidades: más allá de los factores individuales, la clase social, la edad, la insularidad, el área de conocimiento y el precio de la matrícula determinan que el alumnado siga cursando, o no, sus estudios universitarios.

El Ministerio de Universidades ha presentado hoy el Estudio sobre el Abandono de los Estudios de Grado en el Sistema Universitario Español con el objetivo de conocer las causas del abandono de los estudios de grados en las universidades presenciales y encontrar las herramientas para paliar este fenómeno, según han explicado en el informe de resultados de la investigación, liderada por María Fernández Mellizo Soto, socióloga y profesora en la Facultad de Educación en la Universidad Complutense de Madrid, presentados en rueda de prensa la tarde de este martes.

El reporte viene a confirmar conclusiones que ya se habían extraído en investigaciones académicas previas y que habían sido pormenorizadas por colectivos como el Observatori del Sistema Universitari (OSU) en el ámbito catalán, pero el macroestudio del Ministerio, además de su origen institucional, cubre toda el área geográfica que compone el Estado español, introduce variables novedosas y desglosa los resultados en diferentes ámbitos, tanto de corte individual, como relativas a las universidades o los grados, como vinculadas al sistema universitario en sí. La muestra abarca al estudiantado que ingresó en títulos de grado en el curso académico 2015-2016, menores de 30 años y de nacionalidad española.

El abandono universitario de grado afecta a algo más de uno de cada diez estudiantes matriculados en universidades presenciales, el 13%. Más de la mitad de ellos dejan su título en el primer año

Entre las principales conclusiones, se extrae que el abandono universitario de grado —estudiantado que se ha matriculado por primera vez en un grado y no ha vuelto a hacerlo durante dos cursos seguidos— afecta a algo más de uno de cada diez estudiantes matriculados en universidades presenciales, el 13%. De las personas que abandonan sus grados universitarios, más de la mitad lo hace el primer año académico, lo que se interpreta como que “el inicio del Grado es el momento más delicado de cara a la continuidad o no en los estudios”.

Aunque en los resultados de la investigación se expone que los factores de naturaleza individual —“referidas a características de cada estudiante y de su entorno familiar”— y el rendimiento académico del primer año —porcentaje de asignaturas que se superan— son aquellas cuestiones que más impacto tienen sobre el abandono —seguidas del grado cursado y siendo las relativas a la universidad en la que se estudia las que menos peso tienen en la decisión, concluye el informe—, existen una serie de variables vinculadas directamente al sistema universitario que influyen directamente en la continuidad o no de los estudios. Y que resultan inevitables de vincular también al rendimiento académico, que se ha demostrado en muchas ocasiones vinculado con el estatus económico ante la obligatoriedad de compaginar trabajo con estudios, por ejemplo.

Estos factores son el precio de la matrícula del grado cursado, que además presenta significativas diferencias entre las distintas universidades, aunque el Ministerio haya ejecutado en esa línea varias políticas para tratar de paliar este desnivel derivado del sistema de horquillas. El OSU lleva tiempo, además, advirtiendo de la descompensación de las segundas matrículas (repetición de asignaturas) en comparación con otros países europeos, que expulsan de las aulas al estudiantado que no ha podido superar, en la primera oportunidad, los créditos exigidos para pasar de curso. En este aspecto, el informe del Ministerio corrobora que, ante un rendimiento bajo en la universidad, el estudiantado de origen socioeconómico bajo tiene más posibilidades de abandonar el grado que aquel de origen socioeconómico alto.

Las diferencias parten de antes de entrar en la universidad: aquellas personas que provienen de centros públicos y concertados tienen más posibilidades de abandono ante un rendimiento medio-bajo, se expone en los resultados, respecto a los que provienen de centros privados. “La existencia de estas desventajas sociales, económicas y culturales hacen que no se puedan permitir no tener un buen rendimiento en la universidad”, señalan desde el Ministerio. En la continuidad, a menudo repetida, de estudios en un centro de educación secundaria y bachiller privado a universidad privada, varios autores apuntan a hipótesis vinculadas al capital social y abogan por la existencia de un marcado carácter elitista en algunas de estas instituciones de carácter privado.

La edad del estudiante también condiciona el abandono de grados, a pesar de que solo se ha tenido en cuenta la población estudiante de un máximo de 30 años para la investigación. A falta del análisis pormenorizado de los resultados del estudio, la variable puede deberse, al menos en algunos casos, a obligaciones vinculadas a la conciliación familiar o al trabajo. También el tamaño del centro —a más tamaño, más probabilidad—, que el grado sea sencillo o se trate de doble titulación —siendo este segundo grupo más proclive a abandonar sus estudios—, la naturaleza del centro —“se puede decir que las y los estudiantes con un rendimiento medio tienen más posibilidades de abandonar en las universidades privadas que en las públicas”— y la insularidad: en Baleares o Canarias es más probable que el estudiantado abandone su grado.

Aunque el informe apunta que por ramas de conocimiento las y los estudiantes que cursan un grado de la rama de Artes y Humanidades son los más proclives a dejar los estudios sin concluir, frente a los de Ciencias de la Salud que son quienes más continúan estudiando, la variable de clase social en qué tipo de rama ha demostrado ser condicionante en el tipo de grado por el que se opta, teniendo las carreras que se presupone que requieren más tiempo para estudiar una composición social más “alta”.

Del mismo modo, el Ministerio apunta en los resultados del informe que las personas becarias tienen más probabilidades de abandono que quienes no reciben beca en el caso de a un rendimiento medio-bajo el primer año, todo y que en general, tal y como confirman los datos, el alumnado becado tiene mejores resultados académicos. Pero los que no aprueban, tienden en mayor medida a marchar si son beneficiarios de una ayuda: “Su mayor vulnerabilidad social les hace más sensibles a los problemas académicos. De hecho, las y los becarios más vulnerables económicamente, que se encuentran en el umbral más bajo de renta, tienen más probabilidad de abandonar que los becarios con mayor nivel de renta”, expone el Ministerio en su informe de resultados del estudio.

En la línea de las diferentes condiciones materiales entre el estudiantado y las consecuentes desigualdades al acceso y permanencia en la universidad, el Ministerio de Universidades recuerda que, “al tratarse de la cohorte que ingresó en el curso 2015-2016, todavía no da cuenta de los efectos de las políticas que ha puesto en marcha este ministerio, de bajada de los precios públicos en grado y máster y del aumento de becas universitarias a lo largo de la presente legislatura”.

Fuente de la información e imagen:      https://www.elsaltodiario.com

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Hong Kong: Formación en periodismo para jóvenes desde la perspectiva de los derechos humanos

De Saanya Gulati. Amnistía Internacional. 07-09-2016

En Hong Kong, 40 estudiantes participaron en un programa de periodismo dedicado a los derechos humanos. Durante seis meses, llevaron a cabo investigaciones y elaboraron originales piezas informativas basadas en entrevistas o investigaciones exhaustivas.

“El taller sobre la pena de muerte me pareció muy útil”, declara una estudiante. “Me ayudó a hacerme una idea de la situación en Asia y en todo el mundo. Al analizar diferentes casos, tuve acceso en profundidad a las opiniones de diferentes partes interesadas. Antes de esa sesión, nunca había leído cifras, datos y casos sobre la pena de muerte”.

Este programa, creado hace dos años, tras el “Movimiento de los Paraguas” de 2014 en Hong Kong –serie de protestas lideradas por estudiantes en favor de la democracia, a las que se adhirieron masivamente tanto activistas sociales como ciberperiodistas independientes–, ha aunado a futuros y futuras periodistas interesados en aprender a informar desde el punto de vista de los derechos humanos.

“Muchas de las personas que asistieron eran muy jóvenes, y no estudiaban periodismo, pero querían hacer algo para cambiar la situación”, comenta Doriane Lau, encargada de Educación en Amnistía Internacional Hong Kong, que organiza los talleres en la región. “Consideramos que era importante que conocieran sus derechos como periodistas.”

Creación de un entorno participativo

El objetivo de los talleres era dotar al alumnado de las aptitudes y herramientas necesarias, adoptando al mismo tiempo un formato interactivo. “Los estudiantes están acostumbrados a la comunicación unidireccional, en la que el profesor les da la información, que luego ellos analizan”, prosigue Doriane.

Los talleres participativos son un formato atractivo para la gente joven, ya que son diferentes a las clases o las conferencias a las que les acostumbran en la educación formal. El objetivo no debe ser facilitarles información para que la analicen, sino darles las herramientas para busquen por su cuenta la información.

Cada taller trata sobre un planteamiento distinto de derechos humanos, e incluye una sesión con un orador u oradora, dirigida normalmente por un docente de universidad con amplios conocimientos en la materia abordada. Además, incluye un trabajo en grupo, en el que los y las estudiantes aplican el marco de derechos humanos y las aptitudes periodísticas que han aprendido para informar sobre un tema de su elección.

Aunque se les anima a realizar el trabajo de la forma más independiente posible, Doriane aclara que, según su experiencia, en esta fase resulta útil proporcionarles directrices y apoyo, ayudándoles por ejemplo a definir el ángulo desde el que quieren tratar la noticia, antes de permitirles hacer las entrevistas solos.

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El alumnado participó en un ejercicio de dramatización en el que, adoptando el papel de periodistas, entrevistaban a una trabajadora doméstica migrante de origen indonesio, a la que preguntaban por sus condiciones de vida y sus opiniones sobre las políticas laborales. Hong Kong, China, julio 2016. © Amnistía Internacional Hong Kong

Adoptar un planteamiento de derechos humanos

Normalmente, para los y las estudiantes el día empieza con un debate sobre el trabajo del taller anterior, tras lo cual se les presenta brevemente el programa del día, especificando cuáles son, en general, sus objetivos y quién es el orador u oradora invitado. Éste introduce a continuación el debate sobre el ejercicio de los derechos, adaptándolo a un contexto cercano a los estudiantes.

Por ejemplo, durante una sesión sobre los derechos del menor, el debate empieza preguntando a los y las estudiantes qué significa para ellos ejercer los derechos humanos en la escuela y, posteriormente, se les pide que reflexionen sobre algunas de las normas escolares y sobre lo que éstas les parecen desde el punto de vista de los derechos.

Los jóvenes encontraron esta sesión especialmente impactante, ya que les impulsó a pensar cómo podían fomentar la participación del alumnado en sus propias escuelas. “Me di cuenta de que, en Hong Kong, muchas escuelas de enseñanza secundaria saben poco sobre los derechos humanos y, en particular, sobre los derechos del menor. Para mí, fue una sesión de reflexión, ya que me empecé a preguntar cómo podía fomentar la educación cívica y la participación estudiantil en mi propia escuela”, afirma uno de los participantes.

Incorporación de trabajos prácticos

La redacción de trabajos anima a los estudiantes a efectuar un análisis basado en el marco de los derechos humanos y a aplicar los distintos planteamientos que han aprendido. Al realizar entrevistas y redactar noticias, los estudiantes mejoran sus aptitudes periodísticas. “Aprendí más sobre la redacción de noticias, sobre la forma de hacer una entrevista, sobre los derechos humanos y sobre la importancia del periodismo”, declara otra asistente.

Además, la naturaleza abierta de los trabajos les ayuda a explorar temas que, de otra manera, podrían parecerles difíciles de debatir abiertamente. Por ejemplo, un grupo de estudiantes que aplicó el marco de derechos sobre la discriminación a la cuestión LGBTI entrevistó a ciertos diputados dispuestos a hablar sobre su experiencia de la discriminación por motivos de orientación sexual.

Al dar a los estudiantes libertad para dedicarse a los temas que más les interesan, se fomenta también una implicación más personal en el trabajo. Otro grupo investigó los problemas a los que se enfrentaban las trabajadoras domésticas y, a través de entrevistas con trabajadoras migrantes domésticas, recopiló numerosos datos primarios. En su informe final hizo un análisis exhaustivo de la situación, e incluyó recomendaciones sobre la reforma de ciertas políticas gubernamentales, a fin de mejorar la vida de estas trabajadoras.

Favorecer la reflexión personal

Para evaluar el impacto del programa, uno de los ejercicios más importantes consiste en animar al alumnado a reflexionar sobre las diferentes tareas acometidas, facilitándoles así un espacio abierto en el que pueden discutir sus opiniones. “La última sesión es de reflexión, y en ella los estudiantes pueden hablar con los expertos que han dirigido los diferentes módulos”, explica Doriane.

Además, esta sesión de reflexión anima a los jóvenes a intercambiar sus puntos de vista sobre la forma de hacer llegar a la comunidad en general todo lo que han aprendido. Tras esta sesión, dos estudiantes decidieron exponer su punto de vista en las asambleas matinales de sus escuelas, mientras que otros hablaron sobre las distintas formas de plantear diferentes temas en las próximas elecciones estudiantiles.

Creación de una plataforma interactiva

Una plataforma en la que los y las participantes puedan plantear sus dudas –por ejemplo, un blog o un grupo de Facebook– ayuda a mantenerse en contacto entre un taller y otro, ya que, en general, los estudiantes asisten a escuelas diferentes.

Esta plataforma ayuda a hacer llegar al alumnado la información necesaria –cuestiones prácticas para los próximos talleres o futuros trabajos–, y permite ayudarles en el momento oportuno si tienen alguna duda.

Además de la comunicación para fines concretos, las plataformas interactivas promueven la participación activa en el programa. “Muchos estudiantes volvieron diciendo que querían ayudar y compartir con sus escuelas lo aprendido, para así ampliar el impacto de los talleres”, explica Doriane.

Adaptado al plan de estudios

Este programa de periodismo permite colaborar con un mayor número de escuelas, porque su diseño y su planteamiento se adapta a los requisitos del plan de estudios oficial. Desde el primer taller, han participado en el programa 40 estudiantes de 22 escuelas secundarias.

“La formación en periodismo se adapta a los criterios del plan de estudios de Hong Kong”, señala Doriane, en alusión al programa de estudios liberales, que se imparte en la mayoría de los centros de enseñanza secundaria, y en el que se anima al alumnado a explorar distintas cuestiones sociales.

Para uno de los estudiantes, el valor de este planteamiento basado en derechos supera los objetivos del taller. “Descubrí que muchos aspectos de nuestra vida diaria pueden examinarse a la luz de los derechos”, comenta. “Esto me ayuda con mis estudios, y me permite a la vez entender mejor la actualidad.”

El Programa juvenil de periodismo en el marco de los derechos humanos va a adaptarse también, con un nuevo formato, a estudiantes de universidad con experiencia en periodismo. “Será un enfoque más en profundidad”, anuncia Doriane, quien aclara que, al final del programa, el alumnado creará conjuntamente un periódico.

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