Mónica Delgado
En este artículo se destacan tres variables: la función investigativa de los profesores, la educación universitaria o superior, la modalidad de educación a distancia y, finalmente estas tres en la región latinoamericana. Se establece una relación entre ellas con la intención de exponer un panorama de la conexión entre distintos elementos que pueden derivar en políticas públicas o en caracterización de la profesión docente.
La función investigativa, en la profesión docente, se refiere a las habilidades y destrezas que desarrolla la persona durante su formación en la carrera docente y que, posteriormente, le permitirán agudizar su atención y observación ante las distintas situaciones que se desencadenen como producto del ejercicio de su profesión y por lo cual se motivará a indagar un poco más. Según la ACAP (2007), citada por García y García (2014), “la función investigadora (investigativa en este artículo), consiste en la realización de actividades intelectuales y experimentales de modo sistemático con el propósito de aumentar los conocimientos sobre una determinada materia…”. (p.24).
Esta función es intencional e inherente a la profesión docente, es por ello que se considera que el profesional de la educación está llamado a generar conocimiento y comunicarlo, ya que ello ofrecerá respuestas a distintas cuestiones que pueden ser particulares o comunes y que mejoren o favorezcan el proceso educativo y el aprendizaje de los estudiantes, así como aspectos sociales o de otra índole (tecnológicos, curriculares, entre otros). Al respecto, afirma Escontrela (2010) que, “en la perspectiva freireana el proceso de aprender y de enseñar son, antes que nada, procesos de producción de saber, de producción de conocimiento, y no de transferencia de conocimiento.” (p. 95).
El segundo elemento a resaltar es la educación universitaria o superior. En líneas generales, los sistemas educativos están conformados por progresivos niveles, uno de ellos es precisamente el correspondiente a la educación universitaria; éste puede llegar a ser el tercer o cuarto nivel, dependiendo del inicio de la educación obligatoria. Representa el trayecto de la formación en una carrera específica o profesionalización. Este tipo de educación se ofrece en las instituciones destinadas para ello, las cuales pueden ser públicas o privadas. Al finalizar una carrera, los egresados reciben una credencial o licencia que le acreditará como experto en los conocimientos referidos a la carrera y por tanto podrá ejercerla. La educación universitaria puede brindarse en distintas modalidades como lo son presenciales, semipresenciales, virtuales y a distancia. Esta última es, precisamente, el tercer aspecto a resaltar en este artículo.
La modalidad de educación a distancia data desde siempre, ya que, en palabras de García Aretio, (2013):
“una enseñanza a distancia, de una u otra forma, se ha llevado a cabo en la medida en que se ha pretendido transmitir una información, unos valores, una cultura, etc., a otros por medios no directos, es decir, cara a cara: una carta, una obra literaria, una obra de arte…” (p.163).
Ahora bien, como metodología educativa, nace con el principio de masificación de la educación. En palabras de Paradisi, (2011), surge “como una de las vías para responder al reto de la democratización del acceso al nivel de educación superior” (p. 68), y sus primeras experiencias guardan relación con la enseñanza o cursos por correspondencia. Sin embargo, el mayor auge de la educación a distancia ocurrió a mediados del siglo XIX, en las décadas 60 y 70, con la creación de la Open University de Reino Unido y la UNED de España.
A raíz de la gran acogida de esta modalidad en la sociedad actual, la educación a distancia ha variado en cuanto a su denominación y con respecto al uso de medios para la entrega de la oferta académica y la enseñanza. Es así que pueden señalarse los siguientes nombres: enseñanza flexible, educación abierta y a distancia, autoformación, más recientemente educación virtual. Para definirla, se debe tomar en cuenta su denominación, la intención, método y medio de entrega, entre otros aspectos. Sin embargo una definición más o menos general que resalta aspectos en común es aquella que expresa que:
“se trata de una enseñanza mediada por la distancia y fundamentada en el autoaprendizaje. Es decir, una modalidad educativa que no está regida ni por el espacio (no se imparte en un aula concreta), ni por el tiempo (el ritmo de aprendizaje lo estipula cada alumno), constituyéndose como fundamento de su estudio una serie de materiales especialmente diseñados para guiar el autoaprendizaje.” (García Aretio, 2013, p. 172).
La educación a distancia presenta las siguientes características:
- Uso cada vez más prominente de las TIC´s. aunque no es sinónimo de educación virtual.
- La comunicación es asincrónica. Se pospone la respuesta por un corto tiempo. Por ejemplo, una consulta mediante el correo electrónico no se responde inmediatamente.
- El docente y el estudiante no están presentes al mismo tiempo en el mismo lugar. Aunque no niega los encuentros cara a cara.
- El aprendizaje es mediado por los distintos instrumentos como el material instruccional ya sean en físico o en formato electrónico/digital.
- Cuenta con servicios de soporte o apoyo al estudiante como asesoría y orientación.
- Los requisitos para el ingreso son flexible en comparación con las exigencias para el ingreso a la educación universitaria en la modalidad presencial.
- El estudiante es sujeto activo y responsable de su proceso de estudios, planifica el tiempo y espacio que dedicará al mismo, además de organizar la compatibilidad de éste con el resto de sus actividades diarias.
En líneas generales, en la educación a distancia no se omite la relación profesor- alumno sino que se cambia la modalidad y frecuencia porque éste pasa a ser un facilitador del aprendizaje, un creador de situaciones con medios innovadores que permitan al alumno lograr los cambios de conducta y desarrollo de habilidades y destrezas necesarias en su ámbito personal y profesional. (Urbina, 2009).
Hasta aquí se ha presentado de forma sucinta, información sobre los tres elementos que dan origen a este artículo; ahora, vamos a la idea central, la cual se conforma por la relación entre estos tres elementos en la región latinoamericana.
Es importante lo que al respecto señala Escontrela (2010),
“En la Conferencia Mundial de Educación Superior UNESCO 2009, se hizo énfasis, entre otros aspectos, en la necesidad de ofrecer más oportunidades de investigación para el personal académico, buscar áreas de investigación y docencia relacionadas con el bienestar de la población, establecer bases para la ciencia y la tecnología pertinente para el ámbito local y crear asociaciones que reporten beneficios mutuos con las comunidades para facilitar el intercambio de conocimientos apropiados”. (p.97).
De un tiempo para acá, el tema de la función investigativa en los docentes de enseñanza superior o universitaria ha formado parte de los temas destacados en materia educativa; y, en la modalidad a distancia no es diferente, pues esta función es una de las tres que definen el rol de las universidades en conjunto con docencia y extensión.
La investigación es un elemento indispensable en todo el trayecto del ejercicio de la carrera docente, es por ello que en relación con la idea anterior afirma Freire (2016), citado por Escontrela (2010), que “…lo que nada tiene que ver con la investigación es la docencia que está hecha únicamente por medio de discursos verbales” (p.97).
Con ello se quiere resaltar la importancia, en la enseñanza superior, de la función investigativa mediante con la cual se espera que genere nuevos conocimientos. Con esta función, ligada siempre a la docencia, se debe crear conocimiento y no ser meros repetidores del conocimiento ya generado, aunque, la comunicación de los nuevos descubrimientos, conocimientos, tecnologías, deben ser difundidos.
Afirma Escontrela (2010), que para Freire, dentro de los sistemas educativos, especialmente en las universidades, hay una separación entre enseñar el conocimiento ya existente y producir nuevo conocimiento. Esta separación ha desencadenado la distancia entre docencia e investigación.
En la región latinoamericana, en lo que respecta a la modalidad a distancia, la función investigativa, en los últimos años, ha adquirido un destacado lugar en cuanto a la producción de conocimiento. El origen de ello, de acuerdo con García y García (2014), “está asociado a la investigación y la docencia o bien a las actividades académico universitarias de carácter transversal que de igual manera fundamentan los saberes científicos a través de la práctica”. (p.204). En este sentido, las tendencias en materia de investigación en la modalidad es, precisamente, la modalidad.
De acuerdo con García y García (op. cit), la revisión de la literatura en materia de producción científica como fruto de la función investigativa en las instituciones de educación a distancia, muestran estudios y análisis a partir de las publicaciones en revistas científicas, los cuales se orientan hacia profundizar acerca de medios, métodos e innovaciones tecnológicas que pueden ser implementados en la educación a distancia, entre otros temas, como aquellos que se relacionan con la calidad educativa del sistema a distancia, caracterización del alumnado, servicios de apoyo.
Esta tendencia de revertir la función investigativa sobre la misma modalidad, ha permitido conocer la diversidad de modelos de educación a distancia que se manifiestan en la región latinoamericana (así como en otras latitudes), lo cual representa un amplio panorama donde varían los niveles de incorporación de los componentes virtuales y presenciales. Esto permite, al mismo tiempo, expresar la diversidad de relaciones entre los componentes tecnológicos y los componentes docentes (Lupion y Rema, 2010).
En otro orden de ideas, la producción científica también guarda relación con la naturaleza de las carreras que se oferten en los sistemas a distancias; sin embargo, se refleja con frecuencia la relación que pueda existir entre algún aspecto de la carrera y la manera de ser enseñado o abordado desde la formación.
En líneas generales, la función investigativa de los docentes de educación universitaria en la modalidad a distancia, sigue la misma finalidad que en los sistemas presenciales: generación de conocimiento. Sin embargo, lo ideal es orientar dicha producción a resolver problemas sociales aunque ello signifique que se aborden otras cuestiones distintas al proceso educativo. Al respecto, comenta Escontrela (2009):
Se está configurando toda una visión emergente de la investigación que concibe la producción de conocimiento como un proceso que debe responder, no solo a los fines de la universidad, sino también a las necesidades del cuerpo social en el cual está inserta. Deben generarse espacios que permitan indagar sobre la realidad social y producir conocimiento socialmente válido y fundamentado en un diálogo de saberes que hagan posible el desarrollo de investigaciones con alta pertinencia social. (p. 98).
En este sentido, la función investigativa en los docentes – tanto en la modalidad a distancia como en la presencial-, debe estar casada con la función docencia de manera que el desarrollo de habilidades y destrezas para la investigación cristalicen en un proceso de generación de conocimientos que, a su vez, favorezca el desarrollo de estas habilidades en los estudiantes universitarios. Un ejemplo de ello puede ser la propuesta de Malaver (2003) para la Maestría en Educación Abierta y a Distancia, Universidad Nacional Abierta (Venezuela), dentro del área de incumbencia el adulto en situación de aprendizaje, de la línea Interacción en la educación a distancia y desarrollo de habilidades y destrezas para investigar, la cual surge de la necesidad de sistematizar la actividad de investigación en la maestría.
Esta línea de investigación, aunque vinculada a la educación a distancia, tiene la finalidad de generar un conjunto de conocimientos científicos, organizados y sistemáticos relacionados con las características del estudiante, de profesores y de la interacción entre ellos, como factores que inciden directamente en el desarrollo de habilidades y destrezas para investigar.
Es así como la función investigativa en la educación universitaria o superior, sitúa al docente en una posición activa y comprometida con el desarrollo de destrezas investigativas en sí mismo y en los estudiantes, con miras a resolver cuestiones referidas a la modalidad, al entorno social, el hecho educativo y la región latinoamericana.
Referencias
Escontrela, (2010). ¿Investigación para qué? Algunas claves para construir una agenda de investigación. En: Revista de informe de investigaciones educativas, Vol. XXIV, año 2010. Pag. 95-99.
García Aretio (2013). Educación a distancia; ayer y hoy. Disponible: http://www.quadernsdigitals.net/datos_web/biblioteca/l_1400/enLinea/10.pdf. [Consulta: 2016, septiembre 26].
García, M y García, L. (2014). Líneas de investigación y tendencias de la educación a distancia en América Latina a través de las tesis doctorales. En: Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, Disponible: http://revistas.uned.es/index.php/ried/article/view/11581/11048. [2016, septiembre 13].
Leal O., N. (2009). Líneas de investigación de la Universidad Nacional Abierta en el marco de la Maestría en Educación a Distancia. En: Educación a Distancia en la UNA de Venezuela. Tomo I.
Lupian y Rama (2010). La educación superior a distancia en América Latina y el Caribe. Realidades y tendencias. Disponible: http://virtualeduca.org/observatorio/oevalc_201_(tendencias).pdf.
Paradisi, A., (2011). Caracterización de algunas dimensiones de la interacción didáctica en la modalidad de educación a distancia. Caso: Universidad Nacional Abierta de Venezuela. Tesis doctoral. Disponible: http://biblio.una.edu.ve/docu.7/bases/marc/texto/t37807.pdf. [Consulta: 2016, septiembre 19].
Urbina (2009). El profesor a distancia en la UNA. Caso: el docente de la carrera ingeniería industrial como generador del conocimiento. Fundamentos y desafíos. En: Educación a Distancia en la UNA de Venezuela. Tomo I.
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