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¿Década desperdiciada?, ¿para quiénes?

Por: Emir Sader

Después de agotar la posibilidad de caracterizar la situación actual de los gobiernos progresistas latinoamericanos como una situación de “fin de ciclo” —en la línea del fin de la historia, del fin de la oposición derecha/izquierda, del fin de las ideologías y demás supuestas capitulaciones—, surge la idea de que estamos ante una década desperdiciada. Nada del otro mundo ha ocurrido; los gobiernos de Lula, de los Kirchner, del Frente Amplio, de Chávez, de Evo Morales, de Rafael Correa, habrían tirado todos ellos por la borda una situación excepcionalmente favorable para la izquierda, lo que beneficiaría el retorno de la derecha.

Parece claro que no estamos ante un “fin de ciclo” dado que no surge nada superador, tanto por la derecha como por la izquierda. Más bien al contrario; ya sea en Brasil, Argentina o en el resto de países, lo que emerge son procesos de restauración conservadora, de retorno al viejo neoliberalismo de los 90.

Es por esto que se hace necesario intentar descalificar a los gobiernos que han traído a Latinoamérica avances nunca vistos, para lo cual se lanza la idea de que estamos ante una década desperdiciada. Como si las condiciones hubieran sido las mejores posibles y no se hubieran aprovechado. Hablamos de gobiernos que surgieron a contramano de la notable corriente neoliberal que imperaba a nivel global y que, por cierto, todavía subsiste, pese a la profunda crisis internacional del capitalismo. Mientras en el mundo aumentan las desigualdades, la miseria, la pobreza, la exclusión social, la expropiación de derechos, en nuestros países se ha avanzado en una dirección exactamente opuesta. Se ha disminuido mucho la desigualdad en el continente más desigual del mundo. Nuestros países han cambiado mucho su fisionomía respecto a la que era antes, a pesar de los retrocesos a nivel global.

Según las voces aisladas de la extrema izquierda, esto solo se ha podido llevar a cabo gracias a los favorables precios de los productos primarios de exportación. Pero el caso es que antes el precio de esos mismo productos también era elevado y nada de esto había ocurrido, y aun cuando dichos precios han caído, los gobiernos progresistas han mantenido sus políticas sociales.

Por tanto, ¿para quién ha sido una oportunidad desperdiciada? Para los pueblos seguro que no, puesto que ha servido para que luchen y conquisten sus derechos, apoyados por gobiernos que los defendían. Quizá se trata de una oportunidad perdida para la extrema izquierda, pues ha sido incapaz de probar sus tesis de siempre debido a que carecen de apoyo popular.

¿Son los gobiernos progresistas los responsables del retorno de la derecha? Entonces por qué la extrema izquierda, que siempre cree tener razón, no ha sido capaz de fortalecerse aprovechando el debilitamiento de dichos gobiernos progresistas? Simplemente porque no tienen ningún arraigo popular, porque sus argumentos no han cuajado en ningún sector popular, no están al frente de ninguna experiencia de gobierno significativa, ya sea a nivel municipal, provincial o nacional.

En definitiva, hablamos de una década desperdiciada para aquellos que no han aprendido que el desafío fundamental de nuestro tiempo es superar el modelo neoliberal, construir una alternativa concreta, fortalecerla, generar un polo latinoamericano y mundial de superación del neoliberalismo. Aquellos que no aprenden de la historia, desperdician sus enseñanzas y siguen repitiendo lo mismo que decían hace décadas. Nunca tendrán la perspectiva de repetirla porque no la protagonizan nunca.

Fuente: http://blogs.publico.es/emir-sader/2016/07/26/decada-desperdiciada-para-quienes/
Fuente de la Imagen: http://www.contrainjerencia.com/wp-content/uploads/2015/03/5507029571139ead5b8b457a.jpg
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Entrevista a Boaventura de Sousa Santos: “Los más poderosos son quienes más salen del juego democrático para después imponerlo a los de abajo”

10 Julio 2016/Fuente: Pagina 12 /Autores: Natalia Aruguete y Bárbara Schijman
En medio del actual proceso de transición regresiva en varios países de la región, como Argentina y Brasil, el reconocido jurista y sociólogo propone continuar con la lucha por la igualdad para impulsar un nuevo ciclo constituyente que haga frente a los intentos destituyentes. Los logros alcanzados en los últimos años y sus límites. Los errores de los gobiernos progresistas.Los logros en el nivel de consumo alcanzados en los últimos años en la región no se han podido sostener en el tiempo. La embestida de los sectores de derecha en distintos países de América Latina, asume el investigador portugués Boaventura de Sousa Santos, pone de manifiesto la “fragilidad” de tales conquistas. Frente al actual proceso de transición regresiva en países como Argentina, Brasil, Ecuador y Venezuela, el reconocido jurista y sociólogo propone continuar con la lucha por la igualdad. No una igualdad clásica, sino una agiornada, que define como “igualdad con diferencias”.

–¿Qué nuevas formas cree que toman las luchas por la igualdad en América Latina?

–Las luchas por la igualdad han sido luchas tradicionales en este continente, ya que es un continente muy desigual. Las desigualdades se han profundizado a lo largo de las últimas décadas, excepto quizás en los últimos 12 o 15 años, dependiendo de los países. Algunos gobiernos, salidos muchas veces de movimientos populares, lograron realizar alguna redistribución social aprovechando el boom de los commodities y el alza de precio de los productos primarios; con eso integraron en el consumo –aunque no en términos de ciudadanía, por lo menos en el consumo–, a millones de personas en el continente. Claro. Se está demostrando que estos logros son frágiles y reversibles. De hecho están siendo ya puestos en cuestión en varios países: Argentina es uno de ellos, Brasil puede ser el próximo, Ecuador también, y Venezuela. Dado que no ha sido un proceso sostenible, la lucha por la igualdad debe continuar. No se trata de una lucha clásica por la igualdad entre clases, sino que se trata de una “igualdad con diferencias”.

–¿En qué sentido “igualdad con diferencias”?

–Desde los años 90, pero sobre todo después de 2000, hay una lucha muy fuerte por el reconocimiento a la diversidad protagonizada, sobre todo, por los movimientos indígenas y afrodescendientes. Ya había obviamente una lucha de las mujeres por la diferencia, por la diversidad, pero estos dos movimientos –el afrodescendiente y el indígena–, tuvieron un impacto enorme sobre todo en algunas de las constituciones, como las de Bolivia y de Ecuador, para mostrar que la igualdad para ser incluyente debe tomar en cuenta las diferentes maneras de pertenecer a una cierta comunidad política que es el Estado. Esos fueron logros. Ahora, en este momento, estamos en un proceso de reversión, de transición regresiva.

–¿A qué se refiere cuando habla de que “asistimos a un nuevo ciclo constituyente”?

–Cuando hablo de procesos constituyentes me refiero a procesos que buscan intentar ver de qué manera se puede abrir otro ciclo una vez que éste está agotado o que se presenta como un proceso destituyente, en la medida en que los derechos conquistados se están destituyendo, a veces a través de cambios constitucionales, otras veces sin cambios constitucionales. Por eso también es que las constituciones se están revelando como un papel mojado y con poca eficacia; ellas, que fueron creadas fundamentalmente para crear la idea de seguridad y que podrían aguantarse momentos cíclicos complicados. Pero no es así. Tenemos un tipo de estado de excepción en el que no hay suspensión de las constituciones, no hay dictadura, todo parece hecho dentro de una normalidad democrática pero el hecho es que la democracia se está espaciando. Por eso el apego a un proceso constituyente es a un nuevo proceso que pueda blindarse en relación a las debilidades del proceso anterior.

–¿A qué atribuye el cambio de signo político de algunos gobiernos de la región?

–Creo que es producto de muchos errores por parte de algunos gobiernos, que en su parte final y producto de la degradación del ánimo político, tenían casi actitudes suicidas. Todos sabemos que quizás la presidenta Dilma Rousseff no fue necesariamente la mejor opción para suceder a Lula.

–¿Por qué lo cree?

–Fue una decisión personal suya postular a una persona que nunca se había presentado a elecciones en ninguna parte. Una buena técnica, pero quizás buena para gobernar en períodos de bonanza y no en períodos de turbulencia. Por eso digo que hubo un casi suicidio. Pienso que los gobiernos progresistas no prestaron la atención necesaria para ganar victorias contundentes. Para eso era necesario mantener una lealtad con los grupos sociales con los cuales trabajaron durante años; lealtad que no mantuvieron. Al final de sus mandatos implementaron políticas casi ofensivas.

–¿Por ejemplo? ¿A cuáles se refiere concretamente?

–Por ejemplo, en el caso de Dilma, el hecho de nombrar para ministra de agricultura a Kátia Abreu, la gran mujer representante de los agronegocios. Y así tantas otras cosas ocurrieron en otros países que hicieron parecer que se estaba traicionando todo lo que se había prometido en la campaña electoral. Fueron muchos errores. La gente no es estúpida. La gente quería esta redistribución, ¿quién no? Solamente la clase media puede ser muy crítica por temor a que se le recorte algún beneficio, pero sigue teniendo su salario, su coche… Pero la gente que estaba muy abajo y que finalmente pudo comer, ir al colegio, ir al supermercado… a esa gente le gustaría poder sostener esa política. El caso es que los gobiernos no fueron lo suficientemente elocuentes para que la gente pudiera advertir que lo que la derecha y los medios de comunicación decían era realmente falso.

–Usted atribuye estos cambios de signo político a la fragilidad de los logros alcanzados en los últimos 15 años. Sin embargo, en algunos países los cambios se dieron por la voluntad popular…

–Es una buena pregunta pero complicada de responder. Estos cambios de transformación y de políticas de redistribución social están siendo eliminados a través de procesos democráticos. Por eso puede decirse que es el pueblo el mayor beneficiario de estas políticas, el que se muestra ingrato y vota en contra. En ese sentido habría varias cosas que decir.

–¿Cómo cuáles?

–Primero, es claro que estos gobiernos progresistas cometieron muchos errores; hay quienes no consideran a estos gobiernos progresistas, yo los sigo denominando así en el sentido de que buscaron una redistribución social en un continente marcado por las desigualdades que venían desde la Colonia. Uno de esos errores fue no aprovechar la gran oportunidad que se les dio para transformar políticamente la sociedad: hacer reformas políticas, reformas del sistema fiscal, de los medios de comunicación, de la economía. Y al contrario, de una manera perezosa, aprovecharon el aumento de los commodities y el alza de precios de las materias primas para permitir, a partir de esto, una redistribución social que era dependiente de los precios. Al mismo tiempo, permitieron a las clases oligárquicas, a los sistemas financieros, a los ricos, enriquecerse como nunca. No aprovecharon la gran aceptación, casi hegemónica, que tuvieron en algún tiempo para transformar la política de manera de poder resistir a una situación más adversa. Por eso es que estas formas de inclusión no fueron realmente formas de inclusión democrática y ciudadana.

–¿Qué tipo de inclusión observa en estos procesos?

–Fueron formas de inclusión por el consumo. En ese sentido, estos nuevos sujetos políticos, que en muchos casos por primera vez podían comer tres veces al día, no fueron invitados a ejercer el control sobre las políticas públicas mediante mecanismos de democracia participativa, tampoco fueron invitados a debatir sobre el servicio que se daba en los hospitales y se quedaron, por así decirlo, como pasivos recipientes de un consumo que ahora les era permitido. Por eso esta inclusión es frágil, por eso permite que esta población que fue realmente beneficiada esté sujeta a influencias que pueden de alguna manera disfrazar y pervertir todo lo que se hizo.

–Puntualmente, ¿a qué influencias se refiere?

–Hay influencias sin las cuales no podemos entender qué está pasando. En primer lugar, la presencia de un fascismo mediático. En mi trabajo he distinguido diferentes formas de fascismo: el fascismo del apartheid social, el fascismo territorial, el fascismo paraestatal, el financiero y, obviamente, el fascismo mediático. El fascismo mediático es aquel que permite a los medios, a través de la concentración mediática, manipular de una manera grosera la realidad y las percepciones de la vida cotidiana, de la vida política, de manera que la gente se sienta traicionada por los que apoyó anteriormente y que piense que los que le dieron una nueva vida a través de la inserción en el consumo son los responsables de la crisis. Eso fue lo que ocurrió a través de una manipulación mediática muy inteligente y poderosa que se hizo en todo el continente.

–¿Qué otros elementos coadyuvaron a este tipo de influencias?

–El segundo factor es la presencia del imperialismo norteamericano. No se puede ocultar más que los errores internos que cometieron los gobiernos progresistas no serían tan graves si no hubiera una fuerza internacional muy fuerte proveniente del imperialismo norteamericano que opera por diferentes mecanismos, que por supuesto ahora no son las dictaduras militares pero que son las presiones del sistema financiero internacional y la financiación de organizaciones democráticas en varios países que son democráticos desde la fachada pero que aplican condiciones hostiles a los gobiernos progresistas. Sin ir más lejos, en Brasil está absolutamente documentada la presencia de los hermanos Koch, muy conocidos en Estados Unidos por ser de los más ricos y de los que más promueven políticas de derecha.

–¿En qué consistió el rol de los hermanos Koch en el impeachment llevado a cabo contra Dilma?

–Los Koch Brothers han financiado muchas organizaciones que están hoy en la calle pidiendo el impeachment de Dilma. El imperialismo norteamericano aprovechó los errores cometidos por los gobiernos progresistas para atacar con una violencia sin precedentes. Empezaron por los pequeños países: primero Honduras, luego Paraguay con el golpe parlamentario a Fernando Lugo. Y ahora están intentando con los grandes países: Venezuela, Brasil y Argentina, y debemos decir que lo están haciendo con bastante éxito y que por eso hay que empezar de nuevo.

–¿En qué consiste el “fascismo financiero”?

–Todas las formas de fascismo son formas infra-políticas, no son parte del sistema político, que es democrático, pero condicionan las formas de vida de los que están abajo a través de desigualdades de poder que no son democráticas, que son inmensas y permiten que los grupos que tienen poder casi obtengan un derecho de veto sobre las oportunidades de vida de quienes están más abajo. Si eliminan la escuela pública y la salud pública la gente con bajos recursos podrá enviar a sus hijos a la escuela si es que tiene un amigo o padrino. Ahora, si el padrino no quiere pagar entonces sus hijos ya no irán a la escuela. Es la filantropía: el veto sobre la oportunidad. Es la discrecionalidad, que ocurre de diferentes formas. Por ejemplo, la discrecionalidad de la policía ante los pibes que son negros o que usan gorra. Y que llaman “leyes de convivencia”, pero que no tienen nada de convivencia sino que cuestiona a cualquiera que tenga un comportamiento apenas distinto. Eso es fascismo. Es arbitrariedad. Lo mismo el fascismo del apartheid social. En todas partes hay zonas salvajes de la ciudad y zonas civilizadas, donde existen todos los requisitos de urbanidad, de seguridad y saneamiento básico, y otras zonas donde no hay electricidad, donde el agua está contaminada, etc. Todo esto en un marco de la legalidad. Una discrecionalidad por debajo de los procesos políticos, y por eso digo que vivimos en sociedades que son políticamente democráticas y socialmente fascistas.

–¿Qué rasgos distintivos encuentra en el fascismo financiero?

–El fascismo financiero tiene una característica especial: permite salir del juego democrático para tener más poder sobre el juego democrático. O sea, alguien con muchísimo dinero puede ponerlo en un paraíso fiscal. De este modo sale del juego democrático de los impuestos, pero al salir se queda con más dinero y más poder para poder influenciar el juego democrático y además darles consejos a los ciudadanos de que no deben gastar tanto, que están viviendo por encima de sus posibilidad, que el Estado está gastando más en salud, por supuesto, porque el Estado no está siendo financiado con los impuestos que podría recibir si esta plata estuviera en el país. Se crea una corrupción de la democracia a través de la cual hay dos reglas: los que huyen de las reglas democráticas son los que se quedan con más poder para imponer las reglas democráticas a los otros. Esa es la perversidad del fascismo financiero. Claro que también tiene otras formas como las “agencias de rating” y la especulación.

–¿Qué hay del fascismo político?

–Justamente, el problema radica en ver hasta cuándo se mantiene como fascismo social y cuándo se transforma en fascismo político. Porque hasta ahora, políticamente, las sociedades son democráticas. Hay libertad de expresión, relativa pero existe. Hay elecciones libres, por así decirlo, con toda la manipulación. Hay un mínimo de credibilidad democrática, pero los asuntos de los que depende la vida de la gente están cada vez más sustraídos al juego democrático y los más poderosos son quienes más salen de ese juego democrático para después imponerlo a los que están abajo. Esto a mi juicio es la situación en la que estamos y donde surge la necesidad de un otro proceso constituyente.

–El acceso al saber también es desigual. ¿Se puede hablar de un fascismo del conocimiento?

–Lo que diría es que estamos asistiendo a la mercantilización del conocimiento. Durante mucho tiempo el conocimiento científico valió por su rigor y por la curiosidad de los cientistas que se decidieron a investigar un tema y que llegaban a conclusiones útiles para los países. Hoy ya no es así. El valor del conocimiento es un valor de mercado: el conocimiento contribuye a la innovación, genera patentes. Las universidades están ante una presión enorme por generar recetas propias del conocimiento. Se mercantiliza el conocimiento y por eso las propias universidades están cada vez forzadas a funcionar como corporaciones mercantiles, como empresas, los profesores como proletarios que producen para revistas de impacto, y los estudiantes como consumidores. Hay una mercantilización general del conocimiento y es esto que ha dado impulso al trabajo que me domina hoy sobre las “epistemologías del sur”: intentar llevar a cabo una lucha radical en todo el conocimiento. Por eso trabajo tanto con los movimientos sociales, para mostrar que el conocimiento científico es importante y no se puede demonizar, que la ciencia demuestra que los transgénicos o los insecticidas contaminan el agua y destruyen la vida, que debemos usar esa ciencia, pero tener en cuenta que esa ciencia no es la única válida. En este sentido es necesario descolonizar el saber para poder democratizar la sociedad, despatriarcalizarla y desmercantilizarla.

–¿Es posible aplicar su concepto de “apartheid social” a las políticas segregacionistas hacia los refugiados que se despliegan en varios países europeos?

–Toda la razón en mencionar a Europa, que está bajo la misma presión. Los refugiados son un caso extremo de una política de exclusión, pero lo más significativo es todo el sistema de fascismo financiero, disciplinario, que se aplicó en Grecia, Portugal, España, y que se está aplicando en otros países para intentar exigir que todos los países sigan la misma línea conservadora, de privatización, de liberalización, de destrucción de servicios públicos como salud y educación, de privatización de los servicios que son rentables para el capital. Europa puede hoy con menos arrogancia reconocer y entender mejor lo que pasa en América Latina.

–¿Por qué?

–Porque durante mucho tiempo pensó que ciertas situaciones sólo sucedían en países menos desarrollados, pero hoy Europa está pasando por un proceso de subdesarrollo: algunos países que estaban más desarrollados ahora están siendo subdesarrollados (el caso de Grecia es muy dramático y, desde el año 2000, el caso de Portugal también). Portugal es el único país de la Unión Europea que tiene un gobierno de izquierda que puede ser destruido en cualquier momento por Bruselas porque no está muy interesada en gobiernos de izquierda. Pero es una lucha cada vez más común entre países latinoamericanos y europeos.

–¿Cuál es su mirada hacia los partidos de izquierda?

–Creo que es necesario que redefinamos qué son las izquierdas y cuál es su forma política. Primero, no se puede decir que las izquierdas no aprendan. Voy a dar el ejemplo de la izquierda portuguesa. Durante mucho tiempo los comunistas pensaron que jamás podrían aliarse a los socialistas porque los consideraban de derecha. Ante la posibilidad de que una derecha siguiera gobernando Portugal por cuatro años más decidieron unirse al partido socialista.

–¿Por qué las izquierdas tienden a la fragmentación?

–El problema es que la izquierda partidaria hizo lo que yo llamo “una sociología de ausencias”. Invisibilizó todo lo que no se designaba como izquierda y que no tenía la forma de partido. Por eso lo que falta, a mi juicio, es juntar estas diferentes dinámicas y, para eso, es necesario que las izquierdas abandonen la idea de que los partidos son la única forma de representación política. Los partidos tienen que pasar por una refundación donde la democracia participativa sea constitutiva de la formulación de las políticas, de los partidos, y de las elecciones de los candidatos.

 

Fuente de la entrevista: http://www.pagina12.com.ar/diario/dialogos/21-303326-2016-07-04.html

Fuente de la imagen: http://www.pagina12.com.ar/fotos/20160704/notas/na17fo01.jpg

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Bolivia: García Linera: «El tiempo histórico está de nuestro lado»

América del Sur /Bolivia/julio de 2016/Gente

Por Jorge Giordano
El vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, realizó una fuerte autocrítica sobre los gobiernos progresistas de la región en el lanzamiento de la Fundación Germán Abdala.
El vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera, participó de una exposición sobre «Restauración conservadora y nuevas resistencias en Latinoamérica» en el marco del lanzamiento de la Fundación Germán Abdala, una iniciativa conjunta de ATE Capital y UTE Capital. El evento se realizó en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y contó con la participación del sociólogo y politólogo brasileño Emir Sader y el filósofo y politólogo Eduardo Rinesi.
García Linera comenzó aclarando que «no estamos en un buen momento, claro. Tampoco es un momento terrible. Es un momento de inflexión histórica. Después de diez años de intenso avance de gobiernos progresistas y revolucionarios se ha detenido, y en algunos casos retrocedido. Hay que hacer un análisis de plaza: las fuerzas y el escenario real, sin ocultar nada.»
Si bien consideró que existe «un ataque contra la década dorada, virtuosa de América Latina, de doce o trece años en que el continente ha vivido los momentos de mayor autonomía y soberanía desde la fundación de sus estados», centró su exposición en el análisis y la autocrítica de los procesos progresistas latinoamericanos. «La derecha siempre buscará sabotear estos procesos populares, tenemos que evaluar nuestros límites y tropiezos», agregó.
El vicepresidente boliviano puntualizó seis límites de estos procesos latinoamericanos:
«1. Contradicciones al interior de la economía, como si le hubiésemos dado poca importancia. Cuando uno es opositor importa más el discurso, tener ideas y propuestas de economía más o menos creíbles. Cuando uno se vuelve estado, la economía se vuelve lo decisivo. Es la base de cualquier proceso revolucionario. Cuidar la economía y ampliar procesos de redistribución y crecimiento. Las mismas preocupaciones tenía Lenin. En la posguerra se ocupa de la gestión económica. La economía social y comunitaria sólo podía surgir en un contexto internacional, mientras tanto había que resistir con el poder político en manos de los trabajadores revolucionarios. En la economía nos jugamos nuestro destino. Si no hay satisfactorios básicos, ningún discurso sirve, por muy esperanzador que sea.
«2. En economía, algunos de los gobiernos han adoptado medidas que han afectado al bloque revolucionario, potenciando al bloque conservador. Gobernar para todos no significa entregar los recursos o tomar decisiones que debiliten tu base social, que serán los únicos que saldrán a la calle cuando las cosas se pongan difíciles.
Debemos tener una opción preferencial por los trabajadores y humildes. La derecha nunca es leal, no se puede hacer políticas intentando ganar su favor.
Los empresarios nunca estarán de nuestro lado, cuando a los sectores populares los ven débiles no dudan en clavarles un puñal. Podemos neutralizarlos.
Desde una ultra izquierda critican no avanzar con el fin del capitalismo. Tontos. No es un tema de decretar el fin de mercado, el mercado va a seguir estando aunque decretemos su fin. Ningún país puede volverse autárquico. La revolución es continental o mundial, o caricatura de revolución.
El poder político duradero viene acompañado por el poder económico de los sectores revolucionarios. El Estado no puede sustituir a los trabajadores. Tarde o temprano debe disolver el poder económico en los sectores subalternos. Así se pasará de posneoliberalismo a poscapitalismo.
«3. Enfrentamos la redistribución de la riqueza sin politización social. Llevamos a cabo una ampliación de sectores medios, pero si esto no se acompaña con politización, no ganamos la lucha de sentido. Esa clase media será portadora del viejo sentido común conservador.
No es un tema de discurso sino de nuestros fundamentos íntimos. En este sentido lo ideológico se vuelve decisivo. Es necesaria una profunda revolución cultural de las lógicas con las que organizamos nuestro mundo. Debemos llevar los espasmos democráticos a un nivel más profundo. Ahí estamos atrasados y la derecha ha tomado la iniciativa. Debemos retomar la iniciativa en las universidades, los medios de comunicación, las redes sociales. Es en el trabajo cotidiano en la base donde uno gesta sentido común. Cuando hay un vacío dirigencial, lo llena la derecha. Por eso es tan importante un buen diputado como un buen dirigente barrial o estudiantil.
«4. Hubo una débil reforma moral. La corrupción es un cáncer que corroe la sociedad hace décadas. La derecha lo hizo de manera institucionalizada, privatizando y haciendo sus fortunas con el Estado. Así como damos ejemplo de restituir los bienes públicos, en nuestro comportamiento nunca debemos abandonar la humildad, austeridad y transparencia. Hay que demostrar con la vida cotidiana lo que uno propugna. No podemos separar lo que hacemos de lo que decimos.
«5. Algo que es particular de Latinoamérica, la continuidad de los liderazgos democráticos. Hay que convivir con el adversario vencido. Es parte de la democracia. Las constituciones tienen límites. Este es un tema nuevo por el que los revolucionarios no se preocuparon, no era necesario. Nos dicen que los populistas son caudillistas. Las revoluciones no las hacen las instituciones. No hay revolución verdadera sin líderes ni caudillos. No tengo la fórmula para resolver este problema. Quizás sea la importancia de trabajar liderazgos colectivos. Debe ser resuelto en el debate político para que los procesos no se trunquen.
«6. La débil integración económica continental. Políticamente hemos avanzado mucho, los bolivianos agradecemos esa solidaridad. Pero cada país ve su mercado, al ver otros mercados vemos limitaciones. Creo firmemente que Latinoamérica debe constituirse en un estado continental plurinacional que respete las estructuras locales con un segundo piso de instituciones financieras económicas y comerciales continentales. Unidos vamos a poder pisar fuerte en el siglo XXI.»
Más adelante en su exposición, García Linera se refirió al futuro de los procesos revolucionarios y progresistas del continente: «la derecha aprovecha estas debilidades. No debemos asustarnos ni ser pesimistas. Marx hablaba de la revolución como un proceso por oleadas. Cada una avanza más allá. Creo que estamos al fin de la primera oleada, y viene un repliegue. No sabemos cuánto durará. Pero habrá una segunda oleada, debemos prepararnos pensando qué hicimos mal en la primera. Esta segunda oleada tendrá un soporte que no cederemos: Cuba, Bolivia, Ecuador y Venezuela firmes.»
También señaló que «tocan tiempos difíciles, pero los revolucionarios vivimos de estos tiempos. ¿Acaso no somos los perseguidos, torturados y marginados? La lucha desde abajo dio paso a la década dorada. Traemos en el cuerpo las huellas de luchas y heridas de los ’80 y ’90. Si vienen esos tiempos, bienvenidos. Para eso está el revolucionario. Vencer, caer y levantarse hasta que se acabe la vida. Ese es nuestro destino.»
García Linera concluyó destacando: «tenemos algo que cuenta a nuestro favor. El tiempo histórico está de nuestro lado. Ellos no tienen proyecto de superación. Se anidan en los errores y envidias de lo pasado, son restauradores. Ya sabemos lo que hicieron ellos en el pasado convirtiendo los países en países miserables. Ellos son zombies, muertos vivientes. Nosotros somos el futuro, la esperanza. En diez años hicimos lo que no pudieron en cien años. Reconstruimos la patria y la sociedad civil. Hay que ser muy cuidadosos. Acumular fuerzas, saber que cuando uno pierde una batalla el enemigo se potencia. Saber calcular bien y poder obtener legitimidad. Preparémosnos por si dura uno o cuatro años esta batalla. Soportamos más de veinte años. Nosotros somos los abanderados del cambio, la derecha es abanderada del pasado. El continente está en movimiento.»

Fuente: http://www.radiolaprimerisima.com/articulos/6501

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Elecciones 2016: ¿Qué propone la izquierda peruana en materia de políticas educativas?

ver goyo
Hans Mejía Guerrero
De todos los candidatos inscritos (19) en el Jurado Nacional de Elecciones, tres representan a las fuerzas de la izquierda peruana: Verónica Mendoza, del Frente Frente Amplio por justicia, vida y libertad ; Gregorio Santos, de Democracia Directa y Vladimir Cerrón de Perú Libertario; mientras que los 17 restantes, representan a la variopinta derecha neoliberal peruana. Considerando que Vladimir Cerrón ya no está en carrera, el presente resumen busca presentar las propuestas educativas de las fuerzas de izquierda que continúan en la contienda electoral: Frente Amplio y Democracia Directa, para que la opinión pública y sobre todo los maestros y maestras de toda la patria conozcan a detalle las mismas y puedan sacar sus conclusiones antes de emitir su voto.
 
A. LECTURA DE LA CRISIS EDUCATIVA
En relación a la lectura de la realidad educativa peruana, se evidencia que el Frente Amplio por justicia, vida y libertad y el Partido Democracia Directa presentan lecturas totalmente distintas sobre como se manifiesta la crisis educativa en el Perú.
Según el Frente Amplio por justicia, vida y libertad[1], esta crisis se manifiesta en:
  •  una educación rural, de pueblos originarios y de pueblos de frontera con graves carencias;
  • un magisterio que se encuentran bajo el régimen de la Ley de Reforma Magisterial, que mantiene un piso salarial indigno, profundiza la precarización docente al incrementar el porcentaje de contratados, así como de la inexistencia de un mecanismo descentralizado de formación continua y de evaluación docente;
  • una política curricular errática, tecnocrática y predominantemente monocultural, patriarcal y bancaria;
  • una Ley de Reforma Universitaria que, si bien se orienta a garantizar la calidad en la formación profesional, esta no garantiza las condiciones para un fortalecimiento de la universidad pública que articule formación profesional con creación de conocimiento para el desarrollo nacional y regional; y,
  • por la implementación de la LGE y del PEN que ha mantenido un modelo (neoliberal) que viene de los años 90’ (Frente Amplio, 2016: 4-7).
 
Mientras, que el partido Democracia Directa[2], considera que esta crisis se manifiesta en que aún se mantiene en niveles altos las cinco brechas principales de la educación:
  • acceso (especialmente educación inicial, secundaria y tecnológica productiva);
  • logros de aprendizaje;
  • infraestructura y equipamiento;
  • de gestión territorial de los servicios; y,
  • de altas tasas de analfabetismo.

B. PROPUESTA EN MATERIA DE POLÍTICAS EDUCATIVAS
Frente a la crisis educativa, el Frente Amplio por justicia, vida y libertad[1] propone cinco ejes de políticas educativas para la gestión gubernamental 2016-2021: a) Creación del Sistema Nacional de Educación Rural, de Pueblos Originarios y de Frontera que permitan en el quinquenio 16-21 lograr una educación básica, con cobertura plena, y avances significativos en calidad, equidad y pertinencia; b) Revisión y ajuste de la LRM para garantizar un conjunto de derechos y condiciones laborales para el magisterio en el servicio público y privado; c) Política curricular que exprese la diversidad de actores y contextos, y las apuestas ciudadanas de bien común, justicia ambiental, interculturalidad y equidad de género; d) Política unificada de educación superior que articule la formación profesional con la creación de conocimiento y la innovación tecnológica para el desarrollo de las regiones y de cara a la biodiversidad del país, y que integre las rutas tecnológica y universitaria; y, e) Planificación y organización del sector educación en todos sus niveles de gestión, renovando su modelo institucional y garantizando una administración equitativa de los recursos financieros en función de un principio de justicia educativa y derecho de todos y todas a la educación. (Frente Amplio, 2016: 4-7)
A esta propuesta, el 19 de marzo del presente año, la Comisión de Educación del Frente Amplio, en cabezada por la profesora Maria Teresa Tovar Samanez, presentó una síntesis que amplía la propuesta. Entre los ejes y las medidas del Plan de Educación 2016-2012, que expresa la reforma educativa intercultural, democrática, descentralista, con equidad de género e inclusiva que propone el Frente Amplio al país, tenemos:
  • Una educación con justicia para una sociedad justa: prioridad a la primera infancia; incremento del presupuesto de manera sostenida, se amplíe las escuelas públicas de jornada completa; y una educación sin corrupción;
  • Una educación que cierre brechas de desigualdad: fortalecimiento de la educación intercultural y las escuelas interculturales y bilingües, con el doble de inversión actual; cierre de brecha rural urbana; una educación sexual integral con enfoque de igualdad género; inclusión plena de estudiantes con discapacidad. 100,000; el fortalecimiento de la política nacional de educación ambiental; todos los maestros y maestras del país tendrán una formación para la diversidad; c) Buenas escuelas. Vamos a fortalecer la educación pública gratuita y de calidad: 7 millones de niños y niñas tendrán instituciones educativas públicas de alta calidad; 3 millones de familias tendrán una educación GRATUITA de calidad; Diseño curricular general que supere la visión tecnocrática y nos dé sentido de país, estableciendo un acuerdo nacional en torno a los aprendizajes fundamentales para la vida;
  • Mejores maestros/as para la educación peruana. Maestros respetados y bien remunerados: incremento del piso salarial con carácter de urgencia, todos y todas nuestras docentes estarán nombradas en plazas orgánicas; para ser maestro se requerirá mayor puntaje porque será una profesión de mucho valor y tendrá formación de excelencia; cambios en la carrera pública: ajustaremos el número de escalas y los mecanismos de ascenso y defensa de las evaluaciones en base a trabajo docente realizado en el aula; vamos a hacer el cambio educativo de la mano con los maestros, convocándolos y considerando su opinión;
  • Invertir más y mejor en la educación pública: 6% del PBI para educación en los próximos 3 años; canalizaremos hacia educación recursos recuperados de la corrupción y desde una reforma tributaria con justicia fiscal que grave a los más poderosos y elimine exoneraciones tributarias injustas; un componente fuerte de esta inversión será al “gasto corriente”; shock de infraestructura y equipamiento en base a prioridades establecidas en diálogo con entre sede central y regiones; fin a las normativas que permiten el lucro en la educación, comenzando por el DL 882 e incluyendo el cambio de la Constitución de 1992;
  • Descentralizar la gestión poniéndola en manos de la gente y dando recursos suficientes: fortalecimiento de la autonomía de la escuela pública; fondo con recursos den canon para financiar de manera equitativa los proyectos de las diversas regiones; gobiernos regionales con funciones financiadas que dispongan de presupuesto para las prioridades de sus proyectos educativos regionales; proyectos curriculares en las regiones y las escuelas; consultas y participación desde la escuela, la red, en los municipios, gobiernos regionales y hasta el nivel nacional;
  • Educación superior garantizada: 1 millón y medio de jóvenes tendrán acceso a una educación superior pública, gratuita y de calidad; fortalecimiento de los organismos encargados de velar por la calidad de la educación superior; rango universitario a las Escuelas de Arte; política unificada de educación superior que articule la formación profesional con la creación de conocimiento y la innovación tecnológica para el desarrollo de las regiones y de cara a la biodiversidad del país, y que integre las rutas tecnológica y universitaria; homologación efectiva de las remuneraciones de los docentes universitarios con el poder judicial; creación de un Ministerio de Innovación, Ciencia y Tecnología; incremento de la inversión del estado peruano en Ciencia y Tecnología al 0.5% del PBI; Fondo Nacional para la Producción Académica y Científica (FONPAC) y Fondo Nacional para la Investigación de Tecnologías Adecuadas;
  • Por una a sociedad educadora de la ciudadanía: fortalecimiento de los vínculos entre sector educación y la acción educativa autónoma de las comunidades, organizaciones populares, asociaciones de pueblos originarios, gremios y gobiernos locales; y, Programa intersectorial de ciudades y comunidades educadoras, fortaleciendo la capacidad de gestión educativa de los gobiernos locales, y con una política de apoyo a los proyectos educativos de iniciativa de la sociedad organizada.
 
En relación a las propuestas del partido Democracia Directa[3], se identifican las de las siguientes medidas:
  • Continuación del programa de cierre de brechas de acceso, mediante la creación de instituciones educativas y nombramiento de personal docente y administrativo calificado y con procesos de evaluación de desempeño y capacitación continua,
  • Alinear el plan educativo nacional, con las necesidades productivas de la región y el país; equipando los colegios con equipamiento que permita un adecuado desarrollo de capacidades productivas y de afirmación del conocimiento;
  • Revalorización docente e incremento de los indicadores de mejora en logros de aprendizaje, en comprensión lectora y comprensión matemáticas, así como en las áreas de ciencia y ambiente y ciudadanía, implementando un modelo pedagógico nacional. Implementación de un programa nacional de construcción y equipamiento de instituciones educativas, recreativas y culturales;
  • Impulso de un sistema educativo de gestión territorial que promueva la articulación intergubernamental e intersectorial y acerque la administración a las instituciones a la comunidad y las familias.
  • Elaboración y ejecución de un programa de alfabetización para reducir la brecha hasta la completa eliminación de las diferentes formas de analfabetismo. (Democracia Directa; 2016:14).

FUENTE:
[1] Frente Amplio (2016). Resumen del Plan de Gobierno del Frente Amplio por justicia, vida y libertad. Recuperado el 29 de marzo de 2016, desde: http://www.votoinformado.pe/voto/plan-de-gobierno-candidato.aspx?p=3iz9wlxoUauNn0QrROG6mg==
[2] Democracia Directa (2016).Resumen del Plan de Gobierno del Partido Democracia Directa. Recuperado el 29 de marzo de 2016, desde: http://www.votoinformado.pe/voto/plan-de-gobierno-candidato.aspx?p=aV+JfryhX5d22EC5JQFLFA==
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